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V O L U M E N III

LATOMIA
C O L E C T A N E A M A S Ó N I C A

PUBLICADA POR LA LOGIA UNION

N° 88

MANTUA CARPETANA
5933

M A D R I D

1933

© Biblioteca Nacional de España


COMITÉ DE REDACCIÓN
H H .'. Padilla, Bolívar, Byron.

I COMITÉ ADMINISTRATIVO ^
I H H ,*. Edison, Comunero. í
i Danton. Il
S • \
I SECRETARIO DE LA REVISTA
I H .'. Lafayette.

I ADMINISTRADOR D E L A REVISTA
H .'. Novalis.

SECCIONES

1.' Hermenéutica masónica.


2.° Historia general de la masonería.
\ J . " Historia de la masonería en lengua
i española.
4.' Poesía y música masónica.
S.' Mitos, cultos, sectas y religiones.
6." Bibliografía.
7.' Notas varias y breves.
8." Consultorio masónico.

APARTADO DE CORREOS 459

© Biblioteca Nacional de España


V O L U M E N III

LATOMIA
C O L E C T A N E A M A S Ó N I C A

PUBLICADA POR LA LOGIA UNION

N.o 8 8

MANTUA CARPETANA
5933

M A D R I D

1933

© Biblioteca Nacional de España


IMPRENTA SAEZ HERMANOS
Martin de los Heros, 65. Madrid,^

© Biblioteca Nacional de España


LATOMIA VOLUMEN I I I

SECCIÓN i.°

EL SENTIDO
RELIGIOSO DE LA MASONERÍA
ESPIRITUALISMO

Voy a seguir con el tema que comencé a esbozar en el anterior


volumen de LATOMIA.
Intenté demostrar en aquellas páginas (a las que remito al lec-
tor, si es que las presentes logran captar su atención) que la Ma-
sonería no sólo tiene un auténtico y profundo sentido religioso,
sino que es imposible interpretarla en otro sentido. No quiero de-
cir que la Masonería no tenga también su-contenido y aspecto so-
cial, político, científico, filosófico, etc., etc.; pero lo que vivifica, mo-
dela e impulsa todo esto es un espíritu netamente religioso. Tam-
bién las religiones positivas extienden sus doctrinas y actividades
a la esfera de lo político y de lo social y de lo filosófico..., y no
por eso dejan de ser religiones, si es que saben conservar en todo
momento su espíritu y carácter y el elevado punto de vista que les
corresponde. Otro tanto le ocurre a nuestra Orden.
Si la Masonería no es—en el amplio y verdadero significado
de la palabra—toda una religión, no es nada.
Desde hace bastante tiempo está invadiendo nuestros talleres
un materialismo dogmático, simplista y a ras de tierra, que se
opone diametralmente al espíritu y a la letra de nuestra Institución.
Para muchos en España, decir masón vale tanto como decir mate
rialista, ateo, antirreligioso y tragacuras. Se representan al masón
apuñalando un crucifijo y en guerra a muerte contra toda idea o
manifestación de religiosidad. Y lo verdaderamente lamentable no
es que así piensen—o finjan pensar—los que combaten nuestra Or-

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den, sino que tan absurda creencia la comparten y confirman en
cierto modo algunos masones.
Mas no voy a volver aquí sobre los argumentos que expuse ya
en el artículo publicado en el anterior volumen de LATOMIA. Ahora
me propongo examinar las direcciones y características de ese es-
píritu religioso que—aunque algunos masones se empeñen en lo
contrario—constituye la esencia misma de la Masonería.
* * *
La Masonería, que aspira a unir fraternalmente en su seno a
hombres de diversas creencias, que tiene como primer fundamento
la tolerancia, no puede fijar su doctrina en un articulado dogmáti-
co, al modo de las religiones positivas. Pero sí encierra—aunque
dejando siempre un amplísimo margen de interpretación—un fondo
común de aspiraciones que requiere un mínimum de coincidencia
en ciertos puntos fundamentales de la manera de concebir el Uni-
verso. Y así vemos que la Masonería es espiritualista, es deísta y
afirma la inmortalidad del alma. Estos tres postulados, que son esen-
ciales e indispensables para toda Interpretación verdaderamente
religiosa del Universo, forman como la base de sustentación y
como las grandes directrices de toda la ideología v la actividad
masónica. Podremos concebir y sentir de distinta manera esos tres
puntos fundamentales ; pero todos los masones estamos obligados a
afirmarlos, si no como certeza absoluta, como sometimiento total
de la razón, sí como la más fuerte aspiración y la más firme ten-
dencia de nuestro espíritu.
Esplritualismo, Dios, inmortalidad... ¿Hemos de creer necesa-
riamente en estas tres cosas?... Más propio sería decir: desearlas
con ansia infinita. Aunque acaso creer en esas cosas no sea, en últi-
mo término, sino ansiarlas infinitamente. Por eso los místicos, más
que de creer en Dios, nos hablan de desearlo y necesitarlo: " Y sin
Dios, vivir no puedo—decía San Juan de la Cruz— ; pues sin él y
sin mí quedo...".
Me propongo examinar desde el punto de vista masónico esas
tres concepciones fundamentales : espiritualismo, Dios y la inmor-
talidad.
El presente artículo lo dedicaré al espiritualismo.
* **

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La Masonería—repito—es francamente espiritualista. Quiero
decir que tan sólo dentro de una concepción espiritualista del Uni-
verso encuentran cabida los ideales masónicos.
Ahora bien, ¿qué queremos significar al decir "espiritualista"?
Para intentar explicarlo, no digo ya satisfactoriamente—que
es imposible—, sino siquiera con alguna claridad y precisión, pro-
fundizando un poco en los conceptos, sería menester pasar aquí
revista a los principales sistemas filosóficos. ¿Qué se entiende por
materia, y qué por espiritu? He aquí un problema que se viene de-
batiendo desde los albores de la filosofía, y que no podríamos ni si-
quiera esbozar dentro de las breves dimensiones de un artículo.
Además, ello sería salimos del asunto que nos hemos planteado.
No tratamos aquí de explicar y defender una determinada teoría
filosófica, sino de penetrar en el sentido de la Masonería. Por tan-
to, el tema puramente filosófico lo tocaremos tan sólo en lo que
nos sea indispensable para fijar nuestra posición dentro de la Ma-
sonería. Y así tendremos que usar algunos términos—como espíritu
y materia, espiritualismo y materialismo—sin intentar apenas pro-
fundizar en ellos, sin casi precisar, acogiéndonos a la vaga inter-
pretación corriente y vulgar.
No se necesita una gran preparación filosófica para poder distin-
guir, a tenazón y sin detenerse en razonamientos, entre espiritua-
lismo y materialismo.
Tal vez el espíritu y la materia tan sólo sean, como decía Spi-
noza, manifestaciones de una sustancia única. Es posible que b
psíquico y lo fisiológico se deriven de una misma cosa; que "sea
una misma vida—como sostiene Max Scheller—la que posee, en
su ser íntimo, forma psíquica, y, en su ser para los demás, for-
ma corporal". Acaso sea todo materia, lo mismo los cuerpos
que las ideas, los hombres que los dioses, según afirmaba ya De-
mocrito. Quizá el mundo no esté compuesto de otra cosa que de
espíritus e ideas, conforme intentó demostrar Berkeley. Pero lo in-
dudable es que en nuestro campo experimental se nos ofrecen dos
clases de valores y fenómenos perfectamente diferenciados : los es-
pirituales y los materiales. Prescindamos, si queremos, de los nom-
bres materia y espíritu; digamos que no significan sino aspectos
o graduaciones de una misma realidad ; pero nuestro conocimiento
establecerá siempre la distinción entre ambos elementos, como la

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establece, por ejemplo, cuenta aparte de todas las teorías cien-
tíficas, entre lo sólido y lo gaseoso. A cualquiera que le hablen de
lo espiritual y lo material sabe prácticamente a qué atenerse, aun-
que no alcance a explicarfilosóficamentela distinción. Ocurre aquí
como con ese conocido chiste del piano y el loro: "¿En qué se di-
ferencia un piano de un loro?, se pregunta. El interpelado suele
contestar: No sé. Y entonces se le dice: Pues no vaya usted
nunca a comprar un piano, porque le pueden dar un loro."
No; el que no acertemos a fijar en el orden especulativo la dis-
tinción entre dos cosas bien dispares, no quiere decir en modo al-
guno que no advirtamos tal distinción y que vayamos a confundir-
las en el orden práctico.
Yo sé, por ejemplo, muy bien, sin necesidad de filosofar dema-
siado, que la voluntad que tengo ahora de escribir este artículo es
un valor de los llamados espirituales, y que el volumen de la pluma
que oprimo entre los dedos es un valor de los llamados materia-
les, y no será posible que los confunda.
No podemos detenernos—pues sería salimos del tema propuesto
y entrar de lleno en lo puramente filosófico—a discriminar lo sub-
jetivo y lo objetivo, a discutir si lo que llamamos mundo externo
tiene valor objetivo o de mera representación; pero lo indudable
es que en la zona de nuestro conocimiento—tenga ésta realidad ob-
jetiva o subjetiva o de ambas clases—, se nos ofrece una perfecta
distinción entre lo espiritual y lo material.
¿En qué consiste semejante distinción?
No podemos, repito, estudiarlo ahora, sino únicamente observar-
lo muy superficialmente y de pasada; pero la distinción existe. En
nuestra persona misma distinguimos claramente, pese a todas las
teoríasfilosóficasy científicas, entre los fenómenos que se refieren
al cuerpo y los que se refieren a lo que llamamos alma; entre lo
fisiológico y lo psíquico. Todos sabemos, por ejemplo, sin género de
duda, que un proceso de razonamiento es de orden psíquico y
que un proceso de digestión es de orden fisiológico; y que material
es el papel en que escribimos y espiritual el pensamiento que tra-
tamos de expresar. Y , sin necesidad de remontarnos en especula-
ciones filosóficas que no son del caso y que nos llevarían dema-
siado lejos, podemos afirmar que la principal característica de esos
valores y fenómenos llamados materiales es que se apoyan, diga-

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moslo así, en el exterior, y están sometidos a un determinismo que
puede formularse matemáticamente; mientras que la principal ca­
racterística de los valores y fenómenos llamados espirituales es lo
consciente, es decir, la proyección hacia el interior, el recogimiento
y la reflexión sobre sí mismo; y este fenómeno inmaterial de la
conciencia no puede traducirse en fórmulas de pura cantidad, y
tiene como raíz e impulso la libre determinación. Si yo levanto mi
brazo, el acto material y mecánico es externo y adquiere indepen­
dencia respecto a mí, y puedo formularlo matemáticamente, llegan­
do a prever su resultado. Pero mi voluntad de levantar el brazo
—que es el impulso primo—está en lo más profundo del yo, y no
es posible formularla matemáticamente y preverla. Acaso el deter­
minismo y la libertad sean los dos polos que constituyen lo material
y lo espiritual; bien como dos realidades substancialmente distin­
tas, o bien como los dos puntos que geométricamente se necesitan
para fijar una orientación a la realidad.
El movimiento de una máquina puede calcularse porque el efec­
to está dado de antemano en las premisas. Pero el movimiento que
mi voluntad va a ordenar a mi cuerpo es incalculable, porque no
está dado de antemano en la causa, es decir, porque es verdadera
creación.
Sin tener que ahondar más en los conceptos de materia y es­
píritu, podemos afirmar, entendiendo lo que afirmamos, que el
materialismo es la doctrina que hace derivar todos los fenómenos
llamados espirituales de los materiales, presentándolos como resul­
tado y consecuencia necesaria de éstos, y atribuyéndoles, por lo
tanto, la misma naturaleza; y que el espiritualismo es la doctrina
que afirma la existencia de un agente espiritual como fundamento
del Universo, y hace derivar de él todos los fenómenos materiales,
bien negando la materia, reduciéndola a ilusoria apariencia de lo
espiritual, a las clásicas sombras de la cueva platónica, o bien
subordinándola a lo espiritual. En suma: el espiritualismo trata
de explicar lo material por lo espiritual, y el materialismo trata
de explicar lo espiritual por lo material. Y así, el espiritualismo
pone como esencia del Universo, como causa y como fin, esos va­
lores que hemos llamado espirituales; y el materialismo reduce
todo el Universo a valores materiales, concibiéndolo como una
gran máquina en que sólo juegan fuerzas mecánicas, meros pro-

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cesos físicoquímicos, que podrían calcularse y preverse en una
inmensa fórmula matemática.
¿En cuál de estas dos concepciones cabe la Masonería?
Nos será más fácil verlo claramente si procedemos por elimi-
nación; es decir, si cotejamos la Masonería y el materialismo y
advertimos que son absolutamente incompatibles.
Ni los ideales, ni las aspiraciones, ni el aparato simbólico y 'li-
túrgico... de la Masonería tendrían nada que hacer dentro de un
Universo ajustado a la concepción materialista.
Según el materialismo cientificista, todo se reduce en el mundo
a procesos f ísicoquímicos, hasta nuestros pensamientos y voliciones ;
"las ideas—como afirmaba muy serio aquel bárbaro de Büchner—
están en la misma relación con el cerebro que. por ejemplo, la
bilis con el hígado". ¡ Parece mentira que este cerril y grotesco ma-
terialismo haya podido tener—y aun tenga—acogida en nuestros ta-
lleres!... Se quería oponer al dogmatismo católico el dogmatismo
materiahsta; al catecismo del P. Ripalda el de Luis Büchner, sin
reparar en que este segundo es mucho más limitado y dogmático
que el primero. En el catecismo católico—como en toda ortodoxia
religiosa—podremos hallar siempre un simbolismo que nos lleve a
descubrir, al través de las toscas apariencias de la letra, una ver-
dad más profunda, un soplo de divinidad. Mientras que en el ca-
tecismo materiahsta no hay más que la burda y grotesca aparien-
cia que salta a la vista; allí no cabe buscar un sentido esotérico
que salve la absurda vulgaridad de lo exotérico.
¿Cómo es posible elevar el gran templo masónico sin admitir
un valor moral que forzosamente ha de fundamentarse en nuestro
libre albedrío ?... Aceptar el deternimismo que supone la concepción
materialista es negar rotundamente todos los ideales y aspiraciones
que constituyen la esencia misma de la Masonería. Nosotros nece-
sitamos para poder elevar nuestro templo rendir culto a unos valo-
res morales que estén por encima de todas las contingencias y que
puedan exigir todos los sacrificios, hasta el de la vida ; y todo esto
es absolutamente incompatible con representarse el Universo coma
una gran máquina.
Consecuencia natural del materialismo filosófico es esa con-
cepción materialista de la Historia que tan en pugna está con ci
espíritu masónico, y cuyo éxito de difusión se debe, sin duda, a

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su simplista ramplonería. Nuestra Orden podrá aspirar—y aspira,
sin duda—a una transformación social que remedie las actuales
injusticias; pero lo hará en atención a imperativos morales, no a
exigencias de la producción. Nosotros no podemos creer, sin con-
tradecir la esencia misma de la Masoneria, que todo el movimiento
espiritual de la Humanidad—los grandes ideales, las religiones,
las escuelas filosóficas, las doctrinas políticas...—se reduce a mera
consecuencia mecánica del determinismo de unos ciertos factores
económicos. ¿Qué significaría, entonces, nuestra obra interminable,
infinita, del templo ideal a la perfección humana? ¿A qué queda-
ría reducido el papel de los obreros masones?
Ni en lo que se refiere a lo individual ni a lo colectivo pode-
mos admitir ese mecanicismo determinista que supone el materia-
lismo.
El libre albedrío sólo tiene cabida dentro de una concepción es-
piritualista. La libertad es creación, verdadera creación ; es produ-
cir algo, un resultado, que de ningún modo pueda estar previsto,
ni dado, ni calculado en ninguna parte. Y esta creación es un va-
lor puramente espiritual. Además, los modernos estudios científi-
cos sobre la materia conducen cada vez más hacia realidades que
escapan a lo puramente material, que se orientan en el mismo sen-
tido de los valores espirituales. El concepto que la Física moderna
tiene de la materia dista mucho de aquella "fuerza y materia"
con que Büchner quiso destruir todo espiritualismo filosófico y\
religioso. Parece como si cuanto más se estudiase la materia más
se la viera transcender hacia lo espiritual. Es decir : lo contrario
de lo que hace el materialismo, que quiere explicar todos los fe- \
nómenos espirituales por los puramente materiales. j
Fijémonos también en otro aspecto no menos importante. :
El materialismo ha representado siempre, desde Democrito aí
nuestros días, como un movimiento de despecho, digámoslo así, '
ante la incapacidad metafísica de la razón; ha significado una li-
mitación, un dique puesto a nuestro afán investigador. Al ver
que no podíamos alcanzar la verdad absoluta, que era imposible
penetrar en el enigma del Universo, en el ¿por qué? y el ¿para
qué?, negábamos, con rabiosa impotencia, todo lo que no fuera
pura materialidad, una materialidad perfectamente manejable, cu-
yos fenómenos todos pudiesen calcularse en fórmulas matemáticas.

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Observemos, para comprobarlo, en qué ocasiones surge el mate-
rialismo. Veamos, por ejemplo, el ciclo del pensamiento griego.
En el período de la metafísica propiamente dicha, cuando se quie-
re explicar la clásica antinomia del devenir, de la oposición entre
el cambio y la permanencia, y los eleáticos pretenden explicarla
considerando el cambio como ilusión, y Heráclito considerando
como ilusión la permanencia, y Anaxágoras tratando de conciliar
arabos exremos; es decir, cuando se han agotado inútilmente to-
das las soluciones imaginables, surge el materialismo de Democri-
to. Y , más tarde, después que la filosofía crítica, en su apoteosis
del espíritu, ha perseguido en vano lo absoluto en el pensamien-
to, aparece el materiahsmo de Epicuro.
El materialismo hace como esos palurdos desconfiados y recelo-
sos que, por temor a que los engañen, a parecer incautos, niegan
realidad, aunque lo estén viendo, a todo cuanto no alcanzan a ex-
plicar.
Pero ¿puede la Masonería adoptar semejante actitud? De nin-
gún modo. Nosotros no nos debemos fijar límites ; no podemos re-
nunciar a la busca de la Verdad por el hecho de que la razón nos
diga que nunca la hemos de alcanzar.
Los acatamientos que en nuestros rituales se rinden a la Ra-
zón, no han de interpretarse como una adhesión al racionalismo
de la Ilustración francesa. Y la mejor prueba de que el verdadero
sentido de la Masonería se opone diametralmente al dogmatismo ra-
cionalista y materialista es nuestro lenguaje simbólico. El símbolo es
una imagen, al través de cuya apariencia hemos de buscar un signi-
ficado moral e intelectual ; es decir, se nos obliga a perseguir un va-
lor espiritual en el fondo de una representación material ; lo cual es
puro espiritualismo. La Masonería se expresa preferentemente, más
que por conceptos, por símbolos, y como el simbolismo masónico
representa al Universo, quiere decir que también en el Universo de-
beremos buscar un significado moral en el fondo de la apariencia
material. ¿Cabe una más rotunda afirmación espiritualista?
Si prescindiéramos de todo simbolismo, el "Delta sagrado" que
preside nuestros trabajos quedaría reducido a un simple triángulo,
y sólo nos tocaría estudiarlo geométricamente ; pero en el lenguaje
simbólico que nosotros empleados, el "Delta sagrado" representa
la divinidad, y, por lo tanto, al estudiarlo nos perderemos en la

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E L SENTIDO RELIGIOSO DE LA MASONERÍA 13

profundidad infinita del gran Enigma universal. De la propia suer-


te, si examinamos el mundo físico exclusivamente desde un punto
de vista materialista, sólo nos tocará estudiar lo puramente mate-
rial ; pero si lo examinamos desde un punto de vista espiritualista,
deberemos buscar, tras de la representación material, un valor mo-
ral que dé sentido y significación a la existencia. Y es indudable
que la Masonería ha de adoptar esta segunda actitud. De lo con-
trario no tendría razón de ser.

* **

¿Cómo es posible que ese materialismo tan en contraposición


con los fundamentos de la Masonería, haya podido penetrar en
nuestros talleres?
Ello se debe a que ha habido un momento en que materialismo
y Masonería se han alzado contra un mismo opresor : el dogmatis-
mo eclesiástico y el imperio teocrático.
Pero cabe afirmar que ninguna de las terribles persecuciones que
ha sufrido la Masonería la ha puesto en tanto peligro como el con-
tagio materialista.
En Francia y España es donde mayor ha sido esa oleada ma-
terialista que ha invadido los talleres. La Masonería inglesa, en
cambio, se ha mantenido siempre fiel a los principios, a las esen-
cias, no se ha apartado nunca ni lo más mínimo de la concepción
espiritualista y deísta, y, sin duda, por esto continúa dando la nor-
ma a la Masonería universal. Y en Alemania, cuna de las princi-
pales escuelas del materialismo cientificista, se da el fenómeno cu-
rioso de que al tratar de penetrar el materialismo en las Logias es
aquél el que va amoldándose al influjo espiritualista de éstas; y
no sabemos cuál hubiera sido el resultado definitivo a no venir
la barbarie hitleriana a derruir los templos masónicos. En la rápida ;
evolución con que el radical materialismo que puso en boga •
Büchner se va aproximando a concepciones espiritualistas, juega,
sin duda, un papel muy importante la Masonería. El materialismo
de Büchner tiene toda la dureza, la cerril incomprensión y la tos-
quedad de la fe supersticiosa de la más ignorante de las beatas.
Esta concepción materialista tan cerrada y tan burda, se transfor-
mó en seguida, humanizándose y dulcificándose, en el "Monismo

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naturalista". Los "Enigmas del Universo", de Haeckel, sustituyen
con ventaja a "Fuerza у Materia". Pero todavía nos encontramos
ante un materialismo estrecho у dogmático, simplista, cerrado a
toda perspectiva moral.
Paulsen dice que le parece increíble que un libro como "Los
enigmas del Universo" haya podido obtener éxito en el pueblo de
un Kant, un Goethe, un Schopenhauer. No obstante, sobre el mate­
rialismo monista, que quiere aproximarse a las Logias, se empieza a
sentir ya—debido a éstas, sin duda—un cierto influjo espiritualista.
En una de las "Treinta tesis del monismo", que presenta Haeckel
en el Congreso Internacional de Librepensadores celebrado en Ro­
ma en 1904, dice : "Para nuestra ciencia moderna, el concepto de
Dios no se puede seguir sosteniendo más que si se le considera
como la última e incognoscible causa de todas las cosas, el hipoté­
tico fondo de la sustancia." Casi simultáneamente, en 1905, Hein,
después de varios intentos por llevar el "Monismo" a la Masonería,
funda la Logia irregular "El Sol Naciente", y luego se dedica a
fundar Logias que llama de "reforma", y que quiere sustituyan a
la "vieja Masonería". Estos talleres trabajaban primero en un solo
grado ; pero pronto tuvieron los tres grados simbólicos. La "Maso­
neria monista", aunque vive con la debilidad interna propia de toda
asociación masónica declarada irregular por las demás potencias, lo­
gra afiliar en sus cuadros personalidades de gran relieve intelectual
y científico. Marcinowski redactó los rituales y el doctor Penzig
los idearios. Guillermo Ostwald es nombrado Gran Maestre de la
Gran Logia del Sol Naciente. Y aquí es donde ya se advierte cla­
ramente cómo el materialismo, al quererse introducir en la Maso­
nería, es dominado y transformado por el espiritualismo de ésta.
Guillermo Ostwald transforma el "monismo naturalista" de Hae­
ckel en "monismo energético"; un paso más hacia la concepción
espiritualista. "La Liga Monista Alemana", bajo la presidencia de
Ostwald desde 1910 a 1915, adquiere una gran preponderancia, /
se muestra ya francamente emancipada del dogmatismo materialista
de un Büchner y un Haeckel; admite en su seno, dentro de la
amplitud de ciertas normas fundamentales, muy distintas opinio­
nes respecto a problemas metafísicos, éticos y religiosos. Ya no
estamos ante ese cientificismo simplista y dogmático que niega y
condena inquisitorialmente todo lo que cae fuera de la explicación

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científica. "La Liga Monista" se limita a exigir un método y una
base científica a toda concepción del Universo ; y así, en su nuevo
manifiesto, dice: "La Liga Monista no obliga a admitir una con­
cepción del mundo dogmáticamente establecida e inmutable, sino
que, por el contrario, pone su fin única y exclusivamente en hacer
de la ciencia, en continuo progreso, la base de la concepción univer­
sal y la guía de la vida, dejando a cada individuo la labor de
completar lo conocido científicamente, desarrollándolo en forma
filosófica o religiosa, según su formación y sus necesidades espiri­
tuales." En el orden político y social, las aspiraciones de la Liga
Monista—pacifismo, fraternidad universal, libertad...—se asemejan
mucho a las de la Masonería. No en balde el monismo se había
aproximado a la Masonería y Ostwald presidía la Liga Monista y
la "Gran Logia del Sol Naciente". Para poder llegar a un acuerdo
con las Logias regulares, las Logias monistas hicieron grandes con­
cesiones en favor de los principios y de las formas tradicionales
de la Masonería. Y no sólo en esto se dejó notar el dominio del
espiritualismo masónico sobre la ingerencia materialista, sino que
varias Logias "monistas" se pasaron a la obediencia de las grandes
Logias regulares. Al terminar la Gran Guerra, como la Masonería
regular alemana se resistía a reanudar las relaciones internaciona­
les con otras potencias masónicas, la "Gran Logia del Sol Na­
ciente", haciendo honor a su pacifismo, aprovechó la ocasión para
entablar negociaciones, y en 1921 es reconocida por la Gran Logia
y el Gran Oriente de Francia. Unos meses más tarde, en la reunión
internacional en que se fundó la A. M. I., concurre la "Gran Lo­
gia del Sol Naciente", pero no logra ingresar, debido a la oposición
de los hh.-. holandeses y americanos. En la nueva reunión de Bru­
selas de 1924, la cuestión queda otra vez aplazada. En la reunión
de Ginebra de 1924, los mismos "monistas" retiran su petición de
ingreso, para no verse desairados. Y , con todo esto, la cuestión de
la regularización es como una enfermedad que va debiUtando el
cuerpo de la "Gran Logia del Sol Naciente". Muchos elementos va­
liosos se afilan a la "Gran Logia del Sol", de Bayreuth, que era
regular. Y en 1930 la mayoría de los hh.-. piden la plancha de
quite para fundar la "Gran Logia Simbólica de Hamburgo".
Pero dejemos a un lado estas cuestiones de la regularidad e
irregularidad, y advirtamos cómo el materialismo en Alemania, al

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contacto de la Masonería, va evolucionando hacia el espiritualismo.
Fenómeno que viene a ser una prueba más, y bien elocuente, del
profundo sentido espiritualista de nuestra Orden.
* **
Sabido es que los masones, más que por un cuerpo de doctrina,
estamos unidos por un haz común de aspiraciones. Pues bien ; si en
lo que tenemos de doctrina encontramos una rotunda afirmación es-
piritualista, mucho más la encontramos en nuestras aspiraciones.
Podremos creer que el Universo corresponde a ésta o aquella con-
cepción filosófica o religiosa ; pero lo indudable es que toda nuestra
actividad masónica, en el orden especulativo y en el práctico, tiende
a espiritualizar, digámoslo así, ese Universo. Acaso no haya más
que materia y todo esté a la merced de las ciegas fuerzas mecáni-
cas ; pero nosotros nos esforzamos heroicamente por que así no sea.
Queremos poner sobre el determinismo de la materia las libres
fuerzas espirituales que sentimos en nuestro interior. Si a la Ma-
sonería le fuera permitido el milagro, no ya de descifrar el Uni-
verso, sino de forjarlo a su antojo, es indudable que no forjaría
esa máquina que imaginan los materialistas.
Todo el simbolismo masónico está lleno de claras referencias a
una interpretación espiritualista del Universo. Si fuésemos a acep-
tar una concepción materialista y a suprimir todos Tos símbolos
que la contradijesen, se quedarían nuestros templos desmantelados.
Desde el "Delta sagrado" hasta los cuadros del pavimento alu-
den a un supremo anhelo de fraternidad, de compenetración y so-
lidaridad, no sólo humana, sino cósmica ; y ¿ cómo sería posible esta
comunión universal sin suponer en el Universo un valor espiritual
que lo fundamentara y unificara?
En fin; debiera ser innecesario y ocioso hablar de todo esto.
La incompatibilidad de la Masonería con el materialismo aparece
clara y evidente. Una Masonería materialista sería cualquier cosa
menos Masonería. Por eso, si queremos hacer verdadera Masone-
ría, deberemos comenzar por reafirmar y robustecer nuestro espi-
ritualismo.
Tal ha sido el propósito que me ha guiado al escribir las pre-
sentes páginas.
MARIANO B E N L L I U R E Y T U E R O
De la L o g . - . Unión.

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G O T T H O L D E P H R A I M L E S S I N G

ERNST Y F A L K

DIÁLOGOS PARA MASONES

TERCER DIALOGO
ERNST. Durante todo el día me has esquivado. Pero te persigo
hasta tu dormitorio.
FALK. I Tienes algo importante que decirme ? Hoy estoy cansado
para una simple charla.
ERNST. Te burlas de mi curiosidad. |
FALK. ¿ De tu curiosidad ? í
ERNST. Que de manera tan maestra supiste excitar tú esta ma-
ñana.
FALK. Pues no creo que en la borrachera de los Pyrmorteses te
haya revelado el secreto.
ERNST. El cual, según dices, no puede revelarse.
FALK. Naturalmente ; esto me tranquiliza de nuevo.
ERNST. Pero tú me has dicho sobre los masones algo inesperado,
que me llamó la atención y me hizo meditar.
FALK. ¿ Y qué fué ello?
ERNST. NO me tortures ; estoy seguro que lo recuerdas.
FALK. Efectivamente, poco a poco voy recordando. ¿Y fué esto
lo que te mantenía todo el día ausente entre tus amigos
y amigas?
ERNST. ¡ Esto era ! Y no podré conciliar el sueño si por lo menos
no me contestas a una pregunta.
FALK. ; Cuál ?
ERNST. ¿Cómo puedes probarme, cuando menos hacerme verosí-
mil, que efectivamente tengan los masones aquellas inten-
ciones elevadas y dignas?
FALK. ¿Te he hablado de sus intenciones? No lo sabía. Sino que
como no podías formarte un concepto de la verdadera
obra de los masones, he querido únicamente llamar tu
(i) V é a n s e l o s v o l ú m e n e s I y I I de LATOMIA.

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atención sobre un punto, cuando pueden hacerse todavía
tantas cosas, en las cuales nuestros más avisados hombres
de gobierno ni siquiera sueñan. Acaso los masones tra-
bajen alrededor de ellos. ¡Acaso alrededor de eso! Sólo
para alejar de ti la creencia de que todos los campos que
necesitan cultivo sean conocidos y estén ocupados por per-
sonas idóneas todos los puestos útiles o necesarios (i).
ERNST. Toma ahora el rumbo que quieras. Es suficiente. De tus
palabras deduzco que los masones son gente que volun-
tariamente han tomado sobre sí trabajar contra los males
inevitables del Estado.
FALK. Este concepto, cuando menos, no puede avergonzar a los
masones. Consérvalo. Solamente interprétalo bien. No
mezcles nada que no esté relacionado con él.—Los males
inevitables del Estado.—No de éste o de aquel Estado.
No los males inevitables, que, supuesta una determinada
Constitución, sean consecuencia necesaria de esta supues-
ta Constitución determinada. De esto no se ocupan los
masones, por lo menos como masones (2). El alivio y cura-
ción de esto se le deja a los ciudadanos, que pueden ocu-
parse de ello a sus expensas, según su punto de vista y
su valor ( 3 ) . Males de una muy otra condición, de una
condición más elevada, son objeto de su actividad.
ERNST. Esto lo he comprendido perfectamente. No males que h a -
gan al ciudadano descontento, sino males inseparables
también del ciudadano feliz.
FALK. Exacto. Trabajar, ¿cómo dices? ¿Trabajar en contra de
ellos ?
ERNST. SÍ.
FALK. La expresión es muy ambiciosa. ¿Trabajar en contra?
¿Para suprimirlos? Esto no es posible. Porque a la par
destruiría el Estado mismo. Ni siquiera se debe llamar
la atención sobre ello a personas que no tienen noción de
los mismos, cuando más favorecer tenuamente; inspirar
esta noción desde lejos puede llamarse aqui "trabajar en
contra" (4). ¿Comprendes ahora por qué te decia que
aunque los masones han trabajado siempre activamente

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tienen, no obstante, que transcurrir siglos antes de que
pueda decirse: esto lo han hecho ellos?
ERNST. Ahora comprendo la segunda parte de la charada: bue-
nas obras que hacen indispensables las buenas obras.
FALK. Exactamente. Ahora ve y estudia aquellos males, y apren-
de a conocerlos, y pesa su influjo, y ten la seguridad
de que este estudio te descubrirá cosas que en los días
de melancolía te parecen ser las dificultades más insolu-
bles contra la virtud y la previsión. Este descubrimiento,
esta aclaración, te dará felicidad, tranquilidad, aun sin
llamarte masón ( 5 ) .
ERNST. Cuánto recalcas este llamarte.
FALK. Porque se puede ser algo sin llamárselo.
ERNST. Bien, ya comprendo. Pero volvamos a mi pregunta, que
debo vestir ahora de otro modo. Puesto que los conozco,
los males contra los que combate la masonería...
FALK. ¿Los conoces?
ERNST. ¿No me los has nombrado tú mismo?
FALK. Yo sólo te di algunos como ejemplo. Sólo aquellos que
deslumhran al más miope; sólo los irrefutables, los más
extendidos. ¡ Pero cuántos no hay además, que si bien no
tan deslumbrantes, no tan irrefutables y no tan extendidos,
no por ello son menos ciertos y necesarios!
ERNST. Entonces déjame limitar mi pregunta a aquellos que tú me
has nombrado. ¿Cómo me puedes demostrar, aunque sólo
sea sobre éstos, que los masones tienen puesta en ellos su
mirada? ¿Callas? ¿Meditas?
FALK. No precisamente sobre lo que habría de contestar a tu
pregunta. Pero ignoro qué debo pensar sobre lo que mo-
tiva que me hagas esta pregunta.
ERNST. ¿Contestarás a mi pregunta si te digo las causas que me
impulsan a hacértela?
FALK. Te lo prometo.
ERNST. Te conozco, y temo tu sagacidad.
FALK. ¿Mi sagacidad?
ERNST. Temo que me vendas tu especulación como hecho.
FALK. Muy reconocido.
ERNST. ¿Te ofende esto?

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FALK. Más bien te agradezco que llames sagacidad a lo que
hubieras podido denominar de muy distinta manera.
EitNST. De ningún modo. Pero sé con qué facilidad el sagaz se
engaña a sí mismo; con qué facilidad presta y atribuye a
otras personas planes o intenciones en los que nunca pen-
saron.
FALK. ¿Pero por qué se atribuye a otras personas planes o
intenciones ? Por sus acciones, ¿ no es cierto ?
ERNST. ¿ Por qué, si no ? Y ya he llegado otra vez a mi pregunta.
¿De qué acciones indiscutibles de los masones se puede
deducir que es su intención volver a unir por sí y en sí
aquella separación de los hombres que tú nombrabas, y
que Estado y Estados tienen necesaria?
FALK. Y de modo que no haya perjuicio para este Estado y
estos Estados.
ERNST. ¡Tanto mejor! Acaso no es necesario que se deduzca
precisamente de acciones. Si sólo son determinad;is parti-
cularidades que conduzcan a ello o tengan en ello su
origen. De ellas deberías haber arrancado en tus espe-
culaciones, en el supuesto que tu sistema sólo fuera una
hipótesis.
FALK. Otra vez revelas tu desconfianza. Pero confío la perderás
si llevo a tu espíritu sólo una ley fundamental de los
masones.
ERNST. ¿Cuál es?
FALK. Que nunca han convertido en secreta. Con arreglo a la
cual han obrado siempre a los ojos del mundo.
ERNST. ¿ Y que es?
FALK. E s admitir en su Orden a todo hombre digno con la de-
bida aptitud, cualquiera que fuese su patria, su religión
o su estado social (6).
ERNST. ¿ E s cierto?
FALK. En efecto; esta ley fundamental supone para los hom-
bres que están por encima de aquellas separaciones más
que la intención de crearlas. Sólo el nitrum tiene que estar
en el aire antes de depositarse como salitre en las pa-
redes.
ERNST. Verdad.

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E L TERCER DIÁLOGO DE LESSINO 21

FALK. ¿ Y por qué causa los masones no se habrán servido aquí


de un ardid común? Ejercer públicamente una parte de
sus intenciones secretas para engañar a los desconfiados,
que siempre piensan una cosa distinta de la que ven.
ERNST. ¿ Por qué no ?
FALK. ¿ Por qué el artista que sabe fabricar plata no puede tra-
tar con falsificadores, para que nadie suponga que sabe
fabricarla?
ERNST. ¿Por qué no?
FALK. \ Ernst ! ¿ No me escuchas ? Creo que me contestas como
en sueños.
ERNST. No, amigo mío. Pero es suficiente por hoy. Mañana
temprano regreso a la ciudad.
FALK. Í Ya ! ¿ Y por qué tan pronto ?
ERNST. ¿Me conoces y me lo preguntas? ¿Cuánto tiempo durará
todavía tu cura de aguas?
FALK. La empecé antes de ayer.
ERNST. Entonces volveré a verte antes de que la termines, i Dios
te guarde! ¡Buenas noches!
FALK. ¡ Buenas noches ! ¡ Dios te guarde !

NOTICIA

La chispa ha prendido : Ernst se hizo masón. Lo primero que


allí encontró es materia para el cuarto y quinto diálogos, donde se
divide el camino.

FIÑ DEL TERCER DIÁLOGO

COMENTARIOS

( i ) E s t o s campos necesitados d e cultivo se refieren a las circunstancias


del país alemán e n aquella época.
(2)' E s t o coincide e x a c t a m e n t e c o n el s e g u n d o de l o s A n t i g u o s D e b e -
r e s : "El m a s ó n es u n siíbdito pacífico d e los poderes civiles de cualquier
lugar en que viva o trabaje, y nunca estará complicado en c o m p l o t s o c o n s -
piraciones contra la paz o el bienestar del pueblo, ni t a m p o c o se c o n d u c i r á
indebidamente c o n respecto a las autoridades". ( M e r z d o r f , p. 57, 23.)

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(3) D e b o l l a m a r la a t e n c i ó n s o b r e l o s d e s ó r d e n e s q u e s e h a n atribuido
a l o s m a s o n e s . I t a l i a : c a r b o n a r i o s , u n i t a r i o s . B é l g i c a : liberales c o n t r a ultra-
m o n t a n o s , etc. ( E c k s t e i n , p. 20.)
(4) S i n o m e e q u i v o c o , éste e s el lugar d o n d e l o s d i á l o g o s e x p r e s a n la
v e r d a d e r a o n t o l o g i a in nuce d e la f r a n c m a s o n e r i a . ( A l b r e c h t , p. 44.)
(5) L e s s i n g d i f e r e n c i a s i e m p r e c o n g r a n e n e r g í a ser m a s ó n y llamarse
m a s ó n , p o r q u e acepta c o n r a z ó n q u e l o s fines y las i n t e n c i o n e s d e la m a -
s o n e r í a p u e d e n s e r c o n o c i d o s p o r l o s n o iniciados, y p o r el contrario, l o s
m a s o n e s a d m i t i d o s p u e d e n n o s u p o n e r nada d e e s t o s fines p o r q u e n o a v a n -
zan m á s allá d e l o s detalles e x t e r i o r e s .
(6) E s t a h a s i d o y s i g u e s i e n d o u n a l e y f u n d a m e n t a l d e l a que s ó l o
se h a n a p a r t a d o u n o s c u a n t o s s i s t e m a s . L a asociación e x i g e d e s u s m i e m -
b r o s u n d e t e r m i n a d o g r a d o d e e d u c a c i ó n espiritual. C o n la m e z c l a d e las
d i f e r e n t e s c l a s e s s o c i a l e s se quiere l o g r a r q u e cada u n o se c o n d u z c a s ó l o
como hombre, buscando una igualdad que esté por encima de toda norma
b u r g u e s a , s i n sumaí-se a u n o para perjuicio d e u n t e r c e r o . C u a n d o L e s s i n g
dice e n el cuarto d i á l o g o : " D e j a llegar a n o s o t r o s a u n zapatero h o n o r a -
ble", y d e s p u é s a ñ a d e : "En m i t i e m p o n o e r a así", quiere decir q u e al
crearse la m a s o n e r i a n o s e prestaba a t e n c i ó n a la clase social d e l d e m a n -
dante, y e n c a m b i o , durante el p e r i o d o d e la E s t r i c t a O b s e r v a n c i a , c o m e r -
ciantes d e s t a c a d o s s ó l o podían s e r S o c i i y A r m i g e r i , y rara v e z llegaban al
g r a d o d e E q u e s . ( M e r z d o r f , p. 58, 25.)

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LOS MISTERIOS ELEUSINOS

La Francmasonería no es ya la asociación secreta que en si-


glos pasados fué para muchos de los que no lograron pasar por
las puertas del templo. Hoy su literatura copiosísima está al al-
cance de todos los profanos y sus fines son por todos conocidos:
consisten principalmente en concentrar la atención del individuo
sobre su carácter y su vida espiritual y desarrollar su sentimiento
de responsabilidad, hacerle meditar sobre nuestra misión en esta
vida y recordarle constantemente los valores eternos, cuyo cultivo
le impulsarán a Dios.
Fomentar este estímulo, que tiene por objeto el ennoblecimien-
to de la vida, es lo que se trata de conseguir coui el arte real. |
Sabiduría, Fuerza y Belleza son los tres pilares que sostienen el
templo de este arte, el más noble entre todos. \
Al lado de su influencia en la vida práctica, la Masonería se^
ha impuesto en todos los países, en todas las edades, un trabajo
científico-espiritual: la investigación de sus propios orígenes, ha- i
ciéndolo al mismo tiempo de las huellas de aquella religión Huma-
na, única, de otros pueblos y otros siglos, pues no debemos olvidar 1
que lo que desde hace doscientos años se conoce con el nombre de
Masonería se puede descubrir con distintas apariencias, pero con
el mismo contenido, hasta en los más remotos tiempos históricos.
Desde el despertar de la conciencia humana han intentado los
hombres resolver el misterio de la vida, y en todos los tiempos han
reconocido en sus afanes la inconmensurable fuerza divina del no-
ble Arquitecto del Universo. Diferentes eran los nombres con que
ha sido venerada esta gran fuerza espiritual. Diferentes igualmente
los caminos por los que en los tiempos antiguos el hombre ha in-
tentado acercarse a ella. Y si aquellos caminos son intransitables
para los hombres modernos, no por ello debemos despreciar ta en-
señanza que puede reportarnos su investigación.
Al masón este estudio le fortificará el convencimiento de
que su arte real es un eslabón de la cadena que se forma a través
de tantas centurias con las fuerzas que han trabajado para el mis-
mo fin: ennoblecer a los hombres y dar a la vida humana las ca-

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racterísticas que más se aproximen a los deseos de este Gran Ar­
quitecto del Universo.
Para estimular a los hermanos a la investigación de los oscu­
ros orígenes de la masonería puede servir el trabajo que va a
continuación.
En los cultos secretos de la antigüedad (Grecia, Egipto, Asia
Menor, sobre todo) se encuentran como principios fundamentales
los pilares de nuestra noble trinidad : Sabiduría, Fuerza y Belleza.
Sólo en este amplio sentido puede concederse la razón a algunos
autores que hacen arrancar los orígenes de la masonería de estos
misterios.
Hay, naturalmente, otros caminos. Son muchos los que pueden
seguirse. La meta es siempre la misma.

* **

Antes de entrar en el ensayo de reconstrucción de los miste­


rios de Eleusis, queremos aclarar el significado de la iniciación
en los tiempos antiguos, que constituía para el profano algo so­
brenatural, algo superior a su capacidad de discernimiento; en
una palabra, era lo que se experimenta en estado de trance.
Algunos sacerdotes, que por el estudio habían conseguido des­
arrollar aptitudes especiales, lograban separar el espíritu del cuer­
po y le transportaban, sin que con ello perdieran la conciencia del
propio yo, a mundos espirituales, no perceptibles para los sentidos
humanos.
Si el poema del Dante, si la Divina Comedia fuera una reali­
dad, ella podría servirnos de ejemplo para la significación de una
iniciación en los tiempos a que vamos a referirnos. Aclararemos
más: era lo contrario de lo que ahora significa una sesión espiri­
tista. En ésta vienen los habitantes de una región—no la más ele­
vada, pero desde luego invisible—a visitarnos al mundo de la ma­
teria grosera.
En cambio, el heleno o el egipcio, al ser iniciados, abandonaban
el mundo material, y, como si dijéramos, viajaban por las regiones
espirituales, sin perder, repetimos, la conciencia de sí mismos, y
ello les permitía recordar más tarde lo que habían visto.
Después de la iniciación ya no precisaba tener fe ciega en un

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mundo invisible; sabía que existía; no necesitaba confiar en una i
continuación de la existencia después de la muerte; había podido
convencerse de que a los espíritus les estaba reservada otra vida
al abandonar su cubierta exterior en la tierra. Sabía con ello que
era inmortal, que la muerte sólo era un tránsito, que no represen-
taba el final, sino precisamente el comienzo.
Sobre el gran templo de Apolo, en Delfos, estaba escrito : "Co-
nócete a ti mismo", aforismo que no ha sido interpretado integral-
mente; y precisamente en esta frase se halla la clave para la ver-
dadera explicación de los antiguos misterios. Generalmente el "Nos-
ce te ipsum" es interpretado como la orden o el consejo de exa-
minarse para llegar al conocimiento de las propias cualidades y
saber con ello contra qué defectos o debilidades debía de lucharse.
Esta interpretación puede considerarse incompleta. El individuo
debía no sólo conocer sus cualidades, buenas o malas, sino las par-
tes que le integraban, y con este fin se le instruía. Primero se le
decía que el hombre era un ser compuesto de cuatro partes, que se
hallaban una dentro de otra, como la nuez dentro de su cascara,
si bien en este caso sólo se trata de dos partes.
La cubierta exterior del individuo, la que ven sus semejantes,
es el cuerpo, la cascara que pudiéramos llamar de materia grosera.
Se componía de toda clase de materias tomadas de los reinos ani-
mal, vegetal o mineral. Esta es la corteza que el ser abandona con
la muerte, y al libertarse de su peso queda capacitado para ascen-
der a regiones superiores.
Dentro de esta cubierta hay una segunda materia que llamare-
mos materia vital o vida. La vida no es, como se cree frecuentemen-
te, una función, sino una materia, y el mundo nos enseña muchas
maneras de manifestarse: el agua líquida puede convertirse en
hielo o huir transformada en ligero vapor o niebla. La materia vital
no es, por lo tanto, materia grosera, sino algo etéreo que igualmen-
te abandonamos con la muerte, y que va a reunirse a la gran masa
de materia vital que, como un océano, rodea la esfera terrestre.
Con cada alimento o bebida que tomamos, con el aliento que
entra en nuestro cuerpo al respirar, llevamos cantidades mayores
o menores de esta materia a nuestro organismo.
La materia vital nos hace desarrollarnos y decaer, pues cuando
nuestro cuerpo está debilitado y no puede admitir o retener la can-

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tidad necesaria de materia vital, aparecen los síntomas de vejez.
Otra de las funciones de esta materia es la reproducción o crea-
ción de nuevos seres del mismo género.
La tercera materia, mucho más sutil, es la espiritual. Es la
portadora de nuestra personalidad. Al sobrevenir la muerte no per-
manece, como las materias grosera y vital, sino que es un cuerpo
espiritual que conservamos, para cosechar después de esta vida,
y en otras regiones, lo que aquí hemos sembrado.
La materia vital tenía a su cargo tres funciones, y la espiri-
tual, seis. Con ésta amamos y odiamos, tememos y deseamos, com-
prendemos y recordamos.
El cuarto y más valioso de los componentes de la individuali-
dad humana es la conciencia de sí mismo, la facultad de poder
decir "yo soy". Este Y O en nosotros es la chispa divina que, salida
de Dios, ansia volver a Dios, y no encuentra paz hasta haberse
reunido con El. Buscar a Dios es, por tanto, propio de cada Y O .
El reconocimiento de Dios, la más noble actividad humana.
Con la materia grosera trabaja y se mueve. Con la vital, crece,
envejece y se reproduce; con la espiritual ama y odia, aprende a
comprender, a reconocerse, a recordar, tiene la sensación del de-
seo, del asco o del miedo. Pero su Y O le lleva a Dios.
A los candidatos a iniciados «e les mostraba una piedra y se
les decía: "No tiene vida ni espíritu. Sólo es materia grosera." Des-
pués, enseñándoles una planta, se les explicaba que tenía ya dos
componentes. Allí estaba la materia grosera, la madera, las hojas,
y además recorría la planta y la envolvía un soplo vital que daba
lugar al crecimiento, la reproducción y la vejez. Como tercero, se
les presentaba un animal; digamos un perro. Tenía tres parte. En
él había materia grosera: el cuerpo, con el que se movía, respira-
ba, masticaba; materia vital, que le permitía desarrollarse, repro-
ducirse y decaer. Tenía algo sobre la planta: materia espiritual,
con la que amaba, temía y recordaba, comprendía y deseaba. El
hombre, sobre ellos, poseía la conciencia de su YO, la chispa
divina.
Así se les aclaraba la composición del hombre, y se añadía que
había tres estados en que estos componentes se disgregaban: el sue-
ño, la muerte y el trance. En el sueño la separación era pasajera.
Cuando dormimos nos abandona el Y O vestido sólo con el cuerpo

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Los MISTERIOS ELEUSINOS 27 ]
'i
espiritual, y se encamina al mundo invisible. La vida queda, sin \
embargo, con la materia grosera y repara entretanto los daños que j
el espíritu ocasionó durante la jornada con sus preocupaciones o
sus actividades. Al despertar vuelve el Y O con la materia espi-
ritual.
En la muerte la separación es definitiva. Nuestro YO, con la ;¡
materia espiritual, abandona el cuerpo y no regresa. La materia.|
vital también abandona el cuerpo grosero y va a reunirse al caudal '
de la naturaleza. En el cuerpo aparece la anarquía, pues ya no i
está en él el Señor que le regía. Los átomos tienden a la disgre- |
gación, y ello representa la descomposición, la destrucción. El tran- j
ce se diferencia de la muerte en que la separación de nuestros
componentes no es definitiva, sino sólo una pasajera división de \
nuestra personalidad, como en el sueño; pero se diferencia de éste |
en que no se pierde la conciencia de sí mismo. Con plena concien- |
cia se llega a los mundos invisibles, mientras en la tierra queda el j
cuerpo sin espíritu, pero con vida.
El trance no es cosa, como el sueño o la muerte, al alcance de !
todas las criaturas. Para lograr este estado es necesaria una larga i
preparación, una disciplina severa y ejercicios bien dirigidos. j
Hasta aquí, sobre el concepto que de la iniciación se tenía en j
las antiguas civilizaciones. ¡

* ** ]

j
Existían en la antigua Grecia dos religiones, como si dijéramos j
dos escalones para el conocimiento de Dios. La oficial, más cono- i
cida, tenía su expresión en el culto lleno de belleza que se dedi- [
caba a los dioses, y con ella los helenos imploraban y veneraban \
sus divinidades.
Los centros principales de esta religión pública y general eran
Délos, Delfi y el Olimpo. Las fiestas que allí se celebraban tenían i
como principal objeto la veneración de los dioses, pero al mismo i
tiempo influían hondamente en el desarrollo cultural del pueblo.!
No sólo mantenían sus relaciones con los dioses por la oración y]
el sacrificio, sino que la juventud se fortalecía con los juegos y-
las luchas y se ennoblecía con la música y la poesía. \
Allí se formaba el sentimiento nacional helénico, desaparecían í

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las diferencias regionales y se creó la personalidad griega, que ha
dado ideales incomparables y al mismo tiempo un noble y poderoso
estímulo para cualquier movimiento cultural de la Humanidad en
todos los tiempos. Pero al lado de la religión oficial conocida y al
alcance de todos, existían otros cultos secretos, para los que an-
siaban llegar más lejos en sus conocimientos. Hubo siempre indi-
viduos a quienes el culto usual a los dioses no satisfacía, que pe-
dían ver más profundamente en el espíritu de las cosas, que de-
seaban tener una respuesta satisfactoria a las preguntas eternas :
¿Por qué vivimos? ¿De dónde venimos? ¿Adonde vamos? Para
aquellos que pedían más luz había diferentes cultos secretos, entre
los que ocupaban indiscutiblemente el primer puesto los misterios
de Eleusis. En otros misterios el momento sexual estaba en primer
término; pero en Eleusis irradiaba la verdad eterna condensada
en pura belleza helénica.
Todos los poetas, historiadores y filósofos, hasta donde han
llegado a nosotros sus escritos, nos hablan con el mayor respeto del
culto de las dos grandes diosas.
En un lapso de tiempo de más de mil años han experimentado
las sensaciones más hondas y hermosas las personalidades más des-
tacadas de esta incomparable raza de los helenos.
El culto de las diosas eleusinas Demetria y Perséfone, era tan
sagrado en todos los Estados griegos que se hizo costumbre que
los ejércitos en guerra acordasen un armisticio, suspendiendo las
hostilidades durante la duración de los misterios. La consideración
que éstos inspiraban tenía su fundamento no sólo en una cierta
piedad religiosa; la vida de los iniciados era un testimonio de la
gran fuerza espiritual que tenía el culto a las dos diosas.
Aristófanes afirma que los iniciados eran virtuosos y justos
con propios y extraños. Xenocrates, uno de los más aventajados
discípulos de Platón, nos cuenta que los iniciados respetaban tres
.máximas fundamentales: honrar a los padres, ofrendar sólo frutos
a los dioses y no causar dolor a ningún ser viviente, aunque se
tratase de un animal.
La sensación experimentada por cristianos y judíos al escuchar
el nombre de Jerusalén, o por los mahometanos al oír el de la
Meca, esta misma impresión, y aun mayor, sentía el griego inicia-
do al pronunciar la palabra Eleusis. Porque si Jerusalén es sagra-

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do para los cristianos porque Jesús sufrió allí y aquél fué el cam-
po de sus enseñanzas ; si para los judíos es el emplazamiento que
tuvo y puede tener algún día su templo; si los mahometanos
van a la Meca en peregrinación para cumplir votos determinados,
el griego experimentaba en Eleusis algo que jamás podía olvidar,
que le daba fuerza, luz y consuelo para el resto de su vida.
Allí se ponía en contacto con lo supraterrend, allí veía la luz
de Eleusis y se quitaba el velo que nos separa de los mundos in-
visibles. En Eleusis asistían los aspirantes a iniciados a la repre-
sentación de un drama. Los creadores de los misterios supusie-
ron, con acierto, que era más eficaz para el recuerdo la impresión
visual de determinados acontecimientos que un simple relato de
ellos. Esto hace afirmar a algunos historiadores que en Eleusis
está la cuna de nuestro teatro moderno.
El culto se componía de los grandes y pequeños misterios. Los
pequeños se celebraban anualmente en el mes de marzo, en Agrae,
una villa pequeña de las cercanías de Atenas. Los grandes, en oto-
ño, sólo cada cinco años, en el mes de Boedromion, que equivale
a nuestro septiembre.

>K Xc >K

La calzada que unía a Eleusis con Atenas, y que media unos


2 2 kilómetros, se llamaba el camino sagrado. El nombre no era
sólamente debido a los monumentos funerarios que se elevaban a
ambos lados d d mismo, sino a la sagrada procesión que marcaba
el comienzo de los grandes misterios. Al salir de Atenas se veían
los alrededores, habitados por alfareros, que ofrecían sus pro-
ductos en el mercado llamado Kerameykos. Cruzando jardines
frondosos llegábase al puente sobre el Kefisos, que traía los pri-
meros recuerdos de la antigua Grecia; pues ahí solía esperar el
pueblo la llegada de los participantes en la fiesta para hacerles ob-
jeto de sátiras, ejercitándose en la mordiente ironía ática. Y a se di-
visaba Eleusis, meca de aquella peregrinación y patria del drama-
turgo Esquilo. Pasa por delante de dos lagos, uno de ellos el Keitoi,
y se llega a un pueblo mísero, el mismo donde hace más de
dos siglos afluían los valores espirituales de Grecia, y que mediante
el estudio de antiguas sabidurías habían llegado a conseguir una

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más elevada concepción del mundo. El templo fué destruido por los
persas y edificado nuevamente por Iktinos, bajo la dirección de
Pericles.
Hoy sólo quedan ruinas de aquel esplendoroso templo, que ocu-
paba una superficie de veintiocho mil pies cuadrados.

* **

El mito que servía de argumento para el drama santo que se


representaba en Eleusis es antiquísimo y está lleno de claridad y
belleza. Perséfone, personificación del alma humana, era hija de
Demetria, la gran madre del mundo espiritual que representa y di-
rige la vida del Kosmos. Por deseo de los poderes celestiales debía
contraer matrimonio con Dionisos, el espíritu divino, que da vida
a todas las fuerzas de la naturaleza. Pero Plutón, el dios de las ti-
nieblas, la rapta con ayuda de Eros, el amor. Demetria, llena de
pesadumbre, recorre todos los países en busca de su hija. Trans-
formada en anciana llega a Eleusis y es acogida con todo cariño
en el palacio del rey Keleos, quien organiza danzas para que Deme-
tria recobre su alegría. Agradecida a esta hospitalidad, la diosa re-
gala a Triptolemo, hijo de Keleos, un grano de trigo, enseñándole
al mismo tiempo la manera de cultivarle.
También le inicia en la significación de la siembra y el creci-
miento de la simiente pugnando por salir a la luz. Continuando su
peregrinación en busca de su hija, encuentra a Hécate, diosa de las
transformaciones, de las metamorfosis, quien la informa de su pa-
radero,
Perséfone se encuentra en el reino de Plutón, de quien es
esposa. Ayudado por Dionisos logra libertar a su hija; pero Pin-
tón hace valer sus derechos sobre Perséfone y hay que someter a
Júpiter la resolución del pleito. Este falla que Perséfone viva en
el cielo con Dionisos dos terceras partes del año, y el resto con
Plutón, hasta que las tinieblas y los sentidos no ejerzan sobre ella
ninguna atracción.
* * *
El origen de los misterios eleusinos no ha podido ser adarado,
porque se remonta a la época prehomérica. Se cita como fundador

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a Eumolpos, que había sido iniciado en Egipto. Sus descendientes,
que constituían la familia sacerdotal, se llamaban eumolpidas ; pero
esta palabra, indicadora del fundador de la familia, tenía una se-
gunda significación: "los del bello canto", y efectivamente que jun-
to al ritmo de la danza era de gran efecto, en la celebración del
culto, el canto melódico de los sacerdotes. El encanto de las armo-
niosas melodías, con ritmo fuerte, constantemente repetido, es muy
probable que consiguieran elevar el espíritu de los iniciados.
Durante la independencia de Grecia, el culto de las dos grandes
diosas estaba bajo el protectorado del Estado ateniense. Los profa-
nos que intentaban introducirse subrepticiamente en los misterios
eran castigados con pena de muerte. Estaban prohibidas incluso las
referencias sobre los acontecimientos que se desarrollaban en Eleu-
sis, aunque durante la realización de los misterios no se dio un
sólo caso en el que un iniciado revelase a profanos los sagrados
secretos. Convertida Grecia en provincia romana, siguieron los mis-
terios de Eleusis gozando de mucha consideración, porque era dis- \
tinguido ser iniciado, y lo fueron la mayoría de los emperadores \
romanos, que se convirtieron en sus protectores. Unicamente Ne- i
ron, cuyas manos teñía la sangre de tanta víctima inocente, no |
tuvo el valor de hacerse iniciar, y en sus viajes a Grecia incluso !
evitaba la proximidad de Eleusis. Hoy es el recinto sagrado un
campo de ruinas sobre el que cuesta trabajo al visitante reconstruir
en la imaginación la grandeza pretérita.
No debe importarnos si fué el godo Alarico, o Teodosio, el em-
perador cristiano, el autor de esta bárbara destrucción, sin obtener
con ello la menor ventaja. Incultura e ignorancia han causado en
todos los tiempos la destrucción de tesoros insustituibles, que artis-
tas con inspiración casi divina habían creado a través de muchos
años de incesantes esfuerzos. De los Eumolpidas salía siempre
el Hierofante, sacerdote supremo, que en el sagrado drama repre-
sentaba el papel de Júpiter. Su esposa simbolizaba la figura de
Demetria. La segunda dignidad en la jerarquía eleusina eran los
portadores de antorchas o daducos, cargo hereditario entre los
descendientes dé Triptolemo. Entre los Kerifes se elegía al Hiero-
ceris o Heraldo sagrado, que acompañaba a los aspirantes a ini-
ciados, aclarándoles durante la fiesta el sentido simbólico de lo que

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oian y veían. Constituía la tercera dignidad en la j e r a r q u í a de
Eleusis.
* **

El griego que deseaba ser iniciado debía buscar dos padrinos,


esto es, dos iniciados que le garantizasen. A continuación era so-
metido a un examen, y tenía en él que probar al supremo sacer-
dote su honorabilidad y demostrar que era un ciudadano libre de un
estado helénico. Debía igualmente jurar tener manos limpias, esto
es, no mancilladas con la sangre de un semejante, y ser además
hombre de cultura suficiente y educación determinada. Si reunía
• todas estas cualidades se le consideraba admitido y se le daba el
nombre de neófito. Uno de los padrinos se convertía en su mista-
gogo, y como le había garantizado, le acompañaba durante todas
las ceremonias de la iniciación, instruyéndole sobre lo que debía
hacer.
Después de la primera iniciación el neófito se convertía en Mis-
to (esto es, velado o con velo) y después de presenciar los grandes
misterios era el Epopta (o sea el vidente, el que ha visto). Los pe-
queños misterios se celebraban, como ya hemos dicho, en Agrae,
cerca de Atenas. Después de bañarse en el Ylisos los neófitos se re-
unían a la puerta del recinto del templo, donde les recibía el hiero-
keris, rodeado de los mistagogos. Una vez dentro del templo apa-
recía un coro de hierofantas, vestidas con vaporosas túnicas blan-
cas y sueltas las doradas cabelleras. Bailando a los sones de una
música cadenciosa recitaban una bella canción dórica, por la que
los neófitos conocían que su vida actual no era más que una apa-
riencia, un sueño; que había otra existencia, la verdadera, la que
vivieron antes de su nacimiento, la que volverían a vivir después
de la muerte. Al final aparecía la Profantida, que imploraba de las
diosas que sacasen de la oscuridad a los neófitos y pronunciaba
terribles maldiciones sobre aquellos que revelasen a los profanos
algo de lo que vieron.
Conducidos los neófitos fuera del templo tenían que meditar
unos días sobre las impresiones recibidas, imponiéndoles un deter-
minado ayuno y la obligación de dedicar cierto tiempo a la oración
y el recogimiento. Los neófitos sacrificaban un cerdo a las diosas

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como prueba de su disposición para prescindir de todo lo sucio, de
todo lo animal, en esta vida.
Apulio dijo que la iniciación era como una muerte voluntaria,
seguida de un renacer a la nueva vida. Transcurridos unos días
debían encontrarse nuevamente a las puertas del Templo, donde
eran recibidos otra vez por el Heraldo y los mistagogos, que les
anticipaban que la historia de Perséfone, que iban a presenciar a
continuación, era la de su propia alma. El rapto de Perséfone de
los mundos superiores para ser conducida al reino de las sombras
significaba el descenso del alma desde las alturas radiantes de luz
hasta la tierra. Presenciarían cómo Eros convence a Perséfone y
con su ayuda es dominada por Plutón, dios de las tinieblas. Atraída
por amor terrenal el alma nace a la vida y mora en la oscuridad
hasta que se abre camino hacia la luz en la hora de la muerte. Los
neófitos podían seguir naturalmente estas sugestiones,' pues ya he-
mos dicho que sólo se admitían hombres de un grado de cultura
determinado, y que por sus estudios, el teatro o su participación
en la vida pública estaban capacitados para comprender conceptos
abstractos. Ya se aproximaba el punto culminante de los pequeños
misterios, el primer acto del drama sagrado.

* * *

El hierokerix conducía a los neófitos al bosque, junto a un ma-


nantial que brotaba de una peña y que formaba un pequeño estan-
que alrededor del cual reposaban las ninfas.
En primer término Perséfone, sentada, tejía un velo en el que
brillaban los colores del arco iris. Representaba el alma humana
ocupándose de cosas celestiales.
Su madre, Demetria, estaba junto a ella. Después que los neó-
fitos habían contemplado, llenos de atención, un cuadro tan encan-
tador, el hierokerix les recomendaba que prestasen gran atención
a lo que iban a ver y escuchar.
Demetria había descendido a la tierra para llevar a la humani-
dad dos presentes. El fruto de los campos y la iniciación, que da
a los iniciados un rayo de sol, una esperanza para esta vida y para
los tiempos que le siguen.
Demetria pedía ceremoniosamente a Perséfone que continuase el

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tejido del velo, pensando en Dionisos, el esposo que el cielo le tenía
destinado, sin escuchar a Eros, si éste llegaba a acercarse a ella;
y sobre todo le encargaba que no cortase flores de la tierra, pues con
su aroma la harían olvidar todas las cosas celestiales.
Perséfone lo prometía así a su madre, que se alejaba; pero a pe-
sar de las advertencias de las canciones de las ninfas, pronto em-
pezaba Perséfone a ocupar su imaginación con Eros.
Recordaba que su padre, Júpiter, había dicho que Eros llama a
las almas desde el caos a la tierra. Las repetidas advertencias de
las ninfas son inútiles.
El nombre de Eros producía en Perséfone un efecto embriaga-
dor; el velo caía de sus manos y dejaba de ocuparse de cosas celes-
tiales, sintiéndose atraída por las figuras terrenales. Las ninfas la
recomendaban seguir tejiendo su velo, pero sin ser atendidas. Persé-
fone, por último, esperaba con el deseo de ver aparecer a Eros, y del
bosque llegaba un niño alado para satisfacer el deseo de la diosa.
La rodeaba de halagos, invitándola a cortar flores y aspirar su
aroma, ya que con ello llegaría a conocer las sensaciones del amor
y las leyes eternas que hacen que las almas humanas nazcan a la
vida.
Perséfone se resistía recordando los consejos maternales; pero
cuando Eros tocaba con su arco la tierra y brotaba un narciso gran-
de, blanco y maravilloso, preguntaba primero el nombre de la flor y
cortándola y aspirando ansiosamente su aroma.
Truenos estremecían en este instante la tierra y aparecía Pintón
en su carro tirado por dragones, y atrayendo a Perséfone, huía
con ella a sus dominios.
De lejos se oían los gritos angustiosos de Perséfone: "¡ Soco-
rro, madre mía; socorro!"
El hierokerix se presentaba nuevamente ante los neófitos, si-
lenciosos y recogidos, que acababan de presenciar la historia de
su origen.
Perséfone era s u alma, la de los neófitos, y se les decía que s u
vida actual sólo era aparente, y que marchaban por las tinieblas.
Una vez habían vivido la verdadera existencia, hasta que, atraídos
por el encanto de Eros, cayeron en la sima terrenal. Sólo su vida
anterior y la que les esperaba era la verdadera.

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Se les invitaba a meditar sobre las palabras de Empédocles:
*'La creación del hombre es una verdadera catástrofe que convir-
tió en mortales a los destinados a vivir eternamente."
Silenciosamente y a la luz de las antorchas abandonaban los
neófitos el recinto sagrado mientras las mujeres atenienses, reuni-
das en una colina a orillas del mar y tristemente ataviadas de luto,
llenaban el aire con sus lamentos : "Perséfone, Perséfone". Con ello
terminaba la primera parte de los misterios y los neófitos pasaban
a ser mistos, velados.
Habían reconocido que su vida actual era sólo un tránsito para
llegar a la verdadera vida.
Todavía no habían llegado a ver la gran luz, la verdad comple-
ta; sólo la presumían, la veían en la lejanía oculta por un velo.
Debían inculcarse las palabras de Olimpiodoro, qiie decía que
el objeto de los misterios consistía en volver sus almas al estado
en que se encontraban antes de caer en el mundo visible. Se les
hacía ver que su espíritu estaba preso, como castigo a su deseo de
conocer el amor, y no debían acortar este castigo con el suicidio,
por ser este delito castigado severamente por los dioses.
Ocupados los neófitos en este mundo de pensamientos que aca-
baban de abrirse a su imaginación esperaban impacientes el momen-
to de celebrar los grandes misterios y convertirse en iniciados,
vidente, epoptas. Mientras tanto debían continuar sus quehaceres
paganos, interrumpidos únicamente por ciertos ejercicios de me-
ditación y oración prescritos.

* **

Los grandes misterios se celebraban, como hemos dicho, en


•otoño.
El primer día se reunían los mistos en Eleusis, donde los sacer-
dotes les daban la bienvenida y les hacían conocer las condiciones
de admisión.
Dormían en el recinto sagrado, y en la mañana del segundo día
eran despertados al grito de "¡ Al mar, vosotros, mistos ; al mar !"
Debían ir a la playa y someterse a determinadas abluciones. A
continuación se representaba el segundo acto del drama sagrado, en
el que se veían el dolor y la desesperación de Demetria por la des-

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aparición de su liija. Eran testigos de la llegada de la diosa a
Eleusis, la generosa hospitalidad dispensada por Keleos, la entrega
a Triptolemo del primer grano de trigo у las enseñanzas у acla­
raciones subsiguientes.
Veían cómo Demetria encontraba a Hécate, la diosa de las me-
tamorfosis, y oían los informes que ésta daba sobre el paradero de
su hija.
El hierokerix explicaba a los mistos el sentido simbólico del
drama sagrado.
Hablaba del amor divino, del espiritu de los mundos que bus-
ca al alma humana para reunirse con ella después de libertarla de
la materia.
Cantos sagrados. embellecían la fiesta.
El tercer día estaba destinado al sacrificio a las diosas.
El cuarto se celebraba una procesión como sólo podía ser vista
bajo el cielo azul helénico. Por un camino cubierto de flores jóvenes
adornados con guirnaldas, llevaban el Kalatos, un gigantesco cesto
de flores, al altar de las divinidades.
El quinto, en contraposición al anterior, se destinaba a la pe-
nitencia y el duelo, y los mistos padecían por la prisión de Persé-
fone, pensando en la cárcel de su propio espíritu, no libertado del
cuerpo, de la materia.
Después de estas ceremonias los mistos tomaban una bebida
misteriosa. De qué se componía ésta no puede fijarse con exacti-
tud ; pero debemos admitir que no se trataba únicamente de vino,
sino que contenía otros ingredientes que capacitaban a los mistos,
que les preparaban para comprender lo maravilloso que las jorna-
das sucesivas les ofrecerían.
En el sexto día, punto culminante de los misterios, recibía al
amanecer cada misto el cisto, una cesta lacrada y adornada con
laurel, que debía llevar consigo sin abrir toda la jornada.
Contenía tres objetos misteriosos y debía ser abierto por los
hierofantes en la próxima noche sagrada, en que se enseñaban al
misto los tres objetos, explicándoles su significación. Pero también
el hecho de llevar el cesto cerrado tenía su sentido simbólico ; igual
que el cesto llevaban los hombres facultades misteriosas, ignoradas
por ellos mismos, que sólo más tarde llegarían a su completo des-
envolvimiento.

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En esta sexta jornada tenía lugar la magnífica procesión en la
que tornaban parte a veces hasta 30.000 personas, guiadas por el
daduco, y después de la puesta de sol la comitiva salía de Atenas,
siguiendo la carretera sagrada y llevando muchos de los asistentes
antorchas encendidas.
Con d júbilo general y cantando alegres canciones en honor de
los dioses se transportaba a Eleusis la estatua de Dionisos coro-
nada de mirtos. El pueblo desconocedor e incrédulo se regocijaba
al oír armoniosas melodías y al presenciar el fantástico desfile de
las antorchas. Pero los iniciados de años anteriores tenían motivos
para una alegría más profunda.
Para ellos Dionisos era el espíritu divino que se aproximaba
para arrancar el alma humana de las tinieblas.
Maravillosa es la figura de Dionisos. Unas veces se le represen-
taba como hombre adulto; otras, como un niño. Era un resucitado,
un renacido. Despedazado y comido por los tritones, Palas Ate- ]
nea pudo rescatar su corazón, que llevó a Júpiter, su padre. Este
puso el corazón en su pecho y de allí debía salir algún día el des- ^
pedazado convertido en salvador, para redimir a la humanidad do-
liente.
Este pensamiento y este conocimiento llenaba el corazón de los
iniciados de borrascosa alegría, que, agrandada por el impetuoso
temperamento meridional, tenía su expresión en gritos, saltos y
locos cantares.
Los mistos, que debían recibir esta noche la última iniciación,
espiaban desde Eleusis la llegada de la caravana, y cuando la noche
se iluminaba en la lejanía y la procesión descendía del monte Aga-
leo como una serpiente de fuego, los mistos se ponían igualmente
en movimiento. Salían al encuentro de los ya iniciados y entraban
todos juntos, con redoblado júbilo, en el recinto sagrado.
Después de renovar los mistos el juramento de no revelar a
los profanos lo que viesen y de obligar a éstos a abandonar el lugar
al grito de "¡ Eskato bebeloi!" (¡ Salgan los extraños!), se anunciaba
que estaban a punto de llegar a la gran luz, pero estaban obligados
antes a atravesar las tinieblas. Esta era la prueba que tenían que
sufrir para pasar de mistos a epoptas.
Después de abandonar sus vestiduras se cubrían con una piel
de venado, que simbolizaba que el cuerpo donde con el nacimiento

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se alojó el alma procedente del cielo, era de la misma materia que 1
el de los animales y estaba sometido exactamente a las mismas le- ]
yes físicas. \
A continuación era apagado el resplandor de las antorchas y i
los mistos, conducidos por los mistagogos, entraban en el laberinto =
subterráneo, donde reinaba la más profunda oscuridad. ;
Representaba el estado del espíritu que, conservando el racio-
cinio natural, nada sabía de la vida anterior y no ha llegado a
conocer la gran luz. ]
La caravana de los mistos avanzaba lentamente en la noche \
cerrada. i
Repentinamente estos individuos, convenientemente preparados ;
por la oración, el ayuno, las enseñanzas y las bebidas misteriosas, i
oían en la lejanía ruidos extraños, pavorosos lamentos y gritos ho- !
rrísonos. \
Con intervalos retumbaban los truenos por los pasillos abpve- i
dados y la luz instantánea de los relámpagos les permitía ver toda j
clase de apariciones espeluznantes : serpientes, espíritus, esqueletos, i
cadáveres despedazados, dragones amenazadores...
Las apariciones cambiaban constantemente de figura, lo que
provocaba en los mistos temor y malestar. \
Pero sólo un instante podían ver el horror que les rodeaba, y I
nuevamente les cubría la oscuridad más cerrada. ¡
Aunque todavía estaban unidos al cuerpo, la sabiduría y el po- \
derío de los sacerdotes quitaba en estos momentos el velo que les 1
separaba del mundo visible.
Plutarco, que fué de los iniciados, compara el horror del Ì
laberinto de Eleusis con el terror de la muerte. Por fin llegaban {
los mistos a la cripta, estancia abovedada debajo del templo. |
Aquí veían los mistos otra vez luz, si bien una luz vacilante e i
insegura. Debajo de una caldera ardía la madera. Un sacerdote i
con hábito negro y amarillo alimentaba con toda clase de hierbas i
y raíces esta caldera, de la que brotaban vapores cada vez más •
densos. A los mistos se les ordenaba arrodillarse junto a la pared
y llegaba un coro de demonios, que desaparecía después de cantar]
horribles canciones. i
El humo era cada momento más espeso, y con terror veían los í
mistos a la vacilante luz de las lámparas toda suerte de escenas es- i

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pantosas. Caras enemigas у horribles les miraban con fijeza; ani­
males salvajes luchaban entre sí.
Algún misto recordaría, a la vista de estos seres horripilantes,
la antigua leyenda de Cerbero, el perro guardián de las puertas del
infierno.
Al llegar a este punto el sacerdote les ordenaba pasar a una
sala contigua y los mistos debían incorporarse y salir.
Pero los espíritus les rodeaban y les cerraban el camino. Algu-
nos intentaban salir repetidas veces, pero manos invisibles les rete-
nían; incluso a veces eran derribados sin lograr su propósito de
alejarse. Los mistos valerosos conseguían llegar a la estancia con-
tigua.
Otros de menos temple preferían volver al exterior buscando
la salida por el laberinto ; pero con ello habían perdido para siem-
pre el derecho a ser iniciados. En cambio los que valerosamente
ponían su fe en Dios lograban atravesar aquella cripta de espanto
y nada podían contra ellos aquellos seres de pesadilla.
Los mistos continuaban por oscuros corredores ; pero la prueba
máxima de serenidad y fe había ya pasado.
El heraldo les anunciaba que iban a Plutonia, el reino del dios
de las tinieblas, donde verían la tercera parte del drama sagrado.
Acompañados por las melodías de coros invisibles llegaban al
trono de Plutón, a cuyo lado veían a Perséfone. Los mistos la reco-
nocían prontamente ; pero su figura había cambiado. Se cubría con
negro velo y las huellas del dolor ensombrecían su semblante.
El hierokerix explicaba nuevamente a los mistos que la suerte
de Perséfone era la de su alma.
Así como Perséfone sufría dominada por Plutón y deseaba vol-
ver con su madre a la luz de su patria celestial, el alma humana
desea salir de la oscuridad y volver donde estuvo.
Perséfone daba muy expresivas muestras de su amargura. Lle-
nos los ojos de lágrimas levantaba los brazos, queriendo elevarse;
pero a una mirada de su esposo caía otra vez en su asiento, desco-
razonada. Los mistagogos explicaban que ello significaba el poder
de los sentidos sobre el alma, que intenta inútilmente desembarazar-
se de ellos.
En este instante se abría una doble puerta y un raudal de luz
iluminaba la estancia y una voz clamaba: " ¡ A mí los mistos; a mí?

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Dionisos está aquí, y Demetria espera a Perséfone." Perséfone se
levantaba como si saliese de una agonía interminable. "Luz, madre
mía". Dionisios gritaba: "Quiero huir"; pero Plutón lo sujetaba,
obligándole a permanecer sentado; pero caía muerto.
La estancia queda nuevamente en tinieblas y una voz clara y
potente dice: "¡ Morir es volver a nacer!"
Los mistagogos conducían fuera a los reción iniciados y los
daducos les ordenaban abandonar la piel de ciervo y vestirse blancas
túnicas, después de ablucionarse en agua sagrada y llegar al templo
donde el Hierofante abría el cisto, rompiendo los lacres. Aquéllos
sacaban los tres objetos; eran un huevo, una nuez y una serpiente
de bronce en espiral. El huevo era un símbolo de la resurrección, y
enseñaba a los mistos que había dos vidas sucesivas: primero, una
vida limitada en las tinieblas, en la duda: la cascara. Después otra
vida con un más amplio horizonte y mayor libertad de movimiento.
La nuez no era sólo el símbolo de la fecundidad, sino que debía
recordar que los hombres tienen una glándula (la pineal), órgano
atrofiado, resto del tercer ojo de los cíclopes, y con el cual habían
podido los hombres mirar en el mundo espiritual, que era para ellos
entonces invisible.
Este órgano podría vivificarse, desarrollarse y utilizarse nueva-
mente, para establecer comunicación entre personas cuyos cuerpos
estuvieran distantes.
El hierofante instruía a los mistos en los ejercicios de medita-
ción que debían llevar a este fin.
Por último la serpiente tenía también su significado. ]
Así como la serpiente que se muerde la cola simboliza la éter- I
nidad, la que tiene forma espiral debía representar la evolución de i
los espíritus, que se elevan a una cada vez mayor perfección, j
Con sucesivos nacimientos y muertes, a través de mundos visi- 1
bles e invisibles, ascendiendo y volviendo a la sima, iban aproxi-
mándose al origen del ser.
Durante estas explicaciones las alturas de la estancia se llenaban
de nubes llenas de luz. Al separarse los asombrados ojos de los
mistos veían las regiones celestiales. Los eumolpidas fueron tam-
bién maestros en el arte de la pintura. Es muy probable que en
esta hora sagrada muchos de los que veian el magnífico espectáculo
tuvieran visiones pasajeras. Platón es testigo del desarrollo que todo

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Los MISTERIOS ELEUSINOS 41 á
i

ello producía en las facultades y en la memoria de los que lo pre- j


senciaban. ¡
El recuerdo de cosas vistas o experimentadas en la otra vida ¡
aparecía nuevamente. i
Algo análogo decía Sócrates, que nunca se inició, al afirmar que \
aprender es sólo volver a acordarse. j
Y ya llegaba el último acto del drama. Con cantos de júbilo de
coros invisibles Perséfone era conducida ante Júpiter. Ebria de.
gozo entraba en las regiones celestes. Pero Plutón no cedía en sus i
derechos, exigiendo que le entregasen la esposa. •
Después de oír a las dos partes, Júpiter fallaba que Perséfone I
viviera un tercio del año con Plutón y dos tercios en el cielo, hasta |
que las tinieblas y el poder de los sentidos no tuvieran eco en su ;
corazón, símbolo todo ello de la peregrinación de las almas del cielo ^
a la tierra, y viceversa.
Un himno en honor de Júpiter cerraba la jornada. Algún ini-
ciado tuvo en este momento visiones de figuras llenas de luz, que l
se mezclaban entre los mistos.
El rito sagrado había terminado y el misto quedaba convertido í
en epopta, vidente. \
La séptima y octava jornadas se celebraban juegos en honor
de los dioses.
Una dicha no conocida hasta entonces, una paz interior super-
humana parece que inundaba a los iniciados. i
El horror a "la muerte estaba vencido. Solucionado el misterio;
de la vida. í
Una alegría pura les unía a todos, y habían cumplido el man- ^
dato de Delfos: "Conócete a ti mismo". Habían conocido su doble \
personalidad; sabían que a su espíritu esperaba un radiante por- \
venir cuando llegase la corrupción del cuerpo. ¡
Su alma esperaba tranquila la hora de libertarse del cuerpo al \
que dominaban. i
Esta convicción no dejaba de influir en su conducta. Se enno- \
blecía su ética. i
En la primavera siguiente el heleno iniciado, siguiendo la bella |
costumbre de su pueblo, plantaba flores en las tumbas de sus muer-
tos; pero para él tenía esto un más profundo sentido.
Sabía que, así como las flores, por la fuerza de la vida, salen a i

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la luz d e s d e el o s c u r o r e g a z o d e la t i e r r a , sus m u e r t o s se h a b í a n
e l e v a d o desde l a s tinieblas, l a estrechez y l a d u d a de esta v i d a a
m a n s i o n e s llenas de c l a r i d a d .
N o s o t r o s c o n s i d e r a m o s la m u e r t e c o m o u n a siembra, u n d e s ­
cendimiento del g r a n o de t r i g o al oscuro r e g a z o t e r r e s t r e ; p a r a e l
iniciado significaba e l e v a r s e a la luz. P a r a él m o r i r e r a renacer.

