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t a- La mente y el éerebrd: historia y principios de la neurociencia cognitiva 1 Gonzalez Alvarez. « « a] Resumen conceptual @ EL PROBLEMA DE LA RELACION “ La-relacién entre la mente y el érgano que la produce es uno de los desafios mas grandiosos del conocimiento humano. La pregunta nuclear seria: como es posible que acontecimientos meramente fisicos -disparos neurona- les, reacciones quimicas, etc.- en un sistema material como el cerebro, constituido por atomos ordinarios, causen experiencias subjetivas? ;Como de un conjunto de células emerge un estado mental o, incluso, un «yo» unificado? Para la ciencia, un planteamiento de este calado filosdfico debe parcializarse en cuestiones mas especificas abor- dables de forma objetiva y experimental. La fértil convergencia de la psicologia cognitiva, que estudia las funciones mentales superiores, y la neurociencia, que estudia el sistema nervioso que las hace posible, ayuda a encontrar las primeras respuestas desde una aproximacién multidisciplinar. El nuevo enfoque de la neurociencia cognitiva va mas alla de la mera suma de ambos campos y, gracias sobre todo a los avances revolucionarios de las tecnicas de neu- roimagen y otras, esta dando pasos de gigante en la comprensién de las funciones mentales y su conexidn con el sistema cerebral que las causa. / En este capitulo se pasa revista a los principales hitos que, a lo largo de la historia, han senalado el camino en la busqueda constante de esas respuestas. Se revisara la concepcién que se tenia del cerebro y de sus funciones durante la Edad Antigua y la Edad Media, asi como los avances anatomicos y fisiologicos que ocurrieron en el Re- nacimiento y en siglos posteriores. Se abordaran el descubrimiento de la «electricidad animal» durante la Edad Moderna y los debates del siglo XIX sobre la corteza cerebral y sus funciones. Ya en el siglo Xx, se tratara con mas detenimiento la figura de Ramon y Cajal y su gigantesca contribucién a la comprension del sistema nervioso y de su unidad fundamental, la neurona, que dio paso a la identificacidn de los primeros circuitos neuronales. “ Los Ultimos apartados del capitulo se reservan para tratar los principios de la neurociencia cognitiva, asentados en (a mutua dependencia entre la psicologia cognitiva y las ciencias del cerebro: de qué manera ambas disciplinas se integran y se necesitan de manera complementaria y no excluyente; como el estudio del cerebro arroja luz sobre la naturaleza de las funciones mentales, y como la psicologia cognitiva, a su vez, guia y ayuda a entender los hallazgos de la neurociencia. Objetivos de aprendizaje Definir el problema principal en la relacion mente-cerebro. Conocer la evoluci6n histérica del estudio del cerebro y el sistema nervioso. Entender la importancia de los estudios que ejercieron mayor impacto en el conocimiento neurocientifico de cada época. Describir los principales niveles de andalisis de la neurociencia cognitiva. Comprender cémo la psicologia cognitiva y la neurociencia se necesitan mutuamente. Analizar el papel de los Ultimos avances en el progreso de la neurociencia cognitiva. légico del término. Es un objeto, un conjunto de moléculas que sigue de forma ciega la accién de la gravedad, y no se adivina «intencién» en su movimiento, ni el menor rastro de Se estard de acuerdo en que una piedra que rueda porel _—_ una subjetividad que sienta, que quiera algo o (mucho menos) monte, ladera abajo, no tiene ni pizca de psiquismo; se mueve, que piense. Tampoco en un muelle, aunque el movimiento sea >ero carece de comportamiento, en el sentido estricto y psico- _—_ propio y provenga de su interior. No se concedera intencion a MENTE-CEREBRO Scanned with CamScanner un girasol cuando sigue al sol; no parece que «desee> ir tras él, sdlo es un impersonal automatismo fotoquimico, similar a una reaccién quimica en el tubo de ensayo. Y ;qué pasa con una cucaracha?, ;le reconocemos «intencidn» de huir del fuego o de nuestra sombra?, ;«desea» escapar esta campeona de la velocidad -unos 350 km/hora en nuestra escala-?, ;se atisba un deseo en esa urgente y apresurada conducta de huida? Algun «psiquismo» —entre comillas— debe poseer que no tiene la piedra o el girasol. ¢Siente dolor un pez? Los investigadores no acaban de po- nerse de acuerdo, al menos en la forma en que lo sentimos usted y yo —aunque, bien dicho, su dolor sélo lo supongo. Desde luego, un perro sf experimenta dolor; a juzgar por sus aullidos habra de concluirse que, si no siente dafio, lo simula magistralmente: jhabria que darle un Oscar a la mejor inter- pretacién del mundo! En el siglo XVI, Descartes estaba con- vencido de que los animales eran simples aut6matas hechos de carne y hueso. Un cruel contempordneo suyo, el Padre Malebranche, fue mas alla y sostuvo que «los animales comen sin placer, lloran sin dolor, crecen sin saberlo; nada desean, nada temen, nada conocen». Perpetré impasible toda clase de salvajadas a perros y gatos ya que, «al carecer de alma», no podian sentir emociones reales y sus muestras de sufrimiento unicamente eran movimientos mecdnicos y Vacios, pura apa- riencia. Hoy nadie defenderia esta descabellada hipstesis y, afortunadamente, es obligatorio el uso de anestesia en los protocolos de experimentacién animal. ‘Tal como se vera en el capitulo 29, un chimpancé se auto- rreconoce frente a un espejo, algo que el perro no hace, pero vive anclado en el «aqui y ahora». Los chimpancés tienen ex- presiones culturales y son capaces de utilizar herramientas (p. ej., palitos para capturar termitas); sin embargo, dan escasas muestras de elaborar planes para mas alld de unos minutos: nunca se los ha sorprendido preparando y juntando palitos para uso futuro. Tampoco esta claro si pueden inferir mentes en los demas: no hay evidencia de que los individuos expertos ensenien intencionadamente a otros inexpertos, o traten de modo distinto a los ignorantes que a los expertos. Tampoco hay evidencia de que sepan que los seres humanos «ven» con los ojos: los experimentos de Povinelli muestran a chimpancés pidiendo comida tanto a seres humanos «invidentes» (con los ojos tapados) como a videntes. Esta dificultad en inferir esta- dos mentales en los demds es llamativa si se compara al chim- pancé con el Homo sapiens: el ser humano tiene una asom- brosa facilidad -y predisposicién- para otorgar psiquismo incluso a objetos que carecen de él. Basta observar en una pantalla a un circulo moverse detras de un cuadrado, para que inmediatamente lo percibamos en términos mentalistas: el circulo «persigue» con «insistencia» al cuadrado, como si tu- viera «intencién» de alcanzarlo. Y sabemos que no hay psi- quismo por ningun lado, sdlo 15 lineas de cédigo en VisualBa- sic. Quizd sea el mismo mecanismo que lleva a los hombres a creer en los dioses de las montafias o en el Espiritu Santo. Pero, es necesario detenerse un momento. Nos hemos per- dido algo en este recorrido de la piedra al Homo sapiens. El pedrusco estaba hecho de ciegas moléculas «fisicas», no