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ry ictar 1c \ (el ellaieeeeatene los mayores ee We > =~ 2 Som, Capitulo 2 Los prejuicios: mitos y estereotipos sociales Lo importante no es lo que se ha hecho de no- sotros, sino lo que nosotros hacemos de nosotros mismos con aquello que se ha hecho de nosotros. JEAN PAUL SARTRE Para entrar en esta tematica ser4 necesario explicar, pri- mero, qué se entiende por prejuicio. Curiosamente, esta no- cién es basicamente inofensiva, ya que el origen de la pala- bra remite a praejudicium, es decir, un juicio basado en una experiencia anterior. Posteriormente, desde la metafisica, los filésofos Descartes y sobre todo Leibniz explicaron los prejuicios “como la verdad filoséfica suprema. Las proposi- ciones a priori, preordenadas légicamente a la experiencia, constituyen segtin Kant la ciencia pura”.! Sélo en Inglaterra, donde la experiencia siempre primé en la conformacién del conocimiento, la palabra prejudice fue pensada como la opi- \ nién que resiste a la comprobacién de los hechos. Horkheimer escribié algunos articulos sobre los prejui- cios, resultado de sus reflexiones e investigaciones sobre es- te tema. Debemos tener en cuenta que estos artfculos fueron realizados luego de la Segunda Guerra Mundial, momento en el que el prejuicio habia tomado dimensiones siniestras. Resulta evidente que el saber funciona por medio de genera- 1. Horkheimer, M.: “Sobre el prejuicio”, en Sociedad en transicién: estudios de filosofia social, Barcelona, Planeta-Agostini, 1986. Escaneado con CamScanner 30 PROYECTAR LA VIDA lizaciones que nos facilitan nuevos accesog ala través de viejos conocimientos. Sin embargo, e fil6sof rencia dos aspectos que aparecen ligados al re tier dif un lado lo que él denomina la abreviacién del pens, 0. Pop Por el otro? las pasiones sometidas por la cultura, Es a menudo, descargadas via prejuicios, exacerban, Son, formas de saber y dandole contenidos fuertemente afectiy Jo cual harfa que “las ideas” acerca de la vejez se convien en un foco de temores que terminen llevando a una verdade ra gerontofobia o miedo a los mayores. En este sentido, existe un mecanismo psicolégico que funcionarfa especialmente: la proyeccion. Es realidag a do Ciera, or ello que, § ciertos conocimientos han sido fuertemente afectivizados es porque imiplican un temor personal frente a algo que no re- sulta del todo racional: Por ello se lo niega y desplaza o pro- yecta_en“élotro,-intentado mostrar un discurso racional YECEA CNS OO, acerca de la tematica, resultado de la puesta en marcha del mecanismo denominado raci izacion. igi juicios Teva aTa di id, - d, entendida como la particularidad de ona.ma dicién social; de este mo se deja de preguntar al sujeto so- bre sus deseos y se le supone respuestas anticipadas, genera- lizadas como “todos _los mayores” creen, hacen_o_deseal. tales c i jere: “los del prejuicio es la injuria, que objeto de ella. En el caso de la izadores, mfticos y abusivos. De eS" modo, como decfa el dramaturgo Jean Genet: “Mi concien” ohn ee inviste con la del otro”, “Otro” connotado de sentides eee ue no responden necesariamente a mi imagen Ml @ Persona, sino que hablan desde un discurso ligado a ct Escaneado con CamScanner LOS PREJUICIOS: MITOS Y ES! REOTIPOS SOCIALES — 31 terios preestablecidos asociados a conformaciones cultura- les previas, histéricamente o construidas en los inicios de la cultura. Estos estigmas, que se presentan, por ejemplo, a través de la imagen caricatural, fijan la realidad en formas estereotipadas, mas alla de la realidad misma. La funcién que parecieran tener estas imagenes grotescas es la de decir una verdad desde una lente de aumento que provoque en el que mira una figura humoristica. Kris y Gombrich interpre- tan la caricatura como el equivalente, en el dominio visual, de la injuria, la cual implica una verdadera agresion simb6- lica. Todo este tipo de estigmas, que terminaron siendo un ti- po de saber falso y prejuicioso de la realidad, llevan a la ver- giienza de sf, a la voluntad de ser otro, a ocultar que es de ellos de