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CaptruLo 2 LA MENTE BIEN ORDENADA «No se ensefia a los hombres a set razonables y se les ensefia todo lo demés.» PAscaL la fnaidad de nuestra escuela [+] consis {ul en enseare [al pueblo} a repensar lo pensado, 4 desaber lo sabido a dudar de su propia duda, que «sl inico modo de empezar a eee en algo.» Juan De Mainenn La primera finalidad de la ensefianza fue formulada por Montaigne: es mejor una mente bien ordenada que otra muy llena. Esté claro lo que significa «una cabeza muy lena»: es una cabeza donde el saber esté acumulado, apilado, y no dispone de un principio de selecci6n y de organiza- ign que le dé sentido, «Una mente bien ordenada» sig- nifica que, mas que acumular el saber, € mucho més importante disponer a la vez: s — de una aptitud general para plantear y tratar los problemas, — de principios organizativos que permitan unir los saberes y darles sentido. La aPrrrup GENERAL Recordemos que el espiritu humano es, como decia H. Simon, un GPS, general problems setting and solving. Contrariamente a la opinién comiin en el dia de hoy, el desarrollo de aptitudes generales del espiritu permite un ‘mejor desarrollo de competencias particulates 0 espe- cializadas. Cuanto més poderosa es la inteligencia gene- tal, mds grande ¢s su facultad de tratar los problemas particulares. La educacién debe favorecer la aptitud na- tural del espiritu para plantear y resolver los problemas Y cortelativamente estimular el pleno empleo de la inte- ligencia general. Este pleno empleo necesita el libre ejereicio de la fa- cultad més comtin y viva de la infancia y la adolescen- cia, la curiosidad, que la educacién apaga demasiado a menudo! y por el contrario que conviene estimular 0 ddespertar si esté dormida. A parti de ahi se trata de ‘animar, de aguijonear la aptitud interrogativa, y orien- tarla hacia los problemas fundamentales de nuestra condicién y de nuestro tiempo. Eridentemente, es0 no puede ser inscrito en un pro- rama, slo puede ser animado por el fervor educador. 1. Recordemos el carictertrigico dela extincion progresiva , en el sentido en que la misma sitia todo acon- tecimiento, informacién o conocimiento dentro de su relacién de inseparabilidad respecto de su entorno cul- tural, social, econémico, politic y, desde luego, natural. No es s6lo que sitde un acontecimiento en su contexto, sino que ademés incita a ver cémo modifica este con- texto 0 lo aclara de otro modo. Un pensamiento seme- jante pasa a ser inseparablemente pensamiento de lo complejo, porque no es suficiente inscribir cualquier 95a 0 acontecimiento dentro de un «cuadro» u shori- zonter, Se trata de buscar siempre las relaciones inte- ‘etroacciones entre todo fenémeno y su contexto, las relaciones recfprocas todo/partes: cémo una modifica- cién local repercute sobre el todo y cémo una modifi- cacién del todo repercute en las partes. Se trata al mis- ‘mo tiempo de reconocer la unidad en el seno de la diversidad, la diversidad en el seno de la unidad, de re- ‘conocer, por ejemplo, la unidad humana a través de las diversidades individuales y culturales, las diversidades individuales y culturales a través de la unidad humana. En fin, un pensamiento unificador se abre de por si sobre el contexto de los contextos el contexto planetaio, Para seguir este camino, el problema no consiste » ~~ 4 tanto en abrir las fronteras entre las disciplinas como en transformar aquello que genera esas fronteras: los prin- cipios organizadores del conocimiento. Paseal habia formulado ya el imperativo de unién {que conviene introducir en el dia de hoy en toda nues- ‘ra ensefianza, comenzando por la primaria: «Dado que todas las cosas son causadas y causantes, ayudadas y ayudantes, mediatas e inmediatas, y todas se entretejen por un lazo natural ¢ insensible que une las més aleja~ das y las més diferentes, considero imposible conocer las partes sin conocer el todo, igual que conocer el todo sin conocer particularmente las partes..» (Pensées, ed. Brunschvicg, II, 72). Para pensar localmente hay que pensar globalmente, como para pensar globalmente hay {que saber también pensar localmente. Queda el siguiente problema clave: ;cudles son los principios que podrian elucidar las relaciones de reci- procidad entre las partes y el todo, asi como reconocer el lazo natural e insensible que une las cosas més aleja- das y las mis