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Mejorar versus innovar en educación

Me he quedado asombrado al leer que Michael Fullan considera que una de las
principales dificultades para la mejora de las escuelas de los países ricos
occidentales no es la ausencia de innovación, sino más bien la presencia de
demasiados proyectos novedosos inconexos, episódicos, fragmentados y
adornados de forma superflua. El mayor problema que enfrentan las
escuelas es la fragmentación y el exceso de innovaciones.

La verdad es que en España se han sucedido, ininterrumpidamente, reformas


educativas a nivel estructural. Reformas que apenas han comenzado a andar, a
menudo de forma tambaleante, ya han sido replanteadas. Los cambios
estructurales, de organización, de gestión, de diseño curricular, de condiciones
laborales, de tipología de alumnado... que he vivido como profesor en los
últimos quince años son, cuando menos, asombrosos.

A nivel regional o autonómico la situación no se queda corta. Más allá de los


cambios estructurales determinados por el gobierno de la nación,las
administraciones locales han puesto en marcha numerosos proyectos “de
innovación educativa”. Me vais a perdonar, pero voy a poner un ejemplo de
Catalunya, que creo fácilmente extrapolable a numerosos centros catalanes y
probablemente, españoles.

En mi centro, el IES Arraona de Sabadell (Barcelona), en los últimos cinco años


los profesores hemos tenido la posibilidad de recibir formación, en el propio
centro, sobre habilidades sociales orientadas a la tutoría, sobre usos básicos de
las TIC, sobre competencias básicas en matemáticas, ciencias y lengua. Hemos
disfrutado de un asesoramiento sobre mediación escolar, conjuntamente con
alumnos y padres, a partir del cual se ha creado un equipo de mediación en el
propio centro. Hemos creado el portal web del centro, un blog de noticias y otro
blog de biblioteca. Hemos puesto en marcha una Aula Virtual en Moodle.
Hemos implementado un “Aula d’Acollida” (Aula de Acogida) para recibir a los
alumnos inmigrantes que se incorporan a nuestro centro, con dotación, profesor
y proyecto específico. También hemos participado voluntariamente en planes de
innovación educativa, como el de biblioteca escolar Puntedu o, recientemente, el
de “Atención a la diversidad” a cargo del departamento de ciencias sociales.
Hemos redefinido toda la estructura de las tutorías y adoptado el modelo de
profesor-tutor individual, modificando el Proyecto Educativo de centro. En mi
instituto, todos los profesores somos tutores individuales de un pequeño grupo
de alumnos.

También nos han cambiado el sistema informático de gestión y administración


académica para tramitar las evaluaciones, los grupos de alumnos, etc. (SAGA),
hemos instalado un sistema electrónico para fichar a la entrada de la jornada
laboral, nos han cableado parte del instituto para acceder a Internet con una
conexión ADSL y, a medio proceso, nos han ampliado el plan y hemos
empezado a implementar una red wifi. Y hemos renovado dos aulas de
informática con sus correspondientes protocolos de uso y quebraderos de
cabeza.

Como somos un centro que acoge a alumnos con bastantes dificultades escolares
y con pobres resultados académicos al final de la ESO, el Departament
d’Educació catalán nos ha obligado a hacer un “Pla de millora i suport” (Plan de
mejora y apoyo). Después de recibir un extenso diagnóstico (con DAFO
incluido) a cargo de dos inspectores educativos que han evaluado todo lo que se
podía evaluar, nos han concedido una considerable cantidad de dinero extra que
debemos emplear de forma eficaz en tres cursos para mejorar los resultados
académicos, mejorar la cohesión social y mejorar la identificación de la
comunidad educativa con el centro. En este nuevo curso que acaba de empezar,
para llevar a cabo el plan de mejora, aparte de seguir con los proyectos en
marcha, vamos a recibir formación sobre competencias básicas, por una parte, y
sobre gestión de aula y trabajo cooperativo, por otra.

Finalmente, hemos padecido los inevitables cambios de plantilla fruto de


oposiciones, traslados y llegada de nuevos interinos. Quince profesores nuevos
no es un número baladí… Y, por supuesto, durante este curso implementamos la
nueva ley educativa haciendo coexistir dos sistemas a la vez, la LOGSE en 2º y
4º y la LOE en 1º y 3º de ESO. En fin, no sigo, aunque debería añadir las
diferentes pequeñas iniciativas que han adoptado los departamentos del centro,
la mayoría de las cuales solamente conozco superficialmente. Y, claro, las
decisiones personales de cada profesor!
Tiene razón Fullan. Entrar en valoraciones, análisis, mayores explicaciones o
comentarios no es de recibo en un post, así que me ahorraré el ridículo de
intentar una tarea imposible… Pero es innegable la ingente cantidad de
innovaciones y de fuentes de innovación. Y no creo obrar de mala fe si afirmo
que, muy probablemente, todo ello ha producido, en el mejor de los casos,
simplemente cambios superficiales, discontinuos y no consolidados. ¿Aun
suponiendo que son iniciativas encomiables, contribuyen a una mejora
real tantos proyectos, tantas iniciativas simultáneas y superpuestas?

Mi parecer es que sobran innovaciones y faltan cambios profundos y


duraderos, los únicos que posibilitan mejoras reales sustantivas. Los
procesos de cambio educativo son mucho más complejos y largos de lo que la
mayoría de los agentes educativos parecen suponer. Requieren un trabajo
conjuntado y riguroso y, para colmo, sus resultados son siempre frágiles. Falta
una toma de conciencia seria sobre lo que significa el cambio, en
general, y el cambio educativo, en particular. Cómo se gestiona y cuál
es el papel de los diferentes agentes. A nivel local, el papel del profesorado
y la dirección del centro, de los alumnos, sus padres y la comunidad. En el
segundo escalón, el apoyo de las administraciones locales y de los asesores y
colaboradores del centro. Y a nivel nacional, el papel que juegan las leyes
educativas y las políticas gubernamentales, así como la preparación y desarrollo
profesional de maestros y profesores. ¿Quién vela por la coherencia de los
cambios? ¿Quién genera la interacción necesaria para crear sinergias y no
disfunciones? Un cambio profundo requiere un proyecto global integrado,
asumido por todos los agentes educativos, que se articule en una misma
dirección coherente y con unos objetivos educativos compartidos que impliquen
una narrativa asumida mayoritariamente por la sociedad en su conjunto.

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