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Cosmovision, ritual e identidad de los pueblos indigenas de México JoHaNNa Bropa Ry FELIX BAEZ-JORGE (coordinadores) CONSEJO NACIONAL PARA LA CULTURA Y LAS ARTES: FONDO DE CULTURA ECONOMICA “MEXICO 1. El miicleo duro, in y la tradicién mesoamericana la cosmovis ALFREDO LOpaz AuSTIN* IyTRopuccion Enel fin de milenio se convoca a balances, Es necesario contar, re gistrar, precisar las trayectorias, cotejar los proyectos con las reati zaciones, analizar los provesos, evaluar nuestros actos y sumergit- nos en la autoctitica. En pocas palabras, se estima que el momento histdrico hace indispensable la mirada retraspectiva para estribar “unsiguiente paso del camino. Pero, gde qué paso se trata? Puede sec elartificial de un fin de milenio: la proximidad de! 2001, cierre de cémputo, de ceros finales en una de las cuentas que se ha dado la hhumanidad. Sera éste, por tanto, un paso tan arbitrario como cuat- quier otro que se base en las tantas cronologias construidas a lo langode la historia. puede ser, por el contrario, real: un fin de ciclo Aisisrico con sus caracteristicos desajustes,fracasos, peligros, des- moronamientes, disolucion de unos valores y necesidad de crear ‘tras ante el ciesgo de la anomia. En nuestros dias se dan las dos variantes del trénsito, Ciclo y siglo constituyen una unidad. La artificialidad de los ceros coinci- de con la concrecién del peligroso cambio hacia un destino porde- és incierto. Yen el dable paso aparece el dilema: ;lebn-mos confiar nuevamente en la capacidad intelectual de! hombre para influir en ‘su propia realidad o cerrat les ojos, apretar los pérpados y aceptar or fe la existencia de leyes universales salvadoras? Si optamos por |avia racional, tendremos en el estudio histérico una de las bases de teflexién, Acepiemos, pues, la idea de los balances. "Instituto de Investigaciones Antmmpokigicos dela UNAM ” “8 FL NUCLEO DURO En afios de dedicarme al estudio de la cosmovisién mesoame- ricana he utilizado algunos conceptos que han fincado mi postura frente ala materia. Su formulacién ha tiacido mas del apremio por explicarme la realidad estudiada que de em afén tedrico per se.Creo que, entre muchas, es ésta una via sana de conceptualizacion: pero obliga a recapitulary reflexionar de tiempo.en tiempo con el fin de acomodar argumentos y juicios dispersos, revisar la ldgica de las, construcciones y proponer a los colegas un resumen ordenado. Me mueve ci propésito de la reflexidn. El objeto particular es el nticleo duro. Sin embargo, éste no es un texto candnico. No es una fundamentacisn tedrica ni una justilicacién de trabajos anteriores; tampoco una argumentacion dedefensapuuna.compilacién de ejem- plos. Nisiquiera es, en sentido estrito, tina sintesis de mis anterio- res ideas, puesto que lo que pretendo es dar cuenta de mi posicion actual, Tal vez el cardcter del texto se aproxime al de una provoca- ci6n —en la més Vana de las acepciones del vecablo—, al de una propuesta alos colegas para abrir un didlogo que acote una senda productiva para comprender iahstoria ee lasantiguas sociedades mesoamericanas Firmo yo la propuesta y asumo la autoria. Debo reconocer, sin embargo, que muchas de éstas ideas han surgido de prolongadas y frecuentes conversaciones con Leonardo Lopez Lujan, tras las cua Jes es dificil deslindar si las reflexiones surgieron de uno 0 de otro de los dialoganies 0, misteriosamente, def dialago mismo. Tan in- justo seria ignorar la participaciGn de Leonardo como atribuirle ta responsabilidad de misafitmaciones. ‘LA FORMACION DE UNA CULTURA Elestudio de los pueblos que hemos denominado mesoamericanos descubre dos caracteristicas, al parecer antitéticas: por una parte, la similitud existente en las técnicas productivas, formas de orga- nizacién social y politica, concepciones acerca de la estructura del cosmos y otras rauchas pricticas, creencias ¢ instituciones cuya ssemejanza deriva de una intensa y milenaria interaccidn; por otra, tuna riquisima diversidad en los campos sefialados, que apuntan a la radical transformacién histérica durante los milenios de exis- tencia mesoamericana,a una gran diversidad étnica y lingiistica y ALPREDO LOPEZ AUSTIN ” ala variedad de climas y paisajes que