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Laurann Dohner - Compañeros Veslor 06 - Cazador Raze
Laurann Dohner - Compañeros Veslor 06 - Cazador Raze
Prólogo
Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Tres
Capítulo Cuatro
Capítulo Cinco
Capítulo Seis
Capítulo Siete
Capítulo Ocho
Capítulo Nueve
Capítulo Diez
Capítulo Once
Capítulo Doce
Capítulo Trece
Capítulo Catorce
Capítulo Quince
Capítulo Dieciséis
Capítulo Diecisiete
Capítulo Dieciocho
Epílogo
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Cuando sus padres murieron en su adolescencia, Anabel
Brick junto con su hermana Jessa, fue criada como huérfana de
United Earth. Mientras que su hermana se convirtió en una
especialista en investigación alienígena, las habilidades de Anabel
se destinaron a un uso diferente. Es una herramienta para United
Earth y su flota militar... una espía... una asesina. Su misión
actual también resulta ser la última. Si tiene éxito, si los
criminales no la eliminan primero, permanecerá abandonada en
un planeta del espacio profundo. Cualquier esfuerzo de rescate es
demasiado peligroso para un solo operativo. Anabel siempre supo
que su vida no iba a tener un final feliz.
—Yo lo hice.
—¿Por qué?.
—¿Por qué viniste a este planeta ...?
Palideció. —Yo sólo cocino. Lo que hacen los demás, no
depende de mí.
—Has trabajado para Gemini durante cuatro años. Puedo
decir por la mirada en tus ojos que sabías exactamente lo que
hacían esos imbéciles cada vez que volaban a planetas remotos.
¿Alguna vez te pusiste en contacto con la Flota para informarles
que tus compañeros de trabajo y tus empleadores, estaban
asesinando a extraterrestres indefensos? ¿Que estaban
provocando extinciones masivas para que su empresa pudiera
reclamar planetas por sus derechos de exploración,
extremadamente rentables?.
Sus manos en el aire comenzaron a temblar.
—Sé que no lo hiciste. Hiciste la vista gorda. Ahora, ¿cuántos
hay en tu campamento, Dirk?
—Ocho. Bueno ... siete—, corrigió, mirando rápidamente al
cuerpo de Paul y dos más que han desaparecido. Diez de nosotros
nos apilamos juntos en una cápsula de escape—. El se detuvo. —
Mira, es difícil conseguir un trabajo con mi pasado. Gémini estaba
dispuesto a contratarme. ¡Necesitaba el trabajo!.
Anabel sintió cero simpatía. —A cualquier precio,
aparentemente. ¿Sabías que hay más de noventa mil alienígenas
en este planeta? Piensa en eso por un minuto, Dirk. Noventa mil.
Probablemente sean el único tipo de su especie, ya que no están lo Página | 53
suficientemente avanzados para los viajes espaciales. Tus jefes se
preocupan más por las ganancias, que por la vida. Hablando de
eso, Gémini no enviará otro carguero, vas a morir aquí.
—No. Gémini quiere mucho este lugar. Un equipo de
reconocimiento encontró minerales preciosos que tienen una gran
demanda. Enviarán otro carguero para terminar el trabajo y nos
recogerán cuando vengan.
Ella resopló y bajó su arma. —A estas alturas, Gémini ya no
existe. No solo puse bombas en Soapa 6 para evitar que la
tripulación cometiera asesinatos en masa, sino que transmití todas
las pruebas a la Flota, de lo que ustedes, idiotas, han estado
haciendo—. Ella le dedicó una sonrisa fría. —No viene nadie. Ni
siquiera la Flota para arrestar tu lamentable trasero. El asesinato
en masa es una sentencia de muerte automática en United Earth.
Yo debería saberlo; para eso trabajo. Eso significa que depende de
mí repartir el castigo. Soy tu juez y verdugo.
Anabel vio el segundo en que entendió completamente la
situación. Los ojos de Dirk se volvieron un poco salvajes y su
respiración se aceleró.
—Trato de no matar a hombres desarmados, a menos que
sean basura absoluta—. Volvió a señalar con la cabeza al oficial de
seguridad muerto. —Como asesinos que torturan y violan a sus
víctimas, por encima de todo—. Ella frunció el labio. —Pero
todavía no siento mucha empatía por alguien lo suficientemente
malo como para intentar asesinar a su amada madre, eso es una
mierda. La próxima vez que nos veamos, estarás muerto, con o sin
arma. Todos ustedes lo estarán, ahora corre.
Dirk no lo dudó. Giró y corrió hacia los árboles. Hubiera sido
más seguro matarlo, pero causaría una muy necesaria distracción Página | 54
responsable.
—El signo de vida más cercano está aquí—. Bruck señaló un
punto rojo. —¿Cazamos juntos?
—No. Nos separaremos, es mas rápido. Primero revisa los
signos de vida únicos .
Bruck le pasó otra tableta. —Se actualiza cada hora,
recuerda.
Raze aceptó el dispositivo y estudió las lecturas. Luego
levantó la muñeca y activó las comunicaciones para hablar con
Prasky. —Sella la nave y ocúltala. No queremos que los humanos,
los habitantes extraterrestres o los animales nativos, ataquen
mientras no estamos.
El tercer miembro de su grupo respondió de inmediato. —
Trae carne fresca.
Raze se volvió y vio como la gran nave desaparecía. Aún
podía ver dónde la alta hierba del campo, había sido pisoteada por
el peso de Satrono, pero rápidamente se transformó para
adaptarse al área. Le encantaba la tecnología holográfica que se
habían ganado con los Brani.
—Espero que los Brani nos contraten de nuevo—, se rió
Bruck. —Siempre obtenemos de ellos la mejor tecnología. Quiero
ese arma de onda paralizante que vimos protegiendo uno de sus
transportes.