^^H,-. L A F A Y E T T E .

BIBLIOGRAFÍA

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H a g g e n m a c h e r (O.) : Die Eleusinischen Mysterien. Basel, 1880.

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SE с с I ó N 2.«

VILLA MALTA; UN EPISODIO CAGLIOSTRIANO

Fué en Villa Malta, en la Porta Pinciana, barrio desierto y sos- ;


pechoso, donde Cagliostro se proclamó Gran Cophta. Allí asegura­
ba a sus discípulos la inmortalidad y el medio de hacer oro con un
elixir de su invención. Allí estableció la "Società Segretta Egiziana",
sirviéndose de los estatutos de otra secta egipcia que existía en
París, si bien modificándolos a su conveniencia y antojo ( i ) .
El abate Benedetti nos ha dejado en sus Memorie un relato
detallado de una sesión o tenida en Villa Malta.
Helo aquí: " 1 5 de septiembre de 1789. Asisto a una reunión
presidida por Cagliostro en Villa Malta, no habiendo podido re-

( i ) L a S o c i e t à S e g r e t t a E g i z i a n a , dice u n i n f o r m e policíaco, es a b s o ­
lutamente masónica у se establece sobre la base de la más completa fra-
ternidad... E l j u r a m e n t o es : " P r o m e t o y j u r o n o revelar a nadie j a m á s l o s
s e c r e t o s q u e m e s e a n confiados e n e s t e t e m p l o , y obedecer c i e g a m e n t e a
m i s superiores..." S e a d m i t e n mujeres... L a s e c t a e g i p c i a p r o m e t e a s u s
a d h e r i d o s c o n d u c i r l o s al p e r f e c c i o n a m i e n t o y, por c o n s i g u i e n t e , a la v e r d a -
dera dicha por m e d i o d c ' l a r e g e n e r a c i ó n f í s i c a y m o r a l .
E s t a Carte segrete della polizia austriaca in Italia d e m u e s t r a q u e n o f u é
en P a r í s d o n d e C a g l i o s t r o f u n d ó la m a s o n e r í a egipcia.
P a r e c e s e r q u e s e d e c i d i ó a e s t a b l e c e r esta m a s o n e r í a e s p ú r e a p o r l a
m a l a a c o g i d a q u e l e h i z o u n a l o g i a d e R o m a . E s t a o s t e n s i b l e f r i a l d a d .se
c o m p r e n d e t e n i e n d o e n c u e n t a q u e C a g l i o s t r o h a b í a s i d o irradiado de l a
francmasonería en Londres.
Q u e C a g l i o s t r o f u é m a s ó n no cabe d u d a r l o — a u n q u e a l g u n o s l o h a y a n
h e c h o — . L o q u e s u c e d i ó e s q u e al a d i v i n a r q u e d e n t r o del o r d e n m a s í n i c o
n o p o d i a ni descollar, ni sacar e l p r o v e c h o a q u e aspiraba, i d e ó l a s e c t a
egipcia, q u e n o tenía n a d a d e c o m ú n c o n l o s nobles intentos y las desintere-
s a d a s aspiraciones d e l o s "liberi muratori".
P o r otra parte los m a s o n e s c o n o c i e r o n m u y l u e g o a G i u s e p p e B á l s a m o
y l o despreciaban. E l c o n d e d e Corani, q u e e r a d e n t r o d e la m a s o n e r í a
p e r s o n a j e importante, escribió d e é l : "Je l'ai t o u j o u r s r e g a r d é c o m m e u n
c h a r l a t a n q u i a f o n d e s a f o r t u n e s u r l a s u p e r s t i t i o n d'une f o u l e d'imbecilles,
qu'il a v o i t l'art de s e d u i r e ; je l'ai cru l'agent d e c e r t a i n s p e r s o n n a g e s qu'il
t r o m p o i t é g a l e m e n t . " E s d e n o t a r q u e h a c i a 1743 f u é d e s c u b i e r t a e n N á p o -
les u n a l o g i a . F u é e n t o n c e s c u a n d o B e n e d i c t o X I V f u l m i n ó la b u l a d e c o n -
d e n a c i ó n , q u e confirma l a p r e c e d e n t e de C l e m e n t e X I I , p r o m u l g a d a el a ñ o
1736.
L o s p r e d i c a d o r e s tronaban e n l o s pulpitos d e l a s i g l e s i a s n a p o l i t a n a s c o n -
tra l o s m a s o n e s , d e s c u b r i e n d o ( ? ) los s u p u e s t o s fines d e l a " n e f a n d a secta".
H a b i a e n R o m a , antes de l a llegada d e C a g l i o s t r o , l o g i a s m a s ó n i c a s , s e -
g ú n s e d e d u c e d e u n a n o t a d e l c a r d e n a l Z e l a d a a l abate Tanzini, a g e n t e

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húsar las solicitudes de la marquesa de M. P. que me quería
por su cavaliere.
"Hemos llegado muy cerca de las dos de la mañana. Un la-
cayo con librea, después de recibir nuestras tarjetas, nos introdujo
en una sala magníficamente alumbrada, cuyos muros estaban cu-
biertos de dibujos, escuadras, triángulos, compases, reglas y otros
símbolos. Había también estatuas de ídolos asirlos, egipcios y chi-
nos. Sobre el muro del fondo, y en gruesos caracteres : Sum quid-
quid fuit, est et erit.—Nemo que mortaliam mihi adhuc.—Velum
detraxit.
"La sala estaba llena de personas distinguidas, y hasta de per-
sonajes de alto rango, j Imaginad mi asombro cuando reconocí en
medio de la asamblea al Eminentísimo Bernis, embajador del
Rey T . C , y a su lado la princesa Santa Croce. Un poco más

t o s c a n o e n R o m a . L l e v a esta n o t a — p á g i n a importante de l a historia d e l a


m a s o n e r í a e n Italia—fecha d e 6 d e a g o s t o d e 1790. Y dice a s í :
"En Milán existe u n a l o g i a de f r a n c m a s o n e s c o n el título de "La C o n -
cordia". A ésta f u é afiliado u n cierto Merli, f u n d a d o r y orador d e la logi»
l l a m a d a del C o n s e j o d e Carcasona. E l dicho Merli e s t u v o e n R o m a en j u l i o
del a ñ o 1789. V i s i t ó la logia y p a s ó a Ñ a p ó l e s , desde donde dio aviso a l
bailio de Loras, venerable d e esta logia, de la clausura de l a de N á p o l f s ,
por parecerle s o s p e c h o s a al Gobierno. H a c e cerca d e un a ñ o f u é admitido
en esta logia de R o m a , obteniendo c o n l a s acostumbradas formalidades l o s
g r a d o s de aprendiz y c o m p a ñ e r o Giuliano B i a g i o Beretta Acciardi, de P i s a ,
de cuarenta y siete años. E l señor marqués F r a n c i s c o Vivaldi, que h u y ó d e
R o m a contemporáneamente al encarcelamiento de Cagliostro—28 de d i c i e m -
bre d e 1789—, confidente de él y de su acompañante, sindicado d e irreligión
y libertinaje, s e encuentra a h o r a e n Gorizia, de abanderado d e un regi-
m i e n t o de S u M a j e s t a d apostólica. H i z o su viaje e n 1788 llevando u n cer-
tificado de l a L o g i a de R o m a , c o n instrucciones relativas a e s t a sociedad, y a
su regreso, al cabo de u n o s meses l e f u é dado el g r a d o d e compañero y
después el de maestro. H i z o e n R o m a a l g u n o s prosélitos y obtuvo el
c a r g o de m a e s t r o d e c e r e m o n i a s . I g u a l m e n t e el conde d e K o l c w z a t , caballe-
ro de Malta, alemán, agregado a la logia del Secreto y la A r m o n í a , de aque-
lla isla, t u v o bastante intervención e n la francmasonería romana, hasta lle-
g a r a Venerable, c o n c e d i e n d o g r a d o s a determinadas personas. P a r t i ó para
A l e m a n i a a m e d i a d o s del a ñ o 1789. E n julio d e e s e m i s m o a ñ o dio u n aviso
interesante, no sé cuál, a esta logia, que le envió las gracias."
E n el Compendio della vita e delle geste di Giusseppe Balsamo, publica-
do en R o m a e n 1791, s » leen acerca d e la logia d e R o m a las siguientes par-
ticularidades :
"Siete fueron l o s fundadores de esta l o g i a : c i n c o franceses, un norte-
americano y u n polaco, masones de otras o b e d i e n c i a s ; l o s cuales, según se
lee en el libro de la logia, gimiendo de vivir en medio de las tinieblas y de
no poder realisar nuevos progresos en el Arte Real, determinaron abrir su

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lejos estaban sentados el príncipe Federíco Cesi, el abate Quiríno
Visconti, el barón de Breteuil, embajador de Malta, y una infini-
dad de personajes y grandes señoras, entre las que destacaba
la princesa Rezzonico, con su sobrino el conde Rezzonico della
Torre ; la condesa Soderini, el marqués de Vivaldi, con su secreta-
rio, el presbítero Tanganelli, notus lippis et tonsoribus para toda
suerte de picardías ; el bailio de Malta Antinori, el marqués Mas-
sini, el abate Mariotini y un capuchino francés.
"En el fondo de la sala, sobre un altar, se veían calaveras, mo-
nos disecados, serpientes vivas en frascos de cristal, buhos de
ojos fosforecentes, pergaminos, amuletos y otras diablerías.
"Después de algunos instantes de espera el conde de Caglios-
tro hizo su entrada. Es un hombre de estatura media, regularmen-
te grueso, el aire altivo, la mirada inquieta y una sonrisa sarcásti-

lugar l u m i n o s í s i m o y sagrado, secreto a todo profano, eternamente m i s t e -


rioso e impenetrable, donde reinase la unión, la armonía y la paz. E s t e
lugar, q u e tuvo por título el de Respetable Log.-, de la R e u n i ó n d e l o s
A m i g o s S i n c e r o s al Oriente d e R o m a , f u é la casa indicada en la Trinidad
del Monte, donde se tuvo l a primera Asamblea, el 6 de n o v i e m b r e de 1787,
y sucesivamente s e celebraban u n a o d o s tenidas por semana, a v e c e s e n
alguna otra casa. C o m e n z a r o n a buscar prosélitos de todas clases y se afilia-
ron e x t r a n j e r o s q u e visitaban la logia. N o s e hacía distinción de p e r s o n a s ,
edades, orígenes, ni condición social. F u e r o n recibidos j ó v e n e s , viejos, s o l -
teros, casados, italianos, franceses, rusos, polacos, holandeses, ingleses, gi-
nebrinos, etc.
Cada a ñ o o cada semestre debia darse u n a cuota a la Log.-. M a d r e para
contribuir al m a n t e n i m i e n t o del Centro C o m ú n d e la Masonería. E n n o v i e m -
bre de 1789 la logia m e n c i o n a d a i m p u s o u n donativo extraordinario de u n
escudo, y se reimieron 80. E s t a logia se componía de d o s estancias, cada
cual e n d o s pisos diferentes, de la casa indicada. L a primera se llamaba
Cámara d e reflexiones. Estaba tapizada de n e g r o y sobre u n e s t r a d o había
un féretro, y en las paredes algunas palabras francesas ( ? ) , que no sabría-
m o s precisar. L a s e g u n d a denominábase el T e m p l o , el q u e se adornaba dis-
tintamente, s e g ú n las diversas funciones q u e e n él se practicaban. P e r o
siempre e r a el m i s m o el trono donde se sentaba el Venerable. S e veian p o r
los m u r o s diversos emblemas m a s ó n i c o s : el sol, la luna, las estrellas y a l g u -
nas c o l u m n a s de u n lado y otro del trono."
C o m o se ve, el Gobierno sabia p o c o de la logia, y de los a s o c i a d o s
menos.
E n el despacho del cardenal Zelada se nombra al marqués d e V i v a l d i
c o m o a m i g o de Cagliostro. E n u n a carta del abate A m a d u z z i a s u c o l e g a
Bandini—19 de e n e r o de 1790—se l e e : " P o r aqui n o h a y d e n u e v o m á s q u e
la fuga realizada el sábado e n la noche por D i n d a Petracchi, vestida de ofi-
cial y oculta b a j o el nombre de la marquesa Vivaldi. E s a partió en el c o r r e o
de V e n e c i a e n busca de su a d o r a d o marqués, que desapareció al verse p e r -

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ca y mala. Su mujer, que le seguía, es una belleza; de mediana
estatura y los ojos vivos y brillantes. En suma, ambos esposos
se parecen a los retratos que poseo.
"Después de pasear la mirada por el auditorio, Cagliostro tomó
la palabra en términos que más o menos textualmente son éstos:
—Ante todo, debo contaros mi vida, revelaros mi pasado, levantar
el velo espeso que os impide ver... Escuchadme... Escuchadme...
Yo veo el desierto árido, las grandes palmeras proyectando su
sombra sobre la arena, el Nilo que se desliza tranquilo, las esfinges,
los obeliscos, las columnas majestuosas, los templos imponentes,
las pirámides que amenazan al cielo, los laberintos... Es la ciudad
sagrada de Menfis... Veo al rey Tolomeo III, el Glorioso, haciendo
su entrada triunfal, después de haber vencido a los tiranos y a
los cananeos... Veo... Pero ya me encuentro en otro país, en otra
ciudad, ante el^ templo sagrado donde se adora a Jeovah y no a

s e g u i d o por orden del Gobierno, c o m o "libero muratore" y adepto al conde


de Cagliostro, de cuya suerte está ahora pendiente..."
A cuenta de todas estas c o s a s salió a relucir el pintor francés Lubel,
que para evitar m a y o r e s peligros se acogió a la A c a d e m i a de pintura d e
Francia.
S o b r e este Lubel, A m a d u z z i , q u e i n f o r m a b a d e todos l o s a c o n t e c i m i e n t o s
r o m a n o s a Bandini, dice, e n carta del 8 d e enero d e 1790:
"El pintor francés Lubel, a quien s e perseguía, está en el f r a n c o y s e -
g u r o retiro d e la A c a d e m i a de Francia, c o n la autorización del cardenal
Bernis. S u delito era haber c e d i d o alguna de s u s habitaciones del A r c o d e
la reina d e S u c c i a sobre el m o n t e P i n c i o , al bailío d e L o r a s , e n las que
parece q u e trabajaban en l o g i a a l g u n o s "liberi muratore" forasteros, fran-
ceses, ingleses, etc. A s í c o m o el dicho bailío frecuentaba la de Cagliostro..."
E n conclusión, relacionados con Cagliostro no h u b o e n R o m a m á s que
d o s m a s o n e s : el marqués d e V i v a l d i y el bailío d e L o r a s . E l primero u n
aventurerito ; el s e g u n d o , u n ambicioso.
Y a se ve q u e Cagliostro c o m e n z ó e n R o m a a rodearse de d a m a s y per-
s o n a j e s aristocráticos. T a m b i é n en P a r í s las c o n d e s a s d e Brieuve, de P o -
lignac, de Choiseul, de Brisac, de Genlis, le besaban la fimbria d e su túnica
de gran m a e s t r e y le escribían a la cárcel de la Bastilla. E n R o m a n o a c o n -
teció esto último. A l ser encarcelado el c o n d e se vio s o l o ; c o m o u n v a g a -
bundo "san f e u , ni lieu". S i n duda f u é Cagliostro un hombre bizarro y
m i s t e r i o s o y u n poco teatral siempre, alternando l o s palacios con las pri-
siones y las apoteosis c o n las caídas m á s incomprensibles. Q u e era h o m b r e
a g u d o no cabe dudarlo t a m p o c o — n i n g ú n secreto se escapaba a su mirada
penetrante—^y de u n a vitalidad exuberante, incoercible, c o m o el agua, c o m o
el f u e g o , c o m o los e l e m e n t o s desencadenados. ¿ C ó m o , sin poseer cualidades
e x c e p c i o n a l e s , hubiera p o d i d o s u b y u g a r a tanta g e n t e y d e t a n distinta
condición?

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Osiris... Los dioses nuevos suplantan a los antiguos... Se aclama
al profeta, al hijo de Dios. ¿Quién es él? Cristo... Lo veo aún...
Asiste a las bodas de Canaan. Mirad... Acaba de trasmutar el
agua en vino.
"Entonces Cagliostro, levantándose, exclamó con voz potente:
"No, no ha sido el único que ha hecho este milagro. Yo lo haré
también. Y o os revelaré el misterio. Nada me es desconocido...
Lo sé todo... Nada me es imposible... Lo puedo todo... Soy in-
mortal... Antediluviano... Ego sum qui sum."
"Entonces el charlatán tomó una copa de agua límpida, que
hizo examinar y degustar a los asistentes... Después llenó un gran
cáliz de cristal, añadiéndole algunas gotas de un licor encerrado
en un botecito. Tomó el agua del cáliz un bonito color de oro y
espumaba como el vino de Orvieto, que sería, según Cagliostro, el
famoso Falerno de los romanos. Muchas personas, después de ha-
berlo probado, declararon que era excelente.
"Terminada la experiencia, Cagliostro reanudó su discurso en
el tono de un inspirado. Habló de sus famosos secretos, de sus
bálsamos y elixires; mostró uno que prolongaba la vida, daba
fuerzas juveniles a la vejez, y lo ofrecía a muchos asistentes ya
de edad madura, asegurándoles que sentirían pronto los efectos.
Para decir verdad, los que se arriesgaron a tomarlo adquirieron
pronto una mirada animadísima y sus mejillas se colorearon. Ca-
gliostro, que lo hizo notar a la asamblea, se aprovechó para reco-
mendar su específico. Y o no creí que produciría otros efectos que
un buen vaso de Montefiascone.
"Cagliostro aseguró en seguida que conocía el secreto de agran-
dar las piedras preciosas, y que haría la prueba si la asamblea
lo deseaba. El Eminentísimo Bernis le confió sin titubear el mag-
nífico solitario que llevaba siempre en el dedo. El charlatán lo echó
en el fondo de una redoma, vertiendo después muchos líquidos.
Durante la operación recitó lentamente, en tono monótono, una
larga letanía que nos aseguró estaba compuesta de palabras árabes
y egipcias; se interrumpió un instante para echar en la redoma
diversos polvos, de los que uno era de color rosa; y después de
algunos minutos, con una reverencia ceremoniosa, presentó al car-
denal la joya. El brillante era doble del primero. El eminentísimo
se lo colocó solemnemente en su dedo, gritando que aquello era

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un milagro. Y o estimo que el cardenal había sido hábilmente en-
gañado, y que aquella joya no tenia nada de común con la entre-
gada por él. Para aclararme: yo creo que el embajador del rey
T. C. no llevaba en el dedo más que un magnífico fragmento de
cristal de roca.
" A pesar de todo, la experiencia conmovió al auditorio, hasta
entonces indiferente. Cagliostro invitó a subir al estrado a una
niña, a quien ordenó que mirase a una botella llena de agua. La
"pupila"—él la llamaba así—dijo que veía una gran calzada que
llevaba hacia una ciudad a gran muchedumbre de hombres y mu-
jeres, que caminaban gritando "¡Abajo el rey!" Habiendo pregun-
tado Cagliostro a la "pupila" de qué país se trataba, la niña res-
pondió que oía gritos " ¡ A Versalles!", y que a la cabeza de la
manifestación veía a un gran señor.
"El charlatán, dirigiéndose a nosotros, dijo: —Pues bien, mi
pupila predice lo por venir. Poco tiempo pasará para que veamos
al rey Luis X V I arrojado de su palacio de Versalles por el pue-
blo... Un duque conducirá a la muchedumbre... La monarquía será
eliminada, arrasada la Bastilla... La libertad reemplazará a la ti-
ranía.
"—i Oh, que tristes presagios para mi rey !—exclamó el carde-
nal de Bernis.
"—Lo lamento, pero se realizarán—contestó Cagliostro ccn voz
grave.
"Las palabras del cardenal y la respuesta de Cagliostro im-
presionaron vivamente a los oyentes. ¿Las decía un impostor, un
profeta o un sabio? Yo continué silencioso, escuchando y obser-
vando.
"El abate Quirino Visconti, célebre arqueólogo, preguntó a Ca-
gliostro en qué hacía consistir la ciencia. La cuestión no turbó al
charlatán, que contestó: "El sabio Lavater vino expresamente de
Basilea a París para interrogarme, y yo le respondí estas palabras :
In herbis et in verbis."
En resumen: en el relato de Benedetti de 15 de septiembre
de 1789, es decir, la víspera de las jornadas del 5 y 6 de octubre,
el impostor no predecía nada: revelaba indiscretamente el secreto
del movimiento preparado por el duque de Aiguillon.

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No es nada sorprendente que Cagliostro fuese informado de
la marcha sobre Versalles por alguno de sus antiguos amigos.
Y sigue el abate :
"En seguida el conde de Cagliostro entró en largas disquisicio­
nes sobre la masonería egipcia, que juzgo inútil recordar. El padre
capuchino, un francés, se levantó para declarar que quería ser ad­
mitido en la Sociedad. Cagliostro le planteó una serie de cuestio­
nes, a las que el padre respondió sin titubeos. Estas cuestiones
fueron, poco más o menos, las que se encuentran en todos los
manuales de francmasonería. El marqués de Vivaldi hizo la mis­
ma solicitud, y sufrió idéntico interrogatorio.
"Verdaderamente CagHostro ejecutó muchas experiencias que
me sorprendieron, aun conociendo que en todas ellas había no
poco de impostura. Este negocio de la masonería egipcia no me aco­
modaba, y no fui yo el único que juzgó así las cosas, pues en esta
tenida, si se exceptúa a Vivaldi, al conde Rezzonico, al padie
capuchino—éste era ya francmasón—^y al presbítero Tanganelli,
a nadie le interesó ingresar. Creo que estos manejos serán des­
cubiertos y denunciados al Santo Oficio..., del que nos libre Dios.
Bien pesado todo, tengo a Cagliostro por un charlatán."
Si Cagliostro no hubiera sido más que un charlatán, se le hu­
biese dejado en Roma en paz. Pero estas intenciones moderadas
cambiaron cuando Cagliostro comenzó a realizar una propaganda
activa en favor de la secta egipcia. Su arresto, ya discutido entre
el Papa Pío VI y el cardenal secretario Zelada, se decidió cuando
los acontecimientos de París dieron la razón a las profecías de
Villa Malta.
En la reunión del 27 de diciembre de 1789 fueron detenidos
sin escándalo, a las callandas, Serafina, Cagliostro y el fraile ca­
puchino de Saint-Maurice, y encerrados en el castillo del Santo
Ángel, prisión inquisitorial.
Al falso profeta le había perdido anunciar los graves aconteci­
mientos de Versalles. Pío VI no dudó de que entre el aventurero
y los revolucionarios de París habia inteligencias secretas. Hasta el
cardenal Bernis, que no había perdonado la predicción, aprobaba lo
hecho por el Santo Oficio, aun dudando de su eficacia. Bernis no
podía ilusionarse sobre la marcha de la monarquía y del papado.

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¿No exclamaba el rey, de quien habia sido ministro: "La monar-
quía durará lo que yo"?
El capuchino francés estaba, según Benedetti, en vías "de obte-
ner de su santidad un obispado in partibus. Se le tenía por hombre
de gran espíritu y superior inteligencia".
Lubel, el pintor francés detenido por francmasón, declaró que
Cagliostro no había sido admitido nunca en Francia en las logias
masónicas.
En la respuesta que la reina de Ñapóles dio al cardenal Zelada
por intermedio de su ministro, se lee : "Cagliostro era mirado como
un innovador ignorante, imbécil, y generalmente nuestros francma-
sones lo despreciaban."
Fué condenado a "muerte ejemplar", que Pío V I conmutó por
cadena perpetua el 7 de abril de 1791. Serafina fué recluida de
por vida en el monasterio de Santa Apolonia, donde murió pocos
meses después de fallecer su marido en el castillo de San León.
La pieza de óbito es curiosa, en su latín bárbaro: "Año del
Señor de 1795, 28 días de agosto. José Bálsamo, dicho el conde
de Cagliostro, originario de Palermo, cristiano de bautismo, incré-
dulo y herético de doctrina, tristemente famoso por su propaganda
impía a través de Europa de los dogmas afrentosos de la secta
egipcia y de los francmasones, habiendo sabido sumarse con sus
payasadas numerosos adeptos. Escapó por malicia Bálsamo al cas-
tigo supremo. Una sentencia de la Santa Inquisición lo condenó a
reclusión perpetua en las prisiones de esta ciudad. Después de ha-
ber soportado obstinadamente su cautiverio cuatro años, cuatro
meses y cinco días, ha muerto de un ataque de apoplejía, con el
corazón impenitente, sin dar ningún signo de arrepentimiento, fuera
de los brazos de nuestra Santa Madre Iglesia, a la edad de cin-
cuenta y dos años, dos meses y dieciocho días.
"Nació en un día desdichado, vivió una vida lamentable y murió
más vergonzosamente todavía, el 28 de agosto, hacia las tres de
la mañana. Durante siete días se han hecho plegarias públicas para
que Dios misericordioso no lo rechace.
"Como herético, excomulgado, impenitente, se le rehusó sepul-
tura eclesiástica. El cadáver ha sido enterrado al pie de la monta-
ña, equidistante de los dos monumentos // Pcdazetto e / / Casino,

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el 28 de agosto, a las cinco de la tarde. Firmado : Luis Marini, ar-
zobispo."
La persecución hizo de Cagliostro una ilustre victima politica.
"Por nada dejaré de dar—decía Casanova, otro aventurero—un
buen consejo a todo miserable que se vea al borde del precipicio.
Este consejo—el de que se abstuviera de poner los pies en Roma—
se lo di hace veinte años a Cagliostro, estando en Venecia, donde
se hacía llamar el conde de Pellegrini, y sin saber entonces que era
un magnífico granuja. Si me hubiera hecho caso, no habría muerto
miserablemente en la fortaleza de San León..."

B I B L I O G R A F I A

Compendio della vita e delle gesta di Giuseppe Balsamo, denominato il


Conte Cagliostro che si e estratto del processo contra di lui formato in
Roma l'anno 1790 e che può servire di scorta per conoscere l'indole della
setta de liberi muratori. R o m a , 1791.
S a i n t - F é l i x (J. d e ) : Aventures de Gagliotro. P a r i s , 1858.
B o r n s t e i n ( P . ) : Memoiren des Cagliostro. Berlin-Leipzig, 1892.
Le charlatan démasqué ou Les aventures du Comte de Cagliostro, prece-
dida de u n a carta del conde d e Mirabeau. F r a n c f o r t , 1786.
Extract relating to the life of Cagliostro. L o n d r e s , 1886.
Lettre d'un garde du soi, pour servir de suite aux mémoires sur Cagliostro.
L o n d r e s , 1786.
Confessions du Comte de Cagliostro avec l'histoire de ses voyages en
Russie, Turquie, Italia et dans les pyramides d'Egypte... E ! Cairo, 1787.
Lettre du Comte de Cagliostro; contain, an authentic relation fo the un-
common incidents that befel hin during his residence in England in the
years 1776 and 1777, etc., etc. D e d i c a d o a l a c o n d e s a d e Cagliostro.
L o n d r e s , 1787.
Liber memorialis de Caleostro quum esset Roboreti. V e n e c i a , 1789.
Memoria sulla dimora del signor Caleostro in Roveredo. Italia, 1789.
B o d e (J. J. C.) : Ein paar Tropflein aus dem Brumen der Wahrheit. Ausge-
gossen vor dem neuen Thaumaturgen Caljostros. V o r g e b ü r g e , 1781.
Marquis de Luchet: Mémoires authentiques pour servir a l'histoire du
Comte de Cagliostro. P a r í s , 1785.
Cagliostro démasqué a Varsovie. Ou relation authentique de ses opéra-
tions alchimiques et magiques, faites dans cette capital en 1780. Por
un testigo ocular. E s t r a s b u r g o , 1786.
C r e p o n t : Cagliostro et la francmaçonnerie. P a r i s , 1899.
D ' A l m e r a s (H?) : Cagliostro—Joc. Balsamo—. La franc-maçonnerie et l'oc-
cultisme aiu XVIII^ siècle. D'après des documents inédites. P a r i s , 1904.
T h o r y ( A . ) : Acta Latomorum. P a r i s , 1815 ( i ) .
N0 repetimos l o s libros sobre Cagliostro y a citados e n l a Bibliografía
d e l I I v o l u m e n y e n la d e éste, q u e p o r cierto n o s o n p o c o s .

(1) En este libro hay una c o r r e s p o n d e n c i a inédita de Catliostro.

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L O S C A R B O N A R I O S
(Continuación)

La bula que en 1815 promulgó Pío V I I contra los carbonarios,


ya hemos visto que ni siquiera consiguió que los elementos eclesiás-
ticos de la "secta" dejasen de prestar su activa y valiosísima ayuda
en favor de los ideales de la misma.
De los cuadros callejeros en los días de la revolución napolita-
na nos sería difícil prescindir de los frailes que desfilaban encua-
drados entre los demás "buenos primos". Pero precisamente en es-
tos días un manifiesto singular cubría los muros de-la ciudad: es-
taba dirigido por la carbonaria al Pontífice romano,- y en él se
solicitaba retirar la excomunión que pesaba sobre la asociación. Es
el único intento oficial de esta sociedad secreta para explicar pú-
blicamente sus doctrinas y justificar su acción. Por su gran inte-
rés, que no ha disminuido a pesar de haber transcurrido más de un
siglo, vamos a reproducir a continuación algunos de sus párrafos :
"Las naciones cultas han tenido desde los tiempos más remotos
asociaciones secretas de carácter religioso o filosófico.
"La filosofía, sabiendo que determinadas verdades teóricas no
podían ser comprendidas por la masa común, y que al ser divul-
gadas, en lugar de enseñar a los incultos sólo hubieran conseguido
hacerles caer en el escepticismo, intentó cubrir determinadas verda-
des físicas y morales con un velo, a través del cual sólo pudieran pe-
netrar los ojos de los instruidos.
"El sacerdocio, por su parte, sólo comunicó las fábulas, para
que mientras el pueblo se conformaba con ellas y el aparato mi-
tológico exterior, las sociedades eclesiásticas pudieran reservar para
sí aquella santa ciencia que el vulgo nunca hubiera llegado a com-
prender.
"La historia de los egipcios, asirlos, de las escuelas filosóficas
de Grecia, los sistemas del renacimiento místico y los sagrados
colegios de Syrites, son otras tantas pruebas de esta afirmación;
mientras que la suerte del más grande filósofo de la antigüedad,.
Sócrates, que no guardó mucho tiempo los secretos de su escuela.

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fué la causa de que desde este mismo momento fuera más difícil
cada vez la investigación en las organizaciones filosóficas y más
relajada la disciplina de las asociaciones sacerdotales.
"¿Por qué los príncipes no perseguían estas asociaciones? Hay
que llegar a la conclusión de que estaban plenamente informados
de su disciplina secreta, y como en ella nada encontraban contra el
buen orden ni contra el bienestar social, les dispensaban su protec-
ción contra los ataques infructuosos de la curiosidad impaciente e
inculta.
"¿ No fué la misma Iglesia cristiana, desde su origen hasta la
victoria de Constantino sobre el tirano Magencio, una sociedad
secreta? ¿No tenía una disciplina oculta?
"¿ Qué ideas horrendas no despertaban en el ánimo de los prín-
cipes y de los profanos sus ocultos misterios y sus usos ? Una
ojeada en las obras de nuestros apologéticos nos enseña que el
secreto guardado cuidadosamente por nuestros padres fué la causa
de considerarlos como infanticidas, hechiceros idólatras y ene-
migos conjurados del Estado, a pesar de la santidad de aquéllos,
que pertenecían a la asociación ; a pesar de su buena conducta y
de aquel espíritu de amor que no sólo les ordenaba obedecer, sino
incluso elevar a Dios las más encendidas plegarias por la salud de
un Estado, que diariamente atentaba contra su existencia...
"La religión católico-romana, que conservaron íntegra nues-
tros padres, que profesa también Su Santidad como representante
de Aquel que fué Dios y Hombre, que dio su sangre divina para
fundar la religión única y verdadera, es la que la sociedad de
carbonarios reconoce y conserva.
"Cada asociación tiene su liturgia. La de los carbonarios sólo
hace referencias a la religión de Cristo.
"La cruz, signo de nuestra fe, es una parte principal de nues-
tro simbolismo.
"Fe, esperanza y amor, que es el lema de la Iglesia católica,
según el apóstol San Pablo, son palabras de reconocimiento en
nuestra sociedad.
"La conducta que se prescribe en nuestras enseñanzas está
fundada en la práctica de las normas morales del Evangelio.
"La enseñanza del amor al prójimo, divina moral, nos une no

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sólo entre nosotros, sino que nos obliga también con los que no
pertenecen a nuestra asociación.
"Esta sociedad tiene, no obstante, un fin político; pero el cual
no está en lo más mínimo en contradicción con los fundamentos
de la religión.
"Estimula la consideración para el Poder público, como pedía
el apóstol; ama a los príncipes, acata el derecho de sucesión, apoya,
no obstante, una democracia que sea completamente gloriosa, que
prestigie a la monarquía cerca del pueblo, el único que está capa-
citado para dar fortaleza al derecho, y por este motivo impide
trastornos políticos con medios constitucionales y afianza el ver-
dadero fundamento de la felicidad nacional, una felicidad a la
que seguramente conduce la religión a aquellos pueblos que la co-
nocen.
"Esta, Santísimo Padre, es la situación, la finalidad y el secreto
de los carbonarios.
"Aléjese toda sospecha sobre este secreto, que no es ningún
otro en lo que se refiere a los dogmas y a los fundamentos mo-
rales.
"Si la asociación se separa de la vida pública y tiene sus reunio-
nes particulares y sus costumbres y usos peculiares, ello responde
a la necesidad de conservar el espíritu que la diferencia de otras
asociaciones.
"En cierto modo, el hombre no puede desprenderse de la in-
fluencia de los sentidos. La verdad, revelada por ciertos actos y
usos, que son nuestros símbolos, se graba más fuertemente en su
espíritu, y las ceremonias que conmueven al nuevo iniciado de san-
to horror se justificarían recordando las que la Iglesia imponía ¡
antes a sus nuevos prosélitos. ]
"El ritual, que todavía se emplea en el bautismo, se respeta,
porque es simbólico.
"En ningún caso las ceremonias de los carbonarios contradi-
cen a la religión católica-apostólica, que todos los miembros prac-
tican con gran fe.
"Si desea Su Santidad juzgar a la asociación; si desea con-j
vencerse de la coincidencia de sus fundamentos con su conducta,
sírvase observar los hechos producidos desde hace tres meses en
el reino. 5

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"Esta sociedad, que tiene el más profundo respeto por la reli-
gión, ha conseguido sus mayores y más importantes finalidades
políticas y sociales con un éxito, un orden y una calma sin igual
en la historia de los tiempos pasados.
"Ha mostrado así a Europa cómo una sociedad creada sobre
los fundamentos sagrados de la religión cristiana y practicando
la moral cristiana puede realizar una obra que en los demás
países costó sobrado derramamiento de sangre."
Numerosos sacerdotes, no sólo los afiliados a la asociación, die-
ron su conformidad al contenido del manifiesto; pero no tuvieron
en Roma acogida favorable.
El embajador de Metternich estaba en su puesto.

Mientras el pueblo napolitano ardía en fiestas por el triunfo,


grandes preocupaciones pesaban sobre el ánimo de aquellos hom-
bres a quienes se había confiado la gobernación del Estado.
La capital de Sicilia estaba en pleno motín, pero no por los
mismos motivos que habían levantado las masas en Nápoles.
El día 14 de julio llegaron viajeros de Nápoles, que dieron
la buena nueva, y los patriotas de Palermo acudieron en consulta
al gobernador, quien Carecía de noticias oficiales.
Pronto vieron las clases directoras del pueblo siciliano que la
hora había llegado para lograr la tan anhelada independencia del
reino de Nápoles, y multitud de manifestantes llenaron las calles,
llevando la cocarda con los colores carbonarios y además una cinta
amarilla, símbolo del irredentismo siciliano.
Pocas horas después el pueblo puso en libertad a los reclutas,
que obligados iban a prestar su servicio militar en Nápoles, y dis-
paró sobre la tropa, haciendo huir al gobernador.
A continuación se proclamaba en Palermo la Constitución Es-
pañola, nombrándose una Giunta que velara por la seguridad públi-
ca y proclamándose la independencia.
El Gobierno napolitano se vio precisado a enviar un cuerpo
de ejército de 6.000 hombres, al mando del general Pepe.
No en toda la Isla había el mismo espíritu que en Palermo, pues
en el resto del país el carbonarismo había implantado muchas "ven-

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ditas", que habían formado un estado de opinión favorable a la con-
tinuación de la unión con Ñapóles.
Ello hizo que la situación de la Junta de Palermo fuese deli-
cada; pero, no obstante, al acercarse el ejército napolitano de
Pepe, se llamó a las armas a todos los hombres útiles para com-
batirle.
Estando éste a las puertas de la ciudad se impuso el buen sen-
tido, y los palermitanos se mostraron dispuestos a entrar en nego-
ciaciones, que celebraron en el navio inglés "The Racer". Las con-
diciones propuestas por Pepe fueron aceptadas por los palermi-
tanos; pero al ser conocidas por el Gobierno de Ñapóles, que
las rechazó, trajeron como consecuencia la dimisión de Pepe y la
sumisión incondicional de Sicilia al carbonarismo del Gobierno
central.
* **

Vencida esta dificultad, todo eran facilidades, en apariencia,


para el Gobierno de Ñapóles.
El príncipe heredero había enviado a Viena al príncipe Caria-
ti para informar al Emperador que no pensaba oponerse al cambio
de Gobierno, que había rechazado ofertas de los calderari para or-
ganizar una contrarrevolución y que se había unido al mundo de
ideas de los carbonarios, fundado en la religión y en la ley moral.
Naturalmente, se calló al pueblo que Cariati no había sido re-
cibido por el emperador, y que Metternich le había comunicado
brevemente que estaba descartado recibir al embajador de un Go-
bierno que debía su existencia a una revolución organizada por
una asociación secreta, "que chocaba contra el orden social y que
amenazaba la seguridad del trono y la paz del pueblo".
Más crudo fué Metternich en su contestación al príncipe Cimi-
tele, que le hizo ver lo inhumano del procedimiento de aislar a
Ñapóles del concierto de las naciones, con lo que también sufrían
los inocentes.
"Yo contesto que es el mismo caso de la peste ; desde que apa-
rece se establece un cordón sanitario que rodea a sanos y enfer-
mos. Del mismo modo se debe obrar cuando hay epidemia de en
fermedades morales infecciosas..."
No se precisaba una gran perspicacia para presumir lo que su-

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cedió poco tiempo después. Metternich consigue en el Congreso
de Troppau que los tres soberanos que constituían la Santa Alian-
za decidan "no reconocer jamás el monstruoso edificio que sobre
las ruinas del poder legítimo había levantado la revolución de
Nápoles".
El rey Femando fué citado para concurrir a una entrevista en
Laibach, con orden expresa de no hacerse acompañar por ningún
miembro del Gobierno napolitano. Esta invitación llenó de alegría
al rey, atenuada al pensar que no podría abandonar el país sin
previo acuerdo con sus ministros carbonarios.
Se pensó primero en una huida noctuma; pero el plan s»"
desechó pronto, por impracticable. Pero Metternich no era hom-
bre a quien arredrasen las dificultades, y cortó las dilaciones con la
siguiente declaración: "Antes de tres días tengo que ver claro.
O el rey se pone en camino y todo va bien, o la revolución esta-
llará en Nápoles; en este caso, pasaremos el Pó, y también todo
irá bien."
Fernando fué autorizado por su Gobierno para emprender el
viaje, acompañado de su ministro de Estado y algunos consejeros,
no sin jurar nuevamente, antes de abandonar su reino, ser fiel
defensor de la Constitución.
Por no extender demasiado este trabajo, renunciamos a dar
detalles de cómo Metternich, el intrigante, y Fernando, el perjuro,
pudieron convencer, no sin dificultad, a los soberanos de los de-
más países para que Austria recibiese el encargo de invadir Ná-
poles y terminar con los carbonarios y anulando la Constitución.
Desde Laibach lo hace Femando, y el general austríaco Frimont
atraviesa el Pó al frente de 60.000 hombres.
No hay palabras para describir la indignación del pueblo enga-^
nado. En medio del mayor entusiasmo son armadas las milicias
populares, que, mandadas por el general Pepe, salen al encuentro
de los austríacos; pero este ardor patriótico no era suficiente para
garantizar el éxito frente a un ejército poderoso. En Rieti son de-
rrotadas las milicias nacionales de un modo decisivo, viéndose Pepe
obligado a huir.
El ejército de Frimont entra en Nápoles el 24 de marzo, y en su
comitiva regresa el rey Fernando. Con él el absolutismo, los anti-

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guos ministros y un desgobierno y una desmoralización peor que
la que dio fin a la llegada de los carbonarios.
El principe Canosa fué de nuevo jefe de Policía, y los calde-
rari implantaron el terror blanco contra los carbonarios.
Los más destacados fueron condenados a muerte, y algunos
que habían logrado huir a Dalmacia cayeron en manos de los aus-
tríacos, que los entregaron al príncipe Canosa.
Las ejecuciones se sucedían a diario, "confirmando" el conte-
nido de la proclama publicada por el rey el día de su regreso, en
la que ofrecía olvidar lo pasado y no tomar ninguna represalia.
En realidad, su sed de venganza nunca se veía satisfecha; y
la era de terror fué tan intensa que hasta el embajador austría-
co se creyó en la obligación de poner en antecedentes a su canci-
ller de tantos horrores.
Mas, a pesar de las persecuciones, pueden reunirse cincuenta
Grandes Maestros de otras tantas "venditas", llevando la voz can-
tante uno de ellos, Niccola Clarke, que propone reorganizar la
asociación recorriendo las "venditas" del extranjero. Para este viaje
fué nombrado el mismo Clarke, a quien todos expresaron, antes
de separarse, el agradecimiento por aceptar una misión de tan
gran peligro.
Una vez bien provisto de documentación, Clarke recorre todo
el país en busca de datos, que va comunicando al general austríaca
Frimont, a cuyo servicio trabajaba como espía.

* **

Los acontecimientos de Ñapóles acaso hubieran tomado otro


rumbo si poco antes de la batalla de Rieti no se hubiera produ-
cido en el Piamonte otro levantamiento, que también estaba ins-
pirado por los carbonarios. Este levantamiento se fraguó en los
salones de los embajadores francés y español en Turín.
Allí se encontraban los carbonarios de todas las regiones, y
se veía con frecuencia al enviado del conde Gonfalonieri, de quien
no se sabía que perteneciera a ninguna asociación secreta, pero
que era conocido por ser ardiente patriota y seguramente uno de
los más activos agentes de unión entre los círculos liberales ita-
lianos.

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En Turín vivía entonces un hombre genial, oficial de grana-
deros, cuyo amor a la patria rayaba en el misticismo; era San-
torre di Santarosa, que pasaba por inspirador de la conjuración;
pero las gentes rumoreaban que el verdadero cabecilla era nada
menos que Carlos Alberto de Saboya.
Esta mala fama le hacía sospechoso de la Policía austríaca y
le separaba de su tío el rey Víctor Manuel de Cerdeña.
El príncipe Carlos Alberto había despertado muchas esperanzas
por su espírítu libre, e incluso se dejó ganar para un plan que
obligaría al rey a jurar la Constitución o abdicar en su favor.
Los motivos del descontento popular eran muy varios. Las cir-
cunstancias fueron análogas a las de Nápoles. Al regresar el rey
a Turín en 1814 fueron sus primeros decretos muestra de su
mala fe.
Todo lo que recordase del modo más remoto a Napoleón fué
destruido: Tribunales, instituciones benéficas, todo.
De la Universidad fueron expulsados los más famosos profe-
sores, acusándolos de "jacobinos".
No sólo las actas, sino incluso los muebles del Tribunal dej
Apelación, instalado por Napoleón en el Palacio Madama, fueron
quemados. ¡
No debía quedar ni una sola sentencia dictada "en nombre j
de Napoleón". 1
La crisis del comercio y la industria hizo que la miseria se'
extendiese por todo el país.
Todas las libertades estaban anuladas. Santarosa hubo de co-
mentar: "Es cierto que ha regresado el rey, pero no volvió con él
la Patria."
El malestar fué creciendo, y el levantamiento se decidió po-
niendo a Carlos Alberto á la cabeza del mismo.
Indeciso éste, da al rey cuenta de todo el plan, y los cabecillas
se pronuncian por el aplazamiento ; pero parte de los comprometi-
dos no quieren esperar, y ponen la revolución en marcha.
El rey abdica en su hermano, que residía en Modena, por lo
que ocupa la regencia Carlos Alberto, no acatado por los carbo-
narios, que recuerdan su traición.
Estos constituyen una Junta provisional, que declara la guerra

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a Austria; pero son derrotados poco después, y el rey prohibe
toda clase de asociaciones secretas en su territorio.

* **

Los sucesos de Ñapóles y Piamonte acabaron de decidir al


Gobierno austríaco a adoptar aquellas medidas que sirvieran de
escarmiento a los italianos que tuvieran aficiones revolucionarias.
Por si era poco, una comisión del Gobierno provisional visitó
al Emperador para exponerle las aspiraciones del pueblo lombardo y
veneciano.
Este atrevimiento indignó al emperador, que no comprendía
cómo podían solicitar de él libertades y Constitución, y dio severísi-
mas órdenes de perseguir a masones y jacobinos, de donde supo-
nía partía la enseñanza de estas aspiraciones.
Pero uno de los miembros de la comisión quedó especialmente ;
grabado en el espíritu del emperador : el joven conde Gonfalonieri, i
Era éste un hombre de dotes brillantísimas, de figura majes-
tuosa, y aristócrata de nacimiento se familiarizó con el espíritu
liberal, sintiendo un profundo desprecio por cualquier clase de
tiranía.
Su ansia de reformador 3ió pronto fruto. A sus expensas un
vapor hacía viajes por el río P ó ; se instaló el alumbrado púbüco
de gas y se fundaron cajas de ahorro y escuelas municipales, se-
gún el modelo suizo. Una publicación periódica. Conciliatore, era
en aquellas circunstancias algo modernísimo. Reclutaba sus cola-
boradores entre notorios carbonarios de Lombardia, lo que no
podía hacerse público por la censura.
Pero este espíritu de progreso fué pronto ahogado. Las escuelas
cerradas; el emperador dijo desde la cátedra de la Universidad
de Pavía a los profesores: "No necesito sabios, ni siquiera hom-
bres cultos; deseo que formen ustedes subditos que sean fieles a
mi persona y a mi familia."
El Conciliatore tuvo que suspender su publicación, porque "olía
a carbonario".
Todas estas medidas tuvieron como consecuencia lo contrario
que se propuso el que las dictaba.
El número de afiliados a las sociedades secretas crecía constan-

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temente, y se creó un espíritu revolucionario del que era princi-
pal inspirador el conde Confalonieri.
Pero el fracaso de la revolución piamontesa impidió que este
espíritu se tradujese en realidades.
No obstante, Austria quiso aprovechar la oportunidad en que
las ideas liberales habían sufrido tan graves derrotas en Piamonte
y Nápoles, y adoptó en todas las provincias italianas a las que
extendía su influencia aquellas medidas que hicieran imposible
las aspiraciones de libertad.
Todos los sospechosos de espíritu liberal fueron encarcelados,
entre ellos el mismo Confalonieri, que no quiso huir, a pesar de
que le proporcionaba para ello los medios la esposa del gobernador
militar austríaco, gran amiga suya. También Pellico y Maroncelli
fueron apresados.
En el proceso contra Pellico no pudo probarse más que su
pertenencia al carbonarismo, y además que era escritor, o sea una
casta de hombres "que por regla general son doblemente peli-
grosos".
No habia materia de condena para ninguno de los acusados, y
aunque el gobernador austríaco aconsejó, en bien del país mismo
que representaba, no dar a la conspiración proporciones conside-
rables, el emperador quería a todo trance que el escarmiento fuese
"ejemplar y saludable".
A los acusados se les leyó un pintoresco juramento. "Tus oídos
sólo deben oír la odiosa voz de los tiranos y los gritos de alegría
de los pueblos libres. Tus ojos sólo deben ver la extinción del des-
potismo y la libertad sobre la tierra. Recuerda que el cadáver del
enemigo huele bien. Tus labios, en cambio, los cerrará la sangre
del tirano." Naturalmente que los acusados negaron haber o i d 3
jamás semejante atrocidad.
Durante todo el proceso, que duró tres años, Confalonieri
guardó una actitud digna. Nada se le pudo probar; a nadie acusó.
Sólo reconoció tener espíritu liberal y ansia de independencia. Los
Tribunales de Venecia y Milán dictaron veinticinco condenas a
muerte que después conmutó el emperador por presidio.
El olvido hubiera cubierto con su manto esta tragedia, que no
impresionó a la humanidad d e entonces, con l o s sentimientos e m
botados ante tantas ejecuciones diarias.

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Pero Silvio Pellico grabó para siempre en la historia la se-
gunda parte en su libro Mis prisiones, en el que describe los mar-
tirios a que fueron sometidos en la cárcel de Spielberg.
De esta horrenda prisión dijo Lord Howard que prefería ser
colgado en Inglaterra que prisionero en Spielberg.
Allí fueron sometidos todos los carbonarios a las más horri-
bles torturas: llenos de cadenas debían comer en el suelo la in-
munda comida. El médico de la prisión alivió algo sus tormentos,
pero fué denunciado por el capellán, a quien el emperador envió
para, con la máscara de consuelo espiritual, sonsacar a los prisio-
neros nombres de nuevos complicados.
A un metro de las ventanas se levantó un muro para quitar
a estos desgraciados el consuelo de ver un poco de cielo.
Todas las peticiones de indulto fueron rechazadas, siendo los
que más trabajaron para lograrlo el gran Manzoni y la condesa
de Gonfalonieri, que luchó por la libertad de su marido hasta
morir. La noticia de su fallecimiento no le fué comunicada al
conde sino dieciocho meses después de ocurrido.
Les estaba prohibido escribir y leer ni la Biblia.
Al cabo de rogar tres años, les fué concedida autorización para
oír misa. Si alguno enfermaba, no por ello se le conducía al hos-
pital de la prisión. A Maroncelli, que padecía de tumor en la pier-
na, le fué amputada ésta en la misma celda en presencia de
Pellico.
Y toda esta indigna brutalidad tenía su origen en no haber po-
dido confirmar la gran conjuración secreta internacional que sólo
existió en la mente de Metternich.
Todavía se condujo a Gonfalonieri a Viena para que confesase
los supuestos proyectos; pero al no conseguir nada de su actitud
digna, ingresó nuevamente en Spielberg, extremándose con él las
crueldades.
Hasta la muerte del emperador, en 1835, no pudo recobrar la
libertad, que para nada le valía, porque moralmente era un ca-
dáver. Los sufrimientos habían anulado todo un gran hombre.

BIBLIOGRAFIA

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© Biblioteca Nacional de España


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B o c c i : / / libro del massone italiano. R o m a , 1922.
Memorie del Generale Guglielmo Pepe ( d o s t o m o s ) . P a r í s , 1847.

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E L R I T O E S C O C É S A N T I G U O
Y A C E P T A D O

Este sistema tuvo su origen en América , donde, en 1801, John


Mitchell, Frederick Dalcho, Isaac da Costa y otros fundan en
Charleston el primer "Consejo Supremo de los 33 y último grados".
De éste descienden todos los Soberanos Consejos regulares del
mundo.
El fundamento del rito son las "Grandes Constituciones" de
1786, cuyo origen es todavía discutido. Desde luego, parece sufi-
cientemente demostrado que nada tuvo que ver con ellas Fede-
rico I I de Prusia.
Aun prescindiendo de aquella parte que no se trabaja actual-
mente, por no ser ya propia de los tiempos modernos, veremos que
se trata de un sistema rituálico grandioso.
Los 3 grados simbólicos, sólo se diferencian del sistema inglés
en detalles de ritual. Y a no son gobernados por los Consejos Su-
premos, sino sólo por las Grandes Logias. Por aquéllos son sólo
dirigidos los altos grados, desde el IV hasta el X X X I I I . Este
acuerdo fué tomado en el Congreso de Supremos Consejos celebra-
do en París en 1929.
Sin embargo, no existe ninguna oposición entre la masonería
"azul" (simbólica) y la "roja" (altos grados).
Los altos grados pueden considerarse como una continuación
de los simbólicos, si se considera que afirman el aspecto esotérico
y se siguen trabajando más intensamente sus enseñanzas. Se di-
rigen a aquellos hermanos que sienten una necesidad interior de
mayor luz.
En ellos no se descubren nuevas ni más "modernas" verdades
masónicas fundamentales; las que existen están, desde luego, con-
tenidas en los tres grados simbólicos.
Pero los grados superiores tienen, no obstante, una importan-
cia no desdeñable.
El carácter "aristocrático" y de vana superficialidad que tu-
vieron los altos grados en el siglo xviii se ha ido perdiendo con
el tiempo.

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La profundidad que paulatinamente cobra el rito desde los tra-
bajos de Pike y Mackey en América y del belga Goblet d'Alviella
en Europa, ha hecho de los altos grados algo distinto de lo que
fueron en sus comienzos.
Aquellos grados que se consideran inútiles no se trabajan ya ri-
tuálicamente, y sólo se explican por razones de tradición, que tan
gran importancia tienen en nuestra Orden.
Los talleres de los Supremos Consejos son las Logias de Per-
fección, los Capítulos, los Areópagos (Consejos Kadosch) y los
Consistorios. Todos son por sus enseñanzas y organización, aun
hoy, importantes peldaños para el perfeccionamiento masónico, y
su ritual y simbolismo están llenos de belleza y de hondísimos pen-
samientos.
Son sus enseñanzas: el amor al trabajo, la lucha por la libertad
de conciencia, la conservación de los derechos del hombre, el ejer-
cicio del amor al prójimo con espiritu cristiano, la reconciliación
(le las naciones, la conservación de la paz en la tierra y el afán
por la conquista de la verdad.
Esto es lo fundamental.
Goblet d'Alviella ha unificado los grados más importantes, los
ha reconstruido orgánicamente tendiendo puentes que permitan
hablar de un verdadero sistema y no de grados alineados uno de-
trás de otro, de manera caprichosa, que dieran una impresión de
incoherencia. El gran escritor belga relacionó los grados con las
principales religiones, cultos místicos, sistemas filosóficos o escue-
las de sabiduría, sacando de sus diferentes fundamentos una apli-
cación útil a la masonería y posibilitando enseñanzas que todas jun-
tas forman "la verdadera y perfecta iniciación".
A los grados que tienen hoy sólo un interés histórico pertenecen
los llamados "grados de venganza", en los que, de acuerdo con
el gusto del siglo xviii, se habla de la penitencia, claro que simbó-
lica, por la muerte de Hirám y el G.-. M.-. Templario de Molay.
Los rituales de estos grados son empleados en todos los libelos
contra nuestra Institución.
Ya sólo en el grado X X X , Caballero Kadosch, se habla de
venganza, en sentido figurado: en la representación del último
G.-. M.-. Templario se enseña la obligación de luchar sin tregua

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con armas espirituales y aun con el propio sacrificio por la liber-
tad de pensamiento.
Dice Goblet d'Alviella: "La única venganza que puede ejer-
cer el masón en nombre de los perseguidos de todos los tiempos
es el trabajo para el logro de ambiente moral que haga imposi-
bles los atentados contra la libertad de conciencia".
Sólo se trata de un reconocimiento de los derechos del hombre.
La idea de venganza, que además sería antimasónica, queda ex •
presamente desechada.
El origen del rito debe buscarse en uno de los numerosos sis-
temas franceses de masonería escocesa del siglo xviii, o sea el
"Consejo de Emperadores de Oriente y Occidente, Grande y So-
berana Logia Escocesa San Juan de Jerusalén", que a fines del
mismo siglo se fundió con el Gran Oriente Francés.
En 1761, esta G.-. L.-. concede una Patente a Esteban Morin
para fundar en América Logias de Perfección, extendiéndose el
sistema en Jamaica y Santo Domingo.
A principios del siglo x i x aparece en Charleston una constitu-
ción fechada en 1786 que se atribuyó a Federico el Grande, y que
fijaba los grados en 33, y en este sistema "antiguo y aceptado"
debían fundirse los demás de masonería escocesa.
Nadie puso en duda la procedencia, ya que en muchas organi-
zaciones del Viejo y Nuevo Mundo se consideraba entonces a Fe-
derico I I como la cabeza suprema de la masonería, y así se creó
el primer Consejo Supremo : "Mother Supreme Council".
A continuación se debatió mucho sobre la paternidad de esta
Constitución; pero hoy debe sernos indiferente quién fuera su
autor, pues lo importante es que ha demostrado ser capaz de sos-
tener intemacionalmente hasta hoy un sistema.
La fijación de 33 grados es seguramente de origen americano
El Consejo de Charleston, poco después de su constitución, con-
cede poderes al conde de Grasse Tilly para extender el rito, y ya
en París funda, en 1804, el primer Supremo Consejo Europeo.
Las fechas de fundación de los diferentes Supremos Consejos
son las siguientes:
1801, Estados Unidos (Jurisdicción Sur).
1804, Francia.
l ? l i , España.

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1813, Estados Unidos Qurisdicción Norte).
1817, Bélgica.
1824, Irlanda.
1829, Brasil.
1830, Perú.
1833, Colombia.
1842, Portugal.
1842, Inglaterra.
1846, Escocia.
1856, Uruguay.
1857, Argentina.
1859, Cuba.
1860, Méjico.
1861, Santo Domingo.
1865, Venezuela.
1870, Paraguay.
1871, Guatemala.
1872, Grecia.
1873, Suiza.
1874, Canadá.
1875, Italia. '
1899, Chile.
1907, Egipto.
1909, Turquía.
1910, Ecuador.
1912, Servia.
1913, Holanda.
1922, Rumania.
1923, Polonia.
1923, Checoeslovaquia.
1925, Austria.
1930, Alemania.
• En 1834 se reúnen los Supremos Consejos entonces existentes
para establecer unas bases comunes fundadas en la Constitución
de 1786, y llegan a un acuerdo.
Tiene verdadera importancia el Concierto de Lausana de 1875,
en el que estaban representados nueve Supremos Consejos. Dos
años más tarde, en Edimburgo, se reúnen otros cinco para adherirse

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68 LATOMÌA

a las bases. Algunas exigencias de los últimos, referentes al "Gran


Arquitecto del Universo", fueron aceptadas por todos para mante-
ner la unión.
L a "Confederación de Lausana", creada en 1875, es una aso-
ciación sin suprema dirección, sin organismo directivo central;
pero por el solo hecho de que los Supremos Consejos hayan
aceptado allí unas bases fundamentales, constituye una verdadera
asociación internacional y convierte al R. E . A. y A. en un ver-
dadero rito mundial, que no han logrado formar otras organiza-
ciones masónicas.
Las declaraciones más importantes de la Confederación de Pra-
ga fueron:
I." La Masonería es una asociación fraternal dentro de la so-
ciedad humana. Enseña el reconocimiento de la fuerza creadora
bajo la denominación de G.-. A.-. D.-. U.-.
2° Todos los verdaderos masones, sean de la patria que fuere,
forman una familia esparcida por la superficie de la tierra y cons-
tituyen la Asociación de Masones.
3.° La Masonería no pone ningún límite a la investigación
de la verdad ; para asegurar a todos y cada uno esta libertad, exi-
ge tolerancia sin condiciones.
4.° La Masonería está abierta a todas las naciones, razas y
creencias. Prohibe en sus reuniones toda discusión política o reli-
giosa. Admite a todo el hombre libre y de buenas costumbres,
cualquiera que sea su convicción política o religiosa.
5.° La Masonería tiene el deber de luchar contra la ignorancia,
sea cual fuere el manto con que se cubra. Sus fundamentos ense-
ñan : obediencia para las leyes patrias, vivir honorablemente, hacer
justicia, amar al semejante, colaborar incansablemente en las obras
que conduzcan a la felicidad humana y fomentar continuamente su
emancipación pacífica.
6." La asociación de masones está dividida en varios ritos, que
se reconocen mutuamente, y que todos tienen la misma raíz y as-
piran al mismo fin. Cualquiera que sea el rito de un masón, es
hermano de todos los masones de la tierra.
Cada lapso de tiempo, recientemente fijado en cinco años, tienen
lugar Congresos internacionales de Supremos Consejos.
El último, antes de la guerra, fué en 1912, en Washington,

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después, en 1922, en Lausana, y en 1929, en París. El de 1934
se celebrará en la Habana.
Otros acuerdos fundamentales han sido que la autoridad de los
Supremos Consejos sólo debe extenderse de los grados 4 ° al 3 3 " ;
que los altos grados sólo puedan concederse a los que hayan lo­
grado los tres primeros en una logia regular y sean miembros
activos de una de ellas, y que la exclusión de las logias simbó­
licas lleve aparejado la pérdida de los derechos en los altos Ta­
lleres.
La materia es inagotable, y aquí va a ser tratada in extenso.
Aquellos hh.-. que quieran ampliar sus conocimientos pueden ayu­
darse con la bibliografía que va a continuación.

BIBLIOGRAFIA

Goblet d ' A l v i e l l a : La migration des Symboles. P a r í s , 1891.


E . D a r u t y : Recherches sur le Rite Ecossais Anden et Accepté. P a r í s , 1879
J. F o u l h o u z e : Historical inquiry into the origin of the Ancien and Acepted
Scottish Rite. N e w O r l e a n s , 1859.
W . B e g e m a n n : Der aite und angenommene Schottische Ritus. B e r l i n , 1913.
W . H o m a n : The ancient and accepted Scottish Rite of Freemasonry. N e w
Y o r k , 1905.
D r u m m o n d : Ancient and accepted Scottish Rite of Freemasonry. Harford,
1872.
V a s s a l : Essai historique sur l'institution du Rite Ecossais. P a r i s , 1827.
A l b r e c h t : Geheime Geschichte eines Rosenkreuzers. H a m b u r g o , 1792.
S e d i r : Histoire des Rose-Croix, origines, statuts, initiations. P a r í s , 1910.
J e n n i n g s : The Rosicrucians, their Rite. L o n d r e s , 1907.
W a i t e : The real History of Rosicrucians. L o n d r e s , 1887.
C h a p m a n : The Capitular Degree in the History of Freemasonry. Boston,
1890-1898.
H a r t m a n n : The secret Symbols of the Rosicrucians. B o s t o n , 1888.
L a c h m a n n : Geschichte und Gebräuche der maureuschen Hochgrade und
Hochgrad-Systeme. B r a u n s c h w e r g , 1866.

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SECCIÓN 3.'

(1728 -1933)

HISTORIA SUCINTA
DE LA MASONERÍA ESPAÑOLA

A su dilecto h.-. Antonio de la Osa Calvez dedica el au-


tor este conato de historia de la masonería española.

PREFACIO

No parece que pueda negarse que haya una filosofía de la his-


toria. Nada más diverso, sin embargo, que los sistemas compren-
didos bajo el nombre de filosofía de la historia. Esta diversidad
depende de la manera de entender el origen y la naturaleza de las
leyes a que se someten los destinos humanos.
Según unos, estas leyes serían la manifestación directa, inme-
diata, de un plan providencial ; según otros, no representarían más
que una fase de la evolución cósmica universal, o bien derivarían,
sin remontarse tan alto, de la razón y de la libertad humanas.
Bossuet construyó su historia universal con la ciencia de las
leyes providenciales que gobiernan a la humanidad, dadas a
priori, bajo las influencias de alguna religión o de un sistema filo-
sófico dominantes.
Se necesita apelar a una gran violencia mental para meter en
moldes preconcebidos los designios atribuidos a la providencia. De
ahí que no sean pocos los que pretenden explicar con menos re-
serva y respeto los acontecimientos pasados, y, sobre todo, los pre-
sentes. La idea de un plan inmutable aplicado a la historia, no me-
nos diversa y ondulante que el hombre mismo, tropieza con serias
dificultades.
Quien considere sin ningún apriorismo la marcha del género
humano ha de poner muy buena voluntad para descubrir las huellas
de una suprema sabiduría que la regula y conduce. Sin duda que
el hombre se mueve y lucha, pero no alcanzamos a discernir que
Dios le asista. Esto no implica lane^ación de un autor de las cau-

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sas primas, sino el que se le desposee de un papel indigno de su
omnipotencia. !
Acaso existe la providencia de que habla Bossuet, pero no I
presente a las causas actuales. Dios no interviene en el evolucio-
nar humano, como no toma parte en la marcha del sistema solar.
Sin suprimir la acción providencial, sino relacionándola con el
origen mismo de las cosas, descartamos sus intervenciones en la
historia. Sólo asi se explican en el curso de ella las abominaciones
y las excelsitudes, la marcha adelante y los retrocesos inesperados.
Las naciones, como los hombres, tienen su "sino", y a ellas y a
ellos pertenece la responsabilidad de los hechos, sin que quepa
atribuir a los dioses sus faltas, sus caídas, sus victorias, sus pros-
peridades. No hay en la sociedad nada que no sea natural, nada
que no derive de las leyes de nuestra inteligencia, nada que no
dependa del uso bueno o malo que hagamos de nuestra libertad,
nada que no sea humano.
* **

¿Quiere esto decir que los hechos históricos sean el producto


del azar, y que no haya leyes, si bien menos precisas, que las que
rigen en las ciencias naturales? ¿Pero cuáles son esas leyes y qué
métodos cabe seguir para descubrirlas? Sin duda alguna el méto-
do ha de ser el mismo que rige en las.ciencias de observación.
Para los hechos históricos, a causa de su carácter inestable y
de su gran complejidad, se necesita poseer una singularísima agu-
deza mental y una no menor anchura de juicio.
Una observación respecto a un fenómeno físico o químico que,
dadas las mismas circunstancias, se reproducirá igualmente, no es
rectificable. Pero seria temerario extender ese método a los acon-
tecimientos humanos. En éstos la espontaneidad y la libertad, uni-
das a otras causas, pueden dar un mentís a todas las previsiones.
O para explicarnos mejor: que en orden a los hechos históricos
no es posible ninguna generalización.
Y esto no obstante, las generalizaciones abundan entre los filó-
sofos de la historia, de Vico a Spengler. De ahí los tópicos sobre
las diversas especies de gobierno, sobre las causas de la grandeza
y decadencia de los Estados, sobre la evolución de las culturas, so-
bre el retorno de los mismos efectos para causas idénticas, sobre

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la influencia del clima, de las costumbres, de la raza, de las ins-
tituciones...

* **

Para nosotros los masones no hay, sin embargo, más que una
ley: la del progreso, en razón de su generalidad y no porque sea
de origen y naturaleza particulares. Por encima de todas las leyes,
a las que antiguos y modernos han kitentado sujetar los movi-
mientos de la humanidad ; por sobre todos los ciclos y alternativas,
flujos y reflujos, afelios y perielios, espirales y zig zágs, "corsi e
recorsi", no hay más que una ley, la del progreso, que se deter-
mina tan luego la desembarazamos de errores que la comprometen
y falsean. Para unos la ley es fatal, por ser cósmica ; para otros, ,
inelectuble, por providencial; para unos es infinita e indefinida,!
para otros finita, contingente, libre y puramente humana. El pro- ]
greso no es una palabra unívoca, como parece creerse, desde eli
punto de vista del hombre o de la naturaleza. El progreso cós- |
mico, zoológico o psicológico ; el progreso, o como ahora se dice, '
el proceso de la miccia o del desarrollo de todas las partes del ser
vivo, no ha de confundirse con lo que los antiguos llamaban pro-
ficere, profectus, y con lo que nosotros mismos entendemos al ha-
blar del progreso de la humanidad. Progreso significa no sólo mar-
cha hacia adelante, sino marcha inteligente, libre, con conocimiento
de causa, hacia un fin que suponga nuestro mayor bien. Los seres
que carecen de inteligencia y de libertad pueden pasar de un es-
tado a otro, desenvolverse, evolucionar, pero no progresan.
¿Es que, por ejemplo, el estado líquido de nuestro globo, es en
sí mismo un progreso sobre el estado gaseoso, o el sólido sobre
el líquido? Se aducirá que estos sucesivos estados preparaban el
advenimiento del hombre sobre la tierra, o que eran condición pre-
via de él. Pero entre la escena sobre la que deben aparecer los
actores y los actos mismos hay un "hiatus" que no es parte a col-
mar una engañosa sinonimia. No confundamos el progreso con el
desarrollo material de la existencia humana sobre la tierra, y con-
servemos esta suntuosa palabra aun con su aire ochocentista.
Comienza el progreso con la humanidad y acabará con ella. Al
progreso, antes del hombre, le falta el^sujeto perfectible. El pro-

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greso, después del hombre, pertenece al mundo de la quimera. Nos
falta la escala de Jacob para subir de la tierra al cielo; un lastre
de plomo nos sujeta a este diminuto planeta natal.

* **

¿Es el progreso algo indeclinable que nos arrastra hacia lo


mejor, aun a pesar de nuestra feble voluntad y de nuestras sim-
patías por el mal? Siendo el hombre la causa única a la que asig-
namos el progreso, queda excluida toda idea de fatalidad, de ne-
cesidad, ya sea impuesta por la evolución cósmica, ya por decreto
providencial. En el tránsito de la humanidad de un estado peor
a otro mejor no intervienen fuerzas ciegas, como en la evolución
del globo de un estado gaseoso a un estado líquido. El progreso
no se debe a resortes ocultos y misteriosos, sino a fuerzas inteli-
gentes y libres, que pone en juego el hombre, a un tiempo sujeto
y creador.
Si se considera la naturaleza del hombre, su razón, su libertad,
su sensibilidad, se verá cómo las posibilidades del progreso derivan
naturalmente de él, sin intervenciones superiores.
No hay progreso que se imponga al hombre, como la ley de
gravitación a la piedra que cae, sino que hay en el hombre lo que •'
no hay en la cosa, la facultad de progresar. ¿En qué consiste esa
facultad? En que es la resultante de todas sus demás facultades, en
que es su naturaleza totalizada. Deriva el progreso, ante todo, de
la razón, por la que entendemos el conjunto de todas las actividades,
intelectuales.
Estando dotado el hombre de la facultad de progreso, se sigue
que es perfectible, pero no que se perfeccione necesariamente. Por
lo mismo que el progreso depende de él, puede realizarlo o no. A
él incumbe todo el mérito, como toda la responsabilidad.
Compuesta de individuos perfectibles la humanidad, puede y
debe buscar su propio perfeccionamiento. De la perfección de los
individuos derivará sin fatalidades la de la especie.
De la cabana del hombre primitivo, ignorante y grosero, que
empieza a forjar armas de guerra y a defenderse contra la natu-
raleza procede este edificio del progreso que los siglos venideros
engrandecerán aún más.

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Como heredera que es del patrimonio intelectual, así la huma-
nidad es también legataria del moral. Hay no sólo transmisión de
claridades intelectuales, sino de luces morales. No es que los hom-
bres se hagan más virtuosos en el sentido propio de la palabra,
es que su mente se enriquece con nociones intelectuales y morales
sobre el progreso mucho más exactas y más extensas ; hay, en una
palabra, menos esencias malignas en las acciones mejor reguladas
o contenidas, bien por la coacción externa o ya porque del cora-
zón fluya una mayor bondad.

* **

La masonería ha sido la depositaría de este fuego sagrado,


que por ella no ha desaparecido del todo ni en las épocas más
confusas de la historia. A través de todas las catástrofes de hom-
bres y cosas, el historiador no cesa de percibir esa llama, ya tem-
blorosa, ya refulgente. Podrá haberse eclipsado en algún momento,
pero jamás se extinguió. Las invasiones bárbaras de los siglos iv
y v no rompieron completamente la tradición clásica que liga a
la antigüedad con la Edad Media.
Nada se pierde, no ya en el mundo material, pero ni en el de
las ideas. Lo que hoy se da por perdido surge mañana perfeccio-
nado. Como los ríos acrecidos por la afluencia de regatos humil-
des, así la civilización y las culturas. Pero también como los ríos,
éstas y aquélla son de curso irregular y caprichoso, lento a veces,
rápido en las torrenteras, ancho y profundo, seco y angosto, ya
en línea recta, ya pandeante y sinuoso, acomodado a los obstáculos
que lo desvían.

* **

Aunque no fatal, el progreso sigue, naturalmente, las vicisi-


tudes de todas las obras himianas, según el buen o mal uso que
hagamos de nuestras facultades. De ahí se sigue la necesidad de
Iinstituciones que, como la Masonería, impongan una norma moral

rígida así a los hombres como a las naciones, preservando a los


unos del exceso de confianza en la buena fortuna, como del des-
aliento en la adversa, mostrando a las otras cómo se elevan por

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sus propios méritos y caen por su corrupción y molicie. De ellas
depende curarse si adolecen, ponerse en pie si han caído. Las na-
ciones no son más que lo que quieren ser, ni obtienen más de lo
que merecen. Deus fecit, dicen las Escrituras, nationes sanabiles.
Es decir, que hay en los pueblos, como en los hombres, la libertad
de ser. Ni hombres ni pueblos pueden acusar a los dioses de su
caída. No hay enemigos dotados de poderes sobrenaturales. El
enemigo está con nosotros, emulsionado en nuestros vicios, en nues-
tras pasiones.
El progreso es, pues, contingente como obra humana. Es conti-
nuo, pero no constante, ni uniforme. Es inestable, como la liber-
tad del hombre que lo crea.
Este concepto del progreso no es sólo el conforme a los hechos
históricos, sino el único con virtud para estimular nuestros esfuer-
zos, el único fortificante y moral.
Entraña este carácter absolutamente humano del progreso no
sólo su contingencia, sino todas las restricciones que sufre en su
duración y en su objeto. Necesariamente limitado en el tiempo, no
lo es menos en el espacio, por remota que consideremos la dura-
ción de los siglos. No es tampoco menos limitado' en su objeto,
como que tropieza con el muro en que se detiene la naturaleza hu-
mana. Así el sueño de perfectibilidad indefinida lucha con insupe-
rables obstáculos.
En el Fragmento sobre la Nueva Atlántida de Bacon, decía el
h.-. Condorcet, que el grado de perfección a que puede llegar el
hombre algún día es tan inconcebible como el límite que le es
dable alcanzar al genio. ¿Quién sabe, por ejemplo, si no llegará
un tiempo en que niiestros intereses y nuestras pasiones no influ-
yan como hoy sobre nuestras decisiones, y en que toda acción con-
traria a la justicia será tan físicamente imposible como lo es una
barbarie cometida a sangre fría para la mayor parte de los hom-
bres actuales? Vendrá un día, anunciaba el h.-. Fichte, en que el
pensamiento del mal se extinguirá de la inteligencia humana. Para
ambos hh.-. el progreso intelectual y el moral marchaban para-
lelamente.
La evolución humana no acabará, según creemos los masones,
más que con el reinado de la máxima justicia y de la más completa
dicha. Por virtud de este principio evolutivo, la moral, la indi-

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76 LATOMÌA ]
I
vidualización, la vida perfecta, serán al mismo tiempo realizadas
en el hombre definitivo, en el hombre orgánicamente moral. Es de-
cir, que el hombre hará el bien sin esfuerzo, sin lucha, sin combate,
como vuela el pájaro o es fiel el perro.

***

Quizás nos hemos desviado de nuestro propósito al enunciar


todo lo precedente. Queríamos simplemente hablar de este esbozo
de historia de la masonería española, en el que reconozco no ya
los naturales defectos que derivan de la cortedad de mi saber, sino
aquellos más irremediables que brotan de la escasez del documento.
Como ninguna otra ciencia está sujeta la historia a renovación per-
petua. Un nuevo documento trae consigo rectificaciones fundamen-
tales, que es ley constante de la historia una nueva depuración de
hechos.
Hasta ahora no habló en historia masónica más que el espíritu
sectario. Si los ataques son triviales, las apologías no pasan de
medianas. Por lo que han escrito y escriben quienes la defienden,
no se acarrearán grandes adeptos a la institución. Y no es que til-
demos de parciales a unos y a otros. Por el contrario, la imparcia-
lidad en historia es cosa tan poco concebible como el vacio absolu-
to en física. Se parece algo a la nulidad. Todos los hombres tienen
sus tendencias, sus perspectivas naturales, sus pasiones. Pero hay
la perspectiva del águila y la del grillo. Hay pasión y pasiones de
muy diversos quilates.
Lo que podemos pedir nosotros, carentes hoy de toda historia
masónica, dicho sea sin desdén para los Díaz Pérez y Moraytas, es
un libro en que con una relativa ordenación de materiales dis-
persos se prescinda de aserciones dudosas y de hechos incompro-
bados.
Ha de escribirse la historia descargada de mitos y limpia de
tesis aventuradas, con método, verdad y, a ser posible, buen estilo.
Con método, para que haya coordinación en la serie sucesiva de
los hechos; con verdad, para que tenga crédito y estimación; con
buen y moderado estilo, porque si es torpe, fastidia ; si con exceso
elevado, se hace ininteligible; si chabacano, no hay nadie que lo
aprecie. Por todo esto decía el maestro Melchor Cano que había

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de tomarse con miedo el dificultoso encargo de escribir la historia.
Y aunque enuncia los preceptos a que han de sujetarse la historia
y el historiador, no por ello puede deducirse que quien los co-
nozca salga habilitado para escribirla.
Error de muchos de nuestros historiadores, así de España como
de fuera de ella, ha sido tratar al adversario como caído en insal-
vable erronía o incurso en peculiar inepcia. El procedimiento, so-
bre parecemos insuficiente, se nos antoja en extremo inhábil.
Del estudio de la historia ha de sacarse algo más que la satis-
facción de la curiosidad por los hechos acaecidos en otras épo-
cas; hay, sobre todo, el conocimiento de los elementos que consti-
tuyen la sociedad, el del cómo se encadenan las circunstancias
que influyeron en sus mejoras y en sus retrocesos; hay la irrevo-
cable confirmación de las verdades y preceptos de la moral uni-
versal. No es, pues, la historia el elocuente comentario de las cien-
cias políticas y morales, sino que es superior a ellas en anchura
de visión y en fuerza demostrativa. Es la historia vínculo que ata
y forma un todo de los múltiples aspectos de la cultura humanas.
Del más abscóndito seno de la filosofía de la historia nace una
verdad única, extraída de todos los sucesos que han agitado a la
especie humana desde la tribu primitiva a las sociedades actuales.
Por sobre las tragedias sangrientas de los pueblos emerge la
majestad de las causas universales como soles levantándose sobre
los diluvios del planeta. Y en esa marcha del espíritu humano ha-
cia la universalidad, hacia la unidad de la ciencia y de la reli-
gión, que en su síntesis real son una y la misma cosa, la masoneria
fué siempre en vanguardia, sin cesar de ser, ni aun en las épocas
más bastardeadas, fuente de nobles aspiraciones y de ideas gene-
rosas, asilo de la verdad, de la libertad, de la paz.

La necesidad de una historia de la asociación masónica en Es-


paña es sin duda tan urgente, que aun a trueque de no dar cum-
plida cima a la tarea, hemos intentado sistematizar los dispersos
materiales, no muy seguros de haberlo logrado. Difícil de articular
una historia de la masonería española, por la carencia lamentable
de archivos, desaparecidos entre turbulencias políticas y terrores.

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de m u j e r e s s o m e t i d a s a l influjo eclesiástico, no p o r e m p e ñ o s a h a b í a
de r e c h a z a r s e la t a r e a . No estoy s a t i s f e c h o de la l l e v a d a a c a b o ;
p e r o ni p r e t e n d í q u e la o b r a f u e r a definitiva, ni a s p i r é a o t r a c o s a
q u e a p o n e r las b a s e s s o b r e las q u e a l g u i e n m á s a v i s a d o p u e d a
l e v a n t a r el edificio espléndido de u n a h i s t o r i a q u e no p o r h a b e r
e s t a d o l i g a d a a contingencias políticas lamentables es m e n o s inte-
resante q u e l a de otros p a í s e s .
A ñ á d a s e a m i p o q u e d a d p a r a t a m a ñ a e m p r e s a como es la de
h a c e r r e s a l t a r de q u é m o d o l a m a s o n e r í a e s p a ñ o l a s u p o p e r f e c c i o -
n a r el m e c a n i s m o de la v i d a social y de l a c u l t u r a e s p a ñ o l a de los
siglos x v i i i y XIX, el d e s o r d e n de mi a g i t a d a v i d a y la n e c e s i d a d
d e g a n a r l a con l a p l u m a , e n u n p a í s d e a n a l f a b e t o s , q u e es e l
m a y o r agobio que puede caer sobre mortal.
A s í que si no encontráis los sucesos bien trabados, la n a r r a c i ó n
a m e n a , la critica sana, los p e n s a m i e n t o s nobles, el l e n g u a j e fluido
y conciso, habéis de p e r d o n á r m e l o p e n s a n d o e n m i s precedentes
e x c u l p a c i o n e s , y s o b r e todo en la intención, q u e no f u é o t r a q u e
d e v o l v e r a l a m a s o n e r í a con réditos, m e z q u i n o s ciertamente, todo
c u a n t o le debo en el o r d e n m o r a l y en el intelectual.

