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FARA A TOT OR EL TACTO ye Se han escrito muchos libros sobre el tacto y su importancia en los diferentes tipos $ de terapias. No pretendo extenderme sobre este tema, asi que solamente menciona-_[& Fé los aspectos mas relevantes y de mayor importancia para la inducci6n miofascial, El tacto es una forma de comunicacién, sin el uso de palabras, muy poderosa, que requiere dedicacién y concentracién tanto por parte del terapeuta como del paciente El tacto forma parte del lenguaje corporal. Este lenguaje permite una comuni- caci6n perfecta entre el terapeuta y el paciente durante el praceso de tratamiento. Es una forma de comunicacion muy completa, que permite marcar a ambos los espacios comodos de accién (Cottingham, 1985). Siendo la induccién miofascial una forma interactiva de aplicaci6n terapéutica, la fuerza y la intencién con la que tocamos al paciente pueden determinar el éxito 0 el fracaso del tratamiento. A través del tacto, el terapeuta establece el primer contacto con el cuerpo del paciente, valorando la calidad del tejido, la forma de restriccién, su direccién y su profundidad OBJETIVOS GENERALES DEL TRATAMIENTO Los objetivos especificos en cada patologia tratada con las téonicas que se expo- nen a contimuacién se explican por separado. Aunque pueda sorprender, el listado de los objetivos generales es muy corto: + Bliminar las compresiones del sistema fascial + Eliminar las rostricciones del sistema fascial. ‘= Restablocer el equilibrio perdido, APLICACION DE LAS TECNICAS SUPERFICIALES (TAMBIEN DENOMINADAS TECNICAS DIRECTAS O TECNICAS DE DESLIZAMIENTO) £1 objetivo principal de la aplicacién de las técnicas de deslizamiento es eliminar las restricciones superficiales y/o las restricciones locales, asi como una facil y directa ubicacién. La regla principal en la aplicacion de estas técnicas es dirigir el movimiento (de deslizamiento) en la direcci6n de la restriccién (Cantu, 2001; Sporel, 1994) feral ee) En la aplicacion de las técnicas basicas superficiales, es el terapeuta quien dirige el tratamiento con el fin de eliminar la restriccion, Debe localizar la restriccién, ubicar su profundidad y direccién, y continuar el tratamiento en la direccién de la restriccién. Esta direccién, como ya se menciond, no siempre o, mejor dicho, pocas veces sigue la direccién de los movimientos fisiolégicos basicos de una determina- da articulacién. Por esta razén, el terapeuta debe estar muy atento durante la aplicacién de los tratamientos, y no confundir su aplicacién siguiendo la direccién del movimiento articular del paciente, en vez de seguir la direccién real del proceso de liberacién de las restricciones, establecido por el propio cuerpo (Barnes, 1990; Cantu, 2001; Sporel, 1994) (para mas detalles, se refiere al lector al parrafo sobre barreras de restricci6n en el capitulo sobre la evaluacién del sindrome miofascial. Durante la aplicacién de las técnicas de deslizamiento puede producirse cierto grado de dolor. El paciente, a pesar de que registra perfectamente esta sensacién, permite al terapeuta la continuacién de a aplicacién. Sin embargo, hay que recordar gue en las técnicas de induccién miofascial, en ningun momento hay que superar el umbral del dolory siempre hay que respetar la peticién del paciente de interrumpir la ‘técnica en caso de que no pueda soportar la sensacion dolorosa. El terapeuta experi- mentado sabré perfectamente qué cantidad de fuerza debe aplicar en la realizacion de Una técnica determinada, asi como también el tiempo que tendra que mantener la presién. Sin embargo, siempre se debe hacer caso alas peticiones del paciente. Puede ‘ocutrir que el terapeuta dé por terminada la aplicacién de una técnica, pero que sea el paciente quien, a pesar del dolor, quiera continuar con la aplicacién. En esta situacién, #5 conveniente continuar con el tratamiento siguiendo la reaccién sabia del cuerpo, gue intuye los beneficios de la terapia a pesar de la sensacién de dolor. El terapeuta nunca deberd olvidar que las respuestas y el umbral del dolor son muy individualiza- dos, y que pueden variar de una manera drastica entre diferentes pacientes. Los mecanismos de accién de las técnicas directas son diferentes, pero como objetivo general tienden a la eliminacién de las restricciones precisas, El tipo de tratamiento que se realiza es el tratamiento local (Tidhall, 1986; Kesson, 1999). Lo que motiva al paciente a la realizacién del tratamiento del sindrome miofas- ciales, por lo general, la presencia de dolor. Por esta raz6n, la lucha contra el dolor debe ser siempre el objetivo principal de cualquier tipo de tratamiento de los sin- dromes miofasciales. Surge, sin embargo, la pregunta de si es éste el inico y el mas importante objetivo del tratamiento. Dentro de la filosofia y os principios del trata- miento del sindrome de restricci6n miofascial, la recuperacién funcional salta a la palestra como el primer y mas importante objetivo. De esta forma, el tratamiento local realizado con el objeto de eliminar un dolor especifico seria solamente una parte del proceso del tratamiento global FARA A TOT OR Como ejemplo se puede mencionar el dolor relacionado con la epicondilitis externa del codo (codo de tenista). La patologia, como sabemos, se desarrolla a consecuencia de la sobrecarga que ejerce el grupo muscular de los extensores de la mutieca y los dedos (extensor comuin de los dedos, extensor propio del menique, segundo radial externo, cubital posterior, primer radial exteno) sobre una pequeria (aproximadamente 0.5 cm) superficie ésea (epicéndilo externo) que forma su punto comiin de origen. Las fuerzas que se desarrollan en los musculos mencionados crean luna gran carga por unidad de rea durante los movimientos repetitivos 0 los realiza- dos en contra de una gran resistencia. Sufren epiconailitis las personas que realizan las actividades diarias asociadas a los movimientos de supinacién del antebrazo, oa una extensién de la mueca inesperadamente fuerte. De las actividades tipicas, aparte del juego del tenis, se puede mencionar abrir una puerta, verter una botella lena, apretar un tomillo, dar un apretén de manos, etc. Por lo general, la instalacién de la patologia es proaresiva y pocas veces se manifiesta con dolor instantaneo en el momento de la lesi6n. Posteriormente, el paciente siente dolor e incapacidad parcial al realizar los movimientos anteriormente mencionados. Esto se debe al tipo de patologia, Durante