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OLEsS’ wa : ESF Ces : = i Ze aay FH Esconeado con CamScanney we © 1999, ESTEBAN VALENTINO © Deesta edicién 2009, Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara S.A. ‘Av. Leandro N. Alem 720 (C1001AAP) Ciudad de Buenos Aires, Argentina ISBN: 978-987-04-1737-8 Hecho el depésito que marca la ley 11.723 Impreso en Argentina. Printed in Argentina. Primera edicién: 1999 ‘Tercera edicién: enero de 2011 Primera reimpresin: enero de 2012 Coordinacién de Literatura Infantil y Juvenil: ‘Maria FERNANDA MAaQUIEIRA Tapa: Eva Luca Domincugz Valentino, Esteban ‘Todos los soles mienten / Esteban Valentino. -3a ed. 1a reimp. - Buenos Aires |sguilar, Altea, Taurus, Alfaguara, 2012. 160 p.; 23x14 em, ISBN 978-987-04-1737-8 1. Literatura Infantily Juvenil Argentina, L. Valentino, Esteban, Il. Titulo, cpp 863.9282 Todos los derechos reservados. Esta publicacién no puede ser reproducids, ni en todo ni en parte, ni registrada en, o transmitida por, un sistema de recuperacién de informacién, en ninguna forma, ni pot ningan medio, Sea mecanico, fotoquimico, electrénico, magnético, electrosptico, por foroce pia, 0 cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial. Sinisa EDICIONES Esconeado con CamSeanner Esteban Valentino Todos los soles mienten ston SEI JA ‘A mis padres Martha y Alberto “Hace falta tener un caos dentro de s{ para poder dar a luz una estrella bailadora”. E Nietzsche Ast hablaba Zaratustra Esconeado con CamScanner PRIMERA PARTE Esconeado con CamSeanner stamos solos aqui, en este circulo que inven- tamos con nuestros cuerpos, mirandonos entre nosotros y ya casi ni podemos abrir la boca. Pero estamos. Tal vez esto sea lo mejor que hicimos. Cuando nadie esta, cuando nadie quie- re jugarle una ficha al porvenir, nosotros somos testarudos y estamos. Diran que por poco tiempo. Tienen raz6n. Diran que inutilmente. También tie- nen raz6n. Pero estamos. jY es tan dificil estar en estos dias en que todo el mundo desaparece detras de la muerte! O detrés de la vergiienza, que es lo mismo. Esconeado con CamScanner ” YESTOS ERAN NUESTROS SUENOs R como un loco, serialando un punto que segtin él se movia en el cielo de la noche lena de estrellas. —{Dénde, dinde? —preguntibamos més por seguirle la corriente a Rogelio R que porque estuviéra- ‘mos convencidos de que algo se moviera arriba. —jAlla, vean, al lado de aquel quasar, entre el asteroide y la supernova! —insistia, Ademés de pesado era medio mentivoso porque quésares en esa spoca del aiio no se veian y asteroides jamés se distinguieron La supernova si era clarita pero también como para no verla, grandota, luminosa, prepotente. Lo que seguit- ‘mos sin ver era el Sputnik. Se lo dijimos, —Ese no es el Sputnik. —Entonces es el Voyager —reculaba Rogelio R con astucia. Claro, si ahora nosotros deciamos que lo veiamos, él nos saldria con que desde alli no se veian las letras J que si era el Voyager bien podia ser el Sputnik y nos quedariamos sin respuesta, Pero no caimos en la trampa. —Tampoco —le dijimos con toda ta frialdad dela que éramos capaces. —iEs la Apolo, Seguro que es la Apolo! —Rogelio Ra veces es fatigoso, FE: Sputnik, el Sputnik! —gritaba Rogen 12 Esconeado con CamScanner ‘TODOS LOS SOLES MIENTEN —¢Cudl de todas? le preguntébamos. Eso lo hacia dudar siempre. —Y... no sé... la 10, O la 9, (Esa, esa! Debe ser la 9. —%A esta hora? Vamos Rogelio R. Bueno, chicos, yo me voy a casa, gvienen? La Apolo 9... cémo no, si claro. Y ahora resulta que somos tontos. Y nos thamos cada uno por su lado, dejéndolo solo @ Rogelio R, mirando al cielo, sin poder mostrar- nos nunca las pruebas de los viejos satélites que decta ver. Al final pasaba siempre lo mismo. Me llamaba a casa para justificarse. —Te juro que se movia, allé, al lado de la super: nova. —Era una estrella, Rogelio R. Una estrella comin y corriente, Y no se movia. —Bueno, tal vex vi mal. —Seguramente, Rogelio R. —En fin, sera hasta matiana. —Hasta manana. Y me iba a dormir, sabiendo que hacia tiempo que los viejos satélites habian sido capturados por las fuer- zas gravitatorias de los cuerpos celestes cada vez mas numerosos y que hacia rato que habian sido destruidos por las respectivas atmésferas. Pensando en estas cosas tranquilizadoras me quedaba dormido, En realidad, el primero en descubrir esta especie de mania de Rogelio R por los satétites en desuso fue el propio Rogelio R. Un dia, en el fondo de casa, me agarré del brazo, me mir6 fijo y me dijo: —4Sabés qué me esté pasando? —No —le contesté. —Estoy pensando a cada rato en la chatarra. 