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‘OBRAS DEL MISMO AUTOR LA CONSTITUCION ESENCIAL DEL SANTO SACREFICIO DE A'MISA. Gandalpe: Baosos Aires 930 CONCEPTO DE LA FILOSOFIA CRISTIANA, Exutlos. Buen08 ‘irs, 1886 LA ESTRUCTURA NOETICA DE LA SOCIOLOGIA. Cursse de Culture Cate. Buenos Are, 188 Tredacdo allen por te Uniersiad dal Sero Cuore de Min, 199. LA PSICASTENIA. Glad. 1910. Pricing sper 1LO§ FUNDAMENTOS METAFISICOS DEL ORDEN MORAL. Teste de Fiwefin de Forlted de Plwaia y Letras Ia Universidnd de Boenor Aires a pepe: FILOSOFIA DE LA CULTURA. DE LO ETERNO Y DE LO TEMPORAL EN EL ARTE, (Floste dat ante. (CURSO DE TEOLOGIA NATURAL, OCTAVIO N. DERISI FILOSOFIA MODERNA Y FILOSOFIA TOMISTA Garacterixacion critica de la actited y cspiritu de dos sistematiraciones de la Filosofia SOL Y LUNA BUENOS AIRES 1948 ee ke oi AL Dr. TOMAS D. CASARES lige © ifaiable mace di Tonio em la Rep. Argitna om reese dsale ofa de ami PROLOGO OMPRENDE Ia presente obra varios trabajos, que, aunque escritos en oportunidades y por motivos diversos, estin intimamente trabados por un mismo pensamiento fundamental. En esta idea central del libro, presente en todas sus piginas, encuentran si tunidad profunda las monografias en l encerradas. Poc- que en todas ells el lector no encontrara sino la earae- terizacién y valoracin eritica de dos concepciones de Ia filosofiat Ia de la filosfia. moderna, con Descartes y Kant a Ia eabeza, que le dan fisonomia, y la de la filosfia tradicional, que reibe Iz suya de Santo Tomis de Aquino ("). El fin perseguido en lo hondo del cauce de todos estos trabajos —pese 2 la superficie diversa en 0, Denton sa ia pin 1. i tae e"etponion de Fotis "Univeral emanizade por lat Foal 6 Far oc Mh Rm) ple 1a Stej eid ape dn pis a aman Se ca que el pensamiento se manifiesta en eads uno de ellos— ‘uno y constante: desentrafar el esptitu que anima a ambas actitudes y estructuraciones en que ha crista- lizado el supremo saber humano, 2 través de ls facetas ‘esenciales de sus correspondientes sistemas, para sefalar ya en una aetitud de discernimienta eritico— el pun- to preciso de desviaciin realmente tragica en que ha incurtido y que ha aeruinado desde su raiz el vigoros> ¥-a veces genial pensamiento de toda la época moderna ‘A. partir de Descartes —tomado no tanto ens significacién individual cuanto en su encarnacién. del ‘epiritu y actitud filosifica de una época— la inteli- agencia pierde de jure su objeto, el ser, y comienza para ella su larga y penosa tragedia: el drama desgarrador de tun pensamiento hecho esencialmente para la trascen- dencia del ser, en definitva, del Ser divino, y eon finado, contra su movimiento natural, dentro des propia e impotente inmanencis, de un pensamiento der- sorbitado, condenado 2 devorarse 2 si mismo pensando y defendiendo un idealismo inmanente con concepts ue reciben su sentido y conssteneia precisamente del ser que niegan zt, en un supremo y bien Tntencionado esfuerz0, quiere reunir de nuevo la experiencia con el pensa- ‘miento, lo sensible y empitico con lo inteligible y a prior, lo especulativo con lo prictico, cada vez mis separados desde Descartes; mas, en realidad, lejos de zafar la inteligencia del malentendido carteiano, no consigue sino hundiela mis y mas con un planteo toda- vvia mis desviado del problema critico, enredindola en J sutl marafa de las categoria del entendimiento en cl plano especulativa, y de lor a priori del imperativo categérico en el orden prictico. Todo el valor objetivo de Is inteligencia y todo el soporte ontolégico de Ia voluntad quedan de derecho irremisblemente arruina- dos, condenada aquélla Is construccién inmanente de st objeto, a la elaboraciin 2 priori del imperativo y obligacién moral éta. ‘Los términos de la ecuacién: intligencia - objeto Y yolunead - bien? quedan invercides. No es el ser y sus principio: quienes gobiernan y organizan con sus evi> ‘dencis la actividad y saber de la inteligencia y quienes mediante és, con sus exigencias ontolégicas formulan norma moral de la voluntad