You are on page 1of 12

Lo que debes saber sobre la pornografía | Buscando

un placer mayor
Nota del Editor: Hoy lanzamos una serie de 3 artículos donde le
hacemos frente a una epidemia que según algunos estudios afecta
al 68% de hombres cristianos y al 50% de los pastores, la
pornografía. Es nuestra oración que esta serie sea de ayuda y
edificación no solo a hombres sino también a mujeres que estan
batallando con este mal para que de una vez y por todas
encuentren la libertad que está en Jesucristo.

¿El cristiano cree que el sexo es malo? ¡Todo lo contrario! El sexo


es un regalo que Dios nos dio para que disfrutemos de él siguiendo
el diseño y propósito establecido en Su palabra (cp. 1 Timoteo 4:1-
5), pero ennuestro pecado hemos pervertido ese regalo. Por eso
nuestra cultura está llena de pornografía.

La pornografía redefine la sexualidad humana: Degrada al sexo a


un mero acto animal, sin mayor propósito que el uso de personas
para nuestro placer. Dios nos hizo a Su imagen (Génesis 1:27) y
eso nos da dignidad, pero la pornografía cosifica a las personas y
las presenta como productos hechos para nuestra lujuria, de “usar y
tirar” para nuestro placer. Eso es un insulto no sólo al prójimo, sino
principalmente a Dios.

El diablo ha usado la pornografía para arruinar vidas. Ella es


adictiva y ha servido para ahogar a personas en culpa,
improductividad y fracasos en sus relaciones personales, e inclusive
guiarlas a cometer perversiones sexuales. Satanás usa la
pornografía para destruir hogares y hasta ministerios, antes de que
inicien.

La pornografía dice a las mujeres que los hombres sólo piensan en


sexo, y que ellas son realmente libres y poderosas cuando están en
“libertad sexual”. A los hombres, la pornografía les dice que las
mujeres son objetos para el placer fáciles de obtener, que ellas
siempre están sugiriendo cosas sobre sus deseos sexuales y son
infelices al menos que tengan sexo, y que por eso ellas harán
cualquier cosa por tenerlo. A todas las personas, la pornografía les
dice que serán felices si rechazan la voluntad de Dios.
Hay más que podría hablarse sobre la pornografía, pero quiero
enfocarme en tres verdades cruciales que toda persona debe
saber:

1. Ver pornografía es peor de lo que crees.


Nuestro Señor nos guía a entender esto cuando nos dice:

Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio.” Pero yo os


digo que todo el que mire a una mujer para codiciarla ya
cometió adulterio con ella en su corazón. (Mateo 5:27-28)

Adulterar es desobedecer al Dios Santo, bueno y digno de nuestra


adoración (Éxodo 20:14). Es pecar haciendo mal, lo cual es buscar
satisfacción en algo fuera de la voluntad de Dios y así ofenderlo a Él
(cp.Jeremías 2:13). Una vida caracterizada por el adulterio nos hace
merecedores de una eternidad bajo el castigo justo de Dios (1
Corintios 6:9-10). ¡No nos conviene ser adúlteros!

Jesús enseña que ver a una persona para codiciarla, ya es


adulterio. No hay diferencia entre el corazón del que
mira pornografía y el corazón de un hombre que abandona a su
familia, despreciándola para adulterar.

Jesús sigue diciendo:

“Y si tu ojo derecho te es ocasión de pecar, arráncalo y


échalo de ti; porque te es mejor que se pierda uno de tus
miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno”
(Mateo 5:29)

Estas palabras me llevan a tomarme el pecado en serio.

William Hendricksen explica:

Este mandamiento no se puede tomar literalmente, porque aun


cuando la persona literalmente se arranca el ojo derecho,
todavía podría pecar con el ojo izquierdo. Jesús mismo nos ha
proporcionado la clave de su interpretación en Mt. 18:7–9,
donde en una forma un poco diferente repite este
mandamiento. De ese pasaje se desprende claramente que el
ojo y la mano simbolizan y representan las “ocasiones de
tropiezo”, o, si uno lo prefiere, la tentación de hacer lo malo, las
seducciones engañosas. Entonces, el sentido general del
pasaje es éste: “Hay que tomar una acción drástica para
librarse de todo aquello que en el curso natural de los
acontecimientos te tentará a pecar”[1].

