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IN aeVERDAD E IMAGEN JOSEPH RATZINGER
16
CColecciin digi por
Angel Cordovlla Pérez
INTRODUCCION
AL CRISTIANISMO
Lecciones sobre el credo apostélico
EDICIONES SIGUEME
SALAMANCA
2016Amis oyentes
en Freising. Bonn,
Minster y Tabingen
(Coie died por Chitin go Mars
Tradjo JL, Domingos Vilar
sobreel opal slemin Efi i dar Orient
Taos dl abvo ensayo inteductori fesion dl bo
sobre la I adic alemaa, a eatpo de Jot M Hernan Banco
1 EdiioaesSigueme SAU 196), 2013
i Garca Teja, 23-27 - E3007 Salamanca Espa
“Te (43) 995 18 203 Fan (+38)929270 963
tionesdsigverees
ow siuemess
Depésio legal: 8. 1262016
Ipres ea spa / Union Europes
CONTENIDO
Pratogo
«YO EREO... AMEN»
La fe en el mundo de hoy
2. La forma eckesial dela fe
Dios
El tema de Dios. Cuestiones preliminares
La fe biblica en Dios :
EL Dios de a fey el Dios de los ildsotos
La profesién de fe en Dios hoy
‘Creo en el Dios uno y xine
Jesucisto
1. «Creo en Jesueristo, su nico Hijo, mest Ser»
2, El desarvollo de la confesién cristana de fe en los atieu-
los de fe eristologica
BL Esvinrrv ¥ La Lesta
[La und interna de os dltimos enunciados det simbolo
2, Dos cuestiones fundamentales del artculo de fe sobre el
Espirit y la glesia
Indices
dndice general
3
@
7
37
us
2
a7
163
a
om
283
so
315Creo en Dios,
Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y dela terra
Creo en Jesuctisto,
su nico Hijo,
nuestro Setior,
gue fue concebiddo por obra y gracia
el Espirit Santo,
nnacié de santa Maria Virgen,
ppadecié bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucficado, muerto y sepultado,
descend a fos infiernos,
al tercer dia resucit6 de entre los muertos,
subi a los celos
yest sentado a la derecha de Dios,
Padre Todopoderoso.
Desde alli ha de ven a juzear
4 Vivos y muertos.
‘Creo en el Espiritu Santo,
Ja santa Iglesia cat6lica,
Ja comunidn de los santos,
cl perdin de los pecados,
la resurreccién de la carne
yl vida eterna,
Amén.«INTRODUCCION AL CRISTIANISMO»
AYER, HOY Y MANANA
PROLOGO A LA EDICION DEL ANO 2000
‘Desde que aparecié esta obra han pasado ya mis de trein-
tw aos, en los que la historia universal ha discurrido a un it~
‘mo muy veloz, Al mirar ahora hacia atris hay dos afios, 1968
y 1989, que son como los sefuclos dstintivos de los altimos
‘devenios del milenio pasado, En 1968 surge una nueva gene-
racién que no sélo considera escasa, repleta de injusticia, de
‘egoismo y de codicia la tarea de reconstruction que siguié a la
guerra, sino que juzga errado y fracasado todo el decurso his-
{rico desde el triunfo del eristianismo, Blla queria hacer por
fin ls cosas mejor, implantar un mundo de libertad, de igual
dad y de justicia,y estaba convencida de haber encontrado el
‘mejor camino hacia esa meta en la gran corriente del pensa~
‘miento marxista, En 1989 se derrumban en Europa los tegi-
‘menes socialistas, dejando la triste herencia de una tierra as0~
Jada y de un alma deshecha. Los que esperaban que habia
Iegado de nuevo la hora del mensaje etistiano, se vieron de-
cepcionados. Aunque el nlimero de los Fels cristianosaTolar=
{g0 y ancho del mundo no es pequefio, el cristianismo no fogr
en ese momento histérico constituirse como una clara alter-
nativa a lo existent. Lo que realmente sucedia en el fondo era
ue el ‘nico mojén hacia el futuro con motivaciones éticas y
‘conforme con la imagen cientitica del mundo que entonoes se
via era la doctzina de salvacion marxista en sus diversas ¢ins-
teumentadas variantes, Por eso, tras el shock de 1989 nose ix
tmité a abdiear, Pensemos solamente en lo poco que se habla2 Pato
de los hotrores de los gulags comunistas, hasta qué punto la
vor de Soljenitsin ha eaidlo en el olvido: de todo esto no se a
bla absolutamente nada. Lo impide una especie de vergienza;
incluso el régimen asesino de Pol Pot s6lo se menciona ocasio-
nnalmente y de pasada, Pero dos cosas siguen ai en pie: por un
