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TNFa el ee Celene POR ee SOL ee IAI Ace C3 Jo free Bee eee del delito LA PAREJA DE LA MUERTE Br ees Bo eeeverrevelrercmeeTe (NI Kegon que Rene entry brutal nm movidos por el dinero v RIMEN Viaje a lo mas profundo del delito Wo) SENSATION EN LOS SUBURBIOS 2308-2813 dever horiblemente maltra- do pone en movimiento a policia Y petiodistas UNA AVENTURA EN NUEVA YORK 2316-2821 ‘Un. amor tito ena de emocin las vides de dos seres vulgares BLASTN: gus UN VIAJE FATIDICO 2924-2827 BLASESINATO Jia hace un viaje de 30 ne {ros para levar a cabo el asesina to planeado. UNA DEFENS: ‘SAN DESESPERADA ELIUICO 2830-2933 Cada defensor intenta hacer recaet la culpabildad sobre la otra parte. ‘ayy EL TERROR Y EL CORAJE 2SSo.ta09 stenrs sparta tn TABIECUCON eee Lea \VIDAS SIN BRILLO 2314-2815, (By Ruth Snyder y Judd Gray se TAS 0 eeegtirnane ti ILUSIONES MORTALES 2822-2928, ARuthle: Se en fantasias de amor y ho: Judd eofrecia a posed de haceras rena. 10S POLITICOS DELA MUERTE, 2328-2829 EEE EE Los polticos americanos a me- ‘audo defenden la pena de muerte para aumen- tar ls posibiidades de victors LA ULTIMA FOTO 2834-2835 DRT cn tactn ‘oealta, provocé la indignacién general Cada fascictlo de la coleccién le proporciona la vi- sion de un caso de asesinato. Reuniendo la serie ‘completa de SUMARIO DEL CRIMEN tendré, ade- més, un conocimiento mas profundo de este deli +0: podré uzgar todas las similitudes y diferencias, examinar las pruebas y, sobre todo, sacar sus pro pias conclusiones. Estaré més cerca de compren- der lo incomprensible: cémo una persona puede llegar @ matar. PLAN DE LA OBRA * 100 fasciculos de 32 paginas, mas cubiertas. © 10 Tapas-Revistero. * 10 Indices. Uno para cada volumen. * Indice General con el fasciculo 100. ‘or: ns Dogs ised Eto Mig Ararg y Loreto Co red issn de Reduce: Jos Mute. Dacan de Fabiedé: Aro Orta. Deca d Maratig Ror Sine Faaciens tmaconaEvt RUDI. adr jt: Pla ce Pandan : Manel Matas, Tranese Prez Aba y Arn Gusts. up de rsaclny praéieci: or Ano Tioegiogeey, Neves Henan, Paras [Dat uan Cater Pons, Hane Fe rice Sido, Modes ia Se sta ‘secede Reason: Fora Grae Cone Asso: osrd Tores Oe cl Sean ike psa. dst ls Gat poe Fata! Game Pre loeplogs. Dav Jost peat Fabra. intes Caer Indi fons. ‘aes Moron aogatl Canoe Perezagu Comagiand Indic fo ese. Ante Vu Hrs corona "il Cusp Nacons de Fel il Wade! estar del Museo de Satan "Yar aor trea ldarecho ce oscar reso deventgen lanes dele covzans ler egencas cel areas. Pits «ws prover bite earva do su ‘rr SUMARIO DEL CAEN, Cons Ur seico ms pio y segura. ‘Suacplne meron aris (aa Esne- al EISA Up eos, 161 26002 Max (eT Bh 819.6778 Deter par Expat: Maro ia, Dix ‘nln eine. A.C dl, 13,350, Va oe Fear 2098 Mic Dati pra Misc: atemex, S.A. co {EV Lave Banco, 436-02400 Masco. Ftaconpastn CAN Facomposci, 8.8 Imig: ies Coe Artes Gries, © Imes en goa, Pt n Spa, IGEN, £4-86502 068 lobe compte SN £4-96552.385, fosceuos Depot ep N-27007 000, "Mahal Cana 1891 felons dele, 1881. stein can, 30 26012 Mei UN OW EVAN ENSUITE casos de la historia criminal de América han atraido sobre si tanto interés como el asesinato de Albert Snyder, Ilevado a cabo por su esposa Ruth y por el amante de ésta, Judd Gray. Ni el crimen ni el juicio cry reco loge msm Comat ac ms Comey prensa entre 1927-28 y los periddicos dedicaron abundantes lineas a «la Mujer de Granito» y al «Hombre de Barro». Pero ¢era Judd Gray tan sélo un peén para los siniestros planes de Ruth Snyder? Una nifia corria sollozando por la calle. Algo terrible habia sucedido en su cas . Sus vecinos se precipitaron hacia alli y quedaron horrorizados al hallar a la madre atada de pies y manos y el cadaver ensangrentado de 1927 I Lorraine Snyder, una nia de nue- 've afios, dormia plécidamente en su domicilio familiar del distrito de Que- ens, en Nueva York. Estaba cansada, ya {que la noche anterior se habia acostado tar- e, por eso, cuando alrededor de las 7,45 dela mafiana oy® que Tlamaban a su puer MARZO 1927 W092T Aewinao de Aber Snyder, Ruth Snyder admite esa involucrada en, pero facusadel mismo a Jagd Gray ‘Arresio y confosién do Jada Gray Saydar y Gray, acusedos de asesinato 2308 ta, no hizo caso alguno ¢ intent6 volver a dormirse. El sonido, sin embargo, se hizo cada vez mas insistente; y, decidiendo investigar, se levant6 algo preocupada, abrié la puerta con cuidado y echo una mirada precavida fuera de la habitacion, Su madre, Ruth, yacia en medio del past Tio atada de pies y manos, con la boca amordazada por una venda, gimiendo implorando la ayuda de su hija. Aterrada, Lorraine no se detuvo siquiera a desatacla y cruzé la calle en dircccién al hogar de los ‘Mulhauser, unos amigos de sus padres ‘que vivian en frente, A los pocos minutos cestaba de vielta en compatiia de Harriet ‘Malhauser. Por entonces, Ruth ya se las habia arre lado para aflojar un tanto sus ataduras. La vvenda que cubriera su boca se hallaba en el suelo y Ruth, histérica, farfullaba que alguien le habia golpeado en la cabeza y del padre. atacado a Albert, su marido. Mientras Harriet Ie limpiaba Ta cabeza, Lorraine avi 6 a la policia, Unos minutos despues llegé