CapPfTuLo 3POLARIDADES
$ Cémo inicié Perls el trabajo con polaridades?
C Enel primer capftulo de su libro Yo, hambre y agresién, Perls se
plantea sus objetivos y ya ahf encontramos con una claridad meri-
diana sus criticas y aportes a un enfoque terapéutico no mecanicista.
En ese momento, él era un psicoanalista y lo que pretendfa era
introducir “modificaciones” 0 hacer aportes para solucionar proble-
mas o deformaciones muy ostensiblemente erréneas de esta teorla.
Lo que tal vez en ese momento —1947— no percibfa, era que
sus crfticas destrufan la base misma de la Teoria Psicoanalitica, como
lo sefialé después.
Sus puntos crfticos al andlisis son los siguientes:
a. Enel tratamiento de los hechos psicolégicos como si existieran
aislados del organismo.
b. Enel empleo de la psicologfa lineal de asociacién como la base
de un sistema de cuatro dimensiones.
c. Enel descuido del fenémeno de diferenciacién.
En esta revisién del psicoandlisis pretendo:
a. Reemplazar el concepto psicoldgico por un concepto organicista.76 SONIA, TE ENVIO LOS CUADERNOS CARE
Reemplazar la psicologia de asociacién por la psicologta de
gestalt.
c. Aplicar el pensamiento diferencial, basado en la “indiferencia
creativa” de S. Friedlander’.
En todo lo propuesto, sélo del ultimo punto, que es preci-
samente en lo que se basa toda la eficacia de esta terapia y este enfo-
que en general, no se han ocupado demasiado los gestaltistas de la
segunda generaci6n.
Se habla de polaridades y se trabaja permanentemente en esto,
pero no se comenta demasiado, por no decir escasamente, cual es el
fundamento o los principios que autorizan a trabajar de esta manera.
No sé qué es lo que ha determinado la poca claridad en este
capitulo de la Terapia Gestaltica. Podrfa ser la falta de conocimiento,
pero también puede ser el temor a ciertas palabras, por haberlas
escuchado siempre de un modo prejuicioso o aceptandolas de pla-
no, sin saber qué significan realmente o rechazdndolas en las mis-
mas condiciones. Es por esto que en este punto prefiero citar tex-
tualmente al “descubridor” de este enfoque:
“El pensamiento diferencial muestra cierto parecido con la teo-
tla dialéctica, pero sin sus implicaciones metafisicas. Por ello tiene
la ventaja de evitar discusiones acaloradas acerca del tema (ya que
muchos lectores habrin adquirido o bien un entusiasmo o una
sincrasia contra el método y Ia filosofia dialéctica) sin sacrificar el
valioso nticleo contenido en el modo dialéctico de pensar”.
“Se puede emplear mal el método dialéctico y asf se ha hecho con
frecuencia: a veces uno hasta puede sentirse inclinado a aceptar las ob-
servaciones de Kant respecto de que la dialéctica es un ars sophistica
1. Fritz Perls, Yo, hambre y agresiin, Hl. Fondo de Cultura Eeonémica, México,
1973, p. 16.POLARIDADES 7
disputatoria, una charla inttil (Geschwaetzigkeit), actitud que, sin em-
nto dialéctico”.
bargo, no le impidié aplicar en su caso el pensami
“Mucho puede objetarse al idealismo dialéctico de Hegel como
intento filoséfico para reemplazar a Dios con otros conceptos me-
tafisico:
“La trasposicidn de Marx del método dialéctico del mate-
rialismo es un progreso, pero no una solucién. Su mezcla de la in-
vestigacién cientifica con el pensar segtin el deseo, rampoco ha lo-
grado el realismo dialéctico,
“Mi intencién es trazar una distincién clara entre la dialéctica
como wn concepto filosdfico y la utilidad de ciertas reglas segin
fueron encontradas y aplicadas en la filosofla de Hegel y Marx, Es
tas reglas coinciden aproximadamente con lo que podrfamos llamar
‘pensamiento diferencial’. Personalmente, opino que, en muchos
casos, este método es un medio apropiado para llegar a una nueva
comprensién cientifica que lleve a resultados cuando otros métodos
intelectuales, por ejemplo el pensar en términos de causa-efecto,
fracasan”?,
Mas adelante dice: “Pensar en opuestos es la quintaesencia de
la dialéctica”’,
“Pensar segiin opuestos tiene hondas rafces en el organismo
humano. La diferencia segtin opuestos es una cualidad esencial de
nuestra mentalidad y de la vida misma”*,
Mi pobre conocimiento de la filosofia de S. Friedlander? no
2. Fritz Perls, op. cit., pp. 16-17.
3. Ibid., p. 20,
4. Ibid., p. 21.
5. Recomiendo calurosamente leer las 44 paginas que aparecen en el libro de Claudio
Naranjo bajo el titulo de: Ludwig Frambach da cuenta de las ideas de Salomon
Friedlander, su influencia sobre Perls y su coherencia con la préctica de la Gestalt,
p. 411. Gestalt de vanguardia de Claudio Naranjo, Ed. La Llave, Madrid.78 SONIA, TE ENVIO LOS CUADERNOS CAFE
me permite decir ms simplemente lo que expresa Perls en el primer
capitulo de Yo, hambre y agresién. En la medida en que asimilo el
“pensamiento diferencial” con el pensamiento dialéetico, me es f-
cil comprender que el reconocimiento de dos polos opuestos, dos
aspectos, de los cuales privilegidhamos uno que nos era familiar y el
otro era mantenido en la oscuridad —como dirfa Jung—, puedo
comprendera quése refiere el punto cero y la “indiferencia creativa”.
