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JORGE LARROSA P de Profesor (con Karen Rechia) noveduc/perfiles Larrosa, Jorge P de Profesor / Jorge Larrosa; comentarios de ed. - Ciudad Auténoma de Buenos Aires: Educativas y Material Didéctico, 2018. 488 p.; 22,5 x 15,5 om, - (Perfiles; 5) Karen Rechia. - ta ‘entro de Publicaciones ISBN 978-987-538-580-1 1. Diccionario Especializado. 2, Diccionarios Tematicos, 3. Formacién Docente. |. Rechia, Karen, com. Il. Titulo, CDD 463 Coordinacién editorial: Daniel Kaplan Traduccién de Karen Rechia: Carlos Maroto Guerola Disefio de tapa: Déborah Glezer Fotografia de tapa: Eduardo Malvacini Diagramacién del interior: Déborah Glezer Los editores adhieren al enfoque que sostiene la necesi tin uso sexista que invisibiliza tanto a las mujeres como a otros géneros. No obstante, a los fines de hacer mas amable la lectura, dejan constancia de que, hasta encontrar una forma mae satisfactoria, utilizarén el masculino para los plurales y para generalizar profesiones y ocupaciones, asi como en todo otro caso que el texto lo requiera. Idad de revisar y ajustar el lenguaje pare evtar 1° edicién, junio de 2018 Se terminé de producir en el mes de junio de 2018 ' en Latingrafica S.R.L., Rocamora 4161, Ciudad Auténoma de Buenos Aires. Noveduc libros © del Centro de Publicaciones Educativas y Material Didactico S.R.L. Av. Corrientes 4345 (C1195AAC) Buenos Aires - Argentina Tel. (64 11) 5278-2200 E-mail: contacto@noveduc.com www.novedue.com ISBN N° 978-987-538-580-1 Queda hecho el depésito que estabiece la Ley 11.723 Impreso en Argentina - Printed in Argentina uk 7 iler, la transmis a No se permite la reproduccién parcial o total, el ainacenaniant 6! rue crerieo meet 4 transformacién de este libro, en cualquier forma o por cualquier veo previo y escrito de mediante fotocopias, digitalizacién u otros métodos, sin el permis infraccién esta penada por las leyes 11.723 y 25.446. Letra =P Pero a mi me interesaba también to; digamos, puramente emocional 9 sentimental, muy relacionada con tan destinadas a lo que podriamos mar cierta distancia de una visién, emotiva de la pobreza, puramente esas imagenes de la Pobreza que es- lamar el mercado de las emociones, Y, en cualquier caso, cuando en las elementos que tenfan que ver con |: social, traté de que fueran siempre lo suficientemente radicales y poco convencionales como para que mis alumnos pudieran al menos intuir que hay formas de colocarse en relacién a eso de lo social, sea lo que sea, que no pasen necesariamente por las convenciones emocionales, ideoldgicas y practicas que son dominantes en el grado. Algo de eso puede verse en la palabra “encargo” y en la palabra “zombi” de este mismo diccionario. Peliculas 0 en los textos aparecfan la educacién social 0 con el trabajo Presencia Karen. : ‘ En las primeras clases siempre enuncias la frase de tu amigo ens Gonzalez: “En mis clases la asistencia no es obligatoria, te la pre- sencia si”, la cual, como ya dije en “ejercicio”, fue una de las need baa emblematicas del semestre, 0 tal vez, la mas tte 7 Be oe i i i ia entre presencia y : tiempo explicando la diferencia en’ line a arts en forma de reprimenda cuando, por pasar algo (0 po! Pasar), te parecfa necesario. 