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SECCION I CUESTIONES INTRODUCTORIAS DE LA RELACION DE AYUDA 1. Marco antropoldgico de la ayuda psicoldgica .....cc0ss 23 2. Algunas cuestiones generales sobre la Relacion de ayuda .. 57 3. La Relacién de ayuda como proceso de comunicacién inter Personal .......sssssssccesssssssseeeseeesnsssssssessssensessssssssssensnanansssseseeeensee 93 4, Vision general del modelo conjuntivo de ayuda vss. 133 SECCION II EL PROCESO DEL ENCUENTRO PERSONAL 5. Visién general del proceso del encuentro personal os 179 6. Configuracién del encuentro terapeutico ..csssssssssessnuene 298 » » ’ § \ 7, Consolidacién del encuentro terapéutico 3, El contexto existencial del encuentro personal: la entrevis » de ayuda .... SECCION IIT EL PROCESO DE RESOLUCION DEL PROBLEMA _ Jj OBJETIVADO J ETAPAI COMPRENSION DEL PROBLEMA OBJETIVADO 9. Visién general de Ia etapa de la comprensién del problema objetivado 345 we 375 10. La destreza de escuchar. 11. La destreza de expresar Ia comprensién 12, Técnicas para completar la informactin sobre el problema 451 ETAPAN A REESTRUCTURACION DE LOS PRES UPUESTOS DEL PROBLEMA ~ 13, Vision general de la etapa de reestructuracién de I presupuestos del problema U4, La reestructuracién cognitiva del problem: 15. La reestructuracién relacional del problema .... 16. La reestructuracién noética del problema ..... . ETAPA IIL CAMBIO DE COMPORTAMIENTOS 17. Visién general de la etapa del cambio de comportamientos 689 o ~\? JVs \5 a | a | Muchas baldas de mi biblioteca estén Ilenas de libros de psiquiatria, psicoterapia, autoayuda y cosas semejantes, porque la presencia cada vez ms extensa de la psicologfa y sus derivados en todos los campos de la vida diaria me interesa mucho como problema socioldgico y cientifico. Nos hemos acostumbrado a que en cualquier suceso problematico -des- de un atentado terrorista hasta el suspenso de un nifio en matemdticas— se reclame la presencia de un psicdlogo. Este fenémeno supone una pro- fesionalizacién de las conductas de ayuda sin duda eficaz y necesaria, pero que puede ser sintoma de un trastorno ms profundo, a saber, que se han agotado los manantiales de ayuda cotidianos —la familia, los ami- g0s, los vecinos, los consejeros espirituales- y, victimas de esta soledad, tenemos que acudir a los profesionales del consuelo. Son los tinicos que a hora fija escuchardn nuestros problemas. El libro de Jestis Madrid me parece muy importante y oportuno por que hace una interesante cartografla de las conductas de ayuda, desde las mds técnicas hasta las ms elementales y prdximas, esas interaccio nes que Maslow lamaba “milagros cotidianos terapéuticos”. Y funda todo su discurso en una antropologia de la ayuda y de-la comunicacin, que da una luminosa apertura humanista a los posteriores desarrollos tnds técnicos. 12 LOS PROCESOS DE LA RELACION DE AYUDA El ser humano nace menesteroso y vulnerable, acuciado por necesi- dades varias -sobrevivir, relacionarse, crecer-, movido por impulsos con- tradictorios, unos centripetos y otros centrifugos, unos egoistas y otros altruistas, Esta compleja situacién provoca continuos y a veces graves conflictos psicolégicos, que provocan profundo sufrimiento. Sus causas son variadas, pero siempre derivan de la interaccién de la persona con- sigo misma, con los demas, 0 con el mundo. En muchas ocasiones, las victimas de estos conflictos se encuentran desbordadas, incapaces de enfrentarse a ellos, confusas, acobardadas, de- sesperadas. Y esta situacién les incita a pedir ayuda y, a veces, a necesi- tarla sin atreverse a pedirla, Si durante un momento acallésemos la alga- rabfa que nos confunde y prestéramos atenci6n a nuestro alrededor, escu- charfamos sin duda muchas lamadas de auxilio sonoras o calladas. Este malestar extendido es lo que llena las consultas de los profesionales psi. Reconociendo la eficacia de estos profesionales, creo que conviene insistir en que corremos el peligro de patologizar cualquier problema psi- coldgico. Por ello, debemos tener presente que hay una gradacién en la gravedad de los conflictos y que cada clase necesita una atencién dife- rente, La psiquiatria, la psicologfa clinica, la psicologia educativa, la psi- coterapia, el counselling son actividades diferentes, cada una de ellas apropiada a un concreto nivel de profundidad o gravedad del problema. ‘Jess Madrid incluye todas estas actividades, profesiones y especiali- dades, dentro de una relacién general de ayuda, que se funda en la capa- cidad comunicativa de las personas. Y afiade, y esto es para mi lo mds importante, que la relacién de ayuda es un fenémeno universal, que se manifiesta en todos los ambitos de Ja vida humana: familia, escuela, tra- bajo, hospitales, iglesias, grupos de amistad, ONGs, etc. Estas redes de ayuda son extraordinariamente eficaces para facilitar la solucién de pro- blemas afectivos no patoldgicos. Slo cuando estas redes de apoyo no funcionan, se vuelve necesario acudir a expertos, en muchas ocasiones para consultar problemas que hubieran podido resolverse en una situa- cién menos individualista, desconfiada, y brutal que la que estamos viviendo, Oigo a muchos psiquiatras quejarse de que tienen que con- __ Vertirse en orientadores matrimoniales 0 familiares, cosa que no son, porque sus pacientes lo necesitan y se lo piden. PROLOGO 13 Este libro afirma la posibilidad y la necesidad de un mundo social menos patégeno. La vida en la ciudad, que solucionéd muchos proble- mas de conviveiicia, ahora estd siendo fuente de conflictos, agresiones y malentendidos: Acabo de publicar un libro titulado ‘Aprender a vivir don- de reclamo la creacién de una “civilizacién del cuidado”, como forma humana de vivir, por eso me he sentido muy cercano a las Propuestas deJestis Madrid, De la misma manera que todos ejercemos una funcién comunicativa y educativa -por accién o por omisién- as{ también ¢jer- cemos una accién curativa, apaciguadora, fortalecedora, estimulante, 0 todo lo contrario. Tiene razén Ruesch cuando explica que “la comuni- cacién terapéutica no se limita por lo general a terapeuta y paciente sdlo. Un nifio puede ser terapeuta de