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Curso Trastornos de La Infancia y Vejez
Curso Trastornos de La Infancia y Vejez
En la infancia y adolescencia pueden darse múltiples trastornos, desde los que son exclusivos de estas edades como
enuresis o encopresis hasta los que son habituales a cualquier edad, como depresión, ansiedad, etc. En este tema
vamos a tratar solamente aquellos que por su incidencia o gravedad consideramos más importantes.
Llamado también síndrome hipercinético. Este trastorno está caracterizado por las alteraciones de la atención y la
impulsividad de los actos. Debido a estas características es frecuente que el niño presente un rendimiento escolar bajo.
También encontramos en estos niños agresividad, depresión y rebeldía.
Para el diagnóstico se deben observar como mínimo 6 o más síntomas de desatención y 6 o más síntomas de
hiperactividad-impulsividad.
1. Síntomas de desatención:
No prestar atención a los detalles, lo que provoca errores por descuido en las actividades escolares, laborales,
otras,
Incumple con las instrucciones y no finaliza las tareas encomendadas (el motivo no es una conducta oposicionista
ni incapacidad cognitiva para entender las instrucciones).
2. Síntomas de hiperactividad:
Inquietud de manos o pies o movimientos continuos mientras está sentado.
Corre o salta excesivamente en situaciones inapropiadas (en adolescente o adulto puede limitarse a sentimiento de
inquietud).
Le resulta difícil estar sentado cuando es necesario.
3. Síntomas de impulsividad:
Precipita las respuestas antes de que hayan completado la pregunta. Dificultades para guardar turno.
Es el trastorno más frecuente de los tratados en salud mental infantil. Se da más en el sexo masculino y en zonas
rurales o áreas urbanas desfavorecidas. La incidencia más alta se da entre los 6 y los 9 años de edad.
Este trastorno no debe diagnosticarse antes de los 5 años, pues a edades más tempranas la hiperactividad forma parte
del desarrollo normal del niño y tiende a mejorar con la edad. Pero si persiste más allá de los 5 o 6 años, debe ser
tratado convenientemente, pues puede tener graves consecuencias para el desarrollo posterior del individuo y para su
salud psíquica. Los niños que no han recibido un tratamiento adecuado corren el riesgo de convertirse en adultos con
dificultades para las habilidades sociales, baja autoestima, traumas psícosexua-les, somatizaciones, trastornos de
ansiedad o trastornos de personalidad antisocial.
El trastorno disocial de la conducta se caracteriza por violaciones de los derechos personales y las normas sociales,
incluyendo conductas violentas y no violentas. Este trastorno se da con mayor frecuencia entre hijos de sujetos con
personalidad antisocial o dependencia alcohólica que entre la población general.
La mayoría de los casos de trastorno disocial de la conducta remiten en la edad adulta, pero hay algunos casos que
desembocan en trastorno antisocial de la personalidad, especialmente cuando el inicio ha sido precoz y se dan otras
características como problemas de atención, disputas familiares, etc.
-Tipo de inicio infantil: se inicia por lo menos una de las características criterio de trastorno disocial antes de los 10
años.
-Tipo de inicio adolescente: ausencia de cualquier característica criterio de trastorno disocial antes de los 10 años de
edad.
Especificar la gravedad:
– Moderado: el número de problemas de comportamiento y su efecto sobre otras personas son intermedios entre leves
y graves.
– Grave: varios problemas de comportamiento exceden de los requeridos para establecer el diagnóstico o estos
problemas causan daños considerables a otros.
Caracterizado por un patrón de comportamiento negativista, y desafiante. Puede durar unos 5 meses y provocar un
deterioro de la actividad social, académico o laboral. Su inicio es antes de los 18 años.
– Es colérico y resentido.
– Es rencoroso y vengativo.
La principal diferencia entre este trastorno con el trastorno disocial es que estos niños respetan los derechos de los
demás. La conducta oposicionista suele dirigirse hacia padres o profesores, pero raramente hacia los compañeros. Los
argumentos racionales son contraproducentes porque lo interpretan como un deseo del adulto de seguir la discusión.
Junto con el trastorno negativista desafiante pueden presentarse otros síntomas, como: baja autoestima, labilidad
emocional, baja tolerancia a la frustración, utilización de palabras soeces, y consumo precoz de alcohol, tabaco y
sustancias ilegales.
