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EL ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA A ESPENSAS DE-OTRO EN EL DERECHO CIVIL CHILENO por ELENA CAFFARENA MORICE Introduceién Todos los autores que han éstudiado esta materia, _ denominan sus trabajos con la férmula abreviada’: «Enriquecimiento sin causa». Nosotros nos hemos apartado de esta costumbre. i empleamos la espresién «Bnriquecimiento sin cau- ga a espensas de otro» que da una idea mas clara, exacta i completa de la institucién juridica que nos ocupa. Pero antes de entrar de eno a su estudio, espon- dyemos en breves lineas, el método de las construc- ciones juridicas que nos proponemos emplear.en el desarrollo del principio «que nadie debe enriquecer- se sin causa a espensas de otro». . Este método de interpretacién de las leyes fué jdeado por el juriseonsulto Zacharice i empleado por primera vez en su ¢Manual de Derecho Francés», que més tarde Aubry ij Rau traducen i amplian. Zacharic substituye el orden del Codigo WNapo- leénico por uno més 16jico j vacional; estiende el andlisis de su testo, mas allé de la interpretacién gramatical, para vincular todo su articnlado en una forma fal, que surjen de disposiciones al parecer — 614 -- inconexas, relaciones que hasta entoneds no habian sido advertidas, i que dan lugar a un nuevo e inte- gral entendimiento de Ja lei. Zacharice refiriéndose al método de las construe- ciones juridicas dice: «Eis regla inmutable, que el « Cédigo debe esplicarse sobre todo por 4 mismo: ' « cada articulo por el atento examen de su testo en « parte, i en parte por el sentido resultante de su « relacién con Jas demas disposiciones del Cédigo». De esta manera, por medio de la dedueccién e in- duecién, se desentrafian. de disposiciones dispersas en los Cédigos, principios jenerales de aplicacién particular, que no son materia de un titulo o ca- pitulo especial, i que permiten adaptar los Cédi- gos antiguos a las necesidades del presente. PARTE I Historia i Lefislacién comparada CAPITULO I DerecHo Rowano El principio «que nadie puede enriquecerse sin causa a espensas de otro» no es sino la aplicacién al campo del derecho del precepto moral’ que ordena dar a cada uno lo que le pertenece, o sea, la aplica- eién de la maxima latina: Sum euique tribuere. Es imposible determinar en que momento se pro- duce la transposieién de este principio del domi- nio de la moral al campo del derecho. Sélo puede afirmarse con certeza que él existia como institu- cién juridica en la época clasica del Derecho Ro- mano, En efecto, esta regla esté consignada en varios pasajes del Dijesto al reproducir las opiniones de Ulpiano (a)—el jurisprudente a quien la Lei de Ci- (a) Utrraxo.—Dijesto 2, 15, de transact, 8, 29, ~~ 616 —~ tas coloca entre los cinco cuya opinién ‘era lei—del proculeyano Labéo (b) i de los sabinianos Cassius (¢) i Julianus (d). El tratadista E. Cug sostiene con mucha Idjica que el principio en cuestién no puede ser adoptado por el derecho en forma absoluta, por ser contra- rio a las necesidades i exijencias del eomereio, i al efecto sefiala las condiciones que el enriquecimiento realizado a espensas de otro debia reunir, segiin las decisiones de la jurisprudencia a fines de la época clisica, para dar nacimiento a la accién de vepeti- cidén. Ellas son: “Que haya un enriquecimiento a espensas de otro. Entendiéndose por enriquecer no sélo aumen- tar el patrimonio de otro sino también evitarle una pérdida; 2.2—Que el enriquecimiento se produzea sin la vo- luntad de la persona perjudicada. Hai sin embar- go casos ‘de escepcién en que procede la restitucién atm cuando el enriquecimiento se haya efectuado con la voluntad de la persona perjudicada, como cuando se trata de actos que la lei prohibe (ejs. do- naciones entre cényuges, cobro de intereses usura- rios, ete.), cuando el acto es revocable (ej. donacién por causa de muerte) i cuando el acto se ha hecho en vista de una causa que no existe 0 ha dejado dé existiz, 1 3.°--El enriquecimiento debe ser injustificado. Para hacer efectiva la regla «que nadie puede en- (b) Unerano.—Dijesto 15, 1, de pee. 3, 12. (ce) Pomponrus.—Dijesto 46, 8, de. sol, 17. (d) Avricanvs.—Dijesto 12, 1, de R. C. 23. (Citas de M. Possa), — 617 — viquecerse sin catisa a espensas de otros, el Derecho Romano establecié, en el curso de sa evolucién, dis- tintos procedimientos, que vamos a estudiar en st orden cronoldéjico. En el periodo de las Legis Actiones se empleaban la Actio Sacramentum i la Jydicis Postulatio que como dice Serafini «constitulan la forma jeneral para hacer valer en juicio los derechos propios i se aplicaban a todos los casos para Jos que no existiese una lejis actio especial». TEsta afirmacién cuenta con el apoyo del tratadis- ta Girard; hai sin embargo otros autores que creen que la Actio per Sacramentum solo servia para re- petir lo retenido sin causa en los casos espresamen- te previstos por la lei. Asi, por ejemplo, una Lei Calpurnia del afio 606 A. de J. C. establecia este procedimiento para la repeticién de sumas ilegal- mente percibidas