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LA FIESTA DEL CORPUS CHRIST] Coordinadores: Gerardo Fernandez Juarez Fernando Martinez Gil Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha Cuenca, 2002 TEOLOGIA, LITURGIA Y DERECHO EN EL ORIGEN DE LA FIESTA DEL CORPUS CHRISTI J. CARLOS VIZUETE MENDOZA Facultad de Humanidades de Toledo Universidad de Castilla-.a Mancha 1. Existe la opiniGn generalizada de que hay ciertas estructuras que no cambian, que son inmutables, 2 lo largo del tiempo; y esta idee esté especial- mente extendida en los temas relacicnados con la Iglesia y, sobte todo, con la manifestacion exterior del culto catdlico, Pero sélo olvidando cae en Ios alti- ‘mos afios -los que han seguido al concilio Vaticano I_ quienes 1.2 vamos sien- do mayores hemos asistido a la mas grande revolucién litirgica de la Histo- ria!, se puede decir que el Corpus toledano “en el plano visual y festivo es una viva realidad barroca que subsiste con plenitud frente a los cambios del tiem- po". No debe extraitar, pues, que sean muchos —naturales y foresters, espec- tadores y paticipantes— los que creen que el dia dei Corpus en Toledo asisten a una ceremonia -medieval para unos, barroca o contrarreformista para otros— que no ha sufrido modificacién alguna en los tiltimos siglos. Sin embargo la Fiesta del Corpus Christi, como la misms lirurgia de la Iglesia, en la que tiene su origen y su sentido, es dinmica: T No es el momento de sintetizar la evolucion de ls tiurgia durante la primers mit:d del siglo XX, ex ‘special el liamado “movimiento linirgice” que tanto hubria de influiren el concilio Voticano Il. Para un acercamiento a éste puede recurtise al estudio de B. NEUNHEUSER, "Movimiento tirgico”, ea Nuevo Diccionario ae Liturgic (NDL), San Pablo, Madrid, 1987, pp. 1365-1382. La evolue. in posterioy, as lz ‘enclelica de Pio XIC “Mediator Dei" de 1947, se pueds seguir en A. BUGNINE, Lar reforma Bningica (1948-1975), BAC Maior, Madrid, 2000 * La cite procede del follew Corpus Christ TOL! de Toledo y-¢] Pasronato de Turiame del Ayuntamionte de Toleds 0, editado por el Area de Turisco de la Dipuracion 2000, p. 3 J. CARLOS VIZUETE MeNDozA “Porque la liturgia ~segun afirmé el concilio Vaticano IT- consta de una parte que es inmutable, por ser de institucién divina, y de otras partes sujetas al cambio, que en et decurso del tiempo pueden y ain deben variar, si es que en ellas se han introducido elementos que no responden tan bien a Ja naturaleza intima de la misma liturgia o han llegado a ser menos apropiados”™: Es decir, que salvada la esencia del culto cristiano, las manttestaciones litargicas, como la historia, son fruto de las actividades de los horr bres, pues nada es més falso que la opinién segiin la cual la liturgia de los él:imos cua tro siglos seria idénticamente la del primer medievo. la de la épocs! patristica y la de la primera comunidad apostélica’. La liturgia cristiana, conformada lentarnente a través del tiempo, se presenta ante nosotros como ur- complejo de signos y simbolos que, desde las ciencias humanas, podemos «studiar en diferentes niveles, pero cuya comprensién plena sdlo se alcanza dentro de un contexto de fe: signos y simbolos que Pio XI definié como la did ascalia del pueblo cristiano, es decir, la mas eficaz forma de “catequesis” sobre todo a través de las fiestas y los ritos litirgicos* Si en Los primeros momentos de la Iglesia estos ritos estaban veducidos al bautismo y la eucaristia, en un culto tan sencillo que Municio Félix podia afirmar en torno al afio 200 que “no tenemos santuarios ni altares”*, poco a poco s¢ iria enriqueciendo con elementos simbélicos procedentes ce la Biblia y de los diversos ambientes culturales en los que se incardinaban las comu- nidades cristianas. Al menos desde el siglo IV comenzé a desarrolliarse