la madre, y un patrén puede serlo de |, su empleado; la terapia es efectuada durante todo el dia por mucha gen- te que ignora estar obrando como terapeuta, y son muchos los que sin saberlo sacan provecho de tales experiencias. La comunicacién terapéu- tica no es un método inventado por los médicos para combatir enfer- medades; es sencillamente algo que ocurre espontdneamente por todas partes en la vida cotidiana”, Con Ia misma frecuencia, sin embargo, ocurren las relaciones paté- genas, vampirizadoras, destructivas, perjudiciales, En muchos casos, los problemas se han agravado tanto que no bastan la ayuda proporciona- da con sensatez, cuidado, y carifio para facilitar la solucién. Entonces hay que utilizar procedimientos seleccionados por la ciencia y la expe- riencia. Por esta raz6n, todo el libro de Jess Madrid es un ordenado, diddctico y util resumen de las técnicas psicoterapéuticas mds aceptadas. Esto hace el libro enormemente interesante para todos Jos interesados en este tipo de problemas y que deseen colaborar en tareas de ayuda. Por ejemplo, se lo recomendaria a mis colegas docentes. Acabo de leer un estudio de Le Monde de education donde se sefiala que los nuevos pro- fesores tienen que ocuparse no s6lo de ensefiar sino también de “apoyar alos alumnos con dificultades”, “orientarlos en sus decisions”, “contruir relaciones regulares con sus familias”. Es cierto que en todos los Centros hay un departamento de orientacién, dirigido fundamentalmente por psicélogos, pero la relacién de ayuda debe ser omnipresente, y reservar esos Departamentos para formar a los profesores y tratar los casos mas dificiles. 4 LOS PROGESOS DE LA RELACION DE AYUDA Los destinatarios, pues, de este libro, son muchos, universitarios, pro- fesionales, docentes, gentes interesadas por la solucién de conflictos psi- coldgicos, pero el libro est4 especialmente dirigido a los colaboradores del “Teléfono de la Esperanza”, una organizacién con la que me honro en colaborar, que me parece extremadamente importante porque apro- vecha la tecnologia actual en servicio de la cultura del cuidado y de la ayuda. Desde siempre la palabra ha sido la gran medicina. Hipodamo de Mileto, un retérico griego, fue el primero que abrié una consulta, con un cartel que decfa: “Aqui se curan enfermedades mediante la palabra”. “Dame, Sefior, una boca de iniciado para saber decir una palabra de consuelo al afligido”, rogaba el profeta Isafas. El teléfono permite el pro- digio de tener una voz experta y amiga cerca. Facilita la aparicién de esos “mailagros terapéuticos cotidianos”. . Jestis Madrid, en este libro y en toda su actividad, ha sabido unir el rigor intelectual con la inteligencia del coraz6n. Ha analizado los proce- sos de la relacién de ayuda sin matar el impulso generoso, inventivo, que ha de tener. Nos gufa a través de un mundo apasionante, complejo, don- de en muchas ocasiones no basta con Ja buena voluntad. Este es un libro tedrico y prdctico que puede ayudar a todos, que puede ayudarnos a todos. Por eso les recomiendo su lectura. José Antoni Marina Introduccién EEE eee “Quien quiera aprender que venga a ensefar aqui”. Hace 20 afios lef esa fra- se, no recuerdo exactamente en qué libro. Si recuerdo que, segiin el autor, dicha frase figuraba en el frontispicio de una Academia griega. Cuando la lef no me llamé especialmente la atencién, pues, por enton- ces, yo mds bien pensaba de acuerdo con el viejo dicho latino “nemo dat quod non habet” (nadie da lo que no tiene). Hoy, sin embargo, al ponerme a escribir esta Introduccién y reflexionar sobre el proceso que he seguido en la seleccién y elaboracién de los conte- nidos de este libro, he recordado aquella frase y parece que le he descu- bierto més sentido; me he dado cuenta de que, de algin modo, algo parecido me habfa pasado a mi. Muchos de los contenidos incluidos aqui los he comprendido mejor y me he visto obligado a reelaborarlos ~algunos profundamente— cuando me he exigido a mi mismo explicar- los de modo claro, sencillo y coherente, en muchas y muy diversas cir- Cunstancias, Este libro es fruto de muchos afios de trabajo en contacto con auto- fs de diversas escuelas, con la prdctica terapéutica, y con la necesidad organizar y dirigir muchos cursos de formacién de Agentes de ayu- 16 LOS PROCESOS DE LA RELACION DE AYUDA da a miles de personas, de procedencia distinta, en paises y culturas dife- Tentes, pero interesados en ayudarse a s{ mismos y en aprender cémo ayudar a los dems. El libro que presento, a lo mejor, lo he escrito para mf mismo, pues, es, tal vez, el libro que a mf me hubiera gustado tener, especialmente, en dos circunstancias concretas: * Al terminar las estudias en la Universidad. En las conversaciones con los compajieros echdbamos en falta tener a mano un libro que nos faci- litara un marco amplio de referencia donde poder integrar la mucha informacién recibida, pero segmentada. También echdbamos de menos disponer de un texto que nos explicara los Procesos de la Relacién de ayuda, paso a paso, desde el principio hasta el final. Ex la formaciin de Agentes de ayuda, También senti una sensacién simi- lar cuando comencé a crear programas de formacién para nuevos Agentes de ayuda. Eché de menos tener un libro con un esquema ecléctico de intervencién, con pocas cuestiones meramente tedri- cas, y con una terminologia facilmente inteligible que, al mismo tiempo, ofreciera mucho material utilizable, pero dentro de un esquema congruente, que permitiera elegir ¢ incluso incardinar en él el material que se considerara mds adecuado en cada crcuns- tancia. En el presente libro he querido responder a estas inquietudes, que yo mismo he experimentado, tanto con los temas que he elegido como en el modo de abordarlos. Por-lo mismo, he preferido incluir en ‘el texto muchas alas fextuales de los autores mds importantes para facilitar el con- tacto directo con los autores mds significativos, en vez de utilizar sdlo las simples referencias de autor y aio entre paréntesis, como suele hacerse fre- cuentemente, EL modelo conjuntivo de ayuda, que presento en el libro, se inscribe den- tro de la corriente de la Terapia integration