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Este versículo de la Biblia cuenta la historia de cómo el pueblo de Dios ha vencido a sus

enemigos. Lo han hecho por el poder de la sangre del Cordero y permaneciendo firmes en su fe.
Es un recordatorio de que Dios siempre está con nosotros y que podemos superar cualquier
obstáculo si tenemos fe en Él.
El mayor significado para la palabra “sangre” está en la muerte de Cristo (APOCALIPSIS
1:5) y la “Sangre del Cordero” representa la victoria absoluta. En una batalla común, la sangre del
ejercito equivale a la victoria del general; pero entre Cristo y Satanás, la sangre del General, que es
Jesús, corresponde a la victoria de todo su ejército.

En este verso bíblico Dios nos dice que tenemos un enemigo (Satanás) y aunque no lo
podamos ver sabemos que es real porque deja testimonios de su existencia diariamente. Basta
con abrir el periódico en las páginas de sucesos para estremecernos con los asesinatos de la noche,
la violencia doméstica, en los divorcios, suicidios, homosexualidad, promiscuidad, pornografía infantil,
embarazos precoces, brujería, idolatría. Con sus artimañas controla las mentes desprovistas de
defensa. Por esta razón, debemos hacerle frente a nuestro adversario invisible con armas que no
pertenecen a este mundo. Si levantamos una gran muralla (la Palabra de Dios) en nuestra
ciudad (la mente) con muros fuertes (pensamientos de Cristo) derribamos los argumentos del
diablo y los deseos de nuestra indisciplinada carne.

¿Por qué la mente debe ser amurallada? Porque nuestras acciones son producto de nuestros
pensamientos. Pienso, luego existo; es decir, todo lo que digo, la manera en que me comporto y las
reacciones involuntarias que tengo son el resultado de mis ideas, creencias, sentimientos y
motivaciones engendradas en mi mente o son las saetas (flechas ligeras) u ofrecimientos del maligno.
Si aprendemos a identificarlas nos protegeremos del cazador. «Para que Satanás no gane ventaja
sobre nosotros no ignoremos sus maquinaciones» (2ª Corintios 2:11).

El que este firme cuide de no caer porque siempre vamos a ser tentados. El distraído -el que vive sin
oración- es el más vulnerable a abrirle puertas o rendijas al vallado de su mente. No basta con asistir
los domingos a la iglesia o con participar de la Santa Cena si no meditamos continuamente en la
Palabra de Dios.

Todo pensamiento pásalo por el filtro del Señor, llévalo cautivo a sus pies, si no está de acuerdo con
su voluntad mándalo a la basura, no lo recicles, porque una vez que le des entrada habrás abierto un
hoyó en tu mente y caerás atrapado por la ponzoña de la serpiente, cuyo veneno irremediablemente
entrará a tu vida y a la de los tuyos.

«Por lo tanto, hermanos míos, fortaleceos en el Señor y en su fuerza poderosa. Vestíos de toda
armadura de Dios, para que podáis estar firme contra las asechanzas del diablo» (Efesios 6:10-11).
El mandamiento de ofrecer sacrificios de animales terminó con la muerte de Jesucristo.

HEBREOS 9:12-15.
La sangre de machos cabrios y de becerros eran suficientes para cubrir el pecado
temporalmente; pero solo un sacrificio perfecto podía obtener eterna redención.
El sacrificio de Jesús fue superior en que era perfecto, voluntario, racional, y motivado por el
amor.
Nosotros los creyentes debemos apropiarnos de los BENEFICIOS DE LA SANGRE DEL
CORDERO; porque dicha sangre nos:

 PURIFICA
 EN ELLA HAY REDENCIÓN
 QUITA EL PECADO
 LIMPIA DE TODO PECADO
 LIMPIA LA CONCIENCIA
 TENEMOS PERMANENCIA EN EL HIJO
 TENEMOS COMUNIÓN
 NOS ACERCA A DIOS
 HAY ENTRADA AL LUGAR SANTÍSIMO
 NOS SANTIFICA
 NOS TRAE PAZ
 NOS HACE APTOS
 ES SEÑAL DE UN NUEVO PACTO
 NOS DA VIDA.
 NOS QUITA HERENCIAS ANCESTRALES NEGATIVAS.

El dios Quemós era el dios de los Moabitas,era la personificación del sol, el dios de los antiguos
moabitas, quienes le rendían culto y rituales con sacrificios humanos.
PURIFICA. La ley dada por medio de Moisés establecía que todo pecado debía ser purificado con
sangre, a través de un sacrificio (Lv. 14:25), y en el libro de Hebreos, se dice que casi todo es
purificado con sangre, conforme a la ley de Moisés (He. 9:22a).

