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Downtown is for People
From The Exploding Metropolis(1958) by the
editors of Fortune

Jane Jacobs

Editor’s introduction
Three challenging books that would influence the theory and practice of urban and regional planning appeared in
the early 1960s. They were The Death and Life of Great American Cities(New York: Random House, 1961) by Jane
Jacobs, Silent Spring(Boston, MA: Houghton Mifflin, 1962) by Rachel Carson, and The Feminine Mystique(New
York: Norton, 1963) by Betty Friedan. Jacobs’s book celebrated the organic, unplanned city; Carson’s raised
environmental consciousness; and Friedan anticipated the women’s move- ment and its effects on the labor force
and household composition. They informed urban design, environ- mental planning, housing, and demography.
Of the three authors, Jacobs probably had the greatest impact on urban and regional planning. Her whole-
sale condemnation of the field initially caused a good deal of angst, exemplified by the following comments
from the executive director of one of the professional organizations: “Jane Jacobs’ book is going to do a lot of
harm...[but] we are going to have to live with it. So batten down the hatches.” In time, however, her
recommendations became deeply ingrained as the norm for urban life in contemporary urban and regional
planning teachings.
Jacobs highlighted the benefits of city living, comparing her own New York neighborhood, Greenwich Village,
with the public housing and urban renewal projects being built in surrounding districts. She argued that her
neighborhood’s complex, unplanned physical environment fostered an urbane, safe community. She believed
its success was due to four attributes: the neighborhood had mixed uses, short blocks and narrow streets
lined with continuous commercial use, a dense population (75,000 to 100,000 people), and structures built
over time. These components, she asserted, encouraged different kinds of people to walk around at all times
of day. Their presence, as well as the surveillance of the area’s many shopkeepers and residents, provided
“eyes on the street” that discouraged crime and encouraged economic vitality. In contrast, federal urban
renewal and housing programs produced sterile, high-rise tower complexes with long, unwalkable blocks
lacking ground- floor stores. These designs, Jacobs claimed, stifled or discouraged the busy, urban scene that
made cities lively, secure, and attractive.
When The Death and Life of Great American Citiesappeared, it was an immediate success. The pub- lisher
had released excerpts to several popular magazines, including Harper’s, The Saturday Evening Post, and
Vogue.The New York Timesreviewed the book twice, in the daily paper and in its prestigious Sunday Book
Review. Jacobs, a first-time book author, became an instant celebrity. Her message appealed to both the
Left, and the Right, both of which had issues with federal urban policy, the former objecting to its inat-
tention to the poor, the latter its exercise of power.
Indeed, Jacobs struck the perfect tone for the times. The public was becoming wary of the clearance prac- tices
of urban renewal and public housing: the costly, disruptive, and slow-to-complete projects dislocated
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El centro es para la gente 5
De The Exploding Metropolis (1958) de los
editores de Fortune

Jane Jacobs

Introducción del
editor
A principios de los años sesenta aparecieron tres libros desafiantes que influirían en la teoría y la práctica de la
planificación urbana y regional. Fueron The Death and Life of Great American Cities (Nueva York: Random House,
1961) de Jane Jacobs, Silent Spring (Boston, MA: Houghton Mifflin, 1962) de Rachel Carson y The Feminine
Mystique (Nueva York: Norton, 1963). ) de Betty Friedan. El libro de Jacobs celebraba la ciudad orgánica y no
planificada; la mayor conciencia ambiental de Carson; y Friedan anticipó el movimiento de mujeres y sus efectos
en la fuerza laboral y la composición de los hogares. Informaron el diseño urbano, la planificación ambiental, la
vivienda y la demografía.
De los tres autores, Jacobs probablemente tuvo el mayor impacto en la planificación urbana y regional. Su
totalidad-
La condena de la venta del campo inicialmente causó mucha angustia, ejemplificada por los siguientes
comentarios del director ejecutivo de una de las organizaciones profesionales: “El libro de Jane Jacobs va a
hacer mucho daño... [pero] estamos tendré que vivir con ello. Así que cierre las escotillas”. Sin embargo, con
el tiempo, sus recomendaciones quedaron profundamente arraigadas como norma para la vida urbana en las
enseñanzas contemporáneas de planificación urbana y regional.
Jacobs destacó los beneficios de la vida en la ciudad, comparando su propio barrio de Nueva York, Greenwich
Village,
con los proyectos de vivienda pública y renovación urbana que se construyen en los distritos circundantes.
Ella argumentó que el entorno físico complejo y no planificado de su vecindario fomentaba una comunidad
urbana y segura. Ella creía que su éxito se debía a cuatro atributos: el vecindario tenía usos mixtos, cuadras
cortas y calles estrechas bordeadas de uso comercial continuo, una población densa (de 75.000 a 100.000
personas) y estructuras construidas a lo largo del tiempo. Estos componentes, afirmó, animaron a diferentes
tipos de personas a caminar a cualquier hora del día. Su presencia, así como la vigilancia de los numerosos
comerciantes y residentes de la zona, proporcionaron “ojos en la calle” que desalentaron el crimen y
alentaron la vitalidad económica. En contraste, los programas federales de vivienda y renovación urbana
produjeron complejos de torres estériles con bloques largos e intransitables que carecían de tiendas en la
planta baja. Estos diseños, afirmó Jacobs, sofocaron o desalentaron la ajetreada escena urbana que hacía que
las ciudades fueran animadas, seguras y atractivas.
Cuando apareció La muerte y la vida de las grandes ciudades americanas, fue un éxito inmediato. El editor
había publicado extractos en varias revistas populares, incluidas Harper's, The Saturday Evening Post y
Vogue. El New York Times revisó el libro dos veces, en el diario y en su prestigioso Sunday Book Review.
Jacobs, autor de un libro por primera vez, se convirtió instantáneamente en una celebridad. Su mensaje
atrajo tanto a la izquierda como a la derecha, las cuales tenían problemas con la política urbana federal; la
primera objetaba su inasistencia.
atención a los pobres, este último su ejercicio del poder.
De hecho, Jacobs dio el tono perfecto para la época. El público se estaba volviendo cauteloso con las prácticas
de limpieza de la renovación urbana y la vivienda pública: los proyectos costosos, disruptivos y de lento
cumplimiento dislocaban
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El centro es para la gente 5
De The Exploding Metropolis (1958) de los
editores de Fortune

Jane Jacobs

Introducción del
editor
A principios de los años sesenta aparecieron tres libros desafiantes que influirían en la teoría y la práctica de la
planificación urbana y regional. Fueron The Death and Life of Great American Cities (Nueva York: Random House,
1961) de Jane Jacobs, Silent Spring (Boston, MA: Houghton Mifflin, 1962) de Rachel Carson y The Feminine
Mystique (Nueva York: Norton, 1963). ) de Betty Friedan. El libro de Jacobs celebraba la ciudad orgánica y no
planificada; la mayor conciencia ambiental de Carson; y Friedan anticipó el movimiento de mujeres y sus efectos
en la fuerza laboral y la composición de los hogares. Informaron el diseño urbano, la planificación ambiental, la
vivienda y la demografía.
De los tres autores, Jacobs probablemente tuvo el mayor impacto en la planificación urbana y regional. Su
totalidad-
La condena de la venta del campo inicialmente causó mucha angustia, ejemplificada por los siguientes
comentarios del director ejecutivo de una de las organizaciones profesionales: “El libro de Jane Jacobs va a
hacer mucho daño... [pero] estamos tendré que vivir con ello. Así que cierre las escotillas”. Sin embargo, con
el tiempo, sus recomendaciones quedaron profundamente arraigadas como norma para la vida urbana en las
enseñanzas contemporáneas de planificación urbana y regional.
Jacobs destacó los beneficios de la vida en la ciudad, comparando su propio barrio de Nueva York, Greenwich
Village,
con los proyectos de vivienda pública y renovación urbana que se construyen en los distritos circundantes.
Ella argumentó que el entorno físico complejo y no planificado de su vecindario fomentaba una comunidad
urbana y segura. Ella creía que su éxito se debía a cuatro atributos: el vecindario tenía usos mixtos, cuadras
cortas y calles estrechas bordeadas de uso comercial continuo, una población densa (de 75.000 a 100.000
personas) y estructuras construidas a lo largo del tiempo. Estos componentes, afirmó, animaron a diferentes
tipos de personas a caminar a cualquier hora del día. Su presencia, así como la vigilancia de los numerosos
comerciantes y residentes de la zona, proporcionaron “ojos en la calle” que desalentaron el crimen y
alentaron la vitalidad económica. En contraste, los programas federales de vivienda y renovación urbana
produjeron complejos de torres estériles con bloques largos e intransitables que carecían de tiendas en la
planta baja. Estos diseños, afirmó Jacobs, sofocaron o desalentaron la ajetreada escena urbana que hacía que
las ciudades fueran animadas, seguras y atractivas.
Cuando apareció La muerte y la vida de las grandes ciudades americanas, fue un éxito inmediato. El editor
había publicado extractos en varias revistas populares, incluidas Harper's, The Saturday Evening Post y
Vogue. El New York Times revisó el libro dos veces, en el diario y en su prestigioso Sunday Book Review.
Jacobs, autor de un libro por primera vez, se convirtió instantáneamente en una celebridad. Su mensaje
atrajo tanto a la izquierda como a la derecha, las cuales tenían problemas con la política urbana federal; la
primera objetaba su inasistencia.
atención a los pobres, este último su ejercicio del poder.
De hecho, Jacobs dio el tono perfecto para la época. El público se estaba volviendo cauteloso con las prácticas
de limpieza de la renovación urbana y la vivienda pública: los proyectos costosos, disruptivos y de lento
cumplimiento dislocaban
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El centro es para la gente 5
De The Exploding Metropolis (1958) de los
editores de Fortune