y la idea central que le sirve de fundamento se puede sintetizar en la siguiente proposicién: La persona que pride ayuda tiene como ménimo das problemas cualitativamente diferentes; un pro- INTRODUCCION W7 Bena que le hace siren su vida ordinaria, y que esol que le hace pedir ayuda (“motivo de consulta” 0 “problema objetivado”) y el problema relacional que le sur- ge al relainarse con el Agente de ayuda, Para ayudar a resaloer eds dos prole mas, cualitativamente diferentes, se requieren también dos procesas de ayuda diferen- tes, aunque armonizadas, Explico un poco mds esta proposicién. La persona solicita ayuda por- que en su vida ordinaria tiene un conflicto que le hace sufrir; de algin modo, ese conflicto le dificulta la satisfaccién de una necesidad impor- tante para ella. Este problema es el que se llama motivo de consulta o “pro- blema objetivado”. Pero, para resolver este problema, ha de aventurarse a 1 establecer una relacién de cercanfa con otra persona (el Agente de ayu-, .. da), ante el cual ha de mostrar su intimidad y sus deficiencias, lo que puede resultarle muy amenazante porque pone en peligro el concepto de si mismo que quiere mantener ante los demas (problema relacional). Para algunas personas este problema es tan amenazante que prefieren sopor- tar el problema que le hace sufrir en la vida ordinaria, antes que expo- nerse a pedir ayuda, Entre estos dos tipos de problemas del Paciente existen diferencias cualitativas muy marcadas, por eso no se puede pre- tender abordar ambos problemas al mismo tiempo, ni que respondan a las mismas pautas, 0 que evolucionen al mismo ritmo. Son dos proble- mas cualitativamente diferentes que requieren ser atendidos a través de dos procesos de ayuda también diferentes, pero de modo que tengan en cuenta las peculiaridades de cada uno de los problemas. Sin embargo, aunque ambos procesos son diferentes, no funcionan con total indepen- dencia el uno del otro, sino que se influyen y se condicionan mutua- mente, aunque manteniendo las caracteristicas de cada uno de ellos. La mayoria de los autores me parece que se centran, preferentemen- te, en abordar uno de los dos problemas, al que prodigan todas sus aten- ciones, y se olvidan, frecuentemente, del otro. Puede decirse que traba- jan con un esquema allernativo (aut... aut...): el problema ¢s éste 0 es el otro; por eso, unos trabajan un problema y otros el segundo. En d modelo que aqui propongo se trabaja, mds bien, con un esquema conyjunti- wo: es decir, se considera que el problema objetivado es un problema serio, pero se considera que el problema relacional también lo es; por eso, s¢ ven necesarios dos procesos de ayuda diferentes para atender a dos proble- 18 LOS PROCESOS DE LA RELACION DE AYUDA. mas diferentes: el Proceso del encuentro personal para el problema relacional y el Proceso de resolucién del conflicto para el problema objetivado, o motivo de consulta. De acuerdo con la tematica tratada, ¢l libro consta de tres secciones, claramente diferenciadas, a las que afiado un apéndice. La Seccién I, que incluye los capftulos 1, 2,3 y 4, trata las Cuestiones introductorias a la Relacién de ayuda, Se presenta un marco conceptual amplio para encuadrar la Relacién de ayuda como una de las experien- cias humanas més plenas y enriquecedoras; se explican también los con- ceptos bésicos de la Relacién de ayuda y las Iineas fundamentales del modelo conjuntivo de ayuda, La Seceién II, que comprende los capitulos 5, 6, 7 y 8, estudia el Proceso det encuentro personal; es decir, el conjunto de interacciones entre el Paciente y el Agente de ayuda encaminadas a resolver el problema intra- rrelacional: la configuracién del encuentro, la consolidacién y la entre- vista como contexto existencial del encuentro, de modo que resulte una “experiencia emocional correctiva’. La Seccién II es la més extensa de todas. Trata el Proceso de resoluciin del problema objetivado que es el que ha movido al Paciente a pedir ayuda. Consta de tres etapas que se estudian separadamente: + Etapa I: Comprensién del problema objetivado (capitulos 9, 10, 11 y 12). Se consideran los aspectos mds importantes para que el Agente de ayuda pueda comprender adecuadamente el problema de la perso- na que pide ayuda desde el marco de referencia de éste, pero de modo que el Ayudando también se sienta comprendido. Etapa II: Reestructuracién de las presupuestos del problema objetivado (cap\- tulos 13, 14, 15 y 16), El Paciente tiene un mapa distorsionado de la realidad, que afecta a la dimensién cognitiva, relacional y noética, Se pretende ayudarle a revisar estos esquemas para que tome con- ciencia de cémo él colabora, de algtin modo, en el problema que le hace sufrir, INTRODUCCION 19 + Etapa I: Cambio de comportamientas (capftulos 17, 18 y 19). Asumida Ja responsabilidad de su colaboracién en el problema, el Paciente debe decidir la meta que desea alcanzar —traducida en conductas abservables— y debe elaborar el plan de accién que le indique los pasos que ha de dar para llegar hasta ella. ‘También se considera cémo debe de prepararse la condusiin de Ja Relacién de ayuda y Smo mantener los logras en cl “dia después’ Ajiado un Apéndice sobre la Reladin de aruda por teléfono. Me parece interesante una reflexién sobre el teléfono como instrumento de ayuda, especialmente en’ situaciones de emergencia. Quiere ser también un reconocimiento publico a tantos colaboradores anénimos del Teléfono de la Esperanza y de otros servicios similares de Voluntariado, que pres- tan generosamente una ayuda inestimable, que siembran de esperanza muchas “noches ascuras’. ‘Antes de concluir esta Introduccién, quiero mostrar mi agradeci- miento a tantas personas que han hecho posible este libro. Sobre todo, me es imposible olvidar al amigo Paco Ros por la paciencia benedictina que ha practicado durante estos afios escribiendo y volviendo a escribir las mil correcciones de cada pagina; al amigo y compaiiero Jesus Aniorte que me ha enriquecido con sus sugerencias y ha contribuido eficazmen- te a que el texto sea mds claro y tenga menos incorrecciones estilisticas. Quiero también agradecer a mis hermanos Angel