7 a escena de Ante esta palabra, en este instants, me Renta uct. El objeto la obra teatral del polaco Tadeusz ee : tribuye Kantor o sus cri- aqui no es aproximar sentidos, sea los que le @ enme ha venido como ticos, sino que es mucho més sencillo: [a da = de hoja rajada con la teminiscencia, un vago recuerdo, aquel eo a aquel texto. Esa re- Que no se puede reconstituir el texto, por lO sonas entran a un espacio Miniscencia es mas 0 menos aie sientan en los basses Con objetos que se parecen a los ‘ salen. Vuelven repiten joa ies age de los otros, se levantan y P de Profeso rge Larosa vez de sf mismos, solo que més jévenes. Son mutiecos en las manos, tal Jos interrumpen, los repiten de nuevo, como autématas, repiten gestos, enun continuo. . é son esas imagenes las que evoco y no Cae seguridad de Pee concibiendo la presencia de los es- Fi 0 ne — aS aa vi como aquello que, incluso en la repeticién, puede “ofrecer algo que rompa con ese continuo. as posible ver ese significado en la presencia? ¢Se puede también pensar que la presen- cia la instigan el profesor y sus materiales, que la asistencia se puede transformar en presencia? Jorge. : En el librito de Pennac que trabajamos en la maestria, Mal de escuela, hay diversas consideraciones sobre la presencia. Por ejemplo: “;Oh, el penoso recuerdo de las clases en las que yo no estaba presente! Cémo sentia que mis alumnos flotaban, aquellos dias, tranquilamente a la deriva mientras yo intentaba reavivar mis fuerzas. Aquella sensacién de perder la clase... No estoy, ellos no estén, nos hemos largado. Sin embar- go la hora transcurre. Desempeiio el papel de quien estd dando una clase, ellos fingen que escuchan. Qué seria esta nuestra jeta comin, bla bla bla por un lado, garabatos por el otro, tal vez un inspector se sentiria satis- ree eS la ae permanezca abierta... Pero yo no estoy alli, enmeeee Seas en otra parte. Lo que digo no se encamna, ‘0 que estan oyendo (...). Estoy tan lejos de mi materia como de mi clase, No soy el profesor, soy el guarda del museo, guio mecanicamente una visita obligatoria”, O, un poco més adelante: “La presencia del profesor de inmediato. Los alumnos dos lo hemos experimenta mente alli, se advierte sentarse, de tomar Posi a habita plenamente su clase es perceptible 12 Sienten desde el primer minuto del aio, lo: el profesor acaba de entrar, esta absoluta- or . Por su modo de mirar, de saludar a los alumnos, de esion de la mesa”, presencia es triple: del profesor, de la materia de estudio, de los es- tudiantes. Cuando no hay ese juego de Presencias que se convocan mu- tuamente, todo es mecdnico, ficticio, un mero trémite, la clase muer- taque tu mencionabas. Cuando los alumnos estan alli sentados, pero sin estar presentes, en espaiiol se dice que “estan calentando la silla” Antes era asi: inmovilidad forzada y océanos de aburrimiento. Pero al menos uno se ejercitaba en el aburrimiento (hay innumerables decla- raciones sobre los dones del aburrimiento). Pero hoy son las maquinas dela distracci6n las que les hacen estar siempre en otra parte. Sabes mi pelea de todos los afios con los teléfonos méviles, con los ordenadores portatiles. Sabes que les digo que no hace falta que estén en el aula, que afuera al sol se esta mucho mejor. A veces, en alguna reprimenda, he repetido el parrafo de Ferlosio, ese de: “El més inteligente de los espafioles -cuyo nombre, por desventura, no he sabido nunca-, autor de un ‘Arte de tocar las castafiuelas’, empezaba el prélogo de su tratado con esta declaracién absolutamente ejemplar y me- morable: ‘No hace ninguna falta tocar las castafiuelas, pero en caso de to- carlas, mds vale tocarlas bien que tocarlas mal’. Si esto dijo aquel hombre, acertando a iluminar a la vez la ética y la estética con un mismo y tinico resplandor de luz, refiriéndose a la declaradamente intitil dedicacién de to- car las castaiiuelas, bien cabe aplicar lo mismo a otras dedicaciones que, en cambio, tienden a ser consideradas, en principio, necesarias”. No hay ninguna necesidad de ir a clase, de estar atento a la pelicula que se esté pasando, de hacer lo que el profesor dice que hay que hacer, Pero si se hace, hay que hacerlo bien; si se esta, hay que estar alli y no €n otra parte. Tienes