lado la decepeién y por otro el desconcierto. Ya nadie confia
en grandes promesas morales, y en el marxismo se habia visto
una de ellas. De lo que se trata es de que haya justcia para to-
dos, de que haya paz, de que desaparezcan todas as relaciones
injustas de dominio y asi sueesivamente. Se ereyé que, para
conseguir todo esto, habia que prescindir de los fundamentos
ic0s y que se podia echar mano del terror como medio para
el bien. Tras haber visto, al menos por un instante, los campos
‘de ruings de la humanidad que siguieon a este planteamiento,
se prefiere volver a lo pragmiitico o decantarse abiertamente
por el desprecio de lo ético. Un ejemplo bien trigico lo tene-
mos en Colombia, donde con visos marsistas primero se inici6
tuna guerra para liberara los pequeiios campesinos, que ego
fue asumida por los grandes capitals advenedizos. En vez de
«30, lo que hoy tenemos es pura y simplemente una replica
de rebeldes desligada del poder del Estado que vive claramen-
te del negocio de la droga y que se justficadiciendo que sais-
face la demanda de los paises ricos y da pan a unos hombres
gue de otro modo nada tendrian que buscar en el ordena-
rmiento econémico actual. ;Acaso el cristianismo, en una si-
‘uacin de desconcierto como ésta, no ha de intentar con toda
la seriedad posible recuperar su voz para «introducie» al nuc-
vo milenio en su mensaje, para que la gente vea en él un indi-
‘eador comin hacia el futuro?
{Donde estaba de verdad la vor de la fe crstiana en este
tiempo? En 1967, cuando apareci el libro, sezuian en plena
clervescencia los impulsos dl reciente posteoncilio, El concilio
Vaticano II queria justamente eso: dar de nuevo al eristianis-
‘mo una fuerza capaz de configurat la historia. En el siglo XIX
st habia ido formando la opinion de que la religion pertenece
al Ambito de lo subjetivo y de lo privado, v de que ahi debe te-
Prtogo B
ner su sito. Pero justamente por estar adserita a lo subjetivo,
no podia tener ningin poder determinante en el gran decurso
de la historia ni en las decisiones que han de tomarse en ella,
Ahora, con motivo del Concli, se volveriaa constatar que la
fede os cristianos abarca la vida entera, que estien medio de
Ia historia y del tiempo y que es extraordinariamente impor-
{ante por encima del ciculo de las representaciones subjetivas,
‘Al menos desde la perspectiva de la Iglesia catica, el cristia-
nismo intent6 una vez mis salir del gueto al que s le habia re-
legado desde el siglo XIX e insertarse de nuevo plenamente
ten el mundo, Sobre las disputas yfrcciones que se dieron en la
Iglesia ala hora de interpretar y apropiarse del Concilio, no
precisamos hablar aqui, Para detetminar el lugar del cristia-
nism en el tiempo influyé sobre todo el pensamiento de una
nueva relacin entre la Iglesia y el mundo. Cuando en los aos
treinta Romano Guardini acuié el concepto ~tan necesario
de alo diferencal cristiano», parecia que lo realmente impor-
tante ahora no era ya la diferencia, sino la superacién de las
diferencias, acercarse al mundo, insertarse en él. Ya en las ba-
rricadas parsienses de 1968 se vio bien claro lo ripidos que sa-
lieron estos pensamientos de las conversaciones de las acade-
:mias dela Iplesia y fo précticos que podian resultar: se celebr
‘una eucarstiarevolucionaria y con ello se produjo una amal-
‘gama Iglesia-mundo como signo de la revoluci6n que deberia
significar la irrupeign de un tempo mejor. La partieipacion ac-
‘iva de comunidades estudiantilescatéicas y evangélicas en los
‘cambios revolucionarios en las universidades europeas y &x-
{raeuropeas confirma esta direscién
Pero ha sido justamente ese rayo el que ha encendido esta
nueva transformacion de ideas en praxis, esta nueva mezela de
impulso cristiano y aovién politica mundana en América latina,
Durante mis de un decenio parecié que lateologia de Ia libera-
cién ofrecia una nueva orientacién que permitra a la fe conti-
urar de nuevo al mundo, porque volvia a unirse a los conoci-
