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UNIVERSIDAD NACIONAL FEDERICO VILLARREAL

TCC ADICCIONES Dr. Miguel Vallejos Flores

CASO CLINICO

Paciente ingresa voluntariamente al Hospital al producirse una recaída por consumo de Pasta Básica de Cocaína (PBC),
después de 2 años y medio de abstinencia. Durante estos años el paciente se desempeño como coordinador de casa de una
Comunidad Terapéutica, donde anteriormente se rehabilito. El tiempo de consumo de la mencionada recaída fue
aproximadamente 40 días, durante los cuales el paciente manifiesta haber consumido con una frecuencia aprox. Tres a cuatro
veces por semana, con un patrón mayormente interdiario, aunque hubo ocasiones en el consumo se prolongo durante dos días
seguidos. El paciente manifiesta que su consumo era de aproximadamente 30 “tabacazos” por vez, los mismos que contenían
1 kete cada uno. Su consumo iniciaba generalmente a partir de las 3: 30 – 4.00 pm y se prolongaba hasta las 8 pm aprox. Solo
en tres oportunidades hubo consumo nocturno, el mismo que se inicio a partir de las 11 pm y se prolongo hasta las 4 de la
mañana. El paciente manifiesta haber consumido casi exclusivamente en su dormitorio ya que sentía mucho temor de hacerlo
en la calle por miedo a la policía.
La recaída se produjo en circunstancias en que el paciente es destituido de su cargo en la Comunidad Terapéutica y llevado a
la sede de Chosica donde como castigo se le rebaja al nivel de interno, porque mantuvo una relación afectiva con una interna
del centro, faltando a las normas del centro. El consumo se inicia el mismo día que el paciente fuga de dicha sede, luego de
permanecer aproximadamente 20 días en ella. Desde esa fecha el consumo se dio de la forma descrita.
El paciente manifiesta que el deseo de consumir aparecía a veces en la mañana, otras veces antes del almuerzo y en
ocasiones también después del almuerzo. Cuando los deseos se presentaban en la mañana, el paciente planificaba su
consumo. Aprovechaba cuando su padre entraba a ducharse para revisar su sencillero o los bolsillos del pantalón. Si
encontraba sencillo sustraía un promedio de S/ 10 NS . El hecho de contar con dinero producía un sentimiento de
intranquilidad por los pensamientos anticipatorios de consumo que experimentaba al saber que podría consumir terminando el
almuerzo.
Sin embargo, manifiesta también que sentía mucho temor de que el padre descubriera que le había sustraído el dinero, por lo
que sólo se quedaba tranquilo cuando su padre no se daba cuenta de que le faltaba dinero, y le decía al paciente como era
usual, para ir a tomar un café, hacer compras a los supermercados o realizar otra diligencia. A la hora de almuerzo, el paciente
manifiesta que se sentía mucha ansiedad, y se le iba las ganas de comer, comiendo muy rápido y experimentando una
sensación de “que se le removía todo”.
Asimismo, manifiesta que “no veía las horas que llegaran los amigos del padre”, que frecuentaban la casa diariamente para
jugar cartas, para así poder ir a consumir. Llegado este momento el paciente pedía algún dinero extra al padre con el
argumento de ir a comer un helado, dar una vuelta, comprar cigarrillos, etc. El paciente manifiesta que el padre accedía la
mayor de las veces dándole unos S/ 5 NS aproximadamente.
El paciente reporta sentimientos y pensamientos contradictorios cuando no encontraba dinero en el centillero o en el pantalón
del padre. Por un lado manifiesta experimentar un sentimiento de “tranquilidad, no de frustración” y por otro manifiesta haberse
dicho a sí mismo: “pucha y ahora”, pensando inmediatamente que concluido el almuerzo pediría dinero al padre con los
mismos argumentos descritos anteriormente. Cuando el deseo de consumo se producía momento antes del almuerzo o
después de éste, el paciente utilizaba los mismos argumentos para conseguir la droga.
Una vez que el paciente tenía el dinero se dirigía al paradero de la Av. Benavides para tomar micro que lo lleve a las
inmediaciones del ovalo Balta en Barranco donde compraría la PBC. En este trayecto el paciente manifiesta haber pensando
siempre “ojala no me pesquen”. El paciente reporta haberse quedado en esa zona muy pocas veces, dirigiéndose a su casa
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TCC ADICCIONES Dr. Miguel Vallejos Flores

