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40 Años de Democracia
VISTOS: los autos citados en el epígrafe, en estado de resolver sobre la medida cautelar
requerida por la actora.
RESULTANDO:
I.- Por actuación n° 675394/2023, se presentaron Eliana Patricia Villar, Raúl
Aldo Acosta, Alina Cecilia Parussini, Delia Ester Molina, Ilda Ester Dos Santos, Gabriel
Nicolás Posse, Stella Maris Di Fabio, Sixta Aguirre, Germán Isaac Benavides, Jesús
Alberto Loayza Soliz y Luisa Elva Ramírez, con el patrocinio letrado del Dr. Ramiro
Joaquín Dos Santos Freire, Defensor Oficial a cargo de la Defensoría n° 5 del fuero e
interpusieron acción de amparo contra el GOBIERNO de la CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS
AIRES (en adelante, GCBA), denunciando la ilegítima conducta desplegada por éste que
afecta la oferta educativa de talleres en Escuelas Especiales y de Formación Laboral. En
particular, objetaron la decisión del GCBA de eliminar o reducir drásticamente la oferta
educativa de talleres en Escuelas Especiales y de Formación Laboral para personas con
discapacidad mayores de veintidós (22) años, así como también cuestionaron la
eliminación del servicio de alimentación y transporte. Afirmaron que el Sr. Defensor
Oficial interviene también en carácter de defensor de intereses colectivos.
Sostuvieron que la acción promovida involucra derechos de incidencia
colectiva, en los términos del artículo 14 de la Constitución local, e intenta preservar los
derechos de información y participación de toda la comunidad educativa, integrada por
familias, alumnos y docentes. En este sentido, con cita de su artículo 24, adujeron que la
Constitución local dispone que la Ciudad “…organiza un sistema de educación
administrado y fiscalizado por el Poder Ejecutivo que, conforme lo determine la ley de
educación de la Ciudad, asegure la participación de la comunidad y la democratización
en la toma de decisiones”.
Solicitaron que se congregue un proceso participativo institucional, mediante
la convocatoria a una mesa de trabajo, a efectos de discutir el restablecimiento de los
talleres en las escuelas especiales y de formación laboral para personas mayores de 22
años con necesidades educativas especiales y los servicios de transporte y alimentación.
Asimismo, pidieron se establezca una instancia de control judicial de la mesa de trabajo
a fin de garantizar su conformación, continuidad y respeto de los acuerdos logrados.
En cuanto a su legitimación, adujeron que se presentan en defensa de
derechos colectivos de la comunidad educativa de la Ciudad de Buenos Aires, afectados
en virtud de la conducta lesiva de la autoridad pública. En ese sentido, afirmaron que
intervienen en su calidad de miembros de la comunidad educativa y de familiares de los
estudiantes que asisten a las escuelas especiales y de formación laboral en las que se
redujo la oferta de talleres, de transporte escolar y el servicio de alimentación. En
particular, adujeron que esas decisiones fueron adoptadas sin participación de la
comunidad educativa, lo que configuraba una conducta ilegítima, arbitraria y antijurídica
de las autoridades educativas del GCBA.
A efectos de acreditar los extremos invocados, señalaron que:
a. Eliana Patricia Villar es madre de Tomás Ignacio Martinez, alumno de la
Escuela Especial y de Formación Laboral Nº 36;
b. Raúl Aldo Acosta es padre de Santiago Acosta, alumno de la Escuela
Especial y de Formación Laboral Nº 1;
c. Alina Cecilia Parussini es madre de Rodrigo Parussini, alumno de la
Escuela Especial y de Formación Laboral Nº 4;
d. Delia Ester Molina es madre de Ailen Agostina Perez Molina, alumna de
la Escuela Especial y de Formación Laboral Nº 18;
e. Ilda Ester Dos Santos es madre de Ruth Natali Díaz, alumna de la Escuela
Especial y de Formación Laboral Nº 21;
f. Gabriel Nicolas Posse es padre de Florencia Lucia Posse, alumna de la
Escuela Especial y de Formación Laboral Nº 21;
g. Stella Maris Di Fabio es madre de Camila Maciel Di Fabio alumna de la
Escuela Especial y de Formación Laboral Nº 22;
h. Sixta Aguirre es madre de Teresa de Jesus Rios Aguirre alumna de la
Escuela Especial y de Formación Laboral Nº 22;
i. German Isaac Benavides es padre de Ivan Gabriel Benavides, alumno de
la Escuela Especial y de Formación Laboral Nº 36;
j. Jesús Alberto Loayza Soliz es padre de Dayann Alaxandra Loayza
Aguilar, alumna de la Escuela Especial y de Formación Laboral Nº 36, y;
k. Luisa Elva Ramírez es madre de Geraldine Darchez, alumna de la Escuela
Especial y de Formación Laboral Nº 36.
Denunciaron carencia de información oficial, precisa y adecuada sobre cuáles
fueron los motivos por los cuales las autoridades administrativas decidieron restringir de
forma regresiva la oferta educativa y los servicios de educación y transporte. Señalaron
que además esa restricción regresiva afecta a una población que goza de protección
especial en base al derecho convencional y constitucional.
Respecto de la actuación del Defensor Oficial explicaron que “la actuación
del letrado que nos patrocina se sustenta en lo dispuesto en los artículos 42, inc. 2º, y 45
de la ley 1903, Orgánica del Ministerio Público de la Ciudad de Buenos Aires y en su
calidad de defensor de intereses colectivos, basado en el artículo 14, 124 y 125 de
Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el criterio general de actuación
Res. DG 155/10”. En ese sentido, especificaron que “... el art. 103 in fine del nuevo
Código Civil y Comercial alude a la intervención del Ministerio Público cuando se
encuentran comprometidos los derechos económicos, sociales y culturales”.
En lo que refiere a la vía intentada, sostuvieron su admisibilidad y el carácter
colectivo del proceso con fundamento en la doctrina establecida por la Corte Suprema de
Justicia de la Nación (en adelante, CSJN) en “Halabi, Ernesto c/ P.E.N. –ley 25.873 –
dto. 1563/04 s/ amparo ley 16.986”. En ese sentido, señalaron que la CSJN estableció
que el segundo párrafo del artículo 43 de la Constitución Nacional incluye aquellos
derechos que, sin recaer sobre los bienes colectivos, tienen condiciones de ejercicio
homogéneas en relación con una pluralidad de titulares, extremos que se cumplen en las
presentes actuaciones.
En relación a las Escuelas Especiales de Formación Laboral, explicaron que
las mismas forman parte del sistema educativo de la CABA y se encuentran administradas
por la Dirección de Educación Especial, de la Dirección General de Educación de Gestión
Estatal del Ministerio de Educación de la Ciudad.
Señalaron que se trata de instituciones orientadas a personas con necesidades
educativas especiales, entre quince (15) y treinta (30) años de edad, que brindan un marco
de contención, estímulo y formación para que puedan integrarse en el mundo laboral.
Indicaron que esos establecimientos proveen a alumnos y alumnas con necesidades
educativas especiales las prestaciones necesarias para hacerles posible el acceso al
currículum, contribuyendo a que alcancen el máximo desarrollo personal y social, a la
vez que implementan estrategias de integración y participación en el ámbito educativo,
social y laboral.
Afirmaron que, en ese ámbito, los y las alumnos con necesidades educativas
especiales pueden realizar talleres de repostería, panificación, carpintería, actividades de
la vida diaria, artesanías, huerta, cepillería, soldadura plástica, formación integral para el
trabajo, apoyo pedagógico, computación, educación física, música, danzas folklóricas,
plástica y reforma de indumentaria, entre otros.
Informaron que actualmente, en el ámbito de la Ciudad, existen trece (13)
instituciones con esas características: Escuela Especial y de Formación Laboral n° 1:
“Alfonsina Storni”, Escuela Especial y de Formación Laboral n° 2: “Domingo Faustino
Sarmiento”, Escuela Especial y de Formación Laboral n° 3: “María Dolores Navalles
Mir de Tobar Garcia”, Escuela Especial y de Formación Laboral n° 4: “Dr. Rafael Luis
Arcone”, Escuela Especial y de Formación Laboral n° 6: “Cleila Amelia C. Sessa”,
Escuela Especial y de Formación Laboral n° 16: “Dra. Carolina Tobar García", Escuela
Especial y de Formación Laboral n° 18: “Cecilia Ma. Estrada De Cano”, Escuela
Especial y de Formación Laboral n° 21: “Rosario Vera Peñaloza”, Escuela Especial y de
Formación Laboral n° 22: “Pedro B. Palacios, Almafuerte”, Escuela Especial y de
Formación Laboral n° 28: “Prof. Bartolomé Ayrolo”, Escuela Especial y de Formación
Laboral n° 29: “Dr. Osvaldo Magnasco", Escuela Especial y de Formación Laboral n°
36: “Dr. Aurelio Martínez” y Escuela Especial y de Formación Laboral n° 37:
“Francisco Gatti”.
Afirmaron que, hasta el mes de diciembre del año 2021, alumnos y alumnas
asistían a las Escuelas Especiales de Formación laboral hasta los treinta (30) años de edad,
momento en el cual egresaban y recibían su diploma. Señalaron que tenían la posibilidad
de cursar un amplio abanico de talleres, en la franja horaria de 8:30 a 16:30hs (turno
diurno) o de 16:30 a 20:30hs (turno nocturno en ciertas instituciones), de lunes a viernes,
y contaban con servicio de comedor y de transporte escolar incluidos.
Adujeron que en diciembre del año 2021 las conducciones de dichas escuelas
informaron a las familias del alumnado que, a partir del inicio del ciclo lectivo 2022, las
personas mayores de veintidós (22) años dejarían de pertenecer al sistema escolar, sin
posibilidad de continuidad en el ámbito de la Ciudad. Sostuvieron que las autoridades
escolares adujeron que la medida obedecía a la aplicación de la Resolución del Consejo
Federal de Educación – CFE 155/11, de fecha 13 de octubre de 2011, que establecería
como edad de egreso del sistema a los veintidós (22) años de edad.
Expresaron que, como resultado de la aplicación repentina de la medida, los
y las estudiantes mayores a veintidós (22) años quedaron en una situación de total
incertidumbre. Aclararon que, frente a los reclamos efectuados, algunas instituciones
ofrecieron de manera temporal que pudieran asistir a ciertos talleres opcionales. Ahora
bien, según explicaron, pueden hacerlo en una carga de dos o tres días a la semana, tres
(3) horas por jornada, oferta que varía por institución y estudiante del que se trate, sin
tener acceso al servicio de comedor ni a transporte escolar. Resaltaron que estas
propuestas se realizaron de manera informal, sin que exista resolución o reglamento
unificado aplicable a todo el sistema de Educación Especial.
Sostuvieron que “[e]sta medida que reduce drásticamente la edad de egreso
de los alumnos crea una situación de irregularidad en la escolaridad de las personas
mayores de 22 años y ocasiona variadas afectaciones en el transcurso cotidiano de sus
jornadas. En este sentido, cabe mencionar que los jóvenes no pueden acceder al
transporte escolar público, dado que el servicio no contempla la cobertura para este tipo
de modalidades reducidas, según le informaron a las familias las autoridades escolares.
Del mismo modo, se ven impedidos del acceso al comedor escolar, negándoles no sólo el
alimento, sino también la posibilidad de ingresar al espacio físico “comedor” en las
escuelas” (cfme. fs. 24/25 del expediente digital).
Manifestaron que, tratándose de personas con necesidades especiales, las
medidas cuestionadas suponen serias dificultades para ellas y sus familias. En ese sentido,
destacaron que parte de los integrantes del colectivo afectado no logran moverse en forma
autónoma en la vía pública, ni tienen noción del valor del dinero como para poder salir
de las instituciones a comprar alimentos.
Señalaron que a las alumnas y alumnos afectados se les veda la posibilidad
de compartir espacios comunes con estudiantes menores de 22 años. Desde esa
perspectiva, entendieron que resultan segregados en las propias escuelas a las que asisten
desde temprana edad.
Indicaron que, en el contexto anteriormente descripto, recibieron un trato
caracterizado por la prepotencia y la falta total de empatía por parte de las autoridades del
área de educación especial porteña. En este sentido, afirmaron haber enviado una carta a
la Directora de Educación Especial del GCBA, Lic. Ilda Martina Domínguez, solicitando
respuestas y su urgente intervención. Sin embargo, según refirieron, la única contestación
que recibieron fue que las respuestas ya habían sido brindadas por las autoridades de cada
escuela en los encuentros realizados.
En cuanto al ciclo lectivo 2023, manifestaron que no habían sido convocados
ni informados respecto de las propuestas formativas para las y los estudiantes, situación
que obligaba a la comunidad de las Escuelas Especiales de Formación Laboral a transitar
una nueva etapa de incertidumbre y preocupación.
Manifestaron que las autoridades educativas aducen que las medidas
implementadas se sustentan en la aplicación del artículo 27 de la Resolución n° 155/11
del Consejo Federal de Educación que establece que “[p]ara dar cumplimiento al
Capítulo VIII de la Ley Nº 26.206, los Ministerios de Educación Provinciales y de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, junto al Ministerio Nacional a través de la
Coordinación Nacional de Educación Especial se comprometen de manera progresiva a
partir del año 2012, a: (…) definir al corto plazo las transformaciones de las escuelas de
educación especial de Formación Laboral en escuelas o centros de educación para
adolescentes y jóvenes con discapacidad (franja etárea entre 12/14 años hasta 20/22
años) incorporando en el mediano plazo a otros cargos docentes y técnico-docentes
acordes con los trayectos educativos que se implementen. Para implementar el modelo
organizacional planteado, la Coordinación Nacional de Educación Especial elaborará
los lineamientos generales junto con los responsables jurisdiccionales de la Modalidad,
entre el 2011 y el 2012, incluyendo criterios de certificación de los diversos trayectos
educativos…”.
Sostuvieron que la invocación de la norma citada, para justificar la decisión
que cuestionan, omitió considerar lo dispuesto en el artículo 47 de idéntica resolución que
dispone que “[p]ara dar cumplimiento al Capítulo VIII de la Ley Nº 26.206, los
Ministerios de Educación Provinciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, junto
al Ministerio Nacional a través de la Coordinación Nacional se comprometen de manera
progresiva, a partir del año 2012, a: • Impulsar propuestas de formación permanente, a
las cuales puedan acceder aquellos/as adultos, a partir de los 20/22 años con
discapacidad innata o adquirida que hayan finalizado o no su escolarización formal y
precisen un ámbito de perfeccionamiento para incorporar nuevas competencias que les
permitan desempeñarse en distintos ámbitos de la vida; • La Coordinación Nacional de
Educación Especial, junto a los responsables jurisdiccionales de la modalidad, elaborará
los lineamientos generales del modelo organizativo planteado, incluyendo criterios de
certificación de los diversos trayectos educativos”.
En tal sentido, sostuvieron asimismo que el cumplimiento de la Resolución
CFE 155/11 se producirá una vez que se encuentren constituidos esos espacios de
perfeccionamiento para incorporar nuevas competencias destinadas a los jóvenes con
discapacidad mayores a veintidós (22) años, sin expulsarlos abruptamente de la formación
laboral.
Resaltaron que las normas del Consejo Federal de Educación están diseñadas
para ser aplicadas en todas las jurisdicciones del país. Ahora bien, aclararon que si la
Ciudad de Buenos Aires diseñó un sistema de educación especial y de formación laboral
que garantiza una amplia cobertura de talleres, alimentación y transporte para personas
de hasta treinta (30) años, no podía ahora restringir la oferta educativa con fundamento
en la resolución citada del Consejo Federal de Educación. Expresaron que dicha norma
trata de robustecer la inclusión en el sistema educativo a nivel nacional, tanto en lo
referente a prácticas de formación laboral destinadas a los menores de veintidós (22) años,
como garantizando una política de formación laboral para los mayores a esa edad.
Indicaron que la decisión del Ministerio de Educación, dirigida a reducir la
oferta educativa y los servicios accesorios a personas con discapacidad mayores de
veintidós (22) años, fue concretada violando el derecho a la participación de la comunidad
educativa. En ese sentido, adujeron que el GCBA no informa cuál es el acto
administrativo o resolución en el que funda el recorte de talleres, ni cuáles son los motivos
que justifican la medida.
Señalaron que desde la Defensoría que los patrocina se libró un oficio al
Ministerio de Educación solicitando información sobre las reformas educativas que
cuestionan, el cual no fue respondido. En virtud de ello, interpusieron una acción de
amparo en los términos de la ley 104, caratulada “DEFENSORÍA CAYT Nº 5 CONTRA
GCBA SOBRE ACCESO A LA INFORMACIÓN (INCLUYE LEY 104 Y AMBIENTAL)”
EXP J-01-00122498- 7/2022-0, en trámite ante el Juzgado en lo Contencioso
Administrativo y Tributario nº 19, Secretaría nº 35. En particular, adujeron que, en fecha
19/IX/2022, se dictó sentencia, haciendo lugar a la demanda y ordenando al GCBA a
brindar la información requerida. Aclararon que la sentencia fue apelada por la
demandada y que, a la fecha de la interposición de la presente acción, no se había dado
cumplimiento a la condena.
Afirmaron que, una vez anoticiados de la decisión de limitar el acceso de las
y los estudiantes mayores de veintidós (22) años a los talleres y espacios de sus escuelas
de formación escolar, solicitaron información y reuniones a las autoridades escolares y
ministeriales. En dicho contexto, señalaron que con fecha 20/VII/2022 se realizó una
reunión a la cual concurrieron familiares de estudiantes de distintas Escuelas Especiales
de Formación Laboral y la Directora del área de Educación Especial, Ilda Domínguez.
Indicaron que en ese encuentro las familias plantearon la necesidad de igualar las
condiciones de cursada para mayores de veintidós (22) años en todas las instituciones, a
la vez que advirtieron que no todos los estudiantes recibían comida en la hora del
almuerzo. Según señalaron, la Directora del área de Educación Especial expresó que
existía un nuevo paradigma en la educación especial que se basa en la inclusión y que los
jóvenes son adultos y deben tener otros proyectos. Frente a ello, las familias manifestaron
que habían transcurrido once años desde el dictado de la resolución y que habían tenido
tiempo suficiente para armar otros proyectos, solicitando nuevamente que les indiquen
dónde se encontraban plasmados los actuales proyectos para los jóvenes adultos.
Asimismo, informaron que en dicha oportunidad requirieron la suspensión de los egresos
a los veintidós (22) años, hasta tanto no exista un proyecto efectivo de continuidad para
los jóvenes que superan esa edad.
No obstante, manifestaron que a la fecha de la interposición de la demanda
no recibieron ninguna oferta nueva para el curso de los talleres y que, por el contrario, en
varias instituciones se había retrasado el comienzo de la cursada.
Detallaron algunas particularidades y situaciones especiales que se dieron en
el transcurso del 2022 en la Escuela Especial y de Formación Laboral Nº 1 “Alfonsina
Storni”, Escuela Especial y de Formación Laboral Nº 4 “Dr. Rafael Luis Arcone”, la
Escuela Especial y de Formación Laboral Nº 18 "Cecilia Ma. Estrada De Cano”, la
Escuela Especial y de Formación Laboral Nº 21 “Rosario Vera Peñaloza”, Escuela
Especial y de Formación Laboral Nº 22 “Pedro B. Palacios, Almafuerte” y la Escuela
Especial y de Formación Laboral Nº 36 “Dr. Aurelio Martinez” (cfme. fs. 28/35 del
expediente digital). Asimismo, informaron que la Secretaría Letrada de Derecho de la
Educación de la Defensoría General solicitó información a esas instituciones respecto del
régimen de cursada para mayores de veintidós (22) años, la oferta de talleres, el acceso a
los diferentes espacios de las escuelas, el servicio de comedor y transporte del que
disponen. Aclararon que no se brindó respuesta alguna al requerimiento hasta el inicio de
los presentes actuados.
Manifestaron que, respecto a la acreditación de saberes, en la actualidad
algunos jóvenes reciben al finalizar un diploma impreso en la propia escuela que da
cuenta del egreso de la institución. Adujeron que el Ministerio de Educación no establece
ningún método de acreditación que certifique los conocimientos adquiridos, lo que
impacta negativamente en las posibilidades que los jóvenes tienen para conseguir empleo.
Señalaron que resulta necesario establecer los mecanismos para que los egresados puedan
contar con la certificación y/o acreditación fehaciente de los saberes adquiridos.
Seguidamente, fundaron en derecho la pretensión. Al respecto, afirmaron que
se encontraba vulnerado el derecho a la educación o derecho a aprender, reconocidos por
el artículo 14 de la Constitución Nacional y los artículos 23 y 24 de la Constitución de la
CABA, así como también por el bloque conformado por la Convención relativa a la Lucha
contra las Discriminaciones en la Esfera de la Enseñanza de 1960, el Pacto Internacional
de Derechos Económicos Sociales y Culturales (PIDESC), la Declaración Americana de
los Derechos y Deberes del Hombre, la Declaración Universal de Derechos Humanos y
el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Asimismo, resaltaron que se
encontraba vulnerado en particular el derecho a la educación de personas con
discapacidad, el cual se encuentra especialmente protegido en la Convención sobre los
Derechos de las Personas con Discapacidad y en la Convención Interamericana para la
Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra las Personas con
Discapacidad. Asimismo, sostuvieron la afectación del principio de igualdad y no
discriminación, el derecho a la participación ciudadana y la violación del principio de no
regresividad. Manifestaron en ese sentido que “fue la propia autoridad administrativa la
que diseñó un modelo de formación laboral en el marco del sistema educativo, que
garantizaba talleres con doble turno hasta los 30 años, garantizando también el
transporte y la alimentación a quien lo solicitara. La conducta impugnada, relacionada
con la restricción de la oferta educativa y las prestaciones adicionales, importa una
conducta regresiva que viola la normativa convencional reseñada”.