diferentes? ;Cudles son los modos de pen- sar que nos permitirian concebir que una misma cosa pueda ser causada y causante, ayudada y ayudante, me- diata e inmediata? Lo indicaremos sucintamente en el ‘capitulo 8, «La reforma del pensamiento». ‘UN NUEVO ESPIRITU CIENTIFICO La segunda revolucién cientifica del siglo xx° puede contribuir en el dia de hoy a lograr una cabeza bien for- 6 ala primera habia ierumpido en le microisia a princi ios de siglo (f. cap. 5, p. 72) * mada. Esta revolucion, comenzada en varios frentes en Jos afios sesenta, operé grandes reestructuraciones que conducen a unir, ontextualizar y globalizar unos sabe- res hasta entonces fragmentados y compartimentados, y aque en lo sucesivo permiten articular entre si las disci- pplinas de manera fecunda. El desarrollo anterior de las disciplinas cientificas, tras haber dividido y compartimentado cada vez mis el campo del saber, habia roto las entidades naturales so- bre las cuales han versado siempre los grandes interro- gantes humanos: el cosmos, la naturaleza, la vida, y fi- nalmente, el ser humano, Las nuevas ciencias, ecologia, ciencias de la Tierra, cosmologia, son multi- o transdis- ciplinarias: tienen por objeto, no un sector 0 una parce- Ja sino un sistema’ complejo que forma un todo orga- 7. La idea sistémica comenz6 progresivamente, en nuestro ‘imo medio sgl, a minar la valider de un conacimiento redue tdonista. Formilada por Von Bertalanfy en el curso de los aos ncwenta, la Teoria General de Sistemas, al partir del hecho de que fa mayor de los objetos de ls fica, a astronomis, la biologi, la sociologia, étomos, moléculas, célla,organismos, sciedades, a= ros, galaxias... formaba sistemas (es deci, conjuntos de partes di- ters que consituyen un todo organizado), reenconté la idea a ymenodo formulada en el pasado de que un todo ee més que el con junto de las partes que lo componen. En a misma época, la ciber. Fétca estableca ls primeros principios dela organizaién de ma {quinss que dsponen de programas informacionals y de disposi tos de egulaion, cuyo conocimiento no podia reduce al de sus pastes constitutvas. Como hemos manifestado (ET metodo, tI La Paturaleaa dela naraleza, Madrid Ctedrs, 1986-1992), la organi- {ion en sistema produce unas cuaidadeso propiedades descono- ‘das por ls partes concebids sisladamente: las -emergencaiy, De ‘Ste mod, las propiedades del ser vivo son desconocidas a a exc Ja desusconsituyentes molecuaresaistads, emergen dento y por ‘ena organizaion y reroactian sobre as moiculasconsiativas de ‘ich organzacion. La rina surgida de a clenciadiscplinaria era 2 nizador!’ Las mismas operan el restablecimiento de conjuntos constituidos a partir de interacciones, retro- acciones, interretroacciones, y constituyen complejos aque se organizan de por si. Al mismo tiempo, las mis- ‘mas resucitan las entidades naturales: el Universo (cos- ‘mologia), la Tierra (ciencias de la Tierra), la naturaleza {(ccologia), la humanidad (por medio de la puesta en perspectiva del proceso multimilenario de homi ci6n gracias a la nueva prehistoria). De este mode, todas estas ciencias rompen el viejo dogma reduccionista de explicacién por lo elemental: consideran unos sistemas complejos donde las partes y €l todo se entreproducen y se entreorganizan y, en él caso de la cosmologia, una complejidad que se encuen- tra més allé de cualquier sistema. Existian ya ciencias multidimensionales, como la ‘geografia, que va desde la geologia a los fendmenos eco- némicos y sociales. Hay ciencias que han pasado a ser poliscopicas como la historia, y ciencias que lo eran ya Antes como la ciencia de las civilizaciones (Islam, India, (China). Ahora han aparecido las nuevas ciencias ssisté- ‘micas: ecologia,ciencias de la Tierra, cosmologia. Ecologia La idea de sistema fue insertada y luego impuesta bajo la forma de nocion de ecosistema, en una cien tan faerte que el pensamient sstémico quedé largo tempo conf nado fuera de las clencias tanto naturales como humana, y per ‘manece marginado todavia hoy. 8 Como indicamos en otro lugar (EI metodo. 