Louls, el marido de Harriet. Inducido por las insistentes afirmaciones de Ruth de que hhabian atacado a su marido, se dirigié al ormitorio de Albert Snyder. Lo primero que vio al entrar fue un mor- ton de sdbanas revueltas encima de la cama, Al levantarlas descubrié a Albert, ‘quien yacfa boca absjo en el lecho, muerto sin lugar a dudas. Ala derecha del eadiver Irabia un revélver y a ambos lados del cue- Tio asomaban los extremos de un alambre ‘que parecia rodearle la garganta. Tenia hheridas en la cabeza y la boca llena de tro- 208 de algodén, Visiblemente agitado, Mulhauser salié dle la habitacidn y susurré a su esposa que Albert estaba muerto, Tras una breve deli- beracién, ambos decidieron ocultarle la Varios oficiales de Policia, fot6grafos, reporteros y ccuriosos observan como sacan de la casa el cadaver de Albert Snyder (arriba). Algunos vvecinos que (zquierda), la hija de Ruth Snyder, dio la vor de alarma después de que su madre diera unos golpes cen la puerta desu dormitorio. noticia a Ruth, dado el estado en que ésta se encontraba ‘Aunque los Mulhauser se hallaban pro- fundamente trastornados por la tragedia, no estaban apenas sorprendidos. Una semana antes el propio Louis habia visto a tun desconocido de aspecto siniestro mero- deando por el vecindario y atisbanda a tra vés de la ventana de la cocina, Pensando que se trataba de un ladrén que ealibraba las posibilidades de dar un golpe, avisd « sus amigos de To sucedido. Los pesimistas temores de Mulhauser se habian hecho ahora realidad. El merodeador se habla introducido en la casa con la intencién de robar, quizé habia entrado por ervor en el ormitorio de Albert y, llevado por el pink co, le habia asesinado, Los oficiales Robert J. Tucker y Edmund ‘Schulteis, que legaron hacia las ocho de la ‘mafiana, se inclinaron a pensar lo mismo, Bl ripido examen de la casa parecia indicar lun caso evidente de robo. No sélo se echa- ba en falta el dinero de la cartera de Say- er, sino que todo el mobilirio se hallaba desordenado, y tanto los almohadones ‘como el contenido de algunos armarios y cajones, arrojados por el suelo. En el dor- Yo era un tipo moralmente sano, sobrio y temeroso de Dios JUDD GRAY ritorio de Sayder se encontré un peridd- co italiano que, sin duda, se les habla caido alos intrusos. 1a noticia se difundid répidamente y al cabo de unos minutos el hogar de los Sny- der, en el nimero 9927 de la calle 22, se cencontraba repleto de expertos en huellas actilares, fotogratos de la policia y perio- dlistas. Los coches de la policia rodearon cl edifcio y hacia el mediodia se habian reu- ido en Ta eseena del crimen mas de sesen: ta personas. El comisario de policia George V, McLaughlin, acargo de la investigacisn, ‘comenzé a interrogar a Ruth sobre lo suce dido en presencia de unos cuantos oficia les. Esta dijo que ella, Albert y Lorraine habian asistido a la festa de unos amigos, los Fidgeon, que vivian cerca. Salieron de alli hacia las dos de la madrugada, hora en. ‘que su marido las Hev6 en coche de vuelta casa. Mientras él aparcaba el automévil, 2308 Después de ser golpeado, cloroformizadio y estrengulado, el cadaver de Albert Snycier (arriba) ofrecta un aspecto terrible. La causa de Ja muerte fue oficialmente establecida como «asfiria motivade por cestrangulamientov. Ruth y Lorraine subieron al piso de arriba. Ruth ayudé a su hla @acostarse y luego se rmetié en la cama, Poco después oy6 pasos cen el corredor. Creyendo que a Ia nifa le habia sentado algo mal, se levant6 para ver ‘qué ocurria, Al acercarse a la habitacion que ocupabe normalmente su madre, la seftora Brown (quien en aquel momento se tencontraba ausente), un desconocido apa: recié en la puerta y Ia arroj6 violentamente sobre la cama. Después, dijo, «perdi el conocimiento y no sé nada de To que pasé hasta el smanecer; fue entonces cuando ‘me desperté en medio de pasillo». Ruth no podia proporcionarles ningiin otro detalle, Cuando la interrogaron acerca del asaltante, la tinica descripcién que fue capaz de davies era que tenia el pelo more no, llevaba bigote y parecia extranjero. Al preguntarle qué idioma hablaba, contest: “Me parecié italiano»; diciendo aquello intentabe desviar su atencién hacia el perio italiano hallado en el cuarto de su marido, Mientras continuaba su declaracién, Jos detectives se dispersaron por toda la casa en busca de alguna prucba que corroborara o contradijera el relato, de ccuya veracidad ya comenzaban @ dudar. Un médico, avisado en secreto por un vvecino para que acudiera al lugar del cri men, no hallé ninguna contusién en la ccabeva de le presunta victima —algo com: pletamente anormal después de un ata que. También les sorprendié bastante cl hecho de que hubiera ordenado a su bi que acudiera directamente a los vecinos cn lugar de llamar primero a su marido, yy para ello Ruth no dio ninguna explica cin satisfactoria, Un trabajo interno Estas primeras sospechas pronto se iban a confirmar del todo. Un registro efectuado cen Ia casa reveld cierto niimero de pruebas en clara contradiccién con la versién que diera Ruth de los acontecimientos; entre otras, el hecho de que no hubiera seiales de haber forzado la