13 Esconeado con CamScanner ON Y ESTOS ERAN NUESTROS SUENOs los satélites sino con que nos cortaba un juego que Antes nos divertia, Adivinar si un punto que caig on el cielo era una estrella en descomposicién que enitia parte de su componente gaseoso al espacio, los restos de un cometa 0 alguna antigua chatarra mecénica no es cosa facil. Pero desde que Rogelio R empezé a nombrar con los vigjos nombres de satélites a cuanto punto se movia allé arriba, el juego se habia ido desvirtuando dy JG no nos gustaba. Por esa época las galaxias mds lejanas habian virado decididamente al azul, lo que nos daba la pauta de lo rapido que se estaba comprimiendo el Universo. A este paso no iba a pasar mucho tiempo antes que toda la materia estuviera encerrada en un punto fantdstica mente denso, igual que al Principio. Nosotros no éramos ningunos idiolas. Sabiamos que eso significaba que la Tierra habia desaparecido muchos millones de aiios antes. ; 1 Pero no teniamos miedo. Incluso, el viraje al a! de esas galaxias nos habia servido para muchos jueges La cosa era adivinar cudl estaba més intensamente oa ese dia. El que ganaba se levaba una porcién extra is torta. Marcelo M era un genio en esto. Casi re dias comia gratis. No habian pasado treinta segu” E ! problema con Rogelio R no tenia que ver con 14 | Esconeado con CamScanner Tonos LOS SOLES MIENTEN desde que habiamos empezado a jugar y ya se ofa el grito de Marcelo M. —jAllé, a la derecha, aquella en espiral. Esté mucho més azul que ayer! Yera cierto. Teniamos que resignarnos y prepararle entre todos la porcién que se habia ganado. Asi pasdbamos los dias. Jugando con las cosas del cielo, comiendo, estudiando. Bah, haciendo las cosas que hacian todos los chicos de nuestra edad. Y sin embargo todos teniamos como un aire de tristeza. Habia algo que no nos dejaba ser del todo felices. Podiamos no tener miedo de que la Tierra se estuviera apagando pero eso no nos quitaba la nostalgia de las horas que no tendréamos. Allé estaban las estrellas para jugar, nuestros padres que nos querian, amigos para pasar el rato, buena comida, pero hacia tiempo que habiamos dejado de hablar en futuro. Nunca decéamos “cwando sea grande”. Y ahora que lo pienso, tal vez por eso Rogelio R empez6 con ese asunto de los satélites. Puedo estar equivocado pero en una de esas Rogelio R queria ver en los trastos del ‘pasado una posibilidad de maiiana. No sé, yo digo. Y digo que, por esos dias, estos eran nuestros suenios. 15 Esconeado con CamSeanner lasunto més grave que tenfamos para resol- ver era el frio. No solo el Universo se esta- ba comprimiendo, volviendo a su punto de origen. También el Sol se estaba debilitando répidamente y en pleno verano, en cualquier parte del planeta, hacia un frio espantoso. Los casquetes polares ocupaban cada vez més terreno y ya no era extraiio ver pasar desde las playas una caravana de témpanos rumbo al Ecuador. El tema tenia que ver fundamentalmente con nosotros, los que éramos chicos 0 jévenes, porque estabamos a un paso de convertirnos en la ultima generacion de seres humanos. Bastantes lios tenia- mos ya con tener que controlar a las ratas, que nos levaba buena parte del dia. Aprender, por ejemplo. | Esconeado con CamScanner MARCELO M uando se fueron todos, Eduardo E se sento C: unodelosbordesdelacavernayempezéa tirar piedritas al piso. Marcelo M también se habia quedado pero prefirié seguir parado viendo cémo su amigo le apuntaba cada vez mas cerca a la Piedra. —Querés romperla —le dijo con suavidad. —éQué, eh? —Eduardo E parecié darse cuen- a recién entonces de que no estaba solo—. Ah, eso. Tampoco