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DIALOGISMO Y DIALECTICA EN LA ANATOMIA DEL REALISMO Alejandro Pérez Vidal Universitat de Girona Desde los puntos de vista postmodemos més conformistas las poéticas y estéticas realistas dificilmente pueden merecer atencién mAs que como ejemplos de los tan desacreditados metarrelatos, segtin el término de Lyotard, 0 como formas tfpicas de logocentrismo y pensamiento autopresente, por usar palabras de Derrida. La idea de una correspondencia directa entre «la obra artfstica» y «la realidad» que el término de realismo parece sugerir es verdaderamente inconci- liable con la més elemental conciencia semioldgica; ese aspecto ingenuo del término mismo, combinado con la historia de sus utilizaciones burocrdticas con fines contrarios a la libertad de expresién, lo exponen hoy a todo tipo de incomprensiones. Estas incomprensiones no son para mf meros signos asépticos del momento; no hacen més que acentuar determinados aspectos opresivos de la cultura actual, opuestos entre otras cosas al cultivo y difusién de una conciencia histérica critica, desmixtificadora, liberadora y productiva. Desde luego que Ia lectura de la Anatomfa del realismo impone la percep- ci6n de una distancia histérica entre el momento en que se publicé la obra en su primera y més significativa edicién, la de 1965, y el actual. Los horizontes culturales han cambiado, han variado los horizontes de la creacién literaria y de la actividad teatral y también los de la reflexién sobre la poética y la estética. El propio Sastre, ya en 1973, reflexionando sobre su polémica de 1960 con Buero Vallejo, vefa con gran distancia lo que constituye uno de los elementos impor- tantes de sus ideas de aquel libro, la idea de que «el teatro podfa aportar algo al cambio politico».' Un reciente texto suyo hace pensar que su «programa de los sesenta», del que estos ensayos son expresién eminente, ha perdido actualidad para él en un sentido atin més general. Los cambios histéricos recier es han de merecer toda la atencién de cualquiera que se esfuerce por ofrecer una interpretacién del pasado: la herme ‘ Bn Farris Anderson, «Introduccién biogréfica y critica» a Escuadra hacia la muerte. La mordaza. Madrid: Castalia, 1975. 17. Sobre ese cambio, en términos més generales, habla Sastre también en Francisco Caudet, Crénica de una marginacién. Conversaciones con Alfonso Sastre. ‘Madrid: Ediciones de La Torre, 1984. 138. 2 Alfonso Sastre, «Escrito en los ochenta», en Alfonso Sastre. « Lo que a mf me parece interesante es discutir si esta postmodemidad ha de suponer «el fin de la historia», la renuncia a toda racionalidad emancipatoria o siquiera el refugio en un dialogismo estrechamente interindividual que rechace la reflexién sobre los sujetos colectivos, o si, por el contrario, el dialogismo que figura en una _u otra forma en los programas de la postmodernidad puede adquirir un sentido critico, que ayude a entender la cultura del presente y sus posibles transformaciones futuras. Espero que esas frases introductorias sirvan para justificar el tema de esta comunicacién. «La dialéctica en la Anatomia del realismo» seria una formula- cién que no requeriria mayor explicacién para cualquier lector de esos textos publicados en 1965, si se considera la importancia que el propio Sastre atribuye al concepto. Se tratarfa, por un lado, de un estudio descriptivo del uso del término «dialéctica» en estos ensayos y manifiestos y de la presencia de esque- mas expositivos y de argumentacién emparentados con lo que Sastre designaba entonces con ese término; por otro lado ese estudio podria completarse con la consideracién de otras concepciones de la dialéctica con las que se emparenta o de las que difiere la concepcién de Sastre. La referencia fundamental seria, claro est4, la constituida por las tradiciones marxistas con respecto a las cuales Sastre se sitéa. En seguida intentaré esbozar unas primeras hipotesis en esa linea de trabajo. En cuanto al dialogismo, su relacién con la Anatomia del realismo no es, por supuesto, inmediata, aunque una de las corrientes del dialogismo de los afios veinte y treinta era acogida con evidente interés en los afios sesenta en Espafia en ambientes proximos a Sastre,’ y aunque el existencialismo, referencia impor- tante de la Anatomia del realismo, tiene alguna relacién con esas tendencias.5 > Alex Callinicos, Against Postmodernism. A Marxist critique. Cambridge: Polity Press, 1989, argumenta en contra de la aceptacién del término, pero lo utiliza también, significativamente, para explicar hechos no desdefiables de la historia intelectual europea de los afios setenta y ochenta. * Véase Manuel Sacristén, «Martin Buber», en Panfletos y materiales II. Papeles de filosofia. Barcelona: Icaria, 1984. 