Es infinitamente mejor prepararnos para la eternidad con Dios, que


jugar en el ahora con el pecado y sus placeres temporales. Es algo
serio ser expuestos a tentaciones y lanzarnos en ellas. Amar la
pornografía es preferir una eternidad de tormento. Ver pornografía
es peor de lo que creemos.

2. Ver pornografía es síntoma del verdadero problema.


Esto revolucionó por completo mi comprensión de por qué
pecamos.

Nadie me ha enseñado tanto sobre esto como John Piper cuando


habla del salmo 51. En ese salmo, David clama a Dios en
arrepentimiento luego a haber pecado sexualmente. Él le pide al
Señor:

“Hazme oír gozo y alegría; que se regocijen los huesos que has
quebrantado… Restitúyeme el gozo de tu salvación, y
sostenme con un espíritu de poder” (Salmos 51:8,12).

El pastor John Piper señala al respecto:

“¿Por qué [David] no está clamando por limitación sexual? ¿Por


qué no está orando por hombres a quien él pueda rendir
cuentas? ¿Por qué no está orando por ojos protegidos y
pensamientos libres de sexo? En este salmo de confesión y
arrepentimiento luego de esencialmente violar a Betsabé, tú
esperarías que David pidiera por algo así.

La razón es que él sabe que el pecado sexual es un síntoma,


no la enfermedad.

Las personas dan camino al pecado sexual porque no tienen la


plenitud de gozo y alegría en Cristo. Sus espíritus no están
resueltos y firmes y establecidos. Ellos titubean. Ellos son
tentados, y dan camino [al pecado] porque Dios no tiene el
lugar que debería tener en nuestros sentimientos y
pensamientos.
David sabía esto acerca de sí mismo. También es cierto acerca
de nosotros. David está mostrándonos, por la manera en que
ora, cuál es la necesidad real de aquellas que pecan
sexualmente — gozo en Dios”[2].

Las personas realmente felices no sienten necesidad de acudir a lo


que está mal, porque son felices en Dios. Acudir a la pornografía es
un síntoma del problema, no el verdadero problema.

3. La gracia de Dios es más poderosa que la pornografía.


Por nuestro pecado, estamos en deuda ante Dios. Merecemos ser
castigados. Si Él nos perdonara sin que la deuda fuese pagada,
como si el pecado fuese insignificante cuando en realidad es una
ofensa ante la gloria infinita de Dios, Él traicionaría Su propia gloria.

Pero Dios en Su misericordia se propuso salvarnos para alabanza


de Su gracia (Efesios 1:6-7) sin pasar por alto Su justicia. Él envió a
Su Hijo para que Él pagase lo que sólo Él podía pagar y así nos
hiciera Suyos (2 Corintios 5:21, Hechos 20:28).

En Cristo fue descargada toda la ira justa que merecemos. Él murió


como un sustituto por nosotros, de manera que ya no hay castigo
para nosotros y Su justicia es puesta en nuestra cuenta por medio
de la confianza en Él y su obra. Así somos declarados justos ante
Dios (Romanos 3:21-26, 5:1,19).

Pero no sólo somos llamados a abrazar la verdad, quien es Cristo,


en arrepentimiento para ser salvos del infierno futuro, sino también
para ser libres de la esclavitud del pecado en el ahora (Juan
14:6, 8:31-34). Dios nos salva, no para dejarnos en la condición en
la que estábamos, sino para hacernos santos (Efesios 1:4).

Cristo resucitó victorioso para garantizar nuestra justificación, hoy


intercede ante Dios por nosotros y se compadece de nuestras
flaquezas (Romanos 5:24, 8:34, Hebreos 4:15). “Por tanto,
acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que
recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna”
(Hebreos 4:16). ¡Podemos acudir a Él!

