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Desde el punto de vista artístico, el siglo XX se caracteriza por la velocidad a la que se suceden las diversas tendencias, incluidas

las literarias. Los movimientos son intensos, pero breves en comparación con otros siglos, algunos muy efímeros y, sobre todo, están
muy condicionados por los avatares sociopolíticos e históricos en los que nacen (crisis, guerras mundiales…).
España no es una excepción, pero, además, en nuestro país hay que añadir los acontecimientos particulares que han marcado la
vida y la cultura de los españoles durante el siglo pasado, a saber: la Guerra Civil (1936-1939), la dictadura de Fco. Franco (1939-
1975) y la transición a la democracia hasta la actualidad (1975 hasta nuestros días). Estos tres acontecimientos acotan la realidad
artística de España en el siglo XX.
Desde finales del siglo XIX hasta el comienzo de la Guerra Civil, se suceden en nuestro país estos movimientos artístico-literarios,
que surgen como derivación u oposición al movimiento anterior: Modernismo y Generación del 98, Novecentismo o Generación del
14, Vanguardias y Generación del 27. A esta etapa se la conoce como la Edad de Plata de la literatura española, ya que encontramos
algunos autores y obras muy importantes para la literatura universal.
El género que nos ocupa, el teatro español del siglo XX hasta el estallido de la Guerra Civil, presenta una doble vertiente: por un
lado, el teatro que triunfa, un teatro tradicional, conservador, comercial, ajeno a las nuevas tendencias imperantes en Europa y que
viene a satisfacer el gusto del público burgués, que es el que acude a las representaciones, y, por otro, el teatro que pretende innovar,
que no es reconocido en su momento. Esta polarización produce el empobrecimiento del teatro español, porque el público burgués
acudía a las representaciones con la sola idea de divertirse y rechazaba cualquier obra que le provocara, preocupara o desconcertara
(no le interesaban los problemas sociales o ideológicos ni las aventuras formales). Los críticos teatrales se plegaban a sus gustos. Los
empresarios buscaban el sostenimiento del espectáculo, haciendo concesiones a esos espectadores, y garantizaban así la financiación
de la representación. Los autores se sometían a los deseos de ese público burgués que sustentaba el teatro, convertido así, en un
acto social.

1. TEATRO COMERCIAL: LA COMEDIA BURGUESA.

En él se observan cuatro tendencias:


a) La alta comedia, con Jacinto Benavente, quien tras el fracaso de El nido ajeno, obra crítica en la que analizaba
el oscuro lugar ocupado por la mujer de clase media, escribió otras obras más acordes con el gusto burgués; con el uso de
diálogos elegantes e ingeniosos, escribió comedias burguesas, como Los intereses creados (1907),y dramas rurales, como
La malquerida (1913).

b) El teatro costumbrista, de tramas nada conflictivas y ambientadas en una Andalucía irreal y tópica, de los hermanos
Álvarez Quintero: El patio (1901), Malvaloca (1912).
c) El teatro cómico, de tipos populares, situaciones sociales estereotipadas y lenguaje popular y humorístico, de Carlos
Arniches: El santo de la Isidra.

d) El teatro poético en verso, heredero de los dramas románticos, se caracteriza por su influencia del Modernismoy sus temas
históricos. Destacan Eduardo Marquina, Las hijas del Cid, y los hermanos Machado, con La Lola seva a los puertos (1929).

2. TEATRO INNOVADOR.
Este teatro reacciona contra el convencionalismo realista. No triunfó porque los autores, a veces, escribieron obras
irrepresentables y porque su público era minoritario. Ningún empresario se arriesgaba a montar este tipo de obras. Sus
logros se localizan más en lo literario que en lo escénico. Ramón Mª del Valle- Inclán y Federico García Lorca son los
máximos representantes de esta vertiente teatral innovadora, porque revolucionaron el teatro de su época.

• EL TEATRO DE LA GENERACIÓN DEL 98: RAMÓN Mª DEL VALLE-INCLÁN.

La renovación que el teatro requería encontró en este autor un experimentador infatigable. Sus primeras
tentativas fueron modernistas, al igual que su prosa. Después vendría el ciclo mítico, con su Galicia natal como escenario y sus
personajes rurales en las Comedias bárbaras.
Por último, se adentró, poco a poco, en lo que él mismo denominó esperpento. La primera obra con estos rasgos
fue Divinas palabras (1920). Le seguirían otras obras, como Los cuernos de don Friolera, hasta culminar en Luces de bohemia.
Esta es la obra maestra del teatro valleinclanesco. Basado en la vida del escritor bohemio Alejandro Sawa, cuenta
la última noche del poeta Max Estrella. Este, acompañado de su lazarillo don Latino de Hispalis, recorre diversos lugares de un
Madrid absurdo, brillante y hambriento (librerías, tabernas, cafés, calles, despachos de ministerios...) y en todos se encuentran
motivos para la desolación. Desesperanzado, Max muere (más bien se deja morir), como su mujer y su hija. La obra se estructura
en quince escenas por las que discurren más de cincuenta personajes que representan a grupos sociales diversos y que se
cruzan en la peregrinación nocturna de los dos protagonistas. Se combinan escenas trágicas con escenas grotescas unidas por
un mismo motivo: la desolación que conduce a la muerte como única alternativa.