‘mientosy directrices del mundo de hoy. Que en Latinoamérica
‘habia opresin, dominio injusto, concentracin de poder y pro-i Posto
piedad en pocas manos, asi como explotacién de los pobres, to-
do ello en proporciones imponentes, era algo indiscutibe, tan
indiseutible que era necesario actuar. Y como esto sucedia en
paises mayoritariamente calicos, no podia eaber ninguna du-
dda de que también la Iglesia era responsable y que la fe tenia
«que acreditarse como fuerza generadora de justia, {Pero e5-
‘mo? Parecia entonces que Marx era la verdadera referencia
Asumié ahora el papel que en el siglo XIII se le habia dado a
Aristteles, cuya Glosofia precistana (es deci, epagana») se
‘bautiag para establecer una rlacin correcta entre la fe y la ra-
‘in, Peto el que acepta a Marx (aunque sea en cualquiera de las
variantes neomarxistas) como representante dela razén univer-
sal, no s6lo asume una filosofia, una vision sobre el origen y
sentido de a existenca, sino sobre todo una praxis, Porque es-
ta eilosofia es esencialmente una praxis que «hace» la verdad,
no la presupone. El que convierte a Marx en filésofo de la teo-
Togia, lo que hace es admitir In primacia de lo politico y de la
‘economia, que ahora son las auténticas fuerzas de prosperidad
(y de calamidad cuando se las utiliza mal} en este planteamien-
tla redencién del hombre se realiza através dela politica y de
Ja economia, que son las que determinaran la configuracion del
futuro, Esta primacia de la praxis y de la politica signiicaba,
ante todo, que a Dios hay que considerarlo como algo nada
«prictico», La «realidad», de la que habia ahora que ocuparse,
era exclusivamente la realidad material de los hechos histricos,
‘la cual haba que analizar y transforma hacia las metas co
rectas con los medios adecuados para elo, entre los que inelu-
diblemente estaba fa violencia, En esta perspectiva, el discurso
sobre Dios no pertenecia nia la esfera de lo prctico ni al ma-
bito de la realidad, En todo caso habia que posponerlo hasta
due se hubiera hecho lo ms importante. Quedaba la figura de
Jess, que ahora no se presentaba ciertamente como el Cristo,
sino como la encarnacién de todos os que sufteny de todos los
oprimidos,y también como su voz, que llama ala transforma
, las organizaciones criminales son
cada dia mas fuertes, viéndose las fuerzas policiales obligadas a
reconocer que a ls hidra del mal Ie salen continuamente mis
cabezas de las que se le pueden cortar, Pero jes que no vernos
por todas partes a nuestro alrededor, en este entorno nuestro
aparentemente tan organizado, cémo crece la violencia, una
violencia que cada vez parece mis natural y sn eseripulos? No
{quiero ensanchar ain mas el escenario del horror. Pero nos de-
beria hacer penser siacaso no es Dios la autéatica realidad, a
condicién fundamental de un «realism» de este tipo, hasta el
‘punto de que sin él no hay salvacion posible
Volvamos de nuevo al curso dela evolucin historica desde
1967, Decia yo que el allo 1989 no s6lo no trajo ninguna re
puesta, sino que aumenté la perplejidad y el escepticismo an
{los grandes ideales Peo algo si que sucedi6, La religion vol-Prose
vid a sor moderna. Ya no se espera su desaparicién, sino que
prolifera en nuevas y distintas formas, En la plomiza soledad
‘de un mundo huérfano de Dios, en su aburrimiento interior ha
resurgido la busqueda de la mistca, de algin contacto con lo
divino, En todas partes se habla de visiones y mensajes del
‘otro mundo, y sien algin sitio se oye la palabra magica «apa-
riciém», miles de personas se ponen en camino, quizis para
descubrir alguna rendija en el mundo que les permita ver el
, del recto actuar, ha co-
smenzado aqui a cortegir a la «teoria: hay que ser capaces de
ver con miras algo mis amplias lo «prctca» que es a fe cristia-
rnaen Dios y lo poco que se pueden achacar la prandes cuestio-
nes diferenciales a lo que en definitiva es irelevante.
