You are on page 1of 12
René Descartes DISCURSO DEL METODO Weblioteca del Pensamiento www.weblioteca.com.ar WEBLIOTECA DEL PENSAMENTO ‘ona weblioeca.com.ar DISCURSO DEL METODO Para bien dirigir la razén y buscar la verdad en las ciencias Si este discurso parece demasiado largo para lefdo de una vez puede dividirse en seis partes: cn la primera se hallarén diferentes consideraciones acerca de las cieneias; en la segunda, las reglas principales del método que el autor ha buscado; en la tervera, algunas otras de moral que ha podido sacar de aguel método; en la cuarta, las razones con que prueba la existencia de Dios y del alma ‘humana, que son los fundamentos de su metafisica; en la quinta, el orden de las cuestiones de fisica, que ha investigado y, en particular, la explicacién del movimiento del corawin y de algunas otras dificultades que atafien a la medicina, y también la diferencia que hay entre nuestra alma y la dde los animales; y en la iltima, las cosas que cree necesarias para llegar, en la investigacién de la naturaleza, mas alld de donde él ha legado, y las razones que le han impulsado a escribir. Este Discurso se imprimié en Leyda, por vex primera ene ao 1637. Iba seguido de tres ensayos cientifies: la Disprriea los Meteoros y la Geometi, DAScURSO DEL METODO René Descartes PRIMERA PARTE FI buen sentido es lo que mejor repartdo esté entre todo el mundo, pues cada cual piensa que posee tan buena provisién de él, que aun los mas descontentadizos respecto a cualquier otra cosa, ro suelen apetecer més del que ya tienen. En lo cual no es verosimil que todos se engatien, sino que ‘més bien esto demuestra que la facultad de juzgar y distinguir lo verdadero de lo falso, que es propiamente Jo que lamamos ‘buen sentido 0" razén, eS naturalmente igual en todos 4os hombres, y, por lo tanto, que la diversidad de nuestias opiniones no proviene de que unos sean més razonables que ottos, sino tan sélo de que ditigimos nuestros pensamientos por derroteros diferentes no consideramos. las mismas cosas. ingeni in Raggett plogpincioalgss ‘caplicarlonbiens Tas almas mas grandes son capaces de los mayores vicios, como de las mayores virtudes; y los que andan muy despacio pueden llegar mucho mds lejos, si van siempre por el. sino as, que contribuyan a la perfeccién del ingenio; pues en lo que toca a la-tazin val sentido, siendo, como es, lavinica cosa que: nos hace hombres: yonos distingue de-losanimales; quiero creer que esti enfera en cada uno de nosotros. seguir en esto la comin opinién de los filésofos, que dicen que el més 0 el menos es sélo de los accidentes, mas no de las formas 0 naturalezas de los individuos de una misma especie. Pero, sin temor, puedo decir, que eteo que fue una gran ventura para mi el haberme metido “que "he formado-unrmétodo, en el cual paréceme que tengo un medio desde joven por ciertos caminos, que me han levado a ciertas consideraciones y méximas, con las GREER) ane ioe then ee de Cle dhe 0 ee ee Tngenio ¥y la brevedad de mi vida puedan permitle legar. Pues tales frutos he recogido ya de ese método, ‘que, aun cuando, en el juicio que sobre mi mismo hago, procuro siempre inclinarme del lado de la desconfianza. mejor que del de la presuncién, y aunque, al mirar con snimo filoséfico las. distintas acciones y empresas de los hombres, no hallo casi ninguna que no me parezca_vana e initil, sin ‘embargo no doja de producir en mi una extremada satisfaccién el progreso que picngo haber realizado ya cn la investigacién de la verdad, y concibo tales esperanzas para el porvenir’, que si centre las ocupaciones que embargan a los hombres, puramente hombres, hay alguna que sea solidamente buena e importante, me alrevo a ereer que es la que yo he elegide por mia, Puede ser, no obstante, que me engafle; y acaso lo que me parece oro puro y diamante fino, no sea sino un poco de cobre y de vidrio. ‘Sé-cudn-expuestos estamos/a- equivocar-nos;-cuando-de, "nosotros mismos se trata, yy cun sospechosos deben semos también los juicios de los amigos, que “se pronuncian-en nuestro favors Pero me gustaria dar a conocer, en el presente discurso, el camino ‘que he seguido y representar en él mi vida, como en un cuadro, para que cada cual pueda formar su. * Véase parte sexta de este Discurso. WEBLIOTECA