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5. Los inrcros: Roma Sicilia y en el sur de la peninsula italica existian asentamientos griegos desde el siglo vill a.C. Por la via del comercio y los viajes, su cultura alta- mente desarrollada y su escritura alfabética se difundieron entre los distin- tos pueblos del norte, sobre todo entre los etruscos quienes, entre el siglo vil y el siglo wv a.C. dominaron el centro de la peninsula. Los etruscos adaptaron el alfabeto griego y lo adaptaron a la escritura etrusca. Algo mas al sur, y en estrecho contacto con ellos, habitaban los romanos, que adoptaron a su vez el alfabeto etrusco adaptandolo al latin. De modo que el alfabeto latino -el an- tecesor del nuestro~ és el alfabeto griego tamizado a través del etrusco. Los escritos mas antiguos que se conservan en el nuevo alfaheta son sélo breves inscripeiones que datan del siglo V1 a.C. En los siglos inmediatamen- te posteriores hacen su aparicién textos mas extensos, de tipo funcional, ta les como rituales sacerdotales o leycs promulgadas. Las primeras obras lite- rarias latinas entran en el registro historico solo en el 241) a.C.: con ocasian de un festival celebrado aquel mismo aiio, L-ivio Andrénico presenté la ver- sion lauina de una comedia y de una tragedia griegas ‘Para entonces la literatura griega va tenia detras casi medio milenso de historia, se hallaba recopilada y preservada en la gran biblioteca de Alejan- ‘dria, y se habia extendido por todo el mundo griego. Livio revels la ingente deuda que la literatura latina tenia contraida con su predecesora griega-des de su origen: él mismo era griego de nacimiento y sus escritos eran traduc ciones al latin de obras griegas. Al parecer era oriundo de Tarento, una de las mayores ciudades del sur de Italia y un centro de cultura griega, y llego a Roma como prisioncro de guerra. Alli sirvié como esclave en la casa de la eminente familia de los Livios y, cuando al cabo de un tiempo fue emanci pado, adopt el nombre de su amo, como era la costumbre. Vivio hasta fina les del siglo 111 a.C. y tradujo un gran mimero de obras: la Odisea de Home- 70 LAS BIBLIOTKCAS DEL MUNDO ANTIGUO. ro, al menos ocho tragedias griegas y algunas comedias griegas. No se ha conservado ninguno de sus textos, ain cuando los romanos profesaran un gran respeto hacia su obra y La marituvieran viva hasta mucho después de su muerte, Horacio, el gran poeta lirico de Roma, que escribié en las postrime rias del siglo 1 a.C., recuerda que, en sus afios escolares, el «sddico» de su inaestro le obligaba a aprender de memoria algunos textos de Livio. radujo? En la Ro- Italia, donde se encontraban los tratantes de libros; puede que este proceder no planteara problemas a los mas acomodados. pero ciertamente si suponia ‘un problema para la nado que a partir del siglo 1¥ a.C., las familias griegas con dinero e intereses literarios solian contar con uma biblioteca privada, Como veremos ensegui-* da, en el siglo 1 a.C. los romanios de clase alta ya se habian convertido en apasionados admiradores de la cultura griega: aprendian la lengua, se em- bebian de su literatura, y reunian colecciones de obras griegas. la carrera de Livio, dedicada exclusivamente a las traducciones del griego al latin, es un claro indicio de que en su época en Roma ya abundaba este tipo de admira dores, entre ellos la familia de los Livios, a juzgar por su nexo con ella. Asi pues, quizas los Livios tuvieran una coleccion de clasicos griegos que ha- brian puesto a disposicion de su ilustre sirviente; y es posible que adquirie- ran copias para él Hacia finales del siglo 111 a.C., y coincidiendo con los tltimos afios de Li vio, aparece en la escena literarva romana una figura clave, Plauto, el primer autor latino cuyas obras han Ilegado hasta nosotros. ‘Todas son adaptaciones latinas de comedias griegas de la Hamada Comedia Nueva griega, unas co- medias escritas para la escena ateniense entre el 350 y el 250 a.C, mas o me- nos, y que enseguida se hicieron sumamente populares en todo el mundo griego. Su popularidad se prolongaria durante muchos aitos gracias a las re- Posiciones; en