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snide joranient aiwrdeynestert hol devnnidtatl camymenato ental so suv neiqiooque ace sya yinaestvs 0 siz ynovideril fo tockatafoilir pus ie rO% pattie ompnendorcaan ne este acto aeircustancia fe daa era yoru de allarse por prin arora sin que fle tuners todos sus ios vhajo losauspicios de cana le ‘esta decnnternanes trizanta en Caras is yen todos los suo stannon erane ie eveomnun Viprogranne vinihlesquue estanse conazones ri programa esta recess le la epocar presente «codigo constitucional que on los principio de buen gobiern0. de hvertaul dle cvitizacion Lf sn todaslas aber enelango catiloge de las cestaprineipalmente enilos preceptor de pacabode jwanesta tambien Comienza el proceso Las palabras que terminis de leer formaron parte del discurso de Bartolomé Mitre ante el Congreso Na- ‘ional el 12 de octubre de 1862, momentos después de asumir como presidente de la Republica Argentina. Sus palabras, elocuentes y solemnes, buscaban dar cuenta Gel momento singular por el que atravesaba el pais, Por feso hacia hincapié en el hecho de que ese dia todas las provincias estaban reunidas para construir una nueva experiencia conjunta de gobierno. Como ya leiste, la unidad nacional se habla alcan- zado gracias al empleo de la fuerza. En su discurso, sin einbargo, el famante presidente opts por ponderar los euerdos logrados y la idea de que con su presidencia comenzaba una era sostenida por una ley comin —la Constitucién Nacional-, la gobernabilidad, la libertad ylacivilizacion. "A pesar de laprédica ce Mitr el da desu asuncién, los aos siguientes pusieron en entredicho la idea de que con la unidad nacional comenzaba una época de pros- immo 48 ‘0 conflictos politicos De el consenso en tor00 Estado nacional to Jvieron a dirimirse me peridad sin divisiones internas hecho, en diversas ocasiones, papel que le cabia al flamante né precario y las diferencias vol diante las armas. A lo largo de este capitulo eerissob® esta singular época hist6rica, que comenz6 CO” lapre- sidencia de Mitre, en 1862, y se cerré con la de Nicolls Avellaneda, en 1880. En esta época —rica en conflictos, pero ti Procesos y construcciones— se sentaron as bases que irfan definiendo el rol del Estado y las caracteristicas de la nacién en nuestro pais. Durante aquellos a8°% las autoridades nacionales presididas por Mit : mento y Avellaneda, sucesivamente, fueron 2P5 expandirsu control sobre las provincia, vence* POSS nesintemas y enfrentar confictosextemos. Por My hos autores considran este period come Ia etapa formacign del Estado argentino, ys eee nicionadas, como las presidencias fundado" ambien e? S.A riba suai 11.723 La presidencia de Mitre. Cuando Bartolomé Mitre pronuncié su primer dis- curso como presidente, hacia ya dos aos que tenia un rol predominante en la politica argentina, En efecto, tras a derrota de la Confederacién en la batalla de Pa- +n, a mayor parte de las provincias debieron delegar algunas de us facultades en quien era, en ese entonces, gobernador de Buenos Ares. Entre lls, estabala con- Vocatoria al Congreso Nacional y el llamado a eleccio- nes presidenciales. Fstas responsabilidades le dieron a Mitre una base de privilgio para llegar ala presidencia ya que diferencia de otros lideres porteios, habia toy) con gran parte de los goberna- ambién, porque en ese escena- rio politico su figura comenzé6 a epresentar la posibilidad de poner en marcha un programa politico de alcance na- ional, Este programa significaba emprender la compleja tarea de organizar el pas, sentando las bases del Estado central, es decir, de un poder central encamado en inst- tuciones y practicas, cuyo peso y dominio fueran mayo- res que los de los intereses regionales. Formalmente, los Documento 1 representantes al Congreso aceptaron este programa, Pero sus adhesiones no habian ddevenido de una situacién meditada y pacifica. En efecto, varias provincias federales habian sido intervenidas por tropas pores después de Pav6n, Los