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2. EL GRAN «BOOM» Aqui el hombre poderoso en as armas de la paz, l capital y 4a maquinaria las utiliza para proporcionar comodidad y placer Al piblico, de quien es su sien, y de este modo se hace tice al tiempo que ensiguece a otros con 248 bienes. Wanuiase Weeweut, 1852! CCaalquier pueblo puede conseguir bienestar material sin tic- ticas subversivas gi es dell, tabaje mucho y 38 enfrege constan- femente a su autosuperaisn, De tos estamos de la Soci contre Ignorance de CLERMONT. FERRAND, 1869" La zona habitada dol mundo se exionde efpidamente. Nuoves comunidades, eto es, nusvos moceados,surgen a dato las hasta anor regiones desrticas del Noevo Mundo en Occidcntey en as isla taicionalmente fertile dol Viejo Mundo en Oren, Philoponos, 1850" 1 En 1849 pocos observadores hubieran predicho que 1848 serfa la siltima revolucién general en Occidente, Con excepcién de la «cepiiblica social. las ddemandas politcas del liberalismo, el radicalismo democratico y el naciona- lismo iban a satisfacerse gradualmente a lo largo de los prOximos setenta aitos ‘on la mayoria de los pafses desarrollados sin grandes trastornos internos. ¥ la ‘estructura social de Ia parte desarroliada del continente iba a demostra st ca. pacidad de resistencia frente a los catastrSficos golpes del siglo xx, al menos ‘hasta la fecha. La raz6n principal radica en la extraordinaria transformacicn y ‘expansién econémica de los ailos comprendidos entre 1848 y principios de la década de 1870 que es el tema de este capitulo. Este fue el period en el que el mundo se hizo capitalista y una significativa minorfa de paises xdeserrolla- dos» se convirtieron en economias industrales, 2 (Un ERA DEL CAPITAL, 1846-1975 Como €s probable que los sucesos de 1848 Ja contuvieran temporalmen- te, cata época de avance econdmico sin precedentes empez6 con un auge que fue do lo mads espectacular. La dima y quiz la mayor crisis econémica de qa eapecte antigus, perteneciente a un mundo que dependia de las vicisitudes Ge les cosechas y les estaciones, habfa precipitado las revoluciones. El nue ‘Yo mundo del «ciclo comercial», que tnicamente los socilistas reconocfan {ntonces como ritme ¥ modo basico de operacién de Ia economia capitalist, tontaba con su propio sistema de fluctuaciones econdmicas y sus peculiares Gificultades seculares, Sin embargo, a mediados de la década de 1840 la os- ‘cura ¢ incierta era dei desarrollo capitalista parecia estar legando a su fin, $ Gow clio empeeabe ol gran salto hacia adelante. Los afios 1847-1848 sx~ Frieron un grave retroceso en el ciclo comercial, probablemente empeorado por la coincidencia con problemas de la especie antigua. No obstante, des- ‘Re una situacién puramente capitalista, se trat6 de una cafda mds bien seria ‘dontzo de lo que Ya pareeia ser una curva de negocios muy boyante. James fde Rothschild, quien a principios de 1848 observaba Ia situacién econémi- fea con notable complacencia, era un sensato negociante, aunque también un ‘mal profeta politico. Parecta que se habia pasado lo peor del , y se establecié igual. dad de tratamiento para las violaciones de contrato entre amas partes; que- 6 abolido et «wvinculo anual» de los mineros del norte de Inglaterra, cade ver se fue més al contrato de trabajo favorable a los obreros que podian ter- tminarse con la minima notificacién. Pero hay algo que todavia sorprende ‘més a primera vista: que entre 1867 y 1875 todos los significativos obstico. los legales a los sindicatos obreros y al derecho de hueiga fueron abolidos con muy pocas protestas (véase el capitulo 6). Muchos otros paises dadaban todavia en otorgar tal libertad a las crganizaciones obreras, si bion Napo- Je6n Ill suavizé de modo significativo la prohibicion legal de los sindicatos. No obstante, Ia situacién general en las naciones desarrolladas tendta ahora 4 ser como se ls describe en la Gewerbeordnung alemana de 1869: «Quedan determinadas