una vez adquirida la droga. En el viaje de regreso a casa el paciente experimentaba deseos de ir al baño, asociado con gran
ansiedad por fumar el primer “cigarrillo”. Cuando llegaba a casa, el paciente saludaba a los invitados, se servia un vaso de
refresco y se dirigía inmediatamente a su habitación para armar el primer “tabacazo”. Manifiesta que en esos momentos la
ansiedad experimentaba era de 7/10. El paciente manifiesta que una vez que fumaba el primer “tabacazo”, el mismo que
fumaba pegado a la ventana, dejando de experimentar ansiedad, surgiendo en su lugar sentimientos de temor y miedo a ser
descubierto consumiendo. Por esta razón cerraba la puerta mientras consumía para luego abrirla al tiempo que se ponía a
realizar otras actividades tales como ordenar sus camisas, cajones, closet, etc. Estas actividades las realizaba el paciente
pensando que lo ayudaría a mantenerse ocupado para espaciar el consumo entre los “tabacazos”, los mismos que fumaba
aproximadamente cada 5 – 10 minutos. Pensaba también que si el padre entraba lo encontraría realizando alguna actividad no
levantaría sospechas en él. Una vez consumido el “tabacazo” el paciente ventilaba su cuarto, fumaba cigarrillos o los encendía
para dejarlos prendido a fin de contrarrestar el olor de la PBC. El Paciente manifiesta que a partir del primer tabacazo
desaparecía la ansiedad y surgía el “temor”, “ la paranoia”, lo que llevaba a vigilar constantemente la puerta por temor a que
alguien entrara. En ocasiones el paciente llegaba a echarse en el suelo para vigilar constantemente la puerta por temor a que
alguien entrara. Asimismo, le daba mucho miedo dirigirse a la cocina por un vaso de refresco pensando que si lo veían,
podrían darse cuenta que “estaba drogado”. El paciente manifiesta que a partir del segundo tabacazo los armaba con mucho
temor, aunque no reporta manifestaciones fisiológicas asociadas, salvo en el consumo de los últimos “tabacazos” en que
experimentaba sudoración en la frente, así como también más miedo. Es por este miedo que el paciente reporta que muy
pocas veces salía a comprar más PBC para proseguir con el consumo, manifestando que “el temor era más fuerte que el
deseo”.
Cuando el consumo se realizaba por las noches este se llevaba a cabo en las escaleras o cochera del edificio. El paciente
manifiesta que es esas ocasiones la angustia era mucho menor o inexistente ya que el padre dormía y no existía el riesgo de
ser descubierto.
El paciente manifiesta que fumaba porque le “me gustaba el sabor” “me daba placer”.
Hubieron 2 ocasiones hacia el final del periodo de recaída, cuando el padre ya no le proporcionaba dinero, que el paciente
empeñó su reloj, con el fin de obtener dinero para comprar la pasta. En estas oportunidades el paciente manifiesta haber
experimentado mucho temor porque el padre le pregunte por sus cosas, así como también pensamientos contradictorios frente
al hecho de empeñar o no sus cosas.
Una vez acabado su consumo, el paciente manifiesta que se daba una ducha, se ponía a ver televisión, fumaba cigarrillos,
cerrando su puerta y pensando que de esta manera “despistaba” o “engañaba” a su padre ( ). Asimismo, manifiesta que sentía
mucha tristeza, pensando “si sigo así voy a perder a mi papá, a Dina, a mi hermano”. Experimentaba también sentimientos de
culpa, arrepintiéndose de haber consumido y pensando “ya no voy a fumar más, no voy a seguir en esto. No voy a volver a
sacar dinero ni a pedirlo”. El paciente manifiesta también que en esos momentos pensaba que podría dejar el consumo.
En la actualidad el paciente reconoce que durante el periodo de recaída olvidaba las consecuencias negativas del consumo.
Asimismo, expresa no querer volver a consumir PBC mas sí tabaco, el mismo que consumió durante todo su periodo de
abstinencia, llegando a fumar entre 15 y 29 cigarrillos diarios.
TRABAJO EN GRUPO:
REALIZAR ANALISIS FUNCIONAL

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