quienes se pueden reir (Eribon,1999). Estos hechos determinaron durante mucho tiempo que éste fuera un motivo de desencuentros, como la imposibili- dad de instaurar una solidaridad minima entre los mayores. Es frecuente escuchar atin hoy a gente grande decir: “Yo con viejos no me junto”. Recuperar la autonom{a personal implica reconstruir la imagen colectiva y personal, mas allé de Tos cuadros este- reolipados que ofrece nuestra sociedad. Por eso, se trata de batallas donde se construyen representaciones, imagenes e identidades renovadas, que dan un nuevo sentido al enveje- cimiento. Sentido que invita a la vida y no al rechazo o la sumision a lugares de puro desprestigio. Por todo esto es importante considerar que el lenguaje est4 atravesado por relaciones de fuerza, ya sean de edad, clase, sexo o raza; es en y por el lenguaje y sus imagenes que se juega la dominacién simbélica, es decir, la definicion y la imposicién de las percepciones del mundo y de las represen- taciones socialmente legitimadas (Eribon, 1999). Cada sociedad crea una estratificacién que parece ore nar, a través de valoraciones, los lugares mas o menos 1m- portantes en nuestra sociedad. De esta manera, cada grupo Escaneado con CamScanner PROYECTAR LA VIDA nina, negativa o pos itivamente, a distintos s tores sociales. Dado que hoy nuestro prop' 10 ail vamos a pensar qué pasa con este particular tipo d minaci6n. . ; sea al Considero que la nocion més precisa.al respecto es 4 edatismo, la cual hace alusi6n a las mitiltiples discrimin a nes ligadas a la edad. Tanto los jovenes como los mayor, son actualmente los grupos que sufren mas dificultades ay a edaq © discy;. e el orden social. Los primeros son acusados abusivamente te revoltosos, drogadictos y desafiantes. Los segundos, de tog, 1a § reconceptos que podemos especificar bajo el nombre de viejismo. La nocién de viejismo surge en los nidos ¢ 1969, de la mano del gerontdlogo Robert N. Butler, quien la considera como un conjunto de prejuicios similares a los que Se adjudican por la ra: gion o la etnia, y la ne de esta forma: . los Estados Unidos en ,y la defi. la religic El viejismo refleja una profunda y asentada dificultad por parte de los jévenes y los de mediana edad, as{ como un recha- zo personal y un disgusto por envejecer, enfermar y quedar dis- capacitado, y el miedo por la falta de poder, la no utililidad y la muerte. ja importancia de la introduccién de este concepto es ee = cnsar una suma de prejuicios que habian sido natu: . wzacos como fenédmenos “normales” del envejecimiento humano. Intentaremos pensar algunos de ellos. VEJEZ NO ES ENFERMEDAD Uno de los prejuici . . IClOS m: :. : , jez con enfermedad y : es habituales es el de asociat Wf problema médico, Deeg tetla-vida.del.adulto.mayor-a" cologfa han entendie el siglo XIX, la medicina y la pst 0 una triste letanta do p ae de envejecimiento oO. Medades ffsicas icolégica” y psic Escaneado con CamScanner LOS PREJUICIOS: MITOS Y ESTERE YTIPOS SOCIALES — 33 Hasta la década de 1970 la mayorfa de los reportes médicos, psicolégicos, psiquiatricos y de los asistentes sociales sobre la poblacién mayor, estuvieron basados sobre la experiencia con personas enfermas e institucionalizadas, que correspon- dia a una franja menor al 5% de la poblacién de los paises desarrollados. La idea de declinacion fue el concepto clave para su comprensién. A partir de esa década comienza a cambiar el parémetro de comprensi6n, de investigacion y de trabajo, y presta atenci6n al potencial de salud que existe entre los mayores, pone el acento en esa mayorfa saludable que empieza a representar, hoy en dia, a la totalidad de las personas de edad (Neugarten, 1970). Quizds haga falta precisar que este criterio no es rigido, sino que implica una dindmica permanente alrededor de un ideal de salud, definido por la Organizacio6n Mundial de la Salud en el afio 1946 como “un completo estado de salud ff- sica, psfquica y social asf como de un bienestar, y no mera- mente la ausencia de enfermedad”, tratando de alcanzar una aproximacién al ideal. Todo esto nos lleva a