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Autor de EL PODER DE LA BONDAD PIERO FERRUCCI BELLEZA PARA. SANAR EL ALMA LA INTELIGENCIA ESTETICA EN LA VIDA COTIDIANA BELLEZA PARA SANAR EL ALMA Todos hemos oido hablar del inconsciente, ese sdtano de la psique donde habitan miedos y anti- guas heridas. Pero en el alma humana existe otra regién desconocida, una terraza en lo mas alto desde la que contemplar las estrellas. Es el incons- ciente superior, fuente de intui , inspiracion y expansion, cuya puerta de acceso esta a tu alcan- ce: la belleza. Piero Ferrucci, autor de titulos tan significativos como E/ poder de la bondad, nos in- vita a vivir esta experiencia en un texto que destila ‘sabiduria. A lo largo de sus paginas, descubrire- mos que la belleza no pertenece a una élite ni se esconde en los museos; esta aqui, bafiando nues- tra vida cotidiana, en un gesto o una cancion. Cada cual encontrara su modo unico y personal de culti- var la inteligencia estética, pero cualquiera puede disfrutar de las innumerables posibilidades que brinda: + Estimula el sistema inmunolégico y la produc- ci6n de endorfinas, la hormona del bienestar. + Ayuda a vencer la adversidad al ofrecer una pers- pectiva mas grande y trascendente de la vida. + Nos hace més adaptables y flexibles, ampliando nuestra facultad de empatia. + Evita que nos aferremos a aquello que, en cada caso, consideramos la tinica fuente posible de belleza, ya sea la persona amada, los bienes ma- teriales 0 el aspecto fisico. + Estimula tanto la creatividad como las capacida- des cognitivas, sacando a la luz facetas descono- cidas de uno mismo. La experiencia de la belleza, dice Ferrucci, se pare- ce mucho a la del buda: contribuye a superar las li- mitaciones del ego y favorece la ampliacion de la conciencia. Por todo ello, este libro aporta una perspectiva sin precedentes, que la sociedad y la misma psicologia habian pasado por alto: la nece- sidad inalienable de belleza que comparten todos los seres humanos. BELLEZA PARA SANAR EL ALMA Piero Ferrucci Belleza para sanar el alma La inteligencia estética en la vida cotidiana URANO Argentina - Chile - Colombia - Espafia Estados Unidos - México - Uruguay - Venezuela Titulo original: La bellezza ci salvera Traduccién: Maria Antonia Menini Reservados todos los derechos. Queda rigu- | rosamente prohibida, sin la autorizacién es- crita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la repro- duccién parcial o total de esta obra por cual- quier medio o procedimiento, incluidos la reprografia y el tratamiento informatico, asi como la distribucién de ejemplares median- te alquiler o préstamo piblicos. | Copyright © 2008 by Piero Ferrucci Published by arrangement with Linda Michaels Limited, International All Rights Reserved. © 2009 de la traduccién by Maria Antonia Menini, S.A. © 2009 by Ediciones Urano, S.A. Aribau, 142, pral. — 08036 Barcelona www.edicionesurano.com www.mundourano.com ISBN: 978-84-7953-693-0 Depésito legal: NA-3822-2008 Fotocomposicién: A.P.G. Estudi Grafic, S.L. - Torrent de ’'Olla, 16-18, 1° 3¢ — 08012 Barcelona Impreso por Rodesa S.A. — Poligono Industrial San Miguel Parcelas E7-E8 — 31132 Villatuerta (Navarra) Impreso en Espaiia - Printed in Spain ee | Indice Introducci6n .... J, LAS FORMAS DE LA FELICIDAD La afirmaci6n de la vida ...... 29 Ubicuidad de la belleza El deseo de vivir Ok fundamental IJ. LA UNICIDAD DEL MOMENTO El gusto .... Evanescencia y espontaneidad La realidad de la realidad ....... «x 105 II]. LA CURACION DEL ALMA La belleza nos cura ... La expresi6n creativa 150 163 La naturaleza y la musica El aliado invisible . Conclusié6n. ..... IV. EL CORAZON DE LA BELLEZA Juntos es mejor .. La belleza del alma Lo bello y lo bueno .... Estética y biologia ....... « 173 vo 215 V. OTRO CONOCIMIENTO La mente y la belleza .... -- 233 248 263 La estructura de la belleza Las resonancias secretas La trascendencia ..... VI. YO, LA NATURALEZA Y LA SOCIEDAD La relaci6n con el ambiente ..... 295 306 La belleza es lo contrario de la guerra Introduccion Habfa una vez una familia normal: madre, padre, hijos (se trata de una historia africana). Era normal en todo, s6lo que los nifios, en lugar de ser de carne, eran de cera. Lo cual constituia un inconveniente bastante grave. Jamas po- dian salir a la luz diurna pues, en tal caso, se derretian. De dia, para protegerse del calor, permanecian en una cabafia sin ventanas. De noche vivian y trabajaban, pero no podian salir a pasear por ahi porque, en medio de la oscuridad, era peligroso. «Nunca podre- mos saber cémo es el mundo», decfan. Pero se conformaban; eran unos nifios buenos y siempre estaban de acuerdo entre si. Por si fuera poco, como estaban hechos de cera, tenjan la ventaja de no sentir jamés dolor. Si una aguja los pinchaba, ni siquiera se daban cuenta. Todo iba bastante bien. Sin embargo, uno de ellos, Ngwabi, era muy curioso. La seguridad de la cabana no le era suficiente. Queria ver todas las cosas fascinantes que habia alla fuera porque habfa oido hablar de ellas y a menudo habia sofiado con ellas. Queria contemplar las nubes y el cielo, el gran rio y las cebras, los leones y las jirafas. Queria ver los colores de las flores y explorar la inmensidad de la sabana. Ya estaba harto de quedarse en casa. Habia llegado el momento de arriesgarse. Y de ir a ver la belleza del mundo. Asi pues, un dia decidio salir de casa al amanecer e iniciar un magnifico viaje. «No lo hagas», le dijeron sus padres. Tenian mie- 10 BELLEZA PARA SANAR EL ALMA do de que se derritiera. «No lo hagas», le suplicaron sus herma- nos. No lo querian perder. Pero él salié sin mirar siquiera hacia atras. Su viaje duré poco. Tuvo tiempo de ver el amanecer, los tenues colores de las nubes rosas y violetas, las siluetas de los arboles en el horizonte, los guepardos entregados a su espléndida carrera. Todo le parecié maravilloso, Pero, al cabo de un rato, se levanté el sol en el cielo y se volvié cada vez mas fuerte. Y él empez6 a derretirse. Muy pronto no qued6 de él mds que un montoncito de cera di- suelta en el polvo. Al llegar la noche sus hermanos lo buscaron, lo encontraron, Jo loraron. Sus lagrimas mojaron sus restos. Junto con sus padres, recogieron la cera y la modelaron hasta crear un pajaro bellisimo. Hicieron las alas con hojas de palma para proteger la cera del sol. Después colocaron el pajaro de cera en lo alto de una loma cerca- na a su casa y, desde la seguridad de la cabatia, se dispusieron a es- perar, mirando a través de una grieta. Cuando Ilegé el amanecer, el pajaro de cera se tifié de fuego. Parecia respirar. Se le abrieron los ojos. Estaba vivo: levanté el vue- lo, y dio una vuelta por encima de las cabezas de sus padres y her- manos, como para darles las gracias y saludarlos. Después se alejé volando, finalmente feliz. Justo como en el cuento africano, la belleza nos atrae y, cuan- do esta ausente, nos sentimos inquietos e insatisfechos. Pero hay un peligro. Ay de nosotros si pensdramos que slo puede ser un pasatiempo inofensivo. En sus aspectos mds poderosos, la belleza nos seduce, nos cuestiona, nos transforma. Puede desintegrar todo aquello que hay en nosotros de viejo y rancio. Puede destruir aquello que crefamos ser. Nos puede juzgar, pero también liberar. Nos hace descubrir lo impensable y tocar por un instante la felici- dad. Introduccion 11 Algunas veces es como si se abriera una puerta. Entramos y ve- mos un nuevo escenario, mucho mas amplio e interesante que aquel al que estabamos acostumbrados. Antes estébamos en una habitacién pequefia y oscura. Ni siquiera imaginébamos que exis- tiera semejante puerta. Pero la hemos encontrado, la hemos abier- to y han aparecido ante nosotros unos bellisimos y luminosos pa- noramas, colinas y valles, rios iluminados por el sol, neblinas que parecen encajes, un horizonte que tiene el ritmo de una miisica. Nuestra vida ya no puede ser como la de antes. Imaginemos una persona, una mujer de treinta afios, por ejemplo. Esta preocupada por las cosas de siempre: su vida senti- mental, la posibilidad de formar una familia, como llegar a fin de mes, c6mo estar en forma y asi sucesivamente. Pero no le interesa demasiado lo bello, la experiencia estética. Tiene demasiadas cosas en la cabeza. Después, un dia, como por arte de magia, se abre también para ella la puerta de un mundo cuya existencia apenas sospechaba. Y esta mujer empieza a percibir la belleza por todas partes, a su alre- dedor y en su interior: en el canto de los pajaros por la manana, en los reflejos de un charco, en un ruinoso automévil abandonado entre las malas hierbas de un campo, en un acto de amabilidad gratuita, en el adagio del Concierto K488 de Mozart, en el recuerdo de un encuentro de hace mucho tiempp, en una hoja de otonio vis- ta al trasluz, en el disefio de una cafetera, en un gol-obra de arte, en la elegancia de un teorema matemitico, en una carta de agradeci- miento, en el perfil de los rascacielos de una gran ciudad, en las li- neas de un pomelo recién arrancado, en la magia de una danza, en el rumor de las olas que rompen en una playa, en un cartel publi- citario destefido y medio arrancado, en los reflejos de un escara- bajo, en umn paseo por las calles de la ciudad durante una nitida no- che, en un grabado de Rembrandt, en un vestido bien llevado, en 12 BELLEZA PARA SANAR EL ALMA el aire vigorizante de la montaiia, en las perfectas y calibradas pa- labras de una poesia, en el perfume de una flor, en Summertime de Gershwin, en la luz de la luna sobre la campifia, en la mirada de un nifio, en los disefios de una caracola, en un suefio, en el cielo estre- llado. Por no aportar mas que unos pocos ejemplos. Ahora esta persona ha adquirido de repente la capacidad de percibir la belleza. La pregunta es entonces la siguiente: sde qué manera cambia la vida de todos nosotros cuando nos abrimos ala belleza? Es el tema que planteamos en este libro. Centralidad de lo bello Algunos dirfan que eso es un enriquecimiento marginal, que la percepcién de la belleza es un plus sobrante porque no es util ni practico y la vida sigue igual. Pero no es asi. Una persona tocada por la belleza es una persona nueva con un