Los niños con conducta negativista desafiante, si no reciben un tratamiento adecuado, pueden llegar a padecer
trastornos por déficit de atención por hiperactividad, trastorno disocial u otros trastornos psiquiátricos.
1.4. Autismo
Proviene del griego: uno mismo, que consiste en centrarse en uno mismo. Esta enfermedad se define en 1963.
Los niños con este trastorno presentan alteraciones del lenguaje, de la relación con los demás, rehuyendo del contacto:
“incapacidad por parte del niño para relacionarse desde el principio de la vida con personas y situaciones de modo
habitual”. Tienen un trastorno en la elaboración de estímulos cognitivos, percepciones y de relación.
Su etiología es desconocida, aunque se sospecha anomalía neuronal. Se da en una proporción de 2 a 5 casos por
100.000 y se detectan antes de los 3 años, y de un 35% a un 50% tienen un retraso mental importante.
1o. Prevención: es la línea indicada a través de las consultas prenatales, a través del consejo genético y a través del
control y seguimiento del niño sano en sus diferentes etapas.
3o. En atención secundaria se deben prevenir determinadas enfermedades metabólicas como la fenilcetonuria o el
hipotiroidismo y poner en tratamiento.
4o. En la atención terciaria es tratar las secuelas o padecimientos del enfermo que puedan asociar al trastorno mental.
Antes de instaurar un tratamiento hay que tener en cuenta:
– Edad.
– Nivel de retraso.
– Grado de deterioro.
– Alteraciones asociadas.
Una parte importante del tratamiento es la inclusión en programas de educación especial y el cuidar el aspecto laboral
ya que tienen necesidad de un entorno social estructurado. Hay distintos tipos de medidas terapéuticas-
– Psicoterapia.
– Terapia conductual.
– Estimulación precoz.
– Musicoterapia.
– Tratamientos farmacológicos…
Si se presentara alguna alteración motora habría que hacer una fisioterapia rehabilitadora.
Con el autismo el comportamiento es igual, pero se les aconseja que les lleven a instituciones, donde estarán mejor
atendidos.
Los tratamientos farmacológicos que se suelen aplicar son psicofármacos y en caso de inquietud o agitación son:
ansiolíticos, neurolépticos, sedantes y estimulantes reguladores del comportamiento.
Diagnóstico de enfermería:
Actuación:
Es integral y globalizada, dirigida a todos los órganos, sistemas y áreas del desarrollo.
1.5.1. Enuresis
La enuresis es una emisión involuntaria y/o intencional y persistente de orina durante el día o durante la noche,
después de los 4 o 5 años, cuando no hay indicios de patología subyacente.
Criterios diagnósticos: 2 episodios mensuales durante 3 meses consecutivos o siempre que se acompañe de
malestar en cualquier área del desarrollo del niño.
Epidemiología: es uno de los problemas más frecuentes en la infancia: de 10 al 20% de los niños de 5 años, siendo
más frecuente en varones.
Disminuye según aumenta la edad, con una tasa de remisión del 13,5%.
Para realizar el control de esfínteres es necesario un proceso de desarrollo del SNC: hay que ser consciente de la
necesidad de orinar, retrasarla para hacerla voluntaria y controlar la pauta durante el periodo de sueño.
Causas de la enuresis:
Tratamiento:
Antes de iniciarlo hay que ver la actitud paterna: amenazas, indiferencia y si lleva a cabo actividades infantilizadoras o
facilitadoras de la regresión. Terapias.
Método de alarma.
Aumento de la capacidad de la vejiga: entrenamiento de retención.
Entrenamiento en cama seca.
Cuidados de Enfermería:
1.° Conciencia, si tiene, y especificación del problema: si sabe por qué va a la consulta, cómo duerme, cuándo se
despierta.
3° Grado de perturbación.
4.° Motivación para el cambio: qué estaría dispuesto a hacer o qué haría si desapareciera el problema.
Actuación:
-Sugerir medidas frente a los líquidos: hay diferentes opiniones, según qué autor.
-Orientación de tipo preventiva: lo que deben hacer los padres preventivamente para este problema antes de que
aparezca.
