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Oswald Ducrot Léxico y gradualidad Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales Paris Traduccién de Corina Garcia Gonzélez Una version previa de este trabajo fue presentada en ocasién del II Coloquio Internacional de Lingiifstica Francesa, realizado en la Universidad de Sevilla en noviembre de 1995. Signgsysefia Numero 9 Junio de 1998 La Teorfa de la Argumentacién en la. Lengua con frecuencia afirmé —y casi desde sus inicios— que el sentido y la. significacién (nociones que no distinguiré en este trabajo) comportan una: graduali- dad inherente. Este slogan, que no quiero cuestionar, slo puede convertirse en una tesis si la nocién-de gradualidad recibe, al menos, un esbozo de definicién, lo.que intentaré hacer en primer lugar. Para mf,una nocién-es gradual en-la medida en que, si se la declara perti- nente para caracterizar un objéto, la tnica alternativa posible no. es declararla apropiada o no al objeto (lo que los légicos medievales Ila- maban unir o desunir). Aun considerfndola pertinente, esta nociér puede aplicarse o excluirse en grados diferentes, Y ello, independien- temente de los matices de tipo modal relativos a la creencia del locu- tor: me ocupo, por ejemplo, de la modulacién que aporta un poco [un peu] en Pedro estar un poco retrasado, y no de Ja que aportarfa quiz4 [peut-étre] en esta misma oracién (incluso si la oposicién es menos evidente en otros contextos, como Este asunto te molestar4 un’ poco). Esto significa que las nociones matemiticas, en todo caso las de la matematica elemental, no comportan una gradualidad: si elegimos uti- lizar el concepto de isésceles para hablar de una figura geométrica, solo podemos elegir entre afirmarlo o negarlo. Una vez admitida esta caracterizacién, poco precisa, lo reco- nozco, de la gradualidad de las nociofes, un semAntico puede plan- tearse, al menos, dos tipos' dé problemas. Uno es el de Jos‘ indicios lin- giifsticos, de los tests que prueban que el sentido de las expresiones de 1. Se observard que no presento esos grados como los elementos de un orden, en él sentido matemstico,y que no tomo partido, por ejemplo, en’ cuanto a saber si existe entre ellos una relacién transitiva. 177 Oswald Ducrot una lengua es gradual, entendiendo por ello o bien que expresan una nocién gradual, o bien que marcan un grado en una nocién concebida como gradual, como parece ser el caso, respectivamente, de un adjetivo como fuerte y de un sintagma como bastante fuerte?. Una segunda interrogacién se refiere al origen de la gradualidad lingiifstica. ;Qué es lo que hace que nuestras palabras tengan un sentido gradual? ,Quién es el responsable de dicho estado de cosas? . Para cada una de estas preguntas se pueden dar dos respuestas diferentes, segtin la forma en que se conciba, en general, la descripcién semntica, es decir, segtin la idea que se tenga del sentido. Una pri- mera concepcién, que lamaré “extralingilfstica”, tiene las variantes informativa o cognitiva, sin que esta diferencia, por otra parte muy - importante, tenga relevancia para lo que voy a decir aqui. En esta concepcién, el sentido de las palabras, las nociones que vehiculizan, son un reflejo, o bien de “la realidad”, o bien “del pensamiento”, y la gradualidad lingtifstica se debe a caracterfsticas de la realidad o del pensamiento. Otra concepcidén, la concepcién en la que estoy traba- Jando, invoca, por el-contrario, un estructuralismo de tipo saussuriano y se niega, por principio metodolégico, a buscar fuera del lenguaje la Clave de los fenémenos' lingtifsticos.-Desde este punto de vista, que J.- C. Anscombre y yo, por ejemplo, llamamos *‘argumentativo” y que quiz4 deberfa iiamarse “discursivo’, el-sentido de las palabras reside en las posibilidades que ofrecen de construir un discurso: la palabra se caracteriza por los-encadenamiehtos virtuales que evoca. Es entonces ent el discurso en donde hay que buscar los indicios y al mismo tiempo Ja naturaleza de la gradualidad lingiifstica. Por Jo tanto, para examinar los dos problethas que mencioné, me voy a ubicar sucesivamente en estos dos: marcos conceptuales., 1.La gradualidad desde ‘ina semdntica extralingiits- tica I.1. _ Comenzaré.por el problema del origen de la gradualj- dad, Si admitimos, contrariamente al principio saussuriano, que el significado de un signo no pertenece, propiamente hablando, a la len- gua, ‘sino que es introducido’en el signo mediante su puesta en rela- cién con entidades fisigas 0 mentales, el origen de la gradualidad 2. En mi opinién, estés ejeniplos ho son prototipicos:de la gradualidad: nos da- remos cuenta de elto més‘adelante, Los eleg{ s6lo porque & primera vista son re- conocidos con bastante frecuencia como muestras de gradualidad. 178 Léxico y Gradtalidad léxica es facil de establecer. Resultaria del hecho de que las propie- dades reales o psiquicas significadas-por-las palabras.ya son praduales. La ventaja-de tal solucién es que a esta gradualidad extralingiifstica se Je puede dar un sentido casi matemético, mds restringido que el defi- nido al principio’ de mi trabajo, pero que entra, a titulo de caso particu- lar, en la definicién mucho més amplia —y mas vaga— que-propuse. Diremos entonces que una gradualidad. estricta, que se encuentra en“el exterior de la‘lengua, se comunica al lenguaje y toma en él una forma miés.vaga 0, en todo caso, mis flexible. Asi, al adjetivo rojo le atribui- remos como significacién la propiedad color rojo, es decir, cierto ‘co- lor definido sea en términos fisicos, a través.de la nocién de longitud de onda, sea en términos psicolégicos; como una zona sensorial. Lo mismo para el adjetivo grande, que selacionarfamos con la nocién de dimension. La gradualidad ‘seméntica de estas palabras solo reflejarfa, pues, eI hecho