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Seccién Fundamentos de la Terapia Familiar Modelos y escuelas de terapia fami- liar. Mapa histérico de referencia 1. Fernando Rosselot Risopatrén*, Dr. Eduardo Carrasco Bertrand* Introduecién HE A pesar de Ia intencién puramente diddetica de este articulo, nos parece inevitable partir con algunas consideraciones epistemolégicas. La idea de hacer un mapa de los Modelos y Escuelas de Terapia Familiar vacila frente a las dudas sobre la nocién misma ‘de mapa y sobre la validez de ordenar en el pre- sente coniceptos que surgieron enl pasado des- de contextos espectficos. Si el observador es parte de lo observado (0, dicho de otro modo, el sujeto es el mapa) y la objetividad hay que dejarla entre paréntesis, cualquier empresa de este tipo produce una sensaciGn de riesgo. ‘Sin embargo, asf como al enseflar hace- ‘mos distinciones que no pueden dejar de tener implicancias valorativas, no hay modo de elu- dir el peligro propio de las miltiples opciones ue se realizan durante un empeto clasificato- rio y descriptive como éste, No es posible disi- mular las preferencias. Tal como escribe ‘Maaturana, “somos responsables en e! momen- to en que en nuestra reflexién nos damos cuen- tade si queremos o no queremos las consecuen- cias de nuestras acciones”. Esta es pues una visién panormica del pensamiento y la pricti- ca sistémica desde nuestra perspectiva actual y specifica, desarrollada como resultado de una + Instituto Chileno de Terapia Famitiar necesidad de la actividad docente del ICHTF, con el anhelo de enseiar una manera de pensar ierta, exible, erica y personal. Esta es la consecuencia que queremos. ‘Asumida nuestra subjetividad en esta ta- rea, aparece otro problema: la idea es mostrar una visién de los “Modelos y Escuelas”, Re- sulta que aqui hey referencia a dos elementos “disjuntos” pero inseparables; estamos hacien- do distinciones sobre ideas, teorfas y también sobre grupos humanos. Una teor‘a no tiene una ‘existencia auténoma; es generada y sustentada ppor individuos y por grupos de individuos, y por lo tanto, las coherencias que muestran, a menudo tienen que ver con la historia y con dinamicas interpersonales. Esto se aplica no s6lo al origen de los conceptos que aqut se esquematizarén, sino también al lector al cual nos dirigimos. No elegimos modelos de pensa- ‘miento en una vitrina; mas bien, dentro del per- manente flujo del pensar lo que hacemos, y participes en una red de vinculos y didlogos, formamos nuestros “habitos” en la forma de hacer distinciones y de pensar lo que hacemos. Creemos que lo central es “Ia persona del tera- peuta” y su capacidad para establecer un vin- culo terapéutico. Y el articulo esta destinado a personas que, entre otras areas, se preparan para asumir el rol de terapeutas. ‘LY qué lugar tienen entonces las teorias? {Por qué ensefiarlas? ;Por qué pensarias?. Tam- bign es posible preguntarse ces posible no pen- satlas? El dislogo terapéutico es también un en- cuentro y un entrecruzamiento de teorias. Las posibilidades que tiene son, pareciera, infini- tas, ,Cémo hacerse parte de ese didlogo sin per- derse en las certidumbres que se manifiestan ‘cuando la relacién se da en un tel6n de fondo mpregnado por el sufrimiento, la sensacién de impotencia y la sensaci6n de que “las cosas son asf"?. Quizds una de las mayores dificultades que se enfrenta en el rol terapéutico es precisa- ‘mente esa: La tentaci6n de responder con cer- tezas a las certezas y la confusién que asi se genera. ‘Vale la pena citar aqui a Whitaker, cuando afirma que “ una teorfa ¢s un esfuerzo por ha- cer razonable lo irrazonable”, y agrega més adelante: “Mi teorfaes que todas las teorfas son ‘malas, salvo para los juegos que juega el prin- cipiante, hasta que reune el coraje para aban- ddonar las teorias y simplemente vivir, pues du- rante muchas generaciones se ha sabido que ‘cualquier adiccién y cualquier adoctrinamiento tiende a constrefr y a estrefir”. Hay en este pérrafo varias luces que apro- vvechat. El énfasis en la persona como origen y fin de toda terapia (“simplemente vivir”), ya lo hemos sefialado. También compartimos amplia~ mente la idea de que el adoctrinamiento siem- pre limita, Pero todo el enunciado es una para- doja: “Tengo la teoria...”