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Una educación sin barreras para el aprendizaje:

DE LA INTEGRACIÓN A LA INCLUSIÓN

¿Qué es la integración escolar?


La integración escolar acoge al alumnado con discapacidades en el ámbito de
una escuela ordinaria. Se basa en el supuesto de que son l@s alumn@s quienes se
tienen que adaptar al sistema, integrándose en él. Centra la atención en el déficit,
dificultad o discapacidad de la persona.

¿Qué es la educación Inclusiva?


La inclusión acoge a TODO el alumnado en el ámbito de una escuela ordinaria.
Se basa en el supuesto de que es el sistema el que se tiene que adaptar al alumnado,
respondiendo a la diversidad y necesidades educativas de todos. Centra la atención en
las capacidades y fortalezas de la persona.

La inclusión o educación inclusiva es un concepto teórico de la pedagogía que


hace referencia al modo en que se debe dar respuesta en la escuela a la diversidad. El
término surge en los años 90 y pretende sustituir al de integración, hasta ese momento
dominante en la práctica educativa.

Si estamos de acuerdo en que en un aula el docente no cuenta con treinta clones,


tampoco podemos concebir una educación que ofrezca a todos el mismo programa, con
los mismos objetivos y las mismas exigencias.

La educación inclusiva tiene una gran ventaja: no forma individuos, forma


CIUDADANOS. No es un modelo competitivo, sino cooperativo.

Definir el concepto de diversidad es imprescindible para justificar la educación


inclusiva pues no sería necesario hablar de inclusión si no hubiera personas excluidas
por su diferencia. La educación inclusiva no se refiere a un grupo determinado de
estudiantes o personas, sino a TOD@S, es decir, a la comunidad educativa (profesorado
y alumnado).
Características de la educación inclusiva

• La educación inclusiva se centra en las capacidades, cualidades, talentos, virtu-


des y fortalezas de las personas, NO en la discapacidad, dificultades, limitaciones
o diagnóstico de la persona.

• La inclusión educativa está dirigida a la educación en general, NO a la educación


especial. No sólo es una educación para las personas con necesidades educativas
especiales o con discapacidad. Es una educación para TOD@S, desde el enfoque
de la diversidad individual y social.

• La inclusión supone trasformaciones profundas en el sistema, NO cambios su-


perficiales. Esto es, transformación del pensamiento, de actitudes, de prácticas
educativas, cambios a nivel curricular, de ideario de centro, de recursos materia-
les y humanos, de actividades, de infraestructuras, etc…

• La inclusión se basa en los principios de equidad, cooperación y solidaridad, NO


en los principios de igualdad y competición.

• La inclusión educativa se centra en el aula y toda la comunidad educativa, NO


sólo en el alumno. Trasciende la realidad del alumnado para tener en cuenta
también la del profesorado y equipos interdisciplinares o el contexto familiar y
social.

• La inclusión valora a cada persona con sus características individuales, NO in-


tenta encajarla en un modelo de ser, pensar y actuar “normalizado”.

• La inclusión es dar a cada uno lo que necesita para poder disfrutar de los mismos
derechos y poder desarrollar su potencial en el ámbito de la educación, NO se
limita a dar a todas las personas lo mismo.

• La inclusión trata de enriquecerse de las diferencias personales y particularida-


des individuales, NO de cambiar, corregir esas diferencias.

• La inclusión educativa trata de identificar y eliminar las barreras que impiden al/a
la alumn@ participar en el sistema educativo y social, NO de que el/la alumn@
se adapte al grupo.
• La inclusión trata de dar un espacio, visibilizar y responder de manera respetuosa
a las limitaciones y diferencias personales, NO de disfrazarlas, atenuarlas o sim-
plificarlas, porque son reales.

En palabras de Ainscow y Echeita (2011):

1. La educación inclusiva es un enfoque o proceso que se ha ido


materializando a lo largo de los años mediante distintas medidas, formación y,
especialmente, un cambio de actitud.
2. Este camino o proceso persigue la presencia, participación y éxito de todo
el alumnado:
• Presencia: toda persona tiene derecho a la educación y, por consiguiente,
a un espacio en la escuela ordinaria.
• Participación: no sólo debe estar presente, sino participar de la vida social
y educativa.
• Éxito: todos pueden aprender y tienen capacidad para desarrollarse en
base a sus posibilidades.
3. La inclusión precisa la identificación y eliminación de barreras. En este
proceso hacia la inclusión son muchas las turbulencias, reticencias, desánimos a
salvar desde distintos frentes: la organización, el curriculum, la actitud del
profesorado, etc.
4. La inclusión pone particular énfasis en aquellos grupos de alumn@s que
podrían estar en riesgo de marginalización, exclusión, o fracaso escolar.