Por otra parte, solicitaron como medida cautelar que se restablezca la oferta
educativa de los talleres que se dictan en las escuelas especiales y de formación laboral
para personas con discapacidad mayores de veintidós (22) años, así como el servicio de
transporte y de alimentación a las familias que lo peticionen.
A su vez, atento a la gravedad y la naturaleza de los hechos denunciados,
requirieron que se convoque a una audiencia, con la participación del GCBA, algún
funcionario del Ministerio de Educación con capacidad de decisión y que se invite a asistir
al Observatorio de Discapacidad del Consejo de la Magistratura de la CABA.
Por último, ofrecieron prueba, hicieron reserva del caso federal y cuestión
constitucional y confirieron autorizaciones.
A fs. 63/190 del expediente digital, luce agregada la documental ofrecida.
II.- Por Actuación n° 681023/2023, se recibieron los presentes actuados y se
ordenó, con carácter previo, vista al Ministerio Público Tutelar a los fines que tome
debida intervención en autos.
III.- Por Actuación n° 743268/2023, el Asesor Tutelar interviniente tomó, en
primer término, la intervención principal provisoria a los fines de la “efectivización de los
derechos de las personas que requieran la implementación de un sistema de apoyos para
el ejercicio de la capacidad jurídica y de aquellas en las que hubiera recaído sentencia
en un proceso judicial relativo a la capacidad, de las personas mayores de 23 años con
necesidades educativas especiales que asistan o pretendan asistir a las escuelas
especiales y de formación laboral del GCBA (…)”.
En segundo lugar, tomó intervención principal por “las niñas, niños y
adolescentes de 14 a 17 que asistan o pretendan asistir a las escuelas especiales y de
formación laboral del GCBA (…)”.
Asimismo, tomó intervención principal y provisoria a los fines de la
“efectivización de los derechos de las personas que requieran la implementación de un
sistema de apoyos para el ejercicio de la capacidad jurídica y de aquellas en las que
hubiera recaído sentencia en un proceso judicial relativo a la capacidad, de 18 a 22 años
que asisten o pretendan asistir a las escuelas especiales y de formación laboral del GCBA
(…)”.
Finalmente, tomó intervención principal a los fines de la efectivización de
R.P., nacido el 14/VI/2005 y requirió que se intimara a su representante legal a que
manifestara su voluntad de que R.P. se presente en autos, asumiendo, en ese caso, la
representación legal correspondiente.
Por otra parte, señaló que no asumía representación específica respecto a
Tomas Ignacio Martínez, Santiago Tomas Acosta, Ailen Agostina Pérez Molina, Ruth
Natali Diaz, Florencia Lucia Posse, Camila Maciel Di Fabio, Teresa de Jesús Ríos
Aguirre, Iván Gabriel Benavides, Dayann Alaxandra Loayza Aguilar y Geraldine
Darchez, individualizados en la documental, en razón de que se trataba de personas
mayores de edad, sobre quienes debía presumirse su capacidad (art. 31, inc. a), CCyCN).
Indicó que, eventualmente, deberían manifestar expresamente su voluntad de participar
en este proceso.
En caso que ello se concretara, sostuvo que las presentes actuaciones deberían
ser remitidas a la Dirección de Medicina Forense. Ello, a fin que se expidiera, en relación
a quienes eventualmente se presenten, respecto a si comprenden el alcance de la
pretensión discutida y si se encuentran en condiciones de continuar autónomamente y/o
si resulta necesario algún sistema de apoyo. Sostuvo que el requerimiento anterior se
realizaba en la medida que no se acreditara la existencia de una resolución respecto a la
capacidad de ejercicio y/o la existencia de algún proceso de determinación de la capacidad
sobre las personas afectadas.
Requirió, a su vez, que en caso de presentarse personas con discapacidad en
este proceso, se dé intervención al Observatorio de Discapacidad del Poder Judicial de la
CABA para que dictamine respecto a los ajustes que deberían aplicarse al proceso para la
plena inclusión de los sujetos que se presenten.
Posteriormente, efectuó una serie de aclaraciones respecto a la intervención
asumida. En relación al colectivo integrado por personas mayores de veintitrés (23) años
con necesidades educativas especiales que asistan o pretendan asistir a las escuelas
especiales y de formación laboral del GCBA, aclaró que sobre sus integrantes impactan
directamente las políticas públicas cuestionadas.
Respecto a la intervención asumida por el colectivo integrado por niñas,
niños y adolescentes de catorce (14) a diecisiete (17) que asistan o pretendan asistir a
las escuelas especiales y de formación laboral del GCBA, aclaró que los derechos de los
alumnos de catorce (14) a veintidós (22) años que asisten a las escuelas especiales y de
formación laboral del GCBA podrían resultar afectados a luz del alcance asignado a la
pretensión articulada en los presentes actuados. En ese sentido, adujo que “… lo
pretendido por los actores, bajo ningún contexto pued[e] afectar al grupo de alumnos de
14 a 22 años”.
En lo referente al colectivo integrado por personas que requieran la
implementación de un sistema de apoyos para el ejercicio de la capacidad jurídica y de
aquellas en las que hubiera recaído sentencia en un proceso judicial relativo a la
capacidad, de dieciocho (18) a veintidós (22) años que asisten o pretendan asistir a las
escuelas especiales y de formación laboral del GCBA, precisó que extendía a este
colectivo el alcance de la aclaración efectuada en cuanto que no podrían ser afectados por
el alcance asignado a la pretensión en análisis.
Destacó que al momento de dictaminar aún no tenía conocimiento sobre la
oferta educativa vinculada a la pretensión articulada, las vacantes vigentes o existencia
de cursos exclusivos para mayores de veintidós (22) años. En particular, adujo que
también desconocía si tal como fue articulada la pretensión implica que en un mismo
espacio pedagógico asistan alumnos de catorce (14) y de treinta (30) años.
Afirmó que los padres y madres de alumnos de las escuelas especiales y de
formación laboral del GCBA carecen de la legitimación que invocan en calidad de
“miembros de la comunidad educativa”. A idéntico tiempo, adujo que padres y madres
carecen de la legitimación que invocan a título personal, dado que no son los titulares de
los derechos que se pretenden resguardar en el proceso. Indicó que, más allá del joven
R.P. (sobre quien aún no existía una representación legal), los restantes coactores no eran
estudiantes y/o aspirantes de las escuelas especiales y de formación laboral.
Afirmó que, más allá de los certificados de discapacidad acompañados, no se
encontraba acreditado que la totalidad de los estudiantes y/o aspirantes identificados en
el escrito de inicio carecieran de capacidad para presentarse en juicio por derecho propio.
Señaló que tampoco se encuentra acreditado que se haya conferido a los coactores su
representación judicial (medida de apoyo o curatela) a efectos que ejerzan acciones en
resguardo de sus derechos. Recordó que la capacidad de ejercicio se presume, de
conformidad con lo dispuesto por el artículo 31, inciso a), del CCyCN.
Citó jurisprudencia en apoyo de su postura y concluyó que “sólo quienes
tienen sus derechos subjetivos afectados por las medidas adoptadas por la demandada
son quienes cuentan con legitimación para obrar, circunstancia que podría entenderse
subsanada con la intervención asumida precedentemente. Asimismo, en caso de que sean
personas incapaces de ejercicio (art. 26 CCyCN), se podrán presentar en autos a través
de quienes ejerzan su representación legal (art. 26 CCyCN) o judicial (32, 38, 43 y ss.
CCyCN). Todo ello, con la debida participación de este Ministerio Público Tutelar, quien
actuará de forma complementaria si se encuentran presentes los representantes referidos
o de forma principal en caso de su ausencia (art. 103 CCyCN)” (cfme. fs. 205 del
expediente digital).
Cuestionó también la legitimación autónoma invocada por el Ministerio
Público de la Defensa. Sostuvo que si bien su legitimación podría fundarse en el
reconocimiento que anteriormente obtuviera en autos “DEFENSORÍA CAYT Nº 5
CONTRA GCBA SOBRE ACCESO A LA INFORMACIÓN (INCLUYE LEY 104 Y
AMBIENTAL)”, expte. n° 122498/2022-0, no podía extenderse su alcance de modo de
interpretar que el artículo 103 del CCyCN le confiere una legitimación adicional.
Requirió, a todo evento, se confiera vista al Ministerio Público Fiscal a los
fines que dictamine lo que por derecho estime corresponder (cfme. art. 11, CCAyT).
Luego, a fin de dictaminar sobre la medida cautelar pretendida, afirmando
que las presentes actuaciones involucran la prestación de un servicio público, solicitó se
corriera traslado del requerimiento protectorio a la demandada y se la intime a brindar la
información que detalló (cfme. fs. 208/209 del expediente digital).
Finalmente, a fin de preservar los derechos a la intimidad y privacidad solicitó
se brinde “acceso privado” al expediente de modo tal que sólo las partes puedan tener
acceso y no la población en general.
IV.- Por Actuación n° 763426/2023, se tuvo por asumida la intervención
principal y provisoria invocada por el Sr. Asesor Tutelar respecto de las “personas que
requieran la implementación de un sistema de apoyos para el ejercicio de la capacidad
jurídica y de aquellas en las que hubiera recaído sentencia en un proceso judicial relativo
a la capacidad, mayores de 23 años con necesidades educativas especiales que asistan o
pretendan asistir a las escuelas especiales y de formación laboral del GCBA”. Ello, en
los términos del artículo 125 de la CCABA y artículo 103 del Código Civil y Comercial
de la Nación.
Asimismo, se tuvo por asumida la intervención principal invocada respecto
de las niñas, niños y adolescentes de catorce (14) a diecisiete (17) años de edad que asistan
o pretendan asistir a las escuelas especiales y de formación laboral del GCBA, en los
términos del artículo 125 de la CCABA y artículo 103 del Código Civil y Comercial de
la Nación.
Por otro lado, se tuvo por asumida la intervención principal y provisoria
respecto de las “personas que requieran la implementación de un sistema de apoyos para
el ejercicio de la capacidad jurídica y de aquellas en las que hubiera recaído sentencia
en un proceso judicial relativo a la capacidad, de 18 a 22 años que asisten o pretendan
asistir a las escuelas especiales y de formación laboral del GCBA.” Ello, en los términos
del artículo 125 de la CCABA y artículo 103 del Código Civil y Comercial de la Nación.
Finalmente, se tuvo por asumida la intervención principal respecto de R. P.
(D.N.I. 46.752.778) en los términos del artículo 125 de la CCABA y artículo 103 del
Código Civil y Comercial de la Nación. Asimismo, atento a lo requerido en el dictamen,
toda vez que del escrito de inicio surgía que Alina Cecilia Parussini se había presentado
como madre de R.P. e iniciado la acción “por estar directamente afectad[a], en cuanto
miembro… de la comunidad educativa”, se intimó a la actora a que en el plazo de cinco
(5) días acompañara copia original o autenticada de la partida de nacimiento del menor y
manifestara si asumía su representación legal.
En dicho contexto, de los puntos VI, VI.1, VI.2 y VIII del dictamen del Sr.
Asesor Tutelar, se ordenó correr traslado a la actora.
Asimismo, con carácter previo a resolver la medida cautelar solicitada,
encontrándose comprometida una función esencial de la administración, se ordenó correr
traslado al GCBA por el plazo de dos (2) días con el fin de que se expidiera sobre la
inconveniencia de adoptar la medida cautelar requerida. Por otra parte, dado que para
resolver la medida protectoria resultaba necesario contar con mayor información, en uso
de las facultades conferidas por el artículo 31 del CCAyT (aplicable a autos en virtud de
lo previsto en el art. 26 de la ley 2145), se intimó al GCBA que informara en el plazo de
cinco (5) días 1.- Si se había modificado la modalidad de cursada de las personas mayores
de 22 años con discapacidad que asisten a las escuelas de educación especial/centros de
formación laboral. En caso afirmativo, explicara los motivos por los que se había tomado
tal decisión. 2.- Describiera la situación educativa actual de los adultos con discapacidad
mayores a los 22 años de edad en los centros de formación laboral de las escuelas de
educación especial. 3.- Las medidas adoptadas, proyectos, acciones llevadas adelante, a
fin de asegurar el acceso a la educación permanente para adultos mayores a los 22 años
de edad con discapacidad, dentro de las escuelas de educación especial/formación laboral
de la CABA. 4.- Si en el presente ciclo lectivo habían existido modificaciones
curriculares, carga horaria, cambio de modalidades, y toda acción innovativa con respecto
al año anterior, y en su caso en qué habían consistido ellas y si contaban con el
acompañamiento de la comunidad educativa. Al respecto, se requirió que indicara los
actos administrativos y la normativa en la que se sustentan. 5.- Si en la modalidad actual
de cursada de las escuelas de educación especial/centros de formación laboral, a las que
asisten personas con discapacidad mayores a 22 años, se brindaba almuerzo o algún tipo
de alimento, o si existía algún mecanismo de becas para acceder a los mismos. 6.- Qué
tipo de acciones había desplegado, a efectos de dar cumplimiento con la resolución del
Consejo Federal de Educación 155/11. Sobre el particular, se requirió que acompañara
los actos administrativos relacionados con la implementación en la jurisdicción de dicha
resolución. 7.- Si las familias de las personas mayores de 22 que asisten a los Centros de
Formación Laboral de Educación Especial habían sido informadas de modificaciones en
las jornadas educativas y cuáles habían sido las alternativas propuestas para continuar con
su formación permanente. 8.- Si existía algún servicio de transporte para las personas
mayores de 22 que asistían a los Centros de Formación Laboral de Educación Especial,
en cuyo caso, informara el mecanismo de acceso al mismo. 9.- Cantidad de vacantes
existentes en las Escuelas de Educación Especial disponibles y ocupadas, indicando la
carga horaria de estas últimas. 10.- Cantidad de mayores de 23 años que habían dejado de
concurrir a las mismas en virtud de la aplicación de la resolución del Consejo Federal de
Educación en el presente ciclo lectivo. 11.- Cantidad de vacantes en los talleres de
formación profesional y carga horaria de los mismos. 12.- Si en las escuelas de educación
especial concurrían en la misma aula alumnos de franja etaria 14 a 22 años con alumnos
de 23 en adelante.
A su vez, atento a lo solicitado por el Sr. Asesor Tutelar en el punto IX.3.b
del dictamen, se requirió a la Comisión para la Plena Participación e Inclusión de las
Personas con Discapacidad (COPIDIS) que informara: 1.- Si brindaban talleres de
capacitación para personas con discapacidad similares a los brindados por las escuelas de
educación especial o los centros de formación laboral del Ministerio de Educación y 2.-
Si brindaban prestaciones de transporte y/o alimentación a aquellas personas con
discapacidad mayores de 23 años para que concurran a los cursos o centros de formación
laboral.
V.- Por Actuación n° 802330/2023, los coactores contestaron el traslado
conferido, con el patrocinio letrado del Dr. Patricio Canepa, en su carácter de Defensor
Interino. Respecto del cuestionamiento a la legitimación que invocan en su calidad de
padres y madres de alumnos de las escuelas especiales y de formación laboral del GCBA,
sostuvieron que la propia Constitución Local les reconoce esa atribución. Destacaron que
la pretensión articulada, justamente, requiere la convocatoria a un proceso participativo
institucional, mediante la convocatoria a una mesa de trabajo, para discutir el
restablecimiento de talleres de formación laboral para personas con capacidades
diferentes mayores a veintidós (22) años. Afirmaron que ello resulta consecuencia directa
de lo dispuesto en el artículo 24, segundo párrafo, de la Constitución local.
Siempre en relación a los cuestionamientos a su legitimación por el Sr. Asesor
Tutelar, descartaron que pueda rechazarse su legitimación a título personal pretendiendo
que no son los titulares de los derechos que se pretenden resguardar en el proceso. En ese
sentido, señalaron que resulta necesario comprender el rol primordial que activamente
cumplen en la cotidianeidad de la vida de sus hijos e hijas, más allá de su mayoría de
edad, como miembros de la familia. En particular, destacaron que las escuelas especiales
y de formación laboral a las que asisten sus hijos e hijas son el único ámbito de
socialización que poseen por fuera del ámbito familiar. En virtud de ello, señalaron que
las restricciones denunciadas afectan no solo a sus hijos e hijas sino también a los
miembros de la familia primaria, en forma directa y autónoma. En este sentido, destacaron
nuevamente que las familias integran la comunidad educativa y ponderaron la
incorporación del derecho a la participación reconocida a esta última en el artículo 24 de
la Constitución local.
En cuanto a Tomas Ignacio Martínez, Santiago Tomas Acosta, Ailen
Agostina Pérez Molina, Ruth Natali Diaz, Florencia Lucia Posse, Camila Maciel Di
Fabio, Teresa de Jesús Ríos Aguirre, Iván Gabriel Benavides, Dayann Alaxandra Loayza
Aguilar y Geraldine Darchez (respecto de quienes el Asesor Tutelar interviniente
manifestó expresamente no asumir su representación específica), indicaron que los
mencionados aún no se habían presentado en forma autónoma en el proceso. Aclararon
que podrían hacerlo antes de que se trabara la litis o cuando se dictara el auto de apertura
de amparo colectivo y se adoptaran los recaudos para arbitrar las medidas de difusión que
garanticen una adecuada notificación de todas aquellas personas que pudiesen tener un
interés en el resultado del presente litigio, de manera de asegurarles tanto la alternativa
de optar por quedar afuera del pleito como la de comparecer como parte.
Sostuvieron que, en relación a la intervención de la Dirección de Medicina
Forense peticionada por el Sr. Asesor Tutelar, en caso que se presenten por derecho
propio alumnos o alumnas, quedaría a criterio del Juzgado ordenar lo que corresponda.
Sin perjuicio de ello, consideraron que dicha intervención resultaba prematura. En otro
orden de ideas, solicitaron que se librara -oportunamente- el oficio ofrecido al
Observatorio de Discapacidad a efectos que emitiera el dictamen pertinente.
En dicha oportunidad, la coactora Alina Cecilia Parussini asumió la
representación legal de su hijo R.P. de conformidad con lo establecido con el art. 101,
inciso b), del CCyCN.
Seguidamente, se refirieron a la legitimación autónoma invocada por el
Ministerio Público de la Defensa de la CABA. Al respecto, manifestaron “que el art. 14
de la Constitución local le reconoce legitimación a las personas jurídicas defensoras de
derechos o intereses colectivos, cuando la acción se ejerza contra alguna forma de
discriminación o en los casos en que se vean afectados derechos o intereses colectivos,
como la protección del ambiente, del trabajo y la seguridad social, del patrimonio
cultural e histórico de la Ciudad, de la competencia, del usuario o del consumidor”.
Señalaron que el artículo 125 “establece como funciones del Ministerio
Público: 1. Promover la actuación de la Justicia en defensa de la legalidad de los
intereses generales de la sociedad, conforme los principios de unidad de actuación y
dependencia jerárquica. 2. Velar por la normal prestación del servicio de justicia y
procurar ante los tribunales la satisfacción del interés social”. A su vez, indicaron que
la legitimación autónoma para promover procesos colectivos “se sustenta también en lo
establecido en los arts. 17, inc. 1 y 2, art. 42 inciso 2 y 45 de la ley 1.903 en la cual se
determina que es de su competencia intervenir en todos los asuntos en los que se hallaren
involucrados el interés de la sociedad y el orden público, y, a la vez, promover la
actuación de la justicia en defensa de la legalidad y de los intereses generales de la
sociedad; como también desempeñar en el fuero de su competencia las funciones que la
ley confiere a los defensores ante la primera instancia y en su calidad de defensor de los
intereses colectivos”. Citaron, asimismo, la Resolución DG n° 155/10 que promueve el
impulso de acciones colectivas.
VI.- Por Actuación n° 806356/2023, se presentó el GCBA y contestó el
traslado oportunamente ordenado.
En primer lugar, cuestionó la legitimación de los coactores para articular la
pretensión. Afirmó que los padres y madres de alumnos de las escuelas especiales y de
formación laboral del GCBA carecen de la legitimación que invocan en calidad de
miembros de la comunidad educativa. Sostuvo que la calidad de familiares directos de
los y las estudiantes que asisten a las escuelas especiales y de formación laboral no
confiere legitimación a los coactores para accionar en representación del colectivo. Adujo
en ese sentido que no está acreditado que los coactores posean la adecuada
representatividad de los derechos de incidencia colectiva de toda la comunidad educativa.
Afirmó que ello se debía “a que la ‘comunidad educativa’ es un concepto
amplio que no comprende a todos los padres y madres de los estudiantes de las escuelas
especiales y de formación laboral. Esto se debe a que 10 padres de distintas Escuelas
Especiales y de Formación Laboral han firmado la presente resolución en nombre de
una comunidad, sin representar a los estudiantes adultos”. Así las cosas, señaló que la
legitimación invocada no se ajusta a los parámetros establecidos por la Corte Suprema de
Justicia de la Nación en el fallo "Halabi, Ernesto c/ P.E.N. - ley 25.873 - dto. 1563/04 s/
amparo ley 16.986".
En sustento de su postura, se remitió a lo oportunamente dictaminado al
respecto por el Sr. Asesor Tutelar y sostuvo que padres y madres carecen de la
legitimación que invocan a título personal dado que no son los titulares de los derechos
que se pretenden resguardar en el proceso. Manifestó que de admitirse su legitimación,
suplirán el ejercicio de derechos de personas adultas, negando su autonomía. En tal
sentido, hizo referencia al informe emitido por la Dirección de Educación Especial que
acompañó como documental.