. No hay modo de im- pedir que pensemos y busquemos explicacio- nes y por lo tanto construyamos teorias. El ries- go de que se transformen en “prisiones ‘cognitivas”, 0 peor atin, en motivo para apri- sionar a otros, esté siempre a la vuelta de la ‘esquina. Algunos las elaboran, las sistematizan yy las comparten, y eso nos permite alimentar- ros de ellas. Lo que nos importa aqui es que al transmitirlas no se presenten como si fuesen vverdades alternativas més 0 menos contradic~ torias o compatibles, de las cuales hay que “ele sir” una o dos para usarlas en el momento opor- ‘uno. De pie sobre esta paradojaempezamos esta, revisién de los modelos y teorias, afirmando, por dltimo, que nos parece bueno que el tera- peuta en alguna medida se sienta siempre un principiante: es una sensacién que facilita el “simplemente vivir”. EI mapa que presentarnos es un mapa a agvan escala, pretende mostrar el transcurso de '50 afios del campo de la psicoterapia de fami- lia, por lo tanto privilegiamos la extensién so- bre la profundidad. La idea es entregar una guia de referencia que permita situar algunos con- cceptos o personas en el contexto general de la ‘Terapia Familiar, del modo en que uno extien- cde un mapa para ubicar una ciudad o planificar ‘un viaje. Enfatizamos los conceptosclinicos por sobre los epistemol6gicos, os que tocamos s6lo tangencialmente, Dentro de lo clinica, nos i teresa destacar la variedad de posturas terapéu- ticas de los protagonistas de esta historia, sefia- lando los contextos desde los que se han movi- do. Dada la extensin del articulo, lo entrega- remos en dos partes. La primera abarcando des- de el contexto de ideas en que surge la Terapia Familiar, hasta la que hemos llamado Primera ‘Generacién de escuclas de terapia familiar, que incluye los modelos transgeneracionales, experiencial, estratégico y estructural. La se- ‘gunda abarcard desde los modelos de Milan y Roma, que hemos tamado Segunda Genera- cin, hasta las tendencias actuales que inclu- yen los modelos constructivistas, feminists, terapias breves,terapias dered, psicoeducacién y el modelo de Elkaim. HISTORIA DE LA TERAPIA FAMI- LIAR La Terapia Familiar surge de la diversidad ‘y se mantiene en la diversidad; es desarrollada [Por un grupo heterogéneo de investigadores que tabajaban en contextos diferentes y con pro- P6sitos diversos. Aunque existen algunos prin- ‘cipios unificadores, la historia de la Terapia ‘Familiar ha estado més marcada por la varie- dad que por la unidad. Tal como la ‘epistemologia sistémica se gesta por la con- fluencia de ideas isomérficas provenientes de distintas ramas del conocimiento, la génesis de Ja Terapia Familiar como orientacién clinica ‘también surge como la cristalizaci6n de una serie de disciplines que intentaban comprender ‘el funcionamiento humano desde una perspec- tiva que enfatizaba lo relacional einteraccional sobre la psicologia individual. INFLUENCIA DEL TRABAJO. SOCIAL Tal vez las primeras conceptualizaciones del funcionamiento familiar surgen del aporte de los Trabajadores Sociales, quienes desde los comienzos de su disciplina se han preocu- ‘pado dela familia como la unidad social en que focalizan sus intervenciones. Ademds de ocu- parse de satisfacer las necesidades basicas de las personas pobres y marginadas, intentaban aliviar el sufrimiento emocional de las fami- lias. A través de las visitas a domicilio, trasp: saron la barrera médico-paciente y se contactaron direc:amente con las familias en su habitat natural y con la complejidad de las re- des relacionales. En su texto de 1917 de Diagnéstico So- cial, Mary Richmond sugiere el tratamiento de familias completas y previene acerca de los riesgos de aislar las familias de su contexto na- tural, Ella desarrollael concepto de “Cohesién liar”, indicando que el grado de vincula- cin emocional entre los miembros de una es un determinante critico de las capaci dades de ésta para sobrevivir. También recono- ci6 que las familias no eran” todos” aislados, sino que existen en un particular contexto 50- cial que las influencia interactivamente y que a 1a vez es influenciado por ellas. Su aproxima- cidn a la préctica consideraba intervenciones en distintos niveles, desde el individual al cul- tural, Grandes protagonistas de la historia de la ‘Terapia Familiar han sido Asistentes Sociales, como Virginia Satir, Peggy Papp, Lynn Hoffman, Harry Aponte, Betty Carter, Braulio Montalvo y Ménica McGoldrick por nombrar s6lo a algunos. INFLUENCIA DE