Por tanto, el enfoque de la educación inclusiva no solo se ocupa de garantizar la


presencia en el aula de alumnos diversos, sino que se preocupa, ocupa y aboga para que
tomen parte de la dinámica. Ello supone considerar la necesidad de compartir una
cultura que defienda los valores de respeto, aceptación, igualdad y equidad. Estos
valores deberán materializarse en unas prácticas y políticas de organización y
funcionamiento de centro (Booth y Ainscow, 2011). Así pues, la educación inclusiva
incumbe a todos y debe contemplarse en todos los documentos oficiales del centro
como principio de la educación. Por ello será crucial compartir un ideario que establezca
la atención a la diversidad como una de sus máximas.

Al estructurar el temario de la asignatura, se toman como referencia los cuatro


valores antes mencionados, que serán valores a inculcar en la formación docente. Por
ello, se trata de relacionar esos cuatro valores con los bloques temáticos:

1. La educación inclusiva es un proceso que ha permitido lograr valorar la


diversidad y concebirla como motor de cambio. Este punto hace alusión al
primer bloque donde se explica el concepto de diversidad, el concepto de
educación inclusiva y su evolución desde el marco legislativo (Barrio, 2009;
Echeita, 2006).
2. El segundo punto puede relacionarse con el segundo bloque donde se
explica el concepto de escuela como Comunidad de Aprendizaje (Díaz
Palomar y Flecha, 2010; Elboj, Espaya, Flecha, Inmbermon, Puidellívol y Valls,
2013) pues estos modelos apuestan por la presencia, participación y éxito de
todo su alumnado al compartir estos tres principios:

Eficacia: invertir en la mejora de los resultados de aprendizaje.

Equidad: invertir en la mejora de los resultados de aprendizaje de todos los


estudiantes.

Cohesión social: avanzar en la mejora de la convivencia y participación de toda la


comunidad.

El CEIP Caballero de la Rosa, próximo a la universidad, se transformó en


Comunidad de Aprendizaje en el curso 2011-2012.

3. El tercer principio supone hablar de aquellos instrumentos que permiten


el análisis de las barreras en los centros educativos. En este bloque se
describen los distintos instrumentos de autoevaluación de centros existentes
desde una perspectiva inclusiva (Azorín, Arnaiz y Maquillón, 2017; Guirao y
Arnaiz, 2014). Como se ha podido deducir, la inclusión atañe a todo el centro,
por ello, investigadores del área han diseñado herramientas de evaluación
que permiten la reflexión y replantear así la organización y funcionamiento
del centro desde su proyecto educativo (Arnaiz, Martínez, De Haro y
Barruezo, 2008; San Fabian y Granda, 2013). El hecho de cumplimentarlos
permite tener un espacio para el análisis conjunto sobre la atención a la
diversidad. Aunque son muchos los instrumentos, dos son los que se estudian
con más detenimiento: el Index for Inclusión (Booth y Ainscow, 2011; Booth,
Simón, Sandoval, Echeita y Muñoz, 2015) y el Autoevaluación de centros de
atención a la diversidad desde la inclusión (Arnaiz y Guirao, 2015; Arnaiz, De
Haro y Guirao, 2015; Guirao, 2012).
4. El cuarto bloque responde a la necesidad de explicar y estudiar las bases
para el diseño, desarrollo y evaluación de los planes de atención a la
diversidad propuestas por cada comunidad autónoma. En este caso se
analizan las indicaciones y propuestas contempladas en la Orden 6/2014 del
6 de junio.
Así pues, se hacen explícitas las medidas, programas y ofertas educativas
dirigidas a los distintos colectivos que exigen de ayudas específicas.