mediante contraio libre las relaciones entre quienes de manera independiente tengan un comescio o negocio y sus oficiales y aprendices». Unicaments el mercado regisfa la compraventa de mano de obra, como gober. naba las demds cosas. Es indudable que este vasto proceso de liberalizacién estimulé la empre- ‘sa privada y que Ia liberalizacién del comercio contribuy6 a la expansion {econdiica, aunque no debemos olvidar que era ianecesaria mucha liberal zaciGn formal. Ciertos tipos de libre movimiento intemacional que hoy 36 controtan, en especial los concemientes al capital y a la mano de Dora, 0 sea, 1a emigracién, hacia 1348 se daban como normales en el mundo desazrolla, do y apenas se discutian siquiera (véase el eapftalo 11). Por otto lado, la cues. +ti6n de qué parte instincional o cambios legeles juegan en la promocién 0 el jentorpecimiento det desarrollo econémico es demasiado compleja para la sencilla férmula de la mitad del sigio x1x: «da liberalizacidn eres el prosreso 50 1a BRA DEL CAPIEAL, 1868-1875, econdmico», Inclusive antes de la abolicion en Gran Bretafia de las leyes de Cereales, ocusrida en 1846, habia comenzado ya Ia era de la-expansién. No hhay duda de que la liberalizacién proporcion6 toda suerte de especificos re ‘sutados positivos. Consecuentemente, Copenhague empezé6 a desarrollarse ‘con mayor celeridad como ciudad cuando se suprimis el , que simplemente pensaban que los norteamericanos no ten dian que molestarse en inventar méquinas para producir articulos inferiores, si ya tenfan a mano una serie de artesanos diestros y vereatiles como los europeos. Después de todo, no pretenda wn funcionario francés a principios de la década de 1900 que mientras Francia no pudiera competir con ottos pa ses en la industria de producci6a en sore, sf que podfa afirmarse en la indus ‘ria en donde la inventiva y la habilidad artesana eran decisivas: la: manufee~ turacién de antoméviles? Vv EI negociante que a principios de 1a década de 1870 echabe una ojeada a ‘su alrededor podia, por tanto, mostrar confianza, cuando no complacencia, Pero estaba justificada? Porque si bien continu ¢ incluso se aceler6 la gi- gantesca expansiGn de la economfa mundial, asentada ahora firmemento en In industrializacion en diversos paises y en una densa y total riada de articu- los, capitales y hombres, el efecto de las especificas inyeeciones de eneraia que habia recibido durante 1s década de 1840 no perduraba. El Nuevo Mun- do abierto a la empresa capitalista seguiria cxeciendo, pero ya no seria abso- ntamente nuevo. (En efecto, en cuanto productos tales como el grano y el trigo de las praderas y pampas americanas y de las estepas musas empezaban ‘8 inundar el viejo mundo, segin sucedis en las décadas de 1870 y 1880, des- barataban e inquietaban is agriculture de las naciones Viejas y neevas.} Du- ante una generacion continuaria la construcciéa de los ferrocarriles del ‘mundo, Pero jqué ocurrtia cuando esa construcoién fuera menos universal Porque la mayorfa de las lineas ferroviarias se hubieran terminado? El potencial tecnolégico de 1a primera revolucign industrial, la revolucion bri ténica del algodsn, el carbén, el hierro y los motores de’ vapor, parecia ser vastisimo. Ademés, antes de 1848 apenas se habia explotado fuera de Gran Bretafia y s6lo de modo incompleto dentro de dicha nacién. Se podria per- ddonar a una generacién el que comenzara 2 explotar més adecuedameate este ppotencial y 10 considerara inacabable. Mas no lo ere, y en la década de 1870 ¥ya fueron visibles los limites de este tipo de tecnologia. ;Qué pasarfa si se ‘sjaba exhausto? ‘A medida que ¢! mundo entraba en Ja década de 1870 estas pesimistas re flexiones parecfan ser absurdas, Sin embargo, y como se deseubrié més tarde, el proceso de expansidn era curiosamente catastGfico, A los auges astrondt ‘005 les sucedtian agudas depresiones de eada ver mayor amplitad mundial y en 38 1A BRA DEL CAPTTAL, 1868-1875 ‘ocasiones draméticas; y