En cuanto a la legitimación autónoma del Defensor Oficial, sostuvo que la
intervención pretendida excede los límites que la ley admite para su actuación.
Respecto al fondo de la controversia, adujo que la pretensión articulada
invade la zona de reserva de la administración. Ello, al entender que afecta una
competencia propia de la administración, reconocida por una norma de carácter federal.
Afirmó que la delicada armonización de competencias y responsabilidades impone al
Poder Judicial la adopción de soluciones prudentes, fundadas en evidencias serias y/o en
lineamientos técnicos de las autoridades competentes.
Indicó que, por su parte, la Ley de Educación Nacional 26.206, prevé en su
artículo 4° que “[e]l Estado nacional, las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires tienen la responsabilidad principal e indelegable de proveer una educación
integral, permanente y de calidad para todos/as los/as habitantes de la Nación,
garantizando la igualdad, gratuidad y equidad en el ejercicio de este derecho, con la
participación de las organizaciones sociales y las familias”. Asimismo, aclaró que
corresponde al Ministerio de Educación el diseño, la promoción, implementación y
evaluación de las políticas y programas que conformen un sistema educativo único e
integrado a fin de contribuir al desarrollo individual y social (cfme. art. 20, inciso 1° ley
6292).
Manifestó que, en lo referente a la educación especial, debía considerarse
además de la ley 26.206 a la Resolución del Consejo Federal de Educación n° 155-
CFE/11. Adujo que esa resolución aprueba la política de la modalidad, en vistas a
profundizar la articulación con los diferentes niveles y otras modalidades para asegurar
una cultura inclusiva en todas las instituciones educativas. Detalló algunas de las acciones
que se han comprometido a llevar adelante las distintas jurisdicciones, de manera
progresiva, a los fines de dar cumplimiento a la resolución referida.
Entendió que “la decisión adoptada, además de que no vulnera derecho
alguno conforme lo expresa la Dirección de Educación Especial, es competencia de la
Administración y ajena a la intervención judicial de la que además no posee los
conocimientos técnicos para desarrollarlo” (cfme. fs. 245 del expediente digital).
Adujo que el Ministerio de Educación del GCBA se propone profundizar la
mirada inclusiva, en línea con la Convención sobre los Derechos de las Personas con
Discapacidad y, en tal sentido, resaltó que tanto la Constitución Nacional como la de la
Ciudad establecen el principio de división de poderes y la necesidad de que cada uno de
los poderes estatales se limite a actuar dentro de las competencias asignadas.
A continuación, sostuvo que la medida cautelar solicitada era improcedente,
solicitando su rechazo. Al respecto, destacó que los coactores, además de carecer de
legitimación, no acreditaron la afectación real de los derechos que pretenden proteger.
Enfatizó que las decisión cuestionada se había concretado para garantizar trayectorias
educativas significativas para los estudiantes, en cumplimiento de la Resolución del
Consejo Federal de Educación CFE 155/11. Adujo que no existía verosimilitud del
derecho, ni un peligro en la demora. Respecto de este último extremo, señaló que los
presentes actuados fueron iniciados el 23 de marzo del corriente año y las medidas que se
pretenden cuestionar se vienen implementando desde el año 2021, en el marco de las
competencias asignadas al Ministerio de Educación del GCBA.
Finalmente, hizo reserva del caso federal y cuestión constitucional, y confirió
autorizaciones.
VII.- Por Actuación n° 814941/2023, entre otras cuestiones, se tuvo por
presentada a la Sra. Alina Cecilia Parussini en representación de su hijo menor R.P.
Asimismo, se ordenó correr traslado del planteo efectuado en el punto IV de la
presentación de la demandada, así como también de la documental acompañada en la
Actuación n° 806356/2023, particularmente de la nota NO-2023-13598344-GCABA-
DGEGE. Por otra parte, se dispuso que contestado que fuera el traslado referido o vencido
el plazo para hacerlo, se diera vista de la presentación realizada por el GCBA a la Asesoría
Tutelar interviniente.
VIII.- Por Actuación n° 861132/2023, la demandada acompañó la nota NO-
2023-13727289- GCABA-COPIDIS producida por COPIDIS, de lo cual -en la Actuación
n° 867893/2023- se ordenó correr traslado a la actora.
IX.- Por Actuación n° 874041/2023, los coactores contestaron el traslado
dispuesto en fecha 05/IV/2023 (Actuación n° 814941/2023). Respecto a la excepción de
falta de legitimación activa, se remitieron a lo oportunamente manifestado en el escrito
de inicio y en la Actuación n° 802330/2023.
Respecto de la nota NO-2023-13598344-GCABA-DGEGE, manifestaron
que el GCBA hacía referencia a la educación especial en general, sin haber instituido
ningún espacio para la formación de las personas adultas con necesidades especiales.
Destacaron nuevamente que, hasta el mes de diciembre del año 2021, las y los estudiantes
asistían a las Escuelas Especiales de Formación Laboral hasta los treinta (30) años,
momento en el que se producía su egreso y recibían su diploma. Destacaron que contaban
con la posibilidad de cursar un amplio abanico de talleres, en la franja horaria de 8:30 a
16:30 hs (turno diurno) o de 16:30 a 20:30 hs (turno nocturno, en ciertas instituciones),
de lunes a viernes, con servicio de comedor y de transporte escolar incluidos. Señalaron
que en el mes de diciembre del año 2021, las conducciones de las Escuelas Especiales de
Formación Laboral informaron a las familias del alumnado que, a partir del ciclo lectivo
2022, las personas mayores de 22 años dejarían de pertenecer al sistema escolar, sin
ninguna posibilidad de continuidad, al menos en el ámbito de la CABA. Reiteraron que
“a partir de marzo de 2022 el corte fue abrupto y no progresivo, dado que los alumnos
mayores a 22 años no pudieron ingresar a la escuela. Aclararon que la excepción fue la
Escuela n° 18 en la que se logró que los y las alumnas continuaran hasta mediados del
2022 y después, en la segunda parte del año, se implementó la modalidad de talleres.
Como resultado de la aplicación repentina de dicha medida todos y todas las estudiantes
mayores de 22 años, quedaron en una situación de total incertidumbre ya que dejaron de
ser alumnos regulares de la escuela, sólo pueden asistir a los talleres, no pueden acceder
al comedor (salvo en la Escuela Nº 18 que se acordó que podían seguir asistiendo al
comedor) y les han sacado el transporte”.
Sostuvieron que el cumplimiento de la resolución del Consejo Federal 155/11
únicamente se concretará si se crean los espacios de perfeccionamiento para incorporar
nuevas competencias destinadas a los jóvenes que alcancen los veintidós (22) años, sin
expulsarlos de manera abrupta de las escuelas especiales de formación laboral. Adujeron
que si la Ciudad de Buenos Aires diseñó un sistema de educación especial y de formación
laboral que garantiza una amplia cobertura de talleres, alimentación y transporte para
personas de hasta 30 años, no podía restringir la oferta educativa de manera regresiva
limitándose a invocar una disposición del Consejo Federal de Educación.
Afirmaron que en la Ciudad de Buenos Aires no existe un proyecto para la
formación del adulto, solo talleres aislados sin continuidad pedagógica ni acreditación de
saberes. Agregaron que los alumnos mayores de veintidós (22) años no se encuentran
incluidos en los comedores, no les hacen entrega de comidas ni tampoco les dejan llevar
vianda. Destacaron que la demandada sostiene que los jóvenes mayores de veintidós (22)
años no pueden compartir ningún espacio con otros estudiantes, razón por la que no les
permite acceder al espacio de comedor. Aducen, sin embargo, que tampoco les han
facilitado otro espacio en el cual almorzar u otro horario para hacerlo.
Señalaron que afirmar, tal como propone la demandada, que todas las
personas con discapacidad tienen autonomía e independencia significa desconocer ese
colectivo. Especificaron que entre los adultos que asisten a las escuelas de formación
laboral se encuentran quienes poseen discapacidad mental, con certificados que indican
retraso madurativo, parálisis cerebral, diferentes síndromes, entre otros. Afirmaron que
las circunstancias narradas permiten dar cuenta de la necesaria colaboración de las
familias en las operaciones de traslado a las escuelas, la elección de los talleres y otras
decisiones vinculadas. Adujeron que la mayoría de estos alumnos no puede asistir a los
talleres ya que sus familias no pueden acompañarlos a las escuelas solo por una o dos
horas en el medio de una jornada laboral. Denunciaron que por esa razón muchos de los
talleres propuestos no poseen inscriptos, ya que los interesados e interesadas se
encuentran impedidos de asistir por la insignificante oferta horaria y la imposibilidad de
los padres de llevarlos.
Sostuvieron que la demandada omitió referirse a la situación de jóvenes que
se ven impedidos de acceder al transporte escolar público, ya que no contempla la
cobertura para modalidades reducidas. Enfatizaron que los espacios de formación
permanente deben estar dirigidos a desarrollar la autonomía de sus hijos e hijas y lograr
su inserción laboral, lo que no significaba desconocer las necesidades especiales de apoyo
continuo que muchos de los jóvenes presentan, teniendo en cuenta que no pueden
trasladarse solos en transporte público ni, en muchos casos, elegir talleres sin
colaboración de una persona que trabaje con ellos sus gustos y preferencias. Finalmente,
detallaron los talleres existentes en cada escuela.
Por otro lado, mediante Actuación n° 964365/2023, los coactores contestaron
el traslado dispuesto en el punto I de la Actuación n° 867893/2023. En dicha oportunidad,
manifestaron que, a través de la nota NO-2023-1428917-GCABA-DGEGE, el GCBA
intenta desligarse de la conducta que cuestionan. Señalaron que esa conducta resultó
particularmente reprochable por la falta de respuestas que sufrieron, la falta de
información respecto de cuál sería la oferta educativa y laboral para las personas que
asisten a las Escuelas Especiales de Formación Laboral que alcanzan los veintidós (22)
años de edad y a la ausencia de espacios para su continuidad educativa y de formación
laboral.
Afirmaron que, contrariamente a lo sostenido en la nota identificada, el corte
no había sido progresivo sino intempestivo. Denunciaron que resultaba falso que se
hubiera brindado a los jóvenes la posibilidad de autonomía y autovalimiento. Sostuvieron
que la demandada, de manera intencionada, individualiza las situaciones de sus hijos e
hijas en cuanto a las inscripciones a los talleres, cuando quedaba claro que la problemática
aqueja a todo el conjuntos de los y las jóvenes mayores de veintidós (22) años que
presentan algún tipo de discapacidad. A efectos de poder encontrar una solución a la
problemática planteada, solicitaron nuevamente que se fije audiencia con el GCBA y
algún funcionario del Ministerio de Educación con capacidad de decisión y se invite a
asistir al Observatorio de la Discapacidad del Consejo de la Magistratura de la Ciudad.
Mediante la actuación nº 974385/2023, se tuvo por contestado el traslado
dispuesto. Asimismo, se dispuso, previo a proveer lo peticionado, remitir las presentes al
Ministerio Público Tutelar, conforme había sido ordenado en la providencia nº
875806/2023, punto IV.
X.- Por actuación nº 1047044/2023, dictaminó el Sr. Asesor Tutelar. En
primer orden, tuvo por cumplido lo requerido en el punto V.1. del dictamen nº
743268/2023 e hizo saber que su representación respecto de R.P. pasó de ser principal a
complementaria, en virtud de la representación legal asumida por la Sra. Alina Cecilia
Parussini.
Remitió, en lo referente a la falta de legitimación activa de los coactores
opuesta por el GCBA, a lo dictaminado en el punto VIII del dictamen nº 743268/2023.
Asimismo, sostuvo que la demandada no cuestionó la legitimación asumida por el
Ministerio Público Tutelar.
Efectuó una serie de observaciones sobre la información brindada por el
GCBA.
En ese sentido, en primer lugar, destacó que en la nota NO-2023-14289217-
GCABA-DGEGE el Ministerio de Educación indicó los talleres y la carga horaria a la
que asisten los alumnos individualizados en el escrito de inicio, teniendo algunos de ellos
una carga horaria de siete (7) horas consecutivas de lunes a viernes. Adujo que, sin
embargo, los coactores indicaron que “la demandada de manera intencionada
individualiza las situaciones de nuestros hijos e hijas en cuanto a las inscripciones a los
talleres, cuando ha quedado claro que la problemática aqueja a todo el conjunto de las
y los jóvenes mayores de 22 años que prestan algún tipo de discapacidad” (actuación n°
964365/2023)”.
En segundo lugar, destacó una serie de discrepancias entre las partes en lo
que al servicio de alimentación y de transporte respecta.
Por último, enfatizó que en los términos indicados por el propio Ministerio de
Educación los talleres “son propios de las escuelas, o sea que son estas las que
determinan el contenido, la carga horaria y requisitos para su inscripción”, y que, por
su parte, los coactores indicaron que en algunas de las Escuelas de Educación Especial
existen más talleres que en otras. En virtud de ello, consideró que la falta de los estándares
mínimos en cantidad y modalidad de talleres determinaría que en algunos de los
establecimientos de educación especial exista una mayor oferta educativa que en otras.
Solicitó que se designara audiencia, de conformidad con lo requerido por los
coactores para que la demandada brinde las explicaciones a los puntos referidos. En
particular, pidió que el Ministerio de Educación precise los requisitos para acceder al
servicio de transporte escolar, la oferta de talleres completa de cada uno de los
establecimientos educativos de educación especial y el espacio y horario designado para
que reciban el desayuno/almuerzo los alumnos mayores de veintidós (22) años.
XI.- Por actuación nº 1051322/2023, se tuvo presente lo dictaminado por el
Sr. Asesor Tutelar y por asumida la intervención complementaria y subsidiaria respecto
de R.P. (D.N.I. 46.752.778). Previo a resolver el pedido de audiencia y dado que la
respuesta brindada por el GCBA no cumplía en forma acabada con el requerimiento
efectuado en el punto XII de la actuación nº 763426/2023, se lo intimó a que:
(i) informara si en el presente ciclo lectivo relativo a las Escuelas de
Educación Especial había habido modificaciones curriculares, carga horaria, cambio de
modalidades, y toda acción innovativa con respecto al año anterior, y en su caso en qué
habían consistido y si contaban con el acompañamiento de la comunidad educativa
indicando los actos administrativos y la normativa en la que se sustentan.
(ii) acompañara los actos administrativos relacionados con la implementación
en la jurisdicción de la Resolución del Consejo Federal de Educación 155/11.
(iii) informara si existía algún servicio de transporte para las personas
mayores de veintidós (22) años que asisten a los Centros de Formación Laboral de
Educación Especial. En caso afirmativo, informara también el mecanismo de acceso y
aclarara cuáles eran los requisitos establecidos por la Dirección General de Servicios a
las Escuelas a los fines de acceder al servicio de transporte a los que hace mención en el
informe remitido NO-2023-14289217-GCABA-DGEGE.
(iv) informara la cantidad de vacantes existentes en las Escuelas de Educación
Especial disponibles y ocupadas, indicara la carga horaria de estas últimas y a la cantidad
de vacantes en los talleres de formación profesional y carga horaria, ya que del sitio web
del GCBA al que hacía referencia en su contestación no surgía la información requerida
específicamente y que los relevamientos allí publicados no se encuentran actualizados.
(v) en cuanto a la cantidad de mayores de veintitrés (23) años que habían
dejado de concurrir a las Escuelas de Educación Especial en virtud de la aplicación de la
Resolución del Consejo Federal de Educación en el presente ciclo lectivo, y dado lo
requerido por el Asesor Tutelar interviniente, aclarara el alcance brindado al término
“obligatoriedad”, indicando bajo qué reglamentación entiende que la educación hasta los
veintidós (22) años resulta obligatoria.
Por actuación nº 1415473/2023, el GCBA intentó dar respuesta a la
información solicitada. En tal sentido, destacó que “... en el presente ciclo lectivo no
existieron modificaciones respecto de los Diseños Curriculares vigentes u ofertas
propuestas para las personas con discapacidad mayores de 22 años…”. Precisó que
“...todos los establecimientos educativos dependientes de este Ministerio sostienen el
principio de educación inclusiva y acompañan las trayectorias escolares de los/as
alumnos/as brindando herramientas, saberes específicos, configuraciones apoyo y
ajustes razonables para favorecer la inclusión plena en igualdad de condiciones,”
destacando en tal sentido que “... la Dirección de Educación Especial cuenta con los
siguientes recursos para realizar la inclusión de niños con discapacidad en las escuelas
de la Ciudad, los que pueden ser identificados dentro de las siguientes denominaciones:
Maestro de Apoyo Pedagógico, Maestro de Apoyo a la Integración, Maestro de Apoyo
Psicológico, Maestro Psicólogo Orientador, Asistentes Celadores para alumnos con
Discapacidad Motora, Intérpretes de Lengua de Señas Argentina”.
Señaló que las solicitudes de las configuraciones de apoyo y los
procedimientos para la inclusión de niños, niñas y jóvenes con necesidades educativas
especiales, en todos los niveles y modalidades de Educación Común, son regulados por
la Disposición n° 32-DGEGE/09 y su modificatoria 39-DGEGE/09. En ese sentido,
afirmó que a través de la Resolución n° 3034/MEGC/13 se aprobó el Reglamento para el
desempeño de Acompañantes Personales No Docentes (APND) de alumnos y alumnas
con discapacidad incluidos en escuelas de modalidad común de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, admitiéndose en todas las escuelas la presencia de profesionales que
cumplan con los requisitos establecidos en su anexo.
Precisó que por Resolución n° 4513/MEGC/2017 y su modificatoria
3816/MEDGC/2022 aprobó la implementación del Proyecto Pedagógico Individual para
la Inclusión (PPI) por medio del cual se busca propiciar las condiciones para la inclusión
escolar de las y los alumnos con discapacidad en el sistema educativo.
Sostuvo que la ley 26.206 establece a la educación especial como una
modalidad del Sistema Educativo destinada a asegurar el derecho a la educación a las
personas con discapacidades, en todos los niveles y modalidades. Afirmó que la
Resolución del Consejo Federal de Educación n° 155-CFE/11 aprueba la política de la
modalidad, en vistas a profundizar la articulación con los diferentes niveles y otras
modalidades, para asegurar una cultura inclusiva en todas las instituciones educativas.
Afirmó que la política educativa exige una reorganización de la educación especial que
permita el acompañamiento de las trayectorias escolares de alumnos y alumnas con
discapacidad en los niveles del Sistema Educativo y, a idéntico tiempo, promueva que las
escuelas especiales se constituyan progresivamente en un espacio destinado
específicamente a aquellos niños y niñas que requieran este espacio educativo específico.
Adujo que la edad en la que los y las estudiantes se encuentran incluídos en el Sistema
Educativo se rige por la ley 26.206, aclarando que dicha norma establece la obligatoriedad
escolar desde los cuatro (4) años hasta la finalización del nivel de educación secundaria.
En consecuencia, adujo que si bien no se hicieron modificaciones a la oferta para personas
con discapacidad mayores de veintidós (22) años, ella fue adecuada de conformidad con
la normativa referida.
Indicó que el servicio de transporte se encontraba garantizado para todo
adulto mayor de veintidós (22) años que así lo requiera, dando tratamiento administrativo
a la solicitud que se recibiera. Señaló que el transporte no sufrió modificación alguna en
el servicio ni en la oferta del servicio.
Informó, respecto a las vacantes, que se encontraban inscriptos trescientos
(300) jóvenes adultos con discapacidad en los distintos talleres que propone la modalidad
de Educación Especial. Aclaró que existía una cantidad de vacantes disponibles similar
para garantizar el acceso en las distintas instituciones, a la vez que afirmó que se
encontraban “más de 1500 jóvenes adultos” inscriptos en las distintas ofertas educativas.
XII.- Por actuación nº 1470774/2023, los coactores contestaron el traslado
del informe presentado por GCBA.
Luego de reiterar algunos conceptos vertidos en presentaciones anteriores,
afirmaron que los talleres ofrecidos no importan un proyecto superador a las escuelas de
formación integral a las que antes concurría el colectivo que se pretende proteger.
Señalaron que, entre otros defectos, carece de ofertas, de un centro de formación
profesional, de continuidad pedagógica y de pasantías. Denunciaron la falta de aplicación
de ajustes razonables por el GCBA, obligación impuesta por el artículo 2 de la
Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad.
Afirmaron, en ese sentido, que no se garantiza a las personas con discapacidad
el goce o ejercicio en iguales condiciones del derecho a la educación. Indicaron que no
se respeta el derecho a la educación, salida laboral e igualdad de oportunidades.
Sostuvieron que en la práctica se concentra en espacios físicos a los estudiantes mayores
de veintidós (22) años con discapacidad, con docentes sin preparación específica.
Reiteraron que tampoco se garantiza el acceso al transporte, circunstancia que se agrava
por la corta duración de los talleres que resulta un impedimento a las familias para suplir
ese déficit. Indicaron que los cambios introducidos por el GCBA constituyen un
menoscabo a los derechos de los estudiantes, quienes no gozan de autonomía y se ven
obligados a quedarse en sus casas. Destacaron que las opciones ofrecidas no solo son
insuficientes sino también expulsivas.
Concluyeron que previo a las modificaciones introducidas por el GCBA los
jóvenes contaban con la posibilidad de cursar distintos talleres, con servicio de comedor
y transporte. En ese sentido, calificaron a la reducción educativa e interrupción de los
servicios detallados como una conducta ilegal y arbitraria del GCBA que causa “un daño
irreparable en sus derechos fundamentales”. Así, reiteraron el pedido de audiencia antes
formulado.