cabia esperar nada extraordinario. ; Acaso las moléculas de la cuca- racha, o las mias, son distintas y menos ciegas?, llevan incor- porado algiin misterioso componente del que emanan la con- ducta, las sensaciones, la conciencia? Pues no, la ciencia dice que estan hechas de dtomos corrientes y molientes, los mis- mos que existen en el resto del universo, es decir, los de la tabla periddica. Asi que el desafio es grandioso porque, en palabras del filésofo californiano John Searle (2000, p. 37-38): «Toda nuestra vida mental esta causada por la conducta de neuronas, y todo lo que éstas hacen es incrementar o decre- mentar sus tasas de disparos. [...] El problema es éste: ;cé6mo es posible que disparos neuronales fisicos, objetivos, cuantita- tivamente describibles, causen experiencias cualitativas, pri- vadas, subjetivas?» En realidad, esta pregunta esencial, en distintas variantes, es la que se ha formulado la humanidad desde el principio de los tiempos y ocupa el nticleo del dilema mente-cuerpo 0, mas concretamente, mente-cerebro. Dicho de forma breve: ;cémo el cerebro crea una mente, o incluso una simple sensacién?, ;c6mo se pasa de la electroquimica al sentimiento? Problema mente-cerebro: el fildsofo John Searle lo plantea asi: «;Cémo es posible que disparos neuro- nales fisicos, objetivos, cuantitativamente describi- bles, causen experiencias cualitativas, privadas y subjetivas?» li PERSPECTIVA HISTORICA DE LA NEUROCIENCIA COGNITIVA El primer documento escrito en el que aparece nombrado el rgano del cerebro fue el Papiro Quinirgico de Edwin Smith, asi llamado en honor a su descubridor. Corresponde a un pa- piro egipcio de aproximadamente el afio 1700 antes de la era cristiana, el que, a su vez, probablemente se basaba en un texto del 3000 a.C. (Fig. 1-1). Parece que los antiguos egipcios no concedian ninguna importancia al cerebro, ya que al pre- parar las momias lo extrafan por la nariz y lo desechaban, mientras que conservaban con mimo otros érganos internos que debian acompajiar a su duefio en la otra vida (v. Material web. Animaciones y videos. Historia del cerebro: Historia del cerebro: del antiguo Egipto a Galeno). El cerebro en la Edad Antigua y la Edad Media En la actualidad es obvio que la mente reside en el cerebro, pero esto no fue siempre asi. En la Grecia Antigua, Arist6teles (384-322 a.C.) (Fig. 1-2) creia que un 6rgano tan inmédvil, gra- siento y escaso de sangre -en caddveres- era practicamente inutil. Lo consideraba una flema sobrante que a veces se filtraba hacia las fosas nasales en forma de moco, y que sélo servia para refrigerar la sangre, una especie de radiador natural. Juzgaba mas légico atribuir al coraz6n el origen de la funcién mental: ocupa un lugar central en el cuerpo, se mueve, esta caliente, contiene sangre, y si se detiene cesa la vida y toda actividad animica. Esta concepcion cardiocéntrica conté con algunos par- tidarios hasta bien entrado el siglo Xvi y quedan reminiscen- cias de ella en la etimologia de palabras como «cordura», «re- cordar», «recuerdo», etc., cuya raiz latina es cor (corazén). Sin embargo, no todos los autores clasicos compartian esta explicacion cardiocéntrica. De forma paralela, una nueva Scanned with CamScanner Capitulo 1. La mente y el cerebro: historia y principios de la neurociencia cognitiva AE a Is ‘vente de pensamiento habia surgido décadas antes a : <2 las observaciones de Hipécrates (aproximada- mente. 400-377 a.C.), el padre de la medicina (Fig. 1-3). Son us palabras sobre el protagonismo del cerebro: os Somores deberian saber que del cerebro y nada mas que “© cerebro vienen las alegrias, el placer, la risa, el ocio, las oes ©. dolor, el abatimiento y las lamentaciones». En su Cor- ms “ppocraticum aparecen multiples referencias a perturba- Somes cl movimiento causadas por una lesién cerebral, y el eater vinculo certeramente las heridas en un lado de la cabeza ~ omvuisiones y paralisis en la mitad opuesta del cuerpo. “ames sigios después, Galeno (aproximadamente, 130-200 = — se comvierte en una referencia clave durante largo tiempo. ~ © om gen emiego, nacido en Pérgamo bajo el Imperio Romano, Figura 1-3. Hipécrates [aproximadamente, 460-377 a.C}, uno de los primeros autores que vio al cerebro como el origen de la fun- cion mental. se traslad6 a Roma y llegé a ser médico de la corte con cuatro emperadores sucesivos, enfrentandose a sectas y charlatanes de todos los pelajes. No pudo diseccionar cadaveres humanos porque lo prohibia la ley romana, pero silo hizo en numerosas especies vertebradas, como gatos, perros, camellos, leones, lobos, osos, comadrejas, pajaros, peces, etc, No pudo hacerlo en invertebrados, al carecer de cristales de aumento. Para es- tudiar al cerebro preferia los bueyes porque, siendo un animal Magers 1-2. El fildsofo griego Aristoteles [384-322 a.C.) estaba con- de gran tamanio, podia disponer con facilidad de sesos enteros =noete Se que la mente residia en el corazdn. ya deshuesados en el mercado. Hay una deseripcién muy ci- Scanned with CamScanner Seccién I. Introduccidn a la neurociencia cognitiva tada en la que Galeno ensefia a sus estudiantes como llevar a cabo, paso a paso, la diseccién del cerebro de un buey de forma sistematica. Galeno prest6é mucha atencién a los ner- vios y presumia de que, por simple palpacién, podia distinguir los sensitivos, mds suaves, de los motores, muy robustos por- que transmiten el movimiento a los musculos. Hizo suya una tradicién que se remontaba a los antiguos médicos alejandri- nos, segtin la cual los nervios eran huecos, una especie de tu- bos por donde viajaban los «espiritus animales» del cerebro para mover las partes del cuerpo. Esta explicacién duraria toda la Edad Media, y la influencia de Galeno se extendio en Eu- ropa durante mas de 1.000 afios a través de sus abundantes escritos. ® | El periodo oscuro que supuso la Edad Media no afia- Hy dié ningun avance sustancial a las observaciones de la época clasica; se abandoné la experimentacion y la ciencia se limité a repetir las ensenanzas de los clasicos. Junto a la creencia en los nervios huecos, la explicacion me- dieval del cerebro consistiria, fundamentalmente, en la deno- minada teorfa ventricular (Fig. 1-4). Los padres de la Iglesia establecieron que los «espiritus animales» y, por lo tanto, las funciones psiquicas, se creaban en los ventriculos 0 cavidades cerebrales; para la mentalidad cristiana, el tejido cerebral era demasiado térreo, demasiado «sucio» para actuar de interme- diario entre el alma y el cuerpo. Una diferencia importante con el periodo clasico es que en la Edad Media se tendia a localizar las principales facultades mentales en ventriculos es- pecificos, Asi, Nemesius, meédico y obispo de Emesa, en Siria, bastante influyente en su tiempo, resumi6 en el siglo IV lo esencial de la teoria ventricular: «Los sentidos tienen sus fuentes y raices en los ventriculos frontales del cerebro, los de la facultad del intelecto estan en la parte media del cerebro, y Figura 1-4. Teoria ventricular en la Edad Media. Ilustracion del siglo xv de Gregor Reisch, que muestra la concepcidn medieval de las funciones mentales y su ubicacidn en los ventriculos o cavidades cerebrales. Perteneciente a Gregor Reisch, 1512. Margarita philoso- phica nova cui insunt sequentia. los de la facultad de la memoria estan en la parte trasera del cerebro». Todos los sentidos -vista, oido, tacto, ete.