y Pedro, los dnimos que siempre me han dado para que continuara con la tarea emprendida, as{ como la generosidad con que han enriquecido con sus valiosas suge- rencias muchas paginas de este libro que bien podrian haber firmado ellos mismos. Quiero agradecer especialmente al Profesor José Antonio Marina el magnifico regalo que me ha hecho con su prélogo. Las muchas perso- nas que lo conocemos lo consideramos no-sélo una de las mejores cabe- 2as del pais, sino también uno de los corazones mds grandes y genero- sos con todas las causas nobles. CUESTIONES INTRODUCTORIAS DE LA RELACION DE AYUDA Antes de iniciar la exposicidn detallada de Ia naturaleza y de los pro- cesos de la Relacién de ayuda, voy a tratar en esta seccién algunas cues- tiones introductorias. La finalidad de esta seccién I es presentar un mar- © conceptual amplio y fundado donde poder encuadrar la Relacién de ayuda como una de las experiencias humanas mis plenas y enriquece- doras, Al mismo tiempo, explico los conceptas bdsicas de Relacién de ayu- da as{ como las Iineas fundamentales del modelo conjuntivo de ayuda, que voy a exponer a lo largo de este libro. Las cuestiones introductorias, en general, suclen resultar un poco ari- das; sin embargo, considero conveniente incluir aqui algunas para evitar posteriormente interrupciones con explicaciones sobre los presupuestas ted- riaas que le sirven de fundamento, Naturalmente que no es necesario com- partir todos estos presupuestos para poder asumir, total o parcialmente, las lineas basicas del modelo; pero me parece que, en su conjuinto, facili- tan una visin mds amplia del mismo. Esta seccién I incluye los siguientes capitulos: Capitulo I: Marco antropoligico de la ayuda psicoligica Capitulo II: Algunas auestiones generales sobre la Relaciin de ayuda 22 LOS PROCESOS DE LA RELACION DE AYUDA Capitulo II: La Relacién de ayuda como proceso de comamnicacién interpersonal Capitulo IV: Visin general del modelo conjuntve de anda 1 Marco antropoldgico 7 de la ayuda psicolégica Nadie es una isla, completo en si mismo; todo hombre es un trot del continen- te, una parte del Todo. Si un terrén es arrastrado por el mar, Europa queda empequeniecida, lo mismo que si hubiese sido arrastrado un promontorio, como si hubiera sido arrastrada una mansién de tus amigos o la tuya propia. La muerte de un hombre me disminuye, porque estay inserto en la Iurmanidad. Pr e50, no preguntes nunca por quién doblan las campanas; doblan por ti. John Donne, XVII Devotion Introduccién En este capitulo quiero presentar unas pistas generales para situar la Relacién de ayuda dentro de un marco antropolégico amplio, que ayu- de a comprender las necesidades y las capacidades adaptativas sanas de Ja persona en su proceso evolutivo. E) micleo mds profundo que fundamenta la Relacién de ayuda no ¢s fruto de meras elucubraciones teéricas, ni siquiera es sdlo el resulta- do de investigaciones psicolégicas certeras; se basa, més bien, en la escucha atenta, con el “tercer oido’, de las entrafias mismas de la condi- cién humana. Los resultados de esta escucha nos ofrecen unos cauces 24 LOS PROGESOS DELA RELACION DE AYUDA fecundos para el desarrollo de las capacidades humanas del hombre y de la mujer, tanto a nivel personal como relacional. La famosa declaracién programatica de Martin Buber decfa: “Al prin- apio fue la relacién”. Tal vez, con el mismo fundamento puede también afirmarse que al principio y siempre, fue y serd, la Relacién de ayuda, pues ésta es el fermento necesario que activa y configura lo mds plenamente humano que poseemos en las entrafias mismas de nuestro ser. En este capitulo voy a tratar los siguientes puntos: 1, La persona es un ser necesitado 2. La persona sana tiende espontdneamente a preslar ayuda 3. Aproximacién histérica a la ayuda psicolégica 1. La persona es un ser necesitado La persona es un ser esencialmente menesteraso; por, eso, necesita vitalmente recibir ayuda, Su situacién de precariedad y menesterosidad no es exclusiva de una edad concreta o de alguna época histérica deter- minada, sino que es algo constitutivo de la propia persona. Desde los primeros pasos del “homo sapiens sapiens” sobre la tierra (posiblemente en toro al afio 100.000 a. d. C.) hasta nuestros dias, la sensacién de inde- fensién, necesidad y sufrimiento acompajian a la persona en muchos momentos de su vida. La naturaleza de estos motivos de necesidad, preocupacién y sufri- miento es muy variada; a veces, es de origen predominantemente firialégi- @ (hambre, suefio, cansancio, enfermedad, muerte); otras veces, es de indole psicolégica o relacional (tristeza, preocupacién, indefensién o rechazo por el grupo); y, finalmente, en otras ocasiones, la persona puede sentirse invadida por un sentimiento difuso de falta de sentido existenaial al contem- plar su vida sin esperanza. Por uno u otro motivo, el hombre se experi- menta a si mismo como ser menesteraso ¢ indigente. Acertadamente dijo Ortega y Gasset del hombre que es “un nduffago de lo que no sabe 0 no frede”” MARCO ANTROPOLOGICO DE LA AYUDA PSICOLOGICA, 5 Exel hombre, dice Lain Entralgo (1984), un ser consiutivamente menetero- so; ens indigens, ser indigent, cabria Uamarle, Nesta del cosmos energético mate. rial, y por eso respira aire ingcre alimentos; neesila de os otros hombres, tanto coma rmediadores para dar pibulo a ls exigencias de su vida orgéniza (alimentos, habi- tacién, vestido), como para sabisfcer las apetencias de su vida personal (compa- fifa, ayuda, amor); necesia,en fin, aungue a veces nolo advierta, de una realidad “fandarnental a que referirel sentido de su existencia, Dias 0 un sucedsneo de Dias! La persona, si se atiende al ritmo de crecimiento ¢ independencia de sus progenitores, tiene una clara desventaja en relacién al ritmo de desa- rrollo que siguen otros seres vivientes. El nifio nace con un aparato psi- quico muy poco desarrollado, lo que le hace permanecer dependiendo: ~ de sus figuras parentales durante un perfodo de tiempo muy superior al del resto de los animales. Contrasta fuertemente este lento y penoso pro- ceso del hombre hacia su estado adulto con la rapidez con que lo logran las