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eae pan flauta = Silvia Schujer Tlustraciones: Marcelo Elizalde EL MUY MAGNIFICO FELIPE G. REY Y OTRAS VIDAS YLUSTRES ‘Quy LA AUTORA Silvia Schujer nacié en Buenos Aires. Empezé su reco- trido escribiendo poesias y componiendo canciones. En. 1986 tuvo el Premio Casa de las Américas por Cuentos y chinventos. Publicé Oliverio junta preguntas y Palabras para jugar, ambos Lista de Honor ALIA 1992; Las visitas, Tercer Premio Nacional de Literatura y Lista de Honor IBBY Internacional; £] tesoro escondido y otras fotos de familia, La abuela electronica y la exitosa serie Lucas, con titulos como Lucas junta cosas (bastante asquero- sas). Obtuvo en 2004 el Diploma al Mérito en Literatura Infantil otorgado por la Fundacion Konex y en 2006 el Premio Norma Fundalectura por Hugo tiene hambre. EL ILUSTRADOR Marcelo Elizalde ilustra libros desde hace muchisimos afios y ha hecho tantos que hace rato que perdido la cuenta. Trabajo para las mas grandes editoriales de la Argentina, colabord para revistas como Billiken y diarios como La Nacién, e hizo de todo que tuviera que ver con ilustracion para chicos. Realizé trabajos para Espania, Estados Unidos, Inglaterra y Corea, entre otros paises. Actualmente, también dicta cursos de ilustra- cion en el Instituto Universitario Nacional del Arte (IUNA) de Buenos Aires. EL MUY MAGNIFICO PEREE Goh Y OTRAS VIDAS Y LUSTRES Silvia Schujer Ilustraciones: Marcelo Elizalde LOS HERMANOS CHIN CHU LAN CHA Y CHIN CHU LIN —=_ = Las vidas de los mellizos —conocidos nla aldea como “los chimpaticos chi- hitos de CHIN LU”— tomaron rumbos istintos cuando cumplieron los die- ocho afios y, tras juntar sus copas en i emotivo brindis (CHIN CHIN), deci- eron partir (CHAU CHAU) a conocer ros mundos y hacer fortuna por alli. CHIN CHU LAN CHA fue a parar a la dea CHINCHU LETA, donde el tinico mento eran frutos de mar, raz6n por cual se especializé en el arte de la pes- . Se corté el pelo (CHIN ME CHON), nz6 sus cabellos cortados en forma red y pasé largas horas de su exis- ja pescando en mar abierto. Hasta dia en que su barca se fue a pique UECHAM BON)) y, como estaba escri- en su nombre, CHIN CHU LAN CHA ut. Naufrag6. El pobre quedé a la Va, apenas sostenido por una cara ambti que lo mantuvo a flote. Hacia 1904, en una aldea china Ila- mada CHIN LU a causa de sus largas noches y sus cortos dfas (CHIN CHOL), se celebré la boda que dio origen a es- ta biografia. La pequefia CHIN CHAN PU fue entregada en matrimonio a su primo CHIN CHUDO, union de la cual nacieron los mellizos CHIN CHU LAN ~ CHA y CHIN CHU LIN. La infancia de estos pequefios salta- montes transcurri6 sin sobresaltos. Tanto CHIN CHU LAN CHA como CHIN CHU LIN tuvieron una bella nifiez en la aldea, una nifiez “chin chas chas”. Fue enton- ces cuando adquirieron el saber de sus orientales maestros TAN CHAN TUN, ELI ~ CHIN, PE LI KAN, CHA PU LIN, MI CHI FU, etc., y se destacaron en la practica de quichicientos deportes: QUE BOCHIN (basquet), QUEPIN PONG (tenis), QUECHI CHON (boxeo), CHINCHOCAR (automo- vilismo) y CHINLU CHAR (yoga). CHIN CHU LIN, por su parte, se ins- tal6 en la isla de CHO LI PAN, donde puso una casa de comidas a la que Ilam6 Suchop Suey y gracias a la cual se volvid rico en poco tiempo. Eran platos especiales de la casa: el exquisito COCHI NO, el arroz CHIN CHA BOR, las croquetas CHIN A TUN y el sabroso SAL CHI CHON. _— Abrumado por la nostalgia, sin em- bargo, CHIN CHU LIN decidié un dia abandonar CHO LI PAN y volver a CHIN LU -su tierra natal- para reen- contrarse con la familia. Navegaba por las