Necesitamos a Cristo para ser verdaderamente libres del pecado


sexual. Él tiene poder de sobra para romper la adicción a la
pornografía.
Jesús vino a conquistar la incredulidad y los abismos de falta de
gozo en Dios de nuestros corazones. Tenemos acceso a una
esperanza firme en la lucha contra el deseo de mirar pornografía, y
de eso te hablaré más a fondo la próxima semana.

[1] William Hendricksen, Comentario al Nuevo Testamento: El


Evangelio Según San Mateo (Libros Desafío, 2003), p. 228-229.

[2] John Piper, Why You Give in to Sexual Sin. Consultado: Agosto
de 2015.

Cómo luchar contra el deseo de ver pornografía |


Buscando un placer mayor
Nota del Editor: En esta serie especial de 3 artículos le hacemos
frente a una epidemia que según algunos estudios afecta al 68% de
hombres cristianos y al 50% de los pastores, la pornografía. Es
nuestra oración que esta serie sea de ayuda y edificación no solo a
hombres sino también a mujeres que están batallando con este mal
para que de una vez y por todas encuentren la libertad que está en
Jesucristo.

“Mata el pecado o el pecado te matará a ti” — John Owen.

Ver pornografía es peor de lo que creemos, es un síntoma de un


problema más grande — falta de gozo en Dios —, y la gracia de
Dios es más poderosa que la pornografía. Esas son tres verdades
que toda persona debe saber.

Ahora, demos un paso adelante y hablemos sobre cómo luchar


contra el deseo de ver pornografía. ¿Cómo matas un deseo
pecaminoso? ¿Cómo somos santificados por Dios?

Nos contentamos con demasiado poco


Hay párrafos que te sacuden la mente y te llevan a hacerte
preguntas cruciales. Uno de esos párrafos para mí, ha sido el
siguiente de C. S. Lewis. Lo leí hace un par de años en uno de sus
sermones clásicos y desde entonces ha sido de mucha ayuda
porque me apunta a verdades bíblicas profundas.
“Si en las mentes modernas se esconde la idea de que desear
nuestro propio bien y anhelar de todo corazón disfrutar de él es
algo malo, propongo que esta idea procede de Kant y de los
estoicos, y que no es parte de la fe cristiana. De hecho, si
consideramos las atrevidas promesas de recompensa y la
naturaleza asombrosa de ésta en los Evangelios, parece que
nuestro Señor no piensa que nuestros deseos son demasiados
intensos, sino demasiados débiles. Somos criaturas
indiferentes que jugamos con la bebida, el sexo y la ambición
cuando se nos ofrece un gozo infinito, como un niño ignorante
que quiere continuar haciendo flanes de barro en un tugurio
porque no es capaz de imaginarse lo que significa pasar unas
vacaciones junto al mar. Nos contentamos con demasiado
poco“[1].

Vuelve a leer con más atención. Allí Lewis dice, en otras palabras,
que el problema de los hombres es que somos muy conformistas y
que por eso preferimos el pecado al gozo infinito de conocer a
Dios. ¡Boom!

Me pregunté: ¿Eso es bíblico? ¿Cuáles son las implicaciones de


eso?

La respuesta a la primera pregunta es sí. La respuesta a la


segunda, es que la batalla contra el pecado no consiste
simplemente en alejarse del placer, sino en perseguir activamente
un gozo infinito, mayor y más deseable que el placer que promete
del pecado.

La clave de la lucha efectiva contra la pornografía


El pecado sexual de David se debió a que no tenía gozo en Dios
(Salmos 51:8,12). Eso significa que al momento de pecar, David
estaba creyendo que esto sería mejor que hacer la voluntad de
Dios, conocerlo, estar agradecido ante Él y confiar en sus
promesas.

Pero cuando tenemos nuestra mirada puesta en Dios, todo


cambia…

“Pues su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne


a la vida y a la piedad, mediante el verdadero conocimiento de
aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de
las cuales nos ha concedido sus preciosas y maravillosas
promesas, a fin de que por ellas lleguéis a ser partícipes de la
naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que hay
en el mundo por causa de la concupiscencia” (2 Pedro 1:3-5,
énfasis añadido).