aves y otros mamfferos. \ El hombre, dice E. Fromm (1976), nace desproviso del aparato necesario para obrar adecuadamente, aparato que, en cambio, pasce el animal; depende de sus padres durante un tempo mas largo que cualquier otro animal y sus reaccones al ambiente son menos répidas y menos eficientes que las reacciones axlométicamente reguladas por el instinto, Tiene que enfrentar todas ls peligras y temores debido a esa carencia del aparato instintivo.? Pero, a pesar de esta deficiencia inicial, su capacidad de ser, aunque sea en germen, rebosa por todos los poros de su ser. \ Las pruebas ciladas... dice Ashley Montagu (1970), denuestran que el organismo humano al nacer es una criatura muy organizada -no un antmal desor- ganizado, desprevenido, falto de medias, “saluaje”-; que-el reaién nacido esta perfec- tamente preparado para funcionar arménicamente dispensando beneficias a otros y aumentando su capacidad oféctiva, un organismo caso derecho de nacimiento es, como ha dicho un psiélogo americana, el desarrollo, Las exigencias internas del nitio son de tal carder que le lcuan a desear el ofeco de ls demas y a desear amarls,y sus 1. Lain Entalgo, Pedro (1984). Andropolagta Médica (Reimp.). Barcelona: Salvat, 1985. 2, Fromm, Erich. El miedo a la libertad (1* coedicién), Buenos Aires: Paidés, 1976, p. 59. 26 LOS PROCESOS DE LA RELACION DE AYUDA necesidaes bias estén estructura para finconar de este mado, El no espera qe sus necesidades sean satigfichas, y cuando lo son, se desarola como wn sr ar- dial, coperante, arménico, esto es, un ser humano sano? 1.1. Principales necesidades umanas El elenco de las necesidades humanas es muy amplio, dado que la persona ¢s un ser sumamente complejo. Por eso, en vez de enumerar todas y cada una, me parece mds util preseatar las dos clasificaciones sis tematicas mds conocidas de las necesidades humanas. 1.1.1. Pirdmide de necesidades de A. Maslow (1954, 1987) La clasificacién de las necesidades hnmanas de A. Maslow‘ es, tal vez, la mds conocida de todas. Esta clasificacién tiene una estructura jerérquica y representa los cinco niveles de que consta en forma de pirdmide ascen- dente. Figura 1. Pirdmide de necesidades de Maslow 3, Necesidades de afecto y perenencia 2. Necesidades de seguridad Bsica 1. Necesidades fsiologicas 3, Montagu, Ashley (1969). La direeciém del desarrollo humano (2* ed. Reimp.) Madrid: “Teenos, 1975, p. 254. 4. Malo, Abraham H, (867), Motoacén y Posoalidad (ed), Mai: Eines Diaz de Santos, 1991, pp. 2132. [ MARCO ANTROPOLOGICO DE LA AYUDA PSICOLOGICA 27 Maslow explica cada una de estas necesidades como sigue: I. Necesidades fisiolégicas Estas necesidades constituyen el nivel inferior de la piramide y son imprescindibles para la supervivencia fisica. \ No hay dud, dice Maslow (1986), de gu elas ncesdades flies son las rs roots de das las recess. Eto significa coaetaente que al ser Iumano que carce de ldo en avid, en wna situacin extrema, es my probable que mayor motioacin furan las necesidadesfiligicas mds que cualesquiera otras Uae persona que cree de aliens seguridad, aor yestina, probablemente set ria com més fuera el hanbre decid antes que de cualguir otra csa.* 2. Necesidades de seguridad Las necesidades de seguridad incluyen proteccién, atencién, estabili- dad, dependencia, ausencia de miedo, ansiedad y riesgo; necesidad de una estructura, orden, normas y limites. Otros aspectos mas amplios del intento de buscar seguridad y estabilidad en el mundo se manifiestan en la preferencia por las cosas familiares mas que por las que no lo son, 0 por lo conocido mas que por lo desconocido.* 3. Sentido de pertenencia y necesidades de amor Este nivel de la pirdmide representa la necesidad de afecto, acepta- cién ¢ integracién en grupos que ofrezcan apoyo y asociacién. Son. expresiones de esta necesidad las conductas y la creacién de estructuras aptas para buscar en otras personas aceptacién, afecto ¢ integracién, tales como la familia extensa, tribu, pareja, hijos, pandas juveniles, gru- pos de amistad, etc. Las necesidades de amor suponen dar y recibir afecto. Cuando estén insatsfichas, sna persona sentrd inensomente la ausencia de amigas, de compaero o de jas. tl 5. Tbidem, p. 23, 6, Ibidem, pp. 25-22 28 LOS PROCESOS DE LA RELACION DE AYUDA ‘persona tendrés hambre de relaciones en general de un lugar en el grupo o la fomi- lia~ y se eforzard con denuedo por conseguir esta meta,? 4. Necesidades de estima Estas necesidades incluyen sentimientos de valoracién personal, pres- tigio y competencia; con la satisfaccién de estas necesidades el hombre se siente importante para si y para los demds. La satigfaccién de la necesidad de caoestima conduce a sentimientas de autocayfian- 2a, valia, fuera, capacidad y suficencia, de ser wil y necesario en el mundo, Pero la frustracén de edas necesidades produce sentimienas de infrioridad, de debidad y de desenparo, Estas sentimientos a su ver dan paso a obres desdnimas elementales u otras tendencias neuréticas 0 compensatorias.* 5. Necesidad de autorrealizacién Este ultimo grupo representa las necesidades de indole superior y representan un nivel mds alto de madurez personal. [La necesidad de autorrealizacién] se refize al deseo de la persona por la autasatisfaccién, a saber, la tendencia en ella de hacer realidad lo que ella es en poten- 1! ia, Esta tendencia se podria expresar como el deseo de legar a ser cada ver mds lo que uno es de acuerdo con su idiasincrasia, llegar a ser todo lo que uno es capax de Ungar a ser. La forma specifica que tomar estas necsidades varia mucho de persma a per- sona, desde luego.” La pirdmide de necesidades de Maslow funciona de acuerdo con las siguientes caracteristicas, aunque algunas de ellas son muy discutidas entre los autores: ) 7, Tbldem, p. 28. ' 8. Ibfdem, p. 31. he 9. Ibidem, p. 32, MARCO ANTROPOLOGICO DE LA AYUDA PSICOLOGICA 29 + Las acciones de los seres humanos son el resultado de los esfuer- zos para satisfacer las necesidades humanas; una vez satisfechas, dejan de generar comportamiento alguno. Las necesidades fisiolégicas nacen con la persona, el resto de las necesidades surgen en el transcurso del