327, sobre el «cardcter dial6gico» de ia vida humana; se trata del texto del articulo sobre Martin Buber redactado para el suplemento de 1967 de la Gran Enciclopedia Universal de Espasa-Calpe. Sobre el dialogismo de Buber y el de Bajtin véanse Tzvetan Todorov, Mikhail Bakhtine. Le principe dialogique. Suivi de Ecrits du cercle de Bakhtine. Paris: Seuil, 1981. 151 nota, y Nina Perlina, «Mikhail Bakhtin and Martin Buber: Problems of Dialogic Imagination», en Studies in Twentieth Century Literature 9, n® 1 (1984): 13-28. * Sobre eso véase Todorov, Loc. cit. Alejandro Pérez Vidal 7 Lo que me interesa aqui es reflexionar sobre esos textos de Sastre a partir de las concepciones de Bajtin sobre el dialogismo, que a mi juicio ayudan a encontrar su sentido para el lector de hoy. La heterodoxia y las dificultades del intento no se me ocultan. Bajtin escribi6 con cierta acrimonia, en su cuademo de notas de 1970-1971, a propésito de «Didlogo y dialéctica»: «En el didlogo se hacen desaparecer las voces [...] se eliminan las entonaciones (emocionales y personales) de las palabras vivas y de las réplicas, se extraen nociones y juicios abstractos, todo se introduce en una sola conciencia abstracta, y el resultado es la dialéctica».6 La misma idea se repite en sus notas «Para una reelaboracién del libro sobre Dostoievski»’: «La dialéctica es el producto abstracto del didlogo». La voluntad de Bajtin de diferenciar radicalmente didlogo y dialéctica es plenamente comprensible y hasta pudo tener una significacién critica si se tiene en cuenta el contexto politico y cultural en el que se definid, es decir, si se consideran las utilizaciones ritualiza- das de la dialéctica, uno de los micleos de 1a «cultura oficial» en aquel contexto. La situacién hoy ha cambiado, tanto all como aqui, y precisamente en la Espafia de los sesenta la dialéctica tenfa una significacién, si no «carnavalesca» en el sentido bajtiniano, sf radicalmente contraria a la corriente dominante del pensa- miento oficial. Asf, yo me propongo, en cierto modo, mostrar que hay un verdadero didlogo posible entre la dialéctica y otras voces criticas claramente diferenciadas y auténomas respecto a ella y que en la Anatomia del realismo se puede ofr ese didlogo. Al hacerlo, adems, no creo apartarme del nticleo més consistente del pensamiento de Bajtin, aunque la presentacién inicial de esta comunicacién no sea el lugar para intentar argumentarlo més que muy por encima. Los mejores bajtinélogos reclaman precisién en el uso del concepto de dialogismo.* Sin negar Ja realidad de las migraciones de significacién que la desconstruccién se ha encargado de destacar como fenémeno inevitable, ese tipo de precisién parece conveniente, en efecto, para todo trabajo riguroso. En el caso de Bajtin las definiciones més 0 menos explicitas de términos tan cargados ideolégicamente como el de «dialogismo» suponen inevitablemente una cierta tendenciosidad interpretativa. Valga como ejemplo la propuesta de Paul de Man de establecer una disyuntiva radical entre el dialogismo, por un lado, y los «sistemas dialécticos» y la hermenéutica, por otro? Es una de las maneras de * De los apuntes de 1970-1971», en Estética de la creacién verbal, trad. de Tatiana Bubnova, 3%. ed., México: Siglo veintiuno editores, 1989 (La. ed. en espafiol 1982). 369-370. 7 En Estética de la creacién verbal, cit., p. 334. * Véase en particular Ken Hirschkop, «Bibliographical essay», en Ken Hirschkopy y David Shepherd, eds., Bakhtin and cultural theory. Manchester: Manchester University Press, 1989. 200. ° Paul de Man, «Didlogo y dialogismo», en La resistencia a la teorfa. Madrid: Visor, 1990. 163-175. Véase en p. 167 la referencia a los «sistemas dialécticos». 