aguas del KUNG FU cuando de pronto divisé a un hombre pidiendo socorro. Era su hermano. -iCHIN CHU LAN CHA! -grit6 CHIN CHU LIN-. éQué pach6? Luego del rescate, y otra vez juntos, los hermanos CHIN eligieron probar suerte en companiia uno del otro. Abrieron en Manchuria la tinto- rerfa mds importante que jamds se haya conocido: CHAU MAN CHON. Trabajaron duro en ella (CHIN CHIS TAR) y consiguieron, gracias a sus magicos lavados y planchados, que los manchurianos pasaran a la his- toria como los seres mas pulcros de todos los tiempos. ott Destacados tintoreros murieron a la edad de 99 anos, dijo un periodista en la tele cuando la desaparicién de los chimpaticos chinitos de CHIN LU fue noticia en el mundo. -ACHI E -repitid un cronista chino-. VIVIELON CACHI CHIEN. WA Poca, escasa de cuerpo, mds amiga de hacer relaciones entre los enanos de jardin que entre las personas, Chiquita Di Minuta paso por la vida con un solo gran mérito: el de la brevedad. Nacida en el pueblo de Pico Lino, en una casa a la que en el barrio llamaban “de mufiecas” porque alli vefan NO crecer a la nena, Chiquita atraves6 sus primeros dias de vida sin dejar huella. A decir verdad, los ultimos también, porque el tamario de sus pies jamdas super6 la medida de un dedo comin. Era tan breve, que a mas de dos metros de distancia no se la divisaba. Tan mintiscula, que para captar sus expresiones habia que mirarle la cara con lupa. Los padres de Chiquita la recibie- ron en el mundo con las manos abier- tas. Con las mismas manos sobre las cuales, mas tarde, la sacaron a pasear. 14 In muchas oportunidades, incluso, llegaron a atarla al anillo que llevaban en el dedo para que no se volara con el viento o algtin estornudo. Al principio resultaba incémodo te- ner una hija tan resumida, pero a las pocas semanas de criarla, los padres aprendieron a amarla tal cual era y a aceptar su poquedad. Quisieron darle todos los gustos, ra- z6n por la cual: 1. Llenaron de agua un plato sopero y lo transformaron en la pileta olimpi- ca donde Chiquita aprendio a nadar. 2. Pusieron botones como ruedas a una cadena de cajas de fésforos y construyeron el tren con el que la nena pudo desplazarse entre las macetas como en una selva. 3. Con palitos de helado, fabricaron esquies y habilitaron el congelador de la heladera exclusivamente para deportes de nieve. A escasos afios de un intenso existir, Chiquita ya habia gastado todas las energias necesarias para usar en una vida entera, y se murid. El dolor de sus seres mas queridos (padre, madre y ciertos amigos entrafia- bles que hizo entre los sapos, los enanos 16 de jardin y los pdjaros) fue gigantes- co. Algunos dicen que el sufrimiento de quienes la habfan rodeado fue tan enorme como Chiquita Di Minuta lo fue de pequefia. La cuestién es que atin hoy se la sigue recordando en las conversaciones de la gente que vive en Pico Lino. A tal pun- to, que creemos haber hecho justicia redactando aqui su pequenia biografia. 17 AHIVAL GABAN Y LOS 40 BOTONES \ / wd Levin | ZINA) Hijo del mercader Rebajal Gaban y de la joven Lanamaja, Ahival Gaban fue el sastre mds afortunado de la antigtiedad. Apenas nacid, recibi6 un legado de 40 misteriosos botones que ya de nifio marcaron su destino: coser. Contaba con veintidés afios cuando fue contactado por cuatro emisarios del rey que andaban en busca de un sastre. Uno que pudiera coser para el soberano Yoserel Raja los trajes mas bellos del mundo. Como todo ser de su condicién, Ahival sofiaba con conocer los lujos orientales, de manera que quedé6 pe- trificado cuando los emires le propu- sieron que abandonara su pobre pero honrada vida y se recluyera en Palacio, con el tinico fin de coser para Yoserel Raja los trajes mds esplendorosos de que hubiera noticia. 