XIII.- Por actuación nº 1517135/2023, luce agregado el dictamen del Asesor
Tutelar.
En primer término, manifestó que “toda vez que R.P. alcanzó la mayoría de
edad (v. partida de nacimiento adjunta a la actuación n° 802330/2023) cesó la
intervención asumida por este Ministerio Público Tutelar a su respecto”. Asimismo, hizo
saber que “no se asume intervención provisoria en los términos del Criterio General de
Actuación de la Asesoría General Tutelar n° 248/22 toda vez que de la documental
acompañada luce una constancia de existencia de Certificado Único de Discapacidad y
no el instrumento en sí, de forma tal que permita tomar conocimiento de los motivos por
los que se otorgó el mismo y, en su caso, presumir provisoriamente que requiere “… la
implementación de un sistema de apoyos para el ejercicio de la capacidad jurídica”.
Asimismo, tampoco se ha acreditado en autos que “…hubiera recaído sentencia en un
proceso judicial relativo a [su] capacidad””.
A continuación, dictaminó respecto de la información suministrada por el
GCBA. Al respecto, observó discrepancias entre el GCBA y los coactores respecto del
servicio de transporte escolar, alimentación, acreditación de saberes y personal
especializado en educación especial. Asimismo, adhirió al pedido de audiencia efectuado
por el grupo actor.
XIV.- Por actuación n° 1613173/2023, el coactor Jesús Alberto Loayza Soliz,
con el patrocinio letrado de la Defensora interina Giselle Furlong Pader, asumió la
representación como tutor de su hija Dayann Alexandra Loayza Aguilar. Adujo que
Dayann Alexandra, hasta el mes de diciembre del 2021, asistía a la Escuela de Educación
Especial y de Formación Laboral n° 36 “Dr. Aurelio Martínez”, lugar en el que realizaba
diversos talleres a la vez que contaba con servicio de comedor y de transporte escolar.
Para acreditar su representación como tutor, acompañó copia de las constancias
pertinentes del Expediente 75407/2019 “Loayza Aguilar Dayann Alexandra sobre
determinación de capacidad - proceso especial-” en trámite por ante el Juzgado de
Primera Instancia en lo Civil nº 92.
XV.- Mediante actuación n° 1523108/2023, con carácter previo a proveer la
audiencia requerida, se remitieron las presentes al Ministerio Público Fiscal.
Por actuación n° 1677899/2023, tomó intervención la Sra. Fiscal a cargo de
la Unidad Especializada en Litigios Complejos. Señaló que correspondía la ratificación
de la inscripción de la presente causa en el Registro de Procesos Colectivos y que se
estableciera el procedimiento para la adecuada notificación de todas aquellas personas
que pudieran tener un interés en el resultado del litigio. Dictaminó sobre la competencia
del Tribunal, de la admisibilidad de la vía del amparo y la legitimación. Finalmente,
adhirió al pedido de audiencia y solicitó, que oportunamente, se le diera intervención a
los fines de dictaminar acerca de la medida cautelar requerida.
XV.- Por Actuación n° 1690469/2023, se ordenó correr vista de estos
actuados al Observatorio de Discapacidad del Consejo de la Magistratura. Asimismo, se
convocó a las partes, a la Asesoría Tutelar, al Ministerio Público Fiscal y al Observatorio
a la audiencia a celebrarse el día miércoles 12 de julio del corriente año.
XVI.- Por Actuación n° 1703633/2023, se presentaron Santiago Tomás
Acosta, Ilda Gladys Acevedo, Andrea Georgina Motta Huamani y Melina Soledad
Segovia, con el patrocinio letrado de la Defensora interina Giselle Furlong Pader, todos
ellos en su calidad de alumnos y alumnas de las Escuelas Especiales de Formación
Laboral de esta ciudad, y adhirieron a la presente acción de amparo.
Por Actuación n° 1703633/2023, se presentaron Eufemia Sosa Torales, por
derecho propio y en representación de su hija Ivana Vanesa Samaniego Sosa; María
Eulogia Ruiz Jacquet, por derecho propio y en representación de su hijo Hernán Benítez;
Andrea Fabiana Trippicchio, por derecho propio y en representación de su hijo Lucas
Almeida, con el patrocinio letrado de la Defensora interina Giselle Furlong Pader.
Aclararon que asumen la representación de sus hijos en carácter de tutores/curadores y/o
figuras de apoyo, conforme lo dispuesto en diversos expedientes judiciales a los que
hicieron referencia.
En lo que respecta a la representación invocada por la señora Eufemia Sosa
Torales, para acreditar tal extremo, adjuntó las constancias pertinentes de la causa
Expediente nº 65663 “Samaniego Sosa Ivana Vanesa s/art. 152 ter Código Civil,” en
trámite por ante el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil nº 9.
Lo propio hicieron, a su vez, la señora María Eulogia Ruiz Jacquet al
acompañar las constancias del Expediente nº 26268/2016 “Benitez Hérnan
s/determinación de la capacidad,” en trámite por ante el Juzgado de Primera Instancia en
lo Civil nº 86 y la señora Andrea Fabiana Trippicchio, al adjuntar la documentación
relativa al Expediente 59882 “Almeida Lucas Sebastián s/determinación de la capacidad
jurídica,” en trámite por ante el Juzgado de Familia nº 3 del Departamento Judicial de
San Martín.
Asimismo, indicaron que sus hijos revestían la calidad de alumnos y alumnas
de las Escuelas Especiales de Formación Laboral de esta ciudad. También adhirieron a la
presente acción de amparo.
Por Actuación n° 1697782/2023, se ordenó correr traslado de las
presentaciones efectuadas al GCBA y a la Asesoría Tutelar interviniente, quien asumió
la representación de Ivana Vanesa Samaniego Sosa, Hernán Benítez y Lucas Almeida.
Ello, sin perjuicio de la representación ejercida respectivamente por las Sras. Eugenia
Sosa Torales, María Eulogia Ruiz Jacquet y Andrea Fabiana Tripicchio, designadas como
curadoras y figuras de apoyo en las causas referidas. A su vez, atento al tiempo
transcurrido, solicitó se informara en autos el resultado de las revisiones de las
resoluciones de determinación de la capacidad (art. 40 CCyCN).
XVII.- Por Actuación n° 1717430/2023, luce agregada el acta de la audiencia
celebrada en fecha 12/VII/2023.
Allí, se dejó constancia que a dicha convocatoria asistieron: a) por el frente
actor: la Sra. Villar Eliana Patricia, Jesús Alberto Loayza Soliz, Germán Isaac Benavides,
Santiago Tomás Acosta, Melina Soledad Segovia, Eufemia Sosa Torales y Andrea
Fabiana Trippicchio, todos ellos con el patrocinio letrado de la Dra. Giselle Furlong
Pader, Defensora interina a cargo de la Defensoría CAyT n° 5; b) por el GCBA se
presentaron la Dra. Romina Giselle Dellatorre y el Dr. Diego Farjat; c) por el Ministerio
Público Tutelar, los Dres. Damián Natalio Corti, Asesor Tutelar, y Eduardo Martín
Bernabide autorizado por el Asesor Tutelar interviniente mediante Actuación n°
1693201/2023, c) por el Ministerio Público Fiscal, el Dr. Ignacio Alfonsín, autorizado
por la Sra. Fiscal interviniente mediante Actuación n° 1703820/2023; d) por el
Observatorio de la Discapacidad del Consejo de la Magistratura de la CABA se
presentaron Lucía Burundarena y Natalia Daniela Mendoza; e) por la COPIDIS, el Sr.
Leonardo Gabriel Ruiz; y f) por el Ministerio de Educación del GCBA, se presentaron
los y las Sras. Maria Lucia Feceb Abal, Ilda Martina Domínguez, María de las Mercedes
Calusio, Juan Manuel Alonso Perin, Cecilia Beatriz Funturiero y Juan Pablo Becerra,
patrocinados por el Dr. Agustín Luzzi y la Dra. Sofia Angélica Fariña.
Del acta citada surge también “[l]uego de varios intercambios efectuados, los
que se encuentran grabados y se desprenden del link de la audiencia que se adjuntará en
autos, el Asesor Tutelar propone la realización de una mesa de trabajo por treinta días
corridos (incluyendo los días de la feria judicial de invierno), quedando disponible luego,
en caso de resultar infructuosa, el análisis de la pretensión cautelar. A ello, el GCBA
presta acompañamiento. Por su parte, el Ministerio de Educación, aclara que las
reuniones se pueden llevar a cabo de forma virtual, presencial o mixta y que
transcurridos los primeros quince días corridos del inicio de dicha mesa de trabajo, los
cuales coinciden con la feria judicial y el receso invernal escolar, el primer día hábil el
frente actor puede, de considerar que resultó inoficiosa, requerir que se resuelva la
medida cautelar oportunamente solicitada o lo que estime corresponder. Así, de esta
última propuesta efectuada por el Ministerio se confiere traslado en este acto a la parte
actora para que la Defensora Oficial pueda analizarlo con el frente actor”.
Por actuación n°1726848/2023, los coactores contestaron el traslado de la
propuesta realizada en la audiencia. Señalaron que en el escrito de inicio habían solicitado
la conformación de mesas de trabajo para el restablecimiento de los talleres que se brindan
en el marco de las respectivas escuelas, y que requirieron, a su vez, una instancia de
control judicial para garantizar su conformación, continuidad y respeto de los acuerdos
logrados. En tal sentido, indicaron que se encontraban dispuestos a trabajar
conjuntamente con el Ministerio Público Tutelar y las autoridades locales, para la
construcción de espacios que sean adecuados para los y las estudiantes mayores de
veintidós (22) años que desean adquirir formación laboral y que no encuentran accesible
los espacios de formación que el GCBA ofrece en la Ciudad de Buenos Aires para toda
la población a partir de los dieciocho (18) años de edad. Concluyeron, sin embargo, que
a efectos de garantizar los derechos afectados resultaba necesario el dictado de una
medida cautelar sin que ello signifique relegar la posibilidad de trabajar conjuntamente
en la solución de fondo.
Por Actuación n° 1735695/2023, el GCBA contestó el traslado ordenado en
la Actuación n° 1697782/202.
XVIII.- Por Actuación n° 1727471/2023, se ordenó correr vista a la Asesoría
Tutelar interviniente a fin de que dictaminara respecto de la medida cautelar solicitada.
Por otra parte, se ordenó correr traslado a los coactores y a la Asesoría Tutelar de lo
manifestado y la documental acompañada por la demandada por Actuación n°
1726848/2023.
Por Actuación n° 1816854/2023, luce agregado el dictamen del Sr. Asesor
Tutelar. Sostuvo que la presentación realizada por los coactores debía ser analizada como
un rechazo a la propuesta de conformar una mesa de trabajo. Señaló que requirió al
Ministerio de Educación que informara las medidas desplegadas durante el receso escolar
vinculadas a la pretensión articulada. Adujo que el GCBA le informó que al colectivo
actor “se [le] brindaron diferentes propuestas a las que pueden asistir tanto de la
Dirección de Educación Especial, como de la Subsecretaría de Agencia de Aprendizaje
a lo largo de la Vida y de la Dirección de Educación del Adulto y del Adolescente”.
Requirió que se corriera traslado de la documental acompañada para acreditar tales
extremos.
A continuación, dictaminó respecto de la cautelar solicitada. Adujo que la
pretensión no puede afectar los derechos de aquellos alumnos de catorce (14) a veintidós
(22) años que asisten a las escuelas especiales y de formación laboral del GCBA. Sostuvo
que esa aclaración “toma especial relevancia porque, de retrotraerse la situación a su
estado anterior, implicaría volver a unificar en talleres a los alumnos de 14 a 22 años
con los de 23 en adelante, lo que implicaría una vulneración de derechos, toda vez que
se reconoció que tienen “… diferentes necesidades y tienen diferente desarrollo”.
Analizó la pretensión protectoria distinguiendo servicio de transporte, de
alimentación y talleres “suficientes” en las escuelas especiales y de formación laboral
para las personas con discapacidad mayores de veintidós (22) años. Respecto de los
servicios de transporte escolar y alimentación, sostuvo que no se encontraban reunidos
los requisitos para el dictado de una tutela anticipada. En ese sentido, señaló que la
orfandad probatoria impedía verificar la verosimilitud del derecho o la existencia de una
arbitrariedad o ilegalidad manifiesta en el obrar del GCBA respecto a la provisión de
dichos servicios. Adujo que no existía en autos una petición concreta de los coactores
tendiente a que se les proveyera transporte escolar y/o alimentación que haya sido
rechazada por parte del Ministerio de Educación del GCBA.
Sostuvo, respecto de la pretensión protectoria dirigida a que se garanticen
talleres suficientes, que la cuestión debatida se relacionaba con la modificación a la oferta
de talleres adoptada por el GCBA, invocando la Resolución del Consejo Federal de
Educación n° 155/11. Sin perjuicio de ello, manifestó que la situación se había visto
modificada con el dictado de la Disposición n° 160/2023, que había recogido lo aprobado
por el Consejo Federal de Educación en la Resolución 155/11.
Describió el marco jurídico en que debe analizarse la pretensión. Expresó que
era una obligación del GCBA brindar todos los ajustes razonables y apoyos necesarios
para que las personas con discapacidad no quedaran excluidas del sistema general de
educación por motivos de discapacidad. Afirmó, que, en caso contrario, el obrar sería
discriminatorio y contrario a los estándares constitucionales y legales establecidos.
Analizó si la decisión adoptada por el GCBA cumplía con la garantía de
progresividad de los derechos humanos. Destacó que, a partir de la prueba producida y
las manifestaciones de las partes en el marco de la audiencia, existían tres cuestiones que
era necesario analizar: la cantidad de oferta brindada, la edad máxima de participación de
los talleres y la acreditación de saberes.
Señaló, respecto de la cantidad de oferta brindada, que el Ministerio de
Educación indicó que la oferta educativa para mayores de veintidós (22) años con
discapacidad se encontraba incluída en los talleres y cursos abiertos a toda la comunidad.
En ese sentido, adujo que en la audiencia celebrada había señalado que para poder analizar
si la oferta resultaba “suficiente” el GCBA debía indicar cuáles serían los ajustes o
apoyos que serían otorgados para que exista una verdadera accesibilidad e inclusión.
Luego de citar las respuestas brindadas por la demandada en la audiencia, sostuvo que en
términos cuantitativos se estaría frente a una ampliación educativa.
Afirmó, respecto a la edad máxima de participación de los talleres, que antes
de la reforma introducida la edad máxima para asistir a los talleres de las escuelas de
educación especial era la de treinta (30) años. Destacó que dicho límite etario no surgía
de ninguna norma expresa y que la nueva normativa no establece límite de edad alguno,
por lo que el Ministerio de Educación debería, en caso que los alumnos decidieran
continuar con sus capacitaciones, brindar “a lo Largo de la Vida” los ajustes necesarios
para que puedan acceder a todos los talleres.
Señaló, en relación a la acreditación de saberes, que conforme a lo relatado
por los actores en el sistema anterior no existía acreditación de saberes. Destacó que el
Ministerio de Educación indicó que las escuelas no se encontraban autorizadas -ni pueden
hacerlo por normativa federal- a otorgar certificación alguna, como sí lo están los
espacios de formación específica.
Estimó que, en dicho contexto, el nuevo mecanismo resultaba ser progresivo
a la luz de la normativa internacional aplicable por cuanto se pasaba de un sistema de
exclusión a un sistema de inclusión, se incorporaba la acreditación de saberes y se
ampliaba la oferta educativa. Afirmó que la regulación establecida supone un proceso de
progresividad en el que se modificaron “…reglamentos, costumbres y prácticas
existentes que constituyan discriminación contra las personas con discapacidad”.
Consideró que, dado que los coactores habían rechazado la propuesta de mesa
de trabajo, no podía evaluarse, en la práctica, cómo se materializan los ajustes razonables
en forma previa a emitir su opinión respecto de la protección precautoria. A continuación,
se opuso a la cautelar requerida. Afirmó que la medida propuesta resulta regresiva, ya que
supondría que los alumnos con discapacidad mayores de veintidós (22) años vuelvan a
cursos aislados, en los que no existe acreditación de saberes y sin que se encuentre
acreditado la inexistencia de ajustes razonables que les permitan acceder a un sistema de
educación inclusivo.
Sostuvo que “la propuesta realizada por el GCBA, dirigida a determinar caso
a caso en forma colaborativa con los coactores los ajustes razonables y apoyos
necesarios para la continuidad de los alumnos y su inclusión debió haberse realizado en
forma previa a la puesta en marcha del nuevo sistema”.
Sin embargo, consideró que “no empero ello, retrotraer a la situación
anterior sin corroborar la inexistencia de ajustes razonables implica negarlos, lo que,
expresamente está considerado en la Convención sobre los Derechos de las Personas
con Discapacidad, como un acto de discriminación (art. 2)”. Enfatizó que la Convención
citada define el término “discriminación por motivos de discapacidad", como “…la
denegación de ajustes razonables” (art. 2).
Bajo tales parámetros, sostuvo que la medida peticionada “... afecta la
garantía de no regresividad por cuanto se vuelve a un sistema de aislamiento, afectando
la obligación estatal de “…modificar o derogar leyes, reglamentos, costumbres y
prácticas existentes que constituyan discriminación contra las personas con
discapacidad” (art. 5, inc. 3). Asimismo, expresamente en materia de educación, se
impone que “…Se hagan ajustes razonables en función de las necesidades individuales;
d) Se preste el apoyo necesario a las personas con discapacidad, en el marco del sistema
general de educación, para facilitar su formación efectiva; e) Se faciliten medidas de
apoyo personalizadas y efectivas en entornos que fomenten al máximo el desarrollo
académico y social, de conformidad con el objetivo de la plena inclusión” (art. 24). En
este esquema, lo pretendido por los actores, a título de medida cautelar, es imponer al
Estado el incumplimiento de normativa fundamental y sujeto a responsabilidad
internacional en los términos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la
jurisprudencia previamente reseñada”.
Afirmó que no puede establecerse como solución una respuesta única a un
colectivo tan diferenciado en su integración. Aclaró, en ese sentido, que todos sus
integrantes comparten condiciones igualitarias respecto a la edad, condición de persona
con discapacidad y que su situación fue modificada por un único hecho generador. Sin
embargo, adujo que en los restantes aspectos, los integrantes del colectivo presentaban
diferencias, plasmadas en los partícipes de la audiencia, que, a su criterio, tornaban
inconstitucional pensar en una única respuesta.
Sin embargo, expresó que, tal como se desprendía de la audiencia, en la
situación actual se encuentran afectados los derechos de algunos de los integrantes del
colectivo cuya tutela se pretende, quienes no estarían asistiendo a actividad alguna. Al
respecto, sostuvo que resulta necesario encontrar un mecanismo que permita la
efectivización de dichas prácticas y el acceso a la justicia y a una tutela judicial efectiva
del colectivo identificado.
Detalló la información brindada por el GCBA respecto a las propuestas y
abordajes realizados con los coactores durante el receso escolar y concluyó que las
respuestas brindadas por el GCBA deben ser individuales. Sostuvo que si bien los hechos
motivadores son similares, los deseos y objetivos finales difieren significativamente en
cada caso, haciendo imposible una solución unificadora que respete los derechos
previamente reseñados, como así también los deseos de los sujetos cuya tutela se persigue.
Concluyó “que no se encontraba debidamente acreditada la vulneración del
derecho a la educación bajo el nuevo esquema, por cuanto no había solicitudes
destinadas a que se realicen los ajustes razonables y/o apoyos necesarios, que haya sido
rechazadas por el Ministerio de Educación y, asimismo, ante la negativa de la
conformación de la mesa de trabajo no había sido posible acreditar dicho extremo”. Sin
perjuicio de ello, señaló que “de la información brindada por el GCBA surgiría que, en
los casos en que se pudieron contactar con las familias para brindar propuestas, se
habrían encontrado vías de solución respetando los intereses y deseos del alumnado”
sic-.
Propuso que en los casos en que se presenten en estos actuados alumnos
mayores de veintidós (22) años con discapacidad que consideren que la oferta brindada
por el Ministerio de Educación resulta insuficiente o inadecuada, se ordene la formación
de incidentes en los que la demandada deberá brindar una propuesta, indicando cuáles
serán los “ajustes razonables” y/o “apoyos necesarios” para el caso concreto.
Por último, solicitó se corriera vista al Observatorio de la Discapacidad del
Consejo de la Magistratura para que dictaminara respecto a los ajustes que deberían
aplicarse al proceso para su plena inclusión y para el íntegro cumplimiento del Protocolo
de Acceso a la Justicia de Personas con Discapacidad Intelectual. Hizo reserva del caso
federal y planteó la cuestión constitucional.
XIX.- Por Actuación n° 18321113/2023, los coactores contestaron el traslado
conferido en fecha 14/VIII/2023, respecto de la documental acompañada por el GCBA
mediante Actuación n° 1735695/2023.
Destacaron que el GCBA limita sus respuestas a jóvenes que se presentaron
por derecho propio, a través de sus responsables legales, desconociendo el carácter
colectivo de la cuestión de fondo. Reiteraron que las Escuelas de Formación Integral
forman parte del sistema educativo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y que son
instituciones orientadas a personas con necesidades educativas especiales cuyo objetivo
es brindar un marco de contención, estímulo y formación para que puedan integrarse en
el mundo laboral. En dicho contexto, adujeron que circunscribir la discusión a un grupo
reducido de jóvenes y adultos que asisten o asistían a dichas instituciones deviene una
réplica sesgada y carente de respuesta estructural ante una situación que atañe a un
universo indefinido e ilimitado de individuos.