Con estas reflexiones hemos llezado ya al lugar donde ha
de situarse hoy una «lntrodueci6n al crstianismo. Pero antes
de tratar de ampliar un poco més la linea bosquejada hasta
Prone 2
ahora, voy a hacer una referencia af situaci6n actual de la fe
en Dios y en Cristo. Hay cierto miedo al «imperiaismo» ers-
tiano, pero también la aioranza de una deliciosa variedad de
religiones y de su presumible serenidad y libertad originarias.
El colonialismo va unido ala esencia del cristianismo histori=
0, que no queria aceptar al otro en su alteridad y pretendia
poner todo bajo su tutela. De ahi que se pisotearan y aplasta-
ran las religiones y culturas de Sudamérica y se violentara el
alma de los pueblos, que no podia encontrarse en lo nuevo y
«que habia sido despojada de lo vio. Hay formas suaves de
leer y tambin las hay severas. La suave dice que se deberia por
fin garantizar a las eulturas desaparecidas su derecho propio
en la fe crstiana permitigndoles formar un crstianismo au-
‘éctono, La postura més radical considera al cristianismo en
su conjunto como una alienacién de la que hay que liberar a
los pueblos. La promocida de un eristianismo autéctono, ree-
tamente entendida, ha de considerarse una tarea importante,
‘Todas las grandes culturas estan abiertas unas a otras y a la
verdad. Todas tienen algo que aportar al uvestido recamado»
de la novia dela que habla e salmo 44, y que los Padres refie-
rena la Iglesia. Aqui hay ciertamente algo que dejar y también
algo nuevo que hacer, Pero no olvidemos que estos pueblos
hhan encontrado ya en la piedad popular una expresion propia,
en una proporcién nada irrelevant, de su fecristiana. Que el
Dios surente y la madre bondadosa se convirtieran en las i-
uras centrales de su fe, que fucran las que les abrieran la
puerta al Dios de la Biblia, tiene también hoy algo que decir-
nos, Pero, naturalmente, ain queda mucho por hacer.