otro crite- rio que debemos tener en cuenta, el de sa ud aac Qué significa? La Organizacién Mundial de Ta Salud introdujo este criterio, con el que se alude a las capacidades concretas que tiene un sujeto, mas alla de padecer ciertas patologias qué no inhiben el desarrollo de las actividades diarias. Este criterio deberia ser tenido en cuenta no solo por los adultos mayores sino también por familiares y profesionales, ya que muchas veces es el entorno quien dificulta la continuacién de sus tareas. Un estudio realizado en 1981, en los Estados Unidos, de- mostr6 que la mitad de las personas de entre setenta y cinco y ochenta y cuatro afios de edad no hablaban de ninguna li- mitacion por falta de salud. En otro grupo, formado por mayores de ochenta y cinco afios, mas de un tercio afirmaba no sufrir limitaciones debido a la salud y otro tercio recono- cié limitaciones de poca importancia. Solamente una de ca- da tres afirmaba que era incapaz de llevar a cabo activida- Escaneado con CamScanner 34 PROYECTAR LA VIDA des de la vida cotidiana (Neugarten, 1987), p, prestarse atencién al hecho de que en los tilt; ebe Chong especialmente en los pafses desarrollados, los ae Hiemp, capacidad de las personas mayores son cada ili de gi En los estudios realizados se comprobé que la Dac eton jor estado de salud de los mayores se debfa a a mn el, cacién recibida; la seguridad econémica; la mejora ie) tos sanitarios, como el abandono del tabaco; va hee nutricion, la salud prenatal, el progreso de los medica’ tos y la actividad continua. ts EL ROL DE ENFERMO Resulta necesario pensar qué significa, socialmente, asociacién del rol de enfermo al de toda persona mayor, Uno de los estudios mas interesantes al respecto es el que realiza Szasz, quien cuestiona la indignidad que esta socie- dad le atribuye al rol de enfermo. Si la dignidad es, de acuerdo con este autor, una cualidad inefable pero obvia, que enriquece los contactos humanos proporcionando ma- yores niveles de autoestima, la indignidad se caracteriza por empobrecer la propia estima. Una de las referencias realiza es a través de la lengua: la palabra “invAlido” es /8 misma que se utiliza para un argumento indefendible, pasaporte caducado o una persona con una discapacite Por ello Szasz encuentra, en el trato al enfermo, un 4! ble y.un vocabulario propios del paternalismo que, indud! mente, deja a paciente en una posicién infan' za rece En el caso de los mayores, cualquier enfermeda ree ser interpretada como el comienzo de algo mas 8 coe un nitivo, e incluso como un dato obvio y esperable. Eve ic chiste acerca de una mujer de edad que concurre 2! Mcite porque le duele una rodilla. El médico observa y dice no sefiora, es la edad, a lo cual ella responde: “ZY Po" 4 , ponde: “é on anig Oe. me duele la otra?”, Este chiste da cuenta del preiti@® Escaneado con CamScanner LOS PREJUICIOS: MITOS Y ESTEREOTIPOS SOCIALES 35 sociar la edad con la enfermedad, que priva a los mayores deTa salud e incide teéricamente, generando una praxis errénea médica y psicolégica, que le impide pensar al profe- sional, ya que la edad puede aparecer como una pantalla que oculta problemas cotidianos y solucionables. Por otro lado, existe un nivel de indignidad, en el sentido antes referido, hacia los enfermos atin mas grande para con los mayores. En especial c1 ;¢.ponen.en.duda.sus. cidades cognitivas o intelect 2 es. La autonomia-y-la-priva- \l cidad empiezan a ser cercenadas; se pierden_las-preguntas za_a interpretar. ‘odo esto puede generar, también en Tos propios viejos, una actitud de victima que no los ayuda demasiado en sus bis- quedas personales, sacando provecho, a veces, desde un lu- gar ciertamente desgraciado. Este criterio de salud deberfa ser un apoyo para que la vida sea mas grata y amplia en posibilidades. Sin embargo notamos, con suma frecuencia, como muchos mayores ter- minan viviendo para cuidar un cuerpo, preocupados por la pierna o por los anilisis clinicos mas que por los proyectos de vida. Sabemos que lo “normal” para un joven no es lo mismo que para un adulto mayor. Sin embargo, esto