de que las-dimensiones se ordenan segiin lo.m4s y lo menos y, e cuanto al color rojo, que hay una escala objetiva de longi- tudes de onda o, si hablamos‘en. términos psicolégicos, que las ‘sensa- ciones son susceptibles de diferentes grados de intensidad, entre los cuales podemos definir una relaci6n de orden. No voy a examinar en forma detallada esta solucién, solo” sefia- laré dos cosas. Por un lado, que no se adapta bien al significddo de palabras mds abstractas como amable o amor, que la lengua trata como graduales y.a las cuales diffcilmente podamos relacionar con propiedades que posean, fuera de la lengua, una estructura ‘gradual. Por Jo tanto, habria que imaginar que el tratamiento gradual de estas palabras implica una especie de metéfora, qne llevaria a representarse el amor o Ja amabilidad bas4ndose en el modelo-del color rojo o del tamafio. Lo menos que se puede decir es que esta necesidad de recu- rir a un uso sistematico de la met4fora le quita a la explicacién extra- lingiifstica gran parte de su aparente evidencia. Por otro lado, el recu- trir a las propiedades extralingiifsticas ignora, 0 en todo caso relega a un segundo plano, un hecho que considero esencial. Los grados de una propiedad, sean cualitativos o cuantitativos, se ubican en ana.sola escala que va de lo mds pequefio a lo més grande. Pero esto no es lo quie sucede con las escalas seménticas. En la lengua no existe una gra- duaci6n tinica que parta de la temperatura mds baja para ir a la més alta, y en la cual encontrarfamos la indicacién de qiie hace frio y, al mismo tiempo, 1 de que hace ‘calor. Desde hace mucho tiempo ‘me sorprende el heclo de que el comparative y los diferentes marcadores limgiifsticos de cantidad_no pueden“describirstsi tienen que ‘operar en una escala de esta clase3. No comprenderfamos, por ejemplo, que casi ee 3. Se encontrarén dichas observaciones en el Dictionnaire encyclopédique des sciences du langage, de 1972, retomadas en el Nouveau dictionnaire..., Le Seuil, Paris, 1995, cap. “Catégories linguistiques”, § “Gradation”. 179 Oswald Ducrot Jresco indique una temperatura.mds:célida que fresco, y casi .cdlido, una temperatura menos célida que cilido, 0 que muy, aplicado a cd- lido, aumente la temperatura, mientras que la disminnye cuando se aplica a frfo. Tales hechos sugieren que, desde-el punto.de vista de la lengua, existen dos escalas de la temperatura, la del frfo y Ja del calor, y podemos decir-lo mismo para todas jas-escalas lingiifsticas: siempre se dan en pares antonfmicos, incorporando asf la negacién a nuestra representacién. También en este’caso la explicaci6n mediante propie- dades extralingiffsticas, aun cuando no es imposible, supone algunas complicaciones que le quitan la‘ simplicidad aparente que es su primer atractivo. Incluso nos podemos preguntar si se trata verdaderamente de una explicacién o si el-lingifista no se'limita a deshacerse de una pre- gunta que encuentra en su trabajo —dejando a otras disciplinas, que profesionalmente ignora, la preocupacién de resolverlas en’ su lugar—. Sin embargo, debo-reconocer que las primeras versiones de la Teorfa.de la Argurhentacion en la Lengua también sucumben a esta tentacién, aunque en una forma indirecta. En-efecto, con frecuencia dijimos que las arguméntaciones se basan en topoi —que describfamos como la puesta en correspondencia de dos propiedades graduales -y que existen independientemente una de la otra—. Asf, el discurso Trabajé, por lo tanto va a tener éxito se basarfa en un principio justifi- cativo que expresébamos con la forma Cuanto mds se trabaja; nids éxito se:tiene, suponiendo que-este principio relaciona gradualidades inherentes a las nociones de trabajo y de éxito, respectivamente*. Por supuesto, esta presentacién introduce una gradualidad estrictafnente lingiifstica, la de la correspondencia entre las dos propiedades, expre- sada por el Cuanto mds.., mds [Plus..., plus] de nuestra formulacién, pero la posibilidad misma de esta correspondencia gradual presupone que las propiedades conjuhtas ya son graduales,'que hay grados de trabajo y de éxito y esto antes de su utilizacién para una afgumenta- cidn e, incluso, antes de su puesta en relacién en un topos. Ponfamos, pues, una gradualidad no argumentativa y, en forma més general, no discursiva, en la base del discurso argumentativo, que no hacfa mas qué explotarlas a su manera’. Ahora bien, esta manera de ver las cosas es 4. En lo que a mf redpecta, presenté esta concepcién del discurso argumentativo desde mis primeros articulos sobre los topoi (“Note sur I’ argumentation etl’ acte @ argumenter” y “Opérateurs argumentatifs et visée argumentative”, publicados, respectivamente, en el N°4,'1982 y el N° 5, 1983, de los Cahiers de linguistique francaise), y \a sistematicé en “Topoi et formes topiques”, articulo de’ 1988 reto- mado en la recopilacién de J.-C. Anscombre, La théorie des topoi; Paris, Kimé, 1995. 5. Esta critica de la idea de gradualidad, tal como aparece en Ia versién esténdar de la teorfa, esté particularmente clara en ia Tesis de Doctorado de M. Carel Vers une 180 Léxico y Graduatidad inicompatible (nos dimos cuenta después de ello) con la intencién pro- funda de nuestra tevrfa, que implica que el sentido de una palabra se reduce a su potencial argumentativo, es decir, a las posibilidades de encadenamiento discursivo evocadas por el empleo de esa palabra (por ejemplo, para desctibir-el valor semantico de la palabra trabajo, nos limitamos*a sefialar que autoriza, entre otros, encadenamientos como Trabaj6, sin embargo no:se cansé y excluye, efitre otros, Trabajé, por lo tantos no debié cansarsé). De este modo, la simple preocupacién por la coherencia debe impedimos decir que la argumentacién se basa en-una gradualidad pre-argumentativa: por el contrario, es necesario Hegar a mostrar que la gradualidad sobreviene a las palabras a causa de-su carécter atgumentativo. Esta es la idea que intentaré desarrollar en Ja segunda parte de’mi trabajo. 