razén en que la presencia no puede darse por supuesta y tiene Aue ser, de algtin modo, convocada. Primero por el profesor. Como dice nnac, si el profesor no esté alli, los alumnos tampoco estan. Segun- °, Por la materia de estudio. El profesor tiene que hacer presente la Materia de estudio 0, como dirfan los griegos, tiene que traer algoa la Tesencia, tiene que hacer que lo que pone encima de lamesa esté ae ez alguna cosa, sea capaz de convocar el interés de los estudiantes. atetesar no tiene nada que ver con motivar. Cuando el profesor 8 encima de la mesa invoca presencias, hace que algo encarne pone yse P de Profesor » Jorge Larrosa Jo si 61 mismo esta presente, Ese eg a cer encarne. Y eso solo puede ha més dificil. arte del profesor, un arte cada ve! muy hermoso de George Stein, pe a ture, bn Whe Chae, El fildsofo leyendo, de 1134, en el que mmenta el cardcter formal e incluso ceremonioso del traje de] Steiner Tienes que no est vestido de cualquier manera, y Telaciona eat la Conese con el acto de leer como un encuentro Sie entre una persona y su invitado, con una actitud atenta y aoe ce en re- lacién a lo que el lector recibe (algo de eso hemos dicho en la palabra “autoridad”). Y Pennac dice algo parecido: “Cuando Montesquieu nos honra con su presencia en nuestra clase, debe- mos estar presentes para Montesquieu”. La batalla por la presencia es una batalla contra la indiferencia. Poder estar en clase no es cualquier cosa. Poder leer a Ivan Illich, ver una peli- cula de Bufuel, escribir sobre algo que te interesa, tener el privilegio de comentar lo que has escrito con otras personas, tener un profesor que ha elegido textos y pelis para ti, poniendo en ello lo mejor que sabe y lo mejor que tiene, todo eso no es cualquier cosa. Convocar la presen- cia es convocar una cierta reciprocidad, una cierta responsabilidad, una cierta respuesta. Solo la presencia es capaz de convocar la presencia. Karen. Como sefialamos anteriormente, el profesor es un elemento fundamen- tal para la construccién de esa maestro”, de Marfa Zambrano, ee em a ee Mlorianépolis, para hablar del oficio del 3 inicial es bes, eh acid) del maestro se muestra _ ‘amoso y emblemitico: “la mediacién I simple estar en e] aula”. Y contintia: “Ha de subir ala catedra de sus alumnos todas I = ners que son una interrogacién, una ao ‘abras, en espera y exigencia de que » Ya que te damos nuestra presencia Para mirar desde ella, haci: ji frentes levantadas hacta cr ‘ia abajo, y ver las ara recibir sus miradas desde Pausa que acusa el silencio 4° Suene la palabra del maest!0 ~Y Para un joven su presencl# 1328 vale todo- danos tu palabra. Y atin, tu palabra con tu presencia, la palabra detu presencia ° tu presencia hecha palabra a ver si corresponde a nuestro silencio -y el silencio es algo absoluto- y que tu gesto corresponda igual- mente a nuestra quietud -la quietud esforzada como la de un pajaro que se detiene al borde de una ventana. Pues que todo ello siente el maestro al recibir la mirada y al sentir la presencia del alumno -en todo ello va su sacrificio, el sacrificio de nuestra juventud”, Es un hecho que la presencia del estudiante frente al maestro invita a la palabra. Pero es una presencia hecha de gestos, de palabras, de si- Iencios. Y es de cémo se compone, 0 se percibe, esta presencia de/en el profesor que me gustaria que hablasemos también. Jorge. Enese texto que has citado, Maria Zambrano se refiere al instante an- terior al empezar a hablar en una clase. Antes de que suene la primera palabra hay un silencio en el aula. Y se da ah{ un cruce de miradas que es como la prueba o la confirmacién de la presencia. Como si tanto el que se dispone a hablar como el que se dispone a escuchar preguntaran yse