lo que hoy conocemos como aio littirgico, para presentar a lo largo del aiia “todo el misterio de Cristo, desde la Encamacién y la Navidad hasta la Ascensién, Pentecostés y la expectativa de la dichosa esperanza y venida del Seftor” ‘onstitucion Sacrosanrum Conetitum (3C), a +B. NEUNHEUSER, NDL,p. 1.366. » La frase de Pia Xl esti tomada de a colecsidn de documentos pontificios sobre la liturgis elaborada por A. BUGNIN1, Documenta pontficia ad instaurationem liturgicam spectantia, Roma, 1953. p. 70. Casi las mismas palabras emples el Catecisina de la Iglesia: Catdlica en el r® 1074: Por lo tanto {hi liturgia] es el privilegiado de le eatequesis del Pusble de Dios”. Todes los papas de la primers m tad del dtimo siglo, deste Pio X a Pio XII tuvieron una gran preacupacion por la renovacién liningica y 2 ellos se dehe ig reforma parcial del Oficio diving, la del calendario linirgico, Ie introduccidn de las lenuas moderates cn Ia misa y en Ia administiacidn de los secramentos y Ia zestavracién de la Semane Santi todo antes de Ja gran revolucién del concilio Vaticano Il: vid 1. LOPEZ MARTIN, La liturgia de Js Iglesia, BAC Mamuales de Teologia, Macrid, 1994, 7. 54 “eDelubma et aras non habemue”, Octavia, HT, 2. en J. P, MIGNE, SC.nt} ina (PL), 3, 339. Teologia, Liturgia y Derecho en ei origen de la festa del Corpus Ch Tras el concilio de Efeso, reunido el afio 431, se introduje el culto a Maria, que historicamente es posterior a la memoria de los martires ya la que luego se fue aliadiendo la de los santos hasta canfigurar el ate linirgico’, jalonado por la celebracién sucesiva de una larga serie de fiestas El primero de estos términos, celebracién, nos remite. por 2 lado a un contexio social, la multitud, y por ouro a una vertiente sagrada, cuya nota més caracteristice es la fiesta. Esta, que posee valores humanes y religiosos de dificil definicién, tiene su sentido en la oposicida al tiempo otdisario, como ruptura de la actividad cotidiana. La variedad de fiestas es innumerable, pero en todas partes el culto aparece como su culminacién. Precisameate por eso no faltan quienes se plantean hoy la realicad misma de la fiesta re!igiosa, que no seria sino el residuo de un mundo sacralizado, que ya no es el nuestro. Si todas las fiestes tienen un motivo que las justifica ,qué 2elebramos cn la Fiesta del Corpus? La respuesta es sencilla: lo que la Iglesia celebra es la presencia real de Cristo en la eucaristia, este dogma es el qu: Ga sentido ala fiesta, y s6lo desde él podemos explicar y comprender “el Corpus”. Tam- bign es facil responder a la pregunta sobre su origen temporal: fue estableci- da por el papa Urbano IV por medio de la bula Transiturus de he> mundo, el 11 de agosto de 1264. Pero la historia comenzé mucho antes. 2. Hasta la celebracién del concilio de Calcedonia, el afio 451, la teo- logfa est4 empefiada en hacer frente a las implicaciones de confesar que Jestis Snel Aft linirgica se cistinguen claramente des ciclos: el temporal y el santoral, En es'>iltimo es en el qua se inscriben las fiestas de la Virgen que se han ido incvementando, le misme que o-urné con las de Jesucristo desde la edad Media, mis con in contenido dogmaricn que de conmemoracion Este es el caso, {como mis adelante se ver, de la festa del Corpus Christ. ° En el siglo XIII los dias de precepto, domingos y fiestas, rondabar el centenar, por lo que comienzan a ofpse vores pidiendo su limitacin. £1 concilio de Trento ao hizo siao recordar el eatélog que labia esta- biecido el concilio de Toulouse de 1329. El papa Urbano VILL mediante la constitucion Uaversa, el 13 de septiembre de 1642, redujo el numero de fiestas de prevepto y estableci6, ademds de odes los doraia- go: del aflo, la siguiente relveién: Natividad, Cireuncisi6n, Epifania, Resurrecciéa (tres dias), Ascensién, Peatecostes (tres dias) Sentisime Trinidad, Corpus Chnsti. Invencion de la Senta Craz, Purificacion, Atunelacion, Asuncioa, Natividad de la Virgen, Dedicacion de San Miguel, Nativided ce San Juan Bau- lista, San Pedro y San Pablo, diga de los Santos Apéstoles, San Estoban, los Santes Inoc.ntes, San Loren- 20, Saa Silvestre, San José, Santa Ana, Tades los Santos, un patrona en cada reina 6 pravincia y otro en cada ciudad ¢ pueblo. Clemente XI, en 1708, atadio Ia fiesta de la Inmaculeds Conce-cion, Este era el calendario de fiestas lniegicas que estva en vigor hasta la reduccin a séle diez de ellas que orders Pio Xen el “mots proprio” Supromi diciplinae de 2 de julio de 1911, recogido en el canon 1247 del Codex Auris Cononict: Navidad, Ciccuncisiéa, Epilania, Ascensi6n, Corpus Christi, Inmacularls, Asuncion, San José, San Pedea y Sau Pablo y Todos los Santos. Pablo VI, el 14 de (ebrero de 1969 mmo ified, de nuevo, «el celendario festive ajustindolo a lo cigguesto en el coneilio Vaticano Ly sustituyd |: fasta de la Cir cuncisién por la de Santa Maria Madre de Dios, a celebrar el dia 1 de enero, ig 20 J. Cantos Vizuete Menpoza es Dios". Las consecuencias de las doctrinas cristolégicas conforman la visiGn de la eucaristia, que los padres griegos identifican con Cristo, centran- do su reflexién en las palabras de la institucién: “Esto es mi cuers0”. Como todavia no se ha producido ningiin ataque a la presencia real, no cacontramos en los autores de Jos primeros siglos una doctrina sistematica sobve ella, pero todos la atestignan de manera incantestable: Ignacio de Antioquia en sus siete Cartas, escritas hacia el afio 110"; Justino en su primera Apologi:!, redactada en tomo al afio 155 y en Ja que se encuentra la mds antigua y cc mpleta des- cripcién de la celebracién eucaristica®, afirma que no sélo ¢s memorial de la pasién de Jesiis, sino también de Ja encamacién® ; Ireneo de Lyon, el mas destacado de los padres del sigio IT, en su Adversus haereses tam vién descri- be la transformacién eucaristica en analogia con la encamacién'’; Hipélito, quien se atribuye comtinmente la Traditio apostolica, compilaciéz' de le litur- gia romana hecha en los inicios del siglo HI; y Clemente alejancirine y Ori- genes, Estos dos tiltimos son las figuras mas importantes de Ia llariada escue- la teoldgica de Alejandria, que utiliz6 sistematicamente el métodn alegérico, y ven la esencia y grandeza del cristianismo en la participaciér del Logos divino, al que tenemos acceso en Jesucristo. Para ellos el medio preferido, aunque no el {inico, de comunién con el Logos es la eucaristia Todo esto cambia a camienzos del siglo TV, tras el concilix de Nicea. Desde entoncas la reflexién teolégica se encuentra dominada por les quere- las eristolégicas y aparece con fuerza la equiparacién del sacran:ento con la figura histérica de Jestis. E] més destacado de los padres postnicenos es Juan °° Para ta compesicion del apartado de la teologia patristica sobre Ia eucaristie he recurso a: J. SOLA- NO, Textos eucaristicos primitives, 2 vols, BAC, Madrid, 1952 y $4; J. QUASTEN, Pa: vlogia, 2 vols BAC, Madrid, 1961 y 62; H. von CAMPENHAUSEN, Los padres cle la Iglesia. J Pads griegos, Edit Cristiandad, Madrid, 1974: J. BETZ, La eucaristte, misterio central, en Mpsierinm Satitis. Manual de Feologie como hisroria de le saivacién, IV.2, Bait Crisiianded, Madrid, 1975, pp, [86-311 1.4. SAVES, El misterio encaristice, BAC, Madrid, 1986; E. VILANOVA, Historie de la Teologia coragiré al Aquinate, poto serd Ockham, y tas Gl los nominal, los que se vew pen del problema ilegnedo 2 l senelusia de qu earstia el Cuerpo de Crisn se hace presente Segin su saxtancia pero sin extension, De sacramento altars, cep. 25. Ockham preferia la evexistesia el pan y éel cuerpo de Cristo, corsusianctaciin, orgue no repugnaba