Las promesas de Dios hacen lucir a las promesas del pecado tan
ridículas como realmente son. Cuando tenemos ojos abiertos para
ver las promesas de Dios en Su palabra y conocerlo a Él, mirar
pornografía pierde su atractivo y escapamos de la tentación.
Experimentamos verdadera libertad.

Esto se confirma cuando leemos en Romanos 8:13 que debemos


matar las obras de la carne (el pecado) en nosotros por el Espíritu,
y luego vamos a Efesios 6:17, donde Pablo habla sobre la espada
del Espíritu que estamos llamados a empuñar, y vemos que esa
arma es la Palabra de Dios. Con ella vencemos la tentación.

Por eso el salmista dice: “En mi corazón he guardado tus dichos


para no pecar contra ti” (Salmos 119:11). Somos santificados por la
palabra de Dios (Juan 17:17).

Centrados en el evangelio al pelear contra la pornografía


Por tanto, la lucha contra el deseo de ver pornografía es la lucha
por confiar más en Dios y estar más alegres por tener las promesas
maravillosas de Dios que Cristo obtuvo para nosotros al salvarnos,
atesorando a Cristo como más digno de nuestros sentimientos y
pensamientos que todo lo demás.

John Piper fue de enorme ayuda para mi comprensión de todo esto


que he venido hablando. Él resume:

“¿El poder del pecado es la promesa de los deseos engaños?


Entonces nosotros enfrentaremos promesa con promesa…
Pondremos a las promesas de Dios contra las tuyas [, pecado].
Nada — nada en este mundo— puede sobrepasar en valor,
profundidad, altura y durabilidad a los placeres que Dios
promete… La pelea por gozo es la pelea para ver y creer que
Cristo es más deseable que las promesas del pecado”[2].

¡Jesús es nuestro Salvador! Su obra fue suficiente para salvarnos.


Él es tan valioso que pudo pagar la deuda infinita que teníamos
ante Dios. Cristo vale más que todo lo que este mundo pueda darte.
Conocerlo día a día es más emocionante, satisfactorio y atrapante
que ver pornografía.

Cristo es la verdad, y Él nos habla de que al conocerlo, seremos


libres de la esclavitud del pecado (Juan 14:6; 8:31-34). Él es el
tesoro que nos libera de la esclavitud de todas las otras cosas a
nuestro alcance (cp.Mateo 13:44-45).

La vida cristiana consiste en confiar en Jesús y apreciarlo como


más valioso que todo lo demás, a fin de conocerlo más y más
(Filipenses 3:7-11). Cuanto más lleno esté tu corazón de Cristo,
menos espacio habrá para el pecado.

Adiós pornografía. No hay nada que puedas ofrecerme que yo


realmente necesite. Eres mentirosa y te quiero lejos de mí. Váyanse
ustedes también, deseos lujurioso. Mueran de hambre. No
queremos flanes de barro. Tengo algo mejor. Tengo a Cristo, en
quien está toda la plenitud de Dios (Colosenses 2:9). Quiero tener
un corazón puro para verlo a Él por siempre (Mateo 5:8). En Su
presencia hay plenitud de gozo (Salmos 16:11).

Mi corazón se conmueve al pensar en la gracia de Dios y sus


promesas abrumadoras. Por Su gracia, puedo testificar que llegué a
ser libre de hábitos pecaminosos que me estaban destruyendo,
mientras yo sólo buscaba conocer a Jesús cada día más y más. Él
hizo en mí lo que por mucho tiempo yo traté de hacer y no logré.
Cristo es así de asombroso. Ahora mi hábito favorito es ver su
poder obrando en mi vida y a mi alrededor.

Así se pelea realmente contra el deseo de ver pornografía. Todo


plan de acción contra el pecado debe estar basado en esto, porque
de lo contrario será legalista y estará condenado al fracaso.