1.5.2. Encopresis
Es la evacuación repetida de heces en lugares inadecuados para ese propósito. Suele ser involuntaria, siendo a veces
intencionada, no debiendo ser preocupante hasta los 4-5 años dándose en una niña por cada 9 niños, con una
prevalencia del 1% en 5 años.
Tipos:
– Con estreñimiento e incontinencia por rebosamiento. El estreñimiento puede tener razones del tipo:
– Sin estreñimiento ni rebosamiento, donde las heces son normales, intermitentes y lo que hay es un trastorno negativo
desafiante o trastorno disocial.
Causas:
Rasgos de carácter:
Tratamiento:
2. TRASTORNOS DE LA VEJEZ
2.1. Demencias
La demencia se caracteriza primariamente por el deterioro de la memoria y los múltiples déficits cognitivos, así como
sus efectos sobre la personalidad y la conducta de la persona.
La demencia es un síndrome adquirido, producido por patología orgánica, que en un paciente sin alteración del nivel de
conciencia ocasiona un deterioro persistente de varias funciones mentales superiores, y provoca una incapacidad
funcional en el ámbito social. Suele ser de curso progresivo y crónico. Existen varias clasificaciones. Se distinguen
en enfermedad degenerativa del tipo Alzheimer y la demencia vascular. La primera suele aparecer en general entre los
55-64 años, y es más frecuente en mujeres. La segunda incluye un grupo heterogéneo en cuanto al origen y evolución.
En su evolución se pueden diferenciar: período de comienzo (reacción depresiva, trastornos del sueño, de la memoria,
errores de cálculo, etc. Puede durar de 1 año a 3); período de estado o de confirmación de la demencia
(desorganización intelectual que lleva a la desorientación espacio temporal, manifestaciones sexuales, actos
incoherentes y antisociales, inicio de la incontinencia esfinteriana, etc. Puede durar de 2 a 10 años); período avanzado
en la demencia confirmada (grave deterioro intelectual, descontrol de esfínteres, decadencia física y moral, agravación
de la sintomatología motora y muerte psíquica que antecede a la física).
Hay que aclarar que, aunque la demencia suele aparecer en la vejez, no debe considerarse como una consecuencia
normal del proceso de envejecimiento, sino que es un estado patológico.
2.1.1. Alzheimer
2.1.1.1. Etiología
La etiología de tipo Alzheimer es desconocida aunque algunos estudios apoyan que de transmisión genética. Las
investigaciones demuestran que en familias con esta demencia, más de un miembro está afectado.
Otros estudios señalan que los agentes virales y el aluminio son causa de esta demencia, pero estos estudios no son
concluyentes.
2.1.1.2. Clínica
Período inicial o estadio inicial (leve):En esta etapa temprana la actividad social y laboral está alterada pero se
mantiene la capacidad para el autocuidado. Este estadio tiene una duración aproximada de 2-4 años y se observan:
Pérdida lenta y progresiva de la memoria, incapacidad de asimilar nueva información, perdida de la capacidad de
abstracción,
El paciente en esta fase se encuentra apático y desinteresado.
Comienzan las alteraciones del lenguaje (afasia). Tiene dificultad para nombrar personas y cosas (agnosia).
Desorientación espacial, no reconoce bien el lugar donde está.
Cambios de humor y síntomas de depresión.
En esta etapa el paciente es capaz de mantener una conversación, comprende bien y utiliza los aspectos sociales de la
comunicación.
Este período puede comprender de dos a diez años. Surgen problemas de orientación tem-poro-espacial, pérdida de
comunicación interpersonal, la motíbilidad espontánea disminuye.
Comienzan los trastornos apráxicos: “incapacidad de vestirse si se altera el orden de las ropas”.
En esta fase el paciente tienen importantes deterioros tanto psíquicos como orgánicos.
Los pacientes se muestran profundamente apáticos, perdiendo las capacidades automáticas adquiridas como lavarse,
vestirse, andar o comer.
Los pacientes terminan encamados, con alimentación asistida y suelen fallecer por neumonía, septicemia u otra
enfermedad accidental.
Criterios diagnósticos:
2. Deterioro de la memoria (deterioro de la capacidad para aprender nueva información o recordar información
aprendida previamente).
5. Apraxia (deterioro de la capacidad para llevar a cabo actividades motoras, a pesar de que la función motora está
intacta).