gobernadores de Cérdoba, San Luis, Mendoza, San Juan y La Rioja habian sido destituidos y se designaron nuevos mandatarios pro- clives al programa que encabezaba Buenos Aires. ‘Acomienzos de la década de 1860, Bartolomé Mitre sabia que contar con gobernadores aliados en las pro- vincias no era una garantia total para evitar conflictos. Por esta razén, mantenia en el interior del pais diversos contingents militares, capaces de enfrentar a los rebel des politicos. Sin embargo esta no erala nica estrategia puesta en prictia: también estaba dispuesto a legar 2 Jcuerdos con algunos lideres federales, al entender que xin no estaba en condiciones de vencerlos militarmente, Las tropas mitrstas podian ser numerosas y estar bien organizadas, pero lade los caudllosfederales -aunque con menos hombres ¥ a veces menos armamento~ tam- bign llevaban adelante un sistema de lucha efectivo, Ellos atacaban de sorpresa, y quienes formaban parte de esas tropes, lamadas montoneras, eran expertos conocedo- res de a geografa de la regién en la que se desenvolvian. gobernadores que enviaron Excelentisimo sefior general D. Bartolomé Mitre: MMi querido Coronet: Tiéndole desde aqu la mano del amigo a dado un General: podemos dormir tranquilos esto diez aos [1 Necesito ira las provincias. Usted sabe mi doctrina, Los candid mano, Un precursor necesita que digan: Yo s6lo vengo a prepara ‘qué no me da el mando de uno después de tanta verguenza? 'No trate de economizar san 2a pas La sangre es lo cnico que tienen de seres humans. Enla época grandiosa que atravesamos, yo no me quedaré mat ‘aun empleo, ni periodsta. Me debo algo mas... Deme los afi No deje cicatrzar la herida de Pavan. Urquiza debe desaparecer Insisto en recomendarle mis solic proscript. Puedo en las provincias, y deseo ser brdene. Sime falta, me falta mucho, pero no todo. Me queda 2 { regando con su sudo el pequetio suco que abe els Sucesos el heraldo autora La opinién de Sarmiento sobre los lideres federales Buenos Aires, septiembre 20 de 1861 te los regimientos de linea, que ha quedado vacante, gre de gauchos. Este e5 un abono que es preciso hacer atl itadesy pedidos Estoy 2 vijoy necesito hace algo Soy sanjuanino, y quiero no estar po siempre quella voluntad que viene hace 30 alos tropezando con lasdificultades jue dice: jbient Nos ha aos se hacen de ate eel cami’ [FOr ‘a montonera, auarel de Carlos H.Pellerii esto de escuela, pegado les sanjuaninosyycordobeses, y yo levaré la cruzada a los Andes, de la escena,cueste lo que cueste(.. ado de Buenos Aies. Contando con su apoyo, espero lo que usted 1 ‘su amigo, Domingo Faustino Sarmiento” 4. ¢Cules te parece que son los argumentos ‘de Sarmiento para llevar adelante un combate contra los federales del Interior? 49, acho santos del ChaCr ._.. federales tos tevantamientt ec con ls Her a ‘ Como actuar Acad. Como leis en i pe ao compicad CONT ara qu deat ; ahorrar - que formaban strategi® amente, ntuvo una embargo, a rales. Si nmediat: fa que prevalecis gobierno nacido de P ¢ en el Interior oo romper los acue eado un nuevo, ]atg0 Y ra esfamado Ia posibir zat a organizar fas avon ma cia militar Mitre decidié a combate abiert bien podian haber signi! enfrentamiento civil, que bub lidad de realizar elecciones y coment bases de un nuevo estado. Por estas razones, en 1862, resound otra ver deicada en Cert TEIONSS del gar aun acuerdo con Vicente *Chacho” Pefialoza. Este caudillo habia iniciado un movimiento contra os liberales, que se extendié por ha ja, una parte de Cérdoba y el norte nis. Mediante un acuerdo llamado gobierno reconocié al Cha- cho con el rango de general, mientras que Pefialoza se hacia responsable de la obediencia de los federales de a Rioja y de sus zonas de influencia al sando la situacién po~ Iitie Interior, Mitre decidié lle provincia de La Ri de San Juan y San Tratado de la Banderita, el la provincia de Li nuevo gobierno nacional (doc. 2). Sin embargo, el acuerdo no pudo mantenerse por mucho tiempo. Los nuevos gobiernos