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_ Teatro de la Universidad Veracruzana IVONNE ; PRINCESA DE BORGONA Witold Gombrowicz (1904-1969) escribié tres obras de teatro que son por orden lvonne, Princesa de Borgoria, La boda, y Opereta. Curiosamente ” durmié mucho tiempo el suefio de los justos; publicada por primera vez en 1935, necesité mds de veinte afios para que se representara y cosechara triunfos en Paris, Estocolmo. . . En México fue estrenada en 1973 bajo la direc- cién del maestro Pérez Vidal y ahora la Compafi‘a de Teatro de la Universidad Veracruzana ha tenido a bien recrearla escénicamente. (El interés por el teatro de Gombrowicz alcanza también a la Compafiia Nacional de Teatro que anuncié la puesta en escena de “Opereta” para su proxima temporada). El corpus de la obra total de este autor polaco (novela, cuento, teatro, diario, charlas) de ninguna manera puede mirarse de soslayo, pues en todas sus paginas campean las mismas ideas, su particular mundo, su modo grandioso y grandilocuente de concebir la realidad, su metafisica y su cosmos: hay una rela- cin estrechisima entre todos sus textos. Gombrowicz no es de ninguna manera un autor inocuo, por el contrario, es inmensa y divinamente inicuo, un nifio- tramow. 75 grande que juega a ser genio y que maneja la Forma (tema constante de su pro- duccién) como se le da la gana, su estilo es complejo, cadenas de palabras que engendran otras palabras henchidas de significado, frases que se repiten hasta la locura pero que cada vez adquieren un nuevo matiz y un nuevo sonido, frases cotidianas, exabruptos homéricos, poesia y muchas cosas més. Es un autor que imanta al lector para leer todo (de éi y sobre él) y aunque, ltidicamente, ostenta y pregona una sencillez sin dobleces, su obra ofrece interpretaciones y espejismos diversos incluyendo la frivolidad aparente o el absurdo rutinario. Su teatro es, si, de ideas muy suyas, que lo obsesionaron toda la vida, que musicalizan todos sus textos, que ritualizan sus acciones, que perturban y soliviantan: una de esas ideas es la imperfeccién, 10 inacabado del hombre. Otra, la artificiosidad de las situa- ciones ‘‘aparentes” y otra, fa tragedia de la Forma: el hombre creado por / crea- dor de / degradado por/ y degradador de la Forma. “Ivonne. . .”" es sin lugar a dudas la mejor de sus tres tinicas obras draméti- cas y al leer el texto uno admira su fluidez, su casi ingravidez, su hipotética faci- fidad para representarla completitacon puntos, comas y tildes. . . otra es la cruda realidad: hay que adaptar, cortar, amputar. “Ivonne. . .” es teatro, ya se dijo, de ideas y de Forma y de una gran complejidad, pero también de una cosa que no se vende en botica: savia humana. Y entonces se nos complican las cosas, su aparen- te sencillez anecdética nos seduce y no nos deja ver el paisaje tematico y se nos cierra el mundo y queremos asirnos a lo que no debemos asirnos: a la consangui- nidad con el teatro del absurdo o a la interpretacin facilita que nos lleva a descubrir sétira y ludibrio de la monarquia ysucursales: ei mundo de “Ivonne. . .” coincide con la grotesca forma protocolar y risible solemnidad de reyes, prin- cipes y damas que los acompafian y con la superficie de la opereta y de los cuen- tos de hadas, pero mucho cuidado, sdlo coincide. Gombrowicz, perdén por el exabrupto, siempre estd oscilando entre escribir las tragedias de Shakespeare 0 el Ubii Rey: de ahi su grandeza, pues opta por escribir como Gombrowicz, es decir, libérrima y desaforadamente, pero siempre en el marco justo de la musica- lidad’ verbal y la poesia de la Forma, amén del erotismo y el rito que est pre- sente en toda su literatura. El personaje Ivonne es el espejo o el bosque de espe- jos que rebela, revela y desvela y reproduce de cuerpo entero las imperfecciones, fallas, vicios e inmundicias de’ los demas personajes: al matarla, en un crimen casi perfecto, matan mucho de ellos mismos. La puesta en escena de Marta Luna es impecable en cuanto a la Forma, dirfamos “virtuosa”, con un manejo indiscutible del espacio escénico y una per- fecta, aceitada y precisa “‘relojeria” teatral. Es