entrada. Eran tantas, ‘ademas, las contradicciones, que la poicia se convencié en seguida de que la historia del intruso no era mits que una invencién: que el crimen consttuia un trabajo interno llevado a cabo con la ayuda de un cémple- ce; ¥ que dicho cémplice seria probable- ‘mente un hombre, a pista para identificarle parecié pro- poreionaria el descubrimiento de un aller de corbata con las iniciales J. G. Cuando interrogaron a Ruth acerca de su propieta rio, ésta contests ripidamente que corres- pondian a una ex novia fallecda de su mari- 4, Jessie Guishard, Pero ala poticia no le cconvencié esta respuesta; y cuando otro detective, el lugarteniente Gallagher, encontré una agenda con Tos nombres ¥ direcciones de veintiocho personas —una de las cuales era Judd Gray-—, se dio cuen- ta répidamente de la relacién existente entre las iniciales de ambos nombres. Intr- gado por esta coincidencia, Gallagher intent6 un burdo, pero eficaz, experimento adetector de mentirase, Pasé revista en voz alta, uno por uno, a aquellos nombr hhaciéndole a Ruth algunas preguntas sobre ellos. En cuanto se mencié el de Gray, Ruth fue incapaz de disimular el temblor de su vor ni el subito cambio de expresion y de comportamiento, La poliefa estaba segura de que Judd Gray era su hombre, Quedaba por resolver el asunto del PISTAS DESCARTADAS contenido dee paplera de utd ona ‘abitacion del hotel Onondaga se iba a converir en un asunto confictivo. el lagarteniente McDermott, en el viaje de vuelta a Nueva York Judd habfa adop- tado una actted bastaite impertinente, como si el interrogatorio no fuera més que una brome. Pero fan pronto como el mencioné el contenido de la ‘apelera, el comportamiento del deteni- o cambié por ye fe ponien- o cada vee més serio ynerrioso, Araiz dela siguiente declaracién de McDermott (Ia de que los detectives hhabfan hallado el billete adquitido por Judd para volver a Siracuss, Jo rua en coartada de ‘encontraba alt Ia noche Judd Gray confesé el delito. Eridentement, Judd se habia dado ‘cuenta de las implicaciones del billete encontrado en la papelera, aunque durante el jucio el lgarteniente negaria haber ballado en ella nada de importan- cia la on més plausible es que MoDermottestabe probando al sospo- ‘thoso para ver si éste mostraba algiin signo revelador de culpabilidad, ¥ el ‘xédalo Judd cayé inmediatamente en la trampa, crimen), movil, pero también en esto el trabajo del detective result6 un éxito, Se encontré una poliza de seguro de vida a nombre de Albert Snyder en fa que se establecta que, fen el momento de sit muerte, si espose heredaria una fuerte suma de dinero, Aho- ra sique el rompecabezes estaba completo. Ruth fue sometida a un interrogatorio de doce horas llevado « eabo por un turno de policias, pero insistié obstinadamente en su relato original con una actitud de hoseo resentimiento. En la tarde del 20 de marzo Ruth Snyder fue conducida a Ta comisaria de polcia del distrito de Jamaica, donde, tras un nuevo interrogatorio, acabé cayendo en una vieja tampa policial. Los detectives le dijeron ‘que habian focalzado a Judd Gray, quien lo habia confesado todo. Aunque se trataba de una mentira, la detenida les creyé y ala siguiente pregunta de MeLaughlin (muy inteligentemente planteada): «La ayudé Gray a asesinar a su marido?», ella se limi- 16a contestar «Si» Una vez admitida su culpabilidad en el crimen, McLaughlin envié a Ruth al fiscal el distito de Long Island. Alli dos de sus ayudantes transeribieron Ia nueva versién Elcomisario George V. MeLaughlin (extremo izda,) fue el encargado del caso Snyder. Ely un equipo de detectives interrogaron a Ruth zd.) durante dos horas; cuando ésta se dio cuonta do las incoherencias de su relato, confesd hallarse involucrada en el asesinato de su esposo. Durante Ie deciaracion ‘acusd de! asesinato a su amante, Juda Gray, diciende que ella chabla Permanecido de pie en el vestibulov mientras él lo mataba. 2311 ——— del asesinaro, en la que reconocia haber ayudado a Gray a planear el crimen, aun- que negaba sw participacién activa en el smo. Ruth insistio en que habia intenta- do disuadir a su amigo de su propésito has- tae] ailtimo momento. Después de implicar cen elerimen a Judd Gray, comunicé al pol cia que el asesino habia tomado el tren de Tas 8,45 de la mafiana con destino a Siracu- sa (a unos trescientos kilbmetros de distan cia) y que probablemente se habria deten do en el hotel Onondaga. Cada ver mas deseosa de ayudar, les proporcioné una fotografia de Gray, con el fin de que lo udieran identifiear fécilmente Un intenso interrogatorio Aquella misma noche, un insignificante hombrecillo con gafas, ignorante de los \dramaticos acontecimientos que se des- arrollaban en Long Island, se dirigia al hote] Onondaga después de haber pasado la tarde en compaiifa de un amigo. A las 12,30 del mediodia acababa de regresar a su habitacién cuando tres detectives se introdujeron en ella y le preguntaron si era Judd Gray. Al contestar afirmativamente, Jos agentes le condujeron a la comisaria de Siracusa, donde fue intensamente interro- sgado por varios oficiales de policia. (Cuando le preguntaron sobre sus dades durante la