E l día d e S a n J u a n , P a t r o n o del O r d e n . S o l s t i c i o d e estío. A ñ o d e S933-

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1.—LA ESPAÑA QUE PRECEDE AL ADVENIMIENTO DE LA MASONERÍA.

Sería perfectamente ínhistórico acliacar al catolicismo, que du-


rante nueve siglos había servido para realizar las más altas em-
presas que contemplaron los hombres, la decadencia a que abocó
España en la segunda mitad de la centuria decimoctava. Pero es
ley humana que cuando las instituciones de orden espiritual se mez-
clan demasiadamente en lo temporal y mundano, degeneren y en-
vilezcan a extremos inconcebibles. Tal acontece a España desde el
tercero de los Felipes. La religión, en lo que tiene de esencial, de-
genera en rutina y en el más bajo eclesiasticismo. Y con la deca-
dencia espiritual vienen las materiales de todo género, pues no inmé-
rito, al faltar el más noble resorte para la vida, las acciones hu-
manas se descalibran y pierden eficacia. Los daños producidos, es-
cribe Maculay, por un mal gobierno y una religión intolerante pa-
recían haber llegado a su período de culminación en los últimos
años del siglo xvii. Es decir, bajo la "vil monarquía de Carlos 11",
como la apellidaba Cánovas ( i ) .
Y lo más triste de todo en esta decadencia es haber coincidido
con la constitución definitiva de Europa. Antes o después nos hu-
biera procurado un muy otro destino.
Cierto que la decadencia tiene en cada país su forma genuina,
pues que la raíz de los grandes acontecimientos reside siempre en
las características más descollantes del grupo social a que aquélla
se contrae.. L a historia arranca siempre de la psicología. Lo que
distingue a España de los demás pueblos es la necesidad de sen-
saciones ásperas y vehementes. Hemos cazado los españoles nues-
tro sino histórico por lugares abruptos y escarpados. ¿ Débese esto
al dinamismo del clima, a la pobreza de la tierra—al menos en am-
bas mesetas castellanas—o a otros factores meramente físicos?
¿Provendrán del medio que nos circunda la tenacidad, la energía,
la dureza de nuestro temperamento?
Para los españoles, la vida no es posesión tranquila del dis-
frute vivo y delicado de las cosas, sino que se acumula en la pa-

(i) Historia de la decadencia de España, pág. 758; M a d r i d , 1910.

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ciencia sombría del que aguarda y estalla violenta en las explosio-
nes exageradas de la pasión.
Y a Tito Livio y Estrabón nos describen "vestidos de negro",
obstinados, insociables, silenciosos, estoicos. No hay raza más so-
bria que la nuestra. En la guerra de la Independencia, donde el
español vivía en la abundancia, el francés apenas podía subsistir
y el inglés se moría de hambre.
"No comen más que para vivir... Tienen una especial continen-
cia en el uso del vino ; las mujeres nunca lo beben, y los hombres
apenas consumen un cuartillo al día... En una mesa cargada de
rica vajilla de plata se ve un pichón y dos huevos...", escribe ma-
dama de Aulnoy. Y añade que "cuando se les sirven—a los espa-
ñoles—manjares franceses", comen "como lobos hambrientos". To-
da sensualidad "está excluida de sus costumbres". Beben "agua ex-
traordinariamente".( i ).
El duque de Saint-Simon dice en sus Memorias—III, 12—que
el marqués de Mancera, uno de los proceres en la corte de Car-
los II, hacía cincuenta años que no comía pan y se alimentaba con
un poco de vino al levantarse y algún tiempo después el chocolate ;
por la noche tomaba cerezas u otras frutas, o bien una ensalada y
algún vino aguado ; sentíase bien con semejante régimen, que tam •
bien seguía su mujer desde hacía veinticuatro años.
Madame de Aulnoy nos habla de los guisados "llenos de ajo
y pimienta" que se servían en las casas de los grandes. "Las sal-
sas son terribles", exclama en otra parte. En cada país el apetito
está en relación con el temperamento, "y por lo mismo aquí todo
lo que irrita y estimula más fuertemente, deleita con mayor viveza
al paladar acostumbrado". Hay mujeres "que toman hasta seis
jicaras de chocolate a reo, y esto en ocasiones hasta dos o tres
veces al día"; las hay también que "se dan a los gustos más ca-
prichosos". Muchas "comen tierra como los caraibos", y "el es-
tómago y el vientre se les inflama y se les ponen duros como pie-
dras", con lo que "toman el color de los membrillos". En ninguna
parte "se ven mujeres tan delgadas... Además, son bastante more-

( i ) E l libro Voyage en Espagne, d e la C o n d e s a d e A u l n o y — n o s s e r v i -


m o s d e la e d i c i ó n d e P a r í s d e 1 87 4— es u n d o c u m e n t o inapreciable para
la é p o c a que h i s t o r i a m o s , p u e s a u n q u e e x a g e r a e n a l g u n a s o c a s i o n e s , s i e m -
pre h a y , a u n e n s u s relatos d e s m e s u r a d o s , u n g r a n f o n d o d e v e r d a d .

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ñas, de modo que esa piel negra pegada a los huesos desagrada
naturalmente a los que no están acostumbrados a verlas..."
"Los hombres se disciplinan ante las damas, que los miran tras
las celosías, hasta hacerse horrorosas desolladuras... Cuando en-
cuentran a su paso alguna señora bien vestida, se azotan de ma-
nera que salpica sobre ella la sangre; éste es un gran honor, y la
señora da las gracias reconocida." No se trataba de la imitación,
sino del hecho crudo. Las razas metafísicas buscan en los espec-
táculos sensibles la idea interior y profunda; comprenden más allá
de lo que ven. Pero nosotros nos sumergimos en nuestro desva-
río hasta transformarlo en sensación o visión.
"Las señoras usan enormes rosarios colgados de la cintura, y
lo rezan por las calles, en casa" y hasta "cuando hacen el amor,
cuando mienten y cuando murmur.an". Ante "los gordos, insolen-
tes y brutales monjes del Escorial, las mujeres se arrodillan y hu-
mildemente besan la mano que ellos les tienden". Los concurren-
tes a las iglesias "se golpean el pecho ferozmente". Siempre los
excesos de una imaginación furiosa. Sólo así se explica que la
Inquisición gozase de las simpatías populares y que encendiese
sus hogueras con la Revolución francesa en marcha. La Inquisi-
ción, escribe el duque de Saint-Simon—Viaje por España en tiem-
po del Regente, tomo X I X , pág. 409—, excluye de su manera de
ser toda luz, toda ciencia, todo discurso. No quiere más que la
ignorancia más grosera.
No he tenido valor, dice la embajadora de Francia, madama
de Villars, en una de sus cartas, para presenciar una ejecución de
judíos, pero según he oído es un espectáculo espantoso. Les ha
ofendido—a las damas de la corte—mucho mi ausencia...
La vida de estas mujeres llenas de relicarios, agnus Dei y me-
dallas y de estos hombres dramáticos, estaba impregnada de una
gravedad taciturna. "No hay famiHaridad en el trato—escribe la
condesa de Aulnoy—: siempre están de etiqueta unos con otros...
Ese retraimiento les inclina a mil visiones, que ellos dicen filosofía;
son reservados, sombríos, soñadores, tristes, celosos."
La vida en Palacio era de un tedio abrumador. Cuando daban
las diez, aunque la reina estuviese cenando, "sus damas, sin decir
una palabra, comienzan a desnudarla unas, y otras a descalzarla
por debajo de la mesa y la meten en la cama quiera o no".

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Si el principe "abandona a sus favoritas, éstas se hacen reli-
giosas, y también las hijas naturales entran en im convento; por
un favor da a una dama cuatro doblones. Confiesa, comulga, viaja .
en días fijos y con trajes fijos; sus lacayos, su confesor, su coche-
ro, son como autómatas; él mismo es el mayor autómata de j
todos". j
Asistimos a un espectáculo extraño y terrible. A fines del si-
glo X V I I , España, escribe Taine, se parecía a la Turquía contem-
poránea, es decir, a una Turquía ya desaparecida. Por todas par-
tes, al lado de la impotencia del Estado, aparecía la miseria del
subdito.
La señora de Aulnoy, que viajó por la Mancha, dice que "el
mayor árbol que se encuentra en esa región es un poco de serpol
y de tomillo salsero". En las hospederías, las habitaciones semeja-
ban agujeros oscuros, donde "era preciso llevar luz hasta en pleno
día... Han ido por todas partes y hasta en casa del cura para
encontrar candela y no la hallaron en ninguna... No hay chime-
neas. Hacen un agujero en lo alto del techo y por allí sale el
humo". En esta atmósfera sofocante gruñían "ima docena de hom-
bres y otras tantas mujeres, más negros que diablos, hediondos y
sucios como cerdos y cubiertos de harapos". Unos rasgueaban la
guitarra, otros cantaban "con voz de gato ronco". "Ni puchero
en el fuego ni platos lavados." Todos estos lugares tenían aspecto
de campamento asiático : "en los pueblos, las frituras, el lodo y el
excremento recuerdan la negligencia de las ciudades de Oriente".
En Madrid, las casas eran de tierra y ladrillo, la mayor parte
sin cristales. "Cuando se quiere hablar de una casa en la que nada
falta se dice que tiene vidrieras." El pavimento de las calles era
horrible : "por muy lento que se ande, se va siempre tropezando...
La suciedad salpica a las señoras que van en los carruajes... Un
paseo es una aventura peligrosa... En una ocasión, el carruaje
del embajador de Venecia volcó al salir de su palacio en esta "ma-
rea negra", y los terciopelos, los bordados y los dorados de doce
mil escudos quedaron de suerte que ya no pudieron servir..." ( i ) .

( i ) A t o d o s los e x t r a n j e r o s que v i e n e n a esta insigne corte—escribe


F e r n á n d e z de N a v a r r e t e — v e o reparar en la d e f o r m i d a d de l o s edificios,
h a b i e n d o e n las calles principales a l g u n a s casas t a n humildes que a f e a n l o
l u s t r o s o de otras g r a n d e s obras. Casas construidas, c o m o se decía entonces,

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En este foco de inmundicia que se llamaba Madrid, los valien-
tes asesinaban "por precio convenido" y "las gentes de justicia pro-
cedían peor que los valientes". Si el Gobierno intervenía en la vida
pública, "no era para prestar servicios, sino para cobrar impues-
tos". Ni las aptitudes humanas ni las fuerzas naturales estaban
organizadas inteligentemente y con una dirección determinada y
útil. Si es que en España ha sucedido esto alguna vez. Inexperien-
cia, desorden, esterilidad así en la organización social como en el
suelo.
La intolerancia católica, la política absolutista, la administra-
ción inepta tuvieron a la nación por cómplice. Si se busca la causa
de este abatimiento continuo o de esta barbarie persistente, no se
hallará sólo en la ignorancia o en la ceguera de los jefes, sino
especialmente y sobre todo en esta estructura íntima de las almas
que impone a cada país su buena o su mala fortuna y les lleva a los
éxitos o a los desastres.
Cualquier humilde pelantrín, sigue la condesa de Aulnoy, "está
persuadido de que es hidalgo... ; en la casa más modesta hay una
historia fabulosa..., y en esa historia los don Pedro y los don Juan
como tatarabuelos". Por eso, todos trabajaban lo menos que les

o la malicia, para a h o r r a r s e el o n e r o s o tributo d e a p o s e n t o , e r a n e n g e n e r a l


d e edificación pobre. N o tenían v e n t a n a s , s i n o c e l o s í a s , a u n q u e T i r s o d i g a
—En Madrid y en una casa—:

Balcones tienen también


que r e g i s t r a n lo q u e pasa,
dorados con celosías
para e n f o r c a r s e bellezas...

P a r a C a m i l o B o r g h e s e las c a s a s d e M a d r i d eran m a l a s , "hechas d e t i e -


rra, y e n t r e o t r a s i m p e r f e c c i o n e s n o t i e n e n l u g a r e s e x c u s a d o s . . . " .
E n las calles se p u d r í a n e n las calles céntricas, al s o l del v e r a n o , g a t o s y
p e r r o s , y e n las m á s a p a r t a d a s , h a s t a caballos. L o s p u e r c o s a n d a b a n p o r las
calles r e v o l c á n d o s e ; M a d r i d e r a un d e n s o y p e r e n n e l a g o d e m e f í t i c o s v a -
p o r e s , p o r q u e u n o s s u p o n í a n que l o s hálitos y g a s e s p o d r i d o s se n e c e s i t a b a n
para e m b o t a r l a sutileza del aire y h a c e r l o m á s s a n o y respirable, y o t r o s
que este m i s m o aire era m e j o r , p o r s e r d e l g a d o y s a l i t r o s o . L o cierto e s
q u e , s e g ú n Juanini, s e v e í a n p o c o s v i e j o s , y m u j e r e s y h o m b r e s e s t a b a n
d e s c o l o r i d o s , y las e n f e r m e d a d e s tenían m u y m a l c a r á c t e r — e s c r ó f u l a , ra-
q u i t i s m o , p l e u r e s í a s , etc.—. E l C o n s e j o d e E s t a d o , d i r i g i é n d o s e a la R e -
g e n t e d o ñ a M a r i a n a , e n abril d e 1671, decía q u e la f a l t a d e l i m p i e z a d e l a s
c a l l e s era tal que l o s e x t r a n j e r o s se e s c a n d a l i z a b a n "de v e r t a n i n c u l t a
n u e s t r a policía". ^.

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era factible y sólo obligados por la necesidad: "se sientan al sol
con otros holgazanes como ellos y allí deciden con autoridad so-
berana acerca de los negocios de Estado". Muchos individuos "se
proporcionan las patas de un gallo capón y las llevan colgando por
debajo de la capa a fin de aparentar que en realidad correspon-
den al ave simulada". Otros "se quedan en la cama el día que dan
a lavar su única camisa". Y todo esto bajo una administración
de baj alato. Los que lograban un gobierno en Ultramar volvían
ricos, y los virreyes, con cinco o seis millones de escudos. Pero
este dinero se gastaba sin utilidad para la nación. La riqueza era
entonces el cúmulo de oro que se encerraba o bien el que se po-
nia de manifiesto: "el duque de Alburquerque tiene 1.400 docenas
de platos de oro... ; la duquesa de Osuna tiene 300 criados ; hace
poco tenía 500..." Sin embargo, la vida doméstica asumía aires de
campamento.
¿Cómo es posible que un pueblo dotado de fuerza inteligente
kl punto de haber dominado a Europa e impuesto su política y su
literatura caiga en tan sombría decadencia? ¿Qué hada maléfica
nos enlanguidecía y enfermaba? Desdichadamente no era otra que
la intolerancia de toda estirpe, pero en especia! la religiosa.
Mas sigamos presentando el reinado de don Carlos II, que ve-
nía precedido de una regencia que si siempre fué peligrosa, lo era
mucho más en las monarquías absolutas de los finales del siglo xvii.
Hubiera necesitado doña Mariana de Austria, dice Cánovas, fun-
dir la campana rota de la monarquía para que de nuevo diera ésta
su antiguo son. Ministro único de un Estado continental, al jesuíta
extranjero Nithard no le cabía en la cabeza todo aquel armatoste
que se desmoronaba.
En las Memorias del marqués de Villars—1679-1682—se lee:
"hace quince años, cuando estuve por primera vez en España al
terminar el reinado de don Felipe IV, todavía se encontraban
ministros de reputación en los Consejos y en el Tesoro del rey, o
en las cajas de los mercaderes bastante numerario para acordarse
de las riquezas que venían de Indias en días de mejor gobierno;
pero ahora, en mi segundo viaje he tenido ocasión de ver día a
día la corte y los ministros y apenas encontré restos de la antigua
España ni en lo público ni en lo privado: el cambio es de modo
que parecería increíble si no fuera demostrable a pequeño esfuer-

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zo". Todo lo característico y vital de la antigua España se había
como volatilizado.
En un pueblo que dominaba aún al mundo, la miseria pública
era indescriptible. El hambre se ha aposentado en Palacio (i),
dice la marquesa de Villars a madama de Coulanges. Ayer, aña-
de en otra carta, he hablado con varias camaristas, que me dijeron
que hacía mucho tiempo que no les daban pan ni carne.
Por su parte, el embajador, su esposo, corroboraba esta opi-
nión en un informe a su Gobierno: 'Hoy todos los criados del rey
han abandonado sus ocupaciones porque no les pagaban... El rey
no puede salir porque no tiene dinero para componer sus coches...
Los proveedores de la Real Casa se han negado a fiar por más
tiempo".
El Consejo de Castilla hablaba en un documento de "... las que-
jas universales que dan los caminantes y trajineros de lo que a

( i ) A p e s a r d e l o que, e n l a " R e l a c i ó n del g a s t o d e la d e s p e n s a d e l a


C a s a d e la Reina, N u e s t r a S e ñ o r a " , v e m o s q u e "se le s i r v e n c a d a día, a
c o m i d a y cena, d i e c i o c h o platos o r d i n a r i o s " , q u e se c o m p o n í a n d e "22 libras
de carnero", "18 gallinas", "un capón", "16 p i c h o n e s " , "10 libras d e t o c i n o " ,
"10 libras d e manteca", "50 h u e v o s " , "una libra d e m a n t e c a fresca", "cuatro
perdices", "cuatro pollos", "cuatro libras d e t o c i n o d e algarrobilla", "higadi-
llos y a l o n e s para u n plato seco", sin c o n t a r que, e n "días d e p e s c a d o " , s e
s e r v í a n e s c a b e c h e , a n g u i l a s , s a l m ó n f r e s c o , a b a d e j o , atún, p e c e s , y p o r l a
"panetería", "siete p a n e s d e boca", "media libra d e a z ú c a r c a d a día", sal y
p i m i e n t a , aceite para l a e n s a l a d a , a z a f r á n , c l a v o , n u e z d e especia, canela,
confites, "cuatro p l a t o s " d e f r u t a s d e l t i e m p o , d o s l i m o n e s "para lavar las
m a n o s la R e i n a n u e s t r a señora", v i n o s d e la "cava", o b o d e g a , e n g r a n
p r o f u s i ó n , p u e s s ó l o a la c a m a r e r a m a y o r se le daba "una a z u m b r e " ; b i z -
c o c h o s — l o s q u e se s e r v í a n "a la R e i n a , n u e s t r a señora", m o n t a b a n "al a ñ o
240 libras". M o n t a b a "el g a s t o d e la d e s p e n s a e n u n a ñ o " 118.559.118 m a r á - ;
v e d í e s . L o q u e n o d e j a b a d e s e r u n a c a n t i d a d f a b u l o s a p a r a aquella época, i
Y si del plato p a s a m o s a las d i v e r s i o n e s , v e m o s q u e la " n ó m i n a d e g a s t o s ]
q u e s e h a n h e c h o para la c o m e d i a d e l o s a ñ o s d e la R e i n a , n u e s t r a s e ñ o r a "
i m p o r t ó 16.427 y m e d i o reales, d e l o s q u e 6.600 "a la c o m p a ñ í a d e A n t o n i o
E s c a m i l l a " , i . i o o "a J u a n B a u t i s t a D i a m a n t e , por la l o a y b a i l e s " ; 800 "a
J u a n H i d a l g o , m ú s i c o , p o r haber p u e s t o la m ú s i c a e n e s t a s fiestas" ; 572 "por
t r e c e v a r a s d e picote d e M a l l o r c a , para u n v e s t i d o a M a n u e l a Escamilla",
y 169 "por o t r a s trece v a r a s d e t a f e t á n n e g r o d e Granada, para f o r r o " ;
396 "por el alquiler d e un c o c h e para llevar y traer a los c o m e d i a n t e s a
l o s e n s a y o s , d o c e días que se o c u p ó " ; 800 "a F r a n c i s c a B e z o n a , s o b r e s a l i e n -
t e " ; 550 "a M a n u e l a B e r n a r d a , í d e m " ; 550 "a G r e g o r i o L a s c o s a , m ú s i c o
s o b r e s a l i e n t e " ; 800 "a D a m i a n a A r i a s , p o r la g u a r d a r r o p a " , etc., etc. C o m o
s e v e , la reina se d i v e r t í a e n g r a n d e , y m u y m á s e n g r a n d e p a g a b a l a
diversión.

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las entradas de Madrid les sucede, quitándoles lo que traen y a
los que no tienen los maltratan o matan dejándoles desnudos. Los
frutos d e las viñas los han talado. Las huertas las han destruido :
del ganado que se apacentaba en prados en los contornos d e esta
villa han quitado muchas cabezas y tratado mal a los pastores: las
casas de los hombres de negocios, depositarios y hacendistas no se
ven libres de tientos y papeles en que les piden socorros con ame-
nazas; pocas personas se escapan de las peticiones que les hacen
los soldados, a título de la necesidad que padecen".
Mientras tanto, el pueblo en manos de bastardos y de validos,
pues si don Juan de Austria—el segundo, que no el primero—era,
al decir del marqués de Villars, "hombre compuesto de apariencias
y de genio más brillante que sóhdo, presuntuoso, poseído de sí pro-
pio y sin estimación ni fe alguna en los demás, harto preocupado
de pequeneces y falto a menudo de amplitud de miras y de reso-
lución", no mejor era Valenzuela, "excesivamente avaro", que
hablaba, dice Cánovas, poco de los negocios públicos, "no tanto
por cautela como por ocultar su insuficiencia", y cuyo valimiento
pertenecía a los misterios insondables del... corazón de la mujer.
Hallábanse los reales erarios, escribe un contemporáneo y anó-
nimo autor, sobre consumidos, empeñados: la real hacienda, ven-
dida ; los hombres de caudal, muy apurados y no satisfechos ; los \
mantenimientos, al precio de quien vendía las necesidades ; los ves- \
tuarios, falsos como exóticos ; los puertos marítimos, con el muelle
para España y las mercaderías para fuera, sacando los extranje-
ros los géneros para volverlos a vender beneficiados... ; los campos,
sin labradores ; la labor púbhca, olvidada ; la moneda, tan incura- \
ble, que era ruina si se bajaba y era perdición si se conservaba ; los
tribunales, achacosos ; la justicia, con pasiones ; los jueces, sin te-
mor a la fama ; los puestos, como de quien los posee habiéndolos
comprado... ; letras y armas, sin mérito y con desprecio ; sin másca-
ra los pecados y sin honor los delitos ; el real patrimonio, sangrado
a mercedes y desperdicios ; los espíritus, apegados a la vil toleran-
cia o a la violenta impaciencia...
Se vendían los cargos y las mercedes como en almoneda, sin
tapujos ni vela turas ; la vanidad y el dinero eran los únicos estí-
mulos sociales; la religión andaba decaída en las almas, si bien
aparatosa en los templos, mezclándose irrespetuosamente en bu-

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llangas procesionales y haciendo fiesta y jolgorio en muchos obis-
pados de la tercera parte del año, al punto de que Fernández de i
Navarrete decía que en Roma se celebraban "muchas menos fies-
tas que en España". El mariscal de Gramonont, que no se dejó
engañar por el aparato externo de la religiosidad, dice en sus Mé-
moires: "la falta de devoción de algunos y su mascarada religiosa
resulta difícil de comprender... Su religión es de las más cómodas
'y cumplen cuidadosamente aquello que no les cuesta gran trabajo,
Castigarán severamente a uno que blasfeme o hable mal de los
Santos y de los misterios de la fe, porque, según dicen, es preciso
estar loco para cometer un crimen que no produce placer alguno;
pero el concurrir a lugares infames, el cenar carne los viernes, el
mantener públicamente a treinta concubinas y tenerlas siempre al
lado, eso no es motivo de escrúpulo para ellos". Y que no exa-
geraba el mariscal nos lo confirma un papel de la época—Ms. V,
196. Biblio. Nac.—en el que se asevera que "el estupro, el aman-
cebamiento, el adulterio pasan por galanterías ; la deshonestidad no
se conoce ya de andar en público por las calles y las plazas". Las
gentes acudían a las iglesias "como a feria de liviandades, donde
se hace demostración de la mercaduría y se concierta". En "el
programa político de un arbitrista anónimo"—Maura y Gamazo,
Curios II y su Corte, t. I, págs. 467-498, apéndice 2°—se nos ad-
vierte que "los sacerdotes andan por esas calles hechos rufianes,
galanteando mujercillas, acompañándolas y hablándolas con mucho
desahogo y desembarazo".
Consistía la religión—y, \ oh dolor !, sigue consistiendo—en pu-
ras prácticas externas, no en disposiciones espirituales. Se oía mi-
sa, se iba a la procesión, se rezaba ostensiblemente el rosario, se
reverenciaba a los ministros del culto, se hacía alarde de un cato-
licismo casi agresivo—pues para el español su catolicismo es el
mejor de todos ; un catolicismo hecho de encargo en las sacristías
celestiales—; pero nadie conocía a Dios, y consecuentemente nadie
amaba al prójimo. A la fe que acalora las almas y las predispone
para las grandes empresas, había sucedido una religión llena de ar-
'timañas y componendas, mejor dicho, una superstición baja y de-
cadente.
Creían las gentes en la necromancia, hidromancia, lecanoman-
'cia, cate£troinanciaj enuxumanteia y otras muchas artes de adivi-

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8':^ i „ v i Gilí A

nación y liechiccria. Los muertos abandonaban los sepulcros para


pedir que... les dijesen misas. Monjas y beatas—María de la Con-
cepción, la toledana Lucrecia, Juana la Embustera, Manuela de
Jesús María, la monja de Carrión, Gabriela de San José—prede-
cían muertes y desgracias nacionales, fingían visiones, se esculpían
en las manos las insignias de la Pasión, patraneaban a su antojo
en aquella atmósfera propicia a toda especie de innoble sobrenatu-
ralismo.
Se tenían por reales a los duendes que eran, dice el P. Fuente
la Peña, "cierta especie de animales aéreos, engendrados por la
putrefacción del aire y vapores corrompidos" y a los energúmenos
que "hablaban idiomas ignotos, manifestaban cosas ocultas y dis-
tantes y mostraban fuerzas superiores a las naturales". Se emplea- Í
ba p a r a dominar a los hombres y a las mujeres "la uña de la :
gran bestia", las piedras bezoares o unas figurillas de cera que en-
cerraban gran virtud, se exorcizaba al rey Felipe IV poco antes
de morir, y de Carlos II decía un memorialista anónimo—Ms. V, '
196. Biblio. Nac.—que los de la Junta habían intentado hacer de ;
él un cuerpo sin alma, "un cadáver hediondo que yace en el se-
pulcro de sus malos olores". Se interrogó al... demonio para saber
de cierto si estaba hechizado, y éste contestó : "juro a Dios que es
verdad que el rey estaba hechizado", y que debía dársele como re-
medio un "cuartillo de aceite en ayunas". Es decir, que en medio
de aquel tremendo confusionismo mental y religioso, la Iglesia
entabla relaciones con... Lucifer, que jura sobre el ara por Dios y
por los Santos Sacramentos. "Precediendo, dice el cura de Cangas
en una de sus cartas, juramento del demonio por el Santísimo
Sacramento le pregunté en qué se había dado hechizo al rey. Res-
pondió: en chocolate a 3 de abril de 1675. Pregúntele de qué se
había confeccionado. Respondió : de los miembros de un hombre
muerto. Pregunté: ¿cómo? Respondió: de los sesos de la cabeza,
para quitarle el gobierno; de las entrañas, para quitarle la salud,
y de los ríñones, para corromperle el semen e impedirle la gene-
ración". Y por fin, I el demonio ! acaba por declarar que no pasen
cuidado, pues ¡¡¡tienen a Dios y a su Santa Madre de su parte, y
asi no hay que temer!!!
España se despoblaba. Se me asegura—marqués de Villars,
Despacho del 22 de febrero de 1681. Archivos del Ministerio de

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Negocios Extranjeros. Correspondencia de España—que entre los
que se ha embarcado más de seis mil españoles han pasado a In-
dias por la imposibilidad de vivir en España".
Ortiz y Sanz—Compendio de la historia de España, tomo V I ,
página 358—lamentaba esta emigración con palabras proféticas,
invitando a los españoles a quedarse a repoblar el reino, a cultivar
los campos, a franquear los puertos al comercio, a restablecer las
fábricas y manufacturas.
Disminuía progresivamente la población, especialmente desde
la segunda mitad del siglo xvi al advenimiento de los Borbones.
En cincuenta años—^Agustín de Blas, Origen, progresos y límites
de la población de España; Madrid, 1 8 3 3 ; ^77—> población
disminuyó en 1.473.400 habitantes. De 194 pueblos de Castilla la
Nueva, de 308 de la Vieja, de 202 de Toledo, de cerca de i.ooo
de Andalucía, desaparecieron los habitantes. Las tres cuartas par-
tes de los burgos catalanes estaban deshabitados. "Pues era llano
y evidente, escribe Céspedes y Meneses, que si este estado se au-
mentase—al paso que hasta allí—, avrían de faltar a los lugares
habitadores y vezinos, los labradores a los campos y los pilotos a
la mar..."
Había en los alrededores de Segovia un territorio de veinticua-
tro leguas cuadradas que llamaban el Despoblada, y Sierra Mo-
rena era un desierto.
Pero entretanto las rentas del arzobispado de Toledo pasaban
de 200.000 ducados y en sólo Castilla la Iglesia poseía propiedades
por valor de más de 850 millones de reales. Toda la tierra de Es-
paña era de eclesiásticos y de nobles. En el reino de Toledo, el
duque de Medinaceli cobraba de rentas 150.000 ducados. Se im-
portaba el trigo, la cebada, todo. Y si de la agricultura pasamos a
la industria, ¡ qué decir ! En manos de genoveses y venecianos des-
de el siglo xvi, Carlos II no hizo más que seguir las huellas de
sus precedesores. Se usaban abrigos ingleses, sombreros de Lom-
bardia, calzado de Alemania. Los tejidos de lino se compraban en
Holanda, las batistas en Cambiai, las sargas en Amiens, y casi"
todas las demás telas en Florencia y Milán.
No había más ingenieros que Carlos y Fernando Grunemberg,
que trajo de Flandes doña Ana de Austria. Era deshonra trabajar
en las artes mecánicas. Los ingenios de azúcar de Granada y Má-

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laga desaparecieron en el reinado de Felipe IV bajo la presión de
las alcabalas e impuestos de todo género. Se arruinaron las manu-
facturas de seda de Sevilla y Granada. Sallan del reino el lino, el
pelo de cabra, el algodón, para regresar fabricados. Los fabrican-
tes de papel, de sombreros, de botones, de peines, de porcelanas,
cesaron de trabajar. Era aquélla una bancarrota general. De Ma-
drid salían la plata y los muebles para el extranjero a carradas.
Los intereses de la deuda absorbían en tiempo de Carlos II un ter-
cio de los ingresos generales (i). Ciento sesenta mil extranjeros
establecidos en nuestro territorio tenían casi el monopolio del trá-
fico con las colonias.
Había contra el comercio los mismos prejuicios que contra la
industria. Mientras Luis X I V ennoblecía a los principales comer-
ciantes de su reino, Carlos I I obligaba a los comerciantes france-
ses, genoveses, venecianos, flamencos, holandeses y portugueses que
residían en la capital a establecerse en la calle de Atocha, bajo
pena, no obedeciendo, de confiscación de bienes. Es decir, los ais-
laba como si su contacto fuera poco menos que impuro. Y a decir
verdad, el pueblo trataba a los mercaderes y negociantes como a
los judíos en la Edad Media. Como en 1685 gentes malévolas es-
parcieran el rumor de que el rey había sido envenenado por la
reina a instigación del embajador de Luis XIV, el populacho se
reunió en la puerta de Atocha para asesinar a los comerciantes
franceses—Despacho del marqués de Fouquières de 25 de julio
de 1685. Archivos del Ministerio de Negocios Extranjeros.
La pobreza era en los días de Carlos II trágica, espantable. L a
carestía a que por la injuria de los tiempos, escribe un contempo-
ráneo—Ms., pág. 154. Biblio. Nac.—, han llegado todas las cosas
precisas de la vida humana es tan grande, que absolutamente casi
no se puede comer ni vestir por la excesiva costa que tienen los
bastimentos. Y para que vea V. M.—añade un memorialista—cómo
están sus vasallos y el sustento tan corto con que se alimentan,
tengo averiguado que se gastan en Madrid 7 5 . 0 0 0 libras—de car-
ne—. Hay en él 3 0 0 . 0 0 0 personas, cuando muy menos, y a esta

( i ) " N o s e e n c u e n t r a ya—-escribe C á n o v a s ; loe. cit., pág. 1 4 1 — i n d a s t r i a


por o t r a parte, ni poca, ni m u c h a ; ni c o m e r c i o , ni obra a l g u n a de i n t e l i g e n -
cia o prosperidad." L o q u e si e n c o n t r a m o s p o r t o d a s p a r t e s e s c o n t r a b a n -
distas, d e s d e l o s g o b e r n a d o r e s a l o s v i r r e y e s .

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cuenta vienen a comer unos y otros a cuarterón de carne, y qui-
tado el hueso que les queda, no comen más, no porque no lo nece-
sitan, sino porque no tienen para ello.
En el papel Los coches de Alcalá, dice el labrador : "Un poco
de mal pan cuesta i 8 cuartos; otro tanto una libra de piltrafas;
poco menos una azumbre de supía o agua envinada, y los demás
bastimentos tan por las nubes, que todo vale mucho sino el dine-
ro"—Semanario erudite?, t. V.
En otro atribuido a Ibáñez de Segovia se lee : "Si pretende
abonar el presente Gobierno díganos vuesa merced en castellano
ramplón: ¿hemos mejorado algo o sólo empeorado todo? Si vuesa
merced confiesa lo segundo, ¿para qué ese papel? Pero si quiere
persuadir lo primero, responda claro y derecho : ¿ Hay menos tri-
butos? ¿Hay menos donativos? ¿Ha bajado el precio de los basti-
mentos? ¿Hanse reparado las Armadas? ¿Hanse perdido menos
plazas y de menos importancia? ¿Hay, acaso, mejor disposición de
que el pueblo se alivie, el reino se desempeñe y la fortuna se me-
jore? Pues si no hay nada de esto, sino todo lo contrario, ¿para
qué intenta vuesa merced embrollar la verdad con frasetines?"
El conde de Rabenac—Despacho del 5 de febrero de 1689. Ar-
chivo del Ministerio de Negocios Extranjeros de Francia—trans-
mite a Luis X I V detalles curiosos que vale la pena de trasladar:
"Madrid está lleno de un gran número de paseantes y de pobres
que piden limosna. Los hay de todas las edades y aparejos : desde
los sesenta años hasta los trece. Entre éstos se hace la leva. Se les
dan zapatos y un justillo, y hasta que el regimiento se completa,
andan gastando por Madrid dos reales y medio por día. Pasan re-
vista ante el rey, pero como existe una absoluta impunidad para
los desertores, estas mismas gentes se enrolan hasta cuatro y cin-
co veces sin salir de Madrid..."
¿A qué clase de envilecimiento espiritual necesita llegarse para
ser toda una nación víctima de clérigos y mujerzuelas? Pues un
día de septiembre de 1699, estando el rey en Palacio, entró una
mujer frenética y ya en "su real presencia prorrumpió en cláusulas
dislocadas, enfureciéndose de tal modo que parecía una furia in-
fernal", lo que dio motivo para que la siguieran e interrogaran so-
bre el maleficio de que era víctima el monarca, a ella y a otras
hembrecillas de su laya.

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¿Qué había de suceder en aquella monarquía donde el inquisi-
dor general se ponía en comunicación directa con el demonio, dan-
do crédito a las estúpidas patrañas de un cura de monjas? ¿Ni
qué podía esperarse de un país lleno de sacerdotes de toda índo-
le—"de que resulta verse ya en España, escribe Navarrete, tal
número de clérigos mendicantes..."—, al punto de enervarse las
fuerzas económicas—"con la multiplicación de tantas religiones y
tantos conventos, es forzoso que a los labradores se les recrudezca
la carga..."—, pues nobles y plebeyos aspiraban a la tonsura unos
para gozar las ricas prebendas, otros para comer descansadamente,
"por comodidad propia", dice Alcázar de Arriaza? De donde so-
bre arrebatarle al menestral todo medio de desenvolverse, iba
creándose en España esa especie, que dura, del clérigo sensual,
díscolo, ambicioso, perturbador de la paz y de la concordia reli-
giosa, i Cómo no sería el abuso, que el Rey Hechizado, juguete
de confesores y de beatas, aprobó una ley en la que se decía que
"siendo conveniente poner límite a la fundación de nuevos con-
ventos, en lo sucesivo no se otorgarían licencias para ello..." !
¡Figuraos adonde llegarían las demasías! Y es que ser en
España cura o fraile por entonces valía tanto como ser inmune.
Por la llamada Bula de la Cena se excomulgaba "no sólo a los
que obligan a colectar al clero, sino también a los que admiten y
consienten voluntariamente la exacción". Reclamando defensores
hacían bien, pues ¿a qué otra cosa podían dedicarse los sopistas
que a defender a los que les daban gratis el condumio? España
era una charca pestilencial.
Lo que ocurría en la esfera religiosa se trasuntaba a la lite-
raria y artística. Bances Candamo renunciaba a las letras, mientras
escribían con fortuna los más descabellados y extravagantes plumí-
feros ; se desdeñaba a Carreño y a Claudio Coello por Lucas Jor-
dán; Nicolás Antonio tenía que publicar sus primeras obras en
Roma.
Se prefería a toda otra clase de estudios el del Derecho, no
para interpretarlo rectamente, sino para convertirlo en fautor de
añagazas, embrollos y litigios.
De las Universidades hablan el P. Feijóo y Alvarez Ossorio
como de lugares donde se perdía el tiempo en sutilezas y nonadas,
y donde los profesores controvertían hundiendo "el aula a gritos",

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afligiendo "todas sus junturas con violentas contorsiones". "Poco
les falta para hacer pedazos la cátedra con los furiosos golpes de
pies y manos."
En la Empresa L X I X , Saavedra Fajardo culpaba de nuestra
decadencia a la empresa de América. Asombrado el español por los
tesoros, harto fantásticos, del Nuevo Mundo, pronto abandonó las
habituales faenas. "Arrimó, escribe, luego la agricultura el arado
y vestida de seda, curó las manos endurecidas por el trabajo. La
mercancía con espíritus nobles trocó los bancos por las sillas o
jinetas y salió a ruar por las calles. Las artes se desdeñaron de
los instrumentos mecánicos. Las cosas se ensoberbecieron y des-
estimada la plata y el oro levantaron sus precios..."
Ese tipo de hidalgo harapiento del siglo xvii fué el paradigma
durante mucho tiempo del español. El mariscal de Grammont llama
a España "nación orgullosa, soberbia y holgazana", y el embaja-
dor veneciano Mocenigo se extraña de ver cómo los españoles
"aborrecían rebajarse a la aplicación mercantil", permitiendo a los
extranjeros enriquecerse, por ser "más amantes del ocio que in-
clinados al trabajo".
Algo había d e todo; pero sobre ninguna otra cosa la desidia
de un país que no quería salvarse. De seguro que los gobernantes
tampoco hacían nada por comunicarle ese estímulo y esa esperan-
za (i). Pero ¿qué iba a comunicade aquel seco y desabrido con-
destable de Castilla, o aquel almirante ligero y frivolo que nunca
se había cuidado de sus negocios, cuanto más de los públicos, ni
aquel duque de Alba sin experiencia, ni aquel marques de Astor-
ga "abismado en la pereza y en los placeres licenciosos", o aquel
don Pedro de Aragón ya ochentón, o el duque de Medina de las
Torres que repartía su poltronería "entre comer y dormir", o aquel
conde de Chinchón "pobre de espíritu y de bienes", o el cardenal
Portocarrero insuficiente e incapaz, o aquel duque de Osuna ca-

( i ) E l P . M c n d o , en su Príncipe perfecto y ministros ajustados, escri-


bía del m i s m o t e n o r : "... q u e j á m o n o s de que no hay g e n t e s y n o n o s había-
m o s de quejar sino d e que no hay g e n t e que se aplique al trabajo". El v u l g o
"tiene por cosa vil el trabajar y por noble el holgar", apunta Gutiérrez de
los R í o s . Y n o es que l o s españoles carecieran de inteligencia y h a b i l i d a d ;
es que, c o m o decía Foscarini en su Relación, "teniendo m e d i o s d e salvar a l
E s t a d o , no lo salvan, porque n o quieren". E s a es la verdad, y no el q u e
l o s españoles tuviesen, c o m o dice A l v a r e z O s o r i o , "natural d e v a g a b u n d o s "

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prichoso y "vano hasta la locura", o el avaro marqués de Liche,
o aquel marqués de los Balbases cuyo mérito consistía en ser un
hábil secretario, o el don Pedro Fernández del Campo, secretario
de Estado y del despacho universal, hombre "sin que mantenga pa-
labra de lo que promete, únicamente con miras a aprovecharse de
su cargo"? ( i ) .
Sin que se suponga que vayan recargadas las tintas, pues que
apenas si aprovechamos la literatura harto mordaz de la época (i).
Has de saber, escribe un anónimo—Ms. Kk, 14. Biblio. Nac.—,
que la Monarquía no está moribunda, sino muerta. Tal la tenían
parada los validos y gobernantes. Por su parte, el pueblo, alejado
de los negocios públicos, no se manifestaba si no era en el terreno
de la ilegalidad y de la violencia, amotinándose.
La historia de España al llegar a este momento siente el rubor '
del presente recordando el pasado.

( i ) D e s c r i b i e n d o u n libelista a l o s c o n s e j e r o s del Rey, decía en un


s o n e t o ( M s . M m . 459, Bibliot. N a c ) :

¿ Q u é h a c e el m a r q u é s d e A s t o r g a ? E s t á c o m i e n d o .
¿ Y el C o n d e d e O r o p e s a ? E s t á r e z a n d o .
¿ D ó n d e e s t á el A l m i r a n t e ? C o n f e s a n d o .
Y Astillano, ¿ e n qué piensa? Está durmiendo.
¿ Q u é h a c e el I n q u i s i d o r ? E s t á s i n t i e n d o .
¿ Y el D u q u e d e A l b u r q u e r q u e ? T i t u b e a n d o .
¿ Y el g r a n D u q u e d e A l b a ? B u f o n e a n d o .
¿ Y el C o n d e d e C h i n c h ó n ? S e e s t á m u r i e n d o .
¿ Y el s e ñ o r C a r d e n a l ? D i e n t e c o n diente.
¿ Y el d e M a n c e r a ? E s t á c o n A l d e r e t e . ,
¿ Y el C o n d e s t a b l e ? E s t á c o n la c r e c i e n t e . j
¿ D o n P e d r o d e A r a g ó n ? C o n su j u g u e t e . |
¿ E l Duque de M e d i n a ? Está inocente. 1
¿ Y el R e y ? S u M a j e s t a d e s un pobrete. j
( i ) D e d o n G a s p a r d e B r a c a m o n t e , c o n d e d e Castrillo, q u e e r a u n o de i
l o s m a n d o n e s , s e decía e n un papel d e la é p o c a : "Es la m i s m a s e q u e d a d , la \
d u r e z a de su c o r a z ó n v e n c e a l o s r i s c o s ; e s c r u e l ; e s i n d i g e s t o , e n e m i g o de
h a c e r bien, m i s e r a b l e , a t e n t o a s u s c o m o d i d a d e s , v i v o e n s u s o d i o s " ; y en
u n s o n e t o s e le a p o s t r o f a b a d e e s t a g u i s a :

E l c o n d e de_ Castrillo, e n v e j e c i d o
e n el m a l natural q u e D i o s le h a d a d o ,
si t o d o el m u n d o le h u b i e r a e n t r e g a d o ,
a t o d o el m u n d o hubiera d e s t r u i d o .

A l c o n d e d e P e ñ a r a n d a , o t r o d e l o s t a l e s , lo t e n í a n p o r "loco d e p u r o |

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Al despedirse la Casa de Austria no deja en pos de sí más
que ruinas. España es una escombrera material y un témpano
moral.
Hasta ¡un obispo! encontraba que la raíz de todos los males
estaba en la tenacidad con que conservábamos usos y costumbres,
cuando la experiencia, ya que no el mal estado de nuestros, ne-
gocios, aconsejaba cambiar.

¿Qué era España al advenimiento de la masonería sino "un


cuerpo cadavérico, sin espíritu ni fuerzas para sentir su misma
debilidad", como muy bien decía Capmany?
La muerte lo había penetrado todo. Basta ver en el Museo del
Prado el retrato del Ticiano de Carlos V y los de Velázquez y
Carreño de Felipe IV y Carlos II. En el primero de los Austrias
se advierte la penetración fina, la actividad obstinada, la fuerza
serena; en Felipe IV, la debilidad, la insuficiencia; en Carlos II, la
idiotez sin fronteras. Carlos V da la impresión de un rey; Car-
los II, la de un semihombre.
La llegada de los Borbones, y con ellos el advenimiento de la
masonería, coloca a España en un rango de pueblo afanoso por
"ver la luz", por organizarse como nación. El conde de Lacy, que
después de 1764—época en que se funda—perfecciona los estudios

v a n o , y s o n t a n t o s l o s d e s a t i n o s que d e él se c u e n t a n que si n o se v i e r a n
f u e r a i m p o s i b l e creerlos". A l m a r q u é s de A y t o n a se le a c u s a b a de h a b e r
m a n c h a d o "los a r m i ñ o s de n u e s t r a fidelidad" ( M a n u s c r i t o s M . 200 y S. 50,
Bibl. N a c ) :

U n p o e t a decía del v a l i d o V a l e n z u e l a : . '

Sin valer Valenzuela cosa alguna,


V a l e n z u e l a es quien t o d o lo atesora... ,
Y un p r o s i s t a : " . . . c o r r í a n por s u m a n u f a c t u r a l o s n e g o c i a d o s de l a s
v e n t a s de oficios...". " P a r t o a b o r t i r ò d e l a s l i v i a n d a d e s d e la f o r t u n a h u -
mana", l l e g ó c o n inusitada rapidez de s o l d a d o — p a j e de g u i ó n — a m i n i s t r o
u n i v e r s a l ( M s . V . 196. Bibl. N a c ) .
A l b o r o t a d a C o r t e d o n d e n o el m é r i t o , s i n o la c e g u e r a d e l azar, d a b a n
r a n g o y alcurnia, c o n u n rey i m b e c i l i z a d o y u n a reina d e n a t u r a l s o b e r b i o ,
a n t o j a d i z a , c o d i c i o s a , "bien hallada en el h a l a g o de las s u m i s i o n e s y en el
c e b o del p r o v e c h o " .

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del Colegio de Artillería de Segovia, es masón y padre y abuelo
de masones. Macanaz y Orri, que con la colaboración de la prin-
cesa de los Ursinos intentan acabar con la Inquisición, son maso-
nes. Bajo la influencia de los hombres progresivos—progreso, re-
forma, ilustración, luces es masonería—se establecen manufactu-
ras de vidrios, de sedas, de papel, imprentas, telares, se suprimen
las aduanas en el interior del reino, que obstaculizaban la libre
circulación de las mercancías; queda abolido el monopolio del
aguardiente ; se honra a Juan de Goyeneche, fabricante de cristal ;
regularízanse todas las comunicaciones de España con las Indias;
se establecen Academias—la de la Historia, la de la Lengua, en
Madrid ; la de Bellas Letras, de Barcelona ; la de Geografía e His-
toria, en Valladolid; la de Matemáticas, en Granada—; la litera-
tura renace ; nuestro país, en fin, comienza a divisar el camino de
Damasco.
(Continuará)

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(i) S o n e x t r a c t o s d e la c o r r e s p o n d e n c i a del H o n . A . S t a n h o p e .

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LA INQUISICIÓN EN CUENCA

EL SECRETO DE LA INQUISICIÓN

Desde la guerra de los albigenses funcionaba en Aragón y


Cataluña un Tribunal para perseguir a los herejes; pero en Cas-
tilla, a pesar del odio tradicional a los judíos e infieles, no tuvo
gran arraigo una institución semejante creada ya por Fernando
el Santo. Se dice que la misma Isabel I resistió cuanto pudo las
excitaciones de fray Alonso de Ojeda; aunque al fin cedió en 1480
por razón de Estado, estableciéndose la Inquisición en todos los do-
minios de los Reyes Católicos.
"España era un pueblo de Dios y había de pelear por Dios,
y Dios había de pelear por España en alianza defensiva y ofensi-
va contra todas las naciones, tribus y lenguas de la tierra que no
le reconociesen y acatasen." Los mismos sueños del kaiser al frente
de los protestantes alemanes, y desvanecidos en igual forma.
Los frailes habían embaucado hasta tal punto a las gentes
—luego fueron víctimas de su credulidad y fanatismo—que hicie-
ron popular y meritorio el odioso e indigno oficio de soplón, que
aún se suele cultivar entre nuestros adversarios.
Porque hay que advertir que entre los procedimientos de la
nueva Inquisición—que dirigían Torquemada en Castilla, Morci-
llo en Andalucía y Arbués en Aragón—^estaba la ocultación de
los nombres de los denunciantes y testigos, y además la confisca- ;
ción de los bienes del acusado ; de los cuales una parte pasaba a I
ser propiedad de la Corona y otra de mayor cuantía se repartía Ì
como paga a los empleados del Santo Oficio. "Cosas nuevas e \
nunca usadas e muy perjudiciales al reino", decían los querellosos •
en una apelación a los Reyes y al Papa.
Pero ni los Reyes ni el Pontífice hicieron caso. Dejaron que
Torquemada—nombrado Inquisidor General—estableciera varios
Tribunales subalternos, y de lo único que cuidaron Fernando e

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Isabel fué de asegurar el tanto que les correspondía de los inicuos
despojos que se realizaban en nombre de la fe.
Bajo la obediencia del Inquisidor General y su Supremo Con-
sejo la Inquisición española se distribuía en dos Coronas: la de
Castilla y la de Aragón; uno de los ocho Tribunales que compren-
dían la Corona de Castilla era este de Cuenca.
En todos los Tribunales se empleaban diferentes "apremios"
para obtener la confesión de delitos—a veces imaginarios—, y en-
tre ellos estaban "el potro", "el trato d^ cuerda", "el borceguí",
"la prueba del agua", "la rueda", "la barra", "las cuñas" y otros
tormentos de diferentes grados, y cuya horripilante descripción
suprimiremos, remitiendo al lector al libro Anales de la Inquisición
y a la Historia critica de la Inquisición en España, de don Juan Í
Antonio Llórente; a la Relación histórica, de José del Olmo, alcai- i
de y familiar del Santo Oficio; a la Colección del licenciado Gas- ]
par Matute y a otros muchos volúmenes de horripilante literatura. í
Y como recuerdos del famoso Tribunal en mi poder paran]
—con una venera de San Pedro mártir, diferentes títulos de fa-
miliares y comisarios y pruebas de limpieza de don Melchor de
Mendoza, señor de Mochales—las Instrucciones del Oficio de la
Santa Inquisición, hechas por el muy reverendo fray Tomás de
Torquemada y los de otros reverendos inquisidores; entre ellos el
cardenal Manrique y del padre Nithard, confesor de doña Maria-
na de Austria; y de tales instrucciones se deduce que todos los
inquisidores rivalizaban en eso de disponer de los bienes del reo
de Inquisición. Bien dijo el arcipreste de Hita:

"El d i n e r o quebranta l a s c a d e n a s o d i o s a s ;
tira c e p o s e grillos, p r e s i o n e s p e l i g r o s a s ;
al que non da dineros échale las esposas;
por todo el mundo face cosas maravillosas." ^ ^

II

AUTOS DE FE CELEBRADOS EN CUENCA

La mayor parte de los autores dicen que desde 1485 ya fun-


cionaba en Cuenca un Tribunal separado del de Murcia, celebran-

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do autos todos los años, y hasta se cita en alguno de ellos la enor-
me cifra de 200 quemados vivos, 200 relajados en estatua y 1.700
penitenciados, con la consiguiente pérdida de bienes. ¡Magnífico
agosto para los victimarios!
Del Manuscrito de Mateo López toman otros la noticia que el
Tribunal de Cuenca fué trasladado en 1498 desde Sigüenza, ocu-
pando durante muchos años las casas episcopales y las que hay en-
frente a la calle del Obispo. Y Muñoz y Soliva añade que siendo j
Inquisidor General don Gaspar de Quiroga, X L obispo de Cuenca, '
las instaló en la calle de San Pedro, frente a los Jesuítas—hoy de-
pósito del agua—, y, por último, en 1584 ocuparon casas y depen-
dencias del Castillo, que aún se llama de la Inquisición.
El domingo 18 de abril de 1 5 1 2 hubo auto público en la plaza
del Mercado de Cuenca, en el que fué condenada la bisabuela de
Fray Luis de León. En 1531 (6 de marzo) salió, entre otros, el li-
cenciado Torralba como penitenciado. También hay referencias de
otro auto celebrado en 1558 (Torres Mena, F. Caballero).
En la Biblioteca Nacional, sección de manuscritos V. 99, hay
ün tomo en cuarto que al folio 252 dice :
"Relación de las personas que salieron al auto público de la
Fe, que se celebró por el Santo Oficio de la Inquisición de Cuenca,
domingo 12 de agosto de 1590 años." En ella figuran doce personas
de una familia de Quintanar de la Orden, de apellido Mora—la
mayor parte jóvenes doncellas, cosa que tenían muy en cuenta los
inquisidores—relajadas o reconciliadas por la ley de Moisen con
confiscación de bienes. A una vecina de Huete la condenaron por
decir que los clérigos se habían de casar. Al guantero francés Clau-
dio Merti y a otro extranjero, por luteranos ; más de un galán su-
frió castigo por casado dos veces... Quién sabe si desde entonces
cantan las niñas en el corro la absurda copla :

le seguí l o s p a s o s
por v e r dónde iba.

Drama íntimo que también acaba en las cárceles de la Inquisición.


Cinco vecinos de diferentes pueblos (Valdemorillo, Garaballa y
San Clemente) fueron penitenciados por haber dicho "que la sim-
ple fornicación no es pecado". Sólo escaparon bien unos labradores

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de la Mota del Cuervo, pero sustituyéndolos tres enemigos suyos ]
vecinos del mismo pueblo. ^
"Algunas cosas que sucedieron acabado el auto." "Era inquisì- \
dor de Cuenca el doctor Arganda. María de Villanueva, viuda de
Diego de Mora; sus cinco hijas y su hijo Juan no se habían visto ¡
en veintiocho meses. Al llegar al palo Francisco de Mora y Bea- ]
triz su sobrina, les tiraron tantos palos y piedras que, dándole en \
la cabeza con una, le saltaron los sesos y le cayeron parte a un ¡
labrador en el cuello de la ropa, el cual arrancó el pedazo por no i
sufrir la mancha de los sesos de un judío. A otro le cayó sangre •
en el capote, y lo quemó, de que me certificó el Padre Ortega, de ;
la Compañía, que se halló presente." i
Esta fe de tan salvajes manifestaciones, que nos remontan a los í
tiempos bíblicos, en que el pueblo hebreo, siguiendo las inspiracio- í
nes de rudos y sanguinarios sacerdotes, continúa manifestándose ]
en años sucesivos, como prueba el manuscrito G. 1 1 5 de la Biblio- :
teca Nacional: Relación de auto de Fe que se celebró en Cuenca, '
día de San Pedro Apóstol, en 29 de junio de 1654, cuya apología i
hace un libro titulado Triunfo de la fe. j
Hubo 56 reos, de ellos diez quemados; se sentenció a galeras \
a Pedro Miranda, mozo de veinte años, y casi todos los reconcilia- i
dos lo fueron con perdimiento de bienes, multas que variaban de ;
dos a trescientos ducados, que constituían la saneada nómina del •
Santo Oficio. i
Aun poseemos datos de otros autos celebrados en el siglo X V I I I ]
en la iglesia del convento de San Pablo, en 23 de noviembre de i
1721, donde salieron varios relajados con sambenito y coroza de i
llamas, y Catalina Pinelo, que murió penitente y recibió los San- ¡
tos Sacramentos de Penitencia y Eucaristía, fué estrangulada, ha-
biendo hecho antes grandes demostraciones de arrepentimiento.
En el año 1722 se celebraron dos de estos repugnantes espec- ì
táculos; uno el 29 de junio y otro el 22 de noviembre, sufriendo;
varios la pena de azotes por las calles públicas y conduciéndolos '
con sogas al pescuezo y sambenito, con la consiguiente confisca-
ción de bienes. Tres fueron al quemadero, y debemos advertir que ^
"los médicos", es decir, la gente ilustrada, daban el mayor contin- ¡
gente de víctimas. (El doctor Cardoso, médico de Cifuentes, por-¡

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que tenía pacto con el demonio; el señor Céspedes, por contumaz ;
Francisco Polo, etc., etc.).
En 1723, de la iglesia de Carmelitas Descalzas, salió Águeda
Pacheco, y en 1725, en San Pablo, quemaron a ocho reos.

III

CONQUENSES D E NOTA PERSEGUIDOS POR L A INQUISICIÓN

No hubo gloria conquense "que pensara por su cuenta" que no


sufriera la enemiga de esa institución, causa principal de la deca-
dencia y el embrutecimiento de nuestro país. Hasta el mismo Gon-
zalo de Ayora, cronista de los Reyes Católicos, condena la ac-
tuación

de esos que por ser santos


predican religión a sangre y f u e g o

O, lo que era peor, "matando, robando y forzando doncellas y casa-


das, en vituperio y escarnio de la religión cristiana".
No fué siempre en la plaza de armas del castillo de Cuenca o en
el atrio de San Pablo donde soportaron amonestaciones, peniten-
cias y sambenitos; las cárceles de Sevilla y Valladolid saben de
las amarguras del doctor Constantino Ponce de la Fuente y Fray
Luis de León y Melchor Cano.
El primero, natural de San Clemente de la Mancha—al que se
disputaban los cabildos de Sevilla, Cuenca y Toledo, y a quien el
emperador Carlos V honraba mucho, por su saber y elocuencia—,
tenía algunos libros y papeles ocultos en casa de una doña Isabel
Martínez, perseguida por luterana. El hijo de esta dama había ocul-
tado algimos cofres con alhajas, que trataban de confiscar los in-
quisidores, y éstos, recelando la jugarreta, insistieron en sus pes-
quisas y encontraron los libros de D. Constantino Ponce de la
Fuente.
Entre aquéllos había un cuaderno de pensamientos íntimos de
su autor, el doctor Constantino, magistral de Sevilla, donde decía
"que la verdadera Iglesia no era la de los papistas y del purgato-

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rio", que era "cabeza de lobo inventada por los frailes para tener
qué comer".
El doctor Constantino—sabio latino y orientalista—fué ence-
rrado en un subterráneo húmedo y pestífero, donde tenía que su-
frir el hedor de sus propios excrementos y en el cual enfermó
y murió de disentería. Pero aún sus verdugos trataron de hacer
ver que se había quitado la vida para no sufrir el castigo, y lo
quemaron. Durante su enfermedad y proceso repetidamente ex-
clamaba: ¡Dios mío! ¿No había escitas, caníbales u otros más
crueles e inhumanos, en cuyo poder me pusierais, antes que en el
de estos bárbaros? (Auto de fe de Sevilla, de 22 de diciembre
de 1560).—Llórente.—Manuscrito de don Fermín Caballero.)
Algunos años más tarde Fray Luis de León, el excelso poeta,
salió diciende de la prisión donde había estado recluido cinco años,
acusado de imaginarias herejías:
A q u í la e n v i d i a y m e n t i r a
m e tuvieron encerrado.

Melchor Cano, el Tridentino, obispo de Canarias, a quien no


perdonaban los fanáticos su libro Juicio del Instituto de los Je-
suítas, no muy favorable a San Francisco de Borja, Láinez, Ri-
vadeneyra y otros ignacianos.
Por carta de i de febrero de 1560, Rivadeneyra comunicaba
al P. Antonio Araoz que se estaba consultando sobre el castigo
del obispo Fr. Melchor Cano. Sin embargo, sólo llegó a sufrir
postergaciones, como Vales Failde.
Don Antonio Palafox, obispo de Cuenca, fué procesado por la
Inquisición de Corte como sospechoso de hereje jansenista ; por \
su aprecio de los libros de disciplina pura y hacer poco caso de los \
teólogos escolásticos y canonistas, que se contentan con decretales \
y bulas pontificias. No pasó este proceso muy adelante, pues en j
una representación al rey que hizo Palafox, acusó enérgicamente
a los ex jesuítas vueltos a España, que no dejaron piedra por mover
para destruir a los que no fueron de su partido (i).
Alfonso de Valdés, secretario de Carlos V, y autor de famosas
obras de historia, por su amistad con Erasmo y la publicación de

(i) Vehementemente sospechoso de masón. ( N . de L.)

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su libro De capta et dirupta Roma, fué procesado por la Inqui­
sición.
La Beata de Villar del Águila (2), por descendiente de Mosén
Diego, el licenciado Torralba, el arcediano Rodrigálvarez, los pa­
triotas de 1923 son víctimas del llamado sin duda por antífrasis
Santo Oficio. Insaciable como Moloch el Santo Oficio hasta su to­
tal desaparición, devora en Cuenca muchos hombres y fortunas.
JUAN JIMÉNEZ DE AGUILAR (3)

(2) C u y a b i o g r a f í a p u b l i c a r e m o s en o t r o s v o l ú m e n e s d e e s t a Revista.
(3) N o s e s m u y g r a t o a v a l o r a r e s t e v o l u m e n c o n la firma del m u y q u e ­
rido h.'. J u a n J i m é n e z A g u i l a r , c u y a s i n v e s t i g a c i o n e s h i s t ó r i c a s y e s t u d i o s
científicos g o z a n de bien g a n a d a f a m a en l o s c í r c u l o s intelectuales.

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NUESTRO H;. JUAN VAN HALEN,
"EL OFICIAL AVENTURERO".

Pío Baroja es, aparte del primer novelista actual, hombre dado
a los estudios históricos del siglo X I X , y aunque ya en el volu-
men II de LATOMIA hemos dado algunas características biográficas
de Van Halen, no queremos sustraernos a extractar todo cuanto
en el libro últimamente publicado con el título que encabeza estas
líneas por el autor de las Memorias de un hombre de acción, cree-
mos más interesante para nosotros.
Piensa Baroja que "uno de los hombres del siglo x i x , si no
famoso, de personalidad muy destacada y pintoresca, fué don Juan
Van Halen. La acción de Juan Valen se desarrolló no solamente
en su país, sino en el mundo"—página 9—. "Todos los que cono-
cieron a don Juan Van Halen en su juventud están conformes en
pintarle como hombre inquieto, inteligente, de conversación agrada-
ble, donjuanesco... Su nombre sugiere el donjuanismo... El tipo de
don Juan Van Halen recuerda un poco al Don Juan de Byron.
Como el héroe del poeta inglés, era andaluz, esbelto y atrevido..."
—página I I — . Y más adelante—página 12—añade que "era sim-
pático, espléndido, liberal a la manera de los militares, ambicioso,
que estuvo a punto de dar un golpe de Estado en Bélgica : un ver-
dadero condottiere". Hemos subrayado lo de "liberal a la ma-
nera de los militares" porque creemos que desdichadamente en
aquella época no habia otra manera de serlo, pues al fin y al cabo
liberalismo significaba entonces amplitud de espíritu y un cierto
sentimiento de universalidad. Eran los militares españoles del si-
glo XIX gentes que andaban más por el mundo que los de hoy, y
de los sitios en que permanecían ya prisioneros, ya peleando, traían
el afán reformador, que tenía en las logias su más alta expresión.
Pero no es éste el lugar de establecer distingos entre el liberalismo
de militares y civiles. Acaso en nuestro país, impregnado de drama-
tismo, el sentido liberal no pueda desembocar nunca en lo que es
culmen y desiderata de los países civilizados : la tolerancia.

** *

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Recoge Baroja en el capítulo II de su biografía las diferentes
opiniones que sobre Van Halen han dejado sus contemporáneos.
De algunas, como las de Alcalá Galiano, hemos transcrito ya en
otro lugar lo más esencial. De otras queremos tomar breve nota.
El mariscal Suchet dice en sus Mémoires, refiriéndose a la deser-
ción de Van Halen del ejército francés, que don Juan "déconcerté
s'échappa seul, monté sur un cheval dérobé et laissant à Barcelone
des dettes criardes". Esto de las "dettes criardes" puede ser una
atribución más o menos exacta del mariscal.
Quin, en las Memorias históricas sobre Fernando VII, al ha-
blar de los "individuos del Gran Oriente" que fueron presos, "se-
pultados en los calabozos y tratados con suma crueldad" en 1816,
menciona a Van Halen, "cuyas singulares aventuras no carecen de
interés bajo much'os aspectos".
En el Catálogo del Museo Naval antiguo, se lee que "perteneció
a la sociedad masónica, y, complicado en una conspiración en 1816,
fué encerrado en las cárceles de la Inquisición, donde sufrió tor-
mento para que declarase, logrando, al fin, por su sagacidad, fu-
garse".
Menéndez Pelayo dice, tomándolo de Usoz del Rio, que si
bien la Inquisición lo procesó, es casi seguro que no se le
aplicara tormento. Baroja, con muy buen sentido, comenta que
lo de que Usoz del Río no crea en lo del tormento de Van
Halen "no tiene valor denegatorio ; es una opinión". ¿ Por qué no
habían los inquisidores de usar del tormento para arrancar secretos
a un masón? "El que Usoz del Río—añade Baroja—fuese protes-
tante o cuáquero, no significa nada, porque en el fondo era un cle-
rical"—página 25—. Por lo demás, Usoz tenía diez años cuando la
prisión de Van Halen.

* * *

Juan Van Halen-Sarti-Murphy y Castañeda es—escribe Baro>


ja—-un anglogermanoitaloespañol ; un producto que manifiesta el
brío de la mezcla de razas o exogamia ; del caos étnico, que diría
H. Stewart Chamberlain—página 3 3 — . Sin hacer demasiado hin-
capié en este barullo de razas, no es posible dejar de inferir que a

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él debe Van Halen esas condiciones excepcionales que había luego
de manifestar para la acción.
Prescindiendo de detalles de la biografía, que ya se dieron en
otro lugar, consignemos uno que honra a nuestro h.-., y del que
hablan no sólo él, sino historiadores concienzudos. Por Van Halen
sabemos que después de Trafalgar fué nombrado oficial, y que "en
esta calidad, cuando contaba apenas dieciocho años, me encontré en
Madrid en la época de nuestra gloriosa insurrección, y en el san-
griento día Dos de Mayo combatí contra los opresores, a la cabeza
de un grupo del pueblo, hasta que una herida atajó mis esfuerzos".
Pérez de Guzmán—El dos de mayo de 1808 en Madrid, pág. 397—
confirma esta versión, y dice que acompañado don Juan de su
amigo Hezeta, alférez de fragata, "llegaron al Parque de Artillería ;
consiguieron a todo ruego que les abrieran los almacenes ; distri-
buyeron armas y municiones y repartieron la gente en las avenidas
de aquel cuartel".
El brío de don Juan en 1808 contrasta con su versatilidad al
aceptar un cargo cerca del rey José, y aunque él lo explica en el
folleto Restauración de las plazas de Lérida, Mequinenza y castillo
de Monzón por medio de una estratagema..., Madrid, 1 8 1 4 , no pue-
de dudarse de que en la cabeza del joven Van Halen bullían por
entonces ambiciones desmesuradas. José, retirado en Morfontaine,
infligió a Van Halen, que había ido a ofrecérsele como subdito que
deseaba seguir su suerte, el más terrible y ultrajante desdén: lo
arrojó de su presencia, ordenando a los criados que nunca más
le permitieran la entrada. ¿Qué pudo inducir a José Bonaparte a,
tan extraordinaria resolución? Van Halen no pudo saberlo nunca,
aunque lo intentó estando ambos en Filadelfia. La carta de don
Juan al ex rey de España, quedó sin contestación. Ni entonces hubo
aclaraciones ni, que se sepa, cuando en 1835, invitados ambos per-
sonajes—José I, conde de Survilliers, y Van Halen, teniente gene-
ral belga—:en Londres por Mendizábal, tampoco.

* **'

Quería Van Halen volver a España, y para realizar su anhelo


estaba dispuesto "a arrostrarlo todo". Logró una clave destinada
a descifrar las correspondencias militares francesas. "Entregó a

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los generales Eróles y Copons, escribe Baroja—páginas 52-53—la
clave, y se aseguraron de su exactitud confrontándola con la co-
rrespondencia del mariscal Suchet, cogida a los espías (i). Enton-
ces formaron el plan de apoderarse, por medio de órdenes y ca-
pitulaciones fingidas, de las plazas fuertes ocupadas por los fran-
ceses al otro lado del río Llobregat. Para la ejecución del proyecto
se llamó a un maestro de dibujo del colegio de Reus, apellidado
Daura. Este imitó los documentos, sellos y firmas con la mayor
perfección. Y a preparada la falsa documentación, le tocaba obrar
a Van Halen. Vestido con uniforme francés y fingiéndose ayudante
del mariscal Suchet, se presentó al frente de varias ciudades, en
las que todavía ondeaba la bandera francesa, como negociador en-
cargado por el gobierno de París para evacuar las plazas. La pri-
mera fué Lérida. El comandante dio las órdenes de marchar a la
guarnición francesa; salió, creyendo reunirse al grueso del ejérci-
to; llegó, después de cuatro días de marcha, a los desfiladeros de
Martorell, donde, envuelta por fuerzas españolas muy superiores,
se vieron precisadas a rendirse. Así pagó Van Halen la deuda que
tenía con España, quedando, por este medio, libres Lérida, Mequi-
nenza y Monzón."
¿Qué pensar de esto? Van Halen se defiende de la andanada
que en sus Memorias le dispara Suchet—"Un oficial español, de
origen belga u holandés, que había servido al rey José, fué, por
orden del duque de Peltre, al Estado Mayor del ejército de Cata-
luña, desertando de improviso, y montado en un caballo, que
no era suyo, y dejando un sinfín de deudas, se llevó la cifra de
la correspondencia..."—diciendo que no estaba por entonces al ser-
vicio de Francia y que era español, y que el mariscal de referencia
había hecho general y condecorado con la Legión de Honor al
gobernador de Peñíscola, García Navarro, que traidoramente había
entregado la plaza a los franceses.
Las Cortes restablecieron a Van Halen, por aclamación, en to-

( i ) D i c e V a n H a l e n : "... n o pude encontrar o t r o m e d i o que el d e h a -


cerme u n a copia de la clave de c i f r a q u e usaba el mariscal Suchet. P r o t e s t o
que jamás ésta m e f u é confiada, antes bien, e x p e r i m e n t é sobrados obstácu-
l o s en procurármela. C o m b i n a d a la h o r a d e mi salida, dejé a Barcelona,
r e u n i é n d o m e a las tropas nacionales, q u e m e esperaban y s e hallaban m á s
próximas".

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dos sus derechos de ciudadano, para que continuase "dando días de
gloria y satisfacción a su patria".

Con el miserable Fernando V H regresaba a España en 1814


el absolutismo más feroz y humillante que haya padecido pueblo
alguno, sino es la Venezuela actual.
Para defenderse de él, los espíritus liberales de la época for-
maban de nuevo sociedades secretas, cuyo principal objeto, dice
Baroja, era "crear un ministerio" "capaz de desilusionar con sus
consejos al monarca". Frente a la llamada facción apostólica, parti-
daria del Tribunal feroz de la Inquisición, "se levantaban las so-
ciedades secretas inspiradas por la masonería", apunta Baroja.
Cierto que entonces sólo la masonería tenía positivo influjo. Aun
no habían comenzado las disensiones que dieron lugar a la "comu-
nería" y los carbonarios tardarían en aparecer. De suerte que de-
cir de 1 8 1 4 a 1820 sociedad secreta, equivale a decir masonería.
Granada—Heliópolis en los documentos masónicos—dice Baro-
ja que era, al finalizar el año 1 8 1 5 , "la cuna de una asociación pa-
triótica, y fué tal el impulso que dio al espíritu público que un año
después se extendía por todas las ciudades de España"—pág. 66—.
Y añade que muchas personas de talento, tanto en el estado ecle-
siástico como en el civil y militar, se afiliaron a estas sociedades
secretas. La juventud militar corrió con la natural generosidad a
ser la primera en afiliarse, dispuesta a sacrificarlo todo, y no tardó
el ejército en contar en sus filas con jefes decididos que pensaban
llevarlo a la gloria. La verdad es que mucho antes de esa fecha
la masonería estaba extendida por toda la Península y que los
oficiales y sargentos prisioneros en Francia hasta entonces regresa-
ron casi todos "iniciados". Y no eran pocos, por cierto. Un histo-
riador cree que pasaban de 3.000.
Parece que Van Halen, indignado de que padeciesen en las cár-
celes, por el hecho de ser liberales, los hombres de más noble espi-
ritu con que contaba el país, se arrojó a visitar en sus mazmorras
a varios de ellos, especialmente al capellán Villanueva y a Larra-
zábal, quienes le imbuyeron, cree Baroja, "las primeras ideas de li-
bertad" y el odio a la cerrilidad clerical de aquella época. La Poli-

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cía, que espiaba a cuantos iban a visitar a los presos, dio el soplo
de que Van Halen era uno de ellos, y muy luego se cursaron órde-
nes para que el regimiento en que servía Van Halen saliese para
Jaén.
Y a en la ciudad de la alta Andalucía, Van Halen, que tenía
bastantes amigos, se dedicó a propagar los ideales masónicos. Tales
fueron en este orden sus actividades, que hallándose "un día 8 de
diciembre" invitado a comer "en casa de un señor rico", se le
presentó su asistente cuando iban "a sentarse a la mesa" diciéndole
que lo esperaba en su casa el coronel Hore con otro oficial más.
En efecto, así era. Iban a comunicarle la orden de arresto. A los
pocos días—el 17 del mismo mes—fué el coronel a decirle que al
día siguiente debía salir conducido para un castillo de la costa ma-
lagueña—el de Marbella—. Advirtióle el coronel Hore—que al fin
y al cabo era su amigo—que había destruido alguno de los docu-
mentos que podían comprometerlo, y ambos, emocionados, se estre-
charon la mano en señal de despedida.
Durante el viaje, que duró cuatro días, uno de los oficiales de
la escolta, sin duda h.-., se le acercó para ofrecerle su dinero y su
caballo, lo que rehusó Van Halen, para no comprometerle.
Cuál no sería la sorpresa de Van Halen viendo que al llegar a
Marbella se le encierra en una sala del Ayuntamiento del pueblo,
junto a un altar que allí habían improvisado, y rodeado de una
guardia de infantería. "Estaba en capilla." A poco entró el gober-
nador de la plaza, seguido de dos frailazos, invitando a Van Halen
a que aprovechase los pocos momentos que le quedaban de vida.
"Van Halen, escribe Baroja—^página 73—, se indignó al oír estas
palabras, y empezó a blasfemar, a insultar al gobernador, al rey
y a los frailes. Estos, al ver los efectos de su irritación, salieron
corriendo de la sala, seguidos del gobernador."
Instantes después llegaba frente al Ayuntamiento un correo con
orden de trasladar a Málaga a don Juan, donde pudo cerciorarse,
porque así se lo dijo Montijo, que de Granada había llegado a ese
efecto, que la orden del rey era que fuese "pasado por las armas
así que llegue—a Marbella—, sin más dilación que la necesaria
para hacer sus disposiciones religiosas."
Montijo ofreció llevárselo con él a Granada, infundiéndole tran-
quilidad. "El conde, escribe Baroja—página 78—, hizo cuanto pudo

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para que no se llegara a realizar a mansalva el fusilamiento de
Van Halen." Claro es que las relaciones de fraternidad masónica
le obligaban a ello.
En realidad, la orden de fusilamiento era falsa, y Fernando V I I
dio la de que se le pusiera en libertad y se le restituyera en su desti-
no a Van Halen, que para entonces estaba ya en Granada. "Muy
extraordinario pareció a Van Halen, apunta Baroja—página 7 9 —
este desenlace tan rápido, y por si acaso, no creyó prudente volver
a Jaén con sólo su pasaporte."
Quedóse, en efecto, en Granada autorizado por el conde de
Montijo, y alli se afilió a una logia, donde, por cierto, hubo un
juicio contradictorio sobre si Van Halen habia traicionado o no la
confianza masónica del mariscal Suchet. Baroja supone que Van
Halen se inició en Granada. ¿ Cómo, entonces, hace propaganda ma-
sónica en Jaén? ¿ Y cómo lo salva Montijo, Gran Maestre por aque-
llos dias, si no pertenecía a la Orden? Se trata, repetimos, de una
"afiliación", y no de una "iniciación".

* **

La conspiración de Murcia, ciudad a la que había sido desti-


nado Van Halen, es una de las páginas más lamentables en los
fastos de nuestro don Juan.
Espíritu proselitista, tan pronto se establece en la capital levan-
tina Van Halen formó una logia, a la que pertenecieron don Igna-
cio López Pinto, oficial de Artillería, hermano de don Juan, tam-
bién artillero, fusilado en Málaga con Torrijos en 1831 ; el más tar-
de magistrado don Juan Romero Alpuente, un farsante lleno de
frialdad y de pedantería; el joven brigadier Torrijos y una porción
de personas más, en su mayoría oficiales del ejército. Entusiasmado
Van Halen con la idea de la conspiración, estableció logias por todo
Levante—^Alicante, Cartagena, etc.—. Estaba ya la coordinación
muy adelantada. Todas las logias de Cataluña y de la región levan-
tina se entendían por conducto de Van Halen con el Gr.-. Or.-. de
Granada. En 1817 éste pasaba a Madrid, para centralizar las acti-
vidades masónicas en toda España. Se trataba, como en carta de-
cia Torrijos, de "aniquilar el yugo opresor que envilecía nuestra
patria".

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Un don Antonio Calvo, a quien Van Halen se confió al punto i
de tenerlo por huésped en su casa, que era la de la logia, y de i
entregarle unos papeles de importancia, fué el denunciante de la!
conspiración. i
"El día 2 1 de septiembre de 1 8 1 7 , escribe Baroja—páginas 9 2
y 93—el general Elia recibió órdenes d e la corte para apoderarse
de la persona de Van Halen. El comandante mihtar de Orihuela, I
Uriberri, fué el encargado de ir por la noche a la ciudad, acompa- j
n a d o de tropa... Pocas veces salía Van Halen después de cenar;]
pero aquella noche tenía una cita con cierta dama. Salió a eso de i
las once, y a las once y media estaba la casa rodeada de tropa. \
Dos hombres embozados, el brigadier Uriberri y el decano de la j
Inquisición, daban en la puerta grandes golpes. :
"Salió el asistente a la ventana, y le mandaron abrir. 1
"—No puedo—contestó—, porque mi amo no está en casa. 1
"Se le reiteró la misma orden con tono amenazador; pero él,
cogiendo el fusil, hizo ademán de apuntar. Asustado el inquisidor, j
desapareció ; se adelantó un oficial con algunos soldados, y quitan- J
dose Uriberri la capa, se d i o a conocer al asistente. Echaron abajo i
la puerta, entró Uriberri precipitadamente en la casa, y, como si Ì
estuviese enterado de las costumbres del amo, se dirigió con sus j
agentes al sitio en que Van Halen acostumbraba a tener_ guardados 1
sus documentos, examinándolos todos. •
"El asistente y la criada fueron arrestados, no pudiendo inten- l
tar advertir a Van Halen de lo que ocurría... ;
"Eran ya las tres y media cuando llegó Van Halen a la puerta ; i
estaba cerrada ; llamó, y el asistente, a quien obligaron a asomarse |
a la ventana, abrió desde arriba ; entró en el patio, y en la escalera ;
se vio rodeado de bayonetas dirigidas contra él. Uriberry, desde lo \
alto de la escalera y con voz fuerte, dijo :
" — ¡ En nombre del rey, dése usted preso 1"
Antes de encarcelar a Van Halen en los calabozos de la Inqui-
sición—"a ochenta pasos del río Segura; la humedad, los mosqui- ;
tos que entraban por las claraboyas, las cadenas y las argollas em- i
potradas en el poyo de piedra destinado a servir de cama, hacía j
este encierro horrible"—página 9 4 del citado libro de Baroja—, ha- j
bía pasado por la casa de don Serafín del Río, "y le apresó, así ;

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como al platero Esbry, a quien habian traído de Lorca, arrestado
en medio de la feria de aquel pueblo".
Allí, en los calabozos, debió pensar Van Halen en su torpeza
entregándose ingenuamente a Calvo. Y por si alguna duda le que-
dara, se la disipó Serafín del Río, compañero de prisión, un día
en que Van Halen, autorizado por el decano Castañeda, paseaba
por los pasillos de la cárcel y acertó a pasar por frente a la espe-
lunca del don Serafín. Con Esbry no podía conversar por ser el
platero sordo en sumo grado.
Así las cosas, una mañana se presentó a Van Halen, como
acostumbraba. Castañeda, advirtiéndole "que el sentido oscuro y
misterioso de sus documentos" hacía crítica su situación.
—Si yo pudiera hablar con el rey—le contestó Van Halen—
pronto se explicarían todos los enigmas.
A Castañeda le pareció bien aquella idea, y proporcionándole
a Van Halen recado de escribir, dióle palabra "de despachar inme-
diatamente un correo con su carta".
El 28 de septiembre de 1817, "después de almorzar, traslada-
ron a Van Halen a un nuevo calabozo en el piso principal de aquel
vasto edificio, "cinco veces mayor que el antiguo", con suelo de la-
drillos y una tarima por cama. También trasladaron a don Serafín
y a Esbry.
AI anochecer del 2 de octubre entró Castañeda en el nuevo ca-
labozo de don Juan, anunciándole que a la mañana siguiente sal-
dría para Madrid, donde al llegar se le llevó a las cárceles de la
Inquisición, en la calle de ese nombre, hoy de Isabel la Católica,
esquina a la de la Flor.
Ocupó el calabozo que veinticinco años antes había servido de
albergue al masón Olavide. El régimen en Madrid era harto más
severo que en Murcia. Con nadie, si no era con los carceleros, po-
día comunicarse.
El 10 de octubre por la noche un desconocido, de la camarilla
de Fernando, vino a noticiarle que a la mañana siguiente éste lo
recibiría.
No entraremos en detalles de todo cuanto ocurrió en los pre-
parativos de su admisión a la cámara real, donde encontró al De-
seado en la única butaca que había en la sala, "delante de una
gran mesa, con un cigarro en la boca, vestido con un traje de un

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color ceniciento, sin corbatin у desabotonado el chaleco, viéndosele
los tirantes de los pantalones y el botón del cuello de la camisa"
—Ib., página lio—. En esta entrevista Van Halen dice que acon-
sejó al rey el que se pusiera al frente de la masonería, y aun al-
gunos aseguran que así lo hizo. Don Francisco de Asís Aguilar,
obispo de Segorbe, afirma en su Historia eclesiástica, que Fer-
nando era francmasón. No es verdad ni podía serlo, dadas las cir-
cunstancias de la época. Esto le hubiera enajenado las simpatías
generales de la nación, en donde, por desdicha, los "reformadores"
estaban en muy menor número. Si es que no se opusiera a ello la
condición moral del sujeto, cuya felonía era de todos conocida.
Mas, sea de esto lo que quiera, el hecho es que Van Halen im-
presionó favorablemente a Fernando, que al día siguiente le en-
viaba doscientos cigarros puros habanos a la cárcel.
En el memorial que dirigió Van Halen a Fernando V I L de-
claraba que en efecto, estaba en relación con patriotas que sólo de-
seaban la salud del país ; que se ofrecía a ser el órgano que pusiera
al rey en relación con las tales personas y que se le trasladara,
pues gozaba de fuero militar, a otra prisión.
En efecto, el ministro de la Guerra, Eguia, pidió al rey que
se le dejara descubrir la trama de la conspiración. Y Van Halen
fué interrogado por fiscales militares (i).