tiempo. A medida que la persona logra controlar sus necesidades basicas, aparecen gradualmente necesidades de orden superior. No todos los individuos sienten necesidades de autorrealizacién que es el nivel superior, debido a que ello es una conquista individual. Las necesidades de orden jerarquico mas alto no se podrdn satisfacer menos que sc hubiesen satisfecho las necesidades de orden jerér- quico mas bajo. EI ciclo motivacional de las necesidades bésicas es relativamente corto, en contraposicién a las necesidades superiores que requieren un ciclo mds largo, 112. Clasificacién “ERG” de Alderfer Clayton Alderfer (1972) elaboré una nueva clasificacién de las nece- sidades humanas partiendo de la pirdmide de necesidades de Maslow, pero con la preocupacién de adecuarla mejor a las leyes del comporta- miento humano. La sistematizacién que hace de las mismas, asi como los presupuestos que regulan su funcionamiento, me parece que mejo- ran la clasificacién de Maslow. El “ERG” distingue tres grupos de necesidades bésicas: necesidades de existencia, de relacién y de crecimiento.” 10. “ERG" es un acrénimo elaborado con las iniciales de ls tres palabra inglesas de que consta: Bxistenceneeds(rceidadads de exerci), Relatedneeds (wecesidadades deren) Growthneeds (xceidadads de cecinicn). 30 LOS PROCESOS DE LA RELACION DE AYUDA 1. Necesidades de existencia Estas necesidades representan las exigencias clementales que tienc la persona para poder sobrevivir y para mantener la existencia humana. En el lenguaje coloquial Jas amamos necesidades materiales, Este grupo de necesidades viene a corresponderse con las nevesidades fisioligicas y de segu- nidad de Maslow. 2. Necesidades de relacién Este grupo expresa las necesidades sociales de la persona para que su interaccién con los demas sea satisfactoria. Se corresponden con el sen- Udo de pertmencia y necesidad de amor del 3° nivel de Maslow, pero tam- bién incluye el componente externo de la necesidad de estima del nivel 4°. 3. Necesidades de crecimiento Las necesidades de crecimiento se expresan en el deseo intimo de la per- sona de alcanzar el desarrollo de los valores y:cualidades personales, Este nivel incluye el componente intemo de la necesidad de estima de Maslow (aivel 4°) y la autorrealzadin (nivel 5°), La dindmica de estos niveles del “ERG”, en contraste con algunas de las afirmaciones y presupuestos de Maslow, tiene las siguientes caracte- risticas: * Cuando la persona achia puede estar motivado, al mismo tiempo, desde dos necesidades de distinto nivel. Por ejemplo: en un com- Portarniento concreto pueden estar presentes las necesidades de rela- Gin y las de crecimiento, El “ERG” admite un proceso de Srustracién-regresin en la dind- mica de las necesidades. Esto implica que la insatisfaccién de una necesidad de orden superior puede aumentar el deseo de satisfacer una de orden inferior, Por ejemplo: Ia frustracién del sentido existencial en una persona puede activar la tendencia compulsiva de comer. MARCO ANTROPOLOGICO DE LA AYUDA PSICOLOGICA 31 + Las necesidades de crecimiento son ilimitadas y cobran fuerza cada vex que se satisfacen; es decir, no disminuye su intensidad cuando se satisface sino que se incrementa. Por ejemplo: actuar de acuer- do con la solidaridad puede activar todavia mas esta motivacién, en vez de disminuirla. Las diferencias individuales de cada persona deben tenerse en cuen- ta en la valoracién de la intensidad de sus necesidades. Algunos de los factores mds importantes son: el nivel de escolaridad, los ante- cedentes familiares y el ambiente cultural. Estos elementos pueden alterar la importancia que las personas y Jos grupos conceden a un nivel concreto de necesidades, en contraposicién a otros individuos © grupos que tienen una yaloracién distinta de las mismas. 1.2. Evolucién histérica de las necesidades humanas La historia del progreso humano es el resultado del esfuerzo conti- nuado del hombre y de la mujer por utilizar todos los recursos a su alcance, materiales ¢ intelectuales, para satisfacer sus necesidades del modo més adecuado y estable posible. La dindmica de estos procesos se podria reflejar en el siguiente gréfi- co, que puede simular un arbusto del que van brotando diversas ramas. Figura 2. Aparicién de las necesidades humanas Necesidades de crecimiento Necesidades de relaciin Necesidades de existencia 32 LOS PROCESOS DE LA RELAGION DE AYUDA Las primeras ramas representan las necesidades de existencia, que son las mds primitivas; después, surgen las demds. Es necesario hacer notar, sin embargo, que las necesidades de orden superior no surgen por la simple satisfaccién de las necesidades inferiores, sino que, mas bien, brotan de las potencialidades de la estructura profunda de la persona, que las con tiene virtualmente; pero éstas sdlo se desarrollan si encuentran ¢l con- texto y el clima adecuado, Cada necesidad, a su vez, se va diversifican- do y aumenta su complejidad, cuantitativa y cualitativamente, a lo lar- go del proceso evolutivo. 1.2.1, Tres grandes periodos de la evolucién socio-cultural del hombre El hombre actual es el llamado hombre de Cro-Magnon y corresponde al homo sapiens sapiens, subespecie del homo sapiens. Sus inicios, aunque son un tanto inciertos, pueden situarse en Africa segun los estudios de Wainscoat, Cavalli-Sforza y Judith y Kenneth Kidd", en torno al aio 100.000 a. d. C. En una grandisima simplificacién de los numerosos y complejos pro- cesos socio-culturales que ha tenido el hombre, se puede agrupar su evo- lucién en torno a tres grandes periodos. Dicha evolucién, sin embargo, no ha tenido un desarrollo lineal, ni ha seguido un proceso homogéneo en todos los pueblos. Las caracteristicas que aqui se indican se han mani- festado en aquellas sociedades que han ido en la avanzadilla del progre- so, mientras que el resto de los grupos humanos permanectan en etapas anteriores. 