cardcter distinto, un mundo interior inmensamente mas rico y variado, un contacto més vivo con las emociones, una capacidad més acentuada para afrontar las relaciones con los demds, un mayor y més profundo conocimiento de la vida, una individualidad més fuerte y una au- toestima més sélida, un ansia de vivir mucho mas intensa, y una manera més apropiada y competente de hacer elecciones y de mo- verse en la vida de cada dia. Y éste es el primer punto que hay que comprender en una in- vestigacién acerca de la experiencia de lo bello. Lo queramos 0 no, la belleza no es un factor secundario en nuestra vida, pero puede influir en todos sus aspectos. En los seminarios que dirijo acerca de este tema, los participantes me dicen a menudo: «Yo crefa que la belleza era una experiencia especifica y marginal, como apreciar un cuadro 0 una composicién musical, y ahora me doy cuenta de Introduccién 13 que es un factor central y de amplio alcance, en modo alguno su- perfluo, que atanie a todos los aspectos de mi existencia y va direc- to al corazon de aquello que soy». Beneficios Desde hace muchos afios dirijo cursos acerca de este tema, lo abor- do en las sesiones de psicoterapia y he concedido entrevistas sobre los efectos y las caracteristicas de las experiencias estéticas. En el estudio de estas experiencias he puesto entre paréntesis cualquier teoria preconcebida. En la medida de lo posible, he abordado de manera abierta cada una de las experiencias, dejando que cade cual me ensefiara lo que me tenia que ensefiar sin utilizar sus pala- bras para demostrar éste o aquel punto de vista, sin juzgar sus gus- tos. Lo bello no se puede supeditar a ninguna teoria ni ser ence- rrado en ninguna norma. También he estudiado mis experiencias estéticas personales y a ellas me referiré con frecuencia; son las que puedo observar de manera mas directa, clara y segura. Yo también pertenezco a aquellos que sefialan la importancia de la introspeccion. En esta investigacién lo que mas me ha impresionado ha sido la riqueza y la intensidad de los efectos que lo bello ejerce en nuestra personalidad; «Olvido todos mis temores», «Comprendo muchas cosas», «Vislumbro la felicidad», «Me siento aliviada y satisfecha», «Me alegro de estar vivo». Me he ido dando cuenta progresivamen- te de que la belleza no es una cuestidn optativa, sino una necesidad vital. En este proyecto he seguido las huellas de Roberto Assagioli (1888-1974), psiquiatra italiano y fundador de la psicosintesis, que 14 BELLEZA PARA SANAR EL ALMA fue el primero en destacar la importancia de lo bello como area de investigacién en el campo de la psicologia. Tanto a los pacientes como a los alumnos, Assagioli les preguntaba a menudo cudles eran sus peliculas preferidas, las novelas, los cuadros, las estatuas que mas los habian impresionado. Para él, la belleza es un sine qua non. La necesidad de belleza Assagioli ha sido un precursor; sus ideas son titiles y verdaderas ahora mas que nunca. En este momento de nuestra historia, en nuestra sociedad occidental, nos encontramos en una situacién que es simulténeamente terrible y estimulante. Por un lado, esta- mos en contacto con todo el mundo, nuestros conocimientos se multiplican desmesuradamente, caen las barreras, los milagros de la tecnologia hacen posible lo que ayer era una fabula. Por otro, sin embargo, nuestras vidas corren el riesgo de empobrecerse; nos convertimos en unos autématas que recorren los senderos virtua- les de Internet, en unos esclavos que se afanan en ir de acd para alla © permanecen encerrados en el trafico agobiante de la metrépoli; en unos zombis que consumen vagando por el rutilante vacio de los centros comerciales; y, al final, en unos fantasmas en nuestras propias relaciones, donde, inundados por tantos estimulos, acaba- mos por estar demasiado distraidos, demasiado ausentes. En este desierto del alma en el que nos parece que podemos tenerlo todo, acabamos por no ser nada. En esta época nuestra, tan fascinante y aterradora, las institu- ciones pierden su fuerza y ya no consiguen ayudarnos. Los valores de justicia, libertad y amor se convierten en algo abstracto y re- moto, sumergidos en el centelleo de mil promesas seductoras. En esta situacién critica, la belleza nos puede servir de ayuda, nos * Introduccion 15 puede salvar la vida verdaderamente. Porque esté a nuestro alrede- dor, si la sabemos encontrar. Porque est mas alla de cualquier dogma. Porque responde a una profunda necesidad nuestra. Por- quees inmediata y espontanea. Puede ser verdaderamente el cami- no para encontrarnos a nosotros mismos. Pero a menudo no somos conscientes de nuestra necesidad de belleza. Es lo mismo que ocurre con la necesidad fisica de la sed: muchas personas estén sedientas y no lo saben. No tienen la con- ciencia de la sed. No beben suficiente, su cuerpo experimenta una desesperada necesidad de agua y se deshidrata, y ellas sienten va- rios tipos de malestar, pero no sed. Lo mismo sucede a menudo con la belleza. La necesidad no satisfecha de belleza puede generar depresién, inquietud, una profunda sensacién de futilidad, una inexplicable agresividad y la manifestacién de distintas patologias latentes. La necesidad de belleza no est reconocida en nuestra so- ciedad y ello da lugar a enormes dafios psicolégicos y sociales. Lo malo es que la necesidad de belleza, por muy fuerte y vital que sea, queda facilmente superada por las distracciones y por los pensamientos que la vida nos suscita. En el relato Una puerta en Ta pared de H. G. Wells, un nifio encuentra una puerta misteriosa, la abre y entra en un jardin encantado tan hermoso que el simple he- cho de pasar un rato en éllo hace feliz. Al dia siguiente busca aque- lla puerta, pero ya no la encuentra. Mas adelante, la puerta apare- ce de nuevo, pero en momentos incémodos en los que él esté ocupado en otros menesteres: cuando se dirige a la escuela el pri- mer dia de clase, por ejemplo. El nifio crece y s6lo en algunos mo- mentos recuerda el jardin encantado; lo busca pero no lo encuen- tra, y las veces en que lo encuentra por casualidad, siempre esta ocupado en algtin otro compromiso urgente que no puede apla- zar, Para la belleza no tiene tiempo. Volverd a encontrar el jardin maravilloso sdlo a su muerte. 16 BELLEZA PARA SANAR EL ALMA Nosotros también estamos demasiado distraidos, demasiado atareados y siempre con prisas. Y a menudo olvidamos la belleza. Es un olvido tragico, pues, sin belleza, las personas se mueren. Es una larga y dolorosa agonia, hecha de mediocridad y de miserias, de penurias y de opresion. Sin la belleza nos falta el contacto con nuestros sentimientos, el mundo nos parece trivial, los demas no nos interesan, la vida pierde sus deslumbrantes colores. Nos cues- ta movernos de un dia al siguiente sin saber muy bien qué estamos haciendo en este mundo. Represion y prejuicio Cabe preguntarse cémo es posible que, siendo la belleza algo tan vital y pudiendo encontrarla a nuestro alrededor, acabemos a me- nudo por ignorarla. En primer lugar, como el protagonista del cuento, estamos con frecuencia demasiado atareados y preocupados por lo que tene- mos entre manos. Y, por consiguiente, no pensamos demasiado en la belleza. A fin de cuentas, jacaso no nos han educado asi desde pequefios? Contemplar desde la ventana el vuelo de las golondri- nas 0 volver a vivir nuestros suefios no estaba bien. Demasiado a menudo lo bello se considera sinénimo de frivolo. O de intitil. La belleza es gratuita. Un destornillador, una plu- ma, un misil, un billete de banco: son cosas ttiles. Una poesia, una sonata, una hoja seca, una libélula: aparentemente, no tienen ninguna utilidad practica. La belleza no sirve para nada. Pero es vital. Y, ademas, muchos de nosotros tendemos a pensar que no nos merecemos la belleza. La vida nos hace un regalo maravilloso, pero nosotros no nos sentimos a su altura. Ser felices mientras los Introduccion 17 demés pasan apuros nos parece un pasatiempo egojsta. Y un lujo que no nos podemos permitir. Otros piensan que, para apreciar la belleza, hay que ser cultos. Hay que haber leido muchos libros, estar documentados, coleccio- nar mobiliario antiguo. Hay que formar parte de una elite. Pero esto es falso. Si bien es cierto que alguna lectura nos puede ayudar a veces a comprender y apreciar la belleza, no lo es menos que la belleza es gratuita y est ala disposicién de todo el mundo de mu- chas formas y maneras. La belleza es democratica. A otros, ademas, la belleza les da miedo. Saben que para apre- ciarla tienen que bajar las defensas, volverse mas vulnerables, mas abiertos. Y, puesto que este estado de vulnerabilidad y de apertura ha sido para ellos en el pasado la causa de dolorosas heridas, pre- fieren no abandonarse. Prefieren no correr el riesgo. Un ulterior obstaculo, similar pero todavia mas profundo, es el miedo a la desintegracién. Hay el temor de que si apreciamos la belleza, de que si nos abandonamos verdaderamente a ella, nuestra personalidad tal y como es ahora cambie para siempre. La expe- riencia de lo bello puede ser un terremoto. El disfrute de la belleza puede estremecer. Lo feo nos viola Entre tanto, lo feo se abre camino. De la misma manera que lo be- Ilo nos estimula, nos cura, nos hace sentir bien, nos eleva, lo feo en todas sus formas ejerce un efecto destructor en la psique humana. Nos deprime y nos hiere, desbarata nuestro mundo interior y lo vuelve cadtico e inarménico. Nos desorienta, nos empobrece, nos hace sentir débiles e incapaces. Nos desgarra. James Hillman, uno de los pocos psicélogos que ha sefialado la 18 BELLEZA PARA SANAR EL ALMA importancia de la belleza, se pregunta cuanto nos puede costar la fealdad que nos rodea: éCudnto nos cuesta en absentismo laboral; en obsesiones sexua- les, porcentajes de abandono escolar, sobrealimentacién y tras- tornos de atencién; en tratamientos farmacoldgicos e industrias que cultivan la gigantesca evasién constituida por las compras compulsivas presididas por el despilfarro; en dependencias qui- micas; en violencia deportiva, y en el colonialismo enmascarado de turismo? 