20 Ahival Gaban no lo pensé dos veces y, al dia siguiente, se traslad6 a Palacio, ‘donde fue recibido con grandes hono- 8 por Su Majestad. Cuando libé los licores de los pode- sos y prob6 sus manjares, crey6 que © era el destino que siempre habia ado para si. Desde entonces no dejé pasar un lo dia sin que sus hdbiles manos ran bellisimas vestimentas para el erano e incluso para sus mujeres del soberano). ‘sta que una vez, harto del encierro, pidid a Su Majestad que le conce- la gracia de dejarlo volver a la vida dana, y he aqui lo que sucedis. sere! Raja comprendioé que solo retener a su magnifico sastre si egaba a su propia hija en ma- i, trimonio. “Pero con una condicién”, dijo. Que ninguno de los dos lo aban- donara. En arabe y en pocas palabras: Quejamds Rajaran. Ahival conocié a la princesa Laalhaja y ambos se enamoraron perdidamente. Una vez acordada la fecha para la bo- da, él mismo se puso a coser el traje de su novia aplicandole los 40 misteriosos botones que dieron origen al milagro. En efecto, a las doce en punto de la tercera noche de festejos, los botones de Laalhaja empezaron a desprenderse del —= vestido (estaban de adorno, por suerte) y a rodear a la flamante pareja, dejan- dola sola y aislada en un circulo lumino- so que encandild a los invitados. Coinciden los bidgrafos de Yoserel Raja en que, cuando el circulo de luz se apag6, la princesa ya no estaba y su “puesto marido, tampoco. Que desde _ entonces no se supo mas de ellos y que, 4 pesar de los afios transcurridos, se “siguen ofreciendo recompensas fabulo- fis a quienes aporten noticias del ma- irimonio. O de su descendencia, claro. PONCHO SOTRETA VIDA Y MUERTE DE UN DESORIENTAO Aqui me pongo a cantar con guitarra y pandereta la verdadera historieta de un hombre de la Ilanura terco igual que una herradura llamado Poncho Sotreta. Cantando habré de contar su penosa biografia. Comenzaré por el dia en que Poncho vino al mundo y en un despiste profundo a su mama... llamé tfa. Despistao ya de cuna paso su vida el paisano creyendo primo al hermano y agtielo a cualquier mortal. « F » Este crio no es normal”, lloré el tata a su marrano. 26 Y por no verlo lo eché de su rancho y su cabeza. Con semejante tristeza el Poncho hizo lo que pudo: a su herida puso engrudo y la cerr6 con torpeza. |Malaya el aprendizaje que le tocé al infeliz! Corrid coneja y perdiz, aporreado en su galope porque el Sotreta era miope de los ojo y la nariz. Ni los santos milagrosos * acudieron en su ayuda cuando muerto de hambre muda clam6 el Poncho avergonzado: isi no como ya un asado morderé mi carne cruda! 27 El Sotreta, sin embargo, no obstante su desoriente, ante el brib6n fue valiente y por los indios, amado: hasta el cacique Inti Mado le tendio un plato caliente. Le dio refugio en su tienda y en matrimonio a su hija como quien da la sortija al que no pide ni acecha. Le ensefio a usar arco y flecha y lo apod6 “Vista Fija”. El gaucho Poncho Sotreta no soport6 tanta suerte y se enred6 con la muerte. Viajaba a invitar a toda su parentela a la boda cuando sintié un dolor fuerte. 