6. Agnosia (fallo en el reconocimiento o identificación de objetos, a pesar de que la función sensorial está intacta).
8. Los déficits cognoscitivos en cada una de los criterios A1 y A2 provocan deterioro significativo de la actividad
laboral o social y representan una merma importante del nivel previo de actividad,
10. Los déficit cognoscitivos de los criterios A1 y A2 no se deben a ninguno de los siguientes factores:
11. Otras enfermedades del sistema nervioso central que provocan déficit de la memoria y cognoscitivos (p.ej.,
enfermedad cerebrovascular, enfermedad de Parkinson, corea de Huntington, hematoma subdural, hidrocefalia
normotensiva, tumor cerebral);
12. Enfermedades sistémicas que pueden provocar demencia (p.ej., hipotiroidismo, deficiencia de ácido fólico, vitamina
B12 y niacina, hipercalcemia, neurosífilis, infección por VIH);
13. Enfermedades inducidas por sustancias.
15. La alteración no se explica mejor por la presencia de otro trastorno del Eje I (por ejemplo, El trastorno depresivo
mayor, esquizofrenia…).
Se caracteriza por un deterioro progresivo de la función intelectual debido a una enfermedad cardiovascular, Los
síntomas son: alteraciones de la memoria, alteración del juicio, mal control de los impulsos y alteración del
pensamiento abstracto. Pueden aparecer delirios y alucinaciones.
Puede presentar hiperactividad o inactividad. Los hiperactivos padecen deambulación, confusión y agitación.
La demencia vascular se cree que es debida a la hipertensión arterial, la enfermedad vascular extracraneal y la
enfermedad valvular del corazón; todo esto lleva a la formación del trombo que lleva a la disfunción cardiovascular.
2. Deterioro de la capacidad para aprender nueva información o recordar información aprendida previamente.
3. Una (o más) de las siguientes alteraciones cognoscitivas:
5. b) Apraxia (deterioro para llevar a cabo actividades motoras, a pesar de que la función motora está intacta).
6. c) Agnosia (fallo en el reconocimiento o identificación de objetos, a pesar de que la función sensorial está intacta).
8. B) Los déficits cognoscitivos provocan un deterioro significativo en la actividad laboral o social, y representan una
merma importante del nivel previo de actividad.
9. C) Los signos y síntomas neurológicos, o las pruebas de laboratorio sugerentes de la presencia de una enfermedad
cardiovascular se estiman etiológicamente relacionadas con la alteración.
Forma de demencia presenil que aparece en personas de mediana edad. Este trastorno afecta sobre todo a los lóbulos
frontales y temporal del cerebro y produce típicamente una conducta neurótica con desintegración lenta del intelecto, la
personalidad y las emociones.
Trastorno mental orgánico propio del envejecimiento. Se debe a la atrofia generalizada del cerebro sin signos de
afectación cerebrovascular. Los síntomas más importantes son: pérdida de memoria, alteración del juicio, disminución
de los valores morales y estéticos, afectación del pensamiento abstracto, períodos de confusión, tabulación e
irritabilidad, todo ello en un grado mayor o menor. Este trastorno, de naturaleza irreversible, es más frecuente en la
mujer que en el hombre, sigue un curso progresivo y puede ser una forma tardía de la enfermedad de Alzheimer.
Al elaborar un plan de cuidados, es imprescindible contar con la cooperación activa del individuo.
Uno de los principios más importantes en el cuidado de individuos seniles es animarles a hacer por sí mismos todo lo
que les sea posible, dentro de las limitaciones de su salud física y mental. Debemos estar a su lado para ayudarles,
estimularles y dirigirles, pero se les debe dejar hacer lo que puedan por sí mismos. Los cuidados irán encaminados a
los siguientes aspectos:
Es necesario, en primer lugar, hacer un plan cuidadoso en su domicilio o lugar donde viva, para que resulte un sitio
sin peligro para el anciano, cuya vista es defectuosa, su equilibrio es inestable y sus pasos son inseguros.
Si existen escaleras, deberán ser reemplazadas por rampas, ya que implican un grave riesgo para estos individuos.
Evitar los suelos demasiado pulidos, ya que ello puede acarrear que el sujeto resbale y se caiga, produciéndose
algún tipo de lesión.
Descartar los taburetes y mesas pequeñas, evitando así que el anciano tropiece caiga sobre ellos.
