You are on page 1of 5

1

SOBRE LA ALUCINACIÓN
Leonardo Gorostiza
Publicado en Análisis de las alucinaciones, Varios, Paidós, Bs.As. , 1995 ,p. 117-122 (Apartado 1)

¿Por qué quiere usted que repudie el testimonio


de mis sentidos, mientras que todos los hombres
los invocan como la única vía de sus conocimientos?
1
DE UNA ALIENADA A SU PSIQUIATRA

INTRODUCCIÓN

Más de un siglo y medio de debate en torno al fenómeno de la alucinación no ha dejado de alimentar


y consolidar, dentro de la elaboración del saber psiquiátrico y aun psicoanalítico, una definición de dicho
fenómeno que por su adecuación al sentido común ha sido fácilmente incorporado en el discurso corriente. 2
Así, la caracterización de la alucinación como "una percepción sin objeto" ha devenido un verdadero
sintagma cristalizado que, transmitido a través de los años, brota aún hoy en día con la asombrosa potencia
de un saber incuestionable para responder a la pregunta: ¿qué es una alucinación?
La subversión radical operada por Jacques Lacan sobre dicha definición en los años 50, así como la
urgencia por continuar sosteniendo el debate que a partir de dicha operación se vislumbra, constituyen el
marco del recorrido que a continuación proponemos: una breve reconstrucción histórica de los ejes
fundamentales que guiaron la discusión sobre el tema dentro de la clínica psiquiátrica, tomando como
punto de perspectiva para su lectura la conversión teórica operada por Lacan.

1. De una percepción sin objeto a un hecho de lenguaje

En las primeras páginas de su escrito "De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la
psicosis" Lacan realiza una intervención que puede ser calificada de verdadera "audacia teórica". 3 Mediante
una puesta en cuestión de todas las posiciones existentes hasta el momento en torno al fenómeno
alucinatorio, introduce lo que Jacques-Alain Miller denomina operación de "barrido", afín a la operación
2

cartesiana; es decir, un movimiento de demostración fundado en la evacuación de todos los saberes


sedimentados hasta ese momento sobre el tema. 4
Dicha operación consiste en meter en una misma bolsa todas las concepciones y reconducirlas al
axioma del cual -más allá de los matices- todas, sin excepción, son tributarias: el axioma que se resume en la
fórmula "La alucinación es una percepción sin objeto". Así, Lacan puede demostrar y denunciar cuál es el
punto crucial en el que dichas concepciones se apoyan: el presupuesto de un sujeto -de la percepción-
primariamente unificante, sujeto al que habría que pedir razones al intentar explicar la falla o el error al que
el fenómeno alucinatorio finalmente es remitido.
Dice: "Nos atrevemos efectivamente a meter en el mismo saco, si puede decirse, todas las
posiciones, sean mecanicistas o dinamistas en la materia, sea en ellas la génesis del organismo o del
psiquismo, y la estructura la de la desintegración o del conflicto, sí, todas, por ingeniosas que se muestren,
por cuanto en nombre del hecho, manifiesto, de que una alucinación es un perceptum sin objeto, esas
posiciones se atienen a pedir razón al percipiens de ese perceptum, sin que a nadie se le ocurra que en esa
pesquisa se salta un tiempo, el de interrogarse sobre si el perceptum mismo deja un sentido unívoco al
percipiens aquí conminado a explicarlo". 5
Sin entrar en lo que podría desprenderse de la utilización por Lacan de los términos percipiens y
perceptum, de origen escolástico, y que son índice de un debate implícito con Sartre, 6 podemos,
considerando al percipiens como el sujeto del acto de la percepción, y al perceptum como la
consecuencia de dicho acto, es decir, una percepción llena de realidad, graficar dichas concepciones? de la
siguiente manera:

1) Percepción normal
3

Así, un objeto de la realidad (X) es propuesto a los sentidos, pero el sujeto de la percepción, el
percipiens, da activamente unidad a la percepción - al perceptum- así producida. De esto se desprende la
siguiente consecuencia con respecto a la percepción alucinatoria:

2) Percepción alucinatoria

No hay objeto en la realidad por ser percibido, pero, no obstante, un perceptum, en este caso
alucinatorio, es producido. Si el perceptum depende de la actividad del percipiens, se debe pedir razones de
ese producto anómalo a este sujeto de la percepción.

3) Modelo "lacaniano"

Al abordar el paso hasta entonces siempre escamoteado, es decir, la interrogación por la estructura del
perceptum mismo, Lacan subvierte la concepción anterior y reconoce en dicho perceptum concebido ahora
4

en términos de un hecho de lenguaje un alcance causal sobre el sujeto. Ya no se trata de un sujeto activo de la
percepción sino de un sujeto que padece los efectos de división del significante, y que, más aún, es un efecto
del mismo. La palabra, presente en la estructura misma del perceptum, señala que la "percepción del mundo"
no se opera por fuera del campo del lenguaje, sino que, por el contrario, es a través de este campo como la
percepción adquiere consistencia. 8

La inversión de la flecha del gráfico indica con claridad el pasaje de la actividad supuesta a un
percipiens unificante, a la pasividad de un sujeto que padece los efectos del significante.
Esta inversión de perspectiva -que lleva a Lacan a situar la primariedad del perceptum alucinatorio
sobre el sujeto, así como el significante es primario con respecto a la efectuación de dicho sujeto -, es el
punto arquimédico que le permite, con asombrosa simplicidad, operar la conversión teórica que implica
destituir al percipiens del lugar central que hasta entonces tenía.
En lo que sigue, intentaremos situar algunos hitos del desarrollo de la concepción cuestion ada por
Lacan tratando de localizar, al mismo tiempo, aquellos puntos donde su aseveración ace rca de la
constancia del prejuicio de un sujeto unificante pueda ser verificada. Asimismo indicaremos, a través de
este relevamiento, algunos de los descubrimientos clínicos que, no obstante estar imbuidos de la
concepción cuestionada, han servido al propio Lacan para fundamentar su posición con respecto al
fenómeno alucinatorio y a la psicosis en general.

NOTAS:
5

1. Observación de M. Bayle referida por J. Baillarger, `Des hallucinations, des causes qui les
produisent, et des maladies qui les caractérisent", Mémoires de l'Académie Royale de Médecine, París, J.
B. Baillère, 1846, pág. 375.
2. Diccionario de la lengua española: "Alucinación 2. Sensación subjetiva que no va precedida de
impresión en los sentidos".
3. Miller, J.-A., Clínica diferencial de las psicosis, Buenos Aires Sociedad Psicoanalítica-Simposio del
Campo Freudiano, 1991. p.40.
4. Ibíd.
5. Lacan, J., "De una cuestión preliminar...", Escritos 2, México, Siglo XXI, 1980, pág. 218.
6. Miller, J.-A., "Clínica diferencial de las psicosis", ob. cit., pág. 22.
7. Ibíd., págs. 40, 44 y 45.
8. Lacan, J., El Seminario, Libro 2, El yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica
(1954-55): "El poder de nombrar los objetos estructura la percepción misma. El percipi del hombre no puede
sostenerse sino en el interior de una zona de nominación", Barcelona, Paidós, 1983, pág. 257.

You might also like