todo ello hasta que los precios cafan lo bastante como para que quedaran vacios los mercados aberrotades y aclaradios los motivos de Ia quiebra de las empresas, hasta que los hombres dé negocios empezaban a i Yemtir y 2 extenderse para renovar cl ciclo. En 1860, después de la primers de estas depresiones mundiales (véase p. 78), la economia académics, en It persona del billante doctor francés Clement Juglar (1818-1905), reconoci6 y ccalouls la periodicidad de este «ciclo comercial» que hasta entonces sinicé ‘mente habfan considerado los socialistas y OW0s grupos hieterodoxos. Asi pues, ungue estas interrupciones eran dramaticas para la expansion, también eran temporales, Entre los hombres de negocios jamés habia sido la euforia tan grande como a principios de la década de 1870, los famosos Grinderjahre (los ais de la promocién de las compafias) en Alemania, ls era en que Ios pro- yectos més absurdos y claramente fraudulentos de una compaffa encontraban ‘dineco dlimitado para ir adelante. Eran los dias en que, segia un periodista vie nés, «se fundaban las compafias para transportar la aurora boreal en kuberias hhasta St Stephen's Square y para conseguir ventas masivas de nuestras cremas de calzado entre los nativos de las islas del Mar cel Surv. Entonces se produjo el colapso. Hasta para el paladar de un perfodo al aque le gustaban las elevadas alturas y los subidos colores de sus auges eco- némicos, resultaba demasiado dramistico: 39.000 km de ferrocarrl norce- “ineticano quedaron paralizados por Ia quicbra, los valores alemanes bajaron alrededor de un 60 por 100 entre In cumbre del esplendor econémico 1877, y —lo que es peor— pararon casi la mitad de los altos homos de los principules paises productores de hierro. El aluvidn de emigrantes al Nuevo ‘Mundo se quedé en riachuelo, Cada afio de los comprendidos entre 1865 yy 1873 arribaban al puerto de Nueva York mas de 200.000 emigrantes, pero ‘en 1877 s6lo llegaron 63.000. Ademds, y al contratio de lo ocurrido con iss fanteriores depresiones del gran auge secular, ésta no parecia tener fin, Nada ‘menos que en 1889 un estudio alemén que se calificaba a si mismo de «ir- troduccién a los estadios econGmicos para funcionarios y negociantes> ob- servaba que «desde el colapso de la bolsa de 1873..., la palabra “crisis”, con ‘lo breves interrupciones, ha estado constantemente en Ja mente de todos»." Y¥ esto se decfa en Alemania, el pafs cuyo crecimiento econémico 2 lo largo {de este perfodo siguié siendo muy espectacular. Los historiadores han pues to en duda la existencia de lo que se ha Tlamado la «Gran Depresisn» de 1873 11896, y, desde luego, no fue ni mucho menos tan dramética como Ia de 1929 a'1934, cuando la.economfa del mundo capitalista casi se detavo por completo. Sin embargo, a los contemporéneos no les cabia la menor dda ée {que al gran auge le habia sucedido Ta gran depresién. ‘Una mieva era histrica, politica y econdmica se abre con la depresin ce 1a década de 1870, Aunque se halla fuera de los limites de este volumen, po- demos indicar de pasada que miné o destruy6 los fundamentos del liberalism de mediados del siglo x2x que parecfan estar tan fimemente establecides. El pperiodo comprendido entre el final de la década de 1840 y mediados de ia ‘de 1870 demostr6 que, al contrario de lo que gpstenfa la sabidusfa convencio- 1 GRan «2008 9 ral de Ia época, no era tanto el modelo del crecimiento econémico, el de- satrollo politico, el progreso intelectual y el logro cultural que persistiria “sin dada con adecuadas mejoras— en el indefinido futuro, sino mas bien tun tipo especial de intermedio, Con todo, sus consecuciones fueron impre- sionantes, En esta era industrial el capitalismo se convirti en una economia zenuinamente mundial y por Io mismo ol globo se transformé de expresion ‘geogréfica en constante realidad operativa, En lo sucesivo la historia sera historia del mundo,

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