Jane Jacobs

Introducción del
editor
A principios de los años sesenta aparecieron tres libros desafiantes que influirían en la teoría y la práctica de la
planificación urbana y regional. Fueron The Death and Life of Great American Cities (Nueva York: Random House,
1961) de Jane Jacobs, Silent Spring (Boston, MA: Houghton Mifflin, 1962) de Rachel Carson y The Feminine
Mystique (Nueva York: Norton, 1963). ) de Betty Friedan. El libro de Jacobs celebraba la ciudad orgánica y no
planificada; la mayor conciencia ambiental de Carson; y Friedan anticipó el movimiento de mujeres y sus efectos
en la fuerza laboral y la composición de los hogares. Informaron el diseño urbano, la planificación ambiental, la
vivienda y la demografía.
De los tres autores, Jacobs probablemente tuvo el mayor impacto en la planificación urbana y regional. Su
totalidad-
La condena de la venta del campo inicialmente causó mucha angustia, ejemplificada por los siguientes
comentarios del director ejecutivo de una de las organizaciones profesionales: “El libro de Jane Jacobs va a
hacer mucho daño... [pero] estamos tendré que vivir con ello. Así que cierre las escotillas”. Sin embargo, con
el tiempo, sus recomendaciones quedaron profundamente arraigadas como norma para la vida urbana en las
enseñanzas contemporáneas de planificación urbana y regional.
Jacobs destacó los beneficios de la vida en la ciudad, comparando su propio barrio de Nueva York, Greenwich
Village,
con los proyectos de vivienda pública y renovación urbana que se construyen en los distritos circundantes.
Ella argumentó que el entorno físico complejo y no planificado de su vecindario fomentaba una comunidad
urbana y segura. Ella creía que su éxito se debía a cuatro atributos: el vecindario tenía usos mixtos, cuadras
cortas y calles estrechas bordeadas de uso comercial continuo, una población densa (de 75.000 a 100.000
personas) y estructuras construidas a lo largo del tiempo. Estos componentes, afirmó, animaron a diferentes
tipos de personas a caminar a cualquier hora del día. Su presencia, así como la vigilancia de los numerosos
comerciantes y residentes de la zona, proporcionaron “ojos en la calle” que desalentaron el crimen y
alentaron la vitalidad económica. En contraste, los programas federales de vivienda y renovación urbana
produjeron complejos de torres estériles con bloques largos e intransitables que carecían de tiendas en la
planta baja. Estos diseños, afirmó Jacobs, sofocaron o desalentaron la ajetreada escena urbana que hacía que
las ciudades fueran animadas, seguras y atractivas.
Cuando apareció La muerte y la vida de las grandes ciudades americanas, fue un éxito inmediato. El editor
había publicado extractos en varias revistas populares, incluidas Harper's, The Saturday Evening Post y
Vogue. El New York Times revisó el libro dos veces, en el diario y en su prestigioso Sunday Book Review.
Jacobs, autor de un libro por primera vez, se convirtió instantáneamente en una celebridad. Su mensaje
atrajo tanto a la izquierda como a la derecha, las cuales tenían problemas con la política urbana federal; la
primera objetaba su inasistencia.
atención a los pobres, este último su ejercicio del poder.
De hecho, Jacobs dio el tono perfecto para la época. El público se estaba volviendo cauteloso con las prácticas
de limpieza de la renovación urbana y la vivienda pública: los proyectos costosos, disruptivos y de lento
cumplimiento dislocaban
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so many people and made whole neighborhoods disappear without stemming urban decline. Jacobs exercised
sharp observational power in her analyses of city life, describing it in clear, simple, and sometimes indignant
language. She added a qualitative dimension to urbanism that urban planners and other professionals had
rejected in favor of boring quantitative analysis and dull maps. Furthermore, she had picked a tangible scape-
goat: urban planners. Demonizing these professionals was more to her style and taste than writing about the
complex economic, social, and political reasons for the massive metropolitan transformations then occurring, and
certainly more interesting to her readers.
While Jacobs made a major contribution to the field, her work had several weaknesses. First, she exhibited
no sensitivity to the historical conditions that had inspired the urban programs of her era. Nor did she appre-
ciate the hard-fought campaigns waged by previous reformers to achieve the smallest improvements, like
regula- tions to require running water and toilets in every dwelling, much less their part in securing a federal
role in addressing urban problems. She failed to distinguish among the serious contributions to urban planning
theory that emerged in the early twentieth century, dismissing all with a sweep of her pen. With an opening
sentence throwing down the gauntlet – “This book is an attack on current city planning and rebuilding” – she
derisively skewered every idea but her own. Second, while she was brilliantly alert to the daily choreography of
T
different individuals in her neighborhood – children, mothers, shopkeepers, local policeman – she had little H
awareness of other urban complexities related to race, class, and gender that created large dysfunctions in the R
metropolitan arena. Third, in elevating the amateur-citizen as the arbiter of city rebuilding, she helped ignite E
NIMBYism,the not-in-my-backyard syndrome that was a disastrous, unintended consequence of such thinking. E
Finally, powerful as Jacobs’s message was, it did not immediately change the course of U.S. metropolitan
development. The steady movement of people and jobs to the suburbs and the depletion of the traditional
cities she extolled continued throughout the 1960s and accelerated in the 1970s. While her readers univer-
sally admired the book’s prescriptions for successful neighborhoods, mainstream developers and consumers
rushed to suburban, automobile-oriented, low-density, single-use areas.
This selection originally appeared in Fortune Magazine(April 1958) and later was reprinted in The Explod-
ing Metropolis(New York: Doubleday, 1958). Fortuneand Architectural Forumwere sister publications, both part of
Henry Luce’s Time-Life corporation. In putting together a series on the metropolis, Fortune senior editor William
H. Whyte (1917–99) tapped Architectural Forumassociate editor Jacobs for one essay over the objections of his
colleagues. He was aware of her extracurricular activism in Greenwich Village fend- ing off Robert Moses’ plans
for urban renewal and, as he later related in the forward to The Exploding Metropolis, “she was a female, she was
untried, having never written anything longer than a few paragraphs. She lived in the West Village and commuted
to work on a bicycle.” Through conversation, Whyte, himself a student of metropolitan life – he had already
authored a bestselling portrait of suburban life, The Organization Man (New York: Doubleday, 1956) and would go
on to make substantial contributions in suburban open space protection in Conservation Easements(Washington,
DC: Urban Land Institute, 1959) and in the design of urban public space in The Social Life of Small Urban
Spaces(New York: Project for Public Spaces, 1980) – recognized her observational skills. The resulting essay,
“Downtowns are for People,” attracted the favorable attention of the Rockefeller Foundation, which supported
Jacobs for two years, allowing her to expand the piece into The Death and Life of Great American Cities.
“Downtowns are for People” contains not only the seminal ideas of The Death and Life of Great American
Citiesbut also a message about downtowns that has contemporary resonance. Jacobs reminds the reader that
two important characteristics make downtowns special: individuality (drawn from the district’s particular
history and natural resources) and people (attracted to the place by its centrality and clustered activities). Her
suggestions for improvement are just now being implemented in many downtowns under the rubric of creating a
“24/7” place. Twenty-first-century downtowns – whether traditional like Philadelphia’s or brand-new like
Plano, Texas’s – are enhancing their amenities (open space, cultural, and entertainment facilities) and
seeking residents in addition to pursuing their older strategies of courting employment and retail.
Jacobs (1916–2006), daughter of a physician and schoolteacher, grew up in the Northeastern coal town
of Scranton, Pennsylvania. She migrated to New York shortly after graduating from high school. There, as an
aspiring writer, she secured freelance assignments that sharpened her knowledge of the details of city life –
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tanta gente y ha hecho desaparecer barrios enteros sin frenar el deterioro urbano. Jacobs ejerció un agudo poder
de observación en sus análisis de la vida urbana, describiéndola en un lenguaje claro, sencillo y, a veces,
indignado. Añadió una dimensión cualitativa al urbanismo que los planificadores urbanos y otros profesionales
habían rechazado en favor de aburridos análisis cuantitativos y mapas aburridos. Además, había elegido un chivo
expiatorio tangible: los planificadores urbanos. Demonizar a estos profesionales era más de su estilo y gusto que
escribir sobre las complejas razones económicas, sociales y políticas de las transformaciones metropolitanas
masivas que ocurrían entonces, y ciertamente era más interesante para sus lectores.
Si bien Jacobs hizo una contribución importante en este campo, su trabajo tuvo varias debilidades. Primero, ella
expuso
ninguna sensibilidad hacia las condiciones históricas que habían inspirado los programas urbanos de su época.
Tampoco apreció las reñidas campañas emprendidas por reformadores anteriores para lograr las mejoras más
pequeñas, como regulaciones que exigieran agua corriente e inodoros en todas las viviendas, y mucho menos
su papel en asegurar un papel federal en la solución de los problemas urbanos. No logró distinguir entre las
contribuciones serias a la teoría de la planificación urbana que surgieron a principios del siglo XX y las descartó
todas de un plumazo. Con una frase inicial que arrojaba el guante –“Este libro es un ataque a la planificación y
T
reconstrucción actual de la ciudad”–, criticó burlonamente todas las ideas excepto la suya. En segundo lugar, R
si bien estaba brillantemente alerta a la coreografía diaria de diferentes individuos de su vecindario (niños, E
madres, comerciantes, policías locales), tenía poca conciencia de otras complejidades urbanas relacionadas S
con la raza, la clase y el género que creaban grandes disfunciones en el área metropolitana. arena. En tercer
lugar, al elevar al ciudadano aficionado como árbitro de la reconstrucción de la ciudad, ayudó a encender el
NIMBYismo, el síndrome del no-en-mi-patio trasero que fue una consecuencia desastrosa e involuntaria de tal
pensamiento.
Finalmente, por muy poderoso que fuera el mensaje de Jacobs, no cambió inmediatamente el curso del
desarrollo metropolitano de Estados Unidos. El constante movimiento de personas y empleos hacia los
suburbios y el agotamiento de las ciudades tradicionales que ella ensalzaba continuaron durante los años
sesenta y se aceleraron en los setenta. Si bien sus lectores admiraron universalmente las recetas del libro para
vecindarios exitosos, los principales desarrolladores y consumidores
se apresuraron a trasladarse a áreas suburbanas, orientadas a los automóviles, de baja densidad y de un solo
uso.
Esta selección apareció originalmente en la revista Fortune (abril de 1958) y luego fue reimpresa en The Explod-
ing Metropolis (Nueva York: Doubleday, 1958). Fortune y Architectural Forum eran publicaciones hermanas,
ambas parte de la corporación Time-Life de Henry Luce. Al elaborar una serie sobre la metrópoli, el editor senior
de Fortune, William H. Whyte (1917-1999), recurrió al editor asociado de Architectural Forum, Jacobs, para un
ensayo a pesar de las objeciones de sus colegas. Él era consciente de su activismo extracurricular en Greenwich
Village, defendiéndose de los planes de renovación urbana de Robert Moses y, como relató más tarde en el prólogo
de The Exploding Metropolis, “ella era una mujer, no había sido experimentada y nunca había escrito nada más.
que unos pocos párrafos. Vivía en West Village y iba al trabajo en bicicleta”. A través de la conversación, Whyte, él
mismo un estudioso de la vida metropolitana, ya había sido autor de un exitoso retrato de la vida suburbana, The
Organization Man (Nueva York: Doubleday, 1956) y continuaría haciendo contribuciones sustanciales a la
protección de los espacios abiertos suburbanos en Conservation Easements. (Washington, DC: Urban Land
Institute, 1959) y en el diseño del espacio público urbano en The Social Life of Small Urban Spaces (Nueva York:
Project for Public Spaces, 1980) – reconoció su capacidad de observación. El ensayo resultante, "Los centros son
para la gente", atrajo la atención favorable de la Fundación Rockefeller, que apoyó a Jacobs durante dos años, lo
que le permitió ampliar la pieza a La muerte y la vida de las grandes ciudades estadounidenses.
“Los centros son para la gente” contiene no sólo las ideas fundamentales de La muerte y la vida de las grandes
ciudades estadounidenses, sino también un mensaje sobre los centros que tiene resonancia contemporánea.
Jacobs recuerda al lector que dos características importantes hacen que los centros urbanos sean especiales:
la individualidad (extraída de la historia particular y los recursos naturales del distrito) y la gente (atraída al
lugar por su centralidad y sus actividades agrupadas). Sus sugerencias de mejora se están implementando
ahora en muchos centros urbanos bajo la rúbrica de crear un lugar “24 horas al día, 7 días a la semana”. Los
centros urbanos del siglo XXI –ya sean tradicionales como el de Filadelfia o nuevos como el de Plano, Texas–
están mejorando sus servicios (espacios abiertos, instalaciones culturales y de entretenimiento) y
buscando residentes además de seguir sus antiguas estrategias de cortejar el empleo y el comercio minorista.
Jacobs (1916-2006), hija de un médico y maestro de escuela, creció en la ciudad carbonífera del noreste.
de Scranton, Pensilvania. Emigró a Nueva York poco después de graduarse de la escuela secundaria. Allí, como
aspirante a escritora, consiguió trabajos independientes que mejoraron su conocimiento de los detalles de la
vida de la ciudad.
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tanta gente y ha hecho desaparecer barrios enteros sin frenar el deterioro urbano. Jacobs ejerció un agudo poder
de observación en sus análisis de la vida urbana, describiéndola en un lenguaje claro, sencillo y, a veces,
indignado. Añadió una dimensión cualitativa al urbanismo que los planificadores urbanos y otros profesionales
habían rechazado en favor de aburridos análisis cuantitativos y mapas aburridos. Además, había elegido un chivo
expiatorio tangible: los planificadores urbanos. Demonizar a estos profesionales era más de su estilo y gusto que
escribir sobre las complejas razones económicas, sociales y políticas de las transformaciones metropolitanas
masivas que ocurrían entonces, y ciertamente era más interesante para sus lectores.
Si bien Jacobs hizo una contribución importante en este campo, su trabajo tuvo varias debilidades. Primero, ella
expuso
ninguna sensibilidad hacia las condiciones históricas que habían inspirado los programas urbanos de su época.
Tampoco apreció las reñidas campañas emprendidas por reformadores anteriores para lograr las mejoras más
pequeñas, como regulaciones que exigieran agua corriente e inodoros en todas las viviendas, y mucho menos
su papel en asegurar un papel federal en la solución de los problemas urbanos. No logró distinguir entre las
contribuciones serias a la teoría de la planificación urbana que surgieron a principios del siglo XX y las descartó
todas de un plumazo. Con una frase inicial que arrojaba el guante –“Este libro es un ataque a la planificación y
T
reconstrucción actual de la ciudad”–, criticó burlonamente todas las ideas excepto la suya. En segundo lugar, R
si bien estaba brillantemente alerta a la coreografía diaria de diferentes individuos de su vecindario (niños, E
madres, comerciantes, policías locales), tenía poca conciencia de otras complejidades urbanas relacionadas S
con la raza, la clase y el género que creaban grandes disfunciones en el área metropolitana. arena. En tercer
lugar, al elevar al ciudadano aficionado como árbitro de la reconstrucción de la ciudad, ayudó a encender el
NIMBYismo, el síndrome del no-en-mi-patio trasero que fue una consecuencia desastrosa e involuntaria de tal
pensamiento.
Finalmente, por muy poderoso que fuera el mensaje de Jacobs, no cambió inmediatamente el curso del
desarrollo metropolitano de Estados Unidos. El constante movimiento de personas y empleos hacia los
suburbios y el agotamiento de las ciudades tradicionales que ella ensalzaba continuaron durante los años
sesenta y se aceleraron en los setenta. Si bien sus lectores admiraron universalmente las recetas del libro para
vecindarios exitosos, los principales desarrolladores y consumidores
se apresuraron a trasladarse a áreas suburbanas, orientadas a los automóviles, de baja densidad y de un solo
uso.
Esta selección apareció originalmente en la revista Fortune (abril de 1958) y luego fue reimpresa en The Explod-
ing Metropolis (Nueva York: Doubleday, 1958). Fortune y Architectural Forum eran publicaciones hermanas,
ambas parte de la corporación Time-Life de Henry Luce. Al elaborar una serie sobre la metrópoli, el editor senior
de Fortune, William H. Whyte (1917-1999), recurrió al editor asociado de Architectural Forum, Jacobs, para un
ensayo a pesar de las objeciones de sus colegas. Él era consciente de su activismo extracurricular en Greenwich
Village, defendiéndose de los planes de renovación urbana de Robert Moses y, como relató más tarde en el prólogo
de The Exploding Metropolis, “ella era una mujer, no había sido experimentada y nunca había escrito nada más.
que unos pocos párrafos. Vivía en West Village y iba al trabajo en bicicleta”. A través de la conversación, Whyte, él
mismo un estudioso de la vida metropolitana, ya había sido autor de un exitoso retrato de la vida suburbana, The
Organization Man (Nueva York: Doubleday, 1956) y continuaría haciendo contribuciones sustanciales a la
protección de los espacios abiertos suburbanos en Conservation Easements. (Washington, DC: Urban Land
Institute, 1959) y en el diseño del espacio público urbano en The Social Life of Small Urban Spaces (Nueva York:
Project for Public Spaces, 1980) – reconoció su capacidad de observación. El ensayo resultante, "Los centros son
para la gente", atrajo la atención favorable de la Fundación Rockefeller, que apoyó a Jacobs durante dos años, lo
que le permitió ampliar la pieza a La muerte y la vida de las grandes ciudades estadounidenses.
“Los centros son para la gente” contiene no sólo las ideas fundamentales de La muerte y la vida de las grandes
ciudades estadounidenses, sino también un mensaje sobre los centros que tiene resonancia contemporánea.
Jacobs recuerda al lector que dos características importantes hacen que los centros urbanos sean especiales:
la individualidad (extraída de la historia particular y los recursos naturales del distrito) y la gente (atraída al
lugar por su centralidad y sus actividades agrupadas). Sus sugerencias de mejora se están implementando
ahora en muchos centros urbanos bajo la rúbrica de crear un lugar “24 horas al día, 7 días a la semana”. Los
centros urbanos del siglo XXI –ya sean tradicionales como el de Filadelfia o nuevos como el de Plano, Texas–
están mejorando sus servicios (espacios abiertos, instalaciones culturales y de entretenimiento) y
buscando residentes además de seguir sus antiguas estrategias de cortejar el empleo y el comercio minorista.
Jacobs (1916-2006), hija de un médico y maestro de escuela, creció en la ciudad carbonífera del noreste.
de Scranton, Pensilvania. Emigró a Nueva York poco después de graduarse de la escuela secundaria. Allí, como
aspirante a escritora, consiguió trabajos independientes que mejoraron su conocimiento de los detalles de la
vida de la ciudad.
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tanta gente y ha hecho desaparecer barrios enteros sin frenar el deterioro urbano. Jacobs ejerció un agudo poder
de observación en sus análisis de la vida urbana, describiéndola en un lenguaje claro, sencillo y, a veces,
indignado. Añadió una dimensión cualitativa al urbanismo que los planificadores urbanos y otros profesionales
habían rechazado en favor de aburridos análisis cuantitativos y mapas aburridos. Además, había elegido un chivo
expiatorio tangible: los planificadores urbanos. Demonizar a estos profesionales era más de su estilo y gusto que
escribir sobre las complejas razones económicas, sociales y políticas de las transformaciones metropolitanas
masivas que ocurrían entonces, y ciertamente era más interesante para sus lectores.
Si bien Jacobs hizo una contribución importante en este campo, su trabajo tuvo varias debilidades. Primero, ella
expuso
ninguna sensibilidad hacia las condiciones históricas que habían inspirado los programas urbanos de su época.
Tampoco apreció las reñidas campañas emprendidas por reformadores anteriores para lograr las mejoras más
pequeñas, como regulaciones que exigieran agua corriente e inodoros en todas las viviendas, y mucho menos
su papel en asegurar un papel federal en la solución de los problemas urbanos. No logró distinguir entre las
contribuciones serias a la teoría de la planificación urbana que surgieron a principios del siglo XX y las descartó
todas de un plumazo. Con una frase inicial que arrojaba el guante –“Este libro es un ataque a la planificación y
T
reconstrucción actual de la ciudad”–, criticó burlonamente todas las ideas excepto la suya. En segundo lugar, R
si bien estaba brillantemente alerta a la coreografía diaria de diferentes individuos de su vecindario (niños, E
madres, comerciantes, policías locales), tenía poca conciencia de otras complejidades urbanas relacionadas S
con la raza, la clase y el género que creaban grandes disfunciones en el área metropolitana. arena. En tercer
lugar, al elevar al ciudadano aficionado como árbitro de la reconstrucción de la ciudad, ayudó a encender el
NIMBYismo, el síndrome del no-en-mi-patio trasero que fue una consecuencia desastrosa e involuntaria de tal
pensamiento.
Finalmente, por muy poderoso que fuera el mensaje de Jacobs, no cambió inmediatamente el curso del
desarrollo metropolitano de Estados Unidos. El constante movimiento de personas y empleos hacia los
suburbios y el agotamiento de las ciudades tradicionales que ella ensalzaba continuaron durante los años
sesenta y se aceleraron en los setenta. Si bien sus lectores admiraron universalmente las recetas del libro para
vecindarios exitosos, los principales desarrolladores y consumidores
se apresuraron a trasladarse a áreas suburbanas, orientadas a los automóviles, de baja densidad y de un solo
uso.
Esta selección apareció originalmente en la revista Fortune (abril de 1958) y luego fue reimpresa en The Explod-
ing Metropolis (Nueva York: Doubleday, 1958). Fortune y Architectural Forum eran publicaciones hermanas,
ambas parte de la corporación Time-Life de Henry Luce. Al elaborar una serie sobre la metrópoli, el editor senior
de Fortune, William H. Whyte (1917-1999), recurrió al editor asociado de Architectural Forum, Jacobs, para un
ensayo a pesar de las objeciones de sus colegas. Él era consciente de su activismo extracurricular en Greenwich
Village, defendiéndose de los planes de renovación urbana de Robert Moses y, como relató más tarde en el prólogo
de The Exploding Metropolis, “ella era una mujer, no había sido experimentada y nunca había escrito nada más.
que unos pocos párrafos. Vivía en West Village y iba al trabajo en bicicleta”. A través de la conversación, Whyte, él
mismo un estudioso de la vida metropolitana, ya había sido autor de un exitoso retrato de la vida suburbana, The
Organization Man (Nueva York: Doubleday, 1956) y continuaría haciendo contribuciones sustanciales a la
protección de los espacios abiertos suburbanos en Conservation Easements. (Washington, DC: Urban Land
Institute, 1959) y en el diseño del espacio público urbano en The Social Life of Small Urban Spaces (Nueva York:
Project for Public Spaces, 1980) – reconoció su capacidad de observación. El ensayo resultante, "Los centros son
para la gente", atrajo la atención favorable de la Fundación Rockefeller, que apoyó a Jacobs durante dos años, lo
que le permitió ampliar la pieza a La muerte y la vida de las grandes ciudades estadounidenses.
“Los centros son para la gente” contiene no sólo las ideas fundamentales de La muerte y la vida de las grandes
ciudades estadounidenses, sino también un mensaje sobre los centros que tiene resonancia contemporánea.
Jacobs recuerda al lector que dos características importantes hacen que los centros urbanos sean especiales:
la individualidad (extraída de la historia particular y los recursos naturales del distrito) y la gente (atraída al
lugar por su centralidad y sus actividades agrupadas). Sus sugerencias de mejora se están implementando
ahora en muchos centros urbanos bajo la rúbrica de crear un lugar “24 horas al día, 7 días a la semana”. Los
centros urbanos del siglo XXI –ya sean tradicionales como el de Filadelfia o nuevos como el de Plano, Texas–
están mejorando sus servicios (espacios abiertos, instalaciones culturales y de entretenimiento) y
buscando residentes además de seguir sus antiguas estrategias de cortejar el empleo y el comercio minorista.
Jacobs (1916-2006), hija de un médico y maestro de escuela, creció en la ciudad carbonífera del noreste.
de Scranton, Pensilvania. Emigró a Nueva York poco después de graduarse de la escuela secundaria. Allí, como
aspirante a escritora, consiguió trabajos independientes que mejoraron su conocimiento de los detalles de la
vida de la ciudad.
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126 JANE JACOBS

she sold four articles to Vogueon New York’s fur, diamond, leather, and flower districts and another one on
manhole covers. Her big breakthrough was the invitation to write the downtown article and the subsequent
book. After living in New York for thirty-four years, she moved with her husband and three children to Toronto
to prevent her sons from being drafted into the Vietnam War. In Toronto, as in New York City, she was a
vociferous activist, leading citizen opposition to highway and urban renewal projects. In addition to The Death
and Life of Great American Cities, she wrote eight other books, including The Economy of Cities(New York:
Random House, 1969), Cities and the Wealth of Nations(New York: Random House, 1984), The Nature of
Economies(New York: Random House, 2000), and Dark Age Ahead(New York: Random House, 2004).
For more on Jane Jacobs, see Alice Sparberg Alexiou’s biography Jane Jacobs: Urban Visionary(New Brunswick,
NJ: Rutgers University Press, 2006). For a lively account of Jacobs fighting urban renewal in her own New York
neighborhood, see Christopher Klemek, Urbanism as Reform: Modernist Planning and the Crisis of Urban
Liberalism in Europe and North America,1945–1975(Chicago: University of Chicago Press,
forthcoming).