noche del erimen, él declaré haberla pasado en su habitacién oro eo Sr Ronee eco ean 2312 Judd Gray (Centro) entre dos detectives en el viaje de regreso desde Siracusa a Nueva York. Fuo durante ese viaje ‘cuando contesé. Una vecina, Harriett ‘Muthauser (abajo), fue la primera en entrar ena escena del crimen después de que Lorraine saliera corriendo ‘pedir auxilio. alguien hibiera permanecido inconsien- te durante vats horas, tal y Pome ace cc) del Onondaga redactando algunas cartas. Habia colgado de Ia puerta el cartel de «no molestar» y se habia acostado temprano, alrededor de las 7,30. Gray pasé la noche en una celda. A la ‘mafiana siguiente se reinicé el interrogato- roy por la tarde dos detectives, los Tugar- tenientes Brown y McDermott, le conduje- ron esposado en wn coche celular hasta la ‘estacién de Siracusa; alli tomaron el tren de las 5,30 a Nueva York, Aunque Gray insistié constantemente en el mismo relato; segiin los detectives que le acompafiaban, se comporté de modo despreocupado y hasta chistoso, Protestas de inocencia En cuanto se vieron en el compartimento privado del tren, Brown y McDermott Siguieron con el inlerrogatoro, En Albany se unieron a ellos varios representantes de la oficina del fiscal del distrito y algunos detectives més; eran seis, en total, incluyendo a Gray. Este se declaré Inocente durante todo el viaje, pero McDer ‘mott y Brawn no cesaron de interrogarle cortésmente; de cuando en cuando hacian algunos comentarios suiles, dando a enten- der que sabian perfectamente que estaba smintiende, Hubo un momento en que McDemortt ccomenté que la policta habia encontrado cierta prucba incriminatoria en la papelera de su habitacién del Onondaga. Aquello parecié afectar a Gray, quien preguats: Mac, zqué fue lo que encontraron en la papelera?> Pero el detective esquivé al res- puesta y volvié a involucrarle en la conver: ssacion general, Al poco rato, os oficiales de policia le mostraron los ttulares de los periddicos que recogian la confesién de Ruth y su declaracién en torno a la comple cidad de Judd. Por fin, McDermott se saci su ditimo as de la mange al decir «Sabe, Judd, que hemos encontrado su billete de vuelta?» De este modo el policia dejaba claro que sabia que Judd no habia estado en Siracusa la noche del erimen, Creyendo destruida su coartada, Gray se vino abajo y, tras unos breves momentos de silencio, dijo con cal: ma: «Bien, eaballeros; estuve en la casa aquella noche.» Luego comenzé a contar lo ocurrido. Hablé sin hacer una sola pausa, como si cestuviera deseando desahogerse Dijo que exa absolutamente incapaz de aguantarle mas, que se iba a deshacer de é1 JUDD GRAY De hecho, hablé tanto que tuvieron que callarlo, pero no antes de que lo hubiera confesado todo, ineluido el dato de que era Ruth quien le habia instigado a asesinar 2 Snyder. Cuando el tren se detuvo en la calle 125, metieron al detenido en el coche que le estaba esperando y lo mandaron directa mente a Long Islands ali, y en presen- cia del fiscal del distrito, Richard New. ccombe, Judd Gray puso por eserito todo st relate E128 de marzo de 1927 —tres dias des pués de la muerte de Albert Snydi Ruth Snyder y Judd Gray fueron acusados de asesinata en primer grado, Ellos se \eclararon inocentes y se les trasladé a la prision del eondado de Queens hasta que se celebrara el jucio, fjado para el 18 de abril ante el Tribunal Supremo, ‘os auténticos acompafantes de Albert ‘Snyder durante el entierro (derecha) fueron superados por los curiosos eriodistes; desde un pri nitos no se vieron privados de nada, Y su madre fue tan afec: ‘tuosa con ellos como excesiva- mente indulgente embargo, Ruth dejé la ‘escuela alos trece aos, forzada por las circunstancias familia. res, y obtuvo varios empleos. Sus padres eran metodistas practicantes y ella les acompa- faba a la iglesia de forma regu lar. Incluso tomaba parte en fas clases biblicas dominicales, aunque mAs tarde confesaria ‘que nunca habia profesado fir- ‘mes creencias religiosas. Una voz fascinante En 1914, cuando trabajaba como telefonista en los Estu- ios Tiffany, uno de Tos emples- dos le vidié que lamara a cierto mero; pero ella, por error, comunied con un hombre que Te colg6 el teléfono furioso. Al ovo rato el mismo hombre vol vid a llamaria, se disculpd y se presenté a si mismo como Albert Sayder, editor artistico de la revista Motor Boating, Fas- ‘einado por su voz, le ofrecié realizar una entrevista para un nuevo trabajo, que ella cep. Muy pronto Snyder comenzi a pedirle que saliera con él. A Ruth, que contaba por entonces diecinueve aos, le atraia bas- tante Albert, trece anos mayor ‘que ella, quien fa levata a sitios adonde jamis hubiera sonado ir restaurantes caros, teatros v salas de fiesta. La primera tuvo Tugar en septiembre. Poco después de Navidad, Snyder le pid que se easara con ély lla accedid, més convencida por la sortja que le regalé que porque albergara auténticos sentimien ‘tps hacia él. Se casaron el 24 de julio de 1915, pero pronto resulté evi dente que la pareja se habia ‘equivocado. A Albert le encan- taba la vida domeésties:y a Ruth Je gustaba salir, y especialmen- te ir a bailar, El era