— conflui- rian con sus nervios en un sentido comun, © senso comune, ubicado en un ventriculo frontal, donde también se alojaria el alma en el caso de los seres humanos. Por supuesto, nada de esto se corresponde con lo que hoy se sabe; de hecho, no existe un ventriculo frontal delantero. El cerebro en el Renacimiento y la Edad Moderna Con la llegada del Renacimiento europeo y el inicio de la Edad Moderna se volvié a la observacién de la naturaleza y a la tabla de disecciones (Fig. 1-3). De la repeticion de los anti- guos dogmas, basados en las traducciones drabe-latinas de los textos clasicos, se pas6 a la biisqueda de conocimiento nuevo, lo que supuso un verdadero «renacer», un volver a nacer de las ciencias y cl pensamiento humanista. En este contexto, Leonardo da Vinci (1452-1519) aplicé su extraordinario ta- lento a la neuroanatomia y quiso conocer la forma de los ven- triculos cerebrales a través de un ingenioso método. Inyecté cera liquida caliente en el interior de estas cavidades y, al en- friarse la cera, obtuvo por primera vez un modelo tridimensio- nal de todo el sistema ventricular del cerebro (Fig. 1-6). El buen Leonardo se Ilevé un chasco al comprobar que el mo- delo obtenido no encajaba con la doctrina medieval, pues no aparecia un gran ventriculo frontal que sirviera de alojamiento para el senso comune y el alma. Sin pretender renunciar a la teoria ventricular, Leonardo adopté una solucion de compro- miso y recolocé el senso comune en el ventriculo del medio. Lamentablemente, al no publicar sus maravillosos dibujos, estos descubrimientos tuvieron poco impacto en la anatomia de la época. La monumental obra del italiano Andreas Vesalius 0 Ve- salio (1514-1564), De humani corporis fabrica, traducida como De la estructura del cuerpo humano, o también De los trabajos del cuerpo humano, publicada en 1543, constituye un hito en Figura 1-5. Anatomia de Mondino. Publicada en 1316 por el profe- sor Mondino de Bolonia, fue el manual de referencia en Europa durante sucesivas ediciones. Scanned with CamScanner Figura 1-6. Dibujos de Leonardo da Vinci [1452-1519] que mues- tran el cerebro después de inyectar cera caliente con el fin de ob- tener un molde tridimensional de sus ventriculos. a historia de la anatomia humana y quizas uno de los libros medicos mas relevantes jamas escritos (Fig. 1-7). Retine el re- sultado de cientos de disecciones humanas y, en ellas, Vesa- “o fue comprobando que la ciencia anat6mica de su admi- rado Galeno distaba mucho de ser perfecta. Registré hasta 20) errores, afirmaciones que no encajaban con lo que él ob- ervaba, v le sorprendio tanto aparente descuido en el maes- ‘ro clasico, venerado generacion tras generacion. Asi se re- lata este hecho en Breve historia del cerebro (Gonzalez, 2010; p. 24): «En una de las ocasiones en que es invitado a la Uni- versidad de Bolonia, Vesalio ensambla un esqueleto humano como regalo para sus anfitriones. Junto a él coloca el esque- ‘eto de un mono, con el fin de apreciar las diferencias y, de pronto, confirma algo que sospechaba tiempo atras. ;Cémo » se le habia ocurrido antes? jGaleno jamas habia diseccio- nado un ser humano! Sus descripciones se ajustaban en rea- odad a la anatomia de un simio y otros animales. Fue toda una revelacién que, en cierto modo, exculpaba al médico sriego, pero ahora jquedaba todo por redescubrir! Asi que este fue un poderoso acicate para la gigantesca aportacion de Vesalio, quien comprendi6 las limitaciones que habian ro- deado a Galeno -el Imperio Romano prohibia las disecciones humanas- y jamas humillé en publico, o ante sus estudian- tes, la memoria del insigne precursor». En sus 663 paginas, De humant corporis fabrica recopila detalladisimas ilustracio- nes de admirable factura gracias a la destreza de un discipulo de Tiziano. Consta de siete libros agrupados como capitulos; of el libro IV se dedica al sistema nervioso y el libro VII describe el cerebro (Fig. 1-8). La obra de Vesalio tendria continuidad en el siglo siguiente en la extraordinaria contribucion del mé- dico de Oxford, Thomas Willis (1621-1675) al conocimiento detallado de la anatomia del cerebro (v. Material web. Ani- maciones y videos. Historia del cerebro. Historia del cerebro: de Vesalio al siglo XX). Son tiempos de grandes cambios en los que se cuestionan creencias sacralizadas durante siglos. El mismo ano en que aparece el mencionado texto de Vesalio, Copérnico publica su De revolotionibus orbium celestium, en el cual la tierra deja de ser el centro del universo; en cierto sentido, puede decirse que Capitulo 1. La mente y el cerebro: historia y principios de la neurociencia cognitiva a gia ak Figura 1-7. Portada de la monumental obra De humani corporis fabrica (1543) de Andreas Vesalio (1514-1564). Se trata de una di- seccion publica en la Universidad de Padua, dirigida por Vesalio, reconocible en el centro. En contra de la costumbre general, es el propio maestro quien practica la diseccion directamente con sus manos. El asistente se ve relegado a mero afilador de cu- chillos, sentado bajo la mesa. Los cuerpos, habitualmente va- rones, se conseguian de las ejecuciones, a veces espaciadas a conveniencia de los médicos. Esta vez es una mujer, hecho infre- cuente -son pocas las ajusticiadas-, por lo que la expectacién es extraordinaria. el tratado de Vesalio constituye un giro copernicano de la ana- tomia humana: las ensenanzas del pasado dejan de ser la ul- tima palabra, la anatomia galénica no es perfecta y ya no es el centro del conocimiento sobre el cuerpo humano. El telesco- pio de Galileo muestra manchas en un astro, el Sol, que se suponia perfecto; los elementos celestes ya no son fijos e in- mutables, sino que presentan irregularidades y siguen las mis- mas leyes que los cuerpos terrestres; la presencia de satélites orbitando Jupiter contradice la doctrina oficial de que todo el orbe celeste gira en torno a la Tierra, y refuerza la nueva teoria copernicana. El descubrimiento de la circulacion de la sangre por William Harvey desafia también el modelo clasico de los cuatro humores. Es decir, se asiste a una transformaci6n im- parable en todos los frentes, a favor del nuevo viento de la historia. En este contexto, los ultimos coletazos de los espiritus ani- males se producen en el siglo XVII, y Descartes (1596-1650) (Fig. 1-9) seria uno de los ultimos en defender su existencia, Scanned with CamScanner —-_ Seccidn I. Introduccién a la neurociencia cognitiva Figura 1-8. Grabado del cerebro en De humani corporis fabrica (1543] de Andreas Vesalio, que muestra sus cavidades o ven- triculos. pero ahora con un aire nuevo, moderno, propio de la Edad Modema. No realiza experimentos ni disecciones, es funda- mentalmente