Había una vez un pequeño dragón llamado Draco que vivía en
lo alto de una montaña. Pesar de su aspecto aterrador, Draco era un dragón amigable que soñaba con hacer amigos. un día, bajó de la montaña y se encontró con un grupo de animales del bosque. Todos se asustaron al principio, pero Draco les demostró que no era peligroso. Juntos, jugaron a las escondidas y compartieron cuentos juntos a una hoguera. Draco les enseño a volar en su lomo, lo cual resultó ser emocionante. Pronto Draco y sus nuevos amigos se convirtieron e inseparables. Pasaron sus días explorando el bosque y viviendo aventuras emocionantes. La amista de Draco y los animales del bosque demostró que la apariencia no define a una persona, o en este caso, a un dragón. Aprendieron a que la verdadera belleza estaba en el interior y que la amistad podía superar cualquier barrera