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CONDOR ZEITSCHRIET FUR CHILE — REVISTA CHILENO - ALEMANA Jabrgang 12 — Heft 8 — 14. Juli 1949 | REFUGIO “LO VALDES” EN EL CAJON: DEL MAIPO PUBLICACION DEL CLUB ALEMAN DE EXCURSIONISMO VALPARAISO-SA NTIAGO i 4 ‘AOTEL PORTILLO” INAUGURADO OFICIALMENTE EL § DE JULIO PROXIMO FASADO Situado en el corazén de la Cordillera, al pie de las més altas cambres andinas, refleja su belleza arquitecténica en las pla- teadas aguas de la Laguna del Inca, joya imponderable de to Se Esta temporada marca la ‘iacién del funcionamiento det Fee ee ei teraetcoreakentory "con tonne eat capacidad para 300 pasajeros. ESCUELA DE ESQUI, BAJO LA DIRECCION DE CONCIDO CAMPEON MUNDIAL EMILE ALLAIS La reserva de habitaciones puede solicitarse en las Oficinas de Ia Sociedad per titinnaiacde las ieee tae & A. HOTELES ¢¢ 99 Agustinas 972 — Ofic. 503 — Direc. Tel. be conptuiera FHOCOKSAa”” “ocorsa” — Tel: 60268-8002). Santiago eae es ee ee | ; [ CASA KAST ESQUIADORES Mande hacer sus pantalones donde Mobelfabrik Hans Kastowsky Ist umgezogen nach REINALDO ROJAS B. Av. San EUGENIO 988 ie arta aus ee, | || SANTO DOMINGO Tizs VERKAUE tnd: BESTELTUNGEN: Teléfono 64426 Sino er TONG Ge nner ering See! o if ZEYTSCHRIFT FUR CHILE PUBLICACION DEL CLUB ALEMAN DE EXCURSIONISMO REVISTA CHILENO - ALEMANA VALPARAISO - SANTIAGO CONDOR ANDINA Jahrgang 12 — Heft 8 _ 1349 1949 2 WIDMUNG Die vorilegende Ausgabe unserer Zeitschrift “CONDOR” ist den beiden Deutschen Ausflugvereinen von Valparaiso und Santiago gewidmet. In Zusammenarbeit mit diesen beiden traditionsreichen Kérperschaften unserer Gemeinschaft entstanden, stellt dieses Heft in seiner Eigenschaft als “ANDINA 1949” eine Folge jener Ver- Sffentlichungen dar, in denen tiber die letzten Jahrzehnte der Kreis unserer Berg- und Wanderfreunde von seinen Leistungen und Werken berichtete. Schon im ver- gangenen Jahre ist dle “ANDINA”, die Vereinsschrift der belden Deutschen Aus- flugvereine von Valparaiso und Santiago, im Rahmen unseres “Condor” erschie- nen, Auch heute hoffen wir mit dieser Widmung, einer unserer vornehmsten Be- strebungen die wir haben, und die da ist: unseren Kérperschaften 2u dienen, schin- sten Ausdruck zu verleihen, Wir dariken den belden Ausflugvereinen fir das Ver- trauen, dass sie die Fortsetzung der Arbeit ihrer “ANDINA” in unsere Hinde Jegten um sie im Rahmen des “CONDOR” der grosseren Gemeinschaft néher zu bringen. In diesem Jahre feiern die beiden Ausflugvereine ihr Jubildumsfest: 40 Jahre Deutscher Ausflugverein zu Valparaiso und 25 Jahre Deutscher Ausflugverein zu Santiago. Ein stolzes Jahr fur unsere Bergsteiger, Sehisportler und Wanderfreunde, Nicht nur stolz in dem Sinne, was ein vierzig- und fanfundzwanzigsahriges Vereinsle- ben an Bern@hungen, aufwiirtsstrebendem Wirken und veredelnden Leistungen einer Gemeinschaft ausmacht, sondern stolz auch deshalb, weil Berg- und Schnee- sport in Chile Uberhaupt von diesen deutschen Kdrperschaften ausgegangen sind, well thre Arbeit eine Plonierarbelt darstelit, die selten gewirdigt, aber in ihrer Bedeutung fr die gesunde Entwicklung unseres Landes garnicht hoch genug ein- geschiitzt werden kann. Sle errichteten die ersten Schutzhiitten in unseren Anden und sfe buchen, als sportliche Leistungen shrer Mitglieder, dle groesste Zahl an Erstbesteigungen unserer Kordillerengipfel. Dies Heft sei eine Wirdigung der beiden Jubildumsvereine, augleich aber auch Ausdruck unserer Gllickwiinsche und auch Ansporn zu neuen Leistungen und neuen Werken in der Grossartigkelt unserer Berge, unserer Flusstiler, Kiisten ‘und Seen. VOLCAN PLANCHON (3.970 metros) Este articulo se relaciona con el estu- dio del Dr, E. Weber sobre el crater del Vean. Peteroa que publicamos en pagi- na 4, En una prehistérica “burra” iniciamos muy ‘optimistas el viaje proyectado hacia él voleén Planch6n - Peteroa, en visperas de Semana Santa de este afio. Desde Santiago tomamos rumbo a Curicé en un hermoso mediodia oto- ial. Nos internamos luego por el cajén del rio Teno hasta los Quefies. Al oseurecer Iegamos a este apacible caserio, distante 40 Kms, de la ciudad de Curie. Proseguimos viaje alumbrados por la luna, que nos hacia distinguir con més claridad la cantidad extraordinaria de piedras esparcidas en el camino, Los pifios de ovejas que los arrie~ ros habian bajado dias antes dejaron la senda en pésimo estado, pero a pesar de todo, Ia “burra” respondia en forma maravillosa. Peumos, litres, enormes quillayes ilumtinados por la luna, proyectaban sombras alargadas a través de todo el camino. El cajén es estrecho Y profundos barrancos dah apenas pasada at wfo Teno, no hay planicie de labranza en aque- Ma himeda y tupida vegetacion. Hemos subido en forma regular desde los Quefies por espacio de dos horas y brusca- mente el cajén se abre en forma de abanico y un valle estrecho se interna cordillera ‘adentro. Los peumes y litres han desaparecido y una vegetacién completamente diferente los reem- plaza, grandes extensiones de olivillo y maite- nes aislados. A las diez dela noche damos por terminada Ja primera jornada, hemos encontrado un buen sitio para pernoctar, cerca de un ranchito, Amanecimos de muy buen animo. No era Para menos en un dia como’ aquél, La atmés- Jera transparente, sin una nube el cielo, los eros se dibujaban con toda nitidez. En primer plano, una suave loma cubierta de pasto de un verde’ brillante donde pacian tranquilamente un centenar de ovejas y al fondo hacia el norte, tres macizos cublertos de hielo. Ponemos en marcha la “burra” que parte encabritada, dejamos atras el puente del rio ‘Malo, rio que sirve de desagie a las lagunas del Planchén, Por primera vez el camino sube rapidamente deseribiendo grandes zig-zags y abandona también el curso del rio Teno. El pa~ norama se ensancha a medida que tomamos altura y los Arboles. desaparecen. Prados verdes y flores de todos colores tapizan los cerros. Las lagunas del Teno, fin de nuestro viaje en auto. El camino termina en las mismas mar- genes de la laguna a 2500 mts. més o ménos. Debido a un trabajo de embalse de las Jagu- nas que realiza el Departamento de Ricgo, un ‘buen campamento hay instalado en este atra~ yente lugar, El Sr. Kammel, ingeniero a cargo de los tra~ bajos, tuvo muchas deferencias para con nos- otros. Gracias a él tuvimos oportunidad de re- mar en la laguna de un extremo a otro, todo el resto del dia, ‘A las dos y media de la manana del dia si- guiente, emprendemos la marcha con deseo de escalar el voledn. Somos tres: Gerardo Melcher, Ernesto Covarrubias y yé. Mi prima, Irma Le- dermann, se quedé en el eampamento. Hala frio. La luz de Ja luna 4 un colorido Irkeal al paisaje sumido’en la guietud, En una hora estamos en el extremo opuesto de la laguna al pié del miismo voledn. Subimos luego en direceién al paso con la Argentina por sua~ ves lomajes cublertos aun en parte por I cenizas de las erupciones del Volean Quizapi, acaecidas varios afios atras. El paso es,desolado y formado de rocas eruptivas de'color gris. oscuro, Sobrecoge el espfritu este hacinamiento de piedras. Ama- nece, La marcha es. facil, siempre por suaves pendientes que bajan directamente del Plan- chén. A nuestro paso encontramos un ven- tisqueto péqueho, uno dé los ventisqueros que Esta edicién extrédrdiriaria de nuestro semanario, "CONDOR" la. dedicamos a los Clubs Alerianes ‘de’ Excuirsionismno de Valparaiso y Santiago que en este afid, car Iendario de 1949 celebran sus 40 respectivamente 25 aflos de labor continuada, para el deporte de montafa. Junto con’expreshr 4 estas dos insighés Thsitiuiclonés deportivas, nuestros mejo- res deseos y- felicitaciones en’ sus aniversarios, ngs es grato poder aparecer con esta ediclon dedicada al deporte de montafid bajo ¢i, nembre-de,."ANDINA 1949”, dembnstiando’con‘esto'la continuidad de una labor periodistica, seguida, desde 1918 por la anttgua revista’dé esta nombre, editaga por, los Clubs de Exeursignismo en referencia. * e Agradecemos la colaboraci6n de los socios de los Clubs Aleman de Excursionismo de Valparaiso y Santlago, a los que creemos servir con esta edicién “ANDINA”. se desplaza a més baja altura en la Zona Cen- tral. Direetamente sobre este campo helado, vertiente oriente del cerro, se alza,una muralla Y constantemente se desprenden rocas desde 10 alto. Como nuestro deseo es subir al volean Plan- chén, nos decidimos a trepar por un filo que va directamente a la cumbre sin tener que Tle gar al portezuelo de unidn de ambos cerros. El filo es de roca suelta, pero en ningun mo- mento peligroso. A medio dia pisamos una cumbre baja del cerro. Grande fué nuestra decepcién al comprobar que sélo debiamos. conformarnos en Tlegar hasta este lugar. A una altura de unos treinta metros se alzaba ante nosotros Ia cumbre. Imposible fué salvar esta distancia, la ‘roca suelta y la gran pen- diente hacen poco