la lesién se produce un desgatro parcial y, en consecuencia, como reaccién natural en el proceso de reparacién del tejido, se forma una cicatriz, Esta cicatriz, cuando ests iritada por un movimiento repetitivo, se inflama y produce dolor. Si es cierto que el dolor, en esta patologta, se presenta por el trastorno funcional del grupo muscular mencionado, cabe la pregunta, ¢de dénde viene este trastorno? {es tan sélo un problema local limitado a los musculos en cuestién o forma parte de un problema global del trastorno miofascial de, por ejemplo, la regi6n cervical? Asi, las actividades dirigidas a la lucha contra el dolor producido por la patologia mencionada, asi como también a la recuperacién local de la funcién, deben ser los objetivos principales del tratamiento. Sin embargo, es igualmente importante la recuperacién global de la funcién del sistema miofascial. La epicondili- tis como patologla puede ser, en esta situacién, solamente una representacién referida de un problema global del sistema y, como siempre, en los tratamientos con aplicacién de las téchicas de la terapia manual, hay que responder ala pregunta, de donde viene el dolor? Y al encontrar la respuesta, continuar el tratamiento del sindrome miofascial hasta conseguir una total recuperacién funcional (Plat, 1993). Los tratamientos locales del sistema miofascial, por lo general implican la apli- cacién de técnicas superficiales (todos los tipos de deslizamiento). Este tipo de aplicaciones se debe realizar antes de utilizar las técnicas profundas de la induccién miofascial. Dependiendo del entrenamiento del terapeuta en el campo de la tera- pia manual, es posible combinar la aplicacién de las técnicas superficiales con otros tipos de tratamiento manual como, por ejemplo, las movilizaciones o manipulacio- nes articulares. En la mayoria de los casos es recomendable realizar las técnicas @ OS miofasciales antes de la aplicacién de las técnicas manipulativas. Eliminar las restric- ciones superficiales del tejido miofascial periarticular permite, a un terapeuta entre- nado, realizar de una manera mucho més facil, precisa, completa y menos traumé- tica, cualquier tipo de manipulacién articular. De esta forma se pone también de manifiesto el hecho de que la aplicacién de las técnicas miofasciales no impide la realizacién de otros tipos de terapia manual; al contrario, estas actividades se com- plementan. Un terapeuta especializado apreciara esta combinacién del uso de téc- nicas, logrando una mayor eficacia de sus procedimientos terapéuticas. La reaccién de los tejidos periarticulares se debe a que practicamente en todas las restricciones articulares que se pueden evaluar y tratar con las técnicas manipulativas locales, directas y precisas se presentan también componentes de la restricci6n miofascial Incluso puedo arriesgarme a afirmar que, en un gran grupo de restricciones estruc- turales del movimiento articular, el componente miofascial es el Unico factor res- ponsable de los trastornos de la amplitud de los movimientos fisiol6gicos. Entre las técnicas superficiales se distinguen tres tipos de técnicas basicas: * Deslizamiento en forma de «lo. * Deslizamiento transverso. * Deslizamiento longitudinal. DESLIZAMIENTO EN FORMA DE «J» ‘Antes de la aplicacién de esta técnica es indispensable realizar una cuidadosa evaluaci6n de la piel. Hay que observar su humedad, elasticidad, hipersensibilidad y capacidad de movimiento, y descartar la presencia de rasguiios para, posterior mente, evaluar la direccién de las restricciones. Para una realizacion correcta de esta técnica, el terapeuta, después de una inspeccién ocular, aplica de una manera muy suave una inspecci6n palpatoria, deslizando el dorso de sus dedos sobre la superficie de la piel en la regién del tratamiento. La técnica de deslizamiento en forma de «J» se aplica para eliminar las restric- ciones superficiales y aumentar la movilidad de la piel. Puede realizarse en cual- quier parte del cuerpo y en cualquier direccién (Fig. 1). La aplicacion de esta técnica esta indicada dnicamente en las lesiones crénicas; en las lesiones agudas, sera re- chazada por el paciente, al producirse un fuerte dolor durante su aplicacién. El movimiento de deslizamiento en forma de «/» genera una hiperemia pos- traumética controlada a nivel superficial subcuténeo. La regién cuténea de la zona del tratamiento presentard no s6lo un enrojecimiento, sino también un leve calen- tamiento y abultamiento, resultado de la vasodilatacién local, lo que facilitara la eliminacién de las toxinas responsables de la produccién de dolor en esta regién 324 ce FAN OA MOT ORR, Fig. 1, Las restricciones subcuténess se pueden producir en cualquier parte del cuer- po y en cualquiera de las direcciones; por esta raz6n, se aplican las téenicas subcuté- zneas como el deslizamiento en forma de «J», que puede utilizarse también en cualquier parte y direccién del cuerpo. Las gréficas muestran, de una manera esquemética, la distribucién, expansién y direceién de las restricciones subcuténeas. Sin embargo, hay que tenor en cuenta que la restriccién puede producirse en un lugar diferente 0 también en una direcci6n no indicada por ninguna de las flechas especificas mostra: das on ol dibujo. (Modificado segiin Bames, 1990.) (Kesson, 1999). Como efecto analgésico adicional se produce una liberacién de los opiaceos endgenos (Goats, 1994). Para evaluar las zonas extensas como, por ejemplo, la espalda o el muslo, el terapeuta coloca primero sus manos (palmas hacia abajo) sobre el segmento del cuerpo a evaluar, Debe tratar de acoplar la mano a la piel con el maximo contacto posible. Los dedos deben estar ligeramente en abduccién (Fig. 2). El terapeuta no debe ejercer una presién fuerte sobre el cuerpo del paciente. Al evaluar las zonas més pequetias como, por ejemplo, la cara o la mano, la presién solamente se pue- de aplicar con los dedos. Una vez acopladas las manos del terapeuta a la piel del paciente, se realiza un suave, pero enérgico, movimiento de desplazamiento con ambas manos al mismo tiempo y en la misma direccién. e @ OS Fig. 2. Muestra de la posicisn de las manos para evaluar la movilidad de la piel. Las manos, una vez colocadas correctamento y bien acopladas a la piel del paciente, roa- lizan, de una manera simulténea, un movimiento de desplazamiento junto con la piel, con el fin de buscar la direccién y la amplitud de la restriccién. Tay que recor- dar que la restricci6n se puede presentar en cualquier