no implica ha- blar de enfermedad. Entonces, plantear esta etapa de la vida como una enfermedad conlleva un riesgo social y personal, frente al cual debemos ser extremadamente cautelosos. No descuidar a aquellos que lo requieran, pero tener siempre en cuenta el respeto por su autonom{a. Es decir, que la persona sea quien dirija sus actos de acuerdo con sus valores. Por es- to, muchas veces, cuando la familia, “con las mejores inten- ciones”, se autoriza a no dejarle manejar mas un automovil aun adulto mayor, deberfa pensar seriamente por qué lo Escaneado con CamScanner PROYECTAR LA VIDA 36 lecision eS necesaria, porque ese sujeto _ Siesta di Pi poe ‘jecidir, pues padece una patologfa mental Ue prog 0 jo serias consecuenclas cognitivas © Si se trata Simplemen, ] le de un abuso de poder, sostenido ot ei de aquellos te lo prohfben. La ca acidad de conducir, la comida, los jy . res por donde debe pasear, la osibilidad de volver a formar ree ueva pareja 0 cualquier otra actividad Cotidiana, sy vuelven a menudo una eleccion que sé les arranca. Parecie. ra que son otros los que deben hacerse cargo, y pasa a ser unproblema de salud el tema principal. Quizas, el caso més violento sea el de las internaciones en geriatricos sin Ta vo. luntad de los mayores. Todavia existe la creencia de que los mayores, sin excep- ciones, padecen dificultades intelectuales que imposibilitan _su memoria, comprensi6n e inteligencia. No por casualidad los estereotipos populares de “Mama Cora”? 0 de “La No- na”} terminan representando en el imaginario social a los mayores. Creo que, actualmente, éste es uno de los prejui- cios mas dafiinos, ya que frena y a veces imposibilita, como en los casos antes citados, su normal desenvolvimiento coti- diano. Es necesario diferenciar lo normal de lo patolégi- . Podrfamos decir que ni “Mama Cora” ni “la Nona’ som - a compre es no necesariamente tienen dificu! ie que exisia un dalcitade memoriams eee tet " Asimismo, dentro ie asociado con ta eda Asimismo, 7 encontramos | dentro de esta serie de concepciones viejistas: ateoria del desape, S descompromiso,(Cu™ 2. Mamé Co) Bentina, creado las cognitiva b 3. La N lemas co, alcance y f ue cons: fun ume ji ene 2 miliares, ') €N sentido ampions ‘ticamente todo lo que tiene * far cl término, a cada uno de 5! ra es un - t. Por el tte eat Caricaturesco muy popular en ae ntoni meus f S que le origi ‘onio Gasalla, caracterizado por Escaneado con CamScanner LOS PREJUICIOS: MITOS Y ESTERE! YTIPOS SOCIALES 37 mings y Henry, 1961), originado también en los Estados Uni- dos. Esta teorfa considera que las personas de edad, por la disminucién de sus capacidades sensorio-motrices, se irfan desapegando de sus afectos y sus compromisos con la vida. Tal disminucion les permitiria no sentirse [rustrados frente a una realidad que pareciera ya no pueden abarcar. Esta teoria que se pretendia cientifica, no lo era tanto ni tampoco tan cierta; sf describfa un fendmeno social de aquella épocaenla _ cual se promovia el retiro, en un sentido muy general, de la \ vida y de la sociedad. A pesar de las fuertes evidencias en su contra vemos que, lamentablemente, muchas veces nuestra sociedad se sigue manejando con esta teoria. Los prejuicios, en particular para con el caso de la vejez, han sido incorporados por el conjunto de la poblacién, espe- cialmente por aquellos que en su juventud discriminaron la vejez 0 a los viejos. El hecho de haberse vuelto mayores no hace que necesariamente cambien sus concepciones viejis- tas. Este tipo particular de discriminacién nos espera a to- dos en nuestra propia trampa. ¢SEXUALIDAD Y VEJEZ? También existen prejuicios sobre la “no sexualidad” de los mayores y el fantasma del “viejo verde” amenazando por detras, para disuadir a cualquier osado u osada que se quie- ra animar. Desde principios del siglo XX se empezaron a desafiar los prejuicios que afirman la imposibilidad de la se- xualidad en esta etapa de la vida. Hoy sabemos que la sexua- lidad es posible y que incluso, en la mayor parte de los ca- sos, es importante y necesaria. El moralismo