por los majistrados. Mas tarde, la Lei Silia, crea la Legis Actio per Conditionem aplicables a las demandas de sumas de dinero (certa pecume) que la Lei Calpurnia hace estensiva a las obligaciones de cuerpo cierto (de om- mi corte re). Estas Legis Actions tenian un carde- ter abstracto, lo que se prestaba a maravilla para Jas repeticiones de sumas de dinero i cuetpos cler- tos que un tercero detenia injustamente. Tenian la Lei Silia i Calpurnia el defecto que si el objeto de la yeelamacién por enriquecimiento era incierto, no podia reeurrirse a la Legis Actio per Conditionem. Sin embargo, V. Baron, citado por M. Possa, cree que avaludndose en dinero el objeto. de la reclamacién podia reeurrirse a la Legis Actio per Conditionem, corriéndose— so si— el riesgo de co- — 618 — mete? una plus petitio en easo de una avaluacién exajerada. El excesivo formulismo de las Legis Actions Jas hizo odiosas, por cuyo motivo la Lei Ebucia i las dos leyes Julias las abolieron introduciendo en su lu- gar el procedimiento Per Formulas. En esta época Ja Legis Actio per Conditionem es reemplazada por ja accién de derecho estricto Hamada Conditio Sine Causi. . . Sobre cl orijen de la Coriditio hai dos opiniones: ja una, sostenida por Savigny i seguida por casi to- dos los romanistas segtin la cual la conditio era el sustituto de una reivindicacién perdida, es decir, la aecién acordada al propietario desposeido, todas las veces que éste no podia reivindicar i se fundaba en la idea de contrato, esto es, en el consentimiento de las partes. La otra, es la sostenida por Girard i Baudry La- cantinerie para quienes la conditio es en su orijen una accién de-repeticién i se funda, no en Ja idea de contrato, sino en Ja regla de equidad «que nadie de- be retener sin causa el bien de otro»; de modo que Ja conditio puede nacer indiferentemente de wn mu- tuo, de un pago de lo no debido, de una sustraccién fraudulenta, o mejor, nace indiferentemente de un ‘acto juridico o de un hecho material. ) La Conditio Sine Causa se dasifica atendiendo a ja naturaleza del objeto reelamado en: conditéio corte pecubie para demandas de swmas de dinero ten conditio cerita ret o tritiearia para las deman- das de cuerpos ciertos. Sélo en la época de los Empe- vadores Adriano o Trajano (f{} aparece la conditio (7) No ha podido determinarse. V. Girarn, paj. 648. —- 619 — inverti para los casos en que el valor de lo retenido sin causa fuere incierto: un.acto juridico, un tra- bajo, ete. Hl Dijesto hace otra clasificacién dela condi- lie, atendiendo al motivo que Ja ovijina en: conditio indebiti, conditio ob causam datorum o causa data cause non secuta, conditia ob turpem catisum, COn- ditio ob injustam causam 4 conditio sine causa pro- piamente tal. Cada wna de estas variedades de la conditio sine causa tiene sus caracteres particulares, principal- mente en lo relacionado con los requisitos necesarios para su aplicacién. : Parva no prolongar demasiado este estudio, se~ fialaremos, solo, los rasgos principales de cada una de elias. La conditio indebiti es la accién que tiene por ob- jeto repetir lo pagado indebidamente i por error; la vonditio causa data causa non secuta es aquella que tiene por objeto repetir una prestacién hecha en virtud de una causa futura i licita pero que no se realiz6; la conditio ob turpem causam era aplicable a los casos de enriquecimiento producido por una causa jicita o immoral siempre que por parte del demandante no haya existide también una causa ilicita o inmoral (ej. dinero dado a piratas o ban- - doleros a titulo de reseate) ; la condilio ob injuslam causam tiene lugar para repetir lo pagado no obs- tante estar este pago prohibido por la lei (ej. pago de intereses usurarios) ; ila conditio sine causa pro- piamente tal procede para vepetir una prestacién hecha sin causa, por causa errémea o por una Cate ga que ulteriormente ha dejado de existir. ~~ 620 — Esta clasificacién es incompleta: no menciona la conditio que sanciona el mutuo, la estipulatio, la que tiene por objeto reclamar el objeto robado i otras. Justiniano, al reglamentar en todos sus detalles estas diversas especies de Conditiones i al determi- nar las causas que le daban nacimiento, restrinjié Ja aplicacién del principio, dejando casos. de enri- quecimiento sin sancién. Ademas de las conditiones existian otras accio- nes que tenfan por objeto la restitucién de un bene- ficio injusto, entre ellas podemos citar: . a) La accién civil de Tigno Juneto que es la que tiene el duefio de materiales que han sido empleados sin su voluntad en un terreno ajeno, para exigir del constructor el doble de su valor; b) La Actio Rerum Amatorum contra la mujer repudiada que ha distraido bienes de su marido; o) La actio Ex Lege Repetumdarum contra los terceros que se aprovechan de un fraude; d} La Actio in Factuw contra. los herederos del autor de un fraude hasta concurrencia del beneficio que a ellos le ha veportado ; e) La Accién edilicia in Factum que restituia al comprador el precio que habia entregado, si la ven- ta se rescindia; . f) La Accién Pouliana