Sostuvieron que el contenido de la documentación aportada por el GCBA
resultaba vago, redundante, repetitivo, poco claro y por momentos desprovisto de hilo
conductor. De esta forma, explicaron que la demandada omite realizar un recuento y una
explicación de cuáles fueron aquellas acciones específicas que se tomaron para ajustar a
las escuelas mencionadas.
Destacaron que el GCBA afirma, respecto de Hernan Benítez y Andrea Motta
Huamani, que se encuentran asistiendo a la Escuela de Educación Especial y Formación
Laboral n° 18, de lunes a viernes, de 8:30 a 12 hs. Aclararon que, previo a la decisión
adoptada, los alumnos identificados asistían a la Escuela Especial y de Formación Laboral
n° 4 “Dr. Rafael Luis Arcone”, de lunes a viernes, de 8:30 a 16 hs. En consecuencia,
afirmaron que la medida adoptada resulta regresiva ya que se redujo su jornada educativa
a la mitad, debiendo retirarse al mediodía acompañados por un familiar.
Asimismo, resaltaron la situación de Lucas Almeida, respecto de quien el
GCBA afirma que asiste en la actualidad a los talleres de Actividad Funcional, Deporte,
Cerámica y Electricidad, de lunes a viernes, de 13 a 16 hs., en la Escuela de Educación
Especial y Formación Laboral N° 21. Señalaron que, al momento de inscribirse en los
talleres no había podido obtener su vacante por falta de cupos. Aclararon, además, que
solo asiste dos veces por semana.
Hicieron saber que en el receso invernal algunas familias habían sido
contactadas por el Ministerio de Educación con el objeto de informarles los recursos
educativos existentes para algunos estudiantes.
Señalaron que en los casos de Lucas y de Melina Segovia, “se les informó
respecto de la oferta educativa de los Centros de Educación no formal que dependen de
la Agencia de Aprendizaje a lo Largo de la Vida, manifestándoles que, en consecuencia,
podrán concurrir a los CENS. En este punto se recuerda que los CENS son Centros
Educativos de Nivel Secundario, que están destinados a personas que quieren retomar o
iniciar los estudios secundarios y que, tal como lo informa el GCBA en su página web,
los cursos son de lunes a viernes con una duración de 3 horas 45 minutos por día”.
Respecto de la situación particular de Dayann Loayza Aguilar, indicaron que
su familia había recibido una oferta educativa del Ministerio de Educación vía telefónica.
Señalaron que se propuso que comience las actividades el lunes 31 de julio del corriente
año, desde las 12:30 o 13 hs. hasta las 16:30 o 17 hs., en la Escuela de Jóvenes con
Discapacidad Mental y Formación Integral n° 22. Destacaron que, a idéntico tiempo, se
informó que se organizaría con la escuela el servicio de transporte y comedor y que podría
participar de la oferta de educación no formal en el Centro Almafuerte que funciona en
la misma escuela en el turno vespertino y del Centro Traful. Agregaron que, el día
señalado para el inicio de actividades, familiares de Dayann mantuvieron una reunión con
la Dirección de la institución, oportunidad en la que les informaron que solo tenían
vacantes para incorporar tres estudiantes y no podían asegurar que en el año 2024 se
sostuviera la oferta educativa.
Remarcaron que tanto a Dayann, Teresa e Hilda, las tres estudiantes
reincorporadas a las Escuelas Integrales, previo a la decisión adoptada por el GCBA de
limitar el acceso de las y los estudiantes mayores de veintidós (22) años a los talleres y
espacios de sus escuelas de formación escolar, concurrían a esos establecimientos en
modalidad jornada completa. Indicaron que Dayann e Hilda concurrían a la Escuela N°
36 “Dr. Aurelio Martínez,” mientras que Teresa lo hacía a la Escuela N° 22 “Pedro B.
Palacios Almafuerte”.
Respecto de Teresa Ríos, aclararon que las autoridades locales se
comunicaron con su madre, la Sra. Sixta Ríos, indicándole que la estudiante sería
reincorporada a la Escuela n° 22, de lunes a viernes, de 13 a 17 hs, y que podría ser
incluida en el comedor. Señalaron, sin embargo, que esa propuesta fue modificada y, en
la actualidad, solo puede asistir tres días, de 13 a 16 hs. Destacaron que esas
modificaciones en los días y horarios afectan gravemente a la alumna y a su familia.
En virtud de lo reseñado, concluyeron que la oferta educativa propuesta para
los estudiantes no se corresponde con aquella a la cual accedían los jóvenes con
anterioridad a la decisión del GCBA, configurando una medida regresiva de sus derechos.
En consecuencia, sostuvieron que el Ministerio de Educación de la CABA no
aplica los “ajustes razonables” exigibles de conformidad con el artículo 2 de la
Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad. Destacaron la existencia
de un nuevo “paradigma de inclusión” en el que el Ministerio de Educación ejecuta un
ajuste y un vaciamiento de las Escuelas de Educación Especial. Enfatizaron que la
situación descripta no respeta los derechos de educación, salida laboral e igualdad de
oportunidades. Cuestionaron, en particular, el empleo de la retórica de la inclusión para
fines que contradicen el propósito por el cual fue reconocida convencionalmente. En
particular, denunciaron que bajo pretensiones supuestamente inclusivas se amontona a
los estudiantes mayores de veintidós (22) años en Centros de Educación No Formal
existentes hace años, con talleres a los que pueden asistir cualquier persona de la
comunidad, con docentes que carecen de preparación para educar personas con
discapacidad.
Afirmaron que “[n]o pudo el GCBA dar cuenta, en la información
proporcionada mediante la Nota NO-2023-26838857-GCBA-DGEGE, qué acciones
concretamente realizó para tender a la adaptación de los cursos y talleres que enumera
al universo de las personas con discapacidad (en la franja etaria entre 22 y 30 años),
qué capacitación recibió el personal docente y no docente que dicta los cursos, tampoco
qué recursos materiales e insumos fueron adaptados y/o distribuyó para la enseñanza
práctica de los diferentes talleres y cursos. Del mismo modo omite informar sobre la
posibilidad de sistemas de apoyo para los jóvenes y adultos que lo requieran, ni señala
si se han realizado las adecuaciones arquitectónicas de los centros, barriendo las
limitaciones de accesibilidad física”.
Finalmente, reiteraron que la medida fue adoptada sin haber efectuado un
análisis previo de las necesidades de los estudiantes que permitiera realizar las
modificaciones que garantizaran una educación inclusiva.
XX.- Por Actuación n° 1844748/2023, toda vez que en su dictamen el Sr.
Asesor Tutelar requirió se rechazara la pretensión cautelar solicitada por uno de los
colectivos por los que interviene en estos actuados -alumnos de las Escuelas Especiales
y de Formación Laboral mayores a veintidós (22) años-, a la vez que solicitó que no se
vieran afectados los derechos de otro de los colectivos por los que interviene -alumnos de
catorce (14) a veintidós (22) años que asisten a dichos establecimientos-, se le requirió
que aclarara los términos de la intervención que asumiera a efectos de verificar la
inexistencia de intereses contrapuestos.
Asimismo, atento a lo requerido en el dictamen mencionado, se ordenó la
remisión de los actuados al Observatorio de la Discapacidad del Consejo de la
Magistratura. Por otra parte, se tuvo por contestado el traslado conferido a la actora en el
punto IV de la Actuación n° 1727471/2023.
Por Actuación n° 1889904/2023, el Asesor Tutelar señaló que no existían
intereses contrapuestos en lo que refería a su intervención. Expresó que “en autos no
están cuestionados los derechos del colectivo de 14 a 22 años, quienes no tienen intereses
contrapuestos con el colectivo de 23 en adelante. En consecuencia, este Ministerio
Público Tutelar no consentirá decisión que implique un beneficio para una parte del
colectivo actor en desmedro de otra. La resolución que recaiga en el sub lite debe
garantizar los derechos, tanto del alumnado de 14 a 22 años, como el de 23 en adelante,
por cuanto sus interés no son contrapuestos” (cfme. fs. 730 del expediente digital).
Aclaró, a su vez, que su oposición a la medida cautelar no se funda en forma exclusiva en
la afectación de derechos de jóvenes de catorce (14) a veintidós (22) años, sino que
también la considera regresiva para los alumnos de veintitrés (23) años en adelante. A
continuación, hizo referencia a la autonomía del Ministerio Público Tutelar y efectuó
reserva del caso constitucional.
XXI.- Por Actuación n° 1895174/2023, el GCBA contestó el traslado
dispuesto y solicitó se desestimen las manifestaciones realizadas por los coactores. Adujo
que no se condicen con la realidad y resultan inexactas, ambiguas y genéricas. Afirmó
acompañar documental a fines de acreditar que contaba con una vasta oferta para cada
uno de los estudiantes.
Por Actuación n° 1910337/2023, se ordenó correr traslado a las partes del
pedido de aclaraciones efectuado por el Tribunal y lo dictaminado por el Asesor Tutelar
en la Actuación nº 1889904/2023. A su vez, se ordenó el traslado a la actora y al Asesor
Tutelar de la documental acompañada por el GCBA.
Corridos los traslados, el Asesor Tutelar requirió se le confiera nueva vista
una vez que los coactores se expidieran sobre el particular. Recordó, por otra parte, que
en la audiencia celebrada se había propuesto crear una mesa de trabajo para abordar el
objeto del proceso, la cual había sido rechazada por los coautores. Afirmó que “a más de
un mes y diez días de dicho encuentro, aún no se ha podido establecer un procedimiento
en que los alumnos que requieran la asistencia del Ministerio de Educación para obtener
ajustes razonables puedan contar con la colabora[ción] y fiscalización del Observatorio
de Discapacidad del Consejo de la Magistratura”.
Por Actuación n° 1995529/2023, los co-actores contestaron el traslado
ordenado. Enfatizaron que el GCBA continuaba desconociendo el carácter colectivo de
la cuestión de fondo.
Respecto a lo planteado por el Asesor Tutelar, destacaron que la mesa de
trabajo solicitada en el escrito de demanda se correspondía con un proceso participativo
institucional en el que se trabajase seriamente sobre las posibilidades de restablecimiento
de los talleres que, previo a la decisión del GCBA, se brindaban en el marco de las
escuelas especiales y de formación laboral a las personas mayores de veintidós (22) años,
así como los servicios de transporte y alimentación. Aclararon que esa mesa no había sido
solicitada para recibir nuevamente la oferta abierta al público y discutir sobre situaciones
particulares de los jóvenes. Denunciaron que ello dilata el dictado de la medida cautelar.
Sostuvieron, en relación al grupo de estudiantes de catorce (14) a veintidós
(22) años de edad, que las personas adquieren diferentes grados de desarrollo durante el
transcurso de sus vidas. En ese sentido, consideraron que resultaba atendible que la norma
del Consejo Federal de Educación fije una edad a partir de la que impone el compromiso
de las autoridades gubernamentales de generar los espacios de formación permanente. No
obstante lo afirmado, consideraron que “ello no significa afectar a las personas que
asistían a las escuelas integrales y que aún no alcanzaban la edad indicada por la
Resolución”.
Destacaron que el artículo 27 de la Resolución CFE 155/11 dispone la
transformación de las Escuelas de Educación Especial de Formación Laboral en Centros
para Jóvenes de doce (12) a catorce (14) años hasta veinte (20) a veintidós (22) años, que
deben incorporar otros docentes y técnicos docentes, además de incluir criterios de
certificación de los diversos trayectos educativos. Concluyeron que no se encuentran
cumplidos ninguno de los parámetros establecidos, ya que no se han incorporado nuevos
docentes ni se han adoptado los criterios de certificación de los diversos trayectos
educativos.
Afirmaron que “[s]in perjuicio de advertir una contradicción entre la
argumentación del Ministerio de Educación y la norma federal, considera[ron]
importante destacar que- a la luz del contenido de su dictamen- el Sr. Asesor Tutelar
considera que el cumplimiento del artículo 27 de la Resolución 155/11 significará excluir
a las personas que tienen más de 22 años y no así la adopción de medidas que modifiquen
cualitativamente la institución (docentes y posibilidad de emitir certificación)”.
Por otro lado, destacaron también que, hasta principios del año 2022, todo el
alumnado se encontraba realizando actividades en las escuelas sin que ninguna
institución, asociación, familia, estudiante, ni ninguna rama de los ministerios públicos,
indicara que se encontraban afectados los derechos de los y las jóvenes de catorce (14) a
veintiún (21) años con fundamento en la Resolución CFE 155 del año 2011. Señalaron
que entre los co-actores se encuentran familias de alumnos que aún no han alcanzado la
edad de veintidós (22) años y que solicitan el dictado de la medida cautelar (vgr., familia
de R.P.).
En lo relativo a los servicios de alimentación y transporte y a las supuestas
contradicciones vinculadas a ellos que fueron señaladas por el Asesor Tutelar, sostuvieron
una vez más que las personas mayores de veintidós (22) años que vieron restringidas las
jornadas y la carga horaria en las escuelas integrales no pudieron acceder al transporte ni
al comedor y/o entrega de viandas.
En lo que respecta al transporte, adujeron que la respuesta negativa a las
familias solicitantes había tenido como fundamento el reducido y especial horario en el
cual los y las estudiantes mayores de veintidós (22) años pueden concurrir a las escuelas
integrales.
En lo referente a la oferta educativa e inclusión, indicaron que el Sr. Asesor
Tutelar entiende que proponer a los jóvenes con discapacidad mayores a veintidós (22)
años que asistan a los talleres abiertos a la comunidad amplía la oferta educativa
disponible. Destacaron, en sentido contrario, que la oferta educativa abierta a toda la
comunidad no resulta una novedad que el GCBA incorpora para ofrecerles a quienes ya
no serán recibidos en las Escuelas Integrales. En este sentido, destacaron que esa oferta
siempre estuvo “abierta a la comunidad”. Afirmaron que esa apertura no implica que la
oferta resulte inclusiva, ya que, para ello, debe contar con los ajustes necesarios con el fin
de atender a la diversidad del alumnado que se pretende incorporar.
Hicieron hincapié, a modo de ejemplo, en el caso de Ignacio, hijo de la Sra.
Eliana Villar, quien en la actualidad asiste al Centro de Formación n° 24 y debe ser
acompañado por su madre “teniendo en cuenta la necesidad del estudiante de que los
contenidos se encuentren adaptados a sus posibilidades”. Destacaron que esta situación,
lejos de propender la independencia del joven, implicaba un desgaste para su familia
considerando que la Sra. Villar debe permanecer en la institución durante el tiempo de
duración del taller, con el objeto de acompañarlo en un espacio que no brinda ningún
recurso para facilitar su acceso ni apoyos ni ajustes razonables.
Reiteraron que la medida cautelar solicitada responde a que las escuelas de
formación integral, hasta el momento, son las instituciones que garantizan el derecho a la
educación permanente y a la formación laboral para las personas mayores de veintidós
(22) años. Señalaron que las circunstancias descriptas se mantendrán hasta tanto se
brinden los apoyos y se realicen los ajustes razonables en los espacios ya existentes
abiertos a toda la comunidad.
Enumeraron las modificaciones, mejoras y políticas públicas que la
Resolución del Consejo Federal de Educación encomienda tanto al Estado Nacional como
a los Estados locales, entre los que se encuentra la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Preguntaron cuáles de ellas había adoptado el GCBA y, en su caso, si fueron adoptadas
con carácter progresivo.
Afirmaron no desconocer el cambio de paradigma de inclusión. Sin embargo,
sostuvieron que para que no resulte mero dogmatismo los gobiernos deben realizar los
ajustes necesarios, desarrollar las estrategias pedagógicas, eliminar los muros que
dificultan la accesibilidad y asignar los recursos necesarios a los efectos de readecuar los
establecimientos educativos, entre otras acciones.
Ofrecieron, atento a la oposición a la medida cautelar formulada por el Asesor
Tutelar, trabajar sobre los ajustes y apoyos que requieren los espacios de educación y
formación laboral ya existentes. Ahora bien, consideraron que hasta tanto se efectúen las
tareas que permitan considerar cumplidos ajustes y apoyos, las personas con discapacidad
mental mayores de veintidós (22) años sean recibidas en las escuelas integrales a las que
asistían hasta el año 2022, mientras transitan progresivamente a otros espacios abiertos a
la comunidad. Asimismo, manifestaron que el esfuerzo para concretar esos ajustes y
apoyos debe realizarlo la autoridad gubernamental y no las familias, como sucede en la
actualidad.
Respecto a la intervención asumida por el Sr. Asesor Tutelar, señalaron “que
en su último dictamen este modificó su parecer en cuanto a la afectación del grupo de
estudiantes de 14 a 22 años teniendo en cuenta que en reiteradas oportunidades ha
reafirmado que el dictado de la medida cautelar solicitada por el colectivo actor afecta
los derechos de los estudiantes de 14 a 22 años”. Para sostener ello, recordaron, en primer
lugar, las diversas intervenciones asumidas por el Asesor Tutelar (a saber: respecto de
personas mayores de 23 años con necesidades educativas especiales que asistan o
pretendan asistir a las escuelas especiales y de formación laboral del GCBA; niños, niñas
y adolescentes de 14 a 17 años que asistan o pretendan asistir a las escuelas especiales y
de formación laboral del GCBA y personas que requieran la implementación de un
sistema de apoyos para el ejercicio de la capacidad jurídica y de aquellas en las que
hubiere recaído sentencia en un proceso judicial relativo a la capacidad de 18 a 22 años
que asistan o pretendan asistir a las escuelas especiales y de formación laboral del
GCBA). En ese contexto, en segundo lugar, agregaron que “los jóvenes que se habían
presentado por derecho propio y quienes lo hicieron a través de sus responsables legales,
pertenecen a los grupos respecto de los cuales el Asesor interviniente invocó su
intervención”.
Así, dijeron que en el dictamen de fecha 2 de agosto del corriente el Asesor
Tutelar “manifesta -sin muchos argumentos fácticos y jurídicos- que el dictado de la
medida cautelar en los términos que fueron requeridos en el escrito de inicio lesionaría
los derechos del grupo de jóvenes con discapacidad mental de entre 14 a 22 años que
concurren a las escuelas especiales y de formación laboral del GCBA. No obstante ello,
posteriormente, en su presentación de fecha 10 de agosto -pese a los esfuerzos narrativos
que realiza- no logra explicar si sostiene la posición de considerar que, lo requerido por
el grupo actor, afecta al grupo de jóvenes de 14 a 22 años”.
Sostuvieron que “de la lectura del dictamen no quedan zanjados los términos
de la intervención que asume respecto a los colectivos identificados ya que refería
proteger los derechos de unos por sobre los otros, dejando entrever la existencia de
intereses que se contraponen” y que del análisis del dictamen del Asesor Tutelar “no se
advertía cuál sería el menoscabo para el grupo de 14 a 22 años por el cual el Ministerio
Público Tutelar no consentirá decisión que implique un beneficio para una parte del
colectivo actor en desmedro de otra”.
En relación al traslado de la documental acompañada por el GCBA (cfme.
Actuación 1895174/2023), manifestaron que la remisión de correos electrónicos
ofreciendo los talleres que se dictan en los CENS no representa de manera concreta la
reintegración del colectivo actor a espacios permanentes para la formación laboral, toda
vez que dichos espacios resultan insuficientes e ineficaces. En particular, afirmaron que
varias de esas propuestas no están preparadas pedagógica ni estructuralmente, no cuentan
con los sistemas de apoyo acordes y no tienen en consideración las destrezas adaptativas
y sociales.
Concluyeron que la demandada ofrece espacios a los cuales denomina
“inclusivos” pero que al no eliminar las barreras de accesibilidad tornaban irrisorio el
paradigma de inclusión. Denunciaron que ello torna regresivo el comportamiento del
GCBA, en tanto excluye a personas de un espacio educativo a la vez que ofrece otros que
no cumplen con las condiciones adecuadas.
Asimismo, acompañaron copia del dictamen 573-23 emitido por la Dirección
de Asistencia a la Víctima del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia
y el Racismo (INADI) en virtud de la denuncia efectuada por la Sra. Villar ante dicho
Instituto contra el Jefe de Gobierno y a la Ministra de Educación porteños. Afirmaron que
el dictamen se ocupa de la decisión del GCBA de bajar de treinta (30) a veintidós (22)
años la formación en escuelas especiales del escalafón C, que incluyen la formación para
niños, niñas, jóvenes y adultos y adultas con discapacidad intelectual, y que ofrecen
formación laboral e integral.
Señalaron que la Asesora de la Dirección de Asistencia a la Víctima del
INADI, Lic. Mariana Salgado, luego de analizar la normativa aplicable y utilizando el
criterio de regresividad normativa, entendió que “es claro el retroceso que implicó la
decisión tomada por el Gobierno de la Ciudad. La normativa recortó 8 años de formación
profesional en 13 instituciones públicas a jóvenes con discapacidad. El derecho a la
educación de las personas afectadas por esta medida estaba amparado y dejó de estarlo
por una normativa regresiva que contradice la Resolución del Consejo Federal de
Educación citada párrafos arriba”. A partir de tales premisas, concluyó que: “Esta
regresividad es en sí misma un acto discriminatorio, porque conlleva una afectación al
pleno ejercicio del derecho a la educación de jóvenes con discapacidad, personas con
particulares dificultades en la inserción laboral. Por este motivo la extensión hasta los
30 años de su formación es un ajuste necesario para adecuar la educación profesional a
las necesidades específicas de los/as jóvenes con discapacidad, no con relación a sus
discapacidades, si no con las exigencias que tiene el mercado laboral y su poca
predisposición a contratar a personas que no encajen con su permanente búsqueda de
rentabilidad y lucro económico”. De esta forma, estableció que “los hechos denunciados
configuran una conducta discriminatoria, encuadrada en los términos de la Ley No
23.592, normas concordantes y complementarias precedentemente citadas”.