victoriano y el supuesto de que la sexualidad tenfa sélo fines reproductivos, llev6é a pensar que los mayores debfan retirarse de este cam- po. Esta creencia permitié -como lo sugiere Salvarezza- a muchas mujeres de generaciones anteriores, en las que el rol femenino quedo asociado a ser objeto del hombre sin poder Escaneado con CamScanner PAR LA VIDA PROY 38 jas mismas, a abandonar su sexualidad y, en algun, gozar ella olverles la falta de lugar que habfan Padecig, 0 ! : c ” edida, a devolve as vida, “viejo, a esta edad ya no Hoy sabemos que el desco eee el naci. miento y desaparece s6lo con la a ea ore 4 €N ambos géneros y cada uno puede mostrar} i ay ae Tam. bién sabemos que la sexualidad, en el ser : MANO, es my. cho mas que una practica biolégica, que se relaciona con “hacer el amor”, sentirse deseado y poder desear, es decir, lo que es nuestra intimidad y, a su vez, con el contacto mas in. timo con el otro. Las dificultades que pueden aparecer en esta etapa se re. lacionan més con el contacto genital, que es una parte de la actividad sexual. Pero sabemos también que, gracias a los nuevos conocimientos y biotecnologfas, algunas de estas di- ficultades se han superado. Fundamentalmente, la sexuali- dad tiene que ver con hallar un goce con el otro, por eso po- demos pensar que hay muchos otros espacios dentro de la sexualidad accesibles a todos. Resulta curioso que por un lado aparezcan chistes, comen- tarios e incluso pretendidos saberes que afirmen que en esta edad “ya no pasa nada”, pero curiosamente como contrapun- to aparece el mito del viejo verde, y peor aun, el del perverso. El primero es muy antiguo y se remonta a Grecia y des- pués a Roma. Se suponfa que los mayores, con su diner, nee Este mi eo zosamente los favores de las 0 los joe seos, con pesoneincl ‘ a ease a Esta distribucion de roles semen ooo ons truccion sumamente mévil les qoruales también es una c na razon para sostenerla, De aa eo ¥ no existe aa mente emergen log deseos muck anera, vemos cémo ac Pa No mas explicitos y empie# 4 Mostrarse inclus, A 3 som: | agve* nes, lo cual implice autres M4YOres con hombres mas jo" ica . se desliza de otra mtn oS° 101 de sujetos y objetos sexuales Por iltimo, e| Escaneado con CamScanner LOS PREJUICIOS: MITOS Y E: TIPOS SOCIALES — 39 yoyeurista o por exhibicionista, ha sido estudiado por Mas- ter y Johnson, quienes demostraron que la incidencia de ca- sos de perversiones en personas mayores no era mayor que en adultos jévenes. Esto implica que el mismo ntimero de personas jévenes perversas sigue siéndolo de mayores. ¢LOS VIEJOS SON COMO LOS CHICOS? Sorprende que este estigma sea afirmado frecuentemente por los propios mayores, para describirse o para tratarse. Po- siblemente, muchos de los que asf Io hacen creen en Io que la sociedad les indica, y a veces trnbign lo ativan para dispen- sarse de ciertas responsabilidades. Sin embargo, este.mito tiene serias_consecuel neralizaci podemos deducir facilmente. Nadie dirfa que Borges, Verdi, Freud o Victor Hugo hayan dismi- nuido su capacidad creativa en los tiltimos afios de sus vidas y mucho menos que hayan sido como chicos en esta etapa. Cuando alguien se comporta como si lo fuese, mas bien tene- mos que pensar en una patologfa, ya sea depresiva 0 demen- cial, o simplemente ver si no fue como un chico toda su vida 0 Silos prejuicios sociales han influido demasiado sobre éI- También debemos tener en cuenta que cuando una per- sona se vuelve muy dependiente de otra, ya sea porque esta en un lugar de internacién o porque no la dejan desenvol- verse, puede terminar actuando como un nifio. Como en los casos en los que se considera a los mayores como objetos de exagerada fragilidad y donde las recomendaciones “mama no toques”, o “no subas la escalera”, generan una dependen- cia infantilizante. Si toma la responsabilidad, seguramente Podr4 hacerse cargo de sf mismo. Este mismo mito, junto conlo: En ambas, tendemos a descalilicar las verdaderas especialmente, podemos idades de los mayores y, Escaneado con CamScanner i) \\ PROYECTAR LA VIDA 40 turbar su propia