Util contra los terceros ad- quirentes a titulo gratuito, u oneroso que bayan te- nido conocimiento del fraude eometido por el deu- dor hacia sus acreedores ; : Gg) La in Integrum Restitutio acordada al menor de veinticinco afios contra el tereero que se ha enri- quecido a sus espensas; h) La in Integrum Restitutio Pretoriana para rescindir la usucapién eumplida en perjuicio de — 621 — una persona ausente por vaz6n de servicios presta- dos al Estado, por encontrarse prisionero 0 por otro motivo andlogo; i) La Accién Util acordada contra ei incapaz en vaz6n del beneficio obtenido por el dolo de su tu- tor o curador ; j) La Aetio de In Rem Verso dada contra el pa- ler familias on razén. del beneficio obtenido de tn acto (contrato o delito) ejeeutado por el hijo de fa- milia 0 esclavo sin su orden i fuera de la adminis- tracién de su peculio. Esta accién establecida por el Pretor por razones de equidad vino a modificay la rigurosa norma del antiguo derecho civil, segtin el cual las personas alient juris podian adquirir para aquellas personas pajo cuya potestad se encontraban, pero sin poder obligarlas. La actio-de in. rem verso era, pies, en el Dere- cho Romano una. especie de accién de enriquecimien- to, que procedia en un caso determinado. De ahi que sea errado designar con el nombre de accidn de in rem verso, aquella que tiene por objeto reclainar, en cualquier caso, la restitucién de un enriqueci- miento sin causa, como lo hace la actual doctrina i jurisprudencia francesa. Nosotros la Hamaremos indistintamente accion de enriquecimiento o de restitucién. Podemos coneluir diciendo que el principio del en- riquecimiento sin causa presenta en el Derecho Ro- mano un sistema perfectamente organizado. Con jo cual se echa por tierra la opinién de ciertos autores que lo consideran como una nocién enteramente nue- va, cuyo desarrollo podria destruir los principios juridicos mas sélidos. Anales.—Tereer Trimestre —§ — 622 —~ CAPITULO AI Derecho rrancis El primer testo legal que en el antiguo derecho francés hace referencia a esta materia es el Livre de Justice et de Plet del afio 1255, Se encuentran también aplicaciones de este principio en los libros: Coutume de Beauvoisis de Beaumanoir, en el Grand Coutumier de France de Jacques D’Albleiges jen la Somme Rurale de Bouteiller. Entre los tratadistas, el primero gue consideré el principio del enriquecimiento sin causa a espen- sas de otro como una teoria que abarea todo el do- minio del derecho, es decir, desde un punto de vis- ta jeneral, fué Domat. Pothier se ocupa del principio. del enriquecimien- to sin.causa en su «Traité.du quasi-contrat negotio- rum jestorum» pero en 61 manifiesta espresamente que no. restrinje la aplicacién de dicho. principio al caso en cuestién. Ademas, en su.Lraité des Obliga- tions cita entre las fuentes de ellas a la EQUIDAD. No obstante de ser Pothier el «autor andénimo. del Cédigo. Civile, segiin Ja espresién. de Planiol, no consigné este cédigo el - principio del enriquecimien- to sin causa de una manera jeneral.... Este hecho se esplica. por la. técnica lejislativa. que se empled en su codificacién: se quiso hacer un ¢6- digo praetico, que dieva solucién.a las cnestiones de aplicacién mas frecuentes: «las disposiciones. de principios son raras i deslizadas como por descuido entre los otros articulos» ha dicho. M. Possa. — 623 — Pero'el hecho de: que no haya forimulado de una manera jeneral e in ¢erminis el principio de que «nadie debe enriquecerse sin causa a espensas. de otros no significa que lo haya desconocido. Mui al contrario, este principio tiene aplicacién en mume- rosos articulos (g) lo que est indicando la volun- -tad constante por parte del lejislador de aceptarlo. La doctrina i la. jurisprudencia siguen en este pais en la claboracién de la teoria del enriqueci- miento sin causa una marcha paralela: «las fluctua- -ciones dé la. una— ha dicho M. Possa— se reflejan enla otra». . El derecho cientifico ila jurisprudencia pasan en su evolucién por tres fases: is Fase.—Desde 1804 a 1870. La Corte de Casa- cién-rechaza de wna manera formal la nocién del enriquecimiento sin causa como fuente de ‘obliga-_ ciones, a. consecuencia del empleo.del método: «léji- co»'enla interpretacién del eédigo, el cual proseri- be toda noeién que no-tenga-su consagracién en el _ testo mismo de la_lel. . 28 Fase.—-Desde 1870 hasta: 1892. Reeonocimien- to parcial del principio del: enriguecimiento sin. Gatusa en.el solo caso dela jestién de negocios irre-. gular, es decir, cuando falta alguno de los re equisi- tos que Ja'leisefiala para que haya enasi-conts ato 0 de jestion de negocios: : : ) Arts. 548, 554 545, 556, 510, 51, 577, 594 (en materia de accesién, artificial), 861, 862, 1241, 1312 (casos de nutidad por incapacidad , del ajente), 1376, 1877, 1378, 1379, 1380, 1881 (caso de pago’ de lo no debitld), 1433, 1487, 1673, '1864, 1926, 1948, '2080;' 2202 al 3, PATS (en materia de mnéjoras) Oe — 624 . Se inspira esta jurisprudencia en las ideas de los tratadistas Demolombe, Larombidre, Marcadé, Du- ranton i Laurent. oO 3. Pase.