un pensador y sus reflexiones apuntan a aspec- tos centrales del dilema mente-cuerpo. Pretende explicar el funcionamiento de los espiritus animales de acuerdo con el conocimiento tecnoldgico de la época y esto supone, en reali- dad, un gran paso hacia su abandono definitivo. Cada época intenta comprender el mundo natural to- mando como modelo el conocimiento y el desarrollo tecno- légico alcanzado en ese momento. Hoy, después del vapor y la electricidad, el paradigma de referencia es el electronico, y los ordenadores constituyen la mayor conquista técnica. Con- ceptos procedentes de la informatica, como acceso directo, feedback, procesamiento de la informaci6n, memoria a corto y Figura 1-9. René Descartes [1596-1650]. El fildsofo francés plan- ted cuestiones fundamentales acerca de la relacion mente-cuerpo. Retrato realizado por Frans Hals, Museo del Louvre. largo plazo, etc., se aplican con naturalidad a la psicologia cognitiva y ayudan a describir aspectos concretos de la activi- dad mental. En el siglo XVII, el paradigma era el mecanico: muelles para los relojes, y el agua o el viento como las fuerzas que impulsaban la tecnologia punta de la época. Consecuen- temente, Descartes se basé en los modelos mecanicos para explicar la conducta y el funcionamiento mental. Le fascina- ban los autématas o figuras méviles, muy comunes en las fuentes de los jardines reales, y que, merced a los principios hidraulicos, cambiaban de posicién por la fuerza del agua, ejecutaban movimientos de cierta complejidad, e incluso can- taban; o los mufiecos mecanicos de las tiendas de las ciuda- des y los complicados mecanismos de relojeria que los mo- vian. Descartes consider6é que los animales eran también autématas, una especie de mecanismos de relojeria naturales, cuya unica diferencia era que estaban hechos de otros mate- riales -6rganos y partes del cuerpo- y, eso si, con maquinarias mas complicadas. Asi lo expresaba en su Discurso del método, de 1637: «{...] lo cual no parecerd de ninguna manera extrano a los que, sabiendo cudntos autématas 0 mdquinas semovientes puede construir la industria humana, sin emplear sino poquisimas piezas, en comparacién de la gran muchedumbre de huesos, musculos, nervios, arterias, venas y demas partes que hay en el cuerpo de un animal, consideren este cuerpo como una maquina que, por ser hecha de manos de Dios, esta incomparablemente mejor orde- nada y posee movimientos mas admirables que ninguna otra de las que puedan inventar los hombres.» Las personas también son maquinarias, pero con una dife- rencia esencial: tienen alma. Descartes creia que los espiritus animales se formaban en la glandula pineal (Fig. 1-10), que situo err6neamente en el interior de un ventriculo. Seguin el fildsofo francés, esta glandula, que ya era conocida desde la Antigiiedad y recibia ese nombre por su parecido a un pifén, pendia libremente en la cavidad del ventriculo y estaba tapi- zada toda ella de finisimos conductos que filtraban la sangre y destilaban los espiritus animales: a Figura 1-10. Descartes atribula a la glandula pineal un papel fun- damental en la conducta humana y consideraba que era el lugar donde la mente se unia con el cuerpo. llustracién de su obra De homine, publicada por primera vez, en latin, en 1662 [12 anos des- pués de su muerte] y en 1664, en francés. Scanned with CamScanner «Y, por tltimo, lo que hay de mds notable en todo esto, es la zeneracion de los espiritus animales, que son como un sutilisimo viento, o mas bien como una purisima y vivisima Hama, la cual asciende de continuo muy abundante desde el corazon al cerebro wv se corre luego por los nervios a los musculos y pone en movi- miento todos los miembros.» Los espiritus animales que la glandula pineal genera a partir de la sangre se van acumulando en la cavidad del ven- criculo, que sirve de reservorio. Después, la forma de actuar de estos espiritus responde simplemente a las leyes de la nidraulica: «Similarmente, puedes haber observado en las grutas y fuentes er los jardines de nuestros reves que la fuerza que hace el salto de agua desde su origen es capaz por si misma de mover diversas mguinas o incluso hacerles tocar ciertos instrumentos o pronun- ciar ciertas palabras seguin las varias disposiciones de los tubos por los que el agua es conducida. ~Y, verdaderamente, uno podria comparar muy bien los ner- vios de la maquina que estoy describiendo [el cuerpo] a los tubos de los mecanismos de estas fuentes; sus musculos y tendones, a los diversos otros dispositivos y muelles que sirven pata mover estos mecanismos; sus espiritus animales, al agua que conducen. El corazén es la fuente v las cavidades del cerebro, el acueducto principal.» Desde esta concepcion, el suerio sobreviene cuando el ce- rebro se queda vacio de espiritus animales. Ademas, Descartes distingue la conducta voluntaria, que pertenece al alma, de la mvoluntaria o automatica, propia de la maquinaria corporal: «Si alguien dispara rdpidamente su mano contra nuestros ojos, COMO para pegarnos, aunque sepamos que es nuestro amigo, que sdlo hace eso en broma y que se guatdara muy bien de causarnos mal alguno, nos es sin embargo muy dificil no ce- rrarlos; lo que demuestra que no se cierran por intervencion de nuestra alma, puesto que ello ocurre contra nuestra voluntad, ino que se cierran porque la maquina de nuestro cuerpo esta constituida de tal modo que el movimiento de esa mano hacia nuestros ojos provoca otro movimiento en nuestro cerebro, que conduce los espiritus animales a los musculos que hacen bajar los parpados.» En este sentido, Descartes se considera que fue el primero que hizo una descripcién detallada del reflejo nervioso, aun- que sin designarlo con ese término (Fig. 1-11). Dualismo cartesiano' Descartes es muy citado desde la neurociencia y la filosofia de la mente como paradigma de la concepcién dualista del ser humano. Desde su punto de vista, el mundo se compone de dos clases de sustancias radicalmente distintas: la materia y el espiritu. La mente (alma) seria algo con existencia propia, una entidad separable del cuerpo. El cuerpo sin la mente es sdlo una maquina, un automata muy perfecto pero vacio, al igual La palabra «cartesiano» proviene de «Cartesius», 0 «Cartesio», nombre latinizado de Descartes. Figura 1-11. El reflejo nervioso, segun Descartes. |lustracion de De homine, 1664. que el de los animales. Descartes entiende que la mente y el cuerpo son entidades distintas pero que deben estar intima- mente unidas, y es precisamente en la glandula pineal donde -en su opinién— tiene lugar la profunda unién entre ambos. Hoy, sin embargo, se sostiene un monismo basico: no hay, por asi decirlo, dos clases de atomos 0 elementos, unos «fisicos» y otros dotados de «mente». Tal como se expondra en el capitulo 29, la ciencia ensefia que la mente es una funcion del cerebro, y el cerebro es un 6rgano —eso si, complejisimo- constituido por los mismos elementos basicos que el resto de los 6rganos y objetos del universo. Por lo que se sabe, dejando aparte las creencias