XXII.- Por Actuación n° 2082274/2023, el GCBA contestó los traslados
ordenados mediante Actuación n° 1910337/2023, compartiendo los términos del
dictamen del Asesor Tutelar.
En consecuencia, por Actuación n° 2051215/2023, se ordenó correr traslado
de la presentación de los coactores al Asesor Tutelar y a la demandada, a la vez que se
ordenó correr traslado a los coactores y al Asesor Tutelar interviniente de la documental
acompañada por el GCBA.
Por Actuación n° 2080778/2023, los coactores contestaron el traslado
dispuesto. Destacaron que el GCBA no aportó nueva información ni realizó nuevas
afirmaciones que no hubiera efectuado en las presentaciones anteriores. Por lo tanto,
solicitaron se resolviera la medida cautelar.
Por su parte, el GCBA, acompañó las comunicaciones oficiales NO-2023-
33017147-GCABA-DGEGE y NO-2023-33036412- GCABA-SSCPEE suscriptas por la
Dirección de Educación Especial y la Subsecretaría de Coordinación Pedagógica y
Equidad Educativa, a los fines de contestar el traslado antes mencionado.
A raíz de las contestaciones realizadas por las partes, por Actuación n°
2086175/2023, se ordenó la remisión al Ministerio Público Tutelar.
Por Actuación n° 2100821/2023, el Asesor Tutelar volvió a referirse, en
primer lugar, al servicio de alimentación y transporte. Al respecto, adujo que los coactores
acreditan haber solicitado su provisión. Expresó que lo expuesto no implica una
preferencia por el relato del GCBA sino que resulta una aplicación del principio que
impone la carga del hecho a quien lo invoca, de conformidad con el artículo 303 del
CCAyT.
En cuanto a la oferta educativa, inclusión y los ajustes razonables, observó
que la actora no indicó cuáles eran los recursos necesarios que entendía que no se estaban
brindando. Remitió a lo dictaminado respecto al mecanismo que considera adecuado para
el abordaje de casos.
Asimismo, destacó que no habían ocurrido casos en los cuales se hubiera
solicitado que se realizaran ajustes razonables y/o medidas de apoyo y que éstos fueran
rechazados. Afirmó que “hasta ahora la discusión se centra en la intención de la parte
actora de retrotraer la situación a su estado anterior, sin acreditar el perjuicio que existe
en la utilización del nuevo sistema de inclusión. Reitero, extremo al cual se podría haber
arrimado de realizarse la mesa de trabajo requerida por este Ministerio Público Tutelar”
(cfme. fs. 946 del expediente digital) y citó jurisprudencia en sustento de su postura. Por
último, requirió se cumpliera con la vista ordenada al Observatorio de Discapacidad del
Consejo de la Magistratura de la CABA y al Ministerio Público Fiscal a los fines de que
pasen a resolver la tutela cautelar requerida por la actora.
En consecuencia, por Actuación n° 2107978/2023, en atención a los derechos
involucrados en las presentes actuaciones y a la medida cautelar requerida, se ordenó dar
cumplimiento con la remisión al Observatorio de Discapacidad del Consejo de la
Magistratura de la CABA oportunamente ordenada por el plazo de un día. Asimismo,
devueltas que fueran las presentes, se ordenó que se remitieran al Ministerio Público
Fiscal por idéntico término, a los fines de que dictamine respecto de la medida cautelar
solicitada.
XXIII.- Por Actuación identificada con el n° 18685096/2023, luce agregado
el dictamen del Observatorio de Discapacidad del Consejo de la Magistratura de la
CABA, suscripto por las Dras. Lucía Burundarena y Natalia Lorena Mendoza.
En dicha oportunidad, luego de realizar una breve reseña de los hechos y de
la normativa aplicable, el dictamen señaló que “este Organismo adhiere a una mesa de
diálogo a los fines de llegar a una propuesta de abordaje superadora en miras a
garantizar el acceso a la educación inclusiva dirigida a todo el colectivo de personas con
discapacidad, propuesta que deberá incluir los lineamientos expuestos”.
Agregó que “[t]al como se ha dictaminado en la causa “Asociación Civil por
la Igualdad y la Justicia c/ GCBA y otros s/ Amparo - Educación- Otros” (Exp.
N°8849/2019-0), esta intervención busca poner en valor las directrices que integran el
derecho al acceso a la educación del colectivo de personas con discapacidad que no es
otro que el de la educación inclusiva, la cual tiene una robustez normativa incuestionable
pero -como muchos de los derechos del colectivo- se encuentra vulnerado.
Por ello este organismo entiende que la carga del Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires (Ministerio de Educación) es la de implementar medidas tendientes a
garantizar el acceso a la educación inclusiva (art. 24 de la Convención sobre los
Derechos de las Personas con Discapacidad) derecho del que son titulares todas las
personas con discapacidad”.
En consecuencia, devueltas que fueron las presentes actuaciones a este
Tribunal, se ordenó la remisión al Ministerio Público Fiscal (cfme. Actuación n°
2100821/2023).
XXIV.- Por Actuación 2149931/2023, dictaminó el Ministerio Público
Fiscal.
Allí, la Sra. Fiscal interviniente sostuvo que “en [su] criterio y en sintonía
con lo sostenido por el Sr. Asesor Tutelar interviniente, la medida cautelar pretendida
por el frente actor debería ser desestimada”.
En tal sentido señaló, en primer lugar, que “la medida adoptada por el
Gobierno de la Ciudad consistente en separar las trayectorias educativas de los alumnos
con discapacidad, de acuerdo con criterios de edad, luce razonable y acorde con las
pautas delimitadas por la normativa federal especialmente dictada en materia educativa.
Nótese, en ese sentido, que la separación de las distintas franjas etarias
obedecería a criterios educativos y pedagógicos consensuados en la resolución 115/2011
del Consejo Federal de Educación, cuya irrazonabilidad no ha sido invocada por los
actores, ni mucho menos acreditada en la causa.
En efecto, de los términos de dicha resolución se extrae que las diversas
jurisdicciones se habrían comprometido a garantizar la trayectoria educativa de las
personas con discapacidad en función de las circunstancias específicas propias de las
franjas etarias y, concretamente, a transformar las Escuelas de Educación Especial de
Formación Laboral en Escuelas o Centros de Educación para Adolescentes y Jóvenes
con Discapacidad desde los 12 hasta los 22 años (cfr. artículo 27, apartado 2)”.
En virtud de ello, entendió que “hacer lugar a la medida cautelar pretendida
—y restablecer la modalidad anterior al cambio resistido— implicaría contrariar una
normativa federal sin que exista un fundamento científico, ni pedagógico, que logre
desvirtuar sus términos y, concretamente, podría significar una acción regresiva para
los derechos del colectivo cuya tutela se persigue en la demanda y, asimismo, del
colectivo de alumnos menores de 22 años con discapacidad (representados en autos por
la Asesoría Tutelar, cfr. actuaciones 743268/2023 y 763426/2023)”.
En segundo lugar, manifestó que “a fin de implementar propuestas de
formación permanente dirigidas a los adultos mayores de 22 años con discapacidad (cfr.
artículo 47, apartado 3 de la resolución 115/11 del CFE), el Gobierno de la Ciudad
garantizaría una amplia oferta de talleres y cursos certificados que, en la actualidad, se
encontrarían dirigidos a dicho colectivo, sin limitación de edad (v. apartado IV.D).
Si bien podría cuestionarse la forma en que la medida resistida ha sido
implementada en el ámbito de las escuelas dependientes del Gobierno de la Ciudad —de
modo presuntamente intempestivo y sin que la oferta educativa para alumnos con
discapacidad mayores de 22 años se encuentre plenamente adaptada a las necesidades
de dicho colectivo—, no puede desconocerse la postura colaborativa adoptada por la
demandada en el marco de las presentes actuaciones”.
Asimismo, agregó que “el Gobierno de la Ciudad no sólo ha demostrado su
voluntad de trabajar juntamente con las familias involucradas en los presentes actuados
a los fines de efectuar los ajustes razonables de los cursos vigentes a las necesidades de
cada alumno, sino que, además, ha promovido contactos extrajudiciales a fin de arribar
a soluciones singulares y superadoras de las situaciones actuales” y que “no obstante
los reiterados planteos de los actores, la demandada ha informado en numerosas
oportunidades en autos que, a pedido de parte, garantizaría el servicio de comedor y de
transporte a aquellos alumnos que lo necesiten, sin que se hubiere presentado prueba
alguna que permita desvirtuar la autenticidad de dicho ofrecimiento”.
En virtud de lo expuesto, concluyó que “en la medida en que la actividad
desplegada por la demandada a fin de arribar a una solución al conflicto colectivo
suscitado impediría tener por acreditado el presupuesto de verosimilitud en el derecho
invocado, entiendo que el tribunal debería desestimar la medida cautelar requerida”.
XXV.- Por Actuación 2178085/2023, se tuvo presente lo dictaminado por la
Sra. Fiscal interviniente y se hizo saber a las partes.
XXVI.- Por Actuación 2248217/2023, la parte actora solicitó que se
resolviera la medida cautelar solicitada.
Así, mediante Actuación 2248575/2023, y encontrándose firme lo dispuesto
en la Actuación 2178085/2023, pasaron los autos a resolver.
Y CONSIDERANDO:
I.- Para poder analizar la protección cautelar, resulta necesario en forma
previa detenerse en los cuestionamientos a la legitimación activa, articulados por la
demandada (por actuación nº 806356/2023-) y por el Sr. Asesor Tutelar (por actuación nº
743268/2023).
Cabe recordar que, si bien la falta de legitimación activa no se encuentra
prevista como excepción previa en el proceso de amparo (conf. artículo 13, ley 2145), el
deber de analizarla viene dado por la propia naturaleza constitucional del Poder Judicial.
Es que este último únicamente puede intervenir en presencia de causas, entendidas como
conflictos entre partes adversas (conf. artículo 106, CCABA).
En este punto, la propia Corte Suprema de Justicia de la Nación ha admitido
la necesidad de practicar un análisis de este tipo, toda vez que la ausencia de legitimación
“imposibilitaría el ejercicio de la jurisdicción sobre el fondo del asunto discutido, so
riesgo de realizar un pronunciamiento en abstracto” (conf. CSJN, 3/IV/2003,
“Mosquera, Lucrecia Rosa c/ Estado Nacional (Mrio. de Economía) s/ acción meramente
declarativa – sumarísimo”, por remisión al dictamen de la PGN).
Se trata, además, dada las graves consecuencias que provoca sobre el ejercicio
de la jurisdicción, de un presupuesto procesal que puede incluso ser verificado de oficio
(conf. CSJN, 21/X/2008, “Facultad De Ciencias Médicas (U.N.L.P.) C/ Universidad
Nacional De La Plata S/Nulidad Actos Administrativos - Mc Artículo32 - Ley 24.521”,
Fallos: 331:2257, del dictamen de la Dra. Monti al que remitió el tribunal, entre otros;
TSJ, 19/XII/2013, “GCBA s/ queja por recurso de inconstitucionalidad denegado en:
Asesoría Tutelar CAYT n° 2 c/ GCBA s/ amparo (artículo 14 CCABA),” del voto del Dr.
Lozano).
II. A fin de cumplir con tal propósito, resulta indispensable determinar la
naturaleza de los derechos comprometidos en el litigio. Ello, atento la necesaria
vinculación que existe entre la naturaleza de los derechos cuya tutela se pretende y la
legitimación para requerir su protección.
Corresponde destacar que la parte actora está integrada por madres y padres
de personas con discapacidad mayores de veintidós (22) años que asistían a las escuelas
especiales y de formación laboral del GCBA y entienden afectados “los derechos de
información y participación de toda la “comunidad educativa”, integrada por familias,
alumnos y docentes, en conformidad con lo establecido por el art. 24, 2º párrafo de la
CCABA” (v. fs. 3 del expediente digital). Ello, denunciando que se implementó en forma
inconsulta un cambio en la política educativa que lesiona los derechos invocados y a la
vez impide a sus hijos e hijas acceder a la educación inclusiva de calidad que el sistema
jurídico les garantiza.
También integran el colectivo actor personas mayores de veintidós (22) años
que asistían a las escuelas especiales y de formación laboral. Sostienen que las decisiones
adoptadas sin consultar a la comunidad educativa que integran no sólo viola su derecho
de participación, sino que determina la frustración de su derecho a una educación
inclusiva al establecer obstáculos a su acceso. Estas personas se presentaron por sí mismas
o a través de sus representantes.
Finalmente, integra el colectivo actor el Defensor Oficial interviniente.
Sostiene que encontrándose vulnerados los derechos anteriormente identificados, posee
legitimación autónoma para requerir su protección.
Puede advertirse entonces que los integrantes del colectivo actor,
anteriormente identificados, aducen que los derechos que pretenden preservar resultan
afectados por una causa común: la modificación de la regulación educativa aplicable a
escuelas especiales y de formación laboral que afecta a personas con discapacidad
mayores de veintidós (22) años implementada por el Ministerio de Educación del GCBA,
violando el derecho de la comunidad educativa a participar en esa toma de decisiones e
impidiendo a alumnos y alumnas de esa franja etaria el acceso a la educación inclusiva y
de calidad (v. fs. 3 del expediente digital).
Ahora bien, así determinado el universo de derechos en juego, cabe avanzar
sobre su tratamiento en el marco del presente amparo.
II.1. Existencia de derechos de incidencia colectiva
A fin de determinar si los alegados derechos afectados son efectivamente de
incidencia colectiva cabe analizar la aplicación al presente caso de la doctrina sentada por
la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el precedente “Halabi”.
Es necesario aclarar que aquella sistematización pretoriana de derechos de
incidencia colectiva fue realizada a la luz de lo dispuesto en el artículo 43 de la
Constitución Nacional. Dicha noble norma, sin embargo, admite respecto a tales derechos
un umbral de protección más acotado que el que emerge del artículo 14 de la Constitución
de la Ciudad. En particular, ello ocurre en materia de legitimación.
En dicho contexto, no pueden predicarse a priori ni la necesidad ni la virtud
de utilizar la clasificación y caracterización de derechos elaborada por la Corte Suprema
de Justicia de la Nación para analizar un caso regido por la Constitución local.
En este sentido, la Cámara de Apelaciones del Fuero tiene dicho que “la
Constitución de la Ciudad reconoce como sujetos legitimados a ‘cualquier habitante y
las personas jurídicas defensoras de derechos o intereses colectivos’. Se advierte,
entonces, que la regla constitucional local es aún más amplia que la nacional; pues la
primera expande la legitimación a ‘cualquier habitante’ y no sólo al ‘afectado’ (como
reconoce la citada en segundo lugar). (...) (CCAyT, Sala II, 5/XII/2017, “Resels, Paula
Andrea y Otros c/ GCBA por Apelación - Amparo - Suspensión de Obras”, del voto del
Dr. Balbín).
Sin perjuicio de ello, resulta posible considerar los derechos que aquí se
invocan bajo los parámetros propuestos al solo efecto de demostrar que, incluso
aceptando una perspectiva más acotada que la delineada por el constituyente local, no
puede evitar reputárselos dignos de ser calificados como derechos de incidencia colectiva.
Una vez clarificado el alcance con el que se lleva adelante la tarea, cabe
recordar que en el caso “Halabi”, la Corte Suprema estableció tres categorías de derechos:
(a) individuales, (b) de incidencia colectiva que tienen por objeto bienes colectivos, (c) y
de incidencia colectiva referentes a intereses individuales homogéneos (CSJN,
24/II/2009, “Halabi, Ernesto c/ P.E.N. - ley 25.873 - dto. 1563/04 s/ amparo ley 16.986”,
Fallos: 332:111).
Respecto de la última categoría de derechos, señaló que: “no hay un bien
colectivo, ya que se afectan derechos individuales enteramente divisibles. Sin embargo,
hay un hecho, único o continuado, que provoca la lesión a todos ellos y por lo tanto es
identificable una causa fáctica homogénea”. A ello agregó que “en tales casos la
demostración de los presupuestos de la pretensión es común a todos esos intereses,
excepto en lo que concierne al daño que individualmente se sufre. Hay una homogeneidad
fáctica y normativa que lleva a considerar razonable la realización de un solo juicio con
efectos expansivos de la cosa juzgada que en él se dicte, salvo en lo que hace a la prueba
del daño” (“Halabi”, consid. 12).
Así caracterizados los derechos en cuestión, cabe indagar sobre los requisitos
de admisibilidad de las acciones correspondientes a derechos de incidencia colectiva
referentes a intereses individuales homogéneos.
En este punto, sostuvo la Corte Suprema, “[f]rente a esa falta de regulación
la que, por lo demás, constituye una mora que el legislador debe solucionar cuanto antes
sea posible, para facilitar el acceso a la justicia que la Ley Suprema ha instituido, cabe
señalar que la referida disposición constitucional es claramente operativa y es
obligación de los jueces darle eficacia, cuando se aporta nítida evidencia sobre la
afectación de un derecho fundamental y del acceso a la justicia de su titular. Esta Corte
ha dicho que donde hay un derecho hay un remedio legal para hacerlo valer toda vez que
sea desconocido; principio del que ha nacido la acción de amparo, pues las garantías
constitucionales existen y protegen a los individuos por el solo hecho de estar en la
Constitución e independientemente de sus leyes reglamentarias, cuyas limitaciones no
pueden constituir obstáculo para la vigencia efectiva de dichas garantías (Fallos:
239:459; 241:291 y 315:1492)” (“Halabi”, consid. 12).
En tales condiciones, teniendo en miras los parámetros que estableciera el
Máximo Tribunal Federal, la admisibilidad de este tipo de acciones requiere: (a) la
verificación de una causa fáctica común; (b) una pretensión procesal enfocada en el
aspecto colectivo de los efectos de ese hecho; y (c) la constatación de que el ejercicio
individual no aparece plenamente justificado (conf. “Halabi”, consid. 12).
La presencia de una causa fáctica común que afecta los derechos invocados
resulta clara. Los integrantes del colectivo actor identifican como causa común a la
modificación de la regulación educativa aplicable a escuelas especiales y de formación
laboral que afecta a personas con discapacidad mayores de veintidós (22) años,
implementada por el Ministerio de Educación del GCBA, violando el derecho de la
comunidad educativa a participar en esa toma de decisiones e impidiendo a alumnos y
alumnas de esa franja etaria el acceso a la educación inclusiva.
En segundo lugar, se verifica también que la pretensión articulada por los
integrantes del colectivo actor está dirigida al aspecto colectivo de los efectos de ese
hecho. Adviértase, en este sentido, que la pretensión persigue que se congregue a un
proceso participativo institucional, mediante la convocatoria a una mesa de trabajo, para
discutir el restablecimiento de talleres de formación laboral para personas con
discapacidad que fueron afectadas por la decisión inconsulta, que cuestionan.
Por último, respecto del restante requisito precisado por la CSJN en el
precedente “Halabi”, esto es “que el interés individual considerado aisladamente no
justifique la promoción de una demanda y se comprometa el acceso a la justicia”, cabe
recordar que nuestro máximo tribunal aclaró que “sin perjuicio de ello, como se anticipó,
la acción resultará de todos modos procedente en aquellos supuestos en los que cobran
preeminencia otros aspectos referidos a materias tales como el ambiente, el consumo o
la salud o afectan a grupos que tradicionalmente han sido postergados, o en su caso,
débilmente protegidos. En esas circunstancias, la naturaleza de esos derechos excede el
interés de cada parte, y al mismo tiempo, pone en evidencia la presencia de un fuerte
interés estatal para su protección, entendido como el de la sociedad en su conjunto”.
Es necesario destacar que la pretensión articulada refiere a un grupo
tradicionalmente postergado cuya protección ha sido ordenada por la Constitución
Nacional y enfatizado por la Constitución Local: las personas con discapacidad (conf. art.
75, inc. 23; CN; arts. 11 y 42; CCABA). En este caso, se trata de personas con
discapacidad mayores de veintidós (22) años que pretenden ejercer junto a otros
miembros de la comunidad educativa su derecho de participar en las decisiones que las
afectan y que se garantice su derecho a la educación inclusiva.
Se advierte, en consecuencia, la existencia de un fuerte interés, que
corresponde atribuir a la sociedad en su conjunto, de que los derechos invocados tengan
protección efectiva.
Una vez que se reconoce que los derechos invocados merecen ser reputados
de incidencia colectiva, aún bajo una interpretación acotada de estos últimos bajo los
parámetros de “Halabi”, resulta posible detenerse en los cuestionamientos a la
legitimación activa articulados.
II.2. Legitimación activa
Llegados a este punto, resulta necesario abordar los planteos de falta de
legitimación efectuados en las presentes. Ello, por cuanto y tal como se adelantó, dilucidar
dicha cuestión constituye un presupuesto necesario para que exista un caso o controversia
que habilite la intervención del Poder Judicial (Fallos: 322:528; 323:4098).