78 CIEL 4.1 (1993) entender a Bajtin desde la postmodernidad, contraria a la que a mi me interesa. A titulo de hipétesis de trabajo quisiera proponer otra opcién, formulada mds recientemente, que admite su propia tendenciosidad en Ia lectura de Bajtin desde una postura de critica cultural «radical»: segiin ella puede entenderse por dialogismo una caracteristica general del discurrir humano, que «organiza su significacion y realiza su ‘accién creadora sobre su referente’»;! por otro lado, dentro de esa orientacién, «el dialogismo como practica se considera el uso 0 intensificaci6n del dialogismo natural que nos Ilama la atencién sobre su existencia»."' En el plano del discurso esta concepcién del dialogismo atribuye una importancia fundamental a la imagen de las voces del didlogo, al modo de presentacion abierto de sus contradicciones y diferencias: «la dialégica no trata de lograr ni el acuerdo ni la trascendencia de las diferencias, sino la articulacién de las diferencias».'? Mucho antes de que el dialogismo se convirtiera, como ha ocurrido en los Ultimos afios en torno a la recepcién de la obra de Bajtin, en una cuestién candente de teoria literaria, la Anatomia del realismo de Sastre suscit6 reflexio- nes e interrogantes autorizados sobre los distintos y discordantes planteamientos de que son objeto en el libro determinados problemas de pottica, estética e historia del teatro. Farrison Anderson hablé, por ejemplo, en un determinado pasaje de su libro de 1971," de «la confusién y las contradicciones» de Sastre en la obra. El mismo Anderson subrayaba sin embargo que por debajo de aquella confusién y aquellas contradicciones habfa en el libro una unidad. No Ja unidad de un enfoque sistemdtico de los problemas, sino una unidad derivada de la voluntad de Sastre de presentar en aquella recopilacién de textos, dispuesta en orden generalmente cronolégico,"* una especie de «autobiografia intelectual».'® Esos juicios se acentuarian més atin si considerdéramos la edicién de la obra de 1974, en la que aunque «sin tocar una tilde» del texto aparecido nueve afios "© Graham Pechey, «On the borders of Bakhtin: dialogisation, decolonisation», en Ken Hirschkop y David Shepherd, eds., Bakhtin and cultural theory. Manchester: Manchester UP, 1989. 47; «Dialogism might be defined as the process of dialogue which is installed within the very semantics of discourse, organising the word’s meaning and performing its ‘creative work on its referent’>. "' Ken Hirschkop, «Bakhtin and liberalism», en Le Bulletin Bakhtine-The Bakhtin Newsletter 2 (1986): 142; «dialogism as a practice is meant to be that self-conscious use or intensification of natural dialogism which alerts us to its existence». ” Don H. Bialostosky, «Dialogic, Pragmatic, and Hermeneutic Conversation: Bakhtin, Rorty, and Gadamer», Critical Studies 1, n° 2 (1989): 109; «Dialogics seeks neither agreement nor transcendence of differences but rather articulation of differences.» "3 Alfonso Sastre. Nueva York: Twayne, 1971 (TWAS, 155). 52. ¥ Ibid, p. 60. '5 Ibid, p. 57. Alejandro Pérez Vidal 79 antes, Sastre afiadia un prologo y un epilogo con puntos de vista muy renova- dos. El decurso de las reflexiones de Sastre se manifiesta muy especialmente, claro esté, a propésito del concepto en torno al cual explicitamente giran, el concepto de realismo. Su m4s temprana toma de postura recogida en la Anatomia del realismo, 1a del manifiesto titulado «Arte como construccién», de 1958, vuelve sobre ideas ya apuntadas en un texto de 1952 recogido en su recopilacién de ensayos de 1956, Drama y sociedad,” segiin las cuales el realismo no debfa identificarse con «un determinado estilo 0 linea de trabajo» (p. 19). En «Arte como construccién», sin embargo, aparece una apostilla titulada «Para una ‘metahistoria’ del arte contempor4neo» que incluye una critica de principio contra el arte de vanguardia, contra «la andrquica floracién de los ‘ismos’» (p. 23), Realismo y vanguardia son dos conceptos entre los que se debate Sastre en casi todos los textos de la Anatomia del realismo, reflejando problemas muy vivos en la cultura de la izquierda espafiola del momento."