me parece bien agarrarsela con Ella. En realidad nadie tiene la culpa, como no sea el tiempo. ¢Pero qué le podés echar en cara?, eque transcurra? No. Ademiés, si después de esta Teuni6n tenemos algo parecido a un proyecto es gracias a la Piedra. —Y a Felipe F —agregé Marcelo M. —Si. Ya Felipe F. Eduardo E no dijo nada més. Siguié tiran- do piedritas y dejé que su mente volviera unas horas atrés, cuando Felipe F los puso de frente a su destino. La idea era sencilla y nada novedosa. El mundo de afuera de la caverna se congela- ba répidamente y pronto haria imposible toda forma de vida. Pero si sellaban la tinica entrada al 27 (ES scaneado con CamScanney SS Estesan VALENTINO Santuario de la Piedra, alli seria posible vivir hasta que el futuro dijera basta o les diera una Dueyg oportunidad. La comida y el agua, con los alimen. tos miniaturizados, no eran un problema, Con unas pocas cajas, varias personas podian subsist, durante siglos. El aire también se las arreglari, para llegar. Felipe F propuso que se eligiera a dog parejas y que se las encerrara cuando se diera j, alarma final. Eduardo E no envidiaba el desting de los Cuatro -en realidad é1 podria ser uno de ellos- encerrados en un porvenir de cuatro por tres por el resto del tiempo. Otra vez Marcelo M lo devolvié a su presente de piedritas. —Te fuiste a otro planeta. —No —por primera vez Eduardo E se permi- tié algo parecido a una sonrisa—. Ojala pudiera, Esa es otra trampa del Universo. No nos dejé siquiera la posibilidad de otra casa. —Estas un poco pesimista, Eduardo E. —Puede ser. No todos podemos ser como Felipe F. ¢Qué hora es? —Las ocho. —Ya se hizo tarde. Tengo que ir a mi sector a cazar ratas, —Vamos. Yo también cazo hoy por ese lado. Salieron otra vez al frio. Estaba anochecien- do cuando volvieron a encontrarse para iniciat la caceria. En los tiltimos aiios, los roedores 8° habian multiplicado de un modo sorprende™ te, como si las bajas temperaturas fueran U" incentivo extra para su reproduccién. En cier!0 momento fue necesario enfrentarlos y se dict? la ordenanza que tanto habia molestado a }0s 28 df Esconeado con CamScanner ‘ToD0S LOS SOLES MIENTEN adolescentes. Algo asi como un “joven, si tienes entre catorce y dieciocho aiios, las ratas te espe- ran”, Se inventaron una serie de articulos para hacer mas sencilla la tarea y se mando a la calle a un ejército de muchachos para batallar contra esa marea gris que inundaba las ciudades. Al principio la guerra habia sido muy desigual y no fueron pocos los jévenes humanos que termina- ron sepultados bajo una montaiia de pelos, ufias y dientes agresores. Pero con el tiempo los chicos habian ido ganando en pericia y el mimero de animales empez6 a descender lentamente. En los tiltimos cuatro meses no se habia producido ninguna muerte humana. Los nuevos productos simplificaban bastante el trabajo. Los rocios para adormecerlas y atontarlas permitian moverse con algtin grado de seguridad. El resto quedaba para los recolectores, que iban cargando los cadaveres y se los Hevaban a lugares especialmente disefia- dos para su incineracion. Marcelo M y Eduardo E se ubicaron en el cen- tro de su sector y empezaron a rociar con sus fumi- gadores portatiles. Ahora era cuestién de tiempo. En no mas de quince minutos la calle se Ienarfa de torpes sombras grises que eran una invitacion al apaleo. Cuando las primeras cabezas asomaron necesitaron de una sola mirada para entenderse, El que cazara menos, el més lento en el garrote, invitaria al otro a comer. “Sea”, se dijo Eduardo E. “Empezamos”, pensé Marcelo M. No hubo tiempo para ninguna otra reflexi6n. Tontas y todo, las ratas exigian pensar solo en ellas si no se queria aca- bar, con suerte, con un tobillo desgarrado. 