la época de Plauto, en todos los centros griegos del sur de Ita lia se podian ver representaciones de las Comedias Nuevas priegas. Plauto era oriundo de Sarsina, una ciudad de Umbria. De alguna manera logré no solo aprender griego sino adquirir un perfecto dominio del latin. De sus originales griegos extraia basicamente las lineas generales de la trama y elelenco de sus personajes; pero el lenguaje es creacién suya. Emplea formas en verso mucho mas complicadas que las griegas y sus dialogos son infinita- mente mas vivos y vigorosos, intercalados con intrincados juegos de palabras, aliteraciones y sorprendentes giros {raseoligicos. Kl propasito de toda aquella originalidad era retener la atencidn del piiblico, formado esencialmente por el pueblo Mano. Perque en Rama. las obras teatralec ce representaban duran- LAINIE: IA OED Licos como parte del entretenimiento general y tenian que competi con los combates de lucha libre, el funambulismo, los gladiadores v demas. Las autoridades encargadas de organizar un festival firmaban un con trato con el representante de una compaiiia de actores para que se hiciera un espectéculo teatral. Compraba a un autor un texto o guidn, preferentemente una fabula pattiaia, «un texto con barniz griego», es decir, la version latina de una Comedia Nueva griega, la clase de obra preferida por el piiblico. Y luego se ocupaba del vestuario y del decorado, de los ensayos de la pieza y de la puesta en escena. Plauto se ganaba la vida escribiendo este tipo de guiones Conocemos unas cincuenta comedias de Plauto adaptadas a partir del griego: veinte que han Hegado hasta nosotros y otras treinta cuyos nombres han quedado registrados. Conocemos la fuente de siete de las obras que han sobrevivido: seis estan basadas en obras de Menandro, Filemon y Difilo, los tres dramaturgos que fueron las estrellas de la Comedia Nueva griega, y la otra es una obra de un tal Deméfilo, un escritor desconocido. La gran canti dad de autores originales griegos que manejé revela que Plauto tuve acceso anna coleccién lo suficientemente importante como para garantizar amplio abanica de opciones. A diferencia de Livio, Plauta no era el protegi do de una noble familia romana, Se ganaba la vida vendiendo obras, lo que ‘evidentemente no le hizo rico; habia periodos en gue estaba sin blanca Cuentan que eseribié tres de sus obras teatrales durante el tiempo libre que le dejaba su trabajo en una rueda de molino. Tuvo que recurrir a aquel em pleo, el trabajo manual mas infimo de todos, tras salir trasquilado de un ne gocio en el que perdié todo el dinero que tenia. Seguramente la anécdota es exagerada pero el mensaje es bien claro: Plauto era pobre. Y los pobre podian permitirse el lujo de comprar copias de obras griegas Entonces ;como consiguié hacerse con los textos necesarios para realizar su trabajo? No pudo adquirirlos de ninguna de Las familias ramanas pose doras de una biblioteca privada; Plauto, un hombre estrictamente dedicado al teatro, no tenia acceso a aquel medio Y aunque lo hubiera tenido, no le hubiera sido de gran utilidad. Aquellas colecciones solian reunir a los clasi cos de la literatura griega y como mucho unas pocas obras de Menandro o de otros autores populares de la Comedia Nueva griega. Plauto, para sus adap taciones, utiliz6 un elenco tan completo de textos que incluia incluso un tex to del oscuro Deméfilo. ¢Quién podia poser una coleccién asi en Roma? Ia respuesta a la pregun- ta nos ayudara a tener presente el papel de un personaje clave del teatro ro. . Habia una entrada que daba a un pértico contiguo. Aquella biblioteca era una réplica a pequefia escala de los elemen- “Los los estaban muy quemados y calcinados pero muchos podian leer- se y revelaro - trataba de | leccién altamente especializada. Ha- bia unos pocos en latin, el resto en griego, en su mayoria obras de Filodemo, Los isicios: Romy 81 Protas 4.2. Plano de la biblioteca de la Villa de los Papires en Herealano, La sata V contenia los libros. Los lectores consultaban los rallos eu los porticos advacentes. un filésofo de la escuela epicirea quien, entre ms o menosel 74y