* La evolucién de las ideas de Sastre culmina en la ultima frase de su epflogo de la edicién de 1974 de la Anatomfa del realismo, en el que declara su «decidida adhesién al proyecto, hoy por hoy ut6pico, de una vanguardia realista».!? Ese era el resultado de toda una serie de tentativas, tanteos y tomas de postura en los que Sastre, en la edicién primitiva de la Anatomia del realismo, dejaba ofr conscientemente las diferentes «voces» entre las que se debatfan sus concepciones. Estas no quedaban, sin embargo, como cabos sueltos. Desde el principio intentaba Sastre sefialar un tono basico respecto al cual podia desarro- llar distintas modulaciones, el constituido por la idea de la dialéctica. De forma programatica, en la introduccién a la Anatom{ia del realismo Sastre hace una enfatica confesién de sus, dice, «profundos errores (ideolégicos)» en el libro Drama y sociedad, de 1956, «consecuentes —sigo citando a Sastre— con mi, a la saz6n, casi absoluta ceguera para la estructura profunda de los desarrollos 16 «Lanza por el realismo en tiempos de mucha confusién» y «Luchemos sin embargo por un teatro realista», en Anatomia del realismo. Barcelona: Seix Barral, 1974. 7-15 y 295-313. Sastre juzgaria en 1983 que en aquel prélogo y aquel epflogo habia dicho «més de lo que se dice en todo el libro» (Francisco Caudet, Crénica de una marginacién, cit., p. 136). 1” Véase especialmente Drama y sociedad. Madrid: Taurus, 1956. 69-72. * Un texto de 1965 del filésofo Manuel Sacristén aclara a mi juicio muy penetrantemente los términos filos6ficos del problema («Sobre el realismo en arte» (1965), en Panfletos y materiales 1. Sobre Marx y marxismo. Barcelona: Icaria, 1983. 52-61). El ensayo es especialmente interesante por el estilo didacticamente vanguardista que en él cultiva Sacristén, como se aprecia en una de sus principales conclusiones: «Una estética cientifica puede tolerar indiferentemente gnias y gatos» (p. 58). ” Edicién de 1974, p. 313. 80 CIEL 4.1 (1993) reales: para la Dialéctica.» (p. 7) Aquella fuente de luz para la «revela- cién»* de la realidad da lugar a varias otras afirmaciones de principio y a la recurrencia de determinados rasgos de estilo y figuras retéricas en las que me detendré brevemente més adelante. En su respuesta a un articulo de Ricardo Doménech que Sastre titulé «De teatro y dialéctica» habla el propio Sastre del «método dialéctico» como procedi- miento para captar las relaciones entre los distintos planos de la realidad con los que se relaciona un objeto que se est4 considerando,” y aplica el método, por usar esa denominacién suya, a la historia del teatro. «Visién dialéctica del proceso del teatro contemporéneo» equivale para Sastre ahi a una «visién que corresponda al desarrollo objetivo», y que supone que se relacione el teatro como fenémeno de la «superestructura» con la «base», pero evitando, dice, «los riesgos que se derivan de no tener suficientemente en cuenta la existencia de un complejo de ‘mediaciones’ entre la base y la superestructura» (p. 232). «La dialéctica del teatro» ensefia que éste «surge de un modo complejo y no es una creacién de los autores» (p. 239). Dicho muy resumidamente, creo que es una manera de entender la dialéctica en la que Sastre se mostraba, no sdlo en razén de la temitica tratada, sino también por el modo de exposicién, especialmente afin a Lukacs. Préximo a Brecht, en cambio, en uno y otro sentido, me parece el texto titulado «Teatro y dialéctica». La importancia de mostrar la mutabilidad de lo real y la inevitable implicacién e intervencién de la imagen de Ia realidad en la realidad misma —y por lo tanto la inadecuacién de las estéticas del puro «reflejo»— constituyen micleos esenciales de la concepcién brechtiana de la dialéctica; el que Sastre polemice ahf precisamente con Brecht e introduzca temas Lukdcsianos me parece relativamente marginal. Ese modo brechtiano de reflexién sobre la dialéctica, més vivo y menos escoldstico, se aprecia también en otros pasajes de los ensayos de Sastre. Junto a la asimilacién de las ideas de Lukdcs y Brecht o al didlogo con ellas, la adhesién de Sastre a la dialéctica en la Anatomia del realismo se aprecia © Las citas remiten a partir de aqui, salvo cuando se indica lo contrario, a la edicién de Barcelona: Seix Barral, 1965. 21 «Entendemos la realidad como una revelacién que el hombre va realizando a lo largo de su historia» (p. 16). El término estaba relacionado quiz4 con el «dévoilement» sartriano; véase por ejemplo Qu’ est-ce que la littérature (1948), reed., Parts: Gallimard, 1976 (Idées, 58). 