1.2. Antes de hacerlo, quisiera mostrar c6mo se responde, en el marco de una concepcién extralingiifstica de la gradualidad,-a la otra pregunta que formulé al comienzo, la de los tests que permiten reconocer el aspecto gradual, de la significacién. La idea general consiste en aplicar a las palabras ciertas estructuras de Ja lengua, que parecen presuponer esta gradyalidad que se supone tjenen las propie- dades-expresadas .por las palabras fuera de‘la lengua. Es asf que, se re- curre con frecuencia a‘las construcciones comparativas. Por ejemplo, se observa la posibilidad de decir, a propésito de dos objetos A y B, A es mds rojo, amable, etc. ... que B. Habiendo admitido sin discusi6n que el comparativo mds que sirve, fundamentalmente, para comparar dos cantidades.o dos grados de intensidad de una propiedad, conclui- mos en forma légica que las palabras a las, cuales.sé aplica e] compa- rativo deben expresar. una propiedad gradual. O también, se alega la posibilidad de aplicar a la mayorfa de los yerbos y de los adjetivos operadores como muy [trés], mucho [beaucoup], bastante [assez], poco {peul...: al haber descripto estos operadores como la indicacién del grado més o menos importante segiin el-cual un objeto posee una propiedad, es facil concluir que las palabras sobre las que operan ex- presan propiedades graduales. Qué pensar de este test? En primer lugar, es claro que no atri- buye la.gradualidad a todos los significados lingiifsticos y sélo puede distribuirlos en dos .grupos (lo que, por otra parte, es interesante si se trata de hacer una clasificaeién de las palabras). De este modo, si bien la mayorfa de los adjetivos cumplen dichos tests, estos tiltimos ex- cluyen en cambio a quna gran cantidad de verbos (partir, entrar, elegir, ‘formalisation de Iq “Théorie de,l’Argumentation dans la Langue”, EHESS, Paris, febrero de 1992, cap. 2, § 2. 181 Oswald Ducrot terminar...) y a la mayorfa de los sustantivos. Por otro lado, la aplica- bilidad 0 la no-aplicabilidad de los .tests.con frecuencia depende, para la misma palabra, del entorno -sintéctico: decimos facilmente Pedr es mds farmacéutico que médico, y en forma menos natural Pedro es mds farmacéutico que Juan, Estas dos observaciones ‘sugieren que los tests en cuesti6n caracterizan estructuras gramaticales o morfoldgicas (lo que, por supuesto, no debe dejarse de lado en absoluto), pero no pue- den servir para hacer aparecer una gradualidad fundamental del signi- ficado lingtifstico. Pero hay algo més grave. La posibilidad sintdctica del compara- tivo y de los modificadores de grado, incluso en los casos en que esta posibilidad se comprueba, no me parece gue pruebe.la gradualidad seméntica de las palabras a las cuales se aplican estas construcciones. {Qué conclusién podemos extraer, por ejemplo, del hecho de que po- damos decir Pedro se desplazé mds que Marta? Este hecho no basta Ee comprobar que el verbo desplazarse tenga un sentido gradual. sigue siendo posible describir este: verbo en ‘forma no-gradual como “encontrarse en un lugar A en un-momertito to,’y en t; en un: lu- gar B diferente”. La oracién se describirla entonces‘como 1) Pedro:y Marta se desplazaron, 2) El punto B estd mds distante del-punto A-en el caso de Pedro que en el de Marta. Gon esta-patéfrasis, la graduali- dad ya no se atribuye-al signifitado'de desplazarse, sino a la nocién de distancia, Para llegar a la conclusién de que el verbo mismo es gra- dual, ‘serfa necesatio mostrar (lo que no podria hacer'el test) que insis- tiendo en Ia distancia recorrida reforzamos al mismo tiempo la idea de desplazamiento. Del mismo modo, si sefialo Ja posibilidad de decir Pedro va mds al cine que ‘Marfa para inostrar’ que la exprésién ir al cine-es gradual, podfén objetarme que el mds, en esta’ oracién, se re- fiere s6lo a la idea’de frecuencia. Por lo tanto, me corresponderé a mf probar que la indicacién de una accién es reforzada por Ja indicacién de su frecuencia y disminuida por la de su rareza. Geheralicemos estas observaciones. Cuando el comparativo se aplica a un verbo, siempre podemos decir que se refiere a circunstan- cias externas a la idea expresada por ese verbo y sélo atribuye el mas y el menos a esas circunstancias. Para sostener que la gradualidad-es una propiedad inherente a los significados lingiifsticos,.es necesario, pues, interesarse en la relacién entre el término principal y Jas especifica- ‘ciones que le aportan sus diversos complementos: debemos hacer ver que estas especificaciones tienen una relacién intrfnseca con el sentido de la palabra modificada. Pero para hacer esto, es necesario haber re- nunciedo a la‘concepcién extralingii{stica de la seméntica: “ya no hay que relacionar la gradualidad-de la palabra con la gradualidad de ciertas propiedades de las cosas o de ciertas nociones intelectuales que se supone refleja, sino relacionarla con la manera misma en que la pa- labra se encadena con otras palabras efi el enunciado y, de modo més general, con la organizacién del discurso. 