1 op. cit), ls noone de sens y de ognizacin se remiten una a 3 fundada a finales de siglo pasado pero que conocié un Prodigioso desarrollo a partir de principios de los afios sesenta: la ecologia. La nocién de ecosistema significa ue el conjunto de las interacciones entre poblaciones vivas en el seno de una unidad geofisica determinable constituye una unidad compleja de carécter organiza- dor: un ecosistema. Como se sabe, la investigacién eco- ligica se amplié a partir de los afios setenta a la biosfera €n su conjunto, consideréndola como un megasistema autorregulador que comporta en su seno los desarrollos ‘éenicos y econémicos propiamente humanos, los cua- Ies la perturban desde ahora. Eleecélogo, que tiene como objeto de estudio al eco- sistema, acude a maltiples disciplinas fiscas para conce- bir el biotopo, y a las disciplinas biologicas (zoologia, boténica, microbiologia) para examinar la biocenos ‘demas debe apelar a las ciencias humanas para consi- derar las interacciones entre el mundo humano y la biosfera. De este modo, unas disciplinas extremada- ‘mente diversas quedan asociadas y orquestadas en el seno de la ciencia ecolégica Giencias de la Tierra Enlos anos sesenta, con el descubrimiento de la tec- ténica de las placas, las ciencias de la Tierra considera- ron nuestro planeta como un sistema complejo que se autoproduce y se autoorganiza; articulan entre s{ unas disciplins antafio separadas como lo eran la geologia, Ja meteorologia, la vuleanologia y la sismologia. Nos su- gieren en qué forma la disminucién de la extremidad continental del sudeste asidtico, bajo el efecto de la ex- ‘rema erosién anual debida a los monzones, puede pro- “ -yocar la oscilacién del oeste anat6lico y un impulso que ‘provoque temblores de terra y erupciones voleénicas en Grecia y en Italia ‘Como lo sugiere enérgicamente Westbrock,’ nos ‘encaminamos a una concepcién geo-bio-fisica de la ‘Tierra donde estin integrados sistémicamente los carac- teres fisicos de origen biol6gico (el oxigeno del aire, lo ‘ealcéreo, etc.) y donde la vida no s6lo es un producto sino un actor de la fisca terestre. El desarrollo de la ciencias de la Tierra y de la evo- ogi revitaliza la geografia, ciencia compleja por prin- pio, puesto que cubre la fisica terrestre, la biosfera y Jas implantaciones humanas. Marginada por las disci plinas triunfantes, privada de pensamiento organizador ‘és alla del posibilismo de Vidal de La Blache o del de- terminismo de Ratzel, la geografia, que por lo demés “| proporcioné sus profesionales a la ecologia y a las cien- cias de la Tierra, recupera sus perspectivas mul ‘mensionales, complejas y globalizantes."° La misma de- sarrolla sus seud6podos geopoliticos'' y reastume su vo- caci6n originaria: como dice Jean-Paul Allix, «por recesidad somos unos generalistas»."" La geografia se amplifica hasta convertirse en ciencia de la Tierra de los hombres. 9, Peter Westbrock, Vive la Tere Physiologie dune plate Pati, Le Seu, 1998. 10. Cr. Jacques Levy, Le Monde pour ct, debate con Alfred Valladao, Pris, Hachette, 1996. Michel Roux, Géographie et com: leit, Paris, UHarmattan, 1999. LCL Yes Lacoste Ditionare de géopolitiqu, Parts, Flam- 1995. 2. Espace human, Une invitation la gdgnaphie, Pais, Le Seu, 1996 % Cosmologia El cosmos habia sido liquidado a principios de siglo por la concepcién einsteniana del espacio-tiempo. Su re- surreccién comienza con la puesta en evidencia por Hub- ble dela dispersion de las galaxias la hipstesis del sto- ‘mo primitivo de Lemaitre, luego se concluyé en los afios sesenta, especialmente después del descubrimiento en 1965 de la radiacion isotr6pica que proviene de todos los horizontes del Universo y puede se interpretada como el residuo fosil de un acontecimiento térmico inicial. Desde entonces se impuso la concepcién de un cosmos singular en devenir. Para conocer este cosmos, y principalmente para concebir la formacién de micleos, étomos y la inte- rretroacciones interiores en los astros, se aocian ala ob- servacién astrofisica los resultados de las experimentacio- nes microfisicas, es decir la disciplina de lo infnitamente pequefio ala disciplina de lo infinitamente grande y cier- tos cosmélogos, que meditan a la manera de Pascal sobre 1a situacién humana entre estos dos infinitos, tratan de {ntroducir la posibilidad de la vida y de la conciencia en st idea del cosmos (principio antrépico) De este modo, en lo sucesivo, unas disciplinas di- versas (astronomia de observacién, fisica, microfisica, ‘matemiéticas), més una reflexiGn cas filos6fica, se utili zan de modo reflexivo para lograr el mayor acceso posi ble ala inteligibilidad de nuestro Universo. Los REeTRASOS Desgraciadamente, la revolucién de las