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174 PEDAGOGIA DEL ABURRIDO. cualquier cosa que se ponga frente a un nifio tiene que educarl ~Pporguie si no lo educa, lo malogra-. ¥ de esta idea es muy deshacerse. Capitulo 12 LOS CHICOS-USUARIOS EN LA ERA DE LA INFORMACION’ Cristina Corea El esfuerzo es un componente que estuvo presente en nuestra tradici6n pedagdgica. Los que fuimos educados en las institucio- nes pedagégicas haciamos el esfuerzo, desarrollabamos una tole- rancia entrenada en la espera de la obtencién de resultados. Esa es nuestra experiencia, no es la experiencia de los chicos contem- pordneos. Actualmente estos chicos se preguntan, nos preguntan: ";c6mo voy a leer tin texto que no entiendo de entrada?”, y noso- tros les decimos, nos decimos, que no és posible entender un tex- to de entrada. Pero esta observacién carece de sentido para la subjetividad de un chico contemporineo, eso no tiene sentido para unos chicos que le piden al texto escrito la misma conexion directa que a otros soportes, como Internet o la televisién. El dis- curso pedagdgico del esfuerzo nos exigia poder sostener algo mis all4 de que nos conectemos, nos enganchemos, nos divirta- mos. ¥ uno aceptaba hacer el esfuerzo por el resultado. Pero hoy ese esquema esid agotado. Ante la frustraci6n por no poder ensefiar, ante el hecho de He- gar a una institucidn educativa con una expectativa y que esa ex- pectativa siempre sea defraudada, nuestra preocupacién se fue desplazando de qué se ensefia a por qué no se puede enseitar. Ahora bien, la caida de nuestras expectativas no s6lo ocurria en el cole- * Bt trahajo resulta del seminario “Desfondamiento de las Insttuciones Feu ‘ativac" que coordiné Cristina Corea durante ol aio 2003 en of Estudio LWZ. 176 PEDAGOGIA DEL ABURRIDO gio secundario y en la universidad, sino también en el posgrado. Fue justamente en un posgrado donde percibimos que estabamos en otto tipo de situacion: no se trata de la destitucién de una sub- jetividad sino que esa subjetividad nunca se habia destituido. ‘Que los posgrados no instituyen la subjetividad pedagogica que les es pertinente es algo que vefamos en las experiencias de ase- soramiento a estudiantes de posgrado que querfan iniciar, conti- rnuar o finalizar su tesis. Generalmente, estos prototesisias no dis~ tinguen una tesis de una hipétesis, tienen serias dificultades para escribir 0 argumentar... Ahora, cuando acompafabamos a estos estudiantes también vefamos que en el posgrado no se pensaba con qué practicas producir la subjetividad del tesista. En definiti- ‘va,no se producia la figura del tesista porque se la suponia dada, Asi, el problema se sittia claramente en relacién con la alteracion de un tipo subjetive: el alumno, Al no haber subjetividad del que aprende, los chicos inventan ‘sus propias estrategias para aprender. Un chico que cursé dlge- bra en el Ciclo Basico Comiin de la Universidad de Buenos Aires contaba cual fue su estrategia para aprobar esa materia. Decfa: “yo me puse en Ja cabeza la mentalidad Rambo; cursaba en mi comisién, después me quedaba a cursar en la comisién siguiente yy luego me iba a tomar unas clases de apoyo en otra sede”. Lo in- teresante alli es la aparicién de una figura y et hecho de que esa figura haya podido representar una experiencia, una subjeti- vidad: ésa fue, para él, la subjetividad pertinente para aprender Algebra. Cuando pensamos en el desfondamiento de las institu- ciones educativas, estamos pensando en el agotamiento de la ca- pacidad de las instituciones para producir la subjetividad del que aprende y del que ensefia. Este fondo de ideas es el que nos permitié avanzar en Pedago- ‘gin del aburrido, en 1a investigaciGn orientada a indagar la relacion de los chicos con la televisién. O mas precisamente, con la infor- macion. 0 Durante los primeros momentos de la investigacién, busca- ‘mos generar estrategias de intervencién para ensenar al alumno LOS CHICOS-USUARIOSEN LA ERA DELA INFORMACION 7 aburtido. Si bien lo haciamos a través de dispositivos nuevos y no de un modo directo -por ejemplo, cambiando la bibliografia-, Jo que buscabamos era intervenir en la situacién pedagégica. Pe- ro la experiencia de la investigaci6n cambid cuando comenzamos a pensar la relacién de los chicos con la informacién. Entonces, la investigacién ya no estuvo orientada a disefiar estrategias de in- tervencion en el dispositivo pedagégico sino a pensar los modos subjetivos de habitar situaciones de dispersién, En rigor; la tarea ya no era pensar una herramienta para intervenir en una situa- ‘ién que diagnosticébamos como desacoplada o sintomitica sino pensar qué operaciones configuran los fragmentos de informa- cién dispersos que permiten habitar una situacién. Cuando la estrategia de investigacion dej6 de centrarse en 1a in tervencién pedagégica results necesario pensar la subjetividad del que interviene, del que lleva adelante la intervencién, cel que dise- fia las estrategias, porque ya no es una figura instituida, dada y pensada. La figura del obseryador quedaba destituida cuando em- ezamos a trabajar con la idea de habitar; tuvimos que pensar entonces nuestra subjetividad como investigadores que se constitu yen en la experiencia de investigar. Entonces, para pensar la rel

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