182 Léxico y Graduatidad 2. La gradualidad desde una perspectiva.argumentativa 2.1. _ Por lo tanto, ahora es.desde un punto de vista estricta- mente discursivo como consideraré los problemas de la gradualidad y tesponderé a las dos-preguntas planteadas en la introduccién. En pri- mer lugar, debo explicitar las razones que me conducen.a introducir la gradualidad en el- corazén dela sem§ntica. Comienzo,por recordar la idea basica de la teorfa de La Argumentacién en la Lengua, idga man; tenida en todas las versiones, en todos los avatares de esta teorfa:. el sentido de un segmento de,discurso forma un todo con los encade- namieritas discursivos,a los cuales ese, segmento se refiere (lo que de- nominé més arriba su “potencial argumentativo”). A partir de este tema central, diferentes opciones son posibles en lo. que respecta a la descripcién -de estos encadenamientos. Actualmente propongo clasificarlos,segtin tres criterios. Ciertos enca- denamientos son extrinsecos, entendiendg por ello que -no, resultan s6lo del valor de jas palabras utilizadas, sino que se basan en creencias parcialmente independientes de la lengua (es el caso de Pedro vendrd, per ‘lo tanto Maria vendrd basandose slo en la comprobacién de que larfa en general acompafia a Pedro). Por el contrario, denominaré in- trinsecos aquellos cuya: responsabilidad la atribuyo al- simple valor léxico de. las: palabras utilizadas y que, :para. mf, no hacen mds que desplegar la significacién lingiifstica de esas palabras: se trata de enca- denamientos que la palabra, por sf.misma, evoca, .cualesquiera: sean el contexto y la situacién en,los que se la-utilice. Dado. que aquf hablo de una semantica léxica, cuyo objetivo.es la descripcign de las, palabras, en tanto elementos de Ja lengua, en este trabajo sdlo consideraré enca- denamientos de este tipo (cf. el ejemplo ya. dado: Trabajé, por lo tanto /sin embargo no / se cansé: en mi opinién, no podemos explici- tar la significacién de-la palabra trabajo six mencionar, entre-otras .co- sas, discursos de este tipo. Una segunda distincién, introducida en es- pecial por M. Carel, separa los encadenamientos conclusivos, también llamados normativos —aquellos en'los que sin duda pensamos con més frecuencia cuando empleamos la palabra “argumentacién”— de los exceptivos. Los encadenamientos coyclusivos son articulados por un conector del tipo-de por lo tanto [donc]-y los exceptivos, por un conector del tipo de sin embargo [pourtant] (mi tltimo ejemplo ilustra esta distincién). EI'tercer: y tltimo criterio del ‘que voy a hablar permite distin- guir, entre los encadenamientos evoéados por una palabra (y, por lo 6. Cf. “Pourtant: Argumentation by.exception”, Journal of Pragmatics, vol. 24, NP 1-2, julio de 1995, p. 167-188, 183 Oswald Ducrot tanto, intrinsecos en el:sentido definido hace yr instante), los externos y los internos. Llamo externos aquellos encadenamientos que son evo- cados por una palabra y en los cuales figura esa palabra, como en mi ejemplo: para aclarar el valor seméntico de la palabra trabajo, sefialé dos clases de discurso con la palabra trabajo: asf, la palabra es des- cripta mediante ciertos empleos prototfpicos de los que es susceptible: el mismo modo, 8i queremos describir un término -que, por defini- cién, marca una cualidad consiterada positiva, sefialaremos que des- pués de haberlo‘empleado para caracterizar a una persona y sin hacer referencia a ningtin conocimiento soplementario de la situacién, po- demos encadenar en forma conclusiva con un elogio de esta persona y, en forma exceptiva, con una critica. Asf tenemos Fulano fue valiente yy por tal motivo, merece estima o Fulano fue valiente y, sin embargo, lo desprecio. Por cierto, no sostengo que la inyersién del por lo tanto y del sin embargo convertiria estas oraciones én agramaticales, pero entonces ya no se tratarfa de lo que denominé ehcadenamientos intrin- secos, que s6lo explicitan las potencialidades de la palabra valor, sino de encadenamientos extrinsecos. que hacen intervenir tal o cual raz6n que Ileva al locator a encontrar el valor inapropiado-(por otra parte, en este caso serfa necésario que’ esa raz6n extrinseca esté, ella misma, en telaci6n con algtin discurso ‘evocado intrinsecamente por la palabra, sin lo cual la oraci6n ya no'es- interpretable). Al Iado de estos encade- namientos intrinsecos externos, denoininaré internos otros encadena- mientos intrinsecos, es decir, evocados Iéxicamente por la palabra, pero en los cuales, esta vez, la palabra no figura. Retomemos e] mismo ejemplo de valiente. Supondré que su sentido contiene, ademés del encadenamiento externo del cual ya hablé, una alusién a discursos ex- ceptivos como Hay peligro, sin embargo’ no abandonard. En forma inversa, me parece constitutivo del sentido del adjetivo cobarde evocar Hay peligro, por lo tanto va a abandonar. Del mismo modo, pode- mos describir 1a oposicién entre avaro y generoso, sobre ‘todo me- diante encadenamientos al mismo tiempo intrinsecos e internos a esas palabras: Este acto le cuesta, por lo tanto, no lo hard (para avafo) -y Este acto le cuesta, sin embargo lo hard (para generoso), encadena- mientos de los cuales uno es conclusivo y el otro exceptivo’. Asf, en lo ue respecta a su contenido, los encadenamientos intrinsecos intemos‘ tienen: ciettos caracteres comunes con las indicaciones que ttadicio- nalmente los diccionarios introducen en sus definicidnes. Pero los 7. Podemos hacer la hipétesis, que falta elaborar en detalle y justificar, de que, en el Ambito moral, los calificativos que evocan, en forma intrinseca, encadenamien- tos externos favorables (valiente, generoso), evocan, en forma igualmente intrin- seca, encadenamientos internos exceptivos y que sus anténimos desfavorables (cobarde oavaro) evocan encadenainientos intemos conclusivos —como si la 'vir- tud fuera vista como oposicién a un movimiento natural—. 