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La fascinante historia de las palabras –608–

BARROCO
Si se topa con un altar saturado de curvaturas y adornos, sin dejar espacios
vacíos ni líneas rectas, y si la pintura central está llena de claroscuros y figuras en
movimiento, se trata muy probablemente de un altar barroco. Este estilo
arquitectónico (pictórico y musical) comenzó a usarse en Italia a finales del siglo
XVI como reacción a la austeridad de la Reforma Protestante. Era, pues, un
símbolo católico, promovido muy en especial por la Compañía de Jesús.
Pero la palabra barroco no proviene del italiano sino de un adjetivo francés. Los
parisinos del siglo XVII utilizaban la palabra ‘baroque’ en el sentido de
extravagante y exuberante; un siglo después comenzaron a usarla para ‘burlarse’
de este estilo arquitectónico. Es decir, la palabra nació cuando el estilo estaba
agonizando, pues la moda a mediados del siglo XIX ya era el Neoclasicismo.
El Diccionario de la Academia (1925) explica: “Dícese del estilo de
ornamentación arquitectónica caracterizado por el abuso de volutas, roleos y
otros adornos en que predomina la línea curva. Por extensión, se aplica también
a las obras de pintura y escultura donde son excesivos el movimiento de las
figuras y el partido de los paños”.

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