religiosas, la mente no es una entidad flotante sepa- rable del cuerpo. Cuando el cerebro muere y se descompone, desaparece todo vestigio de conducta y actividad mental de esa persona o animal; eso es lo que ensefia una y otra vez la experiencia de la vida, generaci6n tras generacion, sin excep- ciones. Si el cerebro se deteriora por una enfermedad neuro- degenerativa, también se asiste, desgraciadamente, a la pau- latina disolucién de la personalidad y de la funcidn mental del enfermo. La mayor parte de la comunidad cientifica esta de acuerdo en que la mente es el producto del cerebro. Es decir, no acepta la dualidad cartesiana de cuerpo y mente como en- tes disgregables con existencias propias. En esta direccién, es ilustrativo el titulo que el neurocientifico Antonio Damasio, Premio Principe de Asturias de 2005, escogié para uno de sus libros mas célebres: El error de Descartes. Sin embargo, en ho- nor a la verdad, hay que decir que el rechazo al dualismo no es unanime. Algunas figuras prominentes, como el fildsofo Karl Popper o el neurofisidlogo y premio Nobel John Eccles, han defendido el dualismo durante toda su vida; pero esto es la excepcion (v. Material web. Animaciones y videos. Historia del cerebro. Breve historia del alma [cerebro]). En cierto modo, la historia del cerebro es una historia pa- ralela a la idea de la vida. Hace 200 afios parecia inconcebible que la materia viva fuera de la misma clase que la inerte; se Scanned with CamScanner a * ey Seccién |. Introduccién a la neurociencia cognitiva creia en la existencia del clan o una «fuerza vital» que conferia a los seres vivos una naturaleza distinta. Ahora se sabe que los seTes Vivos se constituyen de dcido desoxirribonucleico (ADN) y aminoacidos formados por atomos de carbono, oxigeno, ni- trogeno, hidrégeno, azufre, etc., exactamente los mismos ele- mentos quimicos que el oxigeno (elemento numero 8), el ni- trogeno (numero 7), etc., del aire o la tierra. Fl hidrégeno de la sangre humana es el mismo (0 sea, un proton orbitado por un electrén) que el hidrogeno del gas de una nebulosa a mi- llones de aiios luz. La diferencia es simplemente de organiza- cién: la materia viva tiene los mismos ingredientes que la inerte, pero organizados y combinados de un modo mucho mas complejo. Fin de los «espiritus animales» Durante el siglo XVil, el largo reinado de los «espiritus animales» comenz6 a tambalearse, y en unas décadas cayo definitivamente. Al intentar explicarlos desde las leyes fisicas de la hidrodinamica, se los vio con una mirada cada vez mas naturalista, y esto fue su sentencia de muerte porque, senci- llamente, las observaciones no coincidian con lo que cabia esperar. Por ejemplo, si los espiritus animales circulaban dentro de los nervios huecos, éstos no se mostraban huecos por ninguna parte. Leeuwenhoek, el gran pionero microsco- pista, por mas que lo intentara no conseguia apreciar el ori- ficio del nervio 6ptico de una vaca, pese a que Galeno habia asegurado que era perceptible incluso a simple vista. Si se ligaba un nervio con fuerza, no se hinchaba por la presion de los espiritus; y asi un largo etcétera. El bidlogo holandés Jan Swammerdam (1637-1680) (Fig. 1-12) llevé a cabo lo que algunos consideran uno de los experimentos mas importan- tes del siglo XVII. Demostré de manera incontrovertible que, cuando los mtisculos se contraen, éstos no aumentan de vo- lumen por la Ilegada de los espiritus animales a la masa muscular, siendo éste un aspecto clave en la hipotesis espi- ritual. No debe olvidarse que, segun Descartes, los espiritus animales tenian una realidad material. Para los detalles del experimento véase el recuadro 1-1. Por otra parte, Swammerdam tuvo una idea genial que marcaria el futuro de la investigacion neurocientifica. Escogio ala rana como animal de experimentacion porque, ademas de abundante, le parecié apropiada para este tipo de estudios, ya que «los nervios son muy visibles en estos animales y pueden ser localizados y puestos facilmente al descubierto». Empleaba los miuisculos de las ancas junto con su largo nervio ciatico, y con esta decision el holandés proporciono a la ciencia una he- rramienta biolégica de primer orden. Es el tipo de experimen- tos que, en opinion del profesor Matthew Cobb, adernds de demostrar un hecho particular, abre nuevos caminos metodo- logicos. Concretamente, muestra el poder del método reduc- cionista en la ciencia, puesto que, como afirma Cobb (2002, p. 298), « vo [A] y el liquido del interior de polo negativo [B}. de las luces, y una vez descartada la hipstesis de los espiritus animales, los fisidlogos pensaron que tal vez era electricidad lo que secretamente recorria los nervios para mover el cuerpo. Fero una cosa era plantear esa vaga posibilidad y otra demos- trarlo de modo irrefutable, como lo hizo Galvani. Luigi Galvani (1737-1798), profesor de anatomia en la Uni- versidad de Bolonia (Fig. 1-15), llevé a cabo una larga serie de experimentos que no publicaria hasta 10 anos después en su libro de 1791 De viribus electricitatis in motu musculari: commen- tarius (Comentario sobre el efecto de la electricidad en el movi- miento muscular). En lugar de la universidad, prefirid montar el laboratorio (Fig. 1-16) en su propia casa -como también ha- rian Cajal y otros cientificos— y alli dispuso de una amplia do- tacion de artilugios eléctricos -maquinas de friccion y botellas de Leyden- y la inestimable ayuda de un sobrino. Galvani empleé decenas de ranas en miltiples ensayos para corrobo- rar su idea de que existia una electricidad propia del animal (Fig. 1-17), probablemente generada en el cerebro, que reco- tria los nervios y movia los musculos. Observo que las prepa- raciones frescas de ancas de rana se contraian por la accién de la chispa eléctrica de una maquina de fricci6n o incluso por la electricidad ambiental en un dia de tormenta. Finalmente, el experimento mas contundente fue, a su vez, el mas sencillo. Tomé un anca de rana recién muerta y estiré bien su nervio cidtico hasta que lo puso en contacto con el propio musculo del muslo y jsorpresa! el anca se contraia visiblemente sin ne- cesidad de electricidad exterior. También obtuvo el mismo re- sultado al poner en contacto el nervio de una preparaci6n con el nervio de otra. De esta manera, demostré que el fluido eléc- trico procedia del interior del animal y que ése era el enigma- tico elemento que viajaba por los nervios y accionaba los mus- culos (v. Material web. Animaciones y videos. El papel de la electricidad en el sistema nervioso). Con la llegada del Renacimiento europeo y el inicio de la Edad Moderna, se torna a la observacion de la naturaleza y a la tabla de disecciones. Son tiempos de grandes cambios en los que se cuestionan creen- cias sacralizadas durante siglos. Figura 1-15. Retrato del profesor de anatomia Luigi Galvani (1737-1798). Scanned with CamScanner Seccién J. Introduccién a la neurociencia cognitiva Figura 1-16. Grabado que representa el laboratorio de Luigi Gal- vani [Froschschenkel-Experiment, Versuchsanordnungl. Siglo XIX: la corteza cerebral y los debates sobre su funcion Hoy se conoce que los procesos cognitivos mas complejos se asientan sobre redes neuronales en las que participa de modo fundamental la corteza o cortex cerebral. Durante el si- glo XVIII, y antes, a esta envoltura gris rosacea se la considero una mera e insignificante «corteza» o revestimiento, que es el sentido que tienc la palabra cortex en latin. En el siglo XIX se empieza a comprender su importancia y podria afirmarse que éste es el siglo de la corteza cerebral y de los acalorados deba- tes en torno a su funcidn. Hay un eje de discusién que recorre la centuria, que es el entablado entre los localizactonistas, con- vencidos de que cada facultad mental se localiza en un lugar especifico de la corteza, y los holistas que ven a la corteza como un todo indiferenciado. Figura 1-17. Uno de los experimentos de Luigi Galvani: al poner en contacte el nervio con el musculo, éste se contrae por accién de la electricidad animal del nervio. Frenologia A principios del siglo XIX surgié la denominada frenologfa, un movimiento -no se lo puede calificar de ciencia— fundado por el alemdn Franz Joseph Gall (1758-1828), que ejerceria una enérgica influencia a lo largo de los afios siguientes. Apa- recié en un contexto receptivo, una época en la que estaba en boga la fisiognomfa, 0 arte -tampoco se lo puede considerar ciencia- de adivinar los rasgos de la personalidad a través las caracteristicas fisicas de la cara y el cuerpo. Ahora puede afir- marse que, en el terreno cientifico de las diferencias indivi- duales, la correlacién matemiatica entre rasgos fisicos y rasgos psicoldgicos es, en general, muy baja o practicamente nula; pero en aquellas épocas la gente tendia a otorgar carta de na- turaleza a esa conviccién, legitimada por «expertos» con pre- tensiones cientificas. Sirva de anécdota que Darwin estuvo a punto de no embarcar en el Beagle porque al capitan Fitz-Roy no le gusté su nariz y temia que careciera, segtin los manuales al uso, de la energia y determinaci6n suficientes para el viaje. Quiz la historia cientifica de la evolucién habria sido otra por culpa de un apéndice nasal. Franz Joseph Gall menospreciaba a la fisiognomia por ingenua y acientifica, pero, desgraciadamente, incurrio tam- bién en el mismo error. El término frenologia procede del griego phrenos, «mente», y logos, «conocimiento», para desig- nar una ciencia de la mente. Este nombre lo introdujeron des- pués sus seguidores, porque Gall siempre se refirid a su «cien- cia» como organologia, o tratado de los «6rganos» de la mente. Partia del supuesto de que el aspecto de la cabeza informaba sobre las capacidades y personalidad del individuo. Veia al ce- rebro como un mosaico de érganos especializados en distintas funciones psicolégicas, y el mayor o menor desarrollo de cada uno de estos Grganos se reflejaba en la forma craneal. Asi, con una cuidadosa inspecci6n del craneo —craneoscopia-, tomando medidas y observando los distintos abultamientos y prominencias, el frenGlogo creia identificar la inteligencia y los rasgos psicolégicos de cualquier persona. Gall propuso un listado de 27 funciones mentales localizadas en sitios muy concretos del cerebro, 19 de las cuales eran comunes a ani- males y seres humanos y ocho eran exclusivas de estos ulti- mos (Tabla 1-1). Por ejemplo, si un ladrén tendia a reincidir, Gall hallaba que su craneo tenia muy desarrollada la zona de la funcién de adquirir o poseer cosas; esto lo complementaba con observaciones ocasionales en animales, por ejemplo, en una mascota que mostraba tendencia a comer comida «ro- bada». Al comparar la cabeza de una madre amorosa con sus hijos y la de una mujer descuidada con los suyos, observaba que la de esta ultima tenia la parte posterior menos promi- nente, que era donde supuestamente se alojaba el instinto reproductor y el amor filial. Franz Joseph Gall visitaba prisiones y asilos para inspeccio- nar las particularidades craneales de ladrones, asesinos, luna- ticos, o deficientes mentales. También estudiaba las cabezas de personas brillantes que habian destacado en alguna cualidad. A los casos clinicos de enfermedad los consideraba poco va- liosos por su caracter atipico y fortuito, pero si un paciente confirmaba sus ideas no dudaba en incluirlo como una prueba mas. Gall sentia una verdadera pasion por la coleccion de cra- neos; en Paris llego a reunir unos 300 de ellos, junto a un cen- Scanned with CamScanner ieee oe Franz Joseph fault * “ tad Bo 2 ott un i VP wns a¥ = @ 0 @ Io Instinto reproductor Amor por los hijos Afectividad o amistad instinto de autodefensa o coraje Destructividad, instinto carnivore o tendencia al asesinato Astucia Deseo de poseer cosas Orgullo Vanidad o ambicidn Circunspeccion o cautela Memoria para hechos y cosas Sentido del lugar Memoria para personas Memoria para palabras Sentido del lenguaje Sentido del color "7. Sentido de los sonidos o de la mdsica Sentido de los numeros Sentido de la mecanica o arquitectura Juicio Sentido de la metafisica Satira e ingenio Talento poético Amabilidad y benevolencia mm tacion Sentimiento religioso Firmeza de propdsito moldes de personas vivas (Fig. 1-18). En su opinion, szn un verdadero libro abierto que lo reafirmaba en ~eciones. En ciertos circulos se bromeaba que al morir » gue asegurarse de que el frendlogo no despojaria de la »2 2) cadaver de uno, por lo que hubo quien dejé escrita -estamento la prohibicién de efectuar tal cosa. Cuando 2ci6 de un ictus en 1828, su craneo pasé a engrosar la =. por expreso deseo suyo. La frenologia arraigo du- ss primeras décadas del siglo XIX, tanto entre las clases ~~ ares como en los circulos intelectuales. El mismisimo » Sse Zagnosticado por frenélogos, seguin cuenta en su * s¢ puede confiar en los frendlogos, yo era id6neo en cierto nara ser clérigo. Hace unos afios, los secretarios de una so- psacobdgic ica alemana me pidieron con toda seriedad por carta erata. a Ales n tiempo después recibi las actas de una de sus smmomes en = cual se habia debatido, al parecer, publicamente 2 orma de mi cabeza, y uno de los ponentes habia declarado oe (mee le protberancia de la reverencia suficientemente desarrollada = neve Qer atceendotes» (Darwin, 1887) [cursiva del autor]. Ses SCENT ~maba esta caracteristica precisamente de él que, a lo v a medida que avanz6 en el conocimiento de “are eta, fee derivando hacia un profundo agnosticismo. = ‘wie 4 Capitulo 1. La mente y el cerebro: historia y principios de la neurociencia cognitiva Tal (elem tale] (eeeer CM eciare) oye Fe) Figura 1-18. Franz Joseph Gall (1758-1828) discutiendo de freno- logia con cinco colegas en medio de su gran coleccién de craneos y moldes. Caricatura de 1808 de Thomas Rowlandson. Si hoy se reconoce que la idea basica de la frenolo- gia -especializacion funcional de diferentes dreas de la corteza cerebral- no era descabellada, la apli- cacién de una metodologia acientifica y sesgada condujo a tesis totalmente erréneas que acabaron en el descrédito. En primer lugar, se demostré que el craneo no