Raze sonrió. —A veces pensamos demasiado parecido. Sería
más fácil si pudiéramos poner todo a dormir, dentro de un corto
radio .
—No todo. Algunos de los escudos corporales de nuestros Página | 62
para dormir.
—¿Eso es lo que llamas un sofá y una cama?— Ella lo siguió,
mientras él la conducía fuera de la cocina de la nave.
—Sí. Algunas de nuestras palabras son diferentes a las
tuyas. Tomaré una nota mental.
—No hay necesidad, podría adivinar el significado. No son
los únicos alienígenas con los que he estado. Solo los primeros de
tu tipo, aprendo rápido.
No tardó en llegar a su cabina. Se sentó en el extraño sofá sin
respaldo, lo que la dejó con la cama. Cruzó los brazos sobre el
pecho. —¿Te gustaría ducharte?— Hizo un gesto con la cabeza.
—Tenemos un baño privado.
—Me bañé en el arroyo. ¿Apesto después de nuestra pelea?.
—Hueles agradable.
—Bien. Me alegré de descubrir que el desodorante formaba
parte de los kits de emergencia de las cápsulas. Incluyen el tipo
que satura la piel y dura aproximadamente una semana cada vez
que se aplica. De lo contrario, seguro que no me describirías como
‘agradable’. Los humanos apestan cuando sudan, la mayoría de la
gente piensa que los hombres son peores, pero no es cierto. Somos
igualmente apestosas después, de una pelea.
—Nunca desafíes a ningún macho Veslor en el futuro.
Creerán que deseas probar un apareamiento .
—Solo estaba tratando de que no me atraparas.
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—Nuestras culturas son muy diferentes.
—Aparentemente. Me daré a esa ducha por la mañana.
¿Supongo que no tienes una forma de hacer ropa que me quede
bien?— Ella tocó su overol. —Este atuendo no da más de sí.
—Puedo probar—. Se levantó. —Estás encerrada, no te
ofendas, pero es lo mejor. Prasky no confía en las hembras. No te
haría daño, pero lo vería como un signo de agresión si vagaras por
la nave, sin mí o Bruck. Probablemente te pondría en una celda.
Te sentirás mucho más cómoda aquí—. Hizo una pausa para que
surtiera efecto. —Asumiría que estabas tratando de atraerlo, si
peleas con él.
Ella suspiró. —Eso es lo que has dicho, no intentaré salir de
tu cabina.
—Bien. Volveré pronto con algo que puedas ponerte. El baño
está ahí y se encargará de todas tus necesidades. Debería ser fácil
descubrir cómo funcionan las cosas. Las funciones de nuestros
cuerpos no son muy diferentes. Investigué a los humanos después
de que te convirtieras en nuestro objetivo.
Anabel lo vio irse, pensando que probablemente debería
tomar una ducha. Raze la había inmovilizado antes en el suelo.
Cuanto más pensaba en ello, la idea de una posible agua caliente
era demasiado para resistirse. Sobre todo porque estaba
convencida de que no volvería a ver o experimentar esa tecnología
después de quedarse abandonada en el planeta.
Se levantó de la cama y la puerta del baño se activó con un
gatillo de movimiento, abriéndose automáticamente. El baño tenía
un inodoro, un lavabo extraño y un espacio en forma de tubo que
parecía ser una ducha. Se desnudó rápidamente y descubrió la Página | 138
tecnología alienígena sin ningún problema.
Había agua caliente. Disfrutó cada minuto que pasó debajo
de ella, volviéndose más limpia de lo que había estado en meses.
Apestaba volver a ponerse el overol, pero tenía pocas
opciones. Luego se subió a su enorme y cómoda cama. Tenía que
tener dos metros y medio por tres, supuso, el colchón era como una
almohada mullida de gran tamaño.
Un bostezo brotó de sus labios. Estaba cómoda, tenía el
estómago lleno de buena comida y no tenía que preocuparse de que
algún alienígena reptil descubriera su cueva mientras dormía.
Ella confiaba en Raze lo suficiente como para saber que él no
era del tipo que le haría daño mientras dormía. Ya habría hecho
algo, si lo fuera.
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al recibir descartes.
—¿Por qué guardas ropa para tus recompensas?.
Él sonrió. —Encontramos muchos de ellos en casas de recreo.
Rara vez vienen sin pelear o se toman el tiempo para vestirse.
Algunas especies se sienten muy incómodas al estar desnudas en
una celda durante días o semanas. También tiende a ofender a
quienes otorgan la recompensa, cuando los entregamos desnudos.
No tenemos un fabricante de ropa a bordo.
—¿Vas a menudo tras las prostitutas? ¿Cuáles son sus
crímenes? ¿Roban a los clientes?
Su sonrisa se desvaneció. —Vamos tras los clientes, como los
llamas. Es un lugar común para encontrarlos; la mayoría de los
machos disfrutan copulando. Rara vez aceptamos trabajos, cuando
la presa es una hembra, a menos que sea una amenaza mortal para
muchos.
—Viniste detrás de mí. Soy una mujer.
—A petición de Roth.
—Correcto. Dijiste que habías trabajado con él en el pasado
y que es un buen macho.
Él asintió. —Eres pariente de una compañera en su grupo.
Los Veslors se ayudan entre sí. Le di un gran descuento.
—Así que soy una recompensa de ganga. Excelente.
—Lo habría hecho por el coste. Las compañeras son
preciosas, y también la familia de los compañeros, especialmente
las hembras, alguien debería protegerte, Anabel. Roth me contó un
poco sobre tu situación de estar varada en una sección de espacio Página | 146
peligroso, y no pude decir que no—. Luego sonrió. —Eso me gusta.
Una recompensa de ganga.
Ella negó con la cabeza, divertida. —Nunca me vuelvas a
llamar así, o le enviaré un mensaje a este Roth para decirle que
dijiste que lo harías únicamente por el dinero del combustible de
esta nave. Entonces no te pagarían.