This is a critical time for the future of the city. All
over the country civic leaders and planners are
preparing a series of redevelopment projects that
will set the character of the center of our cities for
generations to come. Great tracts, many blocks
wide, are being razed; only a few cities have their
new downtown projects already under
construction; but almost every big city is getting
ready to build, and the plans will soon be set.
What will the projects look like? They will be
spacious, park-like, and uncrowded. They will
feature long green vistas. They will be stable and
symmetrical and orderly. They will be clean,
impressive, and monumental. They will have all
the
attributes of a well kept, dignified cemetery.
And each project will look very much like the
next one: the Golden Gateway office and
apartment center planned for San Francisco; the
Civic Center for New Orleans; the Lower Hill
auditorium and apartment project for Pittsburgh;
the Convention Center for Cleveland; the Quality
Hill offices and apartments for Kansas City; the
Capitol Hill pro- ject for Nashville. From city to
city the architects’ sketches conjure up the same
dreary scene; here is no hint of individuality or
whim or surprise, no hint that here is a city with
a tradition and flavor
all its own.
These projects will not revitalize downtown; they
will deaden it. For they work at cross-purposes to
the city. They banish the street. They banish
its function. They banish its variety...
There are, certainly, ample reasons for redo-
ing downtown – falling retail sales, tax bases in
jeopardy, stagnant real estate values, impossible
traffic and parking conditions, failing mass transit,
encirclement by slums. But with no intent to min-
imize these serious matters, it is more to the point
to consider what makes a city center magnetic,
what can inject the gaiety, the wonder, the cheer-
ful hurly-burly that make people want to come into
the city and to linger there. For magnetism is the
crux of the problem. All downtown’s values are its
byproducts. To create in it an atmosphere of
urbanity and exuberance is not a frivolous aim.
We are becoming too solemn about down- town.
The architects, planners – and businessmen – are
seized with dreams of order, and they have become
fascinated with scale models and bird’s-eye views.
This is a vicarious way to deal with reality, and it is,
unhappily, symptomatic of a design philo- sophy
now dominant: buildings come first, for the goal is
to remake the city to fit an abstract con- cept of
what, logically, it should be. But whose logic? The
logic of the projects is the logic of egocentric
children, playing with pretty blocks and shouting
“See what I made!” – a viewpoint much cultivated
in our schools of architecture and design. And
citizens who should know better are so fascinated
by the sheer process of rebuilding that the end
results are secondary to them.
With such an approach, the end results will be
about as helpful to the city as the dated relics of
the City Beautiful movement, which in the early
years of this century was going to rejuvenate the
city by making it park-like, spacious, and monu-
mental. For the underlying intricacy, and the life
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126 JANE JACOBS

vendió cuatro artículos a los distritos de pieles, diamantes, cuero y flores de Vogueon Nueva York y otro sobre
tapas de alcantarilla. Su gran avance fue la invitación a escribir el artículo del centro y el libro posterior.
Después de vivir en Nueva York durante treinta y cuatro años, se mudó con su marido y sus tres hijos a
Toronto para evitar que sus hijos fueran reclutados en la guerra de Vietnam. En Toronto, como en la ciudad de
Nueva York, fue una activista ruidosa que encabezó la oposición ciudadana a los proyectos de renovación
urbana y de carreteras. Además de The Death and Life of Great American Cities, escribió otros ocho libros,
entre ellos The Economy of Cities (Nueva York: Random House, 1969), Cities and the Wealth of Nations
(Nueva York: Random House, 1984), The Nature of Economies (Nueva York: Random House, 2000) y Dark Age
Ahead (Nueva York: Random House, 2004).
Para obtener más información sobre Jane Jacobs, consulte la biografía de Alice Sparberg Alexiou, Jane Jacobs:
Urban Visionary (New Brunswick, Nueva Jersey: Rutgers University Press, 2006). Para un relato animado de la
lucha de Jacobs contra la renovación urbana en su propio barrio de Nueva York, véase Christopher Klemek,
Urbanism as Reform: Modernist Planning and the Crisis of Urban Liberalism in Europe and North America,1945–
1975 (Chicago: University of Chicago Press,
próximo).

Este es un momento crítico para el futuro de la peligro, valores inmobiliarios estancados,

ciudad. En todo el país, líderes y planificadores
cívicos están preparando una serie de proyectos
de reurbanización que marcarán el carácter del
centro de nuestras ciudades para las
generaciones venideras. Se están arrasando
grandes extensiones de muchas manzanas de
ancho; sólo unas pocas ciudades tienen ya en
construcción sus nuevos proyectos de centros
urbanos; pero casi todas las grandes ciudades se
están preparando para construir y pronto se
establecerán los planes.
¿Cómo serán los proyectos? Serán espaciosos,
parecidos a parques y con poca gente. Contarán
con largas vistas verdes. Serán estables,
simétricos y ordenados. Serán limpios,
impresionantes y monumentales. Tendrán todos
los
atributos de un cementerio digno y bien cuidado.
Y cada proyecto se parecerá mucho al siguiente:
el centro de oficinas y apartamentos Golden
Gateway planeado para San Francisco; el Centro
Cívico de Nueva Orleans; el proyecto de
apartamentos y auditorio Lower Hill para
Pittsburgh; el Centro de Convenciones de
Cleveland; las oficinas y apartamentos de Quality
Hill en Kansas City; el proyecto Capitol Hill para
Nashville. De ciudad en ciudad, los bocetos de
los arquitectos evocan la misma escena lúgubre;
Aquí no hay ningún indicio de individualidad,
capricho o sorpresa, ningún indicio de que aquí
hay una ciudad con tradición y sabor.
todo suyo.
Estos proyectos no revitalizarán el centro; lo
amortiguarán. Porque trabajan con propósitos
opuestos a la ciudad. Destierran la calle. ellos
destierran
su función. Desterran su variedad...
Ciertamente, existen amplias razones para rehacer
ing en el centro: caída de las ventas minoristas,
bases impositivas en
condiciones imposibles de tráfico y
estacionamiento, transporte público deficiente,
cerco de barrios marginales. Pero sin intención de
minimizar estos asuntos serios, es más pertinente
considerar qué hace que el centro de una ciudad
sea magnético, qué puede inyectar la alegría, el
asombro, el alegre alboroto que hacen que la gente
quiera venir a visitarla. la ciudad y quedarse allí.
Porque el magnetismo es el meollo del problema.
Todos los valores del centro de la ciudad son sus
subproductos. Crear en él una atmósfera de
urbanidad y exuberancia no es un objetivo frívolo.
Nos estamos volviendo demasiado solemnes con
respecto al centro. Los arquitectos, planificadores
(y empresarios) están embargados por sueños de
orden y han quedado fascinados con los modelos a
escala y las vistas a vista de pájaro. Esta es una
forma indirecta de abordar la realidad y,
lamentablemente, es sintomática de una filosofía
de diseño ahora dominante: los edificios son lo
primero, porque el objetivo es rehacer la ciudad
para que se ajuste a un concepto abstracto de lo
que, lógicamente, debería ser. ¿Pero la lógica de
quién? La lógica de los proyectos es la lógica de los
niños egocéntricos, que juegan con bonitos bloques
y gritan “¡Mira lo que hice!” – un punto de vista muy
cultivado en nuestras escuelas de arquitectura y
diseño. Y los ciudadanos que deberían saberlo
mejor están tan fascinados por el mero proceso de
reconstrucción que el final
los resultados son secundarios para ellos.
Con este enfoque, los resultados finales serán tan
útiles para la ciudad como las antiguas reliquias
del movimiento City Beautiful, que en los
primeros años de este siglo iba a rejuvenecer la
ciudad convirtiéndola en un parque, espacioso y
espacioso. monumental. Por la complejidad
subyacente y la vida
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vendió cuatro artículos a los distritos de pieles, diamantes, cuero y flores de Vogueon Nueva York y otro sobre
tapas de alcantarilla. Su gran avance fue la invitación a escribir el artículo del centro y el libro posterior.
Después de vivir en Nueva York durante treinta y cuatro años, se mudó con su marido y sus tres hijos a
Toronto para evitar que sus hijos fueran reclutados en la guerra de Vietnam. En Toronto, como en la ciudad de
Nueva York, fue una activista ruidosa que encabezó la oposición ciudadana a los proyectos de renovación
urbana y de carreteras. Además de The Death and Life of Great American Cities, escribió otros ocho libros,
entre ellos The Economy of Cities (Nueva York: Random House, 1969), Cities and the Wealth of Nations
(Nueva York: Random House, 1984), The Nature of Economies (Nueva York: Random House, 2000) y Dark Age
Ahead (Nueva York: Random House, 2004).
Para obtener más información sobre Jane Jacobs, consulte la biografía de Alice Sparberg Alexiou, Jane Jacobs:
Urban Visionary (New Brunswick, Nueva Jersey: Rutgers University Press, 2006). Para un relato animado de la
lucha de Jacobs contra la renovación urbana en su propio barrio de Nueva York, véase Christopher Klemek,
Urbanism as Reform: Modernist Planning and the Crisis of Urban Liberalism in Europe and North America,1945–
1975 (Chicago: University of Chicago Press,
próximo).

Este es un momento crítico para el futuro de la peligro, valores inmobiliarios estancados,

ciudad. En todo el país, líderes y planificadores
cívicos están preparando una serie de proyectos
de reurbanización que marcarán el carácter del
centro de nuestras ciudades para las
generaciones venideras. Se están arrasando
grandes extensiones de muchas manzanas de
ancho; sólo unas pocas ciudades tienen ya en
construcción sus nuevos proyectos de centros
urbanos; pero casi todas las grandes ciudades se
están preparando para construir y pronto se
establecerán los planes.
¿Cómo serán los proyectos? Serán espaciosos,
parecidos a parques y con poca gente. Contarán
con largas vistas verdes. Serán estables,
simétricos y ordenados. Serán limpios,
impresionantes y monumentales. Tendrán todos
los
atributos de un cementerio digno y bien cuidado.
Y cada proyecto se parecerá mucho al siguiente:
el centro de oficinas y apartamentos Golden
Gateway planeado para San Francisco; el Centro
Cívico de Nueva Orleans; el proyecto de
apartamentos y auditorio Lower Hill para
Pittsburgh; el Centro de Convenciones de
Cleveland; las oficinas y apartamentos de Quality
Hill en Kansas City; el proyecto Capitol Hill para
Nashville. De ciudad en ciudad, los bocetos de
los arquitectos evocan la misma escena lúgubre;
Aquí no hay ningún indicio de individualidad,
capricho o sorpresa, ningún indicio de que aquí
hay una ciudad con tradición y sabor.
todo suyo.
Estos proyectos no revitalizarán el centro; lo
amortiguarán. Porque trabajan con propósitos
opuestos a la ciudad. Destierran la calle. ellos
destierran
su función. Desterran su variedad...
Ciertamente, existen amplias razones para rehacer
ing en el centro: caída de las ventas minoristas,
bases impositivas en
condiciones imposibles de tráfico y
estacionamiento, transporte público deficiente,
cerco de barrios marginales. Pero sin intención de
minimizar estos asuntos serios, es más pertinente
considerar qué hace que el centro de una ciudad
sea magnético, qué puede inyectar la alegría, el
asombro, el alegre alboroto que hacen que la gente
quiera venir a visitarla. la ciudad y quedarse allí.
Porque el magnetismo es el meollo del problema.
Todos los valores del centro de la ciudad son sus
subproductos. Crear en él una atmósfera de
urbanidad y exuberancia no es un objetivo frívolo.
Nos estamos volviendo demasiado solemnes con
respecto al centro. Los arquitectos, planificadores
(y empresarios) están embargados por sueños de
orden y han quedado fascinados con los modelos a
escala y las vistas a vista de pájaro. Ésta es una
forma indirecta de abordar la realidad y,
lamentablemente, es sintomática de una filosofía
de diseño ahora dominante: los edificios son lo
primero, porque el objetivo es rehacer la ciudad
para que se ajuste a un concepto abstracto de lo
que, lógicamente, debería ser. ¿Pero la lógica de
quién? La lógica de los proyectos es la lógica de los
niños egocéntricos, que juegan con bonitos bloques
y gritan “¡Mira lo que hice!” – un punto de vista muy
cultivado en nuestras escuelas de arquitectura y
diseño. Y los ciudadanos que deberían saberlo
mejor están tan fascinados por el mero proceso de
reconstrucción que el final
los resultados son secundarios para ellos.
Con este enfoque, los resultados finales serán tan
útiles para la ciudad como las antiguas reliquias
del movimiento City Beautiful, que en los
primeros años de este siglo iba a rejuvenecer la
ciudad convirtiéndola en un parque, espacioso y
espacioso. monumental. Por la complejidad
subyacente y la vida
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vendió cuatro artículos a los distritos de pieles, diamantes, cuero y flores de Vogueon Nueva York y otro sobre
tapas de alcantarilla. Su gran avance fue la invitación a escribir el artículo del centro y el libro posterior.
Después de vivir en Nueva York durante treinta y cuatro años, se mudó con su marido y sus tres hijos a
Toronto para evitar que sus hijos fueran reclutados en la guerra de Vietnam. En Toronto, como en la ciudad de
Nueva York, fue una activista ruidosa que encabezó la oposición ciudadana a los proyectos de renovación
urbana y de carreteras. Además de The Death and Life of Great American Cities, escribió otros ocho libros,
entre ellos The Economy of Cities (Nueva York: Random House, 1969), Cities and the Wealth of Nations
(Nueva York: Random House, 1984), The Nature of Economies (Nueva York: Random House, 2000) y Dark Age
Ahead (Nueva York: Random House, 2004).
Para obtener más información sobre Jane Jacobs, consulte la biografía de Alice Sparberg Alexiou, Jane Jacobs:
Urban Visionary (New Brunswick, Nueva Jersey: Rutgers University Press, 2006). Para un relato animado de la
lucha de Jacobs contra la renovación urbana en su propio barrio de Nueva York, véase Christopher Klemek,
Urbanism as Reform: Modernist Planning and the Crisis of Urban Liberalism in Europe and North America,1945–
1975 (Chicago: University of Chicago Press,
próximo).