menos que inescalable esta Wltima cumbre en forma de torreon. Nos extrafié la-formacion del cerro, Visto desde abajo da la impresién de que un enor- me crater rodeado en forma circular de pi- eachos rocoses forma la cima, pero desde arriba el panorama cambia radicalmente, pa- rece que tan sélo un lado del circulo rocoso ha permanecido en pié mientras el otro, un gran cataclismo lo ha hecho desaparecer. Des- de la cumbre alcanzada, baja bruscamente el filo que une el Planchén con el Peteroa y en. medio de esta depresiin esta el crater reco- nocido. Por desgracia, debido’ a lo avanzado del dia no alcanzamos a bajar hacia él. El Peteroa, de facil acceso, lo contemplamos no lejos de nosotros, cubierto en gran parte de hielos y rodeado de ventisqueros que bajan por los faldeos hacia el lado argentino y chileno. Més al sur, una gran columna de humo del voleén Qujzapa, resta monotonia al paisaje de Tomas redondeadas y grises a excepcién del cerro Campanario que emerge como una vi- sién con sus torres, sobre el humo de la erup- cién, Hacia el norte todo cambla de aspecto. Grandes cerros cubiertos de glaciales forman una cadena de aspecto imponente. La trans- parencla de la atmésfera nos permite obser- varlos con toda claridad a pesar de la gran distancia que nos separa. Posteriormente, consultando los _escasos mapas que existen sobre la zona, hemos po- dido ubicar estos macizos de hielo, mas al norte del voleén Tinguiririca. La temperatura es agradable y sin nubes el cielo. Fumamos algunos cigarrillos y empren- demos el descenso rapidamente. A media falda contemplamos en toda su extensién las dos Ia gunas del Teno, ambas de igual tamafio y se- Paradas por un estrecho istmo. Al anochecer estamos de regreso al campamento y al dia siguiente emprendemos el viaje a Santiago, muy conformes de haber conocido una nueva region, regién desprovista de grandes alturas, Pero con una media cordillera muy hermosa. Walter Bachmann. La BANDERA CHILENA FLAMIANDO EN LA CORDILLERA DR, EHRFRIED WEBER Der Krater des Vulkans Peteroa Der Vulkan Peteroa liegt auf 35° 16’ s. Br. in‘der mittelchilenischen Hochkordillere an der Grenze zwischen Chile und Argentinien. Zu- gang: von Curicé Uber Los Quefies durch das ‘Tenotal. Standlager fiir Besteigungen: Bafios del Azufre (2.380 m) im Ciegos-Hochtal. Der alte Riesenkrater des Vulkans Peteroa, dessen Firn- und Eisausfillung immer wieder von einer jungen Solfatare zwischen den. Uber- Testen seines ehemaligen méchtigen Krater- randes — dem Planchén und dem Pefién — durchstossen wird, ist eine der bemerkenswer- testen Kraterbildungen unter den rund 200 ‘Vulkanen der chilenischen Anden, Dieser Peteroa-Krater ist nicht dem Gipfel eines allseitig frei aufragenden Vulkankegels eingelassen. Er liegt vielmehr als langrunde Deckwanne auf einem zwar sehr ausgedehn- ten, jedoch verhiltnismissig wenlg hohen ‘Massiv. Zwischen dem dstlichen Massiviuss im Ciegos-Hochtal (2.400 m) und der Solfa- tare im Krater (3.200 m) besteht ein Héhen unterschied von nur 800 m, Die Ausdehnung des Kraters iiberragt diejenige aller Ubrigen chilenischen Vulkane. Seine nordstidiiche Lan- ge betragt 4—5 km, seine ostwestliche Breite 2-3 km. Die Krone des Planchén (3.970 m) und die Pyramide des Pefién (3950 m) steigen als Restmassen einer alten, stark abgetragenen Kraterumwallung 7—800 m steil aus dem Kra- terboden empor (der geschwungene Planchén- Gipfelkamm im NO mit beinahe senkrechten Innenwiinden). Sie sind dem @stlichen Lings- rand des Kraters aufgesetzt. Ueber ihn ver- Wuft die chilenich-argentinische Staatsgrenze. Der westliche Langsrand ist niedriger. Sein “Innenhang geht allmahlich in den Kraterbo- den iiber. Dieser alte Krater war im Diluvium das Zentrum miichtiger Gletscher, die pach ‘Osten zum Ciegds-Hochtal, nach Westen zum Rio-Claro-Tal und zum Rio Colorado-Tal in detrfichtlicher Breitenentfaltung _hinabstiegen und dabel auf diesen Seiten die Kraterumwal- lung durchbrachen und abtrugen (4, S. 120- 122). Die weitréumigere Zerstérung des W- und SW-Walles ist, aus der stirkeren Vere!- sung dieser Flanken zu verstehen. Dazu korumt, dass diese glazialen Breschen dort ausgebildet worden sind, wo die Krater- umwallung grossentells aus’ Lockermateria- Men aufgebaut war und auch ohne Eisenwir- kung infolge von Abspillungen, Windabwehun- gen, Rollungen und Rutschungen der Asche-, Sand- und Schuttlockerteile eine welt schnel- lere Erniedrigung durchmachte als die aus festen Lavabinken oder Felsgestein bestehen- ee den NO- und SO-Seiten, die als Steilabstirze erhalten blieben. Ob ausser diesen Abtragungsvorgangen, durch exogene Kriifte noch eine Vulkanernied- rigung durch Eruptionen (welche die Masse eines mutmasslich vorhanden gewesenen Vul~ Kangipfels grisserer Héhe beseitigten) oder durch ein Einbrechen des Kraterbodens (nack ‘Art einer Caldera-Bildung) angenommen Wer den muss, bleibt fragiich. Jedenfalls handelt es sich hier um die Riesenruine eines Kraters, der bereits vor der diluvialen Vereisung ange- legt worden ist, Gesteinsuntersuchungen be- Kraftigen die morphologischen Ergebnisse in dieser Hinsicht fOr das Alter des ganzen Pete- roa-Vulkans (15, S. 319). Gegenwartig ist der alte langrunde Krater mit einem Firnschnecfeld ausgefiillt. Grosse Firnflecken mit Penitentes und Gletscher als: die letzten Riickzugsreste der diluvialen Ver- eisung hangen an den Vulkanmassivflanken, besonders am Pefién und seiner sildlichen Gip= felvorsetzung (Cerro Bafios del Azufre). Die vor oder whrend des Diluviums herab- geflossenen Lavastréme scheinen in der Um= gebung des Peteroa-Massivs (ausser einem im Tale des Rio Claro, 15) durch die diluvialen: Gletscher wieder beseitigt worden und nur im: éstlichen argentinischen Plateaubereich, unter Aschedecken oder Morinen begraben, noch er halten zu sein (4), Jiingere Lavabinke sind in Wechsellagerung mit Lockermaterialien nur sparlich in den grésseren Massivhhen ver~ breitet. Sie deuten auf das Fehien starker Eruptfonen mit Lavaférderung nach der dilu= vialen Vereisung hin. Zwar erwihrien schon Ovalle (11) und alle, die sich im 17,18, Jahrhundert auf ihn stiitzen, den Peteroa als aktiven Vulkan, Doch mag es sich dabei vorwiegend um Eruptionen mit Lockerauswirfen gehandelt haben. Der letzte Ausbruch mit Lavafirderung fand 1762 stat (1, S. 542; 8, S, 85; 13, S. 660; 14, S, 353), wen man den Angaben des Paters Juan Ignacio Mo- Mina (9) Glauben sehenken kann: “...-, Sus cen= nisas i Jas lavas rellenaron todos los valles in~ mediatos....". Aber auch in’ thm Gberwogen die Lockerauswiirfe von Aschen und Sanden, Diese haben bis in die Gegenwart angehalten: 1835, 1837, 1878, 1889, 1890 (nach 1, 8, 13, 16 a. a. O.), in jUngster Zeit 1937 und 1939 (nach — nicht’ unbedingt glaubwiirdigen — Berich- ten der Tageszeitungen in Chile). Davon gibt. Kunde die Eindeckung des ganzen Gebietes mit solchen Lockermaterialien, Nachdrilcklich welst der jetzige Solfataren: mustand auf das vulkanische Weiterleben des Peteroa hin. Mehrere starke Fumarelen durch brechen das alte Kraterfirnfeld in der Osthre~ sche 2wischen Planchén und Pefién. Sie halten einen jungen zweiteiligen Krater _Kleineren Ausmasses offen, dessen Firn- und Lavawin- de vom Schwefel gelb gefarbt werden. Der Ausstoss der geschlossenen Dampfsiulen er- folgt in Abstnden von einigen Minuten und ist_von unterirdischem Grollen begleitet: Seit 1860 (13, S, 683) haben beinahe alle Be- sucher diesen Solfatarenzustand in ahnlicher Intensitit vorgefunden: 1896 Stange (15, S. 320), 1912 Gerth (4, S. 120), 1933 Grandjot und Heege (7, S. 36 und miindliche Mitteilung), 1987 der Verfasser selbst. Nur 1897 scheint er bei den beiden Besteigungen von Hauthal (5, S, 99; 6, S. 186) und Burckhardt mit Wehrli 43, 18) voriibergehend erloschen gewesen zu sein. Die Herandringung des neuen Kleinkraters auf die Seite der erhaltenen Kratersteilumwal- Iuing Planch6n-Penén wird auf eine breite Zu- schilttung der gegeniiberliegenden Westseite des alten Kraters durch Lockermaterial wah- rend der Erniederung der dortigen Umwallung, zuriickaufiihren sein. GRUNDLAGEN DER BEIGEGEBENEN KARTE VOM PETEROA-VULKAN UND DEM CIEGOS-HOCHTAL: 1, Gerth, H.: Der argentinische Anteil der Kor- dillere zwischen dem Rio Grande und dem Rio Diamante, — 1:200.000. — Tafel 6 in: Gerth, Die Hauptfaktoren.... (4). 2. Mapas de la Comisién Chilena de Limites— 38 Blatter. — 1:250.000. — Santiago 1904-12. Blatt Curicé‘Talca (350-360 s. Br.). 3. Elgene Aufnahmen des Verfassers. nah a aig SN Wise En ee fe Beste Gets Ines Schnee STi sta 2. Briiggen, Juan Texto de eGologii 6 Profils ‘Transversaux de la Cordillére Argentino- Chilienne. Stratigraphie et Tectonique. — Anales del Museo de La Plata (Seccién Geolégica y Mineralégica), Tomo I, — La Plata 1650 4. Gerth, H.: Die Hauptfaktoren in der Ent- wicklung des morphologischen Bildes der Anden. — Begleitworte zur topographischen Karte der argentinischen Kordillere -2wi- sehen dem Rio Diamante und dem Ris Grande. -- Petermanns Mitteilungen, 72, Jg,, Hett 56, — Gotha 1926. 