Lejos de posturas excluyentes, la asignatura pretende dar una visión de la


diversidad amplia en cuanto a característica inherente de la persona que se manifiesta
en un continuo. A su vez, es responsabilidad de la comunidad educativa en cuanto que
la educación inclusiva es para tod@s, no solo para aquellos etiquetados. Por
consiguiente, se ha querido superar un temario que hiciera mención expresa a cada una
de las posibles discapacidades o dificultades del aprendizaje, siendo además objeto de
estudio, entre otras, de la asignatura Trastornos del Desarrollo y Dificultades del
Aprendizaje que se imparte en el primer semestre del segundo curso. Sin embargo, en
la actualidad y sin olvidar sus raíces, esta asignatura pretende profundizar en el
concepto de educación inclusiva intentado vencer ciertos mitos o, dicho de otro modo,
logrando que los alumnos reparen en que (Echeita, 2017):

• Acoge a todo el alumnado independientemente de sus necesidades


educativas. Muchas veces la educación inclusiva se asocia a un determinado
alumnado y, por tanto, a un determinado profesorado.
• Hace que todos se sientan reconocidos, partícipes y personas queridas.
Esto es, aunque en ocasión serán necesarias medidas específicas para un
determinado colectivo de alumnado, la idea es crear una escuela para todos y
todas. El profesorado debe convivir y compartir un ideario y curriculum que
conlleve el diseño y desarrollo de programas donde todas las personas tomen
parte de un modo y otro. Por ello será importante exponer ejemplos de prácticas
de éxito que atiendan a este principio como pueden ser las Comunidades de
Aprendizaje o modelos como el Diseño Universal del Aprendizaje.
• Se diferencia de posturas propias de un enfoque integrador que fijaba la
atención en el déficit y apuesta por otro que ensalza las capacidades del
alumnado. En definitiva, la educación inclusiva es un derecho de todos y todas.

Por todo ello, no era adecuado desgranar un programa docente articulado en


torno a las distintas discapacidades cuando ya existen otras asignaturas que así lo hacen
y no se ajustaría al concepto de atención a la diversidad por el que aboga la educación
inclusiva.

Así pues, el futuro profesorado debe tener las nociones básicas que le hagan
partícipe de esta realidad. Unas nociones que parten desde el mismo concepto de
educación inclusiva hasta herramientas para su alcance. El sistema educativo ha sufrido
muchas transformaciones, pero finalmente es su profesorado quien las materializa en
su toma de decisiones diaria.

Es por ello que, como dicta Echeita (2017), son cuatro los valores a trasladar al
futuro profesorado:

1. Valorar la diversidad del alumnado


2. Apoyar a todos los aprendices, creer en las posibilidades de todos y cada
uno de sus estudiantes.
3. Trabajar con otros, es necesaria la colaboración entre todos los agentes.
4. Cuidar el desarrollo profesional.

Esta asignatura toma estos cuatros valores como pilares en el diseño y desarrollo
de la misma. Además, el Real Decreto 1513/2006, de 7 de diciembre, por el que se
establecen las enseñanzas mínimas de la Educación Primaria menciona en su preámbulo
que “la intervención educativa contempla como principio la atención a un alumnado
diverso, diversidad que se manifiesta tanto en las formas de aprender como en las
características personales que condicionan el propio proceso de aprendizaje. Las
medidas de atención que permitan garantizar una educación de calidad para todos los
alumnos y las alumnas, lograr su éxito y responder a las distintas necesidades, se
plantean de forma que se apliquen tan pronto como se detecten las dificultades,
abogando por la pronta prevención e intervención”.

Bibliografía básica para este punto.

Arnaiz, P., Martínez, R., De Haro, R. y Berruezo, P. (2008). Propuesta de análisis de los
proyectos de centro en referencia a la atención a la diversidad. Revista
Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 22(3), 207- 241.

Barrio, J. (2009). Hacia una educación inclusiva para todos. Revista Complutense de
Educación, 20(1), 13.

Echeita, G. (2012). Competencias esenciales en la formación inicial de un profesorado


inclusivo. Un proyecto de la agencia europea para el desarrollo de las
necesidades educativas especiales. Tendencias Pedagógicas, 19.

Echeita Sarramona, G. (2017). Educación Inclusiva. Sonrisas y lágrimas. Aula Abierta, 17-
24.

Echeita, G. y Ainscow, M. (2011). La educación inclusiva como derecho. Marco de


referencia y pautas de acción para el desarrollo de una revolución pendiente.
Tejuelo, (12), 26-46.

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