el 40a.C., vivid en Roma o en algiin lugar de Italta y trabé amistad con varios notables romanos. Es posible que la villa perteneciera a uno de ellos, alguien de enor me riqueza especialmente interesado en la filosofia epicirea difundida por Filodemo. Se ha sugerido, con visos de plausibilidad, que pudo tratarse del suegro de César, L. Calpurnio Piso, un poderoso aristécrata que se sabe fue intimo de Filodemo. Lo que Catén investigaba en la biblioteca de Liculo implicaba la con sulta de una serie de libros, de modo que tuvo que hacer su trabajo in situ 3i hubiera necesitado solamente uno o dos libros, los habria pedido presta dos; por lo general, los propietarios solian prestar sus libros a los amigos. oa otras personas de confianza. Si el estudio en cuestién era extenso, se podian pedir prestados el tiempo suficiente para que sus esclavos hicieran copias. Si los libros que se necesitaban no se encontraban en ninguna otra coleccién “amiga, podia intentarse su compra, aiinque ello planteara ciertas dificulta- 82__LaAs BIBLIOTECAS DEL MENDO ANTIGEO, des; CUSSQUISE NOS ECUPET CE Oe ee peculé con la idea de escribir un libro sobre geografia, y las cartas sobre el tema que envid a Atico, quien se presté a colaborar, ilustran las distintas maneras de conseguir los lihrns requeridos. En abril del aiio 59 a.C., Cicer6n escribe: ‘Te estoy muy agradecido por Ia copia del libro de Serapion que me enviaste, del cual, entre nosotros, te diré que apenas entendi una palabra de cada mil. He dado instrucciones para que te paguen el dincro por ello, para que no se inseriba en tus cuentas bajo la ribrica de «obsequiose. Al parecer Atico pensé que la geografia de Serapion podia serle util a Ci cerén para su proyecto y, como en los fondos de su biblioteca no habia libros sobre el tema, compré una copia y se la envié. No era un préstamo sino un obsequio, y Ciceran insiste en pagarselo, Serapion era un cientifico griego contemporaneo experto en astronomia; su tratado de geografia seguramen. te incluia un componente importante de matematicas, lo que explicaria las dificultades de Ciccrén para entendcrlo, ya que su cducacién cra basica mente literaria Algo mas tarde Cicerén escribe: La obra geografica que habia planeado supone realmente un trabajo enorme. Era téstenes, al que habia pensado utilizar como maxima autoridad, es objeto de duras ccriticas por parte de Serapion y de Hiparco. A estas alturas Giccrén ya sc ha hecho con el libro de Eratéstenes, un es- tudio definitive sobre el tema que él consideraba légicamente como su fuen te principal y, gracias a Atico, también la de Serapion. El Hiparco que men ciona era un conocido astrénomo griego del siglo 1! a.C. que habia escrito un libro criticando a Eratéstenes. Parece que Cicerén conocia las tesis de Hi- parco a través de los comentarios de Serapion sobre ellas; las propias pala- bras de Hiparco le habrian resultado ain mas dificiles de entender que las de Serapion Unos meses mas tarde, en julio del 59 a.C., Atico le envio en préstamo un libro que seguramente procedia de su biblioteca, una obra de geografia en verso de Alejandro de Efeso. Cicerén lo consideraba un texto menor, pero atin asi lo copié; tal vez sintiera alivio al ver un texto sobre el tema facil de entender: He recibido el libro [de Alejandro]... Es incompetente como poeta y no sabe nada; pero es de cierta utilidad. Cuando lo hayamos copiado te lo devel Los icios: Roma 83 Mn agosto o septiembre, ef proceso de copia ya se habia completado, por- que escribe: «Te devuelvo el libro de Alejandro, un tipo negligente y pésimo poeta, pero tiene su utilidads, No se sabe nada mas sabre el proyecto, asi que es probable que Cicerén abandonara la idea; quizas recultaha demasiado tée- nico para su gusto. En una carta a Atico, Cicerén se queja de una copia de su De Finibus que una amiga o pariente suya, Caerellia, conocida de Atico, habia realizado. Es taba molesto porque la mujer habia hecho una copia de un ejemplar conse guido de alguna forma a través del personal de la biblioteca de Atico antes de que Cicer6n pusiera oficialmente el libro en circulacién. Dice cou un