—Me pagaría más de lo que le pedí, si supiera que le he hecho
un descuento. Los Veslors son honorables. ¿Tienes hambre?
Prasky tendrá la primera comida lista para nosotros.
—Podría comer. He echado de menos la comida de verdad.
Esas barras de racionamiento apestan.
—Lo dices a menudo. ¿Supongo que 'apestar' significa
malo?— Salió de su camarote y las puertas se abrieron para él.
Regresaron a la cocina, donde ambos Veslor ya estaban sentados a
la mesa y comiendo.
—Apestar significa malo—. Se sentó con comida en el plato,
diferente a la de los demás, pensando que tenía que ser de ella.
Estaban comiendo frutas y verduras para el desayuno. Recibió lo
que parecía carne cocida y trozos de pan del tamaño de un bocado.
Una vez más, no había tenedores ni cubiertos, así que usó los
dedos. El pan era suave, con sabor a tortitas con algo dulce, pero
no almíbar, y estaba bueno. La carne sabía a tocino. —Delicioso—
. Le guiñó un ojo a Prasky. —Gracias—. Él le gruñó y desvió la
mirada.
—Nos aseguramos de que hubiera ingredientes amigables
para los humanos a bordo, antes de ir tras de tí—. Raze escarbó en
sus frutos primero. —Tendemos a hacer eso con todas nuestras
presas, si la recompensa es traerlas de vuelta con vida. Página | 147
estoy segura que les habría gustado mucho violarme una y otra
vez. Emery solía intentar traerme bebidas y comida, estábamos en
el mismo equipo de mantenimiento, estoy segura que lo había
drogado todo para poder ponerme sus enfermas manos encima. No
es que haya sido lo suficientemente estúpida como para aceptar
cualquier cosa que me ofreciera. No me siento culpable.
Raze solo la miró con el ceño fruncido.
Ella suspiró. —Emery me apuntó con su arma, saqué a Sharp
cuando apareció y trató de ponerte una cuenta, pudo haber tenido
un golpe de suerte cuando caíste sobre él. No estaba arriesgando
tu vida por la de él—. Ella hizo una pausa. —Me estás pidiendo
demasiado, si eso es lo que esperas.
Bruck se acercó silenciosamente detrás de ella, mirando a los
humanos muertos. —Estoy de acuerdo con ella, tampoco se
rindieron. Amenazó con lastimar a la hembra—. La ira brilló en
los ojos del macho.
Raze miró a los humanos. —Necesitamos llevar los cuerpos a
nuestra nave.
Anabel ladeó la cabeza. —No hay necesidad, escucho que
vienen trituradores. Sabía que cualquiera en el área lo oiría. El
fuego láser parece ser su nueva campana para cenar—. Ella miró
hacia la pared de roca. —Tenemos que escalar ahora, muchachos—
. Se enganchó la correa del arma por encima del hombro y
retrocedió unos metros, se agachó y luego los sorprendió a ambos,
cuando saltó.
La vio aterrizar bruscamente en la colina rocosa a unos tres
metros y medio de altura, luego comenzó a trepar. Escuchó Página | 167
Anabel dio todo lo que tenía para ganar velocidad. Cada vez
que su pie tocaba el suelo, alargaba el paso. El rebote resultante
la llevó más y más alto en el aire con cada paso. Pronto, vio una
forma oscura que se perdía en la distancia.
Una sonrisa le partió el rostro. Tenía que ser Raze. No lo
alcanzaría, pero sería capaz de seguirlo si lo tenía a la vista.
Pero su deleite se llenó de ira ante la idea de una posible
rehén. Esa era la emoción necesaria para encontrar la fuerza y la
voluntad para seguir adelante. Correr tan rápido también haría
que sus piernas la dosificaran con un cóctel de drogas patentado
de la Flota, que evitaría que se cansara.
Eso era, si le quedaba alguno. Ya no era como si tuviera un
equipo médico experto para reabastecerla.
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desde abajo.
Raze avanzó poco a poco hacia una hilera de rocas irregulares
que formaban una repisa natural y se detuvo.
—O corrieron. No se parecían a esta puta. Tal vez los
cabrones que vieron este planeta y lo informaron a Gémini, no lo
inspeccionaron el tiempo suficiente. ¿Qué pasa si hay más
extraterrestres viviendo en este agujero de mierda, de lo que
pensamos?.
—Cállate, Wade—, espetó otro. —Es más probable que los
extraterrestres recibieran una llamada de socorro de Soapa 6.
Estoy seguro de que el capitán envió una. Probablemente todavía
esté transmitiendo o captaron señales de nuestras cápsulas.
—No lo hizo—, siseó otra voz masculina. —¿Sabes dónde
diablos estamos? De ninguna manera el Capitán Mase quería que
los extraterrestres nos encontraran. ¡Es un espacio jodidamente
hostil! Cualquier alienígena que respondiera, nos habría matado.
Y los transmisores de cápsulas de largo alcance, se apagaron hace
dos sistemas solares. Solo el capitán podría anularlos, para volver
a encenderlos .
—Quizás lo hizo. La cápsula tenía que estar enviando
señales. Aterrizamos cerca el uno del otro, pero despegamos desde
diferentes partes del carguero.
—Las computadoras de las vainas se enlazan entre sí. Es un
sistema completamente diferente al de las señales de socorro. Una
vez que nos lanzamos, la computadora de cada cápsula se habría
puesto en piloto automático para estar cerca de las demás . Página | 189
para ver una bolsa rota del tamaño de una mochila de niño. Era
negra y sin marcas. Anabel miró a Raze en busca de una
explicación.
—Tuve que inyectarte con ...— gruñó algo que no se tradujo.
—Violé nuestras leyes para salvarte.