—Desde 1892 hasta nuestros dias. Reco- nocimiento integral del prineipio de que «nadie pue- de enriquecerse sin causa a espensas de otro». Dentro de esta fase que reconoce el principio del enriquecimiento sin causa como una norma, jene- ral hai dos tendencias o matices: 1! Tendencia.—Caracterizada por la sentencia Boudier (Corte de Casacién, 15 de Junio de 1892). Dice esta sentencia: «Considerando que la accién « de mm rem verso deriva del principio de equidad. « que prohihe enriquecerse a espensas de otro i, no « habiendo sido reglamentada por ninguna disposi- « sién de nuestras leyes, su ejercicio no esta some- « tido a ninguna condicién determinada. . -, basta « paia que sea admisible que el demandante alegue « ¢ ofrezca establecer lu existencia de una ventaja « que con un sacrificio o un hecho personal haya « procurado a aquel contra quien procede». Esta sentencia parece inspirarse en las ideas ver- tidas por Aubry et Rau en su «Cours de.Droit Ci- vil» en las que apoyé su alegato el abogado defen- sor. ; La formula adoptada por esta sentencia causd una verdadera alarma i fué objeto de vivas criti- cas por su imprecisién i vaguedad. La aplicacién exajerada de este principio, el carActar demasiado . estensivo que se le did, hubiera Nevado a una ver- dadera anarquia juridica. Andrés Rouast se espre- sa en los siguientes términos: «Formula exajera- da i cuyas consecuencias hubieran sido inadmisi- bles»! aquel que presta dinero tendrfa derecho pa- — 625 — va reclamar la restitucién de todo el beneficio qué el. mutuario hubiera obtenido con el préstamo, los obreros tendrian derecho para reclamar todo el be- neficio que el patrén obtiene con su trabajo. No ha- bria contratos que respetar sino solamente situacio- nes de hecho que restablecer de acuerdo con la equi- dad. Esto’ seria el fin del derecho positive i su ab- sorcién por el derecho natural. La justicia perfec- ta, dirdn algunos, pero 4 quién decidira entre lo jus- to ilo injusto?... 22 Tendencia.—Afortunadamente la Corte de Ca- sacién volvié sobre sus pasos i en sentencias poste- riores fija las condiciones de aplicacién de la aecién de enriquecimiento. Sin embargo, no guardan todas ellas la debida uniformidad: tienen entre si diferencias de deta- lies como Jo veremos al estudiar en especial los re- quisitos necesarios para ejercer la aecién de enri- quecimiento. Con‘esta segunda formula se daba a la accién 1 de “in-rem verso un canipo de aplicacién propio ise evi- taba la excesiva latitud que se habia dado al juez i que podia dar lugar a arbitrariedades. CAPITULO ITE DerEcHo ESPANOL El antiguo Derecho Espafiol consagraba de una manera espresa el principio del enriquecimiento sin causa, al afirmar en Ja Partida VIL, Titulo XXXTV Regla XVIL: «Ningune non deue enriqueszer tor- " tizeramente con dato de otros. ~~ 626 — El Cédigo Civil .en vijencia.no reprodujo. esta regla. De modo.que en Espafia, como en Francia, fué necesario un.esfuerzo doctrinario i jurispru- dencial para hacer surjir de las diversas aplicacio- nes de tal principio (h.) — mediante el empleo del método de las construeciones juridicas— la teoria del enriquecimiento sin causa como fuente jeneral de obligaciones, con requisitos de existencia deter- minados i con. un campo de aplicacién delimitado. En. igual situacién que los dos cédigos anterio- res se encuentran: el Codigo Civil Italiano, el C6- digo Civil Portugués i el Cédigo Civil Rumano. CAPITULO IV DERECHO suIZO ‘El Cédigo Federal Suizo de las Obligaciones de 1881 modificado en 1911 se oeupa en especial de las obligaciones que surjen de un enriquecimiento ilejitimo en el Capitulo III, Titulo I (articulos 62 a 67). Pero fuera de este capitulo especial, tanto el Cédigo de las Obligaciones, como el Cédigo Ci- vil, consagran numerosas aplicaciones del enrique- cimiento sin causa en articulos dispersos: 18, 20, 21, 23 a 31, 39, 119, 153, 249, 382, 421, 423, 507, 514, 526, 527, 790, 818, 827 del Cédigo de las Obli- gaciones i los artieulos 94 inciso 2, 411 inciso 1, - 497, 515, 528, 565, 579, 726 y 727 del Cédigo Ci- vil. (A) Arts,: 453 (en materia de impensas necesarias), 1898 (pago de lo no debido), 1163 (pago a un incapaz)... -— 627 — El principio jenerfal esté consagrado en el ar- ticulo 62. que dice: «El que sin causa lejitima, se « enriquece a espensas de otro, esté obligado a res- « tituir. La restitucién. es debida, en particular,” & por el que ha recihido sin causa valida, en vir- «tud de una causa que no se ha realizado o de una « eausa que ha.dejado de existir»., El articulo 64 exije para que la restitucién ten- ga lugar la permanencia del enviquecimiento, es decir, que este eur igqueeimiento subsista en.el mo- mento de ejercerse ja aceién, (no es menester que subsista en especie, basta. que subsista en valor). También tiene lugar la restitucién si cl que ha re- cibido indebidamente se desprende de ello de mala fe, es decir, teniendo conocimiento que podia ser obligado a restituir. En cuarito a la preseripcién de la accién de en- viquecimiento, el articulo. 