Este es un momento crítico para el futuro de la peligro, valores inmobiliarios estancados,

ciudad. En todo el país, líderes y planificadores
cívicos están preparando una serie de proyectos
de reurbanización que marcarán el carácter del
centro de nuestras ciudades para las
generaciones venideras. Se están arrasando
grandes extensiones de muchas manzanas de
ancho; sólo unas pocas ciudades tienen ya en
construcción sus nuevos proyectos de centros
urbanos; pero casi todas las grandes ciudades se
están preparando para construir y pronto se
establecerán los planes.
¿Cómo serán los proyectos? Serán espaciosos,
parecidos a parques y con poca gente. Contarán
con largas vistas verdes. Serán estables,
simétricos y ordenados. Serán limpios,
impresionantes y monumentales. Tendrán todos
los
atributos de un cementerio digno y bien cuidado.
Y cada proyecto se parecerá mucho al siguiente:
el centro de oficinas y apartamentos Golden
Gateway planeado para San Francisco; el Centro
Cívico de Nueva Orleans; el proyecto de
apartamentos y auditorio Lower Hill para
Pittsburgh; el Centro de Convenciones de
Cleveland; las oficinas y apartamentos de Quality
Hill en Kansas City; el proyecto Capitol Hill para
Nashville. De ciudad en ciudad, los bocetos de
los arquitectos evocan la misma escena lúgubre;
Aquí no hay ningún indicio de individualidad,
capricho o sorpresa, ningún indicio de que aquí
hay una ciudad con tradición y sabor.
todo suyo.
Estos proyectos no revitalizarán el centro; lo
amortiguarán. Porque trabajan con propósitos
opuestos a la ciudad. Destierran la calle. ellos
destierran
su función. Desterran su variedad...
Ciertamente, existen amplias razones para rehacer
ing en el centro: caída de las ventas minoristas,
bases impositivas en
condiciones imposibles de tráfico y
estacionamiento, transporte público deficiente,
cerco de barrios marginales. Pero sin intención de
minimizar estos asuntos serios, es más pertinente
considerar qué hace que el centro de una ciudad
sea magnético, qué puede inyectar la alegría, el
asombro, el alegre alboroto que hacen que la gente
quiera venir a visitarla. la ciudad y quedarse allí.
Porque el magnetismo es el meollo del problema.
Todos los valores del centro de la ciudad son sus
subproductos. Crear en él una atmósfera de
urbanidad y exuberancia no es un objetivo frívolo.
Nos estamos volviendo demasiado solemnes con
respecto al centro. Los arquitectos, planificadores
(y empresarios) están embargados por sueños de
orden y han quedado fascinados con los modelos a
escala y las vistas a vista de pájaro. Esta es una
forma indirecta de abordar la realidad y,
lamentablemente, es sintomática de una filosofía
de diseño ahora dominante: los edificios son lo
primero, porque el objetivo es rehacer la ciudad
para que se ajuste a un concepto abstracto de lo
que, lógicamente, debería ser. ¿Pero la lógica de
quién? La lógica de los proyectos es la lógica de los
niños egocéntricos, que juegan con bonitos bloques
y gritan “¡Mira lo que hice!” – un punto de vista muy
cultivado en nuestras escuelas de arquitectura y
diseño. Y los ciudadanos que deberían saberlo
mejor están tan fascinados por el mero proceso de
reconstrucción que el final
los resultados son secundarios para ellos.
Con este enfoque, los resultados finales serán tan
útiles para la ciudad como las antiguas reliquias
del movimiento City Beautiful, que en los
primeros años de este siglo iba a rejuvenecer la
ciudad convirtiéndola en un parque, espacioso y
espacioso. monumental. Por la complejidad
subyacente y la vida
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that makes downtown worth fixing at all, can never
be fostered synthetically. No one can find what will
work for our cities by looking at the boulevards of
Paris, as the City Beautiful people did; and they
can’t find it by looking at suburban Garden Cities,
manipulating scale models, or inventing dream
cities.
You’ve got to get out and walk. Walk, and you
will see that many of the assumptions on which the
projects depend are visibly wrong....If you get out
and walk, you see all sorts of other clues. Why is the
hub of downtown such a mixture of things?... Why is
a good steak house usually in an old building? Why
are short blocks apt to be busier than long ones?
It is the premise of this critique that the best
way to plan for downtown is to see how people
use it today; to look for its strengths and to
exploit and reinforce them. There is no logic
that can be superimposed on the city; people
make it, and it is to them, not buildings, that we
must fit our plans. This does not mean accepting
the present; down- town does need an overhaul:
it is dirty, it is con- gested. But there are things
that are right about it too, and by simple old-
fashioned observation we can see what they are.
We can see what peoplelike.
HOW HARD CAN A STREET WORK?
The best place to look at first is the street....[T]he
street works harder than any other part of down-
town. It is the nervous system; it communicates the
flavor, the feel, the sights. It is the major point of
transaction and communication. Users of
downtown know very well that downtown needs
not fewer streets, but more, especially for
pedestrians. They are constantly making new, extra
paths for them- selves, through mid-block lobbies
of buildings, block-through stores and banks, even
parking lots and alleys. Some of the builders of
downtown know this too, and rent space along their
hidden streets. . . .
The animated alley
The real potential is in the street, and there are
far more opportunities for exploiting it than are
realized. Consider, for example, Maiden Lane, an
DOWNTOWN IS FOR PEOPLE 127
odd two-block-long, narrow, back-door alley in San
Francisco. Starting with nothing more remarkable
than the dirty, neglected back sides of depart- ment
stores and nondescript buildings, a group of
merchants made this alley into one of the finest
shopping streets in America. Maiden Lane has trees
along its sidewalks, redwood benches to invite the
sightseer or window shopper or buyer to linger,
sidewalks of colored paving, sidewalk umbrellas
when the sun gets hot. All the mer- chants do things
differently: some put out tables with their wares,
some hang out window boxes and grow vines. All
the buildings, old and new, look indi- vidual; the
most celebrated is an expanse of tan brick with a
curved doorway, by architect Frank Lloyd Wright.
T
The pedestrian’s welfare is supreme; dur- ing the H
rush of the day, he has the street. Maiden Lane is an R
oasis with an irresistible sense of inti- macy, E
cheerfulness, and spontaneity. It is one of San E
Francisco’s most powerful downtown magnets.
All of downtown can’t be remade into a bunch
of Maiden Lanes, and would be insufferably quaint if
it were. But the basic principles illustrated can be
realized by any city and in its own particular way.
...Think of any city street that people enjoy and you
will see that characteristically it has old build- ings
mixed with the new. This mixture is one of
downtown’s greatest advantages, for downtown
streets need high-yield, middling-yield, low-yield,
and no-yield enterprises. The intimate restaurant or
good steak house, the art store, the university club,
the fine tailor, even the bookstores and antique
stores – it is these kinds of enterprises for which
old buildings are so congenial. Downtown streets
should play up their mixture of buildings with all its
unspoken – but well understood – implications of
choice....
The pedestrian’s level
Let’s look for a moment at the physical dimensions
of the street. The user of downtown is mostly on
foot, and to enjoy himself he needs to see plenty of
contrast on the streets. He needs assurance that
the street is neither interminable nor boring, so he
does not get weary just looking down it. Thus
streets that have an end in sight are often pleas-
ing; so are streets that have the punctuation of
contrast at frequent intervals....Narrow streets, if
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127
Eso hace que valga la pena arreglar el centro de la
ciudad, nunca puede fomentarse sintéticamente.
Nadie puede encontrar lo que funcionará para
nuestras ciudades mirando los bulevares de París,
como lo hizo la gente de City Beautiful; y no pueden
encontrarlo mirando las Ciudades Jardín
suburbanas, manipulando modelos a escala o
inventando ciudades de ensueño.
Tienes que salir y caminar. camina y tu
Veremos que muchas de las suposiciones de las que
dependen los proyectos son visiblemente
erróneas... Si sales y caminas, verás todo tipo de
otras pistas. ¿Por qué el centro de la ciudad es una
mezcla de cosas así?... ¿Por qué un buen asador
suele estar en un edificio antiguo? ¿Por qué las
cuadras cortas tienden a estar más ocupadas que
las largas?
La premisa de esta crítica es que la mejor
manera de planificar el centro de la ciudad es
ver cómo lo usa la gente hoy; buscar sus puntos
fuertes y explotarlos y reforzarlos. No hay
ninguna lógica que se le pueda superponer a la
ciudad; la gente lo hace, y es a ellos, no a los
edificios, a quienes debemos adaptar nuestros
planes. Esto no significa aceptar el presente; El
centro necesita una reforma: está sucio, está
congestionado. Pero también hay cosas que
tienen razón, y mediante una simple
observación a la antigua usanza podemos ver
cuáles son. Podemos ver lo que le gusta a la
¿QUÉ TAN DURO PUEDE TRABAJAR gente.
UNA CALLE?
El mejor lugar para mirar primero es la calle...[L]a
calle trabaja más que cualquier otra parte del
centro de la ciudad. Es el sistema nervioso;
comunica el sabor, la sensación, las vistas. Es el
principal punto de transacción y comunicación. Los
usuarios del centro saben muy bien que el centro
no necesita menos calles, sino más, especialmente
para los peatones. Constantemente están creando
caminos nuevos y adicionales para sí mismos, a
través de vestíbulos de edificios a mitad de cuadra,
tiendas y bancos, e incluso estacionamientos y
callejones. Algunos de los constructores del centro
también lo saben y alquilan espacios a lo largo de
sus calles escondidas. . . .
El callejón animado
El potencial real está en la calle y hay muchas
más oportunidades para explotarlo de las que se
aprovechan. Consideremos, por ejemplo,
Maiden Lane, una
EL CENTRO ES PARA LA GENTE 127
Extraño callejón estrecho de dos cuadras de largo
con puerta trasera en San Francisco. Comenzando
con nada más notable que las partes traseras sucias
y descuidadas de los grandes almacenes y los
edificios anodinos, un grupo de comerciantes
convirtió este callejón en una de las mejores calles
comerciales de Estados Unidos. Maiden Lane tiene
árboles a lo largo de sus aceras, bancos de secoyas
para invitar al turista o al comprador a quedarse,
aceras de pavimento de colores, sombrillas en las
aceras cuando el sol calienta. Todos los
comerciantes hacen las cosas de manera diferente:
algunos colocan mesas con sus productos, otros
cuelgan jardineras en las ventanas y cultivan vides.
Todos los edificios, antiguos y nuevos, parecen
T
individuales; el más famoso es una extensión de R
ladrillo color canela con una entrada curva, obra del E
arquitecto Frank Lloyd Wright. El bienestar del S
peatón es supremo; durante las horas punta del día,
tiene la calle. Maiden Lane es un oasis con una
irresistible sensación de intimidad, alegría y
espontaneidad. Es uno de los imanes más
poderosos del centro de San Francisco.
Todo el centro de la ciudad no se puede convertir
en un grupo
de Maiden Lanes, y sería insoportablemente
pintoresco si lo fuera. Pero los principios básicos
ilustrados pueden ser aplicados por cualquier
ciudad y a su manera particular. ...Piensa en
cualquier calle de la ciudad que la gente disfrute y
verás que característicamente tiene edificios
antiguos mezclados con los nuevos. Esta
combinación es una de las mayores ventajas del
centro de la ciudad, ya que las calles del centro
necesitan empresas de alto rendimiento, de
rendimiento medio, de bajo rendimiento y de
ningún rendimiento. El restaurante íntimo o el buen
asador, la tienda de arte, el club universitario, la
sastrería elegante, incluso las librerías y tiendas de
antigüedades: son este tipo de empresas para las
que los edificios antiguos resultan tan agradables.
Las calles del centro deberían resaltar su mezcla de
El nivel del
edificios conpeatón
todas sus implicaciones de elección
tácitas, pero bien entendidas...
Miremos por un momento las dimensiones físicas de
la calle. El usuario del centro de la ciudad va
mayoritariamente a pie y para disfrutar necesita ver
mucho contraste en las calles. Necesita asegurarse
de que la calle no es interminable ni aburrida, para
no cansarse con sólo mirarla. Así, las calles que
tienen un final a la vista suelen ser agradables;
también lo son las calles que tienen la puntuación
del contraste a intervalos frecuentes... Calles
estrechas, si
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Eso hace que valga la pena arreglar el centro de la
ciudad, nunca puede fomentarse sintéticamente.
Nadie puede encontrar lo que funcionará para
nuestras ciudades mirando los bulevares de París,
como lo hizo la gente de City Beautiful; y no pueden
encontrarlo mirando las Ciudades Jardín
suburbanas, manipulando modelos a escala o
inventando ciudades de ensueño.
Tienes que salir y caminar. camina y tu
Veremos que muchas de las suposiciones de las que
dependen los proyectos son visiblemente
erróneas... Si sales y caminas, verás todo tipo de
otras pistas. ¿Por qué el centro de la ciudad es una
mezcla de cosas así?... ¿Por qué un buen asador
suele estar en un edificio antiguo? ¿Por qué las
cuadras cortas tienden a estar más ocupadas que
las largas?
La premisa de esta crítica es que la mejor
manera de planificar el centro de la ciudad es
ver cómo lo usa la gente hoy; buscar sus puntos
fuertes y explotarlos y reforzarlos. No hay
ninguna lógica que se le pueda superponer a la
ciudad; la gente lo hace, y es a ellos, no a los
edificios, a quienes debemos adaptar nuestros
planes. Esto no significa aceptar el presente; El
centro necesita una reforma: está sucio, está
congestionado. Pero también hay cosas que
tienen razón, y mediante una simple
observación a la antigua usanza podemos ver
cuáles son. Podemos ver lo que le gusta a la
¿QUÉ TAN DURO PUEDE TRABAJAR gente.
UNA CALLE?
El mejor lugar para mirar primero es la calle...[L]a
calle trabaja más que cualquier otra parte del
centro de la ciudad. Es el sistema nervioso;
comunica el sabor, la sensación, las vistas. Es el
principal punto de transacción y comunicación. Los
usuarios del centro saben muy bien que el centro
no necesita menos calles, sino más, especialmente
para los peatones. Constantemente están creando
caminos nuevos y adicionales para sí mismos, a
través de vestíbulos de edificios a mitad de cuadra,
tiendas y bancos, e incluso estacionamientos y
callejones. Algunos de los constructores del centro
también lo saben y alquilan espacios a lo largo de
sus calles escondidas. . . .
El callejón animado
El potencial real está en la calle y hay muchas
más oportunidades para explotarlo de las que se
aprovechan. Consideremos, por ejemplo,
Maiden Lane, una
EL CENTRO ES PARA LA GENTE 127
Extraño callejón estrecho de dos cuadras de largo
con puerta trasera en San Francisco. Comenzando
con nada más notable que las partes traseras sucias
y descuidadas de los grandes almacenes y los
edificios anodinos, un grupo de comerciantes
convirtió este callejón en una de las mejores calles
comerciales de Estados Unidos. Maiden Lane tiene
árboles a lo largo de sus aceras, bancos de secoyas
para invitar al turista o al comprador a quedarse,
aceras de pavimento de colores, sombrillas en las
aceras cuando el sol calienta. Todos los
comerciantes hacen las cosas de manera diferente:
algunos colocan mesas con sus productos, otros
cuelgan jardineras en las ventanas y cultivan vides.
Todos los edificios, viejos y nuevos, parecen
T
individuales; el más famoso es una extensión de R
ladrillo color canela con una entrada curva, obra del E
arquitecto Frank Lloyd Wright. El bienestar del S
peatón es supremo; durante las horas punta del día,
tiene la calle. Maiden Lane es un oasis con una
irresistible sensación de intimidad, alegría y
espontaneidad. Es uno de los imanes más
poderosos del centro de San Francisco.
Todo el centro de la ciudad no se puede convertir
en un grupo
de Maiden Lanes, y sería insoportablemente
pintoresco si lo fuera. Pero los principios básicos
ilustrados pueden ser aplicados por cualquier
ciudad y a su manera particular. ...Piensa en
cualquier calle de la ciudad que la gente disfrute y
verás que característicamente tiene edificios
antiguos mezclados con los nuevos. Esta
combinación es una de las mayores ventajas del
centro de la ciudad, ya que las calles del centro
necesitan empresas de alto rendimiento, de
rendimiento medio, de bajo rendimiento y de
ningún rendimiento. El restaurante íntimo o el buen
asador, la tienda de arte, el club universitario, la
sastrería elegante, incluso las librerías y tiendas de
antigüedades: son este tipo de empresas para las
que los edificios antiguos resultan tan agradables.
Las calles del centro deberían resaltar su mezcla de
El nivel del
edificios conpeatón
todas sus implicaciones de elección
tácitas, pero bien entendidas...
Miremos por un momento las dimensiones físicas de
la calle. El usuario del centro de la ciudad va
mayoritariamente a pie y para disfrutar necesita ver
mucho contraste en las calles. Necesita asegurarse
de que la calle no es interminable ni aburrida, para
no cansarse con sólo mirarla. Así, las calles que
tienen un final a la vista suelen ser agradables;
también lo son las calles que tienen la puntuación
del contraste a intervalos frecuentes... Calles
estrechas, si
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127
Eso hace que valga la pena arreglar el centro de la
ciudad, nunca puede fomentarse sintéticamente.
Nadie puede encontrar lo que funcionará para
nuestras ciudades mirando los bulevares de París,
como lo hizo la gente de City Beautiful; y no pueden
encontrarlo mirando las Ciudades Jardín
suburbanas, manipulando modelos a escala o
inventando ciudades de ensueño.
Tienes que salir y caminar. camina y tu
Veremos que muchas de las suposiciones de las que
dependen los proyectos son visiblemente
erróneas... Si sales y caminas, verás todo tipo de
otras pistas. ¿Por qué el centro de la ciudad es una
mezcla de cosas así?... ¿Por qué un buen asador
suele estar en un edificio antiguo? ¿Por qué las
cuadras cortas tienden a estar más ocupadas que
las largas?
La premisa de esta crítica es que la mejor
manera de planificar el centro de la ciudad es
ver cómo lo usa la gente hoy; buscar sus puntos
fuertes y explotarlos y reforzarlos. No hay
ninguna lógica que se le pueda superponer a la
ciudad; la gente lo hace, y es a ellos, no a los
edificios, a quienes debemos adaptar nuestros
planes. Esto no significa aceptar el presente; El
centro necesita una reforma: está sucio, está
congestionado. Pero también hay cosas que
tienen razón, y mediante una simple
observación a la antigua usanza podemos ver
cuáles son. Podemos ver lo que le gusta a la
¿QUÉ TAN DURO PUEDE TRABAJAR gente.
UNA CALLE?
El mejor lugar para mirar primero es la calle...[L]a
calle trabaja más que cualquier otra parte del
centro de la ciudad. Es el sistema nervioso;
comunica el sabor, la sensación, las vistas. Es el
principal punto de transacción y comunicación. Los
usuarios del centro saben muy bien que el centro
no necesita menos calles, sino más, especialmente
para los peatones. Constantemente están creando
caminos nuevos y adicionales para sí mismos, a
través de vestíbulos de edificios a mitad de cuadra,
tiendas y bancos, e incluso estacionamientos y
callejones. Algunos de los constructores del centro
también lo saben y alquilan espacios a lo largo de
sus calles escondidas. . . .
El callejón animado
El potencial real está en la calle y hay muchas
más oportunidades para explotarlo de las que se
aprovechan. Consideremos, por ejemplo,
Maiden Lane, una
EL CENTRO ES PARA LA GENTE 127
Extraño callejón estrecho de dos cuadras de largo
con puerta trasera en San Francisco. Comenzando
con nada más notable que las partes traseras sucias
y descuidadas de los grandes almacenes y los
edificios anodinos, un grupo de comerciantes
convirtió este callejón en una de las mejores calles
comerciales de Estados Unidos. Maiden Lane tiene
árboles a lo largo de sus aceras, bancos de secoyas
para invitar al turista o al comprador a quedarse,
aceras de pavimento de colores, sombrillas en las
aceras cuando el sol calienta. Todos los