preguntaran si hay alguien ahi, si el otro esta presente. La escena que describe Zambrano es esa en la que el profesor ocupa su lugar y justamente ahi, en la cdtedra, antes de pronunciar palabra, percibe el silencio y la quietud de los estudiantes, lo que ese silencio y esa quie- tud tienen de interrogacién, de espera y de exigencia. Ese es el mo- mento en que el maestro com-parece: ofrece su presencia antes atin de Pronunciar palabra. Y un poco més delante del trecho que has citado, Maria Zambrano dice lo siguiente: “Podria medirse quizés la autenticidad de un maestro por ese instante de Silencio que precede a su palabra, por ese tenerse presente, por esa pre~ Sentacién de su persona antes de comenzar a darla en modo activo. Y atin Por el imperceptible temblor que le sacude. Sin ellos, el maestro no llega a Serlo por grande que sea su ciencia”. cas de empezar a hablar, el maestro tiembla. Y ese Seen Drese e se deriva de su presencia, de su presentacion, le souest ala Dre te” que de algtin modo es reclamado como una Te P oe Sencia silenciosa de los estudiantes. El aula es en este texto un 8% 3291 Pde Profesor ® Jorge Larrosa alumnos y los profesores son Namados a com-pare Cer, a presencia de los otros, a estar presentes, De en el que los a-parecer en impresién de que en ese texto Zambrano e. Siempre ba 2 eoatOrieee en la Universidad Complutense a Ee por eso habla de maestro y no de profesor. Tal vez Po a ates de esa com-parecencia que tiene algo de iniciatico, tn profeso, sin embargo, no da su palabra, sino que da un texto, ung materia de estudio, no se pone a sf mismo sino que pone algo encima de la mesa. Su presencia tiene que ver con hacer presente algo que no es él. Ademis, el texto de Zambrano esta ya marcado por lo que ella Ila- ma “la crisis de la mediacién”. Ese juego de Presencias que se convocan mutuamente ya no esté garantizado. Y eso, dice Zambrano, Porque los estudiantes pertenecen a una generacion que no necesita de la media- cidn del tiempo, que tiene la sensacién de que el mundo comienza con ellos, que no pide ni necesita la palabra del maestro. Karen. Es el profesor el que con su presencia hace presente la materia de estu- dio. Lo que convoca entonces la presencia de los alumnos es la materia de estudio. Jorge. Hay una frase en Stoner, esa maravillosa novela de John Williams, que dice que el profesor es aquél a quien “el libro le dice la verdad”. Por tanto, el profesor muestra, en su lectura, la verdad del libro, y hace pre- ae sa verdad para los alumnos. Y yo creo que algo de la presencia a oe ver 2 la verdad. No solo con la verdad del libro, sino co oaee sor “de verdad y Con ser estudiante “de verdad”, con hacer las le verdad”. Para desarrollar eso voy a dar un rodeo. Como sabes, Fouca lermenéutica del s ylaescuc ahi es aa ibe ®scuelas de la antigiiedad. Lo que Foucault mues Ofdo, toda una ss pales Problematizacién teérica y practic ne Se corresponde con +, u*,/@ escucha, toda una ética del escuchar 4 ‘0 i v3 Muna cierta manera de entender Ja modulacion le ult dedicé algunas de sus clases del curso sobre ‘ujeto, alos complejos rituales que regulaban el hal 1330 —_—_—_WTTJT—_—$—_ tap yor del maestro. Foucault lama la atencién sobre la importancia de la forma de la transmisi6n (no tanto del Contenido, sino de la forma), e insiste en que esa forma debe buscarse en un lugar que no sea el de la retorica. Y ahf la palabra fundamental es parresfa, una extrafia palabra ue se traduce por “decir la verdad” (de la parresia he dicho algo en la palabra pensamiento). “La parresia es la forma necesaria para el discurso filosdfico, porque es pre- ciso, desde el momento en que se utiliza el logos, que haya una lexis (una manera de decir las cosas). Por lo tanto, no