reestructu- raciones multidisciplinarias dista de estar generalizada 6 ‘yen numerosos sectores, todavia no ha comenzado, en particular en lo que concierne al ser humano, Este es ‘ictima de la gran disyuncién naturaleza/cultura, ani- ‘malidad/humanidad, en perpetua lucha entre su natu- raleza de ser viviente, estudiada en biologia, y su na- turaleza psiquica y social, estudiada en las ciencias hu- ‘manas. En todo caso, la nueva prehistoria, después de los descubrimientos del Olduvai por Louis y Mary Leakey, en 1959, nos permiten efectuar la primera unién que resuelve un nudo gordiano entre lo biol6gico y lo hu- ‘mano: después de convertirse en ciencia multidiscipl nar y poliscépica, procura concebir la hominizacién, aventura de algunos millones de afios, que opera el ppaso de lo animal a lo humano y el de la naturaleza @ lacultira. Debe apelar a la ecologia (cambios climéti- ‘208 que han estimulado la hominizacién), a la genética (mutaciones sucesivas desde el austrolopiteco al Homo sapiens), a la anatomia (lazo entre bipedizacién y ma- nualizacién, erguimiento del cuerpo, modificacién del eréneo),a las neurociencias (crecimiento y reorganiza- ién del cerebro), a la sociologia (transformacién de ‘una sociedad de primates en sociedad humana), a las teorias de Bolk (el adulto que conserva los caracteres no especializados del embridn y los caracteres psicol6- gicos de la juventud).”” Aqui se anuda el primer lazo indisoluble entre ciencias de la vida y ciencias hu- ‘manas. Se busca otro nexo dentro de las ciencias cognitivas entre el cerebro, érgano bioldgico, el espiritu, entidad 13. Mas informacién en EI paradigma perdido, Barcelona, Kain, 1983, a antropolégica, y el ordenador, inteligencia artificial. Pero hasta el presente ha habido més yuxtaposicién ue reestructuracién, y menos biisqueda de un lengua- je comiin que conflctos de disciplinas con pretension hegeménica: neurociencias, psicociencias, teorias sur- Bidas de la informacién, cibernética, concepciones de la autoorganizacion a partir de redes, etc. Lo més grave es ue las ciencias cognitivas, que aglutinan las disciplinas snormales» propias de la ciencia clésica, ignoran su problema clave: el objeto de su conocintiento tiene la misma naturaleza que su instrumento de conocimien- to, Ast, las ciencias cognitivas constituyen un primer ‘estadio de agregacién que espera su revolucién coper- nicana. Por lo que concierne a las ciencias de la vida y a las ciencias del hombre la situacién es completamente dis- ta. Los prodigiosos progresos de la biologia molecu- lary de la genética permiten concebir el lazo entre fisi a, quimica y biologia, ya que es por la organizacién y no por la materia que la vida se diferencia del mundo fisico-quimico. Pero esta organizacién esta concebida de manera reductora cuando se la lleva al dnico juego ADN ~ ARN + proteinas. De hecho, existen hiatos no colmados entre biologia molecular por una parte, eto- logia 0 parasitologia por la otra. Mientras que la biolo- gla molecular se esfuerza en reducir todo comporta- miento vivo a unos juegos genético-quimicos, se ha de- sarrollado, en el otro horizonte de las ciencias bioldg ‘as, una visién etolégica que desvela la complejidad de las estrategias no s6lo animales sino vegetales, la inteli- gencia y la complejidad de las relaciones entre monos s ae ee superiores, especialmente entre los chimpancés, a exis- tencia, no de hordas sino de verdaderas sociedades en- tre los mamiferos; en cuanto a la parasitologia, descu- bre las mafias asombrosas de los parisitos cuando se infiltran desde una especie en la otra sin que este com- portamiento tan complicado pueda ser reducible a un azar genético. De este modo, las ciencias biol6gicas progresan en milhiples frentes, pero estos frentes no estén coordina- dos entre siy conducen a ideas divergentes. Est lejos de ser lograda la confederacién biological falta la unién decisiva la idea de autoorganizacion—. Por lo demi, las ciencias propiamente humanas estén compartimentadas a su ver: historia, sociologia, eco- rnomia, psicologia, ciencias de lo imaginario, mitos y ‘reencias no se comunican més que entre cirtos inves- tigadores marginales. En todo caso, la historia tiende a ‘convertirse en ciencia multidimensional, que integra en si las dimensiones econémica, antropolégica (el con- junto de costumbres, habitos, ritos que conciernen a la vida y la muerte) y