fueron los nichos ambienta- Jes de tos publos indigenas. Ante esta visi6n contrastada, el histo- riador debe plantearse cules son las peculiaridades de la unidad en Mesoamerica, cuales las de su diversidad interna, a qué facto- res obedecieron unas y otras y cémo se compaginaron estas carac- teristicas disimbolas en el contexto historico, Puede ubicarse el orien de Mesoaméricaen la épocaen quie pte blos némadas gue practicaban la agricultura llegaron a depender ental forma de los productos de sus cultivos que se asentaron defi- nitivamente junto a sus sembradios (2500 a.C.). El sedentarismo agricola, pese a tener como fuerte raiz cultural la tradicién némada, produj transformacianes profundas, entre las que pueden contarse el cambio de alimentacién, la intensificacién del trabajo, una nue va nosogenia, el cambio de las practicas de ahorro, el considerable aumento en la densidad de poblacién, el incremento de los miem- bros en las distintas unidades sociales, la ampliaci6n de las in- terrelaciones entre los grupos y et invento de la cerémica, Si bien 1no es posible pensar en una transformacién subita, sf puede afir~ marse que fue radical; tanto, que es posible sefalarlo como hite de inicio de una tradicién caltural. Los especialistas hacen hincapié en la importanscia que tuvo la diversidad ambiental en el desarrollo de los contactos entre los primeros sedentarios. EI intenso intercambio de productos que eran peculiares en los distintos medios fue el catalizador de mu- chas otras formas de interrelaciGn, que propiciaron, desde tan tempranos tiempos, la cansteuceién conjunta de una historia y una tradicién cultural comunes. Un lugar de primet orden debid ocu- parla transmisiiin reciproca de las técnieas productivas,entre elas las agricolas. Los hombres se forjaron una visién del mundoa par tir de necesidades similares solventadas con recursos similares. Desde entonces, inerementadas las comunicaciones con el paso de ios siglos, la creciante complejidad de las unidades sociales y polfticas tendi6 redes de todo tipo que refrendaron el parentesco caltural. Los sistemas normalizados de intercambio creaton inte cados c6digos, vehiculos y mecanismos para mantener y reprodu- cir Jos vinculos entre las diversas unidades politicas, as{como para resolver los canstantes conflictos surgidos del trato. Los pueblos hegeménicos, alextender su poder comercial, militar y politico so- bre los mas débiles, aceleraron los procesos de homogenizacién 50 ELNUCLEO DURO tanto por su influencia directa como por la similitud de la resisten- cia presentada por los dominados. Sin embargo, no puede hablarse de tn credo o de una regutacién cultural impucestos por un imperio © una iglesia. Fue mAs importante, por ejemplo, la constitucién de ‘6rdenes supraestatales para regular la produccién y el intercambio, basados en una cosmovisién que tenia muchos elementos comunes. Sin icrupeiones extracontinentales transformadoras de la tra- icin, los cultivadores de maiz recibieron del norte ydel sr apot- tes culturales que asimilaron a su idiosincrasia. Del norte llegaron oleadas migratorias que alteraron la vida politiea mesoamericana. Muchos de los invasores no fueron extrafios, sino mesoamericanos {que abandonaron territorios que ya no ofrecian condiciones favora- bles para el sedentarismo agricola. Otros si fueron recolectores-ca- zadores que aprovecharon la apertura, Sin embargo, a pesar de los grandes cambios que produjeron el repliegue de la frontera sep- tentrional el consecuente ingresa de ndmadas verdaderos, éstasse fueron incorporando paulatinamente a fa tradici6n invadida. Fue ‘ecesario el tremendo impacto de la conquista europea para romper ‘a autonomfa cultural construida 2 lo largo de cuatro milenios. Concluyendo, el marrocontexto histérico en que se produjeron las similitudes y ia diversidad mesoamericanas fu fundado por los descendiientes de recolectores-cazadores del tedpico septentrional, nomadas domesticadores y culfivadores de maiz que pudieron al- canzar —par fin, tras milenios de practicar el cultivo—" una vida sedentaria basada en la agricultura, gracias la posibilidad de cul- tivode temporal, Las intensas interrelaciones produjeron una tradi

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