direcci6n y de cualquier lado, El desplazamiento se realiza con una fuerza de presién minima, necesaria para poder desplazar las manos junto con la piel. Las manos no deben moverse en ningun momento sobre la piel. Sila piel es grasa o himeda, se debe limpiar y secar antes de la aplicacién de la técnica, Las manos del terapeuta deben formar una ‘especie de unidad funcional con la piel del paciente. La sensacién que debe percibir el terapeuta es como si las manos estuviesen pegadas a la piel. El terapeuta debe realizar los movimientos en todas las direcciones y, de esta forma, determinar el lado, la direccién exacta y la superficie del movimiento restringido (para mas deta- lles se refiere al lector al parrafo sobre la teoria de barretas de restriccién, en el capitulo sobre evaluacién del sindrome de disfuncién miofascial). Una ver finaliza- da la evaluacién y determinada, con seguridad, la direccién de la restriccién, el terapeuta coloca su mano no dominante en posicién prona por encima de la re- gi6n restringida, aplicando una suave presién en direccién contraria a la direccién de la restriccién detectada anteriormente durante el proceso de evaluacién (Fig. 3), con el fin de estabilizar (fiar) la piel. Con la otra mano, el terapeuta realiza el movimiento de deslizamiento en forma de «J». El movimiento se realiza con el dedo indice reforzado por el dedo medio (Fig. 4) 0 con el nucillo del indice (Fig. 5) En algunas situaciones, cuando existe una marcada diferencia entre las dimensio- 326> ce Direcién do Iaresticeiin “> Desizamiento Contrapresisn ones 1 \Contrapresion Deslizamiento fone Direcisn de \ larestriecon \ Fig. 3. Hl esquema muestra la forma dol deslizamiento en forma de «J». La contraprosisn (fijacién) de la piel so realiza on direccién opuesta a la direc ign de la restriccién, y la técnica del doslizamiento on «» se aplica en la di- reccién de Ia restriccién, (Modificado segiin Bares, 1990.) TN ATO TTR, Fig. 4. Deslizamiento en forma de «J Gon una de sus manos, el terapeuta fija la piel del paciente en la direccién de larestriccién y, posteriormente, realiza elmovimiento de deslizamiento en for- ma de «J», utilizando ol dedo indice ro- forzado por el dedo medio. Fig. 5. La técnica de deslizamiento en forma de ‘Jp se puede realizar también con el nudillo del dodo indice. @ OS nes del cuerpo del paciente y el cuerpo del terapeuta, éste puede aplicar la técnica con dos nudillos, Una ver realizado el contacto, la «» se aplica en la direccién de la restriccién, es decir, en la direccién opuesta a la de contrapresién ejercida con la otra mano. El movimiento debe ser tridimensional. Durante todo el tiempo, los dedos del terapeuta ejercen una suave presién hacia el cuerpo y, al mismo tiempo, manteniendo esta presién, dibujan sobre el cuerpo la letra «d»: al principio, el mo- vimiento debe ser relativamente lento, pero al llegar ala curva de la «J» se debe aplicar un movimiento veloz; ésta es la fase que produce la ruptura de las adhe- rencias de la fascia subcutanea. El movimiento se puede repetir hasta siete veces sobre la zona tratada, pero no exactamente en el mismo sitio. EI numero de repeti- ciones dependeré de la magnitud de la superficie afectada, la parte del cuerpo tratado, la profundidad de la restriccién, y también de las caracteristicas personales del paciente. Al finalizar la aplicacién, se debe reevaluar la movilidad de la piel y proceder segiin el estado actual. DESLIZAMIENTO TRANSVERSO. Esta técnica se aplica en las restricciones muy espectficas de reducida superficie, como en los tendones, Ios ligamentos, 0 partes especificas de los miisculos. La aplicacién de la fuerza de desplazamiento depende de la profundidad de la lesion, de su extension y del tiempo de aplicacién La aplicacién de la friccién transversa puede, pero no debe, producir cierto grado de incomodidad o incluso un pequefo dolor (Cyriax, 1989; Kesson, 1999; Gallego, Laslett, 1996) La hipétesis de la acci6n del deslizamiento transverso supone que se produce Un efecto de movimiento transverso localizado y de una muy escasa amplitud so- bre las estructuras colagenosas del tejido conectivo. Este movimiento repetitive facilita el cambio de la actitud estacionaria de las fibras de colégeno dirigida a la fotmacién de los entrecruzamientos, lo que se explica ampliamente en el capitulo dedicado a la histologia del tejido conectivo. El movimiento transverso facilita la liberacién de las propiedades de deslizamiento y desplazamiento del cokigeno (Cyriax, 1989; Kesson, 1999; Laslett, 1996) El eslizamiento transverso aplicado en las primeras fases de la formacién de la restriccién miofascial permite la agitacién del tejido tisular, incrementando la tasa de fagocitosis (Evans, 1980). En las situaciones crénicas se produce un ablanda- miento y movilizacién de las adherencias (entrecruzamientos). Los estudios de Bruijn (Kesson, 1999) revelan que el tiempo necesario para producir el efecto anal- gésico en el tejido oscila entre 0.4-5.1 minutos, con un promedio de 2.1 minutos por tratamiento 328> ce ANSTO (Age La técnica de deslizamiento transverso se realiza con las puntas de los dedos. Hay tres formas de colocar las manos para la ejecucién de esta técnica, que se | eligen dependiendo de las dimensiones de las manos del terapeuta, de la extension de la zona tratada, de la profundidad de la restriccién, de la agudeza del dolor, de la edad del paciente, etc. En las tres formas de tratamiento dela técnica de desliza- miento transverso, el terapeuta debe colocar sus manos de forma perpendicular al cuerpo del paciente. Se puede colocar una mano al lado de la otra (Fig. 6), palma con palma, 0 palma con el dorso, En la tres situaciones, los dedos deben colocarse dentro del espacio a tratar. El terapeuta debe ubicar este sitio con precision. Cuan- tomas pequefio sea el espacio, mejor serd el resultado de la técnica. Sila técnica se utiliza como, por ejemplo, sobre el vientre muscular para tratar una cicatriz profun- da, se debe profundizar la presién vertical hasta alcanzar el sitio exacto de la res- tricci6n. El movimiento se realiza en direccién transversa al recorrido de las fibras musculares o del tendén. Este movimiento se puede comparar con el que se realiza sobre las cuerdas al tocar una guitarra. El movimiento real que aplica el terapeuta es el de flexoextensién de las articulaciones metacarpofaléngicas, permaneciendo, relativamente inméviles las demas articulaciones. No se deben hiperextender