cier to tono sarcastica masculine que Caerellia debia de rebosar “sin duda de un encendido entusiasmo por la filosofia». Si no un «encendido entusiasmo», al menos si un profunde interés por la filosofia porque, segin parece, Caerellia poseia una coleccién de obras sobre el tema, que estaba decidida a ampliar con los trabajos mas recientes de Ciceran, Puede que Ca fuera excep cional como mujer propietaria de una biblioteca, pero no en tanto que mujer capaz de explotar una ja Tulta como doctissima. La hija de Atico tenia como tutor a un eminente maestro, La hija de Pompeyo aprendié griego de pequefia, y una de sus es- posas no séto era sumamente «versada en literatura, lira y geometria» sino que compartia el gusto de Caerellia por la filosofia: «Hstaha acostumbrada @ escuchar discusiones filosdficas». Las cincuenta autoridades griegas que Va- rrén menciona en la introduccién a su obra sobre agricultura figuran alli co- mo lecturas recomendadas a su esposa rép deseribe on incldente que mivo luganen le escalerade-una:teber lBra ‘a, 0 alibreria», cerca del Foro. Atico tuvo que obtener el texto de Serapion ‘que compré para Cicerén en una de las librerias de Roma. Pero éstas eran el MUNDO ANTIGLO, 84 Las araisoTecas DEI dltimo recurso. Porque si bien era posible comprobar la exactitud de una co- pia realizada por los empleados propios a partir de un libro prestado, no ocu- rria lo mismo con una copia procedente de un librero; el comprador tenia que fiarse de su honradez, lo que no dejaba de tener sus riesgos. Cuando el hermano de Gicerén le escribié pidiéndole consejo sobre la adquisicion de Jibros en latin, la respuesta fue: «Para libros en latin no sé adonde ir; las co- pias se hacen y se venden con tantos errores». Iiranion, como ya se ha men- cionado, pudo acceder a la biblioteca de Sila congraciandose con el bibliote- cario-jefe; lo mismo hacian algunos libreros con el propésito de hacer copias para venderlas, pero la fiabilidad de sus copias resultaba dudosa porque «uti- lizaban escribas incompetentes y no corregian las pruebas». A la hora de comprar libros era aconsejable hacerse acompaiiar por un experto para eva~ luar las ofertas; Cicerén intenté convencer a Tiranion, el experto de exper- tos, para que ayudara a su hermano en la adquisicion de libros. ‘Una libreria era basicamente un scriptorium, un establecimiento que rea- lizaba copias. .o mas probable es que los libreros guardaran a mano una co pia de las obras de los autores mas conocidos, como Homero, Euripides, Pla~ t6n y similares, de las que poder hacer répidamente copias para los clientes. Puede que incluso conservaran un pequefio fondo de copias de cada autor para venderlas al momento Tal vez Cicerén se refiere a este servicio cuando eseribe a su hermano que «los bros que a uno le gustaria tener no son los que estan a la venta», Seguramente algunos libreros disponian de una sola copia de determinadas obras objeto de una demanda limitada pero regular, que podian reproducir cuando aparecia un cliente; sin duda los libreros que buscaban obras en la biblioteca de Sila tenian esto in mente. Es posible que los libreros mas audaces aceptaran pedidos de manera especulativa, confiando en poder dar en algiin lugar con los titulos requeridos para copiarlos. Fi mejor lugar para comprar libros era fuera del pais, en Atenas, en Ro- das, en Alejandria o en cualquier gran centro griego donde los libreros ejer- cian su oficio desde hacia tiempo. Una de las primeras colecciones de Cice- rén procedia de Grecia; Atico, que en esa época vivia en Atenas, la reunié para él, adelantando el dinero de su propio bolsillo. Tavo que ser una colec- cidn considerable, porque su costo superaba el dinero liquido que tenia Cice- rén; tuvo que pedirle a Atico que esperara a cobrar la deuda, asegurandole que estaba ahorrando el dinero para saldarla, en sus propias palabras, ego omnes meas vendemiolas eo reservo, «guardo todos mis céntimos para ello» Poco antes de su asesinato en el 44 a. Julio César habia decicido «poner a disposicién del piblico bibliotecas griegas y latinas, lo mas ricas posibles, y encomendo a Marco