Cabe recordar que el GCBA y el Sr. Asesor Tutelar cuestionaron la
legitimación que invocaron madres y padres de personas con discapacidad mayores de
veintidós (22) años que asistían a Escuelas Especiales y de Formación Laboral del GCBA
para articular la pretensión en forma autónoma, en calidad de “miembros de la comunidad
educativa”, sosteniendo que la legitimación invocada “no se condice con lo resuelto por
la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el fallo "Halabi, Ernesto c/ P.E.N. - ley
25.873 - dto. 1563/04 s/ amparo ley 16.986” (v. fs. 239 del expediente digital).
Por otra parte, señalaron que madres y padres tampoco pueden intervenir “en
representación de sus hijos mayores de 22 años que asisten o pretenden asistir a dichos
establecimientos educativos,” en aquellos casos esa representación no hubiere sido
dispuesta judicialmente como medida de apoyo o curatela, “a efectos que ejerzan
acciones en resguardo de sus derechos”. En ese sentido, recordaron que “que la
capacidad de ejercicio se presume, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 31,
inciso a), del CCyCN”.
II.2.1. Corresponde analizar en primer término la legitimación invocada por
madres y padres de personas con discapacidad mayores de veintidós (22) años que asistían
a Escuelas Especiales y de Formación Laboral del GCBA para articular la pretensión en
forma autónoma, en calidad de “miembros de la comunidad educativa”.
Es necesario recordar una vez más que madres y padres entienden afectados
“los derechos de información y participación de toda la “comunidad educativa”,
integrada por familias, alumnos y docentes, en conformidad con lo establecido por el art.
24, 2º párrafo de la CCABA” (v. fs. 3 del expediente digital). Ello, denunciando que se
implementó en forma inconsulta un cambio en la regulación educativa que lesiona los
derechos invocados y que a la vez impide a sus hijos e hijas acceder a la educación
inclusiva de calidad que el sistema jurídico les garantiza.
En dicho contexto, la cláusula constitucional identificada por madres y padres
para fundar su legitimación en forma expresa señala que la Ciudad “[o]rganiza un sistema
de educación administrado y fiscalizado por el Poder Ejecutivo que, conforme lo
determine la ley de educación de la Ciudad, asegure la participación de la comunidad y
la democratización en la toma de decisiones” (conf. art. 24, CCABA).
Una interpretación apegada al texto constitucional citado permite establecer
que, en caso de considerarse afectado el derecho a participar por la adopción de medidas
que impactan en el sistema de educación, basta demostrar la calidad de integrante de la
comunidad a la que la cláusula citada reconoce el derecho para concluir la existencia de
legitimación.
Si alguien pretendiera dudar sobre la pertenencia de madres y padres a esa
comunidad, cabe recordar lo dispuesto por la LEY DE EDUCACIÓN NACIONAL 26.206, que
regula “el ejercicio del derecho de enseñar y aprender consagrado por el artículo 14 de
la Constitución Nacional y los tratados internacionales incorporados a ella.” En forma
expresa, dicha Ley dispone que: “[l]a institución educativa es la unidad pedagógica del
sistema responsable de los procesos de enseñanza-aprendizaje destinados al logro de los
objetivos establecidos por esta ley. Para ello, favorece y articula la participación de los
distintos actores que constituyen la comunidad educativa: directivos, docentes, padres,
madres y/o tutores/as, alumnos/as, ex alumnos/as, personal administrativo y auxiliar de
la docencia, profesionales de los equipos de apoyo que garantizan el carácter integral
de la educación, cooperadoras escolares y otras organizaciones vinculadas a la
institución” (conf. artículo 122, ley 26.206).
Por otra parte, la ley señala que “los Gobiernos provinciales y de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, en cumplimiento del mandato constitucional, deben: “[...]
Cumplir y hacer cumplir la presente ley, adecuando la legislación jurisdiccional y
disponiendo las medidas necesarias para su implementación” (conf. artículo 121, inciso
a, ley 26.206).
En consecuencia, en nuestro ordenamiento jurídico madres y padres de
personas con discapacidad mayores de veintidós (22) años que asistían a Escuelas
Especiales y de Formación Laboral del GCBA, deben necesariamente ser considerados
miembros de la comunidad educativa. La calidad reconocida, tal como se ha adelantado,
es suficiente para reputarlos legitimados para accionar si consideran afectado su derecho
a participar por la adopción inconsulta de medidas que impactan en las Escuelas
Especiales y de Formación Laboral y en el acceso de sus hijas e hijos a una educación
inclusiva.
II.2.2. Dicho esto, corresponde ahora expedirse sobre el cuestionamiento a la
representación que habrían invocado madres y padres respecto de sus hijos e hijas con
discapacidad mayores de veintidós (22) años que asistían a Escuelas Especiales y de
Formación Laboral del GCBA.
Cabe destacar que, en rigor, se trata de un planteo no dirigido a cuestionar la
legitimación sino, como se ha precisado, la representación que habrían invocado madres
y padres para intervenir en el proceso respecto de algunos y algunas de sus hijos e hijas.
Cabe recordar que el Sr. Asesor Tutelar y el GCBA señalaron que madres y
padres no pueden intervenir “en representación de sus hijos mayores de 22 años que
asisten o pretenden asistir a dichos establecimientos educativos,” en aquellos casos en
que esa representación no hubiere sido dispuesta judicialmente como medida de apoyo o
curatela, “a efectos que ejerzan acciones en resguardo de sus derechos”. En ese sentido,
recordaron que “que la capacidad de ejercicio se presume, de conformidad con lo
dispuesto por el artículo 31, inciso a), del CCyCN”.
Sobre el particular, madres y padres recordaron una vez más que su
intervención en el proceso se funda en la legitimación que ostentan como miembros de la
comunidad educativa, siendo en consecuencia autónoma (v. fs. 225 del expediente
digital).
Una vez que se ha concluido, en el considerando anterior, que madres y padres
de personas con discapacidad mayores de veintidós (22) años que asistían a Escuelas
Especiales y de Formación Laboral del GCBA se encuentran legitimados para accionar
si consideran afectado su derecho a participar en su calidad de integrantes de la
comunidad educativa por la adopción inconsulta de medidas que impactan en las Escuelas
Especiales y de Formación Laboral y en el acceso de sus hijas e hijos a una educación
inclusiva, se advierte que el cuestionamiento formulado no puede tener favorable acogida.
II.2.3. En dicho contexto, corresponde detenerse en la legitimación invocada
por las personas mayores de veintidós (22) años que asistían a las escuelas especiales y
de formación laboral y que afirman que las decisiones adoptadas sin consultar a la
comunidad educativa que integran no sólo viola su derecho de participación, sino que
determina la frustración de su derecho a una educación inclusiva al establecer obstáculos
a su acceso.
Cabe recordar que estas personas se presentaron por sí mismas o a través de
sus representantes. En este último caso, cuando existe una decisión judicial previa que
dispone medidas de apoyo o curatela a efectos que pueda garantizarse el ejercicio de
acciones en resguardo de sus derechos (conf. artículos 43 y 100 del Código Civil y
Comercial de la Nación).
Es necesario destacar que no existe controversia entre las partes respecto a la
legitimación que poseen las personas mayores de veintidós (22) años que asistían a las
escuelas especiales y de formación laboral para promover la presente acción.
II.2.3.1. En dicho contexto, corresponde tener por acreditado que las personas
con discapacidad mayores de veintidós (22) años que asistían a Escuelas Especiales y de
Formación Laboral del GCBA, que a continuación se detallan, se presentaron a través de
sus representantes.
Conforme se desprende de la actuación n° 1613173/2023, el co-actor Jesús
Alberto Loayza Soliz (quien ya se encontraba presentado por derecho propio en el escrito
de inicio), con el patrocinio letrado de la Defensora interina Giselle Furlong Pader,
asumió la representación como tutor de su hija Dayann Alexandra Loayza Aguilar. Para
acreditar su representación como tutor acompañó copia de las constancias pertinentes del
Expediente 75407/2019 “Loayza Aguilar Dayann Alexandra sobre determinación de
capacidad - proceso especial-” en trámite por ante el Juzgado de Primera Instancia en lo
Civil nº 92.
Por otro lado, a través de la actuación n° 1703989/2023, se presentaron
Eufemia Sosa Torales, por derecho propio y en representación de su hija Ivana Vanesa
Samaniego Sosa; María Eulogia Ruiz Jacquet, por derecho propio y en representación de
su hijo Hernán Benítez; Andrea Fabiana Trippicchio, por derecho propio y en
representación de su hijo Lucas Almeida, con el patrocinio letrado de la Defensora
interina Giselle Furlong Pader. Aclararon que asumían la representación de sus hijos en
carácter de tutores/curadores y/o figuras de apoyo, conforme lo dispuesto en diversos
expedientes judiciales a los que hicieron referencia.
En lo que respecta a la representación invocada por la Sra. Eufemia Sosa
Torales respecto de su hija Ivana Vanesa Samaniego Sosa, para acreditar tal extremo,
adjuntó las constancias pertinentes de la causa: expediente nº 65663 “Samaniego Sosa
Ivana Vanesa s/art. 152 ter Código Civil” en trámite por ante el Juzgado de Primera
Instancia en lo Civil nº 9. Lo propio hicieron, a su vez, la Sra. María Eulogia Ruiz Jacquet
-respecto de su hijo Hernán Benítez- al acompañar las constancias del expediente nº
26268/2016 “Benitez Hérnan s/determinación de la capacidad” en trámite por ante el
Juzgado de Primera Instancia en lo Civil nº 86, y la señora Andrea Fabiana Trippicchio –
respecto de su hijo Lucas Almeida-, al adjuntar la documentación relativa al expediente
nº 59882 “Almeida Lucas Sebastián s/determinación de la capacidad jurídica” en trámite
por ante el Juzgado de Familia nº 3 del Departamento Judicial de San Martín.
II.2.3.2. Por otra parte, corresponde tener por acreditado que las personas con
discapacidad mayores de veintidós (22) años que asistían a Escuelas Especiales y de
Formación Laboral del GCBA, que a continuación se detallan, se presentaron por derecho
propio.
Por actuación n° 1703633/2023, se presentaron Santiago Tomás Acosta, Ilda
Gladys Acevedo, Andrea Georgina Motta Huamani y Melina Soledad Segovia, con el
patrocinio letrado de la Defensora interina Giselle Furlong Pader, todos ellos en su calidad
de alumnos y alumnas de las Escuelas Especiales de Formación Laboral de esta ciudad,
y adhirieron a la presente acción de amparo.
En relación con ello, se encuentra acreditado que los y las identificadas asisten
a distintos establecimientos educativos de educación especial (v. fs. 301/302, 618 del
expediente digital).
II.2.3.3. En consecuencia, corresponde admitir la legitimación de las personas
mayores de veintidós (22) años que asistían a las escuelas especiales y de formación
laboral para cuestionar las decisiones adoptadas por el GCBA sin consultar a la
comunidad educativa que integran, con fundamento en que éstas violan no sólo su
derecho de participación, sino que determinan la frustración de su derecho a una
educación inclusiva al establecer obstáculos a su acceso (conf. arts. arts. 24, 40 y 42,
CCABA).
II.2.4. Corresponde ahora analizar el cuestionamiento efectuado a la
legitimación del Defensor Oficial para intervenir en forma autónoma en representación
del colectivo afectado.
En este punto, el Sr. Asesor Tutelar sostuvo que la legitimación que el artículo
103 del CCyCN reconoce al Ministerio Público no debe extenderse al Ministerio Público
de la Defensa. Por su parte, el GCBA, adujo que la intervención pretendida excede los
límites que la Ley Orgánica del Ministerio Público establece al Ministerio Público de la
Defensa.
II.2.4.1. Cabe señalar que la Constitución Nacional, a partir de la reforma de
1994, consagró al MINISTERIO PÚBLICO, diferenciado del PODER JUDICIAL como “un
órgano independiente con autonomía funcional y autarquía financiera”, a cargo de
“promover la actuación de la justicia en defensa de la legalidad, de los intereses
generales de la sociedad, en coordinación con las demás autoridades de la República”
(art. 120, CN).
En lo que aquí interesa, la Constitución porteña adoptó una organización
diferente, al establecer que “[e]l Ministerio Público tiene autonomía funcional y
autarquía dentro del Poder Judicial”. Respecto a su integración, afirmó que “[e]stá a
cargo de un o una Fiscal General, un Defensor o Defensora General y un Asesor o
Asesora General de Incapaces, quienes ejercen sus funciones ante el Tribunal Superior
de Justicia, y por los demás funcionarios que de ellos dependen” (conf. art. 124,
CCABA).
En otro orden de ideas, el artículo 12 de la Constitución local establece que
la Ciudad garantiza “[e]l acceso a la justicia de todos sus habitantes,” destacando que
corresponde al legislador establecer “un sistema de asistencia profesional gratuita y el
beneficio de litigar sin gastos” (inc. 6°). Por su parte, su artículo 14 consagra que “[t]oda
persona puede ejercer acción expedita, rápida y gratuita de amparo, (…). Están
legitimados para interponerla cualquier habitante y las personas jurídicas defensoras de
derechos o intereses colectivos, cuando la acción se ejerza contra alguna forma de
discriminación, o en los casos en que se vean afectados derechos o intereses colectivos,
como la protección del ambiente, del trabajo y la seguridad social, del patrimonio
cultural e histórico de la Ciudad, de la competencia, del usuario o del consumidor”.
Sentado lo anterior, no es ocioso recordar que el presente proceso fue iniciado
por el Defensor Oficial invocando su carácter de defensor de intereses colectivos (confr.
Res. DG 155/10).
Por su parte, en lo que refiere a las características del Ministerio Público, es
dable recordar que tiene autonomía funcional y autarquía dentro del Poder Judicial (cfme.
art. 124 de la CCABA).
Desde este vértice, conviene tener presente que entre las funciones del
Ministerio Público, enumeradas en el art. 125 de la CCABA, se encuentran la de
“[p]romover la actuación de la Justicia en defensa de la legalidad de los intereses
generales de la sociedad, conforme a los principios de unidad de actuación y
dependencia jerárquica” y “[v]elar por la normal prestación del servicio de justicia y
procurar ante los tribunales la satisfacción del interés social” (conf. art. 125, CCABA):
En similares términos, la Ley Orgánica del Ministerio Público 1.903 establece
en su artículo 1° que “el Ministerio Público integra el Poder Judicial de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, dotado de autonomía funcional y autarquía, cuya función
esencial consiste en promover la actuación de la Justicia en defensa de la legalidad y de
los intereses generales de la sociedad, velar por la normal prestación del servicio de
justicia y procurar ante los tribunales la satisfacción del interés social”.
Por su parte, el artículo 2º de la Ley 1.903 afirma que las atribuciones del
Ministerio Público deben ejercerse “(…) de modo objetivo con estricta observancia de la
legalidad general, en coordinación con las demás autoridades del Poder Judicial y con
los restantes poderes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, aunque sin sujeción a
directivas, instrucciones ni condiciones que se impartan o establezcan por sujetos ajenos
a su estructura”.
En esta inteligencia, de acuerdo al artículo 3° de la Ley 1.903, “el Ministerio
Público debe ejercer la defensa del interés social, de modo imparcial, observando los
principios de legalidad y unidad de actuación, con plena independencia funcional
respecto de los poderes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”. En cuanto al
gobierno y a la administración del Ministerio Público, se establece que “estarán a cargo
de sus titulares y de los magistrados que se determinan en la presente ley, con los
alcances y conforme las competencias que en la misma se establecen”.
Asimismo, la Ley afirma que “(…) cada uno de los tres (3) ámbitos que
integran el Ministerio Público actúa conforme al principio de unidad e indivisibilidad,
sin perjuicio de la especificidad de sus funciones y la diversidad de los intereses que
deben atender,” mientras que “cada uno de sus integrantes en su actuación representa
al Ministerio Público en su conjunto” (cfme. art. 4° ley 1.903).
El artículo 5° de dicha norma establece que “[l]a organización jerárquica
dentro de cada ámbito del Ministerio Público, y en los respectivos fueros, constituye el
fundamento de las facultades y responsabilidades disciplinarias que en esta ley se
reconocen a los distintos magistrados o funcionarios que lo integran”, añadiendo que
“[l]os titulares de cada uno de los tres organismos que componen el Ministerio Público
elaboran criterios generales de actuación de sus integrantes, los que (…) no pueden
referirse a causas o asuntos particulares ni ser contradictorios con la misión de cada
integrante del Ministerio Público de promover la actuación de la Justicia en defensa de
la legalidad y los intereses generales de la sociedad”.
Sentados los lineamientos generales para la actuación del Ministerio Público,
es menester hacer referencia a la competencia de los/as magistrados/as que lo integran,
quienes deben “intervenir en todos los asuntos en los que se hallaren involucrados el
interés de la sociedad y el orden público” y “[p]romover la actuación de la justicia en
defensa de la legalidad y de los intereses generales de la sociedad” (cfme. art. 17, incs.
1 y 2 ley 1.903).
Por su parte, en cuanto a sus funciones específicas, corresponde a Defensores
o Defensoras de Primera Instancia “las facultades y deberes propios del Ministerio
Público de la Defensa en el fuero de sus respectivas competencias por razón del grado,
debiendo realizar los actos procesales y ejercer todas las acciones y recursos necesarios
para el cumplimiento de los cometidos que fijasen las leyes” (cfme. art. 46 ley 1.903).
Finalmente, en este contexto, resulta ineludible mencionar la Resolución DG
n° 155/10, publicada el 31/VIII/2010 en el BOCBA N° 3493, que estableció el criterio
general de actuación aplicable a las defensorías de primera instancia del fuero para la
interposición de acciones colectivas. En tal sentido, en sus considerandos afirma la
legitimación autónoma para promoverlas, con fundamento en que “el artículo 14 de la
CCABA otorga legitimación para interponer amparos colectivos a las personas jurídicas
defensoras de derechos o intereses colectivos, incluyendo, claro está, al Ministerio
Público de la Defensa, siempre que se pretenda la satisfacción del interés social. La
legitimación del Ministerio Público en general y específicamente del Ministerio Público
de la Defensa para promover amparos colectivos ha sido sostenida por diversos autores
(Guillermo Schleibler, Autonomía, participación y Legitimación en el amparo porteño,
en Amparo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Directora Mabel Daniele, p. 272/3,
Vallefín, Carlos A., La legitimación en las acciones de interés público, p. 115 y ss)”.
En dicho contexto, la Resolución destaca que “la interposición de acciones
colectivas, además, permite ejercer las funciones establecidas en la Ley 1903 de modo
más eficiente, permitiendo un uso adecuado de los recursos públicos de este Ministerio
Público”, agregando que “de este modo, la promoción de numerosas acciones
individuales similares, frente a un hecho que afecta los derechos de una clase homogénea
obligaría a litigar numerosas veces el mismo conflicto, consumiendo gran cantidad de
tiempo, energía y recursos -siempre escasos- de las defensorías públicas; extremo que
puede evitarse mediante la presentación de una acción judicial a favor de toda la clase”.
Así, se aprueban los criterios generales de actuación obrantes en el Anexo I
(cfr. art. 1), entre los que se menciona que “[d]eberá examinarse cuidadosamente la
conveniencia de la interposición de acciones colectivas, en casos donde exista: i)
afectación a un bien colectivo o indivisible, ii) Afectación colectiva a derechos
individuales que requieren un remedio colectivo, iii) Afectación a derechos pluri-
individuales homogéneos”.
II.2.4.2. Reseñada la normativa aplicable corresponde analizar el
cuestionamiento que el Sr. Asesor Tutelar formula sobre la legitimación autónoma que
invoca el Defensor Oficial para promover los presentes actuados.
En primer lugar, resulta difícil identificar el interés que el Sr. Asesor Tutelar
puede tener para cuestionar la legitimación invocada por un integrante de otra rama del
Ministerio Público para promover una acción tendiente a garantizar los derechos de un
colectivo altamente vulnerable. En concreto, el integrado, entre otras, por personas
mayores de veintidós (22) años años que asistían a las escuelas especiales y de formación
laboral del GCBA afectadas por las decisiones adoptadas sin consultar a la comunidad
educativa que integran.
Cabe recordar que el Sr. Asesor Tutelar asumió la intervención principal y
provisoria, entre otras, de las “personas que requieran la implementación de un sistema
de apoyos para el ejercicio de la capacidad jurídica y de aquellas en las que hubiera
recaído sentencia en un proceso judicial relativo a la capacidad, mayores de 23 años con
necesidades educativas especiales que asistan o pretendan asistir a las escuelas
especiales y de formación laboral del GCBA”.
Se ha adelantado que se han presentado en el proceso personas con
discapacidad mayores de veintidós (22) años que asistían a las escuelas especiales y de
formación laboral, por sí mismas o a través de sus representantes. Todas ellas fueron
patrocinadas por el Sr. Defensor Oficial y acompañaron en forma explícita su pretensión
de actuar como legitimado autónomo. Se advierte entonces que la invocación de una
legitimación autónoma por el Sr. Defensor Oficial persigue, tal como los propios
interesados comparten, garantizar la vigencia efectiva del acceso a la justicia de un grupo
que demanda una especial protección, integrado por personas con discapacidad.
Bajo tales parámetros, resulta inadmisible el cuestionamiento efectuado por
el Sr. Asesor Tutelar, quien no solo no justifica el interés que lo habilita a impugnar la
intervención de un magistrado perteneciente a otra rama del Ministerio Público sino que
propone una interpretación que conduce a profundizar las dificultades y barreras de
acceso de un colectivo que exige particular protección.
Las consideraciones precedentes bastan para rechazar el planteo realizado.
Sin perjuicio de lo expuesto, dada la relevancia de la intervención promovida por el Sr.