comerciantes hacen las cosas de manera diferente:
algunos colocan mesas con sus productos, otros
cuelgan jardineras en las ventanas y cultivan vides.
Todos los edificios, antiguos y nuevos, parecen
T
individuales; el más famoso es una extensión de R
ladrillo color canela con una entrada curva, obra del E
arquitecto Frank Lloyd Wright. El bienestar del S
peatón es supremo; durante las horas punta del día,
tiene la calle. Maiden Lane es un oasis con una
irresistible sensación de intimidad, alegría y
espontaneidad. Es uno de los imanes más
poderosos del centro de San Francisco.
Todo el centro de la ciudad no se puede convertir
en un grupo
de Maiden Lanes, y sería insoportablemente
pintoresco si lo fuera. Pero los principios básicos
ilustrados pueden ser aplicados por cualquier
ciudad y a su manera particular. ...Piensa en
cualquier calle de la ciudad que la gente disfrute y
verás que característicamente tiene edificios
antiguos mezclados con los nuevos. Esta
combinación es una de las mayores ventajas del
centro de la ciudad, ya que las calles del centro
necesitan empresas de alto rendimiento, de
rendimiento medio, de bajo rendimiento y de
ningún rendimiento. El restaurante íntimo o el buen
asador, la tienda de arte, el club universitario, la
sastrería elegante, incluso las librerías y tiendas de
antigüedades: son este tipo de empresas para las
que los edificios antiguos resultan tan agradables.
Las calles del centro deberían resaltar su mezcla de
El nivel del
edificios conpeatón
todas sus implicaciones de elección
tácitas, pero bien entendidas...
Miremos por un momento las dimensiones físicas de
la calle. El usuario del centro de la ciudad va
mayoritariamente a pie y para disfrutar necesita ver
mucho contraste en las calles. Necesita asegurarse
de que la calle no es interminable ni aburrida, para
no cansarse con sólo mirarla. Así, las calles que
tienen un final a la vista suelen ser agradables;
también lo son las calles que tienen la puntuación
del contraste a intervalos frecuentes... Calles
estrechas, si
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128 JANE JACOBS
they are not toonarrow...and are not choked with
cars, can also cheer a walker by giving him a con-
tinual choice of this side of the street or that, and
twice as much to see. The differences are some-
thing anyone can try out for himself by walking a
selection of downtown streets.
This does not mean all downtown streets should
be narrow and short. Variety is wanted in this
respect too. But it does mean that narrow streets or
reasonably wide alleys have a unique value that
revitalizers of downtown ought to use to the hilt
instead of wasting. It also means that if pedestrian
and automobile traffic is separated out on different
streets, planners would do better to choose the
narrower streets for pedestrians, rather than the
most wide and impressive. Where monotonously
wide and long streets are turned over to exclusive
pedestrian use, they are going to be a problem.
They will come much more alive and persuasive if
they are broken into varying parts....
Maps of reality
But the street, not the block, is the significant unity.
When a merchant takes a lease he ponders what is
across and up and down the street, rather than what
is on the other side of the block. When blight or
improvement spreads, it comes along the street.
Entire complexes of city life take their names, not
from blocks, but from streets – Wall Street, Fifth
Avenue, State Street, Canal Street, Beacon Street.
Why do planners fix on the block and ignore the
street? The answer lies in a shortcut in their ana-
lytical techniques. After planners have mapped
building conditions, uses, vacancies, and assessed
valuations, block by block, they combine the data
for each block, because this is the simplest way to
summarize it, and characterize the block by
appropriate legends. No matter how individual the
street, the data for each side of the street in each
block is combined with data for the other three
sides of its block. The street is statistically sunk
without a trace. The planner has a graphic picture of
downtown that tells him little of significance and
much that is misleading.
Believing their block maps instead of their eyes,
developers think of downtown streets as dividers of
areas, not as the unifiers they are. Weighty deci-
sions about redevelopment are made on the basis
of what is a “good” or “poor” block, and this leads
to worse incongruities than the most
unenlightened laissez-faire. . . .
If redevelopers of downtown must depend so
heavily on maps instead of simple observation,
they should draw a map that looks like a
network, and then analyze their data strand by
strand of the net, not by the holes in the net. This
would give a picture of downtown that would
show Fifth Avenue or State Street or Skid Row
quite clearly. In the rare cases where a
downtown street actually is a divider, this can be
shown too, but there is no way
to find this out except by walking and looking.
The customer is right
In this dependence on maps as some sort of higher
reality, project planners and urban designers
assume they can create a promenade simply by
mapping one in where they want it, then having it
built. But a promenade needs promenaders. People
have very concrete reasons for where they walk
downtown, and whoever would beguile them had
better provide those reasons.
The handsome, glittering stretch of newly rebuilt
Park Avenue in New York is an illustration of this
stubborn point. People simply do not walk there in
the crowds they should to justify this ele- gant asset
to the city with its extraordinary crown jewels, Lever
House and the new bronze Seagram Building. The
office workers and visitors who pour from these
buildings turn off, far more often than not, to
Lexington Avenue on the east or Madison Avenue on
the west. Assuming that the customer is right, an
assumption that must be made about the users of
downtown, it is obvious that Lexington and Madison
have something that
Park doesn’t....
The deliberately planned promenade minus
promenaders can be seen in the first of the “green-
way” streets developed in Philadelphia. Here are
the trees, broad sidewalks, and planned vistas –
and there are no strollers. Parallel, just a few
hundred feet away, is a messy street bordered with
stores and activities – jammed with people. This
paradox has not been lost on Philadelphia’s
planners: along the next greenways they intend to
include at last
a few commercial establishments....
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128 JANE JACOBS
no son demasiado estrechos... y no están
abarrotados de coches, también pueden animar a
un caminante dándole la opción continua de este o
aquel lado de la calle, y el doble de cosas que ver.
Las diferencias son algo que cualquiera puede
probar por sí mismo caminando por una selección
de calles del centro.
Esto no significa que todas las calles del centro
deban
ser estrecho y corto. También a este respecto se
necesita variedad. Pero sí significa que las calles
estrechas o los callejones razonablemente anchos
tienen un valor único que los revitalizadores del
centro deberían aprovechar al máximo en lugar de
desperdiciar. También significa que si el tráfico de
peatones y automóviles está separado en calles
diferentes, los planificadores harían mejor en elegir
las calles más estrechas para los peatones, en lugar
de las más anchas e impresionantes. Cuando calles
monótonamente anchas y largas se destinen al uso
exclusivo de peatones, van a ser un problema. Se
volverán mucho más vivos y persuasivos si se
dividen en distintas partes...
mapas de la
realidad
Pero la calle, no la manzana, es la unidad
significativa. Cuando un comerciante toma un
contrato de arrendamiento, reflexiona sobre lo que
hay al otro lado de la calle, a lo largo y ancho de la
calle, en lugar de lo que hay al otro lado de la
cuadra. Cuando la desgracia o la mejora se
extienden, llega por la calle. Complejos enteros de
la vida urbana toman sus nombres, no de manzanas,
sino de calles: Wall Street, Quinta Avenida, State
Street, Canal Street, Beacon Street.
¿Por qué los planificadores se concentran en la
manzana e ignoran la calle? La respuesta está en un
atajo en sus técnicas analíticas. Después de que los
planificadores han mapeado las condiciones de los
edificios, los usos, las vacantes y las valoraciones
evaluadas, bloque por bloque, combinan los datos
de cada bloque, porque esta es la forma más
sencilla de resumirlo, y caracterizan el bloque
mediante leyendas apropiadas. No importa cuán
individual sea la calle, los datos de cada lado de la
calle en cada cuadra se combinan con los datos de
los otros tres lados de su cuadra. La calle está
estadísticamente hundida sin dejar rastro. El
planificador tiene una imagen gráfica del centro de
la ciudad que le dice poco sobre la importancia y
mucho que es engañoso.
Al creer en sus mapas de cuadras en lugar de en sus
ojos, los desarrolladores piensan en las calles del
centro como divisoras de áreas, no como las
unificadoras que son. Decisión importante
Las opiniones sobre la reurbanización se hacen
sobre la base de lo que es un bloque “bueno” o
“malo”, y esto conduce a incongruencias peores
que el laissez-faire más ignorante. . . .
Si los remodeladores del centro de la ciudad
deben depender tanto de los mapas en lugar de
la simple observación, deberían dibujar un mapa
que parezca una red y luego analizar sus datos
hilo por hilo de la red, no por los agujeros en la
red. Esto daría una imagen del centro de la
ciudad que mostraría con bastante claridad la
Quinta Avenida, State Street o Skid Row. En los
raros casos en los que una calle del centro es
realmente una divisoria, esto también se puede
mostrar, pero no hay manera.
descubrir esto excepto caminando y mirando.
El cliente tiene razón
En esta dependencia de los mapas como una
especie de realidad superior, los planificadores de
proyectos y diseñadores urbanos suponen que
pueden crear un paseo simplemente mapeando uno
en el lugar donde lo desean y luego mandándolo a
construir. Pero un paseo necesita paseantes. La
gente tiene razones muy concretas sobre el lugar
por el que caminan por el centro, y quienquiera que
quiera seducirlos será mejor que les proporcione
esas razones.
El hermoso y resplandeciente tramo de Park Avenue
recientemente reconstruido en Nueva York es un
ejemplo de esta obstinación. La gente simplemente
no camina allí entre la multitud como debería para
justificar este elegante activo de la ciudad con sus
extraordinarias joyas de la corona, Lever House y el
nuevo edificio Seagram de bronce. Los oficinistas y
visitantes que salen de estos edificios se desvían,
con mucha frecuencia, hacia Lexington Avenue al
este o Madison Avenue al oeste. Suponiendo que el
cliente tiene razón, suposición que debe hacerse
respecto de los usuarios del centro de la ciudad, es
obvio que Lexington y Madison tienen algo que
El parque no....
El paseo deliberadamente planeado sin paseantes
se puede ver en la primera de las calles “vía verde”
desarrolladas en Filadelfia. Aquí están los árboles,
las aceras anchas y las vistas planificadas... y no
hay paseantes. Paralelamente, a sólo unos cientos
de metros de distancia, hay una calle desordenada
bordeada de tiendas y actividades, repleta de gente.
Esta paradoja no ha pasado desapercibida para los
planificadores de Filadelfia: a lo largo de las
próximas vías verdes pretenden incluir por fin
algunos establecimientos comerciales....
TURC15.qxd 19/09/08 13:04 Página
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no son demasiado estrechos... y no están
abarrotados de coches, también pueden animar a
un caminante dándole la opción continua de este o
aquel lado de la calle, y el doble de cosas que ver.
Las diferencias son algo que cualquiera puede
probar por sí mismo caminando por una selección
de calles del centro.
Esto no significa que todas las calles del centro
deban
ser estrecho y corto. También a este respecto se
necesita variedad. Pero sí significa que las calles
estrechas o los callejones razonablemente anchos
tienen un valor único que los revitalizadores del
centro deberían aprovechar al máximo en lugar de
desperdiciar. También significa que si el tráfico de
peatones y automóviles está separado en calles
diferentes, los planificadores harían mejor en elegir
las calles más estrechas para los peatones, en lugar
de las más anchas e impresionantes. Cuando calles
monótonamente anchas y largas se destinen al uso
exclusivo de peatones, van a ser un problema. Se
volverán mucho más vivos y persuasivos si se
dividen en distintas partes...
mapas de la
realidad
Pero la calle, no la manzana, es la unidad
significativa. Cuando un comerciante toma un
contrato de arrendamiento, reflexiona sobre lo que
hay al otro lado de la calle, a lo largo y ancho de la
calle, en lugar de lo que hay al otro lado de la
cuadra. Cuando la desgracia o la mejora se
extienden, llega por la calle. Complejos enteros de
la vida urbana toman sus nombres, no de manzanas,
sino de calles: Wall Street, Quinta Avenida, State
Street, Canal Street, Beacon Street.
¿Por qué los planificadores se concentran en la
manzana e ignoran la calle? La respuesta está en un
atajo en sus técnicas analíticas. Después de que los
planificadores han mapeado las condiciones de los
edificios, los usos, las vacantes y las valoraciones
evaluadas, bloque por bloque, combinan los datos
de cada bloque, porque esta es la forma más
sencilla de resumirlo, y caracterizan el bloque
mediante leyendas apropiadas. No importa cuán
individual sea la calle, los datos de cada lado de la
calle en cada cuadra se combinan con los datos de
los otros tres lados de su cuadra. La calle está
estadísticamente hundida sin dejar rastro. El
planificador tiene una imagen gráfica del centro de
la ciudad que le dice poco sobre la importancia y
mucho que es engañoso.
Al creer en sus mapas de cuadras en lugar de en sus
ojos, los desarrolladores piensan en las calles del
centro como divisoras de áreas, no como las
unificadoras que son. Decisión importante
Las opiniones sobre la reurbanización se hacen
sobre la base de lo que es un bloque “bueno” o
“malo”, y esto conduce a incongruencias peores
que el laissez-faire más ignorante. . . .
Si los remodeladores del centro de la ciudad
deben depender tanto de los mapas en lugar de
la simple observación, deberían dibujar un mapa
que parezca una red y luego analizar sus datos
hilo por hilo de la red, no por los agujeros en la
red. Esto daría una imagen del centro de la
ciudad que mostraría con bastante claridad la
Quinta Avenida, State Street o Skid Row. En los
raros casos en los que una calle del centro es
realmente una divisoria, esto también se puede
mostrar, pero no hay manera.
descubrir esto excepto caminando y mirando.
El cliente tiene razón
En esta dependencia de los mapas como una
especie de realidad superior, los planificadores de
proyectos y diseñadores urbanos suponen que
pueden crear un paseo simplemente mapeando uno
en el lugar donde lo desean y luego mandándolo a
construir. Pero un paseo necesita paseantes. La
gente tiene razones muy concretas sobre el lugar
por el que caminan por el centro, y quienquiera que
quiera seducirlos será mejor que les proporcione
esas razones.
El hermoso y resplandeciente tramo de Park Avenue
recientemente reconstruido en Nueva York es un
ejemplo de esta obstinación. La gente simplemente
no camina allí entre la multitud como debería para
justificar este elegante activo de la ciudad con sus
extraordinarias joyas de la corona, Lever House y el
nuevo edificio Seagram de bronce. Los oficinistas y
visitantes que salen de estos edificios se desvían,
con mucha frecuencia, hacia Lexington Avenue al
este o Madison Avenue al oeste. Suponiendo que el
cliente tiene razón, suposición que debe hacerse
respecto de los usuarios del centro de la ciudad, es
obvio que Lexington y Madison tienen algo que
El parque no....
El paseo deliberadamente planeado sin paseantes
se puede ver en la primera de las calles “vía verde”
desarrolladas en Filadelfia. Aquí están los árboles,
las aceras anchas y las vistas planificadas... y no
hay paseantes. Paralelamente, a sólo unos cientos
de metros de distancia, hay una calle desordenada
bordeada de tiendas y actividades, repleta de gente.
Esta paradoja no ha pasado desapercibida para los
planificadores de Filadelfia: a lo largo de las
próximas vías verdes pretenden incluir por fin
algunos establecimientos comerciales....
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no son demasiado estrechos... y no están
abarrotados de coches, también pueden animar a
un caminante dándole la opción continua de este o
aquel lado de la calle, y el doble de cosas que ver.
Las diferencias son algo que cualquiera puede
probar por sí mismo caminando por una selección
de calles del centro.
Esto no significa que todas las calles del centro
deban
ser estrecho y corto. También a este respecto se
necesita variedad. Pero sí significa que las calles
estrechas o los callejones razonablemente anchos
tienen un valor único que los revitalizadores del
centro deberían aprovechar al máximo en lugar de
desperdiciar. También significa que si el tráfico de
peatones y automóviles está separado en calles
diferentes, los planificadores harían mejor en elegir
las calles más estrechas para los peatones, en lugar
de las más anchas e impresionantes. Cuando calles
monótonamente anchas y largas se destinen al uso
exclusivo de peatones, van a ser un problema. Se
volverán mucho más vivos y persuasivos si se
dividen en distintas partes...
mapas de la
realidad
Pero la calle, no la manzana, es la unidad
significativa. Cuando un comerciante toma un
contrato de arrendamiento, reflexiona sobre lo que
hay al otro lado de la calle, a lo largo y ancho de la
calle, en lugar de lo que hay al otro lado de la
cuadra. Cuando la desgracia o la mejora se
extienden, llega por la calle. Complejos enteros de
la vida urbana toman sus nombres, no de manzanas,
sino de calles: Wall Street, Quinta Avenida, State
Street, Canal Street, Beacon Street.
¿Por qué los planificadores se concentran en la
manzana e ignoran la calle? La respuesta está en un
atajo en sus técnicas analíticas. Después de que los
planificadores han mapeado las condiciones de los
edificios, los usos, las vacantes y las valoraciones
evaluadas, bloque por bloque, combinan los datos
de cada bloque, porque esta es la forma más
sencilla de resumirlos, y caracterizan el bloque
mediante leyendas apropiadas. No importa cuán
individual sea la calle, los datos de cada lado de la
calle en cada cuadra se combinan con los datos de
los otros tres lados de su cuadra. La calle está
estadísticamente hundida sin dejar rastro. El
planificador tiene una imagen gráfica del centro de
la ciudad que le dice poco sobre la importancia y
mucho que es engañoso.
Al creer en sus mapas de cuadras en lugar de en sus
ojos, los desarrolladores piensan en las calles del
centro como divisoras de áreas, no como las
unificadoras que son. Decisión importante
Las opiniones sobre la reurbanización se hacen
sobre la base de lo que es un bloque “bueno” o
“malo”, y esto conduce a incongruencias peores
que el laissez-faire más ignorante. . . .
Si los remodeladores del centro de la ciudad
deben depender tanto de los mapas en lugar de
la simple observación, deberían dibujar un mapa
que parezca una red y luego analizar sus datos
hilo por hilo de la red, no por los agujeros en la
red. Esto daría una imagen del centro de la
ciudad que mostraría con bastante claridad la
Quinta Avenida, State Street o Skid Row. En los
raros casos en los que una calle del centro es
realmente una divisoria, esto también se puede
mostrar, pero no hay manera.
descubrir esto excepto caminando y mirando.
El cliente tiene razón
En esta dependencia de los mapas como una
especie de realidad superior, los planificadores de
proyectos y diseñadores urbanos suponen que
pueden crear un paseo simplemente mapeando uno
en el lugar donde lo desean y luego mandándolo a
construir. Pero un paseo necesita paseantes. La
gente tiene razones muy concretas sobre el lugar
por el que caminan por el centro, y quienquiera que
quiera seducirlos será mejor que les proporcione
esas razones.
El hermoso y resplandeciente tramo de Park Avenue
recientemente reconstruido en Nueva York es un
ejemplo de esta obstinación. La gente simplemente
no camina allí entre la multitud como debería para
justificar este elegante activo de la ciudad con sus
extraordinarias joyas de la corona, Lever House y el
nuevo edificio Seagram de bronce. Los oficinistas y
visitantes que salen de estos edificios se desvían,