28 Ee Un dolor hecho de bala que abrié en su espalda un boquete pues borracho, el Cabo Nete le disparé sin piedad iqué espantosa autoridad con tanta copa y copete! Y aqui se acaba mi canto que ira del Ilano a la estepa para que tuito se sepa del hombre del que he hablao: Sotreta, el desorientao un gaucho de pura cepa. EPILOGO Ya la noche y el silencio cubren todo con su manto. iPor fin se ha callao el canto! Bien se ocupa el picaflor que el plomizo payador ahora duerma como un santo. madre la metiera en una canasta y la abandonara en la puerta de una casa desconocida. Cuando la pequefia Leonor fue des- ubierta por el que seria su nuevo pa- re, los ojitos se le humedecieron. Y § del hombre también, ya que apenas 40 a la nena, ella lo bombardeé a es- De origen algo dudoso (algunos ma- lician que nacié de un hongo envene- nado), Leonor Di Naria fue la persona mas grosera que recuerda la Historia de la Humanidad. Apenas nacié, hizo morisquetas tan desagradables a la partera que, de entra- da noms, se gan6 el rechazo general. Al afio pronuncié las primeras pa- pitajos. labras. Colm6 su vocabulario con tal La nueva familia de Leonor resulté cantidad de insultos que hubo que po- y de una bondad y una paciencia in- nerle un bozal. ibles. Cambiando palabras por gestos, la En un principio aceptaron las gro- pequenia se esmeré tanto en desagra- fas de la pequefia, convencidos de dar que, en cuestién de meses, logré tamafia monstruosidad debia pro- estas tres cosas: ir de ciertos malos tratos recibidos 1) que ademas de la boca, le tapa- Sus primeros dias de vida. ran la cara y le ataran las manos; 2) rror. que los abuelos huyeran despavori- abajaron arduamente en educar a dos ante semejante criatura; 3) que ven y, cuando después de 18 afios a pesar de cierto dolor (y un poco probaron que era inttil, le pidie- de alivio, a qué negarlo), un dia | lie se retirara del hogar. 32) 39) Por todo agradecimiento, los amo- rosos padres adoptivos obtuvieron de Leonor la siguiente despedida: —Chau. Que les vaya bien. Que los pise un tren. Que los deje chatos como una sartén. Una vez duenia de la calle, Leonor Di Naria se enfrent6 al mundo con su mala onda de siempre. A los 25 afios conocié el amor: Angelito Dedids. ~—— Se casaron un martes 13, a altas horas de la madrugada para no tener que in- Vilar a nadie, y un dia después se sepa- raron. (Angelito vio traicionada su bue- na fe, y se marché al cielo sin escalas.) A lo largo de la vida, Leonor fue ha- ciendo amigos con los que compartié la vulgaridad y el trato tosco: la flaca Morticia, Barby Turicos, la reina del hampa Olga Tillos, Norma Larrea, _ Vivi Vinchuca y el asqueroso Ivo Mitas della Torre. En el lecho en el que agonizaba, Leonor Di Naria sintié que toda su vi- da habia sido una basura. Iba entonces a intentar una bella frase de despedi- da, cuando la muerte la sorprendié y le hizo burla. Fueron, pues, sus tiltimas palabras: —Me importa un comino. n 4 S LA VERDADERA HISTORIA DE DOMINGO DEFRIO Y SU PRIMA VERA 36 Domingo Defrio (alias Chucho) na- cié un frio domingo de invierno. Su padre, Maximo Segundo Defrio, no dud6 un instante al bautizar a su hijo. Al contrario: tal como lo habfan hecho con él, que nacié en el segundo mas helado de un ano, crey6 oportuno respetar la ley familiar. La vida de Chuchito arrancé en pleno invierno y, como si esto hubiera sido una mala sefial (lo fue), el pobre pasé gran parte de su existencia sufriendo el fro. Ya de bebé tuvieron que ponerle paniales de lana y debieron taparlo con dieciocho frazadas para que la cuna no le resultara un freezer. Cuando empezé la escuela, hubo que prepararle una campera especial relle- na con plumas de ganso. También, una bufanda de varios metros de largo que, al enroscarse desde su cuello hacia aba- Jo, le permitiera salir temprano por las 38 iiafanas y caminar sin ponerse violeta. De mas est4 decir que jamas se le exigié que formara fila con sus compa- fieros y que, en poco tiempo, bufanda y campera