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- 1wSTH TUDINS PERUANOS] [ER Biguioteca | cael “APO CAPAC HUAYNA, JESUS SACRAMENTADO" mito, utopia y milenarismo en ef pensamiento de Juan Santos Atahualpa Presentacon Amanerade prlogo INTRODUCCION IAFRONTERADELASPESTES ‘Byangeleaciény milenarismo {10S PERFILES DEJUAN SANTOS ATAHUALPA, ‘Juan Santos Atahualpa como Mesias ‘Juan Santos Atahualpa como Inkaret ‘Apocalipsisy Pachacutt las alas sedan Santos Mahualpa ‘Juan Santos Atabualpa como Antiersto {AS MUERTES DE JUAN SANTOS ATAHUALPA BIBLIOGRAPIA 238 8 328 88 3 Presentacion Tal vez sea necesaro hacer constar que tenemos una dif: cullad radial que raba too tntento de entender nuestro pa- Sado. Es ctl decir que el XVII fue el siglo predlecto de tos ‘movimientos mesianicos tndigenas. Que en Europa, et XVII. era e "Sito de las Luces", Que en ta costa oriental de Amér 2 del Norte ~la costa mas cerenna al occldente erisiano- los atmos anos de ese siglo se tuminaban con ta indepen: dencia de las rece colonias u que pocos afios mas tarde ta rmenarqula francesa cla abatida por la margiada revoluco- rata. Y, mas foc ain, deet que se tata de propuestas es ‘candalosamentdistintas ‘Sin embargo. stems con culdado este excelente traba- Jo de Alonso Zarzar, podremos ver como "ta parte mas ‘int ‘ma y profunda del hombre esta etando a Freud- se compo- ne de inclinaciones de naturaleza elemental que son las mis ‘mas en todos ts hombres y que sattsfacen clertas necesida- des primitoas’. En la aparicion del rebelde Juan Santos Ata uaipa: en el peregrina mito de Apo Huayna Capac, Jesis Sacramentado; en la insurreccém en la que confateriea ron selueclas, serranos, negros y mestizas: “sus his en sus perfles de Mesias, de Inkarrto de Antiristo: en su ampu los genealogia. veras no solamente la eclosion de una for ‘ma de esperanza mestinica prefgurada en las antiquas tra ‘deiones incaieas sine, cama lo demuestra conuincentemen: (eZarzar, los trazos del mienarismo Joaguista ‘Tal vez lo mas interesante del ensayo esté dado por lat tetgencia que logra Zarzar de la complejidad ideoligion de a rebelion de Juan Santos. El mlenarismo joaguinista crs ano ~traido al Pera per los misioneros ranciscanos- se fentremezca con la nacén andina de Pachaeutly con los mi (os ineaicns y amazéniees. La estructura ‘edlegica del movoniento muestra. cuan ana y arbirarta result nuestra concepeten dieotomica en- tre historia leyenda y ewan deuderas resultan ambas de las estructuras proplas de lo mito. Las margnades del siglo [XVIII encontraron en Juan Sarios un profeta y guia. que 10s ‘puso en marcha y los Igo al Dios cristiano, tos mitos de 0 gen y 4 las transfomacenes apocalticas y grandiosas ddeiPechacut. La trayectorta del personaje acquiere en el ensayo de Zar _zar rasgos precisos. El hombre que en 1742 venla, enviado ‘por Dos a componer su reino, que leia la doctrna crstiana ty rezaba en latin. se hace lamar un par de anos despues co ‘mo los tes reyes magos. Hacia 1747 sefala que ha sido en ‘lado por Crist, a pedido de la: Virgen. para coronarse rey. Gaza del priviegio dela tyalibdidad y tene poder por sobre toxias las Jerarquas eclesastcas. Hacia 1752 dice ser el Es iru Sania. hijo de Dios. Se prociama Dios de América: "Vegan aed Jos mios, que yo soy duro de todas estas te ras, yeh de Dies Verdaders’ Este hombre andino de orgen desconoctdo, que aparec cencel corazin de la sel se insertd en la linea legteisia ov featea encarnando un ideal de la época que habia tendo sus ‘proneros resplandores en ta consporacitn de Vélez de Cordo- bba‘en Oruro en 1737. Bl desamparo socal de Juan Santos se disipaba mediante ia legtumactin. que le proporcionaban ‘sus tnaginades antecesores. Su propuesta galvantz6 una re Delin pacifiea y Jamas derrotada. Los desheredads se we ron represeniadds en ét: “el verey podia tener a bien tomar ‘MAX HERNANDEZ. 