reflejaba en absoluto la forma del cerebro, ni siquicra su tamamio, En se- gundo lugar, el método de Gall no fue riguroso y se baso en observaciones casuales que aceptaba caprichosamente en la medida en que cumplian sus expectativas y, cuando no era asi, las rechazaba con cualquier pretexto. Es decir, el método no estuvo al servicio de la verdad de los datos, sino al de unas ideas preconcebidas. A su mas firme oponente, el académico francés Pierre Flourens (1794-1867), la Académie des Sciences le encargé poner a prueba las hipdtesis frenologicas mediante una metodologia rigurosamente cientifica. Flourens inicié en 1820 una larga serie de experimentos con animales, sobre todo ranas, palomas, gallinas, y otras aves, y no hallé rastro de especializacién cortical, aunque hoy se sabe que la razon de ello es que estudi6 especies que tienen la corteza poco desarrollada. Como se sefiala en Breve historia del cerebro (ya mencionada), en este recorrido histérico se hace evidente una situaci6n paraddjica: un hombre, Gall, con una idea de base cierta -diferenciaciones funcionales en la corteza cere- bral—- pero con un método acientifico, alejado de todos los estandares metodolégicos minimamente exigibles, frente a un hombre con una metodologia impecable, Flourens, pero cuya premisa basica -indiferenciacion cortical- el futuro re- velaria errénea. La moraleja de todo este asunto es que lo Scanned with CamScanner Seccion I, Introduccion a la neurociencia cognitiva linico que permitié avanzar fue, ciertamente, la metodologia cientifica y rigurosa. Localizacion del lenguaje En 1861, el neurofisidlogo francés, Pierre-Paul Broca (1824- 1880) (Fig. 1-19) publico lo que, a juicio de muchos autores, seria el informe clinico mas importante del siglo XIX. En él se demostré que hay una parte del cerebro especializada en las funciones lingiiisticas, de manera que, si se lesiona, el habla desaparece o queda gravemente afectada (afasia de Broca). Esta historia se ha contado en innumerables ocasiones. El in- forme trataba de Leborgne, un paciente de 51afios transferido al servicio quirurgico de Broca, en el hospital parisino Bicétre. Durante afios habia sufrido una pardlisis de la mitad derecha del cuerpo junto a una llamativa incapacidad: no podia hablar, aunque oia bien y parecia comprender el lenguaje. Se lo cono- cia como «Monsieur Tan», o «Tan-Tan», porque era lo unico que lograba pronunciar. Cuando Leborgne ingres6, su estado era ya critico y murid una semana mas tarde. Al practicarle la autopsia, Broca encontré una lesidn importante en su cerebro, concretamente en el lobulo frontal del hemisferio izquierdo. Presenté sus observaciones a la Société d'Anthropologie, de la que era fundador, y concluy6 que esta lesién era el origen de la incapacidad de hablar del paciente. El cerebro de Leborgne se conserva hoy en el Museo Dupuytren (Fig. 1-20). El informe de Broca tuvo impacto cientifico y supuso un fuerte apoyo a las tesis localizacionistas porque demostraba claramente una localizacion cortical para una funcién especi- fica. Sin embargo, no era la primera vez que se relacionaba una pérdida de habla con un dao cerebral; ;por qué entonces resulté tan relevante? El historiador Stanley Finger propone cuatro razones: a) en primer lugar, Broca aporté mas infor- macion, y mas detallada, que la ofrecida en casos anteriores; b) Broca delimité su drea del habla en una zona cortical muy distinta de la que proponian los frendlogos, cuyo recuerdo in- fausto atin coleaba; c) el espiritu de los tiempos habia cam- biado, y la comunidad cientifica era mas proclive a distinguir Figura 1-19. El neurofisidlogo francés Pierre-Paul Broca [retrato de 1840). Figura 1-20. Cerebro de «Monsieur Tan», conservado en el Museo Dupuytren de Paris. entre el sistema desacreditado de los «bultos» en el craneo propuesto por los frendlogos unas décadas antes, y el nuevo enfoque de estudiar las lesiones en el propio cerebro, y d) la propia credibilidad de Broca: é] no estaba personalmente im- plicado en el debate localizacionista-holista y gozaba de un gran prestigio; no era un hombre impulsivo y defendia con firmeza sdlo aquello de lo que estaba absolutamente seguro, por lo que se lo percibid como un juez imparcial. En los afios posteriores al informe sobre «Monsieur Tan», Paul Broca documento varios casos adicionales que presenta- ban la misma zona lesionada —hoy conocida como drea de Broca- y los mismos sintomas de pérdida o dificultad del ha- bla. Todos ellos tenian la lesion en la parte izquierda del cere- bro, de modo que se puso de manifiesto la especial importan- cia que el hemisferio izquierdo tiene para el lenguaje en la mayoria de las personas, como se verd en los capitulos corres- pondientes. Poco después, un neurdlogo aleman de origen polaco, Car] Wernicke (1848-1905) (Fig. 1-21), refirié un nuevo tipo de trastorno del lenguaje causado también por daiio ce- rebral. En este caso, la lesién se situaba mas atras, en el ldbulo Figura 1-21. Retrato de Carl Wernicke (1848-1905) realizado en 1900. Scanned with CamScanner temporal izquierdo, en una zona proxima al area auditiva, y el paciente mostraba sintomas muy distintos a los observados por Broca: dificultades graves de comprensiGn verbal. El in- forme constituy6 la primera descripcidén clinica de lo que hoy se denomina afusia de Wernicke, en la que el enfermo, sin pa- decer sordera, no entiende lo que se le dice. Los experimentos de Berlin: el descubrimiento de la corteza motora Los casos clinicos de Broca y de otros neurélogos indicaban ‘2 existencia de una zona de la corteza cerebral encargada del enguaje humano. Este hallazgo apuntaba, pues, en la direc- con de que quiza la corteza tuviera lugares particulares, o lo- -alizaciones, para otras funciones especificas, no solo para el enguaje. Era un aspecto nuclear del debate localizacionista- olista, pero faltaba la prueba experimental definitiva, mas 2.\4 de los casos clinicos. La demostracion se produjo en Ber- _n. gracias a los célebres experimentos del tandem formado oor los alemanes Gustav Fritsch (1838-1927) y Edward Hitzig 1838-1907) (Fig. 1-22), quizd los experimentos mas impor- antes del siglo, en opinion muy extendida. Evidentemente, sratandose de ensayos sobre el cerebro, el sujeto forzosamente ‘emia que ser no humano. Adscritos al Instituto Fisiolagico de Serlin y al no disponer esta institucion de espacios y medios >ara animales, Hitzig ofrecio su casa y habilité una dependen- =a como laboratorio para trabajar con perros (no se sabe qué censaria Frau Hitzig de tal ofrecimiento). Buscaban descubrir 2 guna regién cerebral que fuera responsable de los movi- mientos del animal, y cuya existencia era materia de encendi- tas discusiones. La idea era acceder al cerebro canino (reti- rando fragmentos del craneo), estimular con un electrodo siversos puntos de la superficie y advertir si se obtenia un -tecto visible en alguin lugar del cuerpo. Sabian que cuando la clectricidad es muy intensa, ésta se extiende por toda la cor- *eza v desata convulsiones generalizadas, por lo