Colocar barandillas a lo largo de los pasillos y en especial en el cuarto de baño, para que los pacientes con
trastornos del equilibrio puedan trasladarse de un lugar a otro sin peligro y sin necesidad de que alguien les ayude.
Siempre se debe ayudar al paciente a entrar y salir de la bañera, ya que tal momento es quizás el más peligroso en
el cuidado diario. Algunos autores piensan que es preferible utilizar el sistema de regadera, pues implica menor
peligro para el anciano.
Las camas altas deben ser reemplazadas por otras de estructura más baja, de modo que el anciano pueda
acostarse y levantarse sin peligro de caerse.
B) Cuidados relacionados con la higiene:
Dentro de los cuidados relativos a la higiene del individuo, tendremos en cuenta varios apartados:
1. Evitar los baños frecuentes, pues el jabón y demasiada agua provocan sequedad e la piel del anciano.
2. Utilizar cremas dermoprotectoras después del baño, para evitar la desecación de la piel.
3. Prevenir la aparición de escaras mediante cambios posturales frecuentes, movilización precoz, masajes, paseos,
hidratación de la piel, vigilancia de los puntos de apoyo, controlar que la ropa esté seca y limpia, así como que no
tenga arrugas.
E) Cuidados de la dentadura:
Se pondrá énfasis en plantas, uñas, dedos y espacios interdigitales, vigilando la aparición de descamación, callos,
durezas o uñas incarnatas. Para ello procuraremos:
Se considera que el promedio de las necesidades de energía a partir de los 70 años es de 2.100 calorías para los
hombres de 65 kilos de peso, y de 1.540 calorías para las mujeres de 55 kilos de peso.
El 70% del requerimiento calórico debe provenir de los hidratos de carbono y de las grasas (en un 50% y 20%
respectivamente). El 30% restante debe proceder de las proteínas.
Por lo general se evitará la ingesta de dietas blandas o semilíquidas, para evitar la hipo-tonía del tracto intestinal. Para
ello se seguirán unas pautas tales como:
Evitar el azúcar, recomendándole sustituirla por miel o frutas, explicándole que los azúcares pueden producir cefaleas,
nerviosismo y ansiedad.
Disminuir la ingesta de sal.
Mantener una ingesta adecuada de líquidos, como mínimo 1 litro al día, a menos que esté contraindicado.
1. Los sujetos de edades avanzadas necesitan frecuentes periodos de descanso; pero si se les confina a la cama sin
estar físicamente enfermos, a veces sufren graves consecuencias.
2. El tiempo de sueño debe ajustarse a las necesidades del individuo, ya que no todo-; los sujetos necesitan dormir el
mismo número de horas.
3. Debemos programar actividades de relajación, tales como pasatiempos, actividades lúdicas, etc.
4. Procurarle estímulos durante el día para que duerma por la noche y no se levante de la cama. Es muy importante
evitar la siesta.
El ejercicio físico favorece la capacidad respiratoria y la higiene mental, activa la circulación, ayuda al mantenimiento y
mejora del estado funcional motor.
1. En los ancianos, los ejercicios de fuerza y velocidad deben suprimirse aconsejándose los de fondo. Su práctica
debe estar en relación con las capacidades de cada persona.
2. El paseo, la gimnasia y la práctica de deportes suaves (natación, petanca, etc.) constituyen la forma idónea de
ejercicios para las personas de edad.
3. Es conveniente estimularles a sentarse en el borde de la cama varias veces al día, con objeto de aumentar la
circulación y estimular la respiración profunda, evitando así las infecciones respiratorias.
1. Evitar la administración de cualquier tipo de barbitúricos, ya que un efecto acumulativo a menudo produce una
reacción delirante. Se piensa que es más aceptable el uso de un ataráxico.
2. Determinación periódica de la tensión arterial.
3. Controles rutinarios de extensión de Papanicolau en las mujeres.
4. Pruebas oculares.
5. Chequeos generales.
6. Poner especial énfasis en la depresión, ya que puede alcanzar una etapa de riesgo de suicidio si se presenta una
crisis personal o de salud.
7. Si el sujeto padece alguna enfermedad dolo-rosa, debemos estar atentos por si fuese preciso la administración de
algún analgésico.