* **

El 25 del referido octubre—año 1817—entraron en el calabozo


de Van Halen "dos oficiales del regimiento de Valengay, que se
hallaba de guarnición en Madrid, uno de ellos, el fiscal, de aspecto

( i ) N u n c a l l e g ó V a n H a l e n a saber a ciencia cierta de c ó m o C a l v o pre-


paró s u i n f a m i a . S ó l o , si, q u e d e a c u e r d o y c o n la a y u d a del p á r r o c o d e
V é l e z R u b i o s e p r e s e n t ó al arzobispo d e Granada, el cual, d e s e o s o d e hacer
m é r i t o s c o n la c a m a r i l l a de palacio, e n c o n t r ó la o c a s i ó n d e e n v o l v e r a
M o n t i j o y a otras p e r s o n a s i m p o r t a n t e s e n el asunto.
E n l a c o n s p i r a c i ó n e s t u v i e r o n c o m p l i c a d o s en M u r c i a R o m e r o A l p u e n t e ,
T o r r i j o s , el intendente B e s a m e n d i F r e y r e , q u e estaba e n I t a l i a ; M a r t í n R e n -
tero, el oficial A r a m b u r o , F r a n c i s c o M o r e n o , V i c e n t e Ibáñez, P e d r o M a -
outi, N . S á n c h e z , C á n d i d o H u e r t a s , I s i d o r o N a v a r r e t e , M a n u e l García, D i e -
g o Mosquera, Joaquín Arrieta, Damián Pineda, Francisco Alvarez, Manuel
L a r a , J o s é M . González, A n t o n i o del V a l l e y P i n t o , F r a n c i s c o R o s i q u e y
otros.
L o s principales c o m p l i c a d o s e n G r a n a d a e r a n l o s c o n d e s del M o n t i j o , d e

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innoble, de fisonomía inmóvil y aplastada, de mirada hipócrita. El
otro, un teniente joven, de buen aspecto, que hacía de secretario"
—Ibidem, página 121.
Creyó Van Halen, viéndolos entrar, que iban a llevárselo a
Prisiones militares, como había solicitado del rey. Luego vio que
no era así. Al día siguiente, y en los inmediatos, sufría un interro-
gatorios minucioso; "pero cuanto más adelantaba el fiscal en la
sumaria, menos pruebas encontraba contra él".
Villar Frontín lo visitó en nombre del rey, para que denunciara
a sus cómplices. La contestación de Van Halen fué tan altiva como
infame la insinuación.
Después de este intento de someter al reo, el Tribunal de la Fe
protestó de que se llevara por un fiscal militar la causa de un
prisionero del Santo Oficio. El rey apreció que los inquisidores te-
nían razón, y puso a Van Halen en manos del Santo Tribunal (?),
ante el que comparecía al cabo de pocos días.
Van Halen adoptó la táctica de negarlo todo. Era el único re-
curso que cabía. No era su letra la de los escritos que le presentaba
ni conocía a nadie, o, por lo menos, no conocía a la mayor parte
de las personas de quienes se le hablaba. Y en vista de esto, una
noche de las que comparecía, se le echaron encima dos carceleros
y, a pesar de sus esfuerzos, le ataron los brazos a la espalda "con
correas muy anchas, que iban desde las muñecas hasta el codo".
Entonces se levantó el fiscal, y en nombre "del divino Redentor,
del Santo Tribunal y del católico soberano", le conminó a que de-
clarase en el término de veinticuatro horas de manera concreta y
terminante cuanto supiese. Donde no, el Santo Tribunal "le de-

la P u e b l a , d e T e l a , el c o r o n e l E s p i n o , el padre V á z q u e z , M e r c e d a r i o Cal-
zado, d o n M a r i a n o Sicilia, prior d e l a Colegiata, l o s capitanes T e j e r o , U l i s -
te. F u e n t e s y G a v i l a n e s , l o s oficiales P u j a n t e y C a s o , el c o m i s a r i o M a n í a n ,
l o s s a r g e n t o s S a n t i s t e b a n y Cabezo, d o n J u a n A n t o n i o Calderón, secreta-
rio h o n o r a r i o del S a n t o Oficio, y m u c h o s m á s .
T a m b i é n a p a r e c í a n m e t i d o s e n el a j o el s a s t r e f r a n c é s d e M a d r i d , B e -
f o u x , el v e c i n o d e C a r t a g e n a F r a n c i s c o A l v a r e z , el p r e s b í t e r o d e la c a t e d r a l
d e M u r c i a , Gaspar R a m o s ; el capitán d e V a l e n c i a , P a s c u a l R u b i o ; el c a -
pitán d e Z a p a d o r e s , l u e g o g e n e r a l , d o n F a c u n d o I n f a n t e ; el capitán d e
L o r e n a , V i c e n t e I b á ñ e z ; el t e n i e n t e F a c u n d o A r t e a g a ; el a l f é r e z d e f r a g a -
t a T o r i b i o P a s a l a g u a ; el s u b t e n i e n t e J o s é M a r í a P i n o s ; el t e n i e n t e d o n
C a r l o s L u i s B e n i t i o s , y sin d u d a b a s t a n t e s o t r a s p e r s o n a s q u e s u p i e r o n e s -
c a p a r a la i n v e s t i g a c i ó n policiaca.

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clararía perjuro y principiaría a tratarle con el rigor que merecía"
—Ib., página 1 3 1 .
. Le devoraba la sed, y el prisionero hubo de suplicar que le
trajesen agua. Zorrilla, uno de los inquisidores, hizo que se la
arrojasen en la palangana, para que bebiese "como los salvajes de
Africa", ya que no tenía "más religión que ellos".
De nuevo insistieron para que confesase. Van Halen, febril y
postradísimo, insistió en sus n^egativas. Hasta que el 27 de noviem-
bre comenzó el Tribunal a usar de la fuerza para arrancarle una
confesión. Le agarrotaron—escribe Baroja, página 134—y le levan-
taron a muchos pies del suelo, suspendido por los sobacos, como
en una especie de muletas u horquillas. Ataron a una de ellas el
brazo derecho en posición vertical y extendieron el izquierdo hori-
zontalmente, introduciendo la mano en un guante de hierro muy
apretado en la muñeca, con un brazalete de donde salían hacia el
hombro dos gruesas barras de hierro, que, apoyadas en toda la lon-
gitud del brazo hasta la espalda, estorbaban para hacer todo movi-
miento. Sujetaron lo mismo que el brazo derecho las dos piernas, y
el tronco del cuerpo a los dos pilares en que se hallaba suspendido,
de manera que no tenía más movimiento libre que la respiración.
En aquella violenta actitud, Zorrilla, el inquisidor, leía los dife-
rentes cargos que contra el preso se acumulaban. Y como éste ne-
gase siempre, se le hizo a uno de los verdugos "dar vuelta al guante
de hierro, que tenía un engranaje con las barras", que le compri-
mían los brazos. El dolor debió ser tan horroroso que Van Halen
perdió el conocimiento.
Por aquellos días vinieron a enterarse los padres de don Juan
de su prisión en las cárceles del Santo Oficio. El padre era muy
amigo del Inquisidor General, Mier, pero nada consiguió de él; y
como era hombre achacoso, nada podía diligenciar en favor de su
hijo. No así la madre, que visitó a lös ministros, de los que unos,
como Lozano de Torres, que lo era de Justicia, ni la recibió ; pero
Garay, que lo era de Hacienda, le dio buen acogimiento. Visitó
también al rey; mas tan grosero estuvo con ella que allí mismo
en la real cámara sufrió un desmayo, lastimándose la cabeza contra
una mesa. Recordando esto Van Halen nunca más quiso ver al
rey, ni aun en ocasión en que se le llamó, en 1822, para informar
del verdadero estado de la guerra civil en Cataluña.

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A poco de esto el doctor Gil, que lo era del Santo Oficio, pero
que a pesar de eso tenia el carácter franco y abierto, advirtió a los
carceleros que mientras Van Halen estuviese agarrotado era inútil
que se le llamara, pues en aquella situación nada podia hacer por
curarle. Y que después de que le quitaran las ligaduras, lo que el
preso necesitaba era limpieza, tranquilidad y reposo. "En el cala-
bozo, fétida cloaca, no penetraba la luz."
Médico y enfermo se hicieron amigos. Pasó así el mes de diciem-
bre, sin gran mejoría en la salud. Acaso enfermo estaba mejor.
Al menos, el trato era muy diferente y le dejaban tranquilo.
Una mujer que entraba a limpiarle el cuarto fué mediadora en-
tre la prisión y un pariente de Van Halen, Jacobo Murfy, uno de
los directores del Depósito hidrográfico. Don Juan escribió a éste,
con sangre y un alfiler, pues no había otro procedimiento, para
que se entrevistara con Facundo Infante, "amigo de Hezeta, a
quien conoces, y poneos todos de acuerdo..." Aquella heroica mu-
jer, que aún era joven, cumplió el encargo que le había confiado
Van Halen de llevar la esquela a casa de Murfy, con toda eficacia.
"Los acontecimientos que siguieron demostraron—apunta Baroja,
pág. 149—que entre las buenas cualidades de Ramona—así se lla-
maba—estaban una reserva y una firmeza de carácter superior a
su edad."
Así pudo comunicarse Van Halen con el exterior, y todos sus
amigos comenzaron a urdir tramas para sacarle de la prisión. Por
Ramona se enteró también Van Halen de que la fuga sólo era po-
sible por el interior de la prisión. Los amigos le esperaban en el ex-
terior de la prisión desde hacía algunos días, dispuestos a prestarle
todo género de auxilios. Por fin una noche, echándose sobre don
Marcelino, su carcelero, y dejándole encerrado en la pieza que le
servía de prisión, salió, después de no pocas peripecias, a la calle
encaminándose al lugar que sus amigos le habían señalado. Allí es-
taban todos esperándole. Fuera ya de la prisión dio Van Halen con
sus huesos en un cuarto que a prevención había hecho alquilar el
capitán Núñez Arenas.

* **

Durante el tiempo de la prisión de Van Halen, escribe Baroja

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—pág. 163—, la masonería había hecho grandes progresos. La jun-
ta directiva, formada en Granada y trasladada a Madrid, estaba
presidida por un abogado de fama y se componía de diez indivi-
duos. Entre ellos estaban el coronel Arco Agüero, el brigadier don
Mariano Zorraquín, los tenientes coroneles Manzanares, que llegó
a ministro—Fació, los dos hermanos Domínguez (i), Núñez Are-
nas y Polo. Esta junta directiva se hallaba en correspondencia con
las Sociedades secundarias y desde el momento en que Ramona em-
pezó a dar noticias de la existencia de Van Halen, entraron todos
sus miembros en correspondencia por medio del ingenioso mecanis-
mo de la cadena triangular y se pusieron en movimiento para librar-
le de las garras del Santo Oficio.
Tenían estos amigos de Van Halen, para poderle sacar de la pri-
sión, varios proyectos—escribe Baroja, pág. 165—, y entre ellos el
siguiente: inmediato al edificio de la Inquisición había una gran
casa que ocupaban entonces muchos oficiales de Estado Mayor, en-
cargados por el Gobierno de redactar la historia militar de la guerra
de la Independencia. Manzanares y Polo, que eran de éstos, tenían
a su disposición las llaves del edificio, y recorriéndolo por todas
partes habían descubierto un subterráneo por el cual esperaban pe-
netrar hasta el calabozo, haciendo un agujero en la pared maestra.
Núñez tenía otro plan más atrevido. Quería sorprender, acompa-
ñado de algunos individuos enmascarados, la habitación de los
carceleros, echarse sobre ellos, apoderarse de las llaves y entrar
en el calabozo. Mientras discutían el uno y el otro proyecto reci-
bieron el aviso de Van Halen.
Por su parte Núñez había acudido a Montijo, quien ofreció una
fuerte suma de dinero y "uno de sus caballos, para salvarle". Nú-
ñez "había reunido en pocos días una cantidad tres veces mayor de
la que hacia falta para la fuga". Belda—que luego fué diputado—,
Polo y Núñez Arenas fueron los primeros en ofrecerse a ir a es- .
perarle. Los dos hermanos Domínguez "eran los que hacían la ;
guardia a la puerta de la cárcel". Fueron los que intentaron sujetar
a un guardia de Corps con quien al salir se tropezó Van Halen.
Como el estado de salud de éste no le permitía emprender su

( i ) P a t r i c i o , c o r o n e l del r e g i m i e n t o de V a l e n g e y , era b r i g a d i e r e n la
p r i m e r a g u e r r a civil, y J o a q u í n m a n d a b a u n e s c u a d r ó n d e artillería d e
guarnición en Madrid.

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viaje, acordaron los amigos permaneciera en Madrid hasta su res-
tablecimiento, asistido por el doctor Saumell. Los amigos de Van
Halen hicieron correr la voz de que se había marchado de España,
"y él mismo hizo una maniobra para simularlo"—pág. i68—, escri-
biendo desde Burdeos una carta al inquisidor Castañeda, que Polo
remitió a sus amigos de Francia para que desde allí la enviasen.
Los inquisidores "dieron cuenta al rey de la fuga de Van Halen
y parece que Su Majestad se echó a reír cuando supo la noticia".
El corregidor de Madrid, Arjona—cuyo hermano, el canónigo
de Córdoba, había sido uno de los protectores de la fuga—, el in-
quisidor Mier y el Ministerio todo movilizaron sus espías para des-
cubrir a Van Halen, del que no se separaban Belda, Núñez Arenas,
Zorraquin. Arco Agüero, Infante y Manzanares, que "eran los úni-
cos que sabían su domicilio y los únicos que lo veían".
Tenía Van Halen muchos deseos de salir de su escondite para
estrechar la mano de algunos de sus amigos, especialmente de su
primo Murfy, y se concertó una entrevista en el Prado. Por cierto
que este Murfy, dice Baroja—pág. 170—; "lejos de pertenecer
a ninguna Sociedad secreta, tenía una gran aversión a todas ellas,
desde que en París le quitaron mucho dinero y le engañaron unos
caballeros de industria con pretexto de hacerle ingresar en una
Sociedad masónica. Para Murfy la masonería era una farsa..."
Como las pesquisas eran tan rigurosas, hubo Van Halen de
diferir su marcha hasta fines de abril. Antes de salir dice Baroja
que asistió a "una reunión masónica extraordinaria" en casa de los
hermanos Passutis. Llegáronse a ella Van Halen y Polo, y después
de dar éste tres golpes—llamada en grado de aprendiz—salieron a
recibirlos. "Sobre la puerta—añade Baroja, pág. 178—habia una
inscripción con el emblema de la masonería. El templo masónico,
pintado de rojo y el techo tapizado de papel azul con estrellas de
plata. A un lado y a otro se veían tres columnas, y a la altura de
los capiteles, un compás abierto con las puntas para arriba.
"En este misterioso recinto, y colocados en semicírculo, se halla-
ba una porción de amigos que esperaban a Van Halen para darle
su adiós solemne. En medio se encontraba el gran Maestre." Des-
pedido Van Halen con un discurso patético, hubo de expresar éste
su agradecimiento a todos cuantos por él se habían interesado. Al

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anochecer de aquel día salió de Madrid, acompañado de Polo. Ese
mismo día murió el inquisidor Mier.
Después de cuatro horas de marcha llegaron a Alcalá de Hena-
res, donde a la entrada del pueblo les esperaba Infante, que era
maestro de cadetes en el Colegio de Ingenieros, y tenía allí casa.
Polo pasaba por secretario o criado de Van Halen, e iban vesti-
dos de comerciantes. La segunda jornada fué hasta el Sauquillo, en
tierra de Soria. En la tercera pasaron por Santa Cruz de Aíoncayo
y Azagra, que es tierra de Aragón, llegando a Olite al caer la tarde.
No bien había amanecido cuando salieron de nuevo, y por el
valle de Elizondo se encaminaron a la frontera, que después de
algunas dificultades pasaron. "Al llegar a Francia, Van Halen se
quitó las insignias de coronel, y don Manuel Suelto—asi se venía
llamando—se transformó en comerciante de lanas; Polo, en su se-
cretario y dependiente; y con tan modesta apariencia, después de
una corta estancia en Bayona y Burdeos, llegaron a París, a la
fonda de Bélgica, punto de reunión de muchos de nuestros com-
patriotas emigrados". A fines de julio de 1818 llegaban don Juan
y su fiel amigo a Londres, etapa final del viaje. Unos emigrados es-
pañoles proporcionaron a Polo el dinero del regreso, y con él tomó
la vuelta de España en un bergantín, desembarcando secretamente
en La Coruna, donde otros amigos—masones, naturalmente—"le
recibieron, le ocultaron y le proporcionaron los medios de conti-
nuar su viaje a Madrid".
Ramona, la heroica mujer, sufrió prisión durante algún tiem-
po, pero sin jamás delatar ni a Murfy ni a nadie, caso de rara
entereza.
Al volver a España Van Halen "trató a su libertadora como a
una hermana querida". Pero aunque Van Halen lo quería, jamás
aceptó cambiar su humilde estado por otro más brillante.

* **

Con ser la estancia de Van Halen en Rusia muy interesante y


agitada, no hemos de traerla aquí por razones obvias. Ni el espacio
tampoco nos permite seguir a nuestro h.-. en todas sus fértiles
aventuras.
En marzo de 1821 regresó a España. "Su llegada—dice Baroja,

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pág. 284—debió de producir cierta sensación en los círculos libera-
les y en las logias masónicas."
Mientras esperaba que le destinasen a cualquier regimiento, fué
a La Coruña a ponerse al habla con Mina. Allí conoció a la her-
mana menor del general Quiroga, con la que contrajo al poco tiem-
po matrimonio.
En 1 8 2 2 fué destinado don Juan al regimiento de la Constitu-
ción, que operaba en Cataluña a las órdenes de Mina y de Miláns
del Bosch. En esta campaña se distinguió—era comandante—, de-
rrotando a Romagosa, en la sorpresa de Artesa, en la acción de
Moya y en otras de no menor empeño. Con él iba doña María
Quiroga, caballera sobre alta mula. Fué en la guerra de Cataluña
Van Halen jefe de Estado Mayor de Torrijos y de la división de
Manso.
Al atravesar el Bidasoa las tropas de Angulema comprendió
Van Halen que se preparaba para los liberales una mala época. A
don Juan se le consideraba carbonario. La guerre d'Espagne—es-
cribe de Corcelles—vint dissoudre la charbonerie.
Van Halen, que no era carbonario y sí masón, emprendió con
su esposa la ruta de América. Las logias se cerraron mientras el
pueblo berreaba por las calles dando vivas al granuja de Fernan-
do v n ( i ) .
En la Habana, donde llegó Van Halen en diciembre de 1823,
sirvió de sobrecargo en una goleta que hacía la carrera de Veracruz.
Con lo que había ahorrado fomentó un cafetal en la provincia de
Matanzas, dice Baroja, si bien no fué esta región nunca país de
café, y sí la parte oriental de la Isla. Pero fuera que el clima no
convenía a su complexión, sea que las autoridades españolas empe-
zaron a molestarle, "decidió trasladarse a los Estados Unidos, don-
de vivió por espacio de año y medio, enseñando español"—pág. 303
del libro citado.

( i ) E n El contrabando masón a p a r e c i e r o n c a n c i o n e s c o m o é s t a : " A l -


bricias, serviles,—^ya R i e g o c a y ó ; — a p l a u s o s r e c i b a — s u d i e s t r o a p r e h e n s o r . "
Y e n la Canción Historial que si no se canta se reza y sirve de sufragio
a la difunta "Niña gaditam", e s t a o t r a : "El irracional A t e o , — e l c i e g o m a -
terialista,—el s o b e r b i o J a n s e n i s t a — y el M a s ó n E p i c u r e o — a r d í a n e n el d e s e o
— d e v i v i r a s u placer,—sin M o n a r c a a quien temer,—ni m á s l e y q u e s u
p a s i ó n . — B ó r r e s e d e la m e m o r i a — l a infernal C o n s t i t u c i ó n , — y s ó l o sirva e n
la H i s t o r i a — p a r a eterna e x e c r a c i ó n . "

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En la primavera de 1826 embarcó para Europa y durante la
travesía comenzó a escribir las Memorias. De 1826 a 1830, en
que pasa a Bélgica para arreglar asuntos de familia, nada se sabe
de don Juan.
De las empresas heroicas que nuestro h.-. llevó a cabo en Bélgi-
ca ya. hemos hablado en otro lugar. Baste saber que fué el jefe de
la revolución libertadora de 1830.
A finales de 1832 supo que el Gobierno español le habia am-
nistiado; volvió a Madrid, pero como no pudiera obtener empleo
regresó a Bélgica, fijando su residencia en Bodeghem-Saint-Martin,
alrededores de Bruselas. En 1833 "se ocupó del establecimiento de
una línea telegráfica entre París, Lila, Bruselas y Amberes".
El año de 1835 ^ún seguía don Juan en Bélgica, "con la cate-
goría de teniente general", cuando recibió una carta de don Luis
Fernández de Cordova, invitándole a que pasara a España, a lo
que Van Halen accedió, incorporándose a nuestro Ejército como
teniente coronel, destinado a las órdenes del general en jefe del
ejército del Norte.
Después de los sucesos de La Granja pasó de nuevo a Bélgica,
regresando a España el 10 de julio de 1838, disfrutando el titulo
de teniente general belga con todas las consideraciones anejas al
empleo.
En 1840 fué destinado con los brigadieres Chacón, Aristizábal y
Serrano, al ejército de operaciones de Cataluña, donde en la jor-
nada de Peracamps "recibió una herida bastante grave", mandando
como brigadier 900 caballos.
En 1843 P^só a situación de cuartel, y estando en Alemania
en uso de licencia, en 1854, tuvo noticia de la revolución de julio,
trasladándose inmediatamente a Burdeos, desde donde se ofreció
en carta al duque de la Victoria. Ese mismo año, en noviembre, se
le concedía la gran cruz de Carlos III, y en diciembre se le nom-
braba gentilhombre de Cámara.
Entre 1843 y 1854 iba don Juan con frecuencia a Bélgica. "Su
opulencia—escribe Baroja, pág. 347—y los enormes solitarios que
lucía su mujer hacían sensación" en la corte de Leopoldo I.
Vivió mucho tiempo en el Puerto de Santa María, donde adqui-
rió propiedades y unas famosas salinas, "que hoy explotan los se-
ñores Benvenuty y Cía.". Hombre rumboso y gastador, ya de viejo

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se calentaba al sol de Andalucía, paseando рог el Vergel о por la
plaza del Polvorista.
Estando en Cádiz, en curación de no se sabe qué enfermedad,
murió en la madrugada del 8 de noviembre de 1864, a los setenta
y cuatro años de edad.
* **
BIBLIOGRAFIA

A l c a l á G a l i a n o ( A . ) : Memorias. M a d r i d , 1886.
— Recuerdos de un anciano. M a d r i d , 1878.
— Hisioria de España... T o m o s V , V I y V I L M a d r i d , 1845.
B a r o j a ( P í o ) : Van Halen: "El oficial aventurero". M a d r i d , 1933.
V a n H a l e n (J.) : Memorias. M a d r i d , 1842.
— Verdades oporiunas expuestas a Su Majestad. M a d r i d , 1821.
M e n d í a ( A . ) : Dos años en Rusia. O b r a r e d a c t a d a a la vista d e las A í e m o -
rias y m a n u s c r i t o s o r i g i n a l e s d e l g e n e r a l d o n J u a n V a n H a l e n . V a l e n -
cia, 1849.

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HISTORIA ESQUEMÁTICA DE LA MASO-
NERÍA FILIPINA

¿Hubo masonería en Filipinas durante la dominación inglesa


— 1 7 6 2 - 1 7 6 4 — ? Probablemente; pero no queda documento que
haga fe.
Lo único que sabemos es que por Real cédula de 1 9 de enero
de 1 8 1 2 el Consejo de Regencia promulgó la primera prohibición
de la masonería en el archipiélago magallánico.
En 1821 se reimprimió (i) en Manila, para su distribución y
propaganda, un folleto del presbítero don Simón López, en donde
lo mejor que se decía de los masones era que se manifestaban "tur-
bulentos, egoístas, sediciosos, altivos, soberbios, blasfemos, desobe-
dientes, ingratos, malignos, inhumanos, crueles, sanguinarios, re-
volucionarios, calumniadores, impostores, injuriosos, feroces, trai-
dores, protervos, hinchados, orgullosos, voluptuosos, carnales, hi-
pócritas, que aparentan piedad, humanidad y religión y no tienen
nada de esto". Por fortuna, los masones estamos acostumbrados a
esta clase de réspices y no nos perturba el aluvión de adjetivos.
Fué cabalmente el descubrimiento, en 1829, de un cajón de
libros con el título de la Ilustración a la masonería en la Aduana
de Manila la que determinó una Real orden en 22 de septiembre
de 1830, en que se ordenaba al provisor del Arzobispo que, "de
acuerdo con el capitán general", nombrase "dos Eclesiásticos que

( i ) S e titulaba el o p ú s c u l o aludido Despertador christiano-político, por


d o n S i m ó n L ó p e z , presbítero del O r a t o r i o y después o b i s p o d e Orihuela. Se
manifiesta que los autores del trastorno universal de la Iglesia y de la
monarquía, son los filósofos francmasones; se descubren las artes diabóli-
cas de que se valen y se apuntan los medios de atajar sus progresos. A l
final del libelo se insertaba este edificante dialoguito : " P . ¿ Q u i é n es la
causa del trastorno universal d e c o s a s que v e m o s ? R. U n a sociedad o c o -
fradía de h o m b r e s perversos, e s c o g i d o s dt lo peor de todas las clases, na-
c i o n e s y sectas. P . ¿ C ó m o s e llama esta sociedad, h e r m a n d a d o c o f r a d í a ?
R. E n Bretaña y A m é r i c a , Scoceses o Quákeros ( s i c ) ; e n Italia, Liberi-
muratori; e n Baviera, Iluminados; en Francia, Jacobinos o Patriotas;
en todas partes. Francmasones, filósofos o sofistas. P . ¿ Q u é deben
hacer y h a c e n para dar al m u n d o la felicidad d e vivir c o m o l o s
animales, s i n religión y s i n s u j e c i ó n racional? R. A r r u i n a r p r i m e -

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alternativamente asistan a la visita de los buques entrantes de mar
en fuera y reconozcan si llevan libros prohibidos". El provisor ecle-
siástico, más inteligente que Fernando V H , vio que aquello era im-
posible, "pues no siendo libros conocidos, era necesario registrar
uno por uno ya los nombres, ya los apellidos de los autores, ya el
título de la obra...".
Hemos hablado en otro lugar de la logia que Malcampo y Mén-
dez Núñez fundaron en Cavite con el título de "Primera Luz Fili- \
pina", si bien en fechas hayamos de diferir del muy respetable h.-. ;
Teodoro M. Kalaw—véase su libro La Masonería filipina. Su ori- \
gen, desarrollo y vicisitudes hasta la época presente. Manila, 1920—,
a quien seguimos en nuestra investigación. í
También hablamos de Jacobo Zobel y Zangronis, el primer ma-
són filipino, perteneciente a la logia que el cónsul alemán había
fundado, así como también de la de "Nagtahan", establecida por
los ingleses.
La logia "Pandacan", que se fundó a poco—Vidal Fité: Las
desdichas de la Patria, Madrid, 1899—bajo la jurisdicción del
Gr.-. Or.-, de España inició al filipino Enrique Paraíso.
En 1872, con motivo de unos trágicos sucesos políticos, se per-
siguió a los masones, siendo desterrados a Ceuta y Cartagena En-
rique Paraíso, Máximo Inocencio, Crisanto Reyes, etc. A la isla
de Guan se deportó a muchos más; pero los hh.-. alemanes e in-
gleses de las vecinas colonias les facihtaron la fuga.
El médico don Mariano Martí, que probablemente había fun-
dado logias de vida breve en 1854, de acuerdo con Rufino Pascual ¿

ro la R e l i g i ó n r e v e l a d a y el g o b i e r n o m o n á r q u i c o , q u e s o n l o s o b s -
táculos d e la libertad o i g u a l d a d animal. P . ¿ D ó n d e trazan l o s pla-
n e s d e r e g e n e r a c i ó n y f e l i c i d a d ? R. E n s u s L o g i a s y C l u b s o c o n v e n -
t í c u l o s n o c t u r n o s ; allí se preparan venenos, s e fingen e s c r i t u r a s y testa-
m e n t o s y s e h a c e n otras mil picardías y desvergüenzas. P. ¿Tienen muchas
L o g i a s d e éstas ? R. I n n u m e r a b l e s : e n F r a n c i a , t o d a es u n a d e s p u é s del
a ñ o 1788, que p e r d i e r o n el m i e d o a las l e y e s d e la I g l e s i a y del E s t a d o ,
a l z á n d o s e c o n el m a n d o . E n Italia, A l e m a n i a , A s i a , A m é r i c a , m u c h í s i m a s :
p a s a n d e v e i n t e mil, y l o s s o c i o s m i l l o n e s ; e n E s p a ñ a y P o r t u g a l , p o c a s , p o r
t e m o r a la Inquisición. P . ¿ Q u é r e m e d i o c o n t r a e s a c a n a l l a ? R. E x c o m u -
nión política, civil y eclesiástica. I n q u i s i c i ó n , Inquisición." ¿ N o r e c o n o c é i s
e n este o b i s p o al e n e r g ú m e n o español, fiero, intolerante, d e s m a n d a d o , i n -
capaz d e a c o g e r las ideas c o n simpatía, l l e n o d e e s q u i n a s y d e c e r r a z ó n
m e n t a l ? E l p a r a d i g m a n o p u e d e s e r m á s acabado.

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Torrejón, que tenía poderes para organizar la masonería y hasta
un Reglamento general aprobado por el Gr.-. Or.-. de España, ins-
talaron la Gran Logia Departamental, o Madre Logia, el i.° de
marzo de 1875, bajo cuya obediencia trabajaban cuatro logias en
Manila, una en Ilo-Ilo, otra en Cebú, dos en Cavite y una en Zam-
boanga, constituyéndose además en cada una de estas poblaciones
una Cámara de Caballeros Kadosch, un Capítulo Rosa Cruz y un
Gran Triángulo del Real Arco.
Sólo dos Orientes lograron en Filipinas por aquella época es-
tablecerse—y cuéntese que en Madrid y Sevilla había, entre Gran-
des Orientes, Supremos Consejos y Grandes Logias, nada menos
que once—: el de España y el Español. Bajo los auspicios del de
España trabajaban los talleres "Regularidad", número 1 7 9 ; "Luz
de Oriente", núm. 204, y "España", núm. 208, de Manila ; la "Ma-
gallanes", núm. 2 1 8 ; "Luz de Balabac", nÚm. 282, y "Peninsular",
número 3 1 1 , de Cavite, y la "Minerva", de Bautu (?), más dos ca-
pítulos "Esperanza", núm. 64, de Manila, y "Fe", núm. 50, de Ca-
vite. Al Gran Oriente Español estaban adscritas las logias "Inte-
gridad Nacional", núm. 25 ; "Unión", núm. 39, y "Patria", núm. 41,
y la Cámara del 30°, núm. 7 ; la de Caballeros Rosa Cruz, núm. 18 ;
la del Real Arco, núm. 20, y la del Elegido de los 9, núm. 21 ; todas
de Manila.
Del rito de Memphis y de Mizrain existían dos logias y otras
tantas de Orientes extranjeros. Pero hacia 1879 hubieron de sus-
penderse los trabajos casi enteramente, al menos en los talleres a
que pertenecían filipinos.
En 1884 hubo una invitación franca a todos los indios y mesti-
zos para que ingresaran en las logias, siempre que fueran de bue-
nas costumbres, supiesen leer y escribir y tuvieran una posición de-
corosa. Si bien del Pilar aseveraba en La Solidaridad que el filipi-
no había encontrado cerradas las puertas de la institución, y el
mismo Morayta afirmase, en carta a Kalaw de 21 de diciembre de
1916, que sólo hasta 1889 la masonería "abrió las puertas a los in-
dígenas, que las tenían cerradas por precepto de las aristocráticas
constituciones anteriores". •
* **
Los filipinos, viendo que las logias que trabajaban en su tierra

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estaban llenas de restricciones, buscaban para iniciarse las de Euro-
pa, abiertas a toda nacionalidad, raza y color. Unos se iniciaron en
París y Londres; otros, los más descollantes, en Madrid. Tales
Rizal, del Pilar, López Jaena, Ponce, Luna, Moisés Salvador, et-
cétera.
López Jaena, que babía comenzado a publicar La Solidaridad,
inició la fundación de una Logia en Barcelona, que obtuvo, en
i.° de abril de 1889, carta constitutiva del Gr.-. Or.-. Español, que
acababa de organizarse bajo la gran maestría de Miguel Morayta.
Esta logia se llamó "Revolución", y en ella se iniciaron los doctores
Batista y Apacible Alejandrino, y a ella pertenecía del Pilar—Mar-
celo H . del Pilar—, el alma mater luego de la masonería filipina. A
la Log.-. "Revolución" se debe la futura organización de la Orden
en el archipiélago.
A poco, y protegidos por Morayta, los masones filipinos funda-
ron en Madrid la logia "Solidaridad", núm. 53, que obtuvo carta
patente del Gr.-. Or.-. Español, en 15 de mayo de 1890. Todos los
nativos de Filipinas residentes en España se afiliaron a ella, incluso
los de la logia "Revolución", que se disolvió a tal objeto.
Antonio Luna, que no pudo seguir su viaje al archipiélago, fun-
dó en París un triángulo con el doctor Pardo Tavera y el doctor
Aristón Bautista, dependiente de la Log.-. "Sohdaridad". En él vie-
ron la luz Vergel de Dios, Pardo de Tavera (Félix), Ventura,
Abarca, Luna (Juan), Osmundo Evangelista y otros.
El quincenario La Solidaridad comenzaba a tener un éxito inu-
sitado; Rizal publicaba el Noli me tangere y El Filibuste risano ;
Marcelo H . del Pilar, su Soberanía Monacal y su Frailocracia. En
el preámbulo de la Constitución del Gr.-. Or.-. Español se decía : "En
Filipinas, donde el clericalismo ha hecho su presa, embruteciendo
a sus habitantes, debemos organizar un Consejo de la Orden que
les libre del yugo que quiere imponérseles..." El 10 de octubre
de 1890 el Gr.-. Or.-. Español dirigía una circular a todas las lo-
gias y dependencias de España, ordenando a los masones que in-
fluyeran cerca de sus respectivos senadores y diputados, para que
éstos trabajasen por que se concediera representación parlamen-
taria a Filipinas. Rizal, del Pilar y Dámaso Ponce peroraban en
la logia "Solidaridad" en favor de esta consecución, y disertaban
sobre la masonería en general. En 1891 la Log.-. "Solidaridad"

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pedía a las Cortes españolas representación parlamentaria para Fi-
lipinas. Esta demanda la firmaban del Pilar, Galicano Apacible,
Eleuterio Ruiz de León, Eduardo de Lete y Mariano Ponce. Ma-
drid se convertía en centro director del movimiento masónico fili-
pino de tan transcendentales consecuencias. Cooperaban a él la Aso-
ciación Hispanofilipina y el quincenario La Solidaridad-, órgano
oficioso de la masonería. Rizal y del Pilar concibieron entonces la
idea de acalorar a los hombres de emoción liberal para organizar
la masonería filipina. Propuesta la idea a Morayta, la aprobó en to-
das sus partes, y Antonio Luna y Pedro Serrano Laktaw fueron
los designados para organizar la masonería en el archipiélago. Luna
hubo de quedar en París. Serrano llegó a Manila al finalizar el
año de 1890, y con Moisés Salvador, iniciado también en Madrid,
y que acababa de instalarse en Manila, y José A. Ramos, que había
visto en Londres la luz, establecieron la logia "Nilad" (i), bajo la
obediencia del Gr.-. Or.-. Español, el 6 de enero de 1891. El citado
Gr.-. Or.-. acordó su afiliación el 10 de marzo de 1892, con el nú-
mero 144. Obtuvo el título de Logia Madre, por ser la primera
netamente filipina y por la autoridad que le confería el Gr.-. Or.-.
para inspeccionar los demás talleres.
La propaganda masónica tuvo tal éxito que al año estaba ex-
tendida nuestra Orden por Luzón, Bisayas y Mindanao, al punto
de llegar los triángulos a 85. El 31 de enero de 1892 la Logia
Madre nombraba Venerable de honor a Rizal, ídolo ya por en-
tonces de los patriotas. En marzo de ese año se constituye la
Log.-. "Balagtas"—la primera—en los valles de Sampalok, donde
se inician los eminentes filipinos Apolinnio Mabini y Doroteo Cor-
tés. Seguidamente levantan columnas las respetables logias "La-
bong", núm,. 153", y "Másala", núm. 154; "Majestad", núm. 1 5 5 ;
"Dampulán", núm. 156; "Bathala", núm. 1 5 7 ; "Walana", núm. 1 5 8 ;
"Taliba", núm. 165 ; "Dalisay", núm. 177, y "Lusong", núm. 185.
La Log.-. "Walana" inicia la masonería de adopción, y la pri-
mera masona filipina fué Rosario Villarruel, célebre por su belleza
y su valor cívico, objeto de toda clase de torturas y humillaciones
por profesar ideas secesionistas. En esa logia de adopción vieron
la luz masónica dos hermanas de Rizal, Trinidad y Josefa. Mo-

( i ) Maynila, por corrupción Manila, e s u n apócope d e las palabras


tagalas "May Nilad", sitio donde está el árbol Nilad.

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rayta hacía calurosos elogios de la "Nilad" por las actividades y
celo que desplegaba en sus trabajos.
La masonería, al extenderse tan rápidamente, había olvidado
vigilar mejor a los que se iniciaban. La "Balagtas" recibía de la
"Nilad" una orden—28 de mayo—para que en adelante se abstu-
viese de recibir profanos y sus componentes se presentaran, uno
a uno, en casa del Ven.-, h.-. Socorro. La "Balagtas" se quejó con-
tra estas disposiciones a Marcelo H . del Pilar, para que interce-
diera en pro de una solución decorosa, enviándole poderes a tal ob-
jeto. Lo mismo hacía la "Lusong".
Se hicieron cargos contra del Pilar, cuyo honor fué reivindicado
por todos los talleres. Las logias todas se coaligaron contra Serra-
no y su taller. La "Dahsay" pedía la intervención de del Pilar para
que prohibiese a la "Nilad" la injerencia en asuntos privativos. El
prestigio de Serrano bajaba rápidamente. En estas condiciones las
logias acordaron reunirse en Malabon, en casa del h.-. Pedro Ca-
mus, Ven.-, de la Log.-. "Labong". A la cita acudieron buen golpe
de masones, y allí acordaron, bajo la inspiración de Mabini, Flores
y Cuesta—un español que simpatizaba en gran manera con los fili-
pinos—crear su Gran Consejo o una Gran Logia regional.
Más tarde la logia "Walana" convocó a una Asamblea Magna,
y no obstante la conminación de la "Nilad", núm. 144, que no acu-
dió a ella, se propuso la creación de un Gran Consejo Regional.
Marcelo H. del Pilar fué el encargado de hacer en Madrid las ges-
tiones pertinentes al caso. El 8 de julio de 1893 se decreta que
en tanto se constituye el Gran Consejo Regional de los Valles de
Filipinas se nombre a Roji Gran Delegado, para su definitiva ins-
talación. Lo que aconteció poco después fué que abatieron colum-
nas la "Nilad" y la "Labong", que con ella había hecho causa
común.
El Gran Consejo Regional acreció el poder masónico en Fili-
pinas con las logias "Modestia", núm. 199; "Pilar", núm. 203;
"Luz de Oriente", núm. 204; "Integridad Española", núm. 2 1 2 :
"Binhi", núm. 2 1 6 ; "Minerva",, núm. 2 1 7 ; "Villarruel", núm. 223;
"Pavfaw", núm. 224; "Kupang", "Bicol" y "Lucena".
En 1894 Pedro Duarte, masón español, estableció un Soberano
9

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Capítulo. Había en aquellas fechas una CCAM.-. Kadosch, veinti-
cuatro talleres simbóHcos y treinta y nueve triángulos.

* * *

No puede ni siquiera discutirse que la masonería filipina, sin la


dirección que desde Madrid llevaba del Pilar—Rizal estaba ausen-
te—no hubiera sido lo que fué. Su eficaz propaganda en favor de
la democratización de Filipinas se definía en el programa de Ma-
bini, que pedía, entre otras cosas, "que el gobierno dejase de ser
militar para convertirse en civil" ; que las islas "estuviesen repre-
sentadas en Cortes", que se expulsara "a los frailes", que se re-
formase o suprimiese "la Guardia civil".
Viendo la frailería filipina el auge que tomaban las logias, y
valiéndose de Serrano y otros delatores, iniciaron una campaña a
fondo contra ella. Comenzaron a ser molestados los hh.-., se depor-
taba a Rizal a Dapitán y se prohibía la circulación en Filipinas de
todo libro, folleto u hoja de contenido liberal, de La Solidaridad,
por ejemplo.
Después de una época de relativa calma, en marzo de 1894
comenzó de nuevo la acción del Gobierno contra la masonería, que
en 1895 llegó a extremos inconcebibles.
La Log.-, "Modestia", única que quedó por aquellas fechas fun-
cionando, decía al Gr.-. Or.-. Español, en comunicación de 20 de
febrero de 1895 : "Aquí no sólo se predica por nuestros eternos
enemigos la persecución más horrible, sino nuestro exterminio, sin
reparar en los medios..."
El periódico La Solidaridad se suspendió. Nozaleda, el arzobis-
po de ingrata memoria» incitaba al general Blanco a que fuese contra
los perturbadores. Blanco obró con la mayor ecuanimidad y par-
simonia. Flores decía a del Pilar, en carta del 15 de mayo de 1895,
que las "tentativas frailunas hubieron de estrellarse contra la cor-
dura y energía del general Blanco".
En zl menor conato de levantamiento o de motín, las autorida-
des veían la mano de la masonería. Los informes reservados que
se daban a Madrid tomaban a la masonería como cabeza de turco.
Igualmente los que a Manila enviaban los gobernadores de provin-
cias. La política secreta colocaba entre los filibusteros a las ma-

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sonas Rosario Villarruel, ya citada; Paquita del Rosario, la her-
mana del P. Burgos y la esposa de Antonio Salazar. Todo esto
era desmesurado y absurdo. Se llegó a decir en una de esas memo-
rias infoimativas que "solamente en la cuenca del Pasig había
17.000 indios masones".
Al comediar el 1896 la masonería filipina agonizaba. Un Real
orden de 2 de julio exigía que se redujese a la impotencia a las
sociedades secretas "y principalmente la masonería". El cura de
Macati, P. Fernández, aconsejaba al gobernador de Manila que
convenciese al general Blanco—¡qué cristiano!—"de que una san-
gría basta para sanar a los pueblos".
Este mismo P. Fernández es quien descubrió y denunció el
Katipunan, lo que trajo consigo una lluvia de expedientes reserva-
dos y de persecuciones sin cuento. Se detuvieron más de 300 perso-
nas, casi todas adeptos a la masonería, que nada tuvo que ver con
el Katipunan. Como Blanco no se atrevía a fusilar, los frailes lle-
varon a Polavieja. Este fusiló cuanto se quiso. Sólo de masones
pueden citarse Rizal, Franco, Adriano, Salvador, Villarreal, Pa-
dilla, Dizon, Salazar, Silos Dimayuga, Villarruel, Cecilio, Sarile,
Lagonera, Belmonte, Tinio, Natividad, Ventus, Tañedo, Hilario,
Hernández, Luciano, Inocencio, Cabuco, Cabezas, Pérez, Gregorio,
Lai lana. Lapidario y Ocampo. ¡Buena cosecha de hombres libres!

* **

Al abandonar España el archipiélago magallánico, Flores y Gon-


zaga se apresuraron a reunir las fuerzas masónicas, que andaban
desorientadas y dispersas. El Gobierno general de las islas estaba
en manos de masones, desde Aguinaldo, presidente, a Gonzaga, se-
cretario de Fomento. Ambrosio Flores, que lo era de Guerra, re-
unió a los masones en Asambleas hacia octubre de 1899, con el
propósito de crear un Oriente nacional.
Y a los americanos que desembarcaron en el archipiélago habían
fundado una logia militar que comenzó sus trabajos el 21 de agosto ;
de 1898, y en ellos persistió hasta su regreso a los Estados Unidos, !
en julio del siguiente año. \
La guerra filipino-americana, que empieza en febrero de 1899,1
dio al traste con los trabajos de Flores; pero acabada a fines del!
mismo año, pudieron comenzar, esta vez de modo ya definitivo.

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los trabajos de reorganización masónica. Reyes Tolentino, que ve-
nia de la deportación haciéndose lenguas del trato de que le habían
hecho objeto los masones españoles, propugnó la idea de revivir
la antigua logia "Modestia", de la que había sido secretario, bajo
los auspicios del Gr.-. Or.-. Español. Así se hizo, siendo elegido
Ven.-. Maes.-. Valentín Polintan. La Carta constitutiva de la re-
anudada Log.-, se firmó el 27 de enero de 1900, siendo nombrado
Polintan además Gran Delegado del Gran Consejo de la Orden en
Filipinas, cargo que honró hasta su muerte.
El primer acto de la Log.-. "Modestia" fué dirigirse a los talle-
res de la Federación para que hiciesen uso de toda la "influencia
moral y material cerca del Gobierno de Washington", al objeto de
que la guerra entre filipinos y americanos cesase.
De 1900 a 1907 en Filipinas trabajan talleres de las más diver-
sas obediencias : una logia, "Manila", núm. 342, y otra, "Cavite",
número 350, que dependían de la Gr.-. Log.-, de California, la
"Rizal", con Pardo de Tavera al frente y lo mejor de la intelectua-
lidad del archipiélago, radicada en Manila, y que con la "Minerva",
de Tuguegarao; la "Isarog", de Camarines; la "Tayabas", de Ta-
yabas, y la "Nueva Ecija", de Nueva Ecija, pertenecían al Gr.-. Or.-,
de Francia y más tarde a la Gr.-. Log.-, del mismo país ( i ) ; Juan
Utor Fernández, español muy conocido en la Orden, intenta fun-
dar, y lo lleva a cabo, una Logia Madre, "Primera Luz Oceánica",
que establece sus ramificaciones en Luzon, Nueva Cáceres, etcéte-
ra; Abelardo Cuesta, Román Martínez, Vicente Barrena y Aure-
lio Rusca mantienen talleres bajo la obediencia del Gr.-. Or.-, de
España—revivieron la antigua "Luz de Oriente", núm. 228, y fun-
daron la "Luz de Cavite", núm. 230; la "Luna", núm. 2 3 1 ; la
"Unión, Patria Fraternidad", núm. 2 3 2 ; la "Rizal", núm. 2 3 3 ; la
"Luz de Pangasinán", y triángulos en Mauban, Rosario, etc.—y la
ya citada del Gr.-. Or.-. Español, que merced a las actividades de
Polintan aumentó el número de logias con la "Dalisay", núm. 177,
y con la "Sinukuan".
Reunidas las logias que trabajaban bajo los auspicios del Gr.-.

( i ) S e d i s o l v i ó e n 1909 y n o r e a n u d a s u s t r a b a j o s h a s t a 1912, bajo el


Gr.-. Or.-. E s p a ñ o l , m e r c e d a la iniciativa del ú l t i m o s e c r e t a r i o F e l i p e T e m -
p o n g k o . P a s a r o n a la j u r i s d i c c i ó n del m i s m o Gr.-. Or.-', m á s tarde l a s
l o g i a s " M i n e r v a " e "Isarog". A s í a c a b ó e n F i l i p i n a s la tutela m a s ó n i c a
de Francia.

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Or.-. Español con las dos que obedecían a la Gr.-. Log.-, de Cali-
fornia, se intentó formar en 1904 una Gr.-. Log.-, nacional, pero no
pudo llevarse a cabo la fusión.
En 1906 reorganizan las antiguas logias "Nilad", núm. 1 4 4 ;
"Walana", núm. 1 5 8 ; "Lusong", núm. 185, y "Mabini", núm. 290,
los hh.-. Ramón Diorno, Jacinto Ocampo, Inocencio Concepción y
Francisco Umengan.
Convocados en 9 de septiembre de 1 9 0 6 , por Timoteo Páez, Ve-
nerable de la "Sinukuan", el Gran Consejero de la Orden Valentín
Polintan, a su vez Ven.-, de la logia "Modestia", y los de la "Nilad",
"Lussong", "Walana", "Mabini" y "Dalisay"—único que no asis-
tió a la convención, si bien diera en carta las explicaciones del ca-
so—, después de no pocos incidentes se constituyó en septiembre
de 1907 la Gran Logia Regional de Filipinas, que poco después ;
de organizada vio aumentar sus talleres con la "Balagtas", nume- :
ro 149; la "Pilar", núm. 203, y la "Bagong-Buhay", núm. 291, si \
bien la "Modestia", núm. 199, hubo de abatir columnas por obsti- \
narse en afiliar a Dominador Gómez, sobre el que pesaban diver-
sos cargos, y en virtud de sentencia de la dicha Gr.-. Log.-. Reg.-, de
8 de mayo de 1908, que por decreto de 20 de julio confirmó el
Consejo de la Orden, radicado en Madrid.
En 1907 la Gr.-. Log.-, de Escocia funda un taller en Manila:
"Perla de Oriente", núm. 1.034, y otro: "Cebú", núm. 1.106, en la
ciudad de este nombre. Más tarde, en 1912, el Gr.-. Or.-. Lusitano
establece también una logia, la "Minerva", y los norteamericanos
constituyen una Gran Logia de las Islas Filipinas, de la que fué
el primer Gr.-. Maes.-. H . Eugene Stafford. Es decir, que había
dos Grandes Logias, esta recién fundada y la llamada Regional,
que propiamente representaba a la masonería filipina y podía exhi-
bir ejecutorias nobilísimas. Pero como muy bien dice Kalaw
—loe. cit., pág. 1 5 5 — , la Gr.-. Log.-. Reg.-, tenía el defecto de no
ser soberana, sino subordinada al Gr.-. Or.-. Español. De ahí arran-
ca la campaña para hacer masónicamente independiente el territorio
filipino. En julio de 1915 se reúne una Gran Asamblea de Maestros
masones en la Grand Opera House, donde se resuelve fundar la
Gran Logia Nacional de Filipinas, "con los mismos poderes y atri-
buciones ejecutivos, legislativos y judiciales reconocidos a las Gran-
des Logias Soberanas de los Estados Unidos", asuraiendo J^2or^

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completo el poder soberano y la jurisdicción territorial de las Logias
Simbólicas del país, como sucesora legítima del Grande Oriente
Español" sobre las tales, acordándose protestar fraternal y respe-
tuosamente "contra la constitución en los valles filipinos de la titu-
lada "Gran Logia de las Islas Filipinas", integrada por logias ame-
ricanas", y declarando que la tal constitución violaba el derecho
jurisdiccional del Gr. •. Or. •. Español y de la Gr.-. Log.-. Reg.-.
Antes de que la masonería filipina se independizara del Gr.-.
Or.-. Español se cruzaron entre Kalaw y Morayta cartas explicati-
. vas—desde 27 de agosto de 1915 a 21 de diciembre de 1916—en
las que nuestro cuerpo masónico no cedía. La muerte de Morayta
—24 de enero de 1917—^precipitó los acontecimientos, y el 14 de
mayo, 27 talleres de la Gr.-. Log.-. Regional suscribían el documen-
to de la afiliación a la Gr.-. Log.-, de las Islas Filipinas, con lo que
acababan en el archipiélago las cuestiones de competencia jurisdic-
cional. La fusión de las logias fiHpinas con las norteamericanas ha-
bía prevalecido, y un yanqui, William H. Taylor, fué el primer
Gran Maestre de la Gr.-. Log.-. Realmente la consideración de no
ver dividida la masonería pesó en los hh.-. filipinos para llevar a
cabo esta alianza. Acabaron las jurisdicciones de los Grandes Orien-
tes Español y Lusitano y la de la Gran "Logia de Francia. Aumen-
taron los talleres, que en 1920 eran 56, con 4.195 miembros. Y con
la paz y la concordia, bajo un Gobierno, que alienta los esfuerzos
de los hombres de buena voluntad, la masonería filipina vive hoy
pujante, realizando los nobles ideales de cooperación fraternal, to-
lerancia y justicia.
* **

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LA MOSONERÍA EN LAS ANTILLAS

HISTORIA ESQUEMÁTICA DE LA MASONERÍA CUBANA DURANTE EL


PERÍODO COLONIAL.

El más antiguo documento sobre masoneria cubana es de


1763, y dice así en castellano (i) : " Y la oscuridad no le compren-
día. En Oriente, un lugar lleno de luz donde reina el silencio y la
paz. Nosotros, Maestro, Vigilantes y Secretario de la Venerable
Logia de libres y aceptados masones, dedicada a San Juan, número
218, en el registro de Islanda, y cuyos componentes pertenecen al
regimiento de Infantería, número 48 (ne varietur). Provista con
todos los honores y debidamente reunidos. ,
"Por la presente declaramos, certificamos y atestiguamos, a to-
dos los hombres esparcidos por sobre la faz de la tierra, que el
portador, Alejandro Cockburn, ha sido recibido como aprendiz y
compañero, y después de suficiente prueba y examen le hemos con- !
ferido el sublime grado de Maestro, por lo que puede ser admitido
y aceptado legal y seguramente, sin demora, por cualquier sociedad
a la que el presente se mostrare. Dado de nuestra mano y sellado

( i ) E l original i n g l é s e s é s t e :
" A n d tile D a r k n e s s C o m p r e h e n d e d it n o t . — I n t h e E a s t A place full o f
L i g h t w h e r e R e i g n s silance a n d p e a c e . — W e t h e M a s t e r w a r d e n s a n d s e -
cretary o f t h e W o r s h i p full l o d g e o f F r e e a n d A c c e p t e d M a s o n s D e d i c a t e d
t o S h . J o h n n." 218 o n t h e R e g i s t r y o f I r e l a n d held in the F o r t y E i g h t
R e g i m e n t o f F o o t ( n e V a r i e t u r ) . A D o r n d w i t h all their H o n o u r s a n d
A s s e m b l e d i n D u e F o r m . — D o h e r e b y D e c l a r e Certifie a n d A t t e s t to all m e n
L i g h t n e d spread o n the F a c e o f t h e E a r t that t h e B e a r e r here o f A l e x a n -
d e r C o c k b u r n hath b e e n R e c e i v e d a n d E n t e r e d A p p r e n t i c e a n d f e l l o w
C r a f t a n d a f t e r sufficient p r o o f A n d T r y a l l w e h a v e g i v e n u n t o h i m t h e
sublime Degree of Master and he M a y Lawfull and Safely without any
D e m u r be Admitted into and Accepted o f f by and Society to w h o m e
t h e s e P r e s e n t s C o m e G r e e t i n g . — G i v e " u n d e r o u r H a n d s a n d S e a l at o u r
L o d g e R o o m at t h e H a v a n a this 3d d a y o f M a y in t h e Y e a r o f o u r
L o r d 1763 a n d in t h e J e a r o f M a s o n r y 5763.—William S m i t h , M a s t e r ;
James L e e y Richd, Coombs, W a r d e n s ; Peter Tobin, Secretary." Este re-
g i m i e n t o pertenecía a la b r i g a d a del g e n e r a l W a l s h y p e r m a n e c i ó e n la
H a b a n a h a s t a que l o s i n g l e s e s e v a c u a r o n la plaza el 6 d e j u l i o d e 1763.
E l r e g i m i e n t o n ú m e r o 48 s e titulaba " D e W e b b " , y s e g ú n n o s dice G o u l d ,
t e n i a carta c o n s t i t u t i v a d e s d e e l a ñ o 1750.

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con nuestro sello, en nuestro templo de la Habana, este tercer día
de mayo del año de nuestro Señor de 1763 y, de la masonería, de
5763.—Guillermo Smith, Maestro; Jaime Lee y Ricardo Coomhs,
Vigilantes ; Pedro Tobin, Secretario."
Por este documento sabemos que en Cuba brilló la luz masóni-
ca en la segunda mitad del siglo X V I I I ; pero sólo en los comienzos
del X I X había de establecerse activamente, tomando en ella parte
los insulares. Esa logia regimental trasladada a la Habana sin duda
alguna se limitó a seguir trabajando como hasta allí, a iniciar a los
oficiales y clases del 48 de línea que lo desearan; mas a ella no
tuvieron acceso los nativos. Al menos no consta de ninguna indi-
cación registrada por los historiadores.
Fueron los colonos franceses de Haití quienes durante la bo-
rrascosa turbulencia revolucionaria de 1793 hubieron de emigrar
a Santiago de Cuba, los que llevaron consigo no sólo las fortu-
nas y las familias, sino también los archivos de las logias en que
trabajaban.
En 1802 levantan columnas en Santiago de Cuba "La Perse-
verance" y "La Concorde", y en la Habana la "Amitié" y la
"Benéfique Concorde".
Los disturbios derivados de la invasión francesa en España
obligan a estos colonos a nuevo éxodo. Esta vez marchan a los
Estados de la Unión Americana—Nueva Orleans y Filadelfia, es-
pecialmente—, y con ellos las logias "Perseverance" y "Concor-
de", de Santiago de Cuba. Por cierto que las de la Habana caste-
llanizan sus nombres—"Amistad" y "Concordia"—, dando lugar
a que dos calles se llamasen así, por estar instaladas en ellas Ios-
templos respectivos.
Consiguieron los emigrados de las Grandes Logias de Pen-
silvania, Luisiana y Carolina del Sur cartas de constitución para
que en los talleres los compatriotas que arrostrando todas las
antipatías populares quedaban en la isla pudieran seguir haciendo
masonería.
Así vemos que la Gran Logia de Pensilvania autoriza cuatro
talleres en la Habana—"Templo de las Virtudes Teologales", nú-
mero 103; "Delicias de la Habana", número 1 5 7 ; "Recompensa de
las Virtudes", número 161 ; "Fidelidad Habanera", número 167—•
con fechas de 1 7 de diciembre de 1804, 2 de marzo^de i S i ^ g de.

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mayo del mismo año y i6 de septiembre de 1819, respectiva-
mente; dos en Santiago de Cuba—"Benevolencia", número 1 7 5 ;
"Verdadera Filantropía", número 1 8 1 — , con fechas de 8 de no-
viembre de 1820 y I de abril de 1822, y una en Regla—"Unión de
Regla", número 166—, con fecha de 5 de abril de 1819. La Gran
Logia de la Carolina del Sur auspicia la "Constancia", número
50, y la "Amenidad", número 52, de la Habana—fechas 27 de
marzo de 1818 y 31 de marzo de 1820—, y la "San Andrés",
número 93, de Santiago de Cuba—17 de noviembre de 1859—.
Por fin la Gran Logia de Luisiana concede cartas constitutivas
en 1815 y 1 8 1 2 a los talleres de la Habana la "Unión Fraternal
de Caridad", número 14, y "Rectitud", número 22, y a "El Tem-
plo de la Divina Pastora", número 19, de Matanzas, en 1818.
Precisamente este año de 1818 fué fecundo en acontecimien-
tos para la masonería cubana. En marzo, reunidas las logias
"Constancia", "Templo de las Virtudes Teologales" y "Delicias
de la Habana", en gran asamblea, instalaron la "Gran Logia Es-
pañola de Francmasones del Rito de York", y en abril, el coronel
Luis de Clouet D'Obernay, fundó un Gran Consistorio del gra-
do 32, bajo la autoridad del Gran Oriente de Francia, que lo
aceptó al año siguiente—7 de abril de 1819—. En 1821 este mis-
mo Gr.-. Or.-., fundaba en la Habana una logia, la "Constante
Sophie".
Más adelante, cuando el Gr.-. Or.-. de Francia cede al Gran
Oriente Nacional de España sus derechos sobre el Gran Consis-
torio y las logias que bajo su autoridad trabajaban, el cuerpo masó-
nico cubano se declara independiente—7 de septiembre de 1822—,
creando el "Gran Oriente Territorial Español Americano de la
Isla de Cuba", que a poco se funde con la Gran Logia Española
de Francmasones del Rito de York en la Isla de Cuba".
No queremos decir que no actuaran por aquellas fechas logias
o cuerpos masónicos clandestinos, pero esto no es asunto sobre
el que valga la pena detenerse. En el Apéndice a la traducción
que hizo Almeida de la Historia de la Masoneria de Findel, dice
algo de esto Juan de la Cruz Pérez, y a él remitimos a los cu-
riosos.
Cuando se reitera, en 1828, el decreto de clausura y disolución
de los cuerpos masónicos de 1824, la "Gran Logia Española del

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Rito de York en la Isla de Cuba" tenia bajo su jurisdicción 6 6
logias—31 en la Habana, cinco en Matanzas, tres en Santiago de
Cuba, tres en Puerto Príncipe, una en Santa Clara, una en Pinar
del Río, una en Jesús del Monte, una en Bejucal, una en Reme-
dios, dos en Guanabacoa, una en Vereda Nueva, una en Melena
del Sur, dos en Regla, una en Guanajay, dos en Güira de Melena,
dos en Güines, una en Alquizar, una en Guatao, una en Guanes,
una en Manzanillo, una en Baracoa, una en San Marcos, una en
Bayamo y una en Holguín.
Las logias continuaron reuniéndose, por lo menos dos de ellas,
no obstante la aparente disolución del cuerpo masónico aludido;
pero preciso es anotar que sólo hasta treinta años después comen-
zó la vida activa de la Orden en la Isla de Cuba.
Fué en 1 8 5 9 cuando esas dos logias—"Fraternidad", núme-
ro I, y "Prudencia", número 2—, de acuerdo con la "San Andrés",
núm.ero 9 3 , que acababa de instalarse, fundaron en Santiago de
Cuba la "Gran Logia de Colón", y dentro del mismo año el Su-
premo Consejo, siendo su primer Gran Comendador Antonio Vi-
nent y Gola, marqués de Palomares del Duero (i).
Con tal sigilo llevó la Gran Logia de Colón sus trabajos que
hasta un año después de constituida no se supo en la Habana que
existiese. Fundó en Oriente la primera logia—"Restauración",
número 4—en Jiguani, el 22 de julio de i860, y en agosto del año
siguiente, en la Habana, la llamada "Amor Fraternal", que aun tra-
baja. Por cierto que el principal promotor del establecimiento de
este taller fué un portugués residente en la capital de Cuba, llamado
Manuel Basilio da Cunha-Reis.
La interferencia de los hh.-. Vicente Antonio y Vicente Lesca-
dio de Castro llevó a parte de la masonería cubana a una situación

( i ) A u t o r i z a d o p o r el S u p r e m o C o n s e j o del S u r de l o s E s t a d o s U n i -
d o s , c o n s e d e e n C h a r l e s t o n , y c u y o s o b e r a n o Gran C o m e n d a d o r era A l -
b e r t o P i k e , l l e g ó a S a n t i a g o el m a s ó n c u b a n o A n d r é s Cassard, p r o c e d e n t e
de N u e v a Y o r k , d o n d e había f u n d a d o la l o g i a "Fraternidad" n ú m e r o 387.
M a s c o m o el G o b i e r n o n o le p e r m i t i e r a d e s e m b a r c a r — p e s a b a sobre él u n a
s e n t e n c i a d e m u e r t e p o r infidente—, e n la m i s m a c á m a r a del b a r c o q u e
h a s t a allí lo había l l e v a d o c o n c e d i ó el g r a d o 33 y d e l e g ó p o d e r e s el h.-. J u a n
R a f e c a s , quien a su v e z e x a l t ó a l o s hh.-. que se precisaban, para q u e s e
p u d i e s e constituir el S u p r e m o C o n s e j o , s e g ú n l o d e s e a b a el m u y e m i n e n t e
h.-. P i k e .

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irregular. Era el doctor Castro hombre de grandes talentos y po- \
sición social descollante, que pretendiendo innovar la masonería, j
redactó, y por cierto de un modo excelente, las liturgias de los 3 3 ;
grados. No habiendo podido desembarcar en Cuba por razones po- i
líticas, encomendó a su hijo Vicente Lescadio solicitar autorización \
del Supremo Consejo irregular de Luisiana, que presidía J . Foul- i
houze, para establecer logias en la Isla. Con tan defectuosos aus-
picios fundó en 1857 la logia "Prudencia", de Matanzas, y en
1861 la "Discreción" de la Habana, y al año siguiente—28 de mar- [
zo de 1862—el "Supremo Consejo y Gran Oriente de Cuba y las !
Antillas". Bajo él se extendió esta masonería irregular, y a las lo- ]
gias de su jurisdicción—"Constancia", "Fe", "Unión Fraternal", s
"La Luz", "Armonía", "Porvenir" e "Hijos de Hiram"—pertene- t
ció lo más granado de la sociedad cubana. '
Desautorizado el doctor Castro en mayo o junio de 1868 por el i
Supremo Consejo de Charleston, constituíanse las logias irregulares ]
en Gran Logia Simbólica el 20 de agosto de ese mismo año. i
Después del grito de Yara—10 de octubre de 1868—, que inicia i
la guerra de independencia, llamada de los diez años, comenzaron !
a desertar los hh.-. de las logias irregulares, para incorporarse a la \
Gran Logia de Colón. i
El doctor Castro murió a poco—12 de mayo de 1869—, dejan- 1
do en la masonería la huella más profunda que se registra en his-
panoamérica, pues sus intentos innovadores van respaldados por
una noble especulación filosófica y una muy alta idealidad.
Continuaron extendiéndose con la cautela a que las circunstan- !
cías políticas le obligaban, lo mismo la Gran Logia que el Supremo \
Consejo de Colón. A tal punto eran éstas difíciles que por las ma- \
léficas influencias de un Padre Lecanda y la obcecación de unos ¡
cuantos españoles que servían al gobierno central, se delató como ¡
revolucionario al Gran Maestro de la Gran Logia de Colón, An- j
drés Puente, fusilado por las hordas que acaudillaba el feroz co- ]
mandante Carlos González Boet, en el potrero San Juan de Wilson, ;
cerca del Cobre, el 15 de febrero de 1870. j
Contrastaba esta sanguinaria actitud con la asumida por los her- \
manos cubanos. Bastará recordar lo que hizo el general insurrec- ':
to Donato Mármol con el capitán español Sebastián González, que, Ì
amparándose en la hermandad, pidió que se le dejara intacto un '

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convoy, que conducía por orden del comandante general de San-
tiago de Cuba, don Joaquín Ravenet. Máximo Gómez, allí presen-
te, entonces subalterno, y desconocedor aún de la masonería, no
pudo reprimir un gesto de disgusto ante la conducta del general
Mármol. (Véase Liturgia de instrucción. Primer grado..., por En-
rique Maseda y Hovard. Habana, 1926. Págs. 9 - 1 7 ; y Manual
Masónico, escrito por los hh.-. Francisco de P. Rodríguez y Ge-
rardo L. Betancourt. Habana, 1919. Pág. 52.)
Para celebrar honras fúnebres masónicas a la memoria de An-
drés Puente y los demás hh.-. fusilados, la logia "San Andrés",
una de las principales de la Habana, citó a tenida de duelo a los her-
manos de la capital en su templo de la calle de Obrapia, 68, el 5 de ;
marzo de 1870. Pero "los voluntarios", la mas típica manifestaciónj
de la barbarie española colonial, asaltaron el templo, de cuyo atro-1
pello resultaron conducidos presos y encarcelados 52 hh.-., entre
los que había cubanos, peninsulares y extranjeros. El juez don
Joaquín Fabre—sea por nosotros loado—los absolvió; mas Caba-
llero de Rodas, capitán general a la sazón de la Isla, mandó a Es-
paña, bajo partida de registro, al digno magistrado, sometiendo a
los presos a un Consejo de guerra. Pero de España llegó orden
terminante del h.-. general Prim, y el Consejo dictó sentencia abso-
lutoria el 10 de octubre de 1870.
Poco después, sin embargo, las autoridades, compelidas por "los
voluntarios", calusuraron el templo de Obrapia, incautándose de
los archivos, muebles y biblioteca. Aun pueden verse libros en la
Universidad habanera con el sello de la Logia "San Andrés".
Por aquellos días tormentosos la masonería cubana no olvidó
cuáles eran sus deberes, y así en 27 de septiembre de 1869 la lo-
gia "Hijos de la Viuda" fundaba la primera escuela de niños, ejem-
plo que siguieron otros talleres, entre los que "San Andrés", "Fe
Masónica" y "Silencio" figuraron. Tomó también la masonería de
Cuba a su cargo el empeño de manumitir esclavos, sin contar más
que con sus propios recursos, y bueno será decir que hizo en este
orden verdaderos prodigios.
El 26 de mayo de 1870, y a instancias reiteradísimas de las
logias que en la Habana trabajaban, se creó la primera logia pro-
vincial; pero, falta de autonomía, fué disuelta en 1874. En este
cuatrenio se deportó gubernativamente—en 1872—al doctor Fer-

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nández Mora, Gran Maestre de esta Gran Logia provincial—mé-
dico mayor de Sanidad Militar del ejército español, muy querido
de los cubanos—, por el solo hecho de ser masón.
En mayo de 1875 se constituía una segunda madre Logia pro-
vincial, con más anchas bases que la anterior ; pero se la suspendió
también en julio de 1876, como ya diremos. i
Por ese tiempo se intentó la construcción de un templo propio i
y de un cementerio masónico, a iniciativa de la logia "Amor Era-;
ternal" y la Convención de los Supremos Consejos, que se celebró |
en Lausana, reconocía la masonería cubana y, en cambio, rechaza-
ba la representación de España—septiembre de 1875. |
La Gran Logia de Colón tenía bajo su obediencia en ese año^
35 talleres, algunos de ellos en el exterior—logias "Estrella de Lu-
quillo" y "Tercera Prudencia", en Puerto Rico, y "Unión Fra-
ternal", en San José de Costa Rica.
De 1870 a 1875 se publican las primeras revistas masónicas
cubanas : El Compás, que dirigía Nicolás Domínguez Cowán, maes-
tro de la logia "San Andrés, y El Silencio, que editaba el hermano
francés León Dediot, víctima de las persecuciones más odiosas por
parte de la Policía y gobierno insulares.
La instalación en la Habana del h.-. Aurelio Almeida, fundador
de la logia "Yucayo", de Matanzas, es el punto de partida de la
reorganización definitiva de la masonería cubana.
Muy luego comenzó a sostener la idea de trasladar a la Habana
la Gran Logia y de separar el simbolismo de la influencia de los
grados escoceses. La Voz de Hiram sirvióle de vehículo para di-
fundir sus proyectos. A esta publicación siguieron El Cincel, y
luego La Gran Logia. Tradujo el Curso oral, de Cauchois ; la Ju-
risprudencia, de Mackey; la Historia de la Francmasonería, de
Findel, y escribió por sí El Consultor del Masón, conocidísimo en-
tre nosotros y un Compendio de Jurisprudencia.
Entablada la lucha entre la masonería de la Habana y de San-
tiago, la Gran Logia en esta ciudad radicada disolvía en 28 de
julio de 1876 a la Provincial. Uno de los motivos del antagonismo
entre la Provincial y la Gran Logia de Santiago fué la suspensión
por aquélla de las logias habaneras "San Andrés", "Silencio" y
"Fe Masónica".
Determinada la logia Provincial a dar un golpe de Estado, .re-_

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unió en Asamblea a los 13 talleres—"Amor Fraternal", "Esperan-
za", "Hijos de la Viuda", "Cosmopolita", "Fe", "Constancia", "Ca-
ridad", "Yucayo", "Ciencia y Virtud", "Hijos del Silencio", "Mer-
cedes", "Perfección" y "Perseverancia"—que la constituían, y el
I de agosto de 1876 fundaron la "Gran Logia de la Isla de Cuba",
que dentro de ese mismo año reconocían la mayor parte de las
Grandes Logias norteamericanas y el Gran Oriente, que presidía
Sagasta—h.-. Paz.
Para responder a todo esto, la Gran Logia de Colón promulga-
ba el 26 de agosto del mismo año sus constituciones, en las que
se declaraba soberana.
En 1877, y después de una campaña intensísima, llevada a
cabo por el h.-. José Fernández Pellón, la Gran Logia de Colón
se trasladaba a la Habana, incorporándose los talleres que en esta
capital trabajaban. Por cierto que el día de la instalación de la
Gran Logia fueron sorprendidos los hermanos, sin mayores conse-
cuencias, por la Policía. Pero a los cuatro días reanudáronse las
reuniones en la logia "Silencio".
Los que no habían en Santiago votado por la traslación a la
Habana de la Gran Logia de Colón, desconociendo el acuerdo,
pretendieron continuar al frente de ella.
Después de no pocos incidentes y de algunas torpezas cometidas
por la Gran Logia Colón, de la Habana, queriendo, por ejemplo,
coaccionar a la logia "Hijos de la Viuda" a jurar la Constitución
el 25 de enero de 1880, se fusionaron las Grandes Logias bajo
el nombre de "Gran Logia Unida de Colón e Isla de Cuba", con
Antonio Govin de Gran Maestro y Aurelio Almeida de Gran Se-
cretario (i).
La influencia del h.-. Almeida no se circunscribió a la maso-
nería cubana, sino que también llegó a la española y a la peruana.
En Sevilla estableció un cuerpo masónico con el título de Gran
Logia Independiente Española, de la que fué alma y motor un
cubano, Esteban Miniet, su Gran Secretario. Muerto éste, se tras-
ladó a Cádiz la dicha Gran Logia, desapareciendo después de no
pocos años de fecunda existencia. En Lima organizó Almeida una
Gran Logia.
( i ) E l ú n i c o taller q u e n o ratifico el a c u e r d o d e f u s i ó n f u é el d e n o m i -
n a d o "España" n ú m e r o 45, d e R e m e d i o s .

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Tras las Grandes Logias se trasladó a la Habana también—22
de octubre de 1882—el Supremo Consejo, del que fueron sobe-
rano Gran Comendador el h.-. Juan Ignacio Zuazo, y Gran Se-
cretario Canciller, Aurelio Almeida.
Cuando en 1857 surgió nuevamente la masonería en Cuba, pen-
saron los hh.-. de aquella Isla en ponerse bajo la protección de la
nuestra, no obstante lo mal que les había resultado la dependencia
del Gr.-. Or.-. Hespérico; pero realmente hasta 1873, en que el
Gr.-. Or.-. de Ruiz Zorrilla celebró un pacto con la Gran Logia
de Colón, y más luego, en 1877, en que la Gran Logia de la Isla
de Cuba lo llevó a cabo con el Cuerpo masónico que presidía Sa-
gasta, no hubo relaciones demasiado estrechas entre peninsulares
y criollos.
La discordia surgió pronto, cuando Ramón Bru, empleado del
gobierno de España en la Isla, apareció como delegado del Gran
Oriente, que por entonces presidía Couder, y por sí y ante sí,
con miras puramente políticas, comenzó a establecer logias en Cuba,
"que prestaran obediencia al Supremo Consejo de Madrid, porque
así conseguiría cortar los recursos que el Gran Oriente de Colón
remitía secretamente a la insurrección...", según le decía en carta
a Leandro Tomás Pastor.
Mas aunque el Gr.-. Or.-. de España sometió a procedimiento
a Bru, expulsándolo de la masonería, los pactos se rompieron.
Expulsado Brú del Gr.-. Or.-. de España, se acogió a otro, y en
nombre de él sembró de logias la isla de Cuba, provocando el caos
más espantoso. Sin embargo, la "Unión Ibérica", número i, que
presidía Segundo Alvarez, y la "Fraternidad", número 2, de la que
era venerable Narciso Barbier, que por cierto publicaban un pe-
riódico, Unión y Fraternidad, de efímera vida, acabaron por incor-
porarse a la Gran Logia de la Isla de Cuba.
Es de notar que en la llamada Logia Departamental, de la
que fueron Grandes Maestros Francisco Rosales y Mariano Ra-
miro, ocupaba el puesto de Gran Secretario un hombre agrio y apa-
sionado, que contra todos los cánones de la Venerable Fraterni-
dad, quiso convertir la masonería en arma de combate político.
Llamábase Manuel Romero Rubio, y en el periódico La Luz, que
él dirigió, tuvo la osadía de romper lanzas contra Aurelio Almei-
da. Mientras este hombre vivió—vino a morir ciego en un pueblo

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de Andalucía, del que era nativo—no hubo acuerdo posible entre
españoles y cubanos; pero tan pronto abandona el campo se esta-
blece la avenencia entre unos y otros. Prudencio Rabell, hombre
noble y generoso, llevó a los masones españoles a las tiendas cu-
banas. El 15 de noviembre de 1891 se realiza la incorporación, y
como consecuencia de ella, su cambio de nombre: la que durante
once años había sido "Gran Logia Unida de Colón e Isla de Cuba"
pasó a ser "Gran Logia de la Isla de Cuba".
En esta nueva etapa la masonería cubana, unificada bajo la di-
rección de Almeida, se consolida y trabaja. Las logias dedican sus
actividades a proteger la instrucción pública, ya creando y soste-
niendo escuelas, ya fomentando bibliotecas públicas.
La logia "Plus Ultra", que por aquellos días levantó columnas,
vio llamar a sus puertas a lo más distinguido de la sociedad ha-
banera.
En mayo de 1893 se constituye la "Asociación de Veteranos
masones de la Isla de Cuba", donde se dieron las conferencias más
interesantes que sobre nuestra Orden se hayan oído en logias cu-
banas. Alma de esta organización fué el nunca bien ensalzado her-
mano Francisco de P. Rodríguez, escritor masónico muy documen-
tado y culto.
El 4 de abril de 1895, a poco de comenzar la segunda guerra
cubana de independencia, publicó el capitán general Calleja un de-
creto de suspensión de trabajos en las logias masónicas. Mas como
este cesara en el mando el 16 del mismo mes, Martínez Campos,
su sustituto, no paró mientes en el decreto, y algunos talleres si-
guieron trabajando, hasta que Weyler se hizo cargo del mando en
febrero de 1896.
Entonces el decreto de referencia se cumplió estrictamente, y
a no ser por la logia "Padilla", que trabajaba en un salón de la azo-
tea del Centro Gallego, pues su Venerable, José Cidre, no infun-
día sospechas, la luz masónica se hubiera extinguido en Cuba.
Los cuerpos directivos, sin embargo, continuaron actuando,
merced a la eficaz cooperación del Gran Comendador, que lo era
el doctor Miguel Gener, y a la munificencia de Segundo Alvarez.
Cuando el i de enero de 1899 se retiró de Cuba el gobierno es-
pañol, comenzaron las logias a reunirse, y en esta época de recons-
trucción de la masonería cubana Aurelio Miranda es el "alma

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máter" de la nada fácil tarea. A su tacto, a su profunda fe en los
destinos de la masonería, a su constancia y a su esfuerzo se debe
toda la nueva organización.
Fundáronse varias logias—"Cuba", "Habana", número 99, don­
de trabajaban los residentes norteamericanos—; los grandes orga­
nismos masónicos americanos entablan relaciones con la fraterni­
dad de Cuba, y Edgar S. Dudley—del Estado Mayor de Brooke,
gobernador general de la Isla—, Gran Inspector Delegado del Su­
premo Consejo del Sur de los Estados Unidos, fué un verdadero
mentor de los cubanos. El consiguió que reconocieran la masonería
cubana las Grandes Logias de Nebraska, Carolina del Norte e
Illinois, e inició a Hugh L . Scott—jefe del Estado Mayor del ge­
neral Wood, sucesor de Brooke, y luego general en jefe del ejér­
cito norteamericano—en la logia "Cuba".
Proclamada la República en 1 9 0 2 , la masonería cubana conti­
nuó dando muestras de sus grandes bríos. Pero de esta parte con­
temporánea de la masonería en Cuba, bajo el régimen republicano,
se tratará en otro momento.

H.-. P. G.-B.