DEL PENSAMENTO io, y asi, tomando Iuego conocimiento, por el rumor piblice, de las opiniones emitidas, sea este ‘un nuevo medio de instruimme, que afiadiré alos que acostumbro emplear, a dar preceptos deben de estimarse més hébiles que aquellos a quienes los dan, y son muy ceensurables, si faltan en la cosa més minima. Pero como yo no propongo este escrito, sino a modo de historia o, si prefers, de fibula, en la que, entre ejemplos que podrin imitarse, irdn acaso otros también que con razin no serdn seguides, espero que tendré utilidad para algunos, sin ser nocivo para nadie, y que todo el mundo agradeceré mi franqueza. “Desde"larninez, fui criado en el estudio de las letras y, como me aseguraban que pr medio de cllas se podia adquirir un conocimiento claro y seguro de todo cuanto es iil para la vida, sentia yo tun vivisimo deseo de aprenderlas. Pero tan pronto como hube terminado el curso de los estudios, ccuyo remate suele dar ingreso en el mimero de los hombres doctos, cambié por completo de opinion, Pues me embargaban tantas dudas y errores, que me parecia que, ‘procurando instuirme,) “no habia conseguido més provecho que el de descubrir cada vez mejor mi ignorancia. Y, sin ‘embargo, estaba en una de las mis famosas escuelas de Europa’, en donde pensaba yo que debia haber hombres sabios, si los hay en algin lugar de la tera, Alli haba aprendido todo lo que los demas aprendian; y no contento ain con las ciencias que nos enseflaban, fecotti cua bios! ‘pudieton caerenmis*manos, referentes a las ciencias que se consideran como las mas curiosas y raras. Conocia, ademés, los juicios que se hacian de mi persona, y no veia que se me estimase en ‘menos que a mis condiseipulos, entre los cuales algunos habia ya destinados a ocupar los puestos ‘que dejaran vacantes nuestros maestros. Por iitimo, pareciame nuestro siglo tan floreciente y fértil fen buenos ingenios, como haya sido cualquiera dé los precedentes. Por todo lo cual, me tomaba la libertad de juzgar a los dems por mi mismo y de pensar que no habia en el mundo doctrina alguna ‘como la que se me haifa prometido anterionment, No dejaba por eso de estimar en mucho los ejervicios que se hacen en las escuelas. Saba que Jas lenguas que en ellas se aprenden son necesarias para la intligencia de los libros antiguos; que la geentileza de las. fabulas despierta el ingenio; que las acciones memorables, que cuentan las historias, lo elevan y que, leidas con discrecién, ayudan a formar el juicio; que los han compuesto, y hasta una conversacién estudiada, en la que no nos descubren sino Jo mis selecto dde sus pensamicntos; que la elocuencia posee fucrzas y bellezas incomparables; que la poesia tiene delicadezas y suavidades que amebatan; que en las ‘mateméticas hay sutilisimas invenciones que pueden set de mucho servicio, tanto para satisfacer a los curiosos, como para facilitar las artes todas y disminuir el trabajo de los hombres; que los eseritos, que tratan de las. costumbres, encietran ‘arias ensefianzas y exhortaciones a la virtud, todas muy tiles; que la teologia ensefia a ganar el cielo; que la filosofia proporciona medios para hablar con verosimilitad de todas las cosas y » En una cara ha explicado Descartes, que sia este trabajo le ha puesto el titulo de Discurso y no de Tratado del método, es porgue no se propone ensefar¢] método, sino slo hablar de él; pues mas que en Leora consist éste en una practica asidus.Crefa, en efecto, que la labor cientifica no requere extraordinaris capacidades geniales;exige slo un riguroso y pacienteejrcicio del inteleeto comin, ateniéndose alas reas del método, Dice en una acasién: «Mis mi-juventud en fortuna me deparaba y en hacer siempre tales reflexiones sobre las cosas que se me presentaban, - que pudiera sacar alain proyecho de ellas, Pues pareciame que podia hallar mucha més verdad en los razonamientos que cada uno hace acerca de los asuntos que le ataien, expuesto a que el suceso venga luego a castigarle, si ha juzgado mal, que en los que discurre un hombre de letras, encerrado fen su despacho, acerca de especulaciones que no producen efecto alguno y que no tienen para él jotras consectencias, sino que acaso sean tanto mayor motivo para envanecerle cuanto mas se aparten del sentido comin, puesto