3Seria posible que las causas de los problemas socia- les, politicos y econdmicos mds grandes de nuestra época tuvieran su origen en la represién de la belleza? Puesto que el valor de lo bello no esté reconocido, tampoco lo esta el poder maléfico de lo feo. Lo cual da lugar a que éste nos in- vada. En mis seminarios acerca de la belleza, en un determinado momento les pido a los participantes que piensen en lo feo y en los efectos que ejerce sobre todos nosotros. Es una parte del semina- rio que abordo con cierta dificultad porque sé que los participan- tes sufriran de alguna manera. Y, sin embargo, para comprender verdaderamente la belleza, tenemos que ver también qué es lo feo, ya que, de lo contrario, la belleza no sera mas que un episodio sen- timental y superficial. Los participantes, pensando en ejemplos de fealdad, mencionan los videojuegos violentos o la manera en que son sacrificados los animales en el matadero o las murallas de ce- mento que estropean el paisaje, o la pedofilia, o también los ho- rrores de la guerra, o las minas que matan a inocentes. La atmés- fera se hace pesada, todos observan el avance de la formidable capacidad destructora de lo feo. Introduccién 19 La inteligencia estética Por suerte, después regresamos a lo bello. Y a la pregunta que en- tonces légicamente nos planteamos: jde qué manera podemos es- timular y profundizar nuestra percepcién de lo bello? Hay que comprender que es una aptitud, una forma de inteligencia. Desde hace algiin tiempo, se habla de distintas formas de inteligencia: la inteligencia matematica y la lingiifstica, la inteligencia emocional, la corpérea, la verbal y asi sucesivamente. Yo afiado la inteligencia estética: la facultad de percibir lo bello. ;Por qué en la misma situa- cién un individuo percibe la belleza y otro no? O bien, spor qué uno percibe la belleza de una manera transitoria y superficial mientras que otro la experimenta de una manera més profunda e implicatoria? La inteligencia estética tiene varios aspectos. En primer lugar. la gama estética. Quien posee una gama estética mas amplia es ca- paz de percibir la belleza en més situaciones. En lugar de descu- brirla, por ejemplo, en una sinfonia de Beethoven y listo, la des- cubre en un libro, una pelicula, un paisaje, la manera en que esta decorada una casa, el rumor de la Iluvia sobre el tejado, las mil si- tuaciones triviales de la vida diaria. En segundo lugar, varia la profundidad de la experiencia. Hay quien apenas se siente tocado de refilén por la belleza. Esta sigue siendo un hecho exterior y temporal. Hay quien, por el contrario, se deja penetrar por la belleza, siente que es una realidad que, en aquel momento por lo menos, invade todo su ser, lo sacude y has- ta lo trastorna. En tercer lugar, puede variar también la capacidad de integrar la belleza. Apreciando, por ejemplo, la belleza de una musica o de una poesfa, puedo dejar que esta belleza no sdlo me emocione sino también que me cambie: cambia mi manera de pensar, sigue ac- 20 BELLEZA PARA SANAR EL ALMA tuando en mi, influye en mi manera de establecer relacién con los demas, de actuar en el mundo, incluso mi relacién con el planeta en el que vivimos. Veo y vivo las conexiones que una experiencia de lo bello tiene con todos los sectores de mi vida. Pero, entre tanto, nuestra sociedad no reconoce nuestra nece- sidad de belleza. O, mejor dicho, la reconoce, pero sdlo para ex- plotarla. En primer lugar, lo hace con todas las grandes iniciativas comerciales destinadas a convencernos de que la belleza se puede poseer. Y sdlo se puede poseer si somos guapos. Y somos guapos s6lo si utilizamos una determinada crema, si nos ponemos un de- terminado vestido, si compramos un determinado artilugio o tipo de gafas de moda 0 un automévil deportivo. La belleza se reduce a una mercancia. ¥ la felicidad que nos puede otorgar depende de la adquisicién de aquella mercancia. Y todo esté envuelto por la an- gustia de no estar a la altura. De no ser guapos, de no participar en un mundo rico, deslumbrante, casi divino, con el cual la industria de los medios de difusién nos seduce a diario. Es una situacién paraddjica, ya que, en realidad, la belleza ja- mis ha sido tan accesible como ahora. Basta entrar en una gran li- breria para encontrar todas las grandes obras maestras literarias y pictéricas de la humanidad. O bien entrar en una agencia de via- jes y,con un gasto al alcance de un considerable ntimero de perso- nas, reservar un billete para viajar a algunos de los lugares natura- les mas hermosos de la Tierra. O también nos podemos descargar por Internet sonatas y sinfonias que hace un siglo sélo se podian escuchar en situaciones excepcionales. Hasta la publicidad en la televisidn es bella algunas veces. Eso es un desarrollo extraordina- rio de nuestra civilizacién, aunque exista ciertamente el riesgo de hacerlo todo demasiado facil y, por consiguiente, trivial. Pero no es suficiente. Porque el hecho de transformar la belle- za en mercancia que solo se puede comprar en el supermercado Introduccién 21 universal no nos permite captar un aspecto esencial: que la belleza no es un objeto, sino una manera de ser. Aunque las obras maes- tras del arte y las maravillas de la naturaleza estan mas a nuestro alcance que antiguamente, podemos pasar por la vida ciegos ante la belleza hasta que no comprendamos su importancia y no deci- damos acogerla en nuestro propio ser. Cada uno de nosotros 0 casi, si se examina con sinceridad, des- cubriré que podria haber més belleza en su vida. No sélo la belle- za de los viajes a paises lejanos 0 la de las obras maestras artisticas, sino también la belleza de las personas y de los objetos y aconteci- mientos que nos acompafian en nuestra existencia de cada dia. Brain imaging y neuroestética La experiencia estética tiene su localizacién en el cerebro. Gracias a las nuevas técnicas de brain imaging que visualizan la actividad del cerebro en tiempo real, sabemos que unas partes especificas del cerebro reaccionan a la belleza. Por ejemplo, en un elegante expe- rimento Ilevado a cabo en la Universidad de Parma, se les mostra- ban a los sujetos unas imagenes del Dorfforo de Policleto, una es- tatua de la Grecia clasica que, esculpida segtin el canon de la proporcién 4urea, encarna el ideal y lo bello. A los sujetos se les mostraban también unas imagenes de la misma estatua, pero lige- ramente modificadas: torax més largo y piernas mas cortas, o bien t6rax mds corto y piernas més largas. Mientras que en presencia de la imagen original se encendian unas Areas cerebrales especificas que indicaban una reaccién estética, no ocurria lo mismo en pre- sencia de las imagenes modificadas. En otro experimento realiza- do en el Wellcome Department of Imaging Neuroscience del Uni- versity College de Londres, a los sujetos se les mostraban unas 22 BELLEZA PARA SANAR EL ALMA imagenes que ellos mismos, en una prueba anterior, habian califi- cado de bellas, feas o neutras. En este caso también se registraba la reaccién muy clara de un drea cerebral especifica (6rbito-frontal de la corteza) en presencia de las imagenes bellas. El hecho de que algunas zonas del cerebro reaccionen en presencia de la belleza es un punto a favor de la hipétesis segtin la cual en nosotros actiia una inteligencia estética. La nueva ciencia de la neuroestética to- davia esta en sus comienzos, pero tiene un futuro prometedor. Belleza y evolucién La inteligencia estética esté presente en cualquier grupo social hu- mano, en cualquier tradicién. Y es antigua, la hemos desarrollado en el transcurso de nuestra evolucién. Sabemos que actuaba en los albores de la historia humana y que a menudo también esta pre- sente en formas mas limitadas, en el mundo animal. Ciertamente, la forma mas elemental de placer estético se basa en la atraccién sexual y en la ternura que nos inspiran los nifios pequefios. Son emociones que se adaptan a su entorno, que nos han permitido triunfar en nuestra lucha por la vida. El que carecia de ellas no sobrevivia. Pero el disfrute de la belleza no se detiene aqui. No sabemos cudndo el ser humano empez6 a experimentar una sensacidn de asombro ante la béveda celeste, o de placer ante un ritmo sonoro, o de felicidad ante la exuberancia de la naturale- za. Pero sabemos que las primeras manifestaciones explicitas de lo bello se remontan al gran salto de la evolucién humana, entre se- senta mil y cuarenta mil aiios atras. Entonces aparecieron las pri- meras herramientas historiadas, las pinturas de las cuevas, los adornos para el cuerpo, la musica, el canto, la danza, el relato. Cuando en mi primer trabajo como psicoterapeuta encuentro Introduccién 23 en una persona el sentimiento de lo bello, experimento el asombro que se siente en presencia de un acontecimiento primario y anti- guo que desde siempre ha formado parte de lo que somos: como la rabia ante un acto de prepotencia que hemos sufrido, el afecto de un progenitor por su hijo, el temor a la muerte. Son emociones que, con el paso del tiempo, han ido adquiriendo formas cada vez més variadas, pero que hunden sus mas profundas raices en nues- tra historia evolutiva. Plan del libro Por consiguiente, la emocién estética nos acompaiia desde tiem- pos remotos; la necesidad de belleza no se puede suprimir, los efectos de lo bello son inmensos. En este libro los examinaremos uno a uno y estudiaremos las maneras en que se manifiesta y se puede cultivar la inteligencia estética. La primera parte trata de cémo la belleza constituye un pode- roso tonico: nos infunde esperanza y refuerza nuestro vinculo con el mundo. La belleza nos hace amar la vida. En la segunda parte veremos como la belleza puede estimular el desarrollo del gusto personal y de la identidad. Muchas incerti- dumbres desaparecen cuando sabemos gozar de lo bello. Ademés, la belleza nos educa para vivir el aqui y el ahora, para captar el ins- tante irrepetible. La tercera parte nos muestra como la belleza genera salud: tan- to la fisica como la psiquica. Sana nuestras heridas y nos hace sen- tir bien. Responde al dolor del alma y nos regenera. El tema de la cuarta parte es la belleza interior de las personas y de sus acciones. Veremos cémo la belleza nace y vive en el con- texto de la relacién. 