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LOS REYES TAUMATURGOS MARC BLOCH aF OND O:DE.CULTURA-ECONOMICA-¢ 70 ANOS MARC BLOCH LOS REYES TAUMATURGOS Estudio sobre el cardcter sobrenatural atribuido al poder real, particularmente en Francia e Inglaterra Prélogo Jacques Le Gorr Presentacién Marcos LARA Traduccién Marcos Lara Juan Car.os RopRiGUEZ AGUILAR 1934-2004 FONDO DE CULTURA ECONOMICA Edicion conmemorativa 70 Aniversario, 2006 Bloch, Mare Los reyes taumaturgos / Marc Bloch ; prél. de Jacques Le Goff, present. de Marcos Lara, trad. de Marcos Lara, Juan Carlos Rodriguez. Aguilar. — 2* ed. — México : FCE, 2006. 663 p. : ilus. ; 21 x 14 em — (Colec. Conmemorativa 70 Aniversario ; 67) Titulo original Les rois thaumaturges ISBN 968-16-7792-7 1. Francia — Historia — Siglos XVLXIX 2. Inglaterra — Historia — Siglos XVI-XIX I. Le Goff, Jacques, prél. I. lara, Marcos, tr. 11. Rodriguez Aguilar, Juan Carlos, tr. IV, Ser. V.1. LC RC2g6 Dewey 944.025 Baigr Distribucién mundial para lengua espaiiola Primera edicidn en francés, 1924 Tercera edicién en francés, 1983 Primera edici6n del FcE, 1988 Comentarios y sugerencias: editorial@fondodeculturaeconamica.com www. fondodeculturacconomica.com “Tel. (55)5227-4672 Fax (55)5227-4694 presi certificada ISO 900%: 2000 Editor: Marti SoLer Disefio de forro ¢ interiores: Maurrcro GomEz Morin / FRANCISCO InARRA Titulo original: Les rois thaumaturges © 1983, 2006, Editions Gallimard, por la presente edicién y el protogo de Jacques Le Goff Reedicién corregida de la obra publicada en 1924 por: Publications de la Faculté des Lettres de Strasbourg, ¥ en 1961 por la Librarie Armand Colin. D. R. @ 2006, Fonvo px Cutrura ECONOMICA Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14200 México, D. B. Se prohibe la reproduccién total o parcial de esta obra —incluido el disefio tipografico y de portada—, sea cual fuere el medio, electrénico 0 mecanico, sin el consentimiento por escrito del editor. ISBN 968-16-7792-7 Impreso en México + Pririted in Mexico [NDICE GENERAL Prélogo, 11 Presentacion, 59 Prefacio, 75 Introduccion, 79 LIBRO PRIMERO Los origenes I. Los comtienzos del tacto de las escréfulas, 93 1. Las escr6fulas, 93 2. Los comienzos del rito francés, 95 3. Los comienzos del rito inglés, 109 Il. Los origenes del poder de curacién de los reyes: la realeza sagrada en los primeros siglos de la Edad Media, 120 1. La evolucién de ja realeza sagrada; la consagracién, 120 2. El poder de curacién del consagrado, 146 3. La politica dindstica de los primeros Capetos y de Enrique I Beauclerc, 149 LIBRO SEGUNDO Grandeza y vicisitudes de las realezas taumatirgicas TII. El tacto de las escréfulas y su popularidad hasta fines del siglo xv, 161 1. Los ritos francés e inglés, 161 7 8 f@ [NICE GENERAL INDICE GENERAL /@ 9 2. La popularidad del tacto real, 170 2. Renacimiento y reforma, 418 3. El tacto de las escréfulas en la literatura médica ' 3. Absolutismo y realeza sagrada: la tiltima leyenda det ciclo de la Edad Media, 189 monirquico francés, 436 4. El tacto de las escréfulas ante la opinion eclesidstica, 194 4. E] tacto de las escréfulas en tiempos del absolutismo fran- 5. El tacto de las escréfulas y las rivalidades racionales; , cés y de has primeras luchas civiles inglesas, 453 tentativas de imitacién, 225 VIIL. Decadencia y muerte del tacto, 475 IV. El segundo milagro de Ia realeza inglesa: los anillos ‘ 1. Como se perdié la fe en el milagro real, 475 medicinales, 239 2. El fin del rito inglés, 483 1. El rito de los anillos en el siglo xv, 239 3. El fin del rito francés, 492 2. Las explicaciones legendarias, 241 3. Los origenes magicos del rito de los anillos, 246 4. La conquista de una receta magica por la realeza LIBRO TERCERO milagrosa, 253 ‘ La interpretacién critica del milagro real V. La realeza maravillosa y sagrada desde los origenes Ix. del tacto de las escréfulas hasta el Renacimiento, 267 1. Los primeros ensayos de interpretacién racionalista, 505 1, La realeza sacerdotal, 267 : 2. Como se creyé en el milagro real, 517, 2. El problema de la unicién, 300 3. Las leyendas; el ciclo monarquice francés; el dleo milagroso en la consagracién inglesa, 310 APENDICES 4. Las supersticiones; el signo real; los reyes y los leones, 332 . El milagro real en las cuentas francesas e inglesas, 531 5. Conclusiones, 345 4 Il. Inventario iconografico, 550 III. Los comienzos de la uncién real y de la consagracién, 563 VI. Algunas corifusiones de creencias: san Marculfo, los reyes ‘ IV. Anilisis y extractos del “Tratado de la consagraci6n” de Francia y los séptimos hijos, 348 ' de Juan Golein, 584 1. San Marculfo, su leyenda y su culto, 348 V. La peregrinacién de los reyes de Francia a Corbeny, 2. San Marculfo y el poder taumatiirgico de los reyes después de la consagracién y et traslado del relicario de Francia, 368 . de san Marculfo a Reims, 598 3. Los séptimos hijos, los reyes de Francia y san Marculfo, 382 , . Adiciones y rectificaciones, 602 VII. £! milagro real en la época de las tuchas religiosas : Bibliografia, 611 y del absolutismo, goo Indice analitico, 627 1. Las realezas taumatuirgicas antes de la crisis, 400 PROLOGO Marc Bloch fue torturade por la Gestapo y fusilado a la edad de cin- cuenta y siete afios el 16 de junio de 1944 en Saint-Didier-de-For- mans, Ain, cerca de Lyon, debido a su participacion en la Resistencia. Durante los treinta afios que siguieron a esta heroica muerte, su reputacién como historiador tuvo un triple fundamento: en primer lugar estaba su papel de cofundador y codirector, junto con Lucien Febvre, de la revista Annales, que renové la metodologia de la his- toria; luego estaban dos grandes libros: el primero, Les Caracteres originaux de Phistoire rurale francaise (1931) (La historia rural france- sa: caracteres originales, Critica, 1978], apreciado sobre todo por los especialistas que con justicia lo consideraron el punto culminante de la escuela francesa de historia geogrdfica y el punto de partida para un nuevo enfoque de la historia rural tanto medieval como moder- "La revista, fundada en 1929 con el titulo Annales d'historre économique et sociale [Anales de historia econdmica y social}, se convirtié con la guerra en Annales d histoire sociale [Anales de historia’social] (de 1939 a 1941 y de nuevo en 1945); entre 1942 y 1944 se titulé Mélanges @his- toire sociale [Miscelinea de historia social] debido a las leyes de Vichy, que exigieron incluso que el nombre del judio Marc Bloch desapareciera de la portada de la revista. Mare Bloch, quien ya habia expresado en una carta de mayo de 1941 Lucien Febvre su renuencia para con- tinuar la publicacién de la revista bajo el gobierno de Vichy, colabord, no obstante, con el seu- dénimo de Marc Fougéres. En octubre de 1942, en otra carta dirigida a Lucien Febvre en Ja que reconsidera su desacuerdo, reconoce el buen fundamento de la decision que tomé el primero al continuar con la revista, Acerca de si tenia intenciones, si hubiera sobrevivido, de volver a asumir 0 no sus fanciones en la revista después de terminada la guerra, los testimonios son contradictorios. Después de su muerte fa revista tomé, en 1946, el titulo de Armates: Econo- mies-Soclétés-Civilisations {Anates: economtas, sociedades, civilizaciones], que conserva hasta hoy. 12 f@ MARC BLOCH na; el segundo, La Société féodale (1939-1940) [La sociedad feudal], €ra una sintesis poderosa y original que transformaba la historia de las instituciones al ofrecer una concepcién global de la sociedad e integrar historia econdémica, historia social e historia de las menta- lidades, apelando a un ptiblico més amplio; a estos dos libros se sumaba también un tratado (péstumo)} de metodologia histérica, Apologie pour Vhistoire ou Métier @historien (publicado por Lucien Febvre en 1949) [Introduccién a la historia, rox, 1952], ensayo incon- cluso en el que algunas perspectivas profundas y originales a veces se pierden por el enredado borrador que el autor seguramente hubiera corregido antes de su publicacion. _ No obstante, desde hace algunos aftos y para un mimero crecien- te de investigadores en ciencias humanas y sociales, Marc Bloch es, antes que nada, el autor de un libro pionero, su primera gran obra, Les rois thaumaturges. Etude sur le caractere surnaturel attribué & la puissance royale particuliérement en France et en Angleterre (1924) [Los reyes taumaturgos, rcE, 1988], que hizo de este gran historiador el fundador de la antropologfa histérica? GENESIS DE LOS REYES TAUMATURGOS En el estado actual de nuestros conocimientos sobre Marc Bloch, y en espera de que las cartas que conservamos (suyas o de sus cortes- ponsales) puedan aportarnos alguna precisién —si no es que alguna revelaci6n—, podemos afirmar que la gestacién de Los reyes tauma- turgos abarcé una docena de aiios y se beneficié de tres experiencias fundamentales, dos de orden intelectual y una de orden existencial __, Com tal lo reconoci6 Georges Duby en su prefacio a la séptima edicion de Apologie pour Phistoire ou Métier d'historien (1974): “Caando a los cincuenta y seis afios, en las iltienas Ii- eas que escribié, el Bloch del tiempo de la Resistencia afirma una vez més que las condicio- nes sociales son ‘en su mas profunda naturaleza mentales’ (p. 158), jacaso no nos hace wn [la- ‘mado a reconsiderar su primer libro, su verdadera gran obra; a releer Los reyes tautmaturgos y 4 continuar esa historia de las mentalidades que él habla abandonado pero de la que el joven Bloch fue probablemente el inventor?” (p.15). , Agradezco a Etienne Bloch, hijo de Marc Bloch, por poner a mi disposici6n toda la docu- mentacién e informacién que pudo recopilar sobre su padre en relacién con Los reyes teurna- LOS REYES TAUMATURGOS fe 3 La primera tuvo por escenario la Fondation Thiers en Paris, donde Marc Bloch, que ya habia merecido en 1908 4a titularidad de catedratico de historia en la Ecole Normale Supérieure, fue pensio- nario entre 1909 y 1912, La segunda fue la experiencia de la primera Guerra Mundial, al final de la cual habja obtenido el grado de capi- tan tras haber servido en el ejército por cuatro ocasiones y haber sido condecorado con la cruz de guerra. La tercera fue el ambiente académico que prevalecia en la Facultad de Letras de la Universidad de Estrasburgo, donde fue nombrado profesor de conferencias en diciembre de 1919 y luego catedratico en 1921. La labor cientifica de Marc Bloch comienza entre 1911 y 1912, época en que publica sus primeros articulos. Hasta el advenimiento de la guerra, dichos estudios muestran tres focos de interés eviden- temente relacionados entre si. En primer lugar, la historia institu- cional del feudalismo medieval (en particular el papel de Ja realeza y de la servidumbre en el sistema feudal); se trata del primer aliento de un estudio que, debido a las disposiciones tomadas a favor de los universitarios que combatieron en la guerra, no pasaria de ser el embri6n de una tesis: Rois et serfs — un chapitre de Vhistoire capétien- ne (Reyes y siervos: un capitulo en la historia de los Capetos]. En segundo lugar, una regién: la fle de France; este interés se explica por ta enorme influencia que la geografia histérica tuvo, a partir de Vidal de La Blanche y sus sucesores, en la nueva escuela francesa de histo- ria que florecié durante el periodo de entreguerras. En tercer lugar, una metodologia incipiente, aspecto que se refleja en el muy poco conocido discurso que Bloch pronuncié en la entrega de los premios del Liceo de Amiens en 1914, en Ja vispera de la Gran Guerra, y que equivale a un primer discurso del método: Critique historique et cri- tique du témoignage (La critica histérica y la critica del testimonio]. turgos y por concederme la autonzaci6n para trabajar en el fonde de documentos de Mare Bloch resguardado en los Archives Nationales y que pude consultar en las mejores condicio nes gracias a la amabilidad de Suzanne d’Huart, jefa del Departamenta de Conservacisn. Este fondo constituye el ramo a8 xix 3796-3852 (el ramo ap x1x corresponde a documentos de gran- des eruditos resguardados en los Archives Nacionales). La mayorfa de las citas incluidas en este prélogo que no tienen referencia provienen de este fondo, Agradezco asimismo a mi amigo André Burguigre por sus nuiltiples y valiosas aclaraciones. 14) MARC BLOCH Uno de estos primeros ensayos, publicado en 1912, merece espe- cial atencién: “Les formes de Ja rupture de ’hommage dans l’ancien droit féodal” [“Las formas de ruptura del vasallaje en el antiguo derecho feudal”}.* En él Marc Bloch describe un “rito” feudal cono- cido como jet du fétu o “tirar la paja”, que a veces se Hamaba también “quebrar la paja” (exfestucatio) y que representaba la disolucién del vinculo de vasallaje. He aqui, pues, un interés precoz por los aspec- tos rituales de las instituciones del pasado. Dada la indiferencia casi total de los historiadores y los especialistas en derecho medieval francés (apenas dos notas de Gaston Paris y una alusién de Jacques Hach), Marc Bloch recurrié a los historiadores alemanes de derecho medieval, quienes en ese momento estaban particularmente intere- sados en la etnografia y et comparativismo: pudo leer un articulo de Emst von Moeller, pero, sobre todo, se ayudé de “la gran obra de M. Karl von Amira’, Der Stab in der germanischen Rechtssymbolik [El baculo en el simbolismo juridico germanico|> EL TRIO DE LA FONDATION THIERS sDénde se encuentra Marc Bloch en ese momento? Después de di- versas estancias universitarias en Alemania entre 1908 y 1909, concre- tamente en Berlin y en Leipzig, consigue una estancia en la Fon- dation Thiers; alli encuentra a dos antiguos camaradas de la Ecole Normale, el helenista Louis Gernet (catedratico a partir de 1902) y el sinélogo Marcel Granet, catedratico, como él, desde 1904. Los tres jOvenes eruditos organizaron entre ellos un pequefto grupo de inves- tigacion y todo parece indicar que Granet tuvo gran influencia sobre sus dos compaiieros: la temética y la metodologia de Granet, que habrian de renovar la sinologia, orientaron a Louis Gernet ya Mare __ * Publicado en Nouvelle Revue historique du droit francais et étranger [Nuevn revista histd- rica de derecho francés y extranjero], t, xxv, marzo-abril de 1912, pp. 141-177, y reeditado en Marc Bloch, Mélanges historiques [Misceldnea histdrica|, Paris, 1963 (Bibliothtque Générale de Ecole Pratique des Hautes Etudes, seccién vt sevPEN),t. 1, Pp, 189-209, * Las referencias exactas que hace a estos dos trabajas pueden encontrarse en articulo atri= ba citado de Marc Bloch, Mélanges historiques [Misceldnea histérica],t.1, p. 190, nota 2, LOS REYES TAUMATURGOS f@ 15 Bloch hacia panoramas mas amplios que los que ofrecia en ese mo- mento la historiografia tradicional de la Grecia clasica y del Occi- dente medieval. Antes de la aparicién de Los reyes taumaturgos en 1924, Marcel Granet habia publicado Fétes et chansons anciennes de la Chine (Antiguas festividades y canciones de China] (1919) y La Religion des Chinois {La religion de los chinos| (1922); ademas habia comenzado las investigaciones y refkexiones que lo evarian a escri- bir sus dos grandes sintesis: La Civilisation chinoise (1929) {La etvili- zacién china, UTEHA, 1959] y La Pensée chinoise [El pensamiento chino] (1934). También escribié La Féodalité chinoise [El feudalismo chi- no) que se publicé en 1932 en Oslo, donde el aiio anterior se habia publicado la obra de Marc Bloch Les Caractéres originaux de Vhistoi- re rurale francaise [La historia rural francesa: caracteres originales). Granet habia sucedido a Bloch como invitado extranjero del Ins- tituto para el Estudio Comparado de las Civilizaciones en Ja capital noruega y su obra fue resefiada por el mismo Marc Bloch en los Annales en 1930 (pp. 83-85). El trabajo de Granet contribuy6 nota- blemente a que Marc Bloch reafirmara desde el primer momento su interés por los ritos y los mitos, por Jas ceremonias y las leyendas, por la psicologia colectiva comparada y por los “sistemas de pensa- miento” y de creencia de las sociedades antiguas. ‘ Louis Gernet, cuya labor docente estuvo confinada demasiado tiempo a la Universidad de Argel (aunque es cierto que ahi pudo dar la bienvenida al joven historiador Fernand Braudel) y cuya obra su- frié una escandalosa marginacién por parte del helenismo universi- tario que reinaba entonces, no estd menos cercano a Bloch que Gra- net en cuanto a su pensamiento y sus métodos. Gernet publicé en 1917 sus Recherches sur le développement de la perisée juridique et morale en Gréce [Investigaciones sobre el desarrollo del pensamiento juridico y moral en Grecia]. Su gran sintesis Le Génie grec dans la reli- gion [El genio griego en la religion, UTEHA, 1960], escrito en colabora- cién con André Boulanger para el periodo helenistico, se publicé en “Como ejemplo de un estudio de Marcel Granet sobre un rito juridico, publicado antes de Los reyes taxtmaturgos, véase “Le dépdt de l'enfant sur le sol” [La colocacién det nito sobre et suelo) publicado en La Revue archéologigue Revista de arqueologia] en 1922. 16 f® MARC BLOCH 1932 pero no tuvo impacto sine hasta la reedicién de 1970, cuande la compilacién péstuma de sus articulos, Anthropologie de la Gréce antique (1968; nueva edicién, 1982) [Antropologia de la Grecia anti- gua, Taurus, 1980] permitid finalmente valorar su trascendencia; esta obra ha tenido, pues, una notable influencia en la gran escuela fran- cesa contemporanea de antropologia historica de la Grecia antigua (Jean-Pierre Vernant, Pierre Vidal-Naquet, Marcel Detienne —ori- ginario de Lieja—, Nicole Loraux, Francois Hartog, etc.) Las discu- siones de Marc Bloch (y de Granet) con Gernet hicieron mas pro- fundo el interés de Bloch por el etnojuridismo, el mito, el ritual y por da investigacién comparatista perspicaz pero prudente.’ LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL. Ahora trataremos la segunda de las experiencias arriba enlistadas: la guerra de 1914-1918. Para Marc Bloch ésta fue una aventura extraor- dinaria. Los recuerdos que escribié durante el primer afio del con- flicto nos lo muestran como alguien capaz de combinar con senci- Ilez un ardiente patriotismo, una aguda capacidad para percibir los dramas y las miserias cotidianas de los soldados, asi como un espe- cial cuidado por no esconder nada de la sordida y cruel realidad de la vida de los combatientes. No obstante, siempre mantiene una luci- dez que le permite, incluso en los momentos mas encendidos, guar- dar su distancia de la accién; es capaz de echar un vistazo Ileno de humanidad, aunque sin complacencias, a los hombres que estan a su alrededor y también observarse a si mismo. Constantemente se es- fuerza por reflexionar como historiador sobre lo que ve y lo que vive; narra, por ejemplo, que el primer dia en que participé en combate, el 10 de septiembre de 1914: “El espiritu de la curiosidad, que rara vez me abandona, no se habia apartado de mi tampoco ahora” A la 7 Debo Io esencial de estas noticias sobre el grupo de Bluch, Gernet y Granet en la Fondation Thiers entre 1909 y 1912 a Ricardo di Donato, profesor de la Escuela Normal Superior de Pisa, que actualmente prepara una gran obra sobre Louis Gernet. Expreso aqui mi efusivo agradecimiento, LOS REYES TAUMATURGOS 17 curiosidad, primer aguijén de la historia, le sigue inmediatamente la labor de investigacion de la memoria: anota en una bitacora et dia y los acontecimientos de cada jornada y la mantiene hasta que una herida y la enfermedad le impiden continuar con el diario e] 15 de noviembre de 1914. Cuando una enfermedad grave a principios de 1915 lo obliga a pasar a la retaguardia y le impone un descanso de convalecencia, inmediatamente retoma la escritura de sus recuerdos: no quiere depender de la memoria, pues ésta opera sobre el pasado “una selecci6n que me parece a menudo poco juiciosa”. Al final de estas remermbranzas que abarcan los cinco primeros meses de gue- rra, afade algunas conclusiones sobre su experiencia como historia- dor y esboza los temas que retomard en 1940 en L’Ezrange défaite |La extrafia derrota, Critica, 2002}.5 Sin embargo, lo esencial de esta experiencia para él es todo lo concerniente a la psicologia, tanto la psicologia individual de los soldados y de los oficiales, como la psi- cologia colectiva de los grupos de guerreros.? Carlo Ginzburg ha analizado con mucha perspicacia y finura la manera como Los reyes taumaturgos nacié de la experiencia de la guerra de 1914-1918. Marc Bloch presencié la reinstauracién de una sociedad casi medieval, el regreso a una mentalidad “barbara e irra- cional”, La propagacién de noticias falsas que, segtin él, era Ja prin- cipal modalidad de este retroceso, le inspiré uno de sus mas notables * PBtrange défaite [La extraita derrotn), ed. péstuma, Paris, 1946 (Gallimard prepara una oueva edicién). °'Véase Marc Bloch, “Souvenirs de guerre, 1914-1915” [Recuerdos de ta guerra, 1914-1915], et Cahiers des Annales [Cuadernos de Annales}, 26, Paris, 1969. Marc Bloch tuvo oportunidad de ampliar su conocimiento de la psicologia del soldado al asumir la defensa (tal y como se lo exi- gia su calidad de oficial) de los soldados lamados a comparecer en consejo de guerra. Se han conservado algunas notas de sus alegatos. Véase el catdlogo de la exposicién Mare Bloch (levantada por André Burguitre y Claude Chandonnay), Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales, mayo de 1979. . Carole Fink ha destacado con precisién el impacto que tuvo esta experiencia de la prime- ra Guerra Mundial en el interés de Marc Bloch por la psicologia colectiva. Su introduccién a la traduccién inglesa de las Mémoires de guerre [Memorias de guerra] de Marc Bloch sigue sien- do la mejor semblanza que se haya escrito sobre la vida y el pensamiento del gran historiador (M. Blach, Meroirs of War, 1914-1915, trad. ¢ introd. de Carole Fink, Ithaca y Londres, Cornell University Press, 1980). Véase también el articulo, naturalmente breve, de J.-CL Schmitt, Mare Bloch, en J. Le Goff, R. Chartier y J. Revel (eds.), La Nouvelle Histoire [La nueva historia], Paris, 1978 Pp. 79-82. 18 ft ~~ MARC BLOCH articulos: “Réflexions d’un historien sur les fausses nouvelles de la guerre” [“Reflexiones de un historiador sobre las noticias falsas en la guerra”].!° Ahi dernuestra como la censura, que desacreditaba las formas escritas y las sometia a un escrutinio opresivo, condujo nota- biemente a “una prodigiosa renovacién de la tradicidn oral, antigua madre de las leyendas y los mitos”. Es asi como la guerra proporcio- né al historiador una oportunidad inusitada para observar, como si se tratara de una prdctica de campo, el pasado medieval: “Por una audaz circunstancia que ni el mas osado de los experimentadores se hubiese atrevido a sofiar, la censura, que ahora rechazaba el desa- trollo de los siglos transcurridos, enfrenté a los soldados cara a cara con los medios de informacién y con e! ingenio de las edades anti- guas, los tiempos anteriores al periddico, a la noticia impresa, al li- bro”. Sin embargo, el escepticismo que agobia al historiador ante esta difusién de falsas noticias no Hega a afectar en lo més minimo la “historia juridica, econémica o religiosa” y menos atin la historia de la psicologia colectiva; Bloch considera que “lo mas profundo en la historia podria ser también lo mas seguro” Los reyes taumaturgos es un intento por sumergirse precisamente en la historia “profunda”. De esta manera se explica el juicio que, en ta conclusién de su obra, ofrece sobre el milagro curativo de los reyes: se trata de “una colosal falsa noticia”; emplearia la misma expresién en 1932 para , definir el fendmeno estudiado por Georges Lefebvre en otro gran libro de historia de las mentalidades: La Grande peur de 1789 [El gran pénico de 1789, Paidés, 1986]."' La experiencia de la guerra fortalecié en Marc Bloch su convic- cién de que, si bien “la incomprensién del presente nace fatalmente de Ja ignorancia del pasado”, también es cierto que se necesita “com- prender el pasado a través del presente’, como lo expresard en Métier @historien (Introduccion a la historia}. De ahi que considere tan '” Revue de synthese historique [Revista de sintesis histérical, t. 33, 1921, pp. 13-35, teedi- tado en Mélanges historiques (Miscelinea histérica), t. , Paris, 1963, pp. 41-57. 1 ELarticulo con que Mare Bloch resefia la obra de G. Lefebvre se titula “L’erreur collecti- ve de la'grande peur’ comme sympt6me d’un état social” [EI error colectivo del Terror’ como sintoma de un estado social”}, en Annales d'histoire économique et sociale [Anales de historia econémica y social], t. V, 1933, PP. 301-304. LOS REYESTAUMATURGOS fig importante el “método regresivo”; asi pues, la psicologia de soldados y hombres en el periodo 1914-1918 echard luz sobre la actitud que tuvo la gente de la Edad Media (y hasta el siglo xvin) frente at mila- gro de los reyes. En suma, el proyecto de investigacion que habria de culminar con la redaccién de Los reyes taumaturgos se concreté en la inteligen- cia del joven historiador durante la primera Guerra Mundial. Su colega Charles-Edmond Perrin cuenta que en febrero de i919, du- rante una excursién que hicieron juntos a los Vosgos cuando toda- via no habian vuelto a la vida civil, Marc Bloch le dijo: “Cuando ter- mine con mis caracteres rurales, estudiaré el rito de la uncién en la consagracién de los reyes en Reims”."? ESTRASBURGO Puesto que es bastante conocida, insistiré menos en la tercera cir- cunstancia que contribuy6 a la decision de Bloch de emprender el estudio del milagro real: se trata del ambiente académico de la Universidad de Estrasburgo, en donde Marc Bloch fue nombrado profesor de conferencias en octubre de 1919." Al término de la gue- rra, la Universidad de Estrasburgo, que volvia a ser francesa, recibié toda la atencién de los poderes ptiblicos: se trataba de opacar el recuerdo de la universidad alemana y converte esta institucién, ape- nas recuperada, en el escaparate intelectual y cientifico de Francia de cara al mundo germanico. Brillantes jovenes académicos obtuvieron cAtedras: entre ellos el historiador Lucien Febvre (nacido en 1878), a quien es preciso nombrar en primer lugar pues su encuentro decisi- vo con Bloch llevé a la fundacién, en mutua colaboracién, de la revista Annales d’Histoire économique et sociale |Anales de historia "—Prefacio” de Charles-Edmond Perrin, en Marc Bloch, Melanges historiques {Miscelénea hist6rica), op. cit p. xt " Véase Lucien Febvte, “Souvenirs d'une grande histoire: Mare Bloch et Strasbourg” [Recuerdos de une gran hsstoria: Marc Bloch y Estrasburgo}, en Memorial des années 1939-1945 [Memoriat de tos afios 1939-1945), Estrasburgo, Facultad de Letras, reeditado en Combats pour Phistoire, Parts, A. Colin, 1953 [Combates por la historia, Barcelona, Ariel, 1992). 