La próxima semana hablaremos más sobre eso.

[1] C.S. Lewis, The Weight of Glory (1942).

[2] John Piper, When I Don’t Desire God (Crossway, 2004), posición
1775.

Plan de acción contra la pornografía | Buscando un


placer mayor
“Ser un cristiano es menos acerca de evitar el pecado
cautelosamente y más acerca de hacer la voluntad de Dios
valientemente y activamente” (Frase atribuida a
Dietrich Bonhoeffer).

Tal vez al saber sobre esta serie de artículos esperabas una lista
épica de “10 cosas que debes hacer para nunca más ver
pornografía” o un programa de “12 pasos efectivos para tener
menos pornografía en tu mente”.

Seré honesto: Eso no es exactamente lo que leerás acá.

Una diferencia radical al luchar contra la pornografía


En el mundo hay personas que se han esforzado por abandonar la
pornografía sin acudir a Jesús, y han tenido éxito en lo que
buscaban. Pero todos esos esfuerzos que no son basados en el
evangelio, aunque podrán alejarte de la pornografía, no podrán
librarte del pecado en tu corazón y de la condenación.

Si tu motivación para huir del contenido obsceno no es Dios y Su


gracia revelada en el evangelio, entonces tu motivación es idólatra.
Tus esfuerzos sólo cambiarían deseos pecaminosos por otros
deseos pecaminosos[i] y no atacarías la raíz del problema.

Por eso te he hablado de algo radicalmente distinto: Ya que el


deseo pecaminoso de ver pornografía es síntoma de no tener gozo
en Dios, la clave para hacer morir tal deseo es conocer a Dios
mediante Jesucristo, gracias a Su obra en la cruz, y ver que Sus
promesas son mejores que las del pecado.

Esta no es solo la base de una guerra genuina contra el pecado en


nuestros corazones, sino que también es la garantía de que
tendremos la victoria.

Plan de acción: Hacer la voluntad de Dios.


Por tanto, en la guerra contra el pecado, primero debes admitir que
en tus propias fuerzas no podrás ganar. Debes aceptar que
necesitas a Cristo más de lo que crees. Reconoce tu pecado,
arrepiéntete y deposita tu confianza en Jesús (1 Juan 1:5-10). En
Cristo hay perdón, libertad, salvación, gracia. David testifica de eso
en el Salmo 51 para pecadores como nosotros.
Entonces, todo cambia porque empiezas a ver que debes luchar
contra la pornografía no para ganarte tu salvación, sino porque Dios
ya te ha salvado a través de Cristo, por medio de la fe, y Él te ha
dado promesas magnificas y el deseo de vivir para Su gloria.

Así comienzas a pelear contra tu incredulidad como un pecador


justificado, confiando en que Dios está contigo y guiándote. “El que
no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos
nosotros, ¿cómo no nos concederá también con Él todas las
cosas?” (Romanos 8:32).

Confiando en Dios, empuña la espada del Espíritu: Su Palabra. En


el artículo anterior hablé de su poder santificador. Ella es útil para
equiparte para toda buena obra, lo cual incluye decir no a la
tentación (2 Tim 3:16-17).

Pero recuerda: El reconocer que necesitamos a Dios es algo de


todos los días. No podemos vivir la vida cristiana, y por tanto luchar
contra el pecado, si la oración no es importante para nosotros. “Un
cristiano que no ora es como un conductor de autobús que trata de
empujar solo su autobús para sacarlo de un bache porque no sabe
que Clark Kent está a su lado” [ii].

Necesitamos que Dios purifique nuestra percepción de Su verdad e


incline nuestros corazones a Sus promesas, y podemos orar
pidiendo eso (Salmos 119:18; 36-37). Pide a Dios conforme a Su
Palabra y se te dará (Mat 7:7). De hecho, no tienes hasta ahora
porque no has pedido (Santiago 4:2).

Como puedes ver, el plan para luchar contra el pecado es en


esencia hacer la voluntad de Dios: Vivir en devoción a Él,
reconociendo nuestra necesidad de Él, atesorando y recordando
sus promesas, descansando en Su gracia. Todos los cambios que
necesitamos en nuestras vidas se derivan de esto.