—Todos lo hicimos—, suspiró Bruck. —No te detuve y Prasky
fue a buscarla, la hembra es pariente de una compañera. La
rectitud prevalece sobre la ley .
Anabel volvió la cabeza y encontró a Bruck agachado a pocos
metros de distancia. Una bestia grande y aterradora también se
sentó cerca de él. Una mirada a los ojos dorados y supo que era
Prasky. Ver un Veslor desplazado a plena luz del día, de cerca, era
algo de lo que no podía apartar la mirada, eran grandes bultos de
aterradora amenaza.
—Anabel—. La mano de Raze de repente agarró su barbilla
suavemente y volvió su cabeza hacia él. Había dejado caer la bolsa.
Ella lo miró a los ojos. —Yo dije que lo sentía, especialmente
si tuvieras que infringir una ley. Sin embargo, no tengo idea de lo
que me diste.
—Te dimos un medicamento Veslor que no podemos usar con
extraterrestres a menos que tengamos un permiso previo de
nuestro rey—, explicó Bruck. —Rara vez se administra. Una vez
tuvimos un aliado que se volvió contra nosotros después de que lo
compartimos con ellos. Atacaron nuestro mundo natal, intentando
matar al rey para tomar el control de nuestra raza.
—Guardamos tu secreto sobre las malas compañías que
matan extraterrestres para robar mundos, y ahora tú mantendrás Página | 204
se atreverían.
Ella resopló y tomó un sorbo de su bebida antes de sostener
su mirada. —Déjame decirte algo sobre las personas que controlan
mi planeta, hacen muchas estupideces, algunos miembros del
comité gobernante de United Earth y los grandes jefes de la Flota,
pueden ser extremadamente vengativos, no les gusta que les digan
qué hacer, tu rey parece un gran tipo, Bruck, no puedo decir lo
mismo de todas las personas a cargo de United Esrth o de nuestra
Flota. Querrán castigar a Jessa por hackear sus archivos
ultrasecretos para encontrar mi ubicación, y ciertamente no les
importará un carajo si hacen enojar a los Veslors alejándola de su
compañero, ésa es la realidad. Su miedo a lo que ella pueda
compartir, prevalecerá sobre todo lo demás, incluso enfureciendo
a un aliado.
Él solo la miró.
—Dile a este Roth que saque a mi hermana pequeña de
Defcon Red inmediatamente. Él y su grupo necesitan sacarla a
escondidas de la nave de la Flota en la que se encuentran y hacerla
desaparecer, en algún lugar donde ningún otro humano pueda
encontrarla. Ella está bajo United Earth, por un contrato como yo.
A menos que esos Veslors planeen quedarse con la Flota durante
los próximos nueve años, hasta que ella termine su contrato ...
United Earth no la dejarán ir. Esos bastardos nunca lo hacen.
Enviarán a alguien como yo para localizarla, si huye. Sus órdenes
serán traer a Jessa de vuelta con vida, pero si eso no es posible ...
la matarán.
Sus ojos se agrandaron.
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—Querrán interrogarla, para averiguar qué ha compartido,
pero si se dan cuenta de que no pueden llegar a ella... orden de
matar. Lo digo en serio y estoy segura de eso.
—No se atreverían.
—Lo harían, lo han hecho—. Anabel había perdido el apetito.
—No tienes idea de qué tipo de órdenes me han dado a lo largo de
los años. Algunas pude evitar haciendo lo que sentí que era lo
correcto, pero no siempre.
—¿Evitar?— No siempre seguí las órdenes de la forma que
ellos quisieron. A veces se daba una orden que simplemente no era
correcta, un fanático del control en un viaje de poder que quería a
alguien muerto, por ejemplo y podría ayudarlos a escapar, si no
merecían morir. Por eso sé que la agrupación debe alejar a mi
hermana de Defcon Red y llevarla donde nadie pueda encontrarla.
Tienes que decirle que ...
—Bruck, déjanos. El relay de comunicaciones ha regresado.
Devuélvenos al planeta.
Anabel se sobresaltó al oír la voz ronca de Raze. Se volvió
lentamente para encontrarlo de pie junto a la puerta. Bruck se
puso de pie sin decir una palabra y salió de la habitación. Raze
selló la puerta y tomó asiento junto a ella, con expresión sombría.
—¿Cuanto tiempo llevas aquí?.
—El tiempo suficiente para que le pidas a Bruck que hable
con tu hermana. Para contarle cosas, repetidamente, no tienes
ninguna intención de permitir que te lleve con ella—. No era una
pregunta. Página | 241
desde la distancia más de una vez. Jessa casi nunca ve la luz del
sol. La Flota tiende a mantenerla trabajando a bordo de las naves.
Tengo tres meses de vivir en el planeta, que me han dado un poco
de bronceado.
Raze fue primero por su boca, sus labios aterciopelados y
afelpados rozaron los de ella, la punta de su lengua la provocó, a
continuación, ella se abrió a él y el beso se hizo más profundo. No
se limitó a explorar su boca, la atacó salvajemente.
Anabel lo agarró por los hombros y lo acercó más. Raze fue
de buen grado, su peso la inmovilizó contra la cama. Ella envolvió
sus piernas alrededor de su cintura, deseando… necesitándolo más
cerca. Su sabor y aroma combinados con la sensación de su pecho
musculoso contra sus senos, hicieron que sus pezones se pusieran
rígidos. Especialmente cuando se movía, frotando el corto pelaje
contra ellos, ella gimió contra su lengua y él gruñó, estaba caliente
como el infierno.
Su mano se deslizó por su cabello y apretó un puñado,
dándole un tirón lo suficiente como para hacerla jadear. Rompió el
beso y sus miradas se cruzaron, podía perderse en el azul de ellos,
la vista exótica de sus pupilas verticales. No es que él la dejara.