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EL QUÍMICO Y ECONOMISTA FAUSTO
DEL LHUYAR
Célebre entre muchos es el'nombre de Fausto del Dhuyar den-
tro de los cuadros que la ciencia química exhibe ; pero ni la figura
del sabio ha sido con suficiencia estudiada, ni los mismos eruditos
de la disciplina a que se dedicó le rindieron la justicia merecida.
No tratamos de cumplir este objetivo, que requiere mayores Ímpetus
y tiempo; bástenos fijar sus méritos aclarando datos que andan
sueltos y confusos en ordenación de alabanza, dentro de la impar-
cial y justa glosa.
Corre parejas el nombre del químico español con los de Sheele,
el descubridor del oxigeno, y con el de Bergmann, el analítico del
antimonio ; señal de que la ciencia española en el siglo X V I I I latía
al unísono con la de Europa en los problemas que preocupaban por
igual en Upsala que en Vergara.
Nació Fausto del Lhuyar y de Subiza en la ciudad de Logroño,
el I I de octubre del año 1755, murió en Madrid el 6 de febrero
de 1833.
Durante los setenta y ocho años de su vida fué el estudio de
la qüimica y el de la economía su afán predilecto. Muy joven aún
ingresa en la Real Sociedad Económica Vascongada, que había
fundado el conde de Peñaflorida, Francisco Javier de Munibe, en
unión de distinguidos caballeros de las provincias vascas.
El monarca Carlos III, ansioso de extender por sus dominios
los estudios agrícolas, comerciales e industriales, aprobó la Sociedad
Exonómica de Vergara (aquí tenía su domiciho), en Cédula del
año 1767.
Dentro de la gestión de la Sociedad Vascongada se pensó en
la necesidad de la enseñanza y se abrió el Seminario o Colegio de
Vergara, cuyo plan de estudios y materias obedecía a finalidades

( i ) C o n m u c h o g u s t o i n s e r t a m o s este artículo del erudito publicista


d o n F e r n a n d o de la Q u a d r a S a l c e d o , sobre la personalidad, l a m e n t a b l e m e n -
te desconocida, d e F a u s t o del Lhuyar, V e n e r a b l e que f u é en 1817 d e la
logia que los españoles establecieron e n ¡a capital de M é j i c o c o n la d e n o -
m i n a c i ó n de "Arquitectura moral". M e n é n d e z P e l a y o dice que entre l o s
m i e m b r o s de ella había "algunos frailes".

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EL QUÍMICO FAUSTO DEL LHUYAR 147

prácticas y modernas. Quedaba relegada la filosofía llamada de


capa y espada con cierto sonsonete, a término secundario y subli-
mada la filosofía en su aspecto químico y físico.
No es nuestro intento recorrer aquel plan; pero sí conviene
fijar un hecho : junto a las clases de química y de hidráulica se ins-
taló en Vergara un laboratorio, con los elementos suficientes. Y a
el mismo conde de Peñaflorida, que había cursado en el Colegio
de los jesuítas de Tolosa, nos dice en sus famosas cartas que tenía
en su casa de Azcoitia aparatos de física, y en los inventarios de
los Extractos de la Sociedad Vascongada de los Amigos del País
figuran siempre los objetos de laboratorio a continuación de los
registros numismáticos.
El socio Valentín Foronda, en su Miscelánea, hace memoria de
esta cuestión del laboratorio, y en el artículo sobre La purificación
de la Platina se extiende en consideraciones sobre la utilidad de los
aparatos reunidos, que en aquel tiempo eran en España poco fre-
cuentes, especialmente en las cátedras de Salamanca y en las aulas
que regentaba el jesuíta P. Losada.
Fausto del Lhuyar encontró en la Sociedad y en el Seminario
de Vergara la instalación adecuada a su clara vocación. A los vein-
ticinco años era ya profesor de Vergara, en donde también ex-
plicaba su hermano mayor, Juan José del Lhuyar, que comparte
con él la gloria de los primeros descubrimientos, pero que no deió
tanta memoria de sus obras.
Los Extractos de diversos años, especialmente los de 1781,
1782, 1783, 1784 y 1785, contienen en sus páginas las experiencias y
análisis de los hermanos del Lhuyar.
Las Academias de Suecia, la importancia de la Universidad de
Upsala, en donde había enseñado por aquellos años Torbem Olef
Bergmann, discípulo de Linneo y autor de obras tan básicas como
la De Confectione aluminis, del año 1767, y la de Minerarum doci-
masia húmida—1780—, llevaron a los químicos de Vergara a com-
penetrarse de los planes de los químicos suecos, y para ello em-
prendieron viajes de investigación cuyos resultados hoy, como
entonces, admira el mundo sabio.
El primero en llegar a Suecia fué el hijo del director de la
Sociedad Económica Vascongada, Ramón de Munibe, quien visitó
casi todos los países de Europa y, con fervor notorio, los escan-

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dinavos. La brillante monografia que le ha dedicado, con materia-j
les completamente inéditos, mi querido pariente y concienzudo es-
critor don Julio de Urquijo, me releva de ampliar datos sobre estej
viaje de Munibe, del que habremos de hablar con relación al dei
nuestro biografiado. ¡
Se detuvieron, a partir del año 1785, los hermanos Lhuyar enj
las academias de Freiberg y en la de Upsala, en donde fueron re- ;
cibidos con toda clase de favor, convirtiendo en amistad personal]
la que había comenzado siendo epistolar. i
De regreso a España, después de este giro de Europa, trajo a
la institución vascongada los honores de socio e individuo de la '
Sociedad de Naturalistas de Berlín ; individuo de la Werneriana, i
de Edimburgo, y de la Sociedad o Academia de Marburgo ; distin- i
ciones todas que sólo se otorgaban a quienes, como Fausto del |
Lhuyar, penetraban en los secretos de la ciencia más de moda en =
la Europa del momento.
En el año de 1783 ya habían realizado Fausto del Lhuyar y su
hermano Juan José del Lhuyar el descubrimiento del wolfran de i
Vergara, que causó sensación, y todo se rindió a su paso por las
Academias de la Europa sabia. Acrecida su fama, fué nombrado
en 1788 director general de Minas en Méjico, país cuya importancia i
política y comercial requería la capacidad de un técnico como l
Lhuyar. \
Antes de partir para Méjico visitó y estudió la siderurgia vas- ]
congada y las minas de Somorrostro, sobre lo que dejó importante \
informe que se imprimió en las Actas de las Juntas generales de i
Guernica. i
Una vez en Méjico se aplicó al estudio de los grandes proble- :
mas de aquel virreinato, y producto de sus estudios fué la magni- ]
fica "Memoria sobre el influjo de la Minería en la agricultura, in- j
dustria, población y civilización de la Nueva España, en sus dife- \
rentes épocas, con varias disertaciones relativas a puntos de eco- j
nomía pública conexos con ei propio ramo", obra que revela en j
Lhuyar al genio economista que se basa en la observación y la es- |
tadística más rigurosa. I
Aunque Lhuyar califique de ligera esta Memoria, nosotros he- i
raos de apellidarla Memoria profunda y original. 1
En Méjico cultivó las amistades de célebres reputaciones, so- \

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bresaliendo la que le ligó al sabio Alejandro Humboldt, a quien
facilitó preciosos datos que aprovechó el barón Humboldt en su
Essai politique sur la nouvelle Espagne, obra impresa en Paris en
el año 1 8 1 1 .
Por estos mismos años, mientras en Europa se imprimía la obra
de Humboldt, tenían lugar en Méjico los acontecimientos de la in-
surgencia y alzaba el cura Hidalgo su estandarte revolucionario en
unión de Allende, Morales y otros.
Cuando Lhuyar se refiere a su vida laboriosa tiene razón, en
cuanto para los españoles fueron momentos angustiosos aquellos de
1811 y siguientes hasta que se consumó el acta de independencia y
fueron expulsados. Tenía Lhuyar a su mando las casas de Moneda
y la tutela de centros tan necesarios como el Real de Guanajuato y
los Reales de Potosí y Catorce, que unidos al de Zacatecas forma-
ban la natural ambición de los rebelados.
"Repelidos los rebeldes en el año 1816—dice Lhuyar—de la
extensión que habían ocupado, fueron despejados muchos minera-
les y territorios y empezó a tomar aliento la minería, a pesar de
la baja de las pastas de oro y plata en las Cajas provinciales."
Otra razón da sobre la baja y perjuicios sufridos en aquellos
momentos, y fué "la acuñación, defectuosa y mala, de la moneda
en las casas provisionales".
Vuelto Lhuyar a España en 1825 imprimió la Memoria que he-
mos citado y otra sobre Minería, cuyo título es así : Memoria sobre
la formación de una ley orgánica para gobierno de la minería en
España, que se dio a la estampa en Madrid, en 1825.
Fué nombrado director de Minas y ministro honorario de la
Junta General de Comercio, Moneda y Minas. Hay quien apunta
que fué ministro de Estado ; pero no hemos confirmado este extre-
mo, que suena a error.
Su obra principal en España consistió en la formación y esta-
blecimiento del Consejo Superior de Minería, que continúa en nues-
tros días, y que fué el baluarte científico y económico de la España
isabelina.
Contando una existencia preclara y rodeado de los halagos de
sus amigos pudo imprimir obras como La explotación de las minas
de España, La teoría de la Amalgamación, y otras como Las inda-
gaciones sobre la amonedación en Nueva España, en el año 1818.

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Los frutos y resultados de sus muchos años de vida estudiosa
colmaron su fama y sólo las pasiones políticas le tuvieron en oca-
siones sepultado en el retiro de sus laboratorios.

FERNANDO DE LA QUADRA SALCEDO

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RECTIFICACIONES HISTÓRICAS

En un diario conservador de Madrid—en La Epoca—se rectificó


ha ya tiempo un error en que incurría una revista semanal, de-
dicada desde el advenimiento de la República a debelar la masonería
y pulverizar masones. El error consistía en suponer que el actual
duque de Alba aconsejara al ex rey don Alfonso, como "modo
de conservar el trono", hacerse masón. Y comentaba La Epoca,
toda escandalizada, que el duque no podía aconsejar "semejante
disparate", porque "por su estirpe, por sus creencias y por su cul-
tura", ni "es ni ha sido nunca masón".
Digamos ante todo que, ocupando el doctor Simarro la Gran
Maestría de la Orden, intentó ingresar en ella don Alfonso de Bor- '
bón. Si no lo hizo—el intermediario fué probablemente el duque de
San Pedro de Galatino—se debe a que Simarro no estaba dispuesto
a darle de un golpe los grados que el ex rey solicitaba, no sin pre-
cedentes, que los hay a montones.
Elucidado esto, digámosle al duque de Alba que no anda muy
ducho en historia, siendo como es presidente de la Academia que de
ello entiende, pues que uno de sus antepasados, el de los días de
Carlos III, fué no sólo uno de los masones más activos y entusias-
tas, sino que a él y no al Conde de Aranda se debe la expulsión
de los jesuítas.
"El verdadero autor de la expulsión de los jesuítas—escribe
don Vicente Lafuente : Historia de las Sociedades secretas antiguas
y modernas en España, y especialmente de la francmasonería; to-
mo I, pág. 119. Lugo, 1870—fué el duque de Alba", y el conde de
Aranda sólo "un instrumento". Que el mismo duque fraguó el mo-
tín llamado de Esquilache, achacándoselo a los jesuítas, es punto
históricamente dilucidado. Cristóbal Mur, en el tomo I X de su
Diario para la historia de la literatura, pág. 222, consigna que en

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1776, poco antes de morir, declaró el duque haber sido el autor
del motín (i).
En el Juicio imparcUd sobre el extrañamiento de los jesuítas,
por un ilustrado Autor Español, se lee : "Vino ya el momento deci-
sivo en que el duque de Alba volvió a la gracia del rey y a la
mayor intimidad con el padre confesor, aunque sin amistad, pues
dicen por cierto que no la tuvo ni con su madre. Este sólo era el
hombre capaz de perfeccionar la máquina y de ponerla en movi-
miento. Tratóse entre los dos y Campomanes principalmente, y
dióse parte a muchos que habían de servir a su tiempo. Pero el
duque sólo se hizo cargo de la dirección, dejando al confesor y fis-
cal como instrumentos, cada uno en su clase, que se atasen con
otros según pidiese el tiempo, y unidos todos al principal impulsó
del duque... En esta situación se hallaba la máquina al tiempo de las
turbulencias de Madrid, y desde el primer día, anunciando no se
podía menos de ignorar su origen, se dio el primer movimiento a
la máquina, haciendo entender a Su Majestad que la novedad era
más que del pueblo y que la Compañía, acostumbrada a emprender
trastornos, tenía a la nación contaminada; y que no habia que fiar
en aquella aparente tranquilidad del pueblo... Siguió el minador sus
labores... El conde de Aranda debía de hacer el salchichón, y al
propio tiempo había de dar fuego a la mina, porque el peregrino
ingenio de Alba quería ver volar el edificio y complacerse en sus
miras, sin ser reputado por el maestro del arte. Fué fácil lo uno y
era preciso lo otro: el salchichón se hizo reconociendo por mano
del conde algunos papeles manuscritos e impresos, que se atribuye-
ron a los jesuítas..."
De esto y otras informaciones recogidas por los cronistas coe-
táneos resulta que fué el duque de Alba quien franqueó el motín de
Esquilache, achacándoselo a los jesuítas (2) y sacando las castañas
(1) E n l o s Documentos escogidos del Archivo de la Casa de Alba—Ma-
drid, 1891—queda probado que el duque de A l b a e s t u v o en correspondencia
c o n A r a n d a d e s d e 1755, y posteriormente con J u a n J a c o b o R o u s s e a u , u n o
d e l o s enciclopedistas a quien l o s revolucionarios españoles m á s siguieron
E n La Esperanza del a ñ o 1858—pág. 3 1 1 — , L a H o z publicó unos artículos
d o n d e se r e c o g e i a versión de que e s t a n d o para morir el duque d e Alba,
declaró al obispo de Salamanca "haber sido uno de los autores del motín
contra Esquilache, y q u e lo había f o m e n t a d o en o d i o a los m e n c i o n a d o s
r e l i g i o s o s — l o s jesuítas—, y para que se l e s imputase".
(2) S e prendieron s u j e t o s visibles a la Corte—dice u n a Relación d e la

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del fuego por mano del conde de Aranda, su instrumento, si no cola-
borador en este trance. Había precedido al duque en los preparati-
vos contra los de la Compañía, Roda, ministro de Gracia y Justicia,
hombre de extensa cultura, regalista y gran amigo de un cofrade
en masonería, el duque de Choiseul. Roda escribía a Choiseul, en
carta de 1 7 de septiembre de 1767: "Hemos muerto al hijo; ya no
nos queda más que hacer otro tanto con la madre, nuestra Santa
Iglesia romana." Era Roda íntimo del duque de Alba. Este le había
protegido en gran manera, consiguiendo en un momento difícil para
Roda "que se le encargase de una misión política en Roma", dice
un historiador. Lo de que Wall, Azara, Campomanes, el conde de
Aranda y el duque de Alba eran francmasones es negocio que
puede probarse con testimonios indubitables.
"Hoy está fuera de duda—afirma el citado Lafuente, Ib., pági-
na 103—que Wall (don Ricardo Wall desempeñaba el ministerio
de Estado por muerte de dOn José Carvajal y Lancaster, ambos
masones. Figuró Wall en Aquisgrán como agente secreto de Espa-
ña, y en Londres representó públicamente y con eficacia al rey Fer-
nando V I . Llegó don Ricardo a teniente general y era persona de
extensa cultura e irreprochables maneras: el arquetipo de "hom-
bre de mundo" que privó en el siglo X V I I I ) y el duque de Alba, de
acuerdo con la "francmasonería europea, expulsaron a los jesuítas."
"Eran—escribe Orti: Una página de la historia de Carlos III,
en la Revista católica de España, págs. 406-407; Madrid, 1 8 7 1 —
directores de la trama contra los jesuítas, en primer lugar, y como
conspiradores y encargados de la dirección, el conde de Aranda, el
padre confesor, fray Joaquín de Eleta y el fiscal del Consejo, don
Pedro Rodríguez Campomanes, asociados a multitud de agentes de
más o menos importancia ; pero éstos, subordinados y dependientes
de ellos."
Y o no sé si la intervención fué tal como la registra Coxe en su
Historia de España bajo los reyes de la casa de Borbón. Dice éste

é p o c a — , y d e l o s q u e n o se p u d o saber s u d e s t i n o , y v i s t o e s t o s e verificó
ser Padres con estos sujetos los autores del m o t í n ; y dijeron algunos ha-
bían v i s t o a e s t o s P a d r e s d i s f r a z a d o s entre la turba, s i r v i e n d o d e m a n d o -
nes. L o s v e r d a d e r o s a u t o r e s del m o t í n , c o m e n t a L a f u e n t e e n s u Historia
de las sociedades secretas antiguas y modernas en España, y especialmente
de la Francmasonería. Apéndices. T o m o I I I , pág. 453—; el d u q u e d e A l b a
y l o s f r a n c m a s o n e s , s u s parciales, h i c i e r o n correr tales v o c e s entre el pueblo.

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—tomo V, pág. 4—que se hizo todo de acuerdo con Choiseul, quien
no perdonó ningún medio, "así como tampoco ninguna clase de in-
trigas para difundir la alarma con respecto a sus principios—a los
de los jesuítas—y carácter".
"El duque de Choiseul—escribe Schoell : Curso de historia de
los Estados europeos; tomo X X X , pág. 370—, que en 1764 había
expulsado de Francia a los jesuítas, trató de perseguirlos hasta en
España, empleando cuantos medios estaban a su alcance..."
Nótese que en el expediente secreto de expulsión de los jesuítas
intervienen tan sólo masones (don Miguel María de Nava, don
Pedro Rodríguez de Campomanes, el conde de Aranda, don Luis
del Valle Salazar y don Pedro Rico y Egea, miembros todos de la
Gran Logia española), lo cual nos induce a pensar que fué trama-
da en lugares "de recogimiento y silencio". Y cuando, en 29 de
enero de 1767, se eleva al rey una consulta proponiendo la extin-
ción, extrañamiento y ocupación de las temporalidades de todos
los jesuítas, así de España como de Ultramar, éste nombra una
Junta superior, compuesta de los consejeros de Estado, duque de
Alba, don Jaime Mazones de Lima, fray Joaquín de Eleta, y de los
ministros don Manuel Roda, el marqués de Grimaldi, don Miguel
Muzquiz y don Gregorio Muniain. Esta Junta, que hizo presidente
al duque de Alba, eleva a los veintiún días su dictamen al rey, di-
ciéndole que debía "conformarse con la sentencia y parecer que le
persuaden a la urgencia y necesidad de esta providencia...". Con lo
que después de asesorarse del arzobispo de Manila, del obispo de
Avila y del agustino fray Manuel Pinillos, ganados a la buena cau-
sa por el duque de Alba, se acordó el extrañamiento de los padres
de la Compañía. Por lo que hace a la causa eficiente que provocó
el motín de Esquilache, aunque no lo hubiese dicho antes de pasar
al Oriente eterno, sabíamos que era el duque de Alba. "Quien ha
movido esto—el motín—, decía el premostratense P. Rosas, en car-
ta a una hermana suya, es gente muy rica... En el motín anda gente
de gran juicio."
"Corrieron a pares—Archivo de Simancas, legajo 1.009—los
millares de pesos."
Una tal Manuela, maestra de limeras y majas de la calle de Se-
govia, asistió al motín con su pandilla, y de lo que recogieron toca-
ron a veinte duros cada una.

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A las turbas amotinadas "no les faltó qué comer, ni qué beber en
abundancia, sin haberse averiguado quién proveía para ello, por lo
que se sospechó que el fundamento del motín fué por sujetos de
clases"—Semanario pintoresco español, tomo V I , págs. 185 y sig.—.
¿ Quiénes eran esos "sujetos de clase" ? Al conde de Aranda no le
interesó averiguarlo, no obstante haber sido nombrado por el rey
para pacificar Madrid (i).
Como don Agustín Sámano, oficial del parte, le llevara a don
Diego de Rojas un pliego con orden de entregárselo en propia
mano, al hacerlo di jóle al prelado:
—¿ Qué dice usted, señor Sámano, de estas cosas ?
—Señor, que será menester tomar alguna providencia seria
contra esta canalla.
Se refería a los que habían intervenido en la algarada.
—^¡Oh!—replicó el prelado—. No sabe usted de la misa la
media; aquí hay más de lo que parece; lo menos es la canalla.
i Cómo los historiadores se han obstinado en cautelar este hecho
clarísimo? ( 1 ) .
Vea, pues, el duque de Alba actual cómo en su estirpe hay un
masón de los mayores prestigios, autor en el siglo X V I I I de la pri-
mera expulsión de los teatinos. Y si se da a buscar en la familia,
se tropezará a muy escasa investigación con el conde del Montijo,
Gran Maestre de la Orden, promotor del motín de Aranjuez y uno

( i ) E s d e notar y quedar e n p e r p e t u a m e m o r i a — s e lee en la Repre-


sentación que la Corte de Madrid hace a su monarca Don Carlos III, y
de los motivos que tuvieron sus fieles vasallos para el motín levantado ct
Domingo de Ramos, 23 de marzo de 1766, el q u e d e s p u é s d e n o h a b e r
hecho r o b o ni latrocinio a l g u n o , ni c o s a q u e d e n o t a r sea, y el h a b e r s e
e n t r a d o e n a l g u n a s i g l e s i a s y tocar l a s c a m p a n a s a rebato, s a t i s f a c i e r o n l o s
d a ñ o s — ¿ Q u i é n ? ¿ L a s t u r b a s ? ¿ O l o q u e había d e t r á s d e l a s t u r b a s ? — q u e
hicieron, q u e f u é el que l a s c u a d r i l l a s d e l o s a m o t i n a d o s que andaban p o r
M a d r i d s e e n t r a r o n e n a l g u n a s tabernas y a g u a r d e n t e r í a s , b o d e g o n e s y
p a n a d e r í a s , y c o m í a n y b e b í a n s i n p a g a r , y l o s d u e ñ o s tenían q u e callar y
f r a n q u e a r l o t o d o ; p e r o n o s e q u e d a r o n s i n s a t i s f a c e r , p u e s d e allí a p o c o s
días andaban d i f e r e n t e s s u j e t o s p o r d i c h a s c a s a s e n g r a n silencio y a d e s -
h o r a s , sin saberse quién e r a n — ¿ c r i a d o s del d u q u e d e A l b a ? — , a v e r i g u a n d o
lo q u e había h e c h o d e g a s t o , y l o s d a ñ o s y p e r j u i c i o s , b a j o s u conciencia,
y l u e g o l o s a t i s f a c í a n , s i n dilación, s u i m p o r t e .
(i) H a g a m o s excepción de d o n A n t o n i o Ferrer del Río, quien en
s u " H i s t o r i a d e l R e i n a d o d e C a r l o s I I I d e E s p a ñ a — M a d r i d , 1856, pági-
na 16—observa que "otro i m p u l s o q u e el subitáneo d e l a s t u r b a s r e v e -
l a b a , p u e s , el m o t í n n a c i e n t e . . . " .

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de los masones que dan más juego en el primer cuarto del siglo
pasado.
Por lo demás, esas opiniones vertidas por La Epoca, y sin duda
autorizadas por el duque de Alba, no condicen con la cultura de
un hombre que frecuenta, como él, la Corte inglesa, y sabe que los
más altos dignatarios de la masonería de aquel país, a ella perte-
necen.
De desear sería que los que desconocen el Arte Real, al hablar
de él lo hicieran con mayor moderación y un más exacto conoci-
miento de la historia de España. A la masonería debe nuestro pue-
blo los más nobles intentos de renovación política que se han en-
sayado. El conato arandista de renovar el Estado español va asisti-
do de los hombres más cultos e inteligentes de España, sin excluir
a Jovellanos, que, aunque lo hayan dudado algunos, era masón. ¿ Y
qué espíritu anima, si no es el de la masonería, al constituoionalis-
mo español de 1812 al presente? Masones fueron desde Muñoz To-
rrero, eclesiástico, a Riego, general; desde Quintana, poeta, a Sa-
gasta, ingeniero, y desde Antillón, geógrafo, a Canalejas, abogado.

II

Dice Morayta, tomándolo probablemente de Llórente ( i ) , que


"Felipe V publicó—año de 1740—una ordenanza real condenándo-
los—a los masones—, y la Inquisición enjuició aquel mismo año
a los miembros de una Logia de Madrid, a cuyas dignidades se
castigó con pena de galeras". Y añade que acaso "en esta benigni-
dad del Santo Oficio influyeron—será influyó—^la alta condición de
los reos..." (Masonería española. Páginas de su historia. Madrid.
1 9 1 5 ; pág. 10).
Sin duda, los reos hubieran podido ser del alto rango a que se
refiere Morayta, pues que la francmasonería del siglo xviii no seí
abría indistintamente a todos. Conservaba de la británica la seve-|

( i ) "... el r e y d e E s p a ñ a F e l i p e V publicó, e n 1740, u n a o r d e n a n z a real


c o n t r a e l l o s — l o s m a s o n e s — , d e c u y a s resultas f u e r o n p r e s o s m u c h o s y c o n -
denados a galeras; lo que también hicieron los inquisidores a los miembros
d e u n a l o g i a q u e d e s c u b r i e r o n e n M a d r i d " ( L l ó r e n t e , Historia crítica de la
Inquisición de España, t o m o I I , p á g . 326. B a r c e l o n a , 1870).

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ridad del reclutamiento. Para ser francmasón, dice un papel de la
época, se necesitaba ser un caballero. Pero en esta clasificación
entraba el artesano, el burgués, el industrial, el hombre de ciencia,
el funcionario, el mercader que se comportaban caballerosamente.
La doctrina que prevalece es que el francmasón es un hombre libre,
y que no lo es quien depende de otro en la vida material. Por otra
parte, las cotizaciones en exceso elevadas para la época contribuían
a mantener un reclutamiento selecto. Era la francmasonería el lu-
gar de reunión de la mejor sociedad. Esto explica su éxito. Se
consideraba de buen tono ser masón, y no lo era quien quería. La
logia, reclutada por cooptación, no aceptaba en su seno a todo el
mundo. Omne promiscuum sordescit. Toda vulgarización envilece.
En un relato de 1787 se dice que los comediantes, "por su estado
civil, no deberían ver la luz", pues que ejercen "una profesión que
los hace viles a los ojos mismos de los profanos".
Ahora bien; ¿en qué se fundan Morayta y los historiadores
por él copiados para hablar de una "ordenanza real" que no existe ?
Hemos rebuscado inútilmente en el índice cronológico de todas
las pragmáticas, ordenanzas, cédulas, decretos, órdenes y resolu-
ciones reales, que se consignan en la Novísima recopilación de las
leyes de España—Madrid, ed. de 1850—y nada hemos encontra-
do. Y conste que la Novísima recopilación... abarca del año 1302
al 1805.
Pero no sólo en la Novísima recopilación no hay nada; es que
tampoco se encuentra referencia alguna en los distintos libros so-
bre la Inquisición española que hemos compulsado. En los cuaren-
ta y seis años que dura el reinado de Felipe V, los quemados y
más de las nueve décimas partes de los penitenciados lo fueron
por herejía judaica; los demás eran blasfemos, bigamos, supersti-
ciosos, fingidos brujos y molinositas—entre éstos el obispo de Ovie-
do, a quien se le mandó llamar desde Roma para encerrarlo en el
castillo del Santo Ángel, y Causadas, racionero de Tudela, que-
mado en Logroño.
Pero hay más: en el real decreto de 2 de julio de 1751, firmado
en Aranjuez por Fernando V I (i), no se hace referencia alguna a

(i) El decreto c o m i e n z a a s í : " H a l l á n d o m e i n f o r m a d o d e que la i n v e n -


ción d e l o s que se llaman f r a n c m a s o n e s e s s o s p e c h o s a a l a R e l i g i ó n y al
E s t a d o , y que c o m o tal está prohibida por la S a n t a S e d e d e b a x o d e e x -

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la tal ordenanza, como se solía en casos tales, y lejos de ser la
pena reagravatoria es mucho más liviana, pues se limita el rey a
privar a los que sean masones "de su empleo".
Lo casi seguro es que Felipe V no llegó a tener noticias de que
en su reino hubiese masonería. Los masones, para entonces, eran
gentes muy recatadas, tenidas por regalistas especialmente. Claro
que trabajaban con orientación francamente liberal, pero procu-
rando no declararse demasiado.
A poco de establecerse la Masonería—hacia 1730—estuvo a
punto de ser abolido el Santo Oficio, gracias a los esfuerzos de
dos hh.-. : Macanaz y Orri. Macanaz, escribe Alcalá Galiano—His- •
toña de España..., pág. 256—tuvo compañeros—los masones—que
como él pensasen, aunque sin dar de ello muestras muy conocidas.
Estas doctrinas—las masónicas—granjearon parciales, particular-
mente entre los togados y aun algunos eclesiásticos las abrazaron.
Hasta 1748, en que el embajador español en Viena denunció
haberse hallado en una logia alemana un manuscrito intitulado An-
torcha resplandeciente en el que se hablaba de las logias repartidas
por el territorio peninsular, y de que sólo en Cádiz había 800 hh.-.,
no se supo en España, al menos en los medios oficiales, que hu-
biera masonería.
En un papel escrito hacia el año 1752 se dice, con referencia
a España : "Sabemos que en todas las provincias en donde se ha-
llan tropas de las que estuvieron en la Italia hay muchos que tienen
sUrS juntas ocultas". Y corroborando cuanto venimos diciendo, aña-
de: "Aun la Santa Inquisición parece que ha enmudecido", que el
"no haberse visto efecto del decreto que S. M. dio contra estos
herejes a 2 de julio de 1 7 5 1 , proviene ser los del Ministerio y el
P. Francisco Rábago los protectores".
Es decir, que ni la Inquisición ni el Gobierno tenían interés al-
guno en perseguir a los francmasones, de muy difícil localización

comunión, y también por las leyes de estos reinos que impiden las congre-
g a c i o n e s de m u c h e d u m b r e s n o c o n s t a n d o s u s fines e instituto a s u s o b e r a -
n o : H e r e s u e l t o atajar t a n g r a v e s i n c o n v e n i e n t e s c o n t o d a m i autoridad, y
e n s u c o n s e c u e n c i a p r o h i b o en t o d o s m i s R e i n o s l a s C o n g r e g a c i o n e s d e l o s
F r a n c m a s o n e s d e b a j o d e l a p e n a d e m i real indignación..." L a reaUdad e s
que n o parece d e m a s i a d o i n d i g n a d o , y l a s a c t u a c i o n e s u l t e r i o r e s l o d e -
m u e s t r a n . S e trataba p r o b a b l e m e n t e d e s a t i s f a c e r a l a S a n t i d a d d e B e n e -
dicto X I V . P e r o nada m á s . .

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por una parte, y por otra de muy alta alcurnia social, intelectual
y moral. ¿ A qué, pues, cargar sobre la Inquisición atropellos que
no cometió en esa época ? i Como si no tuviera bastantes sobre sus
espaldas !
Hasta ya entrado el siglo x i x , la masonería vive retraída y ab-
solutamente en secreto. Prueba de ello es que nadie se da cuenta
de su existencia. Enmudecen los historiadores, enmudecen los libros
todos.
• Carnicero, refiriéndose al año 1809—Historia razonada de los
principales sucesos de la gloriosa revolución de España, tomo II,
página 201—, dice que "la secta de los francmasones y sus logias,
que hasta entonces se habían mantenido como ocultas y sin mé-
rito, sacaron la cabeza con la mayor libertad. Y luego tuvieron
varios prosélitos españoles, queriendo éstos aún sostener ser com-
patible con la moral y santidad del Evangelio alistarse en estas
logias..." Y amplía en el tomo IV, pág. 291, que sólo los "incrédu-
los, filósofos y políticos meramente humanos" son los "adictos a
la secta de los francmasones y todos sus delirios".
Guillermo Coxe—España bajo el reinado de la Casa de Bor-
bón...,-tomo IV, pág. 553—presume que nuestra masonería es un
mal calco de la francesa, sin saber que aquí arraigó mucho antes
que en ningún otro pueblo del Continente. "Más tarde—dice—,
cuando un deseo inmoderado de innovación aclimató entre nues-
tros vecinos aquella secta llamada filosófica—la masonería—, que
ha estado en vísperas de destruir el mundo, confundiendo las fal-
sas doctrinas con la osadía de las paradojas, no pudo precaverse
España contra extravíos funestos a consecuencia de su costumbre
de imitar servilmente las costumbres, instituciones, modas, opinio-
nes y tendencias de los franceses."
Opiniones parecidas vierten diversos autores ( i ) , y los más
avisados hacen remontar el establecimiento de la masonería al rei-
nado de Carlos III. "La secta de estos últimos—los francmaso-

( i ) E l m a r q u é s d e Villaurrutia—iÍMí^em'a de Guzman, Emperatriz de los


franceses, pág. 29. M a d r i d , 1930—supone q u e el c o n d e d e l M o n t i j o f u é
quien "estableció e n G r a n a d a la m a s o n e r í a , q u e s e d i f u n d i ó p o r t o d a E s -
paña, l l e g a n d o a G r a n M a e s t r e d e ella, s u c e d i é n d o l e e n e s t e c a r g o R i e g o " .
E s decir, q u e para el m a r q u é s h i s t o r i a d o r a f o r t u n a d o d e l s i g l o x i x n o h u b o
m a s o n e r í a hasta... i 1816 !

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nes—, dice don Cayetano Roseli en su adición a la Historia de
España del P. Mariana—tomo X X I , pág. 1 7 7 — , se hallaba ya
arraigada en España profundamente. Generalmente se cree intro-
ducida en el reino por primera vez durante el reinado de Car-
los III, y aunque la revolución de Francia parezca que debiera
darle un maravilloso impulso—¿por qué, si la masonería es anti-
rrevolucionaria ?—, con la existencia de la Inquisición, la vigilan-
cia del clero y la escasa predisposición de los ánimos para que
fructificase su semilla apenas se presentan vestigios de ella en
tiempos de Carlos IV."
Quede, pues, sentado:
o) Que ni Morayta ni los historiadores de donde él lo copió
se tomaron el trabajo de revisar las ordenanzas de Felipe V para
ver si era cierto o no que había promulgado una contra los franc-
masones.
b) Que ni existe tal resolución regia en tiempo de Felipe V
ni, por tanto, los condenados a galeras y perseguidos por la In-
quisición, como tales liberi muratori.
c) Que probablemente, y casi seguramente, en el reinado de
Felipe V no se sospecharon ni por el Gobierno ni por la opinión
en general masones en España ni en la Península; y
d) Que ni en las historias profanas ni en las de la Orden hay
referencia que autorice esas persecuciones ni la mera existencia de
la ordenanza de Felipe V, cuya fecha se omite, no así la. de la
promulgada por su sucesor Fernando V I . Creemos, pues, haber
desmontado una de las muchas conjeturas sin base documental que
circulan por las historias de nuestra masonería.

PEDRO GONZÁLEZ-BLANCO.
D« 1* tog. •. Vnlún

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EL MASÓN AVIRANETA

D i c e B a r o j a e n s u l i b r o " A v i r a n e t a o la v i d a d e u n c o n s p i r a d o r "
— M a d r i d , 1931; p á g . 29—que d o n ' E u g e n i o s e h i z o m a s ó n e n s u j u -
v e n t u d , e s t a n d o e n B a y o n a , en u n a l o g i a u b i c a d a e n t r e la c a l l e d e
B o u r g n e u f y la que h o y s e l l a m a d e Laffite. " L a c e r e m o n i a d e l i n g r e -
s o en la m a s o n e r í a n o t u v o n a d a d e p a r t i c u l a r — ¿ y q u é iba a t e n e r ? — ;
l o s j e f e s le h i c i e r o n a l g u n a s p r e g u n t a s y d e s p u é s le p r e s e n t a r o n a d i s -
tintas personas, entre las cuales había v a r i o s e s p a ñ o l e s . . . Allí conoció
a R a f a e l M a r t í n e z , el e x j e s u í t a ; al e x fraile A r r a m b i d e , q u e e s c r i b i ó
"El amante de las leyes y el rey" ; a H e v í a , a Santibáñez, a E g u í a ,
a P e d r o B e u n z a y a su padre, a cuya casa iba a t o m a r café. E l padre y
el h i j o f u e r o n de l o s q u e m á s t r a b a j a r o n , y c o n m á s e n t u s i a s m o , p o r la
C o n s t i t u c i ó n d e r r o c a d a e n 1814 y 1823."
A l r e g r e s a r a I r ú n , d o n E u g e n i o " d e c i d i ó f u n d a r u n a s o c i e d a d se-r
c r e t a " q u é d e n o m i n ó " E l A v e n t i n o " , a la q u e l l e g a r o n a afiliarse h a s t a
veintisiete personas repartidas entre Irún, San Sebastián, S a n Juan de
L u z y F u e n t e r r a b í a . L o s a v e n t i n i a n o s s e d e d i c a r o n a forjar t r a z a s p a r a
asustar a beatas m e n o p á u s i c a s y a l o s cretinos que creían en d u e n d e s y
trasgos.
C o m o m a s ó n y presidente de " E l A v e n t i n o " , fueron a visitar a don
E u g e n i o " e m i s a r i o s de las l o g i a s que p i s a r o n por Irún". A ú n era A v i -
r a n e t a u n j o v e n p r e c o z , l o q u e n o e m b a r g a b a para q u e a m b i c i o n a s e e n -
trometerse en tareas revolucionarias. M á s aún: se creía predestinado
p a r a ello. E r a el a ñ o de 1808. D o n E u g e n i o , " c o m o p r e s i d e n t e d e "El
A v e n t i n o " , e s t a b a en r e l a c i ó n c o n la.'^ l o g i a s d e B a y o n a , c o n la d e
Bilbao, la m á s importante, y la d e Vitoria. L o s afiliados de Irún eran
t o d o s j ó v e n e s , m e n o s un señor ya viejo, organista de iglesia, tipo bas-
t a n t e e x t r a ñ o y o r i g i n a l a p e l l i d a d o M i c h e l e n a " , afiliado a u n a s e c t a ,
l o s teofilántropos, que tenía su sede en P a r í s .
Michelena explicó a don E u g e n i o por qué pertenecía a esta sociedad.
U n o s años antes había pasado por Irún un h o m b r e andrajoso que venia
de H e n d a y a a pie. S e llamaba A n d r é s Santa Cruz y era a l c a r r e ñ o ; " q u e -
ría v o l v e r a su p a t r i a y m o r i r e n ella". L a v i d a d e S a n t a C r u z e s t a b a
l l e n a d e i n t e r é s . D e n i ñ o , " a h o g a d o e n el a m b i e n t e e s t r e c h o d e E s p a -
ña", se habia desgarrado de su casa, m a r c h a n d o a París a pie. " L e
e n t u s i a s m a b a n l o s enciclopedistas franceses y quería c o n o c e r l o s . " A l
l l e g a r a T o u r s , " u n p r í n c i p e a l e m á n q u e p a s a b a en su c a r r o z a l o e n -
c o n t r ó t e n d i d o e n la c u n e t a de la c a r r e t e r a ; s e a c e r c ó a él, le p r e g u n t ó
q u i é n era, y q u e d ó a s o m b r a d o d e l o s m u c h o s c o n o c i m i e n t o s d e l v a -
g a b u n d o . E l p r í n c i p e le o f r e c i ó el c a r g o d e p r e c e p t o r d e s u s h i j o s "
(Ib., pág. 33).
Y a e n L o n d r e s , d o n d e f u é a v i v i r c o n s u s d i s c í p u l o s , el a l c a r r e ñ o
c o n o c i ó a C a g l i o s t r o , " q u e le i n i c i ó e n e! m a g n e t i s m o y le dio r e c e t a s
de e l i x i r e s y s o r t i l e g i o s " . A l c o m e n z a r la R e v o l u c i ó n f r a n c e s a a b a n d o -
n ó su cargo, trasladándose a París, donde se h i z o m u y a m i g o "de un
profesor de b o t á n i c a y diputado de las C o n s t i t u y e n t e s l l a m a d o L a r r e -

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veillière-Lepaux". D u r a n t e el Terror vivieron a m b o s " e n u n a guardi-
lla", Larreveillière d i b u j a n d o l á m i n a s d e botánica, S a n t a Cruz traba-
j a n d o de sastre. A l e s t a b l e c e r s e el D i r e c t o r i o " f u n d a r o n c o n o t r o s la
Sociedad de los Teofilántropos". Larreveillière llegó a personaje; Santa
Cruz continuó siendo u n hombre oscuro ( i ) .
E n u n a ocasión, preso p o r l o s franceses en Miranda de E b r o , dice
Baroja q u e "hizo el s i g n o m a s ó n i c o " al comandante, " l o q u e l o s fran-
c e s e s llaman la señal de "détresse".
" D e p r o n t o s e v o l v i ó el c o m a n d a n t e h a c i a A v i r a n e t a y l e p r e g u n t ó :
—¿Cuál es t u palabra masónica? — M a c - B e n - A c — c o n t e s t ó d o n E u g e n i o "
( I b . , pág. 68).
Y l o dejó en libertad.
Y a en Madrid, se encontró Aviraneta c o n L a z c a n o y le preguntó
" s i s e g u í a s i e n d o m a s ó n ; é l l e d i j o q u e sí, a u n q u e y a e l m a s o n i s m o l e
p a r e c í a u n a b r o m a . A ñ a d i ó q u e si q u e r í a a f i l i a r s e d e b í a ir a l a l o g i a d e
la E s t r e l l a , e n la calle d e l a s T r e s C r u c e s , y q u e dirigía el b a r ó n d e
T i n a n " ( I b . , p á g . 70).
Baroja, n o m u y al tanto d e estos negocios masónicos, confunde a la
l o g i a S a n t a Julia, q u e era la d e la calle d e las T r e s Cruces, c o n la d e ¡
la E s t r e l l a . P e r o e s t o n o t i e n e i m p o r t a n c i a .
D e 1814 a 1820, " A v i r a n e t a v i a j ó p o r d i s t i n t o s p a í s e s d e E u r o p a y j

( i ) E n El Iris, s e m a n a r i o e n c i c l o p é d i c o q u e s e publicaba h a c i a 1841,


salieron a luz d o s artículos del señor Bermudez d e Castro sobre Santa
C r u z q u e difieren u n t a n t o d e e s t e r e l a t o q u e h a c e A v i r a n e t a e n l a o b r a
d e B a r o i a . "El a ñ o 1803—se l e e e n e l l o s — a p a r e c i ó e n B i l b a o u n h o m b r e

B u r g o s , d o n d e a l o s p o c o s d í a s , s i n c o n o c e r a nadie lil s e r d e n a d i e c o n o -
c i d o , m u r i ó . S u m a l e t a , b a s t a n t e l i g e r a d e ropa, c o n t e n i a m u c h o s p a p e l e s
y a l g u n o s e j e m p l a r e s d e u n f o l l e t o i m p r e s o e n P a r í s el a ñ o V d e la R e -
pública, intitulado Le cuite de l'Humanité. S u a u t o r e r a el m i s m o d e s -
v e n t u r a d o v i a j e r o . L l a m á b a s e A n d r é s S a n t a Cruz, e r a natural d e G u a d a l a -
j a r a y h a b í a r e c o r r i d o l a s prirneras capitales d e E u r o p a .
" P o c o p u d o saberse d e s u v i d a : un príncipe a l e m á n l e había e n c o n t r a d o
e n T o u r s , e n la m a y o r pobreza, y c o m p a d e c i d o d e s u e s t a d o y aficionado
a s u i n s t r u c c i ó n p o c o c o m ú n , le había t o m a d o a s u c a r g o en c l a s e d e a y o
d e s u s h i j o s . A l e s t a l l a r l a r e v o l u c i ó n f r a n c e s a , s e hallaba e n L o n d r e s e n
compañía de su protector: fuese que estuviese descontento de su conducta
o que el h u m o r a v e n t u r e r o d e l a y o n o s e a c o m o d a s e a la v i d a pacifica y
s e d e n t a r i a d e l a e d u c a c i ó n , S a n t a C r u z v o l v i ó a P a r í s a fines d e i 7 g o ,
lleno d e f e y d e e n t u s i a s m o , a n h e l a n d o t o m a r parte e n la realización d e
s u s filosóficas t e o r í a s . N u t r i d o c o n l a s o b r a s d e l o s e n c i c l o p e d i s t a s , y
s o b r e t o d o d e V o l t a i r e , h a c i a q u i e n p r o f e s a b a la a d m i r a c i ó n m á s sincera,
c r e y ó l l e g a d o el m o m e n t o d e la emancipación universal. L a n z ó s e , p o r tan-
t o , c o n e n t e r a confianza e n l a s sociedades patrióticas, a p r o b a n d o c u a n t o s
e x c e s o s p u d o c o m e t e r la r e v o l u c i ó n e n s u s p r i m e r o s p a s o s . S u principal
amigo fué un profesorde Botánica, diputado en los Estados generales, que
al concluir s u s s e s i o n e s l a A s a m b l e a C o n s t i t u y e n t e s e h i z o n o t a b l e e n la
V e n d é e p o r s u s e s f u e r z o s para o r g a n i z a r clubs y a s o c i a c i o n e s c o n q u e
c o m b a t i r el influjo del c l e r o a n t i r r e v o l u c i o n a r i o . L l a m á b a s e L a r r e v e i l l e r e -
L e p a u x ; c o n t r a h e c h o y p r o b a d o e n su persona, d e e n t e n d i m i e n t o p o c o bri-
llante y d e instrucción superficial, había a l c a n z a d o , sin e m b a r g o , cierta r e -
putación p o r la e x a l t a c i ó n d e s u s ideas... P r e c i s a d o a e s c o n d e r s e , v a l i ó s e d e
S a n t a C r u z para e v i t a r u n fin d e s a s t r o s o : a m b o s a m i g o s s e o c u l t a r o n d u -
rante la é p o c a del T e r r o r . V í c t i m a s d e la m á s e s p a n t o s a m i s e r i a , d e b i e r o n
s u s u s t e n t o a l a g e n e r o s i d a d d e u n capitalista e x t r a n j e r o . E l a b a t e M a r c h e n a
y o t r o s m u c h o s e s p a ñ o l e s c o m p r o m e t i d o s e n la c a í d a d e l o s G i r o n d i n o s ,

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América. E s t u v o e n Madrid e intervino e n la conspiración d e Richart...
E n 1820 v o l v i ó a E s p a ñ a e n v i a d o p o r l a s l o g i a s " ( I b . , p á g . 74).
E s e a ñ o lo encontramos de regidor primero en Aranda d e Duero.
" A d e m á s , era el presidente d e la l o g i a m a s ó n i c a . "
E n 1822, y enviado por d o n Evaristo S a n Miguel, encontramos a
d o n E u g e n i o e n P a r í s . " A v i r a n e t a , e s c r i b e B a r o j a — p á g s . 83-84—, n o
d e s c u i d ó el p r e s e n t a r s e e n el G r a n O r i e n t e m a s ó n i c o d e l r i t o e s c o c é s .
T u v o que pasar por todas las clásicas ceremonias, u n p o c o cómicas (?), ;
de la masonería... D e s p u é s de e s t a s m o j i g a n g a s s u p o q u e en la l o g i a
e s t a b a l o m á s i l u s t r e d e F r a n c i a : L a m a r q u e , R a s p a l i , A r a g o , Laffitte, ^
A r m a n d Carrel... C o m o e n P a r í s n o h a b i a h o s t i l i d a d e n t r e m a s o n e s y
carbonarios, Aviraneta se presentó en la V e n t a Carbonaria, y fué des-
de entonces u n o de l o s B u e n o s Primos... E n la V e n t a Carbonaria c o n o -
ció a C u g n e t de Montulot, fundador de sociedades secretas en Fran-
cia..."
Aquí Baroja, desconociendo las ceremonias masónicas, se arroja a de-
c i r q u e A v i r a n e t a h u b o d e p a s a r e n P a r í s p o r "las c l á s i c a s c e r e m o n i a s " ,
es decir, q u e t u v o q u e "iniciarse" d e n u e v o . N o h a y tal. P o r "las clá-
s i c a s c e r e m o n i a s " s e p a s a n una sola vez. D e s p u é s y a n o h a y o t r a s "clási-
cas c e r e m o n i a s " que las d e exaltación a l o s grados.

habían huido precipitadamente de París. Santa Cruz se encontró entre


tanto desamparado, perseguido, pero conservando siempre s u s ideas anti-
r r e l i g i o s a s y s u e x a l t a c i ó n revolucionaria...
"La C o n s t i t u c i ó n d e l a ñ o I I I y el e s t a b l e c i m i e n t o d e l D i r e c t o r i o d e v o l -
v i e r o n u n iperiodo d e c a l m a y d e t r a n q u i l i d a d a l p u e b l o : r e n a c í a n l a s t e n -
d e n c i a s c a t ó l i c a s q u e r e c h a z a b a n c o n intolerante e n e r g í a l o s republicanos ; y
p a r a conciliar a m b a s p r e t e n s i o n e s , f u n d ó s e e n P a r í s l a Sociedad de los
Teofilántropos. L a filosofía m a t e r i a l i s t a d e S a n t a C r u z s e a v i n o b i e n c o n
los d o g m a s d e la religión nueva, y para explicarla y propagarla, c o m p u s o
s u libro intitulado El culto de la Humanidaa.
" C o m o p u d i e r a n reunirse para f u n d a r u n a A c a d e m i a , r e u n i é r o n s e m u -
c h o s c i u d a d a n o s p a r a e s t a b l e c e r u n culto. L a p r i m e r a a s a m b l e a s i r v i ó d e
m o f a y b u r l a a l o s p e r i ó d i c o s d e la época. A l g u n o s h o n r a d o s p a d r e s d e
familia fueron s u s protectores, y n o faltaron nombres célebres e n el c a -
t á l o g o d e l o s s o c i o s : d i s t i n g ü e s e entre e l l o s B e r n a r d i n o d e S a i n t - P i e r r e ,
f a m o s o y a p o r s u s Estudios de la naturaleza. E l o b j e t o principal d e l o s
f u n d a d o r e s e r a i n v e n t a r u n c u l t o e n e l cual v i n i e s e n a c o n f u n d i r s e t o d o s
l o s c u l t o s a n t e r i o r e s . P e r s u a d i d o s d e q u e el c a t o l i c i s m o n o p o d í a v o l v e r y
d e s e c h a n d o el b á r b a r o a t e í s m o d e l o s p r i m e r o s t i e m p o s d e la C o n v e n c i ó n ,
q u i s i e r o n unir d o s i d e a s inconciliables : la idea c r i s t i a n a c o n la i d e a d e í s t a y
r e f o r m a d o r a , la l e y n a t u r a l c o n l a l e y r e v e l a d a , l a filosofía d e l a m a t e r i a
c o n la filosofía d e l espíritu... . . .
" L a r e v e i l l é r e m i r o e n l a teofilcmtropía u n m e d i o d e realizar s u s u e ñ o
d e f u s i ó n u n i v e r s a l : t o d o s s u s e s f u e r z o s s e d i r i g i e r o n a la c o n s o l i d a c i ó n
del e s t a b l e c i m i e n t o naciente. S u p o s i c i ó n e n e l G o b i e r n o l e p r o p o r c i o n a b a
a m p l i o s r e c u r s o s p a r a s u fin: p r e o c u p a d o c o n el q u e i m a g i n a b a g r a n d e
objeto, no perdía ocasión d e recomendar a los padres de familia que e n -
v i a s e n s u s h i j o s a i n s t r u i r s e e n l a m o r a l filosófica q u e h a b í a d e h a c e r l a
f e l i c i d a d del g é n e r o humano... C a t e c i s m o s y m a n u a l e s f u e r o n p r o f u s a m e n t e
distribuidos p o r l o s agentes del Gobierno.
" T a n t o s e s f u e r z o s c o n s i g u i e r o n p o r el pronto a l g ú n r e s u l t a d o . L a d o c -
trina teofilantrófica s e e s t a b l e c i ó e n l a s c e r c a n í a s d e P a r í s e n t r e v a r i a s f a -
miUas: las provincias del Mediodía la rechazaron completamente: hizo al-
g u n o s p r o s é l i t o s entre l o s d e p a r t a m e n t o s d e l N o r t e ; p e r o n o se p r o p a g ó
h a s t a e l p u n t o d e llamar la a t e n c i ó n pública..."
C o m o s e v e , el r e l a t o s e aparta d e l d e A v i r a n e t a , sicut B a r o j a , e n a l -
guno de s u s aspectos y se amplía en otros.

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H a b l a después B a r o j a — p á g s . 90-91—de los carbonarios. " N o se c o -
noce, escribe, la acción del carbonarismo e n España ; según algunos,
f u é g r a n d e ; s e g ú n o t r o s , nula. P a r a m u c h o s , la s o c i e d a d c a r b o n a r i a e r a
e n e m i g a y rival d e la m a s ó n i c a ; o t r o s h a n a f i r m a d o q u e el c a r b o n a r i s -
m o era u n a m i l i c i a de m a s o n e s . S e g ú n é s t o s , ú n i c a m e n t e l o s m a s o n e s
d e l o s g r a d o s 32 y 33 e r a n l o s q u e s a b í a n la r e l a c i ó n q u e e x i s t í a e n t r e
la m a s o n e r í a y el c a r b o n a r i s m o . A s í s e dijo de a l g u n o s p e r s o n a j e s ,
c o m o M i n a , q u e eran al m i s m o t i e m p o m a s o n e s y c a r b o n a r i o s . . . H a y
un folleto del tiempo de los carbonarios, pero no dice m á s que g e n e -
ralidades y vaguedades."
¿ Q u i é n e s eran l o s c a r b o n a r i o s ? B a r o j a d i c e q u e " v a r i o s i t a l i a n o s ,
e n t r e e l l o s Gipini, el d u e ñ o del café de la F o n t a n a de O r o ; C o b i a n c h i ,
C e s a r i n i , N e p s e n t i , u n e x fraile M o o r e , el f r a n c é s C u g n e t d e M o n t a r l o t , '
f u s i l a d o e n M á l a g a , b a j o el n o m b r e d e C a r l o s d e M a l s o t ; B o n a l d i , u n
b a r í t o n o , el c a p i t á n R i n i y el e x c o r o n e l L a t o r d e " .
E n su vida errante, d o n E u g e n i o salió u n día para E g i p t o , d o n d e
s e le n o m b r ó j e f e d e e s c u a d r ó n en d i s p o n i b i l i d a d , y c o m o e s t o n o
a g r a d a s e a s u d i n a m i s m o , s e m a r c h ó a Grecia, d o n d e a la s a z ó n e s t a b a
l o r d B y r o n e n la e m p r e s a d e l i b e r t a r l a . E l e n c u e n t r o d e A v i r a n e t a c o n
el b a r d o i n g l é s l o c u e n t a B a r o j a d e e s t e m o d o :
" E l c a p i t á n Spiro—^págs. 130-134—llevaba p l i e g o s para l o r d B y r o n ;
f u é a v e r l e y le dijo q u e en s u b a r c o v i a j a b a u n oficial e s p a ñ o l . E l l o r d
le contestó que fuera Aviraneta inmediatamente a verle. S e p u s o d o n
E u g e n i o d e g a l a , y e n la l a n c h a s e f u é al b u q u e l l a m a d o " C e f a l o n i a t a " .
A u n oficial g r i e g o q u e le d e t u v o le dijo q u e le h a b í a l l a m a d o s u
excelencia y que tenía una carta para entregarle.
E s p e r ó u n c u a r t o d e h o r a , y l o r d B y r o n le r e c i b i ó y le dio l a
mano...
— E l cónsul de Alejandría m e recomienda a usted eficazmente. ¿ Q u é
q u i e r e u s t e d d e m í ? — p r e g u n t ó el l o r d .
Entonces Aviraneta s e c u a d r ó e h i z o la s e ñ a l de reconocimiento
c o m o m a s ó n del r i t o e s c o c é s . A s u v e z s e l e v a n t ó B y r o n y le c o r r e s -
pondió.
— C u é n t e m e a l g o de su vida.
A v i r a n e t a c o n t ó su v i d a . E l c u r a M e r i n o , el E m p e c i n a d o , l o s c a r b o -
n a r i o s d e P a r í s , las c o n s p i r a c i o n e s , l a s l u c h a s c o n t r a A n g u l e m a , la e s -
c a p a d a h a s t a G i b r a l t a r , l a v i d a d e T á n g e r y la d e A l e j a n d r í a .
— ¡ Y t o d o eso con poco dinero! Sin m e d i o s — e x c l a m ó lord B y r o n ; y
a ñ a d i ó en e s p a ñ o l c h a p u r r e a d o d e i t a l i a n o : — ¡ P e r B a c c o ! j Q u e es u s -
ted un h o m b r e !
A l h a b l a r , el l o r d m e z c l a b a l o s j u r a m e n t o s d e t o d o s l o s p a í s e s . L e
p r e g u n t ó si h a b í a l l e v a d o s u e q u i p a j e al " C e f a l o n i a t a " . L e d i j o d o n
E u g e n i o que no. Le encargó que lo llevara inmediatamente y que n o
dijera a nadie que era español..."
B y r o n habló con Aviraneta de Sevilla, de Cádiz y le recitó trozos
de G a r c i l a s o y del R o m a n c e r o . " L e p r e g u n t ó si l a c l e r i g a l l a ( é s t a f u é
su palabra) seguía mandando en España."
Aviraneta "vivió quince dias" con lord B y r o n , "hasta que éste en-
fermó y murió".
D e M i s s o l o n g h i se fué d o n E u g e n i o a N á p o l e s e n la c o r b e t a " E g i -

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íia", y de allí, e n u n a p o l a c r a , la " S a n t a C h i a r a " , s i g u i ó a G i b r a l t a r ;
p e r o c o m o el m a r e s t a b a t a n e n c a l m a , d e s e m b a r c a r o n en M a r s e l l a .
" A l día s i g u i e n t e , A v i r a n e t a t o m a b a u n a s i e n t o en la b e r l i n a d e l a
diligencia de Burdeos."
Su tío I b a r g o y e n llegó a p o c o t i e m p o de M é x i c o , donde vivía y ha-
bía h e c h o fortuna. P o r insinuaciones de éste m a r c h ó don E u g e n i o a M é x i -
c o , donde llegó a los veinticinco días de navegación, a c o m p a ñ a d o de su
primo Berroa.
E n A l v a r a d o , q u e es en la c o s t a v e r a c r u z a n a , a t a c ó el v ó m i t o a d o n
E u g e n i o , que a duras penas l o g r ó salvarse. D e A l v a r a d o , y para res-
tablecerse, p a s ó a T l a c o t a l p a m , d o n d e h i z o relaciones con un c o r o n e l
Vázquez.
U n a m i g o de V á z q u e z , llamado Portilla, e m p e z ó a publicar en A l -
v a r a d o un p e r i ó d i c o : " E l V e r a c r u z a n o Libre".
T a m b i é n s e p u b l i c a b a " E l M e r c u r i o " , s u b v e n c i o n a d o p o r el m i n i s -
tro a m e r i c a n o P o i n s s e t , d i f u n d i d o r d e la m a s o n e r í a y o r k i n a .
" E l V e r a c r u z a n o " l o redactaban el c o r o n e l Portilla, u n a b o g a d o
habanero, un fraile m e r c e d a r i o "de c o r t o s alcances" y un j o v e n a b o g a d o
m e x i c a n o . " E l M e r c u r i o " lo escribía un emigrado español, don R a m ó n
C e r u t i , y el m e x i c a n o C a s t i l l o . E n e s t e p e r i ó d i c o s e p u g n a b a p o r s u s -
t i t u i r la i n f l u e n c i a e s p a ñ o l a p o r la y a n q u i , y s e p r e c o n i z a b a la e x p u l -
s i ó n de l o s c o m e r c i a n t e s e s p a ñ o l e s . A v i r a n e t a r e d u j o al s i l e n c i o , d e s d e
" E l V e r a c r u z a n o " , a " E l M e r c u r i o " , de tal s u e r t e que a p o c o d e s a p a -
reció.
C o n el p a d r e P r i n g a s p a s ó A v i r a n e t a a N u e v a O r l e a n s , e m p e ñ a d o
e n f a e n a s q u e n o s o n d e l c a s o . A l d í a s i g u i e n t e d e l l e g a r a la c i u d a d
y a n q u i , " s e le p r e s e n t a r o n d o s c a b a l l e r o s m u y b i e n p o r t a d o s . E l u n o ,
a p e l l i d a d o R o c a di S a n t i P e t r i , e r a e l v e n e r a b l e d e l a l o g i a d e la s o -
ciedad m a s ó n i c a del rito e s c o c é s , c o m a n d a n t e del r e g i m i e n t o de M á l a -
g a , e m i g r a d o c o m o c o n s t i t u c i o n a l d e la isla d e C u b a . E l o t r o era u n
b o t i c a r i o de B a r c e l o n a , q u e e m i g r ó de E s p a ñ a . L o s d o s v e n í a n de p a r t e
de sus h e r m a n o s a p o n e r s e a las ó r d e n e s de A v i r a n e t a para t o d o l o
q u e necesitara" (Ib., págs. 148-149).
F a c t o t u m de la l l a m a d a " e x p e d i c i ó n B a r r a d a s " p o r el g e n e r a l q u e
la acaudillaba, para recobrar la N u e v a E s p a ñ a , Aviraneta pasó a L a
H a b a n a . E r a e n 1829, en el m e s d e j u l i o , c u a n d o s a l i ó p o r el M o r r o
h a b a n e r o la d e s d i c h a d a e x p e d i c i ó n . F r a c a s a d a é s t a , d o n E u g e n i o r e -
g r e s ó a L a Habana, donde v i v i ó escribiendo artículos, "hasta que le l l a m a -
r o n para q u e v o l v i e s e a Europa".
E n 1833 e n c o n t r a m o s a d o n E u g e n i o en M a d r i d o r g a n i z a n d o la S o -
ciedad Isabelina, "integrada principalmente por militares y e m p l e a d o s ;
l o s afiliados f o r m a b a n triángulos para ayudarse m u t u a m e n t e y escalar
l a s m á s altas posiciones" (Ib., pág. 174). El directorio de la C o n f e d e -
r a c i ó n de l o s I s a b c l i n o s l o f o r m a b a n C a l v o de R o z a s , P a l a f o x , F l o r e s
Estrada, R o m e r o Alpuente, Beraza, Juan Olavarría y Aviraneta. L a
f u e r z a m i l i t a r la d i r i g í a el g e n e r a l P a l a f o x .
" E l G o b i e r n o , d i c e B a r o j a — p á g . 180—, c o n o c í a la e x i s t e n c i a d e la
s o c i e d a d , y la t e m í a . T a m b i é n s e d e c í a q u e e n la I s a b e l i n a h a b í a u n
c o m i t é d e a c c i ó n m i s t e r i o s o , t i t u l a d o la J u n t a d e l T r i p l e S e l l o , f o r -
m a d o p o r u n m a s ó n , u n c o m u n e r o y u n c a r b o n a r i o — " p o r la f o r m a d e

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estar constituida, la Isabelina era una sociedad carbonaria"—. E s t a
j u n t a e r a la e n c a r g a d a d e l a s o b r a s s e c r e t a s , d e l o s a s e s i n a t o s y d e
las ejecuciones" (?).
A los isabelinos y a los carbonarios se imputó, s e g u r a m e n t e sin m o -
tivos m a y o r e s , la m a t a n z a de frailes. A v i r a n e t a creía que "había surgi-
d o d e l p u e b l o , sin p r e p a r a c i ó n alguna".
D e s p u é s d e la m a t a n z a s e p r e n d i ó a casi t o d o s l o s isabelinos. " S e
c o m e n z ó a sentir m á s m i e d o d e l o s isabelinos q u e del cólera."
E l a ñ o 1835 a n d a b a d o n E u g e n i o p o r B a r c e l o n a m e t i d o c o n l i b e -
rales, republicanos y con la g e n t e de la sociedad carbonaria, sociedad
q u e h a b í a f u n d a d o allí " u n tal H o r a c i o d'Atellis, v e n i d o de N á p o l e s
e n 1822", i n t r i g a n d o y c o n s p i r a n d o para n o p e r d e r la c o s t u m b r e .
D e p o r t a d o , se escapó desde Santa Cruz de Tenerife c o n Bertrán y
Soler en un barco que los llevó a Argel, desde d o n d e a m b o s regresaron
a C a r t a g e n a e n m a r z o d e 1836.
P e r s e g u i d o implacablemente por Mendizábal, encontró s e g u r o refu-
gio en Málaga.
C o m o a g e n t e d e l G o b i e r n o l i b e r a l a n d u v o p o r l a s c i u d a d e s d e la
f r o n t e r a f r a n c e s a l o s a ñ o s 1838 y 1839.
S u s a c t i v i d a d e s p a r a p r e p a r a r el c o n v e n i o d e V e r g a r a s o n c o n o -
cidas, p u e s t o d o s los historiadores hablan de ellas. P a r a c o n s e g u i r sus
p r o p ó s i t o s l l e g ó a m i x t i f i c a r " l a s c a r t a s q u e e n el " a r g o t " d e la m a s o n e -
ría s e l l a m a n p l a n c h a s , e n l a s c u a l e s a p a r e c í a M a r o t o n a d a m e n o s q u e
c o m o Gran Oriente". Sabido es que nadie es Gran Oriente, sino Gran
Maestre.
E n 1840 l o e n c o n t r a m o s p r e s o e n Z a r a g o z a y c a s i e n t r a n c e d e s e r
f u s i l a d o , lo q u e n o s u c e d i ó c o n h a r t o d o l o r del m é d i c o de c á m a r a D r u -
m e n , q u e e s c r i b i ó al d u q u e d e la V i c t o r i a p a r a q u e , u n a v e z m u e r t o
A v i r a n e t a , s e le p a s a r a su c a b e z a a fin d e e x a m i n a r el c e r e b r o del c o n s -
p i r a d o r p o r e l s i s t e m a d e Gali.
E n 1847 v o l v i e r o n a p r e n d e r a d o n E u g e n i o , y l o d e p o r t a r o n a A l i -
cante.
A ñ o s d e s p u é s , el 4 d e n o v i e m b r e d e 1852, s i e n d o i n t e n d e n t e m i l i t a r
de s e g u n d a clase, c a s ó d o n E u g e n i o c o n una cantante, sin é x i t o , llama-
da d o ñ a A n a E n r i q u e t a J o s e f i n a de E s p e r a m o n s , francesa de T o l o s a , en
u n c u a r t o d e la c a l l e d e B a i l e n , n ú m e r o 12, s i e n d o t e s t i g o s d o n J o a q u í n
y d o n F r a n c i s c o B a r r o e t a y A l d a m a r , g e n t i l h o m b r e el u n o y c a b a l l e r i -
z o el o t r o de su m a j e s t a d ; d o n C a s i m i r o Martín, c o m e r c i a n t e francés,
y otras p e r s o n a s de v i s o .
M u r i ó A v i r a n e t a e n M a d r i d , d e e d a d d e o c h e n t a a ñ o s , el 8 d e f e -
b r e r o d e 1872, d e fiebre t i f o i d e a . A l m o r i r e s t e h o m b r e i n t e r e s a n t e y
magnífico, u n o d e l o s m á s n o b l e s o r n a m e n t o s de n u e s t r o s i g l o X I X ,
n i n g ú n p e r i ó d i c o dijo de él nada, fuera de " E l T i e m p o " , que le c o n s a -
g r ó e s t a s líneas, h a r t o b r e v e s para v i d a tan e x t r a o r d i n a r i a : " A y e r f a -
lleció d o n E u g e n i o de A v i r a n e t a , que t u v o a l g u n a p a r t i c i p a c i ó n en el
Convenio de Vergara"...
* * *

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SECCIÓN 4."

E L E M I G R A D O D E 1 8 2 3
Huye, Ernesto infeliz; huye este suelo
que devora sus raros habitantes
y no conoce la virtud; do cubre
alma de tigre máscara alevosa
de religión mentida; do el perverso
en el nombre de Dios mata y sonríe,
y a su víctima insulta ; do envenena j
el vil error de la moral la fuente.
Ni el trono está seguro, ni la choza
de su furia infernal... ¡ A y del monarca
que en reprimirla piense! Mil legiones
agavilladas de furiosa plebe,
bajo la enseña de la paz, los hurtos
defienden, que a la estúpida ignorancia
un tiempo hicieran la ambición y el dolo;
y el yugo asolador que los oprime,
la noble inteligencia embruteciendo
proclaman ley del cielo sacrosanta.
¿Quién contrastala infanda tiranía
que a las almas se atreve, do no llega
el dominio del cetro o de la espada?
¿Qué no osará al poder a quien se postra
la mente soberana? No hay afecto
fibre de su opresión; el amor gime;
yacen rotos los lazos con que une
el padre al hijo, a entrambos la consorte
benéfica natura; ya vacilan
de la moral con leyes eternales.
Obligación es delatar; dar muerte,
un acto de heroísmo ; las ideas,
impiedad y ruina; sólo ensalzan
la estupidez, que, sanguinaria y dócil,
reina de las virtudes se apellida.

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¡Desgraciado de aquel que mostrar ose
tu antorcha, ¡oh razón pura! Los puñales,
que rencor y calumnia ya preparan,
al fiero rayo del poder unidos
le herirán indefensos. ¡Muy más triste
quien al público bien se consagrase,
ardida el alma en noble patriotismo!
No hay más artes aquí que echar la garra
al fruto opimo del sudor ajeno
gritando: o libertad, o altar y trono.
¿Qué importa a estos impíos que su patria,
arbitra en otro tiempo de ambos mundos,
pobre, inexhausta e ignorante, sea
ludibrio de las gentes? Si ellos gozan
• del artista y colono los despojos
que mil abusos a sus manos llevan,
reinen estos abusos ; y el que intente
reformarlos, perezca; que es contrario
de las antiguas leyes venerandas,
protectores del ocio y de la fraude.
Ni el asilo doméstico respetan,
ni dignidad, ni mérito. El esbirro,
en el silencio de la noche oscura,
manto del crimen, su poder despliega
y rompe el blando sueño, que a los hombres,
bálsamo de los males y cuidados
el cielo concedió. Gime el esposo,
de su esposa y su prole dividido,
y en indignas prisiones aheri-ojado.
Nadie goza el descanso ; al inocente
ensueños tristes atormentan ; todos
se admiran cuando ven la luz del alba
rayar en el Oriente, no haber sido
despertados al grito de una fiera.
Tal vez a pocos la opresión alcanza,
mas ¿qué vale, si a todos estremece?
El opulento teme sus riquezas,
cebo de los insectos ; el que goza

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alguna parte del poder, la teme ;
que mil y mil a suplantarle aspiran.
Teme el sabio si el bien que ha meditado
sospecha el delator; teme el esposo
si la belleza que feliz le hace
de algún potente irritará el deseo.
Sólo vive tranquilo y descuidado
el que no es poseedor... ni aun de una idea.
Y ¿hay quien quiera morar en este bosque
de bandidos y monstruos? ¿Quien desee,
donde el poder al mérito persigue,
tener parte en el mando?... Ajenos climas
busquemos, do tranquila la inocencia
en venturosa paz logra sus ideas;
do protege la ley sin echar lazos,
y do la autoridad sólo se siente
en el bien que dispensa o mal que evita.
Mas ¡ ay ! que, aunque infeliz, eres mi patria.
¡ oh suelo dulce donde habitan fieras!
Al dejarte, en pedazos dividido
siento mi corazón... ¡ Cuántos recuerdos
mi mente asaltan ! Este duro roble,
hijo del elevado Pirineo,
reciba en su corteza mis suspiros;
un hijo tuyo, ¡oh patria idolatrada!,
huye de ti, mas sin dejar de amarte:
si le destierra la fortuna airada,
todo su amor te queda cuando parte.
Y tú, Occitania bella, acoge blanda
a tu huésped antiguo, que otro tiempo
moró alegre tu plácida espesura,
y hoy te pide sosiego, no ventura.
ALBERTO LISTA (I)

(I) Y a h e m o s d i c h o e n o t r o l u g a r q u e el presbítero L i s t a f u é f e r v i e n t e
m a s ó n . E s t a p o e s í a l o prueba i r r e f r a g a b l e m e n t e . N o s h e m o s p e r m i t i d o s u b -
rayar a l g u n o s r a s g o s q u e r e v e l a n cuan h o n d a m e n t e t e n í a a r r a i g a d o L i s t a el
espíritu d e libertad y d e r e s p e t o a l o s d e r e c h o s inaUenables d e la m a s o n e -
r í a ; e s decir, cuan m a s ó n era. E n el p r ó l o g o a s u s Poesías d i c e : "Mi o d a

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intitulada El triunfo de la tolerancia h a d i s g u s t a d o a cierta clase d e l e c t o ­
r e s ; m a s y o m e c o m p a d e z c o d e e l l o s , si s u d i s g u s t o n a c e d e c r e e r la
i n t o l e r a n c i a civil, q u e e s l a ú n i c a d e q u e allí s e habla, m e d i o eficaz p a r a
p r o t e g e r l a v e r d a d e r a religión. E l c r i s t i a n i s m o e s el culto d e l a i n t e l i g e n ­
cia, y la i n t e l i g e n c i a e s tolerante..." P o r c i e r t o q u e p e n s á b a m o s h a b e r d a d o
e s a o d a a q u e alude. N'os h a p a r e c i d o a ú n m á s m a s ó n i c a El emigrado de 1823.
A q u e l l a o d a s e l e y ó , s e g ú n y a l o h e m o s a p u n t a d o , e n u n a log.-, d e S e ­
v i l l a q u e e s t a b a e n e l local o t r o r a o c u p a d o p o r la I n q u i s i c i ó n .

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EL "APRENDIZ" HAYDN J
i

Según las actas masónicas del archivo de la corte de Viena, i


fíayn fué iniciado francmasón en la misma época que ingresó
Mozart en la Orden, y ello puede explicarse por la circunstancia
de que en 1785 alcanzó la Masonería en Viena el máximo desarrollo
y esplendor.
Entre el día que Mozart es aprendiz de la logia "Beneficencia"
y la fecha en que aparece como visitador con el grado de compa-
ñero en el taller "La verdadera concordia", está la solicitud de
ingreso de Haydn, el 29 de diciembre de 1874.
En las actas masónicas consta que sus padrinos fueron el conde
Antonio Jorge Apponyi de Presburgo (1) y el maestro de ceremo-
nias de la Logia, que lo era el secretario de Estado Francisco Feli-
pe de Weber, a quien dirigió Haydn la siguiente carta, desconocida
hasta hace poco tiempo, y que probablemente fué escrita por
Apponyi, y sólo firmada por el glorioso compositor.
Dice así el escrito:
"Excelentísimo señor Secretario de Estado:
Los favorables informes que tengo de la francmasonería han
despertado hace mucho en mí el deseo sincero de ser admitido en
esa Orden tan conocida por sus fundamentos sabios y humanita-
rios.
Con esta pretensión me dirijo a V. E . para que se sirva ayu-
darme con su bondadosa intervención cerca de la Logia a la que
se honra en pertenecer para el logro del deseo expuesto antes.
Tengo el honor de ser, con la máxima consideración, su más
rendido servidor.—Josephus Haydn, director de la orquesta im-
perial de Esterhazy.
Viena, 29 del mes de Cristo 784."
De acuerdo con esta solicitud, convino la Logia "Armonía" el
día 10 de enero de 1785 iniciar a los profanos barón Hallery, de
Bruselas, y José Haydn, director de orquesta.

(i) F u n d a d o r d e u n a b i b l i o t e c a d e g r a n f a m a y u n o d e l o s a u t o r e s del
p r o y e c t o d e l canal W i e n e r - N e w s t a e d t e r .

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En el protocolo de la Logia escribe el secretarlo el i i de fe- •
brero: "El día 1 1 / 2 1785 se presentò a la iniciación el profano Jose-
phus Haynd, hijo de Matías, de cincuenta y un años, nacido el i de
mayo, de religión católica, origen burgués, oriundo de Rehran
(Austria), en la actualidad director de la Orquesta Imperial Ester-
hazy, no admitido hasta ahora en ninguna Orden conocida y por
sincero impulso y celo ut supra usque ad finem."
En honor del ilustre aprendiz, que por cierto había dado equi-
vocado el informe de edad y día de nacimiento, hizo un discurso
el consejero de Guerra José Holzmeister, cuyo tema era "Sobre la
armonía", y del que entresacamos algunas frases :
"Sería esfuerzo inútil, querido recién iniciado, hacerle im elo-
gio de las ventajas de la armonía, esa esencia celestial.
"Me doy por satisfecho... si con estas fraternales palabras con-
sigo despertad en vos el propósito de seguir siendo fiel a tan buena
amiga que os seguirá señalando, querido hermano, nuevo campo
de actividades."
En el siguiente cuadro lógico del Taller "Armonía", de marzo
de 1875, sigue apareciendo "Haydn como aprendiz, lo que se expli-
ca porque su profesión le obliga a estar ausente de trabajos, o sea
en Esterhazy.
Pero también en 1876 sigue siendo aprendiz Haydn en la Logia
"Verdad", una de las dos a que por deseo del emperador José se
había reducido la Masonería vienesa.
A la otra, "Nueva esperanza coronada", permaneció Mozart
fiel hasta su muerte.
La Logia "Verdad" abatió columnas en 1789; pero lo cierto
es que el nombre de Haydn no puede seguirse más que hasta prin-
cipios de 1787.
Es muy singular que precisamente en 1797 se concediera a
Haydn el honorable encargo de componer un himno nacional, que
entonces ya tenía una significación política : estaba compuesto contra
los "jacobinos" de París, y también de Viena, que en muchas oca-
siones se ha tratado de identificar con los masones de aquella época.
El poeta que compuso el texto, Leopoldo Haschka, había sido
masón.
Los seis célebres cuartetos de Mozart están dedicados a Haydn,

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y es probable que ello fuera originado por la íntima amistad que
surgió a raíz de la iniciación.
En 1799 compone la música para un texto de "Elección de Him­
nos masónicos", que fueron editados en Berlín.

H.-. Luz

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SECCIó N 5•* • •

LOS ORÍGENES D E LA CREENCIA EN LA


VIDA FUTURA ENTRE LOS JUDÍOS

¿Creían los hebreos, no ya en la inmortalidad del alma, sino en


la vida futura? No; el hebreo no admitía la vida futura. Cuando
el hombre exhalaba el último suspiro, la vida desaparecía para él.
Lo que creía, según la tradición misteriosa, era que la tierra
"abriendo su boca" podía tragarse al hombre—Libro de los Núme-
ros; X V I , 30—, y que en las profundidades de ella había un lugar
incógnito, donde no reina la luz, donde nada vive: la fosa
—"scheol", cuya raíz, "schaal", significa excavar—. Reina en ese
lugar la sombra inherente a la muerte, el silencio, el olvido, el sue-
ño, la ignorancia, la inactividad física, intelectual y moral ; en una
palabra, la negación de la vida en todos sus aspectos—Libro de los
Salmos, L X I I I , 10—. Allí se dan cita todas las nociones negativas,
oscuras, enigmáticas y cuantos son capaces de descifrarlas, no los
seres que han vivido en la tierra—¿cómo el ser puede encontrarse
en el reino del no ser?—sino los "refain" que los representan, "sin
fuerza ni vida, privados de sangre y alma", sombra de hombre,
imagen de la debilidad misma—Job, III, 13, y X, 21 y 22—, con-
denados a esta "región de miseria y de tinieblas en donde tiene su
asiento la sombra de la muerte, y donde todo está sin orden y en
su caos u horror sempiterno". Cuando el profeta anuncia la caída de
Babilonia—La Profecía de Isaías, X I V , 10—, su poderosa imagi-
nación pone en movimiento a todos los "refain" para recibir en el
abismo del olvido al príncipe de la Aurora, astro brillante, caído
desde los cielos. "¿ Cómo caíste de los cielos, oh lucero, tú que tan-
to brillabas en la mañana ? ¿ Cómo fuiste precipitado por tierra tú
que has sido la ruina de las naciones ?" Porque también fué "herido
como nosotros y a nosotros has sido hecho semejante" (i).
La piedad, lo que para el hebreo es el centro de la existencia in-

( i ) T o d a s las citas del A n t i g u o T e s t a m e n t o s e t o m a n d e la traducción


que de la Biblia h i z o nuestro h.-. el obispo d e A s t o r g a , d o n F é l i x T o r r e s
A m a t . E d i c i ó n de M a d r i d de 1834.