fueron reemplazados por un traje calefaccionado de astronauta, con escafandra y todo. Preocupada por el destino de su re- tono, Elsa Nitos -madre de Chucho- decidié buscar alguna solucién. Primero llam6 a los médicos que, segun sus antecedentes, pudieran conocer el re- medio para el mal de Chucho: los docto- res Gutiérrez Frio y Tomas E. Lados. Cuando comprob6 que ninguno po- dria ayudarla, recurrié a sf misma y a su historia familiar. Explic6é a Chucho que su apellido no solo era Defrio. Que ella, que era su madre, se llamaba Elsa Nitos, asi que él bien podia curarse en homenaje a la rama materna. 39 Elsa le record6 que ella tenia un her- mano de nombre Pepi y que ro por eso el hombre solo comia pepi-nitos. Y que ese, su tfo Pepi, al que no veia des- de hacia mucho, era padre de lajoven Vera. De modo que él, Chucho Defrio, tenia una tal prima Vera, seguramente de su misma edad. Bast6 con recordar todo eso para que la vida de Chucho diera un vuelco definitivo. Se contact6 con su prima Vera y gracias a ella se recupero. Vera le pre- senté a su amiga Carola K. Lores, con quien Chucho se cas6 y dejé de tener frio para siempre. La primera hija de Carola y Chucho naci6 el dia de otofio mas gris del afio, pero antes de ponerle un nombre lo pensaron muy bien. Griselda, no. La chica se llama Francisca Enriqueta, y todos tan contentos. 40 SU EXCELENCIA EL MARISCAL ZONCILLO Pascual Zoncillo, mariscal de una regién desconocida, nacié en Francia en el afio 1780. Fueron sus padres la condesa Sisi y el conde Noné, france- ses ambos, muertos por accidente a los cuatro dias del nacimiento de Pascual. Poco se sabe de la infancia del Mariscal. Menos atin de su primera juventud. Lo que todos los historiadores coinciden en sefialar es que, a Pascual, el apellido no le vino de sus padres. Tampoco de su ropa interior. Mucho menos de la zoncilla expresién de su rostro. El apellido Zoncillo lo obtuvo de un desinteresado tio materno que, lue- go de contar la fortuna de la familia Noné, decidié hacerse cargo del huer- fanito y de su dote. Algunos suponen que el nombra- miento de Pascual como Mariscal se debi a la actuacién del joven en las filas del ejército de Napoleon: lo tnico que hacia en el campo de batalla era hablar de mariscos. Otros afirman que la mariscalia fue un invento urdido por el propio Pascual para gozar de ciertos honores y privilegios en el exterior, es decir donde nadie lo conociera. Lo cierto es que, hacia 1815, Pascualito —a esa altura Su Excelencia el Mariscal Zoncillo— se embarcé con destino a Buenos Aires, donde pasé sus primeros y tiltimos dias a la vez. Seguin crénicas de la época, a poco de arribar a Buenos Aires se batid a due- lo con un compatriota: el Archiduque Merendé Paté de Fua. Ocurrié que ambos tuvieron el honor de conocer a dofia Mariquita Sanchez de Thompson, que ambos se enamora- ron de ella cuando la escucharon can- tar el himno y que por ella decidieron el reto. El duelo se celebré en el puerto de Montevideo, con tanta buena suerte pa- ra los enamorados, que ninguno acerté a matar al otro. De manera que el re- greso de los duelistas a Buenos Aires fue en un tono amistoso y triunfal. Quiso el destino que la vida del Mariscal Zoncillo se interrumpiera a pocas horas de su llegada. No bien bajé del barco, lo picé una arafia po- llito y no hubo forma de ponerlo a salvo. 