24 BELLEZA PARA SANAR EL ALMA La quinta parte describe el factor cognoscitivo de la belleza. Lo bello no sélo nos provoca una emoci6n: nos da a conocer unas rea- lidades que antes ignorabamos; nos induce a pensar de otra ma- nera y a tomar decisiones de una forma mis inteligente. En la sexta parte veremos cémo la experiencia de lo bello nos ayuda a amar y respetar el ambiente natural en el que vivimos y el maravilloso planeta que habitamos. Ademés, puede fomentar la | paz entre los pueblos. | Finalmente, en la conclusién, se ofreceran algunas indicacio- | nes practicas. Para comprender el impacto universal de la belleza podemos pensar en dos imagenes de dos culturas muy alejadas entre sf: la China tradicional y la de la Italia renacentista. En el famoso dibu- jo del hombre universal de Leonardo, ese dibujo que ha tenido la suerte de haber sido reproducido en centenares de logotipos, car- teles publicitarios, monedas, tapas de libros, carteles de peliculas y asi sucesivamente, un hombre situado en el centro de un circulo y de un cuadrado mantiene los brazos y las piernas abiertos como para tocar el cosmos. Representa, en la mente de Leonardo, la ar- monia, la belleza suprema del ser humano, que es el microcosmos, es decir, que contiene en si mismo todas las bellezas del universo. La otra imagen es similar, pero, al mismo tiempo, muy distin- ta. Es el ideograma chino que representa la belleza. En su base apa- rece representado, también en este caso, un ser humano con los brazos y las piernas separadas como para abrirse a todo el univer- so. Como para tocar la Tierra, con las flores y los arboles, el aire que nos rodea, el cielo, las estrellas. Ademas, el ideograma esta atravesado por cuatro lineas. Las tres primeras representan los tres niveles: la Tierra, es decir, el mundo de la naturaleza; el mundo humano; y el divino. La linea superior es la energia que impregna el universo. ee ec el le Introduccién 25 Ambas imagenes, una més abstracta y la otra mas concreta, nos recuerdan un hecho fundamental que nos tiene que acompa- far en la lectura de este libro: la belleza es un principio primario que atafie a todos los aspectos y a todas las funciones de nuestro ser, que nos abre al mundo y nos armoniza con los demas y con la naturaleza, que nos guia para que podamos tocar todo el cosmos. I Las formas de la felicidad La afirmacién de la vida Como la nieve al sol se disuelve, como la nieve al sol se disuelve.... Me ven{a constantemente a la mente este verso dantesco, no sé muy bien por qué. A veces ocurre: un motivo musical, el verso de una poesia afloran a la conciencia y empiezan a obsesionarnos. Re- cordaba que estos versos proceden del trigésimo tercer canto del «Paraiso» de Dante. Fui a buscar el terceto: Como la nieve al sol se disuelve, asi al viento en las hojas leves se perdia la sentencia de la Sibila. Me parecen unos versos de una belleza extraordinaria. Dante acaba de experimentar una iluminacién y nos esta diciendo que no es capaz de conservar su recuerdo por entero, aunque quede un vestigio en el verso anterior, «el dulzor que de ella nacié». La visién es como la nieve que se funde, o como la respuesta profética que la Sibila escribia en unas hojas que después eran dispersadas por el viento. Qué es lo que hace tan bellos estos versos? Tal vez el ritmo; aquel fluir tan elegante de las palabras, punteadas por la rima di- suelve/leves. Tal vez su musicalidad... es verdaderamente como oir una melodia. Tal vez las metforas, la nieve que se disuelve y las hojas en el viento, que nos dan una idea perfecta de lo evanescen- tes que son nuestras visiones mas profundas y, al mismo tiempo, 30 BELLEZA PARA SANAR EL ALMA nos transmiten la precariedad, la vulnerabilidad del destino hu- mano. La gente acudia a la Sibila para conocer sus respuestas acer- ca de cuestiones fundamentales de su vida. Ella las escribia en las hojas y las lanzaba al viento, lo cual hacia que todo resultara mas dificil e inseguro de interpretar. La gente veia volar su destino como aquellas hojas. Quiz lo que embellece los versos son las pa- labras aisladas, cada una de las cuales es indispensable y ejerce exactamente la funcion que le corresponde en la frase, de la misma manera que cada columna de un templo griego tiene su lugar y su funci6n: si quitas una, se derrumba todo. Pero las explicaciones no sirven de nada. La belleza, ahora y siempre, puede que sea inexpli- cable. Acuden a mi mente las hojas secas de otra gran poesia: Estamos como en otofio estén las hojas en los drboles Ungaretti es un soldado en la Primera Guerra Mundial y sien- te que su vida es como las hojas apenas adheridas a las ramas de un arbol en invierno. También aqui la precariedad, pero el verso no es continuo como el de Dante, sino que, por el contrario, est4 forma- do por cuatro segmentos: estamos como - en otofio - estan las ho- jas - en los arboles. Nos vemos obligados a detenernos en cada uno de ellos, y el ritmo, en lugar de ser fluido, es sincopado. Es un pro- ceso troceado y nos recuerda la vida en las trincheras. Pero volvamos a los versos de Dante. Mi reaccién, tal como suele ocurrir en presencia de una poesfa, es de incredulidad: no consigo comprender que algunas palabras dispuestas de ésta o de aquella manera puedan ejercer sobre mi un efecto tan fuerte y en- La afirmacién de la vida 31 cerrar en si tanta belleza. Se trata tal vez de un prejuicio habitual del cual somos todos un poco victimas. Estamos acostumbrados a considerar la poesia como algo débil y sin sustancia, y a los poetas como personas de escasa significacién que no consiguen pagar ni el recibo de la luz. Y, sin embargo, las palabras forjan nuestra vida y los poetas son los paladines de las palabras. Sus versos configu- ran la mente de generaciones enteras y, sobre todo, son capaces de hablarle a nuestro coraz6n. Para m( y para otros, las palabras de la poesfa ejercen el poder de evocar la belleza. Pero ésta es sdlo una de las innumerables si- tuaciones en las que se genera la experiencia estética. Y, sin em- bargo, en la enorme variedad de ejemplos se registran casi siem- pre unos temas recurrentes que tal vez se podrian resumir en una sola frase: la experiencia de la belleza es una afirmacién de la vida. La euforia Para estudiar y comprender la experiencia de lo bello y de sus efectos he entrevistado a lo largo de los afios a un cierto numero de personas. Muy a menudo, cuando hablan de sus experiencias, veo a estas personas transformarse delante de mis ojos: su rostro se distiende, esbozan una sonrisa, su mirada se ilumina, su voz se vuelve mas baja y serena, la respiracién mas profunda, el porte se relaja, hablan a menudo de una emocién del corazén: el centro de la vida. El efecto més habitual del que todos hablan es senci- Ilamente de que la belleza los ha hecho felices. Ha habido en aquel momento un alivio que los ha llenado por entero y cuyo eco yo percibo mientras los oigo hablar. Hablan de algo que to- davia hoy sigue teniendo para ellos un valor inestimable. 32 BELLEZA PARA SANAR EL ALMA Son a menudo experiencias sacadas de la vida misma de todos Jos dias. Por ejemplo, una mujer me cuenta: Me he detenido delante de un drbol en el campo; sblo quedaba el esqueleto del drbol y las hojas de color rojizo prendidas a las ra- mas. También son hermosos los drboles desnudos porque, de esia manera, se ve su estructura esencial. Entonces, en un determina- do momento, se ha producido una rdfaga de viento. Las hojas han caido; me las he encontrado todas encima. Ha sido un mo- mento maravilloso. Es dificil representar la experiencia de lo bello y de sus efectos, Para eso la mitologia viene en nuestro auxilio. Pensemos, por ejemplo, en la historia de Orfeo. Su musica Iegaba a todo y a to- dos. Era una misica a veces triste, a veces feliz, siempre bellisima. Olvidando los deleites del cielo, los pajaros bajaban en bandada y volaban en silencio alrededor de Orfeo y de su lira, para no per- derse ni una sola nota. Hasta los rios se asombraban ante aquella belleza y desviaban sus cursos, inundando campos, bosques y pre- cipicios, pues deseaban acercarse al maximo y disfrutar, aunque sdlo fuera un instante, de aquella belleza. Y las plantas, cuando se despedian del mundo, ya muy entrado el otofio, tocadas por aque- lla milagrosa miisica se regeneraban instanténeamente. Para ellas volvia a ser primavera. Es la belleza que nos encanta, que nos renueva, que vence la muerte. Esta es la historia de Orfeo, el gran cantor. Orfeo pierde a Euridice, la mujer a la que ama, mordida por un dspid veneno- so. Euridice muere y Orfeo hace lo que ningtin hombre antes que él habia conseguido hacer. Llega al lugar donde ningtin ser huma- no vivo habia podido poner jamas los pies: el horrendo Reino de los Muertos. La afirmacién de la vida 33 Como es posible que se permita a Orfeo adentrarse en un lu- gar protegido por una prohibicién absoluta? Su secreto es la belle- za. La musica de Orfeo es tan bella que convence al Rey de Ultra- tumba de que le abra las puertas de par en par. Los jueces infernales escuchan su lira y loran de emocion, las criaturas monstruosas que habitan aquel mundo tenebroso se sienten hechizadas por su ma- gia, y los suplicios infernales quedan en suspenso. Las almas de los difuntos se congregan alrededor de Orfeo, el tinico ser vivo en la tierra de los muertos. Entre ellos se encuentra Eurfdice, que avanza muy despacio, todavia afectada por la mordedura de la serpiente. Orfeo no la tiene que mirar porque ésta es la ley del Averno. Juntos caminan hacia el mundo de los vivos. Pero, en un determinado mo- mento, cuando ya estan cerca la salvacion, Orfeo se vuelve a mirar- la, e inmediatamente ella regresa a la oscuridad de la muerte. Para siempre. Un trueno sella el drama repitiendo tres veces como un eco la voz del Hado inmutable. La historia termina de manera tragica. Orfeo ha fracasado. Pero lo que aqui nos interesa a nosotros es que ha conseguido, por lo menos durante un breve instante, vencer a la muerte. ¥ eso es lo que la belleza puede hacer por cada uno de nosotros: permitirnos entrever una alternativa, incluso en la situacién mds tragica. Qui- z4 no pueda cambiar nuestro destino, pero