67 fija el plazo de un afio, a eoutar desde el dia en que la parte lesionada ha tenido conocimiente de su derecho para repetir, jen todo caso, en el plazo de dies afios contados des- de el nacimiento del derecho.. | Los. otros axticulos de este capitulo son aplica- ciones de la regla jeneral: El articnlo 63 se refiere al caso de pago de lo no debido. No establece este Cédigo,-en forma espre- sa,— como Jo hace el nuestro, que el error de de- yecho da accién de. repeticién, lo que ha dado ori- jen a discusiones. La jurisprudencia no ha. logra- do uniformarse i hai sentencias en uno i otro sen- tido. El inciso 2° de este articulo reproduce nuestro articulo 2296 al decir: «que no se puede repetir lo que se ha pagade en virtud de una denda preseri- ~~ 628 — ta» pero agrega «o para cumplir un deber moral». El artieulo 65 se refiere a las indemnizaciones por mejoras. Hstablece que, las mejoras necesarias dan siempre derecho a restitucién; que las titiles, dan también este derecho pero que, si fueron he- chas de mala fe sélo se podrd pedir el pago de lo ~ ae en virtud de dichas mejoras valiere ms la co- a ex.el momento de la restitucién. En cuanto-a las mejor ‘as voluptuarias (el Oédigo Suizo habla de «otras mejoras»>) no dam derecho a ninguna indem- nizacién, pero autoriza al que las hizo para Tevar- se los materiales que puedan separarse sin detri- mento si el duefio de la cosa rehusa pagarle el va- lor de dichas mejoras. CAPITULO V Dinero ALENTAN HE] Cédigo Civil Alemén de 1900 lo mismo que el Cédigo Federal Suizo de las Obligaciones con el qué tiene muchos puntos de contacto, contempla de una manera jeneral i sistemtica el principio del enriguecimiento sin causa. Sefiala entre las fuentes de las obligaciones el enriquecimiento o adquisicién sin causa, estudian- do esta materia en un capitulo que comprende de los articulos 812 al 822. Ademés los articules 328, 327, 516, 527, 531, 548, 628, 852, 951, 977, 988, 993, 1801, 1398, 1455, 1978, 2021, 2196, 2287 contienen aplicaciones de la regla jeneral que el articulo 812 formula ‘en los siguientes términos: «El que por « una prestacién o de cualquier otro modo obtenga « una cosa, sin causa juridica, i a costa de otra ~~ 629 —~ < persona, estard obligado a restituirsela a ésta. «Dicha obligacién existiraé aunque la causa juri- « dica existente en un principio desaparezca des- « pués, o cuando el resultado perseguido segiin el « tenor del acto juridico, por medio de la presta- « ‘cién, no Hegue a realizarse. Se asimilara tam- « bién a una prestacién el reconocimiento hecho « por contrato de la existencia o de la no existen- “« cia de una deuda». Para tener derecho a la accién de enriquecimien- to en el derecho aleman se requiere tres condicio- mes que nos limitaremos a enumerar: 1° Enrique- cimiento del demandado; 2.° Empobreeimiento del actor, y 8.° Ausencia de causa juridiea, El articulo 818 estiende la obligacién de resti- tuir «a los productos percibidos, i a todo lo que se « haya recibido en virtud del derecho adquirido, «0 a titulo de indemnizacién por la destruccidn, « deterioro o substraccién del objeto que deba res- « tituirse. Si la restitucién no fuere posible por la « naturaleza del objeto recibido o por otra causa, « deberé reembolsarse su valor». Después de. sentar el principio jeneral (articu- lo 812) contempla el Cédigo la repeticién de lo in- debido en los articulos 813 i 814; la repeticién de Jo dado en virtud de una causa imposible en el ar- ticulo 815; la obligacién de repetir del que dispo- ne de wna cosa sin derecho, en el artieulo 816; la vepeticién de lo dado en virtud de una causa ilfci- ta enel artieulo 817; sobre el incumplimiénto de la condicién o de la causa juridica, en el articulo 820; de Ja obligacién sin causa, articulo 821 i de Ja obli- gacién de réstituir del tercero que sea donatario de mma cosa adquirida por el donante sin causa juri- diea, en el articulo 822. —~ 630 — CAPITULO VI. Copico JAPONES I PEMAS QUE CONSAGRAN BL PRIN- CIPIO DEL EXRIQUECIMIENTO SIN CAUSA DE UNA MANERA JENERAL a) El Cédigo Civil Japonés de 1890, consagra el principio del enriquecimiento sin causa de una manera jeneral al decir en su artieulo 703: «Aquél « que sin causa legal ha obtenido un piovecho de « los bienes 0 de los. servicios de otre en per, juicio « de éste, esté obligado a indemnizarlo en la me- « dida.del provecho existente en.el momento de la « accién». b) El Cédigo Civil Soviético sefiala el enriqueci- miento sin causa entre las fuentes de las obligacio- nes (articulo 106): El articulo 399 consagra la re- gla jeneral en los siguientes términos: «Aquel que « se ha enriquecido a espensas de otro sin causa su- « ficiente fundada en la lei o en un contrato debe « restituir lo que ha recibido indebidamente. La « obligacidn nace también cuando la causa del en- « riquecimiento desaparece posteriormentes. e) El Cédigo.Civil Tunecino (artieulo 71) i el Marroqui (articulo 66) disponen: «Aquel que ha « recibido o posee una cosa u otro valor pertene- « ciente a otro sin causa que justifique este enri- « quecimiento, debe restituir a aquel a cuyas