29 Esconeado con CamScanner a | Estenan VALENTINO El primer golpe certero fue de Marcelo M, que aplasté a un macho enorme y poderoso, sin mucha prolijidad pero con eficacia. El anima, debié haber sido un lider porque los que yenian detras olfateaban el cadaver y se quedaban quietos como preguntindose qué debian hacer ahora, Esto le permitié a Marcelo M tomar rapidas ven. tajas sobre Eduardo E, que tenia una caceria nor. mal, Al cabo de tres horas de bajar y subir el palo, Marcelo M habia batido el récord del sector con cuatrocientos setenta y siete aciertos. Su rival del dia no habia superado la media habitual después de acabar con doscientos diecinueve roedores, —Deberias pagarme la comida de un mes, Eduardo E, Esto no fue una apuesta ganada. Fue una falta de respeto. —Tuviste suerte con ese primer golpe, cuan- do mataste a la grandota que salié primero. Las dems se dejaron aplastar después que se queda- ron sin jefe. En el bar volvieron a hablar de la idea de Felipe F. —Aun cuando podamos llevarla a cabo —dijo Eduardo E— no va a ser nada facil elegir a los cuatro que van a tener una chance més de seguit respirando. —Y de seguir haciendo el amor. Pens4 qué mucho ms para hacer no habra y ademas va 4 S¢* una especie de obligacién. —Y ni siquiera va a ser posible enamorarse- Marcelo M se dio cuenta de que no estaba hablando en broma y que solo alli, en Ia mes* © ese bar, empezaban a venirsele encima todas as 30 a Esconeado con CamScanner ‘TobOs LOS SOLES MIENTEN dificultades que iban a tener para poner a cuatro de ellos en la capsula al porvenir que estaban inventando. De golpe miré su comida y le falté otra respuesta. —2 con la mierda y el pis qué hacemos? Eduardo E lo miré sin entender. —Con la caca y el pis, ¢dénde los van a meter durante aiios y afios, tal vez durante siglos? IY yo qué sé! —Eduardo E no estaba en su mejor dia para despejar incégnitas—. |Mird lo que me preguntés! Por qué no lo consultés con tu amigo el optimista, que tuvo la idea? Marcelo M no volvié a abrir la boca pero pens6 que a veces del casamiento del enojo con la impotencia nacen buenas ideas. —Quimica —dijo Felipe F. Y repitid, como una sentencia: —Es un problema de quimica. Marcelo M sabia que en esos trances de sabiduria a Felipe F habia que dejarlo hablar. Ya entenderfa qué cuernos queria decir con eso de “quimica”, —Por supuesto que es un tema que hay que resolver —continuéd Felipe F—. Y si no se pudiera, todo el proyecto se irfa al diablo. Pero felizmente la tecnologia sirve para algo. Los nuevos solidos degradantes casi no Ocupan espacio, duran aiios Y van a permitir cavar un pozo que no se llenara nunca y que estaré permanentemente limpio. No, la mierda no va a ser un impedimento. Pero hay otros. Y con ellos la quimica no puede hacer nada. 31 Esconeado con CamScanner i... | ESTEBAN VALENTINO —;Cuales? —quiso saber Marcelo M, —La soledad, la tristeza, el miedo, Contra, todavia no se inventé ningtin sdlido degradante Cuando, ya bastante tarde, Marcelo 1y se fue para su casa, iba pensando en la tonterja de la humanidad, que habia descubierto la mang de eliminar los residuos del cuerpo con tanta exactitud y que todavia tartamudeaba cuando un chico gritaba en su cama que tenfa terror de dormir solo. €50 32 Esconeado con CamSeanner Y ESTOS ERAN NUESTROS SUENOS adie lo vio a Rogelio R? —pregunté Marcelo M una tarde. ‘No —dijimos—. Hace horas que no viene por aqué. Pero la frase no supo adivinar el futuro inmediato. Por el camino del rio, Rogelio R avanzaba hacia nosotros rengueando de la pierna izquierda. Llegé hasta donde estdbamos y se senté silbando una vieja balada de amor. —é Qué te pasé en la pierna? —quiso saber Javier J. —Un meteorito. Soy el descuidado de siempre. Y 1mird que lo vi venir, geh? Pero de pavote me quedé cerca bara verlo caer y terminé lastiméndome la rodilla con ‘una esquirla. Una tonteria, #1 Rogelio R de toda la vida. Ademés de fantasioso, imprudente, Porque es cierto que en los tiltimos aitos, con el debilitamiento de la atmésfera, los meteoritos Uegaban por docenas y bastaba estar un poco atento para apreciar {a caida de todos los que uno quisiera. Pero evaluar la curva de descenso de acuerdo a un célculo aproximado de la velocidad y del dngulo de ingreso a la atmésfera a Juego de nitios. Hasta mentalmente se podia hacer en segundos. Asi que No correr riesgos tontos era sencillo. Uno veia al ‘meteorito. Por el tamatio ya sabia qué tan Nipido venia. Se le agregaba