readmite el acontecimiento después de haber creido que habia que expulsarlo como epife- némeno, La historia, como lo indica justamente André Burguiére,* tiende a convertirse en ciencia de la com- plejidad humana, 14, Andeé Burgute, «De histoire évoluionniste&Thistite complexes, en ele les conaisances, Pars Le Seu 9 Fx. imperarivo De este mode, las grandes reestructuraciones sufren enormes retrasos alli donde reinan todavia la reduccién yyla compartimentacién. Pero cosmologia, ciencias de la ‘Tierra, ecologia, prehistoria, nueva historia hacen posi ble articular entre si disciplinas hasta entonces separa- das. Las mismas permiten responder cada una en su do- rinio y a su manera al imperativo de Pascal. De manera que con este nuevo espiritu cientifico se puede pensar que esti en marcha una verdadera re- forma del pensamiento pero todavia de modo muy desigual.. Es necesario apostar por este espiritu para favorecer 1a inteligencia general, la aptitud para problematizar, la puesta en relacién de los conocimientos. Al nuevo espi- ientifco habré que afadir el espiritu renovado de Ja cultura de las humanidades. No olvidemos que la cul- tura de las humanidades favorece la aptitud de abrirse a todos los grandes problemas, la aptitud de reflexionar, captar las complejidades humanas, meditar sobre el sa- ber e integrarlo en la propia vida para iluminar mejor correlativamente la conducta y el conocimiento de uno ‘Asi pues, podemos contemplar los caminos que permitirian reencontrar, en nuestras condiciones con- temporéneas, la finalidad de la cabeza bien organizada. Se tratarfa de un proceso continuo, a lo largo de los di- vers0s grados de la ensefanza, donde deberian. ser movilizadas la cultura cientifica y la cultura de las hu- manidades. Una educacién para una cabeza bien formada, que pusiera fin ala disyuncién entre las dos culturas, harian ‘0 4 las personas aptas para responder a los formidables desafios de la globalidad y de la complejidad en la vida jana, social, politica, nacional y mundial Es necesario, pues, imperativamente, restaurar la finalidad de la cabeza bien organizada, dentro de las ‘condiciones de nuestro tiempo y con sus imperativos propios. a Captruto 3 LA CONDICION HUMANA Nuestro verdadero estudio es el de la condi- ign humana» Rousseau; Emile LA APORTACION DE LA CULTURA CIENTIFICA El estudio de la condici6n humana no depende slo de la iluminacién que le presten las ciencias humanas, ‘Tampoco depende sélo de a reflexién filos6fica y de las ddescripciones literarias. También depende de las cien- cias naturales renovadas y reestructuradas que son la cosmologia, las ciencias de la Tierra y la ecologfa. Estas ciencias no se limitan @ presentarnos tn tipo de conocimiento que organiza un saber anteriormente dispersado y compartimentado. Las mismas resucitan el ‘mundo, la Tierra, la naturaleza, nociones que no han ‘esado de provocar la interrogaci6n y la reflexin en la historia de nuestra cultura, y susctan con ello de un ‘modo nuevo los problemas fundamentales: qué es el 8 ‘mundo, que es nuestra tierra, de dénde venimos? Nos permiten insertar y situar la condicién humana en el ‘cosmos, la Tierra, la vida. ‘Nos encontramos en un planeta mintisculo, satél te de un Sol de suburbio, astro pigmeo perdido en me dio de miles de millones de estrellas de la Via Lictea, la ‘cual esa su vez una galaxia periférica dentro de un cos- ‘mos en expansién, carente de centro, Somos hijos mar- ginales del cosmos, formados de particulas, étomos, ‘maoléculas del mundo fisico. Y no s6lo somos margina- les, sino que estamos casi perdidos en el cosmos, cas extrafios precisamente por obra de nuestro pensamien- to y nuestra conciencia que nos permiten examinar- oast Tgual que la vida terrestre es extremadamente mar- en el cosmos, nosotros somos marginales en la vida. El hombre aparecié de modo marginal en el mun- do animal y su desarrollo le ha marginado todavia mis Somos los tinicos (aparentemente) sobre la tierra entre los seres vivos que disponemos de un aparato neuroce- rebral supercomplejo, los tinicos que disponemos de un lenguaje de doble articulacién para comunicar de indi- viduo a individuo, los tinicos que disponemos de la conciencia Abrirnos al cosmos ¢s situarnos en la aventura des- conocida, donde somos quizés a la vez exploradores y extraviados; abrimnos a la physis es unirnos al problema de la organizacién de las