En la escena duodécima de Luces de bohemia se nos define la nueva fórmula teatral que es el esperpento, basado
en la deformación sistemática de personajes y valores, que posibilita el análisis crítico de la sociedad española del momento.
Multitud de personajes grotescos deambulan por un escenario cambiante y múltiple, utilizando una variedad inusitada de
registros lingüísticos, indicados de forma amplia en sus valiosas y literarias acotaciones. El esperpento es una forma de
enfrentarse con la realidad degradándola y deformándola. Para conseguir este objetivo, Valle-Inclán emplea las siguientes
técnicas:
- Distorsión de la realidad, conseguida por dos procedimientos contrarios: el enaltecimiento, que encierra una amarga
ironía, o bien, la degradación.
- Humanización de animales, presentados como seres humanos o compartiendo la vida con ellos.
- Animalización, cosificación o muñequización de los personajes, presentándolos despersonalizados, como títeres o
fantoches.
- Literaturización del texto, con el uso de material procedente de otras obras literarias, propias o no, o bien, de
personajes extraídos del mundillo de la literatura.
- El lenguaje también se deforma y retuerce en la obra, mezclando constantemente lo culto y lo popular, los diferentes
registros de lengua, usándolo como un mecanismo que identifica y caracteriza a algunos personajes.

A pesar del reconocimiento de su calidad, este teatro tan avanzado, que ha llegado a conectar con el teatro
experimental europeo, no fue representado en su tiempo, sino leído.

• EL TEATRO POÉTICO: FEDERICO GARCÍA LORCA

Los autores del 27 intentaron crear un nuevo público, distinto del burgués, mediante el acercamiento del teatro al
pueblo. Compañías teatrales, como La Barraca de Lorca, pretendieron con sus giras una educación teatral del público, distinta
de la dominante. Los autores más importantes son Alejandro Casona, Max Aub y Federico García Lorca.

El teatro lorquiano puede llamarse con propiedad poético por la raíz poética de la que nacen sus argumentos y su
lenguaje. El tema dominante en casi todo su teatro es siempre el mismo, el enfrentamiento entre el individuo y la autoridad.
El individuo tiene como armas el deseo, el amor y la libertad, pero es derrotado por la autoridad, es decir, por el orden, el
sometimiento a la tradición y a las convenciones sociales y colectivas. En sus obras predominan las protagonistas femeninas.
La mujer representa el ansia de libertad en una sociedad patriarcal y machista, y estará marcada por un destino trágico y
por pasiones que se verán condenadas al olvido o al rechazo. Amor imposible; conflicto entre el deseo y la realidad;
enfrentamiento de libertad y autoridad… En definitiva, el tema de la frustración es una constante en el teatro lorquiano.

Clasificación del teatro de Lorca:


- Las farsas, entre las que destaca La zapatera prodigiosa (1929- 30).
- El teatro histórico con Mariana Pineda (1923), drama lírico en verso que representa la vida de la heroína ajusticiada
por bordar una bandera republicana en la época del absolutismo de Fernando VII.
- Paralelamente a su evolución hacia el Surrealismo en su poesía, surgen obras con rasgos propios de ese ismo,
como El público (1923), que demuestra su genialidad creativa, aunque no fue su trabajo más reconocido.
- Doña Rosita la soltera es el preludio de su trilogía rural, Bodas de sangre, Yerma, La casa de Bernarda Alba, que
aparecen entre 1932 y 1936, y que son su culmen como dramaturgo. En estas tres obras se hace patente el tema
de la frustración en sus diferentes vertientes: Bodas de sangre, es el amor frustrado; Yerma, la maternidad
frustrada y La casa de Bernarda Alba, amor y libertad frustrados.

La casa de Bernarda Alba es la cumbre teatral de Lorca en la que vienen a confluir sus grandes obsesiones y en la
que el lenguaje adquiere un acento poético difícilmente superable. Es un drama sobrecogedor e intenso. Bernarda Alba, a
la muerte de su segundo marido, impone un luto de ocho años a sus hijas, que prácticamente se ven enterradas en vida. Pero
los instintos afloran y, cuando Pepe, el Romano, se compromete con Angustias, la hija mayor, se desencadena una lucha
de pasiones entre Adela y Martirio, que conducirá a un trágico final.

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