el dngulo de entrada, se 33 Esconeado con CamScanner SO Esrenan VALENTINO sacaba la pardbola y ya podta decirse en qué tug piso haria un buen hoyo. A cien metros del lugay tun punto de observacién privilegiado y sin pelign, 1 esquirlas volaban para todos lados pero nunca ligas,t tan lejos. a — A cudnto te pusiste? —le pregunté. —A treinta metros —respondié Rogelio R. con ting mueca de picardia. Ahé-estd. Un disparate. Si se qued6 tan cerca lass barata con solo un golpe en la rodilla, La pura vibraciin de la tierra pudo haberlo matado. Lo retamos un pec alguien més le reproché su falta de cuidado y pron dejamos de discutir sobre el tema. Susana § le agrgé, sn embargo, un costado pottico. —4Ustedes vieron lo hermosos que se ponen las meteoritos cuando chocan con las capas més altas dela atmésfera, con ese fuego que se les pega? Pero yo no pensaba exactamente en eso. Pensaba Susana S y se me ocurrié que cuando la miro me pasa més 0 menos lo mismo que a los meteoritos. ‘Me incendio por todos lados. 34 _a Esconeado con CamSeanner ELLA faltan muchas cosas. Todavia faltan muchas cosas, demasiados detalles. Yo no habia pen- sado en eso de la caca hasta que Marcelo M me lo conté. Y bueno, sf. Es feo pero del asunto hay que hablar. Y también de lo otro. Porque somos pocas las mujeres del grupo y tal vez me toque a mi ser una de las elegidas. Asi que me parece que tenemos que discutirlo. Todavia no hablé nada con mis padres sobre el proyecto. En realidad tampoco saben que existe la Piedra o el Santuario. Pero no es extrafio. No le queda mucho tiempo al mundo y tampoco a los que estamos en él, asi que por lo general la gente se ocupa de sus propias cosas. Y los padres -eso lo sé desde hace bastante- son gente. No es que los mios sean especialmente descuidados conmigo, Para nada. Me compran los tiltimos accesorios para cazar Tatas, me preguntan cémo me va, pero si yo no les hago algtin comentario rara vez van més alld. Hace unos meses, cuando cumpli quince afios, se me ocurrié que si el planeta se estd acabando va a haber un montén de cosas que no voy a conocer. Ser madre, por ejemplo. O ganar mi dinero traba- jando. Tampoco sé todavia qué se siente al hacer 35 Esconeado con CamScanney SS EsTEBAN VALENTINO el amor. He tenido novios, claro. Pero la necesidad de acostarme con algu hasta que descubrimos la Piedra y Feli que dijo. Ahora mi urgencia tiene que ver con inj vida. Pero, sno tiene que ver con el amor tambigna ¢No me habia dicho mama, cuando cumplt diez afios, que mi vida tendria que ver con mis decisio. nes y que la mas importante de todas era enamo. rarse? ¢Por qué sera que ahora que mi vida ya no tiene casi nada que ver con mis decisiones, amor me parece una palabra mas? Tengo miedo, Es fantastico pero tengo un miedo que no esperaba sentir a esta altura. Esta bien llamado el lugar que ocupa la Piedra. No sé a quién se le ocurrié eso de Santuario pero es todo un acierto: hace milagros. Yo no temo congelarme. Hace rato que todos los de mi edad superamos esa estupidez infantil. Y sin embargo tengo miedo. Pero no a la muerte, que Megara cuando quiera Iegar. No. Le tengo miedo a una pregunta, O mejor dicho, a una respuesta. ¢Qué va a pasar, cuando cierren la puerta, 9 yo estoy del lado de adentro? nunca tuye NO de ellos Ipe F dijo |p 36 Esconeado con CamScanner EDUARDO E 1 sefior Abelardo A tenia las ideas claras FE: esto era lo mejor que se podia decir de él. Conocié a Eduardo E en una cafeteria, cuando el termémetro rozé los 40 grados bajo cero y la gente no hablaba para no enfriarse el alma. Eduardo E no sabia quién era el sefior Abe- lardo A y no supo descubrirlo detras de su exte- rior de bohemio arrepentido. Con poco mas de cincuenta afios, pelo todavia razonablemente negro, musculatura poco trabajada y eterna mira- da de “vean lo que me ha hecho el mundo”, el metro ochenta del sefior Abelardo A solo necesité de un breve anélisis para descubrir que detris de Eduardo E habia algo. Eso era todo lo que nece- sitaba para ponerse en accién, Ensayo y error. Ese era su credo de funcionario y hombre. :No se conseguia nada? Paciencia. Ya habria otras oportu- nidades. @Se sacaba algtin beneficio? Estupendo. Para eso estaba el frio espacio que compartian el sefior Abelardo A y los demas mortales. Asi que se acercé hasta la mesa en la que Eduardo E termina- ba su desayuno y fue directo al objetivo. —iMe puedo sentar? —pregunt6—. No me gusta estar solo a la mafiana. 