que se sirvie- -on de una bateria de corriente continua y ellos mismos ensa- aban sobre su lengua la minima intensidad galvanica capaz ‘e dar un calambre. Todo esto se practicaba in vivo y los pri- meros ensayos transcurrieron sin anestesia, de suerte que no es dificil imaginar los aullidos y el sufrimiento del animal; sespués emplearian un anestésico. Tras repetidos intentos, encontraron unas zonas relativamente escondidas, en la parte Figura 1-22. Retratos de Gustav Fritsch (1838-1927) y Edward Hi- tra (1839-1907). Figura 1-23. Cerebro de perro visto desde arriba. Dibujo publicada por Fritsch y Hitzig en 1870. En el hemisferio izquierdo lel animal mira hacia la derecha] estan marcados los puntos que causan mo- vimiento al ser estimulados eléctricamente |o: pata trasera; +: pata delantera; #: cara; A: cuello). anterior del cerebro, que al estimularlas originaban movi- mientos corporales del lado opuesto, Ademas, los movimien- tos seguian cierto orden (Fig. 1-25): en un punto concreto, la estimulacion causaba contracciones de la pata delantera; al excitar otro punto cercano, se desataban espasmos en el cue- llo; en otro, aparecian en la pata trasera. Se iba dibujando asi una especie de mapa cerebral en el que estaban representa- das, de forma grosera, las diversas partes del cuerpo. Y estas sacudidas eran repetibles si se volvia a estimular los mismos sitios. De esta forma, el equipo constituido por Fritsch e Hitzig demostr6 a la comunidad neurocientifica la existencia de una corteza motora, origen del movimiento corporal, y ambos in- vestigadores han pasado a la historia como sus descubridores. Ferrier y los primates: la corteza sensorial No puede concluirse la referencia al siglo XIX sin desta- car la importancia del escocés David Ferrier (1843-1928) (Fig. 1-24) y sus trabajos con primates. Mediante los procedi- Figura 1-24. Retrato del médico escocés David Ferrier (1843-1928). Scanned with CamScanner mientos de la lesidn experimental y la estimulacién eléctrica cerebral, Ferrier buscaba descubrir una hipotética corteza sen- sorial, o aquellas partes de la corteza que presumiblemente se encargarian de la informaci6n procedente de los sentidos. Al comparar distintas especies, Ferrier observé que cuanto mas evolucionado era el animal, mds claros y significativos pare- cian los resultados, por lo que centré su investigacién en el animal mas proximo al ser humano. De esta manera, pudo identificar distintas areas sensoriales de la corteza, entre ellas la auditiva primaria, y confeccionar un conjunto de mapas funcionales reunidos en su magnifica obra de 1876 The functions of the brain. El libro presentaba unos espléndidos di- bujos del cerebro de un mono, con mapas de las zonas res- ponsables de las distintas funciones. Tal era su confianza sobre la existencia de estos mapas también en las personas, que las mismas zonas aparecen extrapoladas sobre el dibujo de un cerebro humano, aunque atin no habia constancia experi- mental de ello (Fig. 1-25). Célebres fueron sus brillantes de- bates en el Congreso Internacional de Londres de 1881 y su posterior peripecia judicial tras recibir la denuncia de una in- fluyente asociacién londinense que lo acusaba de quebrantar el Acta contra Ia Crueldad a los Animales.” El juicio levanté una gran expectaci6n mediatica y profesional porque ponia en la picota a toda la investigacién neurocientifica con animales vivos, y ocup6 paginas en los principales diarios britanicos, entre ellos el dimes, ante una opinién publica dividida. Un buen numero de especialistas escribio articulos a su favor en revistas cientificas de todo el mundo. Tras varias sesiones aba- Figura 1-25. Cerebros de mono [A] y ser humano [B], con las 4reas estudiadas por David Ferrier. * Estos episodios de Ferrier pueden seguirse con mas detalle en Gonzalez, Breve historia del cerebro (p. 87-98). rrotadas de médicos y periodistas, Ferrier fue absuelto pues demosiré que usaba anestesia en sus operaciones y no infligia dano innecesario a los animales. Con toda seguridad, en la decisiOn judicial influy6 la existencia de casos clinicos que se habian beneficiado de sus «mapas funcionales», como asi adujo la defensa. Eran pacientes cuyos cirujanos, siguiendo los hallazgos de Ferrier, habian podido predecir la ubicacién de un tumor o un absceso cerebral, y trepanar el craneo direc- tamente sobre la zona sospechosa. En 1878, Ferrier, junto a su amigo John Hughlings Jackson y otros dos colegas, funds la prestigiosa revista Brain, que hoy continua siendo una de las publicaciones de mayor impacto mundial. Durante el siglo XIX se barajo la idea de que el cere- bro tenia distintas partes identificables que, proba- blemente, podrian llevar a cabo diferentes funcio- nes: la percepcidn, ta emocidn o el lenguaje se podrian localizar en sistemas neurales anatémica- mente diferenciados, El siglo xx: las neuronas y la quimica cerebral Hasta el siglo XIX, los principales avances sobre el cerebro se referian sobre todo a su estructura macroscépica, la que puede verse a simple vista. Al pasar al siglo XX, los interrogan- tes se tommaron mas ambiciosos, y el progreso de la microsco- pia y las técnicas de tincién abrieron nuevas posibilidades en el estudio de su estructura intima. Es el siglo en el que se re- conocido a la neurona como la unidad fundamental del sistema nervioso, la pieza basica que compone el cerebro y los nervios de animales y personas. Y en este descubrimiento, la figura clave indiscutible fue el espafiol Santiago Ramon y Cajal. Al mismo tiempo, las primeras décadas fueron decisivas en el descubrimiento de los neurotransmisores quimicos y su papel en la actividad nerviosa. La gigantesca contribucién de Santiago Ramén y Cajal A finales del siglo XIX, los anatomistas miraban perplejos las complicadas formas de las células nerviosas y, sobre todo, la intrincada marana de filamentos que las rodeaba, o procesos, como se los denominaba. En ese tiempo ya era conocida la cé- lula y se aceptaba la teoria celular de los seres vivos, pero existia el convencimiento de que el sistema nervioso era distinto y no se ajustaba a dicha teoria. Esta confusién nacia de dos proble- mas. Primero, no estaba claro si los largos axones y las mas corias pero muy ramificadas dendritas, visibles al microscopio, tenian algo que ver con los cuerpos celulares de las neuronas; estaba aun menos claro si ambos tipos de filamentos se origina- ban desde una célula individual. En segundo lugar, las fisidlogos no podian visualizar la membrana de las células nerviosas, de manera que el sisterna nervioso se presentaba como una in- mensa red sin separaciones internas. El impulso nervioso corre- ria libremente por aquella estructura reticular, y ésa era la expli- cacion dominante —teoria reticular— hacia el cambio del siglo. Tan pronto como en 1873, un reticularista convencido tro- pez6 con un hallazgo fortuito que habria de revolucionar la microscopia. El médico italiano Camillo Golgi (1843-1926) cu- Scanned with CamScanner

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