20 fe MARC BLOCH econémica y social] en 1929; hubo otros historiadores, como el espe- cialista en la Roma antigua André Piganiol, el medievalista Charles- Edmond Perrin y, sobre todo, el gran historiador de la Revolucién francesa, Georges Lefebvre; pero también hay que mencionar al fundador de la sociologia religiosa en Francia, Gabriel Le Bras, al gedgrafo Henri Baulig, al fildlogo Ernest Hoepffner y especialmente a dos intelectuales: el médico y psicélogo Charles Blondel y el socio- logo Maurice Halbwachs. El primero de estos tiltimos ya habia pu- blicado La Conscience morbide [La conciencia mérbida] en igi4, publicaria en 1926 La Mentalité primitive [La mentalidad Primitiva) y estaba trabajando en su gran obra, Introduction & la psychologie collective (1928) [Psicologia colectiva, América, 1945] que Marc Bloch resefiaria en la Revue historique [Revista de historia] en 1929. Como ya lo sefialé Georges Duby, Blondel desafiaba a los historiadores (jaunque Jo hizo cuatro afios después de Los reyes taumaturgos!) con su afirmacion de que “no valia la pena obstinarse en determinar de plano los modos universales de sentir, de pensar y de actuar”; ésta era una exhortacién en favor de una historia de las mentalidades y del comportamtento que apreciara diferencias en cuanto a tiempo y espacio. Maurice Halbwachs produciria, un afio después de Los reyes taumaturgos de Bloch, una obra capital en el campo que hoy llama- mos de las ciencias humanas y sociales: Les Cadres sociaux de la mémoire [Los marcos sociales de la memoria]. En el mismo afio de su publicacion Marc Bloch le dedicé un amplio articulo en la revista Revue de synthése historique (Revista de sintesis histérica] de Henri Berr, ef pionero de la renovacién de la historia y de las ciencias humanas.'" Memoria y sociedad, es decir, memoria ¢ historia: gqué tema podria seducir mas a Mare Bloch? En Blondel y en Halbwachs, Marc Bloch encontré a los alumnos del erudito que marcé de la manera mas profunda su formaci6n intelectual, el socidlogo Emile Durkheim. Este publicé en 1912, a par- tir de un estudio sobre el sistema totémico australiano, Les Formes ‘“Mémoire collective, tradition et coutume a propos d'un livee récent” [Memoria colecti- va, tradicidn y costumbre a propésito de un reciente libro}, en Revue de synthese historique [Revista de sintesis histériea), ¢. 40,1925, pp. 73-83. LOS REYES TAUMATURGOS =f at élémentaires de la vie religieuse | Las formas elementales de la vida reli- giosa, Alianza, 1993], donde define lo sagrado como “una representa- cién de la sociedad”."* Henri Sée expresé con perspicacia la influen- cia que Emile Durkheim tuvo sobre Mare Bloch en una carta que le envié para agradecerle y para felicitarlo par Los reyes taumaturgos; ahi se refiere de la siguiente manera a la resefia que Marc Bloch aca- baba de publicar, en colaboracién con Lionel Bataillon, en la Revue historique del libro de Lucien Febvre La Terre et Pévolution humaine. Introduction géographique a Vhistoire [La Tierra y la evolucién huma- na. Intreduccién geografica a la historia] (1922): “Sus observaciones sobre el libro de Lucien Febvre me han parecido de lo mds atinadas. En el fondo la historia [...] est mas cercana a la sociologia que a la geografia; incluso, la metodologia de la sociologia, tal y como la defi- nié Durkheim, es en buena medida una metodologia de la historia”. Recordemos ademas que Durkheim escribié en el encabezado del primer numero de Année sociologique [Anuario de sociologia] de 1898 una referencia a Fustel de Coulanges, el mismo Fustel de Coulanges al que Marc Bloch apelaria numerosas veces en Introduccion a la his- toria y que le sirvié de inspiracién desde su juventud. Christian Pfister, en su carta de recomendacién para la candidatura de Bloch ala Fondation Thiers, declaré precisamente que Marc Bloch se ocu- paba de asuntos de historia social que habian sido ignorados desde Fustel de Coulanges.'* En Introduccion a Ja historia, Marc Bloch ex- presé lo que él y los historiadores deseosos de escapar del monsto- no rumor de la historia positivista universitaria le debian a Dur- kheim y a su escuela: “A este gran esfuerzo deben mucho nuestros estudios. Nos ha ensefiado a analizar con mayor profundidad, a en- focar més de cerca los problemas, a pensar, me atrevo a decir, de manera menos barata”.’” '§ J.-L. Fabiani, articulo "Durkheim (Emile) en }. Le Goff, R. Chartier y R. Revel (eds.), La Nouvelle Histoire [La nueva historia], 1978, p. 149. 6 Véase Carole Fink, op. cit... 9. 7 Introduccién a la historia, México, FcR, 1952, p. 17. Sobre [urkheim, la historia y Marc Bloch, véase Robert N. Bellah: “Durkheim and History” [“Durkheim y la historia”|, en Ame- rican Sociological Review |Revista de sociologia norteamericana}, 24,1959, pp. 447-46, y R. Col- bert Rhodes, “Emile Durkheim and the Historical Thought of Mare Bloch” (“Emile Durkheim 22 te MARC BLOCH. Estrasburgo fue entonces para Marc Bloch el contacto vivo, a tra- vés de colegas y amigos, con las ciencias sociales, hermanas de la his- toria. Los reyes taumaturgos es una obra que germiné en este fértil suelo interdisciplinario; no sorprende pues que en la obra se en- cuentren a menudo referencias a estas ciencias, cosa que también observé Henri Sée: “El ultimo capitulo de su obra, que es excelente, no s6lo interesaré a los historiadores: en él encontraran muchos temas de reflexién los folkloristas, los psicélogos y los socidlogos”. Para concluir esta evocacién de lo que Los reyes taumaturgos debe al Estrasburgo de los afios 1919-1924, es preciso recordar la admirable biblioteca universitaria, el enriquecimiento de cuyo acer- vo a cual mds los alemanes (de 1871 a 1918) como los franceses con- sideraron un asunto de honra nacional. Lucien Febvre lo expresé del siguiente modo: “El telén de fondo era la biblioteca, la admirable Biblioteca Nacional y Universitaria de Estrasburgo, sus tesoros se desplegaban ante nuestros ojos, estaban al alcance de nuestras ma- nos: una herramienta incomparable de trabajo, tinica en toda Fran- cia. Si alguno de nosotros ha de dejar alguna obra memorable, se lo debe en la mayor parte a la Biblioteca de Estrasburgo, a sus recursos prodigiosos que no hacfamos sino aprovechar”!* 10S MEDIEVALISTAS ALEMANES Dos factores mas, de naturaleza muy diferente, condujeron a Marc Bloch finalmente al estudio de ta enfermedad que curaban los reyes. El primero fue su familiaridad con la obra de los medievalistas alema- nes y la seduccién que sobre él ejercian tanto la erudicién como las problematicas que planteaban sus colegas germanos. Christian Pfister y el pensamiento histérico de Marc Bloch”, en Theory and Society |Teorla y sociedad], vel. 6, nim. 1, 1978, pp. 45-73. 4 En “Marc Bloch et Estrasburgo” (“Mare Bloch y Estrasburgo”], reimpreso en Combats pour Fhistoire, p. 400 [Combates por ia historia, Barcelona, Ariel, 1992]. Por supuesto que Marc Bloch también aprovech6 el acervo de la Biblioteca Nacional de Parts y de la British Library de Londzes e intercambié una amplia correspondencia con muchos archivistas tanto franceses como extranjeros. LOS REYES TAUMATURGOS #23 hizo alusién a esto en su misiva de 1909 que ya mencionamos arriba; las estancias de Bloch en Berlin y en Leipzig entre 1908 y 1909 tuvieron fruto. Una de sus primeras resefias en la Revue historique | Revista de historia], escrita en 1921, estuvo dedicada al libro de Fritz Kern publi- cado en 19t4, Gottesgnadentumn und Widerstandsrecht im friiheren Mittelalter. Zur Entwicklungsgeschichte der Monarchie |Gracia de Dios y derecho de resistencia en la alta Edad Media. Una contribucién a la historia del desarrollo de la monarquia). Mas atin, en el expediente de Los reyes taumaturgos que se conserva entre los documentos de Marc Bloch en los Archivos Nacionales, hay una carta de agradecimiento de Fritz Kern por la resefia que le escribiera Marc Bloch: el historiador alemdn se muestra profundamente conmovido por la atencién que Mare Bloch presté a su obra y por la delicadeza con la que el nuevo académico de Estrasburgo redact6 su resefia. Desde el inicio de Ja gue- rra, dice el aleman, no recibia de sus colegas franceses sino indiferen- cias y desaires, por lo que se halla doblemente conmovido. Asi pues, en este momento las investigaciones alemanas ya ha- bian conseguido, si no inspirar, al menos si servir a Marc Bloch en sus reflexiones. En su articulo de 1912 sobre la “ruptura del vasallaje” habia echado mano de los mas notables representantes alemanes de una disciplina totalmente abandonada en Francia: el etnojuri- dismo.” La historiografia alemana no s6lo le da instruccién sino también lo impulsa —ya que tiene el 4nimo de superarta— hacia la historia de la soberania, hacia el estudio de las imagenes y de las insignias del poder, objetos de estudio de los que mas tarde se ocu- paran P. E. Schramm y su escuela. EL HERMANO MEDICO Por ultimo, la afectuosa relacién que tenia con su hermano médi- co lo llevé a profundizar muy particularmente en el aspecto clinico de su tema y en todo lo que concernia a la medicina popular. En la Véase lan. 5. 