ahorrador, ll, derrochadora. EI nacimiento de su Lorraine, en noviembre de 1917, no contribuyé a solucio- nar los problemas. Albert no queria hijos —mucho menos ‘una nila—, aunque se resigné a sjercer la paternidad y, a medt- dda que la pequeta iba crecien- do, fue aumentando su carino hhavia ela En 1923 Albert habfa conse: guido ahorrar suficiente dinero para comprar una casa nueva cen el niimero 9827 de la calle 222, en Queens Village. La madre de Ruth, Josephine —aue viva sola—, se fue a vivir con ellos y ayudaba en las ‘areas de la casa, Durante la semana Alhert tra bajaba de ocho de Ta manana a sels de la tarde; y Ruth tenia ‘tiempo mis que suficiente para dar rienda suelta a sus fanta- JOSEPHINE BROWN Pease Cats pe ae ema Reece rnc w nT) eee ona Pecranoea cts DeareceMeee tens Recoe creates Sree aera Ceres tes Reprcoeieeiats Sumter eons Eanes (ices Sees cOPetcee erat Peres Secor Perera tia enue eee ad cee eee CeC Eee Fees sears verre cero eee cat ea Copier esrcty eee tarttea ey Pete Oeste Siempre le preocupé el Peete Bora aa Feed pe CKetenoout: Porras ied eit race wccaneeears desaprobacion, aunque Reem earns sias. En cuanto su marido se iba, ella aprovechaba para tras Tadarse a Nueva York con sus amigas, Por eso aceptd encanta da cuando wna de ellas, Karin Kaufman, le sugirié ir de com. bras a Nueva York y comer en ‘un pequefto restaurante tlama. do Henry's. Fue alli donde, en Junio de 1925, conocié a Judd Gray. Salud delicada Judd Gray aacié en Cortland, Nueva York, el 8 de julio de 1892; su familia pronto se traske- d6 a Nueva Jersey, donde paso Ja mayor parte de su vida. Habia muchas semejanzas entre su pasado y el de Ruth. Como ésta, Judd no gozé de buena salud ‘durante Ta. infancia: un ataque de neumonia le habia debilitado considerablemente. Y, también como Ruth, conté con una educacion estricta, inculcada principalmente por su madre, Margaret, una mujer dominante cuya personalidad afectaria a todas las relaciones ‘mantenidas por Judd de ad fen especial las femeninas, ‘Acudié a la escuela dominical presbiteriana y todos los domi g08 asitia al servicio religioso, “Aunque era de natural amable y honrado, acabé rebelandose contra eso, pero la influencia de su madre le impidié tener el coraje suficients para decir fo ‘que pensaba al respect, Luego asistié a la Escuela Superior Barringer de Newark. La sefora Margaret Gray (arriba) fue para Judd una ‘madre muy dominant, La lce Ruth Brown (isquierda) antes de su matrimonio. Cuando acabé sus estudios qui- so estudiar Medicina, pero, como en el caso de Ruth, las necesidades de la familia le obit garon a buscar trabajo, Un conocido le ofrecié un empleo ‘como viajante de comercio para Ja Empire Corset Company de ‘MeGraw, en Nueva York. Des. de alli se cambizria varias veces {de trabajo para acabar finalmen: te en Benjamin and Johnes, ‘conocida también come la Com- pata Bien Jolie Corset. En noviembre de 1915 se ‘cas6 con Isabel Kalembach, uns joven a le que conocié en la rmontaia durante unas vacacio- res de verano; antes del matr- monio, Gray Ta convirtié aTa fe eviscopaliana. Luego se trasla daron a Bast Orange, en Nueva Jersey, donde al cabo de un aio nacio su hija Jane Isabel, aunque virtuosa y res- petable, era una mujer falta de imaginacidn e ineapaz de distr tar de Ia vida. Al tiempo que su marido se iba hundiendo més y mas en su mondtona y respeta ble existencia, aumentaba su descontento, Estos sentimiea tos, dormidos durante ato despertaron al encontrarse con Ruth Snyder un dia fat junio de 1925. 2215 Dos personas desgraciadas en su matrimonio se conocieron = 7 en una comida y descubrieron en el otro la respuesta a todos sus suefios. Se embarcaron en una apasionada aventura adiltera que terminé en asesinato. JON. 25 - MAR. 27 625 Ruth conoce ajudd Grey enum resturant de Nueva Yor Comienza su aventura Ruth ongata albert hhaclendle frmar res polizas de seguro de vida {ues reporaan 96000 folares en caso de miete ith y Jad discater sus seats jada compra et contigpeso 7 el loroforme Judd acide al domiciio Sole Snyder para Sscoinar a Albert, perole ‘aa valor ‘hid aniiadie mevo a ‘casa Ge los Shyder 25 1611-25 182.27 4321 1321 193.27 2316 1 junio de 1925, dos anos antes E Sales, Ru Syd eaba comiendo en el restaurante Heary’s, de Nueva York, en compaiia de sus amigos Karin Kaufman y Harry FoF som, cuando un hombre de escasa estatura y gafas de concha se acerc6 a ellos. «Ruth, dijo Harry Folsom, te presento a Judd Gray.» El recién legado tom6 asiento Junto ella y, en cuanto Folsom y Kaufman ‘empezaron a hablar entre ellos, él entablé ‘conversacién con Ruth, La atraccién entre estos dos seres tan opucstos se produjo desde el primer ‘momento, Ela, de wintiocho afios, era una rubia atraciva y exuberante, amante de las fiestas y de las relaciones sociales. Dotada de una fuerte personalidad, le encantaba {lirtear con los hombres e incluso dominar- los; y buscaba experiencias excitantes de cualquier tipo. Por el contraro, él, que con- taba treintay uno, era timido y de caracter debi. También anhelaba vivir alguna aver- tura, pero carecia del corale necesario para cemprenderla. Al cabo de unos minutos la pareja se hallaba