184 Léxico y Gradualidad diccionarios tienden 2 -presentatlos como discursis del léxicégrafo, destinados a hacer conocer al lector del. didcionatio’la-cosa significada por la palabra, cosa- qt sérfa deeste modo independiente de esos dis- cursos, Yo los veo, ‘pof el coritrario, como Constitativos' del sentido de la palabra, como-lo que’ dict el'locutor cuando-emplea la palabra. + Luego de.este*esbozo de la tipologfa dé los ‘encadenamientos discursivos intrinsecds, puedo volver al- problema de 14 gradualidad. Ubico en el origen de la gradvalidad el hethio’de que los encadena- mientos, en mi opinién, constitutivos del séntido, son graduales, que los-par lo tanto y los sin. embargo pueden. set.mias o’menos fuertes: la gradualidad semantica de las palabras refleja la de los discursos a Jos cuales €stas se refitren': La coexistencia misma de los dos conéctores por lo tanto y'sin embargo basta, me parece, \para hacer aparecer su grddualidad comin. ‘A ‘un disctrso A por io tanto C, siempre se puede objetar A .sin ‘embargo .no-G, y esto ¢xplotando, ‘para relacionar los segmentos A ¥ C,el‘mismo principio argumentativo, es decir, sin’ que la secuencia sin embargo rio-C cuestione, en forma general, Ja relaci6n entre A y C: Tal posibilidad- impide suponer que: las relaciones conclusivas presentadas en‘el‘discutso dependent del orden. de’ lo “nece- sario —como-ocurrirfa con las conclusiones mateméticas—. Lo que equivale a decir que existew grados en la relaciénconclusiva. Reemplacemos, por ejemplo, en el encadenamiento X: fue 'valiente y por lo"tanto merece que lo estimeitios, §1 segmentd inicial ‘por X tuvo un valor sorprendenie. La sustitucién aumenta {a ‘fuerza del por lo tahto: la rélaci6n entre #1 valor de‘X y 1a estima que debemos' tenerle se vuélve més normal (incluso tendérfamos ‘a decir “més necesaria” ——expresién muy sorprendente, que introduce el ras y el’menos en el interior de la necesidad, ‘mientras que esta nocién deberfa ger, si la en- tendiésemos' como Ios filésofés y los'lgicos, por definicién, absoluta). Lo inismo podrfa decirse, de modo complementario, con‘respecto a sin embargo. ‘La anomalfa, la exceptividad, stfialadas én X tuvo, un valor sorprehdente, ‘sin embargo ‘lo desprecio es ’mAs fuerte que sj solo hu- Wiéramos indicado ‘qué X fue valiente, y’menos fuerte, menos sorpren- dente que si'1ios ‘hubiéramos limitado a decis que démostré cierto ya- lor. Los ejemplos qué acabo de utilizar son sobre’ argumentaciones externas (que al‘mismo tiempo, les recuerdd, son, inti{nsecas) evocadas por'la palabra valor:'Lo mismo sucede, en mi opinién, con las argu mentaciones internas, Ei las Ifneds precedentes soétuye que esta pala- bra evoca encadenathientog como Habia peligro, sin embargo no abandond: Agat también podemos aumentar la exceptividad insjs- tiendo en la impgrtancia del peligro (habla peligro de muerte), y también insisticndo en la manera en que Xresistié (No, retrocedig en absoluto). Lo importante, para mf, esque, estas dos formas de reforzar la exceptividad Ilevan a intensificar la idea de valor expresada por es- a4 185 Oswald Ducrot tos discursos: la gradualidad de Jos encadenamientos se transmite, por decjrlo asf, a la nocién.que los evoca.- Soy incapaz de presentar en forma sistemética las diferentes re- laciones, que actualmente estoy estudiandp con M. Carel, entre la gra- dualidad de las palabras,y la de las argumentaciones subyacentes. Solo dos observaciones sobre este tema.-La ‘primera, para mostrar que son menos simples de Jo-que podrfan hacer creer los ejemplos anteriores; en los-cuales el reforzamiento de la argumentacién est4 en correlacién. con un reforzamiento-de-la nocién. En efecto, también sucede que el reforzamiento del vinculo argumentativo debilite la nocién: Asf, des- cribf la palabra cobardia mediante una relacién conclusiva del .tipo, Habta peligro, pot lo, tanto abandond. Poniendo el acento en el peli- gro (habia peligro de, muerte), reforzamos el.por, lo tanto que intro- duce abandond. Pero; esta, vez, la-calificacién tle cobardfa esté ate- ayada y quiz4 no quede m4s que prudencia. En forma inversa,:si de-. bilitamos, la relaci6n conclusiva: (por ejemplo, tomando: como seg+ mento antecedente El asunto-no era completamente seguro), teforza- ‘mos tanto mas la idea de cobardfa, -que-ahora: tiende hacia 1a pusilani- midad. Por cierto, todavia no podemos ‘enunciar‘un conjunto de reglas generales que unan. las calificaciones y los discursos,.pero querfa su- gerir que-existen y que, podrian servirrde base a una teorfa de fa gra- dualidad léxica. — a Mi segunda observacién apunta solo a explicar por qué.no in- troduje, en las Ifneas anteriores, la nocién de topos que mencioné al comienzo de mi trabajo, En primer lugar, porque, esta noci6n,-en su veisién, estindar (=' Mas, P, mds Q), ésté adaptada sobre.todo para des- ccribir la relacién conclusiva que, para mf, actualmente, ya no ‘es mgs que un caso particular de relacién argumentativa. Por otra, parte, en Ja etapa.actual de mis jnvestigaciones, ya no considero esta formulacién més que.como una,especie de paréfrasis lingiifstica, por lo dem&s muy cémoda, del priricipio. argumentativo, pero que deja subsistir,.sin ex- plicarlo en absaluie, ‘el problema de la gradualidad. En efecto, o bien, Jo interpretamos ‘suponiendo que la P'y la Q remiten ‘a propiedades extralingiifsticas"y que el mds...mds qué los une en la formula rela- ciona dos gradaciones (de tipo ‘matemdtico) de estas propiedades, dos “6rdenes”, en el sentido técnico del término. Si interpretamos Ia f6i- mula de este ‘modo, encontramos todos los problemas que sefialé en Ta primera parte de fni trabajo. O bien tomamog la expresi6n Mds P, mds: como ‘el ésquema general de enunciados lingiifsticos que une las palabras Simbolizadas por P y Q mediante.la construécién gramatical * mds...mds”, y se plantea la’ cuestién de saber qué ‘sentido posce ef mds_de la lengua y qué relaci6n instaura entre los términos que une. Ahora bien, és justamente ésta cuesti6n"lo que intento, sino resolver; por lo menos explicitar. Por cierto, én las investigaciones linglifsticas detalladas, sigd’creyendo util recirrir a nuestra férmula, pero es nece- sario ver que esto supone que el problema de la gradualidad ya est4 186 Lé&xico y Grattualided resuelto- (lo.que puede justificarse completamente desde-un punto de vista heurfstico)-y que ni.siquiera constituye un intento,de solucién del problema, —excepto si le, damos a Ja férmula una interpretacién casi- matemética (y entonces, intenté demostrarlo, ¢s una mala solucién)—. 