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dividual, cesa con la vida. Porque los muertos no vuelven. "Como
se disipa y desvanece una nube—Libro de Job, V I I , 9 y 1 0 — , así
el que desciende al sepulcro no subirá ni volverá otra vez a la casa,
ni le conocerá más el lugar donde habitaba." "No vuelvan a vivir
los que murieron ya—La profecía de Isaías, X X V I , 1 4 — , ni resu­
citen los gigantes—o soberbios tiranos—; que por eso tú los resi­
denciaste y exterminaste y borraste del todo su memoria." "Todos
los que tratan con ella—con la prostituta del Apocalipsis, se dice
en el Libro de los Proverbios, II, 19—no volverán atrás, ni torna­
rán a la senda de la vida."
De este modo el hebreo no tiene apenas idea de este simulacro
de vida en el "scheol", ni se representa cómo el cadáver se trans­
forma, privado de todo movimiento y vida, en esta apariencia débil,
propia de los "refain", que no es nada y es algo, en su letargo, a
quien la muerte despojó de toda fuerza vital, sin arrebatarle del
todo la facultad de vegetar.
Este conjunto de conceptos oscuros y contradictorios, como
respuesta al problema del más allá, implica buscar la solución a una
ecuación de hecho insoluble. Semejante sentimiento de impotencia
es común a los demás semitas. En el texto fenicio de Eschmoun'azar
encontramos una representación análoga a los "refain". Así queda
indicado en esta inscripción; "Toda persona real y todo hombre
que abra o devaste o edifique sobre este lugar de reposo, que no
encuentre, como los "refain", sitio donde dormir eternamente, y
que no sean enterrados en su sepulcro." Es decir, que los "refain"
no reposan, y el texto casi los asimila al sepulcro donde los restos
son enterrados.
Los griegos daban a la morada terrestre y común, donde los
cuerpos deben ser enterrados, el nombre de dormitorio—Koimete-
rion—; estas expresiones que sólo se aplican en nuestro pensa­
miento, como en el de la antigüedad clásica, a la tierra que recibe
nuestros cadáveres, son iguales a las que en el pensamiento fenicio
o hebraico traducen la noción de "scheol".
El "scheol" caldeo es la casa de las tinieblas, donde los que la
habitan suspiran por la luz, el lugar en el que los que están se
alimentan con fango y polvo, el lugar de donde no se regresa. Como
en Israel, los muertos van a parar a un abismo misterioso, siempre
abierto para tragar a las muchedumbres que la muerte le prepara

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у siempre oculto a las miradas de los hombres. Y aun admitidas las
diferencias esenciales entre la escatologia hebrea y la asirio-babiló-
nica, la idea fundamental del "scheol" es la de un abismo del que
jamás se sale.
Del conjunto de los textos bíbhcos, confirmados por declara-
ciones paralelas sacadas de inscripciones fenicias y cuneiformes,
resulta claro que la antigua Israel no creyó en una vida futura.
No quiere esto decir que en el Antiguo Testamento no se encuentre
la expresión de secretas aspiraciones a una vida celeste, de tal
modo está anclada en el fondo del corazón humano la creencia en
una continuación más allá de la muerte. Tal es, por ejemplo, la men-
ción en el Libro del Génesis—cap. V, 24—a propósito de Henoch :
" Y siguió caminando en pos de Dios y desaparecióse ; porque Dios
le trasladó." O bien el relato en que Elias sube al cielo arrebatado
como por un torbellino. Pero estas creencias legendarias, por su
carácter esporádico, no ejercieron ninguna influencia sobre la opi-
nión religiosa, ni modificaron el dogma antiguo. Testimonian sim-
plemente la necesidad que algunos experimentaban de asignar más
allá de la tumba, a hombres excepcionales, una fortuna excepcional
también.
La práctica de la evocación de los muertos, que parece haber
sido muy corriente en Israel—Libro de los Reyes, X X V I I I , 1 1 :
"¿Quién es el que debo hacerte aparecer? Respondióle: Haz que se
me aparezca Samuel. Mas luego que la mujer vio a Samuel excla-
mó a grandes gritos..."—, hasta el punto de exigir una legislación
especial—Libro del Levitico, X I X , 31 : "No os desviéis de vuestro
Dios en busca de magos, ni consultéis a adivinos, porque seréis
por ellos corrompidos" ; y Libro del Deuteronomio, XVIII, 10 y 11 :
"... no haya hechicero, ni encantador,^ ni quien pida consejo a los
que tienen espíritu pythónico, y a los astrólogos, ni quien intente
averiguar por medio de los difuntos la verdad"—, no constituyen
argumento en apoyo de una creencia popular en la vida futura.
Este uso era foráneo, importado y combatido vivamente por el
legislador—Libro del Deuteronomio, X V I I I , 9: "Cuando hubieres
entrado en la tierra que tu Señor Dios te dará, guárdate de querer
imitar las abominaciones de aquellas gentes"—, por el príncipe,
por el sacerdote, por el profeta, es decir, por lo más escogido de
la nación, que viendo aumentar las nociones tenebrosas sobre el

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Los ORÍGENÜS VE LA CREENCIA... 177

"scheol" no se atrevían a formular nada concreto, nada preciso,


nada positivo sobre la otra vida. Era la evocación de los muertos
algo de lo que es hoy la creencia en los "médiums"; una necesidad
siempre viva en el hombre de colgarse de lo maravilloso.
Si sobre esto quedara alguna duda el libro de Job, creación de
un pensador eminente, vendría a disiparla y a confirmar rigurosa-
mente la tesis aquí sostenida. Se encuentran en aquel admirable
poema ardientes y reiteradas invocaciones a la contemplación inme-
diata de Dios y al mismo tiempo la imposibilidad absoluta de que
se cumpla ese deseo, por legítimo que parezca, y, consiguientemen-
te, la absoluta negación de la vida futura. El autor del libro de
Job ha intentado, pero en vano, resolver el problema que debía
suscitar inevitablemente la teoría de las retribuciones temporales
en virtud de las que el justo es feliz sobre la tierra a causa de su
justicia y el malvado infehz a causa de sus vicios y crímenes. Se
trata de resolver el enigma del sufrimiento inmerecido. Job, el
santo por excelencia, sufre los más temibles dolores, los más fuer-
tes males. ¿Por qué? Nadie puede contestar. La cuestión es inso-
luble. Si hubiese una vida futura, Job soportaría pacientemente to-
dos los sufrimientos, esperando que Dios lo recompensaría en ella
de su paciencia y mansedumbre. "Mas ¿acaso ha de volver a vivir
un hombre ya muerto?—Libro de Job, X I V , 14 a 19—. Sí, y por
eso en la guerra continua en que me hallo estoy esperando siempre
aquel día feliz en que vendrá mi mudanza o gloriosa renovación.
Entonces me llamarás y yo te responderé; alargarás la diestra a
la obra de tus manos. Es verdad que tú tienes contados todos mis
pasos; mas perdóname. Señor, mis pecados. Tú tienes sellados y
guardados, como en una arquilla, mis delitos; pero has curado ya
mi iniquidad. Los montes van cayendo a pedazos y deshaciéndose,
y cambian de sitio los peñascos; las aguas cavan las peñas, y la
tierra, batida con las inundaciones, poco a poco se va consumiendo ;
del mismo modo vas tú acabando con el hombre." Job entrevé la
esperanza de una vida futura, pero los hechos y las doctrinas que
conoce le parecen contrarios a esta hipótesis que no hace más que
mencionar como una solución imposible.

* * "«

La opinión del autor del Libro de Job era exactamente la del

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pueblo hebreo hasta el segundo siglo antes de Cristo. En esta épo-
ca la antigua doctrina escatològica tiende a desaparecer empujada
por dos corrientes dogmáticas, con una común fuente, la idea de
una vida futura. Una tiene por centro el judaismo alejandrino;
otra el judaismo palestino. Una profesa el dogma de la inmortali-
dad del alma; otra, el de la resurrección de los cuerpos.
La versión de los Setenta intérpretes que apareció del siglo I I I
al II, antes de Cristo, ejerció una considerable influencia sobre,
el judaismo egipcio, dando origen a toda una literatura greco-
judaica. A esta literatura pertenecen los diversos libros apócrifos
que se añaden a los canónicos. En unos se dice que "los hijos de
Adán no son inmortales"; en otros se afirma perentoriamente la
inmortalidad del alma. En el Libro de la Sabiduría, escrito entre
los años 150 a 50, antes de Cristo, se lee—II, 23, y I I I , i a 3 — :
"Porque Dios crió al hombre inmortal, y formóle a su imagen y
semejanza... Las almas, empero, de los justos están en la mano de
Dios; y no llegará a ellos el tormento de la muerte eterna. A los
ojos de los insensatos pareció que morían ; y su tránsito, o salida del
mundo, se miró como luia desgracia, y como un aniquilamiento su
partida de entre nosotros ; mas ellos, a la verdad, reposan en paz."
En el libro canónico del Eclesiastés, escrito en el siglo que precedió
al nacimiento de Cristo—diríamos mejor a la llegada de Cristo—,
se encara el dogma de la inmortalidad en aquellas palabras—III,
20-21—que dicen : "... de la tierra fueron hechas todas esas cosas,
y en tierra igualmente o polvo vuelven a parar. ¿ Quién ha visto si
el alma de los hijos de Adán sube hacia arriba, y si el alma de los
brutos cae hacia abajo?"
Esta misma creencia era la que profesaban los esenios 150 años
antes de nuestra era. El historiador Josefo—Bell. Jud., II, 8, 1 1 — ,
si bien sospechoso de identificar el judaismo con el helenismo, escri-,
be que los esenios enseñaron que el cuerpo era la prisión del alma,
formada del éter más sutil, y que el cuerpo, al abrir las puertas
de su prisión carnal al alma, ésta asciende a los lugares más altos,
de .donde procede, en tanto el cuerpo se aniquila.
El primer escrito en que se plantea el problema de la resurrec-
ción de los muertos es en La profecía de Daniel, autor contempo-
ráneo de las persecuciones llevadas a cabo por Antioco Epifano
y de la rebelión nacional del año 167. Allí leemos : " Y la muche-

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Los ORÍGENES DE L A CREENCIA... 179í

í
dumbre de aquellos que duermen—XII, 2—o descansan en el polvo \
de la tierra despertará ; unos para la vida eterna, y otros para la j
ignominia, la cual tendrán siempre delante de sí." L a misma espe- \
ranza expresan una serie de escritos posteriores—el Apocalipsis j
de Henoch, el de Baruch, el Salterio de Salomón, el segundo libro
de los macabeos, el cuarto de Esdras, el Schemone-Esre, la Misch-
nah, etc—. Pero en tanto unos no hablan más que de la resurrec-
ción de los justos—Salterio de Salomón—, otros—Henoch, Baruch,
Daniel, etc.—admiten la de los reprobos también.
La resurrección de los muertos es el dogma favorito de la es-
cuela farisaica, que tanto contribuyó a hacerlo popular. E n los tex-
tos talmúdicos y rabínicos que muestran la oposición de saduceos
y samaritanos a la fe nueva, se trata siempre de la resurrección
de los muertos. Cuando el célebre Eliezerben-José refuta a los sa-
duceos, afirma que podría sacarlos de su pertinaz error mostrán-
doles de modo inequívoco "cómo se puede probar la resurrección
según la Ley".

* **

Después de haber señalado el cambio absoluto que se opera en


Israel hacia el segundo siglo antes de Cristo sobre el problema de
la vida futura nos queda determinar cómo el judaismo ha pasado
de la negación a la afirmación en este arduo problema.
S e ha intentado resolverlo por medio de textos cuneiformes,
según los que ciertos seres escapan del "scheol", o, mejor dicho,
no van al "scheol". Entre los asirio-babilónicos—Halévy: La cro-
yance à l'inmortalité de l'âme chez les Sémites, págs. 210 y sig.—,
si existe la morada sombría, situada bajo las profundidades de la
montaña mítica del Universo, lugar de tinieblas, rodeado de altos
murallones sólidamente construidos y herméticamente cerrados, hay
también una región luminosa que frecuentan los dioses y donde
viven los justos que por su comunicación con los inmortales se
tornan inmortales a su vez. Cierto que la región ordinaria de los
muertos está caracterizada por las expresiones "lugar tenebroso,
lugar solitario, lugar de donde nunca se vuelve" ; pero en este caso
se trata de la morada de las muchedumbres humanas y n o de la
de los justos. Se ve la gran afinidad entre las leyendas hebraicas jf^

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las asirio-babilónicas, en todo cuanto concierne a la inmortalidad
del alma. Pero sin salir del dominio hebraico puede encontrarse la
solución del problema propuesto. Apoyémonos sobre el concepto dé
la divinidad en Israel—véase Kuenen : The religión of Israel; t. I I I ,
págs. 41 y sig.—. El poder de Yahveh no tenia límites ; se extendía
hasta la misma muerte. "Ved cómo yo soy el solo y único Dios
—Libro del Deuteronomio, X X X I I , 39—y cómo no hay otro fuera
de mí. Y o mato y doy la vida ; yo hiero y yo curo, y no hay quien
pueda librar a nadie de mi poder." Se atribuía a hombres como
Elias y EHseo haber resucitado a sus semejantes. "Respondióla
Elias : Dame tu hijo—Libro tercero de los Reyes, X V I I , 19 a 2 2 — ;
y tomándole de su regazo, llevóle al aposento de arriba, donde es-
taba hospedado, y púsolo sobre su cama, y clamó al Señor dicien-
do : ¡ Oh, Señor, Dios mío ! ¿ Aun a esta viuda que me sustenta del
modo que puede la has afligido, quitando la vida a su hijo? Des-
pués de esto se tendió, y encogióse sobre el niño por tres veces, y
clamó al Señor diciendo : ¡ Señor Dios mío ! Ruégote que vuelva
el alma de este niño a sus entrañas. Oyó el Señor la súplica de
Elias y volvió el alma del niño a entrar en él, y resucitó." " Y unos
hombres—Libro cuarto de los Reyes, X I I I , 21—que iban a ente-
rrar a un muerto, viendo a los guerrilleros, echaron el cadáver en
el sepulcro de Elíseo, y al punto que tocó los huesos de Elíseo,
el muerto resucitó y se puso en pie." ¿ Por qué no localizar en esta
fe en los poderes ilimitados de Yahveh la posibilidad de una resu-
rrección de los cuerpos?
Después de los setenta años de cautiverio el hebreo comenzó a
entender sus relaciones con Yahveh en un sentido más individual,
más personal, y de este modo la fe en la inmortalidad del individuo '
tiende a sustituirse por la fe en la existencia perpetua de Israel.
El paso de la primera de estas ideas a la segunda es tan natural
que parece inútil recurrir a una influencia extraña para explicar el
origen del nuevo dogma. Sucede lo mismo que con la idea de la
resurrección de los muertos. El primero que la menciona es Eze-
quiel, pero en un sentido puramente simbólico : "... y me puso en
medio de un campo, que estaba lleno de huesos—La profecía de
Ezequiel, X X X V I I , i a 6—e hízome dar una vuelta alrededor de
ellos ; estaban en grandísimo número tendidos sobre la superficie del
campo, y secos en extremo. Díjome, pues, el Señor : Hijo de hom-

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bre, ¿crees tú acaso que estos huesos vuelvan a tener vida? ¡Oh,
Señor Dios !, respondí yo ; tú lo sabes. Entonces me dijo él : Profe-
tiza acerca de estos huesos y les dirás: Huesos áridos, oíd las pa-
labras del Señor; esto dice el Señor Dios a esos huesos: He aquí
que yo infundiré en vosotros el espíritu y viviréis ; y pondré sobre
vosotros nervios y haré que crezcan carnes sobre vosotros, y las
cubriré de piel ; y os daré espíritu, y viviréis, y sabréis que yo soy
el Señor." Estos huesos que cobran vida alegorizan la restauración
de Israel. Pero era fácil tomar a la letra el símbolo, porque el
israelita no concibe más supervivencia que la resurrección, es decir,
la revivificación del cuerpo, en el que de nuevo entra el espíritu.
Es Yahveh quien da al hombre, como al animal, el espíritu, es de-
cir, la vida, el soplo vital. Pero este espíritu no es individual, no
existe de una manera independiente. Lo que queda del hombre des-
pués de morir es su sombra, que desciende al "scheol", al infierno,
donde realmente no vive. Para recomenzar la vida es preciso que
Yahveh, Dios, insufle espíritu en esta sombra o acaso en el cuerpo
que representa esta sombra.
Querer deducir por una sencilla especulación intelectual del po-
der ilimitado de Yahveh, y sobre todo la idea nacionalista de la
perpetuidad de Israel, la fe en la inmortalidad personal nos parece
inadmisible. Mas desde luego concedemos que el poder absoluto que
se concentraba en Yahveh confirme la hipótesis de que Dios podía
cumplir el milagro de la resurrección de los cuerpos. Ahora bien,
no puede olvidarse que la dogmática hebrea en conjunto ignora
una vida futura, y es curioso que aun en tiempo de Jesús, los judíos
más conservadores desde el punto de vista religioso, los saduceos y
los samaritanos, nieguen esta esperanza ultratelúrica sin reserva
alguna. ¿No habrá que buscar la solución del problema fuera de
las fronteras de Palestina?

* **

Lo primero que sale al paso al abandonar Israel es la estrecha


relación entre el mazdeísmo—religión de Persia—^y el yahvismo
•—religión judía—. Otro fenómeno interesante es lo inclinados que
son los judíos—a pesar de su legislación prohibitiva—a los demás
cultos. De ahí el ascendiente que la religión de Ahura-Mazda tuvo

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sobre la de Yahveh. Del mazdeismo procede toda la angeleologia у
la demonologia judaicas. Bajo la influencia duahsta del mazdeismo
—de un lado la luz donde el alma del justo es llevada por los Y a -
zatas ; del otro las tinieblas donde el alma del malvado es arrastra­
da por los Dsevas—el Edén tradicional se transforma poco a poco
en el Paraíso, у el valle de Hinnom, célebre por el culto a Moloch,
en el Infierno. L a doctrina de la resurrección, escribe Grastz—Ges-
chichte der Judem, tomo I I , cap. 2, pág. 417—fué tomada al maz-
deismo por los judíos.
Aunque difícil de fijar la época en la que la creencia en la re-
surrección de los cuerpos se convierte en doctrina general mazdeís-
ta, es indudable que debe ser antiquísima en esta religión, como
consecuencia de su dualismo. Esta deducción lógica a la que se
añade el testimonio de Herodoto y Teopompo, citado por Dioge-
nes Laercio, nos permite afirmar la antigüedad de la creencia en
la resurrección entre los mazdeístas y nos autoriza a pensar que
esta fe no fué extraña a la formación del nuevo dogma judío. Sin
embargo, este nuevo dogma no se popularizó en Israel sino en con-
tacto con una religión y una civilización que no eran las de Persia,
y 150 años después de que los gobernadores persas hubieran repa-
sado las fronteras, lo que nos induce a buscar en otra época y en
otro medio la causa determinante del profundo cambio que sufrió
la antigua creencia en el "scheol".
Esta idea sobre la inmortalidad del alma se la deben los judíos
a los alejandrinos, que la toman de Platón, como tantas otras reno-
vadoras del espíritu. Ahora bien, ¿qué actitud asumió la otra es-
cuela judía, la palestina, frente a este nuevo dogma? Interpretarlo
y modificarlo según el genio del judaismo más conservador, viendo
que casi todos lo aceptaban.
La influencia extraña fué, pues, doble. Grecia aportaba esta
idea, producto de la más alta especulación filosófica, e Israel en-
jugaba con ella un muy importante "déficit" de su religión, si es que
no respondía a una profunda necesidad, hasta entonces desconoci-
da de su conciencia religiosa.
La transformación de la sociedad judía encuentra una de sus
causas más activas en la influencia que sobre el judaismo ejerce el
helenismo. Las relaciones que se establecen entre los dos mundos,
griego y semita, dieron como primer resultado en tierra palestina

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el que la clase más conservadora y cerrada, el clero, se sintiera ata-
cada de grecomanía. Prueba evidente de la influencia griega sobre
los judíos de Egipto es la traducción de la Biblia al griego, es la
helenización del Código sagrado, hecho importantísimo, cuya pri-
mera consecuencia fué el olvido en que comenzó a caer la lengua
hebraica. ¿ Qué mayor testimonio en favor de la intrusión del he-
lenismo en Israel que esta versión, en la que los traductores adop-
taban, entre otras ideas griegas, la teoría platónica del mundo in-
teligible, que da nacimiento a toda una literatura greco-judaica?
¿No está acaso Salomón impregnado profundamente de espíritu
alejandrino cuando habla de una especie de Logos hipostático, la
sabiduría divina, emanación verdadera de la gloria del Todopode-
roso, reflejo de la eterna luz, espejo sin mácula de la actividad de
Dios, imagen de su bondad ? ¡ Salomón hablando de la inmortalidad
del alma! ¡ Y más tarde Aristóbulo, adversarlo del antropomorfis-
mo, sostendrá que los filósofos griegos han tomado sus doctinas de
los escritos mosaicos!
¿Pero era fácil apropiarse de la idea de la inmortalidad para
los verdaderos israelitas ? No ; una cosa eran los judíos alejandri-
nos que habían sustituido la filosofía judía—si es que puede hablar-
se de filosofía judaica antes de Filón—por la platónica, y otra muy
distinta los israelitas ortodoxos.
El dogma de la inmortalidad del alma reposa sobre el dualismo
de la absoluta separación de cuerpo y alma. Ahora bien, el Antiguo
Testamento ignora ese dualismo (i). Para Platón y para el judaís-
( i ) E l h.-. Benlliure, e n s u libro El ansia de inmortalidad—págs. 337 y
s i g u i e n t e s — , opina, f r e n t e a S c h o p e n h a u e r , q u e afirma que la r e l i g i ó n j u -
daica e s la m á s g r o s e r a d e t o d a s las r e l i g i o n e s por carecer d e doctrina r e -
lativa a la i n m o r t a l i d a d , que n o debe c o n s i d e r a r s e el Antiguo Testamento
s i n o " c o m o u n a preparación para el N u e v o " . " A u n q u e l o s libros del Antiguo
Testamento—añade—no h a g a n claras y t e r m i n a n t e s p r o m e s a s d e i n m o r t a l i -
d a d ( e s t o estaba r e s e r v a d o al M e s í a s ) , alienta e n ellos u n a v a g a e s p e r a n z a
de ultratumba, u n a indefinida esperanza d e llegar, tras la d u r a p e r e g r i n a -
ción, h a s t a el árbol d e la V i d a E t e r n a . " C o n s i d e r a el h.-. B e n l l i u r e "el A n -
t i g u o y el N u e v o T e s t a m e n t o c o m o u n a sola religión, c o m o d o s partes o
a s p e c t o s que se n e c e s i t a n y c o m p l e m e n t a n " . P e r m í t a n o s el dilecto h. . q u e
en este p u n t o de v i s t a n o c o i n c i d a m o s . S o n d o s a s p e c t o s e v o l u c i o n a d o s d e '
d o s m o d o s d i v e r s o s de interpretar el p r o b l e m a m e t a f i s i c o . Q u e la I g l e s i a
h a y a p u e s t o de a c u e r d o a m b a s i n t e r p r e t a c i o n e s n o significa otra c o s a q u e
la n e c e s i d a d d e justificar c o n l o s relatos de u n o las p r o f e c í a s del otro.
P e r o sobre e s t o v o l v e r e m o s e n otra o c a s i ó n m á s in extenso. P a r a e n t o n c e s
diferimos mayores probanzas. „

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mo platònico, el alma, principio inmaterial, está prisionera del cuer-
po ; muerto el cuerpo, el alma se liberta ; el aniquilamiento del uno
no implica el de la otra, pues que son absolutamente independien-
tes. El hombre sobrevive en su alma, fuera del cuerpo. La meta-
física griega está de acuerdo con su psicología. Pero el hebreo, el
judío palestino, necesita otra metafísica, porque es también otra
su psicología. El hebreo no es dualista. A su modo de entender,
alma y cuerpo son inseparables, puesto que aquélla es un principio
material, un soplo vital, visible hasta en la respiración. L a vida,
que tiene su origen en Dios, reside en la sangre. "Guárdate sola-
mente de comer sangre—Libro del Deuteronomio, X I I , 23—, por-
que la sangre en los animales hace las veces de alma; y por esto
no debes comer con la carne lo que es la vida o alma de ella." De
este modo entendido, todo es materia en el hombre para el hebreo,
como para el platónico es casi todo alma.
Por eso el judío sólo se podrá representar de una manera la
continuidad de la vida más allá de la tumba: como una resurrec-
ción de los cuerpos. Influido por la doctrina mazdeísta de esta re-
surrección y por la griega de la inmortalidad espiritual, el judío
piensa que sólo reintegrándose la sangre al cuerpo—la sangre es
la vida y el alma—podrá vivir de nuevo.
Y así lo entienden los grandes pensadores de Israel. No otra
cosa se profetiza por Isaías—XXVI, 19—cuando exclama: "Tus
muertos, Señor, tendrán nueva vida; resucitarán los muertos míos
por la justicia; despertaos y cantad himnos de alabanza, vosotros
que habitáis en el polvo del sepulcro..."
Sobre la doble influencia extraña, de una parte, y de otra sobre
las reminiscencias de sus profetas, el pueblo judío fundó la nueva
esperanza religiosa.
Al tropezar Israel con dos civilizaciones, la una que le trae la
idea de la resurrección de los cuerpos y la otra la de la inmortali-
dad del alma, comprueba los enormes vacíos de su religión y crea
un dogma que por igual participa de ambas ideas, permaneciendo,
sin embargo, fiel a sus tradiciones y a la antropología monistica del
hebraísmo. Y esta fe en la resurrección de los cuerpos, asistidos de
las almas, marca una de las grandes etapas religiosas del judaismo.

* **

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BIBLIOGRAFIA

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secte. T o l o s a , 1887.

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E L M I T O D E O S I R I S \
\
En su libro sobre Isis y Osiris, Plutarco (i) cuenta el mito dej
Osiris poco más o menos de este modo: Seb, el Kronos griego, y |
Nut, entre los griegos Rea, tuvieron hijos: Osiris, Isis, Tifón,
Nephtys—que algunos nombran Venus y otros Victoria—y Aroe-
ris. Casó Osiris con Isis y de ella tuvo un hijo, Horus. Tifón
casó también con Nephtys. Como primogénito, Osiris tomó las
riendas del gobierno, mejorando la manera de vivir de los egip-
cios. Introdujo la agricultura y enseñó la adoración de los dioses,
lo cual hecho pasó a civilizar los demás paises.
Durante su ausencia Isis gobernó el reino con prudente ener-
gía, de suerte que Tifón, ambicioso del poder, no se arrojó a des-
pojarla de él. Al regreso de Osiris, Tifón tramó con setenta y dos
compañeros una original conspiración para derrocar a su hermano.
Hizo fabricar un ataúd de gran precio, proporcionado al cuerpo-
de Osiris, y organizó un festín al cual mandó llevar el dicho ataúd.
Como por broma Tifón dijo que se lo regalaría al que le estuviese
apropiado. Ensayaron todos, metiéndose en él, por ver si convenía
a su cuerpo, hasta que le llegó el turno a Osiris, el cual, una vez
dentro, fué encerrado por los conspiradores, que vertieron sobre
la tapa plomo fundido, arrojando la caja al Nilo. La corriente lo
llevó por la desembocadura tanítica al mar y, empujado por el
viento y la corriente, llegó el ataúd a Byblos. Pronto sobre el
ataúd, cubierto por los aluviones, creció un árbol frondosísimo.
Admirado por el rey del país, lo hizo abatir y colocó la parte que
contenía el ataúd oculto, a guisa de columna, bajo el techo de su
palacio.
Cuando Isis conoció la triste muerte de su esposo marchó a
buscar su cuerpo. Al fin supo dónde se hallaba. Fué a Byblos, soli-
citó la columna, la rompió para sacar el ataúd y regresó con él a

( i ) E s t e tratado d e P l u t a r c o e s u n o d e l o s m á s p r e c i a d o s m o n u m e n t o s ,
s o b r e l a s a n t i g u a s d i v i n i d a d e s . E s t á escrito, apunta el abate B a f l e u x —
toire des Causes premieres, pág. 5 1 — , c o n u n a g r a v e d a d r e l i g i o s a q u e d e -
n u n c i a n o s ó l o la s e r i e d a d d e la i n v e s t i g a c i ó n , s i n o el r e s p e t o del a u t o r p o r
la materia.

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Egipto. En tanto va a ver a su hijo Horus, deposita el ataúd en un
lugar secreto. Mas descubierto por Tifón en una cacería corta el
cuerpo del difunto en catorce pedazos que dispersa por doquier. L a
desdichada Isis de nuevo va en busca de los restos amados y allá
. donde encuentra un miembro lo entierra.
Viene entonces Osiris del Hades, para instruir a su hijo Horus
de cómo hay que combatir a Tifón. Comienza la lucha, que dura ;
mucho tiempo, hasta que Horus acaba por alcanzar la victoria,
mandándole a Isis el vencido, quien respeta su vida, restituyéndole
la libertad. Horus, indignado, arranca la corona de la cabeza de
su madre. Tifón entonces le reprocha a Horus su ilegítimo nací-j
miento ; recomienza el combate y acaba con la completa derrota de
Tifón. ¡
Este mito no lo inventaron los griegos ; es esencialmente egip- ^
CÍO, y data de tiempos remotos. Hay de ello numerosas pruebas:
las inscripciones egipcias a partir de la sexta dinastía aluden a
él. En el capítulo 1 7 del Libro de los Muertos—una de las partes
más antiguas—cuenta que Seb, el día de la batalla, arrojó inmun-
dicias a la cara de Horus, en tanto que Horus arrancó los testículos
a Tifón. Sobre los muros del templo de Edfu se encuentra una ins-
cripción de la época de los Tolomeos, que el egiptólogo ginebrino
Naville ha publicado, y que da del combate entre Horus y Tifón
una representación y una descripción más detalladas que la de
Plutarco.
El mito, según la versión del templo de Edfu, se diferencia de
la de Plutarco en que los detalles de los combates se cuentan con
mayor extensión; pero en conjunto está mejor descrito por el autor
de Las vidas paralelas.
Después de haber contado el mito de Osiris, Plutarco nos da
a conocer las diferentes explicaciones que de él se daban en su
tiempo y vemos cómo se refiere unas veces a dioses verdaderos y
otras a hombres ilustres, a espíritus sobrenaturales, a demonios, o
bien Osiris representa el Nilo, la fuerza original, y Tifón—es de-
cir, Set—todo lo que es árido, brillante, opuesto a la humedad, et-
cétera. Y añade que, si bien en detalle pueden cada una de esas
explicaciones ser inexactas, no lo son en conjunto. Porque Tifón
no encarna sólo la aridez, el viento, el mar o las tinieblas, sino todo
cuanto hay de horrendo en la naturaleza.

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Este mundo, según Plutarco, en su origen y desarrollo, está
compuesto de dos potencias opuestas, de fuerza desigual, aunque
una sea superior a la otra, 'si bien el poder del mal sea indestruc-
tible, por estar estrechamente unido al cuerpo y al alma de todo
y porque sostiene un combate encarnizado contra el poder del bien.
En el alma, la razón conductora de todo lo bueno corresponde a
Osiris. En la tierra, el viento, el agua, el cielo, las estrellas y todo
cuanto hay de bien organizado, sano y sólido emana de Osiris y de
su imagen visible.
Por el contrario. Tifón es en el alma las pasiones, lo irrazona-
ble, lo torpe; en el cuerpo, la enfermedad, los disturbios de todo
género; en la tierra, la tempestad, el eclipse de sol, la mala Co-
secha.
Aunque esta interpretación no nos dé noticias demasiado exac-
tas sobre la significación primitiva del mito de Osiris, es indudable
que, como señala Page Renouf, el contraste entre la luz y las ti-
nieblas, entre el bien y el mal ha sido personificado en Osiris y
Horus de un lado y en Tifón del otro.
Lieblein considera estas explicaciones insuficientes y busca el
origen del mito de Osiris en el contraste entre Osiris-Horus, dios
egipcio, y de Set, dios nacional semítico, suponiéndolo una expre-
sión de la lucha entre egipcios y semitas—, se sabe que éstos habi-
taban desde tiempos remotísimos al nordeste de Egipto—^ya que los
dioses de la antigüedad participaban del destino de sus pueblos.
Cuando el primer rey de Egipto, Menés, reunió los pequeños ,
reinos en un solo Estado, trasladando su residencia de This a i
Menfis, transportó con él el culto de Osiris, dios local de This. De
este desplazamiento resultó una doble colisión, política y religiosa :,
conflicto político entre la población egipcia vigorizada por la cen-
tralización del reino y la población semítica, amenazada por este
mismo hecho ; conflicto religioso entre el dios egipcio y el dios se- j
mítico.
Examinemos la cuestión. Este conflicto fué precedido por otro
encuentro menos violento entre el dios tinítico Osiris y el dios
heliopolitano Horus. Cuando Osiris avanzó hacia el norte con el
conquistador Menés, encontró en los alrededores de Menfis a Ho-
rus, que era originalmente el dios del sol en Heliópolis, pero cuya
culto se había extendido por la ribera occidental del Nilo, y, por

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consiguiente, en el lugar donde Menés funda Menfis. De este culto
a Horus nos queda un elocuente testimonio en la colosal esfinge
de Gizeh. La misma conclusión resulta del hecho de que Horus
sea mentado en las tumbas más antiguas en la necrópolis de Men-
fis, en las inscripciones de tiempo de Snofrus, uno de los prime-
ros reyes, en la casi isla de Sinai. Exactamente se comprueba en
los monumentos de la cuarta dinastía.
Osiris, patrocinado por el conquistador Menés, fué conside-
rado como el dios más antiguo, lo que se expresa en el mito cuan-
do Osiris aparece como padre y Horus como hijo.
Frente al Egipto, unificado por Menés y sus dioses, concentra-
dos en Osiris-Horus, estaban los semitas de la parte nordeste del
país y su dios nacional. Set. La mayoría de los sabios admiten que
Set era de origen egipcio. El culto de Set, escribe Page Remouf,
es tan antiguo como el de cualquier otro dios. Algunos escritores,
sin embargo, consideran a Set originariamente semítico. El egip-
tólogo Brugsch lo explicó así, aunque más tarde emitiera la opi-
nión de que Set fué una divinidad de origen egipcio que poco
a poco se convirtió en el dios de los extranjeros. Reinisch con-
sidera que el nombre de Set lo llevaron a Egipto los semitas.
Que los semitas habitaban en el nordeste egipcio desde tiempos
remotísimos ya lo hemos dicho, y que ejercieron sobre todo el
país una influencia extraordinaria, lo añadimos ahora.
El origen de esta influencia semítica no debe buscarse en el
imperio de los Hyksos. Tiene raíces más profundas. Es más vero-
símil admitir que el imperio semítico de los Hyksos se deba a la
presencia del semitismo en Egipto que atribuir la presencia del
semitismo al imperio de los Hyksos.
Brugsch nos informa de que el delta nordeste estaba ya habi-
tado por una población mixta de egipcios y semitas desde los
tiempos de Amenemha I, es decir, muchos siglos antes del tiem-
po de los Hyksos. Sería, sin embargo, preciso remontarse aún
más y admitir que los semitas habitaban ya en esa región cuando
Manes la conquista. Esto es una hipótesis necesaria si se admite
que Set era un dios semítico, pues de otro modo no se puede expli-
car la presencia de una divinidad semítica en los monumentos de
la cuarta dinastía, donde se le representa como un animal fabulo-
so, que en épocas posteriores se convierte en un asno. Por entonces

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se le ve en los monumentos al lado de Horus, pero no como rival,
sino como compañero, como colega, como hermano. En el sarcó-
fago de Mentuhotep, que se conserva en Berlin, y que data de la
undécima dinastía—^más o menos 2300 años antes de Cristo—. Set
está mencionado, sin embargo, como el que combate con Horus,
prueba irrefragable de que el mito de Osiris, o en todo caso el
mito del combate entre Horus y Set, estaba entonces en vigor.
En las pirámides de Pepi—sexta dinastía—se menciona a Horus
como vengador de cuantos hicieron mal a su padre, y como está
entre ellos Set y sus compañeros, no cabe duda de que la vigencia
del mito es de época harto más atrasada. Lo mismo vemos en el
sarcófago de Sebekaa, un poco menos antiguo que el de Men-
tuhotep.
El culto de Set era, según las circunstancias y las localidades,
sometido a regímenes diferentes. En algunos monumentos el nom-
bre de Set se encuentra borrado, lo que prueba haber sido objeto
de odio y de persecución en ciertas épocas, a causa de la rivali-
dad entre egipcios y semitas. Otras veces las relaciones eran apa-
cibles, especialmente bajo los dos reyes más poderosos de la déci-
monoma dinastía, Seti I y Ramsés I I . El primero había tomado
el nombre del dios semítico Set ; el segundo, de seguro lo adoraba.
Durante algún tiempo su culto se extiende por el sur—Tebas y
Ambos, especialmente—, donde viene a ser el dios que mata a la
serpiente ; es decir, al principio malo, pues esta significación tenía
para los egipcios fieles.
En los muros de Edfu el cocodrilo, y sobre todo el hipopótamo,
estaban consagrados a Set. No pocas veces se representó a Set
bajo la forma de un hipopótamo atravesado por la lanza de Horus.
Acaso Tifón, el nombre de Set entre los griegos, viene de teb o
te pi, uno de los nombres egipcios del hipopótamo. El animal ti fó-
nico, con el que se alegoriza a Set, es generalmente fabuloso o
fantástico, o bien un asno o un antílope—Plutarco dice que un
asno.
Hemos visto, por todo lo que precede, que Set se representa
en los monumentos egipcios como un dios nacional de los semitas
que habitaban en Egipto. Es, sin duda, el mismo dios que encon-
tramos entre los semitas de Asia. La Biblia nos da a conocer al
tercer hijo de Adán, Seth. Comparando las dos distintas tablas^

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genealógicas que se encuentran en los capítulos IV y V del Libro
del Génesis,

Elohim Seth
Adam Enós
Caín Kenan
Hanoc Malaleel
Irad Jared
Mehujael Henoch
o Mathusalen
Maviael o
Mathusael Metuschelad
Lamech Lamech

fie ve que son casi los mismos, y que la diferencia reside en que
una considera a Elohim y la otra a Seth como origen de los hom-
bres. Aquí encontramos una reminiscencia de Seth. Otro recuerdo
del viejo dios Set puede registrarse en el Libro de Moisés—capí-
tulo X X X I I , vers. 1 7 — , donde se dice que sacrificaba a Sedim,
Aunque se traduce Sedim por demonios, lo cierto es que se trata
del plural de Sed, y Sed es probablemente idéntico a Seth. En he-
breo, según Gesenius, el "daleth" se cambia en í, y a veces en th.
Tenemos el Sed en la palabra árabe s'aid, sid—en español Cid—,
que todas significan señor. Es, por consiguiente, probable que se-
dim—viejos dioses depuestos, ídolos, dioses de los tiempos paga-
nos—sea con sed o seth, reminiscencias del mundo semítico donde
Set era venerado como dios.
También se nombra al viejo dios en los textos cuneiformes.
Según Lenormant y Schräder, sed o seth se encuentra en una vieja
inscripción acádica, como el dios de los bueyes.
Encontramos también al dios Set en otros lugares del mundo
semítico. Así, por ejemplo, en el tratado de paz—el más antiguo
que se haya concertado en la historia humana—que Ramsés II
—ибо años antes de Cristo—concluyó con el pueblo asiático de
Cheta.
Tácito cuenta que los judíos veneraban el asno, y que tenian
imágenes de este animal consagradas en sus templos, lo que con-
firma Josefo, Plutarco y Diodoro Siculo. Vestigio de su antiguo
culto semítico, la realidad es que el culto del asno no es otra cosa
que el culto de Set. Incluso en las iglesias cristianas se encuen-

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tran huellas del viejo culto semitico de Set. La pretendida carica-
tura—un hombre con cabeza de asno—encontrada en las ruinas
del palacio imperial del Palatino, lo confirma. Existe también el
testimonio de Tertuliano, de que a los cristianos se les tomaba por
judíos porque adoraban al asno.
No tratábamos de explicar los detalles todos del mito. Esto
sería un error, pues que un mito es un poema, en que los elemen-
tos más heterogéneos se combinan un poco al azar. Sin embargo,
consideramos que los rasgos principales del mito son históricos.
Osiris y Tifón son hermanos. Cada uno de ellos representa su
pueblo. Osiris es muerto por Tifón, porque los egipcios fueron
desgraciados al comenzar sus luchas y porque Osiris, dios local
de Abydos, en el sur, no había extendido aún su imperio por el
norte.
Pero el dios local del norte, Horus de Heliópolis, es el sucesor
de Osiris al vencer a Set y quedar como señor de todo el Egipto.
Aunque el mito de Osiris tuvo su origen y su principio históri-
cos, es indudable que el contraste entre la luz y las tinieblas, el
bien y el mal, es de tiempos aún más remotos. Pero esto no nos
interesa aclararlo en este intento de explicación del mito osírico.

: . ***

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<iCUANDO SE ESCRIBIÓ LA BIBLIA?
I . — S i se consulta la tradición sobre el origen y los autores de
los diversos libros que forman la Biblia, se obtiene la respuesta
siguiente :
El Pentateuco es la obra de Moisés y el libro de Josué, del
que lleva este nombre. Los seis libros del Génesis, del Éxodo, de
los Números del Deuteronomio, del Levitico y de Josué, que con-
tienen la epopeya de los patriarcas, del éxodo de Egipto, de la
conquista de Palestina y la legislación religiosa, ritual y civil de
los israelitas, parecen hechos quince siglos antes de nuestra era.
Los Jueces son la obra del profeta Samuel, los dos libros de
Samuelr—i." y 2." de los Reyes en la Vulgata—, la obra del mismo
profeta y de sus sucesores Gad y Nathan y se escribieron mil años
antes de nuestra era. Los libros de los Reyes—3.° y 4.° de los Re-
yes en la Vulgata—fueron redactados por Jeremías quinientos cin-
cuenta años antes de Cristo.
La colección de los quince profetas, Isaías, Jeremías, Ecequiel
y los Doce se forjan en los siglos x i , viii, vii y vi antes de nues-
tra era. Sólo Ageo, Zacarías y Malaquías, según sus propias de-
claraciones, pertenecen a los tiempos del segundo templo o de la
Restauración.
En la serie de los Kethoubin o Hagiógrafos se encuentran dos
obras antiguas; Job, obra del legislador Moisés; Ruth, de Samuel;
los Salmos, generalmente de David ; Cántico de los Cánticos, Ecle-
siastés y Proverbios, de Salomón. Al tiempo de la cautividad de
Babilonia se adscriben las Lamentaciones, de Jeremías ; Daniel, del
profeta de este nombre. A los tiempos de la Restauración pertene-
cen Esdras, Crónicas y Paralipómenos, de Esdras; Nehemías, de
Nehemías, y Esther, de autor desconocido, pero de la misma fecha,
o sea del siglo v antes de Cristo. Es decir, que el canon bíblico
se cierra en este siglo v antes de nuestra era, con la reconstitu-
ción definitiva del Estado judío como comunidad religiosa.
Los libros de la época de la Restauración son poco numerosos
y de importancia secundaria: algunas profecías, crónicas históri-

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cas... Pero ninguno de ellos rebasa los cuatrocientos años antes de \
Cristo. , í
2.—En los ciento cincuenta años últimos se ha trabajado sobre ;
exégesis biblica lo suficiente para que el aspecto de la cuestión ;
varíe de modo singular. Así, hoy nadie se aventura sino con i
grandes precauciones a emplazar estos libros más de mil años ;
antes de nuestra era; los dos siglos que precedieron a la cautivi- \
dad de Babilonia, el siglo que presenció la catástrofe de Judá y i
el siguiente. Por otra parte, la barrera que formaba la época de \
Esdras, y que parecía imposible de franquear, ha sido derribada. \
Apenas hay obra poética o moral que se remonte más allá de los
siglos IV, III o II antes de Jesucristo.
El Hexateuco—es decir, el Pentateuco y el libro de Josué— ;
no es una obra escrita al establecerse los israelitas en Palestina, ;
sino el resumen de trabajos considerables realizados en el curso \
de los siglos. Fuera de algunos fragmentos que remontan a lai
época de David, se distingue el documento jehovista-profético—si- i
glo IX u VIII antes de Cristo—, el código legislativo llamado Libro \
de la Alianza—Éxodo, x x i - x x i i i — , el Deuteronomio del año 620 J
—antes de nuestra era—^bajo el rey Josías y el documento etoista- \
sacerdotal con la legislación ritual del Exodo-Levitico-Números, \
que es la obra del restaurador del judaismo, Esdras. Estas tres \
obras, expresión de tendencias, de estados sociales y religiosos :
notablemente distintos, han sido fundidas en el Pentateuco-Josué \
actuales por un redactor que vivió después de Esdras, hacia el \
año cuatrocientos antes de Cristo. J
Los libros de Samuel parecen haber recibido su última forma
hacia el año setecientos antes de nuestra era, y el libro de los \
Jueces algunos años más tarde, pero antes de la aparición del 1
Deuteronomio, bajo Josías. Los libros de los Reyes fueron escri- \
tos en los tiempos de la cautividad. \
Las escuelas modernas de exégesis mantienen las atribuciones ;
tradicionales sobre los libros prof éticos, con excepción del de Isaías. \
La serie de los profetas secundarios—Joel, Abdías y Jonás—parece i
de fecha más próxima. i
Así, que para las tres partes capitales de la Biblia, para lai
Ley, para los libros históricos y para los profetices se admite que ;

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su forma última la recibieron en la época de Esdras y de Nehemías
o en tiempos de sus sucesores.
E n la sección de los Hagiógrafos se autoriza una mayor liber-
tad. En el Cántico, Ruth y Job unos se pronuncian por una época
pre-exiliana, otros los asignan a los días de la Restauración. Los
Proverbios y el Eclesiastés llevan por mero procedimiento litera-
rio a su frente el nombre del hijo de David. Los Salmos, ¿pueden
asignarse a fecha anterior a la ruina de Jerusalén? Reuss los atri-
buye en su mayor parte—Bulletin critique de la religión juive an-
cienne en la Revue (1880), tomo I, pág. 206—al tiempo de los ;
macabeos, doscientos años antes de Cristo. Esdras, Nehemías y ]
las Crónicas se escriben en el siglo m antes de nuestra era, como i
las Lamentaciones y Esther y Daniel ciento setenta años antes de j
Cristo, en tiempo de la persecución de Antioco Epifano. j
3.—^La antigua literatura hebraica, de la que la Biblia nos ha
conservado importantes documentos, no es una literatura histórica,
es decir, no tiene orígenes ciertos ni fechas auténticas.
La literatura hebraica posee el carácter específico de apoyarse
en sí misma. Podría hacerse una clasificación de los escritos bíbli-
cos de este modo :
1." Los libros históricos ;
2.» L a L e y ;
3.° Los Profetas;
4.° Los Salmos.
E s decir, que consideraríamos a los Libros históricos más an-
tiguos que La Ley, y a ésta más que Los Profetas, y a éstos ante-
riores a Los Salmos.
Queda por determinar la fecha de los escritos más recientes
contenidos en la Biblia, o sea de Los Salmos en adelante, mostran-
do el orden de los tiempos en la producción de estas diversas obras.
Llamemos a la primera parte de nuestra tarea cronología interna
u orden de sucesión, y a la segunda, cronología externa o deter-
minación de fechas.
Establecidas las condiciones generales de la composición de los
libros bíblicos y la incertidumbre que existe sobre el orden de su-
cesión de los escritos o el origen de cada uno de ellos en particu-
lar, el método más prudente y racional consiste en estudiarlos uno
a uno, y partiendo de la fecha positivamente histórica e indubita-...

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ble, buscar en el orden de los tiempos a qué época y a qué medio
social conviene atribuirlos.
El método antiguo parte de la suposición de la fecha remota;
el nuevo, de la suposición de la fecha próxima. El primer método
tiene un carácter empírico; el segundo parece más científico. Los
unos dicen: yo dejo a tal libro su atribución tradicional porque no
se ha prohado que sea de fecha más reciente ; los otros : yo coloco
el mismo libro en los tiempos de la Restauración, porque los indi-
cios que se alegan en favor de su origen ante-exiliano no me pare-
cen convincentes. Lo mejor será aplicar la regla "de la menor di-
ficultad" partiendo siempre de la fecha más próxima posible.
4.—Hacia el año 200 antes de nuestra era, época de la insu-
rrección judía contra las persecuciones de Antioco Epifano, que
desemboca en el establecimiento de una dinastía indígena, la de,
los Asmoneos o Macabeos, los israelitas leían una Biblia compuesta \
por la Thorah—los cinco Libros de Moisés—^y por los libros his-1
tórico-proféticos. A esta Biblia pertenecían los libros denominados :
Jueces, el primero y segundo libro de Samuel y el primero y según- i
do libro de los Reyes. Estos libros forman una obra de conjunto '
en la que se exponen los destinos antiguos de la nación, a partir
del momento en que se encuentra establecida sobre la tierra pales-
tina—mil cien años antes de nuestra era—, hasta la destrucción
del reino de Judá—quinientos ochenta y ocho años antes de
Cristo—.
El judío de doscientos años antes de la era cristiana tenía
ante sus ojos el cuadro de los destinos de sus antepasados, desde
el período de sus antiguos reyes—de iioo a 600 antes de Cristo,
más o menos—. Por su plan, por su contenido, por su inspiración,
parece obra de los tiempos del segundo templo, y sería difícil asig-
narle un origen más remoto.
La cuestión, en realidad, es ésta: ¿no hay en los libros histó-
ricos huellas de documentos más antiguos, reproducidos sin alte-
raciones mayores, que nos permitan encontrarlos en el contexto
actual ?
Tal es la tesis que sostienen críticos eminentes, que por un
minucioso análisis de ideas y hechos y sobre ciertas particularida-
des lingüísticas han establecido que algunas series de lib ros se deben
a la misma pluma. Seguramente los redactores de los Jueces, Sa-.^

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¿CUÁNDO SE ESCRIBIÓ LA BIBLIA? 197;
í
muel y Reyes han trabajado sobre fuentes escritas. L a cronología
israelita, de David a Sedecías, ha debido ser copiada de documen-
tos también escritos. Por otra parte, los escritores, a partir de Sa-
lomón, se refieren a una Crónica de los antiguos reinados cuya
existencia no podemos confutar, pero cuya fecha de redacción nos
es desconocida.
S.—En el año 200 antes de nuestra era, el israelita leía los
orígenes maravillosos de su raza y se adoctrinaba en la ley moral
y ritual, contenida en el Pentateuco y en el libro de Josué. ¿Era
esta obra anterior al segundo templo, o se redactó en los tiempos
mismos de la Restauración ? L a suposición del origen post-exiliano
del Hexateuco se ha discutido favorablemente desde hace algunos
años. En el estado actual de los estudios críticos, la idea de una
participación importante de los doctores de la Restauración en el
establecimiento de la Ley no es posible descartarla.
En efecto; los siglos vi y v antes de nuestra era son para el
.judaismo una época de perturbaciones y de reconstrucción peno-
sa, impropias para la formación reflexiva de la "historia sagrada
y de la Ley", que servirán de guía al judaismo restaurado sobre
el suelo natal. Son como una profunda fosa entre el antiguo israe-
litismo, reino político provisto de toda la variedad de sus órganos,
y el judaismo nuevo, especie de comunidad o de confesión reli-
giosa.
Reuss, Kuenen y Wellhausen han visto claramente que la cen-
tralización religiosa rigurosísima que proclama el Pentateuco—^y
en el Pentateuco muy especialmente el documento llamado elohis-
ta—no se comprende sino en los tiempos de la Restauración.
Desdichadamente, no han resistido la tentación de adjudicarle
una fecha precisa, y han designado a Esdras, lo cual no sea acaso
muy exacto. Es cierto que el libro de Nehemías—cap. VIII-—atri-
buye al escriba Esdras haber introducido o restaurado la ley de
Moisés en el seno del judaismo, y se ha inferido, contra la inten-
ción formal del escritor, que él había redactado la Ley, imponien-
do a sus compatriotas un reglamento social y ritual absolutamente
nuevo. Lo mismo sucedió en lo que toca a la reforma del rey Josías
que cuenta el Segundo libro de los Reyes—cap. X X I I — . El es-
critor dice que la ley de Moisés, maravillosamente puesta en clara
luz, se aplicó rigurosamente por orden del rey. Esta ley, inopina-

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damente hallada, era el Deuteronomio, opinión que puede apoyar-
se sobre la circunstancia de que la reforma atribuida a Josías se
inspira visiblemente en el espíritu del quinto de los Libros de Moi-
sés, y se añade que esta ley ha sido no encontrada, sino compuesta
por vez primera. Con lo que se levantan una porción de dificulta-
des. Porque los escribas de los Reyes y el de Nehemías se inspiran,
uno en el Deuteronomio, otro en el Pentateuco, en la descripción
de las reformas religiosas que atribuyen a Josías y a Esdras ; pero
de ahí no se sigue que el Deuteronomio se haya escrito bajo J o -
sías, ni el conjunto del Pentateuco por Esdras; ni siquiera que
Deuteronomio y Pentateuco existiesen en los tiempos de Josías y
Esdras, sino sencillamente que son anteriores a la redacción de
los Reyes y de Nehemías, cuyos autores se aprovechan de ellos.
Que hayan sido la consecuencia de las reformas religiosas en tiem-
pos de Josías y de Esdras, puede admitirse bajo la fe de los auto-
res de los Reyes y de Nehemías; pero nada más.
El procedimiento que consiste en encontrar en el Hexateuco.
tradicional cuatro o cinco o seis documentos de conjunto—antiguo
elohista, primer jehovista, segundo jehovista, deuteromonista, elo-
hista-sacerdotal, sin contar las diversas redacciones o combina-
ciones del primer elohista con el primer jehovista, del libro así
formado con el segundo jehovista, de la amalgama precedente con
el deuteronomista y de ésta con el elohista-sacerdotal—, nos pa-
rece de un rigor más aparente que real.
Queda por saber, después de haber declarado que la primera
edición del Pentateuco-Josué es un trabajo de colaboración, si el
escriba no dejará de colocar en el curso de su exposición fragmen-
tos verdaderamente antiguos y refractarios a la hipótesis de una
composición post-exiliana, fragmentos que por una feliz fortuna
han franqueado sin serio peligro la crisis terrible de los siglos vi
y V antes de nuestra era.
6.—Se encuentran, tanto en los libros históricos como en el
Hexateuco,. un cierto número de composiciones poéticas que se
consideran más antiguas que el contexto donde se insertan, y en
algunas de las que se reconoce, en efecto, caracteres de la más
alta antigüedad.
En primer lugar, el cántico de Debora—Jueces, V—, que se
hace remontar a tiempos anteriores a Saúl—siglo x i i antes de

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Cristo—. Se apoya esta opinión en la comparación con el relato en
prosa de la lucha con los cananeos. No nos pronunciamos contra
esta apreciación, si bien no nos adscribamos totalmente a ella te-
niendo en cuenta las incoherencias que se advierten.
El autor en prosa localiza el conflicto, bien que la fisonomía
de la lucha aparezca no poca confusa, a las dos tribus de Neftalí
y Zabulón. El autor de la poesía ensancha la acción: es el pueblo
entero de Israel el que sufre la tiranía y es este pueblo casi integro
el que se levanta contra el enemigo. Si el relato en prosa no es
anterior al siglo v antes de nuestra era, por ejemplo, la poesía
puesta en boca de la profetisa-juez puede colocarse, sin duda al-
guna, no más de cien años después.
Nadie sostiene la autenticidad en sentido estricto de las dos
"bendiciones proféticas" puestas en boca de Jacob y de Moisés
—Génesis, X L I X , y Deuteronomio, X X X I I I — . Todos los críticos
convienen en que el poeta, por una ingeniosa ficción, ha puesto en
boca de un personaje ilustre del pasado el cuadro del presente que
él pretendía fijar. Sin embargo, se pretende que estas "bendicio-
nes" sean del siglo x o ix antes de Cristo.
Tales son los tres fragmentos poéticos cuya antigüedad se ha
defendido más resueltamente. Presentan caracteres comunes, so-
bre todo el de una composición artificial, en la que los autores han
utilizado datos contenidos, en los libros ya existentes. Son orna-
mentaciones añadidas a la trama de los acontecimientos, que no
forman cuerpo con ellos, y que a la menor sacudida se deshacen.
Hay críticos eminentes que reivindican para los oráculos pues-
tos en boca de Balaam—Números, X X I I I y XXIV—una remota
antigüedad—el siglo x antes de nuestra era—. No obstante, no
hay por qué considerarlos más antiguos que el relato en que están
encuadrados. Lo mismo cabe decir del fragmento llamado Cántico
de Moisés—Deuteronomio, X X X I I — , cuyas sombrías perspectivas
y severas amenazas pertenecen al núcleo de las más formidables re-
primendas de la enseñanza profética.
El Éxodo—cap. XV—intercala después de la relación del paso
del mar Rojo una poesía bella y brillante, de los tiempos de la
Restauración.
Mencionemos tres fragmentos poéticos puestos en boca de Da-
vid—libros I y I I de Samuel—.

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Es decir, que por lo que toca a la serie de libros históricos
—Jueces, Samuel у Reyes—, parecen redactados francamente en
tiempos de la Restauración, y aunque la obra repose sobre recuer-
dos y escritos más antiguos, no pueden restituirse ni tropezarse
páginas o fragmentos de origen ante-exiliano; y por lo que hace
a la serie de escritos legislativos—Ros cinco libros de Moisés y
Josué—se reconocen dos redacciones; pero si hay razones para
atribuir la edición definitiva del Feniaieuco a la época del segun-
do templo, no existen menos para considerar de igual fecha el
llamado documento jehovista-deuteronomista.
y.—Los judíos que vivían doscientos años antes de nuestra
era leían igualmente una serie de escritos que son los libros pro-
féticos propiamente dichos—Isaías, Jeremías, Ezequiel y los doce
profetas secundarios—.
Si se recorren esos libros, se encuentra que los escritores pro-
f éticos son todos de la época post-exiliana, pues que se ocupan cons-
tantemente de la actitud de sus compatriotas ante los pueblos ve-
cinos, asignándoles un papel de educadores morales y religiosos
muy característico. ¿En qué época se convencía el pueblo de Israel
de que no bastaba a su ambición espiritual realizar el ideal de la
ley religiosa que había concebido y que era preciso ganar los pa-
ganos a su causa? ¿En qué momentos, en qué circunstancias en-
contramos esta preocupación de propaganda, por la que el Dios
de Israel manifiesta pretensiones a la dominación universal? Sólo
en los días de la Restauración. Israel ha cesado de ser una nación
política para convertirse en una comunidad religiosa, en una Igle-
sia, que penetrada de los grandes recuerdos de su glorioso pasa-
do, aspira a quedar a su altura, estableciendo su dominio espiri-
tual en el mundo.
Este celo misionero y evangelizante sólo es posible en una na-
ción que, restablecida en el orden material, libre de agitaciones po-
líticas y con un culto regularizado, busca empresas que satisfagan
su necesidad de acción y de iníluencia. Tal fué la situación del
judaismo en los siglos iv y i i i antes del advenimiento de Cristo.
Conocido es que los escritores prof éticos hacen pesar constan-
temente sobre los israelitas la amenaza de una tremenda catástro-
fe, de un destierro, de una deportación, por medio de las que la
divinidad irritada castigará sus numerosas infidelidades. Pero a es-

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tas sombrías perspectivas se añade siempre una promesa de res-
tauración gloriosa. Los dos términos, castigo y perdón, son de
los tiempos del segundo Templo, en que ya se sabia que la prue-
ba del castigo merecido era como el umbral del estado de gracia.
De estos rasgos y de otros sácase la consecuencia de que ID
"colección profética" es de los tiempos de la Restauración. Hasta
los fragmentos cuya autenticidad no está muy clara—profecías de
Amos, por ejemplo—llevan la marca de los tiempos que siguie-
ron al destierro. Estimamos, pues, que todos los libros proféticos
fueron compuestos en los tiempos del segundo Templo, y que no
hay argumentos decisivos para hacer remontar ninguno a la época
de la cautividad o más allá todavía.
8.—No es posible determinar la época en que ha sido cerrada
esta tercera y última sección del canon bíblico : Los Hagiógrafos o
los Kethoubin. De LoS Salmos, por ejemplo, se admite que un
gran número de ellos han sido compuestos en la época de los ma-
cabeos, o sea dos siglos antes de nuestra era. Y , desde luego, todos
ellos entre el siglo V y el ii antes de Cristo.
Tres escritos se amparan con el nombre del rey Salomón. Esto
•se ha reconocido unánimemente por los críticos como un mero ar-
tificio literario, y por lo que se refiere al Eclesiastés y a los Pro-
verbios, nadie puede dejar de situarlos en los tiempos del segundo
Templo. La antigüedad del Cántico de los Cánticos ha encontrado
defensores, alegando en su favor particularidades dialectales, que
nos colocan en el reinado de Israel o de las diez tribus. Pero el
Cántico, como otros libros cuyo origen no es posible determinar
con seguridad, han sido atribuidos en otro tiempo a escritores
efraimitas. Mas no puede olvidarse que el autor del Cántico
pudo tener a su disposición libros históricos.
Igualmente la antigüedad del libro de Job ha encontrado par-
tidarios; pero la naturaleza de las preocupaciones de que se hace
eco indica suficientemente que hay que colocarlo en los días del
segundo Templo. No es de épocas remotas ni la elocuencia amar-
ga del canto de Job ni el delicado librito de Ruth. Por lo que toca
a Esther, a las Lamentaciones, a Daniel y a la importante obra
histórica Crónicas Esdras-Nehemías, todo el mundo les asigna los
tiempos de la Restauración.

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Del siglo I I I al I se escriben, por tanto, los diversos hagiógrafos
de la Biblia hebraica.
9.—Concluyamos: hemos asignado las tres grandes colecciones
"histórica", "legislativa" y "profética"—es decir, la mayor parte
de la Biblia—del siglo 11 al iv antes de Cristo. Sin duda hay tro­
zos y hasta libros que reclaman una composición más antigua.
Creemos que la Biblia es un producto del judaismo post-exilia-
no contrariante a la tradición de una parte y a no pocos exégetas
de otra.
Hemos reconocido que a falta de indicaciones "externas", para
la fijación precisa de las fechas de origen, podíamos establecer, por
sóHdas razones "internas", la relación sucesiva de las obras en­
tre sí.
De este modo hemos concluido que : a), los Libros prof éticos
se hicieron después de conocer los Libros históricos; b), los Li­
bros históricos han conocido la primera edición del Pentateuco,
documento jehovista-deuteronomónico, y c) el Pentateuco, bajo
su forma definitiva, es posterior a la redacción de los Libros pro-
f éticos.
Así que entre los siglos iv y 11 antes de Cristo se escalonan:
a), el Proto-Pentateuco ; b), los Libros históricos; c), los Libros
profetices, y d), el Deutero-Pentateuco o Pentateuco tradicional,
Y por si estos resultados pueden parecer el índice de una ten­
dencia hipercritica, bueno será decir que no se trata en ellos sino
de reconciliar la tradición y la exégesis moderna, dando satisfac­
ción a las legítimas exigencias que hacen valer ambas posiciones.
* * *
B I B L I O G R A F I A

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S O B R E L A F E

No se puede buscar objetivamente a Dios.

* **

La fe no es posible sino en tanto la duda metafísica se impone


de algún modo al espíritu por la naturaleza indeterminable del
objeto. Si fuera posible saber algo de la providencia, cesaría ésta
de ser una afirmación religiosa.

* **

El hombre religioso no es aquel que está convencido por la


observación empírica de los hechos de que Dios existe, y cuantos
pretenden probar la existencia o la inexistencia de Dios carecen de
verdadera religiosidad.

* **

Seamos subjetivos, decía Kierkegaard ; la subjetividad es la ver­


dad.

* **

Creer es sentir que se está en un cierto modo dentro de la di­


vinidad. En la fe están indisolublemente unidas las dos ideas de
inmanencia y de trascendencia.

* **

Las razones que hacen imposible la negación de Dios son las


mismas que se oponen a la afirmación de su existencia. En el do-
mmio de la vida religiosa, de la fe, de la gracia, nos encontramos
por encima de las categorías propiamente dichas. Es muy fácil
transformar el ontologismo en teología negativa. La realidad espi-

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ritual no existe más que a condición de negarse como existencia.
Dios es trascendente a toda experiencia, a toda verdad.
¿Pero no está ligada la religión a un elemento histórico, a un
hecho empírico? ¿No hay una relación esencial entre la fe y la
historia? El hecho religioso no se puede separar de su interpreta-
ción en el alma creyente, como el elemento de objetividad tampoco
está separado de la fe; pero como para el creyente no hay entre
ellos separación posible, lo que a nosotros nos parece histórico para
él es eterno. Si vivimos la experiencia religiosa, el problema de
las relaciones históricas con el dogma, se desvanece, del mismo
modo que cuando vivimos la experiencia humana, el problema de
las relaciones entre el alma y el cuerpo se esfuman.

No hay verdad posible sobre uno mismo. No hay, por lo tanto,


juicio metafisico valedero para las relaciones de alma y cuerpo.

El problema de Dios deja su puesto al problema de la fe. La fe


es una afirmación que no puede ser disociada de lo que significa. En
el momento en que la fe se niegue en provecho de lo que afirma,
se la convierte en pensamiento teórico, se la suprime. El culto es
esencialmente participación y el acto de fe constituye su objeto. Si
separamos la fe de su objeto, la fe deja de ser fe y Dios deja de
ser Dios. El acto de fe no puede trascenderse, bajo pena de ser
destruido: no debe ser reflexionado; debe quedar en estado impli-
cito. ¿No hay una zona donde las plegarias fructifican?

La dialéctica no puede ser más que conocimiento de lo hipo-


tético.

El amor no se dirige a lo que lo amado es en sí—si por lo que


es en sí se entiende su esencia—. Va más allá de todo juicio posi-
Me. En tanto el amante ama, es decir, en tanto reconvierte el

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objeto en sujeto, el amante debe abstenerse absolutamente de juz-
gar. Amor y fe se iluminan mutuamente. Debe haber entre Dios
y el hombre una relación parecida a la que hay entre los amantes.
Toda fe es amor. La fe no es un grado inferior del conocimiento ;
es lo que no puede ser trascendido. Dios ni puede ni debe ser juz-
gado. No hay juicio posible sobre la esencia. La fe se afirma como
la voluntad de no juzgar. Una afirmación acerca de Dios entra
en los dominios de lo absolutamente inverificable. La significación
suprema de los valores religiosos reside en que trascienden nuestra
reflexión.
* **
í

El amor crea su objeto, y esto no debe entenderse en el sentido ;


superficialmente subjetivista o solipsista. La realidad del ser ama-
do es esencial en el amor. Por sobre todas las abstracciones, el
amante mantiene la realidad trascendente de lo amado. Para el
amor y sólo para él la individualidad de lo amado no se dispersa
entre la polvareda de elementos abstractos. Pero al mismo tiempo
esta realidad de lo amado no puede mantenerse más que como tras-
cendente a toda explicación. Como la idea platónica, como la ima-
gen sentida de Proust, la realidad del ser amado subsiste misteriosa
y trascendente.
* * *

La fe es esencialmente invocación, participación; o es apre-


hensión objetiva o personal. Lo subjetivo sentido es lo subjetivo
real. No hay aquí sujeto y objeto ligados por una relación contin-
gente, y el postulado fundamental de la epistemología no sirve en
estas esferas.
* **

L a fe, que no es una hipótesis, se negaría convirtiéndose en cer-


tidumbre. Cuando hablamos de Dios sabemos que no es de Dios de
quien hablamos. Preguntar: "¿Cree usted en Dios?", es plantear
un problema que en rigor está desprovisto de sentido. La creen-
cia en Dios es modo de ser y no opinión sobre la existencia de una
persona. Por lo mismo, no hay nada que comprobar.
^^.^^..^•^.^..^-.^ - * * *

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DE L A VENIDA, DOCTRINA Y COSTUM-
BRES D E L ANTICRISTO

La venida del Anticristo será—casi ni necesitamos enmiciarlo—


por obra del Demonio, al que, como es sabido, nunca le faltará ;
poder para realizar prodigios y cosas maravillosas, tales como cu- •
rar leprosos y paralíticos, resucitar muertos, transportar montes de
un lado a otro, a pie enjuto andar por sobre los mares, atraer
fuego del cielo, convertir el día en noche, e inversamente ; ordenar
al sol que varíe su curso y hacer, en una palabra, que todos los
elementos le obedezcan. A sus cofrades en satanismo los convertirá
en ángeles de singular resplandor, arrastrará consigo innumerables
escuadrones de espíritus, que lo aclamarán por rey único, y el
heredero de las tinieblas, esplendente como la misma luz, ascenderá
al cielo, bajando más tarde a la tierra con inusitada gloria, y dice
Hipólito que ha de embaucar a muchos ángeles buenos, que mal
de su grado le obedecerán, con temor y temblor; y aunque San
Atanasio nos asegura que no podrá resucitar muertos, sino es en
apariencia y fantásticamente, ya se nos antoja muy bastante lo que
le atribuyen teólogos y Padres de la Iglesia para considerar al bue-
no de Anticristo como espíritu de muchas polendas.
¿De quién procederá Anticristo? Piensan algunos tratadistas y
escriturarios que de fraile y monja, por no poder nacer este mons-
truo de matrimonio, sino de fornicación, y no la hay más sacrilega
•que la que se realiza entre religiosos.
Que Anticristo haya de proceder de judíos no tiene para los
que de esto tratan duda alguna, y ya lo apuntaba así Ireneo. L a
razón de ello es que los judíos lo recibirán como a Mesías. Orde-
nará el Anticristo que se guarde la circuncisión, lo que reafirma su
origen judaico. Los doctores en la materia insinúan que procederá
de la tribu de Dan, fundándose en el capítulo X X X I X del Génesis.
Dan significa sierpe en el camino. Dan exaudihinus fremitum equo-
rum eus, dice Jeremías en el capítulo V I I I : De la tribu de Dan
hemos oido gran ruido de caballos. En el capítulo V I I del Apo-
calipsis se entiende también que será sierpe en el camino ancho de
los vicios que lleva al Infierno. Y no sólo el Anticristo será sierpe

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en tan abominable sendero, sino también en los más angostos que
siguen los virtuosos, pues que a todos dañará. De Dan se escribe
que juzgará a su pueblo, y del Anticristo que se hará Rey y Señor.
Supuesto que el Anticristo ha de ser de la tribu de Dan, es curioso
comprobar cómo San Juan, en el citado capítulo V I I , al enume- ;
rar las tribus, prescindió de aquella que había de ser cuna de tal ]
monstruo. •
Anselmo, en su Elucidario, da por cierto que el Anticristo na- i
cera, reinará y gobernará en Babilonia, y lo mismo entiende Za- •
carias. Pero su asiento principal será Roma, y desde ella gobernará
a la Iglesia. Y a en el capítulo X V I I del Apocalipsis dice San Juan
que el asiento del Anticristo ha de ser una gran ciudad, una ciudad
reina y señora del mundo, como Roma lo es en el orden espiritual.
Et mulier quan vidisti est civitas magna quae habet regnum super
reges terme. Lo de que gobernará la Iglesia lo afirma San Pablo
en aquellas palabras de su epístola a los de Tesalónica: "Estará
sentado en el templo y se hará adorar como Dios."
El Papa, pues, será Anticristo, pues que el Anticristo viene
como príncipe de los sacerdotes u obispo universal.
Acerca Idei lugar en que ha de vivir el Anticristo establecen
los doctores una lamentable confusión, pues que aseguran que en
tiempo del Monstruo predicarán Enoc y Elias, y que aquél Iqs
mandará matar, "permaneciendo sus cuerpos tres días y medio en
la plaza de la ciudad donde crucificaron a Cristo". No teniendo
Anticristo su sede en Jerusalén, ¿ cómo puede acontecer esto ?
El número del Anticristo es el 6 6 6 , y a ése llaman Ricardo de
San Víctor y otros, número de hombre, por serle a los hombres
familiar. Algunos lo explican, y de ahí infieren que el Anticristo
será hombre, y no Demonio, como otros piensan.
Los hebreos y griegos contaban con letras, y cada una corres-
pondía y significaba un cierto número. Como San Juan escribió en
griego el Apocalipsis, habrá de contarse el número del nombre de
Anticristo según lo hacen los griegos. Mas también aquí andan los
tratadistas disconformes, lo que no admira si se piensa en la os-
curidad con que habla Juan el Evangelista. David Chryteo {Apo-
calipsis, 1 3 ) y Theodoro (Bibliando Tabula, 10) afirman que el
nombre de Anticristo es latino, fundándose en la jerarquía que re-
presenta y j:n_ que las letras dan el número 6 6 6 .

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San Gregorio piensa que Juan Constantinopolitano es el pre- í
cursor del Anticristo. Bien puede ser, pues, que Juan preparaba i
al que contra Cristo había de venir un ejército de sacerdotes sober- j
bios, auxiliares eficaces del Gran Bellaco. \
Hemos dicho ya el número del Anticristo. Declaremos ahora j
el de Cristo, que, según adivinación de una sibila, es el 888. El \
nombre de Jesús incluye el número citado. El que el nombre de i
Cristo esté compuesto de octonarios y el de Anticristo de senarios í
no es cosa arbitraria. En efecto, en seis días creó Dios el mundo, en j
el séptimo descansó, y así el octavo es símbolo de bienaventuranza. ;
Cómo el Anticristo no ha de ocuparse sino de cosas del mundo, ni |
ha de tener descanso—o lo que vale bienaventuranza—, su nombre
se compone de senarios.
Tantos serán los pecados que Anticristo cometerá que Tomás
de Aquino se consideró obligado a pensar si habría de llamársele
caudillo de todos los malos y pecadores. No lo entendía así San <'
Agustín, que en la glosa a las palabras del apóstol Pablo : osten \
deus se tanquam sit Deus, dice que el Anticristo es miembro del i
Diablo, pudiendo llamársele sólo cabeza de los malos en cuanto a ;
los hombres y no en cuanto a los demonios. Entraña esta doctrina
la posibilidad de poder llegar los hombres a mayor malicia y peca-
do que los demonios, ya que pueden alcanzar también mayor san-
tidad y gloria que los ángeles. •
"La bestia que vi—escribe Juan (Apocalipsis, cap. XHI)—era •
semejante a un leopardo, sus pies como de oso y su boca como d e j
león." Se refiere Juan a una bestia que subió y salió del mar, por
lo que Ruperto, Arethas, Haymo e Ireneo, piensan que el Anti-
cristo saldrá del mar de los malos, del mar de este mundo, que \
una y otra significación tiene en las Sagradas Escrituras. Dice i
Juan que esta bestia se parecerá al leopardo, al oso y al león. Del I
leopardo sabemos que es velocísimo, pero que tiene muchas man- '
chas, y así el Anticristo será ligerísimo para el mal y manchado i
de pecados. Del oso, escribe Aristóteles que es un animal que come •
lo mismo frutas, que legumbres, que carnes, diferenciándose de los '
demás animales que si son herbívoros no son carnívoros. Así el i
Anticristo de todo comerá, a todos los pecados estará inclinado y •
procurará entrometerse en todo. Al carnal lo animará a seguirlo '
siendo, y al abstinente y contemplativo procurará divertimiento. Del j

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oso se dice también que nace informe, como un pedazo de carne,
sin ojos, rostro ni otros sentidos, todo lo cual conviene al Anti­
cristo, porque le faltará la forma de la grada у de la caridad;
no tendrá ojos para ver las cosas del cielo ni oidos para la pala-
bra de Dios. Tiene el oso las uñas largas ; las tendrá el Anticristo
como animal que busca la rapiña. Es muy amigo, el oso de la miel
y muy enemigo de las abejas ; será el Anticristo muy amigo de co-
merse la miel de la gente buena y muy enemigo de los predica-
dores, que tienen aguijón de reprensiones, pues a Enoc y a Elias,
que por entonces difundirán la palabra de Dios, lOs mandará mar-
tirizar. Tendrá boca de león. Es el león enemigo de la luz, da gran-
des bramidos y es rey de los animales. El Anticristo será el mayor
enemigo que ha tenido la luz de Cristo. En San Juan Cristo se
llama a sí mismo la luz del mundo, el que de la luz da testimonio.
Bramará el Anticristo de tal modo que todo el mundo ha de oírle.
Querrá ser Rey y se alzará sobre todos los reyes; siete se le some-
terán, y rendirá a otros tres.
Dice un tratadista, hablando de los pecados y bellaquerías de
este gran cínico, que no hará caso del Dios de sus padres y será
muy dado a hembras. Hablando el profeta Daniel del rey Antioco
toma ocasión para aludir al Anticristo. Tres cosas dice de él el
profeta: una, que se querrá alzar contra Dios; otra, que no ado-
raSrá ^1 de sus padres, y la última, que será afeminado y desho-
nesto.
Lamentamos disentir del profeta, pero nos parece irracional que
si Anticristo viene a engañar al mundo diciendo que es el Mesías
esperado en la Ley y del que en las Escrituras se dice que ha de
ser Santo, se muestre en los principios parrandero y alardeando del
vicio nefando, que tanto aja y desacredita a los que viven en este
mundo sub-lunar. Unicamente podrá desembozarse cuando ya ten-
ga a los hombres rendidos y a sus pies. Y esto lo corrobora San
Hipólito, el cual supone que el Anticristo será en los comienzos
un redomado hipócrita, de acuerdo con lo que Juan enseña cuando
asegura haber visto una bestia que tenía cuernos como de corderito.
Decir que este dragón se mostrará como un borreguillo vale tanto
como afirmar que en los principios será todo bondad. Lo de que
sea deshonesto el Anticristo, no es posible dudarlo, pues aun gus-

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tando el Demonio de todo pecado, con ninguno se satisface más
que con el de lujuria.
Cuenta Pieirio (De porco, lib. 9 ) , que en el sepulcro del rey
Menfis pusieron una pirámide, y en ella por medalla, un tocino,
dando a entender que había sido sensual y deshonesto. Sin duda
por esto fingieron los poetas que Circe convertía a los hombres
en puercos. Era Circe una famosa ramera, que con palabras y ha-
lagos sabía ganar las bolsas y las voluntades de los hombres, que,
como puercos, se revolcaban en el cieno de los deleites. N'p hay
animal más deshonesto que el puerco, pues por celos de sus hem-
bras se mata hasta con los otros de su especie, según apunta Aris-
• tóteles. Así se entiende el por qué Dios, o mejor, las religiones,
prohiben las ofrendas de este animal ni que de él se coma. Los
egipcios, cuando tropezaban con él, aun cuanclo fuese contra su
voluntad, luego iban al río a lavarse y purificarse.
Será también el Anticristo gran perseguidor de la Iglesia y so-
berbio en extremo, de donde ha de venirle la ¡dea de querer rendir
al mundo y que como a Dios lo adoren. A esto irán a parar todas
sus trazas y habilidades. No reconocerá a Dios, puesto que él
se creerá Dios, aunque hay quien supone que adorará al diablo.
Teodoreto piensa que no, ya que semejante pleitesía se compade-
ce mal con la dicha soberbia. Será mago y hechicero, porque como
falsario, cuantos prodigios realice no han de acaecer sino por artes
mágicas o virtud demoníaca. Será blasfemo y no abrirá la boca
sino para maldecir de Dios. Será hipócrita, felón, cruel y homicida
y, desprovisto de virtudes, no le faltará ningún vicio. Dicen los
teólogos que el demonio no tiene todos los vicios según el efecto,
sino según el afecto ; al Anticristo le gustará tenerlos de ambas ma-
neras. Y para concluir, el demonio vivirá vida corporal en el An-
ticristo—es decir, que éste estará endemoniado de alma y cuerpo—,
pues no pocas veces y por particulares pecados han entrado los
diablos en cuerpos humanos.

* **

A lo primero que se arrojará el abominable monstruo llamado


Anticristo es a negar que antes de él haya existido Mesías verda-
dero, salvador de los hombres e hijo de Dios. De esta suerte queda-

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rán anulados todos los sacramentos instituidos por Cristo, pasando
el cristianismo a ser una falsa y estúpida superstición.
Piensa Ausberto que el Anticristo usará una señal o sello, com-
pendio del nombre de Cristo, como se ve en la siguiente figura:

Hay en esta señal la letra P, que es lo mismo que R en griego


y las letras X y T, que significan todo junto a Cristo. Dice Fran-
cisco de Rivera que esta señal la traerá en su escudo y banderas el
Anticristo y que en el anillo usará un dragón, lo que no parece pro-
bable, pues él sin duda ha de evitar cuidadosamente que se le tome
por enviado del diablo.
Son de parecer algunos que el Anticristo tendrá tres distintas
características : la primera será su imagen a lo vivo ; la segunda,
su nombre incluido en letras ; la tercera la de las letras que forman
el número de su nombre, o sea 666.
Que el Anticristo hará milagros es evidentísimo, y lo dice ya
San Pablo en su segunda epístola a los de Tesalónica : será su veni-
da, muy conforme a Satanás y según su operación, con muchas se-
ñales y prodigios.
Ha hecho, decía San Juan, la bestia grandes señales, tan gran-
des que si los elegidos pudieran caer en errores, caerían ; y no sólo
el Anticristo hará milagros, sino también sus ministros y discípu-
los. "Hasta los verdugos de los mártires—escribe San Gregorio:
Moral, lib. 32, cap. 2—harán milagros."
Tres milagros, dicen las Sagradas Escrituras, realizará el Anti-
cristo. Por el primero hará bajar fuego del cielo, tal que Elias,
para que entiendan su misión mesiánica y que es Dios verdadero ;
por el segundo provocará que la bestia hable, y por el tercero fingirá
estar muerto para después resucitar. De las dos bestias a que Juan
hace referencia, una será discípulo de Anticristo.