tan enfrascada en la con- versacién que apenas se dieron cuenta cuando Folsom y Kaufman, entre risas, les presentaron sus excusaa y Se fueron dején doles solos. Pidieron que les trajeran algunas bebidas mds y la conversacin fuy6 abiertamente a ‘medida que se iban conociendo el uno al otro. Ruth le contd a Judd que estaba casa: a que tenia una hijay que vivia en Queens. “Tras proporcionarle algunas pistas mas que cevidentes acerca de su insatisfaccién matri- ‘moia le explicé cuanto le habia agradacto ‘acompaiiar a Karin a Manhattan mientras su ‘esposo, Albert, se encontraba ausente de vacaciones. También Judd estaba casado y tenia una hija, pero vivia en East Orange, Nueva Jersey. Trabajaba como representa te de lenceria femenina para le compafia Benjamin and Johnes, conocida eon el nom- bre de Bien Jolie Corset. ¥ también a él le cencantaba viajar a Nueva York en cuanto tenia oportunidad. Las tres horas siguientes pasaron a toda velocidad y a uiltima hora de la tarde, al despedirse, ambos comprendieron que hhabian encontrado To que buscaban desde hacia tiempo: Judd, una forma de escapar de su monétona existencia, una aventura Tena de pasién en la cual podeia ser diigi- do y dominado por alguien; Ruth, un hom- bre al que poder controlar de modo absolu- to. Desde el primer encuentro quedé bien claro el runbo de sus relaciones. No volvieron a verse hasta el mes de ‘agosto, E114 de julio el matrimonio Snyder ‘0 fue de vacaciones con su hie, Lorraine. Durante dos semanas Ruth y Albert no pararon de pelearse y ella acabé deiéndole solo y volviéndose a Nueva York con la nia, La tarde de su regreso, el 4 de agos (0, Gray la llamé por teléfono y le pid que saliera a cenar con él y con Harry Folsom. Después de dejar a Lorraine al cuidado de ssu macire, Ruth saliéa reunirse con él Asi putes, se encontraron de nuevo para cenar en el restaurante Henry's. Folsom les dejé de pronto, murmurando al despe- diree que Judd deseaba rogalarle a Ruth un corsé de la Compania para la que trabajaba. Judd sugirié que pasaran un momento por su oficina Rath (iequiorda) y Judd virieron su romance en Nueva Yorky en sus alrededores. Ruth cera mujer de enormes encantos fsicos y el deseo que él sintis por ella fae fan fuerte que le acarre6 ol completo derrumbamiento ‘moral. [a pareja se cescribra con frecuencia (abajo, a da iequierda); parte de le correspondencia consist en simples frases trivales. CCuanulo Hegaron al edificio, en la esqui- na de la calle 34 con la Quinta Avenida, era yatarde, Gray abrié la puerta con su lave y fentré en la sala de muestras para coger el corsé. A su regreso encontro a Ruth —bas- {ante cargada de copas— anevada en lanto vy diciendo que era muy desgraciada en su ‘matrimonio. Mientras 61, también borra- cho, la consolaba, ambos se abrazaron, En tales ordinarias, patéticas y casi absurdas circunstancias comenz la aventura entre Snyder y Gray. En septiembre, Ruth y Judd pasaron su primera noche juntes en un hotel, algo ue se repetiria a menudo durante los siguientes dieciocho meses. (Un lugar especialmente frecuentado por ambos ANTIGUO Ui AMOR NG, ra Ue, meri: peer tes Peer Poa ae Sat) eee eer Obligade a cambiarlo por el de Ruth seria el confortable hotel Waldorf Astoria, donde Judd solia hospedarse cuando esta ba en vigje de negocios.) Ruth le decia a su marido que iba a pasar un rato con sus ammi- gas ¥, a pesar de que sus vistas se hicieron insotitamente frecuentes, Albert, al pare- cer, no sospechaba nada, Algunas veces, cuando a ella no Te era posible salir por la noche, pasaba la tarde en el hotel de él, Incluso logé a llevarse con ella a su hija como coartada y la dejaba sentada en el vestbulo mientras ella estaba Me criticaba y me fastidiaba constantemente PUTESMYDER cen la habitacidn de Judd. A to largo de la aventura, la pareja estuvo en constante comunicacién, refljada en su correspon- dencia. Ruth firmaba sus cartas con el nombre de «Momies 0 «Momsie~ fapodos con los que Judd la lamaba a ela); y él lo hacia simplemente como «Bud, A medida que avanzaban sus relaciones, Ruth se volvia cada vez mis dominante y Judd mas atontado. Este legé incluso @ Visitar @ Ruth en su domicitio, eon la desa probacién de Josephine Brown, madre de Ruth, que vivia con los Sayder. Temerosa dde que Albert se enterara del asunto, supli 6 a su madre que no le mencionara a su marido las visitas de su amante; y éste, siempre complaciente y con la esperanza de ganarsela, le suministraba los corses ‘con deseuento, Golpes y humillaciones Desde el principio, Ruth le habla declarado abierlamente a su amante que no era feliz en su matrimonio, Después, jugando con fa Aebildad de Judd, y con el fin de tenderle una trampa, aludié repetidamente a la crueldad de Albert, acusindole de pegarla e inflgirle humillaciones. Una causa cons tante de irritaciéa para Ruth era la obse- sion de Albert con Jessie Guishard, una antigua novia fallecida, En cuanto su mart do discutia con ella, la comparaha invaria- blemente, y de modo destavorable, con Jes- Sie, Ella se lo contaba a Judd y también le ccomentaba lo maravillosa que seria Ia vida siambos fueran ibres, Todavia Ruth no habia insinuado sa 