37 Esconeado con CamSeanner [ESTEBAN VALENTINO Eduardo E lo miré y se encogié de hombros, Estaba con la mente puesta en la charla que habia tenido con Susana S antes de salir de su casa y no le importé la presencia del intruso. “Pensar con alguien delante es mejor que pensar solo” se dijo, “la mirada choca enseguida con algo y hay menos cosas para distraerse”. —Estés muy pensativo —oy6 una voz lejana, “Alguien me dice que estoy muy pensativo y tiene raz6n. Pienso en Susana S y también tiene raz6n. Todos tienen raz6n. Este tipo que se me senté adelante para que mi mirada no se pierda, Susana $ y sus miedos, yo que estoy muy pensativo. Este lugar esta leno de gente que tiene raz6n.” —Si —se escuché contestar—. Tengo algu- nos asuntos que resolver. —zTe puedo ayudar en algo? Tal vez alguna de las cosas que vivi te sirva. Ah. Antes que nada. Me llamo Abelardo A. —Y extendié una mano amable que Eduardo E estreché con alivio. La posibilidad de una desabrida charla de compromiso le atrajo infinitamente mas que la idea de seguir buscandoles aristas a las dudas de Susana S. —No, no puede ayudarme —contesté—. Pero quédese. A mi tampoco me gusta desayunar solo. Asi metid Eduardo E en su vida al sefor Abelardo A. Sencillamente. Sacarlo de ella iba a ser bastante mas complicado. Eduardo E era, ademas de la voz més esc- chada, el gran solitario del grupo. Nunca hablaba de su familia, nunca salia a divertirse. Comfa en 38 a | Esconeado con CamScanner ‘TovOs Los SOLES MIENTEN lugares caros porque sus padres eran gente pode- rosa en el nuevo orden que nacid con el frio, pero jamés hizo valer el peso de esta fuerza. Con dieciséis aiios cumplidos hacia ya bastante que era el més veterano, el mas consultado, tal vez hasta el mas temido. Esa maiiana, luego de dejar al sefior Abelardo A terminando su desayuno, dirigié todas sus dudas —en esos dias su propio cuerpo era una de ellas~ hacia el Santuario. Ya antes de llegar se dio cuenta de que no todo marchaba bien en Ia cueva. Las ramas que cubrian la entrada no estaban ordena- das como él las dejaba siempre. Eso podia querer decir solo una cosa: alguien habia entrado al lugar. Pero casi de inmediato descubri6 su error. Ruidos adentro de la caverna le demostraron que ese alguien todavia estaba adentro. Aparté cuidadosamente las ramas y entr6 arrastrandose. EI pelo largo y suavemente claro, la espalda vasta- mente conocida y muchas veces sofiada lo conven- cieron de que si habia algiin peligro, no tenia que ver con su seguridad. Al menos no con su seguri- dad fisica. Susana S miraba la Piedra. Eduardo E se paré y se quedé apoyado contra la pared, sin molestarla. Pero no hizo falta tratar de evitarle el susto. Ella sabia que él la miraba. —No me contestaste lo que te pregunté —dijo alaire. Eduardo E no esperaba oir esa voz. No la reconoci6. Cuando pudo hablar le pasé lo mismo con la suya. —Es que no tengo respuesta. :Yo qué sé lo que vamos a sentir cuando sellemos la cueva, 39 Esconeado con CamScanner EsTeBaN VALENTINO qué miedos nos van a nacer, qué envidias ten. dran los que se queden afuera o los que se que. den adentro? No sé, Susana S. No soy el dueiio del futuro. Ella se dio vuelta y lo mir6. Eduardo E empe- z6 a sentir en ese exacto instante todo lo que el tiempo le iba a quitar. Por la repeticién infinita de esa mirada Ilena de lagrimas hubiera aceptado cometer desde ese momento hasta el dia de su muerte las peores vilezas. —No. Ya sé que no sos el duefio del futuro. Apenas queria saber si mis amigos comparten mi miedo. —El miedo no se puede compartir, Susana S. Es como una gota de agua. Puede servir para saciar la sed de una persona pero si se divide ter- mina siendo indtil para todos los que tomen de ella. Yo puedo sentir un miedo parecido, pero no puedo ayudarte a cargar el tuyo. —2Qué querés decir, Eduardo E? —Que estamos solos, Susana S, Que pode- mos ayudarnos para abrir las puertas si son muy pesadas pero que una vez adentro hay una tinica escoba para barrer y un tinico trapo para limpiar. | —O cuatro con la Piedra. | —No. Esos van a ser los que més solos estén. Susana $ ibaa decir algo pero la cara agitada de Marcelo M, que aparecié detras, en el pasillo de Ia cueva, la par6 en seco. —Supuse que estaban aqui —alcanz6 a decir con un jadeo—. Rogelio R. —éQué pas6? —pregunté Eduardo E. —Las ratas lo atacaron... 