nos har sentirnos ca- paces, por lo menos durante un momento, de superar las adversi- dades y amar de nuevo la vida. El enigma de la existencia Porque no es que estemos demasiado bien hechos. Nuestro cuerpo es fragil y delicado. Enferma a menudo, envejece inexorablemente. Desengafios, traiciones, frustraciones, cansancios y dolores puntean 34 BELLEZA PARA SANAR EL ALMA nuestra existencia: grandes y pequefias muertes antes de la llegada de la definitiva, hacia la cual estamos todos galopando. Y, entre tan- to, tenemos que procurar actuar de acuerdo con los demas, ganar- nos la vida, conseguir hacer algo que merezca la pena, sin estar se- guros de la razén por la cual estamos en este mundo. No es facil. Seguir adelante es una batalla. Silo pensamos bien, es un espacio es- cénico aterrador. Pese a todo, nosotros seguimos esperando e incluso hacién- donos ilusiones. Procuramos no pensar en las desgracias. Y, a lo | largo de los milenios, hemos desarrollado toda una serie de ma- | neras para hacer que la vida sea un poco mis tolerable. Algunas son simples distracciones: procuranos no pensar en todas las di- ficultades, los obstaculos y los horrores que nos esperan dia tras dia. Desde el siglo pasado, este sistema se ha convertido en una enorme fuente de lucro. Se trata de medios que utilizamos para evadirnos facilmente de una realidad hostil que nos asedia: des- de el mito del bienestar a los suefios de la televisién y las sirenas del consumismo. Mira el partido, sal un poco de compras, fuma © bebe, distréete con una pelicula, come a placer, diviértete y consume, disfruta y olvida. Hay otras maneras, por supuesto: son las que tratan de contem- plar cara a cara estas realidades. Los intentos, mas o menos logra- dos, de conferir un significado al sufrimiento y de ofrecer los me- dios y las ideas para afrontarlo: las religiones y las filosofias que desde siempre nos explican que la vida es un caos sin sentido, que la salvacién 0 la liberacién son posibles, que la practica de la bondad es beneficiosa (o puede que nos digan que nada tiene sentido, pero eso también nos puede ayudar a comprender). Y todo esto nos in- funde esperanza, nos ayuda a vivir 0, por lo menos, nos ayuda a comprender y aceptar nuestros limites. Pero hay un elemento que, mas que ningtin otro y de manera Gg La afirmacién de la vida 35 més fuerte y directa, nos puede convencer de que la vida merece la pena de ser vivida, y que la felicidad es posible. Es ella precisamen- te: la belleza en todas sus formas. La belleza es un ténico. Nos hace revivir cuando nos sentimos morir, nos arranca con facilidad de las pequefias y grandes frustra- cioes de la vida. Alimenta nuestra esperanza y nuestro deseo de so- jar. Nos ayuda y nos acompafia en nuestro camino. De vez en cuando, nos ayuda a encontrarle un sentido a nuestra vida. Como la miisica de Orfeo, no nos hace inmortales, pero tiene el poder de transformarnos, lo cual no es poco. Eclipses de la belleza Por otra parte, cabe preguntarse como es la vida sin la belleza: es el olvido de una necesidad vital nuestra. Ya no nos acordamos de lo que hay que hacer para ser felices. Sin la belleza nos secamos, nos enfurecemos y desesperamos, nos morimos. Y, sin embargo, de una o de otra manera tenemos a nuestra disposicién un medio para administrarnos a nosotros mismos la vitamina que nos falta y sin la cual la vida es una historia de esfuerzos y sacrificios. En mi trabajo como psicoterapeuta me he encontrado innume- rables veces con este hecho. Perder el contacto con la belleza puede ser el origen de toda clase de patologias. Descubrir lo que para no- sotros es bello y disfrutar de aquello que es bello es una poderosa ayuda, generalmente bastante accesible con sdlo intentarlo, con solo que alguien nos lo recuerde. Cada cual la encuentra a su manera, normalmente en la naturaleza o bien en el arte, pero mas a menudo en alguna actividad que nos permita expresarnos, en las relaciones con los demas, en la vida diaria y también, tal como veremos, en las situaciones ms triviales. En mis entrevistas he observado repetida- 36 BELLEZA PARA SANAR EL ALMA mente que quienes estaban més familiarizados con la belleza eran también los que mantenian un contacto més estrecho con sus emco- ciones y los que posefan una vida interior més rica y estaban més capacitados para servirse de sus propios recursos, se mostraban mis fuertes en las dificultades y estaban mas dispuestos a modificar su reacci6n a las distintas situaciones de la vida. Ellos tampoco eran invulnerables, pero, cuando sufrfan, tenian la capacidad de arreglar- selas y salir mucho mejor de los apuros. Expansiones de la conciencia | 4 A veces, es la belleza la que nos encuentra a nosotros. Como en el caso de Alberto, de cuarenta afos, que ha recibido una inesperada visita de Mozart. Todo empezé6 con un error. A los ocho afios recibe un paquete que no esta dirigido a él, pero, como no sabe quién es el destinatario, lo abre de todos modos. Dentro hay un disco de Mo- zart, un concierto para corno y orquesta. Lo escucha y se siente in- mediatamente cautivado. Su interés se acrecienta. Le pide a su padre que le permita aprender a tocar el violin. Se matricula en el conser- vatorio. Se convierte en un violinista de valia, a pesar de que se de- dica a otra cosa. Para él, «tocar el violin, solo o también con otras personas, es como darle voz al alma. Me depara mucha alegria». Francesca recuerda una experiencia de complicidad y de pro- digio, vivida hace muchos afos en unas colonias de verano con unas amigas: Una noche nos escapamos siguiendo un itinerario que habiamos decidido durante el dia. Nos dirigimos a un campo de fitbol y nos tumbamos. El cielo estaba despejado, el aire estaba limpisi- mo. Nos cubria una ctipula de estrellas. En aquel momento com- ee | La afirmacién de la vida 37 prendi la expresién: la béveda celeste. Se me desbordaba el cora- z6n de alegria. Era inmensamente agradable compartir la expe- riencia con otras personas. Y mds tarde siempre conservé un re- cuerdo positivo al que aferrarme. Dejé en mi vida una estela muy poderosa, un cometa. En los edificios de la psique humana no hay solamente un s6- tano con ratas y escarabajos: un inconsciente lleno de nuestras an- gustias y nuestras heridas. Hay también las plantas superiores y una terraza desde la cual podemos contemplar las estrellas. Hay un inconsciente superior del que proceden las intuiciones, las inspira- ciones, las ideas creativas, las expansiones de la conciencia. Pero nosotros a menudo vivimos sélo en un cuartito cerrado y opresi- vo donde nos olvidamos de todo lo demas. La belleza nos hace conscientes de estas nuevas posibilidades. Sin su perspectiva, todo acaba por parecernos inadecuado o tal vez sin sentido. Opresion y libertad Sin la belleza, el alma se muere. En un documental sobre el viaje del gran pianista Glenn Gould a la Unién Soviética, se comprende el significado de la privacién de la belleza. Cuando Gould visité Rusia, era un artista todavia desconocido. El régimen impedia el acceso a los grandes artistas de Occidente, pero Gould todavia estaba consi- derado un pez chico, y Bach, en quien estaba especializado, era teni- do por un compositor religioso, no muy bien visto por el partido. Por eso, cuando Gould empezo a tocar, habia muy pocos espectado- res en la sala. Aun asi, éstos no tardaron en darse cuenta de a quién tenjan delante. En el transcurso del concierto, los espectadores se las arreglaron para dar a conocer a sus amigos y conocidos que estaba 38 BELLEZA PARA SANAR EL ALMA ocurriendo algo extraordinario; tenian que acudir corriendo. Y, en efecto, antes de que finalizara la primera parte del concierto, la sala se llené a rebosar de espectadores: todos habfan acudido alli para intentar escuchar la musica de la libertad. ‘Todas las dictaduras albergan grandes sospechas a propésito de la belleza... y eso nos tendria que decir muchas cosas acerca de su ca- racter. Belleza significa libertad de sentimientos, expresién de la vida sin obstaculos o controles arbitrarios. Una de las maneras més faci- les para comprender este hecho consiste en contemplar las estatuas de un pais totalitario, siempre rigidas y alejadas de la vida. Alli estan | como empaladas, sacando pecho y con todas las emociones ya im- plosionadas. Si, ademas, se trata de la efigie del dictador, su aspecto es blando y didactico. (Y sabemos que mds tarde 0 mas temprano acabaran por ser derribadas.) Contemplemos, en cambio, cualquie- ra de las grandes estatuas clasicas, pongamos la del célebre auriga, la Venus de Milo o una Piedad de Miguel Angel... aunque cualquier otro ejemplo es valido. Son una fusién de alma y cuerpo, sensuales y expresivas, incluso cuando manifiestan dolor o turbacién. 