Varron la tarea de adquirir y clasificar los libros», una eléceion logica, ya que Varron habia realizado un trabajo «Sobre bibliote- Los ricios: Romy 85, (€as». luego llegaron los ldus de Vlarzo y con ellos el abruptu tinal de los grandes proyectos de César. Gey: Enel 341.0. Bolidn disigis ona victoriosn-axped icibn muiliear parars- gresar a Roma cargado de trofeos de guerra. Ello le procuré los fondos nece- sarios para hacer realidad lo que César no habia hecho mas que esbozar, la primera biblioteca publica de Roma, Conocemos la existencia de la biblioteca de Polién salo gracias a la men cién que de ella se hace en varios escritos, ya que la propia estructura ha de- Dade que Varrén murié en el ilo 27 a.,,la biblioteca tuvo que abrir sus puertas en algin momento entre el ato 39 y el 27 a.C. En pocos afios ya habia colocado los cimientos del imperio romano y cowso- lidado su posicién como su primer emperador. Ahora se sentia libre para di B8__LAs AIBLIOTECAS DEL MUNDO ANTIGUO een eee es mate atgetes, come le prapie cudad de Roms. de ésta muerto en el 23.a.C. fioveca, que también estaba dividida en una seceién griega y otra latina, como sabemos por referencias a ella, ha de saparecido sin dejar rastro. Piouna 6.1. Plano de las bibliotecas gemelas asociadas al Templo de Apolo en el mon- te Palatino, Roma, Las Bit JOTECAS DEL. IMPERIO ROMANO: 1.4 CIUDAD DE Rows 89 FIGURA 6.2, Médieo leyendo un rollo, Junto a él una estanteria con puertas; en el pri mer estante hay una serie de rollos, en el segundo tal ver.tin vaso para sangrias, Enc ma su caja de instrumentos. i dado que la practica cra clasificar las lenguas por necesariamente bilingii separado, los arquitectos tenian que prever instalaciones duplicadas, En el vo de la biblioteca Palatina, los restos muestran que alli hubo dos cémaras vontiguas idénticas. En el centro del muro posterior habia en ambas un am | lio entrante o abside destinado seguramente a una estatua, sin duda de \polo, puesto que la biblioteca estaba adosada al templo, A ambos lados del » sbside ya lo largo de los muros laterales habia nichos de unos 3,80 m de al + (0 por 1,80 de ancho y 0,60 de profundidad; los restos indican que habia en otal unos dieciocho. ¥ debajo habia un podium o repisa interrumpida por 90 Las matavrkcas DEL MENDO ANTIGLO. tramos de peldafios para acceder a los nichos. Los nichos eran para los libros: como sabemos por algunas ilustraciones y comentarios de textos antiguos, alli tuvo que haber estanterias o armarios de madera —armaria, como los Ila maban los romanos— empotrados en cada nicho con estantes y puertas que podian cerrarse. Cada armario tendria designado un numero y ese numero situado en el catalogo junto a cada titulo indicaba su localizacién. Sin duda los rollos de la coleccién de la biblioteca estaban dispuestos horizontalmer te en los estantes y en cada extremo una etiqueta de identificacion que fue- ra visible. Asi, cuando tos usuarios subian los pyldatios y abrian las puertas, podian ver de inmediato las etiquetas. Dada la gran altura de los nichos, los estantes superiores estaban fuera del alcance del usuario, de modo que tuvo que haber pequeiias escaleras portatiles disponibles sobre la repisa, como las que se utilizan hoy en las bibliotecas para alcanzar los libros de los estantes superiores. La colocacién de los rollos en nichos empotrados en la pared de- jaba libre el espacio central de ta camara para los lectores; se supone que alli habria mesas y sillas. Con esta las paredes y espacio e instalaciones para los lectores~ las bibliotecas roma- nas eran como las modernas salas de lectura y en absoluto parecidas a las bi bliotecas griegas, las cuales, como hemos visto, consistian en salas pequefias donde estaban depositados los libros, y abiertas a un pértico donde los lecto- res podian consultarlos. De alguna forma, los usuarios de la biblioteca Pala tina tenian lo mejor de ambos mundos: dado que el pértico junto al templo de Apolo estaba cerca, podian, st asi lo deseaban, Ilevarse los libros alli, como si estuvieran en una biblioteca griega. Este disefio para una biblioteca fue una innovacién romana, ;Acaso era parte del disefio de Gésar? ;Fue idea de Polién? 