las articulaciones interfalangicas. Si el terapeuta posee dedos de una longitud muy desigual, puede flexionar las falanges antes de la realizacién de la técnica, El movi- miento (manteniendo todo el tiempo la presién hacia el cuerpo de una forma per- pendicular) debe ser enérgico y ritmico. Se realizan entre 7 y 15 recorridos. Esta técnica suele ser particularmente dolorosa, por lo que se debe tener un cuidado especial al realizarla para no causar un dolor adicional innecesario. Fig. 6. Deslizamiento transverso. Hl terapeuta junta sus manos, colocéndolas una al Tado de la otra, y contacta la zona a tratar con las puntas de los dedos. Posteriormente, realiza un movimiento transverso al recorrido de las fibras. E] movimiento transverso debe tener una amplitud muy escasa, No se debe saltar sobre el mtisculo, sino reali- zar ol movimiento dentro do él 29 ee) @ OS DESLIZAMIENTO LONGITUDINAL Eldeslizamiento longitudinal es la Unica técnica utilizada en la inducci6n miofascial en la que se permite el uso de lubricantes. El lubricante, especialmente necesario al tratar a un paciente de sexo masculino por tener ras vello, se aplica para evitar el dolor al realizar el estiramiento. No debe aplicarse en exceso, para evitar un sobre- deslizamiento que puede llevar al terapeuta a la pérdida del control en la realiza- ci6n de la técnica. La aplicacién longitudinal de la fuerza mecénica tiene como objetivo estimular la orientacién longitudinal de las fibras, lo que permite intensificar el movimiento y la fuerza tensil del tejido. De esta forma, el tejido es movilizado en los procesos crénicos y se evita la formacién de adherencias en los procesos agudos (Kesson, 1999; Laslett, 1996; Barnes, 1990). La apertura vertical de la fascia es particular- mente util en los masculos largos como, por ejemplo, los isquictibiales y los exten- sores del tronco. E! deslizamiento se puede realizar en cualquier direccién, es decir, desde el origen del muisculo hacia su insercién o desde la insercién hacia el origen; sin embargo, es recomendable realizar el movimiento desde el origen hacia la in- sercién, Una vez colocado el paciente, el terapeuta, preferiblemente con su mano no dominante, realiza una contrapresién con el fin de fijarel teido. (Hay que recor- dar que la direccién de la contrapresién no tiene nada que ver con la direccién de la restriccién, detalle de mucha importancia en la aplicaci6n del deslizamiento en forma de «J».) Con la otra mano, el terapeuta realiza un deslizamiento longitudi- nal, partiendo desde el sitio de la fijacién hacia el extremo distal (Fig. 7). El movie Fig. 7. Deslizamiento longitudinal. Con una de sus manos, el terapeuta fija la piel del paciente en el extremo distal de la regién tratada y, posteriormente, realiza, con el udillo de la otra mano, un deslizamiento longitudinal a lo largo del recorrido de las fibras musculares, La técnica se puede aplicar también con el dedo indice reforzado por el dedo medio, o con el code. 3305) ce FARO A TOT RR miento de deslizamiento debe ser lento y realizado segiin la respuesta del tejido. En presencia de una restriccién intensa, se debe llegar al punto de mayor resisten- cia, detenerse y esperar unos segundos, manteniendo durante todo el tiempo la presién sostenida hasta el momento en el que se produce la liberacién. Posterior- mente, se debe seguir con el deslizamiento hasta el fin del recorrido de la masa muscular tratada, EI movimiento se repite, por lo general, tres veces. La fuerza del impulso depende de los mismos factores mencionados en la aplicacién del desliza- miento transverso, La aplicacién de la fuerza de deslizamiento depende de la pro- fundidad de la lesion, su extensién, y del tiempo de aplicacién APLICACION DE LAS TECNICAS PROFUNDAS (TAMBIEN DENOMINADAS TECNICAS INDIRECTAS © TECNICAS SOSTENIDAS) CONSEJOS UTILES ‘+ Aprender a trabajar en diferentes niveles de la restriccién fascial + Incorporar y seguir el movimiento inerte del sistema fascial + Escuchar a la fascia La ejecucién de las técnicas profundas no significa aplicar una fuerza mayor. Una apertura progresiva del tejido y la confianza depositada por el paciente durante la actividad que se realiza permiten aplicar la técnica con eficacia. Un paciente relajado y confiado acepta una penetracién progresiva, incluso si su alcance es realmente profundo, lo que sucede, por ejemplo, en las técnicas de tratamiento del psoas, en las que, para hacer el contacto con el miisculo, se debe proceder con una presién sostenida larga y muy profunda. Hay que recordar que en la aplicacién de las técni- as superficiales hemos aprovechado el efecto del microtraumatismo, con sus bene- ficios terapéuticos descritos anteriormente. En la aplicacién de las técnicas profun- das, se evita este tipo de reaccién, algo que s6lo es posible si se gana la confianza del paciente y, en cierto modo y aunque parezca extrafto, la confianza del tejido. La distribucién y las direcciones de las restricciones del sistema miofascial son impredecibles y se revelan durante el proceso de aplicacién del tratamiento. Estas restricciones pueden manifestarse en diversas direcciones y, a veces, en distintas amplitudes que no son propias para el movimiento de una determinada articular cién, como, por ejemplo, el movimiento de rotacién en la articulacién de la rodilla (Barnes, 1990; Rolf, 2001). Las restricciones de la fascia pueden producirse en diferentes direcciones y en distintos planos. incluso pueden producirse en el mismo plane en diferentes direc- ciones, o en la misma direccién en distintos planos, o en diferentes planos en dis- tintas direcciones. Todo al mismo tiempo. En la aplicacién de las técnicas de induccién miofascial profunda, es el proceso de faciitacién del movimiento del sistema miofascial el que permite liberar sus restricciones. El terapeuta no es un ejecutor del tratamiento, sino solamente un faciltador del proceso. Debe tener claros los objetivos del tratamiento, asi como el proceso exacto de su puesta en marcha, En su plan de tratamiento y su ejecucién, elterapeuta debe esperar las respuestas del tejido, que se presentaran a raiz de los procedimientos iniciales. La forma en que seguird el tratamiento dependerd de la respuesta corporal y de la capacidad del terapeuta en sentirla e interpretarla co- rrectamente, asi como también de cémo seguir con el movimiento apropiado, es decir, con a fuerza y direccién adecuadas, y la velocidad y la amplitud apropiadas, respetando siempre el