1 ‘2.2... Méfalta tratar, desde el punto de Vista, de una lipgiifs- tica discursiva, la'cuestién de los criterios de la gradualidad, es decir, de los tests que permiten detectarla. "Ya dije pox qué,no conservaré el test de'la estructura comparatiya 0 de los ‘oui ficadores de grado: in- cluso si vemos.en él uni indicio de gradualidad, por un Jado, no me pa- rece que ‘se apliqué en forma bastante general, por otro, no asegura que las palabras a las cuales, sintdcticamente, sé aplica sean seméntica- thente graduales, pues puede involucrat, seménticamente, circunstan- cias asociadas a estas palabras,(Pedro vina mds que Pablo puede sig- nificar, 10 que una venida es Supetior a otra, sino que Ja frecuencia de una es superior a la de {a otra, y faltarfa mostrar en qué sentido la fre- cuencia refuerza la idea misma de venida). El test que me parece mas conforme a la teoria de La Argumentacion en a Lengua’es el de 10s modifitadores realizarites y, desredlizantes, nociones que Presenté por sf mismas en un articulo reciente8, y de las cuales voy a,mostrar aquf su relacién con la gradualidad. Si recordamos que él séntido de una palabra, para mf, es su po- tencial arguméntativo intrinseco —extemno e interno—, la a adualidad seniéntica debe definirse en relacién con esé potencial: ‘se trata dé mostrar que las argumentaciones‘evocadas por esa palabra, pueden, en una forma sistemética, volverse.m4s 0 menos fuertes mediante ciertas transformaciones a las cuales la sometemos. ‘Decit que, de, un modo general, e] sentido es gradual intplica que’ transformaciones exis- teh para cualguier elemento del léxico. Ahdfa bien, sucede que cual- quier palabra del léxico es susceptible ‘de ser determisiada por otra que tefuerce o'contrarfe los discursos atgumentativds relacionados con esa palabra (en el primer caso, el determinante seri Hamado-modificador realizante (MR), y desrealizante (MD)-en el ségundo (si utilizamos la noci6n -de fopoi para expresar en forma resutmida ‘los principales ejes del potencial atgumentativo, diremos que los-MK activan el empleo de los topoi y que los MD lo obstaculizan). ‘EI principal criterio que utilizo pata identificar los MR y los MD es el de los segmentos introducidos por incluso [méme] y por pero [mais]. Afirmaremos asf'que"Y es un MR de ex si podemos decir X e 8. Ver, en este mismo volimen, O. Ducrot, “Los modificadoteé testealizantes”. * 187 Oswald Ducrot incluso X Y;mientras !que.X pero XY es menos facil de comprefder?. Ast, fécil (=Y) es MR-de solucién (=X) porque tenemos Conozcé una solucién, e incluso una solucién fécil, mientras que el enunciado Conozco una solucién, pero-una solucién facil exige,"para ser com- prendido, que se le impute al locutor una estrategia argumentativa compleja —lo que es imitil en el primer caso—. La posibilidad de in- cluso significa, para m{, que la adicién de facil a solucién refuerza las arguimentaciones cofi por lo tanto y con sin embargo, intrinsecamente vinculadas a solucién: el por lo tanto de Coriozco una solucién facil, por lo tanto saldremos del apuro es visto, en el thomento en que se dice facil, como’ més fuerte que si simplemente hubiésemos dicho Conozéo una solucién; por lo tanto saldremos del apuro. Y del mismo modo, si el segundo stgmento fuera sin embargo fracasaremos, la anomalfa marcada por, sin embargo se acentuarfa en el momento de la enunciacién de facil. Antes de presentar ‘la nocidn, antitética de la precedente, de modificador desrealizante (MD), quisiera insistir en una precaucién que tomé al hablar dg reforzamiento del potencial arguméntativo. Evité decir que hay grados' en la propiedad ser una solucién: en efecto, no quiero suponer que la lengua, cuandq impone a la expre- sién XY (=solucién facil) significar un grado superior.al que significa X (=solucién), haga alusion a una, escala independiente de los empleos particulares de Jas palabras. Del mismo modo, sobre todo no quiero sostener que muy grande designa un tamafio superior.al que designarfa grande, ef el sentido en que el nimero designado por la-palabra tres es superior al htimnero designado por la palabra dos. Es s6lo en el mo- thento eh que decimos “facil”, es decit, durante la enunciacién de este adjetivo, que cotisideramos, para la palabra solucién que. acaba- mos de emplear,'un valor atgumentativo inferior al de solicion facil. Utilizando’ un concepto elaborado por M. M. Garcfa Negroni, es la adicién de facil a solucién lo que hace releer, reinterpretar la ocu; mrencia anterior de solycign.19. Las escalas graduales se constituyen en 9. ELart{culo citado,en la notaanterior intenta explicitar esta expresién “es me- nos facil de comprender”, que utilizo aquf en forma un paco vaga. Dicha expre- sién no significa que,¢l encadenamiento sea imposible, sino que su interpretacion hace intérvenir razones que no se relacionan directamente con la significacién in- trinseca de las palabras X ¢ Y. Asi, para entender Conozco una solucién, pero fa- cil,‘es necesarig suponer, por ejemplo, que el enunciado es dicho por un profesor que, buscando un tema de examea, desea que el problema planteado a los alumnos tenga una solucién y,‘al mismo tiempo, que esta solucién no sea demasiado simple y preserve la selectividad del examen. 