8. Controles rutinarios por parte del podólogo.
9. Controles rutinarios por parte del estomatólogo.
2.2.1. Introducción
El ACV es una perturbación aguda, focal, de la función cerebral, de origen vascular. Si dura más de 24 horas se le
conoce con el nombre de ictus. Si dura menos de 24 horas, habitualmente entre 2 y 15 minutos, se denomina
accidente isquémico transitorio (AIT). Ambas situaciones cursan con clínica neurológica provocada por isquemia (falta
de aporte de oxígeno y glucosa en una zona cerebral) o por hemorragia.
2.2.2. Prevalencia.
El accidente vascular cerebral (ACV) es una entidad clínica frecuente en la vejez, alcanzando hasta el 20% en la
década de los 75 a los 84 años. La edad es el principal factor de riesgo en el ictus.
Su incidencia aumenta por encima de los 50 años y su mortalidad se eleva a medida que lo hace la edad,
constituyendo, en los países occidentales, la tercera causa de muerte tras la coronariopatía y el cáncer.
El ACV es la primera causa de incapacidad residual. Altera las funciones motoras, sensitivas y de comunicación y tiene
importantes repercusiones sociales, psicológicas y económicas, puesto que puede determinar una dependencia del
paciente de otras personas. Se hace primordial, pues, la profilaxis para disminuir los factores de riesgo. El 80% de los
ACV son ictus producidos por infarto; el resto se debe a hemorragias. En casi la mitad de los casos el infarto se produjo
secundariamente a un émbolo, proveniente ya sea de una placa de ateroma o bien del corazón (25-50%). Los
restantes casos de infarto cerebral son secundarios a una trombosis y oclusión de uno de los grandes vasos del cuello
(arterias carótidas o vertebrales).
2.2.3. Etiología
Las dos causas fundamentales de ictus son el bloqueo de una arteria (oclusión), ya sea por trombosis o por embolia,
que provoca un infarto cerebral; o bien un sangramiento en el cerebro (hemorragia cerebral) por rotura de un vaso
sanguíneo o aneurisma.
2.2.4 Fisiopatología
El ictus y el AIT se deben, a menudo, a una oclusión tromboencefálica, a partir de un trombo que se forma en la arteria
o en el corazón. En otras ocasiones, se deben a una hemorragia.
Para el caso de una embolia, una porción del coágulo se desprende, viajando por el torrente sanguíneo, ocluyendo un
vaso sanguíneo distal. La vía final es la misma que en el caso anterior: anoxia del tejido noble cerebral y muerte
cerebral (infarto).
Para la hemorragia, lo que ocurre es que una parte del cerebro queda sin flujo sanguíneo, bien por rotura de un
aneurisma, bien por rotura de la pared arterial.
En todos los casos la vía final común es la pérdida del flujo cerebral, anoxia y necrosis (infarto) cerebral.
2.2.5. Clasificación
1. Insuficiencia cerebral debida a alteraciones transitorias del flujo sanguíneo o excepcionalmente a una encefalopatía
hipertensiva.
2. Infarto cerebral causado por una embolia o una trombosis en las arterias intracraneales o extracraneales.
3. Hemorragia cerebral que incluye la hemorragia parenquimatosa hipertensiva y la hemorragia subaracnoidea por un
aneurisma congénito.
4. Malformación arterio-venosa, que puede causar síntomas por efecto de masa, por infarto o por hemorragia.
Pueden ser:
1. Asintomáticas.
2. Disfunción cerebral focal:
3. Accidente isquémico Transitorio.
4. Ictus:
-Hemorragia (cerebral, subaracnoidea).
3. Demencia vascular.
4. Encefalopatía hipertensiva.
Hipertensión arterial.
Diabetes mellitus.
Hábito tabáquico.
Hipertensión.
Estenosis carotidea asintomática.
Cardiopatías (fibrilación auricular, estenosis mitral, infarto de miocardio).
Accidente Isquémico Transitorio (AIT) previo.
2.2.6.1- Hipertensión
Es el principal factor de riesgo. Existen muchos estudios de la comunidad y la historia natural que lo confirman, siendo
el más conocido el estudio de Framingham. En él se estableció claramente que no sólo aumenta la frecuencia de
hemorragia cerebral sino que el infarto cerebral es cuatro veces más frecuente entre los hipertensos. Por lo tanto, el
control y mantenimiento de una adecuada tensión arterial es fundamental para prevenir los ACV, no siendo la
población anciana una excepción.