ritmo de la liberacién del tejido. Los minimos detalles de los cambios en el movimiento, como las paradas, los progresos, los rnomentos de silencio, deben ser interpretados debidamente y a tiempo, El terapeuta crea el tratamiento segiin la respuesta que recibe del paciente. &s Un trabajo interactivo, No es posible aplicar la induccién miofascial con fuerza y sin la retroalimentacién recibida del paciente, ya que es él quien marcara las barreras; yes él quien decidiré la finalizacién del proceso. El terapeuta no es el protagonista del acontecimiento, pero tampoco es un espectador; es un participante activo que convive con el paciente en el proceso de cambios que marcan el progresoy el éxito del tratamiento. La participacién activa del paciente en el proceso de la induccién miofascial no se debe entender como una realizacién activa de movimientos. No hay, por parte del paciente, contracciones musculares activas durante el proceso de tratamiento. El inicio del movimiento parte del terapeuta y la funcién del pax ciente es la de guiar al terapeuta en su inmersién dentro de la telarafa del sistema fascial. El paciente, relajando su cuerpo, permite al terapeuta analizar la respuesta del tejido, le advierte sobre los desaciertos en la elecci6n del camino hacia la libera- , ce FARA A TOT OR Sin embargo, las reglas principales son las mismas (Barnes, 1990; Menheimn, 2001; Cantu, 2001). Realizando la técnica de manos cruzadas, el terapeuta utiliza el movimiento esponténeo del cuerpo para llegar a las restricciones profundas y, posteriormente, aprovechando las propiedades del tejido fascial (reaccién piezoeléctrica, efecto de tensegridad, reaccién tixotrépica), ayuda al cuerpo a realizar Sus liberaciones. En la primera fase de la aplicacién, el terapeuta apenas induce movimiento al tejido. Una vez que el paciente esta colocado correctamente y de la manera apropiada, el teraneuta toca suavemente con sus manos su piel. Este primer acercamiento debe realizarse aplicando una presién lenta y progresiva. Al tocar al paciente se debe esperar unos segundos hasta que éste se acostumbre a la presencia de las manos del terapeuta sobre su cuerpo. El terapeuta sentiré claramente el momento en el que el cuerpo le da la sefal de continuar con la técnica. Una vez colocadas correc- tamente las manos, debe eliminarse la restriccidn preeléstica, Si se escoge la analo- gia con una tela, seré como si estirdramos las arrugas: la resistencia del tejido co- nectivo es minima. Es como observar la cuerda de un barco anclado en una bahia tranquila (Fig. 8). La duracién de la etapa depende del grado de ondulacién que presenten las fibras de colégeno en diferentes segmentos corporales. Este es un paso Fig. 8. Flapa preelistica. Es como observar la cuerda de un barco anclado en una bahfa tranquila. La duracién de la etapa depende del grado de ondulacién que pre- senten las fibras de colageno: es diferente en los tondones, en los ligamentos, la picl y los miisculos, Se debe aplicar el mismo procedimiento antes de movilizar ol tejido ccon las técnicas de induccién miofascial. El hecho de sentir alggin movimiento al ini- ciar la técnica no significa que se haya logrado la liberacién, Probablemente, la mera sensacién de movimiento solamente ser4 la sensaci6n de vencer la etapa preeléstica, G37 ee) @ OS indispensable, si no se realiza, se corre el riesgo de confundir el momento de la celiminacién de la restriecion preeléstica con el del vencimiento de la primera barre- ra, Acto seguido, una vez eliminada la restricci6n en cuesti6n, el terapeuta inicia el proceso de llevar el tejido a tensién. Primero se aplica un estiramiento longitudinal muy suave, y posteriormente se agjunta el componente vertical, que debe ser apli- cado con mucha lentitud. A partir de este momento, el resto de la aplicaci6n se hard siempre de forma tridimensional. El terapeuta debe llevar el tejido a la puesta fen tension, que se denomina primera barrera de la restriccién, La sensacién que percibe el terapeuta es que, al anlicar la misma fuerza, el tejido no cede mas. La sensacién se puede comparar con la de colocar la mano sobre una barra de mante- quilla recién sacada del congelador, Al colocar nuestra mano sobre ella sentimos, ‘en un primer momento, que nuestra mano se hunde un poco dentro de la barra y luego se detiene. Es una sensacién muy parecida a la que se siente al aplicar la técnica profunda de la induccién miofascial. EI terapeuta, realizando todo el tiem- o presion de manera tridimensional, también debe mantener todo el tiempo la misma fuerza; no debe aumentarla ni disminuirla. No puede separar las manos del cuerpo del paciente. Si esto sucede, se debe empezar la técnica desde el inicio, E terapeuta mantiene la presién de forma tridimensional y espera los acontecimien- tos (Fig. 9). El tiempo de espera varia entre un paciente y otro, entre una zona de tratamiento y otra, y entre un tratamiento y otfo, realizado en la misma zona, Por lo general, el tempo minimo es de un minuto y medio a tres minutos. El terapeuta, todo el tiempo concentrado, atento y preparado ante cualquier tipo de movimien- Fig. 9. Parte inicial en la aplicacién de las técnicas de manos cruzadas. Las manos doben estar juntas y bien acopladas a la piel del paciente, La presién aplicada debe ser tridimensional. 3384, ce FARA A TOT OR to en cualquier direccién, espera la respuesta del cuerpo al impulso mecdnico que él realiza, A través de diferentes vias de comunicacién, finalmente, la plasticidad del tejido y los cambios tixotrépicos, probablemente a través de un intercambio energético seguin la teorla de la piezoelectricidad explicada en el capitulo sobre la mecénica del sistema fascial, permite 0, mejor dicho, induce un movimiento (Bar- res, 1990}, cuya direccién es impredecible. Puede ser que las manos del terapeuta se separen entre si (Fig. 10), cosa que ocurre con gran frecuencia, pero puede ser que se hundan o que una se dirja,realizando un giro, en una direccién y la otra en la direccién contraria; el terapeuta debe seguir ese movimiento. Nunca se debe forzar el movimiento en la direccién preestablecida por el terapeuta, sino que se debe seguir en la direccién que nos indica el cuerpo. Hay que recordar que la liberacién se puede producir en un nivel superficial, en un nivel profundo, 0 en varios niveles al mismo tiempo. Puede ser que la diteccién de estos movimientos sea la misma en cada uno de los niveles 0 que los movimientos se realicen en otra