YVolvamos a la euestion de Dios y de Cristo como niicleo
central de una introduecidn a la fe cristiana, Una cosa queda
ya clara: la dimensién mistica del concepta de Dios, que nos
llega como llamada de las religiones de Asia, ha de determinar
también claramente nuestro pensamiento y nuestra fe. Dios
sofa hecho muy concretoen Cristo, pero con eso su misterio se
ha hecho también mis grande. Dios es siempre infinitamenteis grande que nuestros conceptos y que nuestras imégenes y
‘nombres, Que ahora le confesemos como trinidad no significa
que lo sepamos todo sobre él, sino justamente lo contrat lo
{inico que nos muestra es lo poco que sabemos de él y Io poco
ue podemos comprenderlo o abarcarlo. Si ahora, después de
los horrores de Ios regimenes totalitarios (recuerdo el monu-
‘mento conmemorativo de Auschwitz), se nos plantea a todos
con virulencia la euestion de la teodicea, tan solo podremos
contemplar una vez mas lo poco que podemos definir a Dios,
lo poco que podemos entreverlo, La respuesta de Dios a Job
ya no explica nada, lo inico que hace es frenar en seco muestra
mania de querer juzgarlo todo y de hablar deforma concluyen-
te, recordindonos ademas nuestros limites
Dicho esto, sin embargo hay que subrayar también, junto
on la oscuridad, la claridad de Dios. Desde el prSlogo de Juan,
el concepto Logos ocupa el punto clave de nuestra fe erstiana
«en Dios. Logos significa razén, ineligenca, pero también pala-
bra -un sentido que es palabra, que es relacién, que es crea
tivo EL Dios que es Logos nos garantiza la racionalidad del
‘mundo, la racionalidad de nuestro ser, la adecuacién de la ra-
26n a Dios y la adecuacién de Dios ala ruzén, aun cuando su
‘azn supere infinitamente a la nuestra y a menudo nos parez-
«a oscuridad, El mundo viene de la razn, y esta razén es per-
soma, ¢8 amor -esto es lo que la fe biblica dice sobre Dios~. La
razéa puede hablar de Dios, debe hablar de Dios, sino quiere
verse disminuida. Con esto apareci6, pues, el concepto de crea-
cién, EI mundo no es meramente maya, apariencia, que en de-
finitiva tenemos que dejar dettés de nosotros. Y tampoco es
simplemente la rueda infinita del sufrimiento que tenemos que
intentareliminar. El mundo es positivo. A pesar de todo el mal
y de todo el sufrimiento, el mundo es bueno y es bueno vivir en
1. EI Dios que es ereador y que se expresa en su creacion, da
también ala accién humana direccién y medida. Estamos vie
viendo una crisis del ethos que no solo es ni mucho menos, una
‘cuestion académica sobre los fundamentosiltimos de las teo-
ras éticas, sino también una oportunidad eminentemente pric-
Prose a
‘ica. Que el ethos sa una cosa que realmente no se puede fun-
dar, es algo de lo que se habla por ahi y que influye. Las publi-
‘eaciones sobre el fema ethos brotan por todas partes, lo cual, i
bien muestra por un lado lo mucho que la cuestisn preoeupa,
por otto indica hasta dénde llega el desconcierto. Io largo de
su itinerario intelectual, Kolakowski ha llamado expresamen-
tela atencién sobre el hecho de que la eliminacién de la fe en
Dios, por mas que pueda girar y cambiar, lo que hace en defi-
nitiva es quitar al ethas su fundamentacién, Sini el mundo ni el
hombre vienen de una razén ereadora, que porta en si misma
la medida y se inscribe en la existencia del hombre, entonces 0
‘nico que queda son las normas de triico de Ia conducta hu-
‘mana, que se justficarin o rechazarén segin su utiidad. Lo
“nico que quedara sera la consideracion de los resultados, eso
«que llama éticateleolbgica 0 proporcionalismo. :Pero es que
hay alguien realmente capaz de juzgar mas allé de los resulta
dos de nuestro momento? :Es que una nueva clase de sedores
aa tener en sus manos la lave dela existenia, Ia administra
cidn de los hombres? Side lo que se trata es de considerar los
resultados entonces dessparece la inviolabiidad de la dignidad
humana, porque en ese caso ya no hay nada que sea bueno o|
‘malo por si mismo. La cuestin del ethos es algo muy urgente
enel orden del dia de nuestro tiempo. La feen el logos, a pala-
‘bra en el principio, entiende el eshos como responsabilidad
(Fercanonortung), como respuesta (Antwort) a la palabra y le
‘otorga tanto su racionalidad como su orientacién esencial,