que habré tenido que gastar mas ingenio y artficio en procurar hacerlas verosimiles. Y siempre sentia un deseo extremado de aprender a distinguir lo verdadero de _ lo falso, para ver claro en mis actos y andar seguro por esta vida. Es cieito que, mientras me limitaba a considerar las costumbres de los otros hombres, apenas hhalaba cosa segura y firme, y advertia casi tanta diversidad como antes en las opiniones de los filésofos, De suerte que el mayor provecho que obtenta, era que, viendo varias cosas que, a pesar de parecemos muy extravagantes ridiculas, no dejan de ser admitidas comiinmente y_aprobadas por otros grandes pueblos, aprendia a no creer con demasiada firmeza en Io que sélo el ejemplo y la “costumbremeshabianspersuadido; y asi me libraba poco a poco de muchos errores, que pueden coscurecer nuestra luz natural y lornamos menos sptos paravescuchar la:voz-de"lavrazén. Mas cuando fue pasado varios afios estudiando en el libro del mundo y tratando de adquirir alguna experiencia, resolvime un dia a estudiar también en mi mismo glRmieniplearaadaselasenierzasreeemn * Descartes sali de colegio en 1612; paso evatro anos en Paris: viaj6 por Holanda y Alemania: ented en 1619 al servicio del dague de Baviera. En 1629 se retré a Holanda y comenz6 sus grandes obras. DAScURSO DEL METODO René Descartes (GoRENIONEALANEIECRIGHNENLANSENGANENEINNSERUR To cual me salié mucho mejor, segiin creo, que rho me hubiese nunca alejado de mi tierra y de mis libros WEBLIOTECA DEL PENSAMENTO SEGUNDA PARTE Hallabame, por entonces, en Alemania, adonde me llamara la ocasion de unas guerras” que aun no han terminado; y volviendo de la coronacién del Emperador'® hacia el ejécito, cogiéme el comienzo del invieno en un lugar en donde, no encontrando conversacién alguna que me diviticra Y¥ no teniendo tampoco, por fortuna, cuidados ni pasiones que perturbara mi énimo, permanecia el dla entero solo y,encerado, junto a una estufa, con toda la trnguilidad necesaria para entegarme a mis pensamientos'”. Entre los cuales, fue uno de los primeros el ocurrrseme considerar que muchas ‘veces suvede que tio hay tanta perfeceién’ en las obas compuestas de varios trozos y hechas por las “manos de muchos maestros, como en aquellas en que uno solo ha trabajado. Asi vemos que los fet ; «ordenadios que saqusllos sotrog;que = varios han = tratado =de = componersy-canreglans uiilizandoTantiguns> “muios, construidos para oiros fines. Fsas viejas ciudades, que no fueron al principio sino aldeas, y que, con el transcurso del tiempo han llegado a ser grandes urbes, estén, por lo comin, muy mal trazadas y acompasadas, si las comparamos con esas otras plazas regulares que un ingeniero disefia, segin su fantasia, en una lanura; y, aunque considerando sus edificios uno por uno encontremos ‘menudo en ellos tanto © més arte que en los de estas dltimas ciudades nuevas, sin embargo, viendo cémo estén areglados, aqui uno grande, alli otro pequefio, y eémo hacen las calles curvas y desiguales, divfase que mis bien es la fortuna que la voluntad de unos hombres provistos de raat, la que los ha dispuesto de esa suerte. Y si se considera que, sin embargo, siempre ha habido unos oficiales encargados de cuidar de que los edificios de los particulars sirvan al omato piibico, bien se reconoceré cuain dificil es hacer cumplidamente las cosas cuando se trabaja sobre lo hecho por “‘oifos Asi también, imaginaba yo que esos pucblos que fueron antafio medio salvajes y han ido civilizindose poco a poco, haciendo sus leyes conforme les iba obligando la incomodidad de los crimenes y pleas, no pueden estar tan bien constiuides como los que, desde que se juntaron, han ‘venido observando las constituciones de algin prudente legislador'?, Como también ¢s muy cierto, que el estado de la verdadera religién, cuyas ondenanzas Dios solo ha instituide, debe estar incomparablemente mejor ameglado que todos los dems. Y para hablar de las cosas humans, creo que si Esparta ha sido antafio muy floreciente, no fue por causa de la bondad de cada una de sus “leyes en particular, que algunas eran muy extraiias y hasta contrarias a las buenas costumbres, sino porque, habiendo sido. inventadas por uno. solo, todas tendian all mismo fin. Y asi pensé yo que las _

You might also like