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Hará, a más de éstos, otros tres milagros: curará ciegos, cojos
y sordos ; arrojará a los demonios del cuerpo de quienes digan estar
poseídos por el Maligno y convertirá el sol en oscuridad y tiniebla
y la luna en sangre. Así lo asegura Metodio, obispo, en sus Rela-
ciones, y San Hipólito amplía que ha de limpiar leprosos, curar
paralíticos, adivinar lo por venir, resucitar muertos, remover mon-
tañas, caminar sobre el mar y tener sobre todos los elementos po-
der efectivo. Con todas estas manifestaciones sobrenaturales tra-
tará el Monstruo de manifestarse como tal Mesías—el prometido
por las Escrituras—, y así dice el Crisòstomo que los milagros de
Anticristo son falsos en virtud de la causa eficiente de ellos, que
será el Demonio, padre de la mentira. Y a Juan en el Apocalipsis
había dicho: hará milagros, pero sólo los hombres los tomarán
por tales. Los milagros serán falsos en virtud de la causa formal,
como ejercitados sobre cosas que se pueden hacer conforme a
naturaleza, pues para que una cosa sea milagrosa aseguran los
teólogos que ha de ser sobre toda naturaleza.
Tal fuerza tendrá la doctrina del Anticristo que muchos la
seguirán y obedecerán, y no pasará con ella como con la de Cristo,
que, desesperanzado, exclamaba: ¿pensáis que cuando venga ha-
llaré fe en la tierra?
Se simboliza Anticristo por el cuerno onceno en razón de fun-
darse en la iniquidad todo el poder de su reino. Cualquier pecado
es onceno, pues va contra los preceptos del Decálogo. Los pecados
se expían y lloran con cilicios, y en el Tabernáculo había once cili-
cios. De ahí que en el onceno salmo de David se diga: Señor, sál-
vame, porque he faltado al Santo. Por ello también quiso San Pe-
dro que no quedasen once apóstoles, y así se apresuró a elegir a
Matías en lugar de Judas. Si por el onceno se significa la maldad,
con mayor razón puede simbolizarse con el onceno cuerno al autor
de la maldad.
Anticristo no será rey por herencia, sino con industria y en-
gaño, según afirma Daniel—^ha de alcanzar el reino con engaños—
y reafirma San Jerónimo—por traiciones y engaños alcanzará el
reino—. Con amenazas y milagros, con dádivas y ofrecimientos
embaucará al mundo, y los doctores aseguran que será rey muy
poderoso y someterá a los demás reyes. Provocará Anticristo gran-
des guerras—¿no estará ya próximo, según presentía Rubén Da-

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río (¿no es vate igual que adivino?), vjiendo prodigios y señales
indesmentibles ?— ; no se escaparán de sus manos—apunta un tra-
tadista—los de Egipto; pasará por Libia y Etiopía, de donde in-
fiere San Jerónimo que esos tres serán los reinos sobre los que ha
de triunfar, siquiera sea por poco tiempo, pues las Escrituras ad-
vierten que el reinado del Monstruo será de tres años y medio.
¿ Cómo en tan breve y fugacísimo reinado puede el Anticristo ren-
dir al orbe ? Debe entenderse que esos tres años y medio se refieren
tan sólo al tiempo en que tendrá paz, pues que primero encenderá
la guerra durante muchos años. Entiéndase también que al decir
que dominará el orbe entero nos referimos a sus principales partes.'
Alegorizan los doctores a la Iglesia en una nave que en medio
del mar padece fuertes tormentas y borrascas ; y así los pontífices la
tienen por escudo y al anillo llaman piscatorio, lo que alude a la
antigua tradición de los latinos.
Que Anticristo perseguirá a la Iglesia no hay ni que decirlo.
Y la perseguirá en Roma, en la propia sede del cristianismo, que
librará en esta ocasión una de sus más encarnizadas batallas. Hay
tratadistas que suponen que Anticristo será papa. San Pablo habla
de Anticristo como si en efecto llegase a ser papa, y un autor es-
cribe que Roma, cabeza un tiempo de todas las Iglesias, dejará de
serlo al comenzar el papado de Anticristo.
Huelga decir que anti significa oposición y contrariedad—anti-
palos vale tanto como contrario remedio; antífrasis es igual que
contraria locución—, y así Anticristo es el que se opone a Cristo.
Mas como esta palabra pudiera tenerse por ambigua y dada a in-
terpretaciones, hay en Juan un pasaje que no ofrece duda respecto
a la significación exacta de Anticristo.
Anticristo no es sólo el que niega a Cristo, sino el que pretende
suplantarlo y en ello pone todo su conato. En las Escrituras se en-
tiende por Anticristo unas veces el contrario a Cristo y otras un
ente particular señalado en bellaquerías y maldades. Hipólito ase-
guraba que Anticristo será demonio con apariencias de hombre,
y que nacerá de virgen fantásticamente. Piensan otros que Anti-
cristo encarnará al diablo en el mundo, como Cristo encarnó a
Dios. Esta opinión de San Jerónimo y de San Juan Damasceno
no le parecía excesiva a Orígenes, puesto que muchos ángeles en-
carnaron. El propio San Jerónimo cree que el diablo ha de vivir .

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en el Anticristo corporalmente, tal que la divinidad, en opinion de
San Pablo, alienta y vive en Cristo, aunque realmente habite de tres
modos, a saber : según la manera general, por esencia, presencia y
potencia, por razón de la hipostasis y por obra de la gracia y otros
dones sobrenaturales.
San Agustín pensaba que el diablo engendraría al Anticristo de
una doncella por su propia virtud y sin el ministerio de las causas
segundas. Anticristo será, pues, hijo de los demonios íncubos y
súcubos, pues si, como afirman los santos. Anticristo será hijo del
diablo, por cierto que éste necesitará hacerse íncubo o súcubo.
Lo de que los demonios engendren cosa es de todos conocida,
ya como súcubos en figura de mujer, ya como íncubos en aparien-
cia de hombres. Y esta posibilidad y virtud de transmutación que
los demonios tienen para "incubar" y "sucubar" es doctrina de muy
sesudos varones. En una decretal de Inocencio VIII se lee que hay
por dondequiera hombres y mujeres tan olvidadizos de su salud
y de la fe que tratan con demonios íncubos y súcubos, y para re-
primir tales excesos remite el papa a los inquisidores tan arduo
negocio. El Tostado discurre sobre demonios íncubos y súcubos,
afirmando que de semejantes tratos nacen hombres robustísimos
y grandes, porque los demonios conocen bien la naturaleza de las
cosas y saben cuál es la más apropiada y echan mano de ella. Claro
que alguien dudará de que los demonios engendren, puesto que
de suyo no tienen cuerpo o lo que vale materia generativa apta,
porque aunque forme cuerpo del aire, no hay en él las cosas nece-
sarias para la generación. Y se suscitan mayores dudas si se piensa
que habiendo sido primero súcubo pueda como íncubo engendrar.
"Se duda, escribe un doctor, porque habiendo sido primero súcubo
y recibido de algún hombre, en sueños, la materia generativa, como
es tan sutil, fácilmente se disipa, resultando ineficaz para la ge-
neración ; a lo que se añade el que algunas hechiceras que confirie-
ron con demonios íncubos y súcubos, comprobaron tener la materia
seminal de aquéllos distintas cualidades que la corriente." Carda
cuenta de un hombre que tuvo una visión, y pensando que se trata-
ba del alma de algún amigo muerto, le habló, resultando ser el de-
monio, y tenia un pie tan helado que lo echó de la cama, donde ya
se había acostado.
Queda fuera de duda que Anticristo será hijo del demonio,

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quien para engendrarlo buscará la materia más al caso, si bien pu-
diera generarse como Cristo, en doncella, por su propia virtud. Po-
dría ayudarme en esta materia, de suyo abstrusa, de autoridades
teológicas de mucho peso, de tanto que suspendería la risa de los
que ante estas llamadas supersticiones pretenden saber más que
nadie y estar en posesión de verdades inconcusas. Pero ¿qué es y
dónde está la verdad?

* **
Conviene a todos saber particularidades del Anticristo, sus cos-
tumbres y modo de proceder para resguardarse de él cuando venga,
que será época de grandes trabajos y penalidades.
Sabido es que en las profecías de Daniel se habla del Anticris-
to; pero siempre hubo entre los doctores una gran confusión al
tratar de esto. Calvino dice que van engañados los que piensan
que Cristo habla aquí de la profecía del capítulo 9 de Daniel, sino
de la del 12 ; Orígenes, San Juan Crisòstomo, Eusebio Hemiseno
y Santo Tomás explican perfectamente la profecía del capítulo 9
sobre el Anticristo. Este nombre hebdómada significa septenario,
sin determinación de días ni de años, como Gabriel dijo: "Setenta
semanas se han abreviado", sin declarar de qué semanas hablaba,
los doctores han tenido mucho que hacer con este pasaje. Orígenes
explica esta hebdómada de semanas, días o años por decenarios, y
así en cada semana entran sesenta años. De manera que 60 semanas
hacen 3.600 años.
Nicolás de Lira y Calari comentan dos opiniones rabínicas ; una
que entiende por hebdómadas semanas de jubileo, y como el jubi-
leo era de 50 en 50 años, cada semana será de 350 años, y la otra
que interpreta por hebdómadas de septenarios, y entonces 60 se-
manas serían 40.000 años.
El sol hace—según la astrologia del tiempo—un movimiento
por los doce signos del Zodíaco, conforme al que influye en el
mundo. Cuando crió Dios a Adán parece que el sol estaba en Aries,
símbolo de inocencia. Pecó Adán, y Dios dispuso que sufriera la
influencia de Tauro, que es animal fuerte y bravo. De este signo,
cuando llegó a la plenitud de los tiempos, pasó a Géminis, que los
antiguos fingieron ser dos muchachos—Castor y Pólux abrazados—.

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Entró en Géminis Adán, haciéndose hombre y juntando naturaleza
humana y divina en unidad de persona. Tenía Castor privilegio de
no morir, y quiso perecer para dar vida a su hermano Pólux. Así
Cristo se inmoló también para librar a su hermano, el hombre, de
la muerte.
De este signo pasó a Cáncer, que es pez que va volviendo atrás,
según el poeta nos instruye : Curva retro incedeus dum sert vestigia
Cáncer. Estando ya Cristo en la Gloria entró en el signo de Escor-
pión, pues quiso que su cuerpo místico, la Iglesia, fuese despedaza-
da por los escorpiones de la Tiranía.
Entra después el Sol en Capricornio, que es signo con medio
cuerpo de cabra. En este signo el Sol está muy lejos de nosotros,
pues es entonces el solsticio de invierno. Bajo este signo vendrá el
Anticristo al mundo. Para inteligencia de lo cual se advierte que la
cabra es, por lujuriosa, símbolo de deshonestidad y diosa de rame-
ras, lo que se hace extensivo al cabrón, que, de chivito, a los siete
días de nacido ya comienza a tratar de cosas venéreas. Es extraño
que apacentándose estos animales de hierbas frescas, aun por el
rocío matinal, tengan tendencias tan lujuriosas, y ello destruye en
parte toda la teorética naturista.
Aunque en verso, a la ramera Nico Ática la llama cabra el
poeta :

Nico olim meretri.v fuerat


mox capra vacata.
Est quod amatores e.ximium
cognomine Thallum fortiter absumpsit.

Por esta misma razón en sus sacrificios los hebreos hacían ofren-
das de lomos de cabras, por ser estas partes instrumentos de luju-
ria, de donde vino que al hombre cuya mujer es adúltera, le llamen
cabrón. Dicen aún más los que tratan de estos asuntos, y es que
quien come cabra invita al demonio a instalarse en él, lo que po-
dría fundamentarse en que siendo la cabra muy melancólica, como
todos los lujuriosos, no hay mejor disposición que esta de la tris-
teza para que el diablo le posea a uno. De la cabra se dice también
que daña los viñedos, y lo mismo hace Capricornio, por lo que los
antiguos la ofrecían a Baco.
Los friacios adoraban una cabra de metal dorado, para tener

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propicio a Capricornio. Por deshonesto y lujuriosísimo, Anticristo
vendrá con el Sol en Capricornio. Et erit in concupiscentis foemi-
narum, dice Daniel del Anticristo. Si la cabra daña las viñas, nin-
guno dañará tanto la del Señor como Anticristo, y si los antiguos
adoraban a una cabra de metal dorada, al Anticristo lo venerarán
como al propio Dios. Si quien comía cabra estaba dispuesto para
recibir al demonio, el que trate con Anticristo lo tendrá inscrito ya
en el alma. Cuando' el Sol entra en este signo está muy apartado
de nosotros; nunca Dios estará tan lejos de los hombres como en
este tiempo, ni nunca tampoco los hombres tendrán más resfriados
los corazones.
¿Será Anticristo un hombre particular y determinado? San
Juan nos pone en trance de duda cuando dice que ya vino Anticris-
to y que son muchos los Anticristos. Sin embargo, no sólo sabemos
que será judío, sino también, y según asevera con su gran autori-
dad San Gregorio, que tendrá en Juan Constantinopolitano una es-
pecie de precursor, heraldo o gonfalonero. Su número ya sabemos
que es de hombre y no nada extraordinario o inusitado, según Are-
tas nos dice, sino muy familiar. Aseguran algunos que Anticristo
será hijo del diablo, pero San Juan Damasceno supone que habrá
de provenir de fornicación entre hombre y mujer.
La opinión de que pueda ser hijo del demonio se funda en que
siendo éste entendedor de los secretos de la naturaleza, nadie me-
jor que él para engendrar un hombre inclinado a vicios y conoce-
dor de los secretos y misterios de esa misma naturaleza. Para San
Pablo el Anticristo será papa, y San Mateo dice que querrá pasar
por Cristo; pero hay doctores que se inclinan a suponer que Anti-
cristo será hombre corriente y moliente ; Orígenes asegura que mu-
chos ángeles encarnaron.
Dudan muchos de que Anticristo traiga señal determinada, si
bien necesitará manifestarse por medio de milagrerías y otras ha-
bilidades similares. Cuius—dice San Pablo a los de Tesalónica—
est adventus secundum operationem Sathanw insignis et prodigus.
San Juan advierte que tan grandes y prodigiosas serán las señales
por donde Anticristo se dará a conocer, que si pudieran los elegidos
caer, acatarían sus errores. Dabunt signa magna et prodigia ila ut
in errorem inducantur-si fiere potest-eriam electi. Nótese que la

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palabra dabunt en plural significa no sólo que Anticristo hará mi­
lagros, sino también sus predicadores y ministros, (i).
Si por Anticristo entendemos—^y tal es nuestro aviso—el poder
del Demonio sobre los hombres, es indudable que entonces domina
más de las tres cuartas partes de la Tiumanidad. Es el poder del
demonio mucho más fuerte y extenso que el de Dios, puesto que se
funda en lo más bajo y deleznable de la naturaleza humana. Hasta
el principio, tan inherente al hombre, del minimo esfuerzo es fa­
vorable a las potencias infernales. De contar con los imperativos
biológicos más fuertes depende la prosperidad y extensión del reino
del diablo. La zona de Dios sufre mayores restricciones. Se nace
naturalmente inclinado a la perversidad y excepcionalmente a vivir
bajo el rígido imperio de las virtudes cardinales. Todo el proceso
pedagógico se funda exclusivamente en el intento de arrancar de
las garras del demonio lo que en la naturaleza humana es suscep­
tible de purificación. Una buena educación no consiste más que en
ir desamortizando los terrenos que ocupa el diablo. Si Cristo es
Dios y Anticristo demonio convengamos en que el Gran Arquitecto
del Universo se recreó en hacer un mundo para que lo usufructua­
ra su contrincante. Nunca hemos comprendido las lamentaciones de
Baudelaire y Milton respecto al Ángel rebelde, que es en definitiva
el amo del cotarro, el director de orquesta de la complicada sinfo­
nía de la vida . . .
* **

( i ) W i c l i f ( J . ) : D e Christo et s u o a d v e r s a r i o A n t i c h r i s t o . E i n p o l e m i s ­
cher Fractat aus den H a n d s c h r i f t e n der K. K. H o f - B i b l i o t h e k zu W i e n u.
der U n i v e r s i t a e t s - B i b l i o t h e k zu P r a g ' z u m ersten m a l e h e r a u s g e g e b e n v. R.
B u d d e n s i e g . Gotha, 1880.

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DEL PAPEL DE LAS RELIGIONES EN LA
FORMACIÓN DE LOS ESTADOS
Hace ya tiempo, cuando leíamos a Fustel de Coulanges—La cité
antique, étude sur le cuite, le droit, les institutions de la Grece et
de Rome; París, 1879—, aprendimos que la religión fué el prime-
ro y quizás único factor que intervino en la formación del Estado.
Los otros factores, "voluntad de poder", que diría Nietzsche, inte-
rés público, ciencia, filosofía, vienen después, son más recientes. L a
historia nos advierte que los últimos ganan en influencia lo que el
primero pierde, con lo que se confirma su rancio abolengo.
En las'instituciones de Grecia y Roma reinaba una tendencia
antigua y otra moderna. La religión mantenía, como en todas par-
tes, las costumbres consagradas por las tradiciones—lazos de fami-
lia, autoridad paterna, derechos mayorazgales, particularismo, pri-
vilegio de castas, etc.—contra el moderno principio de la igualdad. •
Y era natural que a medida que este principio se infiltraba en las ¡
más diversas actividades humanas la religión multiplicara sus man-
datos y obligara a los fieles a acatarlos. Se corre un grave riesgo
de equivocarse, dicho sea como comentario aparte, suponiendo que \
una cosa es antigua porque no se compadece con el espíritu del
tiempo. Lo caducado y lo antiguo no son sinónimos.
Nada hay más complejo ni delicado que las cuestiones relativas
a los orígenes, factores y desarrollo primitivo de la religión. El
señor de Coulanges—¡qué lejos estamos ya de su modo de situar
los problemas !—era hombre de afirmaciones apodícticas. Por ejem-
plo, cuando suponía que la más antigua religión, al menos entre
los arios, era el culto de los muertos, no estaba muy de acuerdo
con la verdad. El culto de los muertos ha tenido, sin duda alguna,
una gran importancia, no sólo entre los arios, sino en muchos otros
pueblos de la antigüedad, acaso mismo en Israel; pero no fué la
única religión, puesto que la precedió el culto a los dioses de la
naturaleza.
Pero Fustel de Coulanges, para fortalecer su tesis de que la re-
ligión había creado la familia y luego la reunión de familias, tenía
que considerar como los más antiguos dioses a los domésticos. Era

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necesario representar el culto de los muertos como aceptablemente,
espiritual, distinto en origen y carácter a las demás religiones.
¿ Cómo, sin esto, podia describirse al pueblo como incapaz de crear
dioses ?
En torno a este punto de vista exclusivo, el señor de Coulanges
no advierte la inepcia de muchos de los asertos indispensables a su
tesis. ¿Por qué resulta, por ejemplo, del origen religioso de la
familia que el hijo mayor sea el heredero y sucesor del padre? ¿No:
es más natural atribuirlo a la convicción impuesta por las circuns-
tancias de que el gobierno monárquico es también en la familia ^
la única forma de poder posible o al menos la más útil? Desde
el punto de vista religioso, los demás hijos eran tan capaces de hon-
rar a los dioses domésticos como el mayor. ¿ O es que acaso cuan-
do éste moría no lo reemplazaba el segundo?
El pensamiento de Fustel de Coulanges se apoya en el hecho,
para él incontestable, y del que arranca para deducir consecuencias, '
de que la religión ocupa una parte principalísima en la vida de los
pueblos antiguos. Claro que varía, pues que entre los romanos es
mayor que entre los griegos, pero siempre y en todas partes con-
siderable. Quien quiera conocer estas naciones, es decir, compren-
der los fundamentos de su desarrollo y de su decadencia, los es-
tímulos que valorizaban su vida, debe tener en cuenta de un modo
serio sus cultos y sus creencias. En eso estamos todos de acuer-
do con Fustel de Coulanges, y el haber hecho plástica esta verdad
es uno de sus mayores aciertos.
Su tesis es: el Estado no es el fruto de consideraciones utili-
tarias, sino de creencias religiosas. Pero no nos dejemos imponer
el dilema, que es la base de la argumentación, pues el sabio histo-
riador olvida que el Estado y la familia no han sido hechos, sino
que han nacido. No se puede olvidar impunemente una verdad tan
esencial.
La décima musa, como el h.-. Herder llamaba a la necesidad,
que nos empuja a todas las cosas grandes, y hasta a las más bajas,
no hubiera dado lugar a la familia si no fuese que el hombre es
un ser sociable. Este elemento divino que hace al hombre suscepti-
ble del derecho y de la moralidad y lo lleva a constituir su derecho
y a fijar los principios de moralidad y a mantenerlos; este ele-
mento divino se manifiesta en el espíritu inculto más visiblemente

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que en el cultivado, por las emociones cordiales que empujan a
la acción, más aún que por las reflexiones de la inteligencia. Los
hombres fuertes y valerosos fueron los primeros que por la fuerza
de las circunstancias, el amor hacia sus mujeres e hijos, el reco-
nocimiento de la debilidad ajena, la vanidad que derivaba de la
consideración de su fortaleza y muchas otras causas más, contri-
buyeron a formar la familia, sin razonar sobre las ventajas de tal
asociación. No hubo, pues, de antemano creencias que reglamenta-
sen la vida familiar, aunque poco después de nacer reciba una
consagración religiosa.
¿ Pero fué la familia, tal como la admite Fustel de Coulanges,
la célula del Estado, o bien, como supone Henry Maine, la aso-
ciación de aldeas o poblados la forma primitiva que aquél asumió ?
Este punto de vista estaría muy en desacuerdo con la hipótesis del
señor de Coulanges. (Véase Ad. Franck : Des rapports de la reli-
gión'et de l'Etàt. París, 1885.)
Cualquiera que haya sido el origen, es imposible que en una
misma región vivieran varias familias en completa independencia
mutua, y, por consiguiente, en estado de beligerancia. El inconve-
niente que deriva de una constante enemistad y la necesidad de
ligarse contra enemigos comunes, debieron obligar a los jefes de
las familias a buscar un modus vivendi y a formar una especie de
Estado fuerte, si bien incoherente. Probablemente la religión haya
servido para consagrar y mantener el statu quo.

* **

Tal fué el origen del Estado en Israel. De ningún otro se cono-


cen mejor los orígenes. La crítica histórica ha rendido a este res-
pecto magníficos servicios, atacando los libros del Antiguo Testa-
mento, relegando no pocos relatos al dominio de la leyenda, convir-
tiendo en mitológico todo un período, el anterior a la realeza, es
decir, siete libros de la Biblia ; y, no obstante, esta aparente demo-
lición, es la que nos permite ahora construir el edificio. Media do-
cena de relatos insignificantes, pero fieles, sirven para apreciar al-
gunos hechos, y con ellos—como el zoólogo reconstituye con unos
cuantos fósiles un animal primitivo—transportarnos al pueblo is-
raelita.

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No se crea que pasar de Grecia o de Roma a Palestina es tras-
ladarse a un mundo muy diferente. Los pueblos a medio civilizar
se parecen mucho. Es al realizar una superior evolución cuando
se acentúan los rasgos diferenciales.
Encontramos en Israel todas las características de la familia
griega o romana : culto de los antepasados y de los muertos, cultos
locales en gran número, propiedades comunes y, por consecuencia,
repugnancia a la alienación del patrimonio familiar ; autoridad limi-
tada del padre sobre las mujeres, los hijos y los esclavos, etc., etc.
En lá época de los Jueces no había un Estado israelita que
abarcase todas las tribus, si bien se coaligaran ante un común peli-
gro bajo las órdenes de un jefe emprendedor. Se intentó una sola
vez, en Siquem, reunir a los pueblos de una región, bajo una reale-
za durable; pero ello pasó rápidamente. Sólo al advenimiento de
Saúl nace el Estado israelita; sólo a partir de él existe el pueblo
de Israel.
Hay dos relatos sobre el advenimiento de Saúl en el libro de
los Reyes, de fechas muy diversas y sin casi relación entre sí.
Uno de los relatos, el que conserva la tradición más antigua—Libro
primero de los Reyes, cap, X I — , es, sin duda, legendario. Ese
Saúl mandado por su padre Gis, y que, acompañado de un sirvien-
te, en busca de unas pollinas extraviadas, tropieza con una corona,
se nos antoja un relato demasiado idílico, y la consagración como
rey, hecha por Samuel—cap. X—respira la convicción religiosa de
que nada se hace en Israel sin el Señor, sin Yavet, que revela siem-
pre sus planes a los elegidos. A la misma fuente hay que atribuir
la idea de que Saúl, reprobado por Dios, es reemplazado por Da-
vid, a quien Samuel unge en Bethlehem. Más adelante veremos el
papel de la religión en este hecho. Lo único que importa consignar
es que el primer rey de Israel fué un soldado de fortuna—vence a
los ammonitas—, y que David fué algo parecido. La leyenda del
ungimiento nos revela claramente cómo la religión se entrometía en
los negocios de la realeza. De ser ungido en nombre del Señor
derivará el rey la inviolabilidad—es sacrilego atentar contra la per-
sona del rey—y la sabiduría—; qué puede permanecer oculto a los
ojos de los reyes?—. Sus juicios serán oráculos, a su sombra los
pueblos encontrarán el reposo. Podría decirse que la religión es la
madre de la realeza, pero en un sentido muy distinto que el que

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224 ' LATOMÌA

preconiza Fustel de Coulanges para Grecia у Roma. Conviene


apuntar las diferencias. La institución de la familia es mucho me-
nos durable en Israel. Subsisten bajo los reyes los lazos de fami-
lia, pero en modo alguno comparable al papel que tiene en Gre-
cia o en Roma la "gens".
Este fenómeno se encuentra en relación con la historia religio-
sa en estas dos categorías de pueblos. Yahvet dominaba las divini»
dades numerosas de los israelitas, como dios nacional, mucho antes
de implantarse la monarquía; su autoridad se ensanchó de modo
que acabó por ser reconocido como el Dios único por los órganos
del pueblo; después, por el pueblo mismo, suplantando los cultos
locales, haciendo olvidar los dioses de la familia y de la tribu. Esto
no pasó nunca en Grecia y Roma, donde los dioses, dijéramos de
primera categoría, jamás desplazaron el culto de los dioses más
subalternos.
Fué el poderoso sentimiento de nacionalidad del pueblo israe-
lita, en lucha con lo amoritas y cananeos, lo que engrandeció a
Yahveh, a expensas de los dioses particulares. No pasaba lo mismo
en Grecia. Antes de la guerra con los persas, el peligro común no
los unía. Un ateniense era ante todo ateniense, después heleno.
Este particularismo y la política estrecha que de él derivaba, hizo
imposible la fundación de un Estado griego, y no permitió que el
dios de uno de los Estados se convirtiera en dios nacional.
¿En dónde está aquí la prioridad? ¿En la religión que crea la
unidad del pueblo o en el sentimiento de comunidad, que atrae la
adoración del dios nacional, con preferencia a todos los demás?
¿En el politeísmo que separaba las tribus de Grecia o en el frac-
cionamiento de Estados, que impedía el que surgiese una religión
nacional? La respuesta no es fácil.
La historia romana corrobora la tesis de los que conceden prio-
ridad a la religión. Roma fué siempre un pueblo bien trabado y
organizado. Israel no. Sabemos poco de las tribus israelitas antes
de la conquista de Palestina; únicamente que algunas de ellas fue-
ron oprimidas por Egipto y que rubenitas y gaditas se establecen
más allá del Jordán y que los josefitas se quedan en el lado de acá.
Durante dos o tres siglos no hay entre estos tres grupos lazo alguno
político. Sólo David, hombre de Estado, como hoy diríamos, logró
mantener bajo su cetro a todas las tribus ; pero después de la muer-

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te de Salomon el norte se rebeló contra la obediencia a un príncipe
de Judá. Israel y Judá han estado casi siempre en guerra, y algu-
nas, pocas veces, aliados. Puede decirse que en el fondo Judá tenia
más comunidad de relaciones con Edom que con Israel, e Israel
más con los tirios que con Judá. Y, sin embargo, se sentían unos,
unidad expresada y fortalecida en el ciclo de leyendas del si-
glo V I I I y en los relatos de los patriarcas, en la descendencia de
Abraham, de Isaac y de Jacob y en la transformación de las tra-
diciones particulares de las tribus en historia primitiva del pueblo.
Esto no hubiera sido posible de no existir el sentimiento de
unidad. No se explica, por la unión harto fugaz y defectuosa, bajo
Saúl, David y Salomón. El sentimiento de solidaridad hay que ir
a buscarlo en épocas más remotas, antes de la conquista de Canaan,
y este sentimiento se manifestó siempre a través del culto a Jahveh,
dios del pueblo, dios de Israel. La adoración común a una divinidad
que posee un carácter determinado se expresa por un nombre, por
representaciones, por usos, etc. ; no es un factor incomplejo : es un
producto realizado en gran parte de una manera inconsciente. Aca-
so no sea posible conjeturar cómo nace una religión, pero Israel
nos permite hasta un cierto punto saber cómo se desarrolla.
¿Pero el "yahvismo" es quien ha formado el Estado israelita?
Sí ; pero es el pueblo quien crea y vigoriza el "yahvismo" ; fué,
como hoy diríamos, obra de la opinión pública, de la que sacerdo-
tes, reyes y profetas no eran más que intérpretes. En Israel la re-
ligión sin duda fué la madre del Estado, pero el Estado fué el
padre de la religión.
Acaso sucedió lo mismo en Grecia y Roma, donde los cultos
particulares mantenían las antiguas instituciones. Pero las diferen-
cias que se dan entre griegos y romanos prueban suficientemente
que la falta de unidad en materia religiosa no es la causa del des-
membramiento político.

* **

¿Cuáles han sido las relaciones entre el Estado y la religión


en los tres países a los que nuestra vida espiritual está aún ligada ?
En ninguno de ellos el Estado y la religión fueron el resultado de
especulaciones utilitarias. Estado y religion son como emanaciones

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espirituales, con influencias recíprocas; pero el Estado, y su con­
secuencia, el derecho, no tienen nada que ver con la religión; y;
el que Estado y religión estén unidos por íntimos lazos no significa
que el uno pueda dictar leyes a la otra, y recíprocamente.
Hay en todos los seres conscientes la necesidad de algo que
rebase los límites angostísimos de la vida cotidiana; hay la nece­
sidad de lo bello, de lo justo, de lo verdadero. Esta necesidad creó
en los tiempos primitivos formas defectuosas de toda especie : Es­
tados, sociedades, religiones, que actuaron confusamente y mutua­
mente se combatieron, aspirando al dominio. De ahí resultaron
combinaciones singularísimas: sacerdotes coronados o sacerdotes
viles, aduladores de los príncipes. En el curso de los siglos, nue­
vas dificultades se opusieron para la mejora de las relaciones recí­
procas entre estas potencias. Sin embargo, el espíritu humano se
desenvuelve y evoluciona en medio del combate y crea formas nue­
vas, en tanto las viejas languidecen, se mueren, a pesar de su obs­
tinada resistencia.
Lo que es viejo en la religión y en el Estado israelita, griego
y romano, es el particularismo y el clericalismo, los muros levanta­
dos y arbitrariamente mantenidos entre los habitantes de un lugar,
los miembros de una familia, los sectores de un pueblo, las nacio­
nes de la tierra. Lo moderno pugna por acabar con todas las ven­
tajas absurdas que colocan a un hombre sobre otro, con todos los
monopolios y privilegios, confesiones obligatorias y formas religio­
sas impuestas, y pide, con la Masonería, colocar a cada cual en su
sitio, dándole lo que merece y manteniendo la noble significación del
individuo.
Cierto que nuestra vida social, política y religiosa, está aún muy
lejos de esta meta; pero por entre todas las vaguedades e indeci­
siones, por sobre las dificultades que sea preciso vencer, el ideal
continúa ejerciendo su irresistible atractivo, y un a modo de espí­
ritu santo conduce a la humanidad por el camino luminoso del
bien, de la belleza y de la verdad.

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SECCIONÓ.*

BIBLIOGRAFÍA MASÓNICA

LIBROS, R E V I S T A S O PERIÓDICOS Q U E T R A T A N
DE MASONERÍA ESPAÑOLA, PUBLICADOS DEN-
TRO O FUERA D E ESPAÑA Y D E LOS AQUÍ
PUBLICADOS SOBRE MASONERÍA EN GENERAL

ESPAÑOLA (2)

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(1) D a m o s en esta s e c c i ó n l o s l i b r e s que n o s p a r e c e n m á s de i n m e d i a t a c o n s u l t a


p o r los m a s o n e s que q u i e r a n e s t u d i a r , p e r o s i n pretender e m u l a r a W o l f s t i e g , p o n g a -
m o s p o r b i b l i ó g r a f o del A r t e R e a l . , . . ,
(2) E n espafiol, o r e f i r i é n d o s e á t e m a s e s p a ñ o l e s , s e a c u a l q u i e r a el p a í s en que
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(1) Cecilio Corpas.


(2) E l editor M a y n a d é , d e B a r c e l o n a , h a publicado r e i m p r e s i o n e s d e C l a -
vel—Ht'.Tíoría de la Francmasomeria y Manual del Francmasón—y de C a s -
s a r d — M a n w / de la Masonería—- v e n d e el libro de J. N . A r a m b u r u — / a
Masonería y sus símbolos—y el Dtccionario Enciclopédico de la Masonería
de Frau y A r ú s , y ha d a d o a luz en español l o s f o l l e t o s de la B l a v a t s k y
—Los orígenes del ritual en la Iglesia y en la Masonería—, de H e i n d e l — L o
Masonería y el catohcismo—, de Jimraiadasz—Ideales de la Masonería—,
d e M i c h a — £ í templo de la verdad—, de P o w e l l — L a magia de la Franc-
masonería—^y el d e W i r t h — E l ideal iniciático—. T i e n e también en su ca-
t á l o g o el libro de V a i l — L O Í misterios antiguos y la Masonería moderna—.
l o s d e R a g o n - ; - C « r í o filosófico de iniciaciones antiguas y modernas Lá
misa y sus misterios comparados^ con los misterios antiguos y La Maso-
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l ' e x a m e n d e la q u e s t i o n : L a f r a n c - m a ç o n n e r i e d o i t e l l e ê t r e c o n s i -
d é r é e c o m m e la r e l i g i o n u n i v e r s e l l e ? P a r i s , 1859.
R e c u e i l p r é c i e u x d e la m a ç o n n e r i e a d o n h i r a m i t e s u i v i d u v r a i e m a -
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R e c u e i l d e 11 p i è c e s à l'affaire d u c e l l i e r , c o n t r e la C o m t e s s e d e l o
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t a u x le V i l e t t e a n c i e n g e n d a r m e , le C a r d i n a l d e R o h a n , e t c . , e t c .
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muratori colla descrizione e disegno i n rame della loro loggia. E
insieme u n precioso detaglio delle funeste loro peripezie. V e n e c i a ,
1784. • ;
L e d o t t r i n e m a s s o n i c h e in t o r n o a l l a r e l i g i o n e . M o d e n a , 1884. i
(1) Publicados en la Biblioteca Masónica de Madrid, bay unos rituales
de todos los grados, desde el de aprendiz hasta el de sob.; . gr.: . Insp. • .
33», firmados por J. Ruiz y Ruiz. Van precedidos de breves noticias sobre
la historia de los diversos grados.

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Vellozo ( D . ) : O t e m p l o m a s ó n i c o . E s t u d o h i s t ó r i c o . Coritiba, 1901.

HÚNGARA
M u z e u m a : I. sz. s z a b a d k o m ü r e s i é r m e k . L e i z t a é s tortéreti j e g y z e t e k k e l
e l l á t t a . B u d a p e s t , 1887.
Martonffy Martón: A Demokratia-páholy Mimkássága a foldmives-
s z o c z i a l i s m u s ü g y e b e u . B u d a p e s t , 1899.
Varadi A n t a l : Z a s z l ó a v a t a s i s z e h t a r t á s a " D e m o k r a t i a " p á h o l y 1890...
B u d a p e s t , 1890.

DANESA

Starcke (C. N . ) : Frimureriet. D e t s ofrindelse o g udvikling... Cristia-


• nía, 1 9 1 1 . '
• * •

T o d o s los datos bibliográficos que aqui se c o n s i g n a n están s a c a d o s


d e la " B i b l i o g r a p h i e d e r F r e i m a u r e r i s c h e n L i t e r a t u r . . . " , d e A u g u s t o
W o l f s t i e g . L e i p z i g , 1923. T r e s v o l ú m e n e s , a m p l i a d o s por B e r n a r d o
B e y e r , e n 1926, c o n el m i s m o t í t u l o .
L o s concernientes a E s p a ñ a los h e m o s buscado, con harto trabajo,
en muy diferentes lugares.
P u e d e n también consultarse n o sin f i u t o los libros que s i g u e n :

A l b e r t o L a n t o i n e : D e la b i b l i o g r a p h i e m a ç o n n i q u e . P a r í s , 1 9 1 3 .
P a b l o F e s c h , J o s é D e n a i s y R e n a t o L a y : B i b l i o g r a p h i e d e la f r a n c -
m a ç o n n e r i e e t d e s s o c i é t é s s e c r è t e s . . . T o m o I. P a r i s , 1 9 1 2 .

© Biblioteca Nacional de España


G u i l l e r m o G o w a n s : A c a t a l o g u e of b o o c k s of f r e e m a s o n r y a n d k i n d r e d
s u b j e c t s . N u e v a Y o r k , 1854.
Luis S a t o w : Literarischer W e g w e i s e r für freie M e n s c h e n bearbeitet.
H a m b u r g o , 1923.
F e d e r i c o L e i g h Gardner: A c a t a l o g u e r a i s o n n e of w o r k s o n t h e o c c u l t
sciences. Londres, 1912.
H u g o H a y n : Vier neue Curiositaten-Bibliographien. Bayerischen Kie-
sel. A m a z o n e n - L i t e r a t u r . H a l s b a n d p r o z e s s u n d Cagliostro. Biblio-
t h e c a s e l e c t a e r ó t i c a - c u r i o s a D r e e s d e n s i s . . . J e n a , 1905.
Ernesto Naumann: E i n Vierteljahrhundert freimaurerischer Literatur...
Berlin, 1914.
Pericles Maruzzi: Opere per una bibliotheca massonica... Roma, 1821.
H . A. W i l l i a m s o n : T h e n e g r o in m a s o n i c literatur. B r r o k l y n , 1922.
W . F . K. H i n t z e : W e g w e i s e r d u r c h e m p f e h l e n s w e r t e f r e i m a u r e r i s c h e
Literatur. H a m b u r g o , 1925.
C. B a r e t t a : C a t a l o g u e d e s o u v r a g e s la p l u p a r t m o n u s c r i t s c o m p o s a n t
l a b i b l i o t h è q u e p a r t i c u l i è r e d u G r a n d O r i e n t d e F r a n c e . P a r i s , 1882.
L e o p o l d o Dravits y A u g u s t o Martos: A Budapesti Galilei páholy K o n y -
v t á r á n a k j e g y z e k e . B u d a p e s t , 1904.

Sin duda que hay otros m u c h o s auxilios bibliográficos; pero acaso


é s t o s s o n s u f i c i e n t e s , s o b r e t o d o si s e t i e n e e n c u e n t a e l n i v e l i n t e -
lectual de nuestra m a s o n e r i a y l o p o c o que d e n t r o de ella i n t e r e s a n
los afanes especulativos.

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SE C C IóN 7•'

N O T A S V A R I A S
1. E l cómputo masónico.

E l l l a m a d o " a ñ o d e l d e s c u b r i m i e n t o " o A.-. D . - . D.-. e s la fecha


u s a d a p o r l o s m a s o n e s d e l R e a l A r c o , y s e e n c u e n t r a a ñ a d i e n d o 530
a ñ o s a l a e r a c o r r i e n t e ; a s í 1933 + 530 = 2463. E l " a ñ o d e l d e p ó s i t o "
o A.-. Dep.-. e s l a fecha u s a d a p o r l o s M a e s t r o s R e a l e s y S e l e c t o s , y s e
o b t i e n e a g r e g a n d o 1000 a ñ o s a l a e r a c o m ú n ; a s í , 1933 + 1000 — 2933.
E l " a ñ o d e l a s l u c e s " o A.-. L.-. e r a el e m p l e a d o p o r la m a s o n e r í a a n -
t i g u a , y s e s a c a s u m a n d o 4000 a l a e r a v u l g a r ; a s í , 1933 + 4000 = 5933.
El " a ñ o del m u n d o " s e u s a en el R i t o a n t i g u o y a c e p t a d o a g r e g a n d o
3760 a ñ o s a l a e r a c o r r i e n t e h a s t a s e p t i e m b r e , p o r h a b e r s e t o m a d o d e
l a c o m p u t a c i ó n j u d a i c a . A s í , p o r e j e m p l o : j u l i o d e 1933 - j - 3760 = 5693,
y o c t u b r e d e 1933 -\- 3760 4 - i = 5694- E l " a ñ o d e l a O r d e n " o A . - . O . - ,
es la fecha de l o s Caballeros T e m p l a r i o s establecida en 1118, p o r l o q u e
s e o b t i e n e s u s t r a y e n d o e s t o s a ñ o s d e l q u e rija. A s i , 1933 — 1 1 1 8 = 815.

2. U n a plegaria.
D a m o s a c o n t i n u a c i ó n l a " P l e g a r i a " d e l h.-. L e c u n a B e j a r a n o , e s -
crita para s e r recitada durante la tenida d e iniciación de aprendiz, cuan-
do el recipiendario s e encuentra en la piedra de las tribulaciones. D i c e
así el Ven.-.:
"¡Hh.-.i
I m p l o r e m o s e n este instante s o l e m n e la misericordia d e lo A l t o
en favor d e t o d o s l o s q u e v i v e n e n tinieblas y n o c o m p r e n d e n el a m o r
y l a g l o r i a q u e a l o s j u s t o s r e s e r v a e l G.-. A . - . D . - . U.-.
¡ A c o m p a ñ a d m e en esta plegaria!
P o r t o d o s l o s q u e trafican c o n el h o n o r y h a c e n d e la d i g n i d a d
articulo de mercado: i
¡Miserere!... ( i ) .
P o r l o s calumniadores, sierpes venenosas q u e ocultamente destrozan :
la v i r t u d p o r q u e n o l a p o s e e n , p o r q u e l e s e s t o r b a o p o r q u e n o l a s a b e n
interpretar:
¡Miserere!...
P o r la envidia q u e rabia en la impotencia, p o r la soberbia q u e
d e s p r e c i a al m é r i t o y p o r el c r i m e n q u e b u s c a l a s s o m b r a s e n a c e c h o
de la v i c t i m a e s c o g i d a para saciar i n s a n o s a p e t i t o s :
¡Miserere!...
P o r l a s p a s i o n e s q u e degradan, p o r el l o d o e n q u e la carne s e agita
y p o r la carne q u e s e p u d r e en l o s l u p a n a r e s :
¡Miserere!...
P o r el falso a m i g o a quien brindamos nuestra sal y nuestro p a n y
que l u e g o e s t a m p a en nuestras mejillas el b e s o d e J u d a s :
( i ) C a d a v e z q u e el Ven.-, dice ¡ M i s e r e r e ! , l a s Colun.-. repiten ¡ M i s e -
r e r e ! y e l h.-. filarm.-. e n t o n a e l Müserere.

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i Miserere!...
P o r l o s m a s o n e s p e r j u r o s q u e v i o l a n l a p a l a b r a e m p e ñ a d a al G.-. A.-.
D . - . U . - . y s e h a c e n i n d i g n o s d e la c o n f i a n z a d e s u s hh.-.
¡ Miserere!...
P o r los m i s m o s que d e s p u é s del a b r a z o fraterno hunden alevoso
p u ñ a l d e d i f a m a c i ó n e n la e s p a l d a d e s u s hh.-.
¡Miserere!...
P o r l o s q u e s e d u c e n a la v i r g e n y d e s p u é s d e c o n v e r t i r l a e n r a m e r a
contestan a sus lamentos con estentórea carcajada:
i Miserere!...
P o r los que v o m i t a n injurias c u a n d o carecen de r a z o n e s ; p o r los
qije n i e g a n e l m é r i t o a j e n o y p o r l o s q u e m a l d i c e n la m a n o q u e l e s
a c a r i c i a , la m a n o q u e l e s e n j u g a l a s l á g r i m a s y l e s r e s t a ñ a l a s h e r i d a s :
i Miserere!...
P o r l o s que s e burlan de l o s a n c i a n o s y p r o s t i t u y e n s u s c a n a s :
¡Miserere!...
Por los intemperantes y fanáticos en materias rehgiojas; por los
q u e c o n v i e r t e n la c a r i d a d e n g r o s e r a e s p e c u l a c i ó n y p o r l o s q u e o f i c i a n
e n l o s a l t a r e s d e l e r r o r q u e m a n d o i n c i e n s o a la d i o s a M e n t i r a :
¡Miserere!...
P o r los que se ríen de las p e n a s a j e n a s y p o r los q u e dejan el t e m -
p l o v a c í o y v a n a h a c e r a l a r d e d e d e s v e r g ü e n z a e n la a s q u e r o s a t a -
berna:
¡Miserere!...
P o r la e s p o s a que brinda caricias y c o m p l a c e n c i a s de traición y
c o r r u p c i ó n , y p o r la m a d r e q u e v e n d e el h o n o r d e s u s h i j a s :
¡Miserere!...
Por todos los degenerados, por todos los histriones, por todos los
m i s e r a n d o s d e la v i d a , y p o r t o d a s l a s p o d r e d u m b r e s q u e flotan c o m o
u n e s c a r n i o o c o m o u n a m a l d i c i ó n e n el o c é a n o d e l o s m i s t e r i o s h u -
manos:
¡Miserere, Señor, miserere!...

* • •

¡ P r o f a n o ! ; R e t e n e d e n la m e m o r i a l o s s i g u i e n t e s c o n s e j o s , y g u a r -
d a o s de q u e b r a n t a r l a s e n s e ñ a n z a s q u e c a d a u n o e n c i e r r a , p o r q u e t o d o
m a s ó n d e b e predicar c o n el e j e m p l o :
I.—Si un h e r m a n o v e a su c o m p a ñ e r o labrando una piedra y en
r i e s g o de echarla a perder por falta de arte, le enseñará a corregirla
c o n d u l c e s p a l a b r a s y f r a t e r n a l e s c o n s e j o s . ¡ E n s e ñ a d al q u e n o s a b e !
I I . — R e c o r d a d a c a d a p a s o q u e el s e n t i m i e n t o d e l a e x i s t e n c i a d e
D i o s e s v e r d a d e r o e i n m e d i a t o ; e s el f u n d a m e n t o d e t o d a s l a s v e r -
dades.
I I I . — N o aflijáis j a m á s e l c o r a z ó n d e l p o b r e a n o n a d a d o p o r el d o -
l o r , ni r e t a r d é i s el s o c o r r o a l o s q u e s u f r e n .
I V . — R e s p e t a d a la m u j e r c o m o s e r m á s d é b i l y n o p e r m i t á i s q u e
v u e s t r a s m a n o s s e e n s u c i e n c o n el l o d o d e l o s v i c i o s .
V . — P a r a q u e s e p á i s r e s p e t a r la i n o c e n c i a d e l n i ñ o , p e n s a d e n v u e s -
tro hijito m e c i é n d o s e en su cuna.
V I . — N o o s d e s v i é i s d e la s e n d a d e l B i e n a u n q u e v e á i s a l o s d e m á s

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ir d e r e c h o s al a b i s m o ; si p o d é i s d e b é i s s a l v a r l o s , p e r o n o l o s i m i t é i s .
V I I . — N o o f e n d á i s a v u e s t r o s h e r m a n o s n i d e p a l a b r a ni d e o b r a ,
ni p r e s e n t e s ni a u s e n t e s , ni p e r m i t á i s q u e o t r o s l o s o f e n d a ; é s t a , e s la
m i s i ó n del m a s ó n .
V I I I . — N o i n s u l t é i s c u a n d o c a r e z c á i s d e r a z ó n , p o r q u e el i n s u l t o
e n v i l e c e al q u e l o h a c e , n o al q u e l o r e c i b e .
I X . — A m a d a vuestra Logia y a vuestros hermanos; cumplid con
todos vuestros deberes y acordaos siempre que palabra empeñada debe
ser p r o m e s a cumplida.
X . — P a r a ser b u e n m a s ó n es p r e c i s o t e n e r fe y ser c o n s c i e n t e d e
s u m i s i ó n e n la t i e r r a . S i c l a u d i c á i s , b u s c a d a p o y o e n v u e s t r o s h e r m a -
n o s ; si d e s c o n f i á i s d e e l l o s , r e t i r a o s , p o r q u e n o s e r v í s p a r a l a b r a r l a
piedra bruta."

3. Literatura antimasónica.

E n t r e l o s l i b r o s a n t i m a s ó n i c o s , e l p r i m e r o f u é , s i n d u d a , la " H i s -
toria N a t u r a l de Staffordshire", de R o b e r t o P l o t , i m p r e s a en O x f o r d
e n 1686. S i g u e d e s p u é s el c o n o c i d í s i m o d e S a m u e l P r i c h a r d , p u b l i c a d o
en 1730, que en 1738 c o n t e s t ó A n d e r s o n . H a c i a 1768 s e p u b l i c ó en
L o n d r e s u n s e r m ó n c o n el t í t u l o d e " L a m a s o n e r í a , s e n d a d e l i n f i e r n o ,
e t c é t e r a " . E n 1 7 9 7 , J u a n R o b i s o n , p r o f e s o r d e F i l o s o f í a , dio a l u z s u
obra: " P r u e b a s de u n a c o n s p i r a c i ó n c o n t r a las religiones y l o s Gobier-
n o s de E u r o p a , llevada a cabo p o r las juntas secretas de los f r a n c m a -
sones, etc.".
C o n o c i d a s s o n por su s e c t a r i s m o antiraasónico las " M e m o r i a s para
s e r v i r a la h i s t o r i a d e l j a c o b i n i s m o " , del a b a t e B a r r u e l , q u e s a l i e r o n d e
l o s t ó r c u l o s en c u a t r o v o l ú m e n e s . H a y e n t r e el libro de R o b i s o n y el
d e B a r r u e l g r a n d e s c o n c o m i t a n c i a s , n o e m b a r g a n t e la d i v e r s i d a d de
t e m p e r a m e n t o s . Barruel era u n f r a n c é s arbitrario y a p a s i o n a d o ; R o b i -
son, un e s c o c é s apacible y templadísimo.
D i f u n d i d a f u é la o b r a a l e m a n a p u b l i c a d a e n D a n t z i g e n 1 7 6 4 — " P r u e -
b a s d e q u e la s o c i e d a d d e f r a n c m a s o n e s e s e n t o d o s l o s p a í s e s n o s ó l o
i n ú t i l , s i n o q u e si n o s e l a s u j e t a p u e d e l l e g a r a s e r p e l i g r o s a y d e b í a i
s e r p r o h i b i d a " — c o n t r a la O r d e n .
La obra de Stone—"Cartas sobre masonería y antimasonería"—, '
p u b l i c a d a e n N u e v a Y o r k e n 1 8 3 2 , y la d e J u a n Q u i n c y A d a m s — " C a r - \
t a s s o b r e la i n s t i t u c i ó n m a s ó n i c a " — , q u e vio la l u z e n B o s t o n e n 1 8 4 7 , \
fueron en N o r t e a m é r i c a las d o s f u n d a m e n t a l e s del a n t i m a s o n i s m o . . ¡

4. Historia religiosa del fuego.

N u e s t r o h.-. el c o n d e G o b l e t d ' A l v i e l l a p u b l i c ó u n l i b r o h a c e y a
a ñ o s c o n el titulo q u e e n c a b e z a e s t a n o t a . E r a G o b l e t d'Alviella h o m -
b r e m u y l e í d o , m u y s a b i o y u n e m i n e n t e v u l g a r i z a d o r . D i v i d í a s e el l i -
b r o e n t r e s p a r t e s : t e o l o g í a d e l f u e g o , p a p e l d e l f u e g o e n el c u l t o y m i -
t o l o g í a d e l f u e g o ; e s d e c i r , el f u e g o c o m o a n i m a d o r d e l m u n d o , el f u e -
g o c o m o m e d i a d o r , p u r i f i c a d o r , p r o t e c t o r d e la c o m u n i d a d y l o s m i t o s
r e l a t i v o s a la p r o d u c c i ó n n a t u r a l y artificial d e l f u e g o , e s p e c i a l m e n t e
l o s que asimilan su i n v e n c i ó n a u n rapto v i o l e n t o , que n o s o n t o d o s
arios, c o m o se supone.

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P o r c i e r t o q u e la c o s t u m b r e d e a l u m b r a r c o n c i r i o s y l á m p a r a s l a s
i g l e s i a s c r i s t i a n a s c o m i e n z a e n el s i g l o I V . E n el s i g l o I I I L a c t a n c i o
s e m o f a d e l o s p a g a n o s q u e e n p l e n o día e n c i e n d e n h a c h o n e s y l á m -
paras en h o n o r a s u s d i v i n i d a d e s — " I n s t i t . D i v . " , V I , 2—. L o s cristia-
n o s o c c i d e n t a l e s t o m a r o n de las iglesias de O r i e n t e e s t o d e alumbrar
las iglesias. A t a n a s i o reprocha a los arríanos haber e n v i a d o a los í d o l o s
c i r i o s c o n s a g r a d o s e n la i g l e s i a c r i s t i a n a . P r e s u m i b l e m e n t e el p a r t i d o
arriano, más o m e n o s racionalista, no debía simpatizar gran cosa con
e s t e n u e v o s i m b o l i s m o . C o n f i r m a e s t a s u p o s i c i ó n el q u e J e r ó n i m o , e n
su polémica violenta contra Vigilando—^primeros años del siglo V — ,
r e p r o c h a a s u s a d v e r s a r i o s la c o s t u m b r e " o r i e n t a l " d e a l u m b r a r c o n
c i r i o s l a s i g l e s i a s h a s t a c u a n d o el s o l a l u m b r a la t i e r r a . E s t o i n d i c a
q u e l o q u e e r a e n O r i e n t e c o s t u m b r e g e n e r a l i z a d a a p e n a s si c o m e n -
zaba en O c c i d e n t e .

5. Eloy Alfaro.

H a b l a n d o del gran mártir del l i b e r a l i s m o e c u a t o r i a n o E l o y A l f a r o ,


dice S a n t o v e n i a en un libro a p o l o g é t i c o , escrito c o n bien cortada plu-
m a — E m e t e r i o S. S a n t o v e n i a : " E l o y A l f a r o y C u b a " . L a H a b a n a , 1 9 2 9 ;
p á g i n a I O S — , que, "francmasón, s u s m e r e c i m i e n t o s le e x a l t a r o n al g r a d o
m á x i m o " . ¿ C u á l e s eran e s o s m e r e c i m i e n t o s ? S a n t o v e n i a c o n t e s t a en el
m i s m o p a r á g r a f o : " L a s virtudes de A l f a r o — e s c r i b e — s e p r o d u j e r o n y
m a n i f e s t a r o n a lo l a r g o de su existencia. P e q u e ñ o de estatura, p e r o de
e n o r m e t a l l a m o r a l , p e r t e n e c i ó al e s c a s o n ú m e r o d e v a r o n e s p r e d e s t i -
nados a propulsar m a g n o s a c o n t e c i m i e n t o s . L a s p r e n d a s i n t e g r a n t e s de
su carácter fueron tan diversas c o m o s o b r e s a l i e n t e s : m o d e s t i a , desr
prendimiento, generosidad, optimismo, dulcedumbre, probidad, estoicis-
m o , a b n e g a c i ó n . S ó l o infundíale m i e d o la idea de n o p o d e r cumplir
c o n s u s d e b e r e s . . . O f r e c i ó s u p r o t e c c i ó n al c a í d o , al d e s h e r e d a d o d e la
s u e r t e . N u n c a d u d ó d e l t r i u n f o d e s u s p r i n c i p i o s . A p u r ó e n el o s t r a -
c i s m o la p e n u r i a c o n s u m a d i g n i d a d . E n el e j e r c i c i o d e l p o d e r — A l f a r o
fué p r e s i d e n t e d e s u p a í s — , p a r a infiltrar e n t o d o s el c o n c e p t o c a b a l
d e la c i u d a d a n í a , d e s t r u y ó l a s b a r r e r a s d e s u m i s i o n e s y t r a t a m i e n t o s
e n p u g n a c o n la d e m o c r a c i a . . . " F u é el h.-. A l f a r o , e n u n a p a l a b r a ,
v a r ó n d i g n o d e l o s t i e m p o s e n q u e la m a s o n e r í a e r a a l g o m á s q u e u n
n i d a l d e l o g r e r o s o u n a p a l e s t r a de r e t ó r i c o s i n a c t u a l e s , t i e m p o s q u e h e -
m o s d e r e s u c i t a r , si b i e n c o n o t r o s m o d o s d e e x p r e s i ó n , p a r a q u e la V e -
nerable F r a t e r n i d a d siga v i v i e n d o y p r e s t a n d o eficacia a los a c t o s h u -
manos.

6. U n programa masónico.

E n el p r o g r a m a q u e al s e r e l e g i d o G r a n M a e s t r e d e la G r a n L o g i a
d e la I s l a d e C u b a , e n 1910, p u b l i c ó el h.-. A u r e l i o M i r a n d a , s e d i c e
q u e c a b e n " e n la I n s t i t u c i ó n d e s d e l o s c r e y e n t e s d e l a s d i s t i n t a s reli-
giones positivas hasta aquellos individuos que sólo conciben a D i o s
c o m o el p r i n c i p i o g e n e r a d o r de c u a n t o e x i s t e , s e g ú n las definiciones d e
la R a z ó n y d e la C i e n c i a " . A l g o c o n f u s o s e n o s a n t o j a t o d o e s t o . L a
m a s o n e r í a exige la c r e e n c i a en D i o s y en el a l m a i n m o r t a l , y t o d a s l a s ^

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d e m á s e x p l i c a c i o n e s tolerantistas f a l s e a n por c o m p l e t o el s e n t i d o tradicional
y lo c o n s i g n a d o dogmáticamente en los antiguos preceptos. L o ú n i c o que
a d m i t e la m a s o n e r í a e s que cada cual sienta a D i o s y lo v i v a en s u c o n -
c i e n c i a s e g ú n s u peculiar interpretación. M á s a d e l a n t e , a ñ a d e el h.-. M i -
randa, "la m a s o n e r í a e s librepensadora''. N o lo c r e e m o s así, p u e s en los
landmarks s e dice que n o p u e d e n i n g r e s a r en la O r d e n l o s a t e o s y l o s li-
b e r t i n o s y que para p e r t e n e c e r a ella se n e c e s i t a creer en D i o s y en la
i n m o r t a l i d a d d e l a l m a , e s a s a b e r : s e n e c e s i t a p a r t i r d e una creencia.
¿ D ó n d e e s t á la libertad de p e n s a r ? V a s i e n d o p r e c i s o que fijemos e x a c t a -
m e n t e la verdadera doctrina m a s ó n i c a y a b a n d o n e m o s la v u l g a r c r e e n c i a
d e que m a s ó n , ateo, l i b r e p e n s a d o r y t r a g a c u r a s s o n la m i s m a cosa. C u a n -
d o , por el c o n t r a r i o , l o cierto es que n o s e p u e d e s e r m a s ó n y al m i s m o
t i e m p o t o d o lo d e m á s que se a ñ a d e p r e c e d e n t e m e n t e .

7. D e f e n s a que de los "muratores" hizo fray B e n i t o Jerónimo Feijóo.

¿ Q u i é n e s s o n e s o s " m u r a t o r e s " d e f e n d i d o s p o r la m á s a l t a m e n t a -
l i d a d d e la I g l e s i a c a t ó l i c a e n la s e g u n d a m i t a d d e l s i g l o X V I I I ? P u e s
los masones.
" P r e g ú n t a m e V . S . — e s c r i b e el p a d r e F e i j ó o e n la X V I d e l a s
" C a r t a s e r u d i t a s y c u r i o s a s " , t o m o I V , p á g i n a s 1 8 7 - 1 8 8 d e la e d i c i ó n
de Madrid, de 1744—si sé qué " d u e n d e s " s o n e s t o s que c o n n o m b r e s
d e f r a n c m a s o n e s t a n t o r u i d o h a c e n h o y e n el m u n d o . Y y o r e s p o n d o
a V . S. q u e n a d a s é c o n c e r t e z a — n ó t e s e la c a u t e l a d e l e r u d i t o f r a i l e —
e n la m a t e r i a ; p e r o c o n j e t u r o q u e V . S . l o s h a d e f i n i d o c o n s u p r o p i a
pregunta. Q u i e r o decir que los f r a n c m a s o n e s n o s o n otra c o s a que u n o s
" d u e n d e s " q u e h o y h a c e n m u c h o r u i d o e n el m u n d o ; m a s n o p u e d o
a s e g u r a r si s u i n t e n t o e s s ó l o h a c e r r u i d o o a l g u n o s d e e l l o s t i e n e n
o t r o d e s i g n i o e n c u b i e r t o . Y o m e iré e x p l i c a n d o , y u s a r é d e la v o z
" m u r a t o r e s " c o n que los n o m b r a n los que hablan o escriben de ellos
e n latín, "liberi m u r a t o r e s " .
O b s e r v a el b u e n p a d r e F e i j ó o q u e l o s q u e h a n t o m a d o la p l u m a
para hablar de los m a s o n e s s o s p e c h a n , recelan o t e m e n "esta liga,
f o r m a d a de m u c h o s a ñ o s a esta parte". A decir verdad, para e n t o n c e s
l a m a s o n e r í a r e o r g a n i z a d a n o l l e v a b a ni m e d i o s i g l o ; p e r o el p a d r e
F e i j ó o n o t e n í a p o r q u é e s t a r al t a n t o d e e s t a s p a r t i c u l a r i d a d e s . E n s u
c ó m p u t o s e a p r o x i m a b a s t a n t e , c o m o l u e g o v e r e m o s , a la f e c h a e x a c t a .
F u n d a d o en una razón que a su juicio n o tenía réplica, a r g u m e n -
taba F e i j ó o : "Si los m a s o n e s son tantos c o m o se dice y han pasado
a ñ o s d e s d e el e s t a b l e c i m i e n t o d e la O r d e n , e s n a t u r a l q u e m u c h o s
m u r i e r a n , y s i e n d o así, ¿ c ó m o n o c o n s i d e r a r q u e a l g u n o s d e e l l o s ,
e s t i m u l a d o s d e l t e m o r d e la m u e r t e , d e j a r a n d e r e v e l a r e s t e d e t e s t a b l e
a r c a n o d e m o d o q u e l l e g a s e la n o t i c i a a t o d o el m u n d o ? "
I n ú t i l m e n t e s e a r g ü i r á , p i e n s a el f r a i l e , c o n el j u r a m e n t o q u e t i e n e
h e c h o ; p o r q u e ¿ c ó m o p u e d e é s t e influir s o b r e u n h o m b r e q u e n o d u d a
d e m o r i r , e n t r e p e r s o n a s q u e n o l e s o n s o s p e c h o s a s , d e n t r o d e breve
tiempo?
A ú n se puede observar que en "esa detestable a g r e g a c i ó n se p r o -
f e s a el a t e í s m o " , y q u e , p o r t a n t o , e s t á e x c l u i d o e s e t e m o r . P e r o el
fraile sabe a qué atenerse, aun r e s p e c t o de los ateístas m á s intrépidos.

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y hace s u y a s las palabras del s e ñ o r de Saint E v r e m o n t : " E x a m i n a d
e s t o s b r a v o s d e l a t e í s m o a la m u e r t e ; v e r é i s c o m o la m á s c a r a s e l e s
cae."
" ¿ N o e s , p u e s — p r e g u n t a F e i j ó o — , p r o d i g i o s o el s i l e n c i o d e l o s " m u -
r a t o r e s " a la h o r a d e la m u e r t e ? "
E n u n l i b r i t o q u e p o r a q u e l l a s f e c h a s p u b l i c ó el r e v e r e n d o p a d r e
f r a y J u a n d e la M a d r e d e D i o s s e d a b a p o r c i e r t o q u e la m a s o n e r í a
t u v o p r i n c i p i o el a ñ o d e 1 6 7 1 — " e s t o e s , o c h e n t a a ñ o s h a " — , y q u e el
n ú m e r o de " l o s p r o f e s o r e s " h a b í a t e n i d o t a n t o i n c r e m e n t o q u e h a c i a
el a ñ o d e 1 7 4 1 e x i s t í a n " d e n t r o d e la G r a n B r e t a ñ a " c i e n t o v e i n t i n u e v e
" c o f r a d í a s , c o n v e n t í c u l o s o c o m u n i d a d e s " d e " m u r a t o r e s " ; y e n 1746,
" v e i n t i c i n c o d e n t r o d e la c i u d a d d e P a r í s " . Y e l c a r m e l i t a a s e g u r a b a
q u e t a n e x t e n d i d a e s t a b a p o r E u r o p a la " a g r e g a c i ó n " q u e e n l o s o c h e n -
ta a ñ o s q u e llevaba de fundada habían e n t r a d o en ella de d o s a t r e s
m i l l o n e s d e " m u r a t o r e s " . A u n q u e F e i j ó o r e b a j a la c i f r a e x t r a o r d i n a r i a -
mente, ¿ c ó m o no suponer que de entre ellos hayan muerto a lo m e n o s
d o s c i e n t o s m i l e n c a s i u n s i g l o ? Y s i e n d o así, ¿ c ó m o n o p e n s a r q u e d e
t a n g r a n n ú m e r o n o h u b i e r a u n o q u e r e v e l a s e el s e c r e t o , si é s t e i m -
p l i c a r a m á x i m a s y p r á c t i c a s p e r j u d i c i a l e s y a a la r e l i g i ó n , y a al E s t a d o ?
S i n d u d a la p r e g u n t a e r a i n c o n t e s t a b l e , a m e n o s d e s u p o n e r , c o m o
a l g u n o s " d i c e n o s o s p e c h a n " , q u e al " a l i s t a r s e e n la c o f r a d í a h a c e n
t o m a r a cada u n o c i e r t o b r e b a j e m á g i c o , de tal v i r t u d q u e c u a n d o
q u i e r e n r e v e l a r el s e c r e t o s e l e s a n u d a la g a r g a n t a d e m o d o q u e l e s e s
i m p o s i b l e articular u n a palabra". P e r o este t r a m p a n t o j o se le a n t o j a
al padre, h o m b r e d i s c r e t í s i m o y culto, especie propia para n i ñ o s y v i e -
j a s l a s n o c h e s d e i n v i e r n o e n l a s c o c i n a s . " S o b r e t o d o — a ñ a d e el p a -
d r e — , si el b r e b a j e o b l i g a i n v i o l a b l e m e n t e al s e c r e t o , ¿ a q u é el j u -
ramento?"
E l c a s o d e l o s T e m p l a r i o s , q u e c i t a el m a e s t r o f r a y J u a n d e la
M a d r e de D i o s c o m o símil de los " m u r a t o r e s " , p o r haber sido m u c h o s
los años que sus e n o r m e s delitos estuvieron ocultos, padece c o m o ob-
j e c i ó n de nulidad, por fundarse en un s u p u e s t o falso, c o m o lo d e m u e s -
t r a la m i s m a b u l a d e C l e m e n t e V , p o r la q u e s e e x t i n g u e l a o r d e n .
T a l c u a l c a s o p a r t i c u l a r a c r e c i e n t a el p a d r e F e i j ó o — " O b . cit., p á g i -
n a s 1 9 2 - 1 9 3 — q u e se refiere de u n o u o t r o " m u r a t o r " que c o n f e s ó a l g ú n
h e c h o torpe o práctica escandalosa de sus juntas, es m u y poca cosa
para dar a s e n s o a que eso sea c o m ú n o general a t o d o s l o s " m u r a -
t o r e s " , c o m o p r o p i o de su p r o f e s i ó n o i n s t i t u t o ; m a y o r m e n t e c u a n d o
n o se p r o d u c e p e r s o n a de b a s t a n t e autoridad que lo testifique. " ¡ C u á n -
t o s c u e n t o s de e s o c o r r e n " o han c o r r i d o p o r el m u n d o , c o n que se
han querido infamar personas s u m a m e n t e respetables, y aun comuni-
d a d e s r e l i g i o s a s , sin que por e s o l o s h o m b r e s de j u i c i o d e j a s e n de
despreciarlos c o m o indignos de todo crédito!
L a p r o p o s i c i ó n es clara. E l padre F e i j ó o - t o m a c o m o c u e n t o s d e
c a m i n o las t o r p e z a s que se les atribuyen a los m a s o n e s , y a ñ a d e m á s ,
y e s q u e si h u b i e s e p r u e b a s p o s i t i v a s y l e g a l e s d e l o s e r r o r e s y c r í m e -
n e s a t r i b u i d o s a la o r d e n m a s ó n i c a , ¿ c ó m o l a s h u b i e s e n s i l e n c i a d o C l e -
m e n t e X I I y Benedicto X I V en sus bulas c o n d e n a n d o esa sociedad
p o r s e c r e t a ? E l m i s m o F e r n a n d o V I , al p r o h i b i r l a s j u n t a s d e m a s o -
n e s , n o d i c e s i n o q u e s o n " s o s p e c h o s a s a la r e l i g i ó n y a l E s t a d o " . ,

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"Cuando constan legítimamente los hechos positivos—dice Feijóo—, n o
se expresan c o m o f u n d a m e n t o s de una prohibición las simples s o s -
pechas."
D e l m i s m o a v i s o era el o b i s p o de V i n t i m i l l a , d o n P e d r o M a r í a d e
J u s t i n i a n o , q u e en la c a r t a p a s t o r a l q u e s o b r e e s t e a s u n t o d i r i g í a a s u s
d i o c e s a n o s , a n t e la i m p o s i b i l i d a d d e l o g r a r e n la m a t e r i a e n t e r a c e r t e z a ,
tenía "todas estas c o s a s " por "increíbles", y " N o s p r o t e s t a m o s n o
querer creerlas".
¿ Y c ó m o en el " m u r a t o r i s m o " , d e t e n e r a s u c a r g o l o s c r í m e n e s
q u e s e le a c h a c a b a n , i b a n a e s t a r i m p l i c a d a s en el r e i n o de Ñ a p ó l e s
— e l p a d r e F e i j ó o l o r e c o g e — p e r s o n a s t a n i l u s t r e s q u e el m o n a r c a h u b o
de a b s t e n e r s e de t o d o c a s t i g o ?
T e n í a el p a d r e F e i j ó o p o r i n c i e r t o s l o s d i e c i s é i s a r t í c u l o s d e l i n s -
t i t u t o " m u r a t o r i o " , q u e , c o m o v e r d a d e r o s y c o n s t a n t e s , se v e n e s t a m -
p a d o s en e l l i b r i t o " C e n t i n e l a c o n t r a l o s f r a n c m a s o n e s " , de un f r a y
J o s é T o r r u b i a , d e l q u e s e d i c e f a l s a m e n t e q u e e s t a b a afiliado en la O r -
den, que delató, y por virtud de cuya delación sufrieron c o n d e n a s gra-
v e s p e r s o n a s a q u i e n e s él l l a m a b a h e r m a n o s . L o q u e n o o b s t a b a p a r a
q u e s u p u s i e r a e n el d i s c u r s o p r o l o g é t i c o de tal l i b r e j o q u e la m a -
sonería venía de A d á n , y que su p r o p a g a c i ó n e s t u v o a c a r g o ¡de pa-
triarcas, s a n t o s y príncipes g l o r i o s o s ! ( i ) .
P u e s e s t e T o r r u b i a , f a l t a n d o a la v e r d a d y a s e v e r a n d o h i p ó c r i t a -
m e n t e q u e de l a m a s o n e r í a " m u c h o n o s e s a b e , p e r o m u c h o n o s e
i g n o r a " , afirma q u e l o s m a s o n e s " d e s p r e c i a n " l o s s a c r a m e n t o s y l e y e s
d e la S a n t a M a d r e I g l e s i a ; n o dan p a s o ni a c c i ó n sin u s a r d e m á x i m a s
s u p e r s t i c i o s a s ; i n s u l t a n y m a l d i c e n la p o t e s t a d e c l e s i á s t i c a y s e c u l a r
q u e l o s p e r s i g u e ; m u e r e n sin c o n f e s a r ; c o m e n c a r n e e n d í a s p r o h i b i d o s ;
obligan, debajo de juramento, a t o d o s los que entran en su c o n g r e -
gación, a m a n t e n e r s e en su creencia, sean luteranos, calvinistas o j u -
d í o s , t e n i e n d o p o r b u e n a s t o d a s l a s r e l i g i o n e s ; c i r c u n s c r i b e n la c a r i -
dad f r a t e r n a l a s ó l o s u s c o l e g a s p o b r e s , " y a l o s d e m á s t i e n e n p o r
étnicos y profanos".
A n o s o t r o s se nos ocurren hartas objeciones que saltan d e m a s i a d o
a la v i s t a p a r a s e r c o n s i g n a d a s ; p e r o el p a d r e F e i j ó o p l a n t e a u n a q u e
n o tiene v u e l t a de h o j a . Si e n ¡a c o n f e d e r a c i ó n m a s ó n i c a — p r e g u n t a —
e n t r a n " p r o f e s o r e s " d e t o d a s " l a s s e c t a s o r e l i g i o n e s " , y, p o r c o n s i -
guiente, católicos romanos, ¿ c ó m o éstos se allanan a ingresar siendo
a r t í c u l o s g e n e r a l e s el d e s p r e c i o a l o s s a c r a m e n t o s d e la S a n t a M a d r e
Iglesia?
T e r m i n a el p a d r e F e i j ó o i n v i t a n d o a s e r m á s c a u t o s en la p u b l i c a -
ción de "tan atroces delitos", pues con ello se infama " e n o r m e m e n t e "
a m u c h a s " p e r s o n a s h o n r a d a s p o r su n a c i m i e n t o y p o r s u s e m p l e o s ,
q u e e n I t a l i a , F r a n c i a y o t r o s r e i n o s s e s e ñ a l a n c o n el d e d o " ; a d v e r -
t e n c i a q u e n o e s t a r í a h o y d e m á s h a c e r l a a l o s q u e en h o j a s diarias y
s e m a n a l e s , s i n r e s p e t o a l g u n o p o r la s a n t i d a d d e la p e r s o n a h u m a n a , y
faltando a t o d a s las n o r m a s cristianas, p r e t e n d e n m a n c h a r — s i es q u e
l l a m a r s e m a s ó n n o f u e r a la m e j o r h o n r a — c o n t o r p e s p a t r a ñ a s a h o m -

( i ) E n otro lugar, y después de más detenido estudio, h e m o s dicho l o


que c r e e m o s de este supuesto m a s ó n . S u s m i s m a s afirmaciones lo d e n u n c i a n
c o m o p r o f a n o . V e d LATOMIA, primer v o l u m e n , págs. 8,v8.S.

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bres que ahora, c o m o siempre, sólo pugnan por una vida mejor, más
j u s t a , m á s libre, m á s fraterna.

8. Los antiguos límites.

¿ Q u é s o n l o s antiguos limitesf P o r p r i m e r a v e z se e n c u e n t r a n a p l i c a d a s
estas palabras a n u e s t r a f r a t e r n i d a d en el a r t í c u l o X X X I X d e l o s R e g l a -
m e n t o s G e n e r a l e s a p r o b a d o s p o r la G r a n L o g i a i n g l e s a e n 1 7 2 1 .
M a c k e y i n t e n t a b a e n 1856, d e s d e l a s c o l u m n a s d e " T h e A m e r i c a n
Q u a t e r l y R e v i w o f F r e e m a s o n r y " fijar e n v e i n t i c i n c o p u n t o s los "anti-
g u o s l í m i t e s " d e la m a s o n e r í a .
E n el C o n g r e s o M a s ó n i c o d e C h i c a g o d e 1893 s e r e s o l v i ó q u e d e b í a n
t e n e r s e p o r " a n t i g u o s l í m i t e s " t o d o s l o s p r i n c i p i o s q u e c a r a c t e r i z a n la
Confraternidad.
E l h.'. A l m e i d a — " R e v i s t a M a s ó n i c a d e l G r a n O r i e n t e d e C o l ó n " , n ú -
m e r o de 15 de m a r z o de 1876—dice que los " a n t i g u o s l í m i t e s " son los
u s o s y c o s t u m b r e s i n m e m o r i a l e s c u y o o r i g e n n o l o r e v e l a n ni la h i s t o -
ria ni l a t r a d i c i ó n . P e r t e n e c e n l o s " a n t i g u o s l í m i t e s " a t r e s c a t e g o r í a s :
1 . ' , l e y e s o c o s t u m b r e s f u n d a m e n t a l e s d e la h e r m a n d a d d e c o n s t r u c t o r e s
a c e p t a d a s y c o n f i r m a d a s e n 1 7 1 7 ; 2.", l a s e s e n c i a l e s a l a I n s t i t u c i ó n m a -
s ó n i c a p o r s u e s p í r i t u , a c o r d a d a s al t r a n s f o r m a r s e la h e r m a n d a d c o n s -
tructora en asociación filosófica m o r a l , y 3.", l a s l e y e s f u n d a m e n t a l e s
d e la o r g a n i z a c i ó n a c t u a l — 1 7 1 7 - 1 7 2 2 — . En los antiguos preceptos
—ancient charges—se h a l l a n m e z c l a d a s las tres c l a s e s e n f o r m a d o g m á -
tica.

9. Las liturgias.

¿ H a b í a l i t u r g i a s e n t i e m p o d e la m a s o n e r í a o p e r a t i v a ? P a r e c e q u e
no. Sin e m b a r g o , A n d e r s o n y D e s a g u l i e r s se refieren en a l g u n o s m o -
m e n t o s a n o r m a s de la a n t i g u a m a s o n e r í a . M a r t í n Clare h i z o e n 1 7 3 2
la p r i m e r a i n n o v a c i ó n a l a s C o n s t i t u c i o n e s d e 1 7 2 3 , a ñ a d i e n d o u n a s
c u a n t a s f r a s e s m o r a l e s y b í b l i c a s , la e x p l i c a c i ó n d e l o s c i n c o s e n t i d o s
c o r p o r a l e s y la e s c a l a de J a c o b . T h o m a s D u n k e r l y — h i j o de J o r g e I I —
l a s r e t o c ó e n 1 7 6 3 , a c e n t u a n d o el a s p e c t o r e l i g i o s o . D e s p u é s , S a m u e l
H u t c h i n s o n introdujo los tres pilares: Sabiduría, Fuerza y Belleza, las
c u a t r o v i r t u d e s c a r d i n a l e s y la e s t r e l l a flamígera. P r e s t o n , en 1772, las
s i m p l i f i c ó a l g o , y a s í l l e g a n h a s t a l a fus-ión d e l a s d o s G r a n d e s L o g i a s
rivales inglesas, en 1 8 1 3 . L a Gran L o g i a U n i d a e n c a r g ó a u n a c o m i -
sión, que presidía S a m u e l H e m m i n g , una reforma radical. P e r o , en
realidad, las r e f o r m a s de H e m m i n g se limitaron a dedicar las l o g i a s a
M o i s é s y a S a l o m ó n e n l u g a r d e a S a n J u a n ; e n d e c l a r a r fiesta a n u a l
el m i é r c o l e s d e s p u é s d e S a n J o r g e — 2 3 d e a b r i l — , e n d e c l a r a r i n s t r u -
m e n t o s d e l a p r e n d i z la r e g l a , el m a z o y el c i n c e l , y e x c l u i r d e l m a e s -
t r o la trulla o llana y e n quitar m u c h a s de las a l u s i o n e s b í b l i c a s q u e s e
habían intercalado.
D e s p u é s , T o m á s S m i t h W e b b y Pike, en E s t a d o s U n i d o s , y R a g o n ,
en Francia, fueron los m á s i m p o r t a n t e s i n n o v a d o r e s . E l u s o de las
e s p a d a s , l o s b r e b a j e s , la p u r i f i c a c i ó n p o r el a g u a , l o s i n c i d e n t e s d e la
p e r a m b u l a c i ó n , el t e s t a m e n t o , e t c . , e t c . , s o n c o s a s m o d e r n a s .

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10. Las joyas.

H a y en m a s o n e r í a d o s c l a s e s de j o y a s : las m o v i b l e s y las i n m ó v i l e s . A
las p r i m e r a s p e r t e n e c e n la piedra bruta y la labrada y el tablero de trazar,
p o r q u e n o e s t á n s i t u a d a s e n l u g a r fijo de la L o g i a ; a las s e g u n d a s , la
escuadra, el nivel y la plomada. D i c e n t s m b i é n las liturgias que así c o m o
l o s a p r e n d i c e s d e b e n s e r v i r a s u s m a e s t r o s , a s i m i s m o las j o y a s del c o m -
p a ñ e r o s o n : el oído atento, la lengua muda y la fidelidad en el corazón.
L a s joyas o insignias que distinguen a los funcionarios en las L o g i a s
s o n : al V e n e r a b l e , la e s c u a d r a ; al P r i m e r V i g i l a n t e , e l n i v e l ; al S e -
g u n d o V i g i l a n t e , la p l o m a d a ; al S e c r e t a r i o , d o s p l u m a s c r u z a d a s ; al
T e s o r e r o , d o s l l a v e s c r u z a d a s ; al L i m o s n e r o , u n a c o r n u c o p i a o u n a
c o p a ; al M a e s t r o d e C e r e m o n i a s , d o s e s p a d a s o d o s b a s t o n e s c r u z a -
d o s ; al P r i m e r D i á c o n o , el c o m p á s s o b r e la e s c u a d r a y al c e n t r o el S o l ;
a l S e g u n d o D i á c o n o , el c o m p á s s o b r e 1?. e s c u a d r a y al c e n t r i ; la L u n a ;
a l G u a r d a T e m p l o E x t e r i o r , u n a e s p a d a o u n a l l a v e ; al e x V e n e r a b l e ,
el c o m p á s a b i e r t o s o b r e u n a r c o d e 6o" y al c e n t r o el S o l ; al O r a d o r ,
u n l i b r o a b i e r t o ; al C a p e l l á n , u n l i b r o a b i e r t o r e p r e s e n t a n d o la B i b l i a ,
y al M a y o r d o m o , d o s c o r n u c o p i a s c r u z a d a s . L o s D i á c o n o s M a e s t r o s de
C e r e m o n i a s y M a y o r d o m o s , d o n d e se estilen, deben usar, además, va-
ras blancas de m e t r o y m e d i o de altura rematadas por las j o y a s de
sus respectivos cargos.
E l O r a d o r es de i n v e n c i ó n francesa; no lo tenían las logias antiguas.
Propiamente no es funcionario. El Capellán y los M a y o r d o m o s tampo-
c o l o s r e c o n o c e m o s n o s o t r o s , p e r o e x i s t e n en las l o g i a s del rito de
York.

11. L a s "Memorias" de Godoy.

E n s u s " M e m o r i a s " n o s i l u s t r a G o d o y s o b r e l o s p e r s o n a j e s d e la
é p o c a que le t o c ó vivir. D e A r a n d a n o s dice que era un a n c i a n o "que
d e n a d a s e a l a r m a b a " , y q u e " h u b o d e n a v e g a r a p a l o s e c o e n la m á s
d u r a d e l a s é p o c a s q u e o f r e c i e r o n l o s f a s t o s d e la E u r o p a " . A r a n d a
disponía de p o c o s a m i g o s : "la grandeza, a quien tenia humillada, an-
s i a b a s u c a í d a ; l o s a l t o s f u n c i o n a r i o s , r e d u c i d o s p o r él a u n a e n t e r a
nulidad en materia de e s t a d o , participaban del m i s m o d e s c o n t e n t o . D e l
c l e r o e s t a b a a b o r r e c i d o " . P e r d í a a A r a n d a " s u v i o l e n t o c a r á c t e r , la fie-
reza de su a m o r propio". N a d i e "podrá n e g a r l e un cierto g r a d o de ins-
trucción peregrina que en su m o c e d a d valía m u c h o : su saber, sin e m -
b a r g o , n o e r a el f r u t o d e u n e s t u d i o d i g e r i d o y r a z o n a d o " . L i b r e d e l
f a n a t i s m o r e l i g i o s o , " l o a g a r r ó el e n t u s i a s m o e n c i c l o p é d i c o y a d q u i r i ó
e n él, m á s q u e la c i e n c i a , la a m b i c i ó n y l o s c a l o r e s d e u n a s e c t a " .
A F l o r i d a b l a n c a apellida de " m i n i s t r o perplejo y t í m i d o " ; a Estala,
d e " s a b i o e c l e s i á s t i c o " . Y de las ideas de O l a v i d e dice que eran las de
sus demás a m i g o s Aranda, C a m p o m a n e s , O'ReilIy, Ricardos, Roda, Ri-
ela, A l m o d ó v a r "y o t r o s sabios o literatos de la m i s m a época". L o s
p r i n c i p a l e s c a r g o s q u e s e le h i c i e r o n en el p r o c e s o q u e la I n q u i s i c i ó n
le f o r m ó era ser a n t i m ó n a c o , h a b e r h e c h o alarde de i n d e v o t o , llevar
v i d a p a g a n a , a s e n t a r e n la h e r e j í a c o p e r n i c a n a .