44 Dofia Francisca Miseta, viuda de Friza, result6 ser la dama criolla que con tanto esmero cuid6 a Pascual has- ta el fin. El escaso tiempo que dona Francisca Miseta y el Mariscal Zoncillo tuvieron para conocerse basté para enamorarlos. Y, qué pena, de no ha- berse tronchado la vida de nuestro joven héroe, seguramente se hubieran casado (y, quién sabe, hubieran tenido una bella “chancleta”). NITO CARLOS TIMONES BIOGRAFIA DE UN MAR-TIR 46 Benito Carlos Timones ~Juniors— (1750-1806) nacid en América, en la aldea pesquera de Las Cholgas, hasta entonces gobernada por un pariente de la Corona espafiola: el muy magni- fico Felipe G. Rey. Fueron sus padres la bella Marina Mercante y el prefecto Carlos Timones, hombre de la Armada realista, de quien Benito no heredara fortuna ni voca- cién. De ahi, sin duda, su posterior decisién de darse a conocer como Nito Carlos Timones. 48 La nifiez de Benito transcurrié a ori- llas del Mar Gen. Alli aprendi6 a nadar y aescuchar a los caracoles. Contaba ocho afios cuando, con el fin de dar la vuelta al mundo, fue embar- cado junto a su familia a bordo de una fragata que nunca olvidé: allf pasé dos espantosos anos de su vida eliminando por la boca lo que por esta ingresaba. —¢Qué pasa acd? -solia preguntar el capitan del barco cuando se paseaba por la cubierta y debja taparse la nariz. —Nada -respondian los marineros-. El nene Timones vomita. -¢Vomita timones? -No, Timones vomita. -iAh! Ya entendi... -decia entonces el capitén, mientras se alejaba pensando cémo alguien podfa comerse un tim6n. Durante la travesia, en un breve con- tacto con buques piratas, Juniors des- cubrié su vocaci6on. Tras largas charlas con el temible corsario Billy Cuado y Sir Francis Terna, que no paraban de narrar como propias, hazafias que ja- mas habfan cometido, encontré el sen- tido de su existencia: contar cuentos. Y fue entonces cuando termin6 de dese- char por completo la idea de ser ma- rino como su padre (cosa que solo su padre queria) y dedicarse a escribir. La pésima relacidn de nuestro Nito Carlos con los océanos hizo que afios mas tarde, a la hora de elegir los temas 50 para sus libros, se inclinara siempre por relatos de caballeria, de suspenso, de peluqueros o de lo que fuera, con tal de que no hubiera agua ni barcos. Lo cierto es que, sin darse cuenta, la historia familiar lo traicioné y a su primera novela la Namo El mar-tirio. Y asu libro sobre los canguros, El mar- supial. Y a su manual de recetas de cocina, Isla flotante y otros manyares. Hacia 1806, es decir, a los 56 afios, se radicé en el puerto de Buenos Aires y se enrolé para pelear contra los britanicos en las invasiones inglesas. Nito odiaba a los ingleses con toda su alma, no por- que le gustaran mas los esparioles, sino por la flota que tenian los britanicos. En esas circunstancias, y por un error de calculo, Nito Carlos Timones tuvo un horrible final. El contenido de Ill una olla con aceite hirviendo se le cayé encima y lo chamuscé. Fueron sus ultimas palabras “IQué mar-mota!”. 52) BENEMERITO DOCTOR WALTER MOMETRO Paar 4 Wd MbMETRO ep fey TK ; Il Walter Moémetro nacié en el célebre hospital de Marcos Tillas. Tras heredar la vocacién de su madre, la enfermera Susana Torio, paso la infancia jugando al doctor. —_ Desde pequefio iba al colegio vis- tiendo el tipico guardapolvos, pero con un estetoscopio colgandole del cuello y una mochila blanca con una cruz roja en el centro. En ella llevaba los cuadernos de clase mezclados con gasas, vendas y una cartuchera en la que, ademas de ldpices, guardaba curi- tas, agua oxigenada y un aparato para tomar la presién. Mas atin: seguin su propia maestra, en los recreos Walter permanecia de guardia en el aula. Curs6 la carrera de Medicina en pocos afios y, gracias a sus altas califi- caciones, apenas se recibié pudo con- seguir trabajo en el Sanatorio Santa Inés Perada y Contusa. Alli conocid a su mujer, la profesora Maria Ester Non, quien no solo seria la abnegada madre de sus dos hijas -Remedios y Dolores- sino también una fiel compa- fiera de trabajo. 