ENIGMAS
Y FALSIFICACIONE
FT Seeceanenaenaanea
‘Asesinato de Julio César, segun un itgrata de tinales det siglo XIX que lustraba la Historia de Europa, de Emilio Castlar.
El asesinato de Julio César
César organiz6 su propio asesinato, asegura la Ultima investigacién hecha por un forense italiano.
Dos especialistas espajioles reconstruyen el magnicidio y rebaten la nueva teoria
tuando César cayo, abatido por vein-
titres punaladas, a los pies de la es-
tatua Ge Fompeyo, se cumplieron sus
propios designios. César habla prepara-
do Su propia muerte, eligiendo la fecha:
a manana de los aus de marzo del ano
44 a.C.; el momento: una sesion del Se-
‘nado; y el lugar: la Curia de Pompeyo.
tsa es ia novedosa teorla del coronel Lu
ciano Garofano, un experto forense ita-
liano, jefe del centro de investigacion to-
rense de los Carabinieri de Parma, espe-
Clalizado en clanes matiosos. Garotano,
tras revisar concienzudamente todos los
informes trasmitidos por los clasicos y, a
la luz del comportamiento del dictador du-
rante los dias previos al asesinato, con-
‘cluye que Cesar conocia la conspiracion
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Urdida contra él y que no hizo nada por
etenerla. ES mas, supone que de alguna
manera el mismo preparo su muerte, al
deshacerse de los guarGaespaldas que de-
bian protegerie y al ignorar las adverten-
Clas del peligro que corra, acudiendo ese
‘ia @ le cura sin proteccion alguna.
La investigacion le fue encargada por
tuna productora britanica de television,
Alantics Productions Ltd., para un do-
‘cumental de cuyo contenido se hizo eco
ellondinense The Sunday Time Magazi-
ne, Después de haber leldo cien versio-
‘es reiterativas sobre el asesinato de Cé-
sar, la teoria del forense italiano sobre ese
Suioidio asistidoes, al menos, curiosa. Se-
un Garofano, César era ya un anciano de
‘4 afios, gravemente enfermo de epilep-
sia. Con su muerte pretendia asegurarse
‘que su hijo adoptivo, ctaviano, recibie-
ra la herencia sin contratiempos, despe-
jandole el camino de enemigos politicos,
ues estaba convencido de que sus ase-
sinos 40s mismos persons que se opon-
drian a Octaviano- serian castigados in-
misericordemente por Roma. Con todo
all, pretenderta asegurar la supenvvencia
de su dinastia. Garofano busca una ex-
plicacion de! magnicidio en clave de cla-
nes mafiosos: César habria actuado ante
las dificultades igual que lo harta un ca-
‘po mafioso, capaz de autosacriticarse pa-
ra salvar a la familia y sus negocis.
Esta version, tan novedosa como atrac-
tiva, no esta, sin embargo, plenamente
de acuerdo con las noticias que trasmi-te la mayoria de las fuentes antiguas, ni
‘con la interpratacién histérica del mag
nicidio. Suetonia, Plutarca, Nicolas Da-
masceno, Apiano, Dién Casio, Veleyo Pa-
térculo, Flore, Cicerén, Valerio Maximo,
Eutropio, Orasio y Zonaras, entre otros,
can mayor 0 menor simpatia hacia el per:
sonaje, coinciden casi unsnimemente a
la hora de explcar las causas de la con.
jura contra Julio César.
Roma, descontenta
Todos ellos hablan de un clima de cre-
ciante descontanto, ¢ incluso de impo.
Pullaridad, que se fue fraguando en con-
tra César durante el sltimo afio de su vi
4a; pore las conepiraciones haben co
menzado antes. Algunas de ellas surgie-
ron dentro de su propio partido y estu-
vieron encabezadac por hombrae de cu
confianza, envidiosos del ascenso y los
favores que el dictador habla prodigado
2 otroe personajes de eu entorno, come
Cornelia Delabella, Marco Antonio, el his-
ano Cornelio Balbo, Cayo Opio, Mau:
Fra y Vedio Polls.
Algunas de las vitimas actuaciones de
César tampoco habian sido bien acep
tadas, como la legada 2 Roma de la rei
1a egipcia Cleopatra, con la que tenis un
hij, Cesarién. A los romanos les moles.
taba que el dictador alojara a su amante
€en a villa que tenia al otro lado de! Tiber,
protextando que estaba alli en calidad de
Fehén del pueblo romano.
Ese clima de descontento, rivalidades,
maledicencias y envidias debié propiciar
‘numerosas conjures més 0 menos serias,
al punto de que César estaba harto del
asunto y ya habia desbaratado varias. EI
‘asunto era tan notorio que ya Cicerén ha
bla denunciado ante el Senado (46a.C.)
|a posibilidad de que se atentase contra
el dictador. Tras el cesaricidlio, Cicerén
volvié sabre el asunto y, en la segunda de
sus Filipicas, acus6 a Marco Antonio de
haber estado involucrade en la conspire:
cin planeada por Trebonio en la Galia
Narbonense, durante el verano de 45 a.
¥ algo de cierto debia haber en ello, se-
{gin se desprende del comportamiento de
César respecto a Marco Antonio, otrora
su brazo derecho, al yue olvidd por cum
pleto en su testamento, del que los be-
Neficiarios fueron su hijo adoptive Octa-
Wiatwe, Marup Bruty -uny Ue lus currspi-
radores y, probablemente, hijo carnal de
César, segin se decia en Roma y et pue~
bio ruimeiy. Ageing, 11 quel veran Ue
Busto de Julio César. Durante su dltimo ao