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TEMA 2 LA GENERACIÓN DEL 98

A finales del siglo XIX y principios del XX, Occidente experimentó una crisis que abarcó desde 1880 hasta el inicio
de la 1ª Guerra Mundial en 1914. Esta crisis marcó la decadencia del modelo burgués del siglo XIX, que se basaba
en el racionalismo y el positivismo de Comte. Esta crisis provocó tensiones sociopolíticas, conflictos imperialistas
y un cambio radical en la visión del mundo de la época. La nueva visión del mundo se caracterizó por el
irracionalismo, influido por pensadores como Nietzsche y Schopenhauer, y el pesimismo.

Surgen así corrientes artísticas de origen francés, como el parnasianismo y el simbolismo, influyeron en el
nacimiento del modernismo, que fue un movimiento literario de carácter universal. El modernismo se originó en
Hispanoamérica y triunfa en España, marcando una renovación total del lenguaje literario. En España, el
modernismo dio lugar a la llamada Generación del 98, siendo esta una versión más profunda, reflexiva y
trascendental del modernismo.

La crisis de la sociedad occidental, agudizada en España por el desastre del 98 (pérdida de las últimas colonias en
América y Oceanía: Cuba, Puerto Rico y Filipinas), crisis políticas, caciquismo y creciente conflicto social con el
auge del anarquismo, condujo a revueltas sociales, atentados terroristas y huelgas.

En un contexto convulso, Azorín utiliza el término "generación del 98" en 1913 para describir a un grupo de
escritores españoles, incluyendo a Azorín, Baroja, Maeztu, Valle Inclán y Antonio Machado. Compartían una visión
crítica de la crisis política y económica y un profundo amor por la literatura. El grupo original, conocido como "los
tres" (Azorín, Baroja y Maeztu), estableció un manifiesto en 1901 con la intención de denunciar las miserias de
España y buscar su regeneración y acercamiento a Europa. Miguel de Unamuno se unió a esta generación, y
posteriormente, Antonio Machado y Valle-Inclán, que inicialmente tenían influencias modernistas.

En el siglo XX, los escritores de la Generación del 98 tenderán a la subjetividad de su visión intelectual y literaria,
influenciados por el idealismo y corrientes irracionalistas europeas. Exploraron preocupaciones existenciales y
metafísicas, abordando el tema de España desde una perspectiva subjetiva, expresando sus angustias y anhelos en
relación con la realidad española. Con la excepción de Valle-Inclán y Machado, la mayoría de ellos evolucionó
hacia posturas ideológicas conservadoras.

Respecto a los temas que tratan, tras la pérdida de las colonias y el declive del imperio español, la Generación
del 98 percibió una grave crisis en todos los aspectos de la sociedad (económico, político, cultural). Los jóvenes
escritores de esta época abogaron por una profunda regeneración que consistía en europeizar España sin perder
su identidad, a través de descripciones de paisajes españoles, en particular el de Castilla, que simboliza la
grandeza de la nación; la evocación de la historia de la gente común, lo que Unamuno denominó la "intrahistoria";
la reinterpretación de la literatura clásica, como la épica, la picaresca, La Celestina y El Quijote, en busca de los
valores que los representaban; y reflexiones sobre preocupaciones existenciales, como el paso del tiempo, la
existencia de Dios y el sentido de la vida humana.

En cuanto a las características formales comunes, se destacan la sobriedad en el uso del lenguaje (vocabulario
preciso y claro), un tono reflexivo, el empleo de léxico castizo (palabras regionales), y un enfoque subjetivo que
convierte el paisaje en una expresión del yo poético. Se aprecia un gusto por la prosa poética, con descripciones
líricas en forma de estampas en prosa impresionista.

Además, los autores del 98 se caracterizaron por su libertad en la mezcla de géneros literarios, creando un
hibridismo que resultó en el nacimiento del ensayo moderno, oscilando entre el estudio filosófico, el artículo
literario y la prosa poética. En la novela, también fusionaron el ensayo y la lírica.