1. El hombre “silvicola”* La etapa del hombre “silvicola” se inicia con la aparicién del “homo sapiens sapiens” y perdura hasta el VI milenio a. d. C., con la aparicién de 11. Arsuaga, José Luis y Martinez, Ignacio (2003). La especie elegida. La large marcha dela lua hitra, Madrid: Ediciones Temas de Hoy, p. 291. aa “ 12, Sitcolaeimol6gicamenteproviene del nombre tino sta, ae™= ea, bosque, y del verbo colo, cole, cultum que significa aultvr...habitr, Existen otros muchos términos del idioma castellano formados del mismo modo: terials, agrials, celina, exerntols, viola, regina... MARCO ANTROPOLOGICO DE LA AYUDA PSICOLOGICA 33 las primeras culturas histéricas en Mesopotamia. Designamos con el nombre de “silvicola”a este perfodo, porque la vida del hombre se desen- volvia principalmente en contacto con la naturaleza salvaje, beneficién- dose de las oportunidades que ésta le ofrecia. Puede decirse que este periodo ocupa en toro al 93% del tiempo total de la presencia del hom- bre actual en la tierra. Este hombre primitivo vivia ocupado y preocupado, casi exclusiva- mente, en satisfacer sus necesidades de existencia (comida, bebida, abrigo, proteccién de las fieras, defensa de los enemigos, etc.). A lo largo de un amplisimo periodo de tiempo, el hombre vivid inserto en los procesos de la naturaleza de la que, poco a poco, fue acentuando su stparacién y - -- distincién, gracias, sobre todo, al desarrollo del lenguaje, que fue fruto y estimulo, al mismo ticmpo, para su desarrollo intelectual y cooperativo. “La inteligencia, dicen Arsuaga y Martinez (2003), se desarrollé, en gran medi- da, como inteligencia social” Poco a poco y en un largo proceso, aunque con fuertes altibajos, el hombre fue descubriendo los medios adecuados para afrontar cor éxito el estado de indefensién absoluta en que nace, las situaciones adversas de la naturaleza a las que tiene que enfrentarse y la precariedad de la propia existencia. Ast inicia y prosigue el hombre su penosa andadura, con ritmos desiguales, hasta alcanzar, en algunas regiones concretas del mundo, el nivel de desarrollo que caracteriza el perfodo “agricola”: La mayoria de los pueblos y sociedades primitivos, sin embargo, permane- cieron en la sombra de la prehistoria. 2. El hombre “agricola”™ El término “agricola”, atendiendo a su etimologia, sugiere el hombre que Abita, trabajia y vive del campo. Con el término “hombre agricola” me refiero al hombre que protagoniza el largo perfodo que media entre las primeras cul- turas histéricas conocidas (Mesopotamia, VI milenio a. d. C.) y el final de 13, Arsuaga y Martinez, op. cit, p. 224. iM Bmore proven dl mstanvo lino og og qu sia em yl er bo latino cola, cole, cullum, que significa alive. Aabiar LOS PROCESOS DE LA RELAGION DE AYUDA Ja segunda guerra mundial. Al principio de este perfodo el hombre esta- blece asentamientos estables, desarrolla la agricultura, domestica algunos animales (unos para alimentarse y otros para utilizar su fuerza) y organi za los primeros micleos importantes de poblacién. El ritmo de evolucién, sin embargo, presenta grandes diferencias .de unos pueblos a otros; no obstante, el contacto con la naturaleza y Ja adaptacién a sus ritmos ¢s la nota predominante de la cultura del hombre agricola, Elritmo de la evolucién histbrica dle este largo perfodo estuvo marca- do, especialmente, por el impacto de algunas culturas y acontecimientos histéricos, especialmente relevantes, que influyeron poderosamente en su desarrollo, Entre los hitos mds significativos de este largo periodo histéri- co, se pueden indicar: las culturas de Mesopotamia, China, Egipto, Grecia, Roma, el Renacimiento, os descubrimientos geogréficos de los siglos XV y XVI, el impacto de la Revolucién Francesa, la primera y la segunda revo- lucién industrial, as{ como la primera y la segunda guerra mundial. 34 En lineas generales puede decirse que, en la vida del hombre agricola, la satisfaccién de las necesidades de existencia o materiales continud siendo un motivo de preocupacién permanente para la mayor parte de la pobla- cin. Las necesidades relacionales se satisfactan preferentemente dentro del marco de las relaciones primarias de sangre o de vecindad. A lo largo de este perfodo comenzaron a tomar relevancia las necesidades de crecimiento, aunque eran sentidas por personas y grupos muy minoritarios, frecuen- temente, en el Ambito religioso. Puede indicarse la existencia de una etapa puente entre el hombre “agrteola””y el hombre “teenicola” de la etapa posterior. Esta elapa puente fue introduciendo progresivamente las caracteristicas del ultimo periodo. Los factores histdricos que influyeron més decisivamente en esta trans- formacién fueron: a) La primera y la segunda revolucién industrial (1760-1830 y 1870-1914). Se inicié en Inglaterra a mediados del siglo XVIII y se fue exten- diendo poco a poco a otros paises como Estados Unidos, Bélgica, Francia, Alemania, Rusia, Japén, a Ja que fueron sumdndose otros paises, especialmente europeos. MARCO ANTROTOLOGICO DE LA AYUDA PSICOLOGICA 35 b) La primeray la segunda guerra mundial (1914-1918 y 1939-1945). Con- tobuyeron traumdticamente a romper muchos esquemas mentales ¥ estilos de vida del hombre agricola, Enh etapa puente de este perfodo histérico, comenzaron a hacerse mas presertes y acuciantes las necesidades relacionales y de crecimiento, que se harfan. mds patentes todavia en el periodo posterior. Todos estos facto- res tuvieron una importancia decisiva en acelerar el ritmo de evolucién de la historia. Aunque el perlodo del hombre agricola sélo representa en tiempo real, aproximadamente, el 6,94% del de la vida del “homo sapiens sapiens”, en este periodo de tiempo se introdujeron’ transformaciones més profundas, va- tias decenas de veces mds intensas, que durante todo el perfodo anterior. 3, El hombre “tecnicola”"’ Les esfuerzos del hombre agricola se dirigian principalmente a benefi- Giarse de las riquezas de la naturaleza para la propia supervivencia, que era alcanzada a través del conocimiento y de la adaptacién a sus ciclos naturales. Se utilizaban las cualidades naturales de las cosas, tal como aparecian espontdneamente, con una escasa elaboracién, que fue aumentando poco a poco a partir de la revolucién industrial. El hombre de la sociedad temolégica avanzada o “tearioola”’se aleja mas y més del contacto directo con la naturaleza. Se siente duefio de la misma y se esfuerza por dirigir su curso para adaptarlo a sus necesidades -o capri- chos-, aunque para ello tenga que violentarla temerariamente. El hombre establece su habitat, fisico y mental, en un mundo mis artificial, con menos dependencia de la naturaleza fisica. Abandona el campo y vive en Gudades grandes y anénimas, en las que debe circular velozmente para desplazarse de un sitio a otro para, tal vez, llegar tarde a todas partes. 