como necesidades 0 deber ser impuesto 2 la libertad, sino todo lo contrario: tanto cl objeto del entendimiento coma la obligaciin y Ia ley de la voluntad son construcciones de sur respectivat facultades. La trascendencia y la beleronomia se truecan en inmanencia y autonomia en Iz actividad espritual. EL movimiento fenomenolégico de estas ltimas aécadas, comenzado 2. fines del pasado siglo con F. Brentano y continuado en lo que va del presente en plano expeculativo por E. Huserl, recientemente fa- Iecido, y en el axiolégico por A. Meinong y C. V. Ehreafels y retomado con tanta penetracién por M. Scheler y N. Hartmann, como una reaccién antickan- ‘lana y una vueea del espritu hacia su centro natural, hacia el objeto de sus facultader; dergraciadamente no fué llevado a término con el rigor y alento necesario, se quedé a medio eamino: quiso escapar al idealismo ‘sin caer en el realismo “ingenvo", y lo que en realidad ° hizo fué reagravar el mal con una nueva tentativa frustrada para evadit 1a contradiccién idealsta, confi- nando de nuevo los “objetos" y “alores” conquistados, ‘en Ia inmanencia de ls categoria y a priori de la aper- cxpeidn pura. Semejante ruptura y separaciin violenta y contra naturem de las facultades humanas respecto a su ob- jeto, condena por anticipado 2 Ia filosofia moderna 2 In esteriidad y la coneradiccién permanente. Restituido 2 su cauce ontolégico y alimentado cbn la savia inde- fectble del ser, este pensamiento, sin perder nada de sus innegables y auténticas conquistas, recobraria bien pronto oda su lozania, lograria deshacerse de la con- tradiceién que lo desgurra y de la exerlidad que lo ‘nutliza, para alcanzar Ia fecundidad que sélo.dewde fuera, desde la trascendencia del Ser, puede legate Frente a esta filosofia organizada sobre una inma- rnencia pura, desprovsta de todo contacto con el mundo contolégico, se yergue pujante otra filorofia, que, etruc- turada y alimentada en todas y cada una de sus partes por el ser y sus conexiones esencale, ha logrado. cen- tar Ia inteligencia en su auténtico y fecundo objeto, ¥ con ello toda Ia vids espritual humana: es la filoso: fia perenne de 8. Tomds de Aquino. Aunque organizada hace siete siglos en sus lineas fundamentales, ela trat- ciende el tiempo y evade todo estancamiento mortal, Dues su estrecho contacto con el ser y con sus exigen- cias que la nutren por todas sus partes, le confiren 10 tuna perpetua lozania, Intocable en sut principios, co- ‘mo que son los impuestos por el orden inmutable de las csencas inteligibles, leva consigo, sin embargo y por eo ‘miamo, la fuente constante de renovacién en la flee xxibilidad con que aquéllor ve aplican y penetran en ef Contenido de problemas nuevos 2 la luz de su evidencia ‘eterna. Como cl héroe legendaro, hijo de Ia tierra, que al slo contacto con su madre sente renovadas sus fuerzas, tambidn a filosfia de S. Tomés, se vigoriza ‘constantemente al contacto con el ser y sus principios, ‘que Ia organizan y la sostienen. En éstos encuentra siempre lor “viejo” ¢ inmutables principos para cosas nuevas, “Nova et vetera”. El tomismo posse Ia eterna juventud del ser, sempre perenne, que, aunque aplicade yy embebido en el orden material, lo rebasa teascendiendo on él tambidn espacio y tiempo. CContraponer estas dos actitudes ontolégica y teas- cendente y anti-ontolégica ¢ inmanente, la de la filo- sofia tomista y la de la flloofia moderna, respec tivamente, con el fin de poner de manifiesto con el pparangén critico la ventaa y la verdad de aquella sobre I dewiacién fundamental de ta, e¢ el fin que nos Ina guiado en las diversas oportunidades en que fueron ‘compuestas etas piginas. Scanos licito instr en que ‘no pretendemos negar ni valor ni inteligencia ni sin- ‘ceridad ni mucho menos originalidad 2 cuantos estin colocados en Ta posicién que impugnamos como radical- ‘mente equivocada. Si asino fuers, ni vaiera la pena de ‘ocuparse de ellos. Pero, preciso e+ confesarlo bien alto, n Ja norma suprema de valoracién filosfica no es ni la inteligencia, ni