EN ELLA HAY REDENCIÓN. esto significa liberar mediante el pago de un precio de rescate, por eso
la obra de Jesucristo redimió a los hombres de toda iniquidad (Tit. 2:14),

QUITA EL PECADO. En el Nuevo Testamento se enseña que la sangre de los toros y de los machos
cabríos no pueden quitar los pecados (He. 10:4), sino que sólo la de Cristo, quien realizó una vez
para siempre un solo sacrificio por los pecados (He. 10:12) de toda la humanidad (1ª. Jn. 2:2). La
sangre de Cristo quita el pecado, porque en Él no hay pecado. (1 Jn. 3:5).

LIMPIA DE TODO PECADO. 1 Juan 1:7. limpiar de la contaminación del pecado y declarar limpio
(puro) (Strong 2511), lo que indica que la sangre de Cristo limpia al creyente de todo pecado, e
incluso enfermedades, como al leproso que le dijo a Jesús que si Él quería podía limpiarlo (Mat 8:2).

LIMPIA LA CONCIENCIA. Hebreos 9:14. La sangre de Cristo limpia la conciencia de obras muertas,
lo cual permite al creyente servir a Dios.

TENEMOS PERMANENCIA EN EL HIJO, Juan 6:56. El acto de la Cena del Señor, proporciona
permanencia en el Hijo, puesto que Cristo afirmó que quién comiera su carne y bebiera en su sangre,
permanecería en Él, y Él en el (creyente).

TENEMOS COMUNIÓN, 1 Corintios 10:16. Los creyentes tienen compañerismo con Cristo, por
medio de la participación de la Cena del Señor, pues simbólicamente se participa de su muerte y
resurrección y se anuncia su venida.

NOS ACERCA A DIOS, Efesios 2:13. La Biblia dice que en otro tiempo, el hombre anduvo lejos de
Dios, desobediente (Ro. 11:30), sin embargo, a través de la sangre de Cristo, fue hecho cercano a
Dios. La sangre de Cristo cambia el corazón para acercarnos a Dios.

HAY ENTRADA AL LUGAR SANTÍSIMO, Hebreos 10:19. El lugar Santísimo era el lugar del
Tabernáculo construido por Moisés, en donde estaba el Arca del Pacto, que representa la presencia
de Dios; pero ahora por la Sangre de Cristo tenemos entrada al verdadero Lugar Santísimo, para
conocer al Señor más de cerca y gozarnos en Él.
NOS SANTIFICA, Hebreos 10:10. La sangre de Cristo sobre la vida del creyente santifica y
regenera, por ello no debemos menospreciarla, ni tenerla en poco, ya que Dios castigará a aquel que
la tenga por inmunda (He. 10:29).

NOS TRAE PAZ, Colosenses 1:20. El Señor trae la paz a la vida del creyente por medio de su
sangre, con el propósito de reconciliarlo con su Padre Dios, y presentarlo ante Él, santo, sin mancha
e irreprensible. (Col. 1:22).

NOS HACE APTOS, Hebreos 13:20-21. La sangre de Cristo hace apto al creyente para hacer Su
voluntad, quitando o agregando aspectos en su vida que le permitirán crecer y ser edificado.

ES SEÑAL DE UN NUEVO PACTO, Hebreos 8: 8-13. Dios establece un nuevo pacto, con mejores
promesas que el anterior. Jesús es el mediador del nuevo pacto (He. 12:24), que se selló con sangre
e hizo suficiente ese sacrificio, de una vez y para siempre, por lo cual somos partícipes y herederos
de todas las bendiciones que vienen tras él.

NOS DA VIDA, Juan 6:53: Cuando participamos de su carne y de su sangre, tenemos vida.

NOS QUITA HERENCIAS ANCESTRALES NEGATIVAS, 1 Pedro 1:18-19. Este pasaje indica que
fuimos redimidos de la vana manera de vivir heredada de los padres, por medio de la sangre de
Cristo, es decir, el sacrificio de Jesús hace libre al creyente de herencias de maldición familiar, puesto
que la genética de maldición en el creyente es cambiada a la genética bendita del Hijo de Dios. La
Sangre de Cristo corta cualquier lazo generacional de maldad, para andar en novedad de vida.

Debemos saber que la sangre de Cristo fue derramada una sola vez para salvación y es rociada para
purificación y perfeccionamiento hasta el día en que todo sea perfecto.

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