40 —__ el Esconeado con CamScanner ‘ToDos Los SOLES MIENTEN No hicieron falta més palabras. Los tres salieron corriendo pensando en un universo de dientes, un mundo de garras, un abismo de carne desgarrada. Muy pocas veces Rogelio R cazaba por la mafiana. En su sector casi nunca habia emer- gencias por alguna stibita invasion de ratas y el trabajo se reducia generalmente a su costumbre vespertina. Habia otros lugares de la ciudad en los que estas situaciones eran més comunes. Los chicos que cazaban alli casi nunca sabian con certeza cuando iban a tener que ponerse la mochila y salir para su rutina de apaleo. Por alguna causa desconocida, las ratas preferian ciertas partes de la ciudad para sus ataques ines- perados. Pero la zona de Rogelio R nunca habia recibido una alarma fuera de horario. Por eso, cuando una llamada urgente lo sacé de la cama, Rogelio R pens6, antes que nada, en lo afortu- nado que habia sido hasta entonces. “Si esto se repitiera a cada rato no podria hacer nada”, se dijo. Tomé su mochila azul con vivos rojos y el dibujo de un ave, devoré el desayuno y buscé la calle. Todavia no habia amanecido del todo. Era ese momento del dia que las sombras eligen para dominar al mundo, cuando no se sabe bien si una rama es el preludio de un monstruo o simplemente una rama. Rogelio R conocia bien esa hora. Los conjurados de la Piedra se juntaban a menudo antes de que saliera el Sol. Asi que camin6 entre 41 Esconeado con CamScanner [EsTEBAN VALENTINO oles que todavia toleraban el frio, ellos no vendria ninguna violen. al lugar de caza ya habian Iegado otros muchachos, bastante més aletargados que él, “Muy temprano”, pens6. Un rapido anilisis al sec. tor le permitio hacerse de una segunda certeza, La emergencia era grave. Nadie habia echado todavia Jas ratas cruzaban ya la calle con ningiin producto y la calma de los que se saben poderosos. El coordi- nador traz6 el parte de guerra. Bueno, asi esta la cosa. Normalmente tenemos que enfrentar unos trescientos bichos por cabeza. Siendo optimista, yo dirfa que hoy hay que multiplicar esa cifra por diez Los atontadores nos van a ayudar mucho pero igual habré que estar con veinte ojos. En aque: Ila zona del callején, sobre todo, parecen ser especialmente agresivas. Rogelio R, Bruno B y Leandro L van a ir para alla. Los demas ubi- quense en sus lugares habituales. Ahora vamos a esperar que salga bien el Sol para evaluar con luz lo que tenemos. Pero no se sienten- No quiero ninguna cola mordida antes de empez@" el trabajo. El coordinador sabia lo que hacia y €° G Rogelio R siempre lo maravillaba. Tenia u™ admiracién especial por todos aquellos 14” con su edad 0 apenas mayores, eran capace> A analizar un problema, desarmarlo, vet de que estaba hecho y volver a armarlo sin equivoct® se. No se sent6. Se qued6 hablando co sus ¢ compaiieros de batalla sobre los inconvenso”™ tes que traia ser bueno con el garrote- Jos pocos arb sabiendo que de cia, Cuando lleg6 42 | Esconeado con CamSeanner Tonos Los soues ameNTEN —Es cierto —acord6 Leandro L—. Si fuéra- mos unos inttiles no nos hubieran mandado al lugar més peligroso. Tendrfamos que sentirnos orgullosos. ¢Alguna vez tuvieron que enfrentar a tres mil ratas? ¢Cémo serd? Parecen muchas, gno? —Son muchas —dijo Rogelio R—. Me pare- ce que convendria que no nos separaramos. No me gustaria quedar rodeado y no tener quien me cubra las espaldas. Finalmente el Sol alumbré lo suficiente como para ver. Y lo que se vio no fue muy alentador. Las ratas que habfan ganado