5 poses de sus reas; ques sala aestorbare con cuatro es- Dpaneles,6l tenia sus hes, tos indios, los mestizos y los ne- ros” En el Sympostim sobre Mitos realizado en el Cusco por ta Sociedad Peruana de Pscoandliss donde Zarzar presen: {6 algunas aspectos de su trabajo. hubo ocasion de recordar ‘que et hembre contemporaneo ~al deci de Mircea Eliade ue te sumergido en el tror de la historia. Bl tempo de a histo a es vido como un tempo adonde el syfniento carece de sentido, Crear mitas surge de la necestad de restitutr este ‘sentido det ual parece career la isto. En la rebelion de Juan Santos podemos apreciar como “tanto los rebeldes coma su lider no sélo vivleren esos tos imdenarisias, andinos y amazonicos] en tan que creer cas sino que las Neteron sxe al representarias y convert los en acciones y drama histérieo™. Como contnia el autr, la rebelin “emptied una relacion dialctica y de refuerzo mu: fo entre historia y mio: mientras sus accones voyicaban ‘sus crencias, la historia aqua sentido por sus mos”. Me he referido sobre todo at examen que hace Alonso Zarzar del drbto de lo Weolegio. Peso que su andlsis del contexo regional. de los procesos de la evangelizacién y de ta coyurtura en la que apareei) el movimiento ubican el Lferémeno en un marco que, a la vez que lo define e wyforma, lo abre a ruesira comprension. Al mismo tempo are una rnuewae importante sere de wierraganes. MaxHernéndes ‘A manera de pr6logo Hace ya varios afos, al trpezar con alga docsenta ‘ion sobre el Inca Bohonquez, revi en mi el siempre it ‘iad proyecto de una historia del mesianismo en tos Andes. Pero ene otros inconvenientes, uno my prieipal era et de lidar co los papeles sobre Juan Santas. et der de los Cam: pa hacia la mad del siglo XVII. Nt radical como Juan Choe, que queria desbautizar alos indigenas y arrojar & las esparoles al mar, ri acemedaticio coma el andaluz de las Calchaquies. Santos Aiahualpa parecia actuar como wn pprocesadorconsiante de as culturas que se entrecruzaban al (ste dela sierra central peruana. Las eifeultades de extudior to no se asentaban solamente en tx localizacon selitica fen la necesidad de revisar mas archivos. Como dice Alonso Zarzar. los historndores que trataran el movimienta, 10 hi Cleron’preoeupandose principatmente por la reconstruccén lineal de los Rechos. Solo despues, cajorme se dieron pasos fires er la enografa de la seta. se avancb algo mds en st ‘comprensién. Este trabajo, de haber sido eserto, cuando per ‘seguia el tema, hubiese colmado as necestdades de mi poster ‘ado proyeto Zarznr ha decidido evtar oto recuento de los hechos po- twieomduares, le iteresa “la compleja riqueza tdeolégica del lider. La trea no es fee. ls documentos de ta epoca 2 PRoWw00 perponen varias visioes fliradas de un escuridico perso- naj. al que ademas poxtan con colores opacos. Nuesiro au tor, entonces, decid releer los testmonios, tential y ‘analizando tos varios Juan Santos que proyectaban los ma- teriales histéics. Descubviendo en cada wna de estas pints ‘as 0 “perfes' (com prefere Uamavias ef auto) unos ni lees conceptuales que pueden ser hits de la evolucin ideo légica del Tider. yal mismo tiempo. expresin de la forma en ‘quelopercbian sus sagudoresy Sus enemigos. Planteada asi su aproximactén, Zarzar pone en eviden: ia a Santos Atahualpa como Mesias en el'senido catia ‘erwiaio por Cristo a pedido de la Virgen Marta para corona. ‘se rey y Testaurar Ua ley aluina. Lo encuentra también ft ‘mando su conden de hijo del thea “degollado™ por Pizarro fen Cajamarea. Et Ubro nos explica ademas acerca de su se ‘undo nembre (Santos? y la asociziin con los Reyes Ma: (908 y con el new Huayna Capac, dando forma a lo que las fuentes presentan como discurso indeseiable. En este sent {do puede decise que Zarzar revitaiza las wejos textes, con und hpétesis de trabajo viable y prenada de posibliavtes fu fara, Una ver analtzado el matertat documenta, Zarzar propo ne tres cuadros de corespondencias que son importants ‘mes: 1. la evolucn det motmiento, 2. la rayectora perso- nal del lider 9. las transformaciones en el contexto regio- nal. Dispuestos asi. los datas toman una dimension deren te y expliean 0 sugieren una serie de asociacones y conclu siones que seguramente forman parte de wn tabajo mayer, ‘ewe publieacén, desde ya, estamos esperando, Bl tro fialtza con un estudio sobre las muertes de ‘Juan Santos. La docuentacton se wslve tan waga y mult Jorme como cuando se refer al igen de resto personal ‘Pasado el enfrentamiento con los espanles y el duro elerct lode las batalla y emboseadas, el lier esfura Su realidad urs MLoNes 3 ‘para recomponer su tnagen mitca. Otra vez los testnorios ffrecen las muchas caras dle un hérve ea muerte asegura ‘paraddjcamente su eternidad. Con este wabalo Alonso Zarzar queda en deudia con naso tros. Nos hat mostrado que la reconsirucion historea de su personaje es apenas la asta de un iceberg, que sino vernas feampleto, por lo menes ahora podemos adiviwar su calosal tolumen. Creemas que restr autor se equioven cuando piensa que Juan Santos lderaba un movimiento “irico en la media en que consttuyo un espacio para la relabora: con de variadas ustones del mundo vgentes en Su época y {que no se encuentran en esa barroca dimension en los otros movinientos” Sucede simplemente que necesiiamos que Zarzar experimente en ellos el ipo de lectura cutdadosa et tuition que ha desplepado en Juan Santos. Estey seguro que asi se tunard también la iterpretacon de los ots ca: S508 (Taki Ongoy, Tupae Amaru I, etd) y saldré alte wna rt ‘queza conceptual stndar a la que ahera se revela ante rues tros os ‘Lulsmtlones INTRODUCCION 1) ‘Cuando en mayo de 1742 un hombre andino de orgen des ‘conocido, llamado Juan Santos Atahualpe, ereyendose Inca, ¥y predicando ala manera de San Juan Bavilsta hizo su apa: ‘ein en Quisopango, en el corazon de la selva central, no slo dio tnicio ala historia de la nica rebelion indigena Ja- mds derrotade en el Peri, sino que empezo un peregrinale ‘iti cuyo fracaso finaly trgleo habria de dibujar en ade- Jante un derroteroinserto para siempre en la leyenda, Este ensayo pretende contribuir a rescatar de olvido as huellas ejadas por semejantettinerarie. Como diria Lévi-Strauss (1978; 49), hay eventos que, a pesar de nuestra divisién con ceptual entre historia y leyenda, no pueden separarse de la _mitologia o son afortor’ prolongacion de misma. Durante anos, sin embargo los tnvestigadores que han. cestudiado el movimiento iderado por Juan Santes Atahual- 1 Deseo expen nec an Funda Fd por apoyo. 2 tn scnigadn Sear a Uabentnd de Cambria" psec a frye de ie tbo. al CONCYTEC por her pole pbc Vemines snes fron pesntdas eye Sear de [eresigainee Sn oe vos fate: dcore de 068 coe Spec enc te eg rit Anrci 9e 8 sTRODUCCION pa (en adelante ctado como JS), Jo han hecho con una. faproxinacion historigrafiea pobre y parcial que consistia fen una mera reconstruceién de eventos, esto es, deseriplo- hes sobre la expansion del movimiento y sobre las reaclo- res y eonfrontaciones con los poderes coloniales esparoles, {al como ocurre con Lehnert (1872) y Castro Arenas (1973). Bs recin con a tesis de Fernando Santos (1980) sobre la hs- {orta de los Amuesha que se inela el estudio de las condo. nes sociales en la reicn, en el periodo previo ala rebelion y, Junto con el trabajo plonero de Stefano Varese (1968) se em plezan a cubrir as etnografias que nos deseriben su trasfon- o socio-cultural, al menos para el easo de los Amuesha y los Campa. La tesis de Sara Mateos (1987) sobre las conversio- nes de Pangoa contribuye con el estudio de la organizacién. e las misiones: aspecto crucial para entender el modelo de ‘vida que buscaban imponer ls faneiscanios entre las etnias te Ia selva central. Un reciente, andlisis demografico sobre Jas misiones del Cerro de la Sal, realizado por Santos (1987), hha comenvado por subsanar uno de los vacios més