15. “Teviala“es un neologismo creado al abrigo y a sera i n 2 jana de los dos anteriores, sbialay sagricla, Lo derivo del latin teanicus, i, (que, a su vez, deriva del (griego caniais), que signifi hii, enue de ate, seo, prin. y del verbo le : i rif evr. abil brofein..y del verbo latino colo, cobs, cult, que sig 36 LOS PROCESOS DE LA RELACION DE AYUDA La sociedad tecnoldgica pone al alcance de los éeaicolas muchos recur- sos técnicos que simplemente deben war con unas simples normas de funcionamiento sin conocer, ni clementalmente, su fundamento teérico. A este hombre, simple usuario de la cultura tecnoldgica, es al que llamo hombre éeanicola. El hombre tecntcola area y disfruta de las ventajas de la tec- nologia, pero no dispone de un conocimiento tedrico de la misma; se dis- tingue asi del téico o profesional que si dispone de los “conocimientas te6- Tioas y prdcticas necesarios para una determinada actividad”: El ritmo de los cambios introducidos en la sociedad tecnolégica de los tltimos 60 afios rompe todos los esquemas anteriores. Aunque este periodo representa sdlo el 0,06% del tiempo del homo sapiens sapiens, la importancia de los cambios habidos en él sobrepasa muchas veces la importancia de los cambios introducidos en los periodos anteriores. La posibilidad de satisfacer las necesidades del hombre ‘ecnicola es muy dispar, segiin el tipo de necesidades a que nos refiramos. La satis- faccién de las necesidades de existencia o materiales estdn al alcance practi- camente de todos los miembros de la sodedad tenicola.* Ademds, ha cam- biado la perspectiva desde la que se contempla la satisfaccién de estas necesidades materiales; ya no se conciben como un privilegio que pueden. disfrutar mds 0 menos personas; se entienden y se exigen, mas bien, como un derecho de todos los ciudadanos que los Estados deben salva- guardar escrupulosamente. Sin embargo, en este periodo se aprecian grandes deficiencias en la satisfaccién de las necesidades relacionales. Al perder fuerza las relaciones primarias del entorno familiar y vecinal en la sociedad tecnolégica, la persona se siente frecuentemente diluida y perdida en la cultura urbana, anénima ¢ impersonal. Del mismo modo, el hombre de nuestra cultura siente también con gran urgencia las necesidades de crecimiento. La sociedad tecnolégica lo libera de la preocupacién de satisfacer las necesidades de exis- 16.Es obvio que una gran parte de la humanidad actual no pertenece a la sociedad lca aunque sean coetineos. Lo que aqu! se dice slo es aplicable alas oulturas tials pro- piamente dichas. MARCO ANTROPOLOGICO DE LA AYUDA PSICOLOGICA 37 tencia pero, al disponer de mds tiempo libre y tener un nive! cultural més alto, se plantea otras cuestiones de indole superior. Si se compara el nivel de satisfaccién de las necesidades del hombre silvicola, del hombre agricola y del hombre tearicola de nuestros dias puede apreciarse un fuerte contraste. Este contraste, como es obvio, se hace més patente si se compara la situacién entre el hombre silvicola y el tecni- cola. Estos contrastes pueden plasmarse en los siguientes graficos orienta- tivos: Figura 3. Comparacién de las pirdmides de necesidades. Necesidades de crecimiento 7 Necesidades de Meas me Necesidades telacionales Necesidades de existencia Necesidades de existencia A. Necesidades del hombre ‘sibimla” _B, Necesidades del hombre “teczila” La satisfaccién de las necesidades materiales ocupa la mayor parte del tiempo y de las preocupaciones del hombre silvicla; sin embargo, ¢s la menos significativa del teantcola. Las necesidades relacionales estaban bas- tante satisfechas en la estructura social del hombre agricola y, sin embar- 80, tiene grandes deficiencias en el teenisola. Las necesidades de creamien- fo era una cuestién menor en el hombre silvicola y constituye un gran reto para el feniola de nuestros dias. 38 LOS PROGESOS DE LA RELACION DE AYUDA La pirdmide de necesidades del hombre agrizla, en la mayor parte del periodo, se asemeja mds a la pirdmide del hombre silvizola; sin embargo, en el tiltimo siglo ~en la eapa puente- se ha ido acercando cada vez més a la segunda pirdmide, a la que sirve de preparacién. 1.2.2, Necesidades especificas de hombre tecnicola de nuestros dias Los ‘cambios profundos que comenzaron a operarse en la sociedad, especialmente con la segunda revolucién industrial (1870-1914), dejaron al descubierto ciertas necesidades humanas insatisfechas, Esto sucede, como hemos dicho anteriormente, en el émbito de las necesidades relacio- nales y de crecimiento que, en etapas anteriores, estaban cubiertas por otros esquemas conceptuales y otros estilos de vida. El famoso cuadro “el grito” (1895) del pintor noruego Munch puede considerarse una expresién de estas nuevas nevesidades relacionales de la nueva época; expresa muy grificamente la angustia y la soledad que el hombre empezaba a sentir al entrar en el siglo XX. Estos problemas se acentuarian a lo largo de todo el siglo XX y alcanzarén mayor virulen- Gia todavia en el transcurso del tercer milenio, El avance de la sociedad tecnoldgica acelera el debilitamiento de los lazas primarios con Ia familia, con la tierra, con los vecinos del pueblo de ori- gen, y el hombre comienza a sentirse cada vez mds perdido, En nuestra sociedad, dice Maslow (1987), 1a frustracién de estas necesidades fas necesidades de afecto y pertenencia] es el foco més comizn en casas de ina- daplaciin y patologias seria, El amor y el caro, ast como sus pasiblesexprsines en la sexualidad, generalmente se miran con ambivalenciay habitualmente estén rode- adas de restriconese nhibiciones. Précticamente todas las téricas de la pscapatolo-

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