direcci6n, incluso, a veces, en la direccién opuesta. El terapeuta debe seguir éste 0 estos movimientos hasta encontrar la préxima barrera de la restriccién. Una vez en la nueva barrera, debe detenerse y mantener la misma fuerza de presion, Luego se repite el procedimiento inicial y se espera hasta que se produzca la proxima libera- cién. Se debe vencer, de esta manera, un minimo de tres a seis barreras consecuti- vas (Bares, 1990; Sandweiss, 2002). Fl tiempo de espera entre una liberacién y la otra, entre el vencimiento de una barrera y la otra, varia dependiendo del tipo, la profundidad y la madurez de la restriccién. Es posible que desoués de la tercera Fig. 10. Faso final en la aplicacién de la técnica de manos cruzadas. Se puede obser- var quo las manos estén més soparadas entre si con respecto a la posicién mostrada on la Figura 9 39 ee) @ a liberacion el movimiento se vuelva continuo, es decir, no habré tiempo de espera fen una barrera, sino que se liberaré una barrera tras otra de una manera fluida y continua. No hay un limite de tiempo para la aplicaci6n de las técnicas profundas. Como se mencioné anteriormente, entre 3 y 5 minutos es el tiempo minimo. Sin embargo, en algunas técnicas sostenidas como, por ejemplo, la liberacion del psoas o la técnica suboccipital, pueden pasar 45 minutos hasta que se produzca tna liberacién completa, siendo estos casos extremos. Una ver finalizada la técni- @, el terapeuta, con mucho cuidado y lentitud, debe disminuir la presion y, poste- riormente, dejar unos segundos las manos sobre el cuerpo del paciente y retirarlas luego con suavidad. Debe quedarse junto al paciente y esperar hasta que éste abra los ojos, (En una abrumadora mayoria de técnicas, el paciente tiene los ojos cerra~ dos, lo que también se recomienda al terapeuta para de esta manera incrementar su capacidad del tacto manual.) Posteriormente, se debe esperar hasta que el pa- ciente empiece a comunicarse con el terapeuta y no al revés. Algunos pacientes se quedan dormidos durante la aplicacién de la técnica y el «despertar» puede tardar unos minutos. Bajo ninguna circunstancia el paciente debe levantarse bruscamen- te dela camilla, Durante el proceso de tratamiento pueden bajar la presion arterial y el nivel de aaticar en sangre, y se debe dar la oportunidad al cuerpo para que recupere los niveles normales (Menheim, 2001). En caso contrario, el paciente pue- de presentar dolor de cabeza, mareo o incluso desmayarse. Hay que recordar que el patrén propioceptivo del cuerpo puede cambiar de una manera dréstica durante la aplicacién del tratamiento y, por esta razén, todos los movimientos, en los pri eros minutos despues de su aplicacién, deben ser lentos y sin mucha exigencia aerébica. Los movimientos relacionados con la aplicacién de fuerza, resistencia, velocidad y precision deben evitarse, en lo posible, en el tiempo inmediato a la aplicacién de la técnica de manos cruzadas 0 en cualquier otra técnica profunda, PLANOS TRANSVERSOS Las técnicas de planos transversos se aplican en los sitios en los que se encuentran las estructuras miofasciales con un importante recortido transverso. Estos lugares se denominan planos transversos (tema discutide ampliamente en el capitulo dedi- cado a la fisiologia del sistema miofascial). Recordemos que se cistinguen el plano pélvico, el plano diafragmstico, el respiratorio y el plano clavicular. El tratamiento de los planos transversos sigue los principios de aplicacién des- critos en la técnica de manos cruzadas. En la aplicacién de la técnica de planos transversos cambia, por supuesto, la posicién de las manos del terapeuta. Su posi- ciGn exacta, asi como también la posicién del paciente, esté descrita en cada una de las técnicas de planos transversos en los capitulos correspondientes a los trata- mientos especificos. 340>) ce TSCA TER (4G Para la aplicacién dela técnica de manos cruzadas, el terapeuta colocala palma de su mano no dominante debajo del cuerpo del paciente, sobre el lugar determi nado (Figs. 11 y 12). La palma de la otra mano la coloca sobre el cuerpo del pacien- te, por encima de la otra mano. Posteriormente, el terapeuta aplica una suave presién hacia la camilla con la mano superior, el codo de la mano inferior deberd Fig. 11. Plano transverso a nivel pélvico, Una de las manos del terapeuta se encuen- tra debajo del cuerpo del paciente y la otra se coloca encima del mismo. En este caso, cn la técnica del plano transverso a nivel pélvico, la mano inferior esta debajo del sacto y la superior justo por encima de la sinfisis puibica. Fig. 12, Plano transverso a nivel respiratorio, La mano inferior se encuentra en la unién dorsolumbar; la superior, de manera transversa, sobre la apfisis xifoides del esternén. 41 5 apoyarse sobre la camilla. La presién, como se explicé en la técnica de manos cruzadas, debe llegar a la barrera y detenerse en ella, esperando la liberacién. El movimiento se presentard de una manera esponténea después de unos 90 a 120 segundos. Por lo general, es un movimiento de traslado o rotacién. El movimiento se siente mucho mejor con la mano superior; sin embargo, la mano inferior no se encuentra pasiva, sino que también participa en los tratamientos. Por supuesto, dada su posici6n y aplastada por el peso del paciente, tiene una capacidad limitada para moverse. Pero si nos imaginamos una pelota puesta entre nuestras manos, aplastada por una de ellas y sostenida por la otra y acostada sobre una mesa, entenderemos que el movimiento se siente en ambas manos, y por tanto la partici pacién de ambas es igualmente importante. Los movimientos siempre son tridi« mensionales. La primera bartera de restricci6n se logra disolver con una aplicacién relativamente larga. Posteriormente, el paso entre una barrera y la otra puede rea- lizarse con cortas detenciones en las barreras consecutivas 0 a través de un movi- miento continuo. Con frecuencia se produce una especie de sensacién de hundi- miento dela mano superior dentro del cuerpo del paciente. Al finalizarla técnica se debe reduc la presién de una forma lenta y progresiva, El resto del procedimiento 5 igual al explicado en la técnica de manos cruzadas. TECNICA TELESCOPICA. La fascia, como se mencioné en el capitulo dedicado a su patomecénica, responde a dos tipos de impulso mecénico, el de la compresién y el de la traccién. En la técnica de manos cruzadas y planos transversos, se explicd la respuesta de la fascia al estimulo de compresién. En la aplicacién