Volvió a tirar de su cabello, obligándola a levantar la barbilla. Bajó
la cara y fue por su cuello. Él la besó allí, lamió y rozó sus colmillos
contra su piel. Aceleró aún más su necesidad por él.
—Raze—, gimió, arañándolo con las uñas, posiblemente
clavándolas lo suficiente como para rasguñarlo. Ella también
movió su sexo contra su cuerpo, deseándolo dentro suyo, le dolía,
estaba tan lista, tenía que sentir lo empapada que estaba. Página | 244
—Tómame ahora.
La mordió con esos colmillos y gruñó. —Quédate quieta y ten
paciencia. Te estoy conociendo.
—Conoce mi cuerpo mientras me follas.
La mordió de nuevo, esa vez un poco más fuerte. No dolía,
pero era casi suficiente para romper la piel. —No me pongas a
prueba, Anabel.
—Eso es lo que estamos haciendo, ¿no? ¿Probando un
apareamiento? No me atormentes, Raze. Te quiero a ti, dentro de
mí.
—Hembra exigente—. Se movió rápidamente, demostrando
su fuerza cuando se deslizó por su cuerpo, rompiendo fácilmente
su fuerte agarre en su cintura. Dejó un rastro de besos húmedos
por su piel, hasta llegar a sus pechos.
—Demonios—, gimió Anabel, arqueando la espalda mientras
Raze chupaba su pezón.
Su mano se arrastró por su pierna doblada hasta el interior
de su muslo. Luego tomó su sexo, y la provocó con su grueso dedo,
introduciéndolo en su interior.
—Me voy a venir, si haces eso—, jadeó.
Chupó con fuerza su pezón mientras aplicaba presión contra
su clítoris, se frotaba contra él, follandola más rápido con su dedo.
Anabel se perdió e hizo lo que le advirtió. Su cuerpo se estremeció
cuando se corrió, gritando su nombre.
Raze soltó su pezón y sacó su mano de entre sus piernas.
Ajustó su cuerpo rápidamente, moviendo el colchón en su prisa, y Página | 245
llegando.
Raze gruñó, y lo sintió, cuando él se corrió profundamente
dentro de ella, calor y presión arrasando sus entrañas. Raze redujo
la velocidad de sus embestidas a una rutina lenta, como si quisiera
darle cada gota ordeñándola. También levantó el pecho de su
espalda lo suficiente para que ella pudiera respirar mejor.
—¡Sí!— jadeó.
Raze se quedó completamente inmóvil sobre ella. —¿Sí a
qué?.
—Acepto tu reclamo… o tu oferta. Como sea que lo llames, la
respuesta es sí. Bruck dijo que este es el momento en que una
mujer decide si aceptará o rechazará a una pareja. Justo después
del sexo.
Anabel se sintió nerviosa, pero giró la cabeza, apoyando los
brazos lo suficiente para hacer palanca en la cama y encontrarse
con su mirada de asombro. —Quería darle una paliza a la lisssa
cuando pensé que se estaba acercando a ti, no quiero que nadie
más te toque, por primera vez en mi vida, no quiero mantener la
distancia. Quiero quedarme contigo, vivir contigo, trabajar contigo
... demonios, envejecer contigo.
Raze siguió mirándola con los ojos muy abiertos, pareciendo
aturdido. Sin embargo, le soltó el pelo, apartando la mano.
Una sensación punzante atravesó su corazón y su orgullo
recibió un golpe masivo. —Mierda. Bruck estaba equivocado, ¿no?
No me quieres como compañera. Olvídate de que ...
—¡No!— Raze casi rugió. Página | 247
excitaron aún más. Raze mataría por ella, apretó la ropa de cama
arrugada, ya que no podía agarrarlo. Sus brazos tenían los de ella
atrapados donde estaban apoyados contra el colchón.
—Mataré para mantenerte a salvo o moriré—, gruñó, su tono
brusco. —Debes aceptar ambos lados de mí—. Comenzó a
embestirla, tomándola con fuerza. —¿Confías en mí?
Anabel gimió, sabiendo que él se la iba a quitar de nuevo. —
¡Sí!
—Necesito transformarme.
Estaba gruñendo lo suficiente como para que sus palabras
fueran difíciles de entender. También la follo aún más fuerte, y ella
se corrió de nuevo, pero había escuchado sus palabras. Si tenía
alguna duda, la sensación de su cuerpo sobre el de ella, contra el
de ella, había cambiado. Su piel curtida se frotó contra su espalda
y su trasero.
Abrió los ojos y miró su brazo apoyado en la cama. Tenía una
pata enorme al final, en lugar de una mano. Vio sus garras
mortales clavadas en la ropa de cama.
La humedad caliente y la presión, la llenaron desde adentro,
y Raze hizo un ruido que nunca había escuchado antes, casi un
gruñido. Dejó de follarla y ella sintió que la textura de su piel se
ablandaba. Ahora que no estaba distraída por su orgasmo, escuchó
sus huesos estallar, ocurrió tan rápido. La pata se convirtió en una
mano y él le acarició la piel con los dedos, con reverencia.
—Compañera—, Raze respiró. —Estamos unidos.
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Anabel no se asustó. Su corazón se aceleró, su mente luchó
con la realidad de lo que habían hecho ... pero luego su rápido
ingenio emergió a la superficie. —Los humanos tienen un dicho
acerca de querer ser follados como un animal. Supongo que puedo
marcar éso, de mi lista de deseos.
De repente, Raze deslizó sus dedos por su cabello, agarrando
un puñado, algo que ella se dio cuenta de que le encantaba hacer.
Tiró suavemente y ella giró la cabeza para mirarlo a los ojos,
mientras se inclinaba hacia él.
—No soy un animal, soy un Veslor. Tenemos dos formas, pero
un cuerpo, una mente. Mi gente se empareja en forma de batalla.
Es la única forma de formar el vínculo, llevarás mi olor ahora.