puede haber logos filoséfico sin esa especie de cuerpo de lenguaje que tiene sus cualidades propias, su plastica propia, y también sus efectos. Pero la manera de ordenar estos ele- mentos (elementos verbales cuya funcion es actuar directamente sobre el alma) no debe ser, cuando uno es filésofo, el arte de la retérica. Debe ser otra cosa, que es a Ja vez una técnica y una ética, un arte y una moral, y que lamamos parresia (...). Es necesario que, por el lado del maestro, haya una serie de reglas que no se refieren a la verdad del discurso, sino a la manera misma como ese discurso de verdad va a formularse”. La verdad del discurso, dice Foucault, es inseparable de la forma de su formulaci6n. Y esa forma tiene, a la vez, un componente artistico, téc- nico, y un componente moral: “El término ‘parresia’ se refiere a la vez, seguin creo, a la calidad moral, a la actitud moral, al ‘ethos’, si lo prefieren, y por otra parte al procedimien- to técnico, a la ‘tekhné’, que son necesarios para transmitir el discurso de verdad (...). En consecuencia, a fin de que el discipulo pueda efectivamente recibir como corresponde el discurso de verdad, es preciso que ese discurso sea pronunciado por el maestro en la forma general de la ‘parresia’”. Entre los componentes de la parresfa que sefiala Foucault me interesa destacar dos (que son, al mismo tiempo, dos modos de distinguirla de la Tet6rica), El primero se refiere a la forma que adquiere la tensién hacia el oyente, En la ret6rica, el discurso también esta orientado a actuar Sobre los otros, pero siempre a beneficio del que habla. En la parresia, sin embargo, el que habla no tiene ningtin interés en el asunto, no pre- tende nada para si mismo, y a eso Foucault lo llama generosidad. Una Senerosidad, podriamos decir, que debe estar presente en la forma del 'Scurso, que debe percibirse sensiblemente en el modo de hablar. 3311 do elemento es el de la presencia del que habla en lo gy, a ries quiere, el del compromiso, del lazo, del vinculo de} vena con lo que dice. Foucault lo dice asf: “Es preciso manifestar que esos pensamientos que se transmiten Son pre. cisamente los pensamientos de quien los trasmite (...) y lo que hay que mostrar no es solo que esa es la verdad sino que yo, que hablo, Soy aquél para quien son verdaderos (...). Es necesario que Ja presencia de quien ha. bla sea efectivamente sensible en lo que dice Estar presente, no como la referencia del enunciado (no tiene que hablar de si mismo), no como ¢ que dice ‘esto es lo que soy’, sino en la coincidencia entre el sujeto de enunciacién y la verdad de sus enunciados”. En esta tltima cita tenemos tres elementos: el sujeto de la enunciz- cién, el enunciado, y algo que podriamos llamar “verdad”. Y eso que aqui se llama verdad esté justamente en la relacién entre el sujeto de la enunciacién y sus enunciados. Una relacién que tiene que ser de presencia. Y una relacién que se percibe de un modo sensible, es deci, una relacién que est del lado de lo sensible y no solo de lo inteligible, 0 dicho de otro modo, una relacién que se percibe, que se siente, He se oye, de otro modo que el de la comprensién. “Es necesario, dice Foucault, que la presencia de quien habla sea efectivamente sensible en lo que dice”. —_______—s*Prefesienalisme Karen, Es dificil saber ex ' nun mo” ‘actamey é qui {, peroern on mento dado dijiste nte de qué quieres tratar aqui, P jén © el ; ue el propio discurso de la profesionalizat £54 afemantes meoherente con la idea de universidad (y 4¢ escul €s uno de Tos h astante contundente, pues se dice que sites pt empezar, abo: - igares donde se aprende una profesion- » M@otdar esta palabra a partir de esa afirmaciOn-

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