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San Fernando: la historia detrás del éxito de la buena familia

San Fernando es la avícola más importante del Perú, pero no muchos conocen la historia detrás
del éxito de esta reconocida empresa y su fundador, un inmigrante japonés que perdió todo al ser
deportado a EEUU y aun así volvió a apostar por sus sueños en este país.

Al pensar en la cena navideña, ¿qué es una de las primeras cosas que se te viene a la mente? Para
los peruanos es inevitable pensar en el pavo de Nochebuena y este tiene un sinónimo casi
inmediato: San Fernando. Gracias al trabajo arduo y constante, lo que empezó como una empresa
familiar se ha convertido hoy en día en la principal avícola peruana, con cerca de 5,000
trabajadores, cien granjas integradas y dos plantas de beneficio con producción de dos mil pollos
por hora. ¿Cómo lo consiguieron?

En 1927 llegó al Perú Julio Ikeda, joven japonés que enrumbó hacia nuestro país en busca de
oportunidades, convencido de que aquí encontraría a su gallina de los huevos de oro. En un inicio
trabajó como agricultor y luego se dedicó a la producción de sillau, el cual distribuía entre la
colonia japonesa del norte chico. Pero en 1944, su sueño de la empresa propia comenzó a decaer
cuando fue detenido y deportado a EEUU durante la Segunda Guerra Mundial.

Terminada la guerra, a Julio le dieron tres opciones: quedarse en Estados Unidos, regresar al Perú
o ir a Japón. A pesar de que había perdido todo en el Perú, Ikeda decidió regresar junto a su
esposa Rosa Matsukawa y sus dos pequeños hijos, una apuesta llena de riesgos.

De regreso en el Perú, la familia Ikeda tuvo que hacer frente a la dura realidad de no contar con
absolutamente nada. Incluso tuvieron que hospedarse en cada de un familiar mientras don Julio se
preguntaba cómo lograría mantener a su familia, sobre todo porque durante aquellos no había
muchas opciones de trabajo para japoneses afincados en estas tierras: podrían ser peluqueros,
tener un bazar, un restaurante o ser granjeros.

Fue recién en 1948 cuando el patriarca de los Ikeda se encuentra con un primo que le propone
criar aves y lo ayuda a empezar con 35 patas madres y 4 patos machos reproductores en un
terreno de la actual avenida Tomás Marsano, donde construyeron una pequeña casa de adobe. De
los patos pasaron a las gallinas y la producción de huevos, los cuáles repartían por bodegas y
mercados de San Isidro y La Parada.

Ya más conocedor del mercado, en 1963 Julio Ikeda decidió apostar por adquirir 468 pollitos luego
de darse cuenta de una nueva moda culinaria en el mercado peruano: el pollo a la brasa. Pasaron a
tener mil pollos, luego 2000, después 3000. Tuvieron que buscar un terreno en Lurín para seguir
creciendo, pero 1968 una crisis de precios y una peste desplumaron su pequeña empresa.

Con la garantía de su buen trabajo un amigo le vendió 4000 pollitos a crédito. Dos años después,
los Ikeda tenían 8000 pollos en sus tres galpones. Para ese momento, los cuatro hijos de la familia
Ikeda participaban del negocio: Alberto había construido el último galpón en Chincha, mientras
Máximo y Fernando se dedicaban a la producción y Julio a la comercialización.

En 1972 los Ikeda deciden ponerle un nombre a su marca y optan por San Fernando, quizás en
honor del menor de los hermanos. Para ese momento, la producción de la empresa llegaba ya a
8000 pollos semanales. Pero aún debían enfrentarse a una importante competencia en el mercado
ya que había muchos más granjeros ofreciendo lo mismo que ellos.

Recorrido por la granja pollos de San Fernando en Chancay. Fotografía: Miguel Bellido/El Comercio
Perú.

¿Cómo lograron convertirse en la marca número uno? La empresa conversó con otros granjeros y
les compraba su producción de pollos, asegurándose así que no hubiera un sólo día en que no
salieran aves de la tienda de San Fernando. A bordo de camionetas y camiones los Ikeda iban por
Chorrillos, Cañete, Puente Piedra y otros lugares para comprar pollos y venderlos con su marca.
Una idea totalmente innovadora en el mercado peruano.

Pero su éxito es el reflejo del trabajo constante. Por ejemplo, en los años setenta tuvieron que
enfrentar un momento problemático cuando Nicolini se convirtió en la productora de pollo más
grande del mercado aprovechando que ellos eran los mayores productores del alimento para esas
aves. ¿Cómo sortear este problema? Julio hijo decidió aprovechar un terreno que poseía en Lurín y
le propuso a su hermano Alberto construir un molino para obtener su propio alimento. En vez de
quejarse ante las adversidades, la familia Ikeda ha sabido siempre dar con la solución adecuada.

Analicemos:

Realizar el Análisis del Microambiente. Las 5 Fuerzas de Porter aplicada a San Fernando.

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