Anabel quiso patear su propio trasero, cuando vio dolor en
sus ojos. Ella había causado eso con su comentario. —Lo sé. Lo
siento—. Ella movió su cuerpo debajo del suyo.
Le dio algo de espacio para moverse al quitarle algo de peso.
Ella se volvió hacia él y extendió la mano, ahuecando su
mejilla. —Fue mi terrible intento de hacer una broma. Los
humanos hacen eso a veces, no te aceptaría de otra manera y te
acepto tal como eres.
El dolor se desvaneció y sonrió. —Eso es bueno. Eres mi
compañera por el resto de nuestras vidas—. Luego se puso
solemne. —Voy a morir sin ti ahora, eres todo para mi, nunca
cuestiones mi devoción o necesidad por ti.
—No lo haré. Yo tampoco quiero estar nunca sin ti.
—Tu corazón se siente atraído por el mío, de la misma
manera que el mío lo es por el tuyo.
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—Sí. Me estoy enamorando de ti, Raze. Demonios, estoy
enamorada de ti.
Se inclinó y la besó. —Mi compañera es la razón por la que
mi corazón late, yo vivo por ti.
Anabel quería llorar. Sin embargo, lágrimas de felicidad.
Realmente se había enamorado de Raze. Él era irresistible y ella
nunca había tenido una oportunidad desde el momento en que la
capturó. —Lo mismo—. Tragó para no ahogarse.
Un suave zumbido sonó en la habitación.
Raze refunfuñó. —Hemos llegado al planeta y estamos
descendiendo. Pronto estaremos en el lugar de aterrizaje.
No necesitó decir más. Raze era el líder de su agrupación y
tenía responsabilidades que atender. Al igual que tenía que matar
a algunos humanos antes de que pudiera alejarse de su última
misión.
—Deberíamos ducharnos y vestirnos. La lisssa necesita tu
atención. Tenemos un montón de extraterrestres que cuidar hasta
que venga su gente.
La besó de nuevo. —Celebraremos nuestro apareamiento
una vez que evacuemos a los Cobona y nos ocupemos de los
humanos malos.
—Si, lo haremos—. Tenía la emocionante sensación de que
ella y Raze iban a hacer ejercicio. —Ahora, si pudiera conseguir
ropa que me quede bien.
Él sonrió. —Te conseguiremos algunas, pronto. Por ahora, te Página | 253
—Cada hora.
Sacó una tableta de datos de la parte de atrás de su camisa
y la puso. Entonces ella señaló. —Dos más por ahí. ¿Vienes
conmigo o no?.
—Hablaremos más tarde de esto, compañera.
—Estoy segura que lo haremos—. Anabel volvió a sonreír. —
Sabes que probablemente soy tan terca como tú, ¿no es así?.
—Estoy empezando a entender eso.
—Los Veslors se aparean de por vida, ¿verdad?.
—Sí.
—Entonces estás atrapado conmigo, sexy—. Ella le guiñó un
ojo. —Ahora vamos a...
Desactivó su escudo y arremetió, la agarró por la cintura y la
tiró al suelo. Aterrizaron detrás de un grueso árbol. El fuego láser
no los alcanzó por centímetros y golpeó el tronco. Rodó, se mantuvo
agachado y buscó la amenaza.
—¡Mierda!— Anabel rodó también, arrastrándose hacia
adelante para mirar alrededor del tronco. Ella levantó el arma y
disparó hacia otro árbol.
Un hombre humano respondió. Anabel se echó hacia atrás y
lo miró a los ojos. —Cambia y salta. Le dispararé mientras lo
distraes.
—Tengo un escudo. Quédate—. Activó su escudo, enfurecido,
y salió de detrás del árbol. El fuego láser golpeó inmediatamente
su escudo, pero no penetró. Rugió y pisoteó hacia el humano.
El macho jadeó mientras disparaba de nuevo, luego Página | 267
siguió.
Anabel esperó hasta que estuvieron a una buena distancia.
—¿Crees que irán tras la Tierra en represalia?.
—No. El testimonio de lisssa de que mataste a los de tu
propia especie para buscar venganza por la muerte de los Cobona,
demostrará que tu gente tiene honor .
—¿La lisssa siempre ha conocido el estándar de la Tierra?..
—No. Sus nodos les permiten compartir datos. El enlace es
instantáneo.
—Entonces, ¿les gusta ... enviar un programa de idiomas a la
mente?.
—Sí.
—Genial—. Sin embargo, Anabel estaba bastante segura de
que no querría una piedra incrustada en su frente, para ganar esa
habilidad.
—¿Estás enojada porque planearon matar a los humanos
restantes?.
Anabel miró a Raze. —No. Tenemos un dicho en United
Earth: ojo por ojo. Esos idiotas mataron a algunos Cobona. Habría
sido justo si hubieran muerto en sus manos. ¿Crees que realmente
los habrían eliminado rápido, si hubiera quedado alguno, o los
hubieran hecho sufrir primero?.
—Muerte Instantánea—. Él se encogió de hombros. —A los
Cobona no les gusta la tortura ni el sufrimiento. Se considera
aborrecible y perverso.
—Así que son mucho mejores que los humanos—, murmuró. Página | 282
—Entiendo.
Él se rió entre dientes. —Yo no diría eso. Simplemente
diferente y más culto que la mayoría de las razas.
—¿Y ahora qué?— Vio como la lisssa y la delegación seguían
moviéndose alrededor de los grandes grupos de Cobona,
hablándoles. —¿Va a haber otra fiesta?— Ella se agachó y se tocó
el estómago. —Porque tengo que admitir que nunca me voy a
acostumbrar a dejar tanta comida, solo para evitar insultar a
alguien.
—No más banquetes. Somos libres de irnos.