10. Cf. Marfa Marta Garcia Negroni, Réinterprétation et scalarité: les instructions derelecture dans la langue, Tesis de Doctorado de la EHESS, Paris, 1995: 188 Léxico y Gradualidad el momento del abla (lo que-no significa-que la-gradualidad sea un puro efecto del discirso:.es Ja lengua misma Ja qu¢ comporta esta po- sibilidad y la que, plantea.que facil debe jugar, cuando se la coloca al lado de solucién, el rol de MR con respecto a esa palabra). Se debe tomar la misma precaucién en relacjén con los modifi- cadores desrealizantes (MD), que son los simétricos de los MR. Un-des- realizante privilegiado de solucién es el adjetivo dificil, que, aplicado a este sustantivo, cumple los tests inversos de los que.caracterizan a los MR. La combinaci6n con pero se entiende sin una explicaci6n particu- lar (Conozco una solucién, pero dificil), mientras que 1a interpretacién de incluso exige desvfos (Conozco una solucién, e incluso una solu- cidn dificil. Lo que describo diciendo que una solucién dificil, aunque podamos éeguir Ilaméndola solucién, corresponde menos a las expectativas argumentativas evocadas por esa palabra; es, si se puede decir, menos una solucién (la expresién que acabo de utilizar, menos una soluci6n, recurriendo de este modo, a falta de una forma més ade- cuada, 4 una estructura siitdctica comparativa, se encuentra, como se verd, en el Ifmite —superior o inferior, no'lo.sé—‘de la correccién gramatical; es que la gradualidad’ a la que me’réfiero, incluso si tiene una relacién con la significacién de las expresiones comparativas, 0 pitiede, les recuerdo, idehtificarse con estas tltimas). La desrealizaci6n, ‘definida en forma ‘general como un obst4culo impuesto a la puesta en practica def potencial argumentativo de una palabra, puede adoptar dos forthas, que piimero' voy a Uistinguir, mostrando luego su difererite relacién -on la gradualidad. Mi primer ejemplo consistiré en una‘ compatacién entre las dos oraciones si- guiehtes, ambas relativas al résultado del referéndum ‘sobre la inde- Ppendencia de Québec en octubre de 1995, referéndum’ que did una muy ligera mayorfa al no’ (=réchazo de la independencia). Solo la se- gunda est4 comprobada (Le Monde, 1-11-1995), pero la primera también me parece plausible, incluso més que‘eso. | ~ , (la) Laescasa victoria del no le deja oportunidades a ta Federacién Canadiense. : (1b) La escasa victoria del no conmueve a la Federacién Canadiense. El adjgtjvo escasa, que, segin los tests-de pero y de incluso, es un MD-de victoria, posee en (1a) una funcién dg atenuador. Entiendo por ello que debilita y al mismo tiempo conserva el vinculo conclusivo que relaciona la vict..ria del no y el mantenimiento de la Federacién, subyacente-a la predicacién. Ahora bien, este vfriculo tiene su origen en la sem4ntica intrinseca de ‘la palabra victoria;.aplicada a las especi- ficidades del referéndum de Quebec. La ‘indicacién,de que esta victo- 189 Oswald Ducrot tia es escasa se sobreagrega:a la predicacién y podrfa parafrasearse mediaite una ptoposicién concesiva aunque ‘sea‘ escasa. Por el contrario, en ab) el mismo adjetivo tiene la funcién de inversor con respecto al pdtencial argumentativo de victoria: produce una especie de negacién de esta-victoria y és én esta negacién que se funda la licacion (de ahf la pardfrasis porque es escasa)!!. a Un segundo ease: observado durante una reunién de Comisién Administrativa en la cual algunos participantes, al no tener nada realmente huevo que decir, crefan tanto més necésario decirlo, ‘anteponiendo a su'observacién sea (2a), sea (2b): (2a) Ya lo dijimos, pero lo diré de nuevo brevemente. (2b) Ya lo dijimos, por lo tanto lo diré de nuevo brevemente- Para explicar esta extrafia alternancia del por lo tanto y.del pero, un socidlogo, qué participaba en la misma comisién, me propuso ver en ella la ilustracién- de os ret6ricas; opuestas. La-retérica Ra, subya- cefite a (2a), serfa la de la comunicaciéa con ‘pretensién cientifica que, orientada a la informatividad, prohibe repetiry lleva a disculparse cuando uno se, cree obligado a hacerlo. En cuanto a (2b), manifestarfa una ret6rica inversa, Rb, caracterfgtica de la comunicaci6n medidtica y basada en un principio caricaturizado por Barthes en la formula Persuadir, es repetir. Pero esta sociologia, disculpable en e] aburri- miento ‘de una ‘reunién administrativa, es, por cierto, un’ poco apresu- rada. Pues la retéricg Rb, aun cuando todos la practicamos, no es de las que confesamos. Me parece mas razonable decir que (2a) y (2b), en el nivel ‘explfcito por lo menos, se refieren, ambas, a la honorable retérica cientffica'Ra. El pero de] primer enunciado se explica entonces por el hecho de que brevemente, que constituye un MD-para todos los verbos de habla (decir por ejemplo) tiene, en relacién con decir de nuevo, la funcién de MD atenuador: decir de nuevo brevemente es una determi- nada forma, debilitada, de decir de nuevo. Si entonces el primer seg- mento de (2a) (=Ya lo dijimos), interpretado a partir del principio Ra, 11. La decisién de ver un atenuador en (1a) y un inversor en (1b) en realidad de- pende de otra decisi6n, la de describir las dos predicaciones como argumentaciones “con por lo tanto", es decir, conclusivas. También seria posible describirlas como movimientos exceptivos ("con sin embargo") y,-en este caso, seria (1a) la que Mustrarfa‘la inversi6n y (1b) ilustrarfa la atenuacién. Mi ejemplo sélo muestra pues la necesidad de recurrir a las nociones de inversor y de atenuador en cuanto la predicacién es comprendida como argumentativa. En tanto no hay una marca ¢x- plicita del tipo de argumentacién en-cuestién, la eleccién entre 1as'dos nociones: es arbitraria, pero va junto con'la del tipo de argumentacién. ‘ 190 Léxico y Gradualidad Aleva' 4 concluir que una repeticiér serfa ‘censttrable!2, enitendemos per- fectamente que ‘sea necesario‘un pero para introdutir el ahuncio, tn el segundo segmento, de que.esta repeticién se produoird de‘ todos mo- dos (cf..No deberfa hacerlo pero lo haré). Con-respecto-a (2b), daré cuenta.de él suponiendo.que, en este segundo enunciado, brevemente tiene