Instalados en una polaridad y ocupados en no dejar surgir la
otra, ninguna gestalt puede ser completada.
Kierkegaard captaba lo dialéctico de un modo més vivencial.
Ve lo esencial; la presencia de los opuestos, sin posibilidad ni nece-
sidad de movimiento alguno.
El decir de Kierkegaard pareceria indiscutible en un mundo en
el que los seres humanos se actualizaran como lo que son, lo que
con mucho ¢s lo menos frecuente, La “autoactualizacién” neurética es
el maximo escollo en la maduracién individual. Nos vemos més como
queremos ser que como somos. Todos aquellos aspectos rechazados 0
nnegados de nosotros mismos los criticamos y los vemos magnificados
en los demds y ni siquiera nos sorprende nuestra perfeccién,
Existen los opuestos, y obviamente no habria ninguna nece-
sidad de reconciliacién entre ellos si no hubiera una pelea o un con-
flicto en cl cual se viven como excluyente uno del otro; incluso ni
siquiera reconocemos la existencia de una de las polaridades.
La Gestalt postula que no es diferente lo que ocurre en el ser
humano de Jo que ocurre en la naturaleza
La dialéctica a la que se refiere Perls y lo que —nos demos
cuenta o no— usamos en Terapia Gestéltica es, como dice Merleau-
Ponty citando a N. Von Hartman: “Una dialéctica de lo real"®,
“Puede seguirse a través del bergsonismo como a través de la
6. Maurice Merleau-Ponty, Signos, Bd. Seix Barral, Barcelona, 1964, p. 189.POLARIDADES 79
carrera de Husserl al trabajo que poco a poco pone en movimiento
Ia intuicién, cambia la notacién positiva de los ‘datos inmediatos’ en
una dialéctica del tiempo, la visién de las esencias en tina ‘fenomenologia
de la génesis’, y vincula, en una unidad viva, las dimensiones opuestas
de un tiempo que finalmente es coextensivo al ser””.
Hay un movimiento natural de los opuestos a acercarse y si tal
ver no hay necesidad, como postula Hegel, de reconciliacidn es por-
que tampoco hay necesidad de que se opongan, como excluyentes
unos de otros, como enemigos. La noche no se opone al dia; la
existencia de la noche nos hace tener evidencia del dia y viceversa.
La oposicién es sélo el fondo de la figura sin la cual no la distingui-
slamos (hay el I{mite entre una y otra que es comtin). Cuando noso-
tros trabajamos opuestos en nuestros pacientes, generalmente apa-
recen guerras espantosas, una parte es la que impide ser, crecer y
vivir a la otra. Las cosas que se puede decir una persona a si misma
son insdlitas, los grados de descalificacidn, violencia y crueldad que
puede tener una persona con su otro yo, digamos, son incretbles.
Lo obvio es que esta pelea es algo inventado, neurético, artificial, y
que esa persona que tenemos al frente es una sola; por lo tanto, no
tenemos ninguna duda de que si realmente asume el discurso de
cada una de sus partes, con todo el cuerpo, en un espacio diferente
para uno y otro, esto tiene que terminar en una reconciliacién o por
lo menos en una coexistencia pactfica porque ambos personajes ha-
bitan en una misma morada, y el cuerpo no acepta dividirse sino a
expensas de graves consecuencias.
No sorprende que Perls centrara el trabajo de las polaridades
en lo que dl denomina ‘top-dog” y ‘under-dog”, aunque permanente-
mente esta aludiendo a otros opuestos dialécticos, como el contacto
y el retiro, y explicira muy claramente cémo el contacto con las
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polaridades es lo que favorece nuestra capacidad de discriminar.
Es muy frecuente que nuestros pacientes y las personas en ge-
neral se quejen de aspectos de s{ mismos que sienten que los perju-
dican 0 de los cuales hablan sélo para dejar en evidencia que no
tienen lo opuesto. A veces estan absolutamente convencidos de que
si cambiaran ese rasgo, todo serfa diferente para ellos, y no pueden
explicarse fa persistencia con que aquela caracterfstica les aparece.
Es el desconocimiento de las leyes de la dindmica gestéltica. La fi-
gura-fondo, en la que no se puede dejar esrdtica la figura y sacar el
fondo, para hacerla més nftida y nica. Por fascinados que estemos
con los rostros del cuadro de Dalf, que mencioné antes, no pode-
mos, para verlo mejor, sacar el fondo; justo cuando intentéramos
quitarlo, tendrlamos que reparar en él y verfamos que son los con-
tornos de esa copa lo que dibuja los perfiles.
EL CANCER EN Freup
Llegué a esto de las potaridades cuando estaba comentando la rela-
cién entre el cancer y Ia depresidn y me conecté con Freud, Para
completar mi propia gestalt, en este punto se me hace indispensable
imaginar cémo habria sido trabajarle al mismo Freud esta polaridad.
Bl juego dialéctico entre sumisién y dominio no Hegé a equili-
brarse jams en él. Cuando fire sometido a eva primera operacién por
su leucoplasia, su sumisisn fue patérica y su humildad igual.