particulas,étomos, moléculas, ‘macromoléculas, que se encuentran en el interior de las células de cada uno de entre nosotros; abrirnos a la Vida es tambign abrimnos a nuestras vidas. Las ciencias del hombre han suprimido todo significado biol6gico a los siguientes términos: ser joven, viejo, mujer, hom- “ bbre, nacer, existir, tener padres, morir, Tales palabras zo remiten mas que a categorias socioculturales. S6- Jono recobran un sentido vivo cuando las concebimos ‘en nuestra vida privada. La antropologia que remite la vvida a nuestra vida privada es una antropologia priva- da de vida. La vida es un moho que se formé en las aguas y en la superficie de la Tierra. Nuestro planeta engendré la vida, que se desarroll6 como un matorral en el mundo vegetal y animal, y nosotros somos una rama de una rama de esta evolucién, en medio de los vertebrados, los ‘mamiferos, los primates, portadores en nosotros de he- rederas, hijas, hermanas de las primeras células vivas. Por nacimiento participamos en la aventura biol6gicas ppor la muerte participamos en la tragedia césmica. El ser mis ratinario, el destino mas banal, participa de esta tragedia y de esta aventura. ‘Como respondia Michel Cassé, en el curso de un banquete en el castillo de Beychevelle, « un endlogo distinguido que le preguntaba qué era lo que un astr6- “nomo_veia en su vaso de burdeos: «Veo el nacimiento del Universo porque veo las particulas que se formaron “en él en los primeros segundos. Veo un Sol anterior al ‘nuestro porque nuestros tomos de carbono se forja- ‘ton en el seno de este astro. que explot6, Después ‘arbono se unié a otros étomos en esta especie de ba- surero césmico cuyos detritus, al agregarse, formaron ‘Ja Tierra. Veo la composicién de las macromoléculas ‘que se unieron para dar nacimiento a la vida, Veo las ‘primeras células viva, el desarrollo del mundo vegetal, la domesticacién de la vinta en los palses mediterrs- neos, Veo las bacanales y los festines. Veo la seleccién de las cepas, un cuidado milenario alrededor de las vi- 4 fas, Veo, Finalmente, el desarrollo de la técnica moder- ‘a que permite en_el dia de hoy controlar de modo electrénico la temperatura de fermentacién en Jas cu- bas. Veo toda la historia césmica y humana en este vaso de vino, y desde Iuego, también la historia especifica del Bordelais.» ¥ Levamos en el interior de nosotros mismos el mundo fisico, el: mundo quimico, el mundo vivo, y al ‘mismo tiempo nos hemos separado de ellos por nuestro Pensamiento, nuestra conciencia, nuestra cultura, De este modo, la cosmologia, las ciencias de la Ticra, la biologia, la ecologia permiten situar la doble condicién humana, natural y metanatura, CConocer lo humano no es sustraerio del Universo sino situarlo en él. Todo conocimiento, segtin hemos visto en el capitulo precedente, debe contextualizar su objeto para ser pertinente. {Quiénes somos nosotros?» ¢s inseparable de un «zd6nde estamos, ide dénde ve. 108, zadénde vamoste, Pascal nos habia situado ya correctamente entre dos infinite, cosa que ha sido am- pliamente confirmada por el doble desarrollo en el lo xX de la microisicay dela astrofsca. Hemos apren- ido hoy nuestro doble arraigo en el cosmos fisico y en In esfera vvient. Giertamente, habré nuevos descubrimientos que modifiquen todavia nuestro conocimiento, pero. por primera vez en la historia el ser humano puede reco nocet la condicién humana en su arraigo y en su desa- rraigo. En el seno de a aventura césmica, en la punta del desarrollo prodigioso de una rama singular de la auto- organizacién viva, proseguimos a nuestro modo. la aventura de la organizacin. Esta epopeya césmica de ra laorganizacién, sujeta sin cesar a las fuerzas de la de- sorganizacion y de la dispersion, es también la epopeya de Ia interrelacién, que ha sido lo vinico que ha evitado ‘que el cosmos se dispersara 0 se desvaneciera apenas nacido, Nosotros, los seresvivos,y por consiguiente hu- ‘manos, hijos de la aguas, de la Tierra y del Sol, somos tun feto de la diéspora césmica, unas migajas de la exis- tencia solar, un pequefo brote de la existencia terrena. Estamos a la vex dentro y fuera de la naturaleza, So- ~ mos seres a la ver césmicos,fisicos, biol6gicos, cultura- les, cerebrales, espirituales... Somos hijos del cosmos, pero por causa de nuestra misma humanidad, de nues- tra cultura, de nuestro espiritu, de nuestra conciencia, nos hemos vuelto