la funcién de inversor: decir de nuevo brevemente, es, aquf, cierta forma de no decir de, nuevo,(por supuesto, si.se considera la negacién desde un punto-de, vista légico,,se me objetaré que decir de nuevo bre- vemente sigue implicando, trétese de atenuacién osde inversién, el he- cho de decir de nuevo. y que,-por-lo tanto, es incoherente ver en él una forma de negacién: 1a concepcién, que Se aquf, como por otra pate toda la*teorfa-de La-Argumentacién en la.Lengua, requiere que se haya renunciado a esta descripcién “Iégica" de los operadores lin- giifsticos pee se recgnozea una negacidn de la palabra de: Pedro’ no solo en Pedro no hablg, ;sino también en: Pedro hablé poco, Pedro habla en pocas oportunitiades, Marta hablé.mds que Pedro...etc.). Supongamos admitido, que brevemente tiene, en (2b), esa. funcién de inversor, es decir, de cuasi-negacién; ya no:es‘més necesario entonces, para explicar el enunciado, hacer, intervenir la ret6rica ‘medidtica Rb. Incluso-es necesario recurrit,- como para (2a), al principio Ra de la comunicacién cientffica. Este principio no solo, permite, sino que exige que el segundo segmento de (2b), interpretadg negafivamente, como lo propuse, sea encadenado mediante un por lo tanto al primero, segtin e] cual el tema abordado por el locutor ya fue tratado antes!3, Como To hice para los MR, ahora debo mostrar Ja -gradualidad argumentativa -inherénte a los MD: La demostracién .no presenta ningtn problema particular cuando el MD tiene la funcién de atenua- dor: es claro que los encadenamientos que autoriza ‘son atenuados por su presencia. Volvambs:a (1a). Propuse ver 4a predicacién que coth- porta como una relacién conclusiva entre 1a victoria’del no y el man- tenimiento de la Federacién Canadiense. Sin-la indicacién de que esta 12! Por otra parte, una funciénifrecuente de ya es la de argumentar contra la repe- ticién del acontecimiento presentado como ya producido: si, para responder a la propuesta de ver una pelfcula 0 de visitar un monumento, respondo ya Io vi, mi Tespugsta, excepto si es seguida.de una aceptacién explicita, a por pero, ser interpretada como un rechazo. 13, Seiialo, sin desarrollarlo, un tercer.ejemplo que ilustya la distincién entre ate- nuaci6n ¢ inversion.’ Se trata de un "chiste" que tuvo su hora de gloria. El conduc- tor de un auto le dice a su pagajero> Tengo dos noticias para darte, una buena y unamala, El pasajero:,mpieza por lq mala, El conductor: Casi no tenemos mds nafia. El pasajero: ;Y la buena noticia? El conductor: “Casi” no tenemos mds nafta, Los: dos casi son MD con respecto.a la falta de nafta. Pero el primero se limita a atenuarla, mientras que el segundo lainvierte. + 191 Oswald Ducrot victoria es escasa, evidentemente el vinculo conclusivo serfa més fuerte y, sin duda, no serfa necesario recurrir, en la- formulacién de la conclusién, a la expresi6n un poco mitigada deja oportunidades\4. En cuanto a los MD inversores, la relacién con 1a gradualidad es més delicada de mostrar. Si, en efecto,.escasa y brevemente son, en (1b) y (2b), inversores de victoria y de decir de nuevo, es que funcio- nan, con respecto a estas palabras, como especies de negaciones. Ahora bien, serfa incoherente de mi parte-admitir una relacién gradual entre una expresién’y su negacién: la gradualidad, para‘mf, resulta de una comparaci6n ‘entre orientaciones argumentativas, que solo pueden -calificarse como mAs o menos fuertes si van en el mismo sentido (ésta es una de mis razones para‘ negarme, comio lo mencioné al principio de este trabajo, a poner todaé las indicaciones de temperatura en una misma escala, que serfa de orden objetivo: prefiero presentar dos esca- Jas antitéticas, la del frio y la del calor, cada una de las cuales es homo- génea desde el punto de vista de las conclusiones a extraer de los cali- ficativos que contiene). Por otra parte, al haber descripto las diferentes formas de negacién como inversiones de la orientaciOn- arguméntativa, me es imposible considerar gradual 1a oposicién entre un término (victoria, por ejemplo) y ese mismo término afectado de un MD inver- sor (la expresién escasa victoria de (1b)). La solucién que propongo, inspirada en la tesis de C. Coupin!5, que se encuentra con el mismo problema en el estudio de poco y un poco, consiste en comparar el efecto'del MD inversor con la negacién total, aquella que en una pro- posicién introduce el morfema no [ne...pas], aquella que también in- troduce, cuando se-trata de negar una palabra, Ia utilizacién de un anténimo. Con respecto a esta negacién total, el empleo de un inversor puede considerarse como la marca de un grado inferior: la expresi6n escasa victoria, empleada para invertir las posibilidades argumentativas de la palabra victoria es, independientemente de ‘cualquier considera- cién factual sobre-los resultados institucionales del voto, menos fuerte de lo que seria el anténimo dervota, en el sentido de que.ésta evoca en- cadenamientos del mismo tipo, pero debilitados. La relacién conclu- siva (del tipo de por lo tanto) que, en (1b), es subyacente a la predica- EEE 14, Al decir que la expresi6n utilizada en el predicado (=dejaoportunidades) mues- tra el debilitamiento del vinculo conclusivo, supongo, y esta hipétesis implica toda una concepcién de las relaciones entre el sentido y las palabras, que el seg- mento material que constituye el predicado‘gramatical no expresa slo la conclu- sién de la argumenta¢ién que, en mi andlisis; es la idea de la permanencia de Canadé: la expresiOn prédicativa utilizada para indicar esta noci6n expresa ademas el vinculo tonclusivo del cual marca, en cierta forma, la debilidad. 15, Cécile Coupin, La quantification de faible.degré, Tesis de Doctorado de la EHESS, Paris, 1995, cap. 4. 192

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