30, 59, 76. % ¢E] método dialéctico ha de atender fundamentalmente a las ‘relaciones’ entre los objetos de su investigaci6n y entre estos y los otros niveles» (p. 248). ® En un sentido mas empirista destaca también Sastre, con ejemplos numerosos y eficaces, la «abundancia y complejidad de los datos con que es preciso trabajar» (p. 248) para comprender y exponer las claves del desarrollo del teatro. % Valgan como ejemplos el poema (p. % Gerald Pirog, «The Bakhtin circle’s Freud: from positivism to hermeneutics», en Poetics Today VIII, n° 3-4 (1987): 591. Alejandro Pérez Vidal 83 187) sin jerarquizar el valor de ambas corrientes.” Al tratar de su actualidad para la comprensién de las corrientes literarias del momento se remite, sin embargo, a las simplificaciones de Lukacs sobre la literatura de vanguardia, que Lukacs vincula unilateralmente con la filosoffa existencial, y sobre la literatura realista.* Me parece clara la intencién de Sastre de matizarlas, a base de detallar y desarrollar esas simplificaciones; el resultado es a mi entender un ejercicio clasificatorio que no logra superar las deficiencias del modelo de partida.”? Las reflexiones que me parecen més valiosas a ese respecto son las que tratan del campo que mAs directamente interesa al propio Sastre, el de la actividad teatral. Al formular sus ideas en el texto que se titula «Sobre la triple raiz de un teatro futuro» concluye, en una nota de contenido programatico, que el «sitio [de un nuevo teatro dramético] serfa ese en que confluyen dialéctica- mente la existencia (individual) y la historia (lo social)» (p. 226). Esa aspiracién a la «confluencia» supone en Sastre, en la biisqueda de ese «nuevo teatro dramético», en cuya formulacién programética polemiza entonces especialmente con el «teatro épico» de Brecht, la voluntad de reflejar en la obra artistica, en ese caso teatral, incluso cuando ésta se propone Ia intervencion «de urgencia» en la realidad social, la especificidad del aspecto existencial de la experiencia humana. Ahf se expresa, a mi juicio, un s6lido micleo dialégico de su pensa- miento en el momento de publicar la Anatomfa del realismo. La muestra més destacada de su interés por el didlogo entre lo existencial y lo social en el 4mbito del realismo literario es la constituida por su critica de ® En «La profundidad real como objetivo literario» habia hablado incluso de Marx y Kierkeg- ard como origenes de dos «ramas» antihegelianas de las que se trata de lograr la «sintesis superior» (p. 128). * La obra en la que se basa Sastre a este respecto es la que se public6 en italiano en 1957 con el titulo I significato attuale del realismo critico. Turin: Einaudi (la indicacién procede de Probleme des Realismus 1. Essays itber Realismus. Neuwied y Berlin: Luchtethand, 1971 (Georg Lukacs Werke, Band 4). 666. Aparecié en alem4n un afio més tarde, con un titulo distinto: Wider den mifverstandenen Realismus. Hamburg: Claassen, 1958. Sastre menciona el titulo de la obra en castellano (p. 155) y en francés (p. 224). Hay al menos una traduccién castellana, de Maria Teresa Toral, Significacién actual del realismo critico. México: Era, 1963. Sobre los limites de la perspectiva critica de Lukécs ofrece una interesante valoracién Paolo Chiarini, La vanguardia y !a pottica del realismo, trad. de V. Minardi, Buenos Aires: La rosa blindada, 1964, especialmente en el capitulo «Brecht y Lukées a propésito del concepto de realismo». Sobre lo mismo, con conclusiones més duras respecto a Lukacs, Piero Raffa, Vanguardismo y realismo, trad. de R. de la Iglesia, Barcelona, Ediciones de Cultura Popular, 1968, especialmente pp. 131-225. ® En Theodor W. Adomo, «Exprefte Versohnung. Zu Georg Lukécs: ‘Wider den miBverstande- nen Realismus’», en Noten zur Literatur I. Frankfurt a.M., 1961. 152-187 (primera publicacién en Der Monat 11 (noviembre de 1958): 37 ss.), puede leerse una critica del ensayo de Lukdcs, muy crispada pero, a mi juicio, de gran interés. 