con mucha frecuencia, hacia Lexington Avenue al
este o Madison Avenue al oeste. Suponiendo que el
cliente tiene razón, suposición que debe hacerse
respecto de los usuarios del centro de la ciudad, es
obvio que Lexington y Madison tienen algo que
El parque no....
El paseo deliberadamente planeado sin paseantes
se puede ver en la primera de las calles “vía verde”
desarrolladas en Filadelfia. Aquí están los árboles,
las aceras anchas y las vistas planificadas... y no
hay paseantes. Paralelamente, a sólo unos cientos
de metros de distancia, hay una calle desordenada
bordeada de tiendas y actividades, repleta de gente.
Esta paradoja no ha pasado desapercibida para los
planificadores de Filadelfia: a lo largo de las
próximas vías verdes pretenden incluir por fin
algunos establecimientos comerciales....
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FOCUS
No matter how interesting, raffish, or elegant down-
town’s streets may be, something else is needed:
focal points. A focal point can be a fountain, or a
square, or a building – whatever its form, the focal
point is a landmark, and if it is surprising and
delightful, a whole district will get a magic spillover.
All the truly great downtown focal points carry a
surprise that does not stale. No matter how many
times you see Times Square, with its illuminated
soda-pop waterfalls, animated facial tissues, and
steaming neon coffee cups, alive with its crowds, it
always makes your eyes pop. No matter how many
times you look along Boston’s Newbury Street, the
steeple of the Arlington Street Church always
comes as a delight to the eye.
Focal points are too often lacking where they
would count most, at places where crowds and
activities converge. Chicago, for instance, lacks
any focal point within the Loop. In other cities
per- fectly placed points in the midst of great
pedestrian traffic have too little made of them –
Cleveland’s drab public square, for example, so
full of possib- ilities, or the neglected old
Diamond Market in Pittsburgh, which, with just a
little showmanship,
could be a fine threshold to Gateway Center....
THE ECHO
Backers of the project approach often argue that
giant superblock projects are the only feasible
means of rebuilding downtown. Projects, they
point out, can get government redevelopment
funds to help pay for land and the high cost of
clearing it. Projects afford a means of getting
open spaces in the city with no direct charge on
the municipal budget for buying or maintaining
them. Projects are preferred by big developers,
as more profitable to put up than single
buildings. Projects are liked by the lending
departments of insurance companies, because a
big loan requires less investigation and fewer
deci- sions than a collection of small loans; the
larger the project and the more separated from
its environs, moreover, the less the lender thinks
he need worry about contamination from the rest
of the city. And projects can tap the public
powers of eminent domain; they don’t have to be
huge for this tool to be used, but they can be,
and so they are....
DOWNTOWN IS FOR PEOPLE 129
WHERE IS THIS PLACE?
The project approach thus adds nothing to the
individuality of a city; quite the opposite – most of
the projects reflect a positive mania for obliterating
a city’s individuality. They obliterate it even when
great gifts of nature are involved. For example,
Cleveland, wishing to do something impressive on
the shore of Lake Erie, is planning to build an
isolated convention center, and the whole thing is
to be put on and under a vast, level concrete
platform. You will never know you are on a lake
shore, except for the distant view of water.
But every downtown can capitalize on its own
peculiar combinations of past and present,
T
climate and topography, or accidents of growth. H
Pittsburgh is on the right track at Mellon Square R
(an ideally located focal point), where the E
sidewalk gives way to tall stairways, animated by E
a cascade. This is a fine dramatization of
Pittsburgh’s hilliness, and it
is used naturally where the street slopes steeply.
Waterfronts are a great asset, but few cities are
doing anything with them. Of the dozens of our
cities that have river fronts downtown, only one,
San Antonio, has made of this feature a unique
amenity. Go to New Orleans and you find that the
only way to discover the Mississippi is through an
uninviting, enclosed runway leading to a ferry. The
view is worth the trip, yet there is not a restaurant
on the river frontage, nor any rooftop restaurants
from which to view the steamers, no place from
which to see the bananas unloaded or watch the
drilling rigs and dredges operating. New Orleans
found a character in the charming past of the Vieux
Carré, but the character of the past is not
enough for any city, even New Orleans.
A sense of place is built up, in the end, from many
little things too, some so small people take them for
granted, and yet the lack of them takes the flavor
out of the city: irregularities in level, so often bull-
dozed away; different kinds of paving, signs and
fireplugs and street lights, white marble stoops.
THE TWO-SHIFT CITY
It should be unnecessary to observe that the parts
of downtown we have been discussing make up a
whole. Unfortunately, it is necessary; the pro- ject
approach that now dominates most thinking
TURC15.qxd 19/09/08 13:04 Página
129
ENFOC
AR
No importa cuán interesantes, vulgares o elegantes
puedan ser las calles del centro, se necesita algo
más: puntos focales. Un punto focal puede ser una
fuente, una plaza o un edificio; sea cual sea su
forma, el punto focal es un hito, y si es
sorprendente y encantador, todo un distrito
obtendrá un efecto mágico. Todos los puntos
focales realmente fantásticos del centro de la
ciudad conllevan una sorpresa que no pasa de
moda. No importa cuántas veces veas Times
Square, con sus cascadas de refrescos iluminadas,
pañuelos faciales animados y humeantes tazas de
café de neón, lleno de gente, siempre te destapan
los ojos. No importa cuántas veces mires la calle
Newbury de Boston, el campanario de la iglesia de
Arlington Street siempre es un deleite para la vista.
Con demasiada frecuencia faltan puntos focales
donde más contarían, en lugares donde
convergen multitudes y actividades. Chicago, por
ejemplo, carece de un punto focal dentro del
Loop. En otras ciudades, los puntos
perfectamente ubicados en medio de un gran
tráfico peatonal han sido muy poco valorados: la
monótona plaza pública de Cleveland, por
ejemplo, tan llena de posibilidades, o el antiguo
y abandonado Diamond Market de Pittsburgh,
que, con apenas un poco de espectacularidad,
podría ser un buen umbral para llegar al Gateway
Center...
EL ECO
Los partidarios del enfoque de proyectos a
menudo argumentan que los proyectos de
supermanzanas gigantes son el único medio
factible de reconstruir el centro de la ciudad. Los
proyectos, señalan, pueden obtener fondos
gubernamentales de reurbanización para ayudar
a pagar el terreno y el alto costo de limpiarlo.
Los proyectos ofrecen un medio para conseguir
espacios abiertos en la ciudad sin cargo directo
al presupuesto municipal por comprarlos o
mantenerlos. Los grandes promotores prefieren
los proyectos porque son más rentables de
construir que los edificios individuales. Los
proyectos son del agrado de los departamentos
de préstamos de las compañías de seguros,
porque un préstamo grande requiere menos
investigación y menos decisiones que un
conjunto de préstamos pequeños; Además,
cuanto más grande es el proyecto y más
separado de sus alrededores, menos cree el
prestamista que debe preocuparse por la
contaminación del resto de la ciudad. Y los
proyectos pueden aprovechar los poderes
públicos de expropiación; No tienen que ser
enormes para que se pueda utilizar esta
herramienta, pero pueden serlo, y así lo son...
EL CENTRO ES PARA LA 129
GENTE
¿DÓNDE ESTÁ ESTE
LUGAR?
Por tanto, el enfoque del proyecto no añade nada a
la individualidad de una ciudad; todo lo contrario: la
mayoría de los proyectos reflejan una manía
positiva por borrar la individualidad de una ciudad.
Lo borran incluso cuando están involucrados
grandes dones de la naturaleza. Por ejemplo,
Cleveland, que desea hacer algo impresionante en
la orilla del lago Erie, planea construir un centro de
convenciones aislado, y todo se colocará sobre y
debajo de una gran plataforma de hormigón
nivelada. Nunca sabrás que estás en la orilla de un
lago, excepto por la vista lejana del agua.
Pero cada centro de la ciudad puede capitalizar
T
sus propias combinaciones peculiares de pasado R
y presente, clima y topografía, o accidentes de E
crecimiento. Pittsburgh está en el camino S
correcto en Mellon Square (un punto focal
idealmente ubicado), donde la acera da paso a
altas escaleras, animadas por una cascada. Esta
es una excelente dramatización de las colinas de
Pittsburgh, y
Se utiliza de forma natural cuando la calle tiene
una pendiente pronunciada.
Los frentes costeros son un gran activo, pero pocas
ciudades están haciendo algo con ellos. De las
decenas de nuestras ciudades que cuentan con
frentes fluviales en el centro, sólo una, San
Antonio, ha hecho de esta característica una
amenidad única. Vaya a Nueva Orleans y
descubrirá que la única forma de descubrir el
Mississippi es a través de una pista cerrada y poco
atractiva que conduce a un ferry. La vista vale la
pena el viaje, pero no hay un restaurante en la
orilla del río, ni restaurantes en la azotea desde
donde ver los vapores, ni ningún lugar desde donde
ver descargar los plátanos o observar las
plataformas de perforación y las dragas en
funcionamiento. Nueva Orleans encontró un
personaje en el encantador pasado del Vieux Carré,
pero el carácter del pasado no lo es.
suficiente para cualquier ciudad, incluso Nueva
Orleans.
Al final, también se construye un sentido de
pertenencia a partir de muchas pequeñas cosas,
algunas personas tan insignificantes las dan por
LAsentado
CIUDAD y, DE DOS
sin embargo, la falta de ellas le quita el
sabor a la ciudad: irregularidades en el nivel, tan a
TURNOS
No debería
menudo ser demolidas.
necesario observar que lastipos
lejos; diferentes partes
de
del centro de la ciudad que hemosseñales
pavimento, estadoy
analizando forman público,
bujías y alumbrado un todo.escaleras
Lamentablemente,
de mármoles
necesario; El enfoque de proyecto que ahora
blanco.
domina la mayor parte del pensamiento.
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ENFOC
AR
No importa cuán interesantes, vulgares o elegantes
puedan ser las calles del centro, se necesita algo
más: puntos focales. Un punto focal puede ser una
fuente, una plaza o un edificio; sea cual sea su
forma, el punto focal es un hito, y si es
sorprendente y encantador, todo un distrito
obtendrá un efecto mágico. Todos los puntos
focales realmente fantásticos del centro de la
ciudad conllevan una sorpresa que no pasa de
moda. No importa cuántas veces veas Times
Square, con sus cascadas de refrescos iluminadas,
pañuelos faciales animados y humeantes tazas de
café de neón, lleno de gente, siempre te destapan
los ojos. No importa cuántas veces mires la calle
Newbury de Boston, el campanario de la iglesia de
Arlington Street siempre es un deleite para la vista.
Con demasiada frecuencia faltan puntos focales
donde más contarían, en lugares donde
convergen multitudes y actividades. Chicago, por
ejemplo, carece de un punto focal dentro del
Loop. En otras ciudades, los puntos
perfectamente ubicados en medio de un gran
tráfico peatonal han sido muy poco valorados: la
monótona plaza pública de Cleveland, por
ejemplo, tan llena de posibilidades, o el antiguo
y abandonado Diamond Market de Pittsburgh,
que, con apenas un poco de espectacularidad,
podría ser un buen umbral para llegar al Gateway
Center...
EL ECO
Los partidarios del enfoque de proyectos a
menudo argumentan que los proyectos de
supermanzanas gigantes son el único medio
factible de reconstruir el centro de la ciudad. Los
proyectos, señalan, pueden obtener fondos
gubernamentales de reurbanización para ayudar
a pagar el terreno y el alto costo de limpiarlo.
Los proyectos ofrecen un medio para conseguir
espacios abiertos en la ciudad sin cargo directo
al presupuesto municipal por comprarlos o
mantenerlos. Los grandes promotores prefieren
los proyectos porque son más rentables de
construir que los edificios individuales. Los
proyectos son del agrado de los departamentos
de préstamos de las compañías de seguros,
porque un préstamo grande requiere menos
investigación y menos decisiones que un
conjunto de préstamos pequeños; Además,
cuanto más grande es el proyecto y más
separado de sus alrededores, menos cree el
prestamista que debe preocuparse por la
contaminación del resto de la ciudad. Y los
proyectos pueden aprovechar los poderes
públicos de expropiación; No tienen que ser
enormes para que se pueda utilizar esta
herramienta, pero pueden serlo, y así lo son...
EL CENTRO ES PARA LA 129
GENTE
¿DÓNDE ESTÁ ESTE
LUGAR?
Por tanto, el enfoque del proyecto no añade nada a
la individualidad de una ciudad; todo lo contrario: la
mayoría de los proyectos reflejan una manía
positiva por borrar la individualidad de una ciudad.
Lo borran incluso cuando están involucrados
grandes dones de la naturaleza. Por ejemplo,
Cleveland, que desea hacer algo impresionante en
la orilla del lago Erie, planea construir un centro de
convenciones aislado, y todo se colocará sobre y
debajo de una gran plataforma de hormigón
nivelada. Nunca sabrás que estás en la orilla de un
lago, excepto por la vista lejana del agua.
Pero cada centro de la ciudad puede capitalizar
T
sus propias combinaciones peculiares de pasado R
y presente, clima y topografía, o accidentes de E
crecimiento. Pittsburgh está en el camino S
correcto en Mellon Square (un punto focal
idealmente ubicado), donde la acera da paso a
altas escaleras, animadas por una cascada. Esta
es una excelente dramatización de las colinas de
Pittsburgh, y
Se utiliza de forma natural cuando la calle tiene
una pendiente pronunciada.
Los frentes costeros son un gran activo, pero pocas
ciudades están haciendo algo con ellos. De las
decenas de nuestras ciudades que cuentan con
frentes fluviales en el centro, sólo una, San
Antonio, ha hecho de esta característica una
amenidad única. Vaya a Nueva Orleans y
descubrirá que la única forma de descubrir el
Mississippi es a través de una pista cerrada y poco
atractiva que conduce a un ferry. La vista vale la
pena el viaje, pero no hay un restaurante en la
orilla del río, ni restaurantes en la azotea desde
donde ver los vapores, ni ningún lugar desde donde
ver descargar los plátanos o observar las
plataformas de perforación y las dragas en
funcionamiento. Nueva Orleans encontró un
personaje en el encantador pasado del Vieux Carré,
pero el carácter del pasado no lo es.
suficiente para cualquier ciudad, incluso Nueva
Orleans.
Al final, también se construye un sentido de
pertenencia a partir de muchas pequeñas cosas,
algunas personas tan insignificantes las dan por
LAsentado
CIUDAD y, DE DOS
sin embargo, la falta de ellas le quita el
sabor a la ciudad: irregularidades en el nivel, tan a
TURNOS
No debería
menudo ser demolidas.
necesario observar que lastipos
lejos; diferentes partes
de
del centro de la ciudad que hemosseñales
pavimento, estadoy
analizando forman público,
bujías y alumbrado un todo.escaleras
Lamentablemente,
de mármoles
necesario; El enfoque de proyecto que ahora
blanco.
domina la mayor parte del pensamiento.
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AR
No importa cuán interesantes, vulgares o elegantes
puedan ser las calles del centro, se necesita algo
más: puntos focales. Un punto focal puede ser una
fuente, una plaza o un edificio; sea cual sea su
forma, el punto focal es un hito, y si es
sorprendente y encantador, todo un distrito
obtendrá un efecto mágico. Todos los puntos
focales realmente fantásticos del centro de la
ciudad conllevan una sorpresa que no pasa de
moda. No importa cuántas veces veas Times
Square, con sus cascadas de refrescos iluminadas,
pañuelos faciales animados y humeantes tazas de
café de neón, lleno de gente, siempre te destapan
los ojos. No importa cuántas veces mires la calle
Newbury de Boston, el campanario de la iglesia de
Arlington Street siempre es un deleite para la vista.
Con demasiada frecuencia faltan puntos focales
donde más contarían, en lugares donde
convergen multitudes y actividades. Chicago, por
ejemplo, carece de un punto focal dentro del
Loop. En otras ciudades, los puntos
perfectamente ubicados en medio de un gran
tráfico peatonal han sido muy poco valorados: la
monótona plaza pública de Cleveland, por
ejemplo, tan llena de posibilidades, o el antiguo
y abandonado Diamond Market de Pittsburgh,
que, con apenas un poco de espectacularidad,
podría ser un buen umbral para llegar al Gateway
Center...
EL ECO
Los partidarios del enfoque de proyectos a
menudo argumentan que los proyectos de
supermanzanas gigantes son el único medio
factible de reconstruir el centro de la ciudad. Los
proyectos, señalan, pueden obtener fondos
gubernamentales de reurbanización para ayudar
a pagar el terreno y el alto costo de limpiarlo.
Los proyectos ofrecen un medio para conseguir
espacios abiertos en la ciudad sin cargo directo
al presupuesto municipal por comprarlos o
mantenerlos. Los grandes promotores prefieren
los proyectos porque son más rentables de
construir que los edificios individuales. Los
proyectos son del agrado de los departamentos
de préstamos de las compañías de seguros,
porque un préstamo grande requiere menos
investigación y menos decisiones que un
conjunto de préstamos pequeños; Además,
cuanto más grande es el proyecto y más
separado de sus alrededores, menos cree el
prestamista que debe preocuparse por la
contaminación del resto de la ciudad. Y los
proyectos pueden aprovechar los poderes
públicos de expropiación; No tienen que ser
enormes para que se pueda utilizar esta
herramienta, pero pueden serlo, y así lo son...
EL CENTRO ES PARA LA 129
GENTE
¿DÓNDE ESTÁ ESTE
LUGAR?
Por tanto, el enfoque del proyecto no añade nada a
la individualidad de una ciudad; todo lo contrario: la
mayoría de los proyectos reflejan una manía
positiva por borrar la individualidad de una ciudad.
Lo borran incluso cuando están involucrados
grandes dones de la naturaleza. Por ejemplo,
Cleveland, que desea hacer algo impresionante en
la orilla del lago Erie, planea construir un centro de
convenciones aislado, y todo se colocará sobre y
debajo de una gran plataforma de hormigón
nivelada. Nunca sabrás que estás en la orilla de un
lago, excepto por la vista lejana del agua.
Pero cada centro de la ciudad puede capitalizar
T
sus propias combinaciones peculiares de pasado R
y presente, clima y topografía, o accidentes de E
crecimiento. Pittsburgh está en el camino S
correcto en Mellon Square (un punto focal
idealmente ubicado), donde la acera da paso a
altas escaleras, animadas por una cascada. Esta
es una excelente dramatización de las colinas de
Pittsburgh, y
Se utiliza de forma natural cuando la calle tiene
una pendiente pronunciada.
Los frentes costeros son un gran activo, pero pocas
ciudades están haciendo algo con ellos. De las
decenas de nuestras ciudades que cuentan con
frentes fluviales en el centro, sólo una, San
Antonio, ha hecho de esta característica una
amenidad única. Vaya a Nueva Orleans y
descubrirá que la única forma de descubrir el
Mississippi es a través de una pista cerrada y poco
atractiva que conduce a un ferry. La vista vale la
pena el viaje, pero no hay un restaurante en la
orilla del río, ni restaurantes en la azotea desde
donde ver los vapores, ni ningún lugar desde donde
ver descargar los plátanos o observar las
plataformas de perforación y las dragas en
funcionamiento. Nueva Orleans encontró un
personaje en el encantador pasado del Vieux Carré,
pero el carácter del pasado no lo es.
suficiente para cualquier ciudad, incluso Nueva
Orleans.
Al final, también se construye un sentido de
pertenencia a partir de muchas pequeñas cosas,
algunas personas tan insignificantes las dan por
LAsentado
CIUDAD y, DE DOS
sin embargo, la falta de ellas le quita el
sabor a la ciudad: irregularidades en el nivel, tan a
TURNOS
No debería
menudo ser demolidas.
necesario observar que lastipos
lejos; diferentes partes
de
del centro de la ciudad que hemosseñales
pavimento, estadoy
analizando forman público,
bujías y alumbrado un todo.escaleras
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necesario; El enfoque de proyecto que ahora
blanco.
domina la mayor parte del pensamiento.
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130 JANE JACOBS