3Cémo es posible que las dictaduras sean tan hostiles a la libre expresiOn de la belleza? Por las mismas razones por las cuales los individuos rigidos y neuréticos les tienen miedo. Porque con su carga vital la belleza subvierte el orden establecido. Desmonta nuestras estructuras y nuestros bloqueos, nos sittia delante de la vida que pulsa, nos desafia y nos estremece. Y es por eso por lo que nos puede asustar. La belleza es una guia Pero la belleza nos vuelve inseguros slo cuando la negamos. Su efecto directo es positivo. Se puede convertir incluso en una voz i | La afirmacién de la vida 39 familiar que conforta y reanima. Una compafiera mia, Roberta Li- vardi, organiza sesiones de asesoramiento para inmigrantes, per- sonas de distintos origenes extracomunitarios, desarraigadas de su tierra. Tienen que adaptarse a nuestra cultura, pero la perciben como ajena y a menudo hostil. Pues bien, ella las asesora echando mano de la poesia. Pero no de la poesia de nuestra tradicién, que no tendria demasiado sentido para estas personas. Cuando tiene que trabajar con alguien, busca poesias de su pais de origen. Si es etiope, busca obras de un poeta etiope, si es rumana, de un poeta rumano. A una albanesa en situacién critica, le menciona una composicién del poeta albanés Gezim Haidari: Cada dia creo una nueva patria en la cual muero y renazco cuando quiero una patria sin mapas ni banderas celebrada por tus ojos profundos que me acompanan a lo largo de todo el viaje hacia los fragiles cielos en todas las tierras yo duermo enamorado En resumen, elige una poesia que de alguna manera tenga que ver con la situacién de aquella persona. Y los resultados son muy alentadores. Cuando oyen versos de su casa, se les calienta el cora- z6n, es como oir una voz amiga que los ayuda a desenvolverse en una situacion en la cual se habfan perdido a si mismos. Porque la poesia es eso precisamente: una guia. Es mds, se po- dria decir que la belleza en todas sus formas es una guia. La pren- sa escrita y la televisién nos enumeran constantemente las iniqui- dades de los hombres: las guerras, el terrorismo, las injusticias, y también las catastrofes medioambientales: el deshielo de los polos y las epidemias que nos acechan, las inundaciones y los terremo- 40 BELLEZA PARA SANAR EL ALMA tos, el calor o el frio excesivo, el hambre, la sed, la contaminacién, Ja pobreza, las bombas. Entre tanto, la vida diaria sigue adelante en medio de mil dificultades y peligros. Nos parece estar viviendo una pesadilla. Hasta que nos tropezamos con la belleza, la cual nos recuerda que existe una armonia oculta, que incluso en la situa- cién mas oscura y dificil existe una esperanza. Por consiguiente, la belleza nos eleva la moral y a veces casi nos resucita. ;Sabemos beneficiarnos todos de esta oportunidad? La respuesta es un rotundo y tragico no. Para extraer de la belleza todos los beneficios que ésta nos puede ofrecer, nuestra inteligen- cia estética tiene que estar siempre activa y, concretamente, nues- tra gama estética tiene que ser muy amplia. De lo contrario, seré un desastre. Ubicuidad de la belleza En el relato «Cosas que su marido no hacfa» de Yasunari Kawaba- ta, el protagonista recuerda un acontecimiento lejano: un dia, casi por casualidad, estando en compaiiia de una prostituta, le toma entre los dedos el Iébulo de la oreja. Su reaccién es sorprendente. Aquella morbosa hinchaz6n, aquella piel aterciopelada, le recuer- da una extrafia joya. La sensacién tactil le comunica la belleza de la vida, Percibe que alli estan conservadas la pureza de la vida y todas ! las virtudes de aquella mujer: «Fue como tocar el espiritu de una criatura encantadora». Este episodio contado por el gran escritor japonés me induce a pensar que no sabemos dénde y cuando encontraremos la belleza. Silabuscanos donde nos han dicho, si ya sabemos 0 creemos saber i dénde encontrarla, todo se reduce a un rito previsible. Pero si es- } tamos dispuestos a descubrirla en los momentos mas inesperados, } si nuestra actitud es la de que no tenemos ninguna idea preconce- | bida del dénde y el cuando, llegara el momento decisivo, la gama | de nuestras posibilidades se ampliaré extraordinariamente. La gama estética Por regla general se cree que el sentimiento estético es algo que nace en presencia de un fenémeno natural 0 una obra maestra ar- tistica. Pero podemos extenderlo a cualquier otra situacién. Hay a eR | 42 BELLEZA PARA SANAR EL ALMA quien descubre la belleza en una flor o en un paisaje de montafia al anochecer; hay quien la percibe en un espectaculo teatral o un tema musical; los hay que lo descubren en una persona, como be- lleza interior, en un acto de amabilidad o de valentia. Todas estas experiencias tienen en comin un parecido, tal como las personas de una misma familia se parecen entre si. Existe la percepcién de una armonia a veces evidente y a veces secreta que ninguna cata- logacin o medicién objetiva puede definir. Para algunos, la men- cionada familia sera pequefia y cerrada, para otros, en cambio, ser inmensa y adquirird constantemente nuevos miembros. Imaginemos dos aparatos de radio. Uno puede captar a duras penas tres 0 cuatro emisoras; el otro, centenares... Recibe todas las emisoras en todas las lenguas, toda clase de retransmisiones, ra- dios libres y radios oficiales, noticias sobre el trafico y las previsio- nes meteorol6égicas, mtisica clasica o golden oldies, debates politi- cos o charlas para pasar el rato, crénicas deportivas 0 comentarios acerca de la Bolsa, los radioaficionados, los noticiarios y asi suce- sivamente. En la experiencia estética ocurre algo muy similar: hay quien es capaz de ver la belleza por todas partes y quien, por el contrario, permanece anclado en las mismas experiencias conoci- das y tranquilizadoras, las cuales Ilegan a convertirse en auténticos habitos estéticos. El que s6lo posee una gama estética limitada tiene no sélo un mundo limitado, sino también una personalidad limitada, una personalidad que teme desequilibrarse, que teme las novedades y que no siente el menor deseo de cambiar. Tiene una estructura ri- gida y resistente, una gramiatica propia, pedante y aburrida. En cambio, quien posee una gama estética mds amplia es mas eldstico y adaptable. Se deja conmover, puede abrazar nuevas ideas y pun- tos de vista, tiene la posibilidad de asombrarse y de aprender. Vive en un mundo inmensamente mis rico. Ubicuidad de la belleza 43 Un ejemplo. Conozco a una anciana que no quiere deshacerse de la basura. No piensen ustedes que esta loca. En todo caso, es un poco excéntrica. Contempla las finas pieles de cebolla, los tallos de apio, las semillas de aguacate, tan lisas y redondas, y después las pieles rojas, anaranjadas, violeta, verdes y amarillas de las distintas frutas y verduras. Constituyen una mezcla tan bonita que es una lastima deshacerse de ellas. Y, por eso, durante unos cuantos dias, conserva estos desperdicios en un jarrén de cristal transparente que llena de agua. Y coloca el jarrén en el alféizar de la ventana de la cocina. Cada vez que lo hace, estos residuos construyen un revoltijo de improbables nubes fluctuantes, lineas y voltimenes, colores inima- ginables, colores abstractos, Al anochecer, visto a contraluz, todo se vuelve incandescente. Otras veces he visto en su casa un jarrén transparente lleno de blanquisimas cascaras de huevo, o bien de huesos de melocotén. Si, la basura también puede ser bella. Por consiguiente, quitemos enseguida de en medio un peligro- so prejuicio: el de que la belleza sélo se encuentra en los museos y en otros lugares privilegiados. No, la belleza esté en todas partes, basta con abrir los ojos y la mente. Y si no lo creemos asi, eso sig- nifica que nuestra relacién con la belleza es rigida y limitada. La universalidad Todo eso tiene que ver también con nuestras relaciones. La perso- na que posee una gama estética mas amplia tendra una mayor ca- pacidad de comprender a los dems, de adaptarse a su forma de pensar. Es la persona que sabe moverse mejor en un mundo que es cada vez mas multicultural. Quien sdlo aprecia a los poetas que ha estudiado en la escuela y los paisajes de postal corre el peligro de 44 BELLEZA PARA SANAR EL ALMA quedar por detrds de quien aprecia, por ejemplo, las mascaras afri- canas y el cool jazz, los reflejos de los escaparates y la poesia con- temporanea, la artesania sarda y el paisaje industrial, los rostros asimétricos y la escultura realizada con viejos trozos de hierro. Esta claro que la segunda persona ha asimilado varias maneras de ser, ha entrado en contacto con otros mundos y, por consiguiente, tendra mas capacidad de comprender a las personas con quienes se tropieza. Y asi ha quedado establecido: en una investigacién acerca de la empatia se ha descubierto que los individuos que ha- bian seguido un cursillo de apreciacion artistica mostraban un in- cremento de la capacidad empatica. Por eso en Estados Unidos se organizan cursillos de literatura y apreciaci6n artistica para médi- cos y enfermeros, precisamente con esta finalidad. La gama estética es slo uno de los factores constituyentes de la inteligencia estética, Pero es un factor fundamental porque nos ayuda a «desprovincializar», valga la expresién, nuestra mente. Cuando una persona permanece anclada en las mismas realidades estéticas, corre el riesgo de marchitarse, de convertir su mundo en pequefio y provinciano y su actitud en sospechosa y xen6foba. El racismo estético suele ser la extensién de un racismo mas general. Poseer una amplia gama estética es una garantia con respecto a cualquier clase de prejuicio, porque significa que no hemos salda- do las cuentas con la realidad y que nuestras teorias no son con- clusiones definitivas sino tan sdlo hipotesis. Hace algiin tiempo eché un vistazo a un dibujo que estaba ha- ciendo mi hijo Jonathan en el instituto. Era la representacién a la- piz, muy precisa y detallada, de un templo griego de columnas dé- ricas. Mientras lo miraba, le dije: «Estas dibujando la base de toda nuestra civilizacion. Esto no sélo es un edificio: es nuestra mane- ra de pensar». Después pensé en lo bonito que seria que en la escuela les hi- —s—i(i‘“‘“CsésOCOCSCSCs*@ Ubicuidad de la belleza 45 cieran estudiar (e incuso dibujar) no sélo los clasicos que consti- tuyen la base de nuestra civilizacién, desde el arte giego hasta el Renacimiento, sino también las formas de otras culturas: arte abo- rigen australiano, tejidos islamicos, paisajes chinos, figuras de ma- dera nigerianas, canastas de bambu japonesas, slo por citar unos cuantos ejemplos al azar. Y lo mismo cabe decir de la musica: no slo Bach y Mozart (su- poniendo que se los hagan escuchar 0 tocar), sino también los tam- bores indios, las melodias japonesas, los cantos indonesios, los rit- mos africanos, las danzas latinoamericanas y asi sucesivamente. ‘ica de realidades De esta manera, cultivando la percepcién est ajenas a nuestra cultura, acostumbraremos la mente de nuestros estudiantes a pensar de distintas maneras, a adquirir una sensibili- dad mas amplia y multiforme, a comprender otras culturas y otras maneras de ver la vida y de disfrutar de la belleza. El mundo que nos rodea rebosa de culturas muy distintas, de cambios muy rapi- dos, de puntos de vista mutuamente en contraste: adquirir una fle- xibilidad cognitiva, una apertura a otras maneras de vivir y de ser jamés habia sido tan urgente como ahora. Lo bello puede ser una manera mas facil para que eso ocurra, para poder ir adquiriendo una mentalidad cada vez mas verdaderamente universal. El poeta inglés Thomas Traherne describié