5. Hanthal, Rudolf: Die Vulkangebiete in Chi- Je und Argentinien. — Petermanns Mittel- lungen, 49. Band, Heft V, — Gotha 1903, 6. Hauthal, Rodolfo: Distribucién de los Cen- tros Volednicos en ia Republica Argentina y Chile. — Revista del Museo de Ln’ Plata, ta, Tomo XI. —- La Plata 1904, 1. Krueckel, Sebastian: Geschichtitche Daten Uber susgeflihrte. Giptelbestelgungen ttn Gebiet Wer chiteniseh-argentinisch-bollvia. hischen \ Kordillere. — Andina (Zeitschrift fuer Naturfreunde und Wanderer), Jahrheft 1938. — Santiago 1933. 8. Martin, Carl: Landesicande von Chile. — 2. ‘Aufl: Hamburg 1923. 9. Molina, Juan ignacio: Compendio de ta Historia. Jeografica, Natural y Civil del Being de Chl. 3 Tomes. "Bologna 1776. 10. Nogués, A. F.: EL volcantsmo_chileno, — Anbles’ der la Universidad de Chile, ‘Tomo 83. — Santiago 1894. 11, Ovalie, Alonso de: Histérica Relacion del Reyno’de Chile y de laa Misiones ¥ Ministe- ios gue ejercita en él Ia Compabia de Je~ sis. “Roma 1646. Publ: Medina, J. T.: Coleccion de Historia— doves. de Chile, — ‘Toros XITIXI, Libro I, Cap. 6. — Santiago 1888, 12. Piasis, Amado: Grografia Fistea de la Re- pabiiea de Chile, —Parls 1875. 13, Riso Patron, Luis: Diecionarie Geogrético de Chile, — Santiago 1924. 14. Sapper, “Karl: Valkankunde, — Petrogra- Phisehé ‘Binleitung von A. Bergeat. ——- Bi- bilotheke Geographische Binteltung von A. Rergeat. Bibliothek Geographischer Handbuecher, — Stuttgart 1927. 15, Stange, Paul: Das Tenothal und der Pe teroavulkan, — Vorhandlungen des" Deut Schen Wissenschaftiichen Vereins 2u San— tiago de Chile, Band III. Heft 3|4. — Val- paraiso 1896. ‘Steffen, Hans: Weltere Beitraege 2ur Er- forschungsgeschichte der suedamerikani- schen Kordilleren, — Tpero-Amerikanisches ‘Archiv, dg. VIT, Heft i. — Hrsg: Toero- ‘Ameriianisches Archiv, 3g. VIN Heft 1, — Hrsg.: Ibero-Amerikanisches Institut. — Ber~ Jin 1934. 17. Sibel, “Alfons: Ueber dle Verbreitung der haupisaechlichsten “Eruptionszentren” und Ger’ sie Kennzeichnenden Vulkanberge "In Suedamerika, — Petersmanns Mitteilingen, , Band 48, Hett 1, — Gotha 1902. 1s! Wentll, Leo, y Burckhardt. Carl: Rapport préliminaire sur une Expedition géologique Gans 1a. Cordillére argeatino-chilienne entre le 33 et 36 Latitude Sud. — Revista der Museo de La Plata, Tomo 8. Géotogiques. . ‘Tupungato und Sierra Bella FEBRUAR 1949 Es gibt Berge, die seit jeher eine faszinieren- de Anzichungskraft ausgeiibt haben, sei es, dass allein ihr Name mit einem unerklarlichen: Zauber umwoben ist, sei es, dass die Erreich- barkeit des Gipfels an sich schon eine Heraus- forderung darstellt. Der Tupungato diirfte zu dieser Klasse 2u rechnen sein. Ueber finfzig Jahre sind verstrichen, seitdem die Fitzgerald’- sche Expedition zur Eroberung des Aconca- gua ausgeZogen war und sich nach Erreichen ihres Zieles nach einem neuen Tatigkeitsfeld in derselben Gegend umsah. Es ist durehaus nicht erstaunlich, dass damals gerade der Tu- Pungato besonders auffallen musste, iiberragt er doch um ein Gewaltiges seine si&mtlichen Nachbarn. Nach mehreren erfolglosen Versu- chen war es dann dem Englander Stuart Vines mit dem Schweizer Fiihrer Matthias Zurbrig- gen vergénnt, als Erste den Gipfel des Berges u erreichen, Dann folgten lange Jahre der Ru- ‘he am Tupungato, nur ganz selten waren ver- einzelte Besteigungen 2u verzeichnen. Erst im detzten Jahrzehnt gab es wieder mehr Leben am Berg, es verging kein Sommer, in dem nicht mehrere Versuche unternommen wur- den, Aber der Tupungato hat seine Verteidi- Sungswaffen, die nur zu leicht unterschatzt werden. Rein technisch bietet er dem Berg- ‘Steiger keine grossen Hindernisse, allein, seine gewaltige Hohe (6650-m.) will iberwunden sein, und selbst wer dazu imstande ist, muss sich noch mit den Launen eines fast unbe- rechenbaren Wetters abfinden. Andererseits ist er der hichste Berg der chilenischen Zentral- Kordillere und geniesst deshalb eine gewisse Sonderstellung, denn bekantlich liegt der Aconcagua vollstindig auf argentinischem Ge- biet, und seine Besteigung hingt heute weni- ger von technischen Schwierigkeiten als von einem gut gefiillten Geldbeutel ab, So nimmt es nicht weiter Wunder, dass der Tupungato in den letzten Jahren beinahe zum Modeberg geworden ist, sein Name ist in aller Mund, und immer wieder finden wir ihn. auf dem Pro- gramm der Bergsteiger als eines der gesuch- testen Ziele. Vielleicht waren es gerade Erwigungen die- ser Art, die bei uns kein grosses Interesse {Or diesen Berg erwecken liessen, denn selten wird Tan uns auf der grossen Heerstrasse ange- ‘troffen haben. Aber diese Gedanken traten in den Hintergrund, als uns eines Abends die Nachricht erreichte, dass am Tupungato ein Bergkamerad verungliickt war. Zufillig war unsere Gruppe {tr den niichsten Tag zur dies— jahrigen grossen Kordillerenfahrt, wenn auch in eine andere Gegend, startbereit, und in weni- gen Stunden wurde die ganze | Organisation zum neuen Ziele umdirigiert. Der ‘Weg das Coloradotal hinauf war uns von frheren Fahrten her schon bekannt, aber es fehit ja nie an kieinen Episoden, die dem Tagesveriauf die belebende Note verleihen, Hinter Alfalfal, wo im engen Tal der Pfad dem reissenden Fluss entlang sich an senkrechten Felswanden durchzwangt, verursachte es man- ches Herzklopfen, bis die schwerbeladenen Maulticre Ober die gefihriichen Stellen mit viel Geschick hinweggeleitet waren. Nach- mittags gings zum Potrero Nuevo hinauf, und als gegen Abend durch das Ge- wir der grossen' Felsblécke bei Cabo de Hornos ritten, kamen uns plétzlich zwei Reiter entgegen, die an ihrer ganzen Aufma~ chung die Argentinier erraten liessen. Er- staunen und Schrecken malte sich beim Heran- nahen auf ihrem Antlitze, unser Yordermann, trug wegen der Sonnenstrahlung eine Gesichts- maske und glich mehr einem Gespenst. Nach Erkennen des Irrtums brach ein allgemeines Gelachter aus, dem eine freundschaftliche Un- terhaltung folgte. Bafios Azules gab wie immer einen angeneh- men Lagerplatz ab, um die Nacht zu verbrin- gen, Das Durchreiten des nden Azufrefius- ses wird seit jeher mit Recht befiirchtet. Wir begriissten daher die neue Briicke mit grosser Freude, die aber nicht lange dauern sollte: die ‘Maultiere waren nicht zu bewegen, dle schwan- Kende H&ngebriicke zu betreten und zogen die schiumenden Fluten vor. Danach verbrei~ tert sich wieder das Tal, wir ritten hinauf zu den ausgedehnten Vegas del Tupungato. Das Blickfeld weitet sich und bietet immer wieder eine neue Aussichte links der zackige Chimbo- te, dann der Polleritas, und nach einer Kleinen ‘Wegbiégung stand er plétzlich yor uns in sel~ ner ganzen Pracht, mit seinen breiten Flanken a mach allen Seiten welt ausladend — der Tu- pungato. Seine Gipfelpartie war wie fast im- mer von einer Wolkenhaube bedeckt, die aber nur das Geheimnisvolle erhohte — wieviel Un- gewisshelt verbarg sich hinter ihren Schleiern? Bei der Vega Los Flojos (etwa 3200 m.) sehlugen wir unser Standquartier auf, sie war der Ausgangspunkt samtlicher Unternehmun- gen in den nachsten zwei Wochen. Am folgen- den Morgen wurde gleich zum ersten Schlage ausgeholt, mit voller Ausristung ritten wir zum Tupungatopass hinauf. Die erste Stunde ‘Weges ist verhiltnismassig einfach, an der Jetzten kleinen Vega Las Perdices vorbei er- reicht man den Kessel, wo sich das Colorado- tal bildet. Dann zweigt der Pfad nach rechts ab, mablich steigend fiber Gerdlihgel gewin- nen wir rasch an Héhe. Die Tiere miissen haufig verschnauten, aber wir beniitzen gerne diese Pausen, die sich langsam weitende Aus- sicht zu bewundern, Besonders die gegeniiber- Uegende Sierra Bella mit threm gewaltigen Eispanzer hat es uns angetan, wie mit magne- tischer Kraft zieht sie das Auge immer wieder SOUTH TE ALBERT GUTSCHE HEINRICH HANISCH HEINRICH MATTENSOHN: HANS HOFER auf 34 Jahre MAX KERN, Ehrenvorsitzender, aut 33 J. KARL HENNIGS auf 32 Jahre EMIL BOHLER auf 32 Jahre GEORG NEHLS auf 31 Jahre WILLY POLLESCHNER auf 31 Jahre EMIL LAMPE auf 28 Jahre tnt PAT ay a TOC ee EHRENBLATT des Deutschen Ausflugverein Valparaiso Der Verein wurde am 24, Januar 1909, von folgenden Herren gegriiidet: HANS PLAGEMANN: FERDINAND SIMONSEN GEORG SIMONSEN Bel der Griindung lautete der urspriingliche, Name: Ausflugverein: “MIT-MIT" Er wurde aber nur bis zum 29, Dezember 1910 gefdhrt. Die Hauptversammlung ersetzte ihn durch: “DEUTSCHER AUSFLUGVEREIN ZU VALPARAISO” Auf eine langjahrige Mitgliedschaft kénnen zuriickblicken: auf sich. Das letzte Stiick vor dem Pass ist un- gemein steil, die Hohe macht sich schon be- merkbar, und oftmals bleiben die Tiere stehen. Am Nachmittag erreichen wir am Nord- grat eine Hoehe von etwa 5400 m., von wo der Atriero zurueckKehrt. Er taet uns floch, sofort das Lager aufzustellen, da das Wetter nicht sehr _vertrauensvoll aussieht. In der Tat sind wir nach einer halben Stunde von dichtem Nebel eingehiilit, es bleibt nichts anderes iibrig, als sich ins Zelt zu ver- kriechen. Gegen Abend gesellt sich noch leich~ tes Schneetrelben hinzu, das in de? Nacht zu einem orkanartigen Sturm anwéchst. Eisige Kalte fegt urs Zelt, und damit sind simtliche Vorbedingungen zu einer “noche triste” gege- ben. Der mit Bangen herbeigesehnte Morgen bringt einige dirftige Sonnenstrablen, deren teiigerischer Schein nicht lange anhalt, von ‘oben und von unten ballen sich dicke Wolken zusammen, und von Neuem beginnt es zu schneien. Ein kurzer Kriegsrat beschllesst, so- fort zum Hauptlager abzusteigen, an ‘eine Suchaktion kann unter diesen Umstinden nicht CUR ADONAATAOU TEESE RAIMUND LOEHR auf 27 Jahre HERMANN RIEGEL aut 27 Jahre LEO RIEGEL auf 27 Jahre EINAR ALTSCHWAGER auf 27 Jahré HERMANN SCHLEGEL aut 27 Jahre EUGEN SCHLOTTERBECK auf 26 J. MORITZ KAPLANER auf 26 Jahre LEE Loo gedacht werden. Nun miissen wir den ganzen Abstieg mit dem schweren Gepiick zu Fuss machen, das Wetter verschlechtert sich unter- ‘wegs zusehends, Dann folgten endlos lange Tage im Haupt- lager, es regnete und hagelte mit Unterbre- chungen. Bei den ersten Anzeichen einer Gutwetter- periode machen wir uns erneut auf die Beine. Fiir den Tupungato ist es allerdings nach dem langen Schneefall zu frih, wir beschliessen deshalb, die Sierra Bella anzugehen, da sie weit niedriger ist und auch niher beim Hauptlager Vegt, Die Tiere bringen uns wieder zum Tal- schluiss, doch nach einem Gerélthang ist es mit threr Hilfe zu Ende, wo das Eis anfaingt. Die Rucksticke werden geschultert, die Besteigung kann beginnen. Durch elne yereiste Rinne er- reichen wir eine kleine Hochfliche, dann Uber- queren wir einen Gletscherarm, der mit klei- nen Penitentes bestanden ist, die zum Glick nicht viel hindern. Fels und Eis wechseln sich ‘ab, wir gewinnen langsam an Hohe. Ueber ei- nen stellen Seitengrat kommen wir am spaten Nachmittag endlich zum Hauptgrat, auf der andern Seite schauen wir nach Argentinien hindber. Auf einer Kleinen Kanzel unterhalb des Grates stellen wir mit sehr viel Sorgfalt unser Zelt auf, es geht nichts ber eine gut verbrachte Nacht im Hochlager. Fahles Mond- licht fallt auf endlose Penitentesfelder, die da~ durch mur noch gespensterhafter erscheinen, aber das Wetter lisst nichts befiirchten, und ruhig schlummern wir den kommenden Ereig- nissen entgegen. Der folgende Morgen sieht uns frith auf den Beinen, zumal das erste Gratstiick fast wag- recht und ungefahrlich ist. Dann stehen wir vor einem steilen Eisaufschwung, mit Peniten- tes durchsetzt und von Spalten durchzogen. Hier miissen die Schuhe mit Steigeisen be- wehrt werden, — sie sollten erst am spaten Abend wieder ausgezogen werden. Der Eis- buckel_nicnmt ganz gegen unsere Rechnung mehr Zeit in Anspruch, auch war es ein Trug- schluss, dass der Gipfel schon nahe sel, im Gegenteil, in beachtlicher Entfernung sehen wir ihn im Westen sich erheben, er stellt uns auf eine harte Probe. Nach einer breiten Mul- de, in der sich der ganze Neuschnee der letz~ SQUAT TEC ETOCS ten sich Ende Juli in dem “ Es waren anwesend: ‘Theodor Malbranc ‘Walter Peukert Gustav Frdemerey Kurt Klemm ‘Hjalmar Jacobsen EHRENBLATT des Deutschen Ausflugverein Santiago (Auszug aus dem Bericht von der Grindungsversammlung am 7. August 1924) Der Aufforderung von Herrn Rudi Vogel folgend, welcher in der Deutschen Zei- tung die Santiaguiner Wanderfreunde zum Zusammenschluss einlud, versammel- lichen Verein junger Manner” ein Dutzend Her- ren, um iiber die nétigen Schritte zur Griindung eines Wandervereins zu beraten. Nach kurzer Besprechung wurde der Vorschlag des Herrn Malbranc, sich an den in Valparaiso bestehenden Deutschen Ausflugverein anzuschliessen, einstimmig angenommen und genamnter Hert beauftragt, nach Valparaiso zu ‘sch nach Erhalt der Antwort durch die “Deutsche Zeitung” zu der Grindungsver- sammlung einzuladen, welche dann auch am 7, August in einem vom Restaurant “Germania” bereitwilligst zur Verfgung gesteliten Zimmer stattfand. Herr Rudi Vogel eréffnete dle Sitzung und erteilte nach kurzer Begriissungsan- sprache Herm Malbrane das Wort, um iiber die vom D. A. V. Valparaiso erhaltene n und Hans Hennig Sebastian Krueckel Gustav Meissner Hermann Sattler ADGDORLO UD UMNASUONUEUAOUEALAREAANOUI YG Antwort 2u berichten. Nach Verlesung des betreffenden Briefes erklarten sich die ‘anwesenden Herren bereit, unter den von Valparaiso angegebenen Voraussetzun- = = _gen eine Ortsgruppe zu bilden, welcher Beschluss unter allgemeinem Beifall so- = = fort drahtlich an den D, A. V. Valparaiso mitgeteilt wurde. Die darauf folgende = = = _ Wahl des Vorstandes hatte folgendes Ergebnis: = = Vorsitzender: Herr Theodor Malbrane = = Schriftwart: |, Hermann Sattler = + Kassenwart: ,, Walter Peukert = = Ausflugwart: ,, Rudi Vogel = SUAUUVUMTNVOTOTSUTTOCUOCTOUOC COT CO TEC SPEEDED ESRC DS © ten Tage angesammelt hatte, miissen wir uns anseflen, es gilt, eine stark vereiste Flanke zu bewaltigen. Bald folgt ein sehr steller Turm im Grat, der viel Kopfzerbrechen bereitet, und nach einer weiteren Eisflanke stehen wir end- lich auf dem Vorgipfel. Aber alle sehwierigen Stellen sind damit Uberwunden, noch eine Vier- telstunde, und-wir erreichen den endgiiltig héchsten Punkt der Sierra Bella (5240 m.) Und wer michte diesen Weitblick nicht erha- ben nennen, vom Aconcagua bis zu den Barro- 'so-Bergen ein unendliches Meer von Gipfeln, die in der Nachmittazssonne wie Edelsteine funkeln. Unsere Annahme, dass die Sierra Bella bisher noch nie bestiegen war, sollte zu Recht bestehen, wir errichten einen Steinmann, dann geben wir uns dem Genuss der kostbaren Gipfelstunde hin. Jedoch die Zeit mahnt, der Rilckweg ist lang und anstregend, erst’ bei ‘schon angebrochener Nacht erreichen wir un- ser Hochlager, rechtschaffen miide, aber hoch- befriedigt. Der Abstieg ins Tal am nichsten Morgen verlief ohne Zwischenfall, und als wir um die Mittagsstunde im Hauptlager einzogen, wo die fertige Mahlzeit schon wartete, da fielen die ersten Regentropfen. Umsomehr freuten wir uns, dass uns zur Bestelgung am Tage vorher so ausserordentliches Wettergliick beschieden war. Unsere Tage gingen nun zur Neige, es war zuviel Zeit wihrend des schlechten Wetters verloren gegangen, und noch harrte unser dort ‘oben eine Aufgabe. Nach gemeinsamer Berat- schlagung beschlossen wir, unter Beachtung Jeglicher Vorsichtsmassnahmen einen weiteren Vorstoss auf den Tupungato zu wagen, wenn auch das Wetter nicht ganz erstklassig und in den oberen Zonen noch viel Schnee zu erwar- ten war. ‘Schon am niichsten Tag sind wir wieder un- terwegs hinauf zum Pass. Diesmal wenden wir eine andere Taktik an nach den Erfahrungen, die wir beim ersten Mal gesammelt haben. Wir sind zur Ueberzeugung gekommen, dass zwei Hochlager notwendig sind, um ein Héchstmass von Sicherheit zu bieten, Kurz unterhalb des Nordgrats errichten wir an geschiitzter Stelle in etwa 5100 m. das Hochlager 1, auf der Wind- selte wird sogar eine Steinmauer ums Zelt ge- baut, Nach getaner Arbeit begeben wir uns zur Ruhe, nicht ohne vorher ausgiebig flrs letbli- che Wohl gesorgt zu haben; unsere gute ver- fassung lasst dieselbe Ernihrung wie in der ‘Ebene zu. Am nichsten Morgen verlassen wit bei —10> Kilte das Zelt, das an dieser Stelle ste- hen bleibt, Das Wetter ist gut, nun konnen wir uns ganz unserer Aufgabe widmen, den Toten zu suchen, Zu diesem Zweck trennen wir uns, jeder nimmt eine vorher bestimmte Route, und ihn zahllosen Zick-Zacks wird das in Frage kommende Gebiet durchgekimmt. Den ganzen. ‘Tag sind wir unterwegs, um nur 800 m. an Hohe zu gewinnen, der viele Neuschnee hin- dert stark, nirgends ist auch nur eine Spur zu finden. Gegen Abend stellen wir am Fuss ei- ner Schlueht in etwa 5900 m. das Hochlager TI auf, das wiederum nach allen Seiten gut verankert wird. Unsere kérperliche Verfassung lisst weiterhin nichts zu wiinschen Ubrig, nach ausgiebiger Mahlzeit begeben wir uns frih zur Ruhe. Die Nacht war eisig, aber das Wetter hat gehalten, und so beschliessen wir, den Gipfel- sturm 2u wagen. Um 3 Uhr stehen wir auf, wenn man das Mandver so nennen soll: anzie- hen, frUhsticken, selbst die Steigeisen miissen im engen Dreimann-Zelt angelegt werden, Graussen ist das unmidglich, die Hande sind sofort erstarrt. Nach fast 2'Stunden sind wir endlich marschberelt, bei Mondschein geht es mit m_gemessenen Schritten der Hohe zu, ein eisiger Wind nimmt fast den Atem, und viele kleine Pausen miissen eingeschaltet wer- den. Im Osten beginnt die Morgendimmerung, und als wir den oberen Rand der Schlucht er- reichen, geht. gerade die Sonne auf — ein prachtvolies Schauspiel, die Fliisse glitzern gleich silbernen Bindern in der endlosen ar- gentinischen Pampa, Eine dusserst steile Firn~ wand, teilweise verelst, baumt sich vor uns