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Peligto debejeniel. panes His sf que Francisco est4 deci- dido a trabajar. Nada de jugar, esconderle las cosas a Estefania para que rezongue ni ponerse a hablar de aviones ultra- s6nicos. Hoy sf. Hoy va a hacer todo lo que le diga la maestra y cuando Ilegue el recreo va a salir sin problemas. La maestra explica la tarea y escri- be la fecha en el pizarr6n. Francisco, muy aplicado, saca su ldpiz negro de la cartuchera. Escribe “ma” de martes y el lépiz le hace trampa otra vez, se le escapa y cae, Alla va Francisco detrés de su lapiz. Debajo de la mesa se encuentra con Ezequiel, que esté buscando su marcador rojo. —Qué suerte Fran, vos también te salvaste del bombardeo —le dice Eze- quiel empezando el juego. —Sf, al menos pude llegar al refu- gio—dice Francisco y se olvida de las intenciones de trabajar. —Silencio, silencio —dice Ezequiel susurrando-, el enemigo se acerca. Se quedan los dos muy quietos mirando los zapatos de taco de la maestra. —iCuerpo a tierra! —grita Francis- co-. Estamos en serio peligro. Entonces Ezequiel usa su marca- dor como radiotransmisor. —Atenci6n, atencién a todas las tropas. Necesitamos ayuda. Esta- mos a punto de ser descubiertos. Cambio. Y el lapiz de Francisco también transmite mensajes a las tropas. ~Alto. Parece que el enemigo se dirige al refugio vecino. Fuera de peligro. Cambio. Las piernas de la maestra se alejan, alguien la lama desde el otro lado del salén. Ezequiel le apunta con su arma-mar: cador, con ganas de dispararle la tinta Pero en ese momento a Pablo, otro compafiero de mesa, se le cae la goma de borrar y le da justo en el brazo. -iAyyyyyyy! Me dieron, compa- fiero ~grita desesperado. =Maldito enemigo, no te preocu- pes— le dice Francisco ahora utili- zando su lapiz como un cuchillo-, te sacaré la bala en un minuto. En una operacién complicada le saca el proyectil y después con su lapiz-aguja cuidadosamente le cose la herida. ~Gracias, compaiiero —le dice Eze- quiel todavia dolorido. —Ataquemos —propone Francisco y con pelotitas de un papel que encontxé Nene eee ge en el suelo empieza a tirar bombas para todos lados. El marcador de Ezequiel es ahora un moderno detonador de explosivos. “Ppssshhh” hace cada bomba al explotar y los dos amigos se alegran de tener tan buenos silenciadores. ~Tenemos que salir de aqui —dice Francisco. —Se me ocurre una idea para esca- par sin ser vistos —y esta vez el marca- dor de Ezequiel es una pala filosa con la que empieza a cavar en el piso. —Cavaremos un tinel y asf podre- mos llegar con nuestras tropas —dice a7 Francisco y con sus nuevas herramien- tas se ponen a cavar juntos en el piso del salén. En ese momento suena el timbre del recreo. -La alarma esté sonando, eso quie- te decir que bombardean la ciudad, protégete amigo —dice Ezequiel tapan- dose la cabeza con las manos. Se quedaron asf mientras todos hufan al recreo. El salén qued6 silen- cioso. Francisco y Ezequiel pensaron que la guerra habfa terminado pero un ruido de tacos los asusté otra vez. —iQué les pasa a ustedes dos?— pre- gunta la maestra cuando los descubre debajo de la mesa. Los chicos la miran resignados. El enemigo los hace prisioneros por no haber terminado la tarea. Francisco y Ezequiel perdieron esa batalla.

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