es- « pensas se ha enrignecidos. d) Disposicién semejante consagra el Cédigo Austriaco en su articulo 1041. — 631 — CAPITULO VIT DERECHO ARJENTINO El Cédigo Civil Arjentino, si bien no ha consa- grado el principio del enriquecimiento sin causa de una manera jeneval,. ba contemplado. i regla- mentado numerosos casos de enriquecimiento; mds atin, en muchos articulos i notas' emplea las espre- siones «enriquecimiento injusio» i de una manera jeneral, pero son. tantos los casos de restitucioén por enriquecimiento sin causa por él contemplados que no ‘puede dudarse de la intencién: del lejislador de aceptarlo. El hecho que nuestro lejislador no haya eonsa- grado este principio de und manera espresa i je- neral se-esplica porque a la époea de la dictacién de nuestro Cédigo no se habian atin sistematizado los principios del enriquecimiento sin causa en el. derecho cientifico i porque siguié mui de cerca al Oddigo Civil Francés que, como dijimos, es parco en jeneralizaciones i da mayor cabida‘a log hechos que a las ideas. CAPITULO IL Casog DE ENRIQUECIMIZNTO SIN CAUSA CONSAGRADOS POR EL DERECHO CIVIL CHILENO Son inhumerables las disposiciofies de nucstro Cédigo Civil qué se inspiran én ‘la doctrina del en- riquecimiento sin causa. Tanto que, puede decirse sin, temor de exajerar ‘qué sus principios campean por todo el cuerpo del Cédigo: ~ “No pietendemos, nosotros, hacey una’ enumera- cién'taxativa de todos los casos dé enriquecimien- to,por él contemplados; thal ‘podriamos hacerlo ya que la ‘mayoria de ellos son intiposibles ‘de preveer -de antemano. —~ 635 Nos limitaremos a sefialar aquellos que se pre- senten perfectamente definidos i que no dan lu- gar a duda alguna, prefiriendo los que cuentan con el apoyo de la opinién de algtin autor. Pirraro [ ACTOS CELBBRADOS POR LA MUJER CASADA 0 EL MARIDO : a) Actos de la mujer—La mujer casada puede contratar : “ . 42 Con autorizacién del marido o de la justi- cia en.caso de impedimento accidental del marido; 2° Autorizada por la justicia en caso de negati- va del marido; : 3° De consuno con el marido o solidaria o sub- sidiariamente con Gl, i ~ - 4.°°Con mandado jeneral o especial del marido. 1.67 Caso:—II acto'o contrato celebrado por la mujer casidé cou autorizacién del marido, o de la justicia en caso de impedimento accidental del ma- ido i con tal que haya podido présumirse su con- séntimiento, ge veputa acto del marido i Je obliga en todos gus bienes. Pero, como nadie puede enri- quecerse sin causa a espelisas de otro (i) el articu- lo 146 inciso’3, dispone que obligaré también los bienes propios de la thujer hasta’ conceurrencia'del beneficio qué ella“ hubiare réeportado del acto. 2° Caso-—Si la raujer celebia el'acto o contrato con autorizacién de la justicia, en caso de negati- va del marido, «no seria justo hacer sufrir a: éste (i) Derecho Civil.—A, Barros Brrdzonm, pj. 93, T. WL — 636 — a Jas consecuencias de un acto que ha desaproba- « do, i como, por otra parte, la inujer no tiene de- « recho alguno sobre los bienes sociales durante el « matrimonio, ella sola soportardé los resultados « perjudiciales que el acto le pueda traer, obligan- « do solamente sus propios pienes i né los bienes « sociales ni los del marido sino hasta concurren- « cia del benefieio que la sociedad o el marido bu- « bieren reportado del acto (Art. 146 ineiso 3). « En este iiltimo caso, el acreedor puede proceder « contra el marido, no en razén del acto o contrato, « del que no es responsable, sino en razén de su « enriquecimiento sin causa, conforme al prinei- « pio de jurisprudencia universal, antes cita- « do». (j) Ser t 4° Caso.—Si la mujer celebyé el acto de consuno con el marido, solidaria o subsidiariamen- te con él, o con mandato jeneral o especial del mari- do, se consideraré acto del marido, i no obligaré los bienes propios de la taujer sino enando se pro- bare que el acto le ha-teportado beneficio. (Art. 1751 inciso 2). _ 6) Actos del marido.—Los actos 0 contratos que el maride ejecuta obligan sus propios bienes i los sociales. Con todo, los acreedores podran perseguir sus derechos sobre los bienes de la-mmujer, ex vir= tud de-un contrato celebrado por ellos con el: ma- vido, en cuanto se probare haber cedido el contra- to en utilidad personal de la mujer, como en el pa- go de sus deudas anteriores al matrimonio. (Art. 1750 inciso 2). , . (i) Derecho Civil—A. Barros Bwrdzurr.—P6j. 95. To- mo. YT. — 637 — Pirraro IT ACTOS DE LA MUJER CASADA SEPARADA DE, BIENES lua vegla jenetal es que los actos celebrados por Ja mujer casada separada de bienes obliguen sus propios bienes i né los del marido atin cuando ha- ya procedido con la autorizacién de éste. S6lo por escepcién, el marido es responsable en el caso del inciso 2 del articulo 161 i en el caso del inciso 3 del mismo articulo, que no-es sino una apli- cacion lisa i Nana del principio de que nadie pue- de enriquecerse sin causa a espensas de otro, Fista disposicién dice asi: «Hil marido ser4 responsable, « a prorrata del beneficio que hubiere reportado .