‘Con todo esto tiene que ver la misién de buscar una responsa-
ble compreasién comin con toda la raz6n que se interroga
hhonradamentey con las grandes tradiciones religiosas dela hu-
‘manidad. No s6lo hay una proximidad interior entre los tres
_arandes monoteismos, sino tambign una serie de convergencias
significativas con otra via de religioidad asiatica tal eomo se
‘nos presenta en el confucianismo y en el taoismo,
Si para la imagen cristiana de Dios es decisiva la palabra
clave logos Ia palabra al principio, la razén y el amor crea-
dor-y siel concepto del logos constituye ala vez el centro dela cristologia, de la fe en Cristo, lo que ocurre entonces es que
se refuerca ain mis la inseparabilidad de la fe en Dios y de la
fe en su hijo Jesueristo hecho hombre. No comprenderemos
rmgjor a Jesis ni nos acercaremos mis a é, si ponemos entre
paréntess la fe en su divinidad. El miedo de que su divinidad
os distancie mis de €l esti hoy muy extendido. ¥ no es silo
por amor a otras religiones por lo que se quiere hacer lo posi-
ble para quitar importancia a esta fe. Se trata sobre todo de
rhuestra propias angustias occidentales. Parece que todo esto
no cuadra con la imagen mioderna del mundo. No puede tra-
tarse mas que de mitologizaciones las que el esptitu griego
transforms luego en metafsica. Pero si separamos a Dios va
Cristo, entonces se plantea también la cuestion de si Dios
podria estar tan cerca, si se podria abajar hasta ese punto. Pa
rece que es por humildad por lo que no queremos eso. Pero
Romaino Guardini tiene razén cuando dice que la mayor hu-
mildad esti en dejar que Dios haga también lo que a nosotros
‘nos parece inaudito y en inclinarnos ante lo que hace y no an-
te lo que nosotros pensamos sobre él y para él. Y como en
nuestro realismo aparentemente humilde subyace la idea dela
Ikjania de Dios respecto al mundo, a ello va también unida
una pérdida de la presencia de Dios. Si Dios no esta en Cri
to, entonces se siti en una lejania incalculable, y si Dios ya
no es un Dios para nosotros, entonces es un Dios ausente y
ppor tanto ningin Dios: un Dios que no puede actuar no es
‘Dios. Pero por lo que se refiere al miedo de que, por la fe en su
filiacién divina, ests nos lleva demasiado lejos en realidad lo
«que suede es todo lo contrario: cuando él era s6lo un hom-
bre, entonces se relegs irrevocablemente al pasado, y en ese c
so sélo un recuerdo lejano puede percibirlo mis 0 menos niti-
do, Pero cuando Dios ha asuumido verdaderamente un hombre
¥y entonces es en Jesis la vez verdaderamente hombre y ver-
‘daderamente Dios, entonces participa como hombre en la pre~
sencia de Dios, que abarca todos los tiempos. Entonces, y so-
lamente entonces, no solo deja de ser un simple ayer, sino que
std presente entre nosoteos, es contemporiineo auesteo en
Prog aa ein de 1988 ”
‘nuestro hoy. Por eso estoy firmemente eonvencide de que una
renovaci6n de la crstologia debe tener el valor de ver a Cristo
cn toda su grandeza, tal como lo muestran los cuatro evange-
ios en su tan tensa unidad,
Si tuviera que volver a escribir hoy la Introduccion al eis-
tianismo, tenia que incorporar al texto todas las experiencias|
de los iltimos treinta aios,y entonces tendria que ser mucho
mas fuerte que lo que parecié en aquel momento, y tendria
también gue asumir el contexto de los problemas interzeligio-
0s, Pero creo que no me equivoqueé en la orientacibn funda-
‘mental, y situé adems en el centro la cuestion de Dios y la
ccueston de Cristo, que desemboca en una «erstologia narrati-
‘vay y que sefiala el ugar de la fe en Ia Tglesia. Creo, pues, que
Ia orientacibn fundamental fue la correcta. Por es0 me atrevo
poner también hoy este libro en manos del lector.
PROLoGO
ALLA PRIMERA EDICION (1968)
La cuestion sobre cul es el auténtico contenido y sentido
de la fe cristina esta hoy, como casi nunca lo estuvo, rodeada
de incertidumbre. Quien ha seguido el movimiento de las it~
‘mas décadas y no pertenece al grupo de quienes, sin reflexio-
nar, creen sin roparo que lo nucvo de todas las Epocas es siem-
pre lo mejor, podria senirse aludido pore cuento titulado «La
dicha de Hans», Para vivir mas tranguilo, Hans convirtié la
pepita de oro, que tanto le complicaba la vide, primero en un