2317 | 1 ! ! SUN) intencidn de matar a su esposo, pero la idea del asesinato ya rondaba su mente. En septiembre —después de un misterioso incidente durante el cual Albert estuvo a punto de ser asesinado en el garaje—, se puso en contacto con Leroy Ashfield, agen- te de la Compania Prudential Life Insuran- ce, para tratar sobre una péliza de seguro de vida para su marido. En noviembre, Ruth engané a Albert haciéndole firmar tres pélizas —mucho més de lo que él tenia intencidn de hacer, y més de lo que Me preocupaba muchisimo que me consideraran un «nifio de mamén... Queria que mis amigos pensaran bien de mi; deseaba agradarles TUDD GRAY necesitaba—y pag6 las primas inicales sin que él se enterara. Y, en lo que parecié una cextrafia muestra de celo excesivo, tomé la precauciin de dar instrueciones al cartero para que le entregara a ella personalmente todos los sobres con el membrete de la Prudent La péliza mas elevada, que ascendia a 45,000 dotares, contenia una cléusula de «doble indemnizacion» que multiplicaba por dos el pago en el caso de que el asegu- rado muriera en un accidente o bien de muerte violenta, Asi pues, Ruth podia ganar 96,000 délares por el fllecimiento de su marido. Durante los seis meses ey ry fama 5 Elhotel Waldorf-Astoria fue el lyjoso ugar de encuentro de algrmnas de las adiltoras citas de Ruth y Jude En su lugar hoy se levanta el Empire State Building. MALA En el transcuso de sus relaciones, uth admitié ante Judd, tanto de palabra como en sus carta, que habia atentado al menes en cuatro ocasiones contra la vida de su marido. La primera tenativa 0 produjo en agosto de 1926, exandole dio un whisky drogado mientras 61 se hallaba on 6l garaje arreglando el coche. Cerz les puertas del garaje con Ia intencion de asfixarlo, pero Albert Jogaé escapar milagrosamerie, Casi un afio después dejé el gas ido mientras 61 estaba darmien- doen el sf del salon, pero se desperts ‘a tiempo. En enero de 1927 intenté ‘envenenarlo con cloruro de mercurio, SUERTE Rin disfrazado de bismuto como Z tratamiento para curar el hipo; y, ‘por fi, una sommana més tarde, inten- {6 de nuevo matarle con gas mientras domi. ‘Més tarde, Ruth nego haber levado a cabo tales tentativas y se sugirio que ‘quza habia presumido de ellas como un medio deincitar a suamante e que cun- plisra sus deseos. En casa de los Sayder 5e encontré wna botella de whisky en ‘el quo ¢e habian disuelto unas veinte tables do claruro de mereario, aunque no existian pruchas do que el infortu- nado Albert hubiera bebio alguna vez deck, 2318 siguientes se dedicé a «trabajar» a su amante, confesdndole que desearia verse definitivamente libre de su marido e in- cluso destizando algunas tentadoras re- ferencias al método que podria ut para ello. Droga en el whisky En junio de 1926, durante una de las citas cen ia habitacion det hotel, Ruth Hew6 const go dos botellas de whisky de centeno y un paquete de palvos blanquecinos que le pidié a Judd que probara, Este bebié una ‘de las botellas de whisky y se toms los pol vos. Pasé inconsciente quince horas. Poco Gespués, en el transcurso de otra de sus citas en el WaldorFAstoria, le dijo a Judd: Voy a quitar de en medio al viejo.» El intenté disuadirla con este comentatio: en su puerta. Asuntos del corazén, le explicd. Et se iba a encontrar con «Mfomie» el sibado por a noche y queria disipar cualquier sos pecha por parte de su esposa. Haddon pro etié ayudarle, Tras arreglar de este modo la coartada (y sentar también la premeditacion del ase- sinato para el momento del juicio), Judd Albert y Lorraine estarian en una festa y tomé eltren para Nueva York. ASUNTOS DE DINERO En noviembre de 1926 Ruth Snyder _firmados por Albert, Prob comens6 a tratar con Leroy Ashffeld, blemonto Ruth taparia las pélizas agente de la Compatia Prudential Insu- més elevadas con la de mil délares, ance, el asuno de la pélza de seguros dejando que epareciezan solamente los de su marido, Ashlield so estaba ocu- espacios para frmar, de modo que su ppando ya de un seguro industrial pare marido creyera que estab fimando el Albert y durante una de sus rutinarias ‘vistas menstales Ruth s2cd a relucr ol tema de la poliza para su esposo, sugi- Hléndole que volviera al cabo de unes ‘las para discutizlo con él Alpoco tiem- po, Albert accedié a contratar una poli- 2a pot laescasa suma de mil délares. ‘Animado por la indicacién de Ruth de que ella podria conseguir algo ‘mejor, Ashild le entregé tes formula. ros en blanco: ano por mil délares,otzo ‘Por cinco mil y un fercero por euatenta Yycinco mi Este ltimo inca una clt- sila de «doble indemnizaciém» por la cual en el caso de que la muerte de Sny- dor so produjere en determinadas ccunstancias su viuda rocibiria el doble de la cif asegurada. El agonto no vol- id a la casa, pero a los pocos dias, la compatlia recibio los tres formularios nismo documento por tipicado. Y es oslo ue tomar i idea dou van- ‘Pasemejanteurdida en alguna pelicula, lac do Rath on esto toma resltaba evidente.Pagé las primas de ‘su propio bolsillo sin que Albert se fenterara, mantuvo las pOliras en una ‘aja de seguridad a nombre de Ruth Brown ye pidié al carero que le enze- 4gara a ella porsonalmente todos los fobres con el mambrete de la Pruden- fia. El propio Ashfield fue sometido durante el juicio @un intonso inerroge- {orio, pes exstia Ia posibilidad de que, de alguna manera, hubiera cometido inregularidades. Aunque era inocente, lertor de no entregarle a Albert Sxy” er personalmente las tres pélizas le cos el puesto de trabsj. 