siquiera la sinceridad ni mucho menos la originalidad, sino nica y exclusivamente Ia verdad. Y la verdad de que es depositario substancialmente el tomismo, esa filosfia por tanto tiempo despreciada porque se ls desconocia en su vitaidad y actualidad perenne recibida del ser en que se entronc, es la que ‘quisiera poner aqui en clato, ante todo en su actitud inicial y en el espirtu que I informa y anima en todos sus ulteriores desenvolvimientos. PuexéSs 2 elepir en los tumbrales de Ia filosofia: con o contra el ser y, en ti- ‘ma instancia, con o contra el Ser, queremos poner de ‘manifesto y hacer ver que slo la primera actitud es Ia realmente posible y verdadera y basta la inicamente ‘ensable (no todo lo que se afirma, decia Avistételes, Se puede pensar), Ia dnica que salva la inteligencia y Ts vida espiritual del hombre del error y de la conera- diceién, de la ruina moral y del shilsmo, Contra Ia acttud agnéstica —a las veces envuelta ‘n-un academismo “elegante"— proclamamos con ener- ‘ia el valor y los derechos inaienables de Is objetividad dde Ia intelgencia y Ia raigambre ontolégica y trascen- dente, que vivifica y da sentido y robustez a toda nuestra vida espiritual, Ia cual, arrancada de este su objeto constantemente fecundante y encerrada en la lobreguez y pobreza radical de su inmanencia, como pretende Ia filowofis moderna, se esterliza en instiles anilisis —que ni siguiera sentido tienen sin el ser se consume de inanicién y muere devorada por una cont tante contradiceiin a que se la somete al obligarla a pensar y formular su idealismo inmanentista mediante n conceptos vilidos por el preciso ser que pretenden ne~ far, ¥ extructurando normas auténomas.prictico-mo- rales del bien y del mal con juicios tomados subrepti- ciamente de la exigencias ontoldgicas del bien. 'Sé que para muchos tamafa pretenin serd idada de peculance'y atrevida. jHablar de verdad en filoofia! Pero la verdad existe y aleanzarla y manifestarla cons- ‘ituye Ia finalidad suprema de toda filoofia que no ha perdido ain Ia conciencia elemental de su propio des- ino. Et fil6sofo *tomista, por eso, hace de la verdad cl fin de su vida —hasta de ss vida eterna— y debe ‘decirla siempre “oportune et importune”, no pars herir los espiritus de los que estando frente a él son, a pesar de todo, sus hermanos destinados la posesién de lt misma verdad, ya quienes no niegs ni la inteligencia ni It sinceridads antes, por el contrario, para ofrecer senerosa y humildemence la luz que ilumina el eamino ¥ conduce hasta Ia Verdad a las almas de buena volun- tad, que, como él mismo, en sit inquisiionesfilosficas bbuscan ante todo y sobre todo y con toda su alma esa misma Verdad. B + CAPITULO T CARACTERIZACION CRITICA DE SUS POSICIONES FUNDAMENTALES 1) ‘GNOSEOLOGICO-METAFISICAS Y 2) PRACTICO-MORALES (*) ete ei we ton fi {he eo imeigees pr ea sala Sgr rane “hia Compas de taue (3 Sega) St Ss? Misine S-Soet 15 sented ir eile’y Coens SEs sae So eae ae ee Soa ee ae INTRODUCCION POSICION DE LA FILOSOFIA MODERNA Y LA DE S. TOMAS FRENTE A LOS DOS PROBLEMAS FUNDAMENTALES DE LA FILOSOFIA IRENTE 2 la realidad que se presenta ante nuestra ‘oncieneis, una de dos: o la aprehendemor sim= plemente en Io que es, 0 nos dirigimos activa mente a lla para adquirila 0 realizatla de algin modo. ‘Actitud teoréica y actitud prictica, realidad que entra fen nuestra conciencia y actividad Conciente que tras- ciende Ia subjetividad para actuar en la realidad, son los dos movimientorfundamencales de nurs vida c= grandes y mor problemas de I fos cr Ia realidad y qué penetraciin tiene mi conocimiento cn ella? 2) {Mi actividad prictica easciende Ia inma- subjetiva para enraizarse en el ser exteamental, ¥ bajo qué noma y direcciin debe actuar en él para! desarrollare y consicirse humanamente buena? Ahon- dando mis profundamente, cuando Ia filorofia loges ‘entrarse en su tnico verdadero objeto, ambos proble- ‘mat se unifican en una sola meditaciin fundamental tobre el ser y sur exigenciae, tal como. acaece, sepin veremos, en la Filosofia de 8. Toms “Toda Ix filosofia no er sino Ia inguisiciin de la respuesta iltima estos dos problemas fundamentalet gnoseoligico-metafisico y prictico-moral. El problema del ser y del valor del conocimiento cstin intimamente trabador y forman en realidad un nico problema.’ Determinar Ia estructura del ser en si es sefalar a la ver el aleance de Ia drbita del cono- cimiento, y vieeversa no podemos precisar el valor de nuestra inteligencia sin referienos al ser como 4.5 objeto, sin deverminar su penecracién mis 0 menos hhonda'en los estatos de este ser. Metafisica y_gnoseo- logia, estudio del ser y de Ia capacidad del conoci- miento para gaptarlo, son, por eso, dos problems sol darios, constituyen en ltima initancia un snico proble- sma; y Ia suerte del ser —Ia historia de Ia filosofia etd shi para confirmarlo— corre pareja con la de Ia inte- ligencia, comiéncese por uno o por otro la indagaeién critica, Tenemos, pues, planteado el primer problema igeneral de Ia flosfia: el gnoseolégico-metafisco, pro- blema teorético 0 de confemplacién ¥ penetcacin en cl ser en lo que dl ex, y de jusificacion critica de la legitimidad y valor del medio para llegar a obtenerlo sin ilusn ni deformacién. ero frente al ser cl hombre no silo contempla, también obra. El ser se presenta 2 no sélo como algo ‘que es sino que se inserta en su inteligencia para imponer tla actividad prictica humana, a sa volunead, sus ‘gencias, su deber ser. En el primer caso nos encontra- mot ante el problema de la captacién del ser, ante la ccusstibn de sila inteligencia realmente toca y aleanza al ser sin modificarlo, y el valor del conocimiento de- ppenderi precismente de que puede adentrarse en sus ‘entraias ontoldgicas y ver lo que él es, sin deformarlo fon su aecién nodtiea. En el segundo, en cambio, se trata dal aleance del obrar humano sobre el ser y de las impesiciones que éte ejerce sobre aqué, dela realizacién y modo de realizacién que el ser exige a la actividad prictica del hombre, en una palabra, del problema del deber ser. Problema de eaptacin del ser, el uno, pro- blems de resizaciin del ser conforme a a proyecciin de sus exigencias, el otto, problema teorético y_prictico, tales son los dos grandes temas que han constituido siempre y siguen constituyendo el objeto de la medita- én filosifiea de los hombres de todot los Frence a estos dot problemas, que abarcan toda Ia filosofia, una de dos: © el hombre acepta el ser y sus cexigencias, we somete al ser trascendente, y en definitiva al Se, cel orden del conocer y del bra, os vida Se esclarece entonces como un movimiento de un ser finito abierto a la tascendencia y dirigido a la posesién del Ser infinito por su intligencia y voluntad, 0, por cl conteario, vaciindore del ser de fuera y de’ dentro, fen un exfuerzo titinico, aunque realmente irralizable, intenta encerrarseen su inmanencia pura para proyectar fenoménicamente en su seno el objeto de su conoci- ‘miento y ls imposiciones y normas de su actividad pric- tea. Ea al primer cxso, estamos frente a la actitud filosifica realita metafisica en el orden teorético, he- terénoma en el orden prictico, del tomismo; en cl se- undo, frente 2 la posicién subjetivista y pancelsta en el arden expecilativo, y auténoma en el orden mora, de la filosofia moderna. Flosfia abierta y extructurada ‘toda ella en el ser asi en el orden teorética coma en el prictico, en un cas, y filosofia vacia e independiente del ser en ambos planos, en el otro, filosofia de la tease ‘cendencia y de la inmanencia, caracterizan y encaman el espirity de dos posiciones antagénicas: el realismo inelectwaista tomisea de sometimiento al sr y en defi- nitiva al Ser Divino, y, por es0, teocéntrico; y el idea- lismo inmanentista y pantesta, dexdoblado casi siempre en irracionalismo fideista, del pensamiento moderna Y contemporsneo y, por eo, antropocéntrico, Poner en relieve estas dos actitudes, estar dos expi- ritus que informan la filosofia moderna y Ia de S. To- sis frente al ser, a través de lor dos grandes problemas ‘gnoteoligico-metafisico