Ese es el plan de acción que te presento.

Sé que tal vez esperabas algo más, pero realmente eso es lo que
necesitas: Hacer la voluntad de Dios. Ocupa tu mente en Él, y
menos espacio tendrá el pecado en tus pensamientos porque
tendrás más gozo al crecer en la fe. Sé activo al obedecer a Dios en
agradecimiento por tu salvación.

Algunas implicaciones bíblicas y consejos prácticos.


 Ya que necesitas recordar la Palabra de Dios, la vida en
comunidad es crucial. Introdúcete en una atmosfera en la que
Su Palabra te rodee y así mantengas presente Sus promesas,
congregándote y haciendo amigos cristianos que te hablen
constantemente la verdad (Hebreos 10:-23-25).

 Empieza a construir amistades Cristo-céntricas con personas


de tu mismo sexo, y empieza a ver las personas del sexo
opuesto como hermanas (o hermanos) a quienes debes
estimar, y ora por eso (cp.1 Timoteo 5:1-2). Abandona el mundo
de las fantasías comenzando amistades sólidas que honren al
Señor.

 Busca a un amigo confiable de tu mismo sexo (puede ser un


pastor o diacono) que ame a Dios, que te pueda aconsejar
hablándote la Biblia constantemente y a quien puedas rendir
cuentas. Los cristianos nos necesitamos unos a otros (1
Corintios 12:12-20).

 Además de confesar tu pecado a tu amigo, si estás casado


debes confesarlo a tu cónyuge. Eso suena terrorífico, pero
debes hacerlo con mucho cuidado y sabiduría, recordando que
Dios nos ha llamado a confesar y pedir perdón (Santiago 5:16).
La confesión abre las puertas a la honestidad, la ayuda y la
restauración.

 Ver pornografía es orgullo y egocentrismo. Servir a otros en


amor es lo opuesto a eso. Comparte lo que vas aprendiendo en
la Biblia. Mira la necesidad a tu alrededor y busca suplirla
olvidándote de ti mismo (1 Juan 3:14-18). Busca ser luz en
donde estés (cp. Filipenses 2:14-16).

 Escribe un diario con reflexiones sobre lo que aprendes en la


Biblia. Asimismo, anota allí las veces y ocasiones en que eres
tentado. Empezarás a notar un patrón de cosas que haces en
esos momentos, y de características de esos instantes (hora,
lugar, etc), y pecados específicos que subyacen en tu deseo de
ver pornografía. Busca en la Biblia promesas específicas contra
esos pecados y cambia los patrones que te exponen a la
tentación, buscando hacer la voluntad de Dios.

Estos son recordatorios de mandatos bíblicos y algunas


sugerencias personales que están conforme a la Biblia. En la
Palabra está cómo debes y necesitas vivir. Sigue eso. ¡No
desperdicies tu vida!

Descansando en Su gracia.
Estoy seguro de que a medida que busques hacer la voluntad de
Dios, verás por Su gracia cambios en la característica y frecuencia
de tu pecado. Aunque probablemente tarde o temprano vuelvas a
pecar, cada día lo odiarás más y desearás más a Dios. Eso es un
avance por el cual darle gracias a Dios, porque significa que hizo un
cambio en tu corazón y continúa obrando.

Es seguro que cuando peques el diablo susurrará a tu oído que


eres un fracaso y que Dios te abandonó, pero puedes contrarrestar
eso abrazando la potente verdad de que nada te separará del amor
de tu Creador (Romanos 8:38-39). Dios terminará lo que empezó en
ti (Filipenses 1:6).

[i] Ejemplos de deseos pecaminosos: El buscar salvación en mis


obras en vez de humillarme ante Dios y creer el evangelio, ser más
productivo para tener más poder social para mí, guardar mi
reputación para que me ego no sea lastimado, etc.

[ii] John Piper, Sed de Dios (Andamio, 2011), p. 168.

You might also like