2321 ILUSIONES MORTALES Ruth estaba lena de fantasias de amor y lujo. Pero necesitaba un hombre que las hiciera realidad. nel debate de «Ruth contra Judd, que hizo furor eu la prensa y ex toda la opinion piiblica, ella fue casi siempre considerada como ta parte culpable: fa mujer fatal que habia instigado y planeado el asesinato de su marido, y manejado luego a su amante su antojo para el hecho conere- to del crimen. Esta visién de Ruth nacio en parte de su pro- pio comportamiento ante el te: Dunal, donde negd sa implica: cign en el crimen, contestando ‘riamente a la preguntas y sin ningiin remordimiento, aparte de no mostrar demasiado pesar por lo ocurrio —postura que le iétitulos tan variados en Ta ‘prensa nacional como la Dama de Hierro, La Mujer de Granito 2322 o La viuda de Hierro—. Cuando se vino abajo y comenzé a sollo: zar, como de hecho ocurri6 durante el juicio, sus Tésrimas provocaron los insaltos y l hile ridad de los espectadores. Un relato versdtil Ladeclaracidn de Ruth contenia varias inexactitudes que se con- tradecian con las pruebas mate riales, A la impresiéa que pro: dujo en el tribunal no ayud6 precisamente el hecho de que cambiara constantemente de opinién respecto 2 fo que suce- dio realmente. Judd, por el con- trario, quien admis su culpabi lidad y proporcioné un testimo- aio consistente y exacto de los hechos, si se hizo crefble. Durante las semanas previas al juicio, ambos acusados fue- ron examinados por varios ps ‘uiatras que buscaban pruebas de su locura, pero no hallaron ninguna. Para muchos psicélo- 205, no obstante, y para enten- dee el como y el porque del eri- ‘men, habia que estudiar la dind mica de las relaciones entre ambos amantes. A Ruth se la consideraba excitante, apasio- sada y manipuladora. A su lado Judd aparecia como un hombre timido y de voluntad debil. La ssupuesta devocion manifestada hhacia Ruth hacia que a ésta le Iubiera sido relativamente ficil persuadirle para que se convir tiera en si cbmplice El mévil de Ruth era eviden temente economico: el dinero Ia confesién de judd Gray (arriba) fuo muy dotallada y se confirmaba por fodas las ‘Pruebas existentes. procedente de I péliza de sex ros de Albert. Su nine se habia desarrollado en medio de una relativa pobreza, Aunque nunca careeié de alimento, calor 0 ves tido, siempre fue consciente de que cualquier lujo se hallaba fuera de las posibilidades de sus padres. Cuando la realidad se le hizo demasiado dura como para enfrentarse a ella, se sumié en in mundo de fantasia, envolviéndose en constantes ilusiones, Albert Snyder le pro- porcioné una via de escape. Comenzé a llevarla a teatros y restaurantes caros y por algiin tiempo le parecié la respuesta a ‘sus sueitos juveniles. Cuando él Ja pidié en matrimonio, no dud6 en acepiar Pero al deteriorarse Ia vide ‘matrimonial, Ruth leg6 a odiar ‘@ aquel hombre, mayor que lla, que —segiin decia— po- sei un temperamento violento yun estricto punto de vista Sobre el modo de llevar una ‘casa. Aquel odio hizo que Ruth volviera a sumergirse en su fan tistico mundo, hasta el punto de que sus sueios de quitar a Albert de en medio y quedarse eon todo el dinero acabaron convirtiéndose en una obsesin, PPor fin Ie tenue linea que sepa aba la fantasia de la realidad ‘terin6 desapareciendo, Socio para un crimen Cuando fallaron Tas repetidas tentativas de ella de asesinar a ‘su marido, comenz6 a pensar que necesitaba un ayudante, EL arma més poderosa de que dis onia—y de la que se hizo cada ‘vez més consciente a medida ‘que cumplia afios— era sw atractivo sexual. A Ruth, fisca ‘mente atrayente, con sus eabe- llos rubios y sus ojos azules, le encantaba flrtear coa los hom bres: y, emin Judd Gray, podia ser con un agudo sentido del ‘humor. Poseia también una vos onea yseuctora: mucho antes de su primera cita Albert Sny- der se vio cautivado por su ‘modo de habar por telefono. EI particular magnetism de uth que fuera de toda duds, Duante el jucio reibié cerca de ciento sesenta propuestas de_| ‘matrimonio y uno de los repor- {eros que cubria el caso le dijo a ‘un amigo: El sefior Miller inicié la defensa de Judd Gray sin negar la culpabilidad de su clien {e, pero intent6 ganarse la simpatia del jurado hacia su defendido deseribiendo a Ruth como «una mujer intrigante, fatidica, carente de conciencia y anormal, una ser- ppiente humana, un demonio humano dis: frazado de mujer, que consiguié dominar ‘Judd con una fuerza imposible de comba tir. El defensor, declaré, «presentard el dra ‘ma mis desgatrador, desgraciado y triste dc la impotencia, dominacion y error humanos.» Luego Ruth Snyder subié al estrado. ‘Vestida de negro y con un rosario yun cru ciffjo alrededor del cuelo, testified durante dos horas con las mismas frases, mondto-

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