vi a Te raaGn ai ale Sogiada Ls:citura, Seria mts tacionaly mis compatible con el principio de econcm, seg el cul se han de sugoner lex menos rilagios osibles En tl caso, desaparecia la mayor dificult. que es a existencia de los accdentes sel steto que los sastcnce, Sin embargo, por pet la decisi de Ta Kelsi, com Duns Esoot>, mantis Ocl-bam la tons. ju de Lurero lanciavién, Soa muchos los que ven en las opiniones dal oxoniense ef Tundamento de la imparac J. Caos VIZvETE Menpoza eucaristia se convirtié en un campo de especulaciones metafisicas y se fue abrien- do paso la idea de que Ja doctrina de la Iglesia era totalmente irracional y que slo se mantenia por la imposicién dogmatica, “por la autoridad de la Te De todo esto, sélo una cuastién llegé a ser pereibida por los “ieles; al plan- tearse la preguata de en qué momento se realiza la conversién del pan en el cuer- po de Cristo, la mayor parte de los tedlogos se inclinani a pensar que él pronunciar las palabras del Seftor, que pasan a ser caracterizadas como formul:: consecratio- nis. De aqui se derivaron una large serie de consecuencias al establ:cerse la obli- gatoriedad de elevar la hostia y el céliz, después de promunciadas I:s palabras de Ia consagraciéa, haciendo al tiempo una seftal con una campanilla para que Dios, en las especies eucaristicas, pudiera ser debidamente adorado” (figuras 1 y 2). La misa se convierte, poco a poco, en un especticulo sagrado mediante la multipli- cacién de las aceiones del celebrante, la aparicién en los ornaments de los colo- 19s litlirgicos ~introducidos por Inocencio III-, la altemancia del toro de voz y la presencia o no de la musica. La piedad popular, incapaz de compre:ader los ritos, se concentra en la presencia real y por todas partes crece el deseo «e ver a Dios se multiplican Jos altares y las misas, se introduce la prictica de la aclaracién euca- ristica fuera de le misa y la de las “visitas” a las iglesias donde se encuentra, expuesto 0 reservado, el Santisimo". Este es el ambiente en el que “ay que situar el inicio de la fiesta del Corpus Christ. 3, Si seguimos le explicacién tradicional, el origen inmediato de la intro- duccidn entre las fiestas del aiio litirgico de una especificamente dedicada a conmemorar la presencia real de Cristo en la eucaristia, se debe a las revela- ciones que recibié, en el primer tercio del siglo XTIT, la beguira Juliana de Rétine, de la comunidad establecida en Mont—Comillon, en Lieja, y en relacion con el cfreulo de personas piadosas surgido en tomo a Marie de Cignies. Eran tiempos en los que, como hemos visto, los tedlogos escolésticas disputaban sobre materia y forma, sustancia y cantidad, mientras no s6lo corrfan doctrinas contrarias a la fe tradicional de la Iglesia, sino que se abandonabs la participa- cién en los sacramentos, hasta tal punto que el concilio Laterano IV, tras esta- blecer los principios de la fe catélica, contra albigenses y citaro:,, imponfa el La jerarquta, en concilios y sinodos, hubo de ordenar moderacion en esto, pues alg: sacerdotes rel teraban las clevaciones, ¢ Ja prolongaben en exceso, para que todes pudieran contempla: Ja hostie * Le mise ce conviewe ea la panaces de sidades del alma y del cuerpo, insistiend en los Erutas que ‘se obtienen de le visién de la hostie: oracién autométicamente escuchade, proteccioa cont: la muerte repen- tina ese dia, selvaguaidia de Sos campos culivades, hasta de talisman ameroso. La costumbre, general ene los files haste las reformas litirgicas del siglo XX, de permanecer respetunsamonte de ro lla dasde Ia con. sagracion hasta la comunioa. tiene su origen en une cisposiciéa en tal sentido de Gregor %. Teologia, Liturgia y Dereoho en el origen de ta fiesta del Conpus Chriss precepto de la confesién anual y de la comunida por Pascua*!, coro minimo imprescindible