EL DIALOGO EN LA ENSENANZA DE LA FILOSOFIA
Hemén Mateluna Estay
La filosofia es de forma caracteristica
tuna disciplina que plantea preguntas,
(LipMAN, SCHARP-Y OSCAYAN, 1992)
INTRODUCCION:
Qué entendemos por filosofia al momento de diseflar y realizar nuestras
clases? {Qué limites encierra nuestra disciplina respecto a otras? ;Qué
esperamos lograr en los y las estudiantes mediante la disciplina filos6fi-
cca? Tiene la filosofia alguna utilidad y sontido? ;Corresponde el apron-
dizaje de la filosofia a nifios/as y j6venes? Estas y otras preguntas las he
formulado una y mil veces, sin encontrar respuestas claras ni consensos
predoterminados. La tinica claridad que intuitivamente poseo es que el
diglogo on tanto estrategia didéctica—resulta fundamental en la enseftan-
za de la filosofia, pues, tal como plantea el educador y filésofo peruano
Salazar Bondy (1995), es “el tinico adecuado a la materia”, debido a que
cl encadenamiento entre las interrogaciones y respuestas que se forman en
la conversacién permite que el pensamiento del educando se incorpore,
por accién del profesor, en ol proceso de reflexién flos6fica
Dilucidar por qué el dislogo es el tinico apropiado a la materia impli-
ca enfrentarse a una reflexién —que muchas veces se rehtiye— relacionada
con qué entendemos por filosofia y su ensehanza. Reflexién nocesaria
para quien pretende ojercer la tarea docente de manera critica, Por otra
razén este escrito es una biisqueda y un intento de posicionamiento fi-
los6fico y didactico ante la onsofianza y aprendizaje de la filosofia en la
escuela,
1. Asombro, diélogo y filosofia en la nifiez y juventud
‘Alo largo de la tradicidn filoséfica so ha vinculado el ‘asombro' con el
motor del quehacer propio de la filosoffa. Asombro originario ¢ indudable-
‘mente presente on los nifios, que en la adultez parece constrefirse por un1136 Fxperamcras DIDACTICAS PARA LA ENSENANZA DE LA FILOSOFIA EN EL AULA
mundo plagado de respuestas. Los nifios y las nifias, como sefiala Jaspers
(2992), penetran en lo més profundo de la reflexién filos6fica; sus pregun-
‘as, lejos de ser ret6ricas, buscan comprender el sentido de la existencia.
Una maravillosa sefial de que el hombre filosofa en cuanto tal origi-
nalmente, son las preguntas de los nifios. No es nada raro oir de la
boca infantil algo que por su sentido penetra inmediatamente on las
profundidades del filosofar. He aqu‘ unos ejemplos. Un nifio mani-
fiesta su admiracién diciendo: “me empefio en pensar que soy otro
y sigo siendo siempre yo”. Este nitio toca en uno de los orfgenes de
tode certeza, la conciencia del ser en la conciencia del yo. Se asombra
ante el enigma del yo, este ser que no cabe concebir por medio de nin-
grin otro, Gon su cuestién se detiene el nifio ante este Iimite Jaspers,
1992: 8-9)
yodemos afirmar que la praxis filoséfica radica en la capacidad del
sujeto para formularse preguntas, cuestionamientos que surgen en el ser
hhumano cuando intenta buscar sentido a los sucesos y relatos que consti-
tuyen su existencia. Tal es el ejemplo citado por Jaspers (1992) acerca de
un nifio que escucha la historia de la creacién divina y, ante la palabra
de adulto, afirmando que Dios cre6 el Cielo y la Tierra, pregunta jy quién
cre6 a Dios?
‘Como vernos, las interrogantes surgen ante la necesidad de compren-
sién de la realidad y la biisqueda de sentido a Ia existencia, emergiendo
asf una de las inquietudes més simples y complejas, a saber: por qué?
‘Segiin evidencian Matthew Lipman et al. [1998), los nifios y nifias empie-
zan a pensar filosGlicamente desde muy pequeiios, precisamente cuando
comienzan a preguntar el porqué de los acontecimientos. Si concedemos
que “filosofia es de forma caracteristica una disciplina que plantea pre-
guntas” (Lipman et al, 1998: 83), entonces la filosofia no solo es cuestin
do adultos. Més atin, la disciplina filos6fica os tanto 0 més pertinente on
Ja nifiez, pues desarrolla esa capacidad innata de los chicos y chicas da
preguntar. Siendo asf, el didlogo seria un dispositivo pedagégico crucial
para poner de manifiesto y fomentar les preguntas de nifios y jévenes, y
generar espacios de buisqueda de sentido y comprensién,
Bajo esta dinémica comunicativa la labor docente esta destinada a
generar espacios o instancias para la circulacién de las ideas, fomentando
Y¥ profundizando los “por qué”. “cémo", “cndndo” y “para qué” de los
chicos y chicas, ademas de fomentar la horizontalidad entro estudiantes
y docentes, Asunto y objetivo esencial para la fllosoffa, pues la horizon-
{alidad es una instancia decisiva para que los educandos logren pensar"TeceRa Pare:
ACTIVIDADES INNOVADORAS PARA THABAJAR OONTENIDOS OBLIGATOROS 137
por si mismos, pues justamente “el pensar filoséfico tiene que ser origi
nal en todo momento” Jaspers, 1992: 8).