con gran eficacia su capacidad de descubrir la belleza por doquier. Al principio, de nino, el mundo era para él «un espejo de belleza infinita». Cuen- ta Traherne la historia del fara6n Amasis, quien mand6 pregun- tar a los sabios de Grecia cul era la cosa mas bella del mundo. Ellos le contestaron que «el mundo», porque, si lo viéramos una sola vez, nos Ilenaria de asombro, mientras que, viéndolo dia tras dia, nos hemos acostumbrado a él y hemos perdido la capacidad de ver su esplendor. Traherne recuerda cémo percibia el mundo en su infancia de manera fresca y pura y, por consiguiente, exta- 46 BELLEZA PARA SANAR EL ALMA tica: el polvo y las piedras del camino eran para él tan valiosos como el oro, la contemplacién de los Arboles hacia que le diera un vuelco el corazén, los hombres eran angeles y los niflos que jugaban en la calle unas joyas: «La eternidad se manifestaba a tra- vés de la luz del dia». Pero después todo acaba poco a poco por- que, al crecer, Traherne se ve obligado a aprender «las sucias tri- quifiuelas del mundo». Su sensibilidad disminuye, la gama estética se reduce..., pero no lo suficiente como para impedir la conservacién de un vivo recuerdo. La trivialidad de lo bello A veces alguien también descubre la belleza en aquello que nor- malmente se considera feo o indiferente. Un dia un hombre me confesé con cierta turbacién que le gustaban las latas de refrescos aplastadas. No las que estaban intactas, sino las que ya estaban aplastadas después de que montones de vehiculos hubieran pasa- do por encima de ellas. Y también le gustaban los edificios derri- bados, las viejas y ruinosas fabricas, los restos de automéviles abandonados en los campos, las minas en desuso, las estructuras de metal oxidado, las laminas retorcidas, las superficies con el bar- niz agrietado, los surtidores de gasolina que ya nadie utiliza desde hace afios y sobre los cuales crecen las malas hierbas: No sé explicar muy bien por qué me gustan todas estas cosas. Por otra parte, squién puede explicar por qué le gusta algo? Sin em- bargo, siento el impulso de decir que las latas aplastadas, con sus lineas y sus figuras, poseen algo que me fascina. Me gusta que es- tén gastadas, que sean viejas y estén aplastadas. Y, ademas, nin- guna lata vieja esté aplastada de la misma manera. Su forma de- Ubicuidad de la belleza 47 pende del azar. Se me ocurre que me gustaria coleccionarlas, pero después pienso que estan mucho mejor sobre el trasfondo del as- falto manchado y desgastado. En resumen, estas latas son casi un recuerdo de si mismas, una especie de hallazgo arqueolégico de nuestra civilizacion, de nuestra sociedad ultramoderna. Un icono de la transitoriedad de nuestra sociedad obsolescente. Y eso era precisamente lo que a ese hombre le hacia evocar la belleza. Otra persona, un hombre de treinta afios, descubrié un mun- do magico en un contexto trivial: Un dia, de nifio, bordeé el rio que fluia cerca de mi casa, caminé unos doscientos 0 trescientos metros. Encontré un poco de vegeta- cién que ocultaba el sol y, mds alld, vi una pequefta cascada y el sol con sus reflejos. Al final, lo expresé todo mediante una palabra creada por mi: aiz. Rimaba con la palabra paraiso en inglés. Sin embargo, bien mirado, es el clasico rio de cemento de la ciudad, lleno de detritus y de detergentes; la vegetacién que tanto me ha- bia impresionado estaba constituida tan slo por unos cuantos arbustos muy feos. En si mismo no tenia nada de bello, pero el he- cho de haber llegado hasta alli, de haber superado la vegetacién, me hizo vivir una aventura de «paradise». Tenia diez afios. Cuando la gama estética es insuficiente, las posibilidades son mucho mis limitadas. Conoci a un hombre a quien sélo le gusta- bala pelicula Ocho y medio de Fellini. La habia visto decenas de ve- ces y le entusiasmaba. No le gustaba ninguna otra pelicula de este gran director. Y puede que no le gustara ninguna otra en general. Supe de otro, a quien sélo le gustaba una determinada playa del Adridtico, por la que sentia un gran aprecio. Pero después no habia 48 BELLEZA PARA SANAR EL ALMA ninguna otra cosa que fuera bella para él. Si alguien le menciona- ba otras bellezas, las Dolomitas, por ejemplo, 0 las islas griegas, 0 incluso cualquier otra cosa que no tuviera nada que ver, como una iglesita umbra o los pendientes de los aztecas, él replicaba de in- mediato: «jS{, pero tan bonito como el Adriatico no hay nada en el mundo!» Esta estrechez estética, acompafiada a menudo de cierto chauvi- nismo, o esta hostilidad hacia lo bello, tal como algunos la conside- ran, es una forma de fetichismo. Todo el propio eros se concentra y fija en un solo objeto. Lo demas no cuenta para nada. El consumismo La sociedad de consumo en la que vivimos puede restringir o am- pliar poderosamente nuestra gama. Si se piensa bien, la produc- ci6n estética a lo largo de la historia de la humanidad jamés ha sido tan abundante ni ha estado tan a la disposicién de un gran ntimero de personas como ahora. Estoy convencido de que dentro de unos cuantos siglos nuestra época seré vista como una especie de Renacimiento. Pensemos tan sélo en los spots publicitarios, los disefios de los méviles, de los vehiculos, de los relojes, en los ele- gantes y visionarios software, en los edificios de formas inespera- das y singulares, en los vestidos y en las numerosas modalidades de embellecimiento personal, por poner sdlo unos cuantos ejem- plos. No se puede negar que, al lado de productos vulgares o tri- viales, hay muchas otras cosas bellisimas. Las nuevas tecnologias pueden multiplicar nuestras potencialidades estéticas. Sin embargo, hay ciertas caracteristicas de esta estética que de- bemos tener en cuenta. Lo que se nos ofrece es visto como algo perfecto, pulimentado, rutilante: es como si estuviéramos en lz Ubicuidad de la belleza 4g Ciudad de los Juguetes. Pero no tenemos que creer que la belleza adquiere siempre y exclusivamente esta forma. Ademis, estos pro- ductos nos empujan a poser, estan unidos a nuestra comodidad y a nuestro prestigio social: pero todo eso tiene muy poco que ver conlo bello. Finalmente, al inducirnos al consumo, esta manera de ver la belleza nos inclina al derroche, a deshacernos de productos que todavia funcionan, a acumular sin pensar en las personas me- nos afortunadas que nosotros, factores que pueden restringir nuestra sensibilidad estética. Wabi sabi: la imperfeccion y la pobreza Por todas estas razones la sociedad de consumo puede ser una mala maestra. Convendria que todos siguiéramos un cursillo de wabi sabi. En japonés wabi significa «rtistico» y sab tiene que ver con las dificultades de una vida pobre y solitaria en la naturaleza. Juntas, estas dos palabras se refieren a una especial actitud estéti- ca, segtin la cual es bello todo lo que es pobre, sencillo, imperfec- to. Y lleva implicito el concepto budista de la transitoriedad: todo cambia, no hay nada que dure eternamente y nos pueda ofrecer una satisfaccién permanente. Wabi sabi tiene que ver también con la busqueda de la belleza alli donde nadie suele creer que va a encontrarla, y con la conviccién (incompatible con la sociedad de consumo) de que la pobreza material es una condicién de la riqueza espiritual. Desde esta perspectiva, un vestido arreglado puede ser bello, un utensilio gastado, unos zapatos viejos, un ja- trén medio roto, un suelo gastado. Todo lo que es nuevo todavia no es bello. Adquiere su belleza con el tiempo, a medida que se consume y que la patina del tiempo le confiere la fisonomia in- confundible de su historia. 50 BELLEZA PARA SANAR EL ALMA Afan de posesion Dependiendo de lo amplia que sea nuestra gama estética, variard también nuestro apego y nuestro sentido de la posesin. Cuanto mds me sienta inclinado a ver la belleza sélo en un objeto, una casa, un automévil, una joya, un vestido o una persona, tanto mas posesivo estaré destinado a ser. Porque aquel objeto 0 aquella persona sera para mila tinica via de acceso al inestimable tesoro de la belleza. Slo alli podré encontrar este tesoro y, por consiguiente, lo quiero poseer para siempre y estoy dispuesto a luchar desesperadamente para que nadie me lo pueda arrebatar jamds. Sabemos que esta sed de poseer ha llevado en la historia de la humanidad a innumerables delitos. El remedio al afan de posesién es la ampliacion de la gama es- tética. Si soy capaz de ver lo bello en cada esquina de la calle, tea- dré mucho menos interés en poseerlo. Porque sé que es un bien inmaterial y renovable que esta siempre dispuesto a sorprender- me, asomando en las infinitas situaciones de la vida cotidiana. Una joven, por ejemplo, colecciona silbatos de barro cocido. Todo empez6 por casualidad y un poco en broma, cuando mi ma- dre me regalé un silbato el dia que me fui a vivir por mi cuenta. Posteriormente encontré en un tenderete otros silbatos en forma de payaso, de lechuza, de gato negro. Uno representaba a una vaca patas arriba y con la boca abierta, otro mostraba una expresion estupefacta. Ayer encontré uno que era un ratén sonriente en for- ma de pelota, con una mariquita en la espalda. Sdlo me gustan los que evocan las tradiciones populares. He coleccionado mds de cien. Se trata de una persona capaz de ver la belleza en los paisajes, en las personas, en los cuadros. Cuando le vinieron a la mente los silbatos, esboz6 una sonrisa. Titube6 por un instante porque le pa- Ubicuidad de la belleza 31 recfa extrafio incluirlos en la misma categoria que otras experien- cias aparentemente mds profundas. Finalmente llegé a la conclu- sion de que éstas son también experiencias de lo bello. Leonardo da Vinci vio lo bello en las «gargantas de vieja», uno de los temas de sus dibujos. Rembrandt pinté el juego de luces so- bre un buey sacrificado. Goya se burlé de la sociedad en la que vi- via con sus Caprichos: unos grabados llenos de brujas y de mons- truos que ilustran el horror de vivir. Monet quiso dibujar el humo de los trenes, no sdlo nentfares 0 catedrales. Georgia O'Keefe esta- ba fascinada por los esqueletos de los coyotes del desierto. Diane Arbus fotografié a personajes extraiios (freaks) y a fendmenos de feria, enanos y gigantes, nifios con