TEORIAS DE GRUPOS PEQUENOS tra fuente inspiradora en los orfgenes de Ja Terapia Familiar fueron los estudios del fun- ‘cionamiento de grupos pequeiios. Varios grupos de investigaci6n se dedicaron a la comprensisn de las dinémicas que se daban en grupos de des- ‘conocidos, desarrollando una serie de concep- tos y técnicas de tratamiento que siguen apor- tando a la préctica de la Terapia Familiar. Algu- nos terapeutas comenzaron a atender familias con lametodologia de trabajo con grupos pequetios; luego descubrieron que algunas diferencias sig- nificativaslimitaban la transferencia de técnicas de una situacién a la otra. Algunos aportes de ‘esta linea fueron los siguientes: Kurt Lewin en la década de los 40 desa- rrollé la metodologfa de los grupos T y el mo- vvimiento de Grupos de Encuentro. La teoria sde campos de Lewin describia las interaccio- nes orgénicas entre los individuos y el medio. ‘Basado en las ideas guestéticas, enfatizaba la linterdependencia en las relaciones de la parte ‘con el todo. Desarroll6 la nocién de que un ‘grupo constituye un “Todo” psicol6gicamente ‘coherente, més que una mera colecci6n de in- sdividuos. Lewin sefialé que las discusiones gri- pales son superiores ala instrucciGn individual para cambiar ideas y conducta social. Refiere ‘que el cambio en un grupo requiere de un “Descongelamiento” y luego un “‘Recongelamiento”. Primero algo debe per- turbar y descolocar las creencias y comporta- mientos habituales del grupo, Sin esto no se esté preparado para aceptar el cambio, Estaidea coincide con la intencién de los primeros tera- peutas familiares de “sacudir” la homeostasis familiar, produciendo un “ruido significative”, ‘dea que se mantuvo por décadas. Wilfred Bion enfatiza el funcionamiento del grupo como un todo. Deseribe que los gru- pos asumen tres patrones bésicos de funciona- miento: lucha y fuga, dependencia y paridad. En los grupos de lucha y fuga, los miembros estén tan preocupados de los conflictos inter- ‘personales que se ocupan en pelearlos 0 evitar- Jos mas queen resolver problemas. En los gru- pos dependientes es prioritario mantener una relacién de dependencia con el lider por sobre ‘el contenido de las discusiones del grupo 0 el ‘cumplimiento de los objetivos de éste. En los ‘grupos de paridad, los miembrosestén mas in- teresados en estar unos con otros que en traba- jar por los objetivos grupales. Estos patrones pueden ser obviamente extrapolaos al funcio- ‘namiento de las familias y de los sistemas tera- péuticos. ‘Warren Bennis discipulo de Lewin pos- tula que el problema central de los grupos se relaciona con dependencia / independencia, desde antes qu aparecieran los postulados de Minuchin en relaciGn aenmarafiamiento//dis- ‘gregacién. Ladistinci6n proceso /contenido cen dindmicas grupales ha tenido también gran impacto en el tratamiento de familias. Terapias de grupo psicoanaliticas: ‘Conceptualizan el grupo como una recreacién de la familia, con los terapeutas como objetos de transferencia y los otros miembros como fi- guras proyectivas. Los grupos psicoanaliticos son disefiados en forma inestructurada, para per- mitir la emergencia de conflictos inconscientes latentes y revivir problemas del grupo familiar original. Se considera que las motivaciones bésicas de los miembros son los equilibrios di- némicos entre amor-odio, dolor-placer y el con- trol superyoico sobre los impulsos primitivos. Enfatizan el desarrollo y crecimiento de los in- dividuos més que el del grupo como un todo. Terapias de grupo experienciales- existenciales: L. Biswanger, Medard Boss, Rollo May, Carl Rogers, Carl Whitaker y ‘Thomas Malone enfatizan cl involucramiento personal profuindo con los pacientes, oponién- dose a la diseccién de personas como objetos. En lugar de la transferencia, destacan los as- pectos reales de la relacién terapéutica, conce- bbida como un encuentro yo-tu auténtico. E|Psicodrama de J. L. Moreno ¢s un mo- elo en el que los pacientes deben escenificar sus conflictos en lugar de hablar de ellos. Se realiza una dramatizacién de las vidas de los participantes usando técnicas para estimular la expresién emocional y clarificar conflictos. ‘Técnicas de dramatizacién, role playing, escul- turas y coreografias son herramientas prove- nientes del psicodrama que se utilizan extensa- ‘mente en Terapia Familiar. —67-

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