Defensor Oficial para actuar en forma autónoma en representación de un colectivo que
demanda especial protección, resulta necesario efectuar algunas consideraciones
adicionales que afirman su legitimación.
Nuestra Constitución local impone que el alcance de las atribuciones del
Ministerio Público de la Defensa, en particular aquellas dirigidas a “[p]romover la
actuación de la Justicia en defensa de la legalidad de los intereses generales de la
sociedad” y a “[v]elar por la normal prestación del servicio de justicia y procurar ante
los tribunales la satisfacción del interés social” (conf. art. 125, CCABA), sea establecido
de modo tal que se garantice el “acceso a la justicia de todos sus habitantes” (conf. art.
12, CCABA). En particular, tratándose de personas que integran un colectivo que
demanda particular protección -personas con discapacidad mayores de veintidós (22)
años que asistían a las escuelas especiales y de formación laboral-, la regla
Constitucional para fijar el alcance de las atribuciones del Ministerio Público de la
Defensa impone que se prefiera aquella interpretación que garantice el acceso a la justicia
y la eliminación de las barreras que impiden el ejercicio de derechos (conf. arts. 11, 12,
42 y 80 inc. 7, CCABA; art. 13, inc. 1, CDPD). A partir de tales parámetros, cuando la
actuación del Ministerio Público de la Defensa se dirige a garantizar el acceso a la justicia
de personas con discapacidad por la afectación que sufren en derechos de incidencia
colectiva, corresponde reconocer su legitimación autónoma para promover acciones de
amparo colectivas (conf. art. 14, CCABA; art. 13, inc. 1, CDPD). Adviértase que la propia
Constitución, destacando la presencia de un fuerte interés social en la protección de los
colectivos vulnerables, admite la legitimación en estos casos de simples habitantes.
Aquello que se reconoce a un simple habitante no puede negarse a un Defensor o
Defensora Oficial que persiga garantizar el acceso al ejercicio de derechos libres de
barreras discriminatorias a personas con discapacidad (conf. art. 46, ley 1903; art. 13, inc.
1, CDPD).
Al respecto, en el orden federal, cabe recordar un caso donde se discutía la
legitimación del Ministerio Público de la Defensa para intervenir en forma autónoma en
representación de los niños que habitaban el asentamiento Las Tablitas, en la Provincia
de Córdoba, a fin de garantizarles el acceso a una vivienda digna, salubre, adecuada y
segura. En esa oportunidad, la Procuración General de la Nación sostuvo que la
interpretación del alcance de las atribuciones del Ministerio Público de la Defensa debe
conciliar “las circunstancias del caso, el texto de las leyes que regulan la actuación
principal de los defensores oficiales con las obligaciones del Estado de asegurar el
acceso a la justicia y la tutela judicial efectiva (arts. 8 y 25 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, y 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos),
y de brindar una protección diferenciada y preferente a las personas que integran
colectivos que sufren situaciones de desigualdad estructural (art. 75, inc. 23,
Constitución Nacional)”. En consecuencia, admitiendo la legitimación autónoma del
Ministerio Público de la Defensa para promover la acción, concluyó que “requerir que
los representantes legales del niño participen individualmente u otorguen un poder
especial, como si se tratara de la acumulación de acciones individuales, no conduce más
que a profundizar las dificultades y barreras de acceso que se pretenden conjurar
precisamente a través de un proceso colectivo” (PGN, 04/III/2016, “Ministerio Público
de la Defensa c/Provincia de Córdoba-Estado Nacional s/amparo ley 16.986,” Dictamen
del Dr. VÍCTOR ABRAMOVICH. La Corte Suprema finalmente desestimó el caso por
aplicación del art. 280 del CPCyCN, CSJN, 8/5/2018, “Recurso de hecho deducido por
la Defensora. Pública Oficial en la causa Ministerio Público de la Defensa c/ Provincia
de Córdoba Estado Nacional s/ amparo ley 16.986").
Finalmente, cabe recordar la guía hermenéutica establecida por la propia
Corte Suprema al señalar que “le corresponde al Poder Judicial de la Nación buscar los
caminos que permitan garantizar la eficacia de los derechos, y evitar que estos sean
vulnerados, como objetivo fundamental y rector a la hora de administrar justicia y de
tomar decisiones en los procesos que se someten a su conocimiento” (CSJN, 26/IV/2016,
“Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas de la Patagonia c/Santa Cruz,
Provincia de y otro s/amparo Ambiental”, Fallos: 339:515).
II.2.5. Es necesario detenerse ahora en la legitimación invocada por el Sr.
Asesor Tutelar para intervenir en los presentes actuados.
Resulta relevante destacar que el Sr. Asesor Tutelar asumió la intervención
principal y provisoria respecto de las “personas que requieran la implementación de un
sistema de apoyos para el ejercicio de la capacidad jurídica y de aquellas en las que
hubiera recaído sentencia en un proceso judicial relativo a la capacidad, mayores de 23
años con necesidades educativas especiales que asistan o pretendan asistir a las escuelas
especiales y de formación laboral del GCBA”. Ello, en los términos del artículo 125 de
la CCABA y del artículo 103 del Código Civil y Comercial de la Nación.
Asimismo, asumió la intervención principal invocada respecto de las niñas,
niños y adolescentes de catorce (14) a diecisiete (17) años de edad que asistan o pretendan
asistir a las escuelas especiales y de formación laboral del GCBA, en los términos del
artículo 125 de la CCABA y artículo 103 del Código Civil y Comercial de la Nación.
Por otra parte, asumió la intervención principal y provisoria respecto de las
“personas que requieran la implementación de un sistema de apoyos para el ejercicio de
la capacidad jurídica y de aquellas en las que hubiera recaído sentencia en un proceso
judicial relativo a la capacidad, de 18 a 22 años que asisten o pretendan asistir a las
escuelas especiales y de formación laboral del GCBA”. Ello, en los términos del artículo
125 de la CCABA y del artículo 103 del Código Civil y Comercial de la Nación.
No existen cuestionamientos a la legitimación del Sr. Asesor Tutelar para
intervenir por los tres grupos identificados. Ello, siempre que no se verifique la existencia
de intereses contrapuestos entre los grupos.
Bajo tales parámetros, por actuación n° 1844748/2023, toda vez que el Sr.
Asesor Tutelar requirió que se rechazara la pretensión cautelar solicitada por uno de los
grupos por los que interviene -integrado por personas que requieran la implementación
de un sistema de apoyos para el ejercicio de la capacidad jurídica y de aquellas en las
que hubiera recaído sentencia en un proceso judicial relativo a la capacidad, mayores
de 23 años con necesidades educativas especiales, que asistan o pretendan asistir a las
escuelas especiales y de formación laboral del GCBA-, a la vez que solicitó que no se
vieran afectados los derechos de otro de los grupos por los que interviene -alumnos de
catorce (14) a veintidós (22) años que asisten a dichos establecimientos-, se le requirió
que aclarara los términos de la intervención que asumiera a efectos de verificar la
inexistencia de intereses contrapuestos.
En dicho contexto, por actuación n° 1889904/2023, el Sr. Asesor Tutelar
adujo que no existen intereses contrapuestos, destacando que no consentiría una decisión
que implique un beneficio para una parte del colectivo actor en desmedro de otra. Aclaró
que la medida que se adopte debe garantizar los derechos tanto del alumnado de catorce
(14) a veintidós (22) años, como el de veintitrés (23) en adelante (cfme. fs. 730 del
expediente digital).
Cabe destacar que entre los procesos colectivos la propia Corte Suprema ha
destacado supuestos en los que la “calificación del caso exige, por lo tanto, una
consideración de intereses que exceden el conflicto bilateral para tener una visión
policéntrica, ya que son numerosos los derechos afectados,” destacando que “[p]or esa
razón, la solución tampoco puede limitarse a resolver el pasado, sino, y
fundamentalmente, a promover una solución enfocada en la sustentabilidad futura, para
lo cual se exige una decisión que prevea las consecuencias que de ella se derivan” CSJN,
1/XII/2017, “La Pampa, Provincia de el Mendoza, Provincia de s/ uso de aguas,” Fallos:
340:1695. Doctrina reiterada en CSJN, "Barrick Exploraciones Argentinas S.A. y otro c/
Estado Nacional s/ acción declarativa de inconstitucionalidad," Fallos: 342:917).
Finalmente, dadas las tensiones que la presencia de intereses diferenciados provoca en el
proceso, la Corte Suprema ha optado por establecer la categoría diferenciada de litigios
policéntricos “que exceden el conflicto bilateral, porque son numerosos los derechos
afectados” (CSJN, 21/X/2021, “Fundación Ciudadanos Independientes c/ San Juan,
Provincia de; Estado Nacional y otros s/ acción ambiental meramente declarativa”
Fallos: 344:2922).
En estos actuados se cuestiona la modificación de la regulación educativa
aplicable a escuelas especiales y de formación laboral que afecta a personas con
discapacidad mayores de veintidós (22) años, implementada por el Ministerio de
Educación del GCBA. Ello, con fundamento en que habría sido adoptada violando el
derecho de la comunidad educativa a participar en esa toma de decisiones e impidiendo a
alumnos y alumnas de esa franja etaria el acceso a la educación inclusiva.
Es posible advertir, entonces, que la decisión cuestionada se muestra idónea
para afectar grupos con intereses diferenciados. Entre ellos, todos aquellos que de acuerdo
a la definición legal integran la comunidad educativa: madres y padres y/o tutores o
tutoras, docentes, alumnas y alumnos, personal directivo, administrativo y auxiliar de la
docencia, profesionales de los equipos de apoyo y otras organizaciones vinculadas a las
instituciones educativas (conf. artículo 122, ley 26.206).
Ahora bien, ni siquiera es posible predicar a priori que cada uno de los grupos
diferenciados por la norma posea intereses homogéneos. En dicho contexto, se advierte
que los grupos de alumnas y alumnos respecto a los cuales el Sr. Asesor Tutelar ha tomado
intervención pueden integrar en conjunto el frente actor, aunque existan entre ellos
intereses diferenciados que el proceso debe preservar a idéntico tiempo.
En consecuencia, tratándose de un litigio policéntrico y habiendo establecido
que en la actualidad la existencia de intereses diferenciados entre los grupos de alumnas
y alumnos no conduce a reputarlos necesariamente contrapuestos, no existe óbice a la
intervención que por algunos de ellos sea asumida por el mismo Asesor Tutelar.
Corresponde aclarar que, tal como señala la Corte Suprema, debe tenerse
presente que los litigios policéntricos “son sumamente dinámicos y cambiantes,
susceptibles de modificaciones frente a hechos sobrevinientes, y deben ser resueltos, con
ductilidad…” (CSJN, 21/X/2021, “Fundación Ciudadanos Independientes c/ San Juan,
Provincia de; Estado Nacional y otros s/ acción ambiental meramente declarativa,”
Fallos: 344:2922), circunstancias que imponen controlar en todo momento que los
diferentes intereses que integran el frente actor o el frente demandado no terminen
resultando contrapuestos.
II.2.6 En base a las consideraciones hasta aquí formuladas, es posible concluir
que los cuestionamientos efectuados por el Sr. Asesor Tutelar y el GCBA tendientes a
cuestionar la legitimación no pueden tener favorable acogida.
III. Habiéndose resuelto la cuestión previa suscitada, corresponde ahora
analizar la protección cautelar requerida.
Para ello, cabe señalar que la petición cautelar deducida en estos autos se
enmarca en lo previsto por el artículo 14 de la Ley local 2145. Son también aplicables en
forma supletoria, en cuanto sean compatibles con la naturaleza de la acción de amparo,
los artículos 179 y concordantes del Código Contencioso Administrativo y Tributario de
la Ciudad de Buenos Aires –cfr. artículo 26 de la ley 2145-.
La primera norma citada admite el dictado de las medidas cautelares que
resulten necesarias para asegurar los efectos prácticos de la sentencia definitiva. Con
idéntica lógica, el art. 179 del CCAyT dispone que ellas deben procurar garantizar los
efectos del proceso.
En este sentido, resulta claro que el fin primordial del remedio precautorio es
evitar que la sentencia definitiva pueda resultar de cumplimiento ilusorio, frustrándose la
pretensión amparista, ante un objeto imposible de alcanzar de aguardarse al dictado de la
sentencia.
Respecto de los presupuestos exigibles para el dictado de una medida
precautoria, el artículo 14 de la ley de amparo establece que “[e]n las acciones de amparo
contra autoridades públicas son requisitos necesarios para el otorgamiento de toda
cautelar la acreditación simultánea de los siguientes presupuestos: Verosimilitud del
derecho, Peligro en la demora, No frustración del interés público, Contracautela”.
Cabe tener presente que es un principio sentado por la jurisprudencia del fuero
que para hacer lugar a una medida cautelar, a mayor “verosimilitud”, menor necesidad de
“peligro en la demora”; y a mayor “peligro en la demora”, menor necesidad de
“verosimilitud” (vgr., CCAyT, Sala II, 21/XI/2000, “Banque Nationale de Paris
c/Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires s/amparo (art. 14 CCBA)”.
Es de destacar que el mentado principio resulta aplicable, necesariamente,
cuando ambos extremos -verosimilitud del derecho y peligro en la demora- se hallan
presentes -aún en grado mínimo- en el caso (CCAyT, Sala II, 17/VI/2008, “Medina, Raúl
Dionisio c. GCBA s/ otros procesos incidentales”).
Por lo demás, la medida cautelar peticionada en autos revestiría carácter
innovativo, toda vez que tiene por objeto alterar el estado de hecho o de derecho existente
al momento de su dictado, y como tal, se enmarca en lo previsto en el artículo 179 del
CCAyT, el que prevé que: “las medidas cautelares son todas aquellas que tienen por
objeto garantizar los efectos del proceso, incluso aquellas de contenido positivo ...”.
Es dable recordar que dentro de las medidas cautelares la innovativa es una
decisión de carácter excepcional, ya que altera el estado de hecho o de derecho existente
al tiempo de su dictado. Ello es así, toda vez que configura un anticipo de jurisdicción
favorable respecto del fallo final de la causa, lo que justifica una mayor prudencia en los
recaudos que hacen a su adopción (cfr. doc. CSJN, 25-VI-96, “Pérez Cuesta SACI
c/Estado Nacional”, entre otros, Fallos: 316:1833, y causas E.121. XXVII
"Electrometalúrgica Andina S.A.I.C. c/ Estado Nacional -D.G.I.-" y S.1530.XXXII
"Super Todo S.A. c/ Se.Na.S.A. s/amparo -incidente de apelación medidas cautelares-",
del 10/VIII/1995 y 6/V/ 1997, respectivamente).
En este sentido se ha afirmado también que “la aplicación de medidas
cautelares innovativas, dados sus particulares efectos, debe juzgarse con criterio
restrictivo y excepcional, determinando la concurrencia fáctica de los presupuestos a
observar para el dictado de toda medida cautelar así como de uno que le es propio: la
posibilidad de que se consume un perjuicio irreparable (Falcón, Enrique M., Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación anotado, concordado y comentado, Abeledo-
Perrot, Buenos Aires, 1997, t.V, pág. 108, nota 31). Ello, por cuanto la medida cautelar
innovativa no persigue mantener el status existente sino, precisamente, alterar ese estado
de hecho o de derecho vigente antes de su dictado” (CCAyT, Sala I, 04/V/2006,
“Barbarito Ana c/ GCBA s/ otros procesos incidentales”).
En el mismo sentido, cabe poner de manifiesto que si bien en el supuesto de
autos la medida requerida implica resolver, aunque en forma provisoria y sin debate
previo, una cuestión litigiosa que involucra la resolución de la cuestión de fondo debatida,
cierto es que a ello debe contraponerse la posible afectación de derechos esenciales.
Asimismo, los jueces tienen la facultad de disponer una medida cautelar
distinta de la solicitada o limitarla, a fin de evitar perjuicios o gravámenes innecesarios al
titular de los derechos o intereses y teniendo en cuenta la importancia del derecho o interés
que se intenta proteger (cfr. artículo 186 del CCAyT). Se ha dicho que: “...debe tenerse
en cuenta que las medidas precautorias deben decretarse y cumplirse sin audiencia de la
otra parte (art. 181 CCAyT), de allí que los jueces puedan otorgar una cautelar diferente
a la pedida. Del mismo modo, importaría un dispendio procesal disponer la medida
solicitada a sabiendas de que ante el pedido del afectado la medida será modificada”
(cfr. Saba, Paula A. y Barbarán Josefina, “Las Medidas Cautelares” en Código
Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Comentado y Anotado ⟮Balbín, Carlos -dir.-⟯, Tomo I, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2010,
pp. 433/434).
Bajo los parámetros identificados, se analizará la procedencia de la protección
cautelar requerida.
IV. En relación con la verosimilitud del derecho, resulta ineludible determinar
el alcance de los derechos invocados como fundamento de la pretensión articulada para
luego establecer si pueden considerarse prima facie afectados por la conducta estatal
reprochada por los diversos integrantes del colectivo actor.
Corresponde recordar que se pretende el dictado de una medida cautelar que
“restablezca la oferta educativa de los talleres que se dictan en las escuelas especiales y
de formación laboral para las personas mayores de 22 años con necesidades educativas
especiales, así como el servicio de transporte y de alimentación a las familias que lo
peticionen” (v. fs. 4 del expediente digital, primer párrafo), “hasta tanto se brinden los
apoyos y se realicen los ajustes razonables en los espacios ya existentes abiertos a toda
la comunidad” (v. fs. 877 del expediente digital, último párrafo).
En consecuencia, es necesario analizar el cumplimiento de los extremos
necesarios para el otorgamiento de la medida cautelar dirigida a garantizar un umbral
mínimo de efectividad del derecho a la educación de las personas con discapacidad
mayores de veintidós (22) años que asistían a las escuelas especiales y de formación
laboral del GCBA, vinculado con la afectación del derecho a la información y
participación de la comunidad educativa en la toma de decisiones dentro del sistema
educativo.
A efectos de lograr una cabal comprensión de los derechos identificados, el
intérprete debe abandonar la tentación de llevar adelante su tarea a partir de una lectura
aislada del texto constitucional. El verdadero sentido de las normas que contemplan tal
derecho únicamente podrá ser advertido tomando como eje el sistema en el que se
encuentran incorporadas.
Dicho sistema resulta, en primer lugar, de la caracterización que cada uno de
esos derechos adquiere a partir de la constitucionalización de una serie de tratados de
derechos humanos (conf. art. 75 inc. 22, CN). En segundo lugar, luego de determinada la
configuración que surge de aquellos cuerpos normativos, del ejercicio de las atribuciones
que los poderes constituidos poseen a efectos de reglamentar y garantizar su goce (conf.
arts. 14, 28, 31 y 75 inc. 23, CN).
Siguiendo este orden de análisis, habrá que indagar, en primer lugar, la
regulación que emana de los tratados que integran el denominado bloque de
constitucionalidad federal.
Es necesario destacar que la aplicación de estos instrumentos internacionales
de derechos humanos, conforme lo exige el artículo 75 inciso 22 de la Constitución
Nacional, debe ser en “las condiciones de su vigencia”. Esta expresión indica tanto el
modo en que fueron aprobados y ratificados por nuestro Estado, como el alcance
interpretativo dado por la jurisprudencia internacional y las decisiones y recomendaciones
de los Comités de Seguimiento.
En este punto, la CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACIÓN ha expresado:
"esto es, tal como la Convención citada efectivamente rige en el ámbito internacional y
considerando particularmente su efectiva aplicación jurisprudencial por los tribunales
internacionales competentes para su interpretación y aplicación. De ahí que la aludida
jurisprudencia deba servir de guía para la interpretación de los preceptos
convencionales” (CSJN, 07/IV/1995, “Giroldi, Horacio David y otro s/ recurso de
casación - causa n° 32/93”, Fallos: 318:514). También incluyó como guía para la
interpretación y aplicación de la Convención a las opiniones de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CSJN, 12/IX/1996, “Bramajo, Hernán Javier s/
incidente de excarcelación - causa n° 44.891”, Fallos: 319:1840).
Respecto de las decisiones y recomendaciones de los Comités de Seguimiento
de los Tratados Internacionales, ha expresado que “cuadra poner de relieve la actividad
del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, por cuanto constituye el
intérprete autorizado del PIDESC en el plano internacional y actúa, bueno es acentuarlo,
en las condiciones de vigencia de éste, por recordar los términos del art. 75, inc. 22, de
la Constitución Nacional” (CSJN, 21/IX/2004, “Aquino, Isacio c/ Cargo Servicios
Industriales S.A. s/ accidentes ley 9688”, Fallos: 327:3753).
En idéntico sentido expresó: “[e]l Comité de Derechos Económicos, Sociales
y Culturales, que constituye el intérprete autorizado del Pacto homónimo en el plano
internacional y cuya interpretación debe ser tenida en cuenta ya que comprende las
“condiciones de vigencia” de este instrumento que posee jerarquía constitucional en los
términos del art. 75, inc. 22, de la Constitución Nacional” (CSJN, 31/III/2009, “Torrillo
Atilio Amadeo y Otro c/Gulf Oil Argentina S.A. y otro s/daños y perjuicios”, Fallos:
332:709).
Luego, una vez establecida la relevancia constitucional de las decisiones y
recomendaciones de los Comités de Seguimiento de los Tratados Internacionales, habrá
que detenerse en lo actuado por el COMITÉ DE DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y
Protocolo Nº 3046/2023
FERRER Francisco
Javier
JUEZ/A
JUZGADO DE 1RA
INSTANCIA EN LO
CONTENCIOSO
ADMINISTRATIVO Y
TRIBUTARIO Nº 23