Dentro de la Generación del 98, varios autores se destacan en el ensayo y la narrativa:

- Pío Baroja, reconocido como el gran novelista de la generación, se distingue por su estilo sencillo y sobrio. Sus
primeras obras abordan temas como la resignación,el vacío vital y la preocupación por la situación de España,
notables en obras como "El árbol de la ciencia". En una segunda etapa, Baroja se inclinó hacia la novela histórica.
- Azorín (José Martínez Ruíz), posee un estilo muy personal caracterizado por minuciosas y vívidas descripciones
de paisajes y la vida cotidiana. Sus novelas a menudo tienen un carácter autobiográfico, como "La voluntad". Sus
ensayos se centran en la descripción de paisajes castellanos, siendo "Castilla" uno de sus trabajos más notables,
donde abogó por la europeización de España y recreó obras clásicas.

- Miguel de Unamuno, sus obras exploran temas fundamentales como el sentido de la vida, la existencia de Dios y
el deseo humano de pervivir. En sus ensayos trata la decadencia de España y buscó las raíces del espíritu nacional
en Castilla, introduciendo el concepto de "intrahistoria". También desarrolló un subgénero literario denominado
"nivola", notorio en obras como "Amor y pedagogía" y "Niebla".

- Ramón María del Valle Inclán, evolucionó a lo largo de su carrera, comenzando en el modernismo con su
tetralogía de las "Sonatas". Más adelante, se destacó por sus "esperpentos", una visión deformada y grotesca de la
realidad, como en "Tirano Banderas". También escribió novelas históricas críticas de la monarquía, como "El ruedo
ibérico".

- Carmen de Burgos, aunque menos conocida que otros miembros de la generación, Carmen de Burgos fue una
prolífica periodista y escritora, considerada la primera periodista profesional de España en lengua castellana. Su
novela más célebre, "Puñal de claveles", influyó en Federico García Lorca para su obra "Bodas de sangre".

Frente al teatro comercial, tópico y de entretenimiento, Valle Inclán, destacó por su contribución a la renovación
teatral. Comenzó con un teatro poético de estilo modernista, como en "El marqués de Bradomín" (1906), y luego
evolucionó hacia los esperpentos, siendo "Luces de bohemia" (1920) y la trilogía "Martes de carnaval" sus obras
más notables en este estilo. Valle-Inclán revolucionó la escena teatral al representar una visión distorsionada y
grotesca de la realidad, alejándose de la comedia burguesa y el folclore que predominaban en su época.

Antonio Machado, poeta destacado del 98, experimentó una evolución notable en su obra poética. Comenzó en el
modernismo con "Soledades", que más tarde revisó como "Soledades. Galerías. Otros poemas", explorando el
modernismo simbolista y centrando la reflexión en el paso del tiempo en lugar de en recursos formales. "Campos
de Castilla" (1912) representó su plenitud y una inmersión completa en los temas y espíritu del 98. Luego,
abrazando el neopopularismo que ya había practicado en "Campos de Castilla", adoptó una poesía breve y
depurada en "Nuevas Canciones". Sus temas recurrentes abarcan el dolor por la situación de España, el sentir
popular, los paisajes castellanos, el paso del tiempo, el amor y la ausencia, así como los sueños y su efímera
naturaleza. Machado se destacó por un estilo sobrio y reflexivo, buscando transmitir emociones a través del
simbolismo enraizado en experiencias vividas. En cuanto a la métrica, su poesía abarca versos largos, romances y
otros temas populares.

En resumen, el modernismo y la Generación del 98 introdujeron cambios significativos en la literatura española,


sentando las bases para las vanguardias artísticas. La cita de Antonio Machado, "Castilla miserable, ayer
dominadora, envuelta en sus harapos, desprecia cuanto ignora", refleja la crítica a la situación de España en ese
momento. Esta crítica se relaciona con las crisis económicas más recientes, como la de 2007, que aún afectan a la
sociedad. Los temas y preocupaciones planteados por estos autores siguen siendo relevantes en el contexto actual
de desafíos y cambios.

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