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L a infección jansenista llegó, en tiempo de Carlos I V , a ser muy
extensa y a prender en los m á s nobles espíritus. G o d o y nos cuenta una
e s c e n a m u y significativa: " E l rey m e interrumpió diciendo: — T ú te en-
g a ñ a s ; v e y p r e g u n t a a C a b a l l e r o : él te m o s t r a r á l o s d o c u m e n t o s , car-
tas y m a n u s c r i t o s p e r n i c i o s o s que obr.in en su p o d e r ; él te c o n t a r á d e
Jovellanos, de Padiza—obispo de Salamanca—, de P a l a f o x — o b i s p o de
C u e n c a — , de L i z a n a — o b i s p o auxiliar de T o l e d o — , de E s p i g a — p r e c o n i -
z a d o a r z o b i s p o de Sevilla—, de Llórente..., ¡qué sé y o quién más!..., ¡y
e s a e s c u e l a d e j a n s e n i s t a s q u e s e h a f o r m a d o en S a n I s i d r o ! "
Dio t o d o e s t o m o t i v o a u n p r o c e s o q u e C a b a l l e r o h i z o l l e v a r a C a r -
los IV, mostrándole los cargos con cierto ensañamiento y una "multi-
t u d de d o c u m e n t o s v e r d a d e r o s o a p ó c r i f o s de d o n d e aparecía o se h a -
cía a p a r e c e r — y o n u n c a vi a q u e l p r o c e s o — q u e J o v e l l a n o s , d e s d e l a r g o s
a ñ o s , e r a el j e f e d e u n a s e c t a , e n e m i g a p r o n u n c i a d a d e la s i l l a a p o s -
tólica, infestada de toda suerte de herejías, subversiva de la m o r a l
c r i s t i a n a y c o n t r a r i a a la m o n a r q u í a e n m u c h o s d e s u s d o g m a s . C o n t r a
U r q u i j o s e h a c í a n b r o t a r g r a n d e s c a r g o s , y e n t r e e l l o s el h a b e r u s a d o
d e l P o d e r p a r a p r o t e g e r a q u e l l a s e c t a y h a b e r c o m p r o m e t i d o el t r o n o
e n f a v o r d e ella, a r g u y é n d o s e e s t e i n t e n t o d e c a r t a s s u y a s p r o p i a s q u e
le habían interceptado. Contra las d e m á s p e r s o n a s resultaban inculpa-
c i o n e s m á s o m e n o s g r a v e s e n la p r o p a g a c i ó n y f a n t a s i a d e a q u e l l a
secta."

12. Sobre Macanaz.

Gracias a l o s e s f u e r z o s de M a c a n a z , p r o t e g i d o d e la p r i n c e s a d e l o s
U r s i n o s , e s t u v o la I n q u i s i c i ó n p a r a ser a b o l i d a e n t i e m p o s d e F e l i p e V .
P e r o h a b i e n d o é s t a d e c a í d o e n s u i n f l u e n c i a , el i n f l u j o d e la r e i n a I s a b e l
d e F a r n e s i o l e dio n u e v o s b r í o s .
M a c a n a z , apunta A l c a l á Galiano en su " H i s t o r i a de E s p a ñ a " , pági-
n a 258, d e l t o m o V I , t u v o c o m p a ñ e r o s q u e c o m o él p e n s a s e n , " a u n q u e
s i n dar d e e l l o m u e s t r a s m u y c o n o c i d a s " . L a s e m i l l a d e l o l l a m a d o c o n
m á s o m e n o s r a z ó n j a n s e n i s m o , v e n i d a al t e r r e n o e s p a ñ o l , p r e n d i ó e n
é l , y a u n q u e a h o g a d a n o s e e x t i n g u i ó , l l e g a n d o al fin e n t i e m p o s p o s -
t e r i o r e s a b r o t a r y dar f r u t o s . E s t a s d o c t r i n a s g r a n j e a r o n p a r c i a l e s
simpatías, particularmente los t o g a d o s , y aun a l g u n o s eclesiásticos las
abrazaron.

13. Alcalá Galiano y sus opiniones.

H o m b r e t a n m e t i d o e n c o s a s d e la O r d e n c o m o l o e r a A l c a l á G a -
l i a n o , d e s v a r í a u n p o c o al h a b l a r de e l l a e n s u " H i s t o r i a d e E s p a ñ a " ,
t o m o V I , p á g . 44, c u a n d o d i c e : " L a s s o c i e d a d e s m a s ó n i c a s h a b í a n s i d o
i n t r o d u c i d a s e n E s p a ñ a p o r el G o b i e r n o f r a n c é s . T e n í a n l o s e s p a ñ o l e s
increíble horror a esta sociedad secreta de ellos conocida por haber
sido anatematizada por los pontífices r o m a n o s y por contarse patrañas
t r e m e n d a s de l o que p a s a b a en s u s j u n t a s . L o s parciales del G o b i e r n o
intruso, asociándose con algunos franceses, habían formado varios d e
e s t o s c o n c i l i á b u l o s , l l a m a d o s L o g i a s , l l e v a d o s p o r m e r o a m o r a la n o -
v e d a d y c o m o d e s e o s o s d e r o m p e r l a n z a s c o n la a n t i g u a s u p e r s t i c i ó n ^

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e s t a b l e c i e n d o c o s a s q u e t a n t o h o r r o r causaban, y m o v i d o s o t r o s por
el m i s m o d e s e o d e c o m p r o m e t e r g e n t e s e n e l s e r v i c i o d e l u s u r p a d o r y
d i f u n d i r m á x i m a s d e t o l e r a n c i a y b e n e f i c e n c i a d e q u e la s o c i e d a d m a s ó -
nica e r a e m b l e m a y p r o p a g a d o r a " . S i g u e A l c a l á G a l i a n o — t o m o V I , p á -
g i n a s 58 y 5 9 — i n f o r m á n d o n o s d e q u e "... h u b o l o g i a s e n C á d i z m i e n -
tras e s t u v o b l o q u e a d a , s a b i é n d o l o el G o b i e r n o y c o n t e n t á n d o s e c o n o b -
servarlas, sin pasar a perseguirlas..." Sin e m b a r g o , "en los p r i m e r o s
d i a s d e la r e s t a u r a c i ó n d e l d e s p o t i s m o n o c o n s e n t í a e l t e r r o r q u e
hubiese juntas de clase alguna", que sólo luego "empezaron a crearse",
y h a s t a se c o n c i b i ó la idea "de darle su c e n t r o o autoridad suprema,
c o m o t i e n e n las de su clase en casi t o d a s las n a c i o n e s . M o v i a , a d e m á s ,
a los m a s o n e s a desear tener cabeza piopia que hasta entonces los de
E s p a ñ a h a b í a n o b r a d o o b e d i e n t e s a la a u t o r i d a d s u p e r i o r d e l o s d e
Francia, carrera en que ya no podía seguirse. P o r una singularidad
n a c i d a d e l a s c i r c u n s t a n c i a s , e s t a b l e c i é n d o s e el c u e r p o s u p r e m o d e l a
m a s o n e r í a , n o f u é e n la c a p i t a l d e E s p a ñ a d o n d e t u v o s u p r i m e r a s i e n -
t o , s i n o e n G r a n a d a . . . " E s t a b l e c i d a " h a c i a fines d e 1816 o p r i n c i p i o s d e l
s i g u i e n t e a ñ o la n u e v a s o c i e d a d , a d o p t ó f o r m a s i g u a l e s a l a s d e s u c l a -
se en lo d e m á s del m u n d o " . L a I n q u i s i c i ó n , que n o t e n í a o t r o s h e r e j e s
m á s a m a n o , se c e b ó en perseguir a los " n u e v o s sectarios e n e m i g o s del
t r o n o t a n t o c u a n t o del altar", e s t i m u l á n d o l a a e s t a t a r e a "el G o b i e r n o
c o m o parte m u y interesada en aquel n e g o c i o " . H a s t a e n t o n c e s — h a s t a
la f o r m a c i ó n del soberano capítulo en c a s a de I s t ú t r i z — n a d a se decía en
las l o g i a s claro, " u s á n d o s e de l o s s í m b o l o s de la s o c i e d a d y dándoles un
sentido político". S e hallaba la O r d e n "en u n p i e de f u e r z a respetable.
B i e n constituida en ella u n g o b i e r n o , abarcaba su p o d e r a t o d a E s p a -
ñ a , s i e n d o m á s r o b u s t o e n la m i l i c i a q u e e n l a s d e m á s c l a s e s d e l E s t a -
do, aunque en todas contaba c u e r p o s c e l o s o s en sus servicios. E l prin-
cipal residía en Madrid, c o m p u e s t o de a l g u n o s liberales a n t i g u o s ; p e r o
e n s u m a y o r p a r t e d e l o s h o m b r e s n u e v o s o d e 1820..." P r e s i d í a n l a
m a s o n e r í a , p o r e n t o n c e s , E v a r i s t o S a n M i g u e l , G a l l a r d o , el g e n e r a l
V e l a s c o , A l c a l á G a l i a n o y d o n S a l v a d o r M a n z a n a r e s . T e n i a la a s o c i a -
ción—masónica—un periódico propio suyo titulado "El Espectador",
e s c r i t o p o r l o s d e s u g r e m i o y d o n d e v o l v í a p o r el i n t e r é s c o m ú n d e s u
secta.

14. La masonería en Sevilla. •

P o r el p a d r e A l v a r a d o n o s i n f o r m a m o s d e q u e e n S e v i l l a la O r d e n
t u v o auge entre g e n t e letrada. "Reflexiona—escribe—, c o m o y o lo es-
t o y h a c i e n d o , s o b r e la c o n d u c t a h a r t o n o t o r i a d e m u c h o s q u e e n S e v i l l a
p a s a b a n a n t e s p o r filósofos y a h o r a p a s a n p o r f r a n c m a s o n e s . A q u e l l o s
p o l v o s trajeron estos l o d o s ; siendo m u y digno de admiración que u n o s
h o m b r e s para quienes nuestros misterios tenían tantas dificultades, y
n u e s t r o c u l t o t a n t a s s u p e r s t i c i o n e s , n o h a y a n e n c o n t r a d o e n la m a s o -
n e r í a , e n el g u i r i g a y d e s u i d i o m a , e n la p u e r i l i d a d d e s u s s í m b o l o s y
e n la v a n i d a d de s u s l o g i a s , ni o s c u r i d a d ni s u p e r s t i c i ó n , c o s a que c h o -
q u e a la finura d e s u c o n c i e n c i a ni a las l u c e s d e s u filosofía." Ibi incipit
medicus ubi desinit physicus, c o n t i n ú a el p a d r e A l v a r a d o . "Quiero decir
q u e l o s f r a n c m a s o n e s t o m a r o n la c o s a d o n d e el g i n e b r i n o la h a b i a d e -

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j a d o . N o s e n s e ñ ó que n o había m á s l e y que l a que d i c t ó aquella voluntad
general, d e q u e t a n h o n o r í f i c a m e n c i ó n se h a c e p o r n u e s t r o s s a p i e n t í s i m o s
filósofos... Libertad, igualdad y fraiernidad : v e u s t e d aquí p o r d ó n d e s e
c o m i e n z a e n las l o g i a s — " e s el p r i m e r principio y g r a n d e a x i o m a s o b r e q u e
e s t á f u n d a d o el i n c e n d i a r i o s i s t e m a d e l o s f r a n c m a s o n e s " , d i c e e n o t r a
parte—. " J u r a m e n t o y m á s j u r a m e n t o para n o m a n i f e s t a r cierto s e c r e t o ;
y u n infierno d e e s p a d a s c o n t r a el q u e t u v i e r a l a t e m e r i d a d de r e v e l a r l o .
¿ Y e n q u é c o n s i s t e e s t e s a c r o s a n t o s e c r e t o ? Y a , p o r fin, n o s l o h a n d i c h o .
E n g u e r r a i m p l a c a b l e c o n t r a t o d a superstición y contra todo despotismo..."
A Q u i n t a n a l o l l a m a "padrote de la c o f r a d í a " , y para el c o n d e de T o r e n o
p i d e que le d é D i o s "lo que t o d o s l o s c a t ó l i c o s le d e s e a m o s " , y de U r q u i j o
d i c e que " a b r o g á n d o s e — ¿ n o s e r á a r r o g á n d o s e ? — u n a a u t o r i d a d q u e ni D i o s
ni el diablo le daba, m a n d ó q u e l o s o b i s p o s c o n c e d i e s e n las d i s p e n s a s r e -
s e r v a d a s p o r la I g l e s i a " ( V i d . P a d r e M a e s t r o f r a y F r a n c i s c o d e A l v a r a d o :
"Cartas críticas". C i n c o v o l ú m e n e s . M a d r i d , 1 8 2 4 - 1 8 2 5 ) .

15. Masones perseguidos y sacrificados.

M a s o n e s perseguidos, c o n d e n a d o s a cárcel, p e n a de argolla, horca,


d e s t i e r r o , c o n f i s c a c i ó n d e b i e n e s , e t c . : E n 1796, P i c o r n e l l , C o r t é s , G a r a -
sa, V i l l a l v a , P o n s , M a n z a n a r e s , L a x , A n d r é s . E n 1 8 1 4 , A r g u e l l e s , O l i -
veros, M u ñ o z Torrero, Zumalacárregui, Zorraquin, García Herreros, Ra-
m ó n F é l i x , M a r t i n e z de la R o s a , Q u i n t a n a , Gallardo, F e r n á n d e z G o l -
f í n , A l v a r e z G u e r r a , V i l l a n u e v a , el m a r q u é s d e T o l o s a , J u a n F e l i p e R o -
d r í g u e z , el g e n e r a l A l a v a , el d o c t o r L u q u e , N a v a r r o , H u r t a d o , F i g u e -
r o a , B e v i l a c u a , L a t a s , P a r t e s y 25 hh.-. d e u n a L o g . - , d e M a d r i d c u y o s
n o m b r e s n o r e g i s t r a l a h i s t o r i a . D e 1 8 1 5 a 1820, R i c h a r d , G u t i é r r e z
Plaza, Y a n d i o l a , fray J o s é , O ' D o n o j ú , L a c y , M i l á n del B o s c h , P o r l i e r ,
V a n H a l e n , V i d a l , B e r t r á n de L i s , S e r r a n o , G e n o v é s , M i r a l l e s , S a n
M i g u e l , el c o n d e d e A l m o d ó v a r , A r c o A g ü e r o , O ' D a l y , u n c o r o n e l d e
Artillería que murió atormentado en Murcia y "un personaje de dis-
tinción", no m e n c i o n a d o s en las crónicas. D e 1823 a 1833, V i g o d e t , Cis-
car, B a l l e s t e r o s , R i e g o , F e l i p e A z o , S á n c h e z , A l v a r e z , M e r l o , L ó p e z ,
S u á r e z , L o n j e d o , L o r a z a , el m a r q u é s de Cabriñana, los A g u i l e r a , hijos
d e l c o n d e d e V i l l a l o b o s , el m a r q u é s d e C a m p o V e r d e , I g l e s i a s , L a f u e n -
te, Murciano, Grande Paredes, Franco, Santos, Pardo Figueroa, Palan-
quet, Marsá, N o g u e r a s , Ortega, Caballero, Jacques, D o m í n g u e z R o m e -
ro, M e s t r e , V i t u r i , L l o r c a , C o t o , P o r t a , F i d a l g o , R o v i r a V i l a , S o l e r , V i -
llar, N a d a l , C l a v e l , M e d r a n o , P a v a , P u i g O r i o l , S e r r a , S a n z , M i r , H a r o ,
Zirlondo, Prats, Mata, Sangh, Latorre, Vendrell, Manzanera, Juan de
l a T o r r e , B r i g a i , T o r r e c i l l a , O l ó z a g a , T o m á s d e la C h i c a , e l E m p e c i n a -
d o , T o r r i j o s y s u s 5 2 c o m p a ñ e r o s , el m a e s t r o R i p o l l y m u c h o s m á s q u e
n o r e c o g e n las crónicas.

16. Priscilianistas.

M a r c o inició en s u s d o c t r i n a s a E l p i d i o el r e t ó r i c o y a u n a s e ñ o r a
noble llamada A g a p e , los que, a su vez, instruyeron a Prisciliano, ca-
b a l l e r o d e l r e i n o d e L e ó n . E s t e l o g r ó m u c h o s a d e p t o s y dio o r i g e n a
l a s e c t a . E r a é s t e h o m b r e n o b l e , r i c o , a p u e s t o y d e g r a n d e s virtudes.i,

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Ireneo y Sulpicio S e v e r o dicen que Mai co y Prisciliano vivían sexual-
m e n t e c o n las m u j e r e s q u e habían l o g r a d o iniciar, y q u e eran aficio-
nados a las ciencias mágicas y ocultas.
E n el p r o c e s o q u e e n T r e v e r i s l e s f o r m ó E v o d i o , s e les quiso p r o -
b a r h a b e r d i f u n d i d o o b s c e n i d a d e s y e r r o r e s y u s a d o m a l e f i c i o s , el h a -
cer la oración en c u e r o s y tener r e u n i o n e s n o c t u r n a s en q u e h o m b r e s
y mujeres bailaban desnudos, entregándose a torpezas y liviandades.
S a n I r e n e o habla d e l o s e s t r a g o s c a u s a d o s p o r M a r c o entre l a s m u -
jeres de Francia a quienes inició en l o s misterios egipcios. V é a s e c ó m o
Cagliostro repite lo m i s m o a los catorce siglos.
S o b r e c u a n t o s e h a c i a s e g u a r d a b a s e c r e t o . Jura, perjura, secretum pru-
dere noli.
La muerte i g n o m i n i o s a de Prisciliano, de Eucrocia su amiga, de L a -
troniano y otros varios priscilianistas, decapitados en Treveris por or-
den del e m p e r a d o r , n o a c a b ó c o n la 'secta.
L o s cadáveres de Prisciliano y sus secuaces fueron traídos a E s p a ñ a
por los discípulos de aquél. H a y quien s u p o n e que lo q u e adoran l o s
j a c o b i t a s e n la c a t e d r a l d e S a n t i a g o d e C o m p o s t e l a n o s o n l o s r e s t o s
del A p ó s t o l , s i n o l o s del hereje.
E l C o n c i l i o b r a c a r e n s e d e 5 6 1 c o n d e n ó a l o s d o s c i e n t o s a ñ o s el
p r i s c i l i a n i s m o , y e n el r e u n i d o e n P r a g a e n el s i g l o X V s e h a c í a o t r o
tanto, prueba de que aún existían retoños de la secta. L o s priscilianis-
tas fueron l o s m a n i q u e o s del siglo I V , c o m o l o s a l b i g e n s e s l o s del si-
glo X I I L

17. Altos estudios masónicos.

U n a E s c u e l a de A l t o s Estudios m a s ó n i c o s abarcaría cuatro cursos.


E n el p r i m e r o s e e s t u d i a r í a n :
a) Historia de las Religiones.
b) Filosofía general.
c) Hebreo.
d) Psicurgia.
En el s e g u n d o :
a) Historia del simbolismo.
b) H i s t o r i a de las S o c i e d a d e s Secretas.
c) L a kábala.
d) Sánscrito.
e) H i s t o r i a d e la m a g i a .
En el t e r c e r o :
a) H i s t o r i a d e la A l q u i m i a : R o s a c r u c e s y Martinistas.
b) Historia general d e la M a s o n e r í a y particular d e la española.
c) Egipcio.
d) Metapsiquica.
Y e n el c u a r t o :
a) Historia y evolución de las doctrinas esotéricas.
b) Masonería aplicada: transformación y adaptación de rituales.
c) Bibliografía masónica.
d) E x é g e s i s bíblica.
U n a E s c u e l a de^ A l t o s , E s t u d i o s M a s ó n i c o s t e n d r í a d e r e c h o a l a p r o -

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l e c c i ó n del E s t a d o y a ella a c u d i r í a n p e r s o n a s de t o d a s c l a s e s : c u a n -
t o s a m a s e n la v e r d a d .

i8. L a signiñcación del triángulo.


E l t r i á n g u l o r e p r e s e n t a el n ú m e r o 3. A s í c o m o é s t e e s el p r i m e r o
e n t r e l o s n ú m e r o s , así t a m b i é n el t r i á n g u l o e s el p r i m e r o e n t r e las
formas. T o d o s los d e m á s p o l í g o n o s pueden d e s c o m p o n e r s e en trián-
g u l o s . D e ahí q u e s i m b o l i c e , f r e n t e al b i n a r i o , a l e g o r í a de l o s c o n t r a -
r i o s y de la d i v i s i ó n , la luz, la c o n c i l i a c i ó n de los a n t a g o n i s m o s . E s t o s
t r e s p u n t o s , q u e a l o s a d v e r s a r i o s de la m a s o n e r í a l e s s i r v e n p a r a ri-
d i c u l i z a r n o s , c o n s t i t u y e n c o n el D e l t a l u m i n o s o y s a g r a d o u n o de l o s
más venerables emblemas. Representan ellos todos los ternarios cono-
c i d o s , p e r o s i n g u l a r m e n t e l a s t r e s c u a l i d a d e s m á s i n d i s p e n s a b l e s en m a -
sonería:

O
Sabiduría y A m o r Voluntad Inteligencia

© O
ig. Mazzini.
Mazzini—Vid. "Giuseppe Mazzini. Massoneria e Rivoluzione", por
E r m a n n o Gruber, S . J. R o m a , 1 9 0 1 - , que a los veintidós años se alis-
t a b a e n t r e los c a r b o n a r i o s , c u y a s e c t a p r o p a g ó a c t i v a m e n t e , t e n í a p o r
ideal la " G i o v i n e E u r o p a " , f e d e r a c i ó n d e la d e m o c r a c i a e u r o p e a b a j o
u n a d i r e c c i ó n ú n i c a . S u f ó r m u l a era " t o d o en la l i b e r t a d p o r la a s o c i a -
c i ó n " . L a a s o c i a c i ó n , d e c í a , es la m a n e r a c o n q u e en l o p o r v e n i r h a
d e r e a l i z a r s e t o d o , es el ú n i c o m e d i o d e l p r o g r e s o c o l e c t i v o e i n d i v i d u a l
a un t i e m p o , b a s e del m u n d o e c o n ó m i c o a d v e n i d e r o en s u s t i t u c i ó n del
s a l a r i o . L a a b o l i c i ó n de la p r o p i e d a d y la c o m u n i d a d d e b i e n e s e r a n
p a r a é l d o c t r i n a s t i r á n i c a s , a b s u r d a s , e n e m i g a s del p r o g r e s o de l o s
hombres.
N u e s t r o ideal, e s c r i b í a M a z z i n i e n o t r a p a r t e , es é s t e : u n s o l o s e ñ o r ,
D i o s ; u n a s o l a l e y , el p r o g r e s o ; u n s o l o i n t é r p r e t e de la l e y d i v i n a s o b r e
la tierra, el p u e b l o ; c a u d i l l o s , la v i r t u d y el g e n i o .
E n s u j u v e n t u d había d e j a d o f o r m u l a d o su p r o g r a m a . U n a idea
g e n e r o s a — a n o t a — d e s t e l l o de l a p r i m i t i v a r a z ó n , c u a n d o el a l m a j o v e n ,
v i r g e n de p r e j u i c i o s , de v a n i d a d y de m e z q u i n o s t e m o r e s , s e a s o m a
a l o s c a m p o s de l o p o r v e n i r q u e el á n g e l del e n t u s i a s m o i l u m i n a c o n
r a y o i n m o r t a l — ¿ n o e s t á i s o y e n d o la s í n t e s i s del r o m a n t i c i s m o p o l í t i c o
d e n u e s t r o s a b u e l o s ? — y u n a ejecución constante, asidua, tenaz, desarro-
llada en t o d a s las f a s e s de la e x i s t e n c i a , e n l a s m í n i m a s o c a s i o n e s c o m o
en l o s m o m e n t o s e x t r a o r d i n a r i o s ,

20. L o s diversos significados del m i t o de Hiram.


M e u r i n d a al m i t o d e H i r a m l o q u e é l l l a m a s u " s e n t i d o d é c u p l o " .
L a p r i m e r a i n t e r p r e t a c i ó n d e la l e y e n d a e s t á t o m a d a del s e g u n d o l i b r o
d e l o s " P a r a l i p ó m e n o s " y de l o s t r e s " L i b r o s de l o s R e y e s " , y la c o n -
s i d e r a c o m o la " v e r d a d h i s t ó r i c a del r e l a t o m a s ó n i c o " . L a s e g u n d a la
t o m a c o m o t r a d u c c i ó n m e r a m e n t e fí.-iica o a s t r o n ó m i c a d e la " n o v e l a

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m a s ó n i c a " . L a t e r c e r a e s p a r a el d i c h o a u t o r c o m o la v e r s i ó n é t i c a d e
la l e y e n d a . L a c u a r t a v i e n e a s e r c o m o " e l s e n t i d o t e m p l a r i o d e la t r a ­
g e d i a h i r á m i c a " . L a q u i n t a i n t e r p r e t a l a l e y e n d a d e s d e el p u n t o d e v i s t a
p o l í t i c o , c o m o una preparación para llegar a "la república m a s ó n i c a uni­
v e r s a l " . A la s e x t a la d e n o m i n a M e u r i n " s i g n i f i c a c i ó n j u d a i c a d e l d r a ­
m a de A d o n h i r a m " . L a s é p t i m a h a c e referencia "al c o n c e p t o filosófico
d e la f á b u l a m a s ó n i c a " . L a o c t a v a , al " s e n t i d o t e o l ó g i c o d e la h i s t o r i a
d e E b l i s y d e H i r a m " . E n la n o v e n a s e i n t e r p r e t a k a b a l i s t i c a m e n t e el
m i t o m a s ó n i c o , y e n la d é c i m a , d i a b ó l i c a m e n t e . L a m u e r t e d e H i r a m
e q u i v a l e al s o j u z g a m i e n f o d e la h u m a n i d a d p o r e l c l e r i c a l i s m o . L a " l i ­
b e r t a d d e p e n s a m i e n t o " , el " g o b i e r n o l a i c o , c i v i l " y e l " l i b e r a l i s m o " ,
s o n los tres grandes v e n g a d o r e s de H i r a m .

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N O T A S B R E V E S

T o m a d o nada m e n o s que de la Enciclopedia de M a c k e y , s e dijo e n las


Notas breves del anterior v o l u m e n — p á g . 262—, que las grandes L o g i a s d e
l a U n i ó n N o r t e a m e r i c a n a se habían f u n d a d o entre 1694—notoria e r r a t a : que-
r í a m o s decir 1794—y 1858, atribuyendo la primera f e c h a a la de V e r m o n t y
la s e g u n d a a la d e W a s h i n g t o n .
¿ C ó m o p u e d e e q u i v o c a r s e M a c k e y ? ¿ N o s e r á q u e l a primera G r a n
L o g i a r e c o n o c i d a f u e r a la d e V e r m o n t y la última la d e W a s h i n g t o n , al
m e n o s para M a c k e y , que n o v i v i ó , o m e j o r dicho, n o escribió su Enciclo-
pedia d e s p u é s d e i860?
L o cierto e s q u e el h.-. L a f a y e t t e , c o n los Proceedings a la v i s t a — d o c u -
m e n t o oficial d e la m a s o n e r í a e s t a d o u n i d e n s e — , n o s dice q u e antes de la
de V e r m o n t s e f u n d a r o n la d e M a s s a c h u s s e t s , e n 1 7 3 4 ; Carolina d e l
Sur, e n 1 7 3 8 ; Pensylvania, en 1 7 5 2 ; Virginia, en 1 7 7 9 ; Georgia y
M a r y l a n d , e n 1 7 8 7 ; Connecticut y N u e v a J e r s e y , e n 1 7 8 8 ; New H a m p s h i r e ,
e n 1790, y R h o d e Island, en 1 7 9 1 . D e s p u é s d e W a s h i n g t o n se han instalado
C o l o r a d o , en 1 8 6 1 ; M o n t a n a , N e v a d a y W e s t V i r g i n i a , e n 1 8 6 5 ; I d a h o , e n
1 8 6 7 ; O k l a o h a m a , e n 1 8 7 4 ; W y o m i n g y D a k o t a del S u r , e n 1 8 7 5 ; N u e v a
M é j i c o , e n 1 8 7 9 ; A r i z o n a , en 1883, y D a k o t a del N o r t e , e n i8go.
E n e s t e m u n d o t o d o l o s a b e m o s entre t o d o s , y d e las rectificaciones
b r o t a l a v e r d a d e r a historia. P e r o e n d e s c a r g o n u e s t r o , d i g a m o s que e s
a M a c k e y a quien h a y que rectificar.

E l d o c t o r D e s a g u H e r s , q u e f u é , c o m o s e s a b e , c a s i el p a d r e d e la
m o d e r n a masonería especulativa, aunque educado en O x f o r d y casi
inglés—^pues s u p a d r e , p r o t e s t a n t e f r a n c é s , s e h a b i a r e f u g i a d o e n I n -
g l a t e r r a al r e v o c a r s e el e d i c t o d e N a n t e s — h a b í a n a c i d o e n L a R o c h e l a
e l a ñ o 1683. E l e g i d o G r a n M a e s t r e d e la G r a n L o g i a i n g l e s a el a ñ o d e
1 7 1 9 , t a l a t e n c i ó n d e d i c a b a a l o s i n t e r e s e s d e la M a s o n e r í a q u e m u c h o s
hh.-. d e l o s a n t i g u o s t a l l e r e s s e a f i l i a r o n de n u e v o , y m u c h o s n o b l e s
i n g r e s a r o n e n la F r a t e r n i d a d .
E n 1 7 2 1 p r o n u n c i ó a n t e l o s m i e m b r o s d e la Gr.-. L o g . - . l o q u e e n l o s
a r c h i v o s s e l l a m a " u n a o r a c i ó n e l o c u e n t e a c e r c a d e l o s m a s o n e s y la
m a s o n e r í a " . D e s a g u l i e r s i n i c i ó al e n t o n c e s P r í n c i p e d e G a l e s .
V i n o e n l o s ú l t i m o s a ñ o s d e s u v i d a a dar e n d e m e n t e y m u r i ó el
29 d e f e b r e r o d e 1 7 4 4 e n el c a f é d e B e d f o r d , d e u n a t a q u e d e l o c u r a .

U n o d e l o s r e f o r m a d o r e s m á s c o n o c i d o s e n la m a s o n e r í a f r a n c e s a
e s sin duda N i c o l á s Carlos des Etangs—1786-1847—, M a e s t r o que fué
de la L o g i a d e los T r i n ó s o f o s . E l rito por él i n v e n t a d o abarca c i n c o
g r a d o s : l o s t r e s s i m b ó l i c o s , el 4.° d e la R o s a C r u z , r e c t i f i c a d o , y el 5.° d e

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G r a n C a b a l l e r o E l e c t o d e K a d o s h . D i o a s u r e f o r m a el t í t u l o d e " M a -
soneria restaurada en sus verdaderos principios", desarrollando su teoría
en u n libro publicado en 1823, intitulado Véritable lieu des peuples. Dio
a l a s p r e n s a s t a m b i é n , e n 1825, u n libro c o n t e s t a n d o al A b a t e B a r r u e l ,
b a j o el r u b r o " L a F r a n c m a ç o n n e r i e justifié d e t o u t e s l e s c a l o n n i e s ré-
pandues contre elle".

P o r encima de los accidentales designios—caridad, solidaridad, cul-


t i v o d e l s e n t i m i e n t o d e c o n v i v e n c i a , e t c . — , la M a s o n e r í a t i e n e u n o s u s -
t a n t i v o , la v e r d a d e n D i o s . T o d o s l o s g r a d o s d e ella n o s o n o t r a c o s a
que un c a m i n o hacia D i o s . P o r e s o los a t e o s en masonería n o son m á s
q u e u n o s a l l e g a d i z o s , p e r o j a m á s p o d r á n e n t e n d e r el v e r d a d e r o e s p i r i t u
d e ella.

* • *

E l t e m p l o d e S a l o m ó n fué d e s t r u i d o p o r N a b u c o d ò n o s o r , r e y d e
l o s caldeos, 3416 a ñ o s antes de la E r a Cristiana. D e e s t o s e habla s i m -
b ó l i c a m e n t e en la m a s o n e r í a del Real A r c o .

" D e u s m e u m q u e j u s " — D i o s y m i d e r e c h o — e s n o s ó l o el l e m a d e l
g r a d o 33 d e l r i t o e s c o c é s a n t i g u o y a c e p t a d o , s i n o el d e l a s a r m a s r e a -
les de Inglaterra.
* **

P o r f i r i o D í a z , el q u e fué p r e s i d e n t e d e M é j i c o , era u n e n t u s i a s t a m a -
són, y s i e m p r e hizo gala de ello.

***
E n D i n a m a r c a s e e s t a b l e c i ó la m a s o n e r í a en 1743, a u s p i c i a d a p o r la
l o g i a d e l o s " T r e s Globos", d e Berlín.

* **
E l rey Cristian V I I se distinguió por su celo m a s ó n i c o .

* **
L a a u t o r i d a d s u p r e m a d e la m a s o n e r í a e n L a u s a n a s e d e n o m i n ó , e n
1739, " D i r e c t o r i o H e l v é t i c o Romano".

L a a n t i g u a fórmula de e x a m e n del i n i c i a d o — s i g l o X I V — l a resume


O l i v e r de e s t e m o d o : " P r e g u n t a : ¿ H a y p a z a q u í ? R e s p u e s t a : Espero

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q u e sí. P r e g u n t a : ¿ Q u é h o r a e s ? R e s p u e s t a : S o n l a s s e i s o s o n l a s d o c e .
Pregunta: ¿Está usted muy ocupado? Respuesta: No. Pregunta: ¿Está
d i s p u e s t o a dar o a p e d i r ? R e s p u e s t a : A l o q u e s e m e m a n d e . P r e g u n -
ta: ¿ C ó m o andan las c o s a s ? R e s p u e s t a : F i r m e s . P r e g u n t a : ¿ E s u s t e d
r i c o o p o b r e ? R e s p u e s t a : N i u n a c o s a ni o t r a . P r e g u n t a : ¿ Q u i e r e c a m -
b i a r m e e s o ? R e s p u e s t a : Si, s e ñ o r . P r e g u n t a : E n n o m b r e d e l R e y y d e
la S a n t a Iglesia, ¿es u s t e d m a s ó n ? R e s p u e s t a : E s t o y iniciado para
s e r l o . P r e g u n t a : ¿ Q u é e s el m a s ó n ? R e s p u e s t a : U n h o m b r e q u e a m a
al h o m b r e , nacido de mujer, h e r m a n o del R e y . P r e g u n t a : ¿ Q u é signi-
fica c a m a r a d a ? R e s p u e s t a : E l c o m p a ñ e r o d e l P r í n c i p e " , e t c . , e t c .

D e s p u é s del discurso m e n c i o n a d o de D e s a g u l i e r s , del que n o q u e d ó


copia, e n c o n t r a m o s el d e M a r t i n F o l k e s , q u e s e t r a n s c r i b e e n el " F r a n c -
m a s o n ' s P o c k e t C o m p a n i o n " para 1759.
E l tercer d i s c u r s o de que h a y n o t i c i a s es el de W a r d e n , p u b l i c a d o
e n l a s A n t i g u a s C o n s t i t u c i o n e s de B e n j a m í n Cole. E l c u a r t o e s d e
Oakley, pronunciado en 1728 y reimpreso en 1 7 5 1 . D e s p u é s ya abun-
d a n , u n o s m a l o s y o t r o s r e g u l a r e s , y a l g u n o b u e n o . E n la m a s o n e r í a
española no conocemos ninguno. P u e d e que los haya, pero no h e m o s dado
c o n ellos.

U n a logia n o puede ser n u n c a un lugar de disputas. E n los " A n t i -


g u o s P r e c e p t o s " , de 1722, se advierte que d e b e n evitarse las c o n t i e n -
das en logia y más aún los comentarios sobre religión, política o g o -
bierno de los pueblos.

L a divisa o m o t e de la M a s o n e r í a s i m b ó l i c a s o n la escuadra y el
c o m p á s ; la d e l R e a l A r c o , u n a t r i p l e c r u z d e n t r o d e u n t r i á n g u l o ; la
d e los modernos templarios masónicos, una cruz en forma de pata;
la del R i t o e s c o c é s , el á g u i l a bicéfala c o r o n a d a l l e v a n d o en s u s garras
u n a e s p a d a ; la de l o s M a e s t r o s R e a l e s y S e l e c t o s , una llana suspendida
d e n t r o d e u n t r i á n g u l o ; la d e l o s R o s a c r u c e s , u n a c r u z c o n u n a r o s a y
e n su base u n águila y u n pelicano, etc.

• * •

L a s " C o n s t i t u c i o n e s de D o d d " se l l a m a n así p o r q u e fueron publica-


d a s e n 1 7 3 9 p o r la s e ñ o r a D o d d . E l ú n i c o e j e m p l a r q u e e x i s t e l o p o s e í a j
Ricardo Spencer, f a m o s o bibliófilo m a s ó n i c o de L o n d r e s . i

1
• **
Spes mea in Deo es't — m i e s p e r a n z a está en Dios — e s el lema del
32° del R i t o e s c o c é s .
• • •

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U n a l o g i a n o p u e d e c o m p o n e r s e de m e n o s de " s i e t e " m i e m b r o s ,
p u e s " t r e s " la g o b i e r n a n — V e n e r a b l e у V i g i l a n t e s — ; c i n c o l a c o m p o ­
n e n y siete la h a c e n j u s t a y p e r f e c t a . " T r e s " la g o b i e r n a n p o r q u e el
h o m b r e se c o m p o n e de cuerpo, espiritu y a l m a ; " c i n c o " , p o r q u e se
c o r r e s p o n d e n c o n l o s s e n t i d o s , y " s i e t e " la h a c e n j u s t a , p o r q u e e l
s e p t e n a r i o e s el n u m e r o d e la a r m o n í a , y d e e l l a n a c e la j u s t i c i a , b a s e
de toda sociedad.

E n s u interpretación h e r m é t i c a la palabra L o g i a v i e n e de " l o g o s " ,


es decir, de la "palabra", del " v e r b o " en su m á s a b s c ó n d i t o signi-
ficado.

• **
E l o r a d o r d e u n a l o g i a n o p u e d e hablar n u n c a en p r o ni e n c o n t r a
d e n i n g ú n a s u n t o , p e r o sí s e ñ a l a r p e r t i n e n t e m e n t e l a s v e n t a j a s o i n -
c o n v e n i e n t e s d e s e g u i r d e b a t i e n d o el t e m a p u e s t o a d i s c u s i ó n . A l final
d e é s t a f o r m u l a s u s c o n c l u s i o n e s . E n las t e n i d a s de i n s t r u c c i ó n es el
e n c a r g a d o de explicar la s i m b o l o g i a de l o s g r a d o s .

E l " r e t e j a d o r " e s el e n c a r g a d o d e e x a m i n a r a l o s hh.-. v i s i t a d o r e s


antes de admitirlos en logia.

* * •

La espada flamígera q u e e s t á s o b r e el a l t a r d e l V e n . - , s i m b o l i z a
el c a s t i g o d e l m a l c u a n d o s o b r e é l t r i u n f a el b i e n , y e s t a m b i é n a l e -
g o r í a d e l h o n o r , d e la c o n c i e n c i a y d e la p r o t e c c i ó n . E n la B i b l i a s e
dice q u e el á n g e l q u e a r r o j ó a A d á n y a E v a del P a r a í s o g u a r d ó las
puertas con una espada flamígera, o de f u e g o .

L o s t r e s g o l p e s c o n q u e e l a p r e n d i z l l a m a a la p u e r t a d e la l o g i a
significan: pedid y se os dará—la luz—; buscad y encontraréis—la
v i r t u d — ; llamad y se os abrirán—las puertas del t e m p l o .

***
L o s trabajos se abren alegóricamente a mediodía, significando que
el h o m b r e a e s a h o r a d e s u v i d a n o h a p o d i d o s e r ú t i l a s u s s e m e j a n -
t e s , p e r o q u e a p a r t i r d e ella d e b e t r a b a j a r s i n d e s c a n s o p o r la f e l i -
cidad c o m ú n . S e dice t a m b i é n que Z o r o a s t r o , u n o de l o s g r a n d e s ini-
c i a d o r e s , recibía a s u s d i s c í p u l o s al m e d i o d í a y l o s d e s p e d í a a m e d i a -
n o c h e , d e s p u é s del á g a p e fraternal.

• * •

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L a c o l u m n a B r e p r e s e n t a el p r i n c i p i o p a s i v o , m a t e r i a l , f e m e n i n o ,
m a l o , e n t a n t o la J e s e m b l e m á t i c a d e l o l u m i n o s o , d e l o r e s p l a n d e -
c i e n t e . E l t r i á n g u l o l u m i n o s o d e l a l t a r d e l V e n . - , s i m b o l i z a la T r í a d a
intelectual — C o r o n a , Sabiduría e Inteligencia — ; el del primer V i g i -
l a n t e , la T r i a d a m o r a l — A m o r , J u s t i c i a y B e l l e z a — ; e l d e l s e g u n d o
V i g i l a n t e , la T r í a d a f í s i c a — F u e r z a , E s p l e n d o r , B a s e — ; la " n a t u r a n a -
turans", la naturaleza que engendra. P o r e s o l o s visitadores dicen :
el V e n . - . M a e s . - . d e m i Log.-i. " o s s a l u d a t r e s v e c e s " , a l u d i e n d o a l a s
tres tríadas.
L a representación esquemática del iniciado e s el equivalente del
circulo m á g i c o q u e a n t i g u a m e n t e servía para las e v o c a c i o n e s . E l tal
esquema es c o m o sigue:

Orient-e "

Suf-f/
Ob& tracto
Otoño
Edad Madura

Fuego
Frió O s a r

Comprensivo Calor ,
Egoismo <¡ E/iniciado % Expans/on
tjegotivo ñlrruismo
Positivo
Irivierno Cdihr
Est/o
Juventud
Infancia
Primavera
Concreto
J ^ S / o e s o

Tierra

Occidente

***
El s i m b o l i s m o del n ú m e r o 7 s e ha explicado de m u y diversas m a -
neras.
D e s i e t e e l e m e n t o s s e c o m p o n e e l h o m b r e — c u e r p o m a t e r i a l , fluido
v i t a l , a l m a i n s t i n t i v a , a l m a m o r a l , a l m a d i v i n a , v i d a de D i o s q u e e n
el a l m a fluye, u n i ó n d e l a l m a e n D i o s — ; el s e p t e n a r i o e s el n ú m e r o
s a g r a d o e n t o d a s l a s t e o g o n i a s , e n t o d o s l o s s í m b o l o s , e n la a s t r o l o -
gia tradicional—siete planetas, siete c o l o r e s del prisma, siete a n i m a l e s
m á g i c o s , siete espíritus, siete pecados capitales, siete sacramentos, sie-
te candelabros, los siete sellos, las siete visiones, etc.

* * •
E l s i g n o d e s o c o r r o A . - . M . - . L . - . H . - . D . - . L . ' . V . ' . en f r a n c é s

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s e d i c e : " A m o i l e s fils d e la v e u v e ! " ; e n i n g l é s : " I s t h e r e n o h e l p f o r
t h e w i d o w ' s s o n ! " ; e n a l e m á n : " Z u m i r die s ö h n e - d e r w i t t w e ! " ; e n
i t a l i a n o : " A m e i figli d e l l a v e d o v a ! " ; e n p o r t u g u é s : " A m i o s filhos
d a v i u v a ! " ; e n g r i e g o : " P r o s e m é hi p é d h e s t i s jiras!"; e n h o l a n d é s :
" F o t m y d e z o o n e n v a n d e weduv\'e !" ; en ruso : "V m e m a syni v d ó o y " ;
en árabe : "Hai bni elar m a l a h !", y en h e b r e o : "Elvi bui h a l m a n a c h !"

L a a c a c i a — m i m o s a nilòtica de L i n n e o — e s en m a s o n e r í a s í m b o l o
d e la i n m o r t a l i d a d d e l a l m a , d e la i n o c e n c i a y d e la i n i c i a c i ó n , p o r q u e
e n la a n t i g ü e d a d s e s u p o n í a i n c o r r u p t i b l e e s t a p l a n t a .

" A d o n h i r a m " equivale a s e ñ o r H i r a m , porque " a d o n " es señor.


" H i r a m abi" significa padre s u p r e m o o altísimo padre, porque "ahi"
significa padre, e H i r a m , elevado, altísimo, de noble estirpe.
N o s a b e m o s por qué a l g u n o s dicen Abif, palabra sin significado
e n la t r a d i c i ó n m a s ó n i c a . " A b i " o " A b i v " s i g n i f i c a e n h e b r e o " p a d r e "
o "su padre".

* * *
E l G r a n O r i e n t e d e I t a l i a — " R i t u a l i officiali p e r o g n i l o g i a dei L i -
b e r i M u r a t o r i s o t t o l ' o b e d i e n z a del G r a n d e O r i e n t e I t a l i a n o " ; R o m a ,
1862—dice, e n su cuarta afirmación, q u e las e n s e ñ a n z a s d e las l o g i a s
c o m p r e n d e n s ó l o " t r e s g r a d o s " , y e n la q u i n t a a ñ a d e : " p o s t e r i o r -
m e n t e , c o n el fin d e e s p e c u l a r s o b r e la v a n i d a d y la i m b e c i l i d a d h u -
manas, unos cuantos explotadores descarados introdujeron grados
p o s t i z o s " . Y e n l a 32 a f i r m a : " C u a l q u i e r o t r o g r a d o m a s ó n i c o — q u e
n o s e a n l o s t r e s d e l s i m b o l i s m o — e s , o i n v e n c i ó n d e l o s e n e m i g o s d e la
masoneria, para desacreditarla, o maniobra culpable de charlatanes in-
dignos. "

E n el p á r r a f o I X d e l o s a n t i g u o s p r e c e p t o s — " T h e a n c i e n t c h a r g e s " —
se establece que "toda preferencia entre los m a s o n e s se funda tan s ó l o
e n el v a l o r y m é r i t o s p e r s o n a l e s " .

* • *

L a p a l a b r a de p a s o o d e p a s e d e l c o m p a ñ e r o s i g n i f i c a e n h e b r e o r i o
y también espiga, y, por extensión, " n u m e r o s o s c o m o las espigas". A
e s t e p r o p ó s i t o s e refiere e n el l i b r o d e l o s " J u e c e s " — X X I I , 6 — q u e
c u a n d o J e p t h é d e r r o t ó a l o s e f r a t e o s , q u e h a b í a n v a d e a d o el J o r d á n
p a r a l l e v a r la g u e r r a a la t i e r r a d e G a l a a d , n o c o n f o r m e c o n la v i c t o r i a
a l c a n z a d a , q u i s o c o m p l e t a r l a c o n la m a t a n z a d e c u a n t o s h a b í a n e s c a -
p a d o con vida. P a r a ello i d e ó un s e g u r o ardid. L o s efrateos n o p o d í a n
p r o n u n c i a r el " s h i m " h e b r e o . C o m o p a r a r e g r e s a r a s u s h o g a r e s h a b i a n

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d e r e p a s a r el J o r d á n , d i s p u s o q u e s u s t r o p a s e s t u v i e s e n v i g i l a n t e s a
l o l a r g o de l a s r i b e r a s , d e j a n d o p a s a r a c u a n t o s s u p i e r a n p r o n u n c i a r
l a p a l a b r a " s c h i b " . - . — " s c h i b " . - . s e g ú n la p r o n u n c i a c i ó n g a l a d i t a , y
" s i b b " . - . s e g ú n la e f r a t e a — , y q u e d e g o l l a r a n a c u a n t o s n o p u d i e r a n
p r o n u n c i a r l a . A s í p e r e c i e r o n 4 2 . 0 0 0 e f r a i m i t a s , s e g ú n el t e x t o b í b l i c o .

* **
L a palabra sagrada del g r a d o de c o m p a ñ e r o significa no sólo fuerza y
firmeza, sino principalmente estabilidad. T a m b i é n se traduce por "mi fuerza
está en D i o s " .
* **

E l n ú m e r o 5 s e c o n s i d e r a b a m i s t e r i o s o p o r e s t a r f o r m a d o del 2 , o
b i n a r i o , s í m b o l o de t o d o l o q u e e s d o b l e y c o n t r a d i c t o r i o , y d e 3, t e r -
n a r i o , d e t a n e x t e n s a i n t e r p r e t a c i ó n filosófica. E x p r e s a el S la p r o p i e -
d a d d e r e p r o d u c i r s e c u a n d o s e m u l t i p l i c a p o r si m i s m o . P a r a l o s a n t i -
g u o s s i m b o l i z a b a la t i e r r a , el a g u a , e l aire, el f u e g o , el e s p í r i t u — " p e n t e " ,
cinco, y "hav", universo, totalidad de lo creado.

* • *

L a l e t r a G — " g a m m a " e n g r i e g o , " g h i m e l " en f e n i c i o y h e b r e o ,


" g o m a l " en sirio y " g u n " en árabe—fué siempre jeroglifico que e x -
p r e s ó i d e a d e g r a n d e z a , p u e s r e p r e s e n t a b a la s e r p i e n t e real, un t r o n o ,
la c o l a d e l c o c o d r i l o , etc. E n a r q u e o l o g í a es a b r e v i a t u r a d e "gilia",
"Germania", "genius", "gratia", " G e n s " , "gloria", etc. Significa t a m -
b i é n g e o m e t r í a , g e n e r a c i ó n , gravitación, g e n i o , g n o s i s , etc.

* **

L a bandera masónica es blanca y negra.

* • *

Y a h e m o s d i c h o en a l g u n a p a r t e q u e la B i b l i a n o d e b e e s t a r a b i e r t a
s o b r e el a r a p o r c u a l q u i e r p a s a j e . E n I n g l a t e r r a a c t u a l m e n t e s e a b r e
p a r a el p r i m e r g r a d o p o r " R u t h , I V , 7"; p a r a el s e g u n d o , p o r " J u e -
c e s , X I I , 6", y p a r a el t e r c e r o p o r el p r i m e r l i b r o de l o s " R e y e s , V I I ,
13-14"-
***

E n el f o n d o toda iniciación es un m o d o de alumbrar al D i o s que


e s t á e n c a r n a d o en c a d a h o m b r e . L a p a l a b r a p e r d i d a e s la q u e t o d o h o m -
b r e p u e d e oír r e c o g i é n d o s e d e n t r o d e si. N o e s o t r o el s e c r e t o d e
l o s misterios iniciáticos.

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SECCIÓN 8 . '

CONSULTORIO MASÓNICO

P . — ¿ U s a n s ó l o l o s m a s o n e s el t r i á n g u l o , o t i e n e n o t r a s figuras g e o m é -
tricas t a m b i é n a l e g ó r i c a s ?
R . — E n e f e c t o ; a d e m á s del t r i á n g u l o e m p l e a n l o s m a s o n e s s i m b ó l i c a -
m e n t e el r e c t á n g u l o , a l e g o r i z a n d o el t e o r e m a 47 d e E u c l i d e s .
E l t r i á n g u l o e q u i l á t e r o s u e l e l l e v a r entre n o s o t r o s el o j o o m n i v i d e n t e
y e n t r e l o s j u d i o s l a letra yod. S e usa, a d e m p á s , la pentalfa de P i t á g o r a s ,
l o s t r e s t r i á n g u l o s u n i d o s por e l vértice, el trimouth indio, l o s t r e s trián-
g u l o s c o n c é n t r i c o s y el s e l l o d e S a l o m ó n f o r m a d o por d o s t r i á n g u l o s e q u i -
láteros, e n l a z a d o s en f o r m a d e estrella.

P . — ¿ P o r qué se tiene la B i b l i a en las L o g i a s sobre el a r a ?


R . — P o r q u e es el e m b l e m a de la L e y d e D i o s , G.-. A.-. D.-. U.'. S e m a n -
tiene abierta s o b r e el ara, n o p o r d o n d e q u i e r a , s i n o p o r un l u g a r espe-
cial e n c a d a cámara. E n la de A p r e n d i z , por el Salmo C X X X I I , porque
en él se d e s c r i b e c o n singular e m o c i ó n el a m o r fraternal ; en la d e
C o m p a ñ e r o , p o r el Libro de Amos, capitulo V I I , v e r s í c u l o 78, y e n la d e
M a e s t r o , por el Eclesiastés, capítulo X I I , v e r s í c u l o i y 7, o bien p o r e l
s e g u n d o libro d e las Crónicas.

P.—-¿Cómo h a d e s e r la e s c u a d r a m a s ó n i c a ?
R . — D e r a m a s i g u a l e s y sin m a r c a s de m e d i d a , p u e s se e m p l e a s ó l o
p a r a c o m p r o b a r l o s á n g u l o s . E n F r a n c i a y e n t r e n o s o t r o s se s u e l e u s a r
e r r ó n e a m e n t e la e s c u a d r a de carpintero, es decir, de r a m a s d e s i g u a l e s .

P . — ¿ C u á l e s el m á s a n t i g u o l e m a de la m a s o n e r í a ?
R . — E l v e r d a d e r o l e m a m a s ó n i c o es Amor fraternal, Socorro y Verdad.
E s p r e c i s o n o c o n f u n d i r l o c o n el de Libertad, Igualdad y Fraiernidad de
la R e v o l u c i ó n f r a n c e s a , p r o p u e s t o por C o n d o r c e t en 1 7 9 1 , y con el q u e
nada tiene que ver nuestro simbolismo.

P . — ¿ D e qué e s e m b l e m a el á g u i l a b i c é f a l a en m a s o n e r í a ?
R . — E s s í m b o l o del ú l t i m o g r a d o , y se i n t r o d u j o en la masonería
en 1758.

P . — ¿ Q u é c a n t i d a d d e s t i n a en N o r t e a m é r i c a la m a s o n e r í a para asilos d e
ancianos y niños?
R . — U n o s 250 m i l l o n e s d e p e s e t a s .

P . — ¿ E s cierto que l o s m a s o n e s se a y u d a n s i e m p r e e n t r e s í ?
R . — E n e f e c t o ; l o s m a s o n e s se deben a y u d a y a s i s t e n c i a d o n d e q u i e r a
q u e se e n c u e n t r e n . E s t e "lazo m í s t i c o " es el m á s a l t o d e s i g n i o de la i n s -
titución m a s ó n i c a . E s t á s i e m p r e l i s t o , dice I n w o o d , a sacrificarte por el

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CONSULTORIO MASÓNICO 267

d e s a f o r t u n a d o у afligido h.-. y a e x c e d e r , si es posible, el inquebrantable


ardor de la caridad cristiana.
A h o r a b i e n ; el hacer bien al p r ó j i m o en general e s r e c o m e n d a b l e ; h a -
cerlo a los hh.-. es coactivo. Si necesita el h.-. la ayuda, dicen los Antiguos
Preceptos de 1 7 2 2 , debes dársela o indicarle dónde puede remediarse. P e r o
claro es que n o se e x i g e m á s de lo que se puede dar. N a d i e e x c e d e r á s u s
posibilidades.

P . — ¿ C ó m o debe llamarse al h i j o del m a s ó n ?


R . — E n Inglaterra, al hijo del m a s ó n se le llama la "cabria", palabra d e -
rivada del a n t i g u o n o r m a n d o levis—cusáquitr i n s t r u m e n t o para levantar o
sostener—, que en francés m o d e r n o es louve. E n l o s rituales del siglo x v i i i
se llamaba al hijo del m a s ó n louffton. T a m b i é n se e m p l e a louvetan o lobe-
tón, c o m o n o s o t r o s traducimos. E s decir, que lobetón, viniendo d e louvetan,
que deriva d e louve—cabria—, n o significa lobezno o lobo j o v e n , sino el
que s o s t i e n e al padre en la v e j e z .
¿ D e qué m o d o , pregunta Brovi^ne, en su libro La Llave Maestra, llama-
m o s al h i j o del f r a n c m a s ó n ? Cabria. ¿ Q u é significa e s o ? La fuerza. E s d e -
cir, que el h i j o es el que soporta la carga c u a n d o y a el padre n o puede.

P . — ¿ P o r qué d e s d e cierto g r a d o de la m a s o n e r í a se proscribe el d u e l o ?


R . — P o r q u e no es tolerable que un m a s ó n d e s o i g a las v o c e s de su c o n -
ciencia que le incitan a, sin m e n o s c a b o de su dignidad, reparar l a falta si
la c o m e t i ó o a c o n v e n c e r de su torpeza o de su error al a d v e r s a r i o con las
a r m a s del razonamiento. Y tan asi lo c o n s i d e r a la M a s o n e r í a , q u e al h.'.
que s e bate se le e x p u l s a de ella, siempre que n o h a y a p e d i d o autorización
para batirse, la que rara v e z se concede.

P . — ¿ D e qué o r d e n han de ser las c c l u m n a s de los t e m p l o s m a s ó n i c o s ?


R . — E n realidad, del s a l o m ó n i c o . E s , d e s d e l u e g o , un a n a c r o n i s m o a d o p -
tar para ellas el o r d e n corintio u otro g r i e g o o romano, asi también c o m o
la superposición, que se emplea en el g i a d o de c o m p a ñ e r o , de las e s f e r a s
celeste y terrestre, por cuanto en t i e m p o d e S a l o m ó n n o se tenia idea de
la e s f e r i c i d a d de la tierra.

P - — ¿ Q u é h a de t e n e r s e en c u e n t a para f o r m u l a r u n R e g l a m e n t o d e
Logia?
R , — H a y que tener p r e s e n t e : a), su constitución y o r g a n i z a c i ó n ; b), su
f u n c i o n a m i e n t o ; c), sus i n g r e s o s y g a s t o s ; d), los a u x i l i o s a propios y e x -
t r a ñ o s ; e ) , las disposiciones g e n e r a l e s , y f), l a s r e v i s i o n e s y disolución.
A h o r a bien ; no debe nunca reproducirse lo que y a está dispuesto en l o s
Estatutos Generales.

P.—¿Cuándo se creó el g r a d o d e M a e s t r o en la M a s o n e r í a especula-


tiva?
R . — A n d e r s o n dice que lo creó D e s a g u l i e r s d e s p u é s de 1 7 1 7 . Keller opi-
na que los g r a d o s de M a e s t r o y C o m p a ñ e r o se crearon en 1724 y 1730. E l
c a t e c i s m o de W h i t e — e d i c i ó n de 1724—habla de la "parte del maestro". E l
Libro de las Constituciones, escrito en 1 7 2 1 y publicado en 1723, dice : "El
m á s e x p e r t o c o m p a ñ e r o será n o m b r a d o maestro..." L o s puristas i n g l e s e s

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e s c r i b e n : "La e n s e ñ a n z a m a s ó n i c a n u n c a f u é m á s que una, d i v i d i d a en l o s
t r e s p r i m i t i v o s g r a d o s : todo lo demás no es masonería".

P . — ¿ C u á l f u é el p r i m e r C ó d i g o d e '-a m a s o n e r í a a c t u a l ?
R — E l del h.-. P a y n e — a ñ o de 1 7 1 & — . D e s p u é s , s o b r e las Antiguas Cons-
tituciones Góticas, h i z o su libro el h.-. A n d e r s o n .
P a r a t o d o libro de C o n s t i t u c i o n e s m a s ó n i c a s h a y q u e t e n e r e n c u e n t a
las f u e n t e s q u e s i g u e n ; á), las C o n s t i t u c i o n e s d e Y o r k d e 926 ; b ) , las
C o n s t i t u c i o n e s de E d u a r d o I I I ; c ) , l o s R e g l a m e n t o s d e 1663 ; d), l o s A n -
t i g u o s P r e c e p t o s para i n s t a l a c i o n e s e i n i c i a c i ó n ; e ) , l o s a c u e r d o s d e 1703,
1 7 1 7 y 1 7 2 0 ; f), l o s R e g l a m e n t o s G e n e r a l e s d e 1720 a p r o b a d o s e n 1 7 2 1 , y
g ) , l o s p r e c e p t o s d e 1 7 2 1 a p r o b a d o s en 1722.

P.—¿Cuántos mariscales de Napoleón eran m a s o n e s ?


R . — D e l o s v e i n t i c i n c o , diez : A n g e r a u , B e r n a r d o t t e , B e r t h i e r , M a s s e n a ,
Kellerman, Marmont, Murat, Ney, Oudinot y M a c Donald.

P . — L a I g l e s i a , ¿ h a c o n d e n a d o a t o d a s las s o c i e d a d e s s e c r e t a s ?
R . — A t o d a s — M a s o n e r í a , Odd Fellows, Sons of Temperance, Knigths
of Pythias, etc.—, m e n o s a una, a l o s Knigths of Columbus o Caballeros
d e C o l ó n , f u n d a d a e n 1882.

P . — ¿ E n qué p a í s e s h a y m á s hh.-.?
R . — E n l o s s a j o n e s h a y v e i n t e v e c e s m á s q u e e n l o s latinos.

P . — ¿ D e d ó n d e p r o v i e n e la d e n o m i n a c i ó n d e " S a l a d e p a s o s p e r d i d o s " , y
q u é significa?
R . — P r o v i e n e d e l f r a n c é s : "Salle d e s P a s P e r d u s " , y así s e d e n o m i n a e n
P a r í s el v e s t í b u l o del P a l a c i o d e J u s t i c i a y d e la C á m a r a d e D i p u t a d o s .
T a m b i é n tiene e s t e n o m b r e e n el A y u n t a m i e n t o de Ginebra. E n la e n c i c l o -
p e d i a d e M a c k e y se d a la s i g u i e n t e e x p l i c a c i ó n : e s t a e x p r e s i ó n m a s ó n i c a
s i g n i f i c a q u e t o d o p a s o d a d o a n t e s d e e n t r a r e n la h e r m a n d a d o e n c o n -
t r a d i c c i ó n c o n su espiritu, p u e d e c o n s i d e r a r s e p e r d i d o .
E n a l g u n o s p a í s e s , c o m o A l e m a n i a , e s t a e x p r e s i ó n e s d e s c o n o c i d a e n la
masonería.

P . — ¿ D ó n d e f u é iniciado el i n f a n t e d o n E n r i q u e ?
R . — E n la l o g i a " H e n r i I V " , d e P a r í s .

P . — L e o e n a l g u n o s libros i n g l e s e s la d e n o m i n a c i ó n " L o g i a s de m a n d i l
r o j o " ; ¿ q u é c l a s e d e talleres s o n é s t o s ?
R . — E l n o m b r e d e " R e d a p r o n L o d g e s " lo u s a n e n I n g l a t e r r a las d i e c i -
n u e v e l o g i a s que t i e n e n el d e r e c h o d e p r o p o n e r t o d o s l o s a ñ o s al Gran
M a e s t r e u n o de s u s m i e m b r o s p a r a el c a r g o de Gran P r i m e r E x p e r t o . E l
n o m b r e p r o v i e n e d e l c o l o r d e l u n i f o r m e oficial del G r a n E x p e r t o .

P . — E n una reciente v i s i t a a una l o g i a inglesa vi que no e x i s t í a el c a r g o -


d e orador. ¿ P u e d e decirme por qué? 1
R . — E n la m a s o n e r í a a n g l o s a j o n a e s e f e c t i v a m e n t e d e s c o n o c i d o e s t e car-
g o en la L o g i a . D e s p u é s d e l a c t o de la iniciación o d e la e x a l t a c i ó n , e s eos- \

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CONSULTORIO MASÓNICO 269

tumbre dirigir unas f r a s e s de explicación al recipiendario, obligación que


casi siempre e s t á a c a r g o del venerable.
E l m i s m o o b j e t o tienen las llamadas "Lectures". P r e s t e n d e j ó un l e g a d o ,
con c u y o s intereses se p a g a anualmente a un conferenciante que habla s o -
b r e u n t e m a n e t a m e n t e m a s ó n i c o . E s t a s conferencias, l l a m a d a s Prestonian
Lectures, son bien conocidas e n el m u n d o masónico, por su mérito.
E l contenido espiritual de m u c h a m a y o r riqueza en las l o g i a s del c o n -
tinente, creo e s el c a r g o de orador, que tiene en a l g u n o s países l a t i n o s ,
a d e m á s , y d e Centroeuropa, la m i s i ó n de ser "guardián d e la ley".
E s m u y curiosa la institución que e x i s t e en la m a s o n e r í a de los E s t a d o s
U n i d o s de lo que p o d r í a m o s llamar o r a d o r e s transeúntes, que van por las
l o g i a s d a n d o conferencias sobre la parte f o r m a l del ritual m a s ó n i c o . T a m -
bién la A s o c i a c i ó n de m a s o n e s a l e m a n e s tenían e s t o s h e r m a n o s , que con c u r -
sillos apropiados elevaban el nivel d e los trabajos y ampliaban al m i s m o
íiempo el horizonte de aquellas l o g i a s pequeñas que s u f r e n la influencia del
m e d i o ambiente p r o f a n o .

P . — ¿ C u á l e s el v o c a b u l a r i o d e b a n q u e t e s ?
R . — E l v o c a b u l a r i o d e la l o g i a - b a n q u e t e e s el s i g u i e n t e : al m a n t e l s e
l l a m a e s t a n d a r t e ; a las s e r v i l l e t a s , b a n d e r a s ; a la m e s a , t a b l e r o ; a l a s
fuentes, platos poderosos; a los platos, tejas; a las cucharas, llanas;
a los cuchillos, espadas; a los tenedores, picos; a las botellas, t o n e l e s ;
a l o s v a s o s , c a ñ o n e s ; a l a s l u c e s , e s t r e l l a s ; a l a s s i l l a s , e s t a b l o s ; al
p a n , la p i e d r a b r u t a ; a l o s m a n j a r e s , m a t e r i a l e s ; a l o s v i n o s b l a n c o y
t i n t o , b e r m e l l ó n b l a n c o o b e r m e l l ó n r e j o ; al a g u a , b e r m e l l ó n l i g e r o ;
a la c e r v e z a , b e r m e l l ó n a m a r i l l o ; a l o s l i c o r e s , p ó l v o r a f u l m i n a n t e ; al
c a f é , p ó l v o r a n e g r a ; a la sal, a r e n a b l a n c a ; a la p i m i e n t a , c e m e n t o ; al
c o m e r , m a s t i c a r ; al b e b e r , e n c e n d e r ; al r o e r , m o d e l a r , e t c . ( V é a s e la
" E n c i c l o p e d i a de la F r a n c m a s o n e r í a y s u r e l a c i ó n c o n l a s c i e n c i a s " ,
por Albert Gallatin Mackey... Primera edición española. San A n t o n i o .
T e x a s ( E . U . A . ) , 1924.)

P . — ¿ C u á l e s s o n l a s p r i n c i p a l e s o b j e c i o n e s q u e se s u e l e n h a c e r a la
masonería?
R . — L a s p r i n c i p a l e s o b j e c i o n e s q u e s e h a n h e c h o a la m a s o n e í a f u e r o n
s i e m p r e : a ) , s u d i s c r e c i ó n ; b ) , el e x c l u s i v i s m o d e s u b e n e f i c e n c i a ; c ) ,
el a d m i t i r m i e m b r o s i n d i g n o s ; d ) , el c o n s i d e r a r s e u n s i s t e m a r e l i g i o s o ;
e ) , s u s j u r a m e n t o s i l e g a l e s , y f ) , s u p u e r i l i d a d en l o q u e h a c e a l o s
m o d o s de i n s t r u i r .
¿ Q u é e s l o m á s difícil?, le p r e g u n t a b a n al S t a g i r i t a . Y el filósofo
r e s p o n d í a : s e r c a l l a d o y d i s c r e t o . Si la m a s o n e r í a c o n s i g u e q u e s u s
m i e m b r o s lo sean, ¿qué m a y o r triunfo?
D e c í a San P a b l o a los Calatas que debería hacerse bien a t o d o s ,
p e r o e s p e c i a l m e n t e a l o s q u e v i v e n en n u e s t r a c a s a . ¿ P o r qué n o a t e n -
d e r a l o s h e r m a n o s m á s p r ó x i m o s ? L a s a n g r e e s m á s d e n s a q u e el
a g u a , y p r i m e r o s e a t i e n d e s i e m p r e a la f a m i l i a . ¿ H a b í a n los m a s o n e s
d e e s c a p a r a tal l e y ?
¿ A c a s o la m a s o n e r í a e s r e s p o n s a b l e — y c o n t e s t a m o s a la t e r c e r a o b -
jeción—de las malas obras individuales de un m i e m b r o cualquiera que
p e r t e n e c i e n d o al t e m p l o n o p a r t i c i p e d e n u e s t r a fe? N o s o t r o s q u i s i m o s

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i n s t r u i r l o s a t r a v é s d e la p r o f u n d a s i m b ò l i c a m a s ó n i c a ; p e r o ¿ y si e l l o s
no a p r o v e c h a r o n las e n s e ñ a n z a s ? H u b o e n t r e l o s a p ó s t o l e s J u d a s que
traicionó, P e d r o que n e g ó y T o m á s que dudó, ¿ c ó m o no ha de haber
entre nosotros quien n o delinca?
¿ P o r qué n o llamar a la m a s o n e r í a institución religiosa, cuando in-
c l u y e , c o m o a b s o l u t a m e n t e i n d e c l i n a b l e , la c r e e n c i a e n D i o s , el t e m o r
a las m a l a s a c c i o n e s y el a m o r a l o s h e r m a n o s ? T o d a la t e n d e n c i a m a -
s ó n i c a es religiosa y todas sus n o r m a s tienen p r o p ó s i t o d e v o t o . Y en
tesis g e n e r a l p u e d e afirmarse que n o es p o s i b l e hallar un s i n c e r o y
leal m a s ó n que n o sea r e s p e t u o s o c o n los principios religiosos.
H a r r i s decía ( " D i s c u r s o s M a s ó n i c o s " . D i s c u r s o I X ; pág. 184) que
l o q u e la g e n t e l l a m a j u r a m e n t o e s s i m p l e m e n t e u n a o b l i g a c i ó n y p r o - i
m e s a d e n o d i v u l g a r p o r el m u n d o p r o f a n o n a d a d e l o q u e o c u r r e e n
la O r d e n p a r a q u e s u s d e s i g n i o s n o s e a n c o n t r a r i a d o s . ¿ N o s e p i d e ,
c u a n d o s e c o m u n i c a n a l o s a m i g o s c i e r t a c l a s e d e i n t i m i d a d e s , la p r o -
m e s a formal de q u e n o las c o m u n i c a r á n a nadie? ¿ Q u é d a ñ o deriva \
d e e s o ? P u e s tal s u c e d e e n M a s o n e r í a . D í c e s e t a m b i é n q u e el j u r a - '
m e n t o m a s ó n i c o o b l i g a p o r s o b r e t o d o , p o r s o b r e la f a m i l i a , la p a t r i a ,
e t c é t e r a . ¿ C ó m o s e h a c e q u e h o m b r e s d i g n í s i m o s e i n t e l i g e n t e s l o ha-
yan prestado indiscriminativamente? El m a s ó n jura c o m o juraban los
S a n t o s P a d r e s que asistieron a los C o n c i h o s de N i c e a y C o n s t a n t i n o -
pla, y a nadie s e le ha o c u r r i d o discutirles e s e d e r e c h o .
R e b a t a m o s l o d e la p u e r i l i d a d d e la m a s o n e r í a , o m e j o r d i c h o , d e
las e n s e ñ a n z a s m a s ó n i c a s . Q u i e n n o c o n o c e l o s s í m b o l o s de una reli-
g i ó n o d e u n a o r g a n i z a c i ó n filosófica c r i t u a l i s t a , s i n d u d a q u e h a d e
r e í r s e d e e l l o s y e n c o n t r a r l o s t r i v i a l e s . S o b r e q u e la i g n o r a n c i a t o d o
lo encuentra ridiculo. P e r o las S a g r a d a s E s c r i t u r a s dicen q u e t o d o e s
j u s t o p a r a el h o m b r e j u s t o , t o d o p u e d e j u s t i f i c a r s e e n t r e l o s j u s t o s .
¿ Q u é n o e s p u e r i l p a r a l o s p u e r i l e s ? L o q u e c a r a c t e r i z a al s a b i o e s s u
actitud respetuosa ante t o d o s los problemas.
S i d e a l g o p u e d e v a n a g l o r i a r s e la m a s o n e r í a e s d e q u e t r a s s u s
s í m b o l o s e s t á t o d o c u a n t o el h o m b r e p u e d e e s p e c u l a r d e t e j a s a b a j o
y de tejas arriba.

P . — ¿ C u á l e s el s i m b o l i s m o d e l a s j o y a s ?
R . — E l s i m b o l i s m o de las "joyas" o i n s i g n i a s c o n que s e d e c o r a n las
l u c e s y d i g n i d a d e s del taller es c o m o s i g u e : el Ven.-, lleva una escuadra,
s í m b o l o d e la I g u a l d a d c o n q u e h a d e r e g i r la L o g i a ; el p r i m e r V i g i -
l a n t e , u n n i v e l , a l e g o r í a d e la e q u i d a d q u e d e b e g u a r d a r e n s u s p a r e -
c e r e s ; e l s e g u n d o V i g i l a n t e , u n a p l o m a d a , e x p r e s i ó n d e la r e c t i t u d d e
s u s p r o c e d i m i e n t o s ; el T e s o r e r o , d o s l l a v e s c r u z a d a s , s i g n o d e fidelidad;
el S e c r e t a r i o , d o s p l u m a s , e x p r e s i v a s d e s u e m p l e o ; el E x p e r t o , u n
t r i á n g u l o , s e ñ a l d e la f u e r z a y d e l O r d e n , q u e a d m i n i s t r a r á c o n p e r i c i a ;
e l M a e s t r o d e C e r e m o n i a s , u n a r e g l a d e 24 p u l g a d a s , p a r a q u e a c a d a
h o r a d e l dia r e c u e r d e l o q u e h a d e h a c e r p o r e v i t a r la c o n f u s i ó n d e
l o s t r a b a j o s ; el O r a d o r , u n l i b r o a b i e r t o , p a r a q u e n o p i e r d a d e v i s t a
la L e y y e x i j a s u c u m p l i m i e n t o ; e l L i m o s n e r o , u n s a q u i t o , c a r a c t e r í s -
t i c o d e s u e j e r c i c i o , q u e e s r e p a r t i r d i n e r o e n t r e l o s p o b r e s ; el E c ó n o -
m o , u n c a n d a d o , q u e e x p r e s a l a s e g u r i d a d c o n q u e c o n s e r v a todQ, l o _

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CONSXJLTORIO MASÓNICO " 271

e n c o m e n d a d o a s u c e l o ; el P o r t a e s t a n d a r t e , u n c o m p á s , para q u e v i g i l e
y mida los pasos, que ha de dar d e u n m o d o digno y s o l e m n e e n
n u e s t r a s p r o c e s i o n e s , y el G u a r d a t e m p l o , d o s e s p a d a s c r u z a d a s , p a r a
d e f e n d e r l a l o g i a d e l a s a s e c h a n z a s de l o s p r o f a n o s .

P.—¿Se puede ser ateo y m a s ó n ?


R . — O se es m a s ó n o se es ateo. A m b a s cosas s o n inconciliables. U n
a t e o n o puede ser " h e r m a n o " de un m a s ó n , toda v e z que n o reconoce
a l " p a d r e " c o m ú n , a l G.-. A.-. D.-. U.'.
Voltaire intenta demostrar que algo h a existido de toda eternidad;
R o u s s e a u quiere que D i o s exista en r a z ó n del orden q u e reina en la
N a t u r a l e z a , o d e la i n e r c i a e s e n c i a l d e la m a t e r i a ; B o n a l d a v e n t u r a la
c é l e b r e t e o r í a d e la e x i s t e n c i a d e D i o s p o r la r e v e l a c i ó n d e l l e n g u a j e ;
h a s t a K a n t , q u e r e c h a z a las pruebas físicas, acepta las m o r a l e s y de ellas
d e r i v a el c o n c e p t o d e l " s o b e r a n o b i e n " . T o d o s l o s filósofos, t o d o s l o s
p e n s a d o r e s , d e t o d a s l a s é p o c a s , h a n d a d o a D i o s el n o m b r e q u e m e j o r
c o n v e n í a a s u s e s p e c u l a c i o n e s . S e a i n d u c i e n d o la e x i s t e n c i a d e D i o s d e
s u n o c i ó n — p r u e b a o n t o l ò g i c a — , o d e la n a t u r a l e z a d e l e s p a c i o y d e l
t i e m p o — p r u e b a c o s m o l ó g i c a — , o del a r g u m e n t o de las causas finales
— p r u e b a t e l e o l o g i c a — , o del origen de las ideas y del l e n g u a j e — p r u e b a
psicológica—, o del c o n c e p t o de s a n c i ó n y o b l i g a c i ó n — p r u e b a m o r a l — ,
o d e l c o n s e n t i m i e n t o u n i v e r s a l — p r u e b a h i s t ó r i c a — , el h e c h o e s q u e ,
c o m o d e c í a el m a s ó n V o l t a i r e , "si n o e x i s t i e s e D i o s h a b r í a q u e i n v e n -
t a r l o " . P o r e s o , la G r a n L o g i a I n g l e s a c o n t e s t ó al G r a n O r i e n t e d e
Francia cuando intentó reanudar las relaciones rotas p o r haber supri-
m i d o la f ó r m u l a A.-. L.-. G.-. D . - . G.-. A . - . D . - . U . - . . e s t a s p a l a b r a s c o n -
t u n d e n t e s : la creencia en Dios es el primer principio de iodo verdadero
masón.

P . — ¿ Q u é s i g n i f i c a el c o r d ó n d e n u d o s ?
R . — E l c o r d ó n d e n u d o s q u e r o d e a la L o g i a , q u i e r e W i r t h q u e s e c o -
r r e s p o n d a c o n la c u e r d a q u e l i m i t a b a el e s p a c i o r e s e r v a d o a l a s a s a m -
bleas político-judiciales de l o s g e r m a n o s .
T e n í a n l u g a r e s t a s a s a m b l e a s al aire libre, s o b r e e m i n e n c i a s , y el
r e c i n t o s e a c o t a b a c o n p i c a s o l a n z a s c l a v a d a s e n tierra y u n i d a s p o r
una sólida cuerda. E l lugar así acotado se consideraba sagrado, y sa-
c r i l e g o q u i e n i n t e n t a b a p a s a r p o r d e b a j o d e la c u e r d a . U n h e r a l d o i m -
pedía acercarse a los intrusos. S ó l o los h o m b r e s libres eran admitidos
y l o s j ó v e n e s que se reconocían c o m o dignos de g o z a r las prerrogati-
v a s a n e x a s a e s e e s t a d o . S e a b r í a la a s a m b l e a p o r u n a s e r i e d e p r e g u n -
t a s r e s p e c t o a la h o r a , y c u a n d o s e c o n t e s t a b a " q u e e r a m e d i o d í a " , e l
jefe, espada en m a n o , m a n d a b a formar en orden, es decir, " p o n e r s e al
orden". N o s e separaban hasta m e d i a n o c h e , d e s p u é s del á g a p e sajírado.

***

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I N D I C E
Páginas.

S E C C I Ó N I.*

El sentido religioso de la Masonería 5


Erust y Falk 17
Los misterios eleusinos 23

S E C C I Ó N 2.'

Villa M a l t a : U n episodio eagliostriano 43


L o s carbonarios 52
E l rito e s c o c é s a n t i g u o y a c e p t a d o 64

S e c c i ó n 3.*

1728-933 : H i s t o r i a s u c i n t a d e l a M a s o n e r i a e s p a ñ o l a 70
L a inquisición e n Cuenca 98
N u e s t r o H.-. J u a n V a n H a l e n , "El oficial a v e n t u r e r o " 104
H i s t o r i a e s q u e m á t i c a d e la M a s o n e r í a filipina 124
E l q u í m i c o y e c o n o m i s t a F a u s t o del L h u y e r 146
Rectificaciones históricas 150
El masón Aviraneta 161

SECCIÓN 4'

E l e m i g r a d o d e 1823 167
E l "aprendiz" H a y d n 171

S E C C I Ó N S.'

L o s o r í g e n e s d e la c r e e n c i a e n la v i d a f u t u r a entre l o s j u d í o s . 174
El mito de Osiris 186
¿ C u á n d o s e e s c r i b i ó la B i b l i a ? I93
S o b r e la fe 204
D e la v e n i d a , d o c t r i n a y c o s t u m b r e s d e l A n t i c r i s t o 207
D e l papel d e las r e l i g i o n e s e n l a f o r m a c i ó n d e l o s E s t a d o s . . . 220

SECCIÓN 6.'

Bibliografía masónica 227

S E C C I Ó N 7."

N o t a s varias 244
Notas breves 259

S E C C I Ó N 8.«

Consultorio masónico 266

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EDICIONES

L A T O M I Ai
Latomia-1."^ vol 5 pesetas-
Latomia - 3 . ° vol. . . . . . 5 —
Latomia d." vol 5 —
Diáloéo sobre masonería,
por el k.*. Seedorf. . , . 0,25 —
El corazón viajero (versos
profanos) por el k.'. Joa-
c(uín Dicenta 4 —
El ansia de inmortalidad
por el k.'. Mariano Ben-
lliure, 5 —

DE PRÓXIMA PUBLICACIÓN
La masonería en 1 2 pre-
éuntas, por el k.'. Hen-
ne an Rkin 1 —

Daremos cuenta de los libros (¿ue se nos remitan \

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Precio: S pesetas.

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