la calle se habfan amon- tonado y ya formaban grupos compactos que se revolvian sobre ellos mismos. Pero la experien- cia de los muchachos no los dejaba engafiarse. Sabian que por cada una que andaba a la intem- perie habia cincuenta dando vueltas bajo tierra. Rogelio R y sus compaiieros fueron hacia el calle- j6n. Tenia razon el coordinador. Alli el asunto era peor. Los tres chicos iban a tener que vérselas con una alfombra gris. Cerca debia de estar el lider. Alguno de los machos adultos, enormes, que se apifiaban contra la pared del fondo. Cada uno tom6 su puesto. El aire empezé a llenarse con los vapores del liquido atontador. Casi al instante las ratas empezaron a andar sin sentido, golpeandose entre ellas y buscando una salida donde solo habia més ratas. Era el momento de los garrotes. Los tres Palos empezaron a subir y bajar sin pausa. El primer impulso sorprendi6 a los animales pero en seguida pudieron reagruparse e identificar 43 Esconeado con CamSeanner ~ EsrenaN VALENTINO de donde venia el peligro. Aunque el atontad, hacia su parte, la enormidad de sy mimeye volvfa a las ratas un riesgo para no despreciay. q principal temor de Rogelio R empez6 de a Poco a edificarse. Pronto se vieron rodeados Y Por cada palazo que cafa aparecian cinco NUEVOS hocicos agresores. Sobre un costado del callején, Leandro L fue el que recibié el primer mordisco, —jRogelio R, mi pierna! —pudo gritar, Rogelio R empezé a abrise Paso a puro aton. tador y garrote. — Bruno B, ayudame con Leandro L! Pero Bruno B no podia hacerle caso, También él habia sido alcanzado por los dientes enemigos y trataba de Iegar a la salida del calle. JOn como podia. Rogelio R se dio cuenta enton- ces de que ante semejante cantidad la estrategia de siempre no habia dado resultado. Pero no cra momento de evaluar nada sino de salir de alli. Cuando sintié el desgarro en la pantorrilla Pens6 que no lo ibaa lograr. Vio al macho gigan- te buscar el tobillo de Leandro L y casi por ins- tinto hizo funcionar el garrote. Un nuevo dolor agudo, ahora en la otra Pierna, le informé que estaba a punto de caer. Trato de volver a golpear pero un tercer pinchazo se lo impidié, Lo tilt mo que vio fueron los ojos de Leandro L que - miraban con incredulidad. Cuando cayé de rodi- Ilas supo que estaba Perdido, que é1 no serfa uno de los Cuatro, que tal vez eso no fuera tan malo y stima que Silvia $ nunca se iba a enterab que esos bigotes que se Je Ppegaban ahora a la cara eran casi simpaticos y ay qué dolor pe! 44 Esconeado con CamScanner ‘ToD0s L0s SOLES MIENTEN sobre todo qué ldstima porque ahora si, ahora seguro que Silvia S jamds se enteraria, Cuando Rogelio R abrié los ojos pens6 que silo primero que se veia al despertar era la cara de un amigo, la muerte no era un lugar tan malo. Porque Eduardo E le sonrefa con todos los ojos y le apretaba la pierna por sobre lo que parecia ser una sabana. Y porque, del otro lado de la cama, Marcelo M y Susana S se refan diciéndole que no, que no estaba muerto y que la Piedra y sobre todo Silvia $ seguian siendo posibilidades. —:Pero qué pasé entonces? —pudo pregun- tar al fin—. Lo ultimo que me acuerdo es que me cai al piso cerca de Leandro L después de haber golpeado a un gran macho que iba a morderlo. Eduardo E se ocupé de la respuesta a las dudas del resucitado que se sentia Rogelio R. —Bueno, en realidad no pas6 una sola cosa. Estés aqui porque se sumaron varias. Primero, el macho que mataste era el lider y eso, mas el aton- tador, las desorient6. Por un momento no supie- ron si seguir mordiendo 0 ira ver a su jefe. Eso le dio un pequeiio respiro a Leandro Ly pudo acer carse para levantarte. Pero ademas Bruno B llegé a la salida del callején y volvié con ayuda. Entre todos te sacaron y te trajeron al hospital. Algunas mordidas, pero nada serio. Maiiana te vas. La puerta de la habitacién empez6 a abrirse de a poco y a Rogelio R le parecié definitivamen- te bueno haberse escapado de las ratas, tener apenas algunas mordidas y volver majiana a su casa. 45 Esconeado con CamScanner

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