realizacion como personas. De este per stra sociedad atin mantiene mucho.” do, vemos cémo nue: ; ; A i ae neraciones van demostr: tos y como estas nuevas gel ‘ando tng idad de cambio. cael necesario ir mas alla de las especulaciones o, vias, salir de los esquemas actividad ° pasividad, salud Yen. fermedad para redescubrir los espacios novedosos y creatj. vos que brinda el tiempo libre y los nuevos encuentros sociales. Romper el marco de lo esperable supone definir una nueva forma de actuar creativamente. Es posible que estas décadas marquen una nueva etapa en la cultura de las edades. Mas que pensar qué identidad van a ir tomando los mayores, tenemos que apuntar a todas rupo homogéneo. ; Las edades estan en franca transformacién, pero proba- blemente esta edad sea la que mas fuertemente ha evolucio- nado al ritmo de los nuevos tiempos. EL PELIGRO GRIS Uno de los prejuicios mds recientes es el que aparece en los paises del primer mundo, donde los jubilados tienen u0 alto nivel de vida y son muy numerosos. Esto ha generado un temor, que ya hemos comentado en el primer capitulo, ao mee una molestia. Muchas personas han comenz® sideran nee Prejuicios hacia los mayores, a los que ©” banguetwe eonales que viven entre las canchas de golf y Ua deste iSt2 The New Republic los calificé de e724 Escaneado con CamScanner LOS PREJUICIOS: MITOS Y ESI OTIPOS SOCIALES 41 Esta crftica, que proviene generalmente de grupos de de- recha, tiene por otra parte una repercusién sutil en los go- biernos, y los insta a que se les dé menos beneficios, en tan- to que ubica en los mayores el peligro de la desintegracién social. Es decir, cumple con la forma més burda del prejui- cio, acusando a una minoria de un problema de todos, ya sea por el color, la raza o la edad. En la literatura argentina existe un libro que expresa de modo claro y patético este prejuicio. La guerra del cerdo, de Adolfo Bioy Casares, describe una sociedad en la que un grupo de jévenes decide matar a los mayores porque consi- deran que se llevan todos los beneficios. La particularidad de este prejuicio y que lo hace muy ac- tual, tiene que ver con pensar a los mayores como un grupo definido y con reivindicaciones comunes, lo cual es radical- mente distinto a lo que sucedfa con los anteriores prejuicios. A modo de cierre de este tema de tanta gravitacién en la vida de las personas mayores y de todos aquellos a los que esta expectativa genera temores y preocupaciones anticipa- das, quisiera destacar lo siguiente: uno de los puntos centra- les que debemos atender al referirnos a los prejuicios es que promueven que la realidad sea observada desde una percep- cién selectiva donde se ve en parte lo que se espera ver. Las concepciones previas producen la prueba destinada a st Son cio Ast, Ia betsona prejticiosa ver ante cual: quier olvido de una persona mayor, una demencia, mientras que ese mismo olvido en alguien joven, lo pensar4 como un simple error. A esto se agregan los efectos gravisimos que le genera al propio individuo envejecido, prejuicioso con res- Pecto a este tema, el hecho de un olvido casual o cualquier minima perspectiva de enfermedad. — True Wealth of Nations, Boston, Nueva York, Houghton Mifflin Com- Pany, 1998, Escaneado con CamScanner 42 PROYECTAR LA VIDA Es cierto que las dificultades, en algunos casos, pueden ser mas importantes, y que sera necesario no subestimar él posicionamiento personal frente a ciertas pérdidas, sean de roles, fisicas, etcétera. Existen personas que ante la pérdida son capaces de anteponer el mayor de los deseos, para no sucumbir frente a lo que aparece como intolerable. Hay otras que quiza no tengan esa capacidad para sobreponerse, pero sf pueden aprender a cambiar de actitud. En este cam- po es necesario pensar una realidad distinta y transformable para cada uno. La realidad es mas diversa y esencialmente ductil de lo que el saber de los te saber implica siempre un ti para los seres humanos. Pprejuicios supone, ya que es- po de generalizacién no apta Escaneado con CamScanner

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