de la técnica telesc6pica, nos guiamos por la respuesta al estimulo del estiramiento, Las técnicas telescépicas se realizan enllas extremidades. Se puede aplicar la técnica de una manera global (sobre toda la extremidad), 0 de una manera parcial, sobre un segmento (por ejemplo, un dedo). La aplicacién de la técnica esta indicada en situaciones de restricciones poco especificas con presencia de dolores dispersos en diferentes partes de la extremi- dad, 0 en situaciones en las que la evaluacién inicial de las patologias miofasciales no lleva a un diagnéstico preciso, y también como una técnica complementaria a las técnicas locales. En estas situaciones, es necesaria la aplicacién de un tratamien- to global. El comportamiento del tejido durante la aplicacién de esta técnica permi- te realmente descubrir el lugar real de la lesién y, al mismo tiempo, tratarlo. Para aplicar la técnica, el terapeuta suspende con sus manos la extremidad a tratar y lentamente inicia la aplicacién de una suave traccién a lo largo del eje del cuerpo del paciente. El terapeuta extiende sus codos y suspende el peso de su ‘cuerpo sobre la extremidad tratada; en ningtin momento se debe aplicar una fuerte traccion. Es el peso del cuerpo del terapeuta el que realiza la traccién, y nola fuerza FARA A TOT OR de los musculos de sus brazos. Solamente esta forma de aplicacién permite al tera- peuta percibir y faclitar correctamente el proceso de liberacién longitudinal teles- cépica, Aunque parezca que es una técnica poco especifica, su resultado sf es muy especifico, ya que la liberacién se produce justo en el sitio de la restriccién real Durante la aplicacién de la técnica, puede producirse una elongacién lenta y progresiva, asi como también un movimiento de salto repentino, a veces acompa- fhado por un sonido seco de desprendimiento. El paciente puede experimentar una sensacién de estiramiento 0 una repentina sensacién de calor, que a veces est acompafiada por enrojecimiento de la piel: respuesta vasomotora (Barnes, 1990; Menheim, 2001), La sensacién de liberacién de la restriccién se puede percibir también como una especie de onda (Fig. 13). El terapeuta debe esperar tres liberaciones telescépicas consecutivas. Después de percibir la sensacién de estas tres liberaciones, el terapeuta debe estar muy atento a cualquier tipo de intencién de movimiento de la extremidad. Se realiza el movimiento de abduccién acompariado por los movimientos complementarios de rotaciones, consecuencia de los ajustes en todos los niveles articulares consecuti- vos (mufeca, codo, hombro). Por lo general, el movimiento es progresivo, y entre la combinacién de abduccién, rotaciones y flexién la extremiciad avanza con él en direccién hacia la abduccién. €l terapeuta no realiza el movimiento, sino que man- tiene la tracci6n constante, facilitandolo. Durante la aplicacién de la técnica, el cuerpo del terapeuta se comporta como un péndulo. El progreso del movimiento Fig. 13. Fase inicial do la técnica teloscépica, El terapouta sostione con ambas manos la extremidad superior del paciente. Lentamente, con ol peso de su cuerpo, inicia la aplicacién de la trac @ OS de abduccién y flexién no siempre se realiza de una manera directa. Es posible que el movimiento de abducci6n se realice, por ejemplo, demasiado rapido, y el grado de flexi6n no sea el apropiado para el avance del movimiento. El terapeuta debe detectar esta situacién y permitir que el tejido le lleve a un punto adecuado para realizar la correccién, El objetivo final es realizar todo el movimiento de circunduc- ci6n de la extremidad en la medida en que las cualidades del tejico periarticular lo permitan. Por ejemplo, en presencia de patologlas del hombro, sera imposible rea- lizar el movimiento completo de circunduccién, La aplicacién de fa técnica finaliza al regresar al punto de partida y colocar al brazo en posicién neutra, Tratandose de la aplicacién de una técnica profunda, al finalzarla, el terapeuta debe proceder segtin las instrucciones descritas para la técnica de manos cruzadas. BALANCEO DE LA DURAMADRE La aplicacién de esta técnica es necesaria en las siguientes situaciones * Cuando observemos que el paciente, al estar acostado, esté simétrico, pero que al colocarse de pie, esta simetria desaparece. * Cuando no haya una respuesta favorable después de la aplicacién de las téc- nicas de liberacién miofascial o la respuesta sea muy débil * Cuando se puede obtener la liberacién del sistema fascial, pero ésta desapa- rezca instanténeamente al retirar las manos el terapeuta * Cuando, al realizar la técnica, el terapeuta perciba todavia una restriccién, pero de una dificil ubicacién La técnica se puede realizar en tres posiciones diferentes Con el paciente acostado en decibito lateral. El paciente esta echado en la camilla sobre cualquier lado, Para su comodidad, se le puede colocar una almohada debajo de la cabeza y entre las rodillas. Las manos deben estar sueltas. 2. Con el paciente acostado en decuibito supino. El paciente esta tumbado en la camilla con las rodillas flexionadas. Para una mayor comodidad se puede colocar una almohada debajo de la cabeza y debajo de sus rodillas. 3. Con el paciente sentado en la camilla. El paciente sentado con las manos sueltas sobre los muslos. La forma mas comtin de aplicacién de esta técnica es con el paciente acostado en decubito lateral. Para realizarla, el terapeuta se coloca al lado de la camilla, sentado 0 de pie, colocando una de sus manos sobre el sacro y la otra sobre la base 3445 ce FARA A TOT OR Fig. 14, Ritmo craneosacro. El terapouta, sentado deteés del paciente con su mano craneal sobre el créneo y la caudal sobre el sacro del paciente, realiza la técnica sin aplicar una prosién excosiva del créneo. Posteriormente, evalia la elasticidad de la duramadre, observando la amplitud y la sincronizacién del movimiento entre el sacro y el craneo, Al detectar la direcci6n de la restriccién, trata de exagerar el movimiento en la direccién de la faciltaci6n. Luego reevalia la amplitud del movimiento en ambas direcciones. Si es necesatio, se debe repetir todo el procedimiento hasta obtener una simetria come pleta (Fig. 14), RELACION DE LA INDUCCION MIOFASCIAL CON OTRAS TERAPIAS La aplicacién de las técnicas de induccién miofascial puede aliviar el dolor, recupe- rarla funcién y permitir reestablecer el equilibrio postural; sin embargo, sila perso- na mantiene patrones de movimiento poco eficaces, se vuelven a sentir los sinto- mas