y prictico-moral en que ella se bifurca, con las consideraciones criticas que ambas ‘nos merecen, es el tema de mi conferencia, 1s 1 POSICION DE LA FILOSOFIA MODERNA FRENTE A LOS DOS PROBLEMAS ENUNCIADOS, — Tomando, un poco convencionalmente, el ss- tema de Descartes como punto de arranque de la filo- sofia moderna, su “cogifa” introduce en el orden gno- seoldgico-metafsico una innovacién tanto en el método ‘como en Is nocién misma de conocimiento, que pesa ¥ desarolla sus consecuencias + través de todo el pensa- riiento posterior a Al plantearse el problema eritco, Descartes adopta el método de la duda universal (*). En un esfuerzo real y vivido comienza dudando del alcance real de todos los Cconocimientos ain de los mis evidentese, implicitamen- teal menos, del valor de Ta misona inteligencia. A sols, fencerrado con la propia inteligencia, a In que en ‘exfuerzo —realmente icrealizable, segin veremor— ha procurad desconectar del ser, sin comunicacién algusa de jure con Ia realidad, el filésofo francés entabla con tlla'el didlogo del Cogito acerca de si puede €l subsstir sin aquélla (). En la inmanencia de Ia conciencia pura se decide la suerte del ser, que aguarda afuera Ia sen- tencia final del cogito, quien decidis de mu vida o de ssu muerte, De hecho y pese al método adoptado que wanes ei Ses EMSS 0 invalidaba de antemano todo reencuentro con el ser del ‘que [a intligencia inilalmente se habia de jure despo- Jado, la sentencia no es adversa 2 la realidad y pronto, por tn proceso deduetivo ripido de tipo matemitico, [realidad vuelve a incorporarse al sistema metafisico cde Descartes ('). Sin embargo ¥ 2 pes de las conclu- ‘Siones realists de su autor, ea consulta preva y decisin ‘el aleance real del cogito en la pura inmanencia, sefala tun cambio radical de posiciin frente ala filosofia tra- icional, que caracterizari todo el pensamiento filosi- fico posterior 2 Descartes: no es el ser quien determina la inteigencia y eu obras viceversa es la inteligencia ‘Quien desde su inmanencia gobieena y dictamina sobre Leet. De hecho vemos cémo en Descartes es ella Ia que feonjuro evocador de sus deducciones de tipo mate- imitico va haciendo surgit los diferentes secores de la realidad, sin exclic al mismo Dios, del abismo de la duds, a que al comienzo habian sido arrojados més alla ‘al alcance del pensamiento. El ser queda desde enton- zs subordinado ala intligenciay subsiste por la decision de aquell. La supremacia del ser y de la trascendencia se ha trocado en supremacia de la inteligencia y de la inmanencia ('). ‘Pero hay en Descartes una innovaci6n tan profunda ¥y grave como su método. Al admitic Ia posibildad de lun pensamiento vacio de realidad, el conacimiento ha dejado de ser la identidad intencional del pensamiento Y del se, tal como lo habia sortenido la filosofia tomista ajustindose al hecho mismo del conocimiento, para con 1 Dasgre) ‘et Baader Agena 8). bak Toe tet ta in a vertrse en una copia o imagen suya, con el consguiente -pseudo-problema critica del "puente” entre pensamiento ¥¥ ser, irrsoluble desde que se plantea, que ha consti- tuido Ia obsesién de Ia filosofia moderna. Con semejante ‘nocién del conocimiento. Descartes introduce subrepti= ciamente desde el comienzo la slucién ‘idealist, de la {que escapa él contra toda légiea, pero que no haré sino ddewenvolverse y afianzarse a través de la historia del pensamiento filosfico modetno, En efecto, si el pen samiento es una copia o representaciny de los objets, geémo podremos saber jamis si ella et 0 n0 conforme fon éstos? El medio para discernilo habeia de ser un conocimiento radicalmente ineapar de evadie Ia inma- rnencia. Niel recurso a la exiftencia y veracidad divinas verdadero deus ex machina del realimo cartsiano— ‘puede conducir al flésofo francés a retablecer el valor ‘ontoldgico del conocimiento; porque, rotas las amarras feon el ser en Ia nocién misma del conocimiento, es indtil foresear por escapar luego al idealsmo subjti- vista: con la reduccién del pensamiento a Ia inmanencia