liberales de Cér- doba, San Luis y San Juan (este tltimo a cargo de Sar- miento) dieron orden de ejecutar a algunos de los fed rales que habian participado de la rebelién del Chache £1 Chacho Pefialozaysus hombres, mw 50 puesta, algunos caudillos Menores |, * sigjanos, expediciones par. juienes habian sido asesinados Ante estos iat Rf Pe iberales acusaon * Pefialoza de complicigy no obstante, carecen de fundame, ty fad, e1 caudillo riojano intents ait hy sucedio fue que alguna ar Io Como Fe desde los Llano: acusacioness en reali uerdo. Lo que ron por su cuenta. quer fir el act federales actua ander esta situacion es necess para comprender esta SY \ecesario Para comp j vamado federal, CON SUS Montonera a un esquema jerarquico lineal. Las snipe miradas histor jograficas entendian que las montoney, estaban formadas Po" hombres de campo analy y barbaros que ers movilizados por un tinico lier este caso, el Chacho Penaloza. E] mapa de relaciones politcas y militares, sin ‘embargo, era mucho mis com, plejo: estaba formado Por densas redes de acuerdosy jerarquias entre diferentes hombres que respondian svemos lideres federales, que; 4 8u ver actuaban on distintos grados de autonomia. "A comienzos de 1863, el Chacho dio por facasdod! ‘Tratado de la Banderita, al ver que los gobiernos ibe tes de as provincias vecinas, especialmente San Juan lo abjan vielado reiteradamente, Su posicion era compl cada; habfa tomado conciencia de los limites que elme vo orden le imponia a su capacidad para proteger 28% seguidores y aliados, poniendo en riesgo, de este modo, su base politica. Esta situacién lo Ilevé a rebelars Pt segunda ver, contra el gobierno nacional. Pero sues sién no conté con el acompafiamiento de los jerfes ede eats provincias més importantes: temiendo a a guerra civil, ni el federalism ss hombres del general Urquiza lo apoy="°” jefes cor que el ent implicab © Somitane 5A Pi eto ey 1.723 pese al aislamiento politico de Pefaloza, su cam- pata result ser un serio escollo para los iberales. No F tate, us éxitos militares tuvieron corta duracién y Insfaerzas de la nacién lograron vencerlo en las afueras delaciudad de Cordoba. Acorralado y con pocos hom. tyes, el Chacho se refugié en la provincia de La Rioja. [Allipudo reunir a més de 2.000 hombres, pero, en lugar de retomar los ataques, buscé una salida negociada. Sin embargo, el gobierno nacional, convencido de que Ja tinica manera cle asegurar la obediencia politica en La Rioja dependia de la total derrota militar del caudillo, ya «0 {a historiografia argentina os, el tema de los causllls dividié aguas en- es. Asf, mientras algunos los criticaron sin re- patos, oros inientaron justiticar sus acciones. Generalmente, los historiadores liberales los definieron ‘como hombres poco instruidos y violentos, quienes con sus ac cones pretendieron impedir la organizacién nacional, es decir, laformacion de un gobierno nacional regido por la Constitucién, ‘Sin cuestionar los juicios vertidos por Ios liberales del siglo xx, ‘estos historiadores representaron a Pefialaza, por ejemplo, con las mismas palabras que emple6 Sarmiento, quien lo defini6 como “un salvaje” cuyo fin era el de mantener a la nacion en “ta barbarie” Por el contrario, otros historiadores tomaron una posicion distinta, entendiendo que caudillos como el Chacho eran los fieles representantes del pueblo y que la guerra del gobierno | nacional contra el federalism del Interior tuvo como objetivo el ‘exterminio de esos “patriotas” y de sus hombres. Documento 2 Carta a Bartolomé Mitre Durante d tee los historia das las promesas hechas a esta después dela gueraexterminadora por la que a pasado el pals, han esperado os pueblos argentnos una noe eas erogteso [Muy lejos de ver cumplias 5S promesas, han tenido que tocar el mas ‘Inorg desengano, ol ver la conduct abitraria de sus gbernants, aver despedazadas sus lyesyatropeladas sar rpicdadsygarantas para ss propias vidas. Los goberadores de estos pueblos convetdos en otros tantos verdooe