importa. tespresentesen losestudios anteriores. ‘Aan falta Investigar acerca de Ia organtzacién que ante: cede y propicé el levantamiento, Otro eampe que queda por fexplorar, ademas del que motwa el presente esto, es el andlisis de las diferencias exstentes ene el lider y sus S¢- [Ruldoresrespecto a ls fines y obetvos que perseguan ¥ que Peden hallarse en las fuentes. Esto slim, junto con una ast completa falta de preocupacién por las ereencias del I der, yace detras de la equivocada caracteriacion desarrolla- dda por Lehnert (op. et 114 - 118) quien, en una perepectiva psico-cultura, concibe a J.S. como un "rebelde primiivo" (que inieamente bused resolver sus frustraciones personales al pretender convertiras en ideales de una colectwidad, St {al vsién muestra algo, es solo una escasa comprension del pPensamiento andino y un pobre entencimiento de la histo- 1a colonial del Peri. Otros autores, como Metraux (1942), Varese (op. ci, Santos (1880), y Ultimamente Flores Galine "APOCAPACHUAYNA JESUS SACRAMENTADO" » (1988), han considerado estos aspectos deoligeas, parcial y breverente Jos primeros, mientras que los utimos, s bien han explorado en mayor profundidad este tema, no han ago- {ado la interpretacién, especialmente en lo que concieme al ‘contenido andino dela ideologa de V.S. y a 8 evolucion e- eral enel ransearsode la sublevacén. Algunos de estos autores han sido fascinados por la ca racteristieas personales del lier y por su mas bien oseura Diografla. Esto es asi porque, ademas de su orgen descono- ‘ido, la imagen de JS. tal como aparece retratada en laa fuentes, ast como su presencia general en la historia, pare- ‘cen semejar la de un fantasma: una ubleua yfurtiva presen: la en el desarrollo de los eventos propiciadores de Ia rebe- ln y una evocactén fantasmagérica en la pereepeién de aquellos que no estuvieron diectamente involucrados en el ‘movimiento, sean Indios, negros. mestizos o esparioes y de ‘quienes, lamentablemente, provienen algunos de los nfor- ‘mes sobre la rebelign. En este, como en otras aspectos que Juego veremos, J.S. participa de aquelas caracterisicas ‘untersales que hacen de los héroes mitleos, personajes ar- ‘quetipices (Campbell 1959). Para conclutr esta breve rev- ‘sion de la Iiteratura podriamos decir que el movimiento di- ‘igido, por JS, aun espera un estudio integral En este ensayo s6lo esperamos poder aportar @ describ la evalu: ‘in ideolgiea de JS, asi como a la comprensién de su com- pleja vision. Al respecto hay que ser claros en distngutr la eologia del Ider de las perspectivas que murieron al mo- vimlento y cuyas vertientes micas tienen origenes cultura- Jes diversos que no inclutremos, sino tangencialmente, en csteanalisis, (Habra que ata gu ol capi qu Varge op dein to culos hae niece de hae des crisp » etRoDUCCION Las casas de los vacios antes mencionados son comple- Jas, pero plenso que se pueden entender como resultado tan {0 de las propias caracteristcas de la rebelion, como de los Ingares que la Amazonia asi como los Andes han ecupado en. Ja esfera de las clenclas sociales como reqjones culturales para el interés aéadémico. Mientras que los Andes, su culty Fe historia, han sido objeto de estudio para la mayoria de los snvestigadares desde hace varias décadas, la Amazonia hha comenzado a lamar la atencion de antropilogos e histo- ‘adores mayormente solo en Ia sitina década y media Asn- ‘qve el lider de este movimiento social fue un hombre andino hecho que debio motivar los especialistas de la etnohis- tora andina a desarrollar su estudlo- el drea de su eleceién, fue primariamente la montafa y a Amazonia y es probable ‘que esto haya desalentado ales investigadores de Ia cultura andina de la eaboracién de una comprension més profunda ¥¥ mejor de los axpectos idealdgleos dela rebelion. AS se Fe- ‘ela una tafante divisién conceptual entre los Andes y la “Amazonia, ya que sobre todo esta tna ha sido