auf, sie bedeutet hirteste Arbeit in dieser Hé- he. Endlich stehen wir an der Kante und kom~ men in etwas flacheres Geliinde. Aber nun be- ginnt das neckische Spiel mit den zahireichen Vorgipfein, und immer wieder erscheint dahin- ter eine etwas hdhere Spitze. Wir erinnern uns, dass seinerzeit Zurbriggen daran_ verzwelfelt und fast gescheitert ist, allein dieses Vorher~ wissen triigt eher zur Ehéhung unserer Moral bei, wir sind auf alles gefasst. Beinahe mit Erstaunen betreten wir um ¥411 Uhr morgens den Gipfel des Tuptingato (6650 m.), der Stein- mann zeigt uns an, dass wir endgUltig den héchsten Punkt erreicht haben. Wir finden al- lerlei Trofien vor, das argentinische Gipfel- buoh weist sogar eine Héhe von 6800 m. auf. ‘Trotz strahlender Sonne erlaubt der eisige Sturm kein Aufrechtstehen, wir milssen uns niederlegen. Wir wollen uns mit Cognac stér- ken, aber die Flasche gefriert sofort am Mun- de fest. Die Kaltegrade auf dem ‘Thermome- ter festzustellen, fallt keinem mehr ein, wir spiiren sie ja am eigenen Leib. Auch kennt man in dieser Hohe keine biirgerlichen Klein- lichkeiten mehr, die ganze Erde liegt uns ja zu Fissen, nur der Aconcagua 80 kim. nbrd- lich iberragt uns um ein Geringes. Doch des Bleibens ist nicht Jange auf diesem eisigen Gipfel, wie ja die ausserordentlichen Momente unseres Letens vielfach die Wiirze durch die Kirze erhalten, Der Abstieg geschieht in einem Bruchteil FALTBOOTSPORT RAPEL Chile ist reich an Seen und Fltissen, die die Faltbootfahrer locken und ihnen immer wieder neue Aufgaben stellen. Wie die Kordille- re den Bergfreund immer wieder anzieht und begeistert, so sind es die vielen Fliisse, die dem’ Wasserwanderer unvergleich- liche Schénheiten bieten, die selten in anderer Form erwandert werden kénnen, da viele die- ser Fliisse unwegsame Steilufer haben und sich kilometerweit einsam durch die Kiisten- kordillere thren Weg zum Meere bahnen. In er Kordillere sowohl als auch an den unbe- kannten Fllissen ist aber die Natur noch am urspriinglichsten, am echtesten geblieben, wo noch nicht die geschiftige Hand anpacken konnte, sie zu zerstéren und zu “verwerten”. Es ist vielen nicht bekannt, wie einzigartig schén gerade die Filisse der Zentralzone sind, denn hort man von Wasser, Flussen und Seen, 30 ist die Verbindung mit dem Stiden geschaf- fen, wo es wahrlich herrliche Faltbootparadie- se gibt. Doch auch hier im Norden gibt es eine der Anstlegszelt, beim Hochlager II wird eine Ruhepause im Windschatten eingeschaltet, Mit Genugtuung sehen wir auf unser Verweilen in den héchsten Regionen zuriick, das ganz nach Programm verlaufen ist. Ausser einer natiirli- chen Mildigkelt, bedingt durch die grosse phy- sische Anstrengung und den Sauerstoffmangel der Luft, knnen wir keine anormale Erschei- nungen feststellen, Aufsehenerregende Berich- te dieser Art, wie man sie oftmals zu lesen be- ommt, dirften cher auf die Verfassung der Personen als auf die Umstinde zuriickzufih- ren sein. Tnawischen hat sich die gesamte Gipfelpar- tie des Berges mit einer dichten Wolkenschicht Dedeckt, unser Friihaufstehen war also ganz richtig berechnet gewesen. Das Zelt wird ab- gebrochen, wir sehnen uns nach gastlicheren Gegenden und den Fleischtépfen des Hauptla- gers, Im Sattel am Nordgrat erwarten wir un- Seren getreuen Arriero, der uns hier abholen soll, Nach einer Weile taucht er auch auf, zu- verlissig wie immer, und der Abstieg kann fortgesetzt werden. Unterwegs wird das Hoch- Jager I noch gerdumt, spit abends sind wir nach sehr erlebnisreichen Tagen wieder im Standlager zuriiek. Anderntags ritten wir talauswarts. Unser letzter Gruss galt der Sterra Bella, die uns un- vergessliche Stunden beschieden hat. Sie war seither sehr stiefmitterlich behandelt worden, stand sie doch immer im Schatten ihres gros- sen Bruders, des Tupungato! EM. Refhe von Méglichkelten, die einem alle Freu- den und,Leiden als Wassersportier bieten, Ei- ner der schdnsten und wildesten Flisse ist der Rapel, der unterhalb von Las Cabras nach dem Zusammenfluss des Cachapoal und Tinguiriri- 4 diesen Namen tragt. Siebenmal haben wir Teilsticke des Rapel befahren, zu einer Ganz- befahrung ist es allerdings noch nicht gekom~ men denn die beiden Versuche, den Fluss von Las Cabras bis zur Mindung zu befahren, scheiterten. ERSTER VERSUCH Eisenbahn Santiago-San Fernando-Pelequen, umsteigen und dann mit der Zweigbahn bis Las Cabras. Vion dort werden die Boote bis an den Fluss gebracht, aufgebaut, und die Fahrt geht los. Abenteuerlich genug féingt sie an, Ein Kleiner Seltenarm, dessen schmale Fahrrinne sich zwischen weit in den Fluss hineinragenden Weiden hindurehwindet, macht uns viel zu schaffen. Doch bald erreichen wir freies Was- ser, und mit starker Strémung kommen wir ein tichtiges Stiick vorwiirts. Der nichste Tag bringt bereits den ersten Unfall. Gerade beim Zusammenfluss des Cachapoal und Tinguirini- a, also in der Geburtsstunde des Rapel, stirt ein tickischer Baumstamm unsere Kreise, und ein Boot macht mittschiffs Bekanntschaft mit ihm, Mit Mah und Not bringen wir das Boot ans Ufer, flicken’ und verbinden es mit Draht und Strick, und weiter geht die Fahrt, In Las Balsas versuchen wir, Erkundigungen tiber den Weiterlauf des Flusses einzuholen. Die ver- schiedensten Schreekgeschichten _bekornmen wir zu horen, Wir héren von Reichtum an Lachsforellen, von riesigen Felsen, die den ‘Weg versperren, von Stromschnellen, meter hohen Wasserfallen und von Strudein. Nur \ Wassergeister und die Lorelei fehlen noch, Im ibrigen aber gehen die Berichte weit ausein- ander, und fast alle Berichterstatter geben zu, den Fluss in den letzten vier bis fant Jahren nicht mehr aus niichster Nahe gesehen zu ha- ben. Las Balsas bedeutet aber auch die letzte Beriihrung mit Menschen, denn nun beginnt die grosse Einsamkeit, Die Ufer des Flusses riieken immer mehr zusammen und werden steiler, und bald bekommen wir die ersten handfesten Stromschnellen zu spiiren. Doch ein bisschen Vorsicht und ein wenig Mut las— sen sie uns tiberwinden, und nach kurzer Fahrt hbren wir den Salto de Guanaco rauschen, der nach Aussagen nicht befahrbar sein soll. Nach vorherlger genauer Peilung aber schaffen wirs doch! Etwas Herzklopfen allerdings war dabei. Nach dem “Salto” ist etwa eine Stunde lang Tuhige, wunderschéne Fahrt zwischen Steil- ufern, die zum Teil aus verschiedenfarbenem n Fels oder aber mit dichtem mittelchilenischen Urwald bewachsen sind. Ein kaum vorstellba- rer Reichtum an Wasservogeln und Fischen und ein stiindiger Weehsel der schénsten Land- schaftsbilder lassen diesen Teil der Fahrt mit zum sehénsten Erlebnis werden. Es ist dem- nach auch nicht verwunderlich, dass wir hier unser Lager aufschlagen und dle Grésse und Stille der Natur so recht spiiren. Doch ich will nicht romantisch werden, kénnte mir aber vor- stellen, dass da ein begnadeter Dichter wohl einige seiner schinsten Gedichte zusammen- brachte. Die Stimmung, in der wir uns befin- den, bringt zwar gottlob keine Gedichte zu- stande, aber gepackt hat es doch jeden von uns, und gern denken wir gerade an dieses La- ger zuriick. — Der nachste Tag aber bringt uns Viel Arbeit. Stromschnellen auf Stromschnellen Jassen uns in standiger Spannung bieiben. Ein Rauschen und Toben ist in dem Engtal, dass man sein eigenes Wort nicht versteht. Ofters muss das Boot tiber gefiihrliche Stellen getrei delt, ja an einigen sogar getragen werden. Dann aber, wenn man wieder ein besonders schweres Stlick hinter sich gebracht, kommt wieder eine grosse Strecke ruhiges, friedliches ‘Wasser, und nichts erinnert an den eben be- standenen Kampf mit dem Wildwasser. Diese Gegensiitze sind hufig und unglaublich’schén. Manche Stellen, dle besonders gefihrlich sind, verlangen, dass das heranbrausende Boot mit Von der Arbeit des DAV. Santiago Seit dem Eracheinen der letzten Andina ist nun ein Jahr vergangen. Um unseren Lesern und Mitgliedern eimen Einblick in die Taetig- keit im verflossenen Jahr zu gewachren, brin~" gen wir nachfolgend einige Kurzberichte von der Arbeit in den einzelnen Abteilungen: HUETTENEERICHT LO VALDES 1947-48 Die Besucherzaht auf Lo Valdés konnte im vergangenen Jahr leider nicht genau festgestelit werden, da die Huette an Gerd v. Plate yer- pachtet wurde und infolgedessen die Abrech- nung nicht mehr an Hand der Uebernachtun- gen erfolgte, Die Moeglichkeiten, Lo Valdés zu besuchen, waren im letzten Jahr nicht beson- ders guenstig, undzwar erstens durch das im Sommer erfolgte Verbot fuer Autos und Last- wagen fuer Fahrten ausserhalb Santiagos und zweitens durch die Unterbrechung des Weges fm Winter durch den grossen Schneefall. Im vergangenen Berichtsjahr wurde nur eine Ge- meinschaftsfart mit Erfolg durchgefihrt und zwar Etide Oktober. Der Schifasching wurde verschiedene Male verschoben, jedes Mal in der Hoffnung auf eine groessere Betelligung. Aber immer kam etwas anderes dazwischen. und 