extranjeros en este cosmos del cual salimos y que continia siéndonos secretamente fntimo al mismo tiempo. Nuestro pensamiento, nuestra con- ciencia, que nos hacen conocer este mundo fisico, nos alejan de él otro tanto. El mismo hecho de considerar racional y cientificamente el Universo nos separa de él Fs necesario que ahadamos nuestra implantacién terrenal a nuestra ascendencia césmica y a. nuestra constitucién fisica. La Tierra se produjo y organizé dentro de la dependencia del Sol, se constituyé en com- plejo bio-fisico a partir del momento en que se desa- rrollé su biosfera. De la Tierra, efectivamente,salié la vida y en el desarrollo multiforme de la vida multicelu- lar surgié la animalidad, y después el desarrollo més re- ciente de una rama del mundo animal se hizo humano. Nosotros sojuzgamos la naturaleza vegetal y animal, pensamos en convertirnos en los duefios y poseedores de la Tierra, incluso en los conquistadores del cosmos. Pero dependemos vitalmente de la biosfera terrestre, ‘como empezamos a tomar conciencia de ello, y debe- ” mos reconocer nuestra identidad terrenal muy fisica y muy bioldgica. Podemos pues integrar y distinguir ala vez el desti- ‘no humano en el seno del Universo, y esta nueva cultu- ra cientfica permite ofrecer un conocimiento nuevo y capital a la cultura general, humanista,histéria y filo- séfica, la cual, desde Montaigne a Camus, se ha plante- ado siempre el problema de la condicién humana, La prehistoria pasa a ser cada ver mas la ciencia funda- ‘mental de la hominizacién, Lleva en si el nudo gordia- ‘no animalidad/humanidad. Efectivamente, el proceso de hominizacién durante seis millones de afos nos permite concebir la emergencia de la humanidad a par- tir de la animalidad. La hominizacién es una aventura a la ver discontinua —aparicién de nuevas especies: habits, erectus, neandertalensis, sapiens, y desaparicién de los precedentes, surgimiento del lenguaje y de la cul- tura— y continua, en el sentido de que prosigue un proceso de bipedizacién, de manualizacién, de ergui- miento del cuerpo, de cerebralizaci6n,! de juveniliza- cin (el adulto conserva los caracteres no especializa- dos del embrién* y los caracteres psicol6gicos de la ju- ventud), de complejificacién social, proceso en el curso del cual aparece el lenguaje propiamente humano al ‘mismo tiempo que se constituye la cultura, capital de 1. Ausralopiteco (crineo: 508 cm’), Homo habiis (680 fm’), Homo erectus (800-1.100 em?), hombre moderno (1.200- 1.500 em. 2. Cf. Las indicaciones en El paradigma pendid (op. cit) so bre los caracteresanatémicos y fistoldgicos no especalizados del ser humane (pp. 92-100), “ los saberes, savoir faire, creencias, mitos adquitidos y transmisibles de generacién en generacién. De este ‘modo podemos introducir en nuestra reflexién el pro- blema todavia enigmatico en parte de la hominizacién, | pero del cual al menos se sabe hoy que comenz6 hace ‘muchos millones de afios ¥ que adopt6 un cardcter no s6lo anatémico y genético, sino también psicolégico y sociol6gico, para pasar a ser cultural a partir de cierto ‘estadio. La hominizacién culminé en un nuevo co- ‘mienzo: lo humano. ‘Todo eso debe contribuir a la formacién de una con- ciencia humanistica y ética de pertenencia a la especie ‘humana, la cual sélo puede ser completada por la con- siencia del cardcter matricial dela Tierra para la vida y de la vida para la humanidad. ‘Todo eso debe contribuir igualmente a abandonar loco sueto de conquistar el Universo y de dominar la naturaleza formulado por Bacon, Descartes, Buffon, Marx, y que ha animado a la aventura conquistadora de la técnica occidental Los nuevos conocimientos que nos hacen descubrit el Jugar de la Tierra en el cosmos, la Tierra-sistema, la Tie- 1a Gaia o biosfera, la Tierra-patria delos humanos, no tienen ningén sentido si estin separadas unas de otras. La Tierra no es la suma de un planeta fisico, de una biosfera y de la humanidad. La Tierra es una compleja totalidad fisico-biolbgica-antropol6gica, donde la vida 5 una emergencia de la historia de la Tierra el hom- bre una emergencia de la historia de la vida terrestre. La » relacién del hombre con la naturaleza no puede ser con- «ebida de modo reductor ni de manera separada. La hu- ‘manidad es una entidad planetaria y biosférica. Fl o gen del ser humano, a la ver natural y sobrenatural, debe situarse en la naturaleza viva y