de os rennin, cya suet les ha sido contiaga,atropelian ls propiedades de los vecnes,desteran {ymandan a matar sn forma de juicio a cudadanosrespetables, Teter aa arcar siguierasucondueta como partiarios de esta causa. Yo mismo, ue he esperado ver realza- “inci alas demas, segin tratado celebrado conmigo, he sufi hasta el presente la mas tenaz sin ms crimen que haber pertenecido al partido hstiizacion por parte de los gobiernoscrcunvecnos, ya mando y mandando ejecutar alos hombres que me han acompafado, 2 pesar dela garantia que por ese mismo tatado tena, yarequiriéndome, tales o cuales indviduos que estaban ails ami ado. [mil veces se ha levantado mi vozyelevadosoplicas al gobierno nacional pidiendo justcia yjusticia[.) Es por esto, seftor presidente, que los pueblos cansados de una dominacién despotica y ar propuesto hacerse justi, ys hombres, todos, no teniendo mas ya que perder que laexstencia, quieren sacri Feattannds bien en el campo de batalla] Esas misma razones ye verme rodeado de miles de argentinos que ine piden [que] ex el cumplimiento de esas promesas, me han hecho ponermealfente de mis compaferosy he cenido nuevamente la espada, que habla colgado después de los tratados con los agentes de VE no estaba dispuesto a llegar a un acuerdo con ély el gobier- no dio la orden a los jefes de las tropas liberales de perse- guira Pefaloza ya sushombres, Una nueva victoria militar para las fuerzas del gobierno nacional en San Juan puso en evidencia que el Chacho estaba debilitado. Poco tiempo después fue tomado prisionero en el pueblo de Olta , en Jos Llanos tiojanos, El 12.de noviembre de 1863, el coman- dante Pedro Trazdbal dio la orden de matarlo ya modo de castigo ejemplar su cuerpo fue desmembrado y decapita- do, Luego de ocho meses de guerra, larebelion federal ha- bia sido finalmente dominada. Fn ambos casos, la narrativa historica formaba parte de discursos morales y legitimadores de las acciones de diversos hombres en el pasado. En la actualidad, la historiografia ya no busca justficar sino ‘comprender, evitando sancionar moralmente a unos y a otros ¥ procurando reconstruir los sigificados y las razones que hicie- ron del caudilismo una de las formas de liderazgo politico mas relevantes del pasado argentino. En tal direccién, nuevas invest- ‘gaciones han puesto de manifiesto que las tramas que envolvie- | ron a los caudillos fueron complejasy que, a diferencia de lo que se suponia anteriormente, la idea de formar parte de un proyecto politico de consolidacion de la nueva nacion y de la Constitucion {uvieron un peso relevante en sus practicas, reclamos ydiscursos. De hecho, se ha demostrado que, en diversas ocasiones, los argu- mentos pblicos de los cueillos para rebelarse contra el gobier- no nacional fueron los de reclamar el cumplimiento de la Carta Magna y los derechos que en ella se habian consagrado. aria, se han Angel Vicente Pefaloza (1863). 51 Presencia militar e intervenciones roe Para los liberales, la muerte del a ae a representaba el fin de los conflictos x i el sari politica de Interior al gobiemo nacional. i. eee Ja paz impuesta resulté ser precaria, ‘Tan solo ne despues, en Cordoba, estallé una revolucibn . ieee de gobemnador Mateo Luque. Todo parecis volver a e cauce ripidamente, luego de la represidn de las fuerzé hacionales, pero, poco tiempo después, nuevos frentes de conflicto se presentaron. En 1866, Mendoza y Ca- tamarca se rebelaron tambien en contra de quienes de- tentaban el gobierno provincial; en 1867 los conilictos volvieron a presentarse en Cordoba, La Rioja y Saas Fe, yen 1868 en Corrientes. El gobierno nacional opté or acallar los levantamientos mediante el empleo de la fuerza y con la decisién de intervenirlas provincia. Pero para poder llevar adelante este tipo de accio- nes, el gobierno central debia poder contar con una San capacidad de dominio sobre las provincias, Entre otras cosas, entonces, debia disponer de hombres dis-

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