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LA NOVELA DESDE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX HASTA 1939.

El siglo XX se caracteriza por la velocidad a la que se suceden las diversas tendencias artísticas
y literarias. En España, desde finales del siglo XIX hasta el comienzo de la Guerra Civil, se
suceden estos movimientos literarios, que se derivan o se oponen al movimiento anterior:
Modernismo y Generación del 98, Novecentismo o Generación del 14, Vanguardias y
Generación del 27. A esta etapa se le conoce como la Edad de Plata de la literatura española,
ya que encontramos algunos autores y obras muy importantes para la literatura universal. La
narrativa de esta época tiene sus máximas expresiones dentro de la Generación del 98 y el
Novecentismo.

LA NOVELA DE LA GENERACIÓN DEL 98: Generación del 98 es el término con el que Azorín se
refiere a un grupo de jóvenes escritores que comenzaron a publicar hacia finales de siglo.
Estos, junto a los modernistas, compartían una misma actitud de protesta contra la sociedad y
contra el estado de la literatura, preocupándose del problema de España y en algunas
cuestiones filosóficas. Los autores más relevantes son: Miguel de Unamuno, Pío Baroja,
Ramírez de Maeztu, Azorín, Antonio Machado y Valle- Inclán.

Todos estos escritores tienen unas características comunes, entre las que destacaban:

- Su preocupación por el problema de España: rechazan la política del momento, el


espectáculo deprimente de la sociedad, la pobreza y el atraso de la España de la
época. Por otra parte, se exalta la belleza eterna de pueblos y paisajes, buscando la
esencia de lo español.
- Preocupaciones filosóficas y religiosas: cuestiones como el sentido de la existencia o el
destino del hombre. Estos temas derivan de la influencia de los filósofos de la época,
como Nietzsche.
- Mismas inquietudes literarias: crítica del Realismo a través del subjetivismo y
búsqueda de un lenguaje preciso y natural, sobrio y antirretoricista.
- Innovaciones en los géneros literarios, particularmente en el ensayo y la novela.

Miguel de Unamuno: la novela unamuniana escapa de los postulados tradicionales del género.
Para estas novelas tan heterodoxas, en Unamuno acuñó el término “nivolas”. Se sirvió de la
novela y de sus ensayos, para dejar testimonio de su intimidad agónica, para la expresión
irreflexión de las mismas ideas obsesivas sobre la religión, en la vida, la muerte y la propia
conciencia. Para ello interviene en el relato, interpelará al lector, etcétera. Sus obras más
importantes son: Niebla (1914) y San Manuel Bueno, mártir (1930).

José Martínez Ruiz, Azorín: es el escritor de lo minuciosos, del detalle y de la descripción


sencilla, ordenada y clara. La narración de sus novelas se fragmenta en instantáneas que
congelan el tiempo y captan la impresión del momento. Obras: La voluntad, Antonio Azorín
y Confesiones de un pequeño filósofo.

Pío Baroja: sus novelas se caracterizaban por los siguientes rasgos: * novelas centradas en
un personaje, acción y diálogos abundantes, marcada presencia del narrador a través de
comentarios y reflexiones, descripciones impresionistas y cierto a desaliño expresivo. En sus
obras se distinguen tres etapas: * Primera etapa (1900-1912): La busca, Zalacaín el
aventurero, El árbol de la ciencia, Las inquietudes de Shanti Andía, *Segunda etapa (1913-
1936): Memorias de un hombre de acción, *Tercera etapa (tras la Guerra civil): Desde la
última vuelta del camino (memorias).

Ramón María del Valle- Inclán: dos estilos: Modernismo (Sonatas, Memorias del Marqués de
Bradomín) y esperpento. Entre sus obras más cercanas al noventayochismo, destaca Tirano
Banderas (1926), donde aparece la técnica esperpéntica, visión deforme y grotesca de los
personajes. También las tres novelas del Ruedo Ibérico (1927-1932).

LA NOVELA NOVECENTISTA O GENERACIÓN DEL 14: sus principales ideas estéticas son:
serenidad, pulcritud y equilibrio como valores fundamentales de un arte puro, cuyo único
objetivo es el placer estético; intelectualismo, buscaba un arte inteligente alejado de la
afectación de los sentimientos y expresado a través de la palabra exacta y la idea precisa,
como hizo Ortega y Gasset en La deshumanización del arte; en la novela, se desprecia el
Realismo, ya que en esta generación la tarea del escritor es la búsqueda de nuevas formas de
sorprender al lector, subordinando el argumento al estilo. Los autores que esta generación
suponen una superación de los patrones narrativos anteriores, aunque van por caminos
distintos: lirismo, ironía e intelectualismo.

Gabriel Miró: obras destacables: Nuestro Padre San Daniel (1921) y El obispo leproso (1926),
que forman un bloque. La acción es mínima. Lo fundamental es la creación de ambientes y de
personajes.

Ramón Pérez de Ayala: pasar de una estética noventayochista a la novela “intelectual”. Sus
obras más importantes son: La carta de la raposa (1912) y Troteras y danzaderas (1913).

Ramón Gómez de la Serna: vida y obra como constante y ruptura con lo establecido. La base
de su producción es la greguería (Humorismo + Metáfora = Greguería). Ramón rompe los
moldes del género, su obra más famosa es El torero Caracho (1927).

LA NOVELA HACIA 1927: en los mismos años en los que llega a su auge la Generación del 27,
están escribiendo en líneas distintas al menos otros dos grupos de autores. El primero está
formado por novelistas republicanos que padecieron el exilio: Benjamín Jarnés, Juan Chabás,
Rosa Chacel… El segundo grupo (nuevo romanticismo) plantea una novela social muy
comprometida con la ideología revolucionaria: José Díaz Fernández, César Mª Arconada…

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