84 CIEL 4.1 (1999) Esperando a Godot.» El articulo sobre «Vanguardia y realidad (A propésito de una obra de Samuel Beckett)» presenta un valioso enfoque de la obra y del significado de la vanguardia artfstica. Las positivas referencias a Kierkegaard y a Heidegger (p. 39) a propésito de su «metafisica del aburrimiento» ponen de manifiesto adem4s la positiva valoracién que hacfa Sastre al menos de un aspecto de la corriente de pensamiento a la que vinculaba aquel tipo de teatro. Su afirmacién de que «yo nunca he visto un drama mis realista» (p. 32), aparte de su intencién paraddjica y en cierto modo ir6nica, suponfa la més positiva valoracién critica imaginable en aquel momento en él. El que Sastre la matizara luego de distintos modos”! no debe impedir ver lo que en sf representaba. Basta pensar en las posturas de Lukdcs, que egaba a relacionar las experiencias expresadas en aquel tipo de literatura con los «elementos ideales y emocionales de la interioridad humana en cuyo predominio basan sus efectos propagandisticos tanto el fascismo como la guerra fria».’* Sastre dialogaba con posturas como la de Lukécs, pero en lo que se referfa a Beckett desde una perspectiva claramente discrepante. Lukacs, Brecht, la filosoffa de la existencia, Beckett: esos son algunos de los interlocutores de Sastre en la Anatomfa del realismo que han podido conside- rarse. Para completar la imagen habria que hacer referencia a algunos otros: las vanguardias literarias en general, el «utilitarismo», el «populismo», el «naturalis- mo», la idea de la planificacién de la produccién literaria, el famoso «posibilis- mo». Mas alla del estudio del didlogo de Sastre con todas esas corrientes o Pposturas, un elemento fundamental para caracterizar la Anatomia del realismo quiz4 habria de ser la consideracién del didlogo interior del propio Sastre, de sus vacilaciones unidas a su voluntad de compromiso, en relacién con todas esas realidades culturales a las que tenfa que enfrentarse. Los contrastes entre sus ideas sobre ellas son notables y obviamente resultan de la evolucién de sus actitudes al hilo de circunstancias cambiantes y, sobre todo, del desarrollo en el tiempo de su actividad literaria y teatral. Lo que pudiera echarse en falta en cuanto a la coherencia de los textos puede explicarse sin dificultad por la * El escrito de Sastre se habia publicado en la primera entrega de Primer Acto (abril de 1957), acompafiando la traduccién castellana de la obra de Beckett (Farris Anderson, Alfonso Sastre, cit., p.44yn.3,) ® Notas al pie de las paginas 32 y 128 en la edicién en volumen por la que aqui se cita. * Texto alemdn en Lukacs, Wider den mifverstandenen Realismus, cit., p. 69, y Probleme des Realismus I. Essays idber Realismus, cit., p. 518-519 («Es kommt darauf an, ob im gestalteten Weltbild als Ausdruck der objektiven Wirklichkeit das Chaos, als der ihm ad’quaten, subjektiven Verhaltungsweise Verlorenheit, Verzweiflung und Angst die vorherrschenden Momente werden, eben jene gedanklichen und emotionalen Elemente der menschlichen Innerlichkeit, auf deren Vorherrschen sowohl der Faschismus wie der kalte Krieg seine Propagandawirkungen basiert.»). En a traducci6n castellana citada, p. 81. Alejandro Pérez Vidal 85 voluntad urgente de Sastre de intervenir en la vida cultural del momento, abriendo vias de didlogo, por polémico que este fuera, con todos aquellos que se oponfan al prepotente mondlogo de la cultura oficial del franquismo.® Buenos conocedores de la época sefialan que la Anatomia del realismo tuvo precisamente ese efecto.* El aire provisional del estilo y la elaboracién de las ideas de algunos de los manifiestos y ensayos recogidos en este volumen es quiz4 la expresion més perceptible de aquella intencién para el lector de hoy. * Sobre la definicién del dialogismo como respuesta popular a la cultura oficial dominante véase Hirschkop, art. cit., p. 141. 3 Véase por ejemplo Santos Sanz Villanueva, en Historia de la literatura esparicla. 6/2 La literatura actual. Barcelona: Ariel, 1984. 255, donde se sefiala que en el texto titulado «Arte como construccién» aparecen «puntos de vista de gran trascendencia para la creacién del momento»; en p. 257 afirma también que la Anatomfa del realismo, como los demas volimenes de ensayos criticos de Sastre, marca una de las «fechas importantes del pensamiento estético de la postguerra». Ms especificamente apunta su significacién Ramén Buckley en relacién con el desarrollo del realismo y el paso de la fase social a la fase dialéctica de aquel movimiento literario («Del realismo social al tealismo dialéctico», Insula XXIX, n° 326, enero 1974: 4).

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