Anabel dejó que esa información se hundiera, la inquietud se
apoderó de mí. —No puedes llevarme a Defcon Red ... ni a ningún
otro lugar donde esté establecida la Flota. Informarán que estoy
viva en United Earth. Eso sería malo para mí, pero peor para
Jessa, si alguien sospecha que ella tuvo algo que ver con sacarme
de este planeta. La arrestarán y seré considerada una fugitiva,
por no volver al deber.
Raze le soltó la mano y ahuecó su rostro. —Nadie te va a
alejar de mí.
Ella miró sus hermosos ojos azules. —Son astutos y
mezquinos, Raze, yo deberia saberlo, fui una de ellos. He llevado a
cabo todo tipo de misiones de recuperación imposibles, a lo largo
de los años.
—Pensaré en una manera segura de que visites a tu
hermana. Le di mi palabra a Roth y su agrupación, para llevarte a
ellos.
—No hay forma segura de subirme a bordo de una nave de la Página | 283
compañera.
Raze abandonó el puente y regresó a su lugar para dormir.
Anabel estaba acurrucada en su cama, durmiendo una siesta. Se
desnudó rápidamente antes de subir con ella. Le encantaba
abrazar a su compañera.
—¿A dónde fuiste?— Ella giró la cabeza mientras él se
acurrucaba alrededor de su espalda, apretándola con fuerza en su
abrazo.
—Llegué a la agrupación de Roth. Estamos a unas horas de
Defcon Red.
Anabel maldijo y se alejó. Odiaba dejarla ir, pero lo hizo. Su
hembra podría usar sus pequeños codos para causarle dolor,
golpeándolo en varios lugares. Lo había aprendido rápidamente.
Ella se sentó, sus pechos expuestos lo distrajeron. Se
humedeció los labios.
Su compañera se rió entre dientes. —No me mires así y
mantén la lengua en la boca. Eres demasiado tentador. Necesito
ducharme, vestirme y prepararme para que la mierda golpee el
ventilador. ¿Qué pasa si el comandante de la Flota de Defcon Red
exige un recorrido por tu nave?.
—Ellos no lo harán. Los Veslors son aliados de la Flota.
Enfurecería a nuestro rey si nos trataran como enemigos hostiles.
Ya he programado el escudo para ocultar tu signo de vida de sus
sensores .
Ella levantó su tobillo. Su banda no se encogería lo suficiente
como para caber en su muñeca. Su compañera tenía huesos Página | 300
su rostro hacia el de ella. —No confío en los humanos que has dicho
que te quieren muerta. Todo lo que hayan puesto dentro de ti,
debería ser eliminado.
Ella consideró sus palabras cuidadosamente. Luego miró a
Jessa. —¿Estás segura que no me quedaré embarazada, a menos
que Raze cambie a su otra forma?.
—Cien por ciento ... a menos que te capturen alguna vez, él
se enfurezca y te veas obligada a tener relaciones sexuales una y
otra vez, porque quienquiera que te capturó, amenaza con matarte
si no follan como conejitos.
Anabel miró boquiabierta a su hermana.
—Larga historia—, suspiró Jessa. —Por favor, déjame al
menos quitar el dispositivo Klessiona. Me preocupa que te lo
pusieran sin mencionarlo. Especialmente después de lo que la
mujer que envió tu controlador, dijo sobre para quién trabajaba y
lo peligrosos que eran. ¿Qué pasa si te están dosificando una
sustancia química diferente, que te esterilizará permanentemente
con el tiempo? ¿O peor aún, matarte en algún momento?.
—Por favor—. Raze apretó la mano de Anabel.
Ella lo miró profundamente a los ojos azules y asintió. —
Sácalo, y a mi implante anticonceptivo. Pero me quedo con las
piernas.
—Solo desearía saber cómo apagar cualquier programa de
protección que usaron, ya que ambas piernas se están leyendo cien
por ciento reales en el escaneo. Me gustaría asegurarme de que no
oculten algo más, que tú no sepas—. Jessa hizo una pausa. —Me Página | 339
preocupa no saber.
—Tengo los códigos de acceso para apagar el blindaje y volver
a encenderlo. Kurt, mi controlador, me los robó de mi expediente
médico, en caso de que alguna vez tuviera que huir. De esa manera
podría arreglar mis sintéticos si fuera necesario repararlos.
—Quiero esos códigos—. Jessa la miró a los ojos. —Tengo
mucha curiosidad por ver qué te han hecho—. Su hermana tocó la
rodilla de Anabel y le dio un suave apretón. —La piel aquí está
mejorada por clones, ¿no es así?.
—Sí. También quiero saber todo lo que te hicieron los
médicos—, admitió Anabel. —¿Le agregaron más mierda a tu
cuerpo, además de ese implante cerebral y tu ojo?.
—Un oído mejorado—. Jessa lo señaló.
—Yo también tengo uno de ésos—. Anabel señaló el de ella.
Luego miró a Maith, antes de mirar a su hermana. —¿Puedes
quitar lo que necesites, sola? No te ofendas, pero no quiero que tu
compañero me vea desnuda, si tengo que desnudarme y abrir las
piernas para que me quiten ese dispositivo.
Raze gruñó, mirando al otro Veslor.
Jessa miró entre los dos machos y luego puso los ojos en
blanco. —No necesito ayuda. ¿Por qué no van ustedes dos a hacer
algo, en otro lugar? Esto no tardará mucho. Deja que mi hermana
y yo manejemos esto, solas.
Raze apretó su mano sobre la de Anabel. —No quiero dejarte.
—Me sentiría más cómoda, sola con mi hermana. Créeme, es
una doctora muy sobrecualificada—. Anabel le dedicó una sonrisa.
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Raze no parecía feliz. —¿Mi compañera corre algún peligro
durante estos procedimientos?.
—No—, juró Jessa.
—Por favor—, susurró Anabel.