assumes that it is desirable to single out activitiesever, Pittsburgh’s plans miss the whole point. and
redistribute them in an orderly fashion – a civicEvery conceivable device – arterial highways, a wide center
here, a cultural center there.belt of park, parking lots – separates the new pro- But this notion of order is
irreconcilably opposedject from downtown. The only thing missing is an
to the way in which a downtown actually works;unscalable wall.
what makes it lively is the way so many differentThe project will make an impressive sight from kinds of
activity tend to support each other. We arethe downtown office towers, but for all it can do accustomed
to thinking of downtowns as dividedto revitalize downtown it might as well be miles into functional
districts – financial, shopping, away....
theatre – and so they are, but only to a degree. As
soon as an area gets too exclusively devoted to one
type of activity and its direct convenience services,WANTED: CAREFUL SEEDING
it gets into trouble; it loses its appeal to the users
of downtown and it is in danger of becoming a When it comes to locating cultural activities, plan-
has-been. In New York the area with the most ners could learn a lesson from the New York
luxuriant mixture of basic activities, midtown, hasPublic Library; it chooses locations as any good
demonstrated an overwhelmingly greater attractivemerchant would. It is no accident that its main
power for new building than lower Manhattan,building sits on one of the best corners in New
even for managerial headquarters, which, in lowerYork, Forty-second Street and Fifth Avenue, a
Manhattan, would be close to all the big financialnoble focal point. Back in 1895, the newly formed
houses and law firms – and far away from almostlibrary committee debated what sort of institution
everything else.it should form. Deciding to serve as many people
Where you find the liveliest downtown you as possible, it chose what looked like the central
will find one with the basic activities to support twospot in the northward-growing city, asked for and
shifts of foot traffic. By night it is just as busy as itgot it.
is by day. New York’s Fifty-seventh Street is a goodToday the library locates branches by tentatively
example: it works by night because of the apart-picking a spot where foot traffic is heavy. It tries
ments and residential hotels near by; because ofout the spot with a parked bookmobile, and if
Carnegie Hall; because of the music, dance, andresults are up to expectations it may rent a store
drama studios and special motion-picture theatresfor a temporary trial library. Only after it is sure it
that have been generated by Carnegie Hall. Ithas the right place to reach the most customers does
works by day because of small office buildings it build. Recently the Library has put up a fine new
on the street and very large office buildings to themain circulation branch right off Fifth Avenue on
east and west. A two-shift operation like this is veryFifty-third Street, in the heart of the most active
stimulating to restaurants, because they get bothoffice-building area, and increased its daily circula-
lunch and dinner trade. But it also encouragestions by 5,000 at one crack.
every kind of shop or service that is specialized, andThe point, to repeat, is to work withthe city.
needs a clientele sifted from all sorts of population.Bedraggled and abused as they are, our down-
It is folly for a downtown to frustrate two-shifttowns do work. They need help, not wholesale
operation, as Pittsburgh, for one, is about to do.razing....
Pittsburgh is a one-shift downtown but theoretically
this could be partly remedied by its new civic
auditorium project, to which, later, a symphony hallTHE CITIZEN
and apartments are to be added. The site immedi-
ately adjoins Pittsburgh’s downtown, and the newThe remarkable intricacy and liveliness of down-
facilities could have been tied into the older down-town can never be created by the abstract logic town
streets. Open space of urban – not suburbanof a few men. Downtown has had the capability of –
dimensions could have created a focal point providing something for everybody only because or pleasure
grounds, a close, magnetic junctureit has been created by everybody. So it should between the old and
the new, not a barrier. How-be in the future; planners and architects have a
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130