24 t MARCBLOCH dedicatoria del prélogo a Los reyes taumaturgos, en una ahadidura que data del 28 de diciembre de 1923, Marc Bloch da testimonio de la aportacién de este hermano, que murid como su padre antes de la Publicacién de la obra y que participé en ella de una manera que Marc Bloch consideraba decisiva.” HISTORIA TOTAL DE UN MILAGRO- Ahora pasemos a considerar Los reyes taurmaturgos tal y como Mare Bloch la escribié y la concibi6, esforz4ndonos por ubicarla en el pen- samiento histérico y antropoldgico de los inicios de la década de 1920. Marc Bloch quiso con esta obra historiar de manera global, en primer lugar, un milagro, y en segundo lugar, la creencia en dicho milagro; ambas cosas, no obstante, se confunden entre si hasta cier- to punto: é] mostré que un milagro existe desde el momento en que se puede creer en él (no hay determinismo en Marc Bloch, sino una serie de correlaciones racionales entre los fendmenos histéricos sin que ello implique una identificacién hegeliana entre Jo racional y Jo real), el milagro luego se debilita hasta que, finalmente, desaparece cuando ya no es posible creer en él. Marc Bloch aclara en’su intro- duccién: “Si no temiera hacer mds pesado atin un encabezamiento ya demasiado largo, le habria dado a este libro un segundo subtita- lo: “Historia de un milagro’” (p. 86). LA LARGA DURACION DEL MILAGRO, Bloch quiere, ademas, dar cuenta de este milagro “en toda su dura- cién y su evolucién” recurriendo a una “explicacién total”. Aqui se reconocen ya dos de los grandes temas de la “escuela” de los Annales: la historia global o totalizadora (que seria mejor describir como “explicacién total” manteniendo, por supuesto, un ideal, un caso 29 Véase las pp. 33-34. LO$ REYES TAUMATURGOS fe 25, marginal, un horizonte mds o menos inaccesible) y la larga duracién de la que Fernand Braudel, en un articulo merecidamente famoso, habria de ofrecer una definicién en 1958,?! cuando ya habfa publica- do el mas adecuado ejemplo de la misma ensu La Méditerranée et le monde méditerranéen a Vépoque de Philippe II (1949) [El Medite- rraneo y el mundo mediterrdneo en ta época de Felipe H, México, FCE, 1976]. La larga duracién no se refiere necesariamente a un largo periodo cronoldgico, sino, mds bien, a la parte de la historia y de las estructuras que evoluciona y cambia mas lentamente. La larga dura- cién es un ritmo lento. Es posible encontrarla y observarla en un lapso de tiempo relativamente corto pero siempre por debajo de la historia de los acontecimientos y de las coyunturas a mediano plazo, Seria totalmente erréneo creer que un problema planteado “desde los origenes hasta nuestros dias’, que muy rara vez es compatible con un problema histérico cientifico, representa la larga duracién en su forma mas perfecta, pero en el caso, como en Los reyes taumaturgos, en que el historiador tiene la oportunidad de conocer el inicio y el fin de un fenédmena histérico, de poder estudiarlo a través de toda su vida histérica, desde su nacimiento y su génesis hasta su declive y desaparicién, se trata de una oportunidad excepcional. Asi es como Marc Bloch pudo afirmar que el milagro real, el rito del tacto curati- vo, “nacié en Francia alrededor del afio 1000 y en Inglaterra aproxima- damente un siglo después” y desaparecié en Inglaterra con el estable- cimiento de la dinastia alemana de los Hannover en 1714 y en Francia el 31 de mayo de 1825 cuando Carlos X, después de su consagracién (29 de mayo), fuera el tiltimo rey que tocara a los escrofulosos. El. IDOLO DE LOS ORIGENES Por una doble paradoja, la parte de Los reyes taumaturgos que ahora requiere revisién es la que concierne a los origenes del tacto real. 2" F Braudel, “Histoire et sciences sociales. La longue durée” (“Historia y ciencias sociales. La larga duracién”], en Anmales E. S. C., 1958, pp. 725-753, reeditado en Ecrits sur Fhistoire, Paris, Flammarion, 1969, pp. 41-83 [Escritos sobre historia, Madrid, Alianza,-tg91]. 26 f® ~~ MARC BLOCH Paradoja porque el mismo Marc Bloch, quien denunciara en su obra Introduccién a ta historia el culto a ese “idolo de los origenes”, aqui ofrece sacrificio a ese concepto que genera confusién entre origenes, fuentes (otro término peligroso, como si en la historia las cosas deri- varan de una fuente o por un alumbramiento natural) y causas. Ahora bien, ya desde Los reyes taumaturgos Marc Bloch empleaba conceptos mas fecundos, como herencia, eleccién, nacimiento, génesis, con la idea de base de que “un fendmeno histérico jamas se explica plenamente fuera del estudio de su momento” La segunda paradoja es que la erudicién, siempre necesaria y fundamental para el histo- riador, no es en tltima instancia més s6lida que las hipétesis, las in- terpretaciones y las ideas. Los historiadores mantienen -una peli- grosa ilusi6n cuando piensan que la erudicién bien ejercida puede Hevar a certezas absolutas, a conclusiones definitivas. Y es que tam- bién la erudicién —incluso la més sélida— es fragil; a veces se des- cubren otros documentos que modifican la ubicacién en la secuen- cia cronoldégica de un documento ya conocido; a veces una nueva aproximacién confiere otro sentido al documento anterior, incluso en el nivel de la literalidad 0 historicidad mismas. E} pasado tiene para si, desde el punto de vista de la documentacion, un porvenir gracias a los descubrimientos y a las nuevas técnicas. Asi pues, en cuanto a la erudicién del trabajo histdrico, hemos de ser suficiente- mente modestos y humildes, lo mismo frente al futuro que frente al pasado. El caso de Los reyes taumaturgos es, en mi opinion, ejemplar en este aspecto, Después de una compilacién y un andlisis critico de documentos que incluso los eruditos menos atraidos por el procedi- miento de Marc Bloch tuvieron que reconocer que cumplia con las més rigurosas exigencias cientificas, Marc Bloch extrae del lote de documentos un texto: se trata de la carta de un oficial de origen francés que vivia en la corte del rey Enrique II de Inglaterra, Pierre de Blois. Hacia 1180 éste escribié: “Yo confieso que asistir al rey es [para un religioso] cumplir una funcién santa, pues el rey es santo: es el Cristo del Sefior, No en vano ha recibido el sacramento de la unci6n, cuya eficacia, si alguien por acaso lo ignorase 0 lo pusiese en LOS REYES TAUMATURGOS #7 duda, quedaria ampliamente demostrada por la desaparicién de esta peste que ataca la ingle y por la curacién de las escréfulas”.” Como yo estaba interesado en la historia de la peste inguinal, también llamada peste bubdnica o peste negra en la Edad Media, al releer Los reyes taumaturgos me intrigé este texto que atribuia a Enrique IJ (muerto en 1189) ja virtud de hacer desaparecer una epi- demia de esa peste. Pero hoy sabemos (y lo decimos partiendo de la experiencia, pues un fendmeno masivo como la peste negra forzosa- mente tendria que encontrarse en los documentos del siglo xu que son muy abundantes) que no hubo ninguna epidemia de peste inguinal en Occidente entre el siglo vm y 1347.3 Ocurre que hace sesenta aiios la historiografia se hallaba en Ja mas absoluta confusién en cuanto a la cronologia de la peste negra y la gran mayoria de los historiadores serios (incluyendo al sabio y curioso Marc Bloch) poco a poco se iban interesando en esta enfermedad que, con justa razén, no encontraban en sus documentos entre el siglo vir y mediados del siglo xv. Marc Bloch, a pesar de tado, muestra cierta incomodidad con esta referencia y escribe: “No sabemos con exactitud a qué alu- den estas tiltimas palabras. Quizds a una epidemia de peste bubéni- ca que, segiin las creencias, habria cedido ante Ja influencia maravi- llosa del rey. La confusién entre algunas formas de bubones y la ade- nitis de la ingle no tenia nada de imposible para un hombre de esta época segtin afirma un excelente historiador de la medicina, el doc- tor Crawford. Pierre de Blois no era médico [...]” (p. 110). Pero $i 2 EL texto latino, editado en el tomo 207 de la Patrologia Lata de Migne, col. 440 D, que Marc Bloch verificé en el mismo texto del manuscrito de la Bibliotheque Nationale de Paris (Nouvelles Acquisitions Latines, 785, fol. 59) y que yo mismo he hecho cotejar con los manus- ctitos més antiguos (pues por ua momento pensé que el texto auténtico quizé no decia ingui- nariae pestis, Ya peste inguinal, la peste negra, sino igniariae pestis, el mal del fixego, es decis, la erisipcla gangrenosa que produce al cormezuelo del centeno y cuya existencia en esa época est corroborada), dice: “fidem ejus plenissimam faciet defectus inguinariae pestis, et curatio scrophularum” (Los reyes faumaturgos, p. 10, n. 25). 2 Dr. Jean-Noél Biraben, Les Hommes et la peste en France et dans les pays européens et méditerranéens [Los hombres y la peste en Francia y ext los patses europeos y mediterrdneos), 2 vols., Paris y La Haya, 1976. Dr. Jean-No#l Biraben y Jacques Le Goff, La Peste dans le haut Moyen Age (La peste en ia alta Edad Medial, en Annales Economies ~ Sociétés — Civilisations [Anales: econonias, sociedades, civilzaciones], 1969, pp. 1484-3508. 28 4 ~~ MARC BLOCH Pierre de Blois no es un buen testigo de la peste inguinal, spor qué habria de serlo de las escréfulas? Sin embargo, Marc Bloch concluye: “Asi pues, Enrique II curaba las escrofulas”. Cree poder interpretar, aunque con reservas, los tex- tos del siglo x1 de modo que permitan suponer que el tacto real exis- tia en Inglaterra desde comienzos del siglo x1, pero luego procede a afirmar, ya sin reservas, que este texto es el testimonio cierto (pp. 18- ng) mas antiguo de que el rey de Inglaterra curaba las escrofulas. Tuve yo oportunidad de determinar la probable procedencia de la mencién de Pierre de Blois sobre la desaparicién de una epidemia de peste gracias al poder real.