Raze la miró a los ojos, gruñó, pero le soltó la mano. —
Esperaré afuera—. Luego pisoteó hacia la puerta.
Maith vaciló.
—Tengo esto—, le dijo Jessa en voz baja. —Ve.
Ambos Veslor se fueron y Anabel se incorporó un poco. —
¿Hay algo que no me dijiste?.
—No. Aprenderás que soy muy franca, estos días.
—¿Qué quieres que haga?.
Jessa se volvió y abrió un armario, mirando a través de ellos.
—Dame unos minutos para familiarizarme con su centro de
curación. Tengo su versión de una cama médica. Maith quería que
estuviera preparada para lo que tendríamos disponible, una vez
que dejáramos la flota.
—¿Estás un poco asustada por tener tres bebés?.
Jessa se giró y asintió. —¡Oh sí! Pero no se lo digas a Maith.
Esa respuesta hizo que Anabel se pusiera tensa.
Su hermana pareció leer su estado de ánimo. —No por una
mala razón. Es maravilloso, pero también sobreprotector. Si
sospechara que estoy un poco ansiosa, se pegaría a mí como una
segunda piel, las veinticuatro horas del día. Él ya trata de Página | 341
alimentarme todo el tiempo, y si incluso me veo un poco cansada,
se niega a dejarme caminar—. Jessa se rió entre dientes. —Sin
embargo, va a estar bien. Todos ayudamos con Roshi y Rasha. La
agrupación hará lo mismo con estos tres pequeños, después de que
nazcan.
—¿Estás feliz?.
—Más de lo que jamás creí posible—. Jessa se acercó a ella y
estudió su rostro. —Estoy tan contenta de que estemos juntas.
Tenemos mucho que hacer, para ponernos al día.
Anabel pensó que era un buen momento como cualquier otro,
ya que estaban solas. —Yo también ... pero hay algo que debes
saber.
—¿Qué?.
—Estoy bastante segura de que no nos mudaremos para vivir
en un planeta contigo. No de inmediato, al menos. Sin embargo, lo
visitaremos mucho. A menudo. Mi grupo son los cazadores que
viven en esta nave. Es su forma de vida.
Los ojos de Jessa se abrieron y su boca se abrió.
Anabel se apresuró a seguir. —La oferta de tu agrupación de
dejarnos vivir con ustedes, sorprendió a Raze. Él y su grupo
sufrieron algún trauma en el pasado, y es por eso que decidieron
trabajar y vivir en el espacio. Creo que necesita algo de tiempo
para adaptarse a la idea. Todos lo hacen. Por favor, no te enfades.
—¿Qué tipo de trauma?.
—Es una larga historia, pero involucra a un líder de grupo
de mierda que hizo cosas realmente terribles que resultaron en la
muerte de una mujer Veslor, luego ese idiota trató de culpar a Raze Página | 342
para todos.
Raze lo miró a los ojos.
—Nadie intentará convertirnos en agricultores—. Maith se
estremeció. —No haremos eso. A la familia humana de Vera le
encanta trabajar la tierra y esperan crear un gran huerto para
alimentar a nuestro grupo. Lo odiamos. Por eso nos fuimos. Pero
el aire fresco, el espacio para deambular y la caza, serán un cambio
agradable después de vivir en naves durante todos estos años.
—La agricultura no era el problema.
Maith asintió. —Soy consciente.
Raze se tensó.
—Sólo conozco algunos detalles. Tengo un primo que se
emparejó con una de las hermanas de nuestro rey. Lo que sucedió
con tu agrupación, no debería haber sucedido. Confiamos en todos
ustedes. Fuiste el primer grupo en el que pensó Roth, cuando
necesitábamos que alguien buscara a Anabel. Nuestro rey te envió
para ayudarnos en el planeta Tesina cuando los Elth comenzaron
a robar a su gente. Son los mejores cazadores. Esas fueron sus
palabras. ¿Te preocupa que sólo estemos haciendo la oferta de
compartir territorio por quién es tu compañera para la mía? No es
eso.
Raze no estaba convencido.
—También hicimos la oferta a una agrupación de
comerciantes. Actualmente se han negado, pero acordaron unirse
a nosotros algún día. Solo uno, de los seis machos, se ha apareado.
Nuestro rey nos dio un territorio lo suficientemente grande para Página | 345
mantener a muchas agrupaciones. Docenas, con espacio para
crecer después de que nuestros hijos maduren y si alguno tiene
ganas de comenzar la suya.
—¿Están estrechamente alineados con los comerciantes?.
—Abby es amiga de la compañera de Brassi. Es el líder de
agrupación de los comerciantes. Fue el primero que supimos que
se unió a una humana. Mi grupo lo ha debatido en profundidad.
Más machos como nosotros podrían encontrar compañeras
humanas. Deberían tener un territorio al que llamar hogar, si
tienen cachorros que no quieren criar en el espacio. Aprendimos lo
que es ser diferente, mientras vivíamos en Defcon Red. Los
humanos se adaptaron a nosotros, pero tomó tiempo. Queremos
que nuestras compañeras y cachorros, estén rodeados de personas
que los acepten abiertamente.
Raze lo entendió. —Nos ofreciste territorio porque mi
compañera es humana.
—También nos gusta tu agrupación—. Maith sonrió. —Pero
sí—. Luego se puso solemne. —Toma el territorio ofrecido.
Reclámalo. De esa manera, es tuyo cuando necesitas aire fresco y
un lugar seguro para que crezcan los cachorros, cuando no estás
viviendo en esta nave haciendo trabajos de cazador. También sería
bueno saber que estarás de acuerdo para que nuestras
agrupaciones estén ubicadas cerca, para nuestras compañeras.
—La pérdida de Hern nos ha dañado aún más.
Especialmente a Prasky. Ya no estamos en condiciones de ser
sociables.
—¿Quién dice que tienes que serlo?— Maith se encogió de Página | 346