9) El doctor Walter Mémetro, especia- lista en fiebres infecciosas, y su esposa Ester Non, entregaron sus vidas a in- vestigar el crecimiento de las ufias y su incidencia en las heridas cortantes. Lo hicieron junto con un equipo integra- do por los doctores: Juan O. Méplato (especialista en huesos), Casio Titis (of- dos); Omar K. Pasos (corazén); y el aporte de la norteamericana Mis Peny Cilina y los cirujanos galeses Elvis ‘Turi y Susan Estesia. Fueron los hermanos Aldo y Dardo Lores quienes registraron los resulta- dos de las investigaciones del equipo, y a quienes debemos algunos datos de esta biografia. Otras obras consultadas fueron: El fin de los dedos, de Encarnaci6n de Latitia; Mz mano, tu mano, del profesor Garra Hand, y Temperatura en Ascenso, del propio Walter Mémetro. 56 INDICE Los hermanos CHIN CHU LAN CHA eEIIN' CHUPGIN (ieee au soem isla ts siuiaie ial 7] Chiquita di Minuta Ahival Gaban y los 40 botones Bericho SOLMeGta eer mence ue, cert oe 25 moor Di Nada) awe eee 31 a verdadera historia de omingo Defrio y su prima Vera ........037 Su Excelencia el mariscal Zoncillo Nito Carlos Timones Benemérito Doctor Walter Momettro .......53 59) DE LA AUTORA A mi me gusta jugar con las palabras. Y me gusta, ademas, escribir cuentos. En estas historias junté las dos cosas: por un lado, re- vivi esa manera que tenia de chica (y no tanto) de llamar Elba Gallo a las Elbas o Elena Nitos a las Elenas, y por otro, imaginé personajes cuyos destinos estuvieran liga- dos a sus nombres y a cada uno le inventé una biografia, que viene a ser algo asi como el cuento de su vida. e A lo mejor, algun lector detallista se pregunte por qué el libro se llama El muy magnifico Felipe G. Rey, que es el nombre de un personaje que casi ni aparece. Bueno, esa seria una buena pregunta. La respuesta, co- mo dice una vieja cancion, esta en el viento. Que cada uno la atrape por su cuenta. Por mi parte, nada mas. Espero que hayan disfrutado de estas historias. Y si no, Lola Mento. DEL ILUSTRADOR Como soy ilustrador, unas veces me hago llamar Crispin Turita y otras, Francisco Lorido, nombres que van muy bien con la mayoria de los libros que ilustro. Pero como este libro lo dibujé en blanco y negro, tuve que buscarme un nombre que realmente me ayu- dara. Porque no es nada facil ilustrar solo con negro. Imaginen tener que pintar una manzana roja de negro; y una ballena azul, de negro también. jY una naranja? 4Y un bicho colorado? {De qué color los pintarian uste- des, de blanco o de negro? A veces uso el truco de hacer unas rayitas o unos puntitos que de lejos parecen gris. Pero esto no siempre resulta bien, y entonces me quedo sin el truco. Por eso, cuando me toca hacer un libro como este, me cambio el nombre y paso a llamarme Agustin Tanegra y listo: salen unos dibujos estupendos. aw Clip coleccién SERIE VIOLETA pan flauta Aparirdesaros ae EeSsS7q Humor EL MUY MAGNiFICO FELIPE G. REY Y OTRAS VIDAS ¥ LUSTRES. iQué hace el muy magnifico Felipe G. Rey en la tapa de este libro? jQué cara extraria tiene! éY por qué aparecen en los relatos personajes tan insolitos como el doctor Walter Mometro oel Mariscal Zoncillo? ;Y qué decir del mismisimo Nito Carlos Timones, que no tuvo suerte con la navegacion pero logro escribir una novela: El mar-tirio! Aqui se guardan los secretos de estas y otras vidas ilustres.

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