bombas de mano y pistolas, prostitutas o travestis. Para ella estas personas eran la verdadera aristocracia. Las veia como el personaje de la fabula que te detiene por la calle para proponerte una adivinanza, el enigma de la vida. Todos estos artistas y muchos otros nos abren los ojos, nos ayudan a ampliar nuestro concepto de la belleza. Diario de la belleza jExiste algin medio para ampliar nuestra gama estética 0 bien cada uno se tiene que resignar con la capacidad que tiene? Estoy convencido de que nuestra gama estética puede volverse mucho mas amplia. Un método muy eficaz para ampliar nuestra inteli- gencia estética y, por consiguiente, también nuestra gama, es el diario de la belleza: en un cuaderno se anotan las pequefas y las grandes experiencias estéticas de la vida de todos los dias y se des- criben no slo la experiencia, sino también sus efectos inmediatos y, en el tiempo, sus ramificaciones mas profundas en nuestra per- sonalidad, y los cambios de perspectiva que puede haber produci- 52 BELLEZA PARA SANAR EL ALMA do, y los ecos que ha tenido en nuestra mente. De esta manera, ac- tivamos nuestra sensibilidad estética y creamos un «campo estéti- co», un espacio en nosotros en el cual la experiencia de lo bello no slo es posible, sino que, ademas, resulta mas probable. Otra posibilidad consiste en repasar por la noche toda la jor- nada, buscando aqui y alla episodios de belleza, por minimos que sean. Es un material que, de otro modo, se perderia para siempre. En cambio, nosotros lo valoramos. Estas practicas encierran un principio fundamental de nuestra vida psiquica: todo aquello a lo que no prestamos atencién tiende a desaparecer. Todo aquello a lo que prestanos atencién tiende a cre- cer y a fortalecerse. Es lo mismo que ocurre con una plantita: si la re- gamos y la fertilizamos, si la cuidamos, se fortalece y crece. Cuanta més atencién prestemos y cuanto més valor atribuyamos a la planta, tanto més crecera su presencia en nuestra vida. Y esto ocurrird des- pués de maneras imprevisibles no sdlo en el campo especifico de nuestra atenciOn. Por ejemplo, la persona que escucha mas musica de camara, puede descubrir que es mas sensible a la belleza de los li- quenes sobre las piedras, y la que se ocupa de poesia puede abrirse a la belleza de una estatua o de un bordado. ¥ asi sucesivamente. La fugacidad El concepto de gama estética no es nuevo. De hecho, esta implici- to en El banquete de Platon. En un famoso pasaje, la sacerdotisa Diotima ilustra la escala de la belleza. Es posible, segtin ella, llegar a captar la Belleza en si, mds alla de cualquier efimera manifesta- cién. Pero para llegar a esta meta hay que aprender a ver la belleza por todas partes. Primero en el mundo visible de los cuerpos y de los objetos, después en el mundo moral, después en las ideas filo- Ubicuidad de la belleza 53 s6ficas y los conceptos matematicos: una belleza cada vez mas su- til, pero cada vez mas cercana a la belleza absoluta. Plat6n otorga una jerarquia a las experiencias de la belleza. Nosotros, en cambio, vamos a ser mds democraticos y aceptaremos cada experiencia por lo que es, sin hacer comparaciones. Lo cual no impide que el de Platén sea un programa pedagégico de enorme alcance que puede ser ampliado ulteriormente. Si lo seguimos, aunque sdlo sea en una minima parte, nuestra sensibilidad estética adquirira un res- piro més profundo y una vision més amplia. En una leyenda, Carlomagno, ya anciano, se enamora perdida- mente de una muchacha jovencisima. La situacién es embarazosa y dificil. Los dignatarios de la corte no saben qué hacer. El empe- rador corre el riesgo de dafiar su dignidad. Pero, de repente, la mu- chacha fallece. ;La situacién se ha resuelto? No, al contrario, esta todavia mas enredada, porque Carlomagno sigue estando enamo- rado de ella. La manda embalsamar y se pasa los dias adorando su cadaver. Al llegar a este punto, el arzobispo Turpin sospecha la pre- sencia de un encantamiento y, en efecto, descubre que debajo de la lengua la chica ocultaba un anillo magico. Esta claro que el anillo tiene el poder de hacer que la gente se enamore de quienquiera que lo posea. El arzobispo se apodera de él y enseguida Carlomagno se enamora de él. El arzobispo no tiene el menor interés y decide arrojar el anillo al lago de Constanza. Ya habran ustedes adivinado lo que le ocurre entonces al emperador: se enamora del lago y aca- ba sus dias contemplandolo con ternura. La belleza es como el anillo magico. Nosotros deseamos a esta persona, esta casa, este automévil, este lugar, este objeto porque de alguna manera estamos convencidos de que es el recipiente nico y exclusivo de la belleza. En realidad, buscamos un elemento mu- cho mas sutil y escurridizo: la verdadera belleza, que nada ni nadie podra poseer para siempre. El deseo de vivir En la tradicién judaica se cuenta una historia: antes de nacer, el alma humana vaga por el universo y adquiere muchos conoci- mientos, contempla innumerables bellezas y, de esta nanera, se enriquece con una inmensa sabiduria. Pero, cuando esta a punto de nacer, se le acerca el angel de la muerte y le toca la frente con su espada. Y en el momento en que el alma se encarna en el re- voltijo de nervios, érganos y muisculos que somos, se desarrolla nuestro drama: el nifio que nace olvida todo lo que sabe. Pero no todo esta perdido, porque le queda como un aroma indefinico de lo que ha perdido: por eso los seres humanos nacen llorando, por eso se pasan la vida buscando por todas partes, de manera confusa y desesperada, un tesoro bellisimo que son conscientes de haber perdido. 3Existe verdaderamente un alma antes de nacer? Lo ignoro. No sé si tenemos una existencia anterior en otros planos 0 en otros mundos. Pero lo que me interesa son las experiencias de esta vida y de este mundo. El mito judaico parece referirse a una sensacion que muchos de nosotros, quiz4 todos, experimentamos alguna vez: la impresion de no pertenecer a esta Tierra, de ser unos alie- nigenas. De preguntarnos dénde demonios hemos ido a caer. Como ese ser del espacio de la pelicula El hombre que cayé sobre \a Tierra, que cae en nuestro planeta procedente de un astro extre- madamente lejano y aterriza en un parque de atracciones, todo Nos parece extrafio y grotesco, a veces absurdo. Y experimentamos El deseo de vivir 55 incluso la nostalgia de casa: de un mundo mas limpio, més senci- Ilo y més luminoso. Los nifios y la belleza Por suerte, también es cierto lo contrario de lo que cuenta el relato judaico. Muchos nifios se sienten felices de estar aqui. Muestran cu- riosidad y toman iniciativas, quieren explorar y conocer el mundo y tienen toda la pinta de encontrarse muy bien donde estan. A veces, cuando los miramos, sentimos el deseo de ensimismarnos en ellos, de comprender como se deben de sentir en un mundo totalmente nuevo. Estoy convencido de que ésta es a menudo para ellos una ex- periencia estética. En el fondo, en cada experiencia nuestra de lo be- Ilo, incluso en las més sofisticadas, hay algo de aquella inocencia in- fantil, de esa capacidad de percibir el mundo como si fuera la primera vez, con el frescor y el entusiasmo de cuando éramos nifios Estoy pensando en algunos nifios en los que he podido ver la inmediatez de la experiencia junto con la alegria de vivir. Asia, de ocho meses, me mira con suma atencién. Examina fascinada mi rostro. Mantiene los ojos bien abiertos, como alguien que esta pre- senciando un espectaculo curioso y descabellado. Después alarga le manita para tocar y degustar. Tantea mi barbilla, las mejillas, los ojos. Creo que jams en mi vida he sido examinado con tanta aten- cién. Me gusta sentirme un planeta que explorar. Al final, me rega- la una sonrisa feliz y tan radiante que ilumina toda mi jornada. Es una sonrisa completa porque no hay en ella la menor posibilidad de decepcion. Pasadas varias horas, la siento todavia dentro de mi. Sofia, la hermanita de Asia, también esta llena de asombro. La recuerdo, por ejemplo, mientras aprende a saltar. Da un salto y después se detiene como para asimilar el hecho de que sabe saltar, 56 BELLEZA PARA SANAR EL ALMA que es algo asi como volar. Para nosotros los adultos se trata de un hecho trivial; para ella, es un milagro. Mis dos hijos han sido una experiencia tan grande e intensa que tuve que escribir un libro sobre el tema: I bambini ci insegna- no [Los nifos nos ensenan]. Ambos han sido fuentes inagotables de belleza. De Emilio recuerdo sobre todo la primera muestra de hilaridad. Un nifio de pocos meses que se echa a reit porque el mundo le parece divertido es todo un espectaculo. O bien cuando se enfrenté, sdlo con las manos, con sus primeros espaguetis... iqué graciosos le debieron de parecer! O cuando nos bafidbamos juntos y él estudiaba el misterio del agua. De Jonathan recuerdo su apacible manera de despertarse y de mirar a su alrededor; los pri- meros pasos; su manera de detenerse de repente para prestar aten- cién a los ruidos débiles y muy lejanos. Los sefialaba y después pe- dia una explicacin: «;Ete guido?» («;Este ruido?»). Estas no son s6lo pequefias historias infantiles. Son realidades vitales. Segtin el antropélogo Ashley Montagu, los nifios poseen aptitudes que nosotros los adultos hemos perdido parcialmente: la curiosidad, el sentido del asombro, el contacto con las emociones, el deseo de jugar y de experimentar, la habilidad de establecer re- Jacién con los demas, la espontaneidad. A medida que crecemos, estos rasgos tienden a debilitarse. Segtin Montagu, precisamente el hecho de que nuestra infancia sea més larga que la de los demas mamiferos y de que, por consiguiente, podamos expresar estas ap- titudes durante un perfodo mis largo, es lo que nos ha permitido | evolucionar mucho mas rapido que todos los demas. Hemos evo- lucionado mds porque hemos sido nifios durante mas tiempo. Este fenédmeno se llama neotenia. Las facultades de las que habla Montagu son de cardcter adap- tativo, es decir, facilitan nuestra supervivencia. Por ejemplo, el de- seo de experimentar, o bien la curiosidad son rasgos que nos han a eeeeeerrrrrrrrt—“tisSsSsSCSC‘CSQ

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