0 fiel er auguterletzt ganz aus. Die Welhnacht: 2? ‘einem Lasso aufgetangen wird, um es vor dem Auffahren auf einem Felsen zi bewahren. Das sind dann prickelnde Augenblicke, dle man schwer vergisst. Dann aber erreicht uns doch das Ungliick. Keuchend versuchen wir das Boot um einen riesigen Felsen herumzutrei- deln, als duf unerklirliche Weise sich das hin tere Seil ldsst, das Boot blitzschnell von den schiumenden Wassermassen herumgeschleu- dert, mit Wasser vollgeschlagen und an dem Felsen zerdriickt wird, Nun heisst es das Boot langsam an dem felsigen Steilufer hoch zu zie hen. Endlich ist es so weit. An eine Welter fahrt aber ist nicht mehr zu denken. Es hilft aber nichts als Boote abbauen und den Heim- weg suchen. Ein einsames Gehdtt, etwa 2 Stun- den vom Fluss entfernt, nimmt uns gast- freundlich auf und bringt uns auf einem Och~ sengespann nach Quelentaro, von wo dreimal in der Wocke eine Micro nach Melipilla fahrt. Vier Stunden bis Melipilla, Anschluss nach Santiago, und die Fahrt ist zu Ende. Wenn auch das Ende ganz anders ist, als wir es uns ausmalten, so bedeutet diese Fahrt doch wie~ der eine Teillisung der Aufgabe Rapel. ‘ ZwWEITER VERSUCH Die zweite Fahrt wurde mit dem Vorsatz be- gonnen, den Fluss unter allen Umstinden zu zwingen. Es war Hochwasser und manche feier, dic keine grosse Betelligung aufwies, ge- staltete sich trotzdem zu einer gemuetlichen Angelegenheit, Hine groessere Antelinahme an den Gemeinschaftsfahrten ist jedoch acusserst wuenschenwert, da diese Huette sonst ihren Zweck verfehit, - HUBTTENBERICHT LAGUNILLAS 1047-48 Unseren Schikanonew sollte Gelegenhelt gegeben werden, in Lagunillas zu eben. ‘Aus diesem Grunde wurde beschlossen, auf un- serem Gelaende dort oben eine kleine Huette aufzustellen. Dank dem tatkraeftigen Einsatz von Hans Wilke ist es dann auch moeglich ge~ wesen, diese kleine 3x4 m grosse Huette Ostern fertigzustellen. nachdem zwei Wochen vorher die Fundamente dazu gelegt worden waren, Die Huette kostete im ganzen 21.000 $ und konnte in diesem Winter 88 Uebernachtungen und eine Einnahme von rund 600 $ verzeich- nen. Es ist au erwarten, dass diese Einnahmen im kommenden Jahre schr steigen werden, Um zu vermelden, dass bei nassem Wetter dor Klebrige Lehmboden in dle Huette getragen wind, ist inzwischen eine kleme Holzterrasse vor den Eingang gebaut worden. EK od ’ Schwierigkeit, die wir bei der ersten Fahrt hatten, fel weg, allerdings tauchten neue auf. Wir kamen gut durch die Unglitcksstelle der er- sten Fahrt und waren froher Dinge. Dann aber erwischte uns doch das Pech. In einer etwa 5 m breiten Fabrtrinne, ging es etwa 200 m von einer Stromschnelle zur andern, die sich ge- genseltig an Wucht zu dberbieten trachteten. Unsere Boote wurden stindig von hohen und widerspenstigen Wellen (berspilt, sodass wir viel Wasser ins Boot bekamen. Wir kamen aber gut durch. Es war ein hartes Stick Ar- belt, das Boot in dieser reissenden Stromung ans’ Ufer 2u bringen um auszuschdpfen, Das andere Boot sauste weiter und versuchte eben- falls das Ufer 2u erreichen, Es war unheimlich an dieser Stelle. Eingepfercht zwischen hohen Felsen tobt der Fluss mit aussergewohnlich ‘starkem Gefille dahin, nur schrelend kann man sich verstindigen. Wir vertauen unser Boot ‘so gut es geht hinter einer Felsnase, schdpfen aus und klettern in einer Felsspalte nach oben, um. die weitere Fahrtstrecke 2u erkunden. Da se- hen wir etwa 100 m vor uns einen michtigen Felsen mitten in der Fahrtrinne aufragen, ber den das Wasser wie ein Wasserfall hinweg- braust, Es wird also heissen, hart rechts am Felsufer vorbei, um nicht in diese brausende Hille zu geraten. Ob die andern wohl da gut durehgekornmen sind? Wir haben etwas Sorge. Wir steigen wieder ins Boot, und los geht's! Fast hatte es uns erwischt be dem Felsen, denn die Wirbel die bei solchen Wassermassen entstehen, machen einem schwer zu schaffen. ‘Wir Kommen aber trotzdem gut durch, wenn auch als Unterseebot, denn die Wellen gehen ‘ber uns weg. Dann kommt ruhigeres Wasser und wir kénnen nach unseren Fahrtkameraden Ausschau halten, Niehts zu sehen. Da plétzlich sehen wir einen hoch oben am Uferfelsen hef- tig winken. Wir legen in einer Kleinen Bucht bel, wundern uns aber, dass wir kein Boot se- hen. Wir warten, bis die belden da sind. Aber wie mussten wir sie wiedersehen! Thre Kleider zerrissen, barfuss, bleich und abgespannt er- zahiten sie uns ihr Ungliick: HUETTENBERICH “LOS AZULES” Unsere Ausgaben fuer das Jahr 1948 sind etwas groesser als die des letzten Jahres. Wir haben durch die dauernde Teuerung und andere Ausgaben, wie Wegbesserung und Ersetzen von zeratoerten Sachen durch die Sonntagstouristen, Ausgaben von mebr als § 3.000— zu verzeich- nen. Im Dezember 1947 wurde durch des Dach in die Huette eingebrochen Proviant und ein Paar Toepfe sind gestohlen worden. Es kostete viel Opfer und Zeit, alles wieder in Ordaung zu bringen. Da die Sonntagstouristen von Jahr zu Jahr immer Schaden anrichten, séhe ich mich ge- “Auch wir kamen gut durch die beiden rie~ sigen Stromschnellen, wenn wir auch fur Bruchteile von Sekunden beim Schnelden der Widerwellen bis zur Brust im Wasser sassen. Das Boot hielt sich brav, doch war es nicht zu vermelden, dass es trotz Spritzdecke halb vol- ler Wasser schlug, Wir wollten deshalb ans Ufer, um es auszuschépfen, aber der Fluss zog so stark, dass uns dies mit dem schwer gewor- denen Boot nicht gelang. Wir liessen uns des~ halb weiter sausen, noch dazu, weil eine un- mittelbare Gefahr in Form von Stromschnelten und Felsen nicht erkenntlich war. Aber es kam anders! Im Boote sitzend und gegen die tief stehende Sonne sehend, erkannten wir jenen Felsen, den thr dann spiiter von erhdhtem Ufer aus beobachtet hattet, nicht, Es war zwar ein riesiger Block, schaute aber kaum aus dem Wasser heraus, wurde von grossen Wellen berspillt und bildete ein Sogloch. Daraut brausten wir, als wenn wir die Stelle genau- estens angepellt hatten, zu. Ungefiihr 6 Meter vor der Ungiticksstelle sahen wir, was los war, aber da war es schoq za epét zum Aurwelchen, Wir fuhren Ober den Felsen weg, das schwere Boot sackte in dem dahinterliegenden Wasser- loch schwer weg, kippte, und in Sekunden- schnelle waren wir unter Wasser. Hier rutschte. eh aus dem Boot heraus und hatte einige Au- genblicke zu tun, um die Bootsleine, die sich heimtlickischerweise um meine Filsse ge- schlungen hatte, 2u lésen. Dann tauchte ich dicht beim Boot wieder auf. Mein Compafiers. war auch schon da, Das Boot lag bis zum SOlt~ rand voller Wasser. Wir hielten uns vorn und hinten am Kahn fest, und weiter ging die sau- sende Fahrt — jetzt schon nicht mehr auf,, sondern im Rapel. Zuerst versuchten wir noch, durch Schwimmbewegungen das Boot und uns ans Ufer 2u bringen, mussten dieses Unterfan- gen wegen der starken Strémung aber bald wieder aufgeben, um nicht zu viel Kraft 2u verlleren. Denn wer weiss, was noch kommen wiirde! Bald drehte sich das Boot langsam nach kieloben und versank in den unergriind- lichen gelben Fluten. Nun trieben wir allein zwungen, alles, was abmontierbar ist, in der Sommerzeit in die Huette einmuschliesson oder nach Manzano runterzuschaffen, Die Uebernachtungen haben sich, trots des schneereichen Winters, nur um 12 Naechte ver- mebrt, Wir haben letztes Jahr § 1.655.—, gegen- ueber $ 1784.—, dieses Jahres eingenammen, al 0 nur § 129_—'mebr. Es ist zu hoffen, dass sich nacchstes Jahr mehr Begelsterung unter den Mitgliedern fin- det, um auf die Huette zu gehen, damit wir wieder einen Erfolg in unserem Azulesge- schaeftojahr 2u verzeichnen haben; und susser- dem, dass unser schoenstes Skigelaende nicht ganz in Vergessenheit geraet, wr 13 MmarAQuiTo evare in oe. vezanennTe) ‘weiter, An einer kleinen Kurve sah es aus, als wiirden wir an Land geschwemmt. Aber cer Fluss hatte anderes mit uns vor! Wir trieben an dieser Kurve in einen grossen Strudel, der uns liebevoll in seine Arme nahm und uns trotz verzweifelter Gegenwehx langsam aber sicher in die Tiefe kreiseite. Nun kamen kriti- sche Augenblicke! Ich arbeitete und k4mpite und kam doch nicht nach oben. Das muss vie- Je Sekunden so gegangen sein, denn die Luft ging 2u Ende und die Krafte liessen nach. Aber in den letzten’ Augenblicken scheint mich der Wirbel doch da unten aus seinem Wirkungs- bereich herausgeschubst zu haben, denn es wurde heller und heller, und ich fand rhtch an der Wasseraberfliche ‘wieder. Es war aber auch Hichste Zeit! Mein Kamerad war dank selner grosseren Strudelerfahrungen schon et- was friher aufgetaueht. Schnell trieb der Fluss mit uns weiter. Keiner sprach mehr ein’ Wort, und jeder suchte nur nach Luft zu sehnappen und noch ein bisschen Kraft aufzusparen. Nach einer weiteren Stecke sah ich mich. plotzlich. dicht am lnken Ufer des Flusses Die letzte Chance!” Mit wilden Schwimmbewegungen Kampfte ich mich noch durch einen kleinen ‘Wirbel und lag dann — bis zum’ Batich noch im Wasser unt total erschépft, aber. sicher und geborgen — einige Minuten lang auf einem Felsen. Mein Fahrtgenosse trieb weiter, und ich:verlor ihn aus den Augen. Er-rettete. sich ein Stiickwelte® flussabwarts ‘diekt vor eiter: ganz wikieh Stromischnellc in "ahnlicher Weise” ans-Uter" : Wit warén ersehittérr ue es und’ nor ‘gliickitey;" dass wir die beiden noch bei uns hatten. In solchen Augenblicken spiirt nian erst so recht, was einem Kameraden bedeuten. Damit war aber die Fahrt wieder zwangsliufig zu Ende, zu Fuss ging es nach dem Ort Rapel. Wieder- um war der Rapel Sieger geblieben. BR. SCH. Mataquito Nicht alle Fidsse sind so felndlich gesinnt wie der Rapel. Da fliesst z, B. ebenfalls in der Nahe Sanfiagos und nur ganz wenig sidlich des Rapel der liebliche Mataquito, der etwas westlich von Curieé von dem Zusammenfluss des Teno und Lontué gebildet wird. Im Gegen- satz 2u seinem nérdlichen Nachbarn behdlt er auch in der Zeit der Schneeschmelze seine dunkelblaue Farbe und erinnert dadurch schon etwas an die schdnen Faltbootfitisse des Sil- dens. Die Landschaft und das Klima freilich lassen keinen Zwelfel darGber, dass der Mata~ quito ein Kind der Zentralzone fst. Die Son- nenhitze ist — noch verstarkt durch den Was- serreflex — gross, und man kann, wenn man sich nicht Verbrennungsgefahren aussetzen will, kaum ohne Kopf- und Hautschutz fahren, Die Hugel der Kistenkordillere, dureh die sich. der Fluss seinen Weg sucht, ‘sind sonnver- brant und kahl und nur auf der Nordseite et- was dichter bewachsen. Aber das Tal ist reiz- voll und der Fluss zum fahren einfach herr- lich! Es ist der Faltbootfuss der Zentralzone. In unzahligen Kurven und Schleifen sucht er sich ‘seinen Weg, dauernd bildet er Arme und Inseln, eine Stromschnelle folgt der andern. ‘Aber da sie meist wasserreich ‘sind, bilden sie weifer keine Gefahr und bringen rasch vor- warts. "Mit einem Wort: der Mataquito ist ab- weehslungsreich und zum Fahren schin wie selten einer. Wir waren unser vier, mit! zwel Booten be- waffnet. Von Curicé aus nahmen wir die Zweigbahn nach Licantén und stfegen an der zweiten Haltestelle wieder aus: Quilpoco. Die~ ses Dorfehen liegt an einem kleinen Neben- fluss des Teno. Von dem Bahnhofspersonal wurden wir auf dem Schienenwege mittels ei- nes kleinen “carriles” 2um Flisschen gebracht und abgeladen: Well es schon gegen sechs Uhr abends war, beschlossen wit, Lager zu bezie- hen und jegliche Hast und Uebereilung aus un- serein Fahriprogramm zu verbannen. Am niichsten Morgen bauten wir schon zeltig die Boote auf, machten alles zur’ Fahrt bereit und stiegen so’ gegen halb zehn in ten Kahn, Die drei Kilometer bis zum Einfluss in den Teno ‘waren milfisam und mussten meist im Wasser marschicrend zutiickgelegt werden, da unser Bachlein zu flach war. Im Teno ging es dann * etwas beséer, und’ es dauerte auch ‘gar nicht lange, da kam der Lontué angebraust. Er fiihr- £ te bine Menge Kaltes, graugriines Wasser. Wir waren im Mataquito, Kurz unterhalb der “jun- ta legten wir bei gliihender Sonnenhitze eine Rast ein, da einer unserer Kameraden den in der Nahe gelegenen Fundo einer befreundeten Familie bestichte. Als er mit Eierkisten und Butterpaketen beladen zuriickkam, ging die Fahrt weiter. Auf einer Insel schlugen wir un- ser Lager auf. Am nachsten Morgen hatten wir bei schdnen Stromschnellen eine flotte Fahrt. Oft waren Buhnen in den Fluss gebaut, um Wasser in die Kanile abzuleiten, Da hiess es dann besonders. aufpassen (Bahnhéfe und Dorfer lagen meist weit vom Fluss ab und wa- ren nicht zu sehen.) Gegen nachmittag kamen wir an ein grésseres Dorf mit einer Fahre dber den Fluss: La Huerta. Hier machten wir eine ‘Stunde halt, setzten in kurzen Hosen und Stop- pelhart eine Kleine Dorfpromenade an und “‘er- frischten” uns (bei einer warmen Pilsener).. Gegen abend ging es noch eine kleine Strecke weiter, und wiederum ndchtigten wir auf einer Insel, Der nichste Tag war noch interessan- ter. Durch die vielen schénen Stromschnellen hatter’ wir eine iberaus schnelle Fahrt, und schon gegen elf Uhr kamen wir an die grosse Briicke von Hualafie. In deren Schatten hielten wir eine langere Rast und versuchten uns der- weilen im Fischerglick. Aber leider ohne Er- folg, obwohl zwei grosse Lachse festgestelit wurden, Aber auf der Weiterfahrt am Nach- mittag holten wir.mit dem Léffel im Schlepp , dennoch cinen hibschen Kerl heraus, der dann im dritten Lager — diesmal auf dem Festland — den Hauptanziehungspunkt auf der Speise- karte bildete. Dann kam der letzte Fahrttag. Der Fluss wurde schon ruhiger und fUhrte eine Menge Wasser, nur hin und wieder kam noch mal eine Stromschnelle dazwischen. Dann, war ganz Schluss. Wir naherten uns Licantén der Endhaltestelle der Eisenbahn und auch dem Ziel unserer Fahrt. Hier bauten wir dic Boote ab und schickten sie nach Hause zuriick, Wir aber fuhren — diesmal in der Gondola sitzend — noch weiter den Mataquito entlang, bis er kurz vor der Kiiste noch weit nach Nor- den abbieger/d, endlich seinen Weg ins Meer findet, Nach einem kurzem Besueh der Bade- orte Tioca und. Liico war die schéne Mataqui- tofahrt zu Ende. Ww. SCH. Parva Heute soll es endlich ‘mal wieder in die Ber- ge gehen, Schon bald fiinf Monate ist es her,dass nichts mehr dergieichen .steigt. Aber diesmal soll es nicht etwa eine Vergnigungsfanrt wer- den, da uns auf der Parva eine Menge’ Arbeit erwartet. -Aber ‘dies ist selisamerweise noch lange kein Grund, damit sich nicht die genti- gende Anzahl “Patrioten” zusammenfindet, ‘Also los! Treffpunkt Plaza Los Leones um drei Uhr. Der Lastwagen, der uns Zins Ziel bringen soll, wat auch fur diese Stunde her- bestelit, erschion aber schon’zehn Minuten frii- her, als noch niemand vén uns da war.,Das ist wirklich noch nie vorgekommen. Wir fallen beinahe auf den Riicken, wie wir die Kutsche da stehen sehen, Diesmal haben wir uns aber griindlich blamiert, und es sollte auch nicht das letzte Mal sein... Langsam aber sicher kommt dann die ganze Belegschaft :angekro- chen, Im ganzen sind.es sechzehn Mann.: Also ano alles rauf und los! Nach, einigen Kreuz und Querfahrten durch Los Leones, wobei: wir fas ganze Baumaterial aufsammeln, das wir fir unsere Arbeit, brauchen. werden, vetlasson wir Santiago und wenden uns gen Osten: Die Fahrt geht, da wir einen sehr-~guten Lastwagen fahren, .ohne-Zwischenfiille _von- statten. Am'Ziel_angelangt’wabten schon: die’ bestollten mulas. Séfort weriien das pattie Ma: terial-und die Rucksicke umgelader, und wir steigerdann'los. Da da8 Gepaék mit’den mus das ratifgeit, ist-es cin ganz emitlither Aut stleg. Oben angekommen werden die muleros abgefertigt, und wir richten uns dann héus- lich ein. Jeder holt seine Essachen raus und es fangt das Kochen und Braten an. Nach einer Stunde. ist es dann endlich soweit, dass sich die hungrigen Geister beruhigt haben, und langsam regen sich die durstigen Geister. Ge+ wohnheitsgemiss brauen wir uns’ dann einen mate, den wir aber kurz darauf wieder weg- stellen, Warum wohl? Und wir blicken stumm, in dem ganzen Raum herum. Da haben -wirs auch! Da hatten sich in Santiago’ so sieben Knaben ‘zusammengetan und gesagt: “Du, hér mal! Wir gehen doch auf die Parva? Nicht, wah?’ Wir sind jetzt zwar erst irh Marz, aber im Winter ist es doch sehr kalt da ‘oben. Nicht waht? Und abends trinkt man doch daraufhin einen’Glihwein, nicht wahr? Also, bereiten wir uns auf den Wintér vor!” Gesagt, getan! Da seh ich nun eine Flagchen- reihe stelien, die garnicht aufhiren will, die dann-aber..in die. Ktche wandert, um yon den Spezialisten in “Wein. de Glih”.: ymgewandelt zu werden,.was den:Leuten aueh glinzend ge- Tingt.: Langsam aber ‘sicher. kormmt dann eine gand gémitliche Stimmung auf, sodass wir-um Mitternatht mit-der’ Gewisshelt, einen schinen Abend verbracht ‘zu Haben, 2u Bette gehen. ‘Nachsten’ Morgen: werden’ wir von der Sonne Rewetkt” Also nichts wie faus, daf-uns'noch ei- ne Menge Arbeit bevorsteht. Es ist schon 7 Uni rake, wie iibl{ch, einige Kérinen sich’ nicht so récit eiitschliesseri, die’ warmendén Hollen 15 zu verlassen und ziehen es vor, noch dariiber nachzudenken, ob es eigentlich gesundheits- ‘schidigend ist, sich so frih am Morgen zu er- heben, Endlich, um 8% Uhr, sind wir arbeits- bereit, Aber, da fehit doch einer! Nach eini- gem Suchen finden wir ihn dann auch... im Bett. So ein Faultier! Da-sind alle guten und freundlichen Worte Uberfliissig. Mit vereinten Kriiften “helfen” wir ihm aus den Federn und stellen ihn der Tatsache gegeniiber, dass es keinen Zweck mehr hatte, weiter dahin zu dé~ sen, sondern es doch besser wire, auch mal einen Finger fUr das Wohi der Allgemeinheit zu_rithren, ‘Die Hauptarbeit ist, das Steinbecken, das vor der Hite steht, in ein Betonbecken umzu- wandein, da es zu sehr unter der Witterung gelitten hat. Mit allen méglichen Werkzeugen zerlegen wir dann auch das alte in