2.2.6.2. Enfermedad cardiaca
Es el segundo factor de riesgo en importancia. Varios estudios han demostrado que la mitad de los infartos cerebrales
pueden ser el resultado de una embolia de origen cardiaco. La fibrilación auricular aislada ha aparecido como un factor
de riesgo con un 30% de incidencia en ACV.
2.2.7. Clínica
La forma de presentación clínica más común es la hemiplejía (parálisis de un hemicuer-po), aunque pueden producirse
muchas combinaciones de síntomas y signos. En el grupo de personas ancianas, la desorientación, la ataxia
(trastornos de la marcha), los problemas de habla y otras alteraciones de la función cerebral superior pueden ser la
manifestación principal de la lesión cerebro-vascular con poca o ninguna hemiplejía.
2.2.8. Diagnóstico
Cuando aparece en forma de hemiplejía clásica presenta pocos problemas pero, en ocasiones, y dependiendo de la
zona cerebral lesionada, pueden aparecer síntomas como dificultad a la hora de vestirse u otras manifestaciones que
pueden encuadrarse dentro de un cuadro confusional; aunque la observación precisa demostrará que no existe
disminución efe la conciencia o afectación de otras funciones cerebrales.
En ocasiones puede manifestarse en forma de alteraciones del lenguaje, diplopia (visión doble), vértigo, disartria
(dificultad para articular las palabras), o ataxia (dificultades de la marcha) de varios grados.
2.2.9. Tratamiento
A) Medidas generales
Tienen un gran efecto sobre el paciente y reducen la mortalidad del ACV agudo.
-Mantenimiento de las vías aéreas: es fundamental mantener el aporte de oxígeno al cerebro. El uso de una vía aérea
o de un tubo endotraqueal, temporalmente en casos severos, combinado con la aspiración de secreciones, pueden
salvarle la vida.
-Equilibrio hidroelectrolítico: el infarto cerebral produce edema, lo cual puede provocar cierto grado de deshidratación
mantenida, lo que eleva el hematocrito, por lo que aumenta la viscosidad de la sangre, y puede reducir el flujo cerebral
sanguíneo de la zona afectada. Además, muchos ancianos tienen un cierto grado de insuficiencia renal lo que les lleva
a no poder tolerar la deshidratación. La hipernatremia (aumento del sodio en la sangre), es un efecto directo de la
lesión cerebral y no secundario a la deshidratación, debiendo buscarse y tratarse adecuadamente.
-Regulación de la temperatura: esta es menos eficaz en los ancianos y, además, puede alterarse específicamente en
los ACV de tronco cerebral. Deberemos de comprobar siempre que el paciente no esté hipotérmico. Pero igualmente
puede aparecer una hiperpirexia que deberemos tratar también enérgicamente,
-Cuidados de la vejiga: es frecuente la retención urinaria tras el ACV, seguida, más tarde, de incontinencia. La
retención, además de producir malestar y agitación, aumenta la tensión arterial y puede dañar una vejiga ya enferma.
Debe tratarse mediante sondaje aséptico, que intentaremos retirar siempre lo antes posible para evitar problemas
infecciosos y para tratar de reeducar la vejiga con la mayor brevedad posible.
-Cuidados de piel y articulaciones: la parálisis y la lesión sensorial exponen al paciente al riesgo de lesión de la piel y
úlceras por presión. La colocación adecuada en la cama, así como el movimiento pasivo de las articulaciones (que
siempre deberá realizarse bajo el control del fisioterapeuta o tras formación adecuada por el servicio de rehabilitación),
serán muy importantes para evitar problemas del tipo de “hombro congelado” o del síndrome “hombro-brazo”.
B) Tratamiento específico
Se han intentado una gran variedad de tratamientos específicos, siendo utilizados fundamentalmente los del
tratamiento del trombo y émbolo (con agentes anticoagulantes y fibrinolíticos), reducir el edema (con esteroides) o
mejorar el flujo mediante medidas reológicas (manitol, glicerol o dextrano de bajo peso molecular).
2.2.10. Evolución
El pronóstico del ACV guarda relación con la historia natural del ateroma, o con el tipo de enfermedad cardíaca que
causa el émbolo.