no podemos franquear la subjetividad, y el acceso al Set trascendente de Dios es imposible. Todo el movimiento de Ia inteligencia no logra ir mis alli de si misma y sus conclusiones quedan reducidas a proyecciones dentro de Ia propia inmanencia, ls cuales jamés podri saber quella sie conforman 0 no con el set teascendente (°)- ‘Desde este momento, Ia inteligencia queda de jure ence. rrada en su inmanenci sin medio algun de evadila y para ponerse en comunicacién con la realidad extra- aus Co, tg is aie Made”, Te a Ve 2 rental. Objeto y sueto son dos términas de wna ela um puramente sobetiv: Es intl buscar en el eno eT pwamient eer trseendnte, del que prevamente sae dopa . “Tanto por su método critica como por su nacién del conecinfentay la sere del realimo queda deciida nl epi” de Descartes pars toda le filsofia mo- ‘Ena. En'el métodoy estructura del conocimiento eat {Slano la fonfia maderna se joesa pice para Sem fret can de ua ulin docs dele [Rigen queen realidad terming aruinando también 26s, como tender Inegooesién de staal 2, — Los filésofos que siguen 4 Descartes no harin sino desenvolver las consecuencias, poniendo en evidencia Ia virlencia idealsea de sus premiss. ‘Kane acencéa con mis profundided de aniliss ta posiciin inmanentists de Deveartes, que venimos sefia~ Tando como la nota especifica de Ia filosofia moder- nna (2). La objetivaciém, lejos de ser un efecto del ser aque ilumina con su verdad la inteligencia, es el resul~ tado de la actividad « priori de las categorias. El objeto noes el ser en # alcanzado por la actividad de la inten- Conalidad trascendente de Is inteligencia, antes al con- trario erté dl constituido por una proyeccién subjetiva trascendental. Con r326n comparaba Kant su innovacién, ‘con la revolucién coopérnica: noes la inteligencia la que fira en torno al ser, son las realidades metafisicas del (©, Che Ci de Rein gun, Tn & Gas Monee 2 acampleny Sse Meda [Otay “Cae ob, Rosen 2» mundo, del yo y de Dios las tributarias de la activided teaseendental del expiita. Sabido er, en efecto, que Ia ceonelusin final de la "Critica de la razén pura” es la constitucién del objeto en muestra inmanencia por ef juego de las normas « priori de la sensiblidad y de las categorias, también puramente formales, del entendi- ‘miento aplicadas al minimo y problemitico dato em- pirico pasiva pero subjetivamente experimentado por ‘nuestra sensbilided. Conocer no es it a la realidad, ‘deatficarse intencionalmente con ella, elaborarla de acuerdo al puro funcionamiento « priori de que eth dotada nuestra conciencia trascendental, sobre una base de experiencia sensible, Ia cual a su vez 0 es sino un conjunto de datos registrados y constatados en el sujeto, {que sospechamos tan slo provenientes de una causa tras- ceendente; ya que para saberlo con certeza necestaria~ ‘mos echar mano del principio de causalidad, que tam- biga acta bajo la aceiin de un « priori trascendental Las categoria aristotélico-tomistas como constitutivos supremos del ser, que la intligencia descubre en la realidad, han sido levadas por Kane al seno mismo de Ia inmanencia de la unidad subjetiva (apercepciin), desde donde se proyectan hacia afuera consticuyendo objeto empirico, objeto de las ciencias (*). Mas alli dde esta funcién intelectual objetivadora del fenémeno se sta el noumenon, Ia cosa en si: el mundo, yo ¥ Dios, que dirigen y ainan Ia accién de las categoria, condicionando los cbjetos empiricos, pero que a su Ver son incondicionades en si mismos. Aungue Kant no 1) lest eso: “La cei Kan y de Aina 4 nice In realidad y aunque parece no haberla puesto jamis en duda de hecho (como lo confirmaria su mismo ‘exfuerzo por rehabiltarla de algin modo de jure por Ja via irracional, sin embargo, la decaea incognoscble, ni aceptable ni rechazable de derecho, colocada mi alls del alcance del conocimiento wilido de los fendme- nos. Las idear metafiscas no tienen contacto alguno conta realidad, estin consticuidas en Ia pura inmanencia

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