seine Be- standteile, um Platz fiir das neue zu schaffen. Unterdessen arbeiten andere im zweiten Stock der Hitte, um das Dach von Innen zu revidie- ren, wihrend eine dritte Gruppe dasselbe von ‘oben aus tut, und wiederum andere zeigen ihr ‘Malertalent und streichen das Dach. Man kann direkt staunen, wie alle arbeiten. Das Arbeiten auf tiber 2.000 m macht wirklich Spass bei kla- rem Wetter und guter Lutt. ‘Um 12 Uhr fangen wir dann endlich mit dem Guss des Beckens an, der aber nicht so schnell vonstatten geht, wie zu erwarten war, da das Schneiden und Biegen der Eisen viel Zeit braucht. In aller Eile wird dann zu Mittag ge- gessen, um ja keine Zeit zu verlieren. Die Zelt rinnt, aber die Arbeit kommt nicht so recht mit. Es ist nun schon bald fiinf Uhr, und immer noch sind wir nicht fertig. Den Lastwagen hatten wir auf 6 Uhr herbestellt. Da man die Strasse von hier oben ganz gut fibersehen kann, schielt ein jeder bel der Ar- belt hinunter, Kommt er noch nicht? Zehn Mi nuten vor sechs! Bald sind wir mit der Arbeit fertig. Da! Da kommt doch wahrhaftig der Lastwagen ganz klein um die letzte Ecke ge- bogen! Und wir sind immer noch nicht fertig. Endlich, um sechs Uhr werden zwei frei, die dann gleich runter miissen, um den Wagen- fihrer zu unterhalten, damit er nicht alizu bése wird, Nun sind auch wir fertig. Jetzt haut der andere Tell von der Gesellschaft ab, und wir blelben nur noch zwei oben, um alles nachzu- sehen. Nachdem auch dies geschehen ist, wird die Hiltte abgeschlossen und “ab wie Blticher!”* In 20 Minuten sind wir am Weg nach Villa Paulina und nochmal zehn Minuten am Last- wagen. Gottseidank ist der Wagentihrer gu- ter Laune und nimmt unsere Entschuldigungen gnidigst an! Punkt sieben Uhr fahren wir los, und kommen nach einer guten Fahrt wohlbe- halten in Santiago an, EK. SCHISAISON 1948 Der Winter des vergangenen Jahres machte sich schon frihzeltig bemerkbar, doch verstri- ‘chen zwischen den ersten Schneefaelien und den darautfolgenden einige Wochen. So konnte der erste Schnee nicht richtig ausgenutzt werden und schmolz baid weg. Trotzdem propierten e!- nige Schifanatiker ihr allerneustes Wachs auf Lehm und Steinen aus, Der zweite Schneefall war erst im Juni und dann gleich so ausgiebig, dase die Zufahrtestras- sen zur Kordillere fuer einige Wochen verschlos- sen bileben, Nachdem dle Wege wieder fret wa- ren, zeigte sich das Wetter den Schifahrera aber hold, Wer Lust, Zeit und — Geld, welches leider auch dazu gehoert hatte—, kennte ¢ich von nun an jeden Sonntag dem weissen Sport widmen. Im Gegensatz zu anderen Jahren konate dies- mal bis Mitte Oktober gut Schigefahren werden, ‘An den Schirennen, die in den Schlzentren Fereliones, Lagunillas v.s.w, stattfanden, nab- men folgende Mitglieder dea D.A.V. tell. 15. August — Farellones: Slalom gigante fuer fede Klasse, 12. Platz: Gisela Koeth; 27. Platz: Ulrich von Beck; 29. Platz: Riv chard Klapp, (37 Tellnehmer). 22. August — Fareliones: Slalom zweite Kias- se, 7. Platz: Manfred Briuchle (17 Teil- nekmer), 22. August —‘Farellanes: Stalom dritte Klasse, 4. Platz: Ulrich von Beck (20 Tetinen- mer). 1e 12, September — Lagunillas: Slalom gigante fuer jede Klasse, 16, Platz: Ulrich von. Beck’ (42 Tellnehmer). 25,/26, September — Portillo: Abfahrt und Si Jom; Campeonato Nacional, 2, Platz: Gi- ela Koeth (als erate eine Europameiste- rin). 3. Oktober — Lagunillas: Abfahrt und Sla- Jom; Campecnato ‘Valle del Maipo”. Ab- fahrt: (Manngchaftsrennen), 5. Platz: Gustav Schwarzhaupt; von Beck; 14. Platz: Enrique Albertz; Platz: Richard Klapp; 20. Platz: Jorge Koester. Slalom: erste Klasse. 4. Platz: Gustev | Schwarzhaupt. Slalom: dritte Klasse, 3. Platz: Ulrich von Beck; 10. Platz: Jorge Koester; 18, Platz: Edgar Koester. Die Endpunktzahl der beteiligten Vereine ist folgende: Club Andino, 438 Punkte; Chub Suizo, 292 Punkte; D.A.V., 208 Punkte; Stade Fran- cals, 172 Punkte, 32.Oktober — Liaima: Slalom gigante (eine Klasse: Maenner und Frauen). 4, Platz: Gisela Koeth, Aus diesen Resuitaten kann man ersehen, dass unsere Schifahrer eines intensiveren Teai- nings beduerfen, um mit denen der anderen. Vereine in einen gleichgestellten Wetthewerb treten 2u koennen. Mit der Hoffnung, dass die- ser Winter etwas bessere Resultate bringt, war- ten wir sehnsuechtig auf den Schnee. U.'y; B. RITT ZUM VULKAN PETEROA FAHRTENBERICHT VON MARIANNE WEBER, Vom Vulkan Tinguiririea aus hatten wir erstmalig das Massiv des Peteroa-Vulkans mit seinen belden michtigen Gipfeln Planchén und Pefién gesehen. Dorthin fihrte uns Ende Ja- nuar 1937 unsere Kordillerenfahrt zum Zwecke einer genaueren Erkundung und Geléndeauf~ nahme, In der Stadt Curied, dem Ausgangspunkt dieser Expedition, wurden die Vorbereitungen getroffen. Allwéchentlich gingen im Sommer Maultierkarawanen nach den argentinischen Bafios del Azufre am Fusse des Peteroa-Mas- sivs. Aber aus Zeitmangel konnten wir diese giinstige direkte Beférderungsgelegenheit nicht abwarten, Wir nahmen die recht primitive und ‘iberfilite Gondola, die uns durch die frucht- baren, gut bebauten Flichen der Langstal- senke zuniichst bis Los Quefes brachte. Die ‘Nahrungsmittelbeschaffung war einfach, nach- dem wir erfahren hatten, dass wir dort oben in der Gebirgseinsamkeit in den Bafios del Azutre einen Pensionsbetrieb antreffen witr- den, Erfreulich und erleichternd war auch, dass der Grenziibertritt nach den schon in Ar- gentinien gelegenen Badern ohne Visum ge- Stattet wurde, Die Bader neigten in Verkehr und Wirtschaft durenaus nach Chile hin, da der nfichste argentinische Ort — San Rafael — durch rund 300 km Gebirgseinide von ihnen getrennt war. Los Quefies lag schon in der Hochkordillere am Zusammenfluss des Rio Teno mit dem Rio Claro. Es bestand aus der festungséhniichen Zolistation, dem Hause der Carabineros, zwei hdchst bescheidenen Sommerfrischen, einem. moderer aufgezogenen Hotel (das von einem Italiener geleitet wurde) und einigen Ranchos. Von hier aus fihrten zwel Wege ber die Grenzkordillere nach Argentinien: der froher hauptsichlich begangene durch das Rio-Claro- Tal Ober den Planchén-Pass und der heute gut ausgebaute und ausschliesslich beniitzte durch das ‘Teno-Tal Ober den Vergara-Pass, Wir be- schlossen, auf eigene Faust loszureiten. Das Teno-Tal war nicht so unbewohnt, wie die Karte angab. Ausser dem Fundo Jaula sa- hen wir mancherorts einen Rancho, neben dem durch Bewasserung ein wenig Welde, Garten oder Feld entstanden war. Bis tlef ins Innere des Gebirges wies das Tal — als der eins der nirdliehsten der chilenischen Hochkofdillere in dieser Hinsieht — reiche Waldbestéinde aut. Darauf deuteten auch die Namen der Siedlun- gen oder der Lagerplitze hin: Los Peumos, Los Cipreses, Los Maitenes, Der Weg folgte dem breiten, reissenden Tenofluss, dessen biaugriine Wellen sich schdumend an den Fel- sen brachen. Manchmal flhrte er durch wah- re Alleen von Boldo-, Litre- und Maquibiiu— men, die schattig waren und weichen erdigem Boden hatten, ein andermal Gber Felsen, die schroff nach dem Teno abfielen. An den jh aufragenden Berghingen lagerten weisse Ne- belschwaden und vergingen vor der wirmen- den Morgensonne. Der Talweg lag noch lange in einem kihlen, taufrischen Halbdunkel, wah— rend um die Gipfel schon die Sonnenstrahlen, splelten. Zwischen Los Quefies und Los Cipre~ ses erstreckte sich das schénste Stick des Te- no-Tales: bald lieblich, bald wild, doch aut Schritt und Tritt abwechslungsreich und vol- ler tiberraschender Bilder. Der jenseitige, nach Siiden gerichtete Tal~ hang hatte noch reichere und _urwichsigere Vegetation. Er war ausserdem bis Los, Maite nes véllig unberiihrt, da kein Uferpfad und keine Briicke fiber den Fluss zu ihm fuhrte. Hiiben und driiben staubten silberne Wasser- fale Ober die Felswande. Aus den Schluchten, stlircte durchsichtig klares Wasser in Kaska- den tosend und strudelnd herab. Diese Neben- Biiche, von denen der reissendste der Rio In- fernillo war, mussten durchritten, oder auf sehmalen, baufilligen Briicken tiberschritten, werden. Kurz vor Los Cipreses anderte sich der Tal- charakter. Das kerbartig tiefeingeschnittene ‘Tenotal, auf dessen Sohle kaum Raum fir Fluss und Weg vorhanden war, weitete sich. Eine breite, kilometerlange Geréll- und Schot- terebene schaltete sich in den Talverlauf ein. Am Wege lagen viele Kadaver gefallener Scha- fe. Wie eine griine Insel leuchteten dic saf- tigen Weiden des Vorwerkes Lps Cipreses auf einer Schotterterrasse. Auch ‘die Talriehtung Anderte sich. Waren wir am Vormittag etwa nach Osten auf die Grenzkette zugeritten, so ging es von nun an am Nachmittag lings der- selben nach Silden. Oberhalb von Los Cipreses legte sich eine gewaltige rotbraune Endmoriine als ein Riegel quer durch das Teno-Tal. Der Fluss hatte sich tief in sie einstigen miissen. In langen Schlei- ten iiberwand der Weg ihren

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