‘Tal horizontalidad solo puede ser potenciada mediante la practica
del didlogo, ya que este fomenta que educadores y educandos rompan
Jas divisiones y altornen sus posiciones, de tal modo que “(ell que educa
se transforma en educando” (Freire, 1972: 90). De esta forma, el pensar
filoséfico se des-oculta a los/as estudiantes. Cuestién fundamental en la
onsefianza media, en la que han estado sometidos por afios a la préctica
de contestar correctamente preguntas, més que a formularlas. Revertir
los roles implica que los y las estudiantes puedan asumir la labor de edu-
cadores: planteando temas, razonando ideas, formulando interrogantes,
contraargumentando, elaborando hipétesis, entre otros. El saber filos6fi-
co, por tanto, no es un contenido ajeno, elevado y criptico, sino que se
desarrolla en acto, en el intercambio de palabras y visiones de mundo,
que se relacionan con su saber, su ser y su experiencia, y, en tanto tales,
los movilizan y cuestionan. La clase de filosoffa, entonces, debe permitir
4 los/as estudiantes tal autonomia, que pueda traducirse en una invita-
cidn a pensar por si mismos.
Bste punto es fundamental, pues, a criterio de Lipman, Scharp y Os-
canyan (1992), la préctica filosofica se destruye en la medida en que el
profesor de filosofia impone sus valores 0 croencias a los y las estudian-
tes. Por tanto, nogar la autonomfa a los educandos se traduce en que se
les niegue su capacidad y oportunidad de filosofar. A mi entender, no
basta solo con la implementacién del dialogo como estrategia didéctica,
que suele mecanizar y vaciar de contenido la propuesta, sino que se hace
necesario dotar dicho dilogo de intencién y sentido.
Pienso que la filosoffa-y més precisamente su ensefianza~ puede ser
intencionada hacia dos de sus caracterfsticas fundamentales: la reflexién
y la critica. Entiendo por reflexién un proceso consciente, permitido por
él pensamiento y orientado a la comprensi6n, Por lo demés, parafrasean-
do a Donald Schén (1992), este proceso se da antes, durante y después
del ejercicio de la critica, que, por su parte, comprendo como un pro-
coso mediante el cual el estudiante, de manera auténoma, evalia una
situacién y, sobre la base do dicha reflexién, elabora un punto de vista
fundamentado.
En ese sentido, y on términos de Paulo Freire (1972), laactitud erftica
de los y las estudiantes so relaciona con la idea de criticar el sistema so-
cial en el que estan inmersos, para que se atrovan a transformarlo. “Una
educacién filoséfica que busca la reflexién y la critica persigue le trans-
Formacién”, en palabras de Carmen Lépez Séenz (2006 p.28). En s{ntesis,
la reflexién y la critica son procesos complementarios, pero orientados138 EXPERIENCIAS DIDACTICAS PARA LA ENSENANZA DE.LA FILOSOFA EN EL AULA,
« objetivos distintos. El primero a la comprensién hermenéutica y el se-
gundo a la transformacién.
Favorecer y estimular en los y las estudiantes la capacidad de re-
tlexionar para potenciar su espiritu critico transformador tendria que
posibilitar, a mi juicio, una visién ético-ciudadana, en la medida en que
“los nifios reflexivos estén preparados para mostrar buen juicio, y ni-
fios con buen juicio dificilmente van a realizar acciones inapropiadas 0
desconsideradas” (Lipman ef al. 1992: 68). Lo anterior nos indica que ol
trabajo de reflexién debe ser tratado seria y responsablemente. Esta es
Ja baso do las actuales y futuras determinaciones que tomardn los y las
estudiantes sobre los diversos y complejos temas que convergen en la
sociedad actual.
En esta intencién reflexiva y critica propuesta para la clase de filo-
sofia resulta primordial la relacién que tiene el didlogo con la reflexién.
‘Segtin Lipman ef al. (1992), cuando una persona dialoga se ve en la obli-
gacién de reflexionar sobre lo que va a decir, y ademas sobre lo que esté
diciendo y sobre lo que dijo. De esta manera, mediante la préctica del
Aidlogo los y las estudiantes deben reflexionar sobre las respuestas que
darén, las que dan y las que han dicho, Esto permite el paso a la actitud
rftica y a pensar por sf mismo, lo que ¢s fundamental pues wna persona
que piensa por s{ misma “es capaz de reflexionar sobre su propia expe-
riencia y sobre su situacién en el mundo. Esté preparada para volver a
evaluar sus valores y compromisos més hondos, y, en consecuencia su
propia identidad” (Splitter y Sharp, 1996: 34).
2. El didlogo filosético
Me he referido al didlogo como un recurso fundamental dentro de la
préctica de la ensefianza de la filosofia. Pero, ;cémo sabemos que ese
didlogo estd siendo realmente filos6fico? Para intentar responderlo voy a
caracterizar el didlogo de tal modo de diferenciarlo de una conversacién
que puede darse en diferentes espactos y asignaturas escolares ¥, luego,
‘me abocaré a analizar el llamado “diAlogo filossfico”.
Para distinguir el didlogo de una conversacién los planteamientos de
Splitter y Sharp (1996) son fundamenteles, pues establecen las condi-
ciones necesarias para considerar una conversacién como didlogo. Estas
condiciones implican que:
a. La conversacién se concentre en un t6pico problematico.
b. Los miembros de la comunidad de indagacién, mediante el dié-
logo, se autocorrijan, quo se cuestionen unos a otros con el fin de
reformular ciertas ideas.