« de lag obligaciones contraidas por la mujer; « comprendiendo en este beneficio el de la familia « comin, en la parte en que de derecho haya él de- « bido proveer a las necesidades de ésta». Pirraro TIT RECOMPENSAS MUTUAS EN LA SOCIEDAD CONYUGAL Esta institucién juridica se funda en el princi- pio del enriquecimiento sin causa; tanto es asi, que log autores formulan la teoria de las reecompensas, diciendo: «Cada vez que uno de los tres patrimo- nios de que consta la sociedad conyugal, se ha exri- quecido a costa de otro u otros, bai lugar a una re- compensa en favor del patrimonio empobrecido i en contra del patrimonio que se ha enriquecido». Anales.—Tercer Trimestre.-9 — 638 — Espondremos, sin mayor comentario, las recom- pensas que la sociedid conyrigal adeuda a los cén- yuges, las gue éstos adeudan a la sociedad i las que los cényuges se adeudan entre si. ‘T—RecoMpEnsas QUE LA SOCTEDAD coNytaaL ADEUDA A Los cényuGES ‘Tiene lugar cada vez que la sociedad conyugal ha recibido un. beneficio con bienes pertenecientes ‘aun eényuge. Esto es: 1” Cuando se ha vendido una especie pertene- ciente al marido o a la mujer. El precio ingresa a la sociedad conyugal en conformidad al nimero 3 del articulo 1725, pero obligdndose a restituir igual suma a'su disolucién. A menos: a) Que el precio de venta, se haya invertido en. una subrogacién; b) Que el precio de yenta se haya invertido en un negocio personal del eényuge ‘propietario, como el pago de sus deudas personales. I es I6jico, ya que en estos casos no hai enriquecimiento por par- te de la sociedad conyugal ; 2° Cuando se ha realizado wma subrogacién i el - precio. de la finca subrogada o los valores desti- nados a la subrogacién son superiores al précio de la nueva finca. (Art, 1734). 3° Cuando el marido o la nrijer ha permitido que de sus propios bienes se saquen los gastos de alimentacion, educacién o establecimiento. de un deseendiente comin sin que conste de un modo au- téntico su voluntad de hacerlo con bienes propios. (Art. 1744); — 639 -— 4° Cada vez que los socios han pagado con sus bienes propios obligaciones de la ‘sociedad conyu- gal. (Nameros 1, 2 i 4-del Art. 1740). TL—RECOMPENSAS QUE LOS CONYUGES ADEUDAN A LA SOCIEDAD CONYUGAL: ‘ Tiene lugar cada vez que Tos eonyuges se behefi- eian con bienes.de la sociedad conyugal. Esto és: ‘Cuando la sociedad conyugal ha pagado deu- das personales del marido o la mujer. (Art. 1740 Ne3yye | 22 Cuando la sociedad: conyugal ha contribufdo al mantenimiento, edueacién o establecimiento de un hijo de anterior matrimonio de uno de los cén- yuges, (Art. 1740 ntimero 2). 3° Por las donaciones que el marido o la mujer hicieren a un tercero; a menos que sean de poca monta, atendidas las fuerzas del haber social, o que se hagan para unobjeto de’ eminente piedad. 0 be- neficencia, isin causarun grave menoseabo a dicho haber. (Art. 1742); 4° Onda: ves qué la sociedad conyngal ha inver- tido-bienes en el.cobro o adquisiciéu de alguna cosa perteneciente a und de los eényuges. Ei. caso mais frecuénte es del conyuge a quién en. una sucesion se'lé adjudica un bien i queda aleanzado,.o estaba gravado con hipotecas: (Art. 1745) ; 5“ Em la subrogacién, cuando el pr ecio de la mue- _ va finea exeedieva al precio de -venta-de la antigua. * (Art, 1784) 3). 6.2 Por espensas hechas en bienes ‘ae cualquiera de los cényuges. (Art, 1746). Mas adelante nos ocu- paremos en’ particular. de este aso. — 640 — TIL.—RECOMPENSAS QUE SE DEBEN DE CONYVGR ‘ A CONYUGE Tiene lugar cada vez que uno de los eényuges se beneficia con bienes del otro. Esto es: 1° Cuando con bienes de un cényuge se pagan deudas pertenecientes al otro; : 2° Cuando sin que conste de un modo auténtico su voluntad, se hace por uno de los cényuges los gastos de mantenimiento, educacién o estableci- miento de un descendiente comin. (Art.. 1744) ; 3” Cuando el marido ha enajenado un bien de la mujer que esta obligado a restituir en especie. PArraro 1V ACTOS DEL HIJO DE FAMILIA Hai con respecto a los actos que el hijo de fanii- lia puede celebrar, dos aplicaciones del principio del enriquecimiento sin causa. El uno contenido en el articulo 254 que establece que los actos que el hijo de familia celebre fuera de su peculio profesional o industrial, i que el padre autorice o ratifique por escrito, obligan directa- mente al padre i subsidiariamente al hijo hasta + concurrencia del beneficio que éste hubiere repor- tado de dichos actos 0 contratos. El otro caso es el contenido en el articulo 253, - que se refieren a las compras al fiado i préstamos de dinero a interés, que el hijo de familia contrata sin autorizacién escrita del padre i sin que dichas operaciones estén comprendidas dentro del jiro or- ~— 641 — ‘dinario de sus negocios. Por estos contratos no se- vA obligado sino hasta eoneurrencia del beneficio que haya reportado de ellos. PArraro V NuLipap POR INGAPACIDAD DEL AJENTE La lei proteje a los incapaces contra su insufi- ciencia e inesperiencia, declarando la nulidad de Jos actos realizados por ellos. Este principio toma- do en términos absolutos podria orijinar grandes injusticias si no fuera atertuado, en cierto limite, por la accién de enriquecimiento sin causa. En efecto, el articulo 1688 estatuye que si se de- clara nulo el contrato celebrado con una persona jneapaz sin los requisitos que ja lei exije, el que eontrata con ella no puede pedir la restitucién. 