20 se debe a Augusto, cuya biblioteca Palatina no fue sélo la primera evidencia sino el primer ejemplo de aquella innavacion? No tenemos modo de saberlo. Hasta la muerte de Augusto en el afio 14d.C. Roma conté solamente con estas tres bibliotecas pibl ‘a de Polién junto al Foro; la situada en el Por- tico de Octavia, muy cerca también del Foro; y la de Augusto en el monte Pa- latino, ubicada convenientemente para su propio disfrute y el de los miem bros de su circulo, El siguiente emperador, Tiberio, en algin momento desu reinado (14 37 d.C.) hizo construir otra biblioteca, tal vez dos, en el monte Palatino, y Vespasiano sume otra mas como parte del Templo de la Paz que erigio cerca del Foro tras el final de la Guerra Judia en el 70 d.C. No hay res- tos atsiluibles con total certeza a la biblioteca de Tiberi, Algunos se han atribuido a la de Vespasiano, pero sin demasiada conviccién y, en todo caso, los restos son demasiado fragmentarios como para ofrecer informacién rele- vante. La biblioteca de Tiberiv tuvo que ser bastante grande, porque se nos dice que la decoraba una gran estatua de Apolo de mas de 15 metros de altu- isposicion —los libros alineados a lo largo de LAS BIKLIOTEGAS DEL IMPERIO ROMANO: LA CIEDAD DE ROMA 91 ica apa i a i eg seca a teca Palatina. Y una sala con un espacio para un coloso de aquella enverga dura habria tenido la altura suficiente para acomodar facilmente dos hileras superpuestas de nichos para las estanterias, un rasgo que se observa asimis- me en varias bibliotecas mas tardias. Finalmente llegamos a una biblioteca mas que vagos restos dispersos: la biblioteca construida por el emperador Trajano como parte del Foro monumental que consagré en el aio 112/113 dC. De ella ha sobrevs vido suficiente para posibilitar una reconstruccién casi completa de sv interior El Foro de Trayano se extiende a lo largo del monte Capitolino 0 Capito- lio, entre el Pury y la colina Wanscurre la moderna avenida lamada Via dei Fori Imperiali, La Columna de Trajano, la famosa atraccién turistica roma na, pertenece a este complejo, y a muy poca distancia de la columna se ha- Man tos restos de la biblioteca. Pero resultan invisibles a los actuales visitan tes porque han quedado enterrados bajo el pavimento de la avenida. Como es habitual, contaba con un par de camaras, una para las obras griegas y otra para las latinas. Pero si en la biblioteca Palatina ambas eran contiguas, en la del Capitolio estaban una frente a otra, situadas en los ladus opuestos de un portico rectangular en cuyo centro se erigia la Columna de Trajano. L.os lec tores que querian consultar libros en ambas lenguas tenian que recorrer 40) metros, desde la entrada de una de ¢! | hasta la entrada de la otra. La camara que daba al Capitolio, es decir, al su | roeste de la columna, esta bien conservada: sus restos, aunque ocultos bajo la | Via dei Fori Imperiali, son accesibles, ya que se ha habilitado un espacio sub || terraneo techado con vigas que sostienen el pavimento de la avenida. Inclu rjyen el suelo, las partes inferiores de las paredes, y un sinfin de fragmentos slde marmol y piedra pertenecientes a los elementos decorativos. Los restos de dla segunda cdmara son escasos pero suficientes para saber que eran gemelas. Peer iee Reiterates pasando el portico y la columna, +a otra con la Columna de ‘lrajane y él portico en medio. 92 _Las BIBLIUTECAS DEL MUNDO ANTIGUO La camara reconstruible, la del suroeste, era muy espaciosa, pues sus pa- Tedes laterales median £/,10 Mm, por cv, 1 mM sus parecdeés frontal ¥ posterior. ‘También era aireada, porque'tenia dos plantas y estaba cubierta por un te- cho abovedado, seguramente una bovedas de aristas. La pared de la parte posterior de la camara presentaba en el centro un abside lo suficientemente espacioso como para albergar una gran estatua; a’ambos lados del abside ha- LAS BIL IOTECAS DEI, IMPERIO ROMANO: LA CIUDAD DE Rowa 93 bia dos niveles, superior e inferior, de nichos para armarios, dos por nivel. Wk esc

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