130 JANE
JACOBS
Aunque se supone que es deseable señalar actividades, los planes de Pittsburgh pierden todo el sentido.
Todos los dispositivos imaginables (autopistas arteriales, un centro amplio aquí, un centro cultural allá, un
cinturón de parques, estacionamientos) separan el nuevo proyecto del centro de la ciudad. Lo único que
falta es un
a la forma en que realmente funciona un centro de la ciudad; un muro inescalable.
Lo que lo hace animado es la forma en que tantos tipos diferentes de actividades tienden a apoyarse
entre sí. Somos las torres de oficinas del centro de la ciudad, pero a pesar de todo lo que puede hacer el
estar acostumbrado a pensar en los centros de la ciudad como divididos para revitalizarlos, también
podrían estar kilómetros en distritos funcionales: financieros, comerciales, alejados...
teatro, y así lo son, pero sólo hasta cierto punto. Tan pronto como un área se dedica demasiado
exclusivamente a una
tipo de actividad y sus servicios de conveniencia directa,SE BUSCA: SEMBRA CUIDADOSA
se mete en problemas; pierde su atractivo para los usuarios del centro y corre el peligro de convertirse
en un A la hora de localizar actividades culturales, planificar-
ha sido. En Nueva York, el área con más ners podría aprender una lección de la exuberante mezcla de
actividades básicas de Nueva York: el centro de la ciudad tiene una biblioteca pública; elige ubicaciones
como lo haría cualquier bien demostrado por un comerciante abrumadoramente más atractivo. No es
casualidad que su principal atractivo para la nueva construcción sea el bajo Manhattan, ya que el edificio
se encuentra en una de las mejores esquinas de Nueva York, incluso para las sedes directivas, que, en la
Baja York, la calle Cuarenta y dos y la Quinta Avenida, un Manhattan, estarían cerca de todo el gran punto
focal noble y financiero. Allá por 1895, las casas y bufetes de abogados recién formados (y lejos del comité
casi de biblioteca) debatían qué tipo de institución debería formar todo lo demás. Decidir servir a tantas
personas
Donde encuentra el centro más animado posible, eligió lo que parecía el centro
encontrará uno con las actividades básicas para apoyar twospot en la ciudad en crecimiento hacia el norte,
solicitado y cambios de tráfico peatonal. Por la noche está tan ocupado como siempre.
es de día. La calle Cincuenta y siete de Nueva York es un buen lugar. Hoy en día, la biblioteca localiza
sucursales mediante un ejemplo tentativo: funciona de noche debido a que elige un lugar donde el tráfico
peatonal es intenso. Se trata de hoteles y residenciales cercanos; por fuera del lugar con una biblioteca
móvil estacionada, y si Carnegie Hall; Debido a que la música, la danza y los resultados están a la altura de
las expectativas, puede alquilar una tienda de estudios de teatro y salas de cine especiales para una
biblioteca de prueba temporal. Sólo después de estar seguro de que han sido generados por el Carnegie
Hall. Tiene el lugar adecuado para llegar a la mayoría de los clientes y trabaja durante el día debido a los
pequeños edificios de oficinas que construye. Recientemente, la Biblioteca ha construido un hermoso
edificio nuevo en la calle y edificios de oficinas muy grandes en el ramal de circulación principal justo al
lado de la Quinta Avenida hacia el este y el oeste. Una operación de dos turnos como esta es muy en la
calle Cincuenta y Tres, en el corazón de la zona más activa que estimula a los restaurantes, porque
obtienen tanto área de edificios de oficinas, como aumento de su circulación diaria.
comercio de almuerzos y cenas. Pero también fomenta 5.000 a la vez.
todo tipo de comercio o servicio que sea especializado, y la cuestión, repito, es trabajar con la ciudad.
Necesita una clientela seleccionada de todo tipo de población. Desaliñados y abusados ​como están,
nuestros deprimidos
Es una locura que un centro de la ciudad frustre el trabajo de las ciudades de dos turnos. Necesitan ayuda,
no mayoristas
operación, como Pittsburgh, por ejemplo, está a punto de hacerlo.
Pittsburgh es un centro de un solo turno, pero en teoría esto podría remediarse en parte con su nuevo
sistema cívico.
proyecto de auditorio, al que, posteriormente, se añadió una sala sinfónicaEL CIUDADANO
y se van a añadir apartamentos. El sitio inmediatamente
La notable complejidad y vivacidad de las instalaciones podrían haber estado ligadas al centro de la
ciudad más antiguo nunca pueden ser creadas por las calles de la ciudad de lógica abstracta. Espacio
abierto de lo urbano –no suburbano– de unos pocos hombres. El centro de la ciudad ha tenido la
capacidad de: las dimensiones podrían haber creado un punto focal que proporcionara algo para todos,
solo porque o un lugar de placer, una unión cercana y magnética, ha sido creada por todos. Así debería
ser entre lo viejo y lo nuevo, no una barrera. Cómo estar en el futuro; Los planificadores y arquitectos
tienen una
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Aunque se supone que es deseable señalar actividades, los planes de Pittsburgh pierden todo el sentido.
Todos los dispositivos imaginables (autopistas arteriales, un centro amplio aquí, un centro cultural allá, un
cinturón de parques, estacionamientos) separan el nuevo proyecto del centro de la ciudad. Lo único que
falta es un
a la forma en que realmente funciona un centro de la ciudad; un muro inescalable.
Lo que lo hace animado es la forma en que tantos tipos diferentes de actividades tienden a apoyarse
entre sí. Somos las torres de oficinas del centro de la ciudad, pero a pesar de todo lo que puede hacer el
estar acostumbrado a pensar en los centros de la ciudad como divididos para revitalizarlos, también
podrían estar kilómetros en distritos funcionales: financieros, comerciales, alejados...
teatro, y así lo son, pero sólo hasta cierto punto. Tan pronto como un área se dedica demasiado
exclusivamente a una
tipo de actividad y sus servicios de conveniencia directa,SE BUSCA: SEMBRA CUIDADOSA
se mete en problemas; pierde su atractivo para los usuarios del centro y corre el peligro de convertirse
en un A la hora de localizar actividades culturales, planificar-
ha sido. En Nueva York, el área con más ners podría aprender una lección de la exuberante mezcla de
actividades básicas de Nueva York: el centro de la ciudad tiene una biblioteca pública; elige ubicaciones
como lo haría cualquier bien demostrado por un comerciante abrumadoramente más atractivo. No es
casualidad que su principal atractivo para la nueva construcción sea el bajo Manhattan, ya que el edificio
se encuentra en una de las mejores esquinas de Nueva York, incluso para las sedes directivas, que, en la
Baja York, la calle Cuarenta y dos y la Quinta Avenida, un Manhattan, estarían cerca de todo el gran punto
focal noble y financiero. Allá por 1895, las casas y bufetes de abogados recién formados (y lejos del comité
casi de biblioteca) debatían qué tipo de institución debería formar todo lo demás. Decidir servir a tantas
personas
Donde encuentra el centro más animado posible, eligió lo que parecía el centro
encontrará uno con las actividades básicas para apoyar twospot en la ciudad en crecimiento hacia el norte,
solicitado y cambios de tráfico peatonal. Por la noche está tan ocupado como siempre.
es de día. La calle Cincuenta y siete de Nueva York es un buen lugar. Hoy en día, la biblioteca localiza
sucursales mediante un ejemplo tentativo: funciona de noche debido a que elige un lugar donde el tráfico
peatonal es intenso. Se trata de hoteles y residenciales cercanos; por fuera del lugar con una biblioteca
móvil estacionada, y si Carnegie Hall; Debido a que la música, la danza y los resultados están a la altura de
las expectativas, puede alquilar una tienda de estudios de teatro y salas de cine especiales para una
biblioteca de prueba temporal. Sólo después de estar seguro de que han sido generados por el Carnegie
Hall. Tiene el lugar adecuado para llegar a la mayoría de los clientes y trabaja durante el día debido a los
pequeños edificios de oficinas que construye. Recientemente, la Biblioteca ha construido un hermoso
edificio nuevo en la calle y edificios de oficinas muy grandes en el ramal de circulación principal justo al
lado de la Quinta Avenida hacia el este y el oeste. Una operación de dos turnos como esta es muy en la
calle Cincuenta y Tres, en el corazón de la zona más activa que estimula a los restaurantes, porque
obtienen tanto área de edificios de oficinas, como aumento de su circulación diaria.
comercio de almuerzos y cenas. Pero también fomenta 5.000 a la vez.
todo tipo de comercio o servicio que sea especializado, y la cuestión, repito, es trabajar con la ciudad.
Necesita una clientela seleccionada de todo tipo de población. Desaliñados y abusados ​como están,
nuestros deprimidos
Es una locura que un centro de la ciudad frustre el trabajo de las ciudades de dos turnos. Necesitan ayuda,
no mayoristas
operación, como Pittsburgh, por ejemplo, está a punto de hacerlo.
Pittsburgh es un centro de un solo turno, pero en teoría esto podría remediarse en parte con su nuevo
sistema cívico.
proyecto de auditorio, al que, posteriormente, se añadió una sala sinfónicaEL CIUDADANO
y se van a añadir apartamentos. El sitio inmediatamente
La notable complejidad y vivacidad de las instalaciones podrían haber estado ligadas al centro de la
ciudad más antiguo nunca pueden ser creadas por las calles de la ciudad de lógica abstracta. Espacio
abierto de lo urbano –no suburbano– de unos pocos hombres. El centro de la ciudad ha tenido la
capacidad de: las dimensiones podrían haber creado un punto focal que proporcionara algo para todos,
solo porque o un lugar de placer, una unión cercana y magnética, ha sido creada por todos. Así debería
ser entre lo viejo y lo nuevo, no una barrera. Cómo estar en el futuro; Los planificadores y arquitectos
tienen una
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JACOBS
Aunque se supone que es deseable señalar actividades, los planes de Pittsburgh pierden todo el sentido.
Todos los dispositivos imaginables (autopistas arteriales, un centro amplio aquí, un centro cultural allá, un
cinturón de parques, estacionamientos) separan el nuevo proyecto del centro de la ciudad. Lo único que
falta es un
a la forma en que realmente funciona un centro de la ciudad; un muro inescalable.
Lo que lo hace animado es la forma en que tantos tipos diferentes de actividades tienden a apoyarse
entre sí. Somos las torres de oficinas del centro de la ciudad, pero a pesar de todo lo que puede hacer el
estar acostumbrado a pensar en los centros de la ciudad como divididos para revitalizarlos, también
podrían estar kilómetros en distritos funcionales: financieros, comerciales, alejados...
teatro, y así lo son, pero sólo hasta cierto punto. Tan pronto como un área se dedica demasiado
exclusivamente a una
tipo de actividad y sus servicios de conveniencia directa,SE BUSCA: SEMBRA CUIDADOSA
se mete en problemas; pierde su atractivo para los usuarios del centro y corre el peligro de convertirse
en un A la hora de localizar actividades culturales, planificar-
ha sido. En Nueva York, el área con más ners podría aprender una lección de la exuberante mezcla de
actividades básicas de Nueva York: el centro de la ciudad tiene una biblioteca pública; elige ubicaciones
como lo haría cualquier bien demostrado por un comerciante abrumadoramente más atractivo. No es
casualidad que su principal atractivo para la nueva construcción sea el bajo Manhattan, ya que el edificio
se encuentra en una de las mejores esquinas de Nueva York, incluso para las sedes directivas, que, en la
Baja York, la calle Cuarenta y dos y la Quinta Avenida, un Manhattan, estarían cerca de todo el gran punto
focal noble y financiero. Allá por 1895, las casas y bufetes de abogados recién formados (y lejos del comité
casi de biblioteca) debatían qué tipo de institución debería formar todo lo demás. Decidir servir a tantas
personas
Donde encuentra el centro más animado posible, eligió lo que parecía el centro
encontrará uno con las actividades básicas para apoyar twospot en la ciudad en crecimiento hacia el norte,
solicitado y cambios de tráfico peatonal. Por la noche está tan ocupado como siempre.
es de día. La calle Cincuenta y siete de Nueva York es un buen lugar. Hoy en día, la biblioteca localiza
sucursales mediante un ejemplo tentativo: funciona de noche debido a que elige un lugar donde el tráfico
peatonal es intenso. Se trata de hoteles y residenciales cercanos; por fuera del lugar con una biblioteca
móvil estacionada, y si Carnegie Hall; Debido a que la música, la danza y los resultados están a la altura de
las expectativas, puede alquilar una tienda de estudios de teatro y salas de cine especiales para una
biblioteca de prueba temporal. Sólo después de estar seguro de que han sido generados por el Carnegie
Hall. Tiene el lugar adecuado para llegar a la mayoría de los clientes y trabaja durante el día debido a los
pequeños edificios de oficinas que construye. Recientemente, la Biblioteca ha construido un hermoso
edificio nuevo en la calle y edificios de oficinas muy grandes en el ramal de circulación principal justo al
lado de la Quinta Avenida hacia el este y el oeste. Una operación de dos turnos como esta es muy en la
calle Cincuenta y Tres, en el corazón de la zona más activa que estimula a los restaurantes, porque
obtienen tanto área de edificios de oficinas, como aumento de su circulación diaria.
comercio de almuerzos y cenas. Pero también fomenta 5.000 a la vez.
todo tipo de comercio o servicio que sea especializado, y la cuestión, repito, es trabajar con la ciudad.
Necesita una clientela seleccionada de todo tipo de población. Desaliñados y abusados ​como están,
nuestros deprimidos
Es una locura que un centro de la ciudad frustre el trabajo de las ciudades de dos turnos. Necesitan ayuda,
no mayoristas
operación, como Pittsburgh, por ejemplo, está a punto de hacerlo.
Pittsburgh es un centro de un solo turno, pero en teoría esto podría remediarse en parte con su nuevo
sistema cívico.
proyecto de auditorio, al que, posteriormente, se añadió una sala sinfónicaEL CIUDADANO
y se van a añadir apartamentos. El sitio inmediatamente
La notable complejidad y vivacidad de las instalaciones podrían haber estado ligadas al centro de la
ciudad más antiguo nunca pueden ser creadas por las calles de la ciudad de lógica abstracta. Espacio
abierto de lo urbano –no suburbano– de unos pocos hombres. El centro de la ciudad ha tenido la
capacidad de: las dimensiones podrían haber creado un punto focal que proporcionara algo para todos,
solo porque o un lugar de placer, una unión cercana y magnética, ha sido creada por todos. Así debería
ser entre lo viejo y lo nuevo, no una barrera. Cómo estar en el futuro; Los planificadores y arquitectos
tienen una
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vital contribution to make, but the citizen has a
more vital one. It is his city, after all; his job is
not merely to sell plans made by others, it is to
get into the thick of the planning job himself. He
does not have to be a planner or an architect, or
arrogate their functions, to ask the right
questions:
nHow can new buildings or projects capitalize on
the city’s unique qualities? Does the city have a
waterfront that could be exploited? An unusual
topography?
nHow can the city tie in its old buildings with its
new ones, so that each complements the other and
reinforces the quality of continuity the city
should have?
nCan the new projects be tied into downtown
streets? The best available sites may be outside
downtown – but how far outside of downtown?
Does the choice of site anticipate normal growth,
or is the site so far away that it will gain no sup-
port from downtown, and give it none?
nDoes new building exploit the strong qual- ities of
the street – or virtually obliterate the
street?
nWill the new project mix all kinds of activ- ities
together, or does it mistakenly segregate
them?
DOWNTOWN IS FOR PEOPLE 131
In short, will the city be any fun? The citizen can
be the ultimate expert on this; what is needed is
an observant eye, curiosity about people, and a
willingness to walk. He should walk not only the
streets of his own city, but those of every city he
visits. When he has the chance, he should insist
on an hour’s walk in the loveliest park, the finest
public square in town, and where there is a handy
bench he should sit and watch the people for a
while. He will understand his own city the better
– and, perhaps, steal a few ideas.
Let the citizens decide what end results they want,
and they can adapt the rebuilding machin- ery to
suit them. If new laws are needed, they can agitate
to get them. The citizens of Fort Worth, for example,
T
are doing this now; indeed, citizens in every big city H
planning hefty redevelopment have R
had to push for special legislation. E
What a wonderful challenge there is! Rarely before E
has the citizen had such a chance to reshape the
city, and to make it the kind of city that helikes and
that others will too. If this means leaving room for
the incongruous, or the vulgar or the strange, that is
part of the challenge, not the
problem.
Designing a dream city is easy; rebuilding a
living one takes imagination.
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131
contribución vital que hacer, pero el ciudadano
tiene otra más vital. Después de todo, es su
ciudad; su trabajo no es simplemente vender
planes hechos por otros, sino involucrarse él
mismo en el meollo del trabajo de planificación.
No es necesario ser planificador o arquitecto, ni
arrogarse sus funciones, para formular las
preguntas adecuadas:
n¿Cómo pueden los nuevos edificios o proyectos
aprovechar las cualidades únicas de la ciudad?
¿Tiene la ciudad un frente marítimo que podría ser
explotado? Un inusual
¿topografía?
¿Cómo puede la ciudad unir sus edificios antiguos
con los nuevos, de modo que cada uno
complemente al otro y refuerce la calidad de
continuidad de la ciudad?
¿debería tener?
¿Se pueden vincular los nuevos proyectos a las
calles del centro? Los mejores sitios disponibles
pueden estar fuera del centro, pero ¿a qué distancia
del centro? ¿La elección del sitio prevé un
crecimiento normal?
¿O el sitio está tan lejos que no obtendrá apoyo?
puerto del centro y no darle ninguno?
n¿Los nuevos edificios explotan las fuertes
cualidades de la calle – o virtualmente eliminan las
¿calle?
n¿El nuevo proyecto combinará todo tipo de
actividades o las separará erróneamente?
¿a ellos?
EL CENTRO ES PARA LA 13
GENTE 1
En resumen, ¿será divertida la ciudad? El
ciudadano puede ser el máximo experto en esto;
lo que se necesita es ojo observador, curiosidad
por la gente y voluntad de caminar. Debe caminar
no sólo por las calles de su propia ciudad, sino
también por las de cada ciudad que visita.
Cuando tenga la oportunidad, debería insistir en
caminar una hora por el parque más bonito, la
plaza pública más bonita de la ciudad, y donde
haya un banco a mano debería sentarse y
observar a la gente durante un rato. Comprenderá
mejor su propia ciudad y, tal vez, robará algunas
ideas.
Dejemos que los ciudadanos decidan qué
resultados finales quieren y podrán adaptar la
T
maquinaria de reconstrucción a su medida. Si se R
necesitan nuevas leyes, pueden hacer campaña E
para conseguirlas. Los ciudadanos de Fort Worth, S
por ejemplo, están haciendo esto ahora; De hecho,
los ciudadanos de todas las grandes ciudades que
planean importantes reurbanizaciones
tuvo que impulsar una legislación especial.
¡Qué maravilloso desafío hay! Pocas veces antes el
ciudadano ha tenido tal oportunidad de remodelar
la ciudad y de convertirla en el tipo de ciudad que a
él le gusta y que a otros también les gustará. Si esto
significa dejar espacio para lo incongruente, lo
vulgar o lo extraño, eso es parte del desafío, no el
problema.
Diseñar una ciudad de ensueño es fácil; reconstruir
un
Para vivir se necesita imaginación.
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contribución vital que hacer, pero el ciudadano
tiene otra más vital. Después de todo, es su
ciudad; su trabajo no es simplemente vender
planes hechos por otros, sino involucrarse él
mismo en el meollo del trabajo de planificación.
No es necesario ser planificador o arquitecto, ni
arrogarse sus funciones, para formular las
preguntas adecuadas:
n¿Cómo pueden los nuevos edificios o proyectos
aprovechar las cualidades únicas de la ciudad?
¿Tiene la ciudad un frente marítimo que podría ser
explotado? Un inusual
¿topografía?
¿Cómo puede la ciudad unir sus edificios antiguos
con los nuevos, de modo que cada uno
complemente al otro y refuerce la calidad de
continuidad de la ciudad?
¿debería tener?
¿Se pueden vincular los nuevos proyectos a las
calles del centro? Los mejores sitios disponibles
pueden estar fuera del centro, pero ¿a qué distancia
del centro? ¿La elección del sitio prevé un
crecimiento normal?
¿O el sitio está tan lejos que no obtendrá apoyo?
puerto del centro y no darle ninguno?
n¿Los nuevos edificios explotan las fuertes
cualidades de la calle – o virtualmente eliminan las
¿calle?
n¿El nuevo proyecto combinará todo tipo de
actividades o las separará erróneamente?
¿a ellos?
EL CENTRO ES PARA LA 13
GENTE 1
En resumen, ¿será divertida la ciudad? El
ciudadano puede ser el máximo experto en esto;
lo que se necesita es ojo observador, curiosidad
por la gente y voluntad de caminar. Debe caminar
no sólo por las calles de su propia ciudad, sino
también por las de cada ciudad que visita.
Cuando tenga la oportunidad, debería insistir en
caminar una hora por el parque más hermoso, la
plaza pública más hermosa de la ciudad, y donde
haya un banco a mano debería sentarse y
observar a la gente por un rato. Comprenderá
mejor su propia ciudad y, tal vez, robará algunas
ideas.
Dejemos que los ciudadanos decidan qué
resultados finales quieren y podrán adaptar la
T
maquinaria de reconstrucción a su medida. Si se R
necesitan nuevas leyes, pueden hacer campaña E
para conseguirlas. Los ciudadanos de Fort Worth, S
por ejemplo, están haciendo esto ahora; De hecho,
los ciudadanos de todas las grandes ciudades que
planean importantes reurbanizaciones
tuvo que impulsar una legislación especial.
¡Qué maravilloso desafío hay! Pocas veces antes el
ciudadano ha tenido tal oportunidad de remodelar
la ciudad y de convertirla en el tipo de ciudad que a
él le gusta y que a otros también les gustará. Si esto
significa dejar espacio para lo incongruente, lo
vulgar o lo extraño, eso es parte del desafío, no el
problema.
Diseñar una ciudad de ensueño es fácil; reconstruir
un
Para vivir se necesita imaginación.
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contribución vital que hacer, pero el ciudadano
tiene otra más vital. Después de todo, es su
ciudad; su trabajo no es simplemente vender
planes hechos por otros, sino involucrarse él
mismo en el meollo del trabajo de planificación.
No es necesario ser planificador o arquitecto, ni
arrogarse sus funciones, para formular las
preguntas adecuadas:
n¿Cómo pueden los nuevos edificios o proyectos
aprovechar las cualidades únicas de la ciudad?
¿Tiene la ciudad un frente marítimo que podría ser
explotado? Un inusual
¿topografía?
¿Cómo puede la ciudad unir sus edificios antiguos
con los nuevos, de modo que cada uno
complemente al otro y refuerce la calidad de
continuidad de la ciudad?
¿debería tener?
¿Se pueden vincular los nuevos proyectos a las
calles del centro? Los mejores sitios disponibles
pueden estar fuera del centro, pero ¿a qué distancia
del centro? ¿La elección del sitio prevé un
crecimiento normal?
¿O el sitio está tan lejos que no obtendrá apoyo?
puerto del centro y no darle ninguno?
n¿Los nuevos edificios explotan las fuertes
cualidades de la calle – o virtualmente eliminan las
¿calle?
n¿El nuevo proyecto combinará todo tipo de
actividades o las separará erróneamente?
¿a ellos?
EL CENTRO ES PARA LA 13
GENTE 1
En resumen, ¿será divertida la ciudad? El
ciudadano puede ser el máximo experto en esto;
lo que se necesita es ojo observador, curiosidad
por la gente y voluntad de caminar. Debe caminar
no sólo por las calles de su propia ciudad, sino
también por las de cada ciudad que visita.
Cuando tenga la oportunidad, debería insistir en
caminar una hora por el parque más bonito, la
plaza pública más bonita de la ciudad, y donde
haya un banco a mano debería sentarse y
observar a la gente durante un rato. Comprenderá
mejor su propia ciudad y, tal vez, robará algunas
ideas.
Dejemos que los ciudadanos decidan qué
resultados finales quieren y podrán adaptar la
T
maquinaria de reconstrucción a su medida. Si se R
necesitan nuevas leyes, pueden hacer campaña E
para conseguirlas. Los ciudadanos de Fort Worth, S
por ejemplo, están haciendo esto ahora; De hecho,
los ciudadanos de todas las grandes ciudades que
planean importantes reurbanizaciones
tuvo que impulsar una legislación especial.
¡Qué maravilloso desafío hay! Pocas veces antes el
ciudadano ha tenido tal oportunidad de remodelar
la ciudad y de convertirla en el tipo de ciudad que a
él le gusta y que a otros también les gustará. Si esto
significa dejar espacio para lo incongruente, lo
vulgar o lo extraño, eso es parte del desafío, no el
problema.
Diseñar una ciudad de ensueño es fácil; reconstruir
un
Para vivir se necesita imaginación.