para quien se llamara cristiano, Al mismo tiempo, desde los beguinajes que, surgidos al finalizar el siglo XII en la didcesis de Lieja, se extienden por los Paises Bajos, el oeste de Alemania y norte de Francia, comienza a difundirse fuera de los monasterios el culto eucaristico, manifesta- do en fe comunién frecuente” y la adoracién. En esta atmésfera de devocién, sin que podamos precisar i cémo ni cudndo, Juliana de Rétine fue sujeto de una revelacién privada en la que el mismo Cristo le pedfa la institucién de una fiesta de la eucaristia. Comunica- do el suceso al obispo, de quien dependian directamente las beguinas, on 1246 aprueba la vision de Juliana y ordena la celebracion Litirgic: en la dié- cesis de Lieja. No son extraordinarias las revelaciones y, aunque de las de Ia beguina de Mont-Cornillon no tengamos més que esta noticia, existen tes- timonios diversos de sucesos semejantes y coeténeos. Hacia 1250), el domi- nico Enrique de Halle recogié las notas de Matilde de Magdeburyo, que tras mis de treinta afios camo beguina penitente ingresé en el monas*2rio cister- ciense de Helfta, y que son la primera obra mistica escrita en a.2eman", Ea aquella abadia, bajo la influencia de Matilde de Magdeburgo, viv-eron Matil- de de Hackerbom y Gertrudis de Helfta, autoras. respectivamerie, de otras dos obras de altura mistica: el Liber specialis gratiae y el Lega'us divinae 41 Todo fel de uno w onto sexo, despues que huibieselegado a los aos de diserceién, evafiese fielmen- t2 dl solo por lo menes una ver al ao todas sas pesadas al propio sacercote, y procure curnplit segtin sus fuerzas la penitencia que le impusiere,rectbiend everentemente, por lo menos en Pascal saeramen- to de la eucaristia”. Concilio IV de Letsin, 1215, Cap. XXI, DS, n° 612. * En los ikimos afos del sigio XII y prineipior dat siguiente en algunas partes de Europa, seflada- rmente en Belgica, se formaron ciertas comunicades de mujeres pladesas, unidas oréinaris- mente con voto ce castdad y eon alguna obligacién de obediencia mis 0 menos estrecha. En cwanoa la pobreza no habia cntee ellis agra comén, puss mientras algunas asociaciones la profesaban may sgida, mayor part la cibservaba de un modo muy moderato; tedas, empero, se daban al servicio de los enfemins en los hospi- tales y a otras obras de caridad cristiona. Usaban un vestido tonesto y muy Sencillo, ¥ por este ¥ por st comportamicnto eran bien distinguides del pueblo, cue las lero beguitas”. J. POU Y MARTH, Pisiona- ros, beguinasy froticelos cctolames (siglos XIIL-XV), Vieh, 1930, reedicign del Insituo 42 Colusa Fuse Gil Albert, Digutecion de Alweante, 199, p. 132. © Como la peviodicidad ente las persones amis piadsas no excedia de uns vez ala semans, Maria de Oignies scostimbraba a realizar somunionos espriaates, en la forme on gue un siglo ates habia recamencado Ansel: ‘mo de Laon: representirdose co la inaginacién un eliz y deseand beber la sangre de isin. * Tampoco se puede precisa en que consistia tal celebracida El torrente de ez dela civic se ba perdido en su original bajoalemaa y silo ba Heyade hasta noso- fros en Ia versién lating, libre, yen la redaceién an altoalemsén de Enrique de Nerdlingen “ contenido de esta obra son (as Revelacicnes de as que fue abjeto Gertrudis, Dividids en cinco libros, ‘series en un latin elegante, naa las coufidencias recibides de Dios deste 128, aung\ + no comenzd a pPonerlas por eserito haste el 2$ de mavao de 1289, Su redaccién concley’ 300, Le. ibeos 11, 1V'y Y los diet6 Garris Gebido a la enfermedad que le ocasionaria la muerte, y el [, que coatiene algunas 29 J. CaBLos VIZUETE MENDOZA pietaris. La espiritualidad de Gertrudis, llamade “Ja Grande”, como la de la primera Matilde, es eminentemente litirgica y se nutre de los te

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