usualmen- te, ¥ desde mi perspectiva, equivocadamente considerada como un objeto de estudio completamente separado de los ‘Andes; ignorindose los diversas vinculos historcos entre Jas dos regiones, tantomateriales como deaes ‘Tal vision parece ser parte de nuestra herencia colon pues ene por ee conceptual la nocion espanola de "fronte- ri, Idea que indica una division tajante entre mundos apa- rentemente inconexos, Esto llama ms la ateneién ya que hoy en dia, y en términos mis generals, los historiadores ‘onsideran que el siglo XVII fue un periodo de renacimiento fandino, durante el cual "Jas noblezas indigenas muestran fs wilaldad orfanteando maniestaciones contra el orden ‘colons y el arte en sus variadas expresiones, se caracterza por una busqueda de sdentidad en la que se reseatan los an- ‘Uguos valores delmundo andin”(Burga 19876) ‘Al respecto el movimiento dirigéo por J.S. es un caso [ALONSOZARZAR a cemplar. Bste nos muestra ewan erréneos son tales supues- tos nos previene de sostener la idea de que lo anding’ ter- ‘mina ahi donde pretende la geografla 0 como ha dicho Me- ‘aux: 'Nada expresa de manera mas asombrosa el preclaro Drestgio de la civilzacion Inca que el éxto de este aventu- ‘ero quechua que se atrevio a reclamar el trano del Sol mais alld de las fronteras del viejo imperio’ (opt: 722: T. del Al ‘Aunque Metraux exgera, quizas sin pretenderlo esta clta ‘os sefiaa la poca relevancia de las fronteras geogralcas y, por contrast la importancia de los matics. Otras excepelo- ‘esa este punto de vista comin, pero equivocado, se pueden ver en la tests de Santos (op. ei) y en la terera edicién del Libro de Flores Galindo (op. cit) que corrige en este sentido a las ediciones anteriores quien en st apreimacién total zante ala historia de la utopia andina tambien se acerca la ‘Amazonia yparicularmente ala montana, Por parte de aquellos que han desarrollade sus estudios centre las sociedades amazénicas, el origen social y el conte- ‘ido simbéico andino de las ereencias del ider ha podido jugar también su papel, previniéndolos de desarrollar un Analisis que pudo pensarse adecuado solo para espectlisias fen el mundo andine. En este sentido el movimiento drigido ord.S. pareciera ocupar un gar liminal. Al respecto es im portante notar que el nico estudio desarrllado por un in- vestigador de la historia amazénica que ineide en los aspec- tos ideolgicos esl esis ya citada de Santos. quien ha traba- Jado con la etnia Amuesha, coincidentemente una de ls que ‘ene mayor infivencia andina, De una s otra manera a pro- Dlematiea sobre ls sistemas de creencias que dataron a este ‘movimiento social de sus formas peculiares noha sido abor- dada con el cuidadoso andlisis que verdaderamente merece y ‘queno puede ser puramentehistarograic. Este ensayo no busca realizar una nueva y tal vez vana vista a este movimiento mesidnieo de hace east un cuarto de rnllenio y cuyas acclones ya han sido reconsiruidas, aunque 2 rRoDUCCION ‘9a parialmente, por los autores mencionades, sino desert bir a través de un examen de documentos pasades por alto por los estudiosos de la historia amazénica, la compleja ‘queza seolegiea de su lider. Aunque este movimiento no tu- vo la grandiosidad ni la extensisma cobertura de la gran re ‘ellén de Tupac Amana Leustro décadas después o las marca: das caractristions trigicas del Taki Ongoy mas de un sig lates -para mencionar los otros dos movimientos antiolo- nlales mas signiicativos- fue, sin embargo, el tinico movi- ‘lento ndigena Jamis derrotado, aunque sin éxito: pero lo ‘que es mis importante para nuestro eatdio es que fue unico fn la medida en que constituyé wn espacio para la reelabo- ‘icin de variadas vistones del mundo vigentes en su epoca y ‘que no se encuentran en esa barroca dimensién en los otros ‘owimientos, Esperamos contribuir a demostrar que 1 movimiento durigido por J.S. gener6 la rebelion indigena ideoligleamen- te mis