0 yeembolso de lo que gasté o pagé en virtud del con- trato, sino en cuanto probase haberse hecho con ello mas rica la persona incapaz. Se entenderd haberse hecho ésta mas rica, en cuanto las cosas pagadas o las adquiridas por me- dio de ellas, le hubieren sido necesarias, 0 en euan- to a las cosas pagadas o las adquiridas por medio de ellas, que no le hubieren sido necesarias, subsis- tan i se quisiere retenerlas. Asi, por ejemplo, se entenderé haberse’ hecho mas rica la persona ineapaz, si con Jo recibido. ha pagado una deuda, ha costeado su alimentacién, 0 ha comprado otros bienes. Caso contrario, seria, el del incapaz, que disipa Jo vecibido en juegos, di- versiones, cosas superfluas 0 donaciones. ~ G42 — ' La-prueba de-la utilidad de-la inver’ ‘sidn corres: ponde.al acteedoree itr. brunt ; Aplicaciones de este -principio- jeneral a SOS particulares, encontramos en los articulos 1578-mi- mero 1 i 2218 ineiso 3. a) Pago titil hecho a un ineapac. (Art. 1578 Nv 1-—El pago hecho.a un incapaz no es valido i, por consiguierite, no libera al deudor,’el cual puede ser. compelido al pago por segunda vez. Pero, puede. ocurrir-que este pago haya aprove- chado. al incapaz; en-cuyo caso. seria: un injusticia permitirle enriquecerse a'espensas.del deudor, es cudéndose en-su incapacidad: ‘Por esta razon, el léjislador dispuso en’ su-ar- ticulo 1578 que el pago hecho-al acreedor, que no. tiene la libre administracién' de sus"bienes, es nu- lo, salvo en:cuanto se probare que la eosd: pagada ha sido empleada .en provecho del: acreedor. 6). Depésito hecho a un ,incupag—-El articulo 2218 dispone que sdlo puede tener pleno efecto, el contrato de depésitd celebrado entre Personas ca~ paces. Pero como nadie. puede enriquecerse sin causa a espensas-de. otro, el inciso 3. agrega, que el depo- sitante tendra accién para reclamar.la cosa deposi- tada mientras esté.en poder del depositario i para reclamar contra éste hasta concurrencia-de aquello en gue por el depdsito se hubiere hecho mds rico. ~~ 643 — , Pirraro VI - vo. MOBTORAS. Se da el hombré'de méjoras a las obras materia- les o inthateviales qué’ ténén Por objeto la conser- vaeién, utilidad i reereo de una’ cosa. Sepiin esta definicién las thejoras ‘puéden set rnecesarias, tti- les o voluptuarias. vues oS . Son mejoras necesarias las indispensables: para la conservaclon i permanente utilidad de la cosa. Son mejoras Vitilesaquellas que sin ser necesa- rias avimentan él valor de la: cosa: J son mejoras voluptuarias 0 suhtuarias las de méro lujo'o reereo, 0 de aselusiva’ utilidad para el que las hizo.” : : : INDEMNIZACION DE MEJORAS EN BL caso DE RETVINDICACION En. este caso hai que hacer la distincién. ante- riormente. indicada. oe : a) Mejoras necesurias.—(Art. 908). El poseedes: veneido, sea. de buena o de mala fe, tiene derecho para que. se le:abonen las espensas necesarias in- vertidas en la conservacién de la cosa; por tratar- se de trabajos-que el propietario se hubiera visto obligado a hacer si hubiese. tenido la cosa_en su po- dere toe mo Si las espersas. consisten en obras materiales permanentes, como.una, cerca para.impedir depre- daciones, el valor d.ela jndemnizacién se reducira —~ 644 — a lo que valgan las obras al tiempo de la restitu- cién. “ Si se trata de espensas invertidas en cosas que pot su naturaleza no dejan un resultado material vermanente, como la defensa judicial de la finca, Je serén abonadas en cuanto aprovechen al reivin- dicador i se hubieren ejecutado con mediana inte- lijencia i economfa. Como se ve en ambos casos, se toma en cuenta el monto del enriquecimiento. - Don Héetor Claro Salas, en su testo de Derecho Civil, dice al respecto: «E] abono de estas clases de « espensas atin al poseedor de mala fe esta funda « do én una poderosa razén de Equidad, pues, no « seria justo que el propietario se aprovechara de « los desembolsos ‘thechos por el poseedor :Nemi- « nem oequum est cum alterius detrimentum loeu- « pletari». b) Mejoras tiles. (Arts. 909 1 910).—-Para el ° abouo de las mejoras ttiles hai que distinguir en- tre el posedor de buena fe i el poseedor de mala fe. El poseedor vencido de buena fe tiene derecho a que se le abonen las mejoras titiles. Para efectuar este pago, el reivindicador puede elejir entre el pa- go de lo que valgan al tiempo de la restitucién las obras en que consisten las mejoras, o el pago de lo que en virtud de dichas mejoras valiere mas la co- sa-en dicho tiempo. ‘ I agrega, don Héetor Claro Salas: «Segt#i Ja © « regla de equidad, que ya hemos enunciado, de « que nadie puede enriquecerse a costa de otro, el « propietario no debe aprovecharse, a espensas « del poseedor de buena fe, de los gastos que ha « heeho; pero como, en realidad no le aprovecha-

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