y se reproduce la disfuncién miofascial. Por lo tanto, es importante que el paciente, durante el programa de tratamiento fisioterapéutico, tenga un entrena- miento funcional o de facilitaci6n propioceptiva para poder desarrollar patrones correctos de reclutamiento motor. En lo que respecta a las técnicas de estiramiento, es recomendable aplicar pri- mero las técnicas de induccién miofascial, antes de la aplicacién de las técnicas de stretching. Considerando que durante la liberacién miofascial se produce el efecto @ OS de descompresién, lo que permite una mayor extensibilidad del tejido, intuimos gue este fenémeno facilita el proceso de estiramiento muscular. Coma se mencioné anteriormente, se recomienda la aplicacién de las técnicas de induccién miofascial antes de la aplicacién de las maniobras manuales relacio- nnadas con la movilizacién y la manipulacién articular, La misma observacién debe aplicarse a los tratamientos de reeducacién neuromuscular, asi como también a la correccién postural La aplicacién de las técnicas de induccién miofascial forma parte integral del Cuidado de los pacientes con secuelas por derrames cerebrales y lesiones medula- res. El tratamiento del cuerpo por debajo o en el érea de una lesion medular gene- ralmente consiste en la reeducacién neuromuscular, la proteccién de la piel, el mantenimiento de la movilidad articular y la ensefianza a los pacientes del auto- control de las extremidades inferiores en las actividades cotidianas, La tendencia a no resaltar el control de los tejidos blandos en el érea por debajo de la lesién tiene Un riesgo. No hay que olvidar que las restricciones miofasciales por debajo del nivel de la lesién pueden in‘luir en el funcionamiento de las estructuras superiores, Con respecto a los pacientes con lesiones en la médula espinal, la seleccién de las técni- cas de induccién miofascial vendra determinada por la estabilidad espinal y el esta- do ortopédico del paciente. De una manera parecida a la aplicada en el caso del tratamiento con las técnicas de FNP, el tratamiento indirecto puede ser eficaz. Otra consideracién a tener en cuenta es que, en las personas con lesiones en la médula espinal, los efectos potenciales de las cicatrces internas y externas son consecuen- cia de los traumatismos o la cirugia. Las restricciones en el rea de la pelvis y en el abdomen pueden empeorar el funcionamiento de los sistemas respiratorio y diges- tivo. La aplicacién de las técnicas de induccién miofascial puede reducir tales res- tricciones y mejorar la calidad de vida del paciente (Barnes, 190). El alumbramiento puede ser traumatico tanto para la madre como para el be- bé. Se considera que mas del 90% de los bebés recién nacidos sure distorsiones craneales 0 desviaciones pélvicas (Barnes, 1990; Upledger, 1987). Muchas veces, al pasar por el canal vaginal, la cabeza y la columna cervical se extienden y pueden comprimirlos céndilos occipitales. Como resultado, tanto el canal medular como la nién lumbosacra se comprimen. La aplicacién deficiente de las técnicas de fér- ‘ceps sobre los huesos temporales cambia el delicado equilibrio de este rea, crean- do un ambiente para una futura disfuncién craneomandibular, que trae como con- secuencia dolores de cabeza. Las técnicas de inducci6n miofascial se pueden aplicar inmediatamente después del parto debido a la posibilidad de una aplicacién suave y segura, corrigiendo asi muchos de estos desequilibrios yrigideces antes de que causen mayores problemas de alineamiento defectuoso. 346> ce ANSTO (Age CONTRAINDICACIONES Anteriormente hemos ubicado a las técnicas de la induccién miofascial dentro de la familia de las terapias manuales. Hay que recordar también que las terapias ma- rnuales pertenecen al grupo de los tratamientos fisioterapéuticos. Por estas razo- nes, las contraindicaciones para la aplicacién de las técnicas de induccién miofas- cial deben analizarse en el contexto de las contraindicaciones generales de la aplicacion de la fisioterapia. Entre las contraindicaciones especificas para la apl- cacién de la induccién miofascial debernos mencionar: Contraindicaciones absolutas: + Aneurismas + Fracturas de los huesos y lesiones agudas de los tejidos blandos (se debe esperar de 3 semanas a 3 meses hasta que se produzca una completa cicatrizaci6n). ‘* Heridas abiertas. ‘+ Pacientes en tratamiento con corticosteroides (esperar hasta 2-3 meses). + Estados febriles. + Pacientes hemofflicos. * Tumores malignos. * Leucemia. + Pacientes con cancer del sistema linfatico (enfermedad de Hodking). tados inflamatorios de los tejidos blandos en etapa aguda fermedades infecciosas. + Osteoporosis (en etapa avanzada) * Deficiencias citculatorias agudas (p. ¢., sindrome vertebrobasilar) «Terapia anticoagulante. * Diabetes avanzada. + Hemofilia « Flebitis avanzada. + Osteomielits ‘+ Hematomas (no se debe aplicar el tratamiento sobre hematomas) ‘ Hipersensibilidad de la piel + Falta de aceptaci6n de las técnicas por parte del paciente Contraindicaciones relativas: * Arteriosclerosis avanzada, Enfermedades autoinmunitarias: = lupus (en la etapa aguda), 348) ce RETO OME TR ~ artritis reumatoide aguda, ~ esclerodermia (en la fase inflamatoria). * Espondiloartrosis anquilosante (en la etapa agua). * Pacientes con enfermedades maniacodepresivas. * Pardlisis cerebral (en estados muy graves) * Trombosis, * Epilepsia (evitar hiperventilacién). * Pacientes sometidos a cirugfa plastica (se debe esperar hasta 6 semanas). * Dolor de cabeza y jaquecas no diagnosticadas. + Pacientes con tension extremadamente alta. * Avanzada inestabilidad de la columna vertebral. * Condiciones ginecolégicas especiales: — DIU, ~ menstruaciones abundantes, — embarazo (no aplicar la técnica durante los 3 primeros meses, y evitar la apli- ‘cacién de las técnicas sobre el vientre matemo durante el resto del embarazo). * No se recomienda la aplicacién de las técnicas en los deportistas de alta competi- cién 2 6 3 dias antes de las mismas, ‘especifica so en. anilisis de la patomécanica sobre algunas patologias explicadas en el texto se refiere solamente alos as aplicacién de la técnicas de la induccién mio! ++ Bs recomendable que ol terapeuta decidido a \Gcnicas de la induccién miofascial tenga experiencia como paciente en este tipo de terapia, Esta experiencia personal, mucho més que en otras modalida- 5 de tratamiento de las terapias manuales, le serd de gran ayuda para una

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