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Abraham pensaba que su hijo sería ese sacrificio, pero Isaac pensaba que
sacrificarían a un cordero. Confiando totalmente en su padre, Isaac podría haber
incluso tomado la mano de su padre.
El toque de la mano de su hijo debe haber ocasionado ondas de choque a través del
cuerpo de Abraham. La mente de Abraham zumbaba; sus pensamientos cambiaban
de una obediencia y fe meditadas y estudiadas a una resistencia apasionada,
esperando que Dios pudiera modificar esta petición casi impensable.
“Bien padre, vayamos. ¿Puedo ayudarte a llevar la leña?” Abraham solo pudo
consentir a señas, ya que el nudo en su garganta le impedía pronunciar las palabras
que de otra manera hubieran dicho un simple, “Sí, hijo mío, ayúdame”.
‘Dios proveerá’
Tres días después los viajeros llegaron a su destino, cansados pero conscientes de
que ésta era la montaña que Dios había elegido para ellos.
Por una ladera de la montaña, padre e hijo marcharon trabajosamente, Isaac con la
leña para el sacrificio y el padre Abraham con el fuego y el cuchillo.
“Padre, tenemos leña y fuego, pero donde está el cordero para nuestra ofrenda?”.
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“Dios proveerá, hijo mío. Dios proveerá”.
“No toques a tu hijo Isaac, porque ahora conozco tu temor de Dios, viendo que no me
has rehusado a tu hijo, tu unigénito” (Génesis 22:12).
Fue una fe de esta magnitud la que inspiró a otros a escribir que Abraham es el
padre de la fe (Romanos 4:12-16). Era un hombre que creía y tenía una total y
completa confianza y fe en Dios.
Su unión era tan estrecha que Dios llamaba a Abraham “mi amigo” (Isaías 41:8).
Además de ser un concepto interesante, la idea de que Abraham sea amigo de Dios
señala algunas implicaciones fascinantes y trascendentales. Podríamos
preguntarnos ¿por qué habría Dios de otorgar a Abraham el honor de llamarlo Su
amigo?
Pero todavía hay más. Para que Jesús llamara “amigos” a sus discípulos exige una
condición previa. “Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mande” (Juan
15:14).
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Esa era la clave para que Abraham fuese conocido como amigo de Dios. La
obediencia a Dios era y es un requisito previo de fe para calificar como amigo de
Dios. Pablo destacó la obediencia fiel de Abraham (Hebreos 11:8-10; 17-19).
• La llamada de Abraham: Por la fe, cuando fue llamado partió (Hebreos 11:8)
• La prueba de Abraham: Por la fe, cuando fue probado, ofreció a su único hijo
(hebreos 11:17)
Hebreos 11:8 nos dice que Abraham partió para obedecer a Dios, sin saber a
donde se dirigía. Este es un paso importante y difícil para un cristiano, debido a que
los seres humanos desean independencia. Sin embargo, Dios desea que
aprendamos a depender de Él para siempre. Abraham buscaba a Dios para
obtener una guía, dirección y protección. Si Abraham viviera de vista, nunca hubiera
obedecido la llamada de Dios para irse a un país extranjero.
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Obediencia sin reservas
Al igual que usted y que yo, Abraham seguramente habría preferido un hogar y una
vida estables y permanentes. Sin embargo, Abraham sabía que era un extraño y un
peregrino en un país extraño. Y debido a que sabía que su ciudadanía estaba
reservada en una ciudad celestial construida por Dios (Hebreos 11:10), permaneció
fiel a Dios y no regresó a su tierra de origen (Hebreos 11:13-16). No es de
sorprenderse que Dios llamase amigo a Abraham. Los amigos de Dios lo
obedecen; Abraham obedeció a Dios sin reservas.
Debemos recordar que Abraham y Sara tuvieron a Isaac cuando ya eran ancianos.
Engendrar un hijo después del tiempo apropiado era en sí mismo una enorme
bendición. Dios había prometido a Abraham que lo bendeciría con descendientes a
través de Isaac.
¡Qué golpe tiene que haber sido para un padre que alguien, cualquier persona, le
exija que le quite la vida a su único hijo! Todas las esperanzas de los dos padres
ancianos, todos sus deseos de ver crecer a su hijo y de que fuese padre de sus
propios hijos, todas estas emociones y más hubieran desanimado a cualquiera con
menos fe.
La respuesta de Abraham respeto a su prueba es la razón por la que Dios dice que
no se avergüenza de llamarse el Dios de Abraham (Hebreos 11:16). Esta es
también la razón por la que Dios está preparando una ciudad para sus discípulos
fieles. Ustedes y yo podemos demostrar la misma fe.
Las enseñanzas de Hebreos 11 están escritas para usted y para mí. Son tesoros de
fe guardados para nuestro enriquecimiento espiritual. Pablo insta a los cristianos a
seguir los pasos de Abraham, el padre de la fe (Romanos 4:12). La Biblia deja bien
claro que podemos y debemos ejercer la misma fe de Abraham --- y esa clase de fe
está dentro de nuestro alcance.
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No permita que nadie lo engañe para que piense lo contrario. Las obras que
prueban nuestra fe resultan de la obediencia a Dios y de los mandatos plenos y
directos de Cristo. Dichos mandatos de la escritura son en sí los Diez
Mandamientos, obedecidos en el Espíritu, o bien, principios con base en los
Mandamientos (Santiago 2:8).
“Pero sin fe es imposible complacerlo, porque el que se acerca a Dios debe creer
que en Él y de que recompensa a quien se dirige a Él obedientemente. (Hebreos
11:6).
Para agradar a Dios, debemos creer que Dios está vivo y es todopoderoso.
Abraham creía que Dios existía. Usted cree que Dios existe. Abraham buscaba
diligentemente a Dios, porque sabía que Dios recompensa a quien lo busca con
afán. Usted y yo podemos buscar afanosamente a Dios, y sabemos que nos
recompensará por estudiar y obedecer su voluntad.
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Pablo insta a los cristianos a seguir los pasos de Abraham, el padre
de la fe (Romanos 4:12). La Biblia deja bien claro que podemos y
debemos ejercer la misma fe de Abraham --- y esa clase de fe está
dentro de nuestro alcance. \