fisica, pero emerge de ella y se distingue de ella por la cultura, el pensa- ‘iento y la conciencia. Todo esto nos sitia frente al ca- ricter doble y complejo de lo que es humano: la huma- nnidad no se reduce s6lo a la animalidad: pero sin anima- lidad no existe humanidad, Enel curso de esta aventura, la condicién humana se au- toprodujo por el desarrollo de la herramienta, la domes- ticacion del fuego, el nacimiento del lenguaje de doble articulacién,y finalmente el surgimiento del mito y de lo imaginario... Asi, la nueva prehistoria se ha convertido en la misma ciencia que permite la resurreccién de lo hhumano eliminado por las particiones.disciplinarias. El ser humano nos aparece en su complejidad: es un ser a la vee totalmente biolégico y totalmente cultural. El cerebro por medio del cual pensamos, la boca pot me- dio de la cual hablamos, la mano por medio de la cual escribimos, son érganos totalmente biolégicos al mismo tiempo que totalmente culturales. Lo que es mas biolé- gico —el sexo, el nacimiento, la muerte— es al mismo tiempo lo que esté mas embebido de cultura. Nuestras Actividades biol6gicas més elementales, comer, beber, defecar, estan estrechamente ligadas a normas, prohibi ciones, valores, simbolos, mitos, ritos, es decir a aquello que hay de mas especificamente cultural; nuestras acti- so vvidades més culturales, hablar, cantar, bailar, amar, me- itar, ponen en movimiento nuestros cuerpos ¥ nues- tros érganos, y entre ellos el cerebro. En lo sucesivo el concepto de hombre tiene una do- ble entrada: una entrada biofsica y una entrada psico- socio-cultural, y las dos entradas se remiten mutua- mente. ‘Alla manera de un punto de holograma, levamos ‘en el seno de nuestra singularidad, no sélo toda la hu- ‘manidad, toda a vida, sino también casi todo el. cos- mos, comprendiendo en él su misterio que yace sin duda en el fondo de la naturaleza humana. ‘He aqui pues los dones que una nueva cultura cien- ‘tifica puede aportar ala cultura humanista: a situacién del ser humano en el mundo, mimiscula parte del todo ‘pero que lleva la presencia del todo en esta parte mi- sntiscula, Lo revela ala vez en su pertenencia y su alien dad respecto del mundo. De este modo, la iniciacin a Jas ciencias nuevas se convierte al mismo tiempo en ciacién, por medio de estas ciencias, en nuestra condi- cién humana. LA APORTACION DE LAS CIENCIAS HUMANAS Paradéjicamente, en la actualidad son las ciencias hhumanas las que aportan la contribucign més débil al estudio de la condicion humana, y precisamente porque cestin separadas, divididas y compartimentadas. sta si- tuacién oculta totalmente la relacién individuofespe- cielsociedad, y oculta al mismo ser humano. Igual que dl fraccionamiento de las ciencias biol6gicas aniquila la nocién de vida, el fraccionamiento de las ciencias hu- * ‘manas aniquila la nocién de hombre. De este modo Lévi-Strauss pensaba que el objetivo de las ciencias hue ‘manas no consiste en revelar al hombre sino disolverlo en estructuras. Haria falta mas bien considerar una ciencia antro- ppo-social reestructurada que considerara a la humani dad en su unidad antropolégica y sus divetsidades indi viduales y culturales, Esperando esta reestructuracion deseable, pero to- davia fuera de alcance, de las ciencias humanas, seria importante que la ensefanza de cada una de ells estu- viera conectada a su parte de elucidacién de la condi- cién humana. Asi, la psicologiatomaria por orientacién el destino individual y subjetivo del ser humano, debe- via mostrarmos que Fomo sapiens es también indisolu- blemente Homo demens, que Homo faber es al mismo tiempo Homo ludens, que Homo economicus es al mismo tiempo Homo mythologicus, que Homo prosaicus es tam- bign Homo poetcus, La sociologia tomaria por orienta- cién nuestro destino socal, la economia nuestro desti- ‘no econémicos una ensefanza sobre los mitos y las reli- giones se orientaria sobre el destino mitico-reigioso del ser humano. En efecto, las religiones, mitos, ideologias, ddeben ser considerados dentro de su poder y su in- fluencia sobre los espiritus humanos, y ya no como «su- Perestructuras, En lo que concieme ala contribucién de la historia al conocimiento de la condicién humana, éta debe in- troducir en el destino a la ver determinado y aleatorio de la humanidad. Se extraerian as todas las consecuen-

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