* En su Historia de los francos Grego- rio de Tours narra (x, 1) cémo el papa Gregorio Magno ordené, en el afio en que asumié el pontificado (590), al pueblo romano una letania (una procesién acompasiada de canticos penitenciales) con la intencidn de hacer desaparecer una grave epidemia de “peste ingui- nal’, epidemia, ésta si, muy real, que devastaba Roma. Esta letania mayor (distinta de la letania menor de las rogativas) se volveria lue- go célebre en toda la cristiandad y et 25 de abril entré ala liturgia re- gular. Beda el Venerable, al comienzo del siglo vu, habla de ella en su Homilia 97, De majori litania |Homilia 97: Sobre Ia letania mayor] (Patrologia latina, t. 94, col. 499). Poco antes de que Pierre de Blois escribiera su carta, el liturgista parisino Jean Beleth, en su Summa de Ecclesiasticis officiis [Compendio de los asuntos eclesidsticos], en el ca- pitulo “Sobre las letanias”, recuerda el origen de la gran letania insti- tuida por Gregorio Magno para hacer desaparecer una pestis ingui- naria.” Ya en el siglo xm, Jacques de la Voragine hace alusién al hecho en su Leyenda dorada (hacia 1255) y el dominicano Jean de Mailly en su obra inédita Abbrevatio in gestis et miraculis sanctorum [Resumen de los hechos y los milagros de los santos] (hacia 1243) des- cribe la major letania y explica su origen. Narra una leyenda segin la cual después de su letania Gregorio Magno vio en lo alto de un cas- * Deseo mostrar aqui mi agradecimiento a Marie-Claire Gasnault, quien me ayudé en esta investigaci6n. Jean Beleth, Summa de ecclesiasticis offictis |Compendio de asuntos eclesidsticos}, ed. de H. Doutei, Turnholt, 1976, Corpus christianorum, Continuatio medieval, xu, pp. 232-234. LOS REYES TAUMATURGOS—##. 29 tillo romano un Angel que enjugaba su espada ensangrentada y la regresaba a su vaina (hecho del que se origina el nombre de Castillo San Angel que se le dio al monumento). Agrega que esta procesién se conoce como procesién de las “cruces negras”” y tenia lugar el dia de san Marcos, el 25 de abril. Joinville nos recuerda, por su parte, que san Luis nacié este dia (en 1214), lo cual fue una sefial premonitoria de su muerte trégica cerca de Tunez. Asi pues, Pierre de Blois no hizo sino tomar una tradicién litera- ria y una practica litargica muy conocida que se remontaba a varios siglos atras (después de los cuales no habia habido ninguna epide- mia de peste negra). Por lo tanto, Enrique II no hizo desaparecer ninguna peste, sino que Pierre de Blois le atribuyé un milagro de Gregorio Magno que se transmitié a través de la hagiografia y 1a li- turgia. Ahora bien, ;acaso no haria lo mismo en cuanto a Ja curacion de las escréfulas? No podria asegurarlo, pues a diferencia de la des- aparicién de la peste negra, no encontré ninguna tradicién anterior que se refiera especificamente a esto. No obstante, la carta de Pierre de Blois queda totalmente desacreditada en cuanto a la historici- dad de los milagros de Enrique II. Sin hacer alusién a este texto en particular, pero analizando con mucha minucia los otros textos en los que Marc Bloch funda su demostracién det origen del tacto real de las escrofulas al inicio del siglo xu en Inglaterra y en el siglo x1 en Francia, un historiador bri- tanico, Frank Barlow, demostré hace poco de manera convincente que ninguno de los textos en cuestién permite afirmar que verdade- ramente tal haya sido el caso. En su opinién (que coincide con mi impresién), si en el caso de los reyes de Francia hay tan sdlo una mencién cierta del tacto real de escrofulas en el siglo xu por Luis VI, esto no quita que no poseamos ninguna prueba de que los reyes hayan practicado ese tacto de escréfulas de manera regular antes de % Jacques de la Vorégine, Leyenda dorada, la letania mayor y la letania menor. Jean de Mailly, Abbrevatio in gestis et miraculis sanctorwem [Resumen de tos hechos y los milagros de los santos], Paris, Bibl. Mazarino, ms. 1731, fol. 55v-56. Debo la noticia de la existencia de este texto a Marie- Claire Gasnault. 30 fe © MARC BLOCH san Luis. En cuanto a los reyes de Inglaterra tenemos que desplazar hasta 1276 la primera mencién cierta de este rito2? Asi pues, es probable que el rito real de la curacién de escréfulas no se convirtiera en una practica habitual en Francia y en Inglaterra sino hasta mediados del siglo xu, No obstante, lo esencial de la demostracién de Marc Bloch queda intacto: dos reyes cristianos sc convirtieron a Jo largo de la Edad Media (gracias a un conjunto de rites y a una creencia particular) en personajes sagrados, en curan- deros milagrosos, Se trata de una variante cristiana del fenémeno de la realeza sagrada. Dios elige, ademés de los santos, a Jos reyes de dos naciones para operar milagros en su nombre; Ja Iglesia, aunque lo restringe o lo controla, debe reconocer este nuevo poder real. Ocurre que los reyes dedicaron sencillamente més tiempo a la adquisici6n de este poder del que Mare Bloch sospechd; es posible que el contex- to del siglo xut (las posturas laicas, la evolucién de ritos y gestos, la concepcién de la santidad, las actitudes frente al cuerpo y la enfer- medad, etc.) y los aspectos estrictamente politicos ya mencionados nos ayuden a encontrar una explicacién del milagre real mas deta- Itada que la que encontré Marc Bloch por haber ubicado la instau- raci6n del rito en una época demasiado temprana. UNCION Y POLITICA Durante su investigacién de los “origenes’, es decir, del comienzo cronolégico del milagro real, Marc Bloch descubrié dos de los temas esenciales de toda su obra: la relacién entre el poder taumatuirgico y la consagracién real, o mas especificamente la uncién, y las repercu- siones politicas de ese recurso sagrado. Como lo indican los manuales litargicos de la consagracién de Jos reyes de Francia en el siglo xu, los lamados ordines de consagra- 7 Frank Barlow, “The King’s Evil” [“B! mal del rey"], en English Historical Review (Revista inglesa de historia], 1980, pp. 3-27. El autor de este importante articulo con ¢] que rinde home- naje a Ins pioneras investigaciones de Mare Bloch afirma (p. 25) que el milagro real “was not manifestation of holiness but of regality” (“no se trata de santidad sino de sacralidad”), es decir, de realeza sagrada. LOS REYES TAUMATURGOS fe 1 cién,” Ja ceremonia de Reims comprende dos aspectos que corres- ponden, a su vez, a dos fases sucesivas de la ceremonia: la consagra- ci6n 0 unci6n y la coronacién. Los reyes de Francia derivan su poder milagroso de Ja uncidén; el rey de Francia es, como se le Hamé al final de la Edad Media, el “muy cristiano rey” y se colocé por encima de los demés reyes de la cristiandad porque el aceite con que es ungido durante la consagracién es un aceite tinico que tiene un origen so- brenatural: proviene de la ampolla o redoma santa que una paloma (el Espiritu Santo o su mensajera) le llevé a san Remigio cuando bautiz6 a Clodoveo. Asi pues, el rey de Francia es el tinico rey ungi- do con un aceite divino, un aceite proveniente del cielo (recuérde- se que siempre se tomé la precaucién de que la reina fuera ungida con un aceite natural y no con el mismo aceite del rey). No obstan- te, en el siglo x1v la monarquia inglesa reclamard el mismo privilegio: en 1318 un monje dominico inglés, Nicolas de Stratton, le cuenta al papa Juan XXII en Aviftén que el célebre obispo Thomas Beckett, canonizado en 1173 (tres afios después de morir), recibié durante su exilio en Francia directamente de Ja Virgen una ampolla con la que se habria de ungir al quinto rey de Inglaterra después de Enrique II (esto es a Eduardo II, que, en el momento en el que Nicolas est na- rrando, en 1318, es el monarca reinante) pues, al contrario de su an- cestro que mand6 asesinar a Beckett, Eduardo II seria “hombre probo y adalid de la Iglesia” y aspiraria a “reconquistar la Tierra San- 3 Sobre los ordines de la consagraciéin de los reyes de Francia, el estudio clisico es el de PE. Schramm, Ordines-Studien 1: Die Kronuag bei den Westfranker: und den Franzosen [Estudios sobre los ordines: ta coronacién de los reyes francos occidentales y los franceses], en Archiv fiir Urkuniden Forschung [Archivas de investigacién documental], 15,1938, pp. 3-55. No obstante, esta obra esta plagada de errores por él inadecuado conocimiento de los manuscritos y una errs- nea datacién. Algunas rectificaciones importantes y jusciosas se pueden encontrar en Hervé Pinoteau, “La tenue du sacre de saint Louis [X, roi de France” [“La celebracién de la consagra- cid de san Luis TX, rey de Francia” |, en itindraires [Jtinerarios], nom. 162, abril de 1972, pp. 120 166, y en Richard A. Jackson, “Les manuscrits des ondines du couronnement de Ja biblioth¢que de Charles V, roi de France” ["Los manuscritos de Jos ardines del rito de coranaci6n en la biblioteca de Carlos V, rey de Francia”), en Le Moyen Age [La Edad Media}, 1976, pp. 67-88. El grupo de Antropologia Histérica del Occidente Medieval de la Ecole des Hautes ftudes en Sciences Sociales espera, con motivo del estudio y Ia edicién de uno de los més interesantes manuscritos de estos ordines, el ms. Lat. 1246 de la Bibliotheque Nationale de Paris, ofrecer una neva clasificacién y cronologia corregida de los ondines reales Franceses del siglo xu. 32.0 #® = MARC BLOCH ta venciendo a sus paganos habitantes”. Juan XXIT no rechazé pero tampoco reconocié oficialmente esta historia; sin embargo, en la opinién publica, al menos en Inglaterra, se establecié que el rey in- glés también era ungido con un aceite sobrenatural. Marc Bloch ve en esta génesis del tacto real la confirmacién del clima politico de la época: se trata de una accién politica de los reyes frente a la Iglesia, pero también de una politica de los reyes ingleses