En general, el infarto que se debe a un émbolo tiene mejor pronóstico que el debido a trombosis, dado que los émbolos
tienden a «desintegrarse» dentro del árbol arterial cerebral.
La mayor mortalidad de los pacientes ancianos de ictus es a menudo el resultado de enfermedades paralelas,
como la bronconeumonía o la embolia pulmonar
La mortalidad global del ictus, una semana después de su presentación súbita, es del 30%. De los que sobreviven, el
20% aproximadamente hará una recuperación completa y otro 10% quedará con incapacidades «menores»; la
incapacidad de los restantes (40%) será entre moderada y severa.
De un 50% en la 1a semana.
De un 10% el primer mes.
9. Adecuada hidratación:
16. Ofrecer alimentos masticables en vez de semiblandos o triturados. La acción de masticar favorece el reflejo de
deglución.
17. Comprobar que la dentadura que lleva es correcta y, en caso contrario, será mejor que mastique y trague sin ella.
19. Colocar la comida en el lado ileso de la boca. Poner un espejo enfrente de la persona para enseñarle la correcta
colocación de los alimentos en la boca.
20. Proporcionarle intimidad cuando empiece a comer por sí solo y evitar que lo
haga en común con otras personas, hasta que tenga confianza en sí mismo y
pueda tragar.
21. Utilizar utensilios con asas, y cucharas, cuchillos y tenedores forrados, para que sea más fácil cogerlos.
22. Prevenir el estreñimiento y la impactación fecal:
23. Prevenir el estreñimiento: registrar las deposiciones (ciclo o patrón). Adecuar la ingesta de líquidos, dieta rica en
fibra. Administrar supositorios de glicerina si no consigue evacuar.
24. Actuar contra la impactación fecal: administrar enemas para ablandar las heces.
27. Valorar y registrar la extensión de la parálisis inmediatamente después del ACV y, posteriormente, a intervalos
regulares.
28. Al menos dos veces al día: ejercicios pasivos (empezarlos inmediatamente y con las cuatro extremidades).
29. Levantar a la persona dos veces al día.
32. Contracturas del hombro: prevenirlas apoyando los brazos sobre almohadas o toallas, mientras siga encamado y,
según progrese, cabestrillo adecuado.
33. Utilizar un rodillo trocantéreo o bolsas de arena para evitarla rotación de la cadera.
34. Prevenir la caída del pie haciendo movimientos de pronación dos veces al día y permitiendo hacer el movimiento de
extensión hacia el final del colchón.
38. Animar a la persona a que cante o tararee: los afásicos pueden no hablar y ser capaces de cantar.
39. Utilizar todo lo que le ayude a comunicarse (fotografías, etc.).
42. Colocar a la persona en una posición en la cual pueda percibir la presencia de otras personas y las actividades que
se desarrollan en la habitación a través del campo de visión ileso.
43. Enseñar a todo el personal y a los visitantes cómo acercarse a la persona desde el campo visual sano.
La depresión en el anciano suele darse junto con la enfermedad física, presentando unas características propias que la
diferencian de la depresión a otras edades. Estas características son las siguientes:
La elaboración del duelo es el proceso durante el que la persona asume la muerte de un familiar o ser querido. La
vejez es una época de pérdidas: la pareja, los amigos, etc., por ello la situación de duelo es muy frecuente. El duelo
puede ser no complicado, con una duración inferior a seis meses, periodo en el que el anciano puede presentar
síntomas como sentimientos de culpa, hostilidad, molestias somáticas, etc. Pero también puede ocurrir que el duelo
sea patológico, cuando las manifestaciones son desproporcionadas y se prolongan en el tiempo.
2.3.3. Suicidio
Los ancianos son el grupo de edad que presentan mayor número de suicidios consumados por intento de suicidio. En
este sentido, las medidas preventivas son muy importantes.
En muchas ocasiones los ancianos interpretan sus sensaciones corporales y deterioro físico como síntomas de alguna
enfermedad.
Suele darse con mayor frecuencia en hombres que en mujeres. En algunos casos el alcoholismo se inició en la
juventud o en la edad adulta y se sigue manteniendo en la vejez pero es muy frecuente que se inicie el consumo de
alcohol abusivo coincidiendo con la jubilación.