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Flores marchitas, cuerpo y emocionalidad

Silvana Estrada - Al Norte, Para Siempre, Te Guardo


min 8:26
Mariana Monroy
La música y el arte escénico son poderosos vehículos para la expresión emocional y transmisión
de mensajes e historias que pueden transformarse, y generar un gran impacto de acuerdo a como
se abarque su eje performático. En escena, muchos elementos más allá de los musicales cobran
mayor importancia a la hora de brindar una experiencia significativa al espectador, y esto se
puede tornar aún más relevante cuando el o la artista maneja un concepto muy específico y
complejo como lo hace la cantautora mexicana Silvana Estrada, quien, a modo de ejercicio de
exploración, corporal y de manejo escénico en la interpretación musical será fuente de análisis
para comprender las decisiones escénicas y el impacto que estas generan con respecto a la
intencionalidad y emocionalidad tanto de su música, como de su identidad como artista.

Es importante comenzar deshaciendo el concepto de lo correcto y lo incorrecto, pues cada


decisión escénica que se toma trae una consecuencia diferente que impactará al público de una u
otra manera. Lo que hay que empezar a preguntarse es el cómo se está buscando que sea dicho
impacto. Silvana Estrada lo tiene muy claro con respecto a Marchita, su álbum y a Te guardo, la
canción que se analizará que hace parte del mismo; “El poder de la canción pura, sin la
parafernalia externa de lo visual y de la producción, y de lo no sé qué… Reafirmar la soberanía
de la canción sobre los sentimientos y sobre el corazón. [...]Se basa un poco en eso, en esa
intimidad, y en ese minimalismo que yo considero que lo vuelve un disco atemporal.”(Estrada,
2021) lo siguiente es revisar de qué manera hay congruencia entre su concepto y su manejo
escénico.

El performance comienza con ella ubicada en el centro centro del escenario, con un reflector
apuntando solo a ella, un micrófono y un cuatro venezolano que usa en cada una de sus
presentaciones, su cuerpo se ve relajado e inmediatamente cuando empieza a tocar, su cuerpo
entra en movimiento, en una especie de vaivén cambiando su peso de una pierna a otra con un
balanceo suave. El bamboleo rítmico agrega dinamismo visual a la presentación, más con una
energía performática diferente fácilmente podría pasar como una muletilla corporal o signos de
inseguridad y nerviosismo. Es evidente que no es el caso, puesto a que al detenerse en momentos
clave de la canción, crea un efecto de anticipación y énfasis. Esta técnica puede ayudar a
mantener la atención de la audiencia y resaltar las partes más emotivas o destacadas de la
canción."La acción física debe ser siempre un medio de expresión de estados emocionales
internos"(Stanislavski, 1936).

Desde que entra la voz en el tema, se puede evidenciar a Silvana generando gestos faciales de
dolor o angustia así como de dulzura y relajación, incluso cerrando los ojos de acuerdo a los
momentos de la canción. Estos semblantes crean una conexión más profunda con la audiencia al
transmitir la intensidad de la letra y la interpretación. Lo cual es un recurso poderoso para
comunicar sentimientos y hacer de la interpretación algo más impactante y auténtico
manteniendo el interés del público a pesar de verse ensimismada y estar haciendo uso de la
cuarta pared "La primera y más importante cosa que se debe recordar es que todas las emociones
expresadas en el escenario deben ser sinceras"(Stanislavski, 1949) . Por otro lado, a medida que
avanza la canción, se van uniendo musicalmente otros timbres y al simultáneo, escénicamente,
de manera sutil y casi imperceptible, empieza a aparecer una luz baja y tenue que deja ver a los
instrumentistas con sus respectivos instrumentos ubicados en el foro del escenario. La
iluminación tenue crea un ambiente íntimo y enfocado en la artista, y al mantener la banda en la
sombra, se resalta aún más la figura central en el escenario haciendo uso de la centralización y
contribuyendo a la verdad emocional ya que esto puede reflejar la importancia de su
interpretación en ese momento y permite que su presencia tenga un impacto visual y emocional
más fuerte. Además, al tener a la banda en la parte trasera, la atención se centra aún más en ella.

Este performance es sencillo, auténtico, y minimalista y está muy cohesionado con la intención
de la artista ya que cumple su objetivo y atrapa a quien lo presencie, hay cierta valentía en él y
una innegable desnudez. Si bien, se podría hacer más y por momentos roza la delicada línea
entre la emocionalidad y la desconexión, reafirma la soberanía de la canción sin descuidar las
decisiones escénicas y no pretende negarle un espectáculo al espectador. La intimidad que irradia
se siente como un abrazo al alma y la empatía que genera aún sin la interacción con el público
está bien lograda y es casi inherente. La cantante teje una narrativa emocional a través de sus
movimientos y expresiones, sugiere un viaje interno,como si su voz se uniera con sus emociones
más profundas, donde sus sentimientos cobran vida en cada nota. Genera el impacto que
propone, insinúa el mismo concepto de marchitar que tiene su discografía y da al espectador
magia en forma de sonido, voz y cuerpo. Es una viva muestra de que el performance no se refiere
necesariamente a lo ostentoso ni aparatoso, aunque puede serlo, si no a la intencionalidad y la
planificación de los ambientes y momentos escénicos significativos.

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