terriblemente creativa pero un poco en detrimento y mengua del autor y de los actores. Pues, trabajo interior, sentimientos y emociones quedan sofrenados y en un plano secundario. Esto es, a su (sus) direcciones no se les puede negar su '‘fermosa cobertura”, pero adverti- mos que le falta “equivocarse”” con las formas, ahondar, profundizar e ir en bus- ca de lo humano: como dice el propio Witold . .. ‘sin que ese artificio pierda en ningén momento el tono humano”. La direccién capta muy bien algunos de los tonos gombrowiczianos pero se regodea en movimientos operisticos, en mascaras, faciales y en desplazamientos complicados o intrigantes y es lamentable pues al Jb 218 1040s sus sentidos en los mecanismos, gestos, posturas y cambios de voz, ef 78 ritmo del espectécuto se ve afectado de fea manera, principalmente en {as partes menos divertidas y mas "substanciales” del texto, mas parece un juego de climax anticlimax pero sin lograr el crescendo que la obra pide, Marta Luna sacrifico la frescura y espontaneidad del grupo en aras de la Forma. Pero después de todo, quizs no hay director en México que sepa a ciencia cierta “‘Zpor qué hicieron os teatros tan grandotes?”, esto es, saber utilizar con maestria un escenario y para Marta Luna eso no guarda secretos ni misterios. Ahora bien, contaba Marta con un equipo excelente de actores: Angelina Peldez, Mercedes de la Cruz, Alfredo Sevilla y todos los demas. El trabajo de estos actores responde y se cifte a la obediencia absoluta a lo formal y por tanto su: trabajo como disciplina y expresién corporal es encomiable. Pero no logra emocionar. Mercedes de la Cruz y Alfredo Sevilla tienen los momentos mas felices y carismaticos de la obra, los mas deseados y los mas graciosos. Alfredo si maneja emociones (Zpor qué?) y es un actor de primera. Mercedes dentro de la maila formal y maniatada (sic) todo ef primer acto (y debemos acotar que ella es una de fas actrices ms sensibies y emotivas) logra ir mas alld det castigo discipli- nario, de la férula directriz y trasciende (aunque no maneja emociones ipor qué?}, verbi gracia, en su mondtogo (parodia de Lady Macbeth) esta marcada con la minuciosidad de! noveau roman o con el detallismo del escudo de Aquiles o el escudo de Heracles: dedo por dedo, pestafia por pestafia y sin embargo iMerce: les estd ahi! De Mi od ie son buenas actrices es pleonas ma: fo sor 10s da to da, ‘i las alas rotas p. a de nal. Y duran fa representaci6n iAngelina, Mercedes, maten a Borges! Al personaje de la Peléez le faltd sdlo una de las cualidades que pide Gombrowicz, que sea “fasti {verdugo) pues su Ivonne es tristemente tierna, dulce, ibella! y Witold la concibe como “la anarquia ilimitada de la forma, de la forma humana, de su desenfreno y de su desvergiienza.” Ella irrumpe y deforma, hace salir de su guarida a los ‘monstruos reales: ella los contiene. En general es un buen grupo. La escenografia poco creativa sirve y se olvi- da. El vestuario esté dentro de la concepcién operistica y con ello se regocija. En fin, todo detalle esté cuidado, todo en su sitio, todos los engranajes lubricados, Pero uno siempre ante las perfecciones formales se preguntard iidénde esté la ‘obra incompletamente madura, incompletamente acabada, imperfecta, huma- na?! No hay que perder de vista los trabajos futuros de Martha Luna, éste que fra- gu6 para la Universidad Veracruzana de ningun modo pasar inadvertido; s6lo quiero hacer una pequeiia recomendacién a los directores jovencitos: que an: cen, asimilen, discutan, pero nunca traten de copiar el estilo de Marta Luna ni de Auestros directores famosos por sus probados éxitos, en bien de nuestra salud teatral precisamos gamas y matices y no queremos que les pase como a esa generacién que por seguir a ciegas una moda se fue al hoyo del music hall, ala decadencia sin haber tenido sus siglos de oro. “Ivonne, Princesa de Borgona”, de Witold Gombrowicz. Con Arigelina Peldez, Mercedes de la Cruz, Alfredo Sevilla, Enrique Pineda y otros, Direccién de Marta Luna. Comparia de Teatro de la Universidad Veracruzana. 1978. @ Tomés Espinosa tramowa

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