compleja desde la eonquista espafiola al consttuirse en hugar de encuentro para los tes grandes ambos del pen- ‘samiento politeo y relgioso de su época: el milenarismo cristiano, la wlopia andina y la mitologia amazénica, esta Slluma con connotaciones del esto de los cultos de cargo. ‘Tales ambos se expresaron a través de las ideas milenaris- tas de Joaquin de Pore sobre el empo y Ia historia ~ideas que fueron trad al vireynato del Peri por los antiguos ‘misioneros franciseanos-, en el concepto cristiano de la Te fidad y sa mistero en la complefa nocién andina de Pacht cll, en el mito inca sobre la Fundacion del Imperto; en los Initos tndigenas de Inkarri y el Enim. También en las ree renclas millco-histéricas sobre el ultimo refuglo de los In- cas al este de Vileabamba (a veces llamado Palit en el pe- odo de tansicion, halladas tanto entre pueblos andinos como amazénicos, y en variadas referencias mitieas sobre Jn existencia de los Incas en la cuenca amazinica, como Pa: ‘chalaméite entre los Campa y Tsla entre los Piro, entre otras, "APOCAPACHUAYNA JESUS SACRAMENTADO" B _Alguns de estos motivos mitcos fueran objeto de reela- ‘boracion por parte del lider ya que aparecen como referen elas, muchas veces solo implicitas y hasta veladas, en el pensamiento sinerico de JS, mientras que otros motivos, {racias a su propia presencia en la montafa, fueron contr ‘adds en las creencias de quienes se convrtieron en si se- ‘uldores. Se puede decir que tanto los rebeldes como su lider fo sélo viveron estos mitos en tanto que creencias sino que los hicieron weir al representarlas y convertirlos en acclo- res 0 drama histérico; un drama que terminando en irae: dia, fue sin embargo, experimentado en sus propios termi ‘nos como historia, Come ocurrié con otTos movimientos Imesianics, esta rebeliin implle6 una relacién dialéctica y de refuerzo mutuo entre historia y mito: mientras que sus acclones vivifleaban sus ereencias, la historia adquifia sen- tido por sus mites. Hay una paradoja central en el ambito sdeologco que ‘queremos indagar. Curlosamente, el mensaje ut6pico y and- tno de JS. obtuvo mayor reepeién entre los nativos amazb- ‘cos que entre los hombres de los Andes, Penso que la ex: plicacidn de esta paradofa yace tanto en wn anilisis del eon- {esto social como en tuna revision de sus principales verien- tes ideoligicas. LA FRONTERA DE LAS PESTES Todos vung en lasev, agen tay hl Rote Lever Por que elggo JS. a fa selva central para inilar sx m0- vimiento? Contestar a esta pregunta es crucial para enten~ er tanto las caractersticas del movimiento, como $38 po ‘sbiidades yliitaciones, Al inilarse la rebelién, la selva central estaba habitada por poblacién indigena, mayormente Arawak, que vivia Te- ‘ucida en misiones, eristanizada y sujet al poder dela Ige- sia colonial. Segon caleulos muy globales hechos de diversas, fuentes (Amich 1975; Loayza 1942: Oris 1974), cuando expe: 26 a rebelén, los franciscanes tenlan bajo su control, aun- ‘que débll, 92 pueblos de misiones con un promedio de 300 hhabitantes cada uno, distribuidos en las intendencias de Tar- ‘may Jauja, con una poblacén aproximada de nueve mil per~ Ssonas (véase mapa). Aunos anos antes, hacia 1736, cerca de 440 misioneros trabajaban en la region Uzaguire 1929, I 63), Tales misiones, que se habian logrado instalar después de mas de 60 afios de terea evangelizacon y comercio, esta ban compuestas no sdlo por poblacinindigena, habia tam ign, aunque en menor numero, negres esclavas,trabajado- ALONSOZARZAR 2 es andinos conversos y comerciantes mestizos. Tanto la {nstalaiin de las misiones, camo el proceso de conguista de las poblaciones ‘natiras, (wo una’ tayectona fluetuante: este se movio constantemente entre atraer a os Indies por ‘medios persasios, como regalos de herramientas -distri- Dbuldos a través de lideres y chamanes, eventualmente se-

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