y franceses hacia el interior de sus reinos respectivos y, por supues- to, de una politica de los reyes de un reino frente a los reyes del otro. Tanto en Francia como en Inglaterra la conquista de un poder mila- groso va de la mano con la confirmacién del poder monarquico en oposicién a los grandes sefiores feudales, a los barones; se trata, pues, de un instrumento dindstico. Marc Bloch ve en esto uno de los me- dios por los que ambos reyes adquirian un poder dominante que correspondia a un orden superior al que les conferia la jerarquia feu- dal. Si hay que dar cuenta de la adquisicion de este poder en el perio- do que va de los siglos x1-xn al siglo xm, hay que decir que se trata més de una consagracién del rey que de un procedimiento para adquirir el poder. Pero también es una estrategia en la lucha de pres- tigios entre dos monarquias (y mds concretamente entre la casa de los Capetos y la de los Plantagenet). El milagro real es objeto de emu- lacién y de competencia y refleja Ja gran rivalidad franco-inglesa que caracteriz6 a la Edad Media.” LA POPULARIDAD DEL MILAGRO- Después del asunto de fos “origenes’, Marc Bloch aborda el tema que claramente Je interesa més: el de la popularidad del milagro. Para él % Marc Bloch se inclinaba a creer que la iniciativa y los primeros resultados provenian del lado de la monarquia francesa, que luego fue irnitada por Ia inglesa. Tanto las rectificaciones cronolégicas de Frank Barlow como las mias no contradicen este modelo, a pesar de que silo desplazan en el tiempo. Hay que recatdar, sin embargo, que, como lo observé el mismo Bloch, las relaciones entre Francia e Inglaterra a propésito de la consagracién real se remontan a la alta Edad Media: “Los ritos francos y anglosajones se desarrollaron en forma paralela, y por cierto que no sin influencias reciprocas” (Los reyes taurnaturgos, p. 575). En los ordines france- ses del siglo xi se pueden encontrar referencias precisas a los ritos anglosajones. LOS REYES TAUMATURGOS 4 33, este término designa dos fendmenos que no son totalmente conso- nantes entre si. Por una parte esta la difusién del milagro: de abi su estudio de la frecuencia del tacto real, del niimero de participantes, del origen geografico de los enfermos tocados por el rey. Los docu- mentos fundamentales para este estudio son las cuentas reales; des- afortunadamente, en el caso de Francia el incendio del depdsito de la Camara de Cuentas del Palais de la Cité en 1737 no dejé sino despo- jos de los registros. No obstante, éstos le pertnitieron a Mare Bloch esbozar uno de los primeros estudios cuantitativos de las practicas rituales, es decir, de un fenémeno de la mentalidad y, asi, introdujo en este importante campo de estudio un rigor estadistico.” Por otra parte, la popularidad es también la manera como “reci- be” el “pueblo” este milagro. Marc Bloch esboza, asi, una historia de la “recepcién” de un fenémeno histérico desde la perspectiva socio- psicoldgica que hoy, como sabemos, tiene tanto auge (sobre todo en el campo de la historia literaria).! Plantea un problema esencial para el historiador: jcémo es que un fenémeno que, sin importar sus trasfondos magicos y folkléricos, fue implementado por el restringi- do circulo de la ctispide de la jerarquia social y cultural {el rey y su corte, los obispos, los liturgistas y los teélogos) pudo involucrar a la totalidad del pueblo? Estas relaciones entre las teorias y las practicas de la élite por una parte, y las creencias y mentalidades “comunes” por la otra, constituyen el meollo del milagro real, como de todo milagro. Nos hallamos aqui lejos de la historia de las ideas tradicio- nales, lejos de la tradicion positivista o idealista (la Geistesgeschichte de los maestros alemanes) que se encastilla en el cielo de las ideas y vuela alto sobre la cuispide de la sociedad. Para responder a esta cuestién, Marc Bloch analiza, por supues- to, la opinién eclesidstica (que tiene el privilegio de ser la ideologia oficial), pero también explora muy particularmente el dominio que le- parece el ms apropiado y pertinente para el asunto: el de la medi- * “Pero las estadisticas del tacto real bien merecen interesar al bistoriador, que busca reconstruir en sus matices la evolucién de la lealtad hacia !a monarquia” (Los reyes raumatur- 805, p.175)- 31H. Robert Jauss, Pour une esthétique de la réception (trad. del aleman), Paris, Gallimard, 1978. 34 f@ MARC BLOCH cina popular y el folklore médico. Con la ayuda de su hermano mul- tiplica las investigaciones y tas lecturas, su bibliografia es extremada- mente abundante y sus escritos son muestra de la amplitud de su curiosidad (de la cual ta obra final no refleja sino una parte de los sondeos y los resultados). En el libro plasm6 especialmente todo lo concerniente a la manera en que el tacto de las escréfulas se volvié “un lugar comin de la medicina” en los tratados eruditos al tiempo que iban desapareciendo Jas censuras eclesidsticas con respecto a un rito que originalmente se sospechaba magico y pagano. Incitador de ideas y revelador de pistas, como siempre, Marc Bloch aprovecha este lugar para mencionar el interés que tendria un estudio compa- rado de la evolucién de las ideas médicas en relacién con la ideolo- gia religiosa.?? . RITOS El autor se interesa todavia mas por una particularidad del rito in- glés que no existe en el ritual francés: “E] segundo milagro de la rea- leza inglesa: los anillos medicinales”. Desde comienzos del siglo x1v, el rey de Inglaterra depositaba cada Viernes Santo algunas monedas sobre un altar y luego las “recuperaba”, es decir, las volvia a comprar, sustituyéndolas por su valor en especie, y mandaba fabricar con esas monedas anillos que regalaba a algunos enfermas, especialmente a los epilépticos, quienes se curaban cuando los portaban; estos anillos se llamaban cramp-rings. Marc Bloch ofrece una excepcional descripcién del rito y de los gestos de los reyes de Inglaterra que lo practicaban (pp. 239-241). Para probar “los origenes mégicos del rit de los anillos” lo relaciona con el uso de ciertos talismanes y pone en evidencia el hecho de que “el nudo de la accién lo constituia una operacién de naturaleza de alguna manera juridica: la ofrenda de las monedas de oro y de plata % Wéase R. Zapperi, L'somso incinto, La donna, 'womo e il potere [El hombre embarazado, La muyer, el hombre y el poder], Cosenza, 1979, que muestra que el mito del hombre embatazado, instrumento de dominacién del hombre sobre In mujer, fue objeto, al final dela Edad Media y durante el Renacimiiento, de una justificaci6n fisioldgica “cientifica” que confirmaba la ideo- logta religiosa. LOS REYES TAUMATURGOS fe 35, y su recuperacién mediante una suma equivalente” (p. 250). Subraya luego que este proceso, basado en tradiciones magicas, es un proce- so histdrico: se trata de “la conquista de una receta magica por la rea- leza milagrosa” (pp. 253 y ss.). La atencién que presta a los elemen- tos de la ceremonia denota una actitud de antropdlogo; se preocupa, antes que otra cosa, por establecer los marcos espaciales y tempora- les, de cardinal importancia para el ambito de lo sagrado. En el expe- diente de sus documentos, que lleva por titulo “La consagracién francesa’, se pueden ver en la caratula dos preguntas: “;Dénde?” y “3Quién oficia?” Marc Bloch compild un expediente iconografico del que apenas pudo esbozar el estudio y que hoy deberia ser completado y analiza- do sistematicamente. A juzgar por esas imagenes, el entorno de la ceremonia del tacto real parece indicar que se trataba de un lugar que oscilaba entre una iglesia y un lugar propiamente real (como el palacio) o, incluso, un lugar en el exterior donde el rey se colocaba y creaba a su alrededor una suerte de pequeiio territorio sagrado real. Parece que a menudo se recurrid, por razones tanto simbédlicas como practicas, a un lugar intermedio: la capilla del palacio real, el jardin de una iglesia, etc. A veces puede descubrirse una relacién con la misa y a veces con la comunién bajo las dos especies que practica- ba el rey. Segtin lo nota Bloch, los reyes ingleses parecen haber teni- do mayor dificultad para no ser absorbidos por el espacio eclesiasti- co. El tacto de las escréfulas se convierte en una verdadera liturgia clerical y el milagro de los cramp-rings tenia lugar el Viernes Santo en la capilla del palacio, donde el altar desempefaba un papel pro- tagénico y esencial, - Ahora bien, jquién conducia y controlaba el ritual al que nos refe- timos? En la consagraci6n, y especialmente durante la uncién, se tra- ta de la Iglesia (en el caso del rey de Francia a través del arzobispo de Reims y de los obispos sufraganeos que lo rodeaban). Pero en las sesio- nes de tacto de escréfulas, ;acaso no era el rey mismo, que, por lo tan- to, no sélo fungia de actor sino también de oftciante de la ceremonia? Para concluir esta parte, Marc Bloch subraya Ja importancia de los objetos sagrados en el rito. En sus documentos hace el inventario 36 MARC BLOCH de lo que llama “elementos” de la realeza sagrada: “El signo real, la ampolla de santo Tomas Beckett, la Santa Ampolla de Reims, la pie- dra de Scone, los leones y los reyes, las flores de lis (y la oriflama), la comunidén bajo las dos especies, la Santa Lanza, la espada, las f6rmu- las de la coronacién, el cetro, la corona, el anillo [y los cramp-rings]”. Pero estos objetos, indica Marc Bloch con toda sutileza, no se utilizan en una sociedad sin historia (suponiendo que ésta pudiera existir) sino que los hombres de la Edad Media les conferian una identidad histérica, adquirida en cierta época y bajo ciertas circunstancias. La Santa Redoma de Reims hizo su entrada en la historia terrestre el dia det bautizo de Clodoveo en Reims; la de Thomas Beckett, en el mo- mento del exilio del santo obispo en Francia; la de Marmoutier, cuando san Martin tuvo una caida en el monasterio y un angel le levé un bdlsamo divino para curar su costilla rota feste balsamno fue usado para la consagracién de Enrique IV en Chartres en 1594, pero ya habia sido llevado al techo de muerte de Luis XI y, segtin la leyenda, se habia utilizado para la consagracion de Luis VI en Orleans en u08).* En una de Jas carpetas de documentos de Marc Bloch se puede leer el titulo: “Los objetos de coronacién adquieren un valor histérico” y hay una ficha que lleva como encabezado: “Tendencia a ver en el objeto simbdlico un objeto histérico”. El historiador Marc Bloch supo percibir, asi, la profunda aspiracién del cristianismo a inscribirse en ta historicidad: la tradicién, el folklore y los simbolos sé insertan en fa historia. A partir de este punto, Bloch pasa a abordar el problema mds general de “la realeza maravillosa y sagrada” en el Occidente medie- * Véase Pierre Gasnaull, La Sainte Ampoule de Marmoutier [La Santa Ampolla de Marmou- tier], en Analecta Bollandia, Mélanges offerts a Baudouin de Gaiffier et Francois Halkizt t, 100, 1982, pp. 243-257. Notemos a continuacién la persistencia de un modelo estructural (con cier- las variaciones en cuanto a los intermediarios divinos, segiin la terminologia de Propp, sin que ocutra un cambio de funcién): 1) en el siglo 1x la aparicién de la Santa Ampolla de Reims (cuyo origen remite al bautisme de Clodoveo a comienzos del siglo vi) llevada por una paloma (Espiritu Santo); 2) a comienzos de! siglo xv la presentacién de Ja amnpolla de santo Tomas Beckett (que fue cbsequiada por la Virgen al final del siglo xu); 3) la Santa Ampolla de Mar- moutier, empleada al fina} det siglo xvi y que requiere de antecedentes més sustanciosos debi- do a su menor notoriedad (regalo de un Angel a san Martin al final del siglo 1v, consagracién de Luis Va inicios del siglo xu, relacién con Luis XI al final del siglo xv). LOS REYES TAUMATURGOS f# = 37 val. Lo inicia con un andlisis de la realeza sacerdotal, pero los re- sultados son mas bien escuctos, Si bien es cierto que en Bizancio el basileus consiguié dominar tanto el Ambito espiritual como el tem- poral, en Occidente no ocurrié nunca nada parecido, no hubo cesa- ropapismo. Los reyes (y el emperador) oscilaron, mas bien, entre dos actitudes o intentaron combinarlas: 1) distinguir claramente lo espi- ritual de lo temporal y declararse sefiores independientes de lo tem- poral (actitud que yo lamaré averroismo politico de acuerdo con la doctrina de las dos verdades, la de la fe y la de la raz6n), y 2) adqui- rir un poder en el 4mbito de lo espiritual mediante !a obtencion de cierto estatuto sacerdotal (del mismo modo como los papas reclama- ron para si un derecho de fiscalizacion de lo temporal en virtud de su poder de atar y desatar en raz6n del pecado, ex ratione peccati). Marc Bloch llama la atencién sobre el hecho de que, mds que la nocién de rex-sacerdos propuesta por los tedlogos y tedricos de la querella entre Iglesia e Imperio, uno puede darse cuenta, en el ambito liturgico a través del andlisis de los tratados 0 mejor atin de los rituales, de los intentos que los reyes hicieron para infiltrarse en la jerarquia eclesis- tica. La Iglesia intentaba confinarlos a un papel similar al de los sub- didconos, pero la ceremonia sagrada deja ver el esfuerzo del rey y de su séquito por asimilar su “ordenacién” a la del obispo. No obstante, éste es un tema de estudio en el que casi todo esta por hacerse. LEYENDAS Marc Bloch toma a continuacién el camino de las leyendas que ilus- traron la monarquia sagrada medieval y, mas especificamente, “el ciclo mondarquico francés”, En esta seccién Bloch recoge un conjun- to de creencias relacionadas entre si por el caracter sobrenatural de ciertas insignias reales que dieron lugar a leyendas, y aitade luego la cuestién del tacto de las escréfulas: “La Santa Redoma, las flores de lis traidas del cielo, la oriflama, también celeste en sus origenes; y agreguemos el don de curacion: tenemos asi el haz maravilloso que los apologistas de la realeza capeta ofrecieron sin cesar a la admira- 38 4 = MARCBLOCH cién de Europa” (p. 323). Ast pues, ademés de las insignias reales pro- piamente dichas, ademas de los regalia, que a diferencia de la Santa Redoma resguardada en la abad{a de san Remigio en Reims, se con- servaban en la abadia real de san Dionisio {la corona, la espada, las espuelas de oro, el cetro dorado, la virgen con la mano de marfil, las calzas de seda violeta bordadas con flores de lis en oro, la tunica violeta “que visten los subdidconos en la misa” y ef manto sin cape- ruza también de color violeta),* estan los objetos sobrenaturales ve- nidos del cielo y el poder curativo. Estos objetos y este poder ponen al rey en comunicacién directa con Dios, pero el intermediario ecle- sidstico se mantiene hasta cierto nivel: la Santa Redoma fue trans- Portada a la abadia de san Remigio y es el abad de san Remigio quien Ja conserva, la traslada el dia de la consagracién y la regresa; asimis- mo, es el arzobispo de Reims el que unge al rey. Por lo dems, si Hincmaro, el arzobispo de Reims que puso por escrito por primera vez en el siglo ix la leyenda, la tom6, como atinadamente lo piensa Marc Bloch, de anteriores tradiciones folkléricas de Reims, clara- mente tuvo la intencién de dejar esa constancia del milagro para ser- vir en primer lugar a las pretensiones de supremacia eclestdstica de la Iglesia de Reims y para reafirmar, al estilo carolingio, el control que la Iglesia ejercia sobre la monarquia, Marc Bloch no compara el poder curativo de los reyes de Francia ¢ Inglaterra en la Edad Media con el de los Jefes carismaticos de otras sociedades, pues se da cuenta de las limitantes de tal método com- paratista, al cual, sin embargo, fue conducido. Echando mano de su principal guia de antropologia, Frazer, menciona las creencias y Practicas de las tribus de Oceanja y los poderes de los jefes de las islas * Alli se conservaron sin duda desde mediados del siglo xn, ya que, contrariamente a lo que afirma PE, Schramm al establecer el afio de 1260 come ia fecha en que el rey los enca- imienda a san Dionisio, ya estaban alli con teda certeza en el momento de la consagracién de Felipe Augusto en iiz9. Cf Recueil des Historiens de la France [Compendio de historiadores de Francia], t. 12, p. 215, y E. Berger, Annales de Saint-Denis [Anales de sant Dionisio), en Bi- blioth2que de PEcole cles chartes (Biblioteca de la escuela de archiveros paledgrafosl, t. 40, 1879, Pp. 279-288, Sobre la oriflama véase Philippe Contamine, “L’oriflamme de Saint-Denis aux suv" et xv" siécles, Etude de symbolique religieuse et royale” (‘La oriflama de san Dionisio en los siglos xv y xv. Estudio del simbolismo religioso y real”), en Annales de PEst [Anales del Este), 1973, D. 3, PP. 179-244, LOS REYES TAUMATURGOS t#& 39. Tonga en Polinesia; pero se trata de un caso aislado y a partir de esto formula una de las reglas fundamentaies del buen comparativismo: “E] estudio de las tribus de Oceania aclara el concepto de la realeza sagra- da, tal como florecié bajo otros cielos, en la Europa antigua e incluso medieval; pero no cabe esperar que encontremos en Europa todas las instituciones de Oceania [...] Muchos de los primeros misioneros cre- yeron encontrar entre los ‘salvajes’ toda clase de concepciones cristia- nas mds o menos borrosas. Cuidémonos de cometer el error inverso Y No transportemios las antipodas enteras a Paris 9 a Londres” (p. 123). Marc Bloch se desvia a continuacién para discutir dos leyendas que se mantuvieron al margen de la cristianizacién de la realeza legendaria: el signo real y la actitud de los leones frente a los reyes. En la creencia estrictamente popular, no respaldada por la Iglesia, el rey de Francia, a semejanza de otros soberanos, debe llevar un signo ena piel, una marca, un naevus en forma de cruz, casi siempre sobre el hombro derecho (mas rara vez sobre el pecho y de color rojo encendido). Se trata muy probablemente del signo que Carlos VII mostré a Juana de Arco en privado en Chinon para probarle que é1 era realmente el hijo legitimo de Carlos VI y no un bastardo. Po- demos encontrar esta creencia a través del tiempo, desde las costum- bres de la Antigiiedad helénica hasta las